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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Che el tipo tiene que dejar de ser tan posesivo, osea, es lindo y todo lo qe quieras, pero la chica tambien quiere ir a su tiempo, despacio, no hay que presionarla demasiado.
siguela Maru Botana! (a no eso no era XD )
Bueno, solo rMaru :P
siguela Maru Botana! (a no eso no era XD )
Bueno, solo rMaru :P
eli_jonatika
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
o por Dios
aaaaaaaaa
que emocionn
ya que la rayis le diga que lo tambn lo quiereee
aaaa
siguela
aaaaaaaaa
que emocionn
ya que la rayis le diga que lo tambn lo quiereee
aaaa
siguela
next to you
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Hola mañana subo cap completo :D
gracias por los comentarios ;)
gracias por los comentarios ;)
maru!!
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Nueva y fiel lectoraa!
Me encanta tu novee!
Siguela plisss!
Me encanta tu novee!
Siguela plisss!
Yuliaa
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
BIENVENIDA Yulia :D
______________
ya empiezo a editar cap :D
______________
ya empiezo a editar cap :D
maru!!
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Capítulo 14
A las diez de la mañana del lunes, Nick estaba sentado frente al escritorio de Harry Wilde, muy satisfecho por el rumbo que había tomado su relación con ___(Tn). El día anterior le había demostrado que no tenían que hacer el amor para disfrutar el uno de la compañía del otro. Y también le había demostrado, o eso esperaba, que podría ser un buen padre para Emily.
El sábado compró una silla de seguridad para que no hubiese objeciones, porque habían planeado ir a las afueras de Sidney el domingo. Después de investigar una hora en Internet, encontró un picadero para niños que tenía, además, otras distracciones, como castillos de goma, toboganes y cosas así.
Emily lo había pasado de maravilla, pero cuando llegaron a casa, a las siete, estaba agotada de tantas emociones. No había probado la pizza y, según ___(Tn), eso era rarísimo.
Nick insistió en tomarle la temperatura que, afortunadamente, era normal, y después de bañarla, le leyó un cuento hasta que la niña se quedó dormida.
Más tarde, aunque ___(Tn) dejó que se quedara, ni siquiera intentó hacerle el amor. Vieron una película en televisión, una de Harrison Ford, y charlaron sobre libros, cine, música. Nick había descubierto que tenía un gran conocimiento sobre todos esos temas, aunque no le sorprendía. ___(Tn) era una mujer muy inteligente. Lo había sabido desde el día que la miró a los ojos.
Aunque estaba muriéndose por hacerle el amor, se contentó con un beso de despedida. Sospechaba que ___(Tn) no habría objetado demasiado si hubiese intentado seducirla, pero no quería arriesgarse.
El viernes, sin embargo, no sería capaz de ser tan noble. Y tampoco esperaría hasta que acabase la fiesta. No, imposible. Nick tembló al pensar en la larga semana que le esperaba...
En ese momento, sonó su teléfono.
—Nick Jonas.
—Nick, tengo un problema.
Era ___(Tn). Y parecía muy preocupada.
—¿Qué ocurre? Pensé que estabas en la oficina.
—Y aquí estoy. Pero acaban de llamarme de la guardería. Emily tiene conjuntivitis y como es contagioso quieren que vaya a buscarla.
—Muy bien, vete. Yo hablaré con Michelle.
—Es que no está aquí. Tenía una cita con el ginecólogo esta mañana y me ha pedido que termine unos diseños. He llamado a Dora, pero no está en casa... Podría dejar a Emily en la guardería, pero la llevarían a la enfermería... Se lo hicieron una vez y la pobrecita pensó que la estaban castigando.
—Yo iré a buscarla, no te preocupes. Llámalos y diles que voy para allá, que me das permiso para recoger a la niña. Yo la llevaré al oculista para que le ponga unas gotas en los ojos —se ofreció Nick.
—¿De verdad? ¿Harías eso por mí?
—Claro que sí —contestó él, sorprendido—. ¿Vas a algún oculista en particular?
—Suelo ir a una clínica que está cerca de casa y que abre veinticuatro horas. Pero te ve el oculista que esté de guardia en ese momento.
En silencio, Nick decidió que eso cambiaría cuando estuvieran juntos. Y lo estarían. Pero, por el momento, esa clínica tendría que valer.
—Muy bien. Anótame la dirección.
Después de colgar, Nick se levantó de la silla y tomó su chaqueta. No debían haber pasado más de treinta segundos hasta que llegó al despacho de ___(Tn), pero la encontró deshecha en lágrimas.
—¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué lloras? ___(Tn), con la cara entre las manos, no podía hablar.
—Cariño, dime qué te pasa —insistió Nick, apretando sus hombros.
—Nunca he conocido a nadie como tú. No puedes ser real —consiguió decir ella, con la voz estrangulada.
Nick se sintió aliviado... y halagado. No había pasado nada, sólo estaba haciéndole un cumplido con sus lágrimas.
Pero qué triste que no pudiera creer que un hombre estaba dispuesto a hacer algo por ella y por su hija.
—Soy real, te lo aseguro. Si no me crees, pregúntale a mi madre. Y ahora, deja de llorar y dame la dirección de la clínica... y ponte a trabajar. No querrás que todos crean que he contratado a una blanda sólo porque me gusta, ¿no?
Una sonrisa apareció en medio de las lágrimas. Y era preciosa cuando sonreía.
—No, eso no puede ser, ¿verdad? —murmuró ___(Tn), sacando un pañuelo del bolso.
—No.
—Bueno, ésta es la tarjeta de la Seguridad Social y ésta la dirección de la clínica... ¿Qué vas a hacer con Emily cuando la haya visto el oculista? Podría darte las llaves de mi casa, si quieres. Hay comida en la nevera... y si se aburre puedes ponerle películas. Hay un montón de ellas debajo de la tele.
—Muy bien. Te llamaré cuando llegue.
—No sé qué decir, Nick. ¿Seguro que no te importa? Quiero decir... tú no tienes mucha experiencia con niños.
—Te equivocas, soy el mejor tío del mundo. ¿Qué crees que hice el sábado por la tarde? Cuidar de mis dos sobrinos para que sus padres pudieran disfrutar un poco. La verdad, no sé de qué se queja mi cuñada. Son unos angelitos. Por supuesto, les forré a caramelos y comida basura... eso me ayudó bastante. Así que no te preocupes, sabré cuidar de Emily...
—¡Nick!
—No le daré caramelos, te lo prometo. La verdad, me apetece dejar de fingir que estoy trabajando. No tengo nada que hacer... bueno sí, comprar alcohol para la fiesta. Menudo reto.
___(Tn) sonrió.
—Gracias.
—Te llamaré, ¿de acuerdo? No te preocupes.
—No sabes cómo te lo agradezco, de verdad.
Nick sonrió de nuevo antes de marcharse.
Nada hacía que un hombre se sintiera mejor, decidió mientras se alejaba a grandes y masculinas zancadas, que poder ayudar a la mujer que amaba.
___(Tn) trabajó deprisa durante las dos horas siguientes, sin levantarse hasta que el diseño quedó perfecto. En su opinión, al menos.
Michelle volvió a la oficina sólo minutos después de que Nick hubiese llamado para decir que estaba en casa y que la conjuntivitis de la niña no era nada serio. El oculista le había puesto unas gotas y, después de tomar un vaso de leche, iban a ver El rey león.
Una vez tranquilizada, ___(Tn) pudo concentrarse en la reacción de Michelle al diseño del anuncio. Pero Michelle tenía el ceño arrugado.
—Yo nunca lo habría hecho así —murmuró, inclinando la cabeza a un lado y a otro para mirar la pantalla del ordenador—. Pero sí, me gusta. Eres muy creativa, ___(Tn). Nick ha encontrado una joya. Harry se llevará una alegría cuando vuelva.
Ella suspiró, aliviada. Por un momento se había asustado.
—Gracias. Pero... ¿te importa si me voy? Me llamaron de la guardería para decir que Emily tiene conjuntivitis, pero como tenía que terminar esto...
—Por favor, la próxima vez que te pase algo así, vete corriendo —la interrumpió Michelle— Espero que Emily esté bien.
___(Tn) no quería contarle que Nick había acudido al rescate. Era algo muy personal.
—Eso espero yo también —murmuró, guardando las cosas en su bolso—. Gracias, Michelle. Trabajaré un par de horas en casa para compensar el tiempo perdido...
—Ni se te ocurra. Has hecho más cosas en un día que tu predecesor en toda una semana.
El tren estaba lleno de gente y tuvo suerte de encontrar asiento. Hacía un calor terrible. El mes de diciembre en Sidney siempre era muy húmedo y el aire acondicionado no funcionaba bien. Seguramente toda esa gente estaba haciendo las compras de Navidad, pensó.
Afortunadamente, ella ya había hecho las suyas. La muñeca Felicity con todos sus accesorios y otros regalitos pequeños. Incluso para su madre, a quien había enviado unas servilletas de lino que, seguramente, no usaría nunca. Su madre era una mujer muy difícil de complacer.
Para Dora había comprado unos mantelitos individuales con posavasos a juego. No se había gastado tanto como para su madre, pero sabía que Dora agradecería el regalo mucho más. Y, además, lo usaría.
Entonces se le ocurrió pensar que no le había comprado nada a Nick. En realidad, la intrusión de Nick Jonas en su vida casi la había hecho olvidar la Navidad...
___(Tn) recordó lo que le había dicho a Dora la noche que fue al bar, que quería un hombre para Navidad, un hombre guapísimo, además.
Nick.
Qué ironía.
Seguía pensando que su amor era increíble, pero él decía que la amaba y no tenía ninguna razón para dudar de su palabra. Francamente, no quería dudar de él. Estaba harta de su cinismo, harta de no creer en los hombres, harta de no querer enamorarse. Dora tenía razón, la vida podía ser cruel, pero también podía ser maravillosa.
Nick era un hombre extraordinario aunque no quisiera tener hijos. Por qué, no tenía ni idea, pero le preguntaría. Pronto. Y si le decía que era una decisión firme, ¿qué haría? Ella quería tener hijos con el hombre que amaba... y amaba a Nick. Esa era una de las razones por las que antes se había puesto a llorar, porque no había podido evitar enamorarse de él.
«Lo amas y llegarías a cualquier compromiso para estar con él».
Pero quizá se estaba equivocando.
Quizá él sólo quería seguir siendo su amante. Quizá no quería casarse con ella, sólo seguir viéndose como hasta ahora.
Y eso no sería suficiente. Pero no podía obligarlo a casarse con ella. No podía obligarlo a hacer nada.
El tren llegó a Roseville en ese momento. Mientras iba corriendo a casa, se decía a sí misma que debía dejar de cuestionarse todo y, sencillamente, vivir el momento. Las cosas iban bien. ¿Por qué arriesgarse pidiendo más de lo que él podía dar?
Nick le hizo un gesto para que no hiciera ruido cuanto entró en la casa.
—Emily está dormida. Se durmió mientras veíamos la película y la he llevado a la cama. Pero sólo hace diez minutos.
—Gracias.
—Estás sudando.
—Es que hace mucho calor.
Afortunadamente, el ventilador del techo refrescaba el ambiente.Nick parecía muy cómodo en el sofá, con las piernas estiradas. Muy cómodo y muy sexy.
Y, de repente, ___(Tn) se sintió más acalorada.
—Voy a darme una ducha. Cuando Emily se duerme, normalmente no la despierta ni un terremoto... volveré enseguida.
La niña estaba profundamente dormida y no se despertó mientras se duchaba y se ponía un vestido de algodón rosa que le quedaba mejor de lo que había pensado.
Nick apretó los dientes al verla salir de la habitación. Debería irse o su resolución de no tocarla hasta el viernes se iría por la ventana. Pero cuando se levantó para tomar la chaqueta, su expresión la traicionó. ___(Tn) no quería que se fuera.
Se miraron un momento. Y entonces ella dijo algo que lo dejó boquiabierto.
—Dilo otra vez.
—Te quiero —murmuró Jessie, con los ojos brillantes.
Nick supo que siempre recordaría ese momento. Sentía una docena de emociones... incredulidad, sorpresa, alegría satisfacción, deseo, compitiendo por hacerse un sitio en su cerebro y en su corazón.
El deseo ganó al final. ¿O era su amor por ella? ¿Cómo no iba a tomar en sus brazos a una mujer que le había dicho que lo amaba con tan conmovedora sencillez?
—¿Cuándo te has dado cuenta?
—Mientras venía a casa, en el tren.
—Un buen sitio para tomar decisiones —bromeó Nick.
—Mucho mejor que entre tus brazos —sonrió ___(Tn)—. No puedo pensar cuando me besas.
—Me gusta saber eso.
___(Tn) enredó los brazos alrededor de su cuello.
—¿No vas a besarme?
—Pronto.
—Eres un poco sádico, Nick Jonas
—Nunca he dicho que fuera un santo.
Y tampoco ella era masoquista. Sus bocas estaban a punto de unirse cuando sonó un golpecito en la puerta.
Era Dora, nerviosa.
—He visto el coche de Nick en la puerta. ¿Ha pasado algo?
___(Tn) le contó el pequeño drama con el oculista y su amiga pareció aliviada.
—Cuánto me alegro de que Nick haya podido echarte una mano. Siento no haber estado en casa, querida, pero no te puedes imaginar lo que ha pasado.
Nick y ___(Tn) se miraron, divertidos y exasperados a la vez.
—¿Por qué no hago un café mientras nos lo cuentas?
Suspirando, Nick dejó su chaqueta sobre una silla.
Aparentemente, Dora había recibido una llamada de su hermano, el que no la había ayudado cuando su madre estaba enferma. Llevaban dos años sin hablarse.
—Si no estuviéramos casi en Navidad tampoco le habría dirigido la palabra. Pero me alegro de haberlo hecho.
Por lo visto, su hermano la había invitado a comer para pedirle disculpas por no haberse portado como era debido durante la enfermedad de su madre. Además, la había invitado a pasar las navidades en la costa sur, donde tenía una casa enorme.
Nick vio que ___(Tn) se ponía seria al saber la noticia y supuso que Emily y ella solían pasar las navidades con Dora. Después de todo, no tenía a nadie más. Era la oportunidad que él había esperado.
—A mí me parece estupendo, Dora. Y seguro que es un alivio para ___(Tn). Verás, le he pedido que venga a pasar las navidades conmigo y con mi familia, pero estaba preocupada por ti, pensando que te quedarías sola... Por supuesto, tú también podrías haber venido, pero esto lo resuelve todo.
Dora se mostró feliz con el anuncio, pero ___(Tn) se quedó callada. Y cuando la mujer se despidió para seguir haciendo compras de Navidad, Nick tuvo que enfrentarse con ella.
—Mientes muy bien.
—No hay nada malo en una mentira piadosa, ___(Tn). Especialmente, cuando es en parte verdad. Iba a pedirte que pasaras las navidades conmigo.
—¿Y con tu familia?
—Sí.
—¿Y cómo ibas a presentarme?
—¿Cómo quieres que te presente?
—No lo sé. Dímelo tú.
—¿Qué tal como mi prometida?
—¿Qué?
Nick dejó escapar un suspiro.
—Sí, supongo que eso es ir demasiado rápido. ¿Qué tal como mi novia?
___(Tn) sacudió la cabeza, sorprendida.
—¿Quieres casarte conmigo, no estás de broma?
—Yo no bromearía sobre algo así.
—¡Pero si nos conocimos hace diez días!
—Pero sé que te quiero y sé que tú me quieres a mí.
—En realidad, no nos conocemos...
—No estoy de acuerdo —la interrumpió Nick—. Yo te conozco muy bien. Mucho mejor de lo que conocía a Natalie cuando me casé con ella y llevábamos meses saliendo juntos. El problema es que tú crees que no me conoces, pero estás equivocada sobre mí desde el principio. Pensé que me había librado de esa imagen de libertino, pero veo que me he equivocado.
—Eso no es verdad... creo que eres una persona maravillosa —protestó ___(Tn)—. ¿Pero casarnos? Ese es un paso muy importante, Nick. Para empezar, no estamos de acuerdo en algo fundamental. El mismo asunto por el que no te pusiste de acuerdo con tu ex mujer.
—¿Qué? ¿Tú tampoco quieres tener hijos? ___(Tn), yo pensé que...
No podía creerlo. Era como si frente a él hubiese un agujero negro. ___(Tn) no quería tener más hijos. La mujer de su vida... ¿cómo podía el destino ser tan cruel?
Ella parpadeó. ¿Le había oído bien? ¿Su ex no había querido tener hijos? Pero eso no podía ser. La había oído decir que estaba embarazada aquel día, en su despacho. Por supuesto, muchas mujeres que decían no querer hijos cambiaban de opinión al quedar embarazadas. Pero si ése era el caso...
—Un momento. ¿Por qué te divorciaste de tu mujer, Nick?
—Porque se negaba a tener hijos. Y porque ya no estaba enamorado de ella.
—Pero yo pensé que eras tú el que no quería tener hijos.
—¿Yo? A mí me encantan los niños. ¿De dónde has sacado esa idea?
—Me dijiste que no te ponías de acuerdo con tu ex mujer sobre el tema de los hijos... y yo pensé que eras tú el que no quería —suspiró ___(Tn)—. Lo siento, Nick. Mis viejos prejuicios otra vez.
—Es un error comprensible.
—Entonces, ¿de verdad quieres tener niños?
—Una tribu entera, si es posible. Cuantos más, mejor.
___(Tn) sonrió.
—Yo también.
—¿Y tu trabajo?
—Nunca pondría el trabajo por delante de mis hijos. Pero espero poder hacer las dos cosas.
La emoción de Nick era tan grande como lo había sido su desesperación unos segundos antes.
—En ese caso, ven aquí, mujer, y compénsame por pensar esas cosas horribles de mí.
___(Tn) corrió a sus brazos. Y aquella vez consiguió besarla durante cinco segundos antes de que los interrumpieran.
—Mamá...
Se apartaron a toda velocidad al oír la vocecita de Emily, que entraba en el salón frotándose los ojos.
—Hola, cariño. ¿Ahora te encuentras mejor?
—Tengo sed. Y me duelen los ojos.
___(Tn) suspiró.
—Nick, ¿dónde están las gotas?
—En la mesa —contestó él, tomando a la niña en brazos—. ¿Has dormido bien, princesa?
Emily lo miró, con la cabeza inclinada.
—¿Estabas besando a mi mamá? ___(Tn) dejó de respirar.
—Pues sí. Y me ha gustado mucho. ¿Te importa que bese a tu mamá?
—No. ¿También me besarás a mí?
Riendo, Nick le dio un beso en la frente.
—Ya está. Y ahora, vamos a ponerte esas gotas.
—¿Tienes que ponérmelas?
—Sí, tengo que ponértelas —contestó él.
___(Tn) dejó escapar un suspiro de felicidad. Que otra persona, el hombre de su vida, le pusiera las gotas a su hija era casi más bonito que todo lo que había pasado aquel día.
Espero que les guste el cap
AVISO: DOS CAP'S MAS Y TERMINA LA NOVE!! ;)
COMENTEN!!
bye :D
A las diez de la mañana del lunes, Nick estaba sentado frente al escritorio de Harry Wilde, muy satisfecho por el rumbo que había tomado su relación con ___(Tn). El día anterior le había demostrado que no tenían que hacer el amor para disfrutar el uno de la compañía del otro. Y también le había demostrado, o eso esperaba, que podría ser un buen padre para Emily.
El sábado compró una silla de seguridad para que no hubiese objeciones, porque habían planeado ir a las afueras de Sidney el domingo. Después de investigar una hora en Internet, encontró un picadero para niños que tenía, además, otras distracciones, como castillos de goma, toboganes y cosas así.
Emily lo había pasado de maravilla, pero cuando llegaron a casa, a las siete, estaba agotada de tantas emociones. No había probado la pizza y, según ___(Tn), eso era rarísimo.
Nick insistió en tomarle la temperatura que, afortunadamente, era normal, y después de bañarla, le leyó un cuento hasta que la niña se quedó dormida.
Más tarde, aunque ___(Tn) dejó que se quedara, ni siquiera intentó hacerle el amor. Vieron una película en televisión, una de Harrison Ford, y charlaron sobre libros, cine, música. Nick había descubierto que tenía un gran conocimiento sobre todos esos temas, aunque no le sorprendía. ___(Tn) era una mujer muy inteligente. Lo había sabido desde el día que la miró a los ojos.
Aunque estaba muriéndose por hacerle el amor, se contentó con un beso de despedida. Sospechaba que ___(Tn) no habría objetado demasiado si hubiese intentado seducirla, pero no quería arriesgarse.
El viernes, sin embargo, no sería capaz de ser tan noble. Y tampoco esperaría hasta que acabase la fiesta. No, imposible. Nick tembló al pensar en la larga semana que le esperaba...
En ese momento, sonó su teléfono.
—Nick Jonas.
—Nick, tengo un problema.
Era ___(Tn). Y parecía muy preocupada.
—¿Qué ocurre? Pensé que estabas en la oficina.
—Y aquí estoy. Pero acaban de llamarme de la guardería. Emily tiene conjuntivitis y como es contagioso quieren que vaya a buscarla.
—Muy bien, vete. Yo hablaré con Michelle.
—Es que no está aquí. Tenía una cita con el ginecólogo esta mañana y me ha pedido que termine unos diseños. He llamado a Dora, pero no está en casa... Podría dejar a Emily en la guardería, pero la llevarían a la enfermería... Se lo hicieron una vez y la pobrecita pensó que la estaban castigando.
—Yo iré a buscarla, no te preocupes. Llámalos y diles que voy para allá, que me das permiso para recoger a la niña. Yo la llevaré al oculista para que le ponga unas gotas en los ojos —se ofreció Nick.
—¿De verdad? ¿Harías eso por mí?
—Claro que sí —contestó él, sorprendido—. ¿Vas a algún oculista en particular?
—Suelo ir a una clínica que está cerca de casa y que abre veinticuatro horas. Pero te ve el oculista que esté de guardia en ese momento.
En silencio, Nick decidió que eso cambiaría cuando estuvieran juntos. Y lo estarían. Pero, por el momento, esa clínica tendría que valer.
—Muy bien. Anótame la dirección.
Después de colgar, Nick se levantó de la silla y tomó su chaqueta. No debían haber pasado más de treinta segundos hasta que llegó al despacho de ___(Tn), pero la encontró deshecha en lágrimas.
—¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué lloras? ___(Tn), con la cara entre las manos, no podía hablar.
—Cariño, dime qué te pasa —insistió Nick, apretando sus hombros.
—Nunca he conocido a nadie como tú. No puedes ser real —consiguió decir ella, con la voz estrangulada.
Nick se sintió aliviado... y halagado. No había pasado nada, sólo estaba haciéndole un cumplido con sus lágrimas.
Pero qué triste que no pudiera creer que un hombre estaba dispuesto a hacer algo por ella y por su hija.
—Soy real, te lo aseguro. Si no me crees, pregúntale a mi madre. Y ahora, deja de llorar y dame la dirección de la clínica... y ponte a trabajar. No querrás que todos crean que he contratado a una blanda sólo porque me gusta, ¿no?
Una sonrisa apareció en medio de las lágrimas. Y era preciosa cuando sonreía.
—No, eso no puede ser, ¿verdad? —murmuró ___(Tn), sacando un pañuelo del bolso.
—No.
—Bueno, ésta es la tarjeta de la Seguridad Social y ésta la dirección de la clínica... ¿Qué vas a hacer con Emily cuando la haya visto el oculista? Podría darte las llaves de mi casa, si quieres. Hay comida en la nevera... y si se aburre puedes ponerle películas. Hay un montón de ellas debajo de la tele.
—Muy bien. Te llamaré cuando llegue.
—No sé qué decir, Nick. ¿Seguro que no te importa? Quiero decir... tú no tienes mucha experiencia con niños.
—Te equivocas, soy el mejor tío del mundo. ¿Qué crees que hice el sábado por la tarde? Cuidar de mis dos sobrinos para que sus padres pudieran disfrutar un poco. La verdad, no sé de qué se queja mi cuñada. Son unos angelitos. Por supuesto, les forré a caramelos y comida basura... eso me ayudó bastante. Así que no te preocupes, sabré cuidar de Emily...
—¡Nick!
—No le daré caramelos, te lo prometo. La verdad, me apetece dejar de fingir que estoy trabajando. No tengo nada que hacer... bueno sí, comprar alcohol para la fiesta. Menudo reto.
___(Tn) sonrió.
—Gracias.
—Te llamaré, ¿de acuerdo? No te preocupes.
—No sabes cómo te lo agradezco, de verdad.
Nick sonrió de nuevo antes de marcharse.
Nada hacía que un hombre se sintiera mejor, decidió mientras se alejaba a grandes y masculinas zancadas, que poder ayudar a la mujer que amaba.
___(Tn) trabajó deprisa durante las dos horas siguientes, sin levantarse hasta que el diseño quedó perfecto. En su opinión, al menos.
Michelle volvió a la oficina sólo minutos después de que Nick hubiese llamado para decir que estaba en casa y que la conjuntivitis de la niña no era nada serio. El oculista le había puesto unas gotas y, después de tomar un vaso de leche, iban a ver El rey león.
Una vez tranquilizada, ___(Tn) pudo concentrarse en la reacción de Michelle al diseño del anuncio. Pero Michelle tenía el ceño arrugado.
—Yo nunca lo habría hecho así —murmuró, inclinando la cabeza a un lado y a otro para mirar la pantalla del ordenador—. Pero sí, me gusta. Eres muy creativa, ___(Tn). Nick ha encontrado una joya. Harry se llevará una alegría cuando vuelva.
Ella suspiró, aliviada. Por un momento se había asustado.
—Gracias. Pero... ¿te importa si me voy? Me llamaron de la guardería para decir que Emily tiene conjuntivitis, pero como tenía que terminar esto...
—Por favor, la próxima vez que te pase algo así, vete corriendo —la interrumpió Michelle— Espero que Emily esté bien.
___(Tn) no quería contarle que Nick había acudido al rescate. Era algo muy personal.
—Eso espero yo también —murmuró, guardando las cosas en su bolso—. Gracias, Michelle. Trabajaré un par de horas en casa para compensar el tiempo perdido...
—Ni se te ocurra. Has hecho más cosas en un día que tu predecesor en toda una semana.
El tren estaba lleno de gente y tuvo suerte de encontrar asiento. Hacía un calor terrible. El mes de diciembre en Sidney siempre era muy húmedo y el aire acondicionado no funcionaba bien. Seguramente toda esa gente estaba haciendo las compras de Navidad, pensó.
Afortunadamente, ella ya había hecho las suyas. La muñeca Felicity con todos sus accesorios y otros regalitos pequeños. Incluso para su madre, a quien había enviado unas servilletas de lino que, seguramente, no usaría nunca. Su madre era una mujer muy difícil de complacer.
Para Dora había comprado unos mantelitos individuales con posavasos a juego. No se había gastado tanto como para su madre, pero sabía que Dora agradecería el regalo mucho más. Y, además, lo usaría.
Entonces se le ocurrió pensar que no le había comprado nada a Nick. En realidad, la intrusión de Nick Jonas en su vida casi la había hecho olvidar la Navidad...
___(Tn) recordó lo que le había dicho a Dora la noche que fue al bar, que quería un hombre para Navidad, un hombre guapísimo, además.
Nick.
Qué ironía.
Seguía pensando que su amor era increíble, pero él decía que la amaba y no tenía ninguna razón para dudar de su palabra. Francamente, no quería dudar de él. Estaba harta de su cinismo, harta de no creer en los hombres, harta de no querer enamorarse. Dora tenía razón, la vida podía ser cruel, pero también podía ser maravillosa.
Nick era un hombre extraordinario aunque no quisiera tener hijos. Por qué, no tenía ni idea, pero le preguntaría. Pronto. Y si le decía que era una decisión firme, ¿qué haría? Ella quería tener hijos con el hombre que amaba... y amaba a Nick. Esa era una de las razones por las que antes se había puesto a llorar, porque no había podido evitar enamorarse de él.
«Lo amas y llegarías a cualquier compromiso para estar con él».
Pero quizá se estaba equivocando.
Quizá él sólo quería seguir siendo su amante. Quizá no quería casarse con ella, sólo seguir viéndose como hasta ahora.
Y eso no sería suficiente. Pero no podía obligarlo a casarse con ella. No podía obligarlo a hacer nada.
El tren llegó a Roseville en ese momento. Mientras iba corriendo a casa, se decía a sí misma que debía dejar de cuestionarse todo y, sencillamente, vivir el momento. Las cosas iban bien. ¿Por qué arriesgarse pidiendo más de lo que él podía dar?
Nick le hizo un gesto para que no hiciera ruido cuanto entró en la casa.
—Emily está dormida. Se durmió mientras veíamos la película y la he llevado a la cama. Pero sólo hace diez minutos.
—Gracias.
—Estás sudando.
—Es que hace mucho calor.
Afortunadamente, el ventilador del techo refrescaba el ambiente.Nick parecía muy cómodo en el sofá, con las piernas estiradas. Muy cómodo y muy sexy.
Y, de repente, ___(Tn) se sintió más acalorada.
—Voy a darme una ducha. Cuando Emily se duerme, normalmente no la despierta ni un terremoto... volveré enseguida.
La niña estaba profundamente dormida y no se despertó mientras se duchaba y se ponía un vestido de algodón rosa que le quedaba mejor de lo que había pensado.
Nick apretó los dientes al verla salir de la habitación. Debería irse o su resolución de no tocarla hasta el viernes se iría por la ventana. Pero cuando se levantó para tomar la chaqueta, su expresión la traicionó. ___(Tn) no quería que se fuera.
Se miraron un momento. Y entonces ella dijo algo que lo dejó boquiabierto.
—Dilo otra vez.
—Te quiero —murmuró Jessie, con los ojos brillantes.
Nick supo que siempre recordaría ese momento. Sentía una docena de emociones... incredulidad, sorpresa, alegría satisfacción, deseo, compitiendo por hacerse un sitio en su cerebro y en su corazón.
El deseo ganó al final. ¿O era su amor por ella? ¿Cómo no iba a tomar en sus brazos a una mujer que le había dicho que lo amaba con tan conmovedora sencillez?
—¿Cuándo te has dado cuenta?
—Mientras venía a casa, en el tren.
—Un buen sitio para tomar decisiones —bromeó Nick.
—Mucho mejor que entre tus brazos —sonrió ___(Tn)—. No puedo pensar cuando me besas.
—Me gusta saber eso.
___(Tn) enredó los brazos alrededor de su cuello.
—¿No vas a besarme?
—Pronto.
—Eres un poco sádico, Nick Jonas
—Nunca he dicho que fuera un santo.
Y tampoco ella era masoquista. Sus bocas estaban a punto de unirse cuando sonó un golpecito en la puerta.
Era Dora, nerviosa.
—He visto el coche de Nick en la puerta. ¿Ha pasado algo?
___(Tn) le contó el pequeño drama con el oculista y su amiga pareció aliviada.
—Cuánto me alegro de que Nick haya podido echarte una mano. Siento no haber estado en casa, querida, pero no te puedes imaginar lo que ha pasado.
Nick y ___(Tn) se miraron, divertidos y exasperados a la vez.
—¿Por qué no hago un café mientras nos lo cuentas?
Suspirando, Nick dejó su chaqueta sobre una silla.
Aparentemente, Dora había recibido una llamada de su hermano, el que no la había ayudado cuando su madre estaba enferma. Llevaban dos años sin hablarse.
—Si no estuviéramos casi en Navidad tampoco le habría dirigido la palabra. Pero me alegro de haberlo hecho.
Por lo visto, su hermano la había invitado a comer para pedirle disculpas por no haberse portado como era debido durante la enfermedad de su madre. Además, la había invitado a pasar las navidades en la costa sur, donde tenía una casa enorme.
Nick vio que ___(Tn) se ponía seria al saber la noticia y supuso que Emily y ella solían pasar las navidades con Dora. Después de todo, no tenía a nadie más. Era la oportunidad que él había esperado.
—A mí me parece estupendo, Dora. Y seguro que es un alivio para ___(Tn). Verás, le he pedido que venga a pasar las navidades conmigo y con mi familia, pero estaba preocupada por ti, pensando que te quedarías sola... Por supuesto, tú también podrías haber venido, pero esto lo resuelve todo.
Dora se mostró feliz con el anuncio, pero ___(Tn) se quedó callada. Y cuando la mujer se despidió para seguir haciendo compras de Navidad, Nick tuvo que enfrentarse con ella.
—Mientes muy bien.
—No hay nada malo en una mentira piadosa, ___(Tn). Especialmente, cuando es en parte verdad. Iba a pedirte que pasaras las navidades conmigo.
—¿Y con tu familia?
—Sí.
—¿Y cómo ibas a presentarme?
—¿Cómo quieres que te presente?
—No lo sé. Dímelo tú.
—¿Qué tal como mi prometida?
—¿Qué?
Nick dejó escapar un suspiro.
—Sí, supongo que eso es ir demasiado rápido. ¿Qué tal como mi novia?
___(Tn) sacudió la cabeza, sorprendida.
—¿Quieres casarte conmigo, no estás de broma?
—Yo no bromearía sobre algo así.
—¡Pero si nos conocimos hace diez días!
—Pero sé que te quiero y sé que tú me quieres a mí.
—En realidad, no nos conocemos...
—No estoy de acuerdo —la interrumpió Nick—. Yo te conozco muy bien. Mucho mejor de lo que conocía a Natalie cuando me casé con ella y llevábamos meses saliendo juntos. El problema es que tú crees que no me conoces, pero estás equivocada sobre mí desde el principio. Pensé que me había librado de esa imagen de libertino, pero veo que me he equivocado.
—Eso no es verdad... creo que eres una persona maravillosa —protestó ___(Tn)—. ¿Pero casarnos? Ese es un paso muy importante, Nick. Para empezar, no estamos de acuerdo en algo fundamental. El mismo asunto por el que no te pusiste de acuerdo con tu ex mujer.
—¿Qué? ¿Tú tampoco quieres tener hijos? ___(Tn), yo pensé que...
No podía creerlo. Era como si frente a él hubiese un agujero negro. ___(Tn) no quería tener más hijos. La mujer de su vida... ¿cómo podía el destino ser tan cruel?
Ella parpadeó. ¿Le había oído bien? ¿Su ex no había querido tener hijos? Pero eso no podía ser. La había oído decir que estaba embarazada aquel día, en su despacho. Por supuesto, muchas mujeres que decían no querer hijos cambiaban de opinión al quedar embarazadas. Pero si ése era el caso...
—Un momento. ¿Por qué te divorciaste de tu mujer, Nick?
—Porque se negaba a tener hijos. Y porque ya no estaba enamorado de ella.
—Pero yo pensé que eras tú el que no quería tener hijos.
—¿Yo? A mí me encantan los niños. ¿De dónde has sacado esa idea?
—Me dijiste que no te ponías de acuerdo con tu ex mujer sobre el tema de los hijos... y yo pensé que eras tú el que no quería —suspiró ___(Tn)—. Lo siento, Nick. Mis viejos prejuicios otra vez.
—Es un error comprensible.
—Entonces, ¿de verdad quieres tener niños?
—Una tribu entera, si es posible. Cuantos más, mejor.
___(Tn) sonrió.
—Yo también.
—¿Y tu trabajo?
—Nunca pondría el trabajo por delante de mis hijos. Pero espero poder hacer las dos cosas.
La emoción de Nick era tan grande como lo había sido su desesperación unos segundos antes.
—En ese caso, ven aquí, mujer, y compénsame por pensar esas cosas horribles de mí.
___(Tn) corrió a sus brazos. Y aquella vez consiguió besarla durante cinco segundos antes de que los interrumpieran.
—Mamá...
Se apartaron a toda velocidad al oír la vocecita de Emily, que entraba en el salón frotándose los ojos.
—Hola, cariño. ¿Ahora te encuentras mejor?
—Tengo sed. Y me duelen los ojos.
___(Tn) suspiró.
—Nick, ¿dónde están las gotas?
—En la mesa —contestó él, tomando a la niña en brazos—. ¿Has dormido bien, princesa?
Emily lo miró, con la cabeza inclinada.
—¿Estabas besando a mi mamá? ___(Tn) dejó de respirar.
—Pues sí. Y me ha gustado mucho. ¿Te importa que bese a tu mamá?
—No. ¿También me besarás a mí?
Riendo, Nick le dio un beso en la frente.
—Ya está. Y ahora, vamos a ponerte esas gotas.
—¿Tienes que ponérmelas?
—Sí, tengo que ponértelas —contestó él.
___(Tn) dejó escapar un suspiro de felicidad. Que otra persona, el hombre de su vida, le pusiera las gotas a su hija era casi más bonito que todo lo que había pasado aquel día.
Espero que les guste el cap
AVISO: DOS CAP'S MAS Y TERMINA LA NOVE!! ;)
COMENTEN!!
bye :D
maru!!
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
awww me encanto la nove
me guusta mucho q pena q vaya a terminar
al fin la rayis dejo sus inseguridades
si nick es...prfecto
siguela
me guusta mucho q pena q vaya a terminar
al fin la rayis dejo sus inseguridades
si nick es...prfecto
siguela
As I am
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
Me encanto el cap!
Yo sabia que nick si queria tener hijos. La rayis lo malinterpreto!
Siguelaaaaa!
Yo sabia que nick si queria tener hijos. La rayis lo malinterpreto!
Siguelaaaaa!
Yuliaa
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
AAAAwWWWWWW Nick es super tierno!!!!!!!!!!!
siguela!!!!
siguela!!!!
eli_jonatika
Re: "Amor en Horas de Trabajo"-(Nick y Tu)
que lindo es =)
lastima que ya se va acabar
subiras otra?
lastima que ya se va acabar
subiras otra?
Dorin
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