More Than Blood [N.C]

[size=70]capitulo 7[/size]

-mucho gusto Lau… yo soy Louis… ¿eres el ángel vampiro no?-dijo él sonriendo complacido, como si hubiera encontrado algo que buscaba.
-si… supongo que tu eres otro de los seres que el consejo trajo aquí a “convivir”, si no me equivoco… un brujo- Laura no se sentía cómoda cerca de un brujo, a pesar de que ella no era de las que juzgaba a simple vista, desde pequeña le dijeron que un grupo de brujos había matado a sus padres, y aun que ella dejo esa secta seguía teniendo dudas sobre los brujos.
-pues si… supongo que me escogieron porque a veces les causo muchos problemas…  dijo él con una sonrisa divertida- eh oído que tu tampoco les agradas mucho a esos viejos ¿no?
-digamos que les molestó que me haya convertido en cazadora independiente.
-¿puedo preguntar cómo te convertiste en un ángel vampiro?
-lo siento pero es tarde, y eh conducido toda la noche… necesito descansar, además mañana será un día largo- dijo Laura poniendo los ojos en blanco.
Louis rió y todavía con una sonrisa en su rostro le dijo:
-en ese caso te propongo algo… ¿Qué tal si te ayudo a instalarte y de paso nos conocemos más?
-¿y por qué un brujo está siendo tan cortes con un vampiro?- preguntó Laura, no muy convencida de sus intenciones, había algo en él que le daba un mal presentimiento.
-se supone que estamos aquí para olvidarnos de nuestras ancestrales diferencias y convivir como en un cuento de hadas, ¿lo olvidas?... además mañana es sábado y podrás descansar el domingo.
-… - ella estaba cansada de peleas, de problemas con el consejo y realmente no tenía ganas de crear líos, ni que la retaran… otra vez; suspiró y continuó- ¿te parece a mediodía?- dijo ella resignada, quiera o no quiera tenía que llevarse bien con todos ahí, humanos o no.
-me parece- dijo él sonriendo mientras entraba a su casa.
Laura también entró a su casa, dejando sus cosas en el auto, no tenía ganas de sacar nada, al ingresar en la casa notó que ya estaba amueblada.
-¡rayos!... esto significa que será algo de un buen tiempo- se quejó ella.
Empezó a explorar la casa y tenía una cocina de tamaño normal, un comedor, un living con televisor, un baño simple y también había un pequeña habitación, siguió viendo la casa y encontró un estudio, la habitación principal con su propio baño y se dirigió al jardín trasero, el patio no era feo, pero estaba un poco descuidado, ella se encogió de hombros y pensó: “al menos algo en que pasar el rato… claro además de pasar mucho tiempo en mi estudio”.
Se echó en su cama y se quedó viendo el techo, ella no necesitaba dormir, pero si estaba cansada, poco a poco el día fue llegando sin embargo la habitación no se iluminó, el día era nublado, y eso era bueno para ella; el sol no la derretía como contaban las historias, solo le molestaba, se sentía fatigada e irritable, nada lindo; se bañó, se cambió y salió caminando de su casa, en realidad prefería caminar, solo manejaba cuando eran distancias muy largas, pero Risk era un pueblo pequeño, todo estaba a unas calles; además los autos siempre llamaban la atención, y lo último que quería Laura era ser el centro de atención, no tenía ganas de inventar un montón de historias convincentes para los humanos, solo quería que este tiempo de prueba acabe y poder continuar con su trabajo.
Llegó a una plaza, estaba desolada y se sentó en una de las bancas, dejó caer ligeramente su cabeza hacia atrás y suspiró, era molesto tener que ir al instituto por enésima vez en su vida, pero si no iba los vecinos metiches iban a comentar y sospechar que una jovencita de 16 años viva sola y no vaya a estudiar y blablabla, no quedaba otra que adaptarse… otra vez, cerró los ojos, respiró profundamente, y se concentró, quería ver quienes estaban cerca, todo normal, algunos seres sobrenaturales, no parecía que vayan a hacer daño y… ¿humanos?... “aaagh… ¿Qué se supone que tenían los del consejo en el cerebro?, está bien que nos pongan a prueba pero están poniendo en riesgo a personas… cada día los entiendo menos”, Laura continuó aumentando el radio de visión y hasta el momento estaba todo tranquilo, hasta que sintió un aura diferente, una mescla de oscuridad y sed… sed de sangre; había un vampiro que no tenía su sed controlada, y tenía una amplia selección de vecinos de los cuales escoger.
-esto está mal- dijo ella para sí, trató de triangular más o menos donde estaba esa aura y desapareció- ¿Qué pasó?- se cuestionó ella desconcertada, había algo que la ocultaba… y las maneras de ocultar almas son muy reducidas, empezando porque esa persona muera, por algún transporte repentino, es decir tele transportación, o… un hechizo; Laura tenía un sospechoso, al fin y al cabo cuantos brujos había en Risk, antes de que continuara con sus especulaciones se fijó en su reloj de muñeca.
Eran las once y Laura se encaminó a casa, recordó que alguien iría a ayudarla con la mudanza, hasta ahora todo iba tranquilo, tal vez no iba a durar mucho esa etapa de prueba, la verdad ella pensó que esa misma noche la mitad del pueblo estaría muerto, pero estaban “conviviendo” muy bien, claro que no había que adelantarse a nada, es en la noche cuando las sombras se muestran.
Ella entró a su casa, se dirigió directamente a su cuarto y se dejo caer en su cama, después de unos minutos descansando ella bajó y se dispuso a sacar las cosas de su auto, trajo ropa, y sus libros donde ella escribía y dibujaba, además de algunos libros que eran importantes para ella, sin embargo escribir era lo que más le gustaba hacer.
Estaba sacando una caja de su auto cuando alguien detrás de ella le susurró al oído:
-creí que yo te iba a ayudar.
Ella se estremeció ante esa cercanía y dejó escapar un pequeño grito y dio media vuelta, al hacerlo vio a Louis demasiado cerca de ella, haciendo que se sonrojara levemente.
-¿te pongo nerviosa?- preguntó él sonriendo complacido.
-no… solo me asustaste.
-¿ah en serio?- dijo él acortando demasiado la distancia.
-si… en serio- dijo Laura volviendo a tomar el control de sí misma y alejando a Louis a una distancia suficiente para no compartir el mismo aire- y si realmente quieres ayudarme pues puedes empezar con esa caja- dijo ella señalando la caja más grande del auto con una sonrisa, mientras llevaba una caja mediana, en realidad no necesitaba ayuda por su fuerza pero no estaba demás dejarle lo mas trabajosito.
Cuando Laura entró, todas sus cosas ya estaban a dentro, y Louis estaba en la cocina husmeando en el refrigerador.
-¿no tienes nada de comer?
-si usas tu magia es trampa.
-no… es ser practico… pero ahora la prioridad es comprar comida pequeña.
-¿pequeña?
-mira no te lo tomes a mal, pero no eres muy alta que digamos- dijo Louis dándole palmaditas en la cabeza como si fuera una niña.
-ok, ok, pero nunca dije que podías llamarme así.
Él sonrió y dijo divertido:
-¿y desde cuando quiero tu permiso?... bien ahora vamos a comprar comida.
-mira no sé cuantas neuronas te mata la magia, pero yo no me alimento… como ustedes, cada cierto tiempo controlo mi sed con un sustituto.
-oh vamos… ahora los vampiros comen de todo, no me vengas a decir que nunca probaste una hamburguesa.
-pues sí, pero eso no significa que me gusten.
-igual debes tener algo para invitar a tus visitas, a de paso compramos algo para ti ¿y qué comida humana te gusta?
Laura sonrió como si estuviera conspirando algo.
-está bien- dijo ella- vamos, pero… caminando.
-aaagh y ¿para qué mangos tienes auto?
-cuando tengo flojera de recorrer grandes distancias, además es un pueblo pequeño… vago.
-como quieras pequeña.
-no me digas así vago.
Louis y Laura salieron caminando hacia el único supermercado que había en Risk y empezaron a comprar comida, él estaba en la sección de carnes escogiendo algunos cortes, lo último en la lista, cuando ella le dijo:
-tengo que ir por mi comida favorita, nos vemos en la caja registradora ¿sí?
-está bien.
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 Louis estaba registrando todo lo que habían comprado cuando Laura apareció con otro carrito lleno de dulces, de todos los tipos: chocolates en todas sus variedades, gomitas de todas las formas desde ositos hasta cocodrilos, chicles de todos los colores, malvaviscos de muchos tamaños, galletas de muchos ingredientes, flanes, pudines, chupetes de tantos colores como alguna vez alguien había visto y ni hablar de la cantidad de nutella que había; Louis se quedo con la boca abierta al ver tantos dulces.
-¿para qué apocalipsis te preparas pequeña?, ¿El de los zombies que en vez de cerebros se comen dulces?
-esto es solo lo que necesito vago.
-casi no vacías el super.
Ella hizo una señal de silencio y dijo:
-tú con tu comida, yo con la mía.
Pagaron todo, que bueno que el consejo cubría los gastos de los seres sobrenaturales, y los ancianos sabían que tenían distinta alimentación, Laura siempre se preguntó de dónde sacaban el dinero, pero al fin estaban siendo productivos.
-bien pequeña ahora piensas decirme ¿Cómo es que llevaremos todo esto a tu casa?
-de la misma manera en la que tú me ayudaste a instalarme- dijo ella sonriendo.
-ok, busquemos un sitio donde no haya muchos humanos.
-vamos al estacionamiento subterráneo.
Fueron al estacionamiento y Louis se encargó de “llevar” todo a casa de Laura; después salieron y se encaminaron al vecindario.
-¿puedo preguntarte algo?- cuestionó Laura.
-claro.
-¿Por qué eres tan agradable conmigo?
-la verdad… no lo sé, hay algo en tu alma que hace que me den ganas de estar cerca de ti- dijo él sonriéndole.
-bueno pues… que te parece si como agradecimiento te invito algo de comer.
-¡sí!, me muero de hambre… ¡necesito tragar!... además mañana no podrás hacerlo, porque tienes que ir al instituto ¿no?
Laura rió y poniendo los ojos en blanco dijo:
-seee… otra vez; es molesto ir de nuevo pero si no lo hago solo levantare sospechas y eso no me conviene.
-te entiendo… al fin y al cabo yo igual tengo que ir; solo que un dos cursos mas, es mi último año… otra vez
Ella rió y cuando llegaron a su casa ya estaba todo en la cocina.
-bien, mientras tu acomodas todo, yo cocino algo.
-ok.
Louis comenzó a ordenar la comida y los dulces de Laura, mientras ella cocinaba, le hizo pollo a la naranja con puré de zanahorias y papas al horno; cuando los dos terminaron Laura sacó un pudin de chocolate para ella y le sirvió su comida a él.
-gracias- dijo Louis- más vale que sepa tan rico como se ve, me llora la tripa.
-si… porque si no te quedaras sin comer vago- dijo Laura encogiéndose de hombros y sonriendo.
-vaya pequeña, resultaste ser mala.
-no te preocupes, solo es contigo- dijo ella guiñándole un ojo y comiendo su pudin.
-me gustaría poner a prueba que tan mala puedes llegar a ser.
-¿Qué?- dijo Laura confundida, ahora sí, no entendió.
-¿o te da miedo?- dijo Louis mirándola pícaramente.
-miedo es lo último que tendré- dijo ella segura, nunca le gustó mostrarse débil y mucho menos ante un brujo.
-¿en ese caso aceptaras?
-¿Qué?
-primero dime si aceptaras.
-¿en serio esperas que acepte el reto de un brujo que acabo de conocer ayer?- dijo Laura con una ceja levantada y con una sonrisa irónica.
-si lo poner así, obviamente se escuchará mal.
-¿y cómo se supone que debería decirlo?
-no sé… podría decirse que este será un divertido reto donde veremos hasta donde puedes llegar.
-hnmp…- Laura sonrió y comió otra cucharilla de pudin para después decir- sigue soñando vago… todavía no aceptare nada de ti.
-¿no confías en mi pequeña?
-… - ella lo vio a los ojos y sonrió- nop.
-está bien, está bien, y ¿si nos conocemos mejor aceptarías el reto?
-depende de lo que sea el reto.
-eso… es una sorpresa- dijo sonriéndole.
-ok, ok, pero primero debo conocerte.
-es un trato- dijo Louis comiendo lo que Laura le había preparado- esto esta delicioso pequeña… decidido, desde ahora me cocinas.
-¿y cómo por qué o qué terminaría haciendo eso?
-porque te lo pedí.
-¿y yo que gano a cambio?
-…- Louis se quedó en silencio por unos segundos pensando y cuando se le ocurrió algo, sonrió y continuó- ¿Qué tal si te regalo21 deseos?
-¿Por qué 21?
-es un numero bonito… pero hay una condición.
-¿Cuál?
-el último deseo, es para mí… ¿sí?
-me parece… entonces son veinte deseos.
-úsalos con prudencia- dijo imitando muy mal la voz de alguien serio y sabio.
Ambos continuaron charlando mientras terminaban de comer y Louis se fijó en la hora de su reloj de muñeca, para después decir:
-bueno pequeña, lo siento pero tengo que irme, hay asuntos llamándome.
-ok, nos vemos mañana- dijo ella sonriendo y levantándose con él para acompañarlo a la puerta, intento ver su aura, era extraño para ella que tuviera “asuntos”, cuando el consejo los obligó a ir solo para convivir, sin embargo no vio nada malo, aunque lo raro era que su alma la veía como si él estuviera dormido, ella frunció el ceño confundida.
-¿estás bien?- preguntó Louis con tono de preocupación.
-em… si, si, lo siento estaba pensando.
-¿en qué?
-ya no importa… nos vemos mañana- se despidió ella con una sonrisa.
-hasta mañana mi pequeña.
Laura cerró la puerta y comenzó a ordenar su ropa y dejó los libros e el pequeño estudio; y mientras ponía su ropa en el armario se dijo: “¿acaso me dijo SU pequeña?”.
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Laura estaba escuchando música con audífonos, mientras caminaba hacia el instituto; todavía pensando en la extraña aura de Louis, ella conocía esa aura, la veía en personas dormidas, y él no podía estar dormido, no entendía eso, “¿habré estado cansada y me confundí?, al llegar vio a tumulto de jóvenes, menos mal llegó primer día de clases, sino sería muy incomodo, se dirigió directamente a dirección para que le dieran su horario y la clave de su casillero, al llegar vio a una secretaria con el cabello ruloso y grisáceo, tenía unos grandes lentes de botella, un vestido en verdad antiguo, Laura no veía esos modelos hace años, y ni hablar de su expresión, sombría, enojada y cansada, o eso leyó ella de su aura.
-buenos días- dijo Laura con la sonrisa más amable que tenia.
-sí, sí, buenos días- dijo a desgana- su nombre.
-Kyler… Laura Kyler- dijo ella sorprendida ante lo fría y escalofriante que podía llegar a ser esa señora.
-aquí tiene su horario, el croquis de su casillero y la clave- dijo la secretaria mientras le entregaba los respectivos papeles, incluyendo su carnet de estudiante y una lista de libros.
-gracias, hasta luego.
-adiós- respondió seca.
Laura se dirigió a su aula y se sentó al final de la fila, en el asiento más lejano a la ventana… por obvias razones, mientras estaba distraída viendo a la nada, tratando de recordar lo que soñó, estaba segura que tenía algo que ver con Louis, pero hay algo en ese chico que no le permite indagar completamente, “es como si hubiera una barrera protegiéndolo… un hech―” Laura no terminó de reflexionar cuando una chica se acercó con una sonrisa a ella, tenía la piel bronceada, un par de ojos cafés claros, una bonita sonrisa, tenía el cabello café ruloso hasta la cintura y le dijo:
-¿eres nueva, no?
-em… sí, soy Laura, pero puedes decirme Lau.
-soy Constanza, pero dime Conty… ¿puedo sentarme?-  dijo señalando el lugar a lado de Laura.
-claro, no creo que nadie quiera sentarse cerca mío- dijo sonriendo irónicamente.
Mientras la nueva amiga de Laura se sentaba frunció el ceño intrigada.
-¿Por qué dices eso?
-mira no te lo tomes a mal… pero, no soy la mejor compañía… para nadie, y aun que agradezco tu hospitalidad y gentilidad creo que lo mejor es que mantengamos distancias.
-¿Qué, eres una chica mala?
Laura rió ante la idea de ser tomada como una chica rebelde que siempre hace lo que quiere o algo así, cuando desde el principio siempre fue una niña buena o algo muy cercano a eso.
-no, no soy una chica mala, pero créeme cuando te digo que yo no soy la indicada para ser tu amiga.
-… sabes… yo sí creo que podríamos ser grandes amigas- dijo sonriendo.
En ese momento llegó el profesor y puso silencio, el resto del día Laura lo pasó normal, llegada la hora de almorzar ella se fue a la terraza y se quedó ahí, observando las nubes eh imaginando historias con ella.
Llegó la salida y Constanza estaba hablando con ella cuando le propuso:
-Lau… ¿no quieres que te lleve a tu casa?, mi papá ya viene por mi y podemos acercarte.
-no gracias, no te preocupes, me gusta caminar, es mas lo prefiero.
Justo en ese momento el padre de Conty llegó en un gran y negro auto, Laura se fue antes de que su amiga pudiera convencer a su papá de llevarla.
Mientras caminaba por la acera recordó que tenía que cocinar para un vago y caminó con cierta aceleración, no sabía que era, pero Louis le creaba muchos sentimientos, desde alegría hasta emoción, sin embargo también sentía un mal presentimiento. Estaba abriendo la puerta de su casa cuando alguien susurro en su oído lentamente:
-¿Dónde está mi comida pequeña… o es que tendré que comerte a ti?
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aqui esta mi cap... espero q les guste  :coco:  :coco: