la vida de ruthless door.

Ya había salido el libro "El Pianista" en venta, y créanme que fue difícil lograrlo, pero valió la pena. Ver a mamá tan feliz por un libro me daba gracia. Era verla a ella saltar y saltar, correr por toda la casa, levantarme, era capaz de todo. Puede que sea un poco escuálido, y si lo era, alto y delgado, débil en si, pero el libro me enorgullecía, tanto que me volvía grande y seguro. Obviamente agradecí con toda mi saliva a Ruth, ella había logrado que yo escribiera el libro, y estaba preparado para subir "Peter Pan" y sin duda, estaba preparado para seguir escribiendo. 
Hoy se nos había ocurrido ir con Ruth en su turno a la iglesia, pero la de gente de color. Ella ama la música que crean, como el gospel, le fascina, puedes notar su sonrisa brillar tanto, tanto que podría iluminar una ciudad entera. Además de que ambos estamos a favor de ellos, no somos racistas y eso logra una felicidad interna, te das cuenta que lo estas haciendo bien. Recuerdo bien como Ruth repetía oraciones como "ellos no necesitan maltrato" mientras sostenía un cartel con el signo de igualdad, ella podría estar en el medio de la calle y protestar igual. Eso era digno de admirar, y me encantaba presenciar como transformaba la mente de los demás, sus opiniones, al igual que lo hizo conmigo. 
Estaba esperando en mi oficina a que llegara la joven sonriente y así pasó por la puerta emocionada, se le veía una nueva idea en sus ojos y en esa cara pícara que ponía, solté risas, se me hacía imposible no sonreír y reír con ella sobre el marco de la puerta moviendo las cejas.

—¡Tengo una nueva idea de a donde podríamos ir hoy!—dijo y la invité a pasar. Se sentó y posaba sus manos en una copia de el segundo libro cual pensaba sacar.
—Bien dime, quiero escucharla.—le sonreí mientras dejaba unos papeles apartados.
—Estaba pensando en ir a Broadway, sabes que queda a unos minutos de acá y bueno, quería ir.—posó una cara de perro mientras reía de sus actitudes.
—¿Hay alguna razón en particular por la que quieras ir?—
—Oh bien, hoy harán dos de mis obras favoritas, Funny Girl y mi Bella Dama, además de muchas más.—pestañeo unas varias veces para suplicar con simples "por favor". Le dije que eligiera entre los musicales y la iglesia, y me prometió que mañana iríamos a la iglesia, a lo que yo respondí con risas porque sabía que mañana no tenía turno conmigo. 

Nos dirigimos hacía el musical, ella estaba entusiasmada, subía a mi auto con tanta felicidad, que era inexplicable. Me relataba anécdotas, historias de Broadway, de la iglesia, distintos temas, variables. Prendía la radio, escuchaba bastantes canciones mientras le acompañaba con el canto, y sí, tal vez no eramos Barbra Streisand pero me divertía, podías ser uno mismo con ella. 
Mientras el semáforo había parado en rojo, noté que cerca se encontraba una de esas tiendas libres donde venden revistas, libros, todo literatura. Noté mi libro ahí y no dude en sonreír y llamar a Ruthless para que pudiera ver el éxito que habíamos logrado.
Al llegar al teatro Ruth corrió por cada asiento para encontrar el mejor, y así fue que nos sentamos en el medio, ella ama el medio, me cuenta que ahí puedes divisar mejor la obra. Comenzó con grandiosas partes, Ruthless parecía un niño en navidad, sus ojos brillaban de admiración a la joven que interpretaba I'm the Greatest Star de Funny Girl y vaya que lo hacía bien. Decidí ir al baño mientras dejaba a mi querida paciente observando la obra, esta vez no se iría a escapar, no, eso creía. Volví pidiendo permiso para poder pasar y acercarme a mi asiento pero sí, noté que ella no estaba. ¡Demonios! ¡Eres idiota! ¡¿Dónde jodida sea se encontraba?! Y dios, el suspire que solté era indescriptible, ella se encontraba en el escenario bailando a la par de la canción. Muchos se reían pero le aplaudían, ella se sentía especial y no iba a arruinarle el momento. En el peor de los casos llegaría la policía pero todos disfrutábamos de la presentación de la joven talentosa y de el debut de Ruth, dios, esta chica es única. 

Nos acercamos a dar vueltas por Nueva York y sus atracciones, compramos cd's, libros, todo lo que Ruth me pedía. Mientras ella tomaba su café me dispuse a escribir, hoy era notable que la inspiración fluía. Comencé a escribir, oración por oración, no sé qué me pasaba pero era costumbre. Podría poner a Ruthless sobre una mesa y aún así tendría inspiración, su vida, su personalidad, no sé que sería de mi si nunca hubiese venido a mi psicólogo. 
Así que al terminar unos párrafos, ella me pidió is podía llevar a Finn a mi casa, sí, ella se esta quedando conmigo. No es nada incomodo, de hecho, algo muy placentero, es buena compañía y jugar con el pequeño me encanta, No tengo problema con mantenerla, ojala pudiera definitivamente. Y así llegamos a casa, donde Finn fue posiblemente a ver la televisión mientras que Ruth y yo nos quedábamos en el salón principal.

—Sé por qué escribes.—dijo ella cortando un silencio el cual solo era acompañado por el ruido de mis hojas, cuales estaba sacando de mi maletín. 
—¿Disculpa Ruth?—confundido pregunté, para que pudiera repetir algo que obviamente, ya había escuchado.
—Escribes, para mi, ¿no?—me dijo de la manera más sencilla posible, esta vez no era la Ruthless que sonríe a cada palabra, se la vía más seria.
—Bu-bueno, tengo mis propias inspiraciones..—nervios contesté, tartamudeé como un campeón, de lo cual me avergüenzo mucho.
—Esta bien, buenas noches.—dijo y se acercó para darme un beso en la mejilla. Joder, sería estúpido decir que nadie había hecho eso por mi, pero es cierto. Mis mejillas se tornaron rojo fuerte mientras ella e iba saltando pacíficamente, después de esto la vería de otra forma. Sí, y puede que aya sonado cursi, pero ella siempre me había parecido una bonita chica, ella es la bebé de Broadway, ¿y qué creen? Ya tenía otra obra lista para ser publicada, "Broadway Baby".

J3J3J3:

que paja pero que alguien lea y la sigo, ah. ia se ia se, ruth es hermosa, sí que sí. bueno bueno ta bien, ahre, tkkkkkkkkmmmmmmmmmm<3. :corazón gay: <3333

Y así estábamos, los libros habían tenido suficiente éxito por lo que me encontraba empacando para ir a Londres, donde se me especifico una junta sobre la trama de una nueva película. No lo sé, nunca me había imaginado encontrarme en esta situación, de hecho, no salgo del país, o del continente, desde que tengo 8 años. Tal vez me veía sólo un simple psicólogo, y eso era, pero ¿la escritura? Mi mamá esperaba eso de mi, pero yo no, aunque admito que escribir, es un sentimiento bonito. 
Hoy le preguntaría a Ruth si sería capaz de acompañarme, ella y Finn. No me sentiría completo si no venía mi paciente favorita, por lo que la esperé en el consultorio, hoy tenía turno. La puerta se abrió y un destello de la luz de afuera salió, había llegado Ruthless, con esa sonrisa que tanto admiro. De la mano de Finn, procedió a dar paso adentro del cuarto y sentarse en frente de mi escritorio, ansiando saber la propuesta que le traía.

—Y bueno, ¡ya quiero saber!—me dijo moviendo las manos con la emoción de niño en navidad.
—Oh bueno, ¿recuerdas los libros que saqué?—sí, le preguntaba, a veces ella perdía la memoria, otro de los problemas que deberíamos solucionar.
—Sí sí, ¿que pasa con ellos?—
—Bueno, tuvieron más éxito de lo que esperaba, tengo que viajar a Londres.—ella sacó la sonrisa de su cara y la remplazó por la tristeza completa, bajo su mirada mientras se sorprendía. Iba a darme las felicidades hasta que la interrumpí. —Espera, yo quiero que vayas conmigo, tú y Finn.—la mirada le cambió completamente y comenzó a gritar de felicidad, a saltar y a abrazarme, se la veía feliz después de todo. Además, este viaje lo buscaría como un escape a todo lo malo en su vida, le veía un lado tranquilo y un resultado increíble.
 
Oh pues, que grande error cometí. No sé si ella se tomó algo a escondidas mías, porque la verdad la veía más ¿alocada? Saltaba, golpeaba las ventanas de los autos, reía, y reía. Traía unos lentes hippies, su cabello descontrolado, como siempre ¿no? y uno de esos trajes a lo Janis Joplin. Hasta mi cabeza daba vueltas, sentía que Rock n' Roll Star de Oasis sonaba en mi cabeza, producto de la compañía de Ruthless. Cosas psicodélicas se hacían presente en todo, y tener en brazos a Finn, me sorprendía más. El niño seguía dormido mientras con mi otra mano cargaba una maleta, ni siquiera sé cómo fue que todo esto paso pero necesitaba un taxi, para llegar al aeropuerto y poder calmar a Ruthless.

—Ruth.. Ruth... ¡Ruthless!—grité en secó para poder tener la atención de la joven, y obtuve eso, pero también los ojos abiertos de Finn.—Mira, quiero que este viaje sea lo más tranquilo posible, ¿puedes con eso?—
—Eres un escritor, no creo que un viaje como estos sea tranquilo.—
—¿A qué te refieres?—
—Escribes inspirándote en una chica, algo, distinta.—¿desde cuándo sabía tanto?—Entonces, asumo que no va a ser un viaje tranquilo.—
—No Ruth, no quiero ser reconocido, no quiero nada, ¡Ni siquiera sé por qué escribo!—
—Escribes porque te gusta, querido John Green.—le parecía gracioso.
—No me digas John Green, no quiero ser un escritor.—me senté en uno de esos bancos que hay a las afueras de los aeropuertos, mientras Finn seguía mi paso, pero sólo que esta vez él se acostó en uno de los lugares para dormir.
—Sí quieres serlo, pero tal vez no estas listo.—y qué creen, tal vez tenía razón. La paciente sabe más que el psicólogo, ja ja ja.
—Ni que fuera algo tan grande serlo.—bufé.
—Para la gente que lee tus libros, sí.—se sentó al lado mío y apoyó su cabeza en mi hombro.

Ya habíamos llegado, en si meternos al maldito avión había sido difícil, y no sé por qué uso estos términos, me consideraba una persona de buenos modales. Ruth cayó en un buen sueño, así decidí hacerlo también pero Finn, quién había dormido antes, ahora estaba exaltado y muy emocionado, por lo que tuve que soportarlo todo el viaje. Llegamos a el hotel, en donde lo único que hice fue revisar llamadas, correos, mensajes de la gente que me necesitaba con urgencia. Así que ya cuando se harían las 6 de la tarde, me iría dejando la habitación con Ruth y Finn solos. Mala idea, pero ojalá que no les pasara nada.

Mi reloj apuntaba las 9, lo cual me sorprendió demasiado porque no pensé que iría a tardar demasiado, y así fue. Al primer pasó dentro del hotel, noté una clara tranquilidad y eso se asemejaba a lo raro, porque la compañía de Ruth y Finn no era tranquila. Comencé a preocuparme, porque el silencio abundaba la habitación y demostraba que presencia humana además de la mía, no había. 
Me acerqué a la mesa principal, la de la sala de comida y bueno, vi una nota, supuse que era de Ruthless.

Bueno, se me hace difícil empezar esta carta, o nota, como quieras decirle.. no me siento a gusto con todo esto.. bueno sí, me sentía una estrella de rock y esas cosas cuando era por tus libros. bueno, aquí es cuando me río.. pero.. noto que a ti te incomoda, te molesta que te acompañe, así que decidí irme. NO NO PERO NO te preocupes, estaré bien.. ¡yo y Finn! 
Besos, Ruthless, que te espera en casa.

La carta en sí tenía varios errores de ortografía y caballos y otros diversos dibujos coloridos pero ¿Cómo querían que me sintiera? Sin su compañía. Sonaba estúpido pero no veía futuro de mis libros, o de mi mismo sin ella en mi vida. Algo muy exagerado, digo, sólo se salió del viaje pero últimamente pasábamos todo el tiempo juntos, por lo que ya se había vuelto una costumbre. Me recosté en el suelo con la soledad absoluta y ahora.. ¿qué haría? ¿una vida sin la querida y dinámica Ruthless Door? Sólo déjenme pensar de dónde sacaré inspiración, porque acabo de darme cuenta de que sin ella no puedo.

J3J3J3: