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El actor y el conde (Larry Stylinson)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 6 de 8. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Hey, muchas gracias por leerlas:))))Rebeca. escribió:No tienes que agradecer, tus adaptaciones me encantan :)
Debes subir pronto, necesito saber si al final Harry se va a masturbar solito :D
Rebe se despide.
La sigo
Invitado
Invitado
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Hola, ahahaha hey eso es cierto, tambien a Louis le ah tocado sufrir, o no? Bueno no se,ElectricBlue13 escribió:Creo que Harry se siente muy solo, ¿por que siempre sufre en tus adaptaciones? En fin,me cuesta ver las intenciones del pequeño William respecto al aun mas pequeño Edward ah
Seguila,besos Liz
hehehe.
Ah, saludos:)
Invitado
Invitado
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Hola vicky, ah me acorde lo padrinos mágicos.FUTURESTYLES escribió:hiii me presento soy vicky y soy tu nueva lectora!! cuando la seguiras!!!??? en serio me muero de curiosidad por saber lo que va a pasar!! siguela besis X)
hahah, hey michas gracias por leerla!
La sigo
Invitado
Invitado
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
La sigoo:)))))LarryLarcel Stylinson escribió:Siguela!
Invitado
Invitado
Capitulo 6
La cena, al igual que en el desayuno de esa mañana, estaban sólo los dos. Y William había relatado un poco de la historia de la casa mientras se dirigían hacia un pequeño comedor en la planta baja del ala oeste.
―Por supuesto, hay un gran comedor, pero pensé que no te haría gracia tener que gritar desde el otro lado de la habitación para ser escuchado ―dijo William mientras sacaba una silla de la mesa del comedor.
―Estoy sorprendido de que el Conde Tomlinson no tenga una casa llena de visitantes a su regreso de Londres. ―Edward se sirvió una gran porción de Game pie y la mitad de un ave de Guinea.
―Ansío estar lejos un día de las grandes expectativas que la sociedad tiene en mí. Disfrútalo, normalmente tenemos invitados la mayoría de las veces.
―Y como tu adorada esposa, ¿tendré que estar en el centro del juego, o ser un simple jugador alrededor?
William se echó a reír y casi escupió el pollo que estaba comiendo. ―Creo que sería un crimen dejarte al margen.
―Dudo que incluso una de las tramas más extravagantes de Will Shakespeare podría compararse con la vida salvaje de William Tomlinson.
―Tal vez cuando era más joven... ―parecía nostálgico por un momento, pero le hizo un guiño y continuó―. Tengo que admitir que he tenido mi cuota de emoción. Algunos podrían decir que he tenido las de ellos también.
Edward saludó a William con su copa. ―Algunos podrían decir que tienes muchos años de travesuras por delante.
Chocaron sus copas, William perdió una parte importante de su contenido. ―Oh no. Soy un tranquilo Inglés de mediana edad ahora, feliz de disfrutar de los jardines y cansado de las idas y venidas de la corte.
Edward resopló en lo que sólo podría ser definido como modales impropios de una dama. ―Eso no lo creo.
William se apartó de la mesa. ―Entonces voy a tener que demostrártelo.
Se volvió hacia un sirviente que había intentado ser discreto y que permanecía de pie en un rincón. ―Ten preparado una canasta de comida y una o dos botellas de vino y llévalas a la glorieta. Después de eso, no quiero ser molestado.
El sirviente hizo una reverencia y se alejó apresuradamente. Edward se sentó más atrás en la silla, cruzando los brazos.
―¿Qué estás haciendo?
Fue jalado y arrastrado de la mano fuera del comedor hacia la entrada de la casa.
―Estoy trasladando la cena a los jardines ―dijo William―. Quiero estar rodeado de un entorno discreto, y estoy seguro de que mi encantadora esposa está ansiosa por ver las rosas.
Caminaron de la mano por el césped ornamental. Con una mirada sobre su hombro, Edward se mostró satisfecho de estar lo suficientemente lejos de la casa por lo que estarían fuera del alcance de cualquier fisgón.
―¿Te das cuenta de que realmente no soy una mujer? Estoy seguro de que los jardines de rosas se encuentran entre algunos de los mejores de toda Inglaterra, pero no estoy lo que se dice entusiasmado por ellos.
―Pensé qué era algo que se me había pasado por alto la noche anterior, la próxima vez debería observar más de cerca.
―Si tus habilidades de observación son así de malas, entonces tal vez hay otras cosas, más urgentes de que preocuparse.
La mirada en el rostro de William no tenía precio, boquiabierto y sus ojos como platos. Edward sonrió con satisfacción y se preguntó si William no estaba acostumbrado a tener a alguien que le entablara una batalla amistosa de palabras. Él se acercó y empujó la mandíbula de William suavemente para cerrarla. ―No fue una observación apropiada, su Excelencia.
William tomó su mano. ―Vas a ser un fastidio. Voy a tener que mantenerte cerca para asegurarme de que permanezcas a raya.
―Eso suena como una promesa, no una amenaza.
El bajo gruñido de William no era en absoluto amenazante, y Edward se encontró siendo manipulado por el brazo de William alrededor de su cintura y estaba siendo conducido hacia los jardines de rosas.
―Mientras estamos fuera del alcance de cualquier ojo u oído curioso, quería hablar contigo acerca de algunos planes que he puesto en marcha ―dijo William.
―¿Planes?
―Sí. Crofton Hall es una casa grande con muchos sirvientes como para que una treta como la nuestra pase desapercibida sin haber tomado algunas precauciones. Algunos de los criados de mayor rango, en los que confío plenamente, están al tanto de lo que está pasando. Miriam y su esposo son dos de ellos, pero también Wallace el administrador y a algunos otros se le ha dicho.
Edward asintió. ―Tiene mucho sentido.
―Y hay algunas otras cosas a tener en cuenta ―dijo William―. Cuando estemos fuera de nuestras habitaciones privadas, y estés vestido para el papel, siempre te llamaré Gemma. Y debemos tener un cuidado especial para cerrar siempre con llave la puerta de tu dormitorio. No queremos a una mucama servicial viendo demasiado.
―Haré todo lo que esté en mi alcance para asegúrame de que nuestro secreto permanece así.
―Sé que lo harás. Miriam tiene la llave de tu habitación, por lo que también se encargará de mantenerla bajo llave, y dejará saber que a lady Gemma no le gusta que su privacidad sea interrumpida.
Edward vio el reflejo del agua que desaparecía a la vista al pasar a través de un arco decorativo hacia un jardín privado. Era demasiado pronto en el año para que las rosas florecieran, pero el follaje era exuberante y verde y tenía su propio aroma fresco.
En el rincón más alejado había un banco de piedra, y delante de él, estaba tendida una manta de lana, eran los restos de su cena, dispuestos para un día de campo. William cayó al suelo y se acomodó con gracia, recogiendo una pata de pollo y usándolo para señalar el espacio junto a él. ―Ven aquí y disfruta de mi compañía.
Edward agitó su falda. ―Si me siento allí, podría tener problemas para levantarme.
―Si ella es convenientemente amable conmigo, entonces ayudaré a mi buena señora esposa a levantarse.
Con dificultad, Edward logró acomodarse en la manta, pero su vestido no le permitió sentarse en una posición más cómoda. Aceptó un vaso de vino, pero desechó la comida.
William se limpió las manos en la manta antes de levantarse sobre sus manos y rodillas y arrastrándose hacia Edward, luciendo la misma expresión lujuriosa que había llevado la noche anterior. Empujó suavemente a Edward hacia atrás y trató de besarlo.
Edward se alejó. ―¿Qué estás haciendo? ¡Podrían vernos!
―Este lugar está muy apartado de los jardines ―respondió William, sin inmutarse por las preocupaciones de Edward.
―Pero como ya has dicho, debemos tener cuidado ―insistió, arrastrando los pies de modo que estuviera fuera del alcance de la mano―. Esto debería ser para cuando estemos solos, en privado.
―Y te he dicho, que aquí es privado. ―William frunció el ceño―. Un hombre puede hacer lo que quiera con su esposa en su propia propiedad. ¿Por qué tan mojigato ahora?
La palabra "esposa" provocó un doloroso nudo en el estómago de Edward, y se preguntó qué impulsó las pasiones de William. Anoche estaba seguro de que era él, sólo Edward, no una imagen distorsionada de él como su hermana.
Todo lo que Edward podía pensar era en el riesgo, ¿qué si los atrapaban? ¿Y si fuera arrastrado ante un tribunal? No habría manera de que pudiera mantener la cabeza apoyada en el bloque del verdugo44. Pero William, si él dijera que no se había acostado con su esposa, podría asegurar que había sido engañado. Y Edward sabía que para que fuera una defensa creíble, era imprescindible que nunca fueran atrapados.
―No deberíamos.
El rostro de William era como si una máscara hubiera caído sobre él, frío y distante. Se puso de pie. ―Parece que mis avances ya no se requieren.
Antes de que Edward pudiera responder, William se fue dando grandes zancadas. Edward lo llamó, pero
William no se volvió, dejando a Edward sentado en las ruinas de su picnic.
EL SOL comenzaba a ponerse cuando Edward finalmente regresó a la casa. Las últimas horas que había pasado aturdido, casi sin entender cómo las cosas se habían deteriorado tan mal entre él y William. En algún momento había perdido los zapatos, pero no estaba seguro en dónde, un vago recuerdo le vino a la mente de una mancha de barro a las orillas del lago. El dobladillo de su falda estaba sucio, y el clima se había vuelto de despejado a lluvioso, el cual le había empapado su ropa y mojado hasta los huesos por todo el camino.
Antes de que pudiera llegar a la casa, Miriam se precipitó hacia él. ―Oh Dios mio, mírate. ¿Dónde has estado? ¡Estaba muy preocupada!
―Explorando los jardines ―dijo, sin mirarla.
Chasqueó la lengua fuertemente. ―Necesitamos sacarte esa ropa mojada. Lord William se molestara si caes enfermo.
Edward caminó con dificultad hacia la casa. ―Dudo que al conde le importe.
Miriam tarareó con desagrado y preocupación mientras lo llevaba a su habitación. De su interminable flujo de consternación a sus espontáneas preguntas que quedaron sin respuesta, ya que Edward la dejó continuar sin interrupción.
De vuelta a su habitación, ella trabajó rápidamente, quitándole la ropa húmeda e insistiendo que se ponga una camisa seca. Ella no salió de la habitación esta vez, pero le dio la espalda mientras se cambiaba y le obligó a meterse a la cama para calentarse.
―Voy a traerle un poco de sopa para la cena ―dijo mientras corría las cortinas de las ventanas.
―No tengo hambre. Prefiero dormir un poco.
―¿Está seguro? No es ninguna molestia.
―Gracias, pero voy a estar bien. ―Sin esperar a que ella respondiera, Edward se dio la vuelta en la cama y se metió bajo las sábanas. Miriam chasqueó la lengua de nuevo y se fue.
La habitación estaba a oscuras y silenciosa, pero la preocupación de cómo William había actuado antes, se mezcló con el temor subyacente de que alguien descubriera quién era él realmente, lo que significó que le llevó mucho tiempo sucumbir al sueño.
Cuando se despertó, vio a Miriam sacudiéndolo suavemente por el hombro. La miró entrecerrando los ojos. La luz del sol que entraba por las cortinas que ella había abierto le hacía difícil enfocar la vista.
―Son más de las once. Si tiene la intención de vestirse y estar abajo a tiempo para la cena tendrá que levantarse ahora.
―Voy a levantarme, pero no tengo hambre.
Ella hizo el mismo zumbido de desaprobación de la noche anterior y llevó su mano a su frente. ―¿Está enfermo? Está un poco sudado.
―Me siento bien. Simplemente no tengo hambre.
El ceño fruncido y la profunda arruga en su frente le dijo a Edward que ella no estaba convencida. Él apartó las mantas y se levantó de la cama, Miriam le indicó dar un paso dentro del miriñaque, el cual ató demasiado fuerte.
―¿La casa tiene una biblioteca? ―preguntó mientras arreglaba su corpiño.
―Por supuesto. El Conde Tomlinson es muy aficionado a las artes en todas sus formas y tiene una gran colección de escritos.
―Entonces voy a pasar el día allí, si eres tan amable de mostrarme dónde está.
―¿Sabe qué se considerará como algo extraño?
―¿Más extraño qué pasear otra vez por los jardines? ―preguntó.
Miriam chasqueó la lengua con fastidio. ―Lo único que digo es que no es habitual que una dama de la nobleza pase todo el día leyendo.
―Me aseguraré de tener un libro de poemas a mano en todo momento.
―No hay necesidad de ser maleducado, jovencito. Voy a traer un poco de mi costura sin terminar. Por lo menos puedes fingir que has estado haciendo algo propio de una dama.
Una vez que Miriam había considerado que estaba aceptable, dejaron su habitación. Mientras bajaban las escaleras en el salón de entrada, ella lo presionó de nuevo a comer la cena, pero él declinó cortésmente. Edward no tenía hambre. Su estado de ánimo siempre había afectado sus hábitos alimenticios, y no quería hacer nada más que quedarse en sus penas.
William salió por la otra ala, vestido con ropa de montar. No sonrió ni le habló cuando vio a Edward, solo se inclinó un poco y salió dando grandes zancadas de la sala. Miriam lo vio salir y miró inquisitivamente a Edward.
―Ya veo.
―¿Qué ves?
Entraron en la biblioteca, una sala de tamaño razonable que daba a los jardines, y Edward se sorprendió al ver dos de las paredes cubiertas por estanterías llenas y había dos sillas de lectura junto a la chimenea.
―Me pareció curioso escuchar que Lord William iba de cacería hoy. Esperaba que pasaran más tiempo juntos, para ser sincera. Pero ahora lo entiendo.
―¿Qué quieres decir?
Miriam ahuecó un cojín de una de las sillas de lectura.
―Bueno, por la forma en que ha estado actuando y por lo que acaba de ocurrir en el salón, está bastante claro que se han peleado.
―No hemos discutido ―dijo Edward bruscamente.
―¿No?
Se dejó caer en el sillón de lectura y suspiró. ―No ―dijo en voz baja―. No sé lo que ha sucedido.
La expresión de Miriam se suavizó, tomó su mano y la apretó.
―Debe ser difícil estar aquí para ti, lejos de lo que conoces y solo. Si deseas hablar conmigo, prometo que guardaré tu secreto.
Edward tragó saliva. No estaba acostumbrado a este tipo de consuelo, su madre era sólo un vago recuerdo.
―Estábamos en el jardín de rosas. Sus atenciones se volvieron... apasionadas. Y estaba preocupado de que nos atraparan y nos descubrieran. Así que me resistí, pero antes de que pudiera decir algo más, se fue furioso.
―Lord William no está acostumbrado a ser rechazado ―dijo.
―No le estaba rechazando. Sólo quería tener cuidado.
Ella lo hizo callar. ―Es un hombre orgulloso. No es una de sus mejores cualidades.
―Entonces, ¿qué hago?
―Déjale en paz hasta que se haya calmado un poco. Puede ser orgulloso, pero no es estúpido. Hay invitados que llegarán mañana. Estoy segura de que para ese entonces ya estará de mejor humor.
―Espero que tengas razón.
Miriam le apretó su mano otra vez. ―Si necesitas algo, consigue que una de las mucamas me busque.
―Gracias.
Una vez solo, Edward se levantó y examinó las estanterías, se alegró de encontrar la copia de la Arcadia de Sidney que había empezado a leer en el carruaje desde Londres el cual se encontraba entre los libros. Se acomodó en la silla, y no fue sino hasta que leyó varios capítulos que llegó un sirviente con un mensaje.
El sobre tenía un sello de cera, pero no había ningún emblema u otra marca distinguible, solo la dirección del remitente en Kent. Edward lo abrió y reconoció inmediatamente la letra de Gemma.
He oído de la prima Claire que estás en Crofton Hall. ¿En qué idiotez te has metido? Debes salir de allí mientras todavía conserves la cabeza intacta.
G.
-----------------------------------
Espero que les gustee:))))
Invitado
Invitado
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Estupido William,sus actitudes hacia Edward,no me hacen felices :(
Espero que la sigas,saludos Liz
Espero que la sigas,saludos Liz
ElectricBlue13
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Hay Dios... Ese William es un testarudo orgulloso... siguela! :3
Kyra
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
William.... William... William....
Siguela pronto.
Rebe se despide.
Siguela pronto.
Rebe se despide.
Rebeca.
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
No hay palabras para describir este capitulo. Ha sido perfecto, todo él lo ha sido.
Me resulta raro imaginar a Harry, Edward en este caso, como una mujer. Que no te extrañe, yo soy #TeamHarryBottom, pero de pensar en Harry como el pasivo a Harry como la mujer, va un paso... Eso no quiero decir que no me encante, es mas, ¡me flipa! Adoro esta novela.
No me gusta la actitud de Louis, ash! Es William! Bueno, si pongo Louis o Harry perdoname, es la costumbre. Volviendo al caso, no me gusta como actua William (lo dije bien:3), parece que a veces se olvida que Edward es un hombre y no una mujer, y aunque fuese una mujer, no debe dejarla sola sólo porque a el le haya dado un calentón. Bueno cielo, aquí está mi comentario, sigue la novela y que me encanta:)
PD: tengo una amiga que se llama Miriam y me la imagino a ella en ese papel xddd
Besos, Dulce:3
Me resulta raro imaginar a Harry, Edward en este caso, como una mujer. Que no te extrañe, yo soy #TeamHarryBottom, pero de pensar en Harry como el pasivo a Harry como la mujer, va un paso... Eso no quiero decir que no me encante, es mas, ¡me flipa! Adoro esta novela.
No me gusta la actitud de Louis, ash! Es William! Bueno, si pongo Louis o Harry perdoname, es la costumbre. Volviendo al caso, no me gusta como actua William (lo dije bien:3), parece que a veces se olvida que Edward es un hombre y no una mujer, y aunque fuese una mujer, no debe dejarla sola sólo porque a el le haya dado un calentón. Bueno cielo, aquí está mi comentario, sigue la novela y que me encanta:)
PD: tengo una amiga que se llama Miriam y me la imagino a ella en ese papel xddd
Besos, Dulce:3
LarryLarcel Stylinson
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Y que le dice Gemma si por su culpa esta metido ahí!!!
Ahhhhhh
William argggg que lo matareeee como se atreve!!!
Bueno como sea gracias por subirlo :3
Un beso :) xx
Ahhhhhh
William argggg que lo matareeee como se atreve!!!
Bueno como sea gracias por subirlo :3
Un beso :) xx
MyKryptonitLarry
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Will es algo idiota!ElectricBlue13 escribió:Estupido William,sus actitudes hacia Edward,no me hacen felices :(
Espero que la sigas,saludos Liz
Pero todo bien con el.
La sigo:)
Invitado
Invitado
Re: El actor y el conde (Larry Stylinson)
Si, lo es!!Kyra escribió:Hay Dios... Ese William es un testarudo orgulloso... siguela! :3
La sigoo
Invitado
Invitado
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