The Perfect Princess {nc.

Amaba la lluvia, era una de mis cosas favoritas por no decir que era mi favorita. Ver deslizar las pequeñas gotas detrás del cristal y escuchar su sonido me relajaba pero hoy nada me tranquilizaba. Justo hoy mi vida apestaba, porque sabía que lo que yo quería ni con un poco de suerte pasaría pero como dicen lo último que se pierden son las esperanzas, y sabía que en algún lugar de mi tenía un pedacito de esperanza estancado.

—Sam— escuche la voz adormilada de mi hermana Brooke, desde la escalera.

—¿Qué pasa? — pregunte acercándome hacia ella.

—Estoy segura que te darán una oportunidad, lo presiento— comento y sonreí. De repente la puerta de casa se abrió, dejando entrar una oleada de aire frió junto a mi hermano Theo quien estaba totalmente empapado.

—Brooke, tráele algo para que se seque— dije y mi hermana comenzó a correr escaleras arriba, lo inspeccioné para luego hablar — ¿y tú, no deberías estar trabajando?

—debería, pero me entere de algo y no podía esperar hasta mi horario de salida— respondió mientras se secaba el cabello con la toalla que le había alcanzado Brooke.

—¿Esperar para qué? — pregunte confundida.

—Estas entre las elegidas por el príncipe. — Si no se hubiese controlado estoy segura que había gritado aquello y yo hubiera muerto en el intento de procesar toda esa información. Brooke pego un saltito junto a un pequeño grito y yo seguía sin creerlo, tenía que ser un sueño o Theo tendría que a verse equivocado. Las palabras no salían de mi boca que ahora se encontraba levemente abierta, mis manos comenzaron  a temblar y ya ni siquiera sentía mis pies, poco a poco pude llegar a la silla y así sentarme al fin.

—¿Estas bien? — Me pregunto Theo con tono preocupado pero estoy segura que si no podía escucharlo pensaría que estaba feliz por mi reacción con su sonrisa de oreja a oreja pero asentí sin darle tanta importancia y un poco atontada.

—Estoy segura que ganaras, Sam— comento Brooke y sonreí apenas, no sabía si era cierto, no era que no confiase en mi hermano, solo que hasta no ver que me habían elegido con mis propios ojos, me era casi imposible creer.

—¿Estás seguro? — pregunte una vez que mi voz volvió.

—Absolutamente.



Toque la puerta varias veces antes de entrar y encontrar a mi madre mirando por la ventana, con la mirada perdida, pensando en algo que ni yo tenía la más mínima idea pero algo tenía claro, desde el fallecimiento de mi padre eso era muy frecuente y algo normal. Me acerque pero aun así ni siquiera capte su atención, respire hondo una, dos veces para juntar valor o lo que sea que debía juntar y así al fin hablar.

—Mamá.

Cuando estaba a punto de llamarla nuevamente, ella volteo y me miro con su mirada llena de tristeza, alejada de la realidad en la que vivíamos, ella ya no era la misma. No era la madre protectora y dulce con sus hijos ahora solo era un cuerpo sin alma. Casi ni hablaba, casi ni comía y estoy casi segura que ni tampoco dormía eso podía verlo en sus ojeras.

—¿Recuerdas el concurso por ser la princesa? — pregunte pero lo único que obtuve fue sus brazos rodearme, había pasado tanto tiempo desde que ella no me abrazaba, desde que no sentía su calor maternal, ni su presencia.

—No tienes que hacer esto, si no quieres. Prometo reponerme pero por favor no lo hagas si no quieres, no es necesario— Hablo aun sin apartarse.

—Debo hacerlo, es necesario pero prométeme que te repondrás por Brooke, por Theo y por mí, por favor.

—No quiero perderte. — se separó de mi para mirarme a los ojos. No quería decírselo pero como si mis labios se mandaran por si solos dejaron escapar unas palabras desgraciadamente dolorosas para ella.

—¡Ya lo hiciste, cuando nos dejaste por tu estúpida depresión!— Y quite una enorme carga que hacía tiempo tenia, me sentía mucho mejor pero creía ser la peor hija de todas. Bajó su mirada y entonces pude darme cuenta que estaba llorando y no solo ella, también lo estaba haciendo yo, mire hacia arriba, apretando mis labios tratando de dejar de llorar.

—lo siento— susurro apenas pero lo suficiente fuerte como para que yo la escuchara. Sabía que eso la había dañado pero ella nos había lastimado mucho más.

—Quizás vuelva, pero debo ir y probar suerte. Solo te pido que cuides a Brooke, ella te necesita más que yo y Theo— dije después de un largo silencio inundado de sollozos de su parte.

Al salir de la habitación me topé con mi hermano, seguramente había escuchado todo y ahora me reclamaría porque había dicho lo que dije, pero ya tenía suficiente me sentía muy bien conmigo misma pero horrorosa con mi madre, al fin y al cabo ella era eso.

Mi madre.

—¿No dirás nada? — pregunte ya enojada. Me esperaba cualquier cosa pero no una sonrisa de su parte.

—Estuviste bien, yo hubiese sido mucho más insensato, Sam. Pero tu estuviste bien— Comento pasando un brazo por mis hombros y sonreímos como idiotas.
Sabía que a partir de eso mi vida iba a cambiar, ya nada iba a ser igual, nada iba a ser lo que fue.