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how to catch demons. {resultados}
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Re: how to catch demons. {resultados}
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-Nombres: Eleanor Alice Black || Dylan Nicholas West.Leo & Dylan.
- Edades: 19 || 22.
–PBs: Rita Ora || Dylan O'brien.
–Escrito:
- Escritos:
- Monster{Novela:
- Prólogo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Observa, como si la vida le fuese en ello, la forma en la que las persones respiran. Como las persones viven. Y se pregunta –aún sin apartar la vista de la ventana–como es que todos somos tan iguales y tan diferentes al mismo tiempo.
A Amanda Schubert siempre le había gustado observar y realizar pequeñas hipótesis sobre lo visto. Tal pasión tenía por conocer lo común que a los ocho años comenzó a pintar todo lo que su vista obtenía. Ahora, pasados once años, había actualizado esa actividad añadiéndole un café con leche que cada mañana–de lunes a viernes– se tomaba con tranquilidad en la pequeña cafetería donde trabajaba su mejor amiga.
La situación de Amanda era complicada. Había empezado la Universidad hacía apenas medio año, tenía dieciocho años y todavía no había encontrado un buen apartamento que quedase mínimamente cerca de su edificio. Ella vivía en un pueblo a las afueras y le era sumamente complicado conducir desde Birmingham a Londres cada día y noche y opinaba que era un gasto estúpido. Sin ir más lejos, deseaba con todas sus fuerzas poder encontrar un buen piso de alquiler donde poder vivir cuanto antes mejor.
–¿Has encontrado ya una buena oferta?–Preguntó Lydia mientras dejaba la esmentada bebida en la mesa de Amanda. Esta negó con la cabeza mientras observaba a su pelirroja amiga sentarse en la silla vacía que había enfrente de ella.–No me puedo creer que en todo Londres no haya ni un alquiler a buen precio.
–A este paso dormiré entre cartones.–Se quejaba Amanda mientras tomaba un sorbo de su preciado café.
–Siempre puedes vivir con Mark y conmigo, Mandy.–Contestó Lydia con un semblante compasivo.–Ya lo hemos hablado y a él no le molesta.
–Sin ánimos de ofender pero, ¿no es lo mismo que vivir entre cartones?
–Al menos en esta versión tendrás techo.–Bufó Lydia.
Sinceramente, Amanda no quería vivir con su amiga y su pareja pero si que se lo planteaba como última opción. No es que Mark le cayese mal, pero no quería estar presente en la intimidad de su amiga y su novio.
–No entiendo como es que un piso aquí es tan caro.–Siguió hablando Amanda mientras observaba el periódico que tenía entre las manos.–¿Cómo es que ninguno baja de las ochocientas libras?
–Últimamente a la gente se le va mucho la olla.–Comentó Lydia mirando por la ventana.–¿Puedo tomar un sorbo? Estoy agotada.
–Son solo las siete de la mañana.–Dijo Mandy arrugando el entrecejo y observando a Lydia beber de su vaso.–¿Qué ha pasado?
–He discutido con Mark por no ser hospitalario.
Mandy rodó los ojos y negó la cabeza divertida.
–Lydia…
–Tienes razón, necesito algo más fuerte.–Lydia se levantó y cogió la bandeja circular de aluminio.–Voy a la barra a ver si invita la casa.–Dicho aquello, se marchó y dejó a Amanda dándose cuenta de que su amiga le había vaciado la taza.
Amanda se levantó y dejó dos libras encima de la mesa antes de salir de la cafetería.
Amanda comenzó a caminar rumbo a la Universidad de bellas artes donde debía retomar las clases. Como siempre solía hacer, empezó a imaginarse a ella con cuarenta años y sobrepeso trabajando en un KFC y viviendo con las cenizas de sus padres. Ella decidió que no quería pasar así su vida y al parecer el destino le leyó el pensamiento pues divisó–en un folio pegado al tablón de anuncios de su universidad–un anuncio que decía que se buscaba compañero de piso y que se alquilaba habitación. Amanda copió el número de teléfono y cogió el papel antes de guardarlo en su bolso y entrar en el edificio.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
–¿Estás segura?–Le preguntó Lydia a su amiga mientras le tomaba nota.–Creo que sí.–Contestó mientras observaba el folio detenidamente.
–No es poner pegas ni nada pero…Son tres tíos.
–¿Y? También son tres tíos que alquilan una habitación por doscientas libras al trimestre. Por si no lo has notado, es el mejor precio en todo Londres.
–¡¿Qué dices?! Conmigo te saldría gratis.
–¿Y tener que oíros discutir?–Preguntó Amanda retóricamente.–Paso.
–No siempre hay discusiones. También hay reconciliaciones.
–¿Y crees que estaría bien que yo estuviese delante mientras vosotros os dais cariño?
–Bien pensado, mi niña.–Contestó Lydia con sorna.
–Gracias.–Sentenció Amanda siguiéndole la broma.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Zayn Malik era una de esas personas frías y con mal genio. Bueno, simplemente mal genio. Él era uno de esos octogenarios que se dedican a ir amargados por la vida destrozando cualquier ápice de ternura que se encuentre por los sitios con sesenta años menos; es decir, con veintiún años. Detestaba las risas estruendosas, repudiaba a los niños y a toda persona o animal que fuese dependiente de otra. Y por eso, por todas esas razones neuróticas y antisociales: Zayn no soportaba a sus compañeros de piso.
Su piso era un sobreático que se posicionaba en el centro de la ciudad con tres habitaciones y muy espacioso. Pero cuando estaban los tres juntos se convertía en una batalla campal en la que los bandos predominantes eran el suyo y el de los otros dos.
No soportaba su existencia y en aquel piso siempre se oían los gritos y blasfemias que se lanzaban los unos a los otros.
¿La razón de que un lobo solitario como él, que detesta la compañía y que prefiere pegarse un tiro antes de mantener una conversación trivial con alguien? Sinceramente, es bastante sencilla. Entre todos los adjetivos posibles, Zayn también es descrito como tacaño y avaro. Por eso prefirió convivir a gritos con dos personas más que tener que pagar más de lo pensado.
Zayn era policía, a sus veintidós años ha conseguido hacerse un hueco en el mundo de la criminología y pasar de trabajar durante tres años en el FBI a hacerlo como patrulla de calle.
A Zayn le daba igual lo que hubiese ocurrido y eso indicaba que cada dos por tres la gente se quejara de su frialdad a la hora de dar apoyo pues–simplemente– no mostraba ningún sentimiento de empatía y carecía de ella en su totalidad. Zayn detestaba la sensiblería y las cursilerías que rodaban por el mundo. Pero sobretodo, por encima de su insensibilidad,de su sarcasmo, de su afición al alcohol y al tabaco, de su frialdad y de su mal humor; Zayn era un tacaño de primera que no prestaba dinero ni en situaciones críticas.
Así que cuando el casero les subió el alquiler necesitó un terció de un paquete de tabaco y dos vasos de whiskey para no perder los estribos. Él mismo había calculado que, si las cuentas no se alteraban más, iban a necesitar un nuevo compañero de piso.
–Mira morenito, a mi ni me va ni me viene que no quieras pagar doscientas libras más pero a mi no me metes a una persona más. Somos tres, uno por habitación, y no me lo vas a cambiar. Joder.
Harry Styles y Zayn nunca se habían llevado bien y de hecho eran los que peor se llevaban. Así como Zayn era la definición gráfica de la palabra hielo, Harry era la definición gráfica de huracán. Él era un torbellino veinteañero repleto de nerviosismo y sentimientos impetuosos que lograban desquiciar a Zayn.
Harry era un autentico mujeriego y adoraba a las mujeres por encima de todas las cosas. Harry había adaptado la política de Carpe Diem a su vida y disfrutaba de los excesos y del descontrol. Harry era crupier, le encantaba ese juego. Es más, a Harry se le daba de maravilla y era capaz de engañar a cualquiera jugando a Póker.
–A mi me da exactamente igual lo que opines.–Le espetó Zayn con frialdad.–Lo único que haces es estar con tus preciadas chicas por ahí. Eres el que menos voto tiene en esta discusión.
Harry estuvo apunto de saltar hacía Zayn y golpearle pero la mano de otro de sus compañeros de piso le detuvo en seco.
–¿Por qué no discutimos esto como adultos que somos?–Dijo Niall mientras observaba a las dos fieras que tenía delante.
Niall Horan tenía veintidós años y estaba estudiando ingeniería aeronáutica. Él era el más tranquilo de todos pues si no estaba en la Universidad estaba en la cocina comiendo algo. No le gustaba discutir pero su naturaleza reconciliadora le hacía hacer de mediador en prácticamente todas las discusiones para evitar peleas físicas.
–Zayn estoy de acuerdo contigo en lo del dinero, pero hay que admitir que Harry tiene razón.–El nombrado sonrió con cinismo.–Niño, no te lo creas demasiado.
–Y por eso había pensado que el ninfómano mononeural puede dormir con Louis, que al fin y al cabo están al mismo nivel.–Respondió Zayn mientras sacaba un cigarro y lo encendía.
–Yo es que te mato…–Murmuró Harry antes de acercarse peligrosamente a Zayn, el cual no pareció inmutarse.
–¡¿Por qué tengo que dormir con ese imbécil?! ¡¿Porqué no tú?! ¡¿O Niall?!–La voz era la de Louis Tomlinson, que se había acercado a la sala.
Louis Tomlinson tenía veintitrés años y eso significaba que era el mayor. Pero a la vez el más inmaduro. Era muy infantil y al haber tenido todo cuanto y cuando quería se había convertido en un niño mimado sin límites en la vida. Lo que Zayn no entendía era que Louis suplía sus faltas académicas con un don de gentes que seguro le abriría muchas puertas en un futuro.
–Por que yo necesito mi espacio personal para concentrarme en mis casos.––Respondió Zayn evitando la mirada asesina de Harry.–Y como Niall es el único que está estudiando de verdad, el simio se tira a sus ligues en otro sitio y tu tienes la habitación más grande; te jodes y lo aguantas.
–Niall, yo lo mato.
–Pues hazlo rápido que el que limpia la casa soy yo.–Respondió su compañero.
Zayn, al ver que Harry se acercaba a él con los puños apretados, dejó su cigarro sujeto por sus labios y entreabrió su chaqueta dejando ver su pistola. Harry bufó y retrocedió unos pasos.
–Eso no es justo.
–Tampoco es justo que tenga que soportar vuestros infantilismos y aquí estoy.–Contestó Zayn mientras le daba otra calada a su cigarro y lo sujetaba entre el dedo índice y corazón de la mano derecha.–Habrá compañeros de piso.–Sentenció Zayn mientras le daba una calada más al cigarro.–Más que nada porque el contrato está a mi nombre y como me toquéis los cojones os hecho a patadas. A todos, bueno, a todos menos a Niall.
–Que considerado.–Dijo el aludido con ironía.
–Y demasiado benevolente también. Louis, o compartes habitación o te marchas.
–Eres gilipollas.
–Eres la decimotercera persona que me lo dice hoy. Invéntate algo más imaginativo que ese apelativo está muy visto.
Así se pasó la mañana en la residencia de esos cuatro jóvenes, una común para ellos. Gritos y discusiones por doquier y contestaciones desagradables por parte de todos. En ellos era normal tardar horas en ponerse de acuerdo y la mayoría de veces no lo hacían. Sencillamente dejaban estar el tema pero siempre volvía al cabo de un tiempo.
En resumidas cuentas, la convivencia entre ellos era sumamente desquiciante. Convivían caracteres tan diferentes entre si que era inimaginable comprender como es que no aparecían en las noticias con el título “discusión violenta acaba con la vida de un joven londinense”. Se llevaban a patadas con Zayn pero entre ellos se habían hecho buenos amigos. Tal vez era por eso por lo que no moría ninguno o ninguno decidía marcharse: porque sabían que si uno se iba los demás también lo harían y, además, les gustaba el precio que tenía ese alquiler.
-Y al final…¿qué hacemos?–Preguntó Niall.
–Esto es una autocracia, régimen autoritario.–Comenzó a hablar Zayn.–Haciendo caso al gran Luis XIV, este piso soy yo. Por ende: habrá compañero.
Y al ver como Harry y como Louis iban a contestar añadió:
–Y ya he colgado los carteles esta mañana.
- Bye.{OS}:
- Bye.Sentía que no podía ganar pero algo me decía que tampoco podía perder. También sabía que no podía luchar por lo que quería pues no me quedaba fuerza suficiente para aquello. También sabía que no podía culparle siempre ya que tarde o temprano me daría cuenta de que no podía estar sin ella.Estaba perdido, completamente desesperado, y ni siquiera podía esforzarme por encontrar la salida. Oía a mi cerebro ordenar que me moviera pero mis piernas seguían allí, quietas, rebelándose de la lógica.Oía pitidos, el tictac del reloj de la pálida pared, mi respiración constante y el chocar de los lápices sobre las libretas. Sorprendentemente, ni siquiera los gritos provenientes del segundo piso podían despertarme de aquel interminable trance. Si sólo…Si sólo supiera porqué. Escuché mi nombre indefinidas veces pero yo seguía en mi mundo de cuestiones y lo único que buscaba eran respuestas. ¿Por qué, pequeña? ¿Por qué?-¡Señor Horan, atienda a clase!-Gritó la estruendosa voz de la profesora de física.-Lo siento.-Respondí, mientras intentaba comprender la cantidad de números y operaciones que cubrían la pizarra.-Que sea la última vez-.Asentí con dificultad mientras apuntaba los resultados.Tan sólo habían pasado cuatro días desde la tragedia y al parecer nadie se había percatado de ello. ¿En serio? Cabía la posibilidad de que tal vez decidieron dejarlo correr y no pensar en ello. Y a decir verdad, yo también debería hacerlo, pasar página.¡¿Pero en que estaba pensando?! Era mi mejor amiga y no podía dejarla tirada tan fácilmente. No otra vez.Mis pasos retumbaban por los interminables pasillos repletos de adolescentes, como yo, con las hormonas a cien. Ya podrían comerse los unos a los otros en la calle ¿no? Es igual de público a fin de cuentas.Posé mi mirada en el reloj de la entrada para poder ver la hora. Debía darme prisa si quería llegar a tiempo así que apresuré mi caminar con la esperanza de no perder una cosa más.-Siempre a tiempo-.Me comentó el conductor, divertido, mientras le entregaba el dinero para una tarjeta simple. En otra ocasión hubiese contestado con una ligera sonrisa pero en aquel instante no estaba de humor.-Lo siento mucho-.Comentó apenado mientras me dedicaba a negar con la cabeza.-No tienes que disculparte si no has hecho nada-.Contesté en un tono frío. Yo no era así pero las circunstancias me obligaban a ello. Me entregó la tarjeta y dio un largo suspiro.-¿No sabes porque lo hizo?-No, aún no-.Agaché la cabeza. Él sabía que era mi manera de indicar que me sentía incómodo.-Bueno,-se encogió de hombros, –si necesitas alguien con quien hablar ya sabes que aquí tienes un conductor regordete que se aburre demasiado-.De manera extraña, una risita con el escudo de un suspiro salió de mis labios.-Gracias, Sergio. Eso haré.Sentarme al lado de la ventana había perdido su encanto. Observar a través de ella también. Ya no me entretenía buscar los coches rojos y amarillos ya que mi vida se había vuelto de un monótono gris. Una niebla de tristeza cubría mi vista y me cegaba de la felicidad del exterior. Ni siquiera dibujar me entretenía ya que el resultado se había convertido en un folio en blanco sin nada que contar ni descifrar. Definitivamente, esto se había vuelto un muro de depresión y me costaba distinguir lo que era real y lo que era una de mis pocas fantasías.En aquel episodio de mi vida pensaba, cuando me permitía hacerlo, que lo acabaría olvidando pero desde ese instante yo sabía que algo tan repentino me dejaría marcado. Y para colmo, aquellas palabras venenosas no ayudaban.-Hasta mañana, Xavier-.Se despidió el conductor de mí.-Hasta mañana.Caminé por aquel barrio barcelonés de asquerosos ricachones con la mirada gacha. A veces detestaba ser uno de esos y a veces detestaba que ella también lo fuese. Me fijé en los números de las casas, uno por uno. Hasta que llegué a mi destino. Observé la hora en mi móvil-Justo a tiempo-pensé. Llamé al timbre.-Niall, gracias por venir-.Dijo, gentil, la Señora Balmes. Aunque sus labios insinuaran una sonrisa, sabía de antemano que sus ojos no decían lo mismo.-Pasa cariño.-Bueno… ¿Por qué me han llamado con tanta prisa?-Miré a la pareja.-Casi me caigo por las escaleras del instituto para poder llegar aquí.-Sus rostros seguían serios a pesar de mi pésimo intento de liberar tensiones.-Hemos encontrado esto en el cuarto de Laia-.Me contestó el Señor Balmes con su tensa voz. A pesar de ello, su mano temblaba mientras me entregaba un sobre que llevaba escrito mi nombre. Tragué saliva pues no sabía si quería leerlo.-No lo hemos abierto, si es eso lo que te preocupa. Pone tu nombre, no el nuestro.-Les miré y cogí la carta.-¿Les importa si la leo en otra parte?-Pregunté con un hilo de voz. Ellos negaron con la cabeza.-Claro que no-.Contestaron ellos con una mueca de pena en sus caras. Tragué saliva y me levanté del cómodo sofá de cuero negro.-Luego vuelvo y les doy la carta, tienen el mismo derecho a leerla. Se trata de vuestra hija-.Ellos asintieron con ligereza y yo salí de aquella casa. Me daba igual ir andando pues ya sabía el lugar donde leerla.No me importaba el caminar durante una hora para llegar a aquel lugar pues valía la pena hacer el esfuerzo. A pesar del temblor en las manos y los dedos palpando el sobre me había decidido a no abrirla hasta llegar allí.En estos momentos se supone que debería de estar lleno de dudas sobre el contenido de dicha carta pero las palpitaciones rápidas de mi corazón y el suceso posterior a este día me hacían sospechar que el contenido tendría algo que ver y las dudas se desvanecían con facilidad como si se tratase de una ligera niebla.A medida que iba acercándome, apresuraba el paso pues el simple hecho de saber que es de ella me llenaba de esperanza suficiente como para tener energía para toda la vida. Ella era la única que sabía mi secreto y es por eso que al mismo tiempo que mi energía subía mi corazón se estrujaba al saber que la persona que mejor me entendía se había ido.Al llegar al lugar no pude desviar la atención de aquella imagen que recientemente había visto y un sentimiento de odio hacía mi mismo me invadió de repente. ¿Por qué no hice nada? ¿Por qué me quedé allí parado sin siquiera apartarla de aquel lugar hacía el que se dirigía? Y encima, ver aquel frío puente de hormigón sólo hacía que estropear las cosas.Una duda volvió a invadirme… ¿Quería leerla? Decidí dejar que los pocos pasos hasta la barandilla del puente decidiesen por mí. Respiré profundamente y después conté mentalmente hasta el tercer número. Justo entonces, mis dedos se posicionaron aguantando el folio con la tinta corrida. Era obvio que había estado llorando mientras escribía. Cerré los ojos y fijé mi vista en el contenido.Querido, Niall:Ya sé que me odiaras por esto, que no me querrás ver nunca más o que tal vez oír mi nombre te entren ganas de estrujarme pero lamentablemente no podrás hacerlo pues he decidido marcharme. Y si, para siempre. Quiero hacer un viaje que no tendrá marcha atrás.Sé que no tendrás dudas a lo que me refiero pues pienso dejar la carta de manera que mis padres la encuentren después de lo ocurrido pues no quiero que nada me pare. Niall eres…la mejor persona que he conocido en toda mi vida y a la que más quiero. Eres…simplemente no hay palabras para describir lo mucho que me importas.Eres el único que me comprende y el único que sabe lo fastidioso que es convivir con gente estúpida y eso me ha dejado marca. Tranquilo, no son tus sonrisas tiernas ni tus chistes malos los que me han llevado a esta decisión y tampoco las charlas tontas con mi madre sobre cosméticos o famosos que en su vida llegará a conocer o las horas que mi padre se pasa trabajando fuera de casa. Sino los comentarios de los demás.Ya sé que para ti ahora seré una egoísta y que pensarás que solo pienso en mi, y de hecho tendrás razón en ello pero no quiero que eso haga que dejes de leer esto.Llevo toda mi vida escuchando que no soy perfecta y que soy demasiado “machurro” como para tener amigas pero… ¡Me gusta mucho el mundo de la moda! ¡Y tú lo sabes! Así que el hecho de que no me guste maquillarme no me convierte en un chico. También llevo escuchando por parte de mi familia que debí ser abortada pues mis padres eran muy jóvenes cuando nací. Llevo escuchando por parte de mis abuelos que no les importo nada y de parte de los del instituto lo mismo así que he pensado que si me iba nadie se acabaría dando cuenta. Y apuesto lo que sea a que no me he equivocado. Sé que yo a ti te importo y a mis padres igualpero hemos tenido esta charla millones de veces y sabes perfectamente que es mejor no vivir que vivir siendo odiada pues en la segunda opción te conviertes en un estorbo. Yo…simplemente lo siento mucho, por todo. Pero sobretodo lo siento mucho porque es una decisión que ya está tomada.Te quiere,Laia.No sabía si era impotencia u odio lo que estaba sintiendo en aquel instante pero las ganas de ir al instituto, hacerles pagar a los imbéciles por esto y el saber que no debía hacerlo hicieron que una gota de perla recorriese mi rostro. Arrugué la dichosa carta en una bola y la aguanté en mi mano derecha pero me sentía tan débil en aquel instante que la dejé caer al suelo junto a mí. Me senté con las piernas recogidas a la altura del pecho y mi cabeza entre ellas. Si esto era una pesadilla quería despertar pues el sufrimiento era máximo en aquel momento. Más lágrimas amenazaban con caer pero ni siquiera me iba a molestar por secarlas.Lo irónico era que me desesperaba saber la respuesta pero ahora que la sabía me sentía vacío. Me detesté por unos instantes por haber leído la carta pero luego me calmé pues el resultado de no haberla leído hubiese sido yo encerrado en un psiquiátrico carcomido por la culpa.-Hola.-Dijo una voz masculina. -Se te ha caído esto-. Y ahí fue cuando giré la cabeza y me encontré con los ojos más bonitos que jamás había visto. Eran de un color ámbar tan especial que hasta el menos cotilla del mundo se pararía a mirar. Su cabello era negro azabache y estaba subido en un ligero tupé. Sus rasgos eran marcados y en su rostro se podía apreciar una barba de tres días. El atractivo chico iba vestido con una camisa a cuadros de color rojo desabrochada que dejaba ver una camiseta básica de color blanco, unos pantalones ajustados negros y unas deportivas oscuras. Era una persona alta, metro ochenta como mínimo y su cuerpo estaba trabajado. El chico de nombre desconocido sostenía una bola de papel que minutos antes yo mismo había arrojado con la esperanza de olvidar.Sonreí de costado mientras tendía mi mano para coger el arrugado papel.-Gracias. Por cierto, me llamo Niall.-Zayn-.Me contestó sonriente.Y en ese instante Hey Jude de The Beatles apareció en mi mente como si fuese la banda sonora de aquel instante pues en vez de coger una canción triste y hacerla mejor él había conseguido que mi mala racha se hiciese mejor.Y justo entonces me agradecí el no haber decidido no leer la carta pues nunca le hubiese conocido y veinte años después no estaría casado ni cuidaría de dos preciosos gemelos. Tampoco hubiese tomado la decisión de mudarme a Nueva York y tampoco hubiese encontrado trabajo en el New York Times. Y lo peor de todo; nunca hubiese encontrado al amor verdadero. No sin él.Y entonces comprendí al destino pues por fin entendí porqué cuando una puerta se cierra otra se abre.
LittleMuffin
Re: how to catch demons. {resultados}
oh. ¿En serio te gusto?Kitten. escribió:me. en. can. ta.
el título me llamó bastante la atención, y cuando leí... god. juro que lo amé.
audicionaré.
y no sé si me recuerdas... yo leía una novela original tuya acá en el foro, pero nunca la seguiste.
como sea, espera mi ficha.
¿hay alguien por Calum?no quiero leer el spam, ah.
Sí, recuerdo totalmente que leías una novela mía. No la seguí
la esperaré.
No, no hay nadie por Calum. Hay por Michael y Ashton. Y Lukey es mío. la banda está completa, duh.
pinkfloyd.
Re: how to catch demons. {resultados}
¡sí, señor! amaba la novela, tendríamos que retomarla D:SheThinksSheIsInBarbados. escribió:own. ¿Te acuerdas de mí?GreenSky escribió:me encantó, en serio, la idea es verdaderamente perfecta. audicionaré, espera mi ficha<3
demons.
Re: how to catch demons. {resultados}
¡Gracias! el prologo es de una novela colectiva, y asdfghjkl ¡La frase! He estado trabajando en la novela y pronto al fin la continuare :3 espero que muchas mas audicionen por que tu idea es...
Viany.
Re: how to catch demons. {resultados}
Fantasy. escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] kaya and dylan.*Representantes: Kaya Scodelario and Dylan O'brien.
*Nombres: Alaska Storm and Carter Brown.
*Edad: Dieciocho años.
- *capítulo; sexto sentido.:
El meteorólogo de la televisión se había equivocado notoriamente. El cielo azul que éste presagiaba no apareció nunca, y, aquella mañana, un color grisáceo se apoderó del firmamento que, territorialmente, pertenecía a los Estados Unidos. Observaba, desde mi habitación, a las pequeñas y cristalinas gotas de lluvia que resbalaban en un elegante baile a través de mi ventana; la sonrisa de satisfacción que, sospecho, cruzó por mi rostro, no hacía más que revelar mi dulce afición por el invierno y los meses en los que éste me regalaba un hermoso paisaje gris, con lágrimas celestiales complementándolo. Velozmente me alejé de la ventana, obligándome mentalmente a ceder a aquel capricho para comenzar a escuchar a mi amigo, el cual, con tanta dedicación, me ayudaba a estudiar para el exámen de matemáticas que ese mismo día, y a última hora, estaría torturándome. El ojiverde hablaba con tanta devoción sobre números y raíces cuadradas (ugh, esas cosas parecían perseguirte de por vida), que por un momento pensé en decirle “Creo que ya puedes cerrar la boca, rulos, de todas maneras, ni siquiera te estoy escuchando”, mas no podía hacerlo: él se había tomado la molestia de levantarse tres horas antes sólo para acudir a mi rescate y si se me ocurría mencionar que no había escuchado ni “j” el me daría mi merecido sin dudarlo dos veces. Quizás absorbería mi poder de telequinesis y me arrojaría el ropero por la cabeza, o usaría mi control de los elementos para pasarme del infierno al polo norte en menos de lo que canta un gallo. Claramente escalofriante.
—Listo, así es como se resuelve el problema de la página 956 del libro. Es tu turno, Tris, hazlo para ver en qué estás flaqueando— me dijo con amabilidad mientras me entregaba el bolígrafo para que pudiera escribir el desarrollo del problema.
Si había algo en lo que nos parecíamos el libro de matemáticas y yo, era en que ambos teníamos problemas. Pero, a diferencia, yo intentaba resolver los míos, él, en cambio, se los delegaba a pobres estudiantes como yo. Y para agregarle más peso al saco, si no resolvíamos los problemas correctamente nos sacaban un reprobado y eso sí que eran problemas. Maldito y suertudo libro de matemáticas.
—No entiendo nada, sinceramente, esto es tan confuso para mí como lo sería armar un vehículo sin manual y tan aburrido como una roca. No podré, Harry, no podré— observé a mi mejor amigo con auto-decepción y él suspiró. Él creía en mí, siempre lo había hecho, y yo no sería quien lo decepcionara— agh, ¿sabes qué, Edward? Sí podré, lo haré, y luego tú te enorgullecerás y me regalarás el perrito que vimos el otro día en la perrera— me levanté con decisión, alisé mi vestido azul zafiro y salí de mi habitación, esperando a que Harry saliera para poder irnos a clase.{***}
Harry estaba sentado bajo la sombra de un frondoso árbol que se encontraba a una distancia de 9 metros del lugar en el que yo me hallaba. Acababa de salir del salón de clases y ya había pasado la cafetería, la cual daba una exquisita vista del hermoso jardín del instituto. O al menos, era una exquisita vista, porque cuando pasé por ahí, las ventanas estaban atiborradas de chicas que observaban, suspiraban y chismeaban al mismo tiempo. No se me hizo difícil saber quién sería el objeto de tal atracción, y es que Harry parecía tener un imán-atrae-chicas. Sonreí ante la imagen de mi amigo rodando ojos e intentando hacer caso omiso de aquellas chicas que, con o sin querer, sólo aumentaban el tamaño de la lista negra de éste. Tomé dos jugos de manzana y dos sándwich de pavo, que correspondían al menú del día en el lugar, y salí en busca del ojiverde. Cuando me senté a su lado, me dí cuenta de que estaba leyendo el libro de acción que le regalé una semana atrás, pero en vez de los rasgos serenos y confiados que el pálido rostro de mi amigo revelaban cada vez que leía un libro, éste se encontraba turbado y confuso. Eso no era nada bueno.
— ¿Qué pasa, hazza?— comenté, antes de darle un gran mordisco a mi sandwich.
—Gemma me ha enviado un mensaje preguntando si había hecho algo malo. Pero no sólo malo, creo que “grave” se adaptaría fácilmente a la oración— respondió, mientras me prestaba su móvil para que pudiera leer el mensaje.
¿Qué sería tan grave como para que Gemma le enviara un mensaje? La última vez que lo hizo, fue cuando un chico lo acusó de haberle robado el dinero del almuerzo. Lo castigaron un mes y luego descubrieron que el chico lo había ocultado en el bolso de Harry sólo para inculparlo.
Cuando volví a prestar atención al presente, me dí cuenta de que el ojiverde estaba observándome, y creo que algo debió haber comentado, ya que me sonreía como si fuera la estúpida del año. Al carajo.
—Uh, ¿dijiste algo?— interpelé, devolviéndole la sonrisa.
—Te dije que ya es hora de ir a casa, el timbre ya sonó, ¿no lo escuchaste?
—La verdad es que no.
Y sin más, mi amigo se levantó y estiró el brazo para ayudarme a efectuar el acto. Avanzamos de la mano (cosa a la que ya estábamos acostumbrados) por los pasillos de la escuela y entonces, nos encontramos con Dereck. Debo admitir que mi primer impulso fue correr y encerrarme en un lugar donde estuviese segura de él y todo lo que pasó en el pasado, pero no, me encontré a mi misma aferrándome al brazo de Harry como si se fuera mi vida en ello, mientras que estos intercambiaban un par de palabras.
—Yo sé que disfrutarás de tanta atención, rata de laboratorio— aquello fue lo primero que escuché, mas lo último que él había dicho, y la verdad es que dentro de mí, algo pareció romperse. Él era un maldito.
Y entonces fue como regresar al pasado. Cuando Harry descubrió la verdad sobre Dereck y corrió hasta su casa, le invitó a dar un paseo y luego lo golpeó hasta que el rubio cayó desmayado. Desvié la mirada y me encontré con un escenario bastante confuso, y entonces, me pregunté si no estaría en una cámara indiscreta.
—Harry— le susurré al oído, cuando este había dejado de golpear a Dereck.
—Todo está bien ahora, Bea, tranquila. Ese rubio con cara de princesa no volverá a molestarte.
—Harry, no es eso… sólo que… ¿quiénes son ellos?— pregunté a la vez que señalaba con mi dedo índice a los señores de bata blanca que me observaban extrañamente—, ¿y qué hacen nuestros padres ahí?
Y entonces, pareció que el mundo se hubiese detenido. Dos hombres agarraron de los hombros a Harry, y mientras que aquella extraña escena era presenciada por mis ojos, recordé el mensaje de Gemma. ¡Ella intentaba ayudarnos! Observé a mis padres, mientras estos le asentían con la cabeza a otro grupo de científicos, otro par de gigantes venían por mí. ¿Acaso mi día no podía ir peor?{***}
Destrozada. Esa habría sido una buena descripción para mí en ese momento. ¿Cómo se supone que afrontes el que tus padres te traicionen de tal manera? De mi madre podía comprenderlo, ya que desde la muerte de mi hermano, ella no hacía más que regañarme y criticar cada cosa que hacía, pero mi papá, el hombre que me prometió por su propia vida que me protegería de todo, lo había hecho también, y vaya que me dolía.
La furgoneta negra, en la que nos obligaron a subir luego de que nos atraparan, era bastante cómoda, aunque si mezclabas aquello con la inestabilidad del camino por el que íbamos, tenías como resultado una buena cantidad de golpes en la cabeza. Gracias a las negras ventanas selladas, no podíamos siquiera saber la ubicación en la que nos encontrábamos, aunque era fácil descubrir que era un camino bastante alejado del resto de la sociedad.
Los demás chicos llevaban a cabo una amena conversación en la que no quise ser incluída, así que hice mi máximo esfuerzo para no escuchar lo que salía de sus parlanchinas bocas. Me fue imposible, así que llegué a un trato conmigo misma: Sólo escucharía, pero dimitiría de cualquier charla que fuese dirigida hacia mi persona. Admítanlo, aquél era un buen acuerdo.
Y entonces, fue cuando localicé a Harry. Sentado delante mío, aunque claro, estaba tan absorta en mí misma que no me dí cuenta que estaba ahí. Debía aprender a ser más abnegada, sin duda.
—¿Dónde estamos?— le pregunté, logrando captar su atención inmediatamente. Aunque, cabe aclarar, quien me respondió no fue él, sino una chica. Cleo.
Me perdí nuevamente en la conversación, aunque a veces comentaba cosas como “¿Cómo lo sabes?” o “¿Qué nos harán?” y “Creo que liberar tanta información importante podría, luego, ser contraproducente” y después guardé silencio, porque nadie más quería seguir hablando del tema.
Y entonces, la furgoneta se detuvo y todos descendimos de ella. En los vehículos que iban por delante de nosotros bajaron muchos jóvenes, al 20% de ellos los conocía. Sobre todo a él. Zayn Malik.
Vaya, era muy pronto para decir que mi día no podría ir peor, ya que apenas apareció su cabellera azabache, supe que esto no sería nada bueno, y pude sentir la tensión entre nosotros. Y todo esto es gracias a Harry.
Se acercó a mí, con la mirada desafiante. Entonces recordé todas y cada una de las veces en que esa mirada fue dirigida hacia mí, y aquello no hizo más que evocar cuánto anhelaba estar lejos de él. Pero ya era demasiado tarde para correr, porque él ya estaba frente a mí.
ficha aceptada.
Creo, que estoy totalmente fuera de tu liga. Escribes genial. No tengo demasiadas palabras para decirte algo... y no tengo imaginación, de todos modos. ¡Dios mío! Me intriga totalmente el tema.
pinkfloyd.
Re: how to catch demons. {resultados}
Mariah. ¡Yeeeeei! Soy Eddie. Vale, ya la acepto.LittleMuffin escribió:¡Hellou! Me llamo Maria but puedes llamarme como quieras<3 ¡Yeeeei!(?) Bueno, la cosa está en que la idea me ha parecido per-fect y eso significa que sí o sí tengo que audicionar...debo audicionar. Ahora dejo mi ficha!<3
pinkfloyd.
Re: how to catch demons. {resultados}
MissNothing escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] adam parks; scarlett thomson✘ Representantes: Joseph Gordon–Levitt; Amanda Seyfried.
✘ Edad: 28; 25.
✘ Capítulo:
ficha aceptada.
Oh. El prólogo es increíblemente fuerte. "Sé que ya no te gustan las chicas con carácter, las que son capaces de volverte loco, las que quieren morir jóvenes y con un vestido bonito, las que son inestables, las que tienen el poder de controlarte..." Me recuerda, de algún modo realmente extraño a Marina. ¡Me encanta! Aceptada totalmente.
PD. Creo que hay una baliza mal cerrada, el code deforma el foro.
PD. Creo que hay una baliza mal cerrada, el code deforma el foro.
Última edición por SheThinksSheIsInBarbados. el Jue 06 Feb 2014, 10:47 am, editado 2 veces
pinkfloyd.
Re: how to catch demons. {resultados}
LittleMuffin escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]-Nombres: Eleanor Alice Black || Dylan Nicholas West.Leo & Dylan.
- Edades: 19 || 22.
–PBs: Rita Ora || Dylan O'brien.
–Escrito:
- Escritos:
- Monster{Novela:
Prólogo.[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Observa, como si la vida le fuese en ello, la forma en la que las persones respiran. Como las persones viven. Y se pregunta –aún sin apartar la vista de la ventana–como es que todos somos tan iguales y tan diferentes al mismo tiempo.
A Amanda Schubert siempre le había gustado observar y realizar pequeñas hipótesis sobre lo visto. Tal pasión tenía por conocer lo común que a los ocho años comenzó a pintar todo lo que su vista obtenía. Ahora, pasados once años, había actualizado esa actividad añadiéndole un café con leche que cada mañana–de lunes a viernes– se tomaba con tranquilidad en la pequeña cafetería donde trabajaba su mejor amiga.
La situación de Amanda era complicada. Había empezado la Universidad hacía apenas medio año, tenía dieciocho años y todavía no había encontrado un buen apartamento que quedase mínimamente cerca de su edificio. Ella vivía en un pueblo a las afueras y le era sumamente complicado conducir desde Birmingham a Londres cada día y noche y opinaba que era un gasto estúpido. Sin ir más lejos, deseaba con todas sus fuerzas poder encontrar un buen piso de alquiler donde poder vivir cuanto antes mejor.
–¿Has encontrado ya una buena oferta?–Preguntó Lydia mientras dejaba la esmentada bebida en la mesa de Amanda. Esta negó con la cabeza mientras observaba a su pelirroja amiga sentarse en la silla vacía que había enfrente de ella.–No me puedo creer que en todo Londres no haya ni un alquiler a buen precio.
–A este paso dormiré entre cartones.–Se quejaba Amanda mientras tomaba un sorbo de su preciado café.
–Siempre puedes vivir con Mark y conmigo, Mandy.–Contestó Lydia con un semblante compasivo.–Ya lo hemos hablado y a él no le molesta.
–Sin ánimos de ofender pero, ¿no es lo mismo que vivir entre cartones?
–Al menos en esta versión tendrás techo.–Bufó Lydia.
Sinceramente, Amanda no quería vivir con su amiga y su pareja pero si que se lo planteaba como última opción. No es que Mark le cayese mal, pero no quería estar presente en la intimidad de su amiga y su novio.
–No entiendo como es que un piso aquí es tan caro.–Siguió hablando Amanda mientras observaba el periódico que tenía entre las manos.–¿Cómo es que ninguno baja de las ochocientas libras?
–Últimamente a la gente se le va mucho la olla.–Comentó Lydia mirando por la ventana.–¿Puedo tomar un sorbo? Estoy agotada.
–Son solo las siete de la mañana.–Dijo Mandy arrugando el entrecejo y observando a Lydia beber de su vaso.–¿Qué ha pasado?
–He discutido con Mark por no ser hospitalario.
Mandy rodó los ojos y negó la cabeza divertida.
–Lydia…
–Tienes razón, necesito algo más fuerte.–Lydia se levantó y cogió la bandeja circular de aluminio.–Voy a la barra a ver si invita la casa.–Dicho aquello, se marchó y dejó a Amanda dándose cuenta de que su amiga le había vaciado la taza.
Amanda se levantó y dejó dos libras encima de la mesa antes de salir de la cafetería.
Amanda comenzó a caminar rumbo a la Universidad de bellas artes donde debía retomar las clases. Como siempre solía hacer, empezó a imaginarse a ella con cuarenta años y sobrepeso trabajando en un KFC y viviendo con las cenizas de sus padres. Ella decidió que no quería pasar así su vida y al parecer el destino le leyó el pensamiento pues divisó–en un folio pegado al tablón de anuncios de su universidad–un anuncio que decía que se buscaba compañero de piso y que se alquilaba habitación. Amanda copió el número de teléfono y cogió el papel antes de guardarlo en su bolso y entrar en el edificio.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
–¿Estás segura?–Le preguntó Lydia a su amiga mientras le tomaba nota.–Creo que sí.–Contestó mientras observaba el folio detenidamente.
–No es poner pegas ni nada pero…Son tres tíos.
–¿Y? También son tres tíos que alquilan una habitación por doscientas libras al trimestre. Por si no lo has notado, es el mejor precio en todo Londres.
–¡¿Qué dices?! Conmigo te saldría gratis.
–¿Y tener que oíros discutir?–Preguntó Amanda retóricamente.–Paso.
–No siempre hay discusiones. También hay reconciliaciones.
–¿Y crees que estaría bien que yo estuviese delante mientras vosotros os dais cariño?
–Bien pensado, mi niña.–Contestó Lydia con sorna.
–Gracias.–Sentenció Amanda siguiéndole la broma.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Zayn Malik era una de esas personas frías y con mal genio. Bueno, simplemente mal genio. Él era uno de esos octogenarios que se dedican a ir amargados por la vida destrozando cualquier ápice de ternura que se encuentre por los sitios con sesenta años menos; es decir, con veintiún años. Detestaba las risas estruendosas, repudiaba a los niños y a toda persona o animal que fuese dependiente de otra. Y por eso, por todas esas razones neuróticas y antisociales: Zayn no soportaba a sus compañeros de piso.
Su piso era un sobreático que se posicionaba en el centro de la ciudad con tres habitaciones y muy espacioso. Pero cuando estaban los tres juntos se convertía en una batalla campal en la que los bandos predominantes eran el suyo y el de los otros dos.
No soportaba su existencia y en aquel piso siempre se oían los gritos y blasfemias que se lanzaban los unos a los otros.
¿La razón de que un lobo solitario como él, que detesta la compañía y que prefiere pegarse un tiro antes de mantener una conversación trivial con alguien? Sinceramente, es bastante sencilla. Entre todos los adjetivos posibles, Zayn también es descrito como tacaño y avaro. Por eso prefirió convivir a gritos con dos personas más que tener que pagar más de lo pensado.
Zayn era policía, a sus veintidós años ha conseguido hacerse un hueco en el mundo de la criminología y pasar de trabajar durante tres años en el FBI a hacerlo como patrulla de calle.
A Zayn le daba igual lo que hubiese ocurrido y eso indicaba que cada dos por tres la gente se quejara de su frialdad a la hora de dar apoyo pues–simplemente– no mostraba ningún sentimiento de empatía y carecía de ella en su totalidad. Zayn detestaba la sensiblería y las cursilerías que rodaban por el mundo. Pero sobretodo, por encima de su insensibilidad,de su sarcasmo, de su afición al alcohol y al tabaco, de su frialdad y de su mal humor; Zayn era un tacaño de primera que no prestaba dinero ni en situaciones críticas.
Así que cuando el casero les subió el alquiler necesitó un terció de un paquete de tabaco y dos vasos de whiskey para no perder los estribos. Él mismo había calculado que, si las cuentas no se alteraban más, iban a necesitar un nuevo compañero de piso.
–Mira morenito, a mi ni me va ni me viene que no quieras pagar doscientas libras más pero a mi no me metes a una persona más. Somos tres, uno por habitación, y no me lo vas a cambiar. Joder.
Harry Styles y Zayn nunca se habían llevado bien y de hecho eran los que peor se llevaban. Así como Zayn era la definición gráfica de la palabra hielo, Harry era la definición gráfica de huracán. Él era un torbellino veinteañero repleto de nerviosismo y sentimientos impetuosos que lograban desquiciar a Zayn.
Harry era un autentico mujeriego y adoraba a las mujeres por encima de todas las cosas. Harry había adaptado la política de Carpe Diem a su vida y disfrutaba de los excesos y del descontrol. Harry era crupier, le encantaba ese juego. Es más, a Harry se le daba de maravilla y era capaz de engañar a cualquiera jugando a Póker.
–A mi me da exactamente igual lo que opines.–Le espetó Zayn con frialdad.–Lo único que haces es estar con tus preciadas chicas por ahí. Eres el que menos voto tiene en esta discusión.
Harry estuvo apunto de saltar hacía Zayn y golpearle pero la mano de otro de sus compañeros de piso le detuvo en seco.
–¿Por qué no discutimos esto como adultos que somos?–Dijo Niall mientras observaba a las dos fieras que tenía delante.
Niall Horan tenía veintidós años y estaba estudiando ingeniería aeronáutica. Él era el más tranquilo de todos pues si no estaba en la Universidad estaba en la cocina comiendo algo. No le gustaba discutir pero su naturaleza reconciliadora le hacía hacer de mediador en prácticamente todas las discusiones para evitar peleas físicas.
–Zayn estoy de acuerdo contigo en lo del dinero, pero hay que admitir que Harry tiene razón.–El nombrado sonrió con cinismo.–Niño, no te lo creas demasiado.
–Y por eso había pensado que el ninfómano mononeural puede dormir con Louis, que al fin y al cabo están al mismo nivel.–Respondió Zayn mientras sacaba un cigarro y lo encendía.
–Yo es que te mato…–Murmuró Harry antes de acercarse peligrosamente a Zayn, el cual no pareció inmutarse.
–¡¿Por qué tengo que dormir con ese imbécil?! ¡¿Porqué no tú?! ¡¿O Niall?!–La voz era la de Louis Tomlinson, que se había acercado a la sala.
Louis Tomlinson tenía veintitrés años y eso significaba que era el mayor. Pero a la vez el más inmaduro. Era muy infantil y al haber tenido todo cuanto y cuando quería se había convertido en un niño mimado sin límites en la vida. Lo que Zayn no entendía era que Louis suplía sus faltas académicas con un don de gentes que seguro le abriría muchas puertas en un futuro.
–Por que yo necesito mi espacio personal para concentrarme en mis casos.––Respondió Zayn evitando la mirada asesina de Harry.–Y como Niall es el único que está estudiando de verdad, el simio se tira a sus ligues en otro sitio y tu tienes la habitación más grande; te jodes y lo aguantas.
–Niall, yo lo mato.
–Pues hazlo rápido que el que limpia la casa soy yo.–Respondió su compañero.
Zayn, al ver que Harry se acercaba a él con los puños apretados, dejó su cigarro sujeto por sus labios y entreabrió su chaqueta dejando ver su pistola. Harry bufó y retrocedió unos pasos.
–Eso no es justo.
–Tampoco es justo que tenga que soportar vuestros infantilismos y aquí estoy.–Contestó Zayn mientras le daba otra calada a su cigarro y lo sujetaba entre el dedo índice y corazón de la mano derecha.–Habrá compañeros de piso.–Sentenció Zayn mientras le daba una calada más al cigarro.–Más que nada porque el contrato está a mi nombre y como me toquéis los cojones os hecho a patadas. A todos, bueno, a todos menos a Niall.
–Que considerado.–Dijo el aludido con ironía.
–Y demasiado benevolente también. Louis, o compartes habitación o te marchas.
–Eres gilipollas.
–Eres la decimotercera persona que me lo dice hoy. Invéntate algo más imaginativo que ese apelativo está muy visto.
Así se pasó la mañana en la residencia de esos cuatro jóvenes, una común para ellos. Gritos y discusiones por doquier y contestaciones desagradables por parte de todos. En ellos era normal tardar horas en ponerse de acuerdo y la mayoría de veces no lo hacían. Sencillamente dejaban estar el tema pero siempre volvía al cabo de un tiempo.
En resumidas cuentas, la convivencia entre ellos era sumamente desquiciante. Convivían caracteres tan diferentes entre si que era inimaginable comprender como es que no aparecían en las noticias con el título “discusión violenta acaba con la vida de un joven londinense”. Se llevaban a patadas con Zayn pero entre ellos se habían hecho buenos amigos. Tal vez era por eso por lo que no moría ninguno o ninguno decidía marcharse: porque sabían que si uno se iba los demás también lo harían y, además, les gustaba el precio que tenía ese alquiler.
-Y al final…¿qué hacemos?–Preguntó Niall.
–Esto es una autocracia, régimen autoritario.–Comenzó a hablar Zayn.–Haciendo caso al gran Luis XIV, este piso soy yo. Por ende: habrá compañero.
Y al ver como Harry y como Louis iban a contestar añadió:
–Y ya he colgado los carteles esta mañana.
- Bye.{OS}:
Bye.Sentía que no podía ganar pero algo me decía que tampoco podía perder. También sabía que no podía luchar por lo que quería pues no me quedaba fuerza suficiente para aquello. También sabía que no podía culparle siempre ya que tarde o temprano me daría cuenta de que no podía estar sin ella.Estaba perdido, completamente desesperado, y ni siquiera podía esforzarme por encontrar la salida. Oía a mi cerebro ordenar que me moviera pero mis piernas seguían allí, quietas, rebelándose de la lógica.Oía pitidos, el tictac del reloj de la pálida pared, mi respiración constante y el chocar de los lápices sobre las libretas. Sorprendentemente, ni siquiera los gritos provenientes del segundo piso podían despertarme de aquel interminable trance. Si sólo…Si sólo supiera porqué. Escuché mi nombre indefinidas veces pero yo seguía en mi mundo de cuestiones y lo único que buscaba eran respuestas. ¿Por qué, pequeña? ¿Por qué?-¡Señor Horan, atienda a clase!-Gritó la estruendosa voz de la profesora de física.-Lo siento.-Respondí, mientras intentaba comprender la cantidad de números y operaciones que cubrían la pizarra.-Que sea la última vez-.Asentí con dificultad mientras apuntaba los resultados.Tan sólo habían pasado cuatro días desde la tragedia y al parecer nadie se había percatado de ello. ¿En serio? Cabía la posibilidad de que tal vez decidieron dejarlo correr y no pensar en ello. Y a decir verdad, yo también debería hacerlo, pasar página.¡¿Pero en que estaba pensando?! Era mi mejor amiga y no podía dejarla tirada tan fácilmente. No otra vez.Mis pasos retumbaban por los interminables pasillos repletos de adolescentes, como yo, con las hormonas a cien. Ya podrían comerse los unos a los otros en la calle ¿no? Es igual de público a fin de cuentas.Posé mi mirada en el reloj de la entrada para poder ver la hora. Debía darme prisa si quería llegar a tiempo así que apresuré mi caminar con la esperanza de no perder una cosa más.-Siempre a tiempo-.Me comentó el conductor, divertido, mientras le entregaba el dinero para una tarjeta simple. En otra ocasión hubiese contestado con una ligera sonrisa pero en aquel instante no estaba de humor.-Lo siento mucho-.Comentó apenado mientras me dedicaba a negar con la cabeza.-No tienes que disculparte si no has hecho nada-.Contesté en un tono frío. Yo no era así pero las circunstancias me obligaban a ello. Me entregó la tarjeta y dio un largo suspiro.-¿No sabes porque lo hizo?-No, aún no-.Agaché la cabeza. Él sabía que era mi manera de indicar que me sentía incómodo.-Bueno,-se encogió de hombros, –si necesitas alguien con quien hablar ya sabes que aquí tienes un conductor regordete que se aburre demasiado-.De manera extraña, una risita con el escudo de un suspiro salió de mis labios.-Gracias, Sergio. Eso haré.Sentarme al lado de la ventana había perdido su encanto. Observar a través de ella también. Ya no me entretenía buscar los coches rojos y amarillos ya que mi vida se había vuelto de un monótono gris. Una niebla de tristeza cubría mi vista y me cegaba de la felicidad del exterior. Ni siquiera dibujar me entretenía ya que el resultado se había convertido en un folio en blanco sin nada que contar ni descifrar. Definitivamente, esto se había vuelto un muro de depresión y me costaba distinguir lo que era real y lo que era una de mis pocas fantasías.En aquel episodio de mi vida pensaba, cuando me permitía hacerlo, que lo acabaría olvidando pero desde ese instante yo sabía que algo tan repentino me dejaría marcado. Y para colmo, aquellas palabras venenosas no ayudaban.-Hasta mañana, Xavier-.Se despidió el conductor de mí.-Hasta mañana.Caminé por aquel barrio barcelonés de asquerosos ricachones con la mirada gacha. A veces detestaba ser uno de esos y a veces detestaba que ella también lo fuese. Me fijé en los números de las casas, uno por uno. Hasta que llegué a mi destino. Observé la hora en mi móvil-Justo a tiempo-pensé. Llamé al timbre.-Niall, gracias por venir-.Dijo, gentil, la Señora Balmes. Aunque sus labios insinuaran una sonrisa, sabía de antemano que sus ojos no decían lo mismo.-Pasa cariño.-Bueno… ¿Por qué me han llamado con tanta prisa?-Miré a la pareja.-Casi me caigo por las escaleras del instituto para poder llegar aquí.-Sus rostros seguían serios a pesar de mi pésimo intento de liberar tensiones.-Hemos encontrado esto en el cuarto de Laia-.Me contestó el Señor Balmes con su tensa voz. A pesar de ello, su mano temblaba mientras me entregaba un sobre que llevaba escrito mi nombre. Tragué saliva pues no sabía si quería leerlo.-No lo hemos abierto, si es eso lo que te preocupa. Pone tu nombre, no el nuestro.-Les miré y cogí la carta.-¿Les importa si la leo en otra parte?-Pregunté con un hilo de voz. Ellos negaron con la cabeza.-Claro que no-.Contestaron ellos con una mueca de pena en sus caras. Tragué saliva y me levanté del cómodo sofá de cuero negro.-Luego vuelvo y les doy la carta, tienen el mismo derecho a leerla. Se trata de vuestra hija-.Ellos asintieron con ligereza y yo salí de aquella casa. Me daba igual ir andando pues ya sabía el lugar donde leerla.No me importaba el caminar durante una hora para llegar a aquel lugar pues valía la pena hacer el esfuerzo. A pesar del temblor en las manos y los dedos palpando el sobre me había decidido a no abrirla hasta llegar allí.En estos momentos se supone que debería de estar lleno de dudas sobre el contenido de dicha carta pero las palpitaciones rápidas de mi corazón y el suceso posterior a este día me hacían sospechar que el contenido tendría algo que ver y las dudas se desvanecían con facilidad como si se tratase de una ligera niebla.A medida que iba acercándome, apresuraba el paso pues el simple hecho de saber que es de ella me llenaba de esperanza suficiente como para tener energía para toda la vida. Ella era la única que sabía mi secreto y es por eso que al mismo tiempo que mi energía subía mi corazón se estrujaba al saber que la persona que mejor me entendía se había ido.Al llegar al lugar no pude desviar la atención de aquella imagen que recientemente había visto y un sentimiento de odio hacía mi mismo me invadió de repente. ¿Por qué no hice nada? ¿Por qué me quedé allí parado sin siquiera apartarla de aquel lugar hacía el que se dirigía? Y encima, ver aquel frío puente de hormigón sólo hacía que estropear las cosas.Una duda volvió a invadirme… ¿Quería leerla? Decidí dejar que los pocos pasos hasta la barandilla del puente decidiesen por mí. Respiré profundamente y después conté mentalmente hasta el tercer número. Justo entonces, mis dedos se posicionaron aguantando el folio con la tinta corrida. Era obvio que había estado llorando mientras escribía. Cerré los ojos y fijé mi vista en el contenido.Querido, Niall:Ya sé que me odiaras por esto, que no me querrás ver nunca más o que tal vez oír mi nombre te entren ganas de estrujarme pero lamentablemente no podrás hacerlo pues he decidido marcharme. Y si, para siempre. Quiero hacer un viaje que no tendrá marcha atrás.Sé que no tendrás dudas a lo que me refiero pues pienso dejar la carta de manera que mis padres la encuentren después de lo ocurrido pues no quiero que nada me pare. Niall eres…la mejor persona que he conocido en toda mi vida y a la que más quiero. Eres…simplemente no hay palabras para describir lo mucho que me importas.Eres el único que me comprende y el único que sabe lo fastidioso que es convivir con gente estúpida y eso me ha dejado marca. Tranquilo, no son tus sonrisas tiernas ni tus chistes malos los que me han llevado a esta decisión y tampoco las charlas tontas con mi madre sobre cosméticos o famosos que en su vida llegará a conocer o las horas que mi padre se pasa trabajando fuera de casa. Sino los comentarios de los demás.Ya sé que para ti ahora seré una egoísta y que pensarás que solo pienso en mi, y de hecho tendrás razón en ello pero no quiero que eso haga que dejes de leer esto.Llevo toda mi vida escuchando que no soy perfecta y que soy demasiado “machurro” como para tener amigas pero… ¡Me gusta mucho el mundo de la moda! ¡Y tú lo sabes! Así que el hecho de que no me guste maquillarme no me convierte en un chico. También llevo escuchando por parte de mi familia que debí ser abortada pues mis padres eran muy jóvenes cuando nací. Llevo escuchando por parte de mis abuelos que no les importo nada y de parte de los del instituto lo mismo así que he pensado que si me iba nadie se acabaría dando cuenta. Y apuesto lo que sea a que no me he equivocado. Sé que yo a ti te importo y a mis padres igualpero hemos tenido esta charla millones de veces y sabes perfectamente que es mejor no vivir que vivir siendo odiada pues en la segunda opción te conviertes en un estorbo. Yo…simplemente lo siento mucho, por todo. Pero sobretodo lo siento mucho porque es una decisión que ya está tomada.Te quiere,Laia.No sabía si era impotencia u odio lo que estaba sintiendo en aquel instante pero las ganas de ir al instituto, hacerles pagar a los imbéciles por esto y el saber que no debía hacerlo hicieron que una gota de perla recorriese mi rostro. Arrugué la dichosa carta en una bola y la aguanté en mi mano derecha pero me sentía tan débil en aquel instante que la dejé caer al suelo junto a mí. Me senté con las piernas recogidas a la altura del pecho y mi cabeza entre ellas. Si esto era una pesadilla quería despertar pues el sufrimiento era máximo en aquel momento. Más lágrimas amenazaban con caer pero ni siquiera me iba a molestar por secarlas.Lo irónico era que me desesperaba saber la respuesta pero ahora que la sabía me sentía vacío. Me detesté por unos instantes por haber leído la carta pero luego me calmé pues el resultado de no haberla leído hubiese sido yo encerrado en un psiquiátrico carcomido por la culpa.-Hola.-Dijo una voz masculina. -Se te ha caído esto-. Y ahí fue cuando giré la cabeza y me encontré con los ojos más bonitos que jamás había visto. Eran de un color ámbar tan especial que hasta el menos cotilla del mundo se pararía a mirar. Su cabello era negro azabache y estaba subido en un ligero tupé. Sus rasgos eran marcados y en su rostro se podía apreciar una barba de tres días. El atractivo chico iba vestido con una camisa a cuadros de color rojo desabrochada que dejaba ver una camiseta básica de color blanco, unos pantalones ajustados negros y unas deportivas oscuras. Era una persona alta, metro ochenta como mínimo y su cuerpo estaba trabajado. El chico de nombre desconocido sostenía una bola de papel que minutos antes yo mismo había arrojado con la esperanza de olvidar.Sonreí de costado mientras tendía mi mano para coger el arrugado papel.-Gracias. Por cierto, me llamo Niall.-Zayn-.Me contestó sonriente.Y en ese instante Hey Jude de The Beatles apareció en mi mente como si fuese la banda sonora de aquel instante pues en vez de coger una canción triste y hacerla mejor él había conseguido que mi mala racha se hiciese mejor.Y justo entonces me agradecí el no haber decidido no leer la carta pues nunca le hubiese conocido y veinte años después no estaría casado ni cuidaría de dos preciosos gemelos. Tampoco hubiese tomado la decisión de mudarme a Nueva York y tampoco hubiese encontrado trabajo en el New York Times. Y lo peor de todo; nunca hubiese encontrado al amor verdadero. No sin él.Y entonces comprendí al destino pues por fin entendí porqué cuando una puerta se cierra otra se abre.
ficha aceptada.
De algún modo, Monster es muy divertido. ¡La idea es muy buena! ¿Qué te puedo decir? Bye. Es triste, triste. Aunque la verdad es así. Cuando una puerta se cierra otra se abre. ¡Aceptada!
pinkfloyd.
Re: how to catch demons. {resultados}
¿de verdad?GreenSky escribió:
¡sí, señor! amaba la novela, tendríamos que retomarla D:
pinkfloyd.
Re: how to catch demons. {resultados}
<33333**Little skyscraper** escribió:¡Gracias! el prologo es de una novela colectiva, y asdfghjkl ¡La frase! He estado trabajando en la novela y pronto al fin la continuare :3 espero que muchas mas audicionen por que tu idea es...
Gracias<3
Voy a ir a dar una mirada a Ojos de cristal, ¿eh?
pinkfloyd.
Re: how to catch demons. {resultados}
sí, de verdad. yo era una de las pocas que tenía a un demonio como pj y les re cabía a las demás. :enojao:SheThinksSheIsInBarbados. escribió:¿de verdad?GreenSky escribió:
¡sí, señor! amaba la novela, tendríamos que retomarla D:
demons.
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