Laughing Out Loud.

prólogo

sometimes... opportunities to become better people knock on our door in an unusual way.

La clase de francés es un desastre. Mientras arrastro los pies hacia el escritorio y acomodo el cárdigan negro sobre mi cuerpo, comienzo a borrar la tiza del pizarrón. Es increíble como esta escuela, siendo la mejor en todo Chicago, no puede invertir un poco más en la educación de éstos chicos descarriados.

Escuchando los estridentes gritos a mis espaldas, los cotilleos de las chicas y una docena de balones de todo tipo rebotar contra el suelo, un fuerte dolor de cabeza es mi punto de fijación. Este trabajo no es para mí.

Ahí va todo el dinero invertido en la mejor escuela de Idiomas de Nueva York. Mi madre de seguro estaría decepcionada de ver cómo acabé. Ella me lo advirtió.

—Buenos días —hablo con mi mejor acento. Pero como es de esperar, nadie, absolutamente nadie presta atención a lo que la maestra dice. Me enerva la sangre ver a los jóvenes con auriculares en las orejas.

Caminando iracunda hacia ellos, desconecto los casquillos de su cuerpo y consigo un poco de silencio. Los balones ruedan lejos de las manos de los chicos y tengo muchos ojos sobre mí.

Resueno los tacones sobre la loseta y hago mi mejor sonrisa.

—Como sabrán —cojo un par de panfletos de mi maletín y los reparto— Les había comentado de un viaje hacia París —las voces comienzan a surgir, y, decido decir todo lo importante antes de que luces estroboscópicas, música tecno y artilugios de fiesta salgan de la nada— Iremos a un viaje con fines escolares a conocer las costumbres de vida de los parisinos. Donde, además de conocer la ciudad y las tradiciones francesas, perfeccionarán su pronunciación y percepción al idioma —trago saliva y sonrío— Estaremos 30 días en la ciudad del amor —suelto irónicamente— Y de regreso a Chicago habrá un examen acerca de temáticas de la ciudad y evaluaré su conocimiento al idioma, quién no logre pasar al menos con D, se llevará muchos problemas con esta clase y su vida social —algunos sueltan bufidos, mientras otros hablan emocionados acerca del viaje.

Oro a todo los santos por que pasen el curso. No soportaría horas extras después de clases y un curso completo de verano con estos orangutanes.

—No es más que un mando directivo —me encojo de hombros— Los gastos, permisos y folletos para sus padres estarán disponibles en dirección, así que comuníquenselo pronto. Arribamos aviones en dos semanas, compren todo lo que tengan que comprar y ahorren si es necesario —subo la voz para captar atención y siento mi estómago pequeño del esfuerzo— Presten atención o el viaje se cancelará.

Silencio.

Sonriendo complacida, camino alrededor del aula y suspiro.

—Se hospedarán en hogares de franceses que se ofrecieron voluntariamente… así que al menos deben saber un poco de lo mucho que les he enseñado, sino, será imposible su comunicación con ellos —sonrío de nuevo y suelto una risotada— Habrá toque de queda a una hora impuesta por ellos y seguirán las normas y reglas que les digan desde el inicio. Persona o personas que infrinjan aquello, se irán con nota reprobatoria de regreso a casa al instante… Respondo dudas en la siguiente clase —y regresando al idioma por el que tanto me maté, vocifero:— Nos vemos mañana.

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