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"El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
ami me pasaba lo mismo con el word cuando escribia mi novela, pero luego calculaba bien, por ejemplo 1pag. y media de word era vastante en el otro foro
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
peeeroooooooo..,. aaaiii estabien esperare hasta mñn
jejeje si no le avisan a nick.. _____ se vaa aaaaaa iiirrr
jejeje si no le avisan a nick.. _____ se vaa aaaaaa iiirrr
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
pero sabes lo que también influye el tamaño de letra quen utilizes porque cuanto más grande la letra más espacio ocupa :)
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Siguela ya :( por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor... SI?
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Chicas sospecho q Florencia L.O kiere q suba la parte del kap q falta y no lo digo por sus komentarios eeeee :P solo es intuicion mia XD jajaja bueno flo... puedo decirte flo?? :P subire lo q falta xq komo tu misma dijiste ya es mañana en tu pais (por cierto de q pais eres?) asi q en un momento subo el kap ;)
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
florencia aki esta tu kap ;) espero q lo disfrutes :D
Ya no había nada que le impidiese irse. Ella, desde luego, tendría el detalle de dejarle una nota. Se lo explicaría todo, que al fin se había dado cuenta de que todo lo que él le había dicho era cierto y, por eso, su marcha era sencillamente inevitable. Incluso le ahorraría la molestia de prepararle el viaje. Al día siguiente se acercaría a Pemberheath para reservar un pasaje a América.
Por la mañana, ____ le pidió a Jones que le preparara un coche. Este no se mostró muy dispuesto, pero ella le explicó con paciencia que estaba convencida de que las reglas que gobernaban la conducta de una marquesa se aplicaban también a lo que la marquesa podía hacer, y que estaba igualmente convencida de que una marquesa podía ir a Pemberheath a por sales de baño si Io deseaba. Apretando los labios con fuerza, el mayordomo había dado media vuelta y había ido resuelto en busca de un lacayo al que darte la orden. Conteniendo la risa, ____ había subido a su cuarto a por un bolso y un sombrero adecuado. Ese mismo día se compraría el billete a América, esa noche le escribiría una nota al Diablo de Darfield para liberarlo, y a la mañana siguiente, o a la otra, se iría de Blessing Park para siempre.
Él sería inmensamente feliz.
Una vez en Pemberheath, ____ dio instrucciones al cochero y a los lacayos de que pasaran a recogerla en dos horas. Aunque volviera a casa deshonrada, no lo haría con las manos vacías. Paso la tarde, contenta, paseando entre las tiendecitas en busca de regalos. Compró un broche de lapislázuli para su tía, y una tetera de porcelana para Demi; a Dani, su prima aventurera, le compró una chaqueta de caza de mezclilla en una camisería.
Satisfecha con sus compras, se dirigió a una pequeña oficina al final de un callejón estrecho, adonde la habían enviado para que solicitase su pasaje a América. Al volver la esquina, estuvo a punto de chocarse con un hombre alto que salía por la puerta estrecha de una casa pequeña. Sobresaltada, se abrazó a sus compras para que no se le cayesen, luego levantó la vista, dispuesta a disculparse.
Las disculpas no llegaron a salir de su boca. ¡Era su primo Galen el que tenía delante!, más perplejo aún que ella. ____ dejó caer los paquetes que con tanto esmero había sujetado hacía apenas unos instantes y se arrojó al cuello de su prima
— ¡Galen! ¡No me habías dicho que ya estabas aquí! —gritó.
El joven la abrazó con fuerza pero brevemente, y en seguida la apartó de sí.
—Quería darte una sorpresa, pero ya me la has dado tú a mí. —Sonrió, miró de reojo a la calle principal y luego al callejón, en la dirección opuesta. —Ven, deja que te ayude con esas cosas —le dijo, y se agachó para recogerlas mientras ____ lo acribillaba a preguntas. Una vez se incorporó, Galen se detuvo a mirar a su resplandeciente prima, y una sonrisa lenta se dibujó en sus labios,
—Madre mía, pequeña, estás preciosa —dijo complacido al contemplarla por primera vez en muchos años. ____ rió y bajó tímida la mirada.
—Galen, en serio, estoy igual que la última vez que nos vimos.
— ¡Ni hablar! Eso fue hace cinco años largos y, aunque entonces ya empezaban a verse en ti rasgos de tu belleza natural... —Se interrumpió y levantó una mano para frotarse la mejilla con los nudillos. —Ni siquiera me habría imaginado lo verdaderamente arrebatadora que serías —concluyó en voz baja.
____, colorada como un tomate, lo miró a los ojos. Tampoco él estaba nada mal con aquellos rizos rubios oscuros y esos ojos vivos color castaño. Hacía muchos años, había provocado en ella un auténtico furor adolescente, como seguramente le seguía ocurriendo con otras damas ingenuas. Era tan alto como lo recordaba, con el rostro bronceado de años en alta mar, y su mirada aún mantenía su antigua chispa de picardía.
La invadió un torrente de recuerdos agradables que la hizo sonreír.
— ¡Cuánto agradezco que hayas venido! ¡No imaginas las ganas que tenía de verte!
Galen sonrió cariñoso.
—Yo también te he echado de menos, pequeña. ¿Tienes tiempo? Conozco un sitio donde podríamos tomar un té. Tenemos mucho de qué hablar.
— ¡Claro! Tengo muchas cosas que contarte —coincidió ____, y enfiló la calle principal.
— ¡Por ahí no! —le dijo Galen bruscamente. ____ miró por encima del hombro; su primo sonrió, cortado, y señaló el final del callejón. —Es aquí mismo, un garifo pequeño que estoy seguro de que te gustará —añadió, alejándose despacio de la calle principal hasta que ____ le dio alcance.
El lugar al que la llevó no era precisamente un salón de té, pero había una mesa desgastada y una mujer les trajo una tetera y unas galletas rancias. ____ sorbió su bebida mientras escuchaba atenta a Galen contarle sus múltiples aventuras desde que había dejado el Dancing Maiden.
Tantas que, de hecho, ____ se preguntó si aún cabía algo más en sus veinticinco años de vida. Le contó que había luchado en guerras extranjeras de las que ella jamás había oído hablar, que había capitaneado su propio barco y que éste, por desgracia, se había hundido en el cabo de Hornos. Luego había estado un tiempo como aprendiz en las oficinas de la Compañía de las Indias Orientales en Ámsterdam, tras lo cual había entrado a formar parte de una pequeña naviera independiente de Copenhague.
Mientras lo oía relatarle sus emocionantes anécdotas, le pareció que escuchaba a tía Nan leyéndole una de sus novelas de aventuras. Lo cierto era que no estaba del todo segura de que Galen no las hubiera sacado de alguno de esos libros, pero le daba igual. Su adorado primo había ido a verla, y, si quería adornar un poco sus relatos, a ella no le importaba en absoluto.
— ¿Y qué me cuentas tú? —inquirió Galen al fin, después de comerse una galleta y servirse otra taza de té. —La última vez que te vi, el capitán te iba a enviar a un colegio privado para chicas de Ginebra.
____ rió.
— ¡Madre mía, Ginebra, la de tiempo que hace de eso! Me avergüenza confesar que no aguanté más que un mes en aquel colegio, era demasiado mayor para aquello, creo; no soportaba a la directora, y ella no me soportaba a mí. La horrorizaba que hubiese estado navegando por ahí con un puñado de bribones, como los llamaba ella. En cualquier caso, poco después, la enfermedad de papá se agravó, y me mandó a vivir con tía Nan.
Galen se mostró compungido al oír hablar de la enfermedad de su tío.
—No sabes lo mucho que sentí la muerte del capitán. Ya sabes que él era como un padre para mí, pero nunca tuve ocasión de decirle lo mucho que lo quería. Estaba a punto de partir rumbo a las Indias cuando me enteré de la noticia —dijo triste.
—Pensé que te ibas para América —observó ____, recordando sus cartas.
Galen se sonrojó un poco.
—Bueno, y así fue en realidad. Primero fui a las Indias, luego a América. Tenía previsto hacer el recorrido completo e ir a ver a toda la familia en un solo viaje —le explicó con una sonrisa tranquilizadora. —Pero entonces me enteré de su muerte, y, al poco, quebró la compañía para la que trabajaba. Asombroso, de verdad. La creía una empresa solvente, pero, por lo visto, su situación era precaria. Se perdió un barco, y toda la empresa se hundió como un castillo de naipes.
— ¡Vaya! —exclamó ____, sin darse cuenta de que su primo había cambiado de tema completamente, — ¿Y qué hiciste entonces?
—Por suerte, tenía ahorrado algo de dinero, lo suficiente para subsistir algún tiempo; además, ya había planeado embarcarme en otro buque cuando me enteré de que estabas en Inglaterra. —Le dedicó una sonrisa conquistadora. —Tenía que venir a ver a mi primita —señaló y, cubriéndole la mano con la suya, se la apretó.
— ¡Ay, Galen, no deberías haber gastado tus ahorros para venir a verme.
—¿Y por qué diablos no? Te echaba muchísimo de menos, pequeña, y no sabía cuándo volvería a tener una ocasión así. La familia es demasiado importante para ignorarla, ¿no te parece? No te extrañes tanto..., ¡el mar puede esperar!
____ no era ajena a las dificultades de casi todos los hombres de mar para subsistir con su trabajo, y en seguida se preocupó. Galen le estaba quitando importancia en aquel momento. Siempre había sido muy despreocupado, demasiado propenso a eludir responsabilidades, pero el capitán Carrington se habría sentido orgulloso del hombre en el que se había convertido.
—¿Dispones de suficientes fondos, para mientras estés aquí, quiero decir? —le preguntó directamente.
Galen se encogió de hombros y miró la mesa desgastada, con el semblante ensombrecido por lo que ____ interpretó como remordimiento.
—¡No tienes, te lo veo claramente en la cara! —gritó alarmada.
Su primo sonrió tímidamente.
—No has de preocuparte por mí, pequeña. Tengo suficiente para subsistir. Te aseguro que no me voy a alojar en las posadas más caras, ni voy a alquilar un carruaje para impresionarte. —Rió.
____ negó con la cabeza y cogió su bolso.
—No tengo intención de ir en carruaje, Galen. ¡No voy a tolerar que duermas en algún granero! Vendrás a Blessing Park conmigo...
—No, no, de momento estoy perfectamente en Pemberheath. No pasa nada —le aseguró sin mucha convicción. —Además, por la mañana me voy unos días. Tengo negocios en Portsmouth. —Sin pensarlo, ____ metió la mano en el bolso y sacó el dinero que había apartado para su pasaje de vuelta. —Toma esto —dijo y, cuando su primo empezó a negar con la cabeza, le cogió la mano. —Por favor, Galen, ¡quiero que lo cojas! ¡Me sentiría mucho mejor sabiendo que duermes bajo techo!
El joven rió nervioso mientras cerraba la mano con el dinero que ella le ofrecía.
—No es tan malo como parece, pequeña. Lo consideraremos un préstamo. Y durante muy poco tiempo, te lo garantizo. Espero noticias importantes en breve que creo que cambiarán por completo mi situación.
—¿En serio? ¿De qué se trata?
Galen meneó la cabeza y sonrió enigmático.
—Te lo contaré todo a su debido tiempo. No me sorprendería que esas noticias tan importantes afecten también a mi primita. No obstante, entretanto, me encantaría pasar un tiempo contigo, si las circunstancias lo permiten.
Un tiempo. ____ estaba a punto de preguntar cómo podían afectarle a ella aquellas noticias suyas, pero de pronto vio el reloj al fondo de la sala. Llegaba más de un cuarto de hora tarde a su cita con el cochero.
—¡Oh! ¡Le he pedido al cochero que pasara a recogerme a las cuatro en punto! —exclamó y se dispuso a coger sus paquetes. —No querría que pensaran que me ha ocurrido algo.
A Galen pareció distraerlo un momento aquel comentario.
—No, no queremos que se preocupen —murmuro él y, cogiéndole las cosas de la mano, la acompañó afuera y la condujo a la calle principal.
—Entonces, has estado en América todo este tiempo, ¿verdad? —le preguntó Halen mientras iban por el callejón.
Ella asintió con la cabeza.
—Hasta hace poco más de un mes, cuando me vine aquí.
Llegaron al punto en que el callejón se cruzaba con la calle principal. Al final de ésta la esperaba el carruaje de los Darfield, y ____ agitó la mano hasta que la vio el cochero.
Por encima de la cabeza de ella. Galen estudió pensativo el ornamentado coche.
—¡Casi no hemos tenido tiempo de hablar de ti! Así que mi primita se va a casar con el marqués de Darfield. ¿Supongo que el feliz evento tendrá lugar esta próxima primavera? —preguntó mientras el carruaje se les aproximaba.
____ titubeó. No estaba preparada para decirle a Galen que su matrimonio había terminado nada más empezar, ni que iba a volver a América pronto. Aún no estaba del todo preparada para hacer frente a la humillación. Se volvió cuando el vehículo se detuvo y sonrió al cochero, ignorando alegremente la mirada recelosa que le dedicó a su primo. Uno de los lacayos bajó de su puesto en la parte trasera y, lanzándole una mirada claramente feroz a Galen, le cogió los paquetes de ____. Este se los entregó sin problemas, mirando divertido a ambos hombres.
—Llévate a estos dos a la iglesia cuando te cases, pequeña —bromeó en voz baja. —¡Estoy convencido de que nadie se te pondrá por en medio!
—En realidad, ya me he casado con el marqués —señaló ____ tan desenfadadamente como pudo.
Galen la miró perplejo.
—¿Que has hecho qué?
Desconcertada por su reacción, le preguntó:
—¿Qué pasa?
El cochero, a su lado, tardó más de lo normal en abrir la puerta del vehículo.
Galen se recupero de inmediato con una sonrisa de lo más en cantadora.
—Me has pillado por sorpresa. Pensé que habría un período de compromiso, eso es todo.
—Ha habido un período de compromiso... ¡de unos quince años! —____ rió nerviosa. —¡Te aseguro que ha sido todo muy correcto!
Su primo le sonrió.
—Me gustaría conocer a tu marqués, pequeña. Quizá podría ir a verlos dentro de un par de días. Aún tenemos tanto de que hablar. —Dio un paso hacia adelante, con los brazos extendidos. —¡Dale un abrazo a tu primo! —____ lo complació, abrazándolo con fuerza. Galen la besó en la mejilla, la soltó despacio y, guiñándole un ojo, retrocedió un paso cuando el lacayo se interpuso entre los dos para separarlos.
—Entonces, ¿vendrás a Blessing Park? ¿Muy pronto? —inquirió ____ mientras subía al coche con la ayuda del lacayo.
—Lo haré, en cuanto vuelva de Portsmouth —le aseguró al tiempo que el sirviente cerraba de golpe la puerta.
____ sonrió y le dijo adiós por la ventanilla del vehículo cuando éste se ponía en marcha, mirándolo hasta que se perdió en la lejanía. Sólo entonces se preguntó cómo iba a volver a América después de darle todo el dinero que tenía a Galen.
De cara al espejo, Nicholas terminó de anudarse el corbatín, ignorando la acalorada perorata de Rebecca sobre promesas rotas. Había sido un error ir allí, un error colosal. Una figurita le pasó volando cerca y se estampó en la pared; Nicholas miró impasible los pedazos. Examinó por última vez el nudo que acababa de hacerse, luego se volvió y sonrió a la hermosa rubia, paseando la vista por el picardías transparente y la figura curvilínea que se escondía debajo.
—Nunca te he prometido nada, Rebecca —le contestó inmutable. —Tú y yo teníamos un acuerdo que nos convino a los dos durante un tiempo, pero a mí ya no me conviene.
—¡Cretino despiadado! ¿Cómo te atreves a venir aquí a tomarme como si fueras un semental en celo para soltarme después que se ha terminado? —chilló ella.
—No, no ha estado bien del todo, ¿verdad? —Nicholas suspiró y se metió las manos en los bolsillos. El no se creía tan despiadado como ella lo calificaba, pero, mientras lo hacían, no había sentido... nada. Era el final de otra serie de asignaciones, un procedimiento casi tan rutinario como sus contratos de negocios. Cierto que su relación con Rebecca había durado más que la mayoría, pero, al final, todas terminaban. Siempre. Le sorprendía que aún le produjera algún tipo de emoción. Desde que había llegado, había notado que ya no era capaz de sentir por ella un verdadero deseo. Sencillamente, se había acabado. De forma irremediable. Suponía que también ella se había percatado, porque lo habían hecho todo mecánicamente.
—Rebecca, cielo...
—¡No me llames así! —espeto ella, con los ojos llenos de lágrimas otra vez.
—Deja de portarte como una niña, cariño. Sabes que no ha habido mucho entre nosotros, salvo la atracción física quizá.
—¡Eso no es cierto! —sollozó ella.
Nicholas frunció el cejo en señal de desaprobación.
—¿Ah, no? A ti no te gusta el campo, ¿o lo has olvidado ya? A mí no me gusta la ciudad. A ti no te gusta que tenga negocios navieros... el mercader de Darfield, creo que me llamaste. Y a mí no me gusta ir de teterías a enterarme de los últimos cotilleos que a ti tanto te interesan. Vamos, cariño, sabías que esto terminaría tarde o temprano.
Derrotada, Rebecca se dejó caer en la cama, cogió una almohada de satén y se la apretó contra el pecho, muy apenada.
—Sabia que terminaría para ti —murmuró ella, —pero no para mí.
Nicholas sintió una punzada de compasión. Se acercó despacio a la cama y le puso la mano en uno de sus suaves hombros.
—Rebecca, siempre supimos que terminaría. Sólo faltaba ver cuál de los dos lo dejaría primero —le dijo con dulzura.
—No... —insistió ella, negando con la cabeza. —Yo no, nunca...
—Lo siento, cariño —la interrumpió él antes de que pudiese acabar. —Por lo visto, es preferible que haya terminado más pronto que tarde.
Aquel comentario ensombreció el semblante de la joven, que alargo la mano para cubrir con ella la de él antes de que la retirase de su piel para siempre.
—¿La... amas? —le susurró. Nicholas no respondió de inmediato Le había dicho a su amante que se había casado, pero nada más. Por supuesto, no habla insinuado en ningún momento que su matrimonio fuese la razón por la que ponía fin a su relación con ella. Porque no lo era. Sencillamente ya no la deseaba. —¿Eh, la amas? —volvió a susurrarle.
Nicholas la miró y meditó su respuesta. No amaba a ____, pero había algo en ella, algo que lo había tenido cautivado aun cuando la joven que en esos momentos tenía delante había intentado todas las tretas femeninas que conocía para reclamar su cuerpo, algo que lo hacía sentirse un poco culpable por estar allí, algo distinto, algo a lo que no sabía cómo llamar, y algo que Rebecca no tenía. Ella alzó las pestañas y lo miró con sus ojos verdes empañados de lágrimas.
—No —dijo él amablemente.
—Pero la deseas. —Sorbió el aire apenada.
Nicholas suspiró nervioso y retiró la mano.
—No hay otra, Rebecca. Intenta entenderlo. Se ha terminado..., eso es todo. —Sin decir una palabra más, dio media vuelta y salió del dormitorio y de su vida.
Ya no había nada que le impidiese irse. Ella, desde luego, tendría el detalle de dejarle una nota. Se lo explicaría todo, que al fin se había dado cuenta de que todo lo que él le había dicho era cierto y, por eso, su marcha era sencillamente inevitable. Incluso le ahorraría la molestia de prepararle el viaje. Al día siguiente se acercaría a Pemberheath para reservar un pasaje a América.
Por la mañana, ____ le pidió a Jones que le preparara un coche. Este no se mostró muy dispuesto, pero ella le explicó con paciencia que estaba convencida de que las reglas que gobernaban la conducta de una marquesa se aplicaban también a lo que la marquesa podía hacer, y que estaba igualmente convencida de que una marquesa podía ir a Pemberheath a por sales de baño si Io deseaba. Apretando los labios con fuerza, el mayordomo había dado media vuelta y había ido resuelto en busca de un lacayo al que darte la orden. Conteniendo la risa, ____ había subido a su cuarto a por un bolso y un sombrero adecuado. Ese mismo día se compraría el billete a América, esa noche le escribiría una nota al Diablo de Darfield para liberarlo, y a la mañana siguiente, o a la otra, se iría de Blessing Park para siempre.
Él sería inmensamente feliz.
Una vez en Pemberheath, ____ dio instrucciones al cochero y a los lacayos de que pasaran a recogerla en dos horas. Aunque volviera a casa deshonrada, no lo haría con las manos vacías. Paso la tarde, contenta, paseando entre las tiendecitas en busca de regalos. Compró un broche de lapislázuli para su tía, y una tetera de porcelana para Demi; a Dani, su prima aventurera, le compró una chaqueta de caza de mezclilla en una camisería.
Satisfecha con sus compras, se dirigió a una pequeña oficina al final de un callejón estrecho, adonde la habían enviado para que solicitase su pasaje a América. Al volver la esquina, estuvo a punto de chocarse con un hombre alto que salía por la puerta estrecha de una casa pequeña. Sobresaltada, se abrazó a sus compras para que no se le cayesen, luego levantó la vista, dispuesta a disculparse.
Las disculpas no llegaron a salir de su boca. ¡Era su primo Galen el que tenía delante!, más perplejo aún que ella. ____ dejó caer los paquetes que con tanto esmero había sujetado hacía apenas unos instantes y se arrojó al cuello de su prima
— ¡Galen! ¡No me habías dicho que ya estabas aquí! —gritó.
El joven la abrazó con fuerza pero brevemente, y en seguida la apartó de sí.
—Quería darte una sorpresa, pero ya me la has dado tú a mí. —Sonrió, miró de reojo a la calle principal y luego al callejón, en la dirección opuesta. —Ven, deja que te ayude con esas cosas —le dijo, y se agachó para recogerlas mientras ____ lo acribillaba a preguntas. Una vez se incorporó, Galen se detuvo a mirar a su resplandeciente prima, y una sonrisa lenta se dibujó en sus labios,
—Madre mía, pequeña, estás preciosa —dijo complacido al contemplarla por primera vez en muchos años. ____ rió y bajó tímida la mirada.
—Galen, en serio, estoy igual que la última vez que nos vimos.
— ¡Ni hablar! Eso fue hace cinco años largos y, aunque entonces ya empezaban a verse en ti rasgos de tu belleza natural... —Se interrumpió y levantó una mano para frotarse la mejilla con los nudillos. —Ni siquiera me habría imaginado lo verdaderamente arrebatadora que serías —concluyó en voz baja.
____, colorada como un tomate, lo miró a los ojos. Tampoco él estaba nada mal con aquellos rizos rubios oscuros y esos ojos vivos color castaño. Hacía muchos años, había provocado en ella un auténtico furor adolescente, como seguramente le seguía ocurriendo con otras damas ingenuas. Era tan alto como lo recordaba, con el rostro bronceado de años en alta mar, y su mirada aún mantenía su antigua chispa de picardía.
La invadió un torrente de recuerdos agradables que la hizo sonreír.
— ¡Cuánto agradezco que hayas venido! ¡No imaginas las ganas que tenía de verte!
Galen sonrió cariñoso.
—Yo también te he echado de menos, pequeña. ¿Tienes tiempo? Conozco un sitio donde podríamos tomar un té. Tenemos mucho de qué hablar.
— ¡Claro! Tengo muchas cosas que contarte —coincidió ____, y enfiló la calle principal.
— ¡Por ahí no! —le dijo Galen bruscamente. ____ miró por encima del hombro; su primo sonrió, cortado, y señaló el final del callejón. —Es aquí mismo, un garifo pequeño que estoy seguro de que te gustará —añadió, alejándose despacio de la calle principal hasta que ____ le dio alcance.
El lugar al que la llevó no era precisamente un salón de té, pero había una mesa desgastada y una mujer les trajo una tetera y unas galletas rancias. ____ sorbió su bebida mientras escuchaba atenta a Galen contarle sus múltiples aventuras desde que había dejado el Dancing Maiden.
Tantas que, de hecho, ____ se preguntó si aún cabía algo más en sus veinticinco años de vida. Le contó que había luchado en guerras extranjeras de las que ella jamás había oído hablar, que había capitaneado su propio barco y que éste, por desgracia, se había hundido en el cabo de Hornos. Luego había estado un tiempo como aprendiz en las oficinas de la Compañía de las Indias Orientales en Ámsterdam, tras lo cual había entrado a formar parte de una pequeña naviera independiente de Copenhague.
Mientras lo oía relatarle sus emocionantes anécdotas, le pareció que escuchaba a tía Nan leyéndole una de sus novelas de aventuras. Lo cierto era que no estaba del todo segura de que Galen no las hubiera sacado de alguno de esos libros, pero le daba igual. Su adorado primo había ido a verla, y, si quería adornar un poco sus relatos, a ella no le importaba en absoluto.
— ¿Y qué me cuentas tú? —inquirió Galen al fin, después de comerse una galleta y servirse otra taza de té. —La última vez que te vi, el capitán te iba a enviar a un colegio privado para chicas de Ginebra.
____ rió.
— ¡Madre mía, Ginebra, la de tiempo que hace de eso! Me avergüenza confesar que no aguanté más que un mes en aquel colegio, era demasiado mayor para aquello, creo; no soportaba a la directora, y ella no me soportaba a mí. La horrorizaba que hubiese estado navegando por ahí con un puñado de bribones, como los llamaba ella. En cualquier caso, poco después, la enfermedad de papá se agravó, y me mandó a vivir con tía Nan.
Galen se mostró compungido al oír hablar de la enfermedad de su tío.
—No sabes lo mucho que sentí la muerte del capitán. Ya sabes que él era como un padre para mí, pero nunca tuve ocasión de decirle lo mucho que lo quería. Estaba a punto de partir rumbo a las Indias cuando me enteré de la noticia —dijo triste.
—Pensé que te ibas para América —observó ____, recordando sus cartas.
Galen se sonrojó un poco.
—Bueno, y así fue en realidad. Primero fui a las Indias, luego a América. Tenía previsto hacer el recorrido completo e ir a ver a toda la familia en un solo viaje —le explicó con una sonrisa tranquilizadora. —Pero entonces me enteré de su muerte, y, al poco, quebró la compañía para la que trabajaba. Asombroso, de verdad. La creía una empresa solvente, pero, por lo visto, su situación era precaria. Se perdió un barco, y toda la empresa se hundió como un castillo de naipes.
— ¡Vaya! —exclamó ____, sin darse cuenta de que su primo había cambiado de tema completamente, — ¿Y qué hiciste entonces?
—Por suerte, tenía ahorrado algo de dinero, lo suficiente para subsistir algún tiempo; además, ya había planeado embarcarme en otro buque cuando me enteré de que estabas en Inglaterra. —Le dedicó una sonrisa conquistadora. —Tenía que venir a ver a mi primita —señaló y, cubriéndole la mano con la suya, se la apretó.
— ¡Ay, Galen, no deberías haber gastado tus ahorros para venir a verme.
—¿Y por qué diablos no? Te echaba muchísimo de menos, pequeña, y no sabía cuándo volvería a tener una ocasión así. La familia es demasiado importante para ignorarla, ¿no te parece? No te extrañes tanto..., ¡el mar puede esperar!
____ no era ajena a las dificultades de casi todos los hombres de mar para subsistir con su trabajo, y en seguida se preocupó. Galen le estaba quitando importancia en aquel momento. Siempre había sido muy despreocupado, demasiado propenso a eludir responsabilidades, pero el capitán Carrington se habría sentido orgulloso del hombre en el que se había convertido.
—¿Dispones de suficientes fondos, para mientras estés aquí, quiero decir? —le preguntó directamente.
Galen se encogió de hombros y miró la mesa desgastada, con el semblante ensombrecido por lo que ____ interpretó como remordimiento.
—¡No tienes, te lo veo claramente en la cara! —gritó alarmada.
Su primo sonrió tímidamente.
—No has de preocuparte por mí, pequeña. Tengo suficiente para subsistir. Te aseguro que no me voy a alojar en las posadas más caras, ni voy a alquilar un carruaje para impresionarte. —Rió.
____ negó con la cabeza y cogió su bolso.
—No tengo intención de ir en carruaje, Galen. ¡No voy a tolerar que duermas en algún granero! Vendrás a Blessing Park conmigo...
—No, no, de momento estoy perfectamente en Pemberheath. No pasa nada —le aseguró sin mucha convicción. —Además, por la mañana me voy unos días. Tengo negocios en Portsmouth. —Sin pensarlo, ____ metió la mano en el bolso y sacó el dinero que había apartado para su pasaje de vuelta. —Toma esto —dijo y, cuando su primo empezó a negar con la cabeza, le cogió la mano. —Por favor, Galen, ¡quiero que lo cojas! ¡Me sentiría mucho mejor sabiendo que duermes bajo techo!
El joven rió nervioso mientras cerraba la mano con el dinero que ella le ofrecía.
—No es tan malo como parece, pequeña. Lo consideraremos un préstamo. Y durante muy poco tiempo, te lo garantizo. Espero noticias importantes en breve que creo que cambiarán por completo mi situación.
—¿En serio? ¿De qué se trata?
Galen meneó la cabeza y sonrió enigmático.
—Te lo contaré todo a su debido tiempo. No me sorprendería que esas noticias tan importantes afecten también a mi primita. No obstante, entretanto, me encantaría pasar un tiempo contigo, si las circunstancias lo permiten.
Un tiempo. ____ estaba a punto de preguntar cómo podían afectarle a ella aquellas noticias suyas, pero de pronto vio el reloj al fondo de la sala. Llegaba más de un cuarto de hora tarde a su cita con el cochero.
—¡Oh! ¡Le he pedido al cochero que pasara a recogerme a las cuatro en punto! —exclamó y se dispuso a coger sus paquetes. —No querría que pensaran que me ha ocurrido algo.
A Galen pareció distraerlo un momento aquel comentario.
—No, no queremos que se preocupen —murmuro él y, cogiéndole las cosas de la mano, la acompañó afuera y la condujo a la calle principal.
—Entonces, has estado en América todo este tiempo, ¿verdad? —le preguntó Halen mientras iban por el callejón.
Ella asintió con la cabeza.
—Hasta hace poco más de un mes, cuando me vine aquí.
Llegaron al punto en que el callejón se cruzaba con la calle principal. Al final de ésta la esperaba el carruaje de los Darfield, y ____ agitó la mano hasta que la vio el cochero.
Por encima de la cabeza de ella. Galen estudió pensativo el ornamentado coche.
—¡Casi no hemos tenido tiempo de hablar de ti! Así que mi primita se va a casar con el marqués de Darfield. ¿Supongo que el feliz evento tendrá lugar esta próxima primavera? —preguntó mientras el carruaje se les aproximaba.
____ titubeó. No estaba preparada para decirle a Galen que su matrimonio había terminado nada más empezar, ni que iba a volver a América pronto. Aún no estaba del todo preparada para hacer frente a la humillación. Se volvió cuando el vehículo se detuvo y sonrió al cochero, ignorando alegremente la mirada recelosa que le dedicó a su primo. Uno de los lacayos bajó de su puesto en la parte trasera y, lanzándole una mirada claramente feroz a Galen, le cogió los paquetes de ____. Este se los entregó sin problemas, mirando divertido a ambos hombres.
—Llévate a estos dos a la iglesia cuando te cases, pequeña —bromeó en voz baja. —¡Estoy convencido de que nadie se te pondrá por en medio!
—En realidad, ya me he casado con el marqués —señaló ____ tan desenfadadamente como pudo.
Galen la miró perplejo.
—¿Que has hecho qué?
Desconcertada por su reacción, le preguntó:
—¿Qué pasa?
El cochero, a su lado, tardó más de lo normal en abrir la puerta del vehículo.
Galen se recupero de inmediato con una sonrisa de lo más en cantadora.
—Me has pillado por sorpresa. Pensé que habría un período de compromiso, eso es todo.
—Ha habido un período de compromiso... ¡de unos quince años! —____ rió nerviosa. —¡Te aseguro que ha sido todo muy correcto!
Su primo le sonrió.
—Me gustaría conocer a tu marqués, pequeña. Quizá podría ir a verlos dentro de un par de días. Aún tenemos tanto de que hablar. —Dio un paso hacia adelante, con los brazos extendidos. —¡Dale un abrazo a tu primo! —____ lo complació, abrazándolo con fuerza. Galen la besó en la mejilla, la soltó despacio y, guiñándole un ojo, retrocedió un paso cuando el lacayo se interpuso entre los dos para separarlos.
—Entonces, ¿vendrás a Blessing Park? ¿Muy pronto? —inquirió ____ mientras subía al coche con la ayuda del lacayo.
—Lo haré, en cuanto vuelva de Portsmouth —le aseguró al tiempo que el sirviente cerraba de golpe la puerta.
____ sonrió y le dijo adiós por la ventanilla del vehículo cuando éste se ponía en marcha, mirándolo hasta que se perdió en la lejanía. Sólo entonces se preguntó cómo iba a volver a América después de darle todo el dinero que tenía a Galen.
De cara al espejo, Nicholas terminó de anudarse el corbatín, ignorando la acalorada perorata de Rebecca sobre promesas rotas. Había sido un error ir allí, un error colosal. Una figurita le pasó volando cerca y se estampó en la pared; Nicholas miró impasible los pedazos. Examinó por última vez el nudo que acababa de hacerse, luego se volvió y sonrió a la hermosa rubia, paseando la vista por el picardías transparente y la figura curvilínea que se escondía debajo.
—Nunca te he prometido nada, Rebecca —le contestó inmutable. —Tú y yo teníamos un acuerdo que nos convino a los dos durante un tiempo, pero a mí ya no me conviene.
—¡Cretino despiadado! ¿Cómo te atreves a venir aquí a tomarme como si fueras un semental en celo para soltarme después que se ha terminado? —chilló ella.
—No, no ha estado bien del todo, ¿verdad? —Nicholas suspiró y se metió las manos en los bolsillos. El no se creía tan despiadado como ella lo calificaba, pero, mientras lo hacían, no había sentido... nada. Era el final de otra serie de asignaciones, un procedimiento casi tan rutinario como sus contratos de negocios. Cierto que su relación con Rebecca había durado más que la mayoría, pero, al final, todas terminaban. Siempre. Le sorprendía que aún le produjera algún tipo de emoción. Desde que había llegado, había notado que ya no era capaz de sentir por ella un verdadero deseo. Sencillamente, se había acabado. De forma irremediable. Suponía que también ella se había percatado, porque lo habían hecho todo mecánicamente.
—Rebecca, cielo...
—¡No me llames así! —espeto ella, con los ojos llenos de lágrimas otra vez.
—Deja de portarte como una niña, cariño. Sabes que no ha habido mucho entre nosotros, salvo la atracción física quizá.
—¡Eso no es cierto! —sollozó ella.
Nicholas frunció el cejo en señal de desaprobación.
—¿Ah, no? A ti no te gusta el campo, ¿o lo has olvidado ya? A mí no me gusta la ciudad. A ti no te gusta que tenga negocios navieros... el mercader de Darfield, creo que me llamaste. Y a mí no me gusta ir de teterías a enterarme de los últimos cotilleos que a ti tanto te interesan. Vamos, cariño, sabías que esto terminaría tarde o temprano.
Derrotada, Rebecca se dejó caer en la cama, cogió una almohada de satén y se la apretó contra el pecho, muy apenada.
—Sabia que terminaría para ti —murmuró ella, —pero no para mí.
Nicholas sintió una punzada de compasión. Se acercó despacio a la cama y le puso la mano en uno de sus suaves hombros.
—Rebecca, siempre supimos que terminaría. Sólo faltaba ver cuál de los dos lo dejaría primero —le dijo con dulzura.
—No... —insistió ella, negando con la cabeza. —Yo no, nunca...
—Lo siento, cariño —la interrumpió él antes de que pudiese acabar. —Por lo visto, es preferible que haya terminado más pronto que tarde.
Aquel comentario ensombreció el semblante de la joven, que alargo la mano para cubrir con ella la de él antes de que la retirase de su piel para siempre.
—¿La... amas? —le susurró. Nicholas no respondió de inmediato Le había dicho a su amante que se había casado, pero nada más. Por supuesto, no habla insinuado en ningún momento que su matrimonio fuese la razón por la que ponía fin a su relación con ella. Porque no lo era. Sencillamente ya no la deseaba. —¿Eh, la amas? —volvió a susurrarle.
Nicholas la miró y meditó su respuesta. No amaba a ____, pero había algo en ella, algo que lo había tenido cautivado aun cuando la joven que en esos momentos tenía delante había intentado todas las tretas femeninas que conocía para reclamar su cuerpo, algo que lo hacía sentirse un poco culpable por estar allí, algo distinto, algo a lo que no sabía cómo llamar, y algo que Rebecca no tenía. Ella alzó las pestañas y lo miró con sus ojos verdes empañados de lágrimas.
—No —dijo él amablemente.
—Pero la deseas. —Sorbió el aire apenada.
Nicholas suspiró nervioso y retiró la mano.
—No hay otra, Rebecca. Intenta entenderlo. Se ha terminado..., eso es todo. —Sin decir una palabra más, dio media vuelta y salió del dormitorio y de su vida.
Andrea P. Jonas:)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
AAAAAIII ES UN TONTO ESTE NICK COMO PUDO HACERLO CON ELLLAAAA...PERO CUANDO SE ENTERE DE QUE ___ SE ENCONTRO CON UN HOMBRE SE PONDRA FURICO Y DE SEGURO NO LA DEJARA EXPLICARSEEE
AAAIII SIGUELA PORFAAAA
AAAIII SIGUELA PORFAAAA
chelis
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Tieeeerna +_____________+ ya me lo voy a leeeeerr!!!
Flor
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
AAAAAAHHHHH!!!!
ME ENCANTARON LOS CAPS!!!
PERO XK SE METIO CON LA TAL REBECA? 7.7
ME IMAGINO COMO SE PONDRA CUANDO LE DIGAN Q LA RAYIS ESTUVO CON SU PRIMO!
SIGUELA!!!!!
ME ENCANTA!!!!
ME ENCANTARON LOS CAPS!!!
PERO XK SE METIO CON LA TAL REBECA? 7.7
ME IMAGINO COMO SE PONDRA CUANDO LE DIGAN Q LA RAYIS ESTUVO CON SU PRIMO!
SIGUELA!!!!!
ME ENCANTA!!!!
Just Me! Melissa! :)
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Ahhhhhhhhhhhhhhh Me encantaron los capis!
Odio a Rebeca
Odio a Rebeca
Sunny
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
para mi q Nick se esta enamorando de la rayis :D siguela :D
Florjudith96
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Ahhhhh Nicholas me ha hecho enojar
Así que ojalá la rayis se regrese a América para ver si
Así Nicholas reacciona jum!!
:(
Pliiis SIGUELAAAAA
QUIERO CAP PLIS!!!
Así que ojalá la rayis se regrese a América para ver si
Así Nicholas reacciona jum!!
:(
Pliiis SIGUELAAAAA
QUIERO CAP PLIS!!!
Karli Jonas
Re: "El diablo enamorado"(Nick Jonas y Tu) Terminada
Siguelaaaaaaa:D y pasa por mi novela:
-https://onlywn.activoforo.com/t8083p15-nick-jonas-y-tu-tu-vida-de-vampiro-drama-romance-y-terror-suspenso
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[url]Nick Jonas y Tú...¿Tu vida de Vampiro?[/url]
Daiiiiaaa
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