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"Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
LISTO perdon si me tarde en publicar pero eh tenido problemas familiares y no tengo mucho tiempo espero me entiendann adios!
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
Nueva lectora!
Tienes que seguirla, esta fantástica!!!
Tienes que seguirla, esta fantástica!!!
StayMemiFaither
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
Bienvenida ñ_ñjonatica_smiley escribió:Nueva lectora!
Tienes que seguirla, esta fantástica!!!
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
En muchos aspectos, Sel era mucho más inocente que ella. ____ no quería decirle crudamente que Nicholas Petronides la consideraba un ser inferior, meramente un objeto preciso del que presumir y disfrutar.
-Sel -empezó titubeante-, creo que se sentiría ofendido sólo al considerar la posibilidad de tener una relación normal con una mujer que ha sido la amante de otro hombre...
-¡Pero si tú no has sido la amante de nadie!
____ no hizo el menor comentario. Tras toda la publicidad negativa que le habían hecho, nadie creería la verdad.
-Lena, todo lo que Nicholas quiere es acostarse conmigo -declaró.
-¡Oh! -Selena enrojeció tan intensamente que todas sus pecas desaparecieron-. ¡Cariño! ¡No debes dejarte arrastrar por un hombre semejante!
Aquella noche ____ permaneció tendida en la cama, escuchando los ruidos del tráfico. No podía perdonarse haberse sentido atraída por un hombre como Nicholas Petronides, quien a buen seguro pensaba que era una aventurera despreciable, acostumbrada a vender su cuerpo a cambio de lujos y riquezas. Le parecía que el corazón se le iba a partir en mil pedazos de dolor. ¿Cómo había sido capaz de caer tan bajo?
Cuando la eligieron para la campaña publicitaria de una de las marcas de productos para el cabello más populares del país, apenas tenía dieciocho años. Aunque nunca había querido ser modelo, se dejó convencer por su padre, y muy pronto empezó a ganar dinero a espuertas.
Sin embargo, al poco empezaron a hartarla la presión a la que la sometían y la superficialidad del mundo de la moda. Como había ahorrado mucho dinero, empezó a hacer planes para cambiar de vida.
Pero durante todo ese tiempo su padre no había dejado de jugar. Sin que ella lo supiera, cada vez hacía apuestas más arriesgadas, ofreciendo la fortuna de su hija como garantía para cubrir las pérdidas. Por suerte, el director del casino de Leland le había cortado el crédito en cuanto sospechó que el anciano estaba jugando muy por encima de sus posibilidades. _____ conoció a Leland Coulter cuando fue al casino a pagar las deudas de su padre.
-No conseguirás cambiarle, ____ -le había dicho-. Seguiría apostando aunque se estuviera muriendo. Tiene que ser él el que decida cambiar.
Tras aquel humillante episodio, su padre le hizo un montón de promesas. Le juró que no volvería a jugar, pero, como era de esperar, rompió su promesa. Como ya no era bien recibido en los casinos, empezó a acudir a lugares más peligrosos; jugaba altas sumas de dinero al póker con hombres de pésima reputación, dispuestos a romperle los huesos a quien osara eludir sus deudas. Fue así como la vida de ____ comenzó a tambalearse.
Russ contrajo una enorme deuda de la que su hija no pudo hacerse cargo, pues ya había gastado sus ahorros; unos matones le dieron una terrible paliza y perdió un riñón. Le confesó lo ocurrido a su hija en la cama del hospital, entre sollozos: le habían amenazado con que si no devolvía el dinero a tiempo lo matarían.
Desesperada, ____ había acudido a Leland Coulter en busca de consejo. Tras escucharla, él le propuso un arreglo: cubriría todas las pérdidas de su padre a condición de que ella se fuera a vivir con él. Desde el primer momento había sido muy claro respecto a las condiciones del trato: no quería sexo, solamente presumir, llevar una espléndida mujer del brazo, que ésta presidiera las cenas que organizaba y que le acompañara donde quiera que fuese.
Todo aquello no le había parecido demasiado a ____, quien, además, le estaba realmente agradecida por que le hubiera prestado el dinero y salvado así a su padre. No se dio cuenta de la trampa en que se estaba metiendo; de hecho, ni siquiera supo que Leland estaba casado hasta que vio los titulares de un periódico sensacionalista en el que se arrastraba su hasta entonces intachable reputación por el fango.
-Jennifer y yo rompimos porque ella tenía una aventura -admitió Leland a regañadientes cuando ____ le echó en cara habérselo ocultado-. Tenerte a mi lado hace que no me sienta como un estúpido.
Y a ella le había dado tanta lástima que decidió permanecer a su lado mientras la pareja libraba una encarnizada batalla legal para repartirse sus propiedades. Jennifer y Leland pelearon sin tregua ante los tribunales hasta que, justo una semana antes de la vista del divorcio, a él le diera un infarto; y en aquel momento de crisis, la única mujer en la que él había pensado era en su esposa.
-Vete, déjame solo -le había susurrado patéticamente a ____ desde la cama del hospital-. Necesito a Jennifer, ¡No quiero que te vea aquí!
-Sel -empezó titubeante-, creo que se sentiría ofendido sólo al considerar la posibilidad de tener una relación normal con una mujer que ha sido la amante de otro hombre...
-¡Pero si tú no has sido la amante de nadie!
____ no hizo el menor comentario. Tras toda la publicidad negativa que le habían hecho, nadie creería la verdad.
-Lena, todo lo que Nicholas quiere es acostarse conmigo -declaró.
-¡Oh! -Selena enrojeció tan intensamente que todas sus pecas desaparecieron-. ¡Cariño! ¡No debes dejarte arrastrar por un hombre semejante!
Aquella noche ____ permaneció tendida en la cama, escuchando los ruidos del tráfico. No podía perdonarse haberse sentido atraída por un hombre como Nicholas Petronides, quien a buen seguro pensaba que era una aventurera despreciable, acostumbrada a vender su cuerpo a cambio de lujos y riquezas. Le parecía que el corazón se le iba a partir en mil pedazos de dolor. ¿Cómo había sido capaz de caer tan bajo?
Cuando la eligieron para la campaña publicitaria de una de las marcas de productos para el cabello más populares del país, apenas tenía dieciocho años. Aunque nunca había querido ser modelo, se dejó convencer por su padre, y muy pronto empezó a ganar dinero a espuertas.
Sin embargo, al poco empezaron a hartarla la presión a la que la sometían y la superficialidad del mundo de la moda. Como había ahorrado mucho dinero, empezó a hacer planes para cambiar de vida.
Pero durante todo ese tiempo su padre no había dejado de jugar. Sin que ella lo supiera, cada vez hacía apuestas más arriesgadas, ofreciendo la fortuna de su hija como garantía para cubrir las pérdidas. Por suerte, el director del casino de Leland le había cortado el crédito en cuanto sospechó que el anciano estaba jugando muy por encima de sus posibilidades. _____ conoció a Leland Coulter cuando fue al casino a pagar las deudas de su padre.
-No conseguirás cambiarle, ____ -le había dicho-. Seguiría apostando aunque se estuviera muriendo. Tiene que ser él el que decida cambiar.
Tras aquel humillante episodio, su padre le hizo un montón de promesas. Le juró que no volvería a jugar, pero, como era de esperar, rompió su promesa. Como ya no era bien recibido en los casinos, empezó a acudir a lugares más peligrosos; jugaba altas sumas de dinero al póker con hombres de pésima reputación, dispuestos a romperle los huesos a quien osara eludir sus deudas. Fue así como la vida de ____ comenzó a tambalearse.
Russ contrajo una enorme deuda de la que su hija no pudo hacerse cargo, pues ya había gastado sus ahorros; unos matones le dieron una terrible paliza y perdió un riñón. Le confesó lo ocurrido a su hija en la cama del hospital, entre sollozos: le habían amenazado con que si no devolvía el dinero a tiempo lo matarían.
Desesperada, ____ había acudido a Leland Coulter en busca de consejo. Tras escucharla, él le propuso un arreglo: cubriría todas las pérdidas de su padre a condición de que ella se fuera a vivir con él. Desde el primer momento había sido muy claro respecto a las condiciones del trato: no quería sexo, solamente presumir, llevar una espléndida mujer del brazo, que ésta presidiera las cenas que organizaba y que le acompañara donde quiera que fuese.
Todo aquello no le había parecido demasiado a ____, quien, además, le estaba realmente agradecida por que le hubiera prestado el dinero y salvado así a su padre. No se dio cuenta de la trampa en que se estaba metiendo; de hecho, ni siquiera supo que Leland estaba casado hasta que vio los titulares de un periódico sensacionalista en el que se arrastraba su hasta entonces intachable reputación por el fango.
-Jennifer y yo rompimos porque ella tenía una aventura -admitió Leland a regañadientes cuando ____ le echó en cara habérselo ocultado-. Tenerte a mi lado hace que no me sienta como un estúpido.
Y a ella le había dado tanta lástima que decidió permanecer a su lado mientras la pareja libraba una encarnizada batalla legal para repartirse sus propiedades. Jennifer y Leland pelearon sin tregua ante los tribunales hasta que, justo una semana antes de la vista del divorcio, a él le diera un infarto; y en aquel momento de crisis, la única mujer en la que él había pensado era en su esposa.
-Vete, déjame solo -le había susurrado patéticamente a ____ desde la cama del hospital-. Necesito a Jennifer, ¡No quiero que te vea aquí!
Última edición por #AllThisTime_[Ale] el Dom 23 Oct 2011, 11:23 pm, editado 1 vez
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
Aquello le había dolido, pues, por insólito que pareciera, sentía cierto afecto por Leland. No era en absoluto un hombre malo, tan sólo egoísta, como todos los que había conocido antes que él, y esperaba sinceramente que volviera a ser feliz con su Jennifer. Sin embargo, la había usado no sólo para curar su vanidad herida, sino, lo que era mucho peor, como arma para castigar a su mujer infiel. Y eso ______ no podía perdonárselo, como tampoco podría perdonarse a sí misma haber estado tan ciega como para consentirlo. Se juró a sí misma que nunca, pasara lo que pasara, volviera a permitir que la utilizaran.
A la mañana siguiente, muy temprano, ____ ayudó a Selena a hacer el equipaje. Su amiga iba a pasar una temporada en casa de unos conocidos, en Devon. Sentía un gran alivio al pensar que ____ cuidaría de la casa, ya que el año anterior, durante una de sus ausencias, unos vándalos habían irrumpido en el estudio destrozándolo todo.
En cuanto su amiga se marchó, _____ se encerró en el cuarto de baño donde pasó una hora maquillándose cuidadosamente y vistiéndose con especial esmero. Iba a darle a Nicholas Petronides una lección que nunca olvidaría.
A media mañana buscó la única joya que le pertenecía. Se trataba de un brazalete victoriano que había encontrado a los once años, en la caja de costura de su madre. Sin duda, lo había escondido ahí para evitar que su marido, que siempre andaba corto de dinero, lo empeñara. Después de hacerlo siempre se sentía terriblemente avergonzado, pero para entonces era demasiado tarde como para recuperar aquellas humildes joyas. ____ lo sabía muy bien, así que mantuvo aquel brazalete bien escondido durante todos aquellos años.
Por eso le parecía aún más terrible lo que estaba a punto de hacer, una auténtica traición a la memoria de su madre. Pero necesitaba desesperadamente el dinero y no poseía nada más de valor. Tenía que demostrarle como fuera a Nicholas Petronides que aunque se hubiera hecho cargo de la deuda, eso no le daba ningún derecho sobre ella. Y el amargo sacrificio de la única herencia de su madre sólo contribuía a hacer más firme aquella decisión.
Media hora más tarde subía al piso más alto del rascacielos que albergaba las oficinas centrales de las empresas de Petronides. Decidida, se acercó a la mesa de la recepcionista.
-Quiero ver a Nicholas -anunció.
-¿Se... señorita Kendall? -la chica se levantó con los ojos como platos al reconocerla. ____ se había puesto un vestido de un rojo furioso, escandalosamente ceñido, y se había soltado la hermosa melena rubia que caía como una cascada de oro hasta la cintura. Completaban el conjunto unos zapatos de tacón vertiginoso.
-No se preocupe, ya sé dónde está su despacho -dijo, y sin más preámbulos se encaminó hacia el pasillo, dejando a la empleada boquiabierta.
Abrió la puerta con decisión, pero, por desgracia, el despacho estaba vacío. Sin vacilar se dirigió a la sala de reuniones contigua, sin hacer caso de los aspavientos de la recepcionista, que había conseguido llamar la atención de otras dos secretarias.
¡Eureka! ____ irrumpió en una habitación repleta de hombres de negocios que se quedaron sin habla ante su súbita aparición.
Nicholas, que presidía la reunión, se levantó, mirándola con una terrible expresión.
-Quiero hablar contigo ahora mismo -dijo _____. Sus ojos relampagueaban como dos zafiros.
-Puede esperar en el despacho del señor Petronides, señorita Kendall -intervino una mujer de mediana edad, presumiblemente una de las secretarias.
-No, gracias, no quiero esperar -le espetó _____. Nicholas le lanzó una mirada cargada de furia. Nunca nadie le había hecho semejante escena. _____ le sonrió dulcemente; sabía que no podía hacerle ningún daño porque ya no tenía absolutamente nada que perder: ni dinero, ni empleo, sólo su orgullo y su buen juicio. Costara lo que costara, estaba dispuesta a que Nicholas pagara por lo que le había hecho el día anterior.
Impetuosamente, Nicholas se acercó a ella y la asió por la muñeca. _____ gimió, como si le hubiera hecho mucho daño. Él la soltó de inmediato, pero a cambio le dirigió una mirada que hubiera hecho temblar a mujeres mucho más fuertes que ella.
-Gracias -dijo _____, y como un corderito se dirigió hacia la puerta que comunicaba con el despacho. Sabía que él la seguiría. En cuanto estuvieron a solas, volvió a la carga. -Las visitas inesperadas que se comportan de forma poco adecuada son de lo más cargante, ¿verdad? - le espetó irónicamente.
-Estás loca -replicó Nicholas, haciendo un esfuerzo visible por contenerse-. ¿A qué demonios crees que estás jugando?
-No he venido a jugar, sino a pagar -con un gesto dramático, alargó la mano y depositó unos cuantos billetes sobre el escritorio-. Esto es a cuenta del préstamo. No puedes comprarme como si fuera una lata de judías.
-¿Cómo te has atrevido a interrumpir la reunión? -preguntó Nick iracundo-. ¿Cómo has sido capaz de montar semejante escena?
A la mañana siguiente, muy temprano, ____ ayudó a Selena a hacer el equipaje. Su amiga iba a pasar una temporada en casa de unos conocidos, en Devon. Sentía un gran alivio al pensar que ____ cuidaría de la casa, ya que el año anterior, durante una de sus ausencias, unos vándalos habían irrumpido en el estudio destrozándolo todo.
En cuanto su amiga se marchó, _____ se encerró en el cuarto de baño donde pasó una hora maquillándose cuidadosamente y vistiéndose con especial esmero. Iba a darle a Nicholas Petronides una lección que nunca olvidaría.
A media mañana buscó la única joya que le pertenecía. Se trataba de un brazalete victoriano que había encontrado a los once años, en la caja de costura de su madre. Sin duda, lo había escondido ahí para evitar que su marido, que siempre andaba corto de dinero, lo empeñara. Después de hacerlo siempre se sentía terriblemente avergonzado, pero para entonces era demasiado tarde como para recuperar aquellas humildes joyas. ____ lo sabía muy bien, así que mantuvo aquel brazalete bien escondido durante todos aquellos años.
Por eso le parecía aún más terrible lo que estaba a punto de hacer, una auténtica traición a la memoria de su madre. Pero necesitaba desesperadamente el dinero y no poseía nada más de valor. Tenía que demostrarle como fuera a Nicholas Petronides que aunque se hubiera hecho cargo de la deuda, eso no le daba ningún derecho sobre ella. Y el amargo sacrificio de la única herencia de su madre sólo contribuía a hacer más firme aquella decisión.
Media hora más tarde subía al piso más alto del rascacielos que albergaba las oficinas centrales de las empresas de Petronides. Decidida, se acercó a la mesa de la recepcionista.
-Quiero ver a Nicholas -anunció.
-¿Se... señorita Kendall? -la chica se levantó con los ojos como platos al reconocerla. ____ se había puesto un vestido de un rojo furioso, escandalosamente ceñido, y se había soltado la hermosa melena rubia que caía como una cascada de oro hasta la cintura. Completaban el conjunto unos zapatos de tacón vertiginoso.
-No se preocupe, ya sé dónde está su despacho -dijo, y sin más preámbulos se encaminó hacia el pasillo, dejando a la empleada boquiabierta.
Abrió la puerta con decisión, pero, por desgracia, el despacho estaba vacío. Sin vacilar se dirigió a la sala de reuniones contigua, sin hacer caso de los aspavientos de la recepcionista, que había conseguido llamar la atención de otras dos secretarias.
¡Eureka! ____ irrumpió en una habitación repleta de hombres de negocios que se quedaron sin habla ante su súbita aparición.
Nicholas, que presidía la reunión, se levantó, mirándola con una terrible expresión.
-Quiero hablar contigo ahora mismo -dijo _____. Sus ojos relampagueaban como dos zafiros.
-Puede esperar en el despacho del señor Petronides, señorita Kendall -intervino una mujer de mediana edad, presumiblemente una de las secretarias.
-No, gracias, no quiero esperar -le espetó _____. Nicholas le lanzó una mirada cargada de furia. Nunca nadie le había hecho semejante escena. _____ le sonrió dulcemente; sabía que no podía hacerle ningún daño porque ya no tenía absolutamente nada que perder: ni dinero, ni empleo, sólo su orgullo y su buen juicio. Costara lo que costara, estaba dispuesta a que Nicholas pagara por lo que le había hecho el día anterior.
Impetuosamente, Nicholas se acercó a ella y la asió por la muñeca. _____ gimió, como si le hubiera hecho mucho daño. Él la soltó de inmediato, pero a cambio le dirigió una mirada que hubiera hecho temblar a mujeres mucho más fuertes que ella.
-Gracias -dijo _____, y como un corderito se dirigió hacia la puerta que comunicaba con el despacho. Sabía que él la seguiría. En cuanto estuvieron a solas, volvió a la carga. -Las visitas inesperadas que se comportan de forma poco adecuada son de lo más cargante, ¿verdad? - le espetó irónicamente.
-Estás loca -replicó Nicholas, haciendo un esfuerzo visible por contenerse-. ¿A qué demonios crees que estás jugando?
-No he venido a jugar, sino a pagar -con un gesto dramático, alargó la mano y depositó unos cuantos billetes sobre el escritorio-. Esto es a cuenta del préstamo. No puedes comprarme como si fuera una lata de judías.
-¿Cómo te has atrevido a interrumpir la reunión? -preguntó Nick iracundo-. ¿Cómo has sido capaz de montar semejante escena?
Última edición por #AllThisTime_[Ale] el Dom 23 Oct 2011, 11:24 pm, editado 1 vez
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
____ se puso tensa. Nunca había visto a ningún hombre tan furioso. A pesar de su tez bronceada, estaba muy pálido; sintió que quería taladrarla con la mirada.
-Tú me provocaste -contestó-. Viniste a verme sin que yo te invitara e hiciste que me sintiera como lo más rastrero. ¡He venido a decirte que estabas muy equivocado!
-¡Vaya! ¿Ésta es la famosa Reina de Hielo? -replicó Nicholas secamente.
-¡Tú serías capaz de derretir los Polos! -siseó ____, preguntándose por qué parecía tan tranquilo de repente. Incluso estaba recuperando su color natural.
-¿No será que tienes doble personalidad?
-¿Acaso crees que me conoces muy bien sólo porque hemos coincidido media docena de veces? -____ sacudió la cabeza, y no pudo por menos que darse cuenta de que su mirada parecía quedarse prendida del movimiento de su hermosa melena. Aquel desgraciado, pensó, estaba tan pagado de sí mismo que no podía tomar en serio a una mujer ni siquiera cinco minutos.
-Nunca vi que con Leland te comportaras de este modo.
-Mi relación con él no es asunto tuyo -le interrumpió-. Créeme: nadie me ha insultado nunca como tú lo hiciste ayer.
-Me resulta difícil de creer.
Sin querer, _____ empezó a desanimarse. Alto y poderoso, imponente en aquel severo traje gris, Nick la miraba sin dejar traslucir la más mínima emoción.
-¿Desde cuándo es un insulto que un hombre admita que desea a una mujer? -preguntó implacable.
-Primero me dijiste que habías pagado el préstamo, y empezaste a presionarme con eso. ¡Eres un manipulador, eso es lo que eres! -casi gritó ____, y, dándose la vuelta, se dirigió hacia la puerta.
-Todas las salidas están cerradas. De momento, no puedes salir -le informó Nicholas con suavidad.
____ asió el pomo de la puerta y se puso a forcejar sin éxito.
-¡Abre la puerta!
-¿Por qué debería hacerlo? -se recostó en el sillón, con una expresión tan fría y amenazadora a la vez que ____ hubiera deseado estrangularlo-. Por lo que parece, viniste decidida a entretenerme, y aunque no me gusta que me distraigan, debo reconocer que tienes un aspecto fabuloso con ese vestido. Entenderás que quiera saber por qué reaccionas de una manera tan melodramática a mi proposición.
____ se dio la vuelta para enfrentarse a él.
-¿Así que lo admites?
-Sí, te deseo. Es sólo cuestión de tiempo -declaró Nicholas tranquilamente.
____ se estremeció.
-Ya veo que cuando los halagos no funcionan pasas directamente a las amenazas.
-No te estoy amenazando. Nunca he tenido que amenazar a una mujer para acostarme con ella.
Por supuesto. Con semejante atractivo, sería una tontería mostrarse modesto. Aquel hombre, pensó con amargura, lo tenía todo: , más dinero del que podría gastar en toda su vida y una mente privilegiada.
-¿Piensas que eres un ser especial, verdad? Te has creído que me iba a sentir tan halagada que me iba a arrojar a tus pies... Pues te diré que no eres muy diferente a los otros tipos que han ido detrás de mí. Tengo mucha práctica en tratar con los de tu calaña, los conozco desde que cumplí catorce años...
-Me alegro de que nuestros caminos se hayan cruzado ahora que ya eres mayorcita -la interrumpió Nicholas cínicamente.
Ante aquel comentario, ____ saltó como una tigresa.
-Sé muy bien que para ti no soy nada mas que una muñequita tonta -replicó amargamente-. Pues bien, señor Petronides, le diré algo: no pienso ser el juguete de nadie. Si quieres entretenimiento, vete a la tienda y cómprate un tren de juguete.
-La verdad, no podía ni imaginarme que detrás de la fachada que presentas en público escondieras semejante falta de amor propio...
____ se dio cuenta de que la situación se le iba de las manos, que le faltaban argumentos para enfrentarse a aquel hombre despiadado.
-¡No digas *******! -contraatacó nerviosa-. Sea cuales sean los errores que haya cometido en el pasado, te aseguro que no estoy dispuesta a repetirlos. Y ahora que ya lo sabes, abre esa maldita puerta y deja que me vaya.
-Si fuera tan fácil... -murmuró Nicholas sin dejar de mirarla.
Pero cuando ____ asió el pomo de nuevo, se encontró con que la puerta estaba abierta. Salió al fin, tan turbada y dolorida como si acabara de librar una terrible batalla.
-Tú me provocaste -contestó-. Viniste a verme sin que yo te invitara e hiciste que me sintiera como lo más rastrero. ¡He venido a decirte que estabas muy equivocado!
-¡Vaya! ¿Ésta es la famosa Reina de Hielo? -replicó Nicholas secamente.
-¡Tú serías capaz de derretir los Polos! -siseó ____, preguntándose por qué parecía tan tranquilo de repente. Incluso estaba recuperando su color natural.
-¿No será que tienes doble personalidad?
-¿Acaso crees que me conoces muy bien sólo porque hemos coincidido media docena de veces? -____ sacudió la cabeza, y no pudo por menos que darse cuenta de que su mirada parecía quedarse prendida del movimiento de su hermosa melena. Aquel desgraciado, pensó, estaba tan pagado de sí mismo que no podía tomar en serio a una mujer ni siquiera cinco minutos.
-Nunca vi que con Leland te comportaras de este modo.
-Mi relación con él no es asunto tuyo -le interrumpió-. Créeme: nadie me ha insultado nunca como tú lo hiciste ayer.
-Me resulta difícil de creer.
Sin querer, _____ empezó a desanimarse. Alto y poderoso, imponente en aquel severo traje gris, Nick la miraba sin dejar traslucir la más mínima emoción.
-¿Desde cuándo es un insulto que un hombre admita que desea a una mujer? -preguntó implacable.
-Primero me dijiste que habías pagado el préstamo, y empezaste a presionarme con eso. ¡Eres un manipulador, eso es lo que eres! -casi gritó ____, y, dándose la vuelta, se dirigió hacia la puerta.
-Todas las salidas están cerradas. De momento, no puedes salir -le informó Nicholas con suavidad.
____ asió el pomo de la puerta y se puso a forcejar sin éxito.
-¡Abre la puerta!
-¿Por qué debería hacerlo? -se recostó en el sillón, con una expresión tan fría y amenazadora a la vez que ____ hubiera deseado estrangularlo-. Por lo que parece, viniste decidida a entretenerme, y aunque no me gusta que me distraigan, debo reconocer que tienes un aspecto fabuloso con ese vestido. Entenderás que quiera saber por qué reaccionas de una manera tan melodramática a mi proposición.
____ se dio la vuelta para enfrentarse a él.
-¿Así que lo admites?
-Sí, te deseo. Es sólo cuestión de tiempo -declaró Nicholas tranquilamente.
____ se estremeció.
-Ya veo que cuando los halagos no funcionan pasas directamente a las amenazas.
-No te estoy amenazando. Nunca he tenido que amenazar a una mujer para acostarme con ella.
Por supuesto. Con semejante atractivo, sería una tontería mostrarse modesto. Aquel hombre, pensó con amargura, lo tenía todo: , más dinero del que podría gastar en toda su vida y una mente privilegiada.
-¿Piensas que eres un ser especial, verdad? Te has creído que me iba a sentir tan halagada que me iba a arrojar a tus pies... Pues te diré que no eres muy diferente a los otros tipos que han ido detrás de mí. Tengo mucha práctica en tratar con los de tu calaña, los conozco desde que cumplí catorce años...
-Me alegro de que nuestros caminos se hayan cruzado ahora que ya eres mayorcita -la interrumpió Nicholas cínicamente.
Ante aquel comentario, ____ saltó como una tigresa.
-Sé muy bien que para ti no soy nada mas que una muñequita tonta -replicó amargamente-. Pues bien, señor Petronides, le diré algo: no pienso ser el juguete de nadie. Si quieres entretenimiento, vete a la tienda y cómprate un tren de juguete.
-La verdad, no podía ni imaginarme que detrás de la fachada que presentas en público escondieras semejante falta de amor propio...
____ se dio cuenta de que la situación se le iba de las manos, que le faltaban argumentos para enfrentarse a aquel hombre despiadado.
-¡No digas *******! -contraatacó nerviosa-. Sea cuales sean los errores que haya cometido en el pasado, te aseguro que no estoy dispuesta a repetirlos. Y ahora que ya lo sabes, abre esa maldita puerta y deja que me vaya.
-Si fuera tan fácil... -murmuró Nicholas sin dejar de mirarla.
Pero cuando ____ asió el pomo de nuevo, se encontró con que la puerta estaba abierta. Salió al fin, tan turbada y dolorida como si acabara de librar una terrible batalla.
Última edición por #AllThisTime_[Ale] el Dom 23 Oct 2011, 11:25 pm, editado 1 vez
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
¿Qué demonios le había pasado? _____ no dejaba de darle vueltas en la cabeza a lo sucedido mientras regresaba al apartamento bajo una fina lluvia que muy pronto la caló hasta los huesos. Estaba tan alterada que casi agradeció su frescura.
Algo había salido muy mal en aquel despacho. Nicholas había conseguido devolverle todos y cada uno de sus golpes; tal y como había ocurrido el día anterior, cuanto más furiosa se ponía ella, más frío y controlado parecía él. Aquel hombre tenía un autocontrol formidable.
Y sí, tenía que reconocer que se había comportado de forma melodramática. Se había desbocado como un caballo enloquecido, lanzando acusaciones que no tenía la menor intención de hacer, exponiendo ante su peor enemigo sus más íntimas inseguridades y temores.
Sin duda, todo aquello se debía a la tensión de los últimos días: la enfermedad de Leland, la mala prensa, la muerte de la madrina. La presión a la que estaba sometida la había hecho perder los papeles delante de aquel hombre implacable. ¡Falta de amor propio! ¿Cómo se había atrevido a decirle semejante cosa?
Una limusina se detuvo unos cuantos metros por delante de ella. Nicholas salió del interior y se quedó mirándola.
-¡Mira que andar de ese modo bajo la lluvia! ¡Vamos, métete en el coche!
____ se detuvo, retirándose los mechones de pelo mojado de la cara.
-¡Vete al infierno! -le espetó desdeñosamente.
-¿Vas a ponerte a pedir socorro si te meto en el coche? -preguntó Nicholas impaciente.
_____ sintió que le traspasaba una oleada de rabia como nunca antes había sentido. Se plantó delante de él, con el vestido pegado al cuerpo, delineando cada una de sus fabulosas curvas.
Sabía que, aunque lo estaba deseando, Nick no haría el menor movimiento hacia ella.
-¿Por qué me estás siguiendo?
-No me hacen mucha gracia los trenes de juguete... demasiado tranquilos -admitió Nicholas.
-Pues a mí no me hacen ninguna gracia los tipos como tú, que piensan que me conocen mejor que yo misma.
_____ vio que él también se estaba empapando. Finas gotas de lluvia relucían en su pelo negro como el ébano. Por alguna razón misteriosa, le agradó que él se estuviera calando por su causa.
-Si lo que pretendes es que te diga que puedo cambiar, lo siento, no vaya hacerlo. Yo soy como soy -declaró Nicholas.
Sería muy tonta si no aprovechaba la oportunidad de que la llevaran a casa, se dijo ____, sobre todo teniendo en cuenta que empezaba a sentir un poco de frío. Disfrutando ante la perspectiva de dejarle asombrado, se subió en la limusina.
-Quería que te enfadaras para que me dejaras sola -le dijo en cuanto se pusieron en marcha.
-Entonces, ¿por qué no te mantuviste alejada? ¿Por qué te has metido en el coche? -preguntó Nicholas implacable.
Por toda respuesta, ____ asió la manecilla de la puerta, pero antes de que pudiera salir del coche, Nick le asió la mano con fuerza para impedírselo.
-¿Acaso quieres suicidarte? -preguntó.
Ella se desasió con un gesto y se quedó acurrucada en silencio. Sabía que él tenía razón: ¿si realmente había querido evitarlo, por qué había subido al coche? Sin duda, no por algo tan trivial como la lluvia o la ropa mojada.
Desde el otro extremo del asiento, Nicholas extendió una mano amistosamente.
-Ven aquí.
Por toda respuesta, ella se acurrucó aún más en el rincón. No sabía qué le estaba pasando, se sentía aterrorizada ante la oleada de sentimientos contradictorios que la presencia de aquel hombre despertaba en ella. Nicholas Petronides era un peligro letal para una mujer como ella; lo único sensato era evitarle como si fuera una plaga.
Con un largo suspiro, Nick se despojó de la chaqueta, y, sin más preámbulos, la asió por la mano y la atrajo hacia sí. ____ se debatió con furia para desasirse de su abrazo.
-¡Déjame! ¿Qué haces...?
-¡Estáte quieta! -tronó Nicholas; al tiempo que la soltaba extendió los brazos, como para demostrarle que no llevaba ningún arma escondida-. No aguanto a las mujeres histéricas.
-No... yo no... no lo soy -musitó _____ avergonzada mientras él le colocaba la chaqueta por encima de los hombros. Aún notaba el calor y el aroma de su cuerpo en la suave y cálida tela. Era un olor nítido y masculino, con una pizca de limón. Agachó la cabeza y aspiró profundamente, sorprendiéndose ante lo que la conmovía aquel gesto.
-Eres tan testaruda como mis caballos de carreras: cada vez que me acerco, tú te alejas.
-Ayer no lo hice -replicó ____ ácidamente.
-No tuviste oportunidad de hacerlo -dijo Nicholas con toda intención. Alargó las manos y asió las mangas de la chaqueta, tirando de ese modo de ella.
-¡No! -suplicó ____ con los ojos muy abiertos. Para su desesperación, lo único que podía hacer era extender las manos hacia su pecho.
-Sólo te soltaré si me das un beso -le advirtió Nicholas juguetonamente.
Sólo tocarlo por encima de la camisa le resultaba ya tan íntimo, que ___ sintió que un escalofrío de culpabilidad le recorría la espina dorsal. Notó los remolinos de vello por debajo de la tela, y se sintió absurdamente excitada. Solía trabajar con modelos que se afeitaban el torso, y, por contraste, sentía un irreprimible deseo de desabrocharle la camisa.
Algo había salido muy mal en aquel despacho. Nicholas había conseguido devolverle todos y cada uno de sus golpes; tal y como había ocurrido el día anterior, cuanto más furiosa se ponía ella, más frío y controlado parecía él. Aquel hombre tenía un autocontrol formidable.
Y sí, tenía que reconocer que se había comportado de forma melodramática. Se había desbocado como un caballo enloquecido, lanzando acusaciones que no tenía la menor intención de hacer, exponiendo ante su peor enemigo sus más íntimas inseguridades y temores.
Sin duda, todo aquello se debía a la tensión de los últimos días: la enfermedad de Leland, la mala prensa, la muerte de la madrina. La presión a la que estaba sometida la había hecho perder los papeles delante de aquel hombre implacable. ¡Falta de amor propio! ¿Cómo se había atrevido a decirle semejante cosa?
Una limusina se detuvo unos cuantos metros por delante de ella. Nicholas salió del interior y se quedó mirándola.
-¡Mira que andar de ese modo bajo la lluvia! ¡Vamos, métete en el coche!
____ se detuvo, retirándose los mechones de pelo mojado de la cara.
-¡Vete al infierno! -le espetó desdeñosamente.
-¿Vas a ponerte a pedir socorro si te meto en el coche? -preguntó Nicholas impaciente.
_____ sintió que le traspasaba una oleada de rabia como nunca antes había sentido. Se plantó delante de él, con el vestido pegado al cuerpo, delineando cada una de sus fabulosas curvas.
Sabía que, aunque lo estaba deseando, Nick no haría el menor movimiento hacia ella.
-¿Por qué me estás siguiendo?
-No me hacen mucha gracia los trenes de juguete... demasiado tranquilos -admitió Nicholas.
-Pues a mí no me hacen ninguna gracia los tipos como tú, que piensan que me conocen mejor que yo misma.
_____ vio que él también se estaba empapando. Finas gotas de lluvia relucían en su pelo negro como el ébano. Por alguna razón misteriosa, le agradó que él se estuviera calando por su causa.
-Si lo que pretendes es que te diga que puedo cambiar, lo siento, no vaya hacerlo. Yo soy como soy -declaró Nicholas.
Sería muy tonta si no aprovechaba la oportunidad de que la llevaran a casa, se dijo ____, sobre todo teniendo en cuenta que empezaba a sentir un poco de frío. Disfrutando ante la perspectiva de dejarle asombrado, se subió en la limusina.
-Quería que te enfadaras para que me dejaras sola -le dijo en cuanto se pusieron en marcha.
-Entonces, ¿por qué no te mantuviste alejada? ¿Por qué te has metido en el coche? -preguntó Nicholas implacable.
Por toda respuesta, ____ asió la manecilla de la puerta, pero antes de que pudiera salir del coche, Nick le asió la mano con fuerza para impedírselo.
-¿Acaso quieres suicidarte? -preguntó.
Ella se desasió con un gesto y se quedó acurrucada en silencio. Sabía que él tenía razón: ¿si realmente había querido evitarlo, por qué había subido al coche? Sin duda, no por algo tan trivial como la lluvia o la ropa mojada.
Desde el otro extremo del asiento, Nicholas extendió una mano amistosamente.
-Ven aquí.
Por toda respuesta, ella se acurrucó aún más en el rincón. No sabía qué le estaba pasando, se sentía aterrorizada ante la oleada de sentimientos contradictorios que la presencia de aquel hombre despertaba en ella. Nicholas Petronides era un peligro letal para una mujer como ella; lo único sensato era evitarle como si fuera una plaga.
Con un largo suspiro, Nick se despojó de la chaqueta, y, sin más preámbulos, la asió por la mano y la atrajo hacia sí. ____ se debatió con furia para desasirse de su abrazo.
-¡Déjame! ¿Qué haces...?
-¡Estáte quieta! -tronó Nicholas; al tiempo que la soltaba extendió los brazos, como para demostrarle que no llevaba ningún arma escondida-. No aguanto a las mujeres histéricas.
-No... yo no... no lo soy -musitó _____ avergonzada mientras él le colocaba la chaqueta por encima de los hombros. Aún notaba el calor y el aroma de su cuerpo en la suave y cálida tela. Era un olor nítido y masculino, con una pizca de limón. Agachó la cabeza y aspiró profundamente, sorprendiéndose ante lo que la conmovía aquel gesto.
-Eres tan testaruda como mis caballos de carreras: cada vez que me acerco, tú te alejas.
-Ayer no lo hice -replicó ____ ácidamente.
-No tuviste oportunidad de hacerlo -dijo Nicholas con toda intención. Alargó las manos y asió las mangas de la chaqueta, tirando de ese modo de ella.
-¡No! -suplicó ____ con los ojos muy abiertos. Para su desesperación, lo único que podía hacer era extender las manos hacia su pecho.
-Sólo te soltaré si me das un beso -le advirtió Nicholas juguetonamente.
Sólo tocarlo por encima de la camisa le resultaba ya tan íntimo, que ___ sintió que un escalofrío de culpabilidad le recorría la espina dorsal. Notó los remolinos de vello por debajo de la tela, y se sintió absurdamente excitada. Solía trabajar con modelos que se afeitaban el torso, y, por contraste, sentía un irreprimible deseo de desabrocharle la camisa.
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
-Pareces un niño al que le han pillado en falta -le interrumpió Nicholas con una sonrisa perezosa.
Aquel gesto tuvo el poder de dejarla paralizada, como hipnotizada de nuevo. Fascinada, era incapaz de apartar la vista de aquellas increíbles pestañas sedosas y de la firme línea de su mandíbula.
-No me convienes en absoluto -dijo, presa del pánico.
-Demuéstralo -replicó Nicholas con aquella voz de terciopelo que parecía una caricia. Le pasó la mano por el cabello, deteniéndose en la curva de la nuca-. Demuéstrame por qué no te convengo.
Era tan atractivo que ____ no podía pensar con claridad. El corazón le latía a tal velocidad que parecía que se le iba a salir del pecho. Sintió una oleada de creciente excitación recorrer su cuerpo. Se ruborizó al darse cuenta de cómo Nick miraba sus pechos, erguidos bajo la tirante tela del vestido.
Lentamente él deslizó las manos por su espalda, y se agachó hacia ella, pero en vez de besarle en la boca, lo hizo en uno de sus pezones. Sorprendida, ____ arqueó el cuello y gimió incoherentemente.
Nicholas levantó la cabeza y se la quedó mirando con una expresión salvaje.
-Casi duele desear esto tanto -dijo-. No creo que conocieras esta sensación... pero ahora sí.
___ se echó a temblar; el puro miedo se enroscaba en su interior como una serpiente. Nicholas estaba jugando con ella, valiéndose para ello de su increíble atractivo.
-¡No me toques! -exclamó, y antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, le cruzó la cara de una bofetada. Nicholas le asió la mano con un gesto y volvió a sonreírle.
-Ya veo que la frustración te altera mucho -dijo, y sin dejar de mirarla se llevó la mano a los labios primero, y se agachó para besarla después.
Nunca antes la había besado de aquel modo. Automáticamente respondió con la misma ansia al llamado de aquella boca devoradora y sensual. Se aferró a Nicholas, odiándose a la vez por el deseo que crecía dentro de ella.
De repente, todo acabó.
-Vamos -dijo Nicholas separándose un poco, evidentemente orgulloso del poder que ejercía sobre ella.
_____ ni siquiera se había dado cuenta de que el coche se había detenido. Él se detuvo un instante para colocar de nuevo la chaqueta sobre sus hombros. Se sentía tan desorientada que recibió agradecida las frescas gotas de lluvia; confusa, se apoyó en el brazo que él le pasó por la cintura.
De repente, Nicholas soltó un juramento, atrayéndola hacia sí. Sin embargo, ____ aún pudo distinguir a un fotógrafo que escapaba corriendo. Inmediatamente salieron tras él dos guardaespaldas de un coche aparcado detrás de la limusina.
-Mis hombres conseguirán ese carrete -dijo Nicholas relajándose un poco.
____ estaba sin habla. Muchas veces había deseado poder evitar las cámaras de los paparazzi, pero nunca había visto un despliegue como el que acababa de hacer Nicholas para proteger su vida privada.
Desde luego, pensó con amargura, estaba claro que no lo había hecho por ella. Intuía que él haría todo lo posible por no aparecer en público a su lado.
Aún temblaba cuando él la condujo a un lujoso ascensor.
-¿A dónde vamos? -preguntó confusa mientras subían.
Las puertas se abrieron sin un ruido ante un enorme vestíbulo de mármol.
-A mi apartamento, ¿dónde si no?
Inmediatamente, _____ se puso alerta. Si aquel fotógrafo había conseguido huir, tendría una foto más que comprometedora; no le resultaba difícil imaginar lo que pensaría la gente ante aquella imagen. ¿Cómo podía haber sido tan tonta?
-Cre... creí que me llevabas a casa de Selena -murmuró incómoda.
-Nunca dije que fuera a hacerlo -dijo Nicholas burlón-, y después de lo ocurrido en el coche, la verdad es que prefiero hacerte el amor en mi propia cama.
Aquel gesto tuvo el poder de dejarla paralizada, como hipnotizada de nuevo. Fascinada, era incapaz de apartar la vista de aquellas increíbles pestañas sedosas y de la firme línea de su mandíbula.
-No me convienes en absoluto -dijo, presa del pánico.
-Demuéstralo -replicó Nicholas con aquella voz de terciopelo que parecía una caricia. Le pasó la mano por el cabello, deteniéndose en la curva de la nuca-. Demuéstrame por qué no te convengo.
Era tan atractivo que ____ no podía pensar con claridad. El corazón le latía a tal velocidad que parecía que se le iba a salir del pecho. Sintió una oleada de creciente excitación recorrer su cuerpo. Se ruborizó al darse cuenta de cómo Nick miraba sus pechos, erguidos bajo la tirante tela del vestido.
Lentamente él deslizó las manos por su espalda, y se agachó hacia ella, pero en vez de besarle en la boca, lo hizo en uno de sus pezones. Sorprendida, ____ arqueó el cuello y gimió incoherentemente.
Nicholas levantó la cabeza y se la quedó mirando con una expresión salvaje.
-Casi duele desear esto tanto -dijo-. No creo que conocieras esta sensación... pero ahora sí.
___ se echó a temblar; el puro miedo se enroscaba en su interior como una serpiente. Nicholas estaba jugando con ella, valiéndose para ello de su increíble atractivo.
-¡No me toques! -exclamó, y antes de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo, le cruzó la cara de una bofetada. Nicholas le asió la mano con un gesto y volvió a sonreírle.
-Ya veo que la frustración te altera mucho -dijo, y sin dejar de mirarla se llevó la mano a los labios primero, y se agachó para besarla después.
Nunca antes la había besado de aquel modo. Automáticamente respondió con la misma ansia al llamado de aquella boca devoradora y sensual. Se aferró a Nicholas, odiándose a la vez por el deseo que crecía dentro de ella.
De repente, todo acabó.
-Vamos -dijo Nicholas separándose un poco, evidentemente orgulloso del poder que ejercía sobre ella.
_____ ni siquiera se había dado cuenta de que el coche se había detenido. Él se detuvo un instante para colocar de nuevo la chaqueta sobre sus hombros. Se sentía tan desorientada que recibió agradecida las frescas gotas de lluvia; confusa, se apoyó en el brazo que él le pasó por la cintura.
De repente, Nicholas soltó un juramento, atrayéndola hacia sí. Sin embargo, ____ aún pudo distinguir a un fotógrafo que escapaba corriendo. Inmediatamente salieron tras él dos guardaespaldas de un coche aparcado detrás de la limusina.
-Mis hombres conseguirán ese carrete -dijo Nicholas relajándose un poco.
____ estaba sin habla. Muchas veces había deseado poder evitar las cámaras de los paparazzi, pero nunca había visto un despliegue como el que acababa de hacer Nicholas para proteger su vida privada.
Desde luego, pensó con amargura, estaba claro que no lo había hecho por ella. Intuía que él haría todo lo posible por no aparecer en público a su lado.
Aún temblaba cuando él la condujo a un lujoso ascensor.
-¿A dónde vamos? -preguntó confusa mientras subían.
Las puertas se abrieron sin un ruido ante un enorme vestíbulo de mármol.
-A mi apartamento, ¿dónde si no?
Inmediatamente, _____ se puso alerta. Si aquel fotógrafo había conseguido huir, tendría una foto más que comprometedora; no le resultaba difícil imaginar lo que pensaría la gente ante aquella imagen. ¿Cómo podía haber sido tan tonta?
-Cre... creí que me llevabas a casa de Selena -murmuró incómoda.
-Nunca dije que fuera a hacerlo -dijo Nicholas burlón-, y después de lo ocurrido en el coche, la verdad es que prefiero hacerte el amor en mi propia cama.
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
A ____ empezaron a castañetearle los dientes.
Una cualquiera, eso es lo que parecería en la foto, y así era cómo él la estaba tratando.
-____ -percatándose de su turbación, Nicholas cambió de estrategia-, ¿De verdad crees que iba a respetarte más porque me dijeras que querías esperar un poco más? No tengo tiempo para andarme con esas tonterías...
-No, claro que no.
-Y no creo que tus sentimientos sean muy diferentes. Supongo que estaremos juntos al menos seis meses -predijo-, puede que algo más incluso. Te deseo como no he deseado a ninguna otra mujer en mucho tiempo.
-Pues date una ducha fría -le espetó ____, irguiéndose orgullosa. Sin embargo, temblaba tanto que la chaqueta se le deslizó de los hombros y quedó en el suelo hecha un guiñapo-. No soy una mema a la que puedas llevar a la cama cuando tú quieras.
-La verdad es que, para empezar, sólo quería invitarte a comer, pero ...-admitió Nicholas.
-Sí, ¿para qué perder el tiempo, no? -le interrumpió ____ disgustada-. Me he encontrado con muchos hombres sin escrúpulos en mi vida, pero tú les superas a todos. ¿Acaso te crees que un simple beso te da derecho sobre mí?
-El deseo que existe entre los dos es auténtico y muy fuerte -replicó arrogante-. ¿Acaso me pides que me disculpe por algo que tú también sientes y en la misma medida que yo?
-No... me parece que tú no eres de los que se disculpan -dijo _____ acobardada.
-Tienes razón: eres tú la que primero haces una cosa y luego dices otra, no yo -dijo Nicholas fríamente-. Hace mucho tiempo que yo me dejé de esos jueguecitos.
Aunque cada músculo de la espalda le dolía, ____ se propuso mantener fuera como fuera la misma actitud de reina ofendida. Sacaría fuerzas de la misma vergüenza que sentía por haber permitido que la tocara.
-No diré que ha sido un placer conocerte porque no lo ha sido, Nicholas... eres asqueroso -dijo, y dándose la vuelta se dirigió hacia el ascensor.
-¡Maldita sea! ¡No puedes marcharte! -exclamó Nicholas acercándose a ella de una zancada-. ¿Quién te crees que eres para hablarme en ese tono?
-¡Basta! ¡No quiero oír ni una palabra más!
-Pues vas a tener que escucharme -insistió Nicholas cerrándole el paso. Se la quedó mirando con fiera determinación-. ¿Acaso crees que no sé que te fuiste a vivir con Leland de un día para otro? Casi ni le conocías, saliste de la nada. ¡Si estaba claro como el agua que no sentías nada por él!
-Yo... yo... -musitó ____, sorprendida ante aquella estrategia.
-Lo cierto es que Leland te aburría, y tú no te molestabas lo más mínimo por disimularlo. Apenas podías soportar que te tocara, pero aguantaste a su lado tres años enteros. ¿Acaso así es como se comporta una mujer sensible y con principios? ¡Te vendiste por un guardarropa de trajes de marca!
-¡No! ¡No es verdad! -protestó ____.
-¿No? ¿Acaso un día te levantaste y te dijiste: «Me merezco algo más que esto. No quiero seguir viviendo de esta forma»? -Nicholas estaba siendo implacable-. Puedes protestar lo que quieras, pero lo vi con mis propios ojos: no sentías absolutamente nada por él, simplemente te vendiste al mejor postor.
_____ sentía crecer la náusea en su interior.
-No.., no... -se limitaba a decir mientras retrocedía al interior del apartamento.
-Y yo soy tan tonto, que, aún sabiéndolo, todavía te deseo. Yo no quiero comprarte... digamos que soy tan ingenuo como para pensar que las cosas no tienen por qué ser así entre nosotros... Como evidentemente te gusto, puedo hasta olvidarme de que mi inmensa riqueza haya tenido algo que ver con que estés conmigo.
_____ parecía una estatua; no se atrevía ni a moverse por temor a romperse en mil pedazos.
-Nunca te perdonaré por esto -susurró, y era como si cada palabra abriera una nueva herida en su maltrecho corazón-. Leland nunca fue mi amante, habíamos hecho un trato...
Nicholas la interrumpió con una maldición en griego.
-¿Acaso me tomas por tonto?
____ se dijo que había sido una completa estúpida al intentar defenderse. Sólo había puesto en evidencia su propia debilidad al pretender que aquel griego arrogante no pensara mal de ella.
-Aléjate de mí, o...
-Me parece que decidiste cómo tenía que ser tu vida mucho antes de conocerme, ¿no? ¿Qué es lo que quieres? -preguntó Nicholas sin dejarla terminar.
_____ lanzó una carcajada histérica, luchando furiosamente por contener las lágrimas.
-Sólo deseo lo mismo que todo el mundo -confesó, con los ojos brillantes como dos estrellas-. Y algún día, cuando todo esto haya pasado, lo tendré. No vas a conseguirme, Nicholas, no pienso hacer el amor contigo a no ser que me arrastres a la cama y me ates, ¿está claro? Por mucho que me desees, no me tendrás nunca -Nicholas parecía incapaz de apartar la vista de ella-. Malas noticias -continuó-, yo soy la que me marcho. Pero, ¿por qué habría de molestarte eso? Al fin y al cabo -concluyó sin poder reprimirse-, tú eres un hombre sin sentimientos.
-¿Qué es lo que quieres de mí? -replicó Nicholas salvajamente-. Nunca podría amar a una mujer como tú.
-¡Tanta sinceridad me conmueve! -exclamó ____ despiadadamente, aunque estaba temblando como una hoja-. Pero, sin embargo, eso no te impide desearme, ¿verdad? ¿Sabes una cosa, Nicholas? Me alegro de saberlo, muchas gracias, has hecho maravillas por mi maltrecho amor propio -se mofó.
-Eres una... no me había dado cuenta hasta ahora -dijo Nicholas sin ninguna emoción. Cada una de sus palabras era tan corrosiva como el ácido-. Está bien: pon tú el precio por una noche. ¿Cuánto crees que mereces?
____ se irguió sin pensárselo dos segundos.
-No creo que tú puedas pagarlo -dijo mirándolo de frente-. Ahora quiero mucho más que un simple armario lleno de vestidos. Ya te he dicho que he aprendido de mis errores, Nicholas. El próximo hombre con el que viva será mi marido.
Nick se quedó mortalmente pálido.
-Si por un sólo segundo has llegado a pensar...
Una cualquiera, eso es lo que parecería en la foto, y así era cómo él la estaba tratando.
-____ -percatándose de su turbación, Nicholas cambió de estrategia-, ¿De verdad crees que iba a respetarte más porque me dijeras que querías esperar un poco más? No tengo tiempo para andarme con esas tonterías...
-No, claro que no.
-Y no creo que tus sentimientos sean muy diferentes. Supongo que estaremos juntos al menos seis meses -predijo-, puede que algo más incluso. Te deseo como no he deseado a ninguna otra mujer en mucho tiempo.
-Pues date una ducha fría -le espetó ____, irguiéndose orgullosa. Sin embargo, temblaba tanto que la chaqueta se le deslizó de los hombros y quedó en el suelo hecha un guiñapo-. No soy una mema a la que puedas llevar a la cama cuando tú quieras.
-La verdad es que, para empezar, sólo quería invitarte a comer, pero ...-admitió Nicholas.
-Sí, ¿para qué perder el tiempo, no? -le interrumpió ____ disgustada-. Me he encontrado con muchos hombres sin escrúpulos en mi vida, pero tú les superas a todos. ¿Acaso te crees que un simple beso te da derecho sobre mí?
-El deseo que existe entre los dos es auténtico y muy fuerte -replicó arrogante-. ¿Acaso me pides que me disculpe por algo que tú también sientes y en la misma medida que yo?
-No... me parece que tú no eres de los que se disculpan -dijo _____ acobardada.
-Tienes razón: eres tú la que primero haces una cosa y luego dices otra, no yo -dijo Nicholas fríamente-. Hace mucho tiempo que yo me dejé de esos jueguecitos.
Aunque cada músculo de la espalda le dolía, ____ se propuso mantener fuera como fuera la misma actitud de reina ofendida. Sacaría fuerzas de la misma vergüenza que sentía por haber permitido que la tocara.
-No diré que ha sido un placer conocerte porque no lo ha sido, Nicholas... eres asqueroso -dijo, y dándose la vuelta se dirigió hacia el ascensor.
-¡Maldita sea! ¡No puedes marcharte! -exclamó Nicholas acercándose a ella de una zancada-. ¿Quién te crees que eres para hablarme en ese tono?
-¡Basta! ¡No quiero oír ni una palabra más!
-Pues vas a tener que escucharme -insistió Nicholas cerrándole el paso. Se la quedó mirando con fiera determinación-. ¿Acaso crees que no sé que te fuiste a vivir con Leland de un día para otro? Casi ni le conocías, saliste de la nada. ¡Si estaba claro como el agua que no sentías nada por él!
-Yo... yo... -musitó ____, sorprendida ante aquella estrategia.
-Lo cierto es que Leland te aburría, y tú no te molestabas lo más mínimo por disimularlo. Apenas podías soportar que te tocara, pero aguantaste a su lado tres años enteros. ¿Acaso así es como se comporta una mujer sensible y con principios? ¡Te vendiste por un guardarropa de trajes de marca!
-¡No! ¡No es verdad! -protestó ____.
-¿No? ¿Acaso un día te levantaste y te dijiste: «Me merezco algo más que esto. No quiero seguir viviendo de esta forma»? -Nicholas estaba siendo implacable-. Puedes protestar lo que quieras, pero lo vi con mis propios ojos: no sentías absolutamente nada por él, simplemente te vendiste al mejor postor.
_____ sentía crecer la náusea en su interior.
-No.., no... -se limitaba a decir mientras retrocedía al interior del apartamento.
-Y yo soy tan tonto, que, aún sabiéndolo, todavía te deseo. Yo no quiero comprarte... digamos que soy tan ingenuo como para pensar que las cosas no tienen por qué ser así entre nosotros... Como evidentemente te gusto, puedo hasta olvidarme de que mi inmensa riqueza haya tenido algo que ver con que estés conmigo.
_____ parecía una estatua; no se atrevía ni a moverse por temor a romperse en mil pedazos.
-Nunca te perdonaré por esto -susurró, y era como si cada palabra abriera una nueva herida en su maltrecho corazón-. Leland nunca fue mi amante, habíamos hecho un trato...
Nicholas la interrumpió con una maldición en griego.
-¿Acaso me tomas por tonto?
____ se dijo que había sido una completa estúpida al intentar defenderse. Sólo había puesto en evidencia su propia debilidad al pretender que aquel griego arrogante no pensara mal de ella.
-Aléjate de mí, o...
-Me parece que decidiste cómo tenía que ser tu vida mucho antes de conocerme, ¿no? ¿Qué es lo que quieres? -preguntó Nicholas sin dejarla terminar.
_____ lanzó una carcajada histérica, luchando furiosamente por contener las lágrimas.
-Sólo deseo lo mismo que todo el mundo -confesó, con los ojos brillantes como dos estrellas-. Y algún día, cuando todo esto haya pasado, lo tendré. No vas a conseguirme, Nicholas, no pienso hacer el amor contigo a no ser que me arrastres a la cama y me ates, ¿está claro? Por mucho que me desees, no me tendrás nunca -Nicholas parecía incapaz de apartar la vista de ella-. Malas noticias -continuó-, yo soy la que me marcho. Pero, ¿por qué habría de molestarte eso? Al fin y al cabo -concluyó sin poder reprimirse-, tú eres un hombre sin sentimientos.
-¿Qué es lo que quieres de mí? -replicó Nicholas salvajamente-. Nunca podría amar a una mujer como tú.
-¡Tanta sinceridad me conmueve! -exclamó ____ despiadadamente, aunque estaba temblando como una hoja-. Pero, sin embargo, eso no te impide desearme, ¿verdad? ¿Sabes una cosa, Nicholas? Me alegro de saberlo, muchas gracias, has hecho maravillas por mi maltrecho amor propio -se mofó.
-Eres una... no me había dado cuenta hasta ahora -dijo Nicholas sin ninguna emoción. Cada una de sus palabras era tan corrosiva como el ácido-. Está bien: pon tú el precio por una noche. ¿Cuánto crees que mereces?
____ se irguió sin pensárselo dos segundos.
-No creo que tú puedas pagarlo -dijo mirándolo de frente-. Ahora quiero mucho más que un simple armario lleno de vestidos. Ya te he dicho que he aprendido de mis errores, Nicholas. El próximo hombre con el que viva será mi marido.
Nick se quedó mortalmente pálido.
-Si por un sólo segundo has llegado a pensar...
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
-¡Por supuesto que no! -le interrumpió _____-, pero supongo que ahora entenderás por qué no puedo comer, salir o acostarme contigo. No quiero que me relacionen con un millonario griego de dudosa reputación. Tengo que cuidar mi nueva imagen.
-¡Tendrás que tragarte estas palabras cada día que pases conmigo! -estalló Nicholas.
-Realmente, te cuesta entender las cosas: no pienso estar contigo ni un solo segundo, Nick- y sin añadir nada más, salió de la habitación como una tromba.
Cuando ya estaba en la calle, se dio cuenta de que temblaba tanto que le costaba incluso andar. Aunque no podía permitírselo, decidió parar un taxi. Se sentía terriblemente confusa, mientras las imágenes de lo ocurrido daban vueltas a su alrededor como en un torbellino.
¿Cómo era posible que dos personas que apenas se conocían se trataran de aquel modo? ¿Cómo había podido de una forma tan odiosa? ¡Si casi había disfrutado lanzándole todas aquellas maldades! Al recordarlo, se sentía casi físicamente enferma, vacía...
Nicholas Petronides casi había acabado con ella, pero, al menos, se dijo para consolarse, no volvería a molestarla. Era un hombre demasiado orgulloso como para exponerse a que le rechazara de nuevo. Y sin embargo, ¿por qué tenía aquella terrible sensación de pérdida?
Aún se atrevía menos a examinar de cerca su propio comportamiento. ¡Había reaccionado como una completa estúpida, como una adolescente inexperta!
El le gustaba más de lo que estaba dispuesta a admitir, pero ciega y tozuda como la más ingenua de las chiquillas, ni siquiera se lo había admitido a sí misma hasta que había sido demasiado tarde. «Me he dado cuenta de que no te resulto indiferente», le había dicho Nick. Avergonzada, se dio cuenta de que había estado a punto de ponerse en evidencia, no podía permitirse más errores de ese calibre.
Por supuesto, él no la había creído cuando le había contado la verdadera naturaleza de su relación con Leland. No lo habría hecho ni aunque le hubiera enseñado un certificado de virginidad. Estaba segura de que él la consideraba como una especie de plato preparado, barato y listo para devorar, no para saborearlo. Ni por un momento creyó que, aun aceptando su oferta, él se mantuviera a su lado nada menos que seis meses.
-Los hombres te prometerán la luna para conseguir que te acuestes con ellos -le había advertido su padre-. El único que merecerá la pena es el que esté dispuesto a esperar, el que de verdad se preocupe por tus sentimientos.
Había recibido aquel consejo cuando precisamente empezaba a enfrentarse a las consecuencias más terribles de su increíble belleza: las novias de los chicos que conocía la odiaban; hombres hechos y derechos la acosaban para que saliera con ellos; incluso los chicos de su edad, que normalmente se sentían intimidados cuando estaban a solas con ella, después esparcían toda clase de calumnias. Habían pasado ocho años desde entonces, y todavía estaba esperando a aquel hombre ideal.
Llevaba una hora en casa de Selena cuando sonó el teléfono. Era Catriona Ferguson, la encargada de la agencia de modelos a la que pertenecía desde que cumpliera los dieciocho.
-Tengo malas noticias -anunció sin más preámbulos-. El departamento de publicidad de LFT Haircare nos ha comunicado que han decidido prescindir de ti para la próxima campaña.
-Ya me lo esperaba -se limitó a decir ____.
-Y me temo que no tenemos nada en perspectiva -continuó Catriona-. La verdad, no me sorprende, ya que tu imagen está demasiado asociada a sus productos. Te advertí de los riesgos que tenía firmar un contrato en exclusiva; ahora mismo, tienes muy mala prensa.
Hacía un mes desde que se mudara de casa de Leland, y en todo aquel tiempo no había trabajado ni una sola vez. Empezaba a resultar acuciante la necesidad de ganarse la vida por otros medios, pues su cuenta bancaria estaba prácticamente a cero. No podía culpar a Catriona de lo ocurrido; siempre le había aconsejado que se decidiera a trabajar en desfiles de modas, pero la trepidante vida social de Leland y su compromiso con él, le habían impedido aceptar cualquier compromiso.
-¡Tendrás que tragarte estas palabras cada día que pases conmigo! -estalló Nicholas.
-Realmente, te cuesta entender las cosas: no pienso estar contigo ni un solo segundo, Nick- y sin añadir nada más, salió de la habitación como una tromba.
Cuando ya estaba en la calle, se dio cuenta de que temblaba tanto que le costaba incluso andar. Aunque no podía permitírselo, decidió parar un taxi. Se sentía terriblemente confusa, mientras las imágenes de lo ocurrido daban vueltas a su alrededor como en un torbellino.
¿Cómo era posible que dos personas que apenas se conocían se trataran de aquel modo? ¿Cómo había podido de una forma tan odiosa? ¡Si casi había disfrutado lanzándole todas aquellas maldades! Al recordarlo, se sentía casi físicamente enferma, vacía...
Nicholas Petronides casi había acabado con ella, pero, al menos, se dijo para consolarse, no volvería a molestarla. Era un hombre demasiado orgulloso como para exponerse a que le rechazara de nuevo. Y sin embargo, ¿por qué tenía aquella terrible sensación de pérdida?
Aún se atrevía menos a examinar de cerca su propio comportamiento. ¡Había reaccionado como una completa estúpida, como una adolescente inexperta!
El le gustaba más de lo que estaba dispuesta a admitir, pero ciega y tozuda como la más ingenua de las chiquillas, ni siquiera se lo había admitido a sí misma hasta que había sido demasiado tarde. «Me he dado cuenta de que no te resulto indiferente», le había dicho Nick. Avergonzada, se dio cuenta de que había estado a punto de ponerse en evidencia, no podía permitirse más errores de ese calibre.
Por supuesto, él no la había creído cuando le había contado la verdadera naturaleza de su relación con Leland. No lo habría hecho ni aunque le hubiera enseñado un certificado de virginidad. Estaba segura de que él la consideraba como una especie de plato preparado, barato y listo para devorar, no para saborearlo. Ni por un momento creyó que, aun aceptando su oferta, él se mantuviera a su lado nada menos que seis meses.
-Los hombres te prometerán la luna para conseguir que te acuestes con ellos -le había advertido su padre-. El único que merecerá la pena es el que esté dispuesto a esperar, el que de verdad se preocupe por tus sentimientos.
Había recibido aquel consejo cuando precisamente empezaba a enfrentarse a las consecuencias más terribles de su increíble belleza: las novias de los chicos que conocía la odiaban; hombres hechos y derechos la acosaban para que saliera con ellos; incluso los chicos de su edad, que normalmente se sentían intimidados cuando estaban a solas con ella, después esparcían toda clase de calumnias. Habían pasado ocho años desde entonces, y todavía estaba esperando a aquel hombre ideal.
Llevaba una hora en casa de Selena cuando sonó el teléfono. Era Catriona Ferguson, la encargada de la agencia de modelos a la que pertenecía desde que cumpliera los dieciocho.
-Tengo malas noticias -anunció sin más preámbulos-. El departamento de publicidad de LFT Haircare nos ha comunicado que han decidido prescindir de ti para la próxima campaña.
-Ya me lo esperaba -se limitó a decir ____.
-Y me temo que no tenemos nada en perspectiva -continuó Catriona-. La verdad, no me sorprende, ya que tu imagen está demasiado asociada a sus productos. Te advertí de los riesgos que tenía firmar un contrato en exclusiva; ahora mismo, tienes muy mala prensa.
Hacía un mes desde que se mudara de casa de Leland, y en todo aquel tiempo no había trabajado ni una sola vez. Empezaba a resultar acuciante la necesidad de ganarse la vida por otros medios, pues su cuenta bancaria estaba prácticamente a cero. No podía culpar a Catriona de lo ocurrido; siempre le había aconsejado que se decidiera a trabajar en desfiles de modas, pero la trepidante vida social de Leland y su compromiso con él, le habían impedido aceptar cualquier compromiso.
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
Horas más tarde, aún seguía sentada en la salita de la casa de Sel, al lado de una estufa, procurando poner sus ideas en orden. Lo único bueno que le había ocurrido había sido librarse de Nicholas.
De repente notó un picor en el brazo; sorprendida, se fijó en que tenía una especie de erupción en la piel. No creía que se debiera a que hubiera comido algo en mal estado, pues en los últimos días apenas había sido capaz de comer nada. Se quedó dormida en el sillón; cuando despertó horas más tarde, casi se arrastró hasta el cuarto de invitados, cayendo de inmediato en un profundo sueño.
A la mañana siguiente se sentía todavía peor. Mientras se lavaba los dientes vio que tenía otra erupción en la frente. Parecía varicela, se dijo; de repente se acordó que hacía un par de días, una de los vecinas había dejado al cuidado de Selena a un niño que tenía exactamente las mismas marcas en la cara.
Aprensivamente ____ examinó el resto de los síntomas: tos ronca, garganta ardiente, fiebre... Fuera lo que fuese se sentía fatal, así que se volvió a la cama. Sin embargo, tuvo que levantarse enseguida para contestar el teléfono.
-¿Diga? -preguntó en medio de un acceso de tos.
-Soy Nick, ¿qué es lo que te pasa?
-Tengo... estoy resfriada -mintió-. ¿Qué es lo que quieres?
-Verte...
-¡Ni en sueños! -exclamó, y colgó. A los pocos instantes volvió a sonar, pero ella lo desconectó. También ignoró el timbre de la puerta.
Permaneció adormilada el resto del día, hasta que por fin despertó. Le costaba mucho respirar y le dolía enormemente la cabeza. Empezó a pensar que necesitaba un médico, y mientras lo hacía el timbre de la puerta no paraba de sonar.
Salió de la cama, pero las piernas le fallaron y cayó al suelo. Se le saltaron las lágrimas mientras se arrastraba, intentando recordar dónde estaba el teléfono. A lo lejos oyó como si algo se rompiera, cristal quizá, y después el murmullo de unas voces. ¿Acaso se habría dejado la televisión encendida? Reunió las pocas fuerzas que le quedaban para seguir avanzando, pero, de repente, fue como si el suelo se desvaneciera.
De repente notó un picor en el brazo; sorprendida, se fijó en que tenía una especie de erupción en la piel. No creía que se debiera a que hubiera comido algo en mal estado, pues en los últimos días apenas había sido capaz de comer nada. Se quedó dormida en el sillón; cuando despertó horas más tarde, casi se arrastró hasta el cuarto de invitados, cayendo de inmediato en un profundo sueño.
A la mañana siguiente se sentía todavía peor. Mientras se lavaba los dientes vio que tenía otra erupción en la frente. Parecía varicela, se dijo; de repente se acordó que hacía un par de días, una de los vecinas había dejado al cuidado de Selena a un niño que tenía exactamente las mismas marcas en la cara.
Aprensivamente ____ examinó el resto de los síntomas: tos ronca, garganta ardiente, fiebre... Fuera lo que fuese se sentía fatal, así que se volvió a la cama. Sin embargo, tuvo que levantarse enseguida para contestar el teléfono.
-¿Diga? -preguntó en medio de un acceso de tos.
-Soy Nick, ¿qué es lo que te pasa?
-Tengo... estoy resfriada -mintió-. ¿Qué es lo que quieres?
-Verte...
-¡Ni en sueños! -exclamó, y colgó. A los pocos instantes volvió a sonar, pero ella lo desconectó. También ignoró el timbre de la puerta.
Permaneció adormilada el resto del día, hasta que por fin despertó. Le costaba mucho respirar y le dolía enormemente la cabeza. Empezó a pensar que necesitaba un médico, y mientras lo hacía el timbre de la puerta no paraba de sonar.
Salió de la cama, pero las piernas le fallaron y cayó al suelo. Se le saltaron las lágrimas mientras se arrastraba, intentando recordar dónde estaba el teléfono. A lo lejos oyó como si algo se rompiera, cristal quizá, y después el murmullo de unas voces. ¿Acaso se habría dejado la televisión encendida? Reunió las pocas fuerzas que le quedaban para seguir avanzando, pero, de repente, fue como si el suelo se desvaneciera.
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
cv mjgbvfjmgfnjgdfhuyj,kmdmdhydm NUEVA LECTORA!!!
DIOS! SIGUELA RAPIDO!!!!
DIOS! SIGUELA RAPIDO!!!!
StayMemiFaither
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
Oyó una voz masculina que ya le era muy familiar decir algo en una lengua extranjera, y vio un par de pies a su lado. Sintió que alguien la levantaba y empezaba a sacudirla.
-¡Estás llena de... granos! -exclamó Nicholas en el colmo de la incredulidad.
-Vete... -murmuró ____.
-Tienes una pinta de lo más raro. Yo creía que sólo los niños tenían varicela -comentó Nicholas casi acusadoramente.
-Déjame sola... -empezó a decir ____, pero se quedó sin fuerzas para continuar.
Sin hacerla el menor caso, Nick fue al dormitorio en busca del edredón y la envolvió en él.
-¿Qué estás haciendo? -gimió, incapaz de hacer el menor movimiento para impedírselo.
-Iba de camino a mi casa de campo para pasar allí el fin de semana. Pero ahora parece que tendré que quedarme en la ciudad y llevarte al apartamento -dijo Nick sin el menor entusiasmo ante semejante perspectiva y, sin más preámbulos, la levantó en brazos.
Aunque estaba muy débil, ____ tenía tan arraigada en su cerebro la idea de que no quería tener nada que ver con aquel hombre, que de inmediato fue como si se encendiera un timbre de alarma en su interior.
-No... tengo que quedarme aquí y cuidar de la casa.
-Y a mí me gustaría que lo hicieras, pero no puede ser.
-Se lo prometí a Lena... se ha marchado y tiene miedo de que entren a robar... bájame...
-No puedo dejarle sola en semejante estado -Nicholas la miró como esperando que se produjera una milagrosa recuperación.
____ enterró el rostro en su hombro, sintiéndose mortificada. Demasiado débil y enferma como para resistirse, pero no para odiarlo.
-No quiero ir a ninguna parte contigo -insistió entre toses.
-Pues no he visto a muchos voluntarios dispuestos a sustituirme... ¿Por qué estás lloriqueando de ese modo? -preguntó impaciente. Se detuvo un instante en el recibidor para apartarle el pelo de la cara y obligarla a que lo mirase-. Me desvié de mi camino porque sabía que estabas enferma. Me sentía obligado a pasarme para ver si todo iba bien.
-No estoy lloriqueando -protestó ____.
-Pero te diré que la verdadera razón por la que quería venir era para devolverte tu dinero y para decirte que no tenía la menor intención de insistir más.
-¿Y por qué no hiciste eso?
-Porque estabas tirada en el suelo, delirando y con más manchas que un dálmata. ¿Acaso es eso justo? Lo que pasa es que yo no voy por ahí lloriqueando.
-Yo tampoco -repitió ____.
Nicholas la llevó hasta la limusina y la dejó en uno de los asientos, como un enorme bulto con el que no tuviera la menor relación.
____ se dio cuenta que no estaba sola: enfrente vio a una hermosa pelirroja, con una diadema de diamantes, vistiendo un espectacular traje de noche, y que se le quedó mirando perpleja.
-¿Has pasado la varicela, Miley? -preguntó Nicholas.
-¡Estás llena de... granos! -exclamó Nicholas en el colmo de la incredulidad.
-Vete... -murmuró ____.
-Tienes una pinta de lo más raro. Yo creía que sólo los niños tenían varicela -comentó Nicholas casi acusadoramente.
-Déjame sola... -empezó a decir ____, pero se quedó sin fuerzas para continuar.
Sin hacerla el menor caso, Nick fue al dormitorio en busca del edredón y la envolvió en él.
-¿Qué estás haciendo? -gimió, incapaz de hacer el menor movimiento para impedírselo.
-Iba de camino a mi casa de campo para pasar allí el fin de semana. Pero ahora parece que tendré que quedarme en la ciudad y llevarte al apartamento -dijo Nick sin el menor entusiasmo ante semejante perspectiva y, sin más preámbulos, la levantó en brazos.
Aunque estaba muy débil, ____ tenía tan arraigada en su cerebro la idea de que no quería tener nada que ver con aquel hombre, que de inmediato fue como si se encendiera un timbre de alarma en su interior.
-No... tengo que quedarme aquí y cuidar de la casa.
-Y a mí me gustaría que lo hicieras, pero no puede ser.
-Se lo prometí a Lena... se ha marchado y tiene miedo de que entren a robar... bájame...
-No puedo dejarle sola en semejante estado -Nicholas la miró como esperando que se produjera una milagrosa recuperación.
____ enterró el rostro en su hombro, sintiéndose mortificada. Demasiado débil y enferma como para resistirse, pero no para odiarlo.
-No quiero ir a ninguna parte contigo -insistió entre toses.
-Pues no he visto a muchos voluntarios dispuestos a sustituirme... ¿Por qué estás lloriqueando de ese modo? -preguntó impaciente. Se detuvo un instante en el recibidor para apartarle el pelo de la cara y obligarla a que lo mirase-. Me desvié de mi camino porque sabía que estabas enferma. Me sentía obligado a pasarme para ver si todo iba bien.
-No estoy lloriqueando -protestó ____.
-Pero te diré que la verdadera razón por la que quería venir era para devolverte tu dinero y para decirte que no tenía la menor intención de insistir más.
-¿Y por qué no hiciste eso?
-Porque estabas tirada en el suelo, delirando y con más manchas que un dálmata. ¿Acaso es eso justo? Lo que pasa es que yo no voy por ahí lloriqueando.
-Yo tampoco -repitió ____.
Nicholas la llevó hasta la limusina y la dejó en uno de los asientos, como un enorme bulto con el que no tuviera la menor relación.
____ se dio cuenta que no estaba sola: enfrente vio a una hermosa pelirroja, con una diadema de diamantes, vistiendo un espectacular traje de noche, y que se le quedó mirando perpleja.
-¿Has pasado la varicela, Miley? -preguntó Nicholas.
#Alejandra
Re: "Una busqueda Desesperada" (Nick & tu)TERMINADA
Era Miley Cyrus, una famosa actriz francesa que acababa de trabajar en una superproducción americana. Por lo visto, a Nicholas no le había costado mucho consolarse, pensó ____ mientras les escuchaba discutir en francés. No entendía nada, pero a las claras se veía que la mujer se iba enfureciendo cada vez más, mientras que Nicholas se mantenía muy frío. Angustiada se dio cuenta de que estaban hablando de ella.
-¡Llévame a casa! -le pidió con voz ronca.
-Manténte al margen -le espetó Nicholas-. Todo esto no tiene nada que ver contigo: ninguna mujer me ha controlado nunca.
Pero por desgracia para él, aquella era una batalla perdida. Cuando resultó evidente que no iba a dar respuesta a ninguna de las demandas de Miley, ésta hizo que la limusina se detuviera, e impetuosamente se marchó, no sin antes decirle algo muy hiriente en su lengua.
-Me imagino que te habrá encantado esta escena -comentó Nicholas gélidamente mientras el coche arrancaba a toda velocidad.
Pero ____ se limitó a mirar inexpresivamente el asiento vacío frente a ella.
-No entiendo el francés -dijo, cerrando los ojos de nuevo.
Nicholas murmuró una maldición entre dientes y se dispuso a llamar por el teléfono móvil. A pesar de su debilidad, ____ no pudo reprimir un sentimiento de triunfo: aquel arrogante a quien deseaban casi todas las mujeres de la ciudad, se había visto chasqueado por dos de las más deseadas del momento en menos de cuarenta y ocho horas. Eso le enseñaría una lección. Poco a poco se sintió incapaz de seguir pensando en nada más, hasta que llegó un momento en que se sumió en una inconsciencia febril.
-¡Llévame a casa! -le pidió con voz ronca.
-Manténte al margen -le espetó Nicholas-. Todo esto no tiene nada que ver contigo: ninguna mujer me ha controlado nunca.
Pero por desgracia para él, aquella era una batalla perdida. Cuando resultó evidente que no iba a dar respuesta a ninguna de las demandas de Miley, ésta hizo que la limusina se detuviera, e impetuosamente se marchó, no sin antes decirle algo muy hiriente en su lengua.
-Me imagino que te habrá encantado esta escena -comentó Nicholas gélidamente mientras el coche arrancaba a toda velocidad.
Pero ____ se limitó a mirar inexpresivamente el asiento vacío frente a ella.
-No entiendo el francés -dijo, cerrando los ojos de nuevo.
Nicholas murmuró una maldición entre dientes y se dispuso a llamar por el teléfono móvil. A pesar de su debilidad, ____ no pudo reprimir un sentimiento de triunfo: aquel arrogante a quien deseaban casi todas las mujeres de la ciudad, se había visto chasqueado por dos de las más deseadas del momento en menos de cuarenta y ocho horas. Eso le enseñaría una lección. Poco a poco se sintió incapaz de seguir pensando en nada más, hasta que llegó un momento en que se sumió en una inconsciencia febril.
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