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(not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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(not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Nombre: (not) Puppy Love
Autor: liliumpumilum
Adaptación: No.
Género: Romance. Adorabilidad.
Advertencias: ¡ninguna! Quizá algo de smut más adelante :3
Otras páginas: tumblr
Autor: liliumpumilum
Adaptación: No.
Género: Romance. Adorabilidad.
Advertencias: ¡ninguna! Quizá algo de smut más adelante :3
Otras páginas: tumblr
(not) Puppy Love
Sinopsis: Highschool AU en el que Niall es el estudiante de intercambio viviendo en la casa de lujo de Zayn Malik, Liam juega al fútbol y nunca se mete en problemas y Harry y Louis son amigos desde siempre, hasta el día en el que, como tantos otros, charlando de balcón a balcón, se dan cuenta de que están perdidamente enamorados el uno del otro.
Status: En proceso.
Pairings: Lourry.
- mensaje:
- El primer capítulo ya está escrito y está en poder de mi beta :3 (y el segundo ya lo tengo empezado!! yayy) Seguramente va a estar subido en pocos días. Espero que les interese la historia. ¡Saludos!
And they call it puppy love
oh i guess they'll never know
how a young heart really feels
and why i love him so
Última edición por liliumpumilum el Miér 29 Ene 2014, 2:05 am, editado 5 veces
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Hey,Lis! Que genial que hayas comenzado otro ff *-* Espero leerte pronto <3
Au revoir ~
Vicious ϟ
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
SI DEFINITIVAMENTE VOY A LEER ESTE TAMBIÉN :)!
LittleFlowersLove
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Capítulo 1: La primera fiesta.
Decir que lo había olvidado por completo probablemente no era justo. Desde que llegó del colegio hasta la cena, había repasado cinco o seis veces el momento en el que el estudiante de intercambio (un chico adorable que la clase entera adoraba) lo invitaba a la fiesta. Se concentraba en el recuerdo en cada gesto y en cada palabra, intentando descubrir algún dejo de sarcasmo o una frase con doble sentido, algo que explicara cómo había aquella frase escapado de los labios de Niall Horan. Dirigidas a él, sobre todas las personas.
—Zayn dará una fiesta esta noche. Deberías venir.
De a ratos se imaginaba escenarios horribles, traídos de películas americanas en los que él se paraba en el pórtico a esperar que lo pasen a buscar y su cita aparecería abrazado a una porrista en la limusina y le tirarían verduras podridas. Claro, esta no era la graduación, eso no era una cita y el edificio de Harry no tenía un pórtico, sino un portón oxidado. Sobre todo, él no era una paria. Tenía amigos, muchos, y se llevaba bien con Niall.
Si lo había invitado era solamente porque todavía no lo conocía lo suficientemente bien para adivinar que él no iría. No había motivos rebuscados y Harry realmente debería dejar de ver clásicos de los '90.
De hecho, si había algo fuera de lugar, esa noche, era que Harry estaba de hecho considerando ir.
Pero después de dos hamburguesas saturadas de queso, tomate y huevo, y mientras veía algún reality aburrido con la panza llena y los ojos rindiéndose al cansancio, pensó que quizá sería mejor quedarse en su casa.
Ni siquiera sabía quién era Zayn de todas formas.
—Harry, Harry —Louis lo sacudía suavemente mientras intentaba despertarlo—. Despierta, bella durmiente —lo llamó—, nos vinieron a buscar.
Harry refregó sus párpados mientras con pesadez se acomodaba en el sillón. Cuando finalmente abrió los ojos lo primero que vio fue el azul destellante de los de Louis y una sonrisa ancha y compradora.
—Ya hablé con tu mamá —explicó orgulloso mientras le acomodaba los rulos hacia un costado—, dijo que puedes venir, que no hay problema.
—¿A dónde? —preguntó con la voz todavía ronca.
—A la fiesta —Louis frunció el ceño y luego se giró hacia la puerta del comedor. En el marco, Niall y un chico delgado y de pelo oscuro lo miraban en silencio—, ¿es este al Harry al que invitaste, no? —le preguntó al irlandés. Él asintió velozmente.
—Oh, si —dijo Harry, fingiendo sorpresa—, lo olvidé...
—Por supuesto que lo olvidaste, Harry —cedió Louis y le dio un suave coscorrón antes de ponerse de pie y ofrecerle la mano para ayudarlo a levantarse—. Ahora, ponte esa camiseta de los ramones y lávate la cara. El auto está abajo.
Harry obedeció porque había aprendido con los años que a Louis era mejor seguirle la corriente. Además, una vez en la fiesta, él estaría demasiado entretenido para controlarlo y si realmente todo iba muy mal, bien podía encerrarse en el baño a jugar con el celular o algo así.
La sala era muy pequeña, así que Harry llevó a todos a su cuarto para que su madre pudiera ver televisión mientras él terminaba de alistarse. No tenía idea de en dónde había quedado su remera de los ramones porque aunque Harry era en general bastante ordenado, la ropa no era precisamente su punto fuerte.
Apenas entraron al dormitorio, Louis se trepó a la cama y buscó el gameboy en su mesita de luz. Harry se apresuró a liberar el puff de la ropa que tenía encima para que alguno de los dos invitados pudiera sentarse.
—Disculpen el desorden —dijo mientras se rascaba los rulos mirando alrededor, preguntándose en silencio dónde comenzar por buscar la camiseta.
—Está bien, Harry —dijo el irlandés. Se sentó a los pies de la cama dejándole el puff a Zayn—, ni te imaginas lo que es nuestro cuarto.
Mientras se vestía e interrumpido a veces por los comentarios de Louis (Harry, colega, tienes el peor equipo de pokémon de la historia), fue respondiendo las preguntas que estaba demasiado dormido para darse cuenta que debía hacerse. La primera, claro, qué hacían Louis, Niall y Zayn en su casa.
Al parecer, Niall estaba viviendo en casa de los Malik, pero los padres se habían tomado una especie de segunda luna de miel, dejando la casa libre para fiestas. Louis, compañero de clase de Zayn y fiestero por excelencia, fue quien tuvo la idea y por lo tanto había asumido la responsabilidad de estar temprano para ayudar a preparar todo. Menuda fue su sorpresa cuando el encantador estudiante de intercambio había tenido la osadía de invitar a la fiesta al ruludo oso hibernante de Harry Styles (sus palabras).
—¡Y cuántas veces te invité yo a fiestas y no quisiste ir! —protestó Louis.
Harry prefirió hacer oídos sordos a su escena de celos porque: a) si confesaba que realmente no planeaba ir, podría ofender a Niall; pero sobre todo b) explicarle que sólo iba porque Louis lo obligaba alimentaria por demás su orgullo.
Además acababa de encontrar la remera de los ramones y abajo tocaban la bocina insistentemente, recordándoles que era hora de ir.
Harry reconoció la vieja camioneta chevrolet azul apenas la vio frente al edificio. Era de Liam Payne, uno de los compañeros de equipo de Louis que más de una vez los había traído del colegio cuando llovía. Era bueno, generoso y no tenía ni una pizca de picardía en el cuerpo. Harry no lograba entender cómo podía llevarse tan bien con Louis.
—¡Les dije que se apresuraran! —les reclamó apenas se subieron al auto: Zayn adelante y atrás Niall, y Harry encima de Louis, amontonados entre cajones de cerveza—. ¿Qué se suponía que hiciera si la policía me detenía y veía todo ese alcohol atrás? ¡No tengo 18!
—¿Por qué iban a detenerte, Liam? —protestó Louis asomándose entre las matas de rulos—, todavía no es delito tener una camioneta tan fea.
Harry soltó una suave risa que en seguida se confundió con un bostezo. Todavía no lograba desperezarse del todo.
—Esta camioneta tan fea te salvó de varios aprietos, Tommo —le recriminó. Zayn le palmeó el hombro a Liam, como si lo que Louis hubiese dicho le hubiese destrozado el corazón. Él a cambio le devolvió una sonrisa.
No acababan de guardar las cervezas en el refrigerador cuando el primer grupo de invitados apareció en la puerta. Harry no creía haber visto a esas personas en su vida, aunque se suponía que todos ellos iban al mismo colegio.
Al parecer era código de etiqueta traer alcohol y comida, y pronto hasta el lavamanos estaba repleto de hielo y botellas de vodka, vino espumante y ron. La música sonaba tan fuerte que Harry tuvo que contenerse con mucho esfuerzo de no ir a bajarle el volumen. No es que le molestara, pero estaba acostumbrado a la vida de edificio, en donde si se te cae una cuchara al suelo en cinco minutos tienes un vecino en la puerta quejándose de los ruidos molestos. Los Malik, en cambio, vivían en un barrio caro, de casas grandes rodeadas de patio. La música seguramente llegaba a los vecinos como un lejano murmullo que no ganaría de ellos más que un gesto de desaprobación.
Estaba pensando sobre urbanismo, inequidad social y el vecino quejón del sexto B, cuando Louis se dejó caer ruidosamente a su lado en el sillón. Había estado corriendo o bailando, porque tenía el flequillo pegado a la frente y las mejillas rojas como las franjas en su camiseta.
—Mira, Haz —dijo señalándolo con el índice en un exagerado gesto regañón—, le juré a tu madre que no te dejaría beber esta noche.
—Okay —respondió encogiéndose de hombros. Louis puso los ojos en blanco.
—Pero no especifiqué qué no te dejaría beber —explicó con una pícara sonrisa—, así que...
—No quiero beber, Lou —lo interrumpió. Louis lo acalló con un gesto de las manos.
—No te digo que te embriagues hasta perder la consciencia. Sólo que te sueltes un poco, que experimentes por una vez en tu joven vida lo que es de hecho ser adolescente y no un viejo ermitaño que juega pokémon seis horas al día y todavía no sabe armar un equipo decente.
—Yo creo que Rapidash es uno de los mejores —comenzó, pero Louis lo interrumpió elevando la voz sobre la suya.
—¡Rapidash apesta y lo sabes! Además no se trata de eso. No tienes 15 todos los años.
—Tampoco 16, ni 17...
—¡Mi punto exactamente! Vive el momento, Harry, ¡Carpe diem! —le dijo, y después le puso en frente un vaso de cerveza mezclada con gaseosa—, y bebe un sorbo, al menos.
Harry tomó el pegajoso vaso entre los dedos y bebió un sorbo dulzón que sabía mucho más rico que el último que había probado. Cuando lo tragó sin hacer ni una mueca de asco, Louis parecía tan contento que Harry prefirió guardarse eso de decirle que era hora de que deje de ver su dvd de "La sociedad de los poetas muertos".
No había llegado a la mitad del trago cuando Liam apareció en el sillón, relatando a las anchas su tragedia. Que la chica bonita del equipo de natación estaba allí, que se habían mirado a través del salón pero que estaba con una amiga y que no sabía cómo romper el hielo. Louis captó la indirecta y lo acompañó en la ardua tarea no sin antes despedirse con una exagerada reverencia.
Ese probablemente sería un buen momento para vaciar la cerveza en la maceta al lado del sofá, pero realmente no sabía tan horrible mezclada con gaseosa y además necesitaba hacer algo para no parecer el chico raro de la fiesta.
Niall le hizo un gesto desde el otro lado de la sala, invitándolo a acercarse. Por un segundo consideró la posibilidad de hacerse el desentendido, terminar el trago y sacar el celular para desde el navegador revisar si alguien había respondido a su post para intercambiar pokémon en el foro; pero en seguida recordó las palabras de Louis: ¡Carpe Diem!
Bebió de un tirón lo que quedaba en el vaso, y sonriendo incómodamente cruzó la sala hasta donde lo esperaba el grupo de chicos.
Jill, la chica con la que compartía mesa en el laboratorio, estaba allí. Se veía distinta, con un vestido floreado, los labios pintados y el cabello recogido. Además bebía y las palabras salían arrastradas, superponiéndose unas con otras. Aun cuando se ponía en puntitas y le hablaba directamente al oído, Harry tenía problemas para entenderla del todo.
Dos vasos de cerveza después (Jill le preparó el segundo) la idea de bailar parecía cada vez menos ridícula y cuando le dijeron que por qué no jugaban a la botella, no encontró ni un rastro de inhibición en el cuerpo que le recomendara lo contrario.
Louis bailaba con una chica, a veces haciéndole caras a Harry por encima de su hombro. Liam se besaba en el sofá con la capitana de natación que era muy bonita y tenía largo cabello negro. El dueño de casa había desaparecido en la cocina con otro grupo de gente.
La ronda se sirvió vodka y como quedaba un poco en la botella y ya todos los vasos, excepto el de Harry, estaban llenos, lo mezclaron con la cerveza y la gaseosa. Cuando Harry bebió, aunque no sabía feo, el trago le quemó la garganta, haciéndolo carraspear.
Jill le palmeó la espalda en un gesto afectuoso, y cuando Harry le sonrió, se le pusieron las mejillas bien rosadas. Le sentaba bien, combinaba con su lápiz labial.
Teniendo en cuenta lo emocionados que parecían todos cuando propusieron jugar, Harry no pudo evitar sentirse un tanto decepcionado al descubrir de qué se trataba. Uno giraba la botella, y a quien apuntaba lo besaba, así de fácil.
La mayoría de los besos eran breves y secos. Las pocas veces que los participantes se entusiasmaban, la ronda estallaba en festejos y chiflidos, y Harry aplaudía sonriente fingiendo interés.
De vez en cuando miraba a la pista. Louis parecía tan aburrido como él, porque cuando la chica con la que bailaba se fue, suspiró aliviado. Al descubrir que Harry lo miraba, alzó el vaso en un silencioso brindis.
—Harry, te toca —dijo Niall. Tenía los labios y las mejillas pintarrajeadas con labial rojo.
Él asintió y giró la botella. Intentó seguir el movimiento pero sus ojos eran lentos y la habitación le daba vueltas.
El pico dorado apuntó a Jill. Harry la miró. Se preguntó para sí qué se suponía que hiciera, si debía darle un beso seco y cortito o dejarse llevar, como Niall, y terminar con la cara pegajosa y roja como los labios de ella.
Terminó sin hacer ninguna de las dos cosas, porque cuando quiso levantarse para acercarse a ella, el cuerpo se le desbalanceó y cayó sobre su trasero. Le dolía el coxis pero se rió de todas formas.
—¿Estás bien? —dijo Louis.
O bien habían pasado algunos segundos o Louis estaba detrás de él y él no lo había notado.
Harry asintió, pero no se atrevió a abrir la boca porque temía escupir.
—Ven aquí —Louis pasó el brazo sobre su hombro y lo ayudó a ponerse en pie—. Te tengo, no te preocupes.
Harry caminó torpemente por donde su amigo lo guiaba. La casa parecía más chica de golpe, cada vez que parpadeaba estaban en una habitación distinta. Las piernas, sin embargo, le pesaban, como si de la sala al baño hubiera cuarenta kilómetros.
—¿Cuánto bebiste? —preguntó Louis. Sus manos se enredaron en sus rulos y Harry cerró los ojos, por la costumbre. Echó la cabeza atrás, entregándose a sus caricias. Louis se rio como sólo él sabía hacerlo, como cascabeles—. No, tonto —le susurró. Sin verlo Harry adivinó que tenía una tonta sonrisa en los labios—, échate hacia adelante, intenta vomitar.
Cuando Harry despertó estaba en una habitación que no conocía, con la boca seca y un insoportable dolor de cabeza. Hacía frio, y estaba sin camiseta, pero las delgadísimas sábanas se le adherían al cuerpo traspirado. Louis estaba sentado a los pies de la cama, con su celular.
—¿Cómo saludas a tu mamá en los mensajes? —le preguntó. Harry no entendía del todo lo que estaba pasando así que en vez de responder se reincorporó como pudo en el colchón. Tenía ganas de escupir.
Louis le señaló un balde vacío al costado de la cama.
— ¿Así te parece bien? "Ma, ¿puedo quedarme a ayudar con la limpieza? Volveré antes del mediodía, lo prometo. Saludos."
—"Besos" —lo corrigió. Louis borró y reescribió la última parte del mensaje—. ¿Tengo que levantarme a limpiar?
—No, no te preocupes —le dijo. Después de enviar el mensaje lo dejó sobre la mesita de luz y le acarició suavemente los rulos—, nosotros limpiamos, tú das lástima. Además quiero que duermas un poco antes de volver, o tu madre va a matarme.
Harry sonrió. Si era por el comentario o la mano de Louis en su cabello, eso no lo sabía.
—Ven a la cama luego —le pidió, mientras cerraba los ojos y hundía la cabeza en la almohada.
—Por supuesto —respondió Louis después de un momento, pero Harry estaba otra vez profundamente dormido.
Una hora después, Louis volvió a despertarlo. Esta vez quería que tome algo de agua y que le haga lugar en el colchón. Niall dormía despatarrado en la cama de enfrente, roncando sonoramente. Zayn había optado por la cama de sus padres.
Harry sintió el recorrido del agua hasta su estómago, pero aunque seguía con sed, optó por no beber de golpe. Todavía sentía que cualquier cosa lo haría vomitar.
Louis se quitó la camiseta y el cinturón antes de meterse en la cama.
—¿Tú me quitaste la mía? —preguntó Harry al recordar que tenía el torso desnudo. Louis asintió mientras se trepaba a la cama, acostándose a su lado entre él y la pared.
—Está colgada afuera, para que no tenga olor a humo cuando vuelvas a tu casa.
—Piensas en todo...
—Tengo experiencia en el mundo de las fiestas —explicó sonriente.
Harry estuvo a punto de pedirle cambiar lugares, porque la parte del colchón en donde estaba ahora estaba helada. Después se dio cuenta de que seguramente era la experiencia de Louis la que decía que mejor le convenía estar cerca del balde, por si el estómago le jugaba una mala pasada. Se conformó con enredar sus piernas con las de Louis para darse calor, y acercarse lo suficiente a él para chocar frente con frente. Louis todavía sonreía.
—¿Qué pasó anoche? —susurró después de un rato.
—Te pusiste muy ebrio.
Harry se mordió el labio para no sonreír, aunque Louis tenía los ojos cerrados y no podía verlo de todos modos.
—¿La besé? —preguntó, pues su recuerdo llegaba hasta el momento exacto en que la botella apuntaba a Jill.
—No —respondió Louis—, pero creo que le gustas, tendrás otra oportunidad.
Harry se sintió extrañamente aliviado, aunque no por lo que Louis creía. La verdad es que no se moría de ganas de besarla, no era del tipo de pensar en esas cosas.
Muchas veces creía que quizá no era del todo normal. Para la mayoría de sus amigos, el valor de un fin de semana se medía en fiestas, tragos y chicas. Algunos de ellos hasta tenían novias y preservativos en los bolsillos.
Para Harry el fin de semana significaba más tiempo para jugar videojuegos y hablar con Louis en el balcón. Antes de esa fiesta, la única vez que había bebido fue la noche buena del año anterior, cuando Louis, jugando la carta de que era su cumpleaños, se había cruzado de balcón con una botella de cerveza y un pedazo de torta.
Nunca había pensado demasiado en las chicas, los noviazgos, o el sexo y los eventos de la noche anterior no cambiaban demasiado su opinión.
—Mejor —confesó, encogiéndose de hombros—, probablemente la hubiese besado mal o algo así.
—¿Cómo la hubieses besado mal, Harry? No seas tonto...
Louis abrió los ojos y buscó la mirada de Harry. Fruncía el ceño mientras lo escrudiñaba en silencio.
—¿Todavía no has besado a nadie? —preguntó sorprendido ante el tímido silencio de su amigo.
—No... Pensé que lo sabías.
—Nunca me lo dijiste.
Harry se encogió de hombros otra vez.
—Nunca te dije que besé a alguien tampoco.
Louis asintió, concediéndole la razón. Harry estaba de golpe nervioso, y la mirada azul se sentía pesada sobre la suya, tanto que le costaba demasiado trabajo contenerse de cerrar los ojos y volver a dormir.
—No es complicado, Haz. No te preocupes demasiado.
—Pero es que ayer veía a la gente besarse y todos lo hacen de un modo distinto... —confesó. Louis puso los ojos en blanco, arqueando las cejas, y Harry aprovechó su falta de atención para soltar un suspiro.
—Es que depende a quién beses, no hay una forma correcta de hacerlo. Algunas personas dan besos secos y otras, bien húmedos, y hay gente que te mete la lengua sin preámbulos y otros que muerden.
—Apuesto a que tú muerdes.
—¡No muerdo! —protestó Louis. Harry iba a retrucarle pero qué sentido tenía hacerlo: la historia demostraba que él siempre perdía en las discusiones. En vez de eso sonrió ante la desafiante mirada azul y se conformó con haber logrado teñirle de rojo las mejillas a Louis.
Ninguno de ellos habló por un buen rato, pero tampoco cerraron los ojos ni se prepararon para dormir. Fue Harry quien dijo lo que los dos estaban pensando.
—Quisiera que pudieras enseñarme cómo hacerlo, para no avergonzarme cuando tenga que de hecho besar a una chica.
—¿Qué somos? ¿Niñas en una pijamada? —respondió con un tono bromista. Harry sonrió porque conocía a Louis como a la palma de su mano, y eso no era un "no" en lo absoluto—. Durmamos, Haz. Le dije a tu mamá que estarías allí al mediodía.
Después de decir eso se giró en el colchón y alzó los brazos esperando que Harry lo envolviera en los suyos. Se durmieron rápidamente y sin mayor preámbulo, con la espalda de Louis contra el pecho de Harry y su aliento amargo sobre su oído.
Decir que lo había olvidado por completo probablemente no era justo. Desde que llegó del colegio hasta la cena, había repasado cinco o seis veces el momento en el que el estudiante de intercambio (un chico adorable que la clase entera adoraba) lo invitaba a la fiesta. Se concentraba en el recuerdo en cada gesto y en cada palabra, intentando descubrir algún dejo de sarcasmo o una frase con doble sentido, algo que explicara cómo había aquella frase escapado de los labios de Niall Horan. Dirigidas a él, sobre todas las personas.
—Zayn dará una fiesta esta noche. Deberías venir.
De a ratos se imaginaba escenarios horribles, traídos de películas americanas en los que él se paraba en el pórtico a esperar que lo pasen a buscar y su cita aparecería abrazado a una porrista en la limusina y le tirarían verduras podridas. Claro, esta no era la graduación, eso no era una cita y el edificio de Harry no tenía un pórtico, sino un portón oxidado. Sobre todo, él no era una paria. Tenía amigos, muchos, y se llevaba bien con Niall.
Si lo había invitado era solamente porque todavía no lo conocía lo suficientemente bien para adivinar que él no iría. No había motivos rebuscados y Harry realmente debería dejar de ver clásicos de los '90.
De hecho, si había algo fuera de lugar, esa noche, era que Harry estaba de hecho considerando ir.
Pero después de dos hamburguesas saturadas de queso, tomate y huevo, y mientras veía algún reality aburrido con la panza llena y los ojos rindiéndose al cansancio, pensó que quizá sería mejor quedarse en su casa.
Ni siquiera sabía quién era Zayn de todas formas.
—Harry, Harry —Louis lo sacudía suavemente mientras intentaba despertarlo—. Despierta, bella durmiente —lo llamó—, nos vinieron a buscar.
Harry refregó sus párpados mientras con pesadez se acomodaba en el sillón. Cuando finalmente abrió los ojos lo primero que vio fue el azul destellante de los de Louis y una sonrisa ancha y compradora.
—Ya hablé con tu mamá —explicó orgulloso mientras le acomodaba los rulos hacia un costado—, dijo que puedes venir, que no hay problema.
—¿A dónde? —preguntó con la voz todavía ronca.
—A la fiesta —Louis frunció el ceño y luego se giró hacia la puerta del comedor. En el marco, Niall y un chico delgado y de pelo oscuro lo miraban en silencio—, ¿es este al Harry al que invitaste, no? —le preguntó al irlandés. Él asintió velozmente.
—Oh, si —dijo Harry, fingiendo sorpresa—, lo olvidé...
—Por supuesto que lo olvidaste, Harry —cedió Louis y le dio un suave coscorrón antes de ponerse de pie y ofrecerle la mano para ayudarlo a levantarse—. Ahora, ponte esa camiseta de los ramones y lávate la cara. El auto está abajo.
Harry obedeció porque había aprendido con los años que a Louis era mejor seguirle la corriente. Además, una vez en la fiesta, él estaría demasiado entretenido para controlarlo y si realmente todo iba muy mal, bien podía encerrarse en el baño a jugar con el celular o algo así.
La sala era muy pequeña, así que Harry llevó a todos a su cuarto para que su madre pudiera ver televisión mientras él terminaba de alistarse. No tenía idea de en dónde había quedado su remera de los ramones porque aunque Harry era en general bastante ordenado, la ropa no era precisamente su punto fuerte.
Apenas entraron al dormitorio, Louis se trepó a la cama y buscó el gameboy en su mesita de luz. Harry se apresuró a liberar el puff de la ropa que tenía encima para que alguno de los dos invitados pudiera sentarse.
—Disculpen el desorden —dijo mientras se rascaba los rulos mirando alrededor, preguntándose en silencio dónde comenzar por buscar la camiseta.
—Está bien, Harry —dijo el irlandés. Se sentó a los pies de la cama dejándole el puff a Zayn—, ni te imaginas lo que es nuestro cuarto.
Mientras se vestía e interrumpido a veces por los comentarios de Louis (Harry, colega, tienes el peor equipo de pokémon de la historia), fue respondiendo las preguntas que estaba demasiado dormido para darse cuenta que debía hacerse. La primera, claro, qué hacían Louis, Niall y Zayn en su casa.
Al parecer, Niall estaba viviendo en casa de los Malik, pero los padres se habían tomado una especie de segunda luna de miel, dejando la casa libre para fiestas. Louis, compañero de clase de Zayn y fiestero por excelencia, fue quien tuvo la idea y por lo tanto había asumido la responsabilidad de estar temprano para ayudar a preparar todo. Menuda fue su sorpresa cuando el encantador estudiante de intercambio había tenido la osadía de invitar a la fiesta al ruludo oso hibernante de Harry Styles (sus palabras).
—¡Y cuántas veces te invité yo a fiestas y no quisiste ir! —protestó Louis.
Harry prefirió hacer oídos sordos a su escena de celos porque: a) si confesaba que realmente no planeaba ir, podría ofender a Niall; pero sobre todo b) explicarle que sólo iba porque Louis lo obligaba alimentaria por demás su orgullo.
Además acababa de encontrar la remera de los ramones y abajo tocaban la bocina insistentemente, recordándoles que era hora de ir.
Harry reconoció la vieja camioneta chevrolet azul apenas la vio frente al edificio. Era de Liam Payne, uno de los compañeros de equipo de Louis que más de una vez los había traído del colegio cuando llovía. Era bueno, generoso y no tenía ni una pizca de picardía en el cuerpo. Harry no lograba entender cómo podía llevarse tan bien con Louis.
—¡Les dije que se apresuraran! —les reclamó apenas se subieron al auto: Zayn adelante y atrás Niall, y Harry encima de Louis, amontonados entre cajones de cerveza—. ¿Qué se suponía que hiciera si la policía me detenía y veía todo ese alcohol atrás? ¡No tengo 18!
—¿Por qué iban a detenerte, Liam? —protestó Louis asomándose entre las matas de rulos—, todavía no es delito tener una camioneta tan fea.
Harry soltó una suave risa que en seguida se confundió con un bostezo. Todavía no lograba desperezarse del todo.
—Esta camioneta tan fea te salvó de varios aprietos, Tommo —le recriminó. Zayn le palmeó el hombro a Liam, como si lo que Louis hubiese dicho le hubiese destrozado el corazón. Él a cambio le devolvió una sonrisa.
No acababan de guardar las cervezas en el refrigerador cuando el primer grupo de invitados apareció en la puerta. Harry no creía haber visto a esas personas en su vida, aunque se suponía que todos ellos iban al mismo colegio.
Al parecer era código de etiqueta traer alcohol y comida, y pronto hasta el lavamanos estaba repleto de hielo y botellas de vodka, vino espumante y ron. La música sonaba tan fuerte que Harry tuvo que contenerse con mucho esfuerzo de no ir a bajarle el volumen. No es que le molestara, pero estaba acostumbrado a la vida de edificio, en donde si se te cae una cuchara al suelo en cinco minutos tienes un vecino en la puerta quejándose de los ruidos molestos. Los Malik, en cambio, vivían en un barrio caro, de casas grandes rodeadas de patio. La música seguramente llegaba a los vecinos como un lejano murmullo que no ganaría de ellos más que un gesto de desaprobación.
Estaba pensando sobre urbanismo, inequidad social y el vecino quejón del sexto B, cuando Louis se dejó caer ruidosamente a su lado en el sillón. Había estado corriendo o bailando, porque tenía el flequillo pegado a la frente y las mejillas rojas como las franjas en su camiseta.
—Mira, Haz —dijo señalándolo con el índice en un exagerado gesto regañón—, le juré a tu madre que no te dejaría beber esta noche.
—Okay —respondió encogiéndose de hombros. Louis puso los ojos en blanco.
—Pero no especifiqué qué no te dejaría beber —explicó con una pícara sonrisa—, así que...
—No quiero beber, Lou —lo interrumpió. Louis lo acalló con un gesto de las manos.
—No te digo que te embriagues hasta perder la consciencia. Sólo que te sueltes un poco, que experimentes por una vez en tu joven vida lo que es de hecho ser adolescente y no un viejo ermitaño que juega pokémon seis horas al día y todavía no sabe armar un equipo decente.
—Yo creo que Rapidash es uno de los mejores —comenzó, pero Louis lo interrumpió elevando la voz sobre la suya.
—¡Rapidash apesta y lo sabes! Además no se trata de eso. No tienes 15 todos los años.
—Tampoco 16, ni 17...
—¡Mi punto exactamente! Vive el momento, Harry, ¡Carpe diem! —le dijo, y después le puso en frente un vaso de cerveza mezclada con gaseosa—, y bebe un sorbo, al menos.
Harry tomó el pegajoso vaso entre los dedos y bebió un sorbo dulzón que sabía mucho más rico que el último que había probado. Cuando lo tragó sin hacer ni una mueca de asco, Louis parecía tan contento que Harry prefirió guardarse eso de decirle que era hora de que deje de ver su dvd de "La sociedad de los poetas muertos".
No había llegado a la mitad del trago cuando Liam apareció en el sillón, relatando a las anchas su tragedia. Que la chica bonita del equipo de natación estaba allí, que se habían mirado a través del salón pero que estaba con una amiga y que no sabía cómo romper el hielo. Louis captó la indirecta y lo acompañó en la ardua tarea no sin antes despedirse con una exagerada reverencia.
Ese probablemente sería un buen momento para vaciar la cerveza en la maceta al lado del sofá, pero realmente no sabía tan horrible mezclada con gaseosa y además necesitaba hacer algo para no parecer el chico raro de la fiesta.
Niall le hizo un gesto desde el otro lado de la sala, invitándolo a acercarse. Por un segundo consideró la posibilidad de hacerse el desentendido, terminar el trago y sacar el celular para desde el navegador revisar si alguien había respondido a su post para intercambiar pokémon en el foro; pero en seguida recordó las palabras de Louis: ¡Carpe Diem!
Bebió de un tirón lo que quedaba en el vaso, y sonriendo incómodamente cruzó la sala hasta donde lo esperaba el grupo de chicos.
Jill, la chica con la que compartía mesa en el laboratorio, estaba allí. Se veía distinta, con un vestido floreado, los labios pintados y el cabello recogido. Además bebía y las palabras salían arrastradas, superponiéndose unas con otras. Aun cuando se ponía en puntitas y le hablaba directamente al oído, Harry tenía problemas para entenderla del todo.
Dos vasos de cerveza después (Jill le preparó el segundo) la idea de bailar parecía cada vez menos ridícula y cuando le dijeron que por qué no jugaban a la botella, no encontró ni un rastro de inhibición en el cuerpo que le recomendara lo contrario.
Louis bailaba con una chica, a veces haciéndole caras a Harry por encima de su hombro. Liam se besaba en el sofá con la capitana de natación que era muy bonita y tenía largo cabello negro. El dueño de casa había desaparecido en la cocina con otro grupo de gente.
La ronda se sirvió vodka y como quedaba un poco en la botella y ya todos los vasos, excepto el de Harry, estaban llenos, lo mezclaron con la cerveza y la gaseosa. Cuando Harry bebió, aunque no sabía feo, el trago le quemó la garganta, haciéndolo carraspear.
Jill le palmeó la espalda en un gesto afectuoso, y cuando Harry le sonrió, se le pusieron las mejillas bien rosadas. Le sentaba bien, combinaba con su lápiz labial.
Teniendo en cuenta lo emocionados que parecían todos cuando propusieron jugar, Harry no pudo evitar sentirse un tanto decepcionado al descubrir de qué se trataba. Uno giraba la botella, y a quien apuntaba lo besaba, así de fácil.
La mayoría de los besos eran breves y secos. Las pocas veces que los participantes se entusiasmaban, la ronda estallaba en festejos y chiflidos, y Harry aplaudía sonriente fingiendo interés.
De vez en cuando miraba a la pista. Louis parecía tan aburrido como él, porque cuando la chica con la que bailaba se fue, suspiró aliviado. Al descubrir que Harry lo miraba, alzó el vaso en un silencioso brindis.
—Harry, te toca —dijo Niall. Tenía los labios y las mejillas pintarrajeadas con labial rojo.
Él asintió y giró la botella. Intentó seguir el movimiento pero sus ojos eran lentos y la habitación le daba vueltas.
El pico dorado apuntó a Jill. Harry la miró. Se preguntó para sí qué se suponía que hiciera, si debía darle un beso seco y cortito o dejarse llevar, como Niall, y terminar con la cara pegajosa y roja como los labios de ella.
Terminó sin hacer ninguna de las dos cosas, porque cuando quiso levantarse para acercarse a ella, el cuerpo se le desbalanceó y cayó sobre su trasero. Le dolía el coxis pero se rió de todas formas.
—¿Estás bien? —dijo Louis.
O bien habían pasado algunos segundos o Louis estaba detrás de él y él no lo había notado.
Harry asintió, pero no se atrevió a abrir la boca porque temía escupir.
—Ven aquí —Louis pasó el brazo sobre su hombro y lo ayudó a ponerse en pie—. Te tengo, no te preocupes.
Harry caminó torpemente por donde su amigo lo guiaba. La casa parecía más chica de golpe, cada vez que parpadeaba estaban en una habitación distinta. Las piernas, sin embargo, le pesaban, como si de la sala al baño hubiera cuarenta kilómetros.
—¿Cuánto bebiste? —preguntó Louis. Sus manos se enredaron en sus rulos y Harry cerró los ojos, por la costumbre. Echó la cabeza atrás, entregándose a sus caricias. Louis se rio como sólo él sabía hacerlo, como cascabeles—. No, tonto —le susurró. Sin verlo Harry adivinó que tenía una tonta sonrisa en los labios—, échate hacia adelante, intenta vomitar.
Cuando Harry despertó estaba en una habitación que no conocía, con la boca seca y un insoportable dolor de cabeza. Hacía frio, y estaba sin camiseta, pero las delgadísimas sábanas se le adherían al cuerpo traspirado. Louis estaba sentado a los pies de la cama, con su celular.
—¿Cómo saludas a tu mamá en los mensajes? —le preguntó. Harry no entendía del todo lo que estaba pasando así que en vez de responder se reincorporó como pudo en el colchón. Tenía ganas de escupir.
Louis le señaló un balde vacío al costado de la cama.
— ¿Así te parece bien? "Ma, ¿puedo quedarme a ayudar con la limpieza? Volveré antes del mediodía, lo prometo. Saludos."
—"Besos" —lo corrigió. Louis borró y reescribió la última parte del mensaje—. ¿Tengo que levantarme a limpiar?
—No, no te preocupes —le dijo. Después de enviar el mensaje lo dejó sobre la mesita de luz y le acarició suavemente los rulos—, nosotros limpiamos, tú das lástima. Además quiero que duermas un poco antes de volver, o tu madre va a matarme.
Harry sonrió. Si era por el comentario o la mano de Louis en su cabello, eso no lo sabía.
—Ven a la cama luego —le pidió, mientras cerraba los ojos y hundía la cabeza en la almohada.
—Por supuesto —respondió Louis después de un momento, pero Harry estaba otra vez profundamente dormido.
Una hora después, Louis volvió a despertarlo. Esta vez quería que tome algo de agua y que le haga lugar en el colchón. Niall dormía despatarrado en la cama de enfrente, roncando sonoramente. Zayn había optado por la cama de sus padres.
Harry sintió el recorrido del agua hasta su estómago, pero aunque seguía con sed, optó por no beber de golpe. Todavía sentía que cualquier cosa lo haría vomitar.
Louis se quitó la camiseta y el cinturón antes de meterse en la cama.
—¿Tú me quitaste la mía? —preguntó Harry al recordar que tenía el torso desnudo. Louis asintió mientras se trepaba a la cama, acostándose a su lado entre él y la pared.
—Está colgada afuera, para que no tenga olor a humo cuando vuelvas a tu casa.
—Piensas en todo...
—Tengo experiencia en el mundo de las fiestas —explicó sonriente.
Harry estuvo a punto de pedirle cambiar lugares, porque la parte del colchón en donde estaba ahora estaba helada. Después se dio cuenta de que seguramente era la experiencia de Louis la que decía que mejor le convenía estar cerca del balde, por si el estómago le jugaba una mala pasada. Se conformó con enredar sus piernas con las de Louis para darse calor, y acercarse lo suficiente a él para chocar frente con frente. Louis todavía sonreía.
—¿Qué pasó anoche? —susurró después de un rato.
—Te pusiste muy ebrio.
Harry se mordió el labio para no sonreír, aunque Louis tenía los ojos cerrados y no podía verlo de todos modos.
—¿La besé? —preguntó, pues su recuerdo llegaba hasta el momento exacto en que la botella apuntaba a Jill.
—No —respondió Louis—, pero creo que le gustas, tendrás otra oportunidad.
Harry se sintió extrañamente aliviado, aunque no por lo que Louis creía. La verdad es que no se moría de ganas de besarla, no era del tipo de pensar en esas cosas.
Muchas veces creía que quizá no era del todo normal. Para la mayoría de sus amigos, el valor de un fin de semana se medía en fiestas, tragos y chicas. Algunos de ellos hasta tenían novias y preservativos en los bolsillos.
Para Harry el fin de semana significaba más tiempo para jugar videojuegos y hablar con Louis en el balcón. Antes de esa fiesta, la única vez que había bebido fue la noche buena del año anterior, cuando Louis, jugando la carta de que era su cumpleaños, se había cruzado de balcón con una botella de cerveza y un pedazo de torta.
Nunca había pensado demasiado en las chicas, los noviazgos, o el sexo y los eventos de la noche anterior no cambiaban demasiado su opinión.
—Mejor —confesó, encogiéndose de hombros—, probablemente la hubiese besado mal o algo así.
—¿Cómo la hubieses besado mal, Harry? No seas tonto...
Louis abrió los ojos y buscó la mirada de Harry. Fruncía el ceño mientras lo escrudiñaba en silencio.
—¿Todavía no has besado a nadie? —preguntó sorprendido ante el tímido silencio de su amigo.
—No... Pensé que lo sabías.
—Nunca me lo dijiste.
Harry se encogió de hombros otra vez.
—Nunca te dije que besé a alguien tampoco.
Louis asintió, concediéndole la razón. Harry estaba de golpe nervioso, y la mirada azul se sentía pesada sobre la suya, tanto que le costaba demasiado trabajo contenerse de cerrar los ojos y volver a dormir.
—No es complicado, Haz. No te preocupes demasiado.
—Pero es que ayer veía a la gente besarse y todos lo hacen de un modo distinto... —confesó. Louis puso los ojos en blanco, arqueando las cejas, y Harry aprovechó su falta de atención para soltar un suspiro.
—Es que depende a quién beses, no hay una forma correcta de hacerlo. Algunas personas dan besos secos y otras, bien húmedos, y hay gente que te mete la lengua sin preámbulos y otros que muerden.
—Apuesto a que tú muerdes.
—¡No muerdo! —protestó Louis. Harry iba a retrucarle pero qué sentido tenía hacerlo: la historia demostraba que él siempre perdía en las discusiones. En vez de eso sonrió ante la desafiante mirada azul y se conformó con haber logrado teñirle de rojo las mejillas a Louis.
Ninguno de ellos habló por un buen rato, pero tampoco cerraron los ojos ni se prepararon para dormir. Fue Harry quien dijo lo que los dos estaban pensando.
—Quisiera que pudieras enseñarme cómo hacerlo, para no avergonzarme cuando tenga que de hecho besar a una chica.
—¿Qué somos? ¿Niñas en una pijamada? —respondió con un tono bromista. Harry sonrió porque conocía a Louis como a la palma de su mano, y eso no era un "no" en lo absoluto—. Durmamos, Haz. Le dije a tu mamá que estarías allí al mediodía.
Después de decir eso se giró en el colchón y alzó los brazos esperando que Harry lo envolviera en los suyos. Se durmieron rápidamente y sin mayor preámbulo, con la espalda de Louis contra el pecho de Harry y su aliento amargo sobre su oído.
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Lo único que hay en mi cabeza es un gran "¿POR QUÉ?" ): ¿Por qué no le enseñó? Louis es un muy mal amigo hahaha. Pucha, Lis, te quedó muy bonito y quiero leer ahora mismo el siguiente capítulo <3
Nos vemos *:
Au revoir ~
Nos vemos *:
Au revoir ~
Vicious ϟ
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Te dije ayer justamente que iba a leerte o que al menos me moría de ganas de hacerlo y creo que ya se porque, me gusta mucho tu forma de escribir y tu imaginación! lo digo mucho ¿verdad? bueno espero que te acostumbres :oops: te admiro mucho Liss :P
Bienvenida sea not puppy love a mis favoritas....
Bienvenida sea not puppy love a mis favoritas....
julyALC
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Ohhh Dios!!
No respiro que bueno esta esto... Uf uf uf
Nueva lectora!! Me llamo Mariann pero dime Mari y soy u nueva lectora
Linda ;)
Me encanta tu novela, es muy buena aunque solo lleves un CAP es maravillosa... Me quede con las ganas del besito :*
hahaha Okya .___.
seguila cuando puedas... Lo mas pronto posible... Que e vigilo
No respiro que bueno esta esto... Uf uf uf
Nueva lectora!! Me llamo Mariann pero dime Mari y soy u nueva lectora
Linda ;)
Me encanta tu novela, es muy buena aunque solo lleves un CAP es maravillosa... Me quede con las ganas del besito :*
hahaha Okya .___.
seguila cuando puedas... Lo mas pronto posible... Que e vigilo
mariipiupiu1DLP_<3
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
¡Le enseñará! No te preocupes jajaj Si me conocés y sabés que no me voy a aguantar :P El segundo capítulo ya casi casi está, en unos días sin falta lo publico :3Vicious ϟ escribió:Lo único que hay en mi cabeza es un gran "¿POR QUÉ?" ): ¿Por qué no le enseñó? Louis es un muy mal amigo hahaha. Pucha, Lis, te quedó muy bonito y quiero leer ahora mismo el siguiente capítulo <3
Nos vemos *:
Au revoir ~
July sieeempre diciendome cosas lindas :3 Te daría galletitas simbólicas pero me estresa poner links de imágenes en este foro :P Me alegra que te haya gustado esta historia nueva :o es mi modo de disculparme por el angst de otras historias jaja ¡Acá prometo que todo será fluffy y lindo! nada de exes, ni llanto, ni complicaciones. ¡amén!julyALC escribió:Te dije ayer justamente que iba a leerte o que al menos me moría de ganas de hacerlo y creo que ya se porque, me gusta mucho tu forma de escribir y tu imaginación! lo digo mucho ¿verdad? bueno espero que te acostumbres :oops: te admiro mucho Liss :P
Bienvenida sea not puppy love a mis favoritas....
Ahhhhh que linda, muchísimas gracias!! Y mucho gusto, Mari :3 Me alegra que te esté gustando la historia, y me alegra informarte (??) que el segundo capítulo ya está terminado, así que en estos días sin falta lo publico. Te diría el título pero sería espoilearte lo que va a pasar jajamariipiupiu1DLP_<3 escribió:Ohhh Dios!!
No respiro que bueno esta esto... Uf uf uf
Nueva lectora!! Me llamo Mariann pero dime Mari y soy u nueva lectora
Linda ;)
Me encanta tu novela, es muy buena aunque solo lleves un CAP es maravillosa... Me quede con las ganas del besito :*
hahaha Okya .___.
seguila cuando puedas... Lo mas pronto posible... Que e vigilo
¡Gracias por leerme! :D
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Wow esta muy genial :)
Me encantan tus fics
Siguelo pronto
Bye ♡
Me encantan tus fics
Siguelo pronto
Bye ♡
HeartsEater
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
me gusto MUCHO :(L): MUCHO :love: MUCHO :(L):
SIGUELA PRoNTO
SIGUELA PRoNTO
Última edición por BrookneyJ el Dom 25 Ago 2013, 5:56 pm, editado 1 vez
BrookneyJ
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Yayy gracias :3 El próximo capítulo va a estar en unos días!! :DBrookneyJ escribió:me gusto MUCHO MUCHO MUCHO
SIGUELA PRNTO
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Nueva lectora!!
En realidad no tan nueva... ya lei todas tus noves y estoy esperando impaciente el final de ECDLM. El otro dia te lo comente por twitter cuando subiste el nuevo capi.
Y esta idea me encanto! Ya me prendi con el primer capitulo...
Besos Lis!
En realidad no tan nueva... ya lei todas tus noves y estoy esperando impaciente el final de ECDLM. El otro dia te lo comente por twitter cuando subiste el nuevo capi.
Y esta idea me encanto! Ya me prendi con el primer capitulo...
Besos Lis!
noeliab
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Yayy que linda! !:D Sisi, me acuerdo de tí :3 ¡estoy trabajando en el club! ojala este finde pueda publicar algo, aunque no me gusta comprometerme al cuete. y me alegra que te hayas enganchado con esta historia!! :D el segundo capi ya esta escrito y lo tiene mi beta, pero como anda con problemas internauticos todavía no lo pudo chusmear. ¡apenas tenga su visto bueno lo subo!noeliab escribió:Nueva lectora!!
En realidad no tan nueva... ya lei todas tus noves y estoy esperando impaciente el final de ECDLM. El otro dia te lo comente por twitter cuando subiste el nuevo capi.
Y esta idea me encanto! Ya me prendi con el primer capitulo...
Besos Lis!
Muchísimas gracias por leer :3
y besos pa' usted también, doña,
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Capítulo 2: El primer beso
Cuando Harry salió la mañana siguiente a tender la ropa, Louis estaba con bufanda y campera en el balcón vecino, haciendo la tarea. Al escuchar el ruido de la puerta se asomó ansioso, y aunque se apresuró en cubrir el gesto, no se aguantó de sonreír apenas lo vio cruzar la puerta.
—¡Te mandé cuarenta mensajes! —protestó.
Harry le hizo un gesto para que guarde silencio, antes de mirar sobre su hombro, procurando que su madre no estuviera detrás de él. Dejó el canasto con la ropa húmeda sobre un mesón y se acercó a Louis. Se dieron un fuerte apretón de manos sobre el espacio vacío, de apenas 30 centímetros, que separaba los balcones.
—Mi madre me quitó el celular —explicó entre susurros—, estoy castigado.
Louis murmuró un "lo siento" y apoyó el mentón en la mano mientras Harry le contaba lo mal que se sentía la resaca y lo aburrida que era la vida sin televisión, internet ni videojuegos.
Unos minutos después estaban tan perdidos en la conversación que Harry ya se había sentado sobre el barandal y balanceaba los pies en el aire mientras Louis encendía a escondidas un cigarrillo y le contaba quién había sido expulsado del X Factor la noche anterior.
A veces el movimiento de los labios de Louis era tan absorbente que aunque la brasa del cigarrillo bailaba en el aire, siguiendo sus gestos, Harry no encontraba fuerza en sí para prestarle atención. Se descubrió de golpe pensando en la mañana de la fiesta y en la propuesta no rechazada de tener una buena sesión de introducción a los besos con Tomlinson como profesor. De golpe hasta los labios de Louis resultaban intimidantes, así que con la excusa de acomodarse el pelo, Harry corrió la mirada.
En ese momento, la puerta se abrió de golpe y Anne salió al balcón con una expresión molesta en el rostro. La ropa seguía húmeda en el canasto sobre el mesón.
Harry bajó de un salto del barandal, y murmurando disculpas se apresuró a colgar la ropa.
—¿Estás fumando, Louis? —le dijo Anne, aunque él había tenido los suficientes reflejos para dejar caer el cigarrillo apenas oyó el picaporte.
—No, ma —mintió—, es el frío, ¿ves? —dijo y exhaló un suspiro que se convirtió en humo en el aire.
—Puedo olerlo, Louis —respondió ella cruzando los brazos—, no soy tonta, ¿sabes? Y a ti más te vale no empezar —Eso último se lo dijo a Harry.
—¡Yo no fumo! —le aclaró él en seguida.
—Bueno, tampoco bebías y aquí estamos.
Después de decir eso, volvió nuevamente la mirada a Louis. Su gesto de cachorrito mojado no logró su cometido de calmar su ira.
—Me prometiste que no lo dejarías beber... —reclamó. Louis respondió en seguida pero parecía nervioso.
—No te dije de qué no lo dejaría beber —dijo gesticulando exageradamente. Bastó una mirada de reprimenda para que supiera que ese jueguito dialéctico no lo llevaría a ningún lado. A espaldas de Anne, Harry se reía de su miseria—. Era una fiesta, ma —protestó—, eso es lo que se hace en las fiestas. Se bebe.
—Te confié a mi hijo, Lou.
—¡Y lo cuidé! Le di agua, y una aspirina, y lo dejé durmiendo apenas el alcohol le subió a la cabeza.
—¿Pueden dejar de hablar de mi como si no estuviera aquí? —protestó Harry.
—Tú sigue colgando la ropa —lo retó Anne.
—Sí, Harold. Obedece a tu madre.
Mientras él terminaba con sus tareas, su madre y Louis cuchicheaban. Harry no estaba seguro de qué decían, pero escuchó una frase salir de labios de Louis con un exagerado pero encantador tono dramático:
—Puede confiarme a Harry cuando quiera, señora Cox. Lo cuidaré con mi vida.
El lunes por la mañana Louis lo pasó a buscarlo tan temprano para ir al colegio que Harry aún no terminaba el desayuno. Anne le sirvió una taza de té, como si supiera que en el apuro por llegar temprano al colegio (por reivindicarse ante ella después del fiasco del viernes) se hubiese olvidado del suyo.
De todas formas, entre una cosa y otra (sobre todo la búsqueda del libro de historia que quedó oculto bajo una pila de ropa), terminaron dejando el edificio 10 minutos antes del horario de entrada, y aunque caminaron a paso rápido llegaron después de sonada la campana. Louis parecía por demás decepcionado cuando se despidió de Harry en las escaleras, y eso que era seguramente la décima vez que llegaban tarde en lo que iba del año.
Jill le sonrió al verlo entrar al salón, dibujó un hola con sus labios que él no supo cómo responder. No había pensado en eso, en que había al menos 10 personas en ese salón que lo habían visto tan ebrio que daba lástima.
Después de recibir el regaño del profesor —al cual ya estaba acostumbrado de todas formas— caminó por la fila del medio hasta el asiento vacío al lado de Horan.
—¿Cómo sobreviviste al sábado? —le preguntó en un murmullo apenas el profesor volvió a lo suyo.
—A duras penas —respondió, recordando el horrible dolor de cabeza y lo aburrida que era la vida cuando cualquier artículo electrónico estaba prohibido—. Nunca volveré a beber en mi vida —juró.
Niall rió por lo bajo.
—He dicho eso al menos cinco veces.
Al parecer Louis no se había equivocado con lo de Jill. Al término de la primer clase ella se acercó a su asiento para hacerle las mismas preguntas de rigor que le había hecho Niall (qué tan mal le había sentado la resaca) y después de eso ya nunca se fue de su lado. El rubio terminó captando la indirecta de que querían estar solos, aunque eso no era del todo cierto. Harry definitivamente no quería estar a solas con ella.
No es que le cayera mal. Por el contrario: Jill era graciosa, amable, pequeñita (cuando lo abrazaba por la cintura su brazo quedaba justo a la altura de su hombro, y reposarlo allí parecía casi natural). Se reía cada vez que él intentaba hacer un chiste y hablaba de los videojuegos y las series de televisión que a él le gustaban.
Por un momento pensó que quizá era adivina, que cómo podía ser que supiera todo lo que a él le gustaba. Se lo dijo y todo, en el almuerzo, cuando ella fue con él hasta la mesa de Louis y una vez allí él se dio cuenta de que no quedaba más por hacer que invitarla a sentarse. Ella le explicó que todo lo que sabía se lo había contado él mismo, en lo que iba del año, durante las clases en el laboratorio.
—Me lo contaste el jueves pasado, ¿recuerdas?
Pero Harry, por supuesto, no recordaba. Louis se sonreía mientras hablaba con Liam en la mesa.
Después de clase, Harry se apresuró al gimnasio antes de que a Jill se le ocurriera siquiera la idea de ir juntos a casa. Louis tenía entrenamiento de todas formas, y era excusa más que suficiente para quedarse un rato.
Se sentó en las gradas y se puso a hacer las tareas para ahorrarse el trabajo más tarde en casa, y poder dedicarse a subirle el nivel a su dragonair porque necesitaba un tipo dragón poderoso si quería ganarle al chico del foro.
Liam fue el primero en saludarlo, un tanto sorprendido de verlo allí. Lo sorprendente es que no se esperaran verlo, si Harry pasaba al menos dos de los tres entrenamientos semanales en las gradas.
La tradición había empezado durante su primer año en el colegio. Se sentía perdido en ese nuevo lugar, y Louis le había dicho—: ¡Únete a un club! Harás amigos.
Su único objetivo era no ser el chico al que los bravucones encierran en los casilleros (aunque en su escuela no había casilleros y Harry realmente tenía que dejar de ver películas americanas, decía Louis), así que cualquier cosa que a él le interesara estaba fuera de los límites: nada de teatro, ni música, ni fotografía. Y ya que era igual de horrible en todos los deportes, optó por el único que venía con guardaespaldas personal. Fútbol.
Nunca dejó la banca de suplentes, ni llegó a correr las veinte vueltas que proponía el entrenador, pero siguió apareciendo cada lunes, miércoles y viernes después de clase. Si algo no podía decirse de Harry Styles, es que le faltaba tenacidad.
Para cuando llegó mayo, de todas formas, había optado por dejar de fingir que quería jugar y sentarse a las gradas a mirar a sus compañeros.
—Observando se aprende —repetía, pero en vez de prestarles atención se distraía pensando en el libro en su mesita de luz, o en el diálogo divertido en la tele. El entrenador se dio por vencido, y cuando un chico transferido pidió unirse al club, le preguntó por formalidad a Harry si estaba bien que use su camiseta, ya que ninguna llevaba apellido de todas formas, sólo número.
A Harry le daba igual, honestamente, pero hasta el día de hoy de vez en cuando le decía a Liam—: Recuerda que llevas mi número, es una gran responsabilidad —Aunque siendo justos a él le sentaba mejor. Siempre había sido un poco grande para Harry.
El segundo año, ni siquiera gastó energías en anotarse al club, pero tres veces a la semana (con algunas excepciones) y más por costumbre que por gusto, se sentaba en las gradas, a leer y a hacer sus deberes, pero sobre todo a esperar a Louis, para ir juntos a casa. Además, los chicos del equipo eran amables con él y hasta el entrenador había acabado por tomarle cariño.
Y sin embargo, aunque esa tradición llevaba años, Liam lo miraba con el ceño fruncido como si estuviera preocupado. Había un silencioso aura de "¿Qué haces tú aquí?" que lo ponía nervioso. Como siempre, fue Louis el que señaló a gritos al elefante en la habitación.
—¿No deberías estar con tu novia? —le dijo.
—¿Qué novia? —se preguntó Harry, pero lo dijo en voz alta.
—Jill.
—¡No es mi novia! —explicó sonrosado.
El equipo entero estalló en carcajadas, como si todos estuvieran pendientes de la conversación. Luego, murmurando, volvieron a lo suyo. (Harry escuchó a lo lejos la voz del entrenador—: ¡No me digan que Styles tiene novia! Y tú aquí tan soltero —Burlándose de alguno de los chicos). Louis fue el último en dejar las gradas, arqueando las cejas y con cara de ya-no-sé-qué-hacer-contigo.
Harry se encogió de hombros y volvió a su tarea. Dos carillas sobre la revolución francesa no iban a escribirse solas.
Liam tenía una cita con la chica de natación, pero se ofreció a llevarlos a casa de todas formas. El cielo estaba tapado y oscuro, como si estuviera a punto de llover. Era como si su instinto servicial le ganara a la lógica que decía que debía llegar rápido a su casa si quería bañarse antes de la cita para causar una buena impresión.
—Apestas a sudor, Liam —le explicó Louis—, y no quiero tener que soportarte si pierdes a esta chica por mi culpa.
Liam miró a Harry en busca de una respuesta más sensata.
—No va a largarse a llover en seguida —le dijo—, llegaremos a casa secos. No te preocupes.
Apenas habían caminado dos esquinas cuando el cielo tronó y un millar de gotas delgadas pero amontonadas cayeron sobre ellos. Corrieron gritando improperios al cielo, hasta refugiarse en una garita desierta.
Harry recordó los comentarios de su madre la semana pasada mientras veían el noticiero local y ella protestaba porque si el intendente quería cambiar la mano de algunas calles, y el recorrido del colectivo que la llevaba al trabajo, que lo hiciera, pero bien podría también mudar las garitas y los bancos para que ella no tuviera que morirse de frío todas las mañanas esperándolo. Probablemente tenía razón, pero Harry agradeció en silencio al intendente y su falta de planeación por brindarles un refugio esa tarde de lluvia.
Louis se quitó la chaqueta y le escurrió las mangas.
—¡Mira! —llamó a Harry y le señaló el chorrito delgado que caía al escurrirla— ¡Puta lluvia! —protestó—, quítate la tuya también, o vas a enfermarte.
Harry hizo lo mismo, pero su camperón era de corderoy y el agua estaba bien absorbida y sin intención de dejar su abrigo. El esfuerzo era en vano.
Louis recordó que tenía su toalla de fútbol, y quiso ofrecérsela para que se seque los rulos al menos, pero cuando abrió la bolsa con la camiseta, las zapatillas y demás, el olor ácido de su sudor salió como una amenaza.
—Mejor me enfermo —se burló Harry y se sentó en un rincón seco del banco mientras su camperón goteaba lentamente más allá. Louis anudó la bolsa entre risas y volvió a meterla en la mochila—, con suerte si me enfermo puedo faltar unos días a clase.
—Lo que tú quieres es que tu novia vaya a malcriarte a tu casa, que te lleve sopa calentita —se burló él también y se sentó a su lado, hombro con hombro. Harry agradeció en silencio el contacto corporal, Louis siempre estaba tibiecito.
—No es mi novia, Lou —repitió. Su mirada estaba fija en el charco ahí fuera de la garita que las gotas alimentaban haciéndolo cada vez más grande.
Louis por un rato no dijo nada. También él miró el charco y los anillitos que se formaban cubriéndose unos a otros cada vez que una gota caía.
—¿Cuál es el problema? ¿No te agrada? —dijo después de un rato. Harry negó con la cabeza.
—No es eso —dijo—. Es amable, y graciosa.
—Y guapa —agregó Louis. Harry sonrió, concediéndole la razón.
—Pero es que es un poco intimidante. Va conmigo a todos lados y me toca...
—¡Lo que algunos darían porque Jill los toque! —bromeó. Harry se rió y al hacerlo, sin querer, levantó la mirada. Louis todavía observaba el charco.
—No quise decir eso —explicó, aprovechando el perfil de Louis para observarle hasta el grosor de las pestañas—. Es que me toma del brazo y de la cintura y... ¿Y si quiere besarme?
Louis frunció el ceño y finalmente encontró sus ojos azules con los de Harry.
—¿Sigues con eso? —lo regañó— No es tan difícil, Harold.
—No me digas así. No me gusta.
—Sólo abres la boca y esperas a ver qué pasa —continuó, ignorando la protesta de su amigo.
—Es fácil para ti decirlo, has besado a otras personas antes.
Por un momento ninguno de los dos dijo nada. Quizá los dos pensaban en lo mismo, en aquella conversación borracha en la cama de Zayn la mañana después de la fiesta. La lluvia no iba a durar para siempre, y el momento era ahora, Harry no iba a esperar en silencio a que pase porque quién sabe en qué momento podría volver a decirle, como lo hizo:
—Me prometiste que me enseñarías.
Louis suspiró.
—No te prometí nada —respondió, pero Harry sabía que eso tampoco era un no. Louis levantó la mirada y buscó alrededor para asegurarse de que no hubiera nadie—. A ver, ven más aquí.
No había realmente más aquí porque Harry estaba tan cerca cómo podía estarlo de él, pero entendió, al verlo acomodarse en el banco, que las palabras significaban eso: que se ponga de frente a él.
Louis movía las manos en el aire, como si no se decidiera entre si tocarle o no el rostro. Harry simplemente estaba quieto, mirando el movimiento de sus pupilas que apuntaban a cada lugar de su rostro (labios, mejillas, cejas) menos sus ojos.
—Sí, okay... Abre la boca —dijo, en seguida empezó a reír—, ¡No así! No es un examen médico.
La carcajada de Louis sonaba tan fuerte como los truenos, para Harry al menos. La diferencia es que esto no le daba miedo. Lo que sentía era lo contrario de miedo, aunque en su cabeza no encontrara la palabra. Se rieron un buen rato, y cuando finalmente se atrevieron a mirarse otra vez a los ojos, estaban tan relajados que se encorvaron, como si inconscientemente sus espaldas buscaran darles un refugio que los protegiera de la mirada de fisgones. Era absurdo, porque la lluvia continua y espesa ya les daba una cortina ruidosa, que los escondía.
Pero así, tan cerca y agachados, se sentían más protegidos todavía, como si estuvieran en el balcón o en esos fuertes que armaban con sábanas cuando eran pequeños.
—Sólo despega los labios un poco —explicó Louis. Harry obedeció y de paso cerró los ojos (eso último lo había aprendido de las películas que Louis insistía en que no viera)—. Así...
La voz de Louis sonó más cerca esa vez, tanto como sus manos que no lo tocaban pero estaban allí a un centímetro de sus mejillas. Harry podía sentir el calor de su piel como cosquillas y el aliento de su boca ardiendo en sus labios.
Abre la boca y espera a ver qué pasa.
Las peores instrucciones del mundo.
Harry no tenía idea de qué debía hacer cuando sus labios finalmente colisionaran. Lo único en lo que podía pensar era en la letra de canciones que recordaba de memoria y en que el aliento de Louis sabía a dentífrico, como si se hubiese cepillado los dientes antes de dejar los vestuarios. Como si supiera lo que iba a pasar más tarde ese día.
Harry seguramente olía a los caramelos que lo acompañaron esa tarde en las gradas, o sino a las hamburguesas que había comido en el almuerzo. Tal vez olía al perfume de Jill, floral e intenso, que lo había acompañado todo el día. Se preguntó a qué olería debajo de todo eso, porque Louis olía a dentífrico y sudor, pero también al olor que te dejan las cáscaras del limón cuando las rallas, y a banana con miel.
Entonces, sus labios se encontraron. Torpemente al principio (Louis debía haber cerrado los ojos también). Poco a poco, con más suavidad.
Harry ya no se preguntaba nada, simplemente despegaba los labios un poco a veces y los cerraba aprisionando los de Louis, si podía pensar en algo era sólo en lo rico que sabían, tan calientes y vivos sobre los suyos.
La mano de Louis finalmente tocó su mejilla, lo acarició temblorosamente mientras le indicaba el camino, que se gire un poco, apenas así para que al abrir la boca su lengua tuviera el ángulo perfecto para saborear sus labios. Harry también buscó a Louis con sus manos, pero aunque quería tocar su cabello y su cuello, se conformó con aferrarse a la tela de sus shorts, y sentir en la espalda de sus dedos el calor de sus muslos.
La segunda vez que sintió su lengua, quiso él lamerlo también. Abrió la boca pero en vez de sentir sus labios, sintió su aliento de lleno, y la humedad de su lengua se mezcló con la de Louis, y ni siquiera él, que había besado a tantas personas antes, pudo aguantarse el sonido ronco que le trepó por la garganta.
Harry quiso beberle todo, la saliva, la lengua, el aliento y el gemido; acercó la boca y chocaron los dientes, en cambio.
—Lo siento —susurró entre risitas. Cuando Louis habló, aun con los ojos todavía cerrados, Harry pudo adivinarle la sonrisa. Era algo en el modo en que sonaba su voz, cuando Louis se tragaba la carcajada.
—Está bien —le dijo, y volvió a besarlo.
Sus manos dejaron sus mejillas y buscaron su cuello, mojándose con las gotas que caían de los rulos de Harry. Las manos de él hacía un buen rato habían anidado en su cintura, y cada vez que Louis se contorneaba, como un gato, Harry sonreía sobre sus labios.
—Cállate —le susurraba, pero Harry no había dicho nada.
Dejaron de besarse cuando la lluvia paró. De golpe se sentían como si todos pudieran verlos, aunque esa cuadra seguía igual de desierta que antes. No sabían cuánto tiempo había pasado, pero la humedad en sus camperas era de esa fría que se adhirió al algodón, ya no quedaba en ellas ni una gota de lluvia.
Fue Louis el que rompió el contacto, de los labios, solamente. Sus manos seguían acariciándole los rulos torpemente. Harry seguía tomándolo por la cintura y con los labios mordisqueados e hinchados esperando otro beso. Finalmente entendió que no iba a pasar y abrió los ojos.
Louis lo miraba fijamente a los labios y por un instante no notó que tenía un espectador. Tenía en los labios ese gesto en la comisura, que no es del todo una sonrisa, pero está bastante cerca. Parecía, si era humanamente posible, que de golpe tenía más pestañas y la piel más brillante. Quizá siempre había sido así de bonito y Harry simplemente no lo había notado.
—¿Estuvo bien? —dijo Harry con un sonido gutural que era todavía más grave de lo habitual. Louis parpadeó al verlo hablar, parecía sorprendido de descubrirlo despierto. Lo miró a los ojos y asintió lentamente.
Quiso decir que sí pero la voz le salió aguda y débil y en seguida apretó los labios, para contener la sonrisa. Tenía las mejillas rojas, rojas, y los ojos azules tintineaban.
—Sabía que mordías —continuó Harry. Louis simplemente se rió, mientras se acomodaba en el banco—. ¿Debería morder también?
—Harry, voy a decirte esto ahora y no pienso repetírtelo jamás así que escucha —lo interrumpió. Él selló los labios y asintió expectante—: das muy ricos besos, ¿okay? Sigue haciendo lo que estás haciendo y si quieres morder, muerde, porque te va a salir bien también. Eso fue... Estuvo muy bien.
—Sí —dijo Harry. Ahora tenía él también las mejillas coloradas y calientes, haciéndole cosquillas—. Sé que no vale de mucho porque no he besado a nadie antes, pero eso fue simplemente fantástico.
Debió sonar convincente porque Louis se rio bien fuerte y cuando volvió a mirarlo tenía ese nosequé orgulloso que le quedaba tan bien.
—Bueno, yo soy un gran besador —dijo casi a los gritos, en un intento demasiado obvio por zanjar la cuestión y dejar de lado cualquier rastro de intimidad que quedara en la garita—, tienes suerte de haber tenido un primer beso tan genial.
Harry sonrió mientras se ponía el camperón todavía húmedo, y se pasaba la mochila sobre sus hombros.
—Lo sorprendente es que tenía un diamante en bruto frente a mis ojos, y nunca lo supe.
Louis ya tenía la campera y la mochila, pero buscaba algo en sus bolsillos.
—Bah, es que tuve un gran maestro —bromeó Harry, ganando de su amigo una sonrisa de esas bien filosas y bonitas que sólo él sabía hacer.Finalmente encontró sus cigarros y el encendedor, y haciendo una cuevita con sus manos, intentó prenderlo. Balbuceaba quejas a la tormenta y al viento inquieto y húmedo que había quedado como resabio, y Harry, que conocía de memoria la escena, se acercó y con las manos en los bolsillos abrió su camperón, para cubrirlo del viento. Cuando Louis logró encenderlo, sin embargo, tuvo el impulso de envolverlo con él y quedarse los dos allí, un rato más, por lo menos.
—Jill tiene mucha suerte... —comentó Louis después de soltar una larga bocanada de humo— Ahora vayamos a casa, antes de que se largue a llover de vuelta.
Harry abrió la boca pero no dijo nada. Se subió el cierre y pensó que lo que él quería decir, Louis no quería oírlo de todas formas: que quería quedarse allí, cubriéndolo con su camperón y su abrazo preferentemente, y que aún después de descubrir lo bien que se sienten los besos, no le interesaba en lo más mínimo la boca de Jill.
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
¡Que cosa más linda! Me encanta la relación que tienen, la confianza que se tienen es muy genial. El beso fue muy maravilloso y klasjsd no sé, me gustó mucho Liss (:
Espero actualices pronto *:
Au revoir ~
Vicious ϟ
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