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(not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Hey :) Te leo en Tumblr!!! Y en Wattpad aunque nunca te había dicho algo por penita no sé:s
Pero ahora tengo la oportunidad y quiero decirte que me fascinan todas y cada una de tus historias son simplemente perfectas! Todas en algún momento me hacen llorar! Rayos me pongo sentimental! Admiro mucho todos tus Fics y sólo quería darte las gracias (':
Soy tu fan!!!
Pero ahora tengo la oportunidad y quiero decirte que me fascinan todas y cada una de tus historias son simplemente perfectas! Todas en algún momento me hacen llorar! Rayos me pongo sentimental! Admiro mucho todos tus Fics y sólo quería darte las gracias (':
Soy tu fan!!!
moonstone
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Heyy holaaa! no sé por qué te da penita si yo soy re buena lol pero un gusto finalmente :Pmoonstone escribió:Hey :) Te leo en Tumblr!!! Y en Wattpad aunque nunca te había dicho algo por penita no sé:s
Pero ahora tengo la oportunidad y quiero decirte que me fascinan todas y cada una de tus historias son simplemente perfectas! Todas en algún momento me hacen llorar! Rayos me pongo sentimental! Admiro mucho todos tus Fics y sólo quería darte las gracias (':
Soy tu fan!!!
muchas gracias a vos, en serio por las cosas lindas que decís en serio y por leerme a pesar de que actualizo muy lentamente xD
nos seguimos leyendo :D
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
la seguí leyendo en wattpad:)
pero allá no comento xD
el punto es... me encanta la historia (y todas tus historias) así que síguela pronto :D
pero allá no comento xD
el punto es... me encanta la historia (y todas tus historias) así que síguela pronto :D
Invitado
Invitado
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
heyy, muchas gracias :3Justme_95 escribió:la seguí leyendo en wattpad:)
pero allá no comento xD
el punto es... me encanta la historia (y todas tus historias) así que síguela pronto :D
ayer casi terminé el próximo capítulo. hoy no pude ni puedo escribir porque tengo que hacer cosas pero mañana quizá lo termine y se lo mando a mi beta para que lo reviste, así que esta semana lo más seguro es que haya capítulo nuevo.
gracias por leer, en serio!!
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
Capítulo 6: El primer “te extraño” (+18)
Advertencias: smut, underage,sexo oral :o
***
Las cosas se normalizaron en la escuela después del incidente. Harry y Louis volvieron a clases el mismo día, bastante tranquilos porque sabían que no había rastros del matón. Al parecer la furia de Anne y Jay podía abrir océanos, correr montañas o simplemente lograr que expulsen a un chico que era peligroso para alguno o ambos de sus hijos.
Los amigos del matón no hacían más que mirarlos con desaprobación y desprecio, pero no habían vuelto a soltar ningún tipo de comentario desagradable y mientras las cosas siguieran así, Harry podía manejarlo.
Además era fácil olvidarse de todo el asunto cuando todo iba tan bien. Sus notas habían bajado un poco, okay, y sí, tenía que subirlas si no quería que su madre le quitara los privilegios del balcón (amenazarlo con eso era mucho más efectivo que con el celular o el gameboy), pero a excepción de ese pequeño detalle, todo era genial.
Tenía un eterno cosquilleo en la panza, que lo hacía reír sin ningún motivo en cualquier momento del día, había hecho un par de nuevos amigos con los que podía pasar tardes enteras (Niall y Jill realmente eran geniales) pero sobre todo tenía a Louis de un modo en que no lo había tenido jamás.
Era extraño. Lo conocía desde que tenía memoria, cuando sus madres se turnaban para cuidarlos por los horarios de trabajo. Lo había visto pasar por todas las etapas –la de skater y la de gorra a la inversa incluidas. Le conocía los celos cuando nació Lottie y los chistes de memoria, hasta esos que sólo para ellos tenían sentido. Un mes atrás, si alguien le preguntara, diría que conocía a Louis como a la palma de su mano, más de lo que jamás lo conocería otra persona.
Y ahora lo conocía más; más de lo que nunca pensó que podría. Sabía detalles ridículos: cómo humedecía los labios antes de besarlo y cómo reía después de decir “te quiero”. Sabía cómo temblaban sus manos para controlarse de ir más abajo, cuando estaban solos, y como su voz se suavizaba cuando hablaban del futuro.
Se sentía poderoso, como si los secretos de Louis fueran una especie de conjuro que lo convertía en un gigante y como si sus caricias torpes y a escondidas lo cargaran con una electricidad errática capaz de prenderlo fuego.
Louis le había contado de sus sueños más descabellados (tenía al menos 6, contando el de recorrer el mundo en una chevy y el de descubrir un método legítimo para ganar la lotería) primero entre estruendosas carcajadas y luego en la intimidad de la noche murmurados como promesas.
A estas alturas, Harry ya conocía de memoria su casa ideal, con un patio decente para jugar a los penales y una docena de ventanas blancas con alfeizares para llenar con macetas.
–Tú tendrás que ocuparte de las plantas, eso sí. A mi se me secarían –confesó una noche mientras veían programas estúpidos en el sillón y él le acariciaba los rulos.
Todavía hoy, cuando recordaba ese momento, a Harry una sonrisa le trepaba hasta los labios desde la panza repleta de mariposas.
X
Liam lo tomó por los hombros una tarde apenas terminadas las clases.
–Harry, colega, necesito hablar contigo.
Le explicó que se acercaba un partido importante (como si Harry no lo supiera, como si Louis no se lo hubiese contado una decena de veces), que si ganaban clasificarían para un torneo estatal y que eso era una oportunidad súper importante que no podían desperdiciar.
–No te preocupes, seguro les irá genial –dijo Harry intentando tranquilizarlo, pues lo notaba preocupado.
Liam sonrió.
–Claro que sí, pero es que para que nos vaya “genial” necesitamos a Louis al 100%, ¿sabes? Es nuestro capitán y el mejor jugador…
–Sí –admitió Harry cada vez un poco más nervioso, temiendo a dónde apuntaba la conversación.
–Estoy súper feliz por ustedes dos, y nunca he visto a Louis tan energético pero es que cuando estás en los entrenamientos lo… Distraes.
–Oh.
–Viven en el mismo edificio y se ven todos los días de todas formas –se apresuró a decir Liam–, pero es que las novias no son admitidas en los entrenamientos precisamente por eso y a ti nunca te decimos nada porque Louis nos mataría…
–Y no soy una novia –lo corrigió.
–No, claro –concedió Liam un poco nervioso. Carraspeó–. Pero serían apenas unas semanas, hasta el partido. Realmente lo necesitamos concentrado…
Harry asintió lentamente. Liam tenía razón, se veían todo el tiempo de todas formas, y Jill había leído en una revista que se aburrirían el uno del otro tarde o temprano si no tenían proyectos individuales.
–Okay –dijo agachando la mirada–, no iré a los entrenamientos.
–¡Genial! Muchas, muchas gracias, Haz –suspiró Liam aliviado.
–No es nada… Hay una clase de fotografía que quería tomar y es en es horario de todos modos…
–Bien. Gracias, en serio –dijo sin parar de sonreír. Se acomodó la mochila en el hombro y mientras buscaba las llaves en el bolsillo agregó–: Oh. Y, por favor, no le digas a Louis que te dije esto. Me asesinaría.
X
La cuestión es que no se veían “todo el tiempo” ahora. No sólo las prácticas se duplicaron en carga horaria, sino que Louis y el resto del equipo empezaron a salir a correr cada mañana antes de clases (para mejorar la resistencia) así que ya no desayunaban juntos ni caminaban a la escuela.
Harry había perdido los privilegios de balcón porque sus notas seguían en bajada y Louis estaba tan cansado que se dormía a las 10 y nunca respondía a sus mensajes de buenas noches.
Cuando Harry se despertaba (tarde, como siempre) parecía tonto responder a uno de buenos días enviado una hora antes, y terminaban saludándose recién en el primer recreo.
Todavía se veían en la escuela y prácticamente vivían juntos los fines de semana, pasando de casa en casa y siempre y cuando Harry hubiese terminado sus tareas, pero no era lo mismo.
X
"Te extraño" le confesó en un mensaje un martes a la madrugada. Estaba tan desesperado por besarlo que no podía dormir.
"Te extraño más" le respondió Louis a las seis menos cuarto, apenas se despertó, mientras Harry dormía despatarrado en el colchón.
X
El fin de semana anterior al partido no se vieron más que un par de veces porque el entrenador insistía en repasar cada jugada. Louis no paraba de bostezar así que Harry propuso que se quedaran adentro en vez de ir el cine cómo habían acordado. Extrañaría la intimidad de la sala de cine, pero de qué valdría eso si su novio se quedaba dormido a mitad de la película, ¿no?
En cambio, como ya era primavera, sacaron una mesita al balcón y jugaron a las cartas con las mellizas hasta que empezó su caricatura favorita. Después, cuando se quedaron solos, arrimaron las sillas y miraron la alfombra de edificios que se extendía frente a ellos, con las zapatillas arriba de la mesa y el calor de sus cuerpos abrigándolos del viento de la tarde que empezaba a correr.
–Estoy tan nervioso, Harry –confesó y lo aferró más fuerte a su pecho, quizá para evitar que levantara la mirada y lo viera tan vulnerable–. Si clasificamos y pasamos al torneo habrá gente evaluándonos y… ¿Te imaginas? Todas las oportunidades…
Harry se giró un poco corriendo el riesgo de que su silla se torciera y cayera al suelo; valía la pena para ver el rostro de Louis desde aquel ángulo tan peculiar que le recordaba a la cama. Así recostado podía verle las pestañas como un techo mágico para sus ojos azules, y la barba que de a poco empezaba a asomar en los rincones de su rostro. Se acercó a besarle el cuello y Louis no pudo evitar reír por las cosquillas.
–Te ira genial, te lo prometo –le dijo luego, para tranquilizarlo–, son el mejor equipo que conozco.
–¿Ah, sí? ¿Y cuántos equipos conoces? –inquirió divertido.
Harry lo besó de vuelta porque no se le ocurrió ninguna mentira por decirle, y cuando Louis lo abrazó fuerte, para evitar que siga haciéndole cosquillas, pudo sentir que sus manos se movían inquietas, nerviosas. Estaba temblando, casi.
Él tembló un poco también, cuando los labios de Louis encontraron los suyos.
Casi había olvidado lo bien que se sentía, la electricidad recorriéndole hasta los dedos y esas ansias infinitas de acariciarle el cuello. Louis besó su mejilla después, y el rincón bajo su oreja, y lo abrazó más fuerte de lo que lo había abrazado nunca.
–¿Lo imaginas? –susurró en su oído, y Harry casi que podía oírle la sonrisa– , ¡Podría ir a la universidad! Porque mamá siempre dice que tengo que estudiar pero realmente no podríamos costearlo, somos cinco, y si todo sale bien puede que consiga una beca, ¿puedes creerlo?
Harry asintió y dejó que el perfume de Louis se le enredara en la nariz.
–Sí, seria cool –sonrió el también.
Hubo silencio por un momento, después Louis se alejó suavemente sólo para mirarlo a los ojos. Harry nunca lo había visto tan ilusionado, nunca le había visto los ojos encendidos en colores y la sonrisa tan ancha y brillante (quizá una vez, quizá ese día en el parque).
–Y con un título entonces sí podría tener una casa, como la que te conté. Podríamos tener todo lo que siempre quisimos.
Tuvo que morderse los labios para no reír, de lo bonito que se veía. Louis se acercó y lo besó otra vez, en los labios, en la nariz, y, cuando cerró los ojos, en los párpados también.
Harry simplemente no pudo contenerse.
–Tú eres todo lo que quiero, de todas formas –confesó.
X
El lunes, Louis no fue a la escuela. Jay lo sabía, por supuesto: tenía que dormir bien y estar preparado para el partido esa tarde.
Hasta los profesores se encogían de hombro ante la ausencia de los 17 miembros del equipo. El colegio no era de los más prestigiosos y a todos les gustaba la idea de ser conocidos por algo bueno, al menos una vez.
Había una ansiedad silenciosa en los pasillos, un entusiasmo camuflado en conversaciones casuales sobre el horario del encuentro y qué tan guapos serían los del otro colegio.
Harry tenía un nudo en el estómago, y ganas de gritar. Dos profesores lo habían regañado en lo que iba del día por hacer ese molesto ruido de la lapicera sobre la mesa, y Niall se la había quitado de un manotazo antes de que un tercero pudiera hacer lo mismo.
–Cálmate, amigo –lo regañó entre susurros–, les irá bien.
–Lo sé… Lo sé –admitió nervioso. Tragó saliva para controlarse de soltar su nube de preocupación.
Sabía que podían ganar. Sabía que Louis era un excelente jugador, y que habían trabajado duro. Pero también sabía lo mucho que quería ganar, y cómo eso le hacía temblar las rodillas.
Sacó el celular disimuladamente del bolsillo y se apresuró a textearle.
“Mi mamá siempre me da te de tilo antes de los exámenes. Es un relajante natural" le explicó.
Quizá era tonto pensar que Louis necesitaba eso, pero lo imaginaba sentado en los vestidores, con la garganta cerrada y el entrenador repasando las jugadas señalando todo lo que podía salir mal. Todos sabían que Louis era bueno, se lo decían todo el tiempo. Hasta él lo sabía, aunque era demasiado humilde para admitirlo en voz alta.
Harry los conocía tan bien que podría jurar que en algún momento Liam había intentado tranquilizar a todos diciendo que no podían perder, que tenían a Louis en su equipo.
Hasta podía oír a su novio riendo estruendosamente, bromeando al respecto.
Pero también recordaba el temblor en sus manos, y la casa de sus sueños, y lo mucho que significaba ese partido. Le vino a la memoria el recuerdo de aquella tarde en el balcón, cuando Harry lo besó y le dijo que le gustaba y con eso y todo Louis dudó. Como si no pensara que algopodría alguna vez salirle bien.
“Puede que necesite cuatro litros ahora mismo" respondió Louis, interrumpiendo sus pensamientos.
“Una taza será suficiente. Puedo darte un beso de buena suerte antes del partido si *realmente* lo necesitas" texteó con una sonrisa pícara dibujándose en sus labios, y no pudo ver la respuesta de Louis hasta después de clases porque el profesor le quitó el celular.
“Te tomo la palabra ;)”
X
Harry llegó al partido cuando las gradas estaban vacías, pero el beso de buena suerte se convirtió pronto en una serie de besos interminables, interrumpidos por susurros alentadores y risitas ilusionadas, así que cuando fue a buscar un lugar para sentarse, con los labios hinchados y las mejillas rojas, casi todo estaba ocupado.
No pudo estarse quieto durante el partido de todas formas. Iba y venía por el descanso, a veces retorciendo la fábrica de su remera y otras reposando los brazos en los barandales –eso sí, sin nunca quitarle a su novio la mirada de encima. Jill dijo que si tuviera una campera forrada y un silbato colgando del cuello, parecería el entrenador.
Louis estaba incómodo al principio del partido: perdió un par de balones importantes, casi se tropieza intentando sobrepasar a un defensor. Pero entonces algo pasó, algo se despertó en él y le devolvió la confianza y lo mostró como el excelente jugador que en verdad era. Liam le hizo un pase y con el balón en los pies se acercó al área, esquivando a un par de defensores con movimientos dignos de la primer liga. El arquero saltó lo mejor que pudo, pero el balón fue directo al ángulo izquierdo, demasiado lejos aún para la punta de sus dedos.
Harry estaba tan orgulloso que ni siquiera atinó a gritar. Simplemente sonreía como un idiota mientras Jill festejaba a un lado y Niall lo aferraba por los hombros abrazándolo con fuerza.
Primero Liam, luego todos los demás jugadores, uno a uno se abalanzaron sobre Louis. Quizá era exagerado, había sido apenas un gol en los 20 minutos del primer tiempo de un insignificante partido de secundario, pero había sido una jugada maravillosa y en la tribuna el colegio entero desnudaba sus pulmones. A Harry le dolían las mejillas.
Louis se puso de pie acomodándose la camiseta mientras volvía a su posición. Disimulaba la sonrisa mientras buscaba entre las tribunas un rostro familiar. Harry lo saludó con un gesto de las manos, la sonrisa más ancha del mundo y el corazón latiéndole ruidosamente en el pecho, el cuello y hasta detrás de las orejas, y cuando Louis le guiñó pícaramente el ojo simplemente no pudo contener la carcajada brotándole como música.
Louis rio también y volvió la mirada al juego, y ya no le guiñó el ojo de vuelta hasta el segundo gol casi media hora después.
X
Los padres de Zayn estaban en la ciudad esta vez, pero le dejaron la casa a los chicos con la única condición de que la hermana menor se quedara con ellos. Niall le explicó a Harry que era una especie de advertencia encubierta, que Waliyha les contaría si se pasaban de la raya, pero no contaban con lo fácil que era sobornar a la pequeña con dulces, revistas, y su álbum preferido.
Aún así, quizá por su propio instinto protector, no dejó que entrara ni tanto alcohol ni tanta gente como la otra vez. Apenas unas cuarenta personas, incluyendo al equipo, las novias, y amigos en común. Harry se sentía más cómodo así, la música estaba lo suficientemente fuerte para bailar pero no tanto para aturdirle los tímpanos, y estaba rodeado de gente que conocía y con los que no se sentía un extraterrestre.
Además Louis se veía guapo esa noche, con la sonrisa más ancha del mundo y sin la camiseta. Le hacía pensar en cosas inapropiadas.
Estaba un poquito ebrio, de cerveza, orgullo y poder. Bailaba como un idiota rodeado de sus compañeros y de vez en cuando gritaba cosas que hacían a Harry estallar en carcajadas desde su lugar en el sillón.
–¡Me siento tan bien, puta madre, mierda, agh! –Había sido la última, y Harry todavía se sonreía mientras jugaba a las cartas con Jill y una de sus amigas.
Eran como las tres de la mañana cuando Louis finalmente decidió separarse de su equipo. Se acercó a Harry, cansado, y reposó la cabeza en su hombro.
–Disculpa que te lo haya quitado, Jill –dijo Louis, que cada vez que bebía perdía noción de lo que es y no es aceptable–. No tienes idea de lo que te estas perdiendo.
–Okay, Louis… –lo interrumpió Harry sonrosado, y lo abrazó por los hombros mientras dejaba las cartas abajo después de su turno.
Jill sonreía también.
–Está bien –dijo ella encogiéndose de hombros y le guiñó un ojo a Harry amistosamente–, no fue nunca mío de todas formas.
Terminaron la mano y Louis estaba siendo tan empalagoso que tuvo que llevarlo al baño a refrescarlo un poco. No paraba de reírse mientras Harry le secaba el cabello que acababa de pasar debajo de una canilla de agua helada.
Louis buscó sus dedos con una caricia torpe, después, mientras Harry terminaba de ordenar el baño.
–Realmente te extrañé estos días –le confesó, con la voz grave y cansada–, desearía poder pasar un mes entero a tu lado, ¿sabes? –susurró, y se acercó un paso.
Harry se volteó sonriendo y notó por primera vez que de hecho había crecido un poco, casi alcanzaba a Louis. Se imaginó que si lo besaba, ahora, no necesitaría estirar el cuello, y que sus pestañas se harían cosquillas con las de él, así que lo hizo, para averiguar si era cierto.
A mitad del experimento, sin embargo, se olvidó que estaba intentando averiguar. Louis se reía mientras lo besaba y sus manos habían dejado las suyas para trepar a su cuello, sus cuerpos estaban tocándose en tantos lugares que cómo sería posible concentrarse en otra cosa, en serio.
Cuando se separaron, lentamente, Louis no se alejó ni un milímetro más de lo necesario para volver a respirar. Todavía le acariciaba las mejillas, y sus caderas todavía estaban pegadas (aunque eso podría ser quizá culpa de Harry que lo tomaba por los bolsillos de su jean).
Louis siempre era hermoso; tenía los ojos azules como la noche y la piel blanca y dorada, olía a las cosas más insólitas y dulces que Harry había y no conocido (debería hacer una lista, para no perderse) y cuando sonreía sus labios parecían más rosados y apetecibles que de costumbre. Pero cuando estaba así de feliz, Jesús; no parecía justo, que alguien tan perfecto lo hubiese elegido a él.
Harry nunca había lastimado a nadie, no a propósito, por lo menos; no era un mal tipo. Peroesto, él, era demasiado. No lo merecía, no había hecho nada lo suficientemente bueno para ser tan feliz, y no iba a soltarlo porque… bueno, porque no podía, básicamente. Necesitaba a Louis de un modo peculiar, no del modo en que se necesita el aire, o el agua, o cualquier otra cosa sin la que el cuerpo pierde la vida. Lo necesitaba como se necesita la música bien fuerte mientras se limpia, o como se necesita un buen balde de palomitas en el cine, o como se necesita un ventilador en verano cuando el aire parece espesa y pegajosa, o como se necesita una taza de té por las mañanas. Necesitaba a Louis porque hacía su vida mejor, hacía que valiera la pena.
–Te extrañé, también –confesó, y le besó el cuello.
Louis se rio suavemente en su oído y murmuró:
–Demuéstralo.
X
La terraza de Zayn no era nada como los balcones de su edificio. La ciudad se veía distinta desde allí. Los edificios estaban lejos, parecían apenas montesitos en el horizonte desde los suburbios de casas grandes y horizontales. Cemento sólo en las calles, el resto verde, pasto, árboles. Harry sabía que esto se suponía que era más bonito, pero no podía evitar compararlo y pensar quepobre Zayn, él nunca se enamoraría de un chico a unos 16 metros sobre el nivel del mar. Nunca se asomaría por la ventana del comedor para chequear si el amor de su vida había salido a fumar a escondidas y nunca conocería los privilegios de tener un desayuno listo en la casa de al lado si su mamá había salido antes a trabajar.
La vida allí debía ser solitaria.
Pero por suerte él no estaba solo, ahora. Tenía a Louis al lado mientras apoyaban los brazos en aquella especie de barandal y miraban el barrio. La música se escuchaba como un eco ahora, de vez en cuando algún grito rompía la quietud, cuando alguien abría una puerta o una ventana, pero en general era un recuerdo murmurado de luces y descontrol, demasiado lejos como para afectarlos.
–Realmente quisiera poder estar un mes entero contigo, ¿sabes? En serio.
Harry asintió y se acercó un poco más, acomodando la mano de Louis en la suya, sintiendo el dorso con la punta de sus dedos.
–Quiero desayunar contigo, e ir a la escuela, almorzar después, pasear por la ciudad. Te quiero al lado todo. El. Tiempo. ¡Estoy loco! ¿eh? –confesó entre carcajadas sin parar de ponerse nervioso–, ¿qué me hiciste Styles? Me convertí en una novia pesada.
–Novio –lo corrigió Harry y reposó sobre su hombro–, y no eres pesado. Te extrañé también.
–Sí, pero no tienes idea cuánto, Haz. Lo tentado que estaba de mandarte un mensaje a mitad de la noche cuando me despertaba para encontrarnos en el balcón y no lo sé… Dormir juntos, sólo eso.
Louis se giró y lo envolvió en los brazos. Sobre su hombro, Harry podía ver las luces del barrio pálidas y ocultando las estrellas, alejándose en su mente hasta dejarlos solos y a oscuras en esa terraza solitaria.
–Es que te quiero tanto. Todo el tiempo.
–Yo también –le explicó Harry con un tono lastimoso, casi rogándole que le crea, mientras lo envolvía en sus brazos y le clavaba los labios en las mejillas–. Te quiero mucho, y todo el tiempo, y…
Se mordió los labios.
–Y quiero más. ¿Es egoísta? Me das todo y quiero más.
Louis sonrió y se alejó lo suficiente para poder besarlo en la boca.
–Yo quiero más también –dijo, y volvió a besarlo.
Sabía distinto esta vez. Más húmedo de algún modo. Quizá era la soledad de la noche, la oscuridad y los grillos en los rincones de la terraza, quizá era el ritmo lento y susurrado, el hecho que Harry prácticamente podía sentir los colores de Louis (el azul, el dorado, el rojo y el naranja) en la punta de su lengua.
Las manos de Louis lo tomaron del cuello, su cuerpo se presionó sobre el suyo y poco a poco se dejaron caer sobre un rincón de aquel inmenso lugar, escapándose entre risas al mejor escondite que pudieron hallar. Se besaron más y rieron; cada vez más de un modo más rápido y desesperado. Cuando se detenían Harry podía oír los suspiros de Louis y podía ver las sombras de sus dientes cuando se mordía los labios, y lo besaba de vuelta aunque le dolía el pecho de lo fuerte que le latía el corazón.
Louis estaba sentado en su regazo y la luna le bañaba con la luz pálida la espalda. Seguía frotándose lentamente contra él y Harry sabía que podía sentir su erección, como sabía que si lo tocara encima del pantalón sentiría la suya, pero ninguno de los dos hablaban de eso. Demasiadas preguntas, demasiados miedos para ponerlos en voz alta. Mejor olvidarlo y seguir así, sintiéndose, conociendo el cuerpo del otro de aquel modo tan primitivo pero real.
Las camisetas de ambos estaban hechas un bollo a unos metros de ellos, y Harry tenía marcas de besos en el cuello a las que no podía prestarle atención en ese momento. ¿Cuando es que podía concentrarse de todas formas teniendo a Louis en frente?
Con razón sus notas habían bajado. Estaba rodeado al menos 8 horas en un día de un chico que olía a caramelo y se veía como un actor de hollywood y al que podía besar cuando quería.
Y que a veces, si lo besaba lo suficientemente bien, si lo tocaba en el lugar apropiado, soltaba gemidos roncos pero agudos como regalos del cielo.
Era un milagro que Harry se acordara de respirar, siendo sinceros.
Pero allí estaba, respirando; con Louis besándolo sobre su regazo, con sus dedos enredados en sus rulos mientras Harry le clavaba las uñas en la espalda desnuda cada vez que su trasero no tan accidentalmente tocaba su bulto encima del pantalón.
Estaba rompiéndose, allí mismo. Estaba perdiendo cualquier dejo de cordura porque nunca había tenido tanto Louis en su vida y parecía no tener fin, parecía que podrían besarse toda la noche y él quería, mierda, claro que quería; pero no estaba seguro de si su cuerpo podría soportarlo.
Sentía que estaba a punto de explotar, le temblaban las manos, las caderas, y el corazón, y cuando Louis le mordió el cuello succionando suavemente dejó escapar un gemido tan roto y patético que pensó que lo iba a hacer reír. Louis resopló, en cambio, sobre su oído.
En la quietud de la noche Harry pudo oír el modo en que se relamía los labios.
–¿Puedo chupártela? Quiero chupártela –le murmuró, y Harry se quedó sin palabras.
No podía hablar. No podía pensar. No encontraba siquiera las fuerzas para seguir besándole el oído, o el cuello, o la clavícula.
Apenas si logró respirar, después de un rato, cuando recordó que medio que necesitaba eso, para vivir y esas cosas.
Lo único que sabía es que estaba tan duro y que lo quería tanto que podría acabar si Louis lo rozaba accidentalmente una vez más; eso y que se su novio se acomodaba de a poco frente suyo, reposando su peso en los muslos , alejando el aliento de su cuello y los dedos de sus rulos.
–Lo siento, no debí decir eso –se disculpó sonrosado.
Harry todavía no podía hablar, pero tenía los labios entreabiertos.
–Realmente lo siento, no quise presionarte –dijo y entonces se cubrió el rostro con las manos yoh dios, es que es tan bonito y está disculpándose literalmente por hacer la cosa que Harry más quería que hiciera, lo que jamás se atrevería a pedirle: romper esa barrera entre ellos que por tantos años de amistad construyeron sin pensarlo.
Louis siguió hablando.
–Sé qué eres más joven y que… No quiero que pienses que… Puedo esperar, como, para siempre o algo así, no me importa. Es que tú dijiste que quería más y yo también pero… Probablemente te malinterpreté…
–Louis…
–Apenas diste tu primer beso hace unos meses y ahora yo… Es que te quiero mucho Harry, dios, te… Nunca sentí esto por nadie y me pongo, estúpido…
–Louis.
–Nunca te presionaría y si quieres que sigamos besándonos el resto de la…
–Louis –insistió Harry y esta vez lo tomó de las muñecas para correrle las manos del rostro–. No te disculpes, yo… Lo quiero, ¿si?
–No tienes que…
–Pero es cierto, lo quiero, ¿okay? –lo interrumpió de vuelta–. Es sólo que lo quiero tanto y he pensado tanto al respecto que…
–Tienes miedo –le concedió Louis. Harry asintió–. Yo también. Estuve con una chica una vez pero nunca con un chico y… El otro día pensaba en que probablemente duela, tú sabes, hacertodo, y no quiero que duela, no quiero lastimarte nunca –explicó. Aún en la oscuridad de la noche Harry podía verle el rostro colorado y el modo en que se mordía los labios entre pausas–. Pero estuve mirando videos, y esas cosas y… Probando… Umm… Y pensé que quizá podría hacer esto para ti, quizá lo disfrutarías.
Harry asintió nervioso y por un rato no dijo nada. Todo en lo que podía pensar era en Louis viendo videos y probando cosas, y él sabía a lo que se refería. Poner los auriculares en la laptop con la luz apagada antes de dormir era algo así como una tradición, últimamente; un poco patética, pero aún así.
Y la mayoría de los videos eran geniales pero también alarmantes de cierto modo porque Harry no sabía como hacer nada de eso: nunca había sido un pene que no fuera el suyo, apenas si lograba controlarse cuando se besaba con Louis de no acabarse en sus pantalones ydefinitivamente no podía mover el trasero de ese modo. Iba a ser horrible en el sexo, lo sabía.
Quizá por eso nunca había buscado ir un poco más lejos. Porque Louis ya había besado gente y aunque nunca habían hablado al respecto, se imaginaba que ya había hecho mucha de esas cosas también y él no quería ser…
Decepcionante.
Pero saber que Louis se sentía así también era un poco reconfortante. Se sentía menos estúpido, acompañado, sobre todo se sentía especial por ser tan importante para alguien, para Louis –¡sobre todas las personas! Saber que tenía el mismo efecto en él.
Además, le gustaba la idea de Louis haciendo eso, jadeando silenciosamente en su alcoba con los dedos explorando su cuerpo, sin más ruido que el de los gemidos en sus auriculares y el de las sábanas y el colchón.
–¿Murmuras mi nombre a veces? –preguntó sin notar que Louis no estaba en su cabeza, y no sabía de qué estaba hablando–, yo a veces murmuro el tuyo, mientras me toco. te imagino allí conmigo.
–Dios… –musitó con la voz rasgada y volvió a treparse en su regazo, a besarle los labios con la lengua y los dientes, a hundir los dedos en su cabello como brasas haciendo vapor en el agua–. déjame chupártela –insistió–, me detendré si te parece muy raro.
–Okay –respondió Harry, pero la voz no le salió, así que tuvo que carraspear y hablar otra vez–, sí, está bien.
Louis sonrió antes de ponerse en sus rodillas y bajarle los pantalones.
El frio de la terraza estaba helado pero a Harry le importó muy poco.
–Eres más grande que yo, no me gusta –protestó Louis frunciendo el ceño, pero en seguida volvió a sonreírse–, okay, me gusta, un poco.
Lo tocó primero con la punta de los dedos, desde la base hasta la cabeza, mordiéndose el labio y buscando con la mirada cada gesto de Harry. Él hizo su mejor esfuerzo por no derrumbarse allí mismo, por mantener un poco de dignidad, pero Louis se llevó la mano a la boca, le pasó la lengua ancha a la palma y volvió a tocarlo y diossantolouisytuputamadre podría acabar en ese mismo momento si se dejara llevar, porque Louis lo estaba tocando, Louis Tomlinson, el chico guapo que jugaba al fútbol, el que lo besaba con sabor a miel, el que olía a flan y vainilla y a su canción favorita y el que era su mejor amigo desde que podía recordarlo.
Estaba tocándolo con sus manos y con su saliva, estaba agachándose lo suficiente para poner su lengua sobre él. y lo hizo. primero en la puntita, moviéndose en círculos de burbujas y hervor, después hundiéndose lo más que pudo, tanto que Harry podía sentir la lengua envolviéndolo dentro de su boca y la respiración de la nariz de Louis en su pubis.
–Voy a acabar en seguida, lo siento –se disculpó controlando a duras penas los temblores de su cadera, el impulso de moverse para ir un poco más lejos, más adentro de la boca de Louis.
Cuando Louis se retiró suavemente, tenía los labios rosados y húmedos, y sonreía.
–Iré lento –dijo–, pero está bien si no aguantas… Si no puedes… –Se mordió el labio–, sólo avísame.
Harry asintió, y esta vez cuando Louis volvió a tragarlo, se mordió los labios para controlar un gemido y le corrió delicadamente el flequillo, para verlo mejor. Se sonrió al sentir su tacto y levantó la mirada, sin dejar d subir y bajar sobre su miembro y era tan maravilloso, en serio; ¿qué era aquello tan bueno que Harry había hecho para merecerlo?
Se mordió los labios más fuerte, para tragarse un “te amo” (aprendió en decenas de comedias románticas que ese no era un momento apropiado para decirlo) y cuando los despegó Louis cerró los ojos y tragó lo más que pudo, y su boca estaba tan caliente, tan húmeda, tan dura contra la cabecita de su pene que no pudo evitar soltar un lastimoso gemido mientras le clavaba los dedos en el pelo para desahogar las ganas que tenía de follarle la boca.
Acabó dentro suyo, temblando patéticamente y atinando unos segundos más tarde a retirar a Louis. cuando lo hizo, tironeando de su cabello con más fuerza de la que quería, estaba tan cansado que no se podía mover y simplemente se quedó allí, admirándolo: con el rostro rosado, los labios hinchados, restos de su semen en el mentón y la cabeza medio echada hacia atrás, con las manos de Harry sosteniéndolo fuerte.
Respiraba agitadamente, con los ojos pesados y una media sonrisa en el rostro.
–No me avisaste –lo regañó.
–Lo siento –murmuró con lo que le quedaba de voz.
La sonrisa de Louis se abrió del todo entonces, dejó escapar entonces una suave risa y todas las estrellas del cielo se prendieron de golpe, y el lugar ya no parecía ni tan oscuro ni tan distinto al balcón.
–Está bien, me gustó un poco –admitió mientras se limpiaba con el pulgar el mentón y se llevaba luego el dedo a la boca sin quitarle los ojos de encima.
Veinte segundos más y estaría duro otra vez.
Advertencias: smut, underage,sexo oral :o
***
Las cosas se normalizaron en la escuela después del incidente. Harry y Louis volvieron a clases el mismo día, bastante tranquilos porque sabían que no había rastros del matón. Al parecer la furia de Anne y Jay podía abrir océanos, correr montañas o simplemente lograr que expulsen a un chico que era peligroso para alguno o ambos de sus hijos.
Los amigos del matón no hacían más que mirarlos con desaprobación y desprecio, pero no habían vuelto a soltar ningún tipo de comentario desagradable y mientras las cosas siguieran así, Harry podía manejarlo.
Además era fácil olvidarse de todo el asunto cuando todo iba tan bien. Sus notas habían bajado un poco, okay, y sí, tenía que subirlas si no quería que su madre le quitara los privilegios del balcón (amenazarlo con eso era mucho más efectivo que con el celular o el gameboy), pero a excepción de ese pequeño detalle, todo era genial.
Tenía un eterno cosquilleo en la panza, que lo hacía reír sin ningún motivo en cualquier momento del día, había hecho un par de nuevos amigos con los que podía pasar tardes enteras (Niall y Jill realmente eran geniales) pero sobre todo tenía a Louis de un modo en que no lo había tenido jamás.
Era extraño. Lo conocía desde que tenía memoria, cuando sus madres se turnaban para cuidarlos por los horarios de trabajo. Lo había visto pasar por todas las etapas –la de skater y la de gorra a la inversa incluidas. Le conocía los celos cuando nació Lottie y los chistes de memoria, hasta esos que sólo para ellos tenían sentido. Un mes atrás, si alguien le preguntara, diría que conocía a Louis como a la palma de su mano, más de lo que jamás lo conocería otra persona.
Y ahora lo conocía más; más de lo que nunca pensó que podría. Sabía detalles ridículos: cómo humedecía los labios antes de besarlo y cómo reía después de decir “te quiero”. Sabía cómo temblaban sus manos para controlarse de ir más abajo, cuando estaban solos, y como su voz se suavizaba cuando hablaban del futuro.
Se sentía poderoso, como si los secretos de Louis fueran una especie de conjuro que lo convertía en un gigante y como si sus caricias torpes y a escondidas lo cargaran con una electricidad errática capaz de prenderlo fuego.
Louis le había contado de sus sueños más descabellados (tenía al menos 6, contando el de recorrer el mundo en una chevy y el de descubrir un método legítimo para ganar la lotería) primero entre estruendosas carcajadas y luego en la intimidad de la noche murmurados como promesas.
A estas alturas, Harry ya conocía de memoria su casa ideal, con un patio decente para jugar a los penales y una docena de ventanas blancas con alfeizares para llenar con macetas.
–Tú tendrás que ocuparte de las plantas, eso sí. A mi se me secarían –confesó una noche mientras veían programas estúpidos en el sillón y él le acariciaba los rulos.
Todavía hoy, cuando recordaba ese momento, a Harry una sonrisa le trepaba hasta los labios desde la panza repleta de mariposas.
X
Liam lo tomó por los hombros una tarde apenas terminadas las clases.
–Harry, colega, necesito hablar contigo.
Le explicó que se acercaba un partido importante (como si Harry no lo supiera, como si Louis no se lo hubiese contado una decena de veces), que si ganaban clasificarían para un torneo estatal y que eso era una oportunidad súper importante que no podían desperdiciar.
–No te preocupes, seguro les irá genial –dijo Harry intentando tranquilizarlo, pues lo notaba preocupado.
Liam sonrió.
–Claro que sí, pero es que para que nos vaya “genial” necesitamos a Louis al 100%, ¿sabes? Es nuestro capitán y el mejor jugador…
–Sí –admitió Harry cada vez un poco más nervioso, temiendo a dónde apuntaba la conversación.
–Estoy súper feliz por ustedes dos, y nunca he visto a Louis tan energético pero es que cuando estás en los entrenamientos lo… Distraes.
–Oh.
–Viven en el mismo edificio y se ven todos los días de todas formas –se apresuró a decir Liam–, pero es que las novias no son admitidas en los entrenamientos precisamente por eso y a ti nunca te decimos nada porque Louis nos mataría…
–Y no soy una novia –lo corrigió.
–No, claro –concedió Liam un poco nervioso. Carraspeó–. Pero serían apenas unas semanas, hasta el partido. Realmente lo necesitamos concentrado…
Harry asintió lentamente. Liam tenía razón, se veían todo el tiempo de todas formas, y Jill había leído en una revista que se aburrirían el uno del otro tarde o temprano si no tenían proyectos individuales.
–Okay –dijo agachando la mirada–, no iré a los entrenamientos.
–¡Genial! Muchas, muchas gracias, Haz –suspiró Liam aliviado.
–No es nada… Hay una clase de fotografía que quería tomar y es en es horario de todos modos…
–Bien. Gracias, en serio –dijo sin parar de sonreír. Se acomodó la mochila en el hombro y mientras buscaba las llaves en el bolsillo agregó–: Oh. Y, por favor, no le digas a Louis que te dije esto. Me asesinaría.
X
La cuestión es que no se veían “todo el tiempo” ahora. No sólo las prácticas se duplicaron en carga horaria, sino que Louis y el resto del equipo empezaron a salir a correr cada mañana antes de clases (para mejorar la resistencia) así que ya no desayunaban juntos ni caminaban a la escuela.
Harry había perdido los privilegios de balcón porque sus notas seguían en bajada y Louis estaba tan cansado que se dormía a las 10 y nunca respondía a sus mensajes de buenas noches.
Cuando Harry se despertaba (tarde, como siempre) parecía tonto responder a uno de buenos días enviado una hora antes, y terminaban saludándose recién en el primer recreo.
Todavía se veían en la escuela y prácticamente vivían juntos los fines de semana, pasando de casa en casa y siempre y cuando Harry hubiese terminado sus tareas, pero no era lo mismo.
X
"Te extraño" le confesó en un mensaje un martes a la madrugada. Estaba tan desesperado por besarlo que no podía dormir.
"Te extraño más" le respondió Louis a las seis menos cuarto, apenas se despertó, mientras Harry dormía despatarrado en el colchón.
X
El fin de semana anterior al partido no se vieron más que un par de veces porque el entrenador insistía en repasar cada jugada. Louis no paraba de bostezar así que Harry propuso que se quedaran adentro en vez de ir el cine cómo habían acordado. Extrañaría la intimidad de la sala de cine, pero de qué valdría eso si su novio se quedaba dormido a mitad de la película, ¿no?
En cambio, como ya era primavera, sacaron una mesita al balcón y jugaron a las cartas con las mellizas hasta que empezó su caricatura favorita. Después, cuando se quedaron solos, arrimaron las sillas y miraron la alfombra de edificios que se extendía frente a ellos, con las zapatillas arriba de la mesa y el calor de sus cuerpos abrigándolos del viento de la tarde que empezaba a correr.
–Estoy tan nervioso, Harry –confesó y lo aferró más fuerte a su pecho, quizá para evitar que levantara la mirada y lo viera tan vulnerable–. Si clasificamos y pasamos al torneo habrá gente evaluándonos y… ¿Te imaginas? Todas las oportunidades…
Harry se giró un poco corriendo el riesgo de que su silla se torciera y cayera al suelo; valía la pena para ver el rostro de Louis desde aquel ángulo tan peculiar que le recordaba a la cama. Así recostado podía verle las pestañas como un techo mágico para sus ojos azules, y la barba que de a poco empezaba a asomar en los rincones de su rostro. Se acercó a besarle el cuello y Louis no pudo evitar reír por las cosquillas.
–Te ira genial, te lo prometo –le dijo luego, para tranquilizarlo–, son el mejor equipo que conozco.
–¿Ah, sí? ¿Y cuántos equipos conoces? –inquirió divertido.
Harry lo besó de vuelta porque no se le ocurrió ninguna mentira por decirle, y cuando Louis lo abrazó fuerte, para evitar que siga haciéndole cosquillas, pudo sentir que sus manos se movían inquietas, nerviosas. Estaba temblando, casi.
Él tembló un poco también, cuando los labios de Louis encontraron los suyos.
Casi había olvidado lo bien que se sentía, la electricidad recorriéndole hasta los dedos y esas ansias infinitas de acariciarle el cuello. Louis besó su mejilla después, y el rincón bajo su oreja, y lo abrazó más fuerte de lo que lo había abrazado nunca.
–¿Lo imaginas? –susurró en su oído, y Harry casi que podía oírle la sonrisa– , ¡Podría ir a la universidad! Porque mamá siempre dice que tengo que estudiar pero realmente no podríamos costearlo, somos cinco, y si todo sale bien puede que consiga una beca, ¿puedes creerlo?
Harry asintió y dejó que el perfume de Louis se le enredara en la nariz.
–Sí, seria cool –sonrió el también.
Hubo silencio por un momento, después Louis se alejó suavemente sólo para mirarlo a los ojos. Harry nunca lo había visto tan ilusionado, nunca le había visto los ojos encendidos en colores y la sonrisa tan ancha y brillante (quizá una vez, quizá ese día en el parque).
–Y con un título entonces sí podría tener una casa, como la que te conté. Podríamos tener todo lo que siempre quisimos.
Tuvo que morderse los labios para no reír, de lo bonito que se veía. Louis se acercó y lo besó otra vez, en los labios, en la nariz, y, cuando cerró los ojos, en los párpados también.
Harry simplemente no pudo contenerse.
–Tú eres todo lo que quiero, de todas formas –confesó.
X
El lunes, Louis no fue a la escuela. Jay lo sabía, por supuesto: tenía que dormir bien y estar preparado para el partido esa tarde.
Hasta los profesores se encogían de hombro ante la ausencia de los 17 miembros del equipo. El colegio no era de los más prestigiosos y a todos les gustaba la idea de ser conocidos por algo bueno, al menos una vez.
Había una ansiedad silenciosa en los pasillos, un entusiasmo camuflado en conversaciones casuales sobre el horario del encuentro y qué tan guapos serían los del otro colegio.
Harry tenía un nudo en el estómago, y ganas de gritar. Dos profesores lo habían regañado en lo que iba del día por hacer ese molesto ruido de la lapicera sobre la mesa, y Niall se la había quitado de un manotazo antes de que un tercero pudiera hacer lo mismo.
–Cálmate, amigo –lo regañó entre susurros–, les irá bien.
–Lo sé… Lo sé –admitió nervioso. Tragó saliva para controlarse de soltar su nube de preocupación.
Sabía que podían ganar. Sabía que Louis era un excelente jugador, y que habían trabajado duro. Pero también sabía lo mucho que quería ganar, y cómo eso le hacía temblar las rodillas.
Sacó el celular disimuladamente del bolsillo y se apresuró a textearle.
“Mi mamá siempre me da te de tilo antes de los exámenes. Es un relajante natural" le explicó.
Quizá era tonto pensar que Louis necesitaba eso, pero lo imaginaba sentado en los vestidores, con la garganta cerrada y el entrenador repasando las jugadas señalando todo lo que podía salir mal. Todos sabían que Louis era bueno, se lo decían todo el tiempo. Hasta él lo sabía, aunque era demasiado humilde para admitirlo en voz alta.
Harry los conocía tan bien que podría jurar que en algún momento Liam había intentado tranquilizar a todos diciendo que no podían perder, que tenían a Louis en su equipo.
Hasta podía oír a su novio riendo estruendosamente, bromeando al respecto.
Pero también recordaba el temblor en sus manos, y la casa de sus sueños, y lo mucho que significaba ese partido. Le vino a la memoria el recuerdo de aquella tarde en el balcón, cuando Harry lo besó y le dijo que le gustaba y con eso y todo Louis dudó. Como si no pensara que algopodría alguna vez salirle bien.
“Puede que necesite cuatro litros ahora mismo" respondió Louis, interrumpiendo sus pensamientos.
“Una taza será suficiente. Puedo darte un beso de buena suerte antes del partido si *realmente* lo necesitas" texteó con una sonrisa pícara dibujándose en sus labios, y no pudo ver la respuesta de Louis hasta después de clases porque el profesor le quitó el celular.
“Te tomo la palabra ;)”
X
Harry llegó al partido cuando las gradas estaban vacías, pero el beso de buena suerte se convirtió pronto en una serie de besos interminables, interrumpidos por susurros alentadores y risitas ilusionadas, así que cuando fue a buscar un lugar para sentarse, con los labios hinchados y las mejillas rojas, casi todo estaba ocupado.
No pudo estarse quieto durante el partido de todas formas. Iba y venía por el descanso, a veces retorciendo la fábrica de su remera y otras reposando los brazos en los barandales –eso sí, sin nunca quitarle a su novio la mirada de encima. Jill dijo que si tuviera una campera forrada y un silbato colgando del cuello, parecería el entrenador.
Louis estaba incómodo al principio del partido: perdió un par de balones importantes, casi se tropieza intentando sobrepasar a un defensor. Pero entonces algo pasó, algo se despertó en él y le devolvió la confianza y lo mostró como el excelente jugador que en verdad era. Liam le hizo un pase y con el balón en los pies se acercó al área, esquivando a un par de defensores con movimientos dignos de la primer liga. El arquero saltó lo mejor que pudo, pero el balón fue directo al ángulo izquierdo, demasiado lejos aún para la punta de sus dedos.
Harry estaba tan orgulloso que ni siquiera atinó a gritar. Simplemente sonreía como un idiota mientras Jill festejaba a un lado y Niall lo aferraba por los hombros abrazándolo con fuerza.
Primero Liam, luego todos los demás jugadores, uno a uno se abalanzaron sobre Louis. Quizá era exagerado, había sido apenas un gol en los 20 minutos del primer tiempo de un insignificante partido de secundario, pero había sido una jugada maravillosa y en la tribuna el colegio entero desnudaba sus pulmones. A Harry le dolían las mejillas.
Louis se puso de pie acomodándose la camiseta mientras volvía a su posición. Disimulaba la sonrisa mientras buscaba entre las tribunas un rostro familiar. Harry lo saludó con un gesto de las manos, la sonrisa más ancha del mundo y el corazón latiéndole ruidosamente en el pecho, el cuello y hasta detrás de las orejas, y cuando Louis le guiñó pícaramente el ojo simplemente no pudo contener la carcajada brotándole como música.
Louis rio también y volvió la mirada al juego, y ya no le guiñó el ojo de vuelta hasta el segundo gol casi media hora después.
X
Los padres de Zayn estaban en la ciudad esta vez, pero le dejaron la casa a los chicos con la única condición de que la hermana menor se quedara con ellos. Niall le explicó a Harry que era una especie de advertencia encubierta, que Waliyha les contaría si se pasaban de la raya, pero no contaban con lo fácil que era sobornar a la pequeña con dulces, revistas, y su álbum preferido.
Aún así, quizá por su propio instinto protector, no dejó que entrara ni tanto alcohol ni tanta gente como la otra vez. Apenas unas cuarenta personas, incluyendo al equipo, las novias, y amigos en común. Harry se sentía más cómodo así, la música estaba lo suficientemente fuerte para bailar pero no tanto para aturdirle los tímpanos, y estaba rodeado de gente que conocía y con los que no se sentía un extraterrestre.
Además Louis se veía guapo esa noche, con la sonrisa más ancha del mundo y sin la camiseta. Le hacía pensar en cosas inapropiadas.
Estaba un poquito ebrio, de cerveza, orgullo y poder. Bailaba como un idiota rodeado de sus compañeros y de vez en cuando gritaba cosas que hacían a Harry estallar en carcajadas desde su lugar en el sillón.
–¡Me siento tan bien, puta madre, mierda, agh! –Había sido la última, y Harry todavía se sonreía mientras jugaba a las cartas con Jill y una de sus amigas.
Eran como las tres de la mañana cuando Louis finalmente decidió separarse de su equipo. Se acercó a Harry, cansado, y reposó la cabeza en su hombro.
–Disculpa que te lo haya quitado, Jill –dijo Louis, que cada vez que bebía perdía noción de lo que es y no es aceptable–. No tienes idea de lo que te estas perdiendo.
–Okay, Louis… –lo interrumpió Harry sonrosado, y lo abrazó por los hombros mientras dejaba las cartas abajo después de su turno.
Jill sonreía también.
–Está bien –dijo ella encogiéndose de hombros y le guiñó un ojo a Harry amistosamente–, no fue nunca mío de todas formas.
Terminaron la mano y Louis estaba siendo tan empalagoso que tuvo que llevarlo al baño a refrescarlo un poco. No paraba de reírse mientras Harry le secaba el cabello que acababa de pasar debajo de una canilla de agua helada.
Louis buscó sus dedos con una caricia torpe, después, mientras Harry terminaba de ordenar el baño.
–Realmente te extrañé estos días –le confesó, con la voz grave y cansada–, desearía poder pasar un mes entero a tu lado, ¿sabes? –susurró, y se acercó un paso.
Harry se volteó sonriendo y notó por primera vez que de hecho había crecido un poco, casi alcanzaba a Louis. Se imaginó que si lo besaba, ahora, no necesitaría estirar el cuello, y que sus pestañas se harían cosquillas con las de él, así que lo hizo, para averiguar si era cierto.
A mitad del experimento, sin embargo, se olvidó que estaba intentando averiguar. Louis se reía mientras lo besaba y sus manos habían dejado las suyas para trepar a su cuello, sus cuerpos estaban tocándose en tantos lugares que cómo sería posible concentrarse en otra cosa, en serio.
Cuando se separaron, lentamente, Louis no se alejó ni un milímetro más de lo necesario para volver a respirar. Todavía le acariciaba las mejillas, y sus caderas todavía estaban pegadas (aunque eso podría ser quizá culpa de Harry que lo tomaba por los bolsillos de su jean).
Louis siempre era hermoso; tenía los ojos azules como la noche y la piel blanca y dorada, olía a las cosas más insólitas y dulces que Harry había y no conocido (debería hacer una lista, para no perderse) y cuando sonreía sus labios parecían más rosados y apetecibles que de costumbre. Pero cuando estaba así de feliz, Jesús; no parecía justo, que alguien tan perfecto lo hubiese elegido a él.
Harry nunca había lastimado a nadie, no a propósito, por lo menos; no era un mal tipo. Peroesto, él, era demasiado. No lo merecía, no había hecho nada lo suficientemente bueno para ser tan feliz, y no iba a soltarlo porque… bueno, porque no podía, básicamente. Necesitaba a Louis de un modo peculiar, no del modo en que se necesita el aire, o el agua, o cualquier otra cosa sin la que el cuerpo pierde la vida. Lo necesitaba como se necesita la música bien fuerte mientras se limpia, o como se necesita un buen balde de palomitas en el cine, o como se necesita un ventilador en verano cuando el aire parece espesa y pegajosa, o como se necesita una taza de té por las mañanas. Necesitaba a Louis porque hacía su vida mejor, hacía que valiera la pena.
–Te extrañé, también –confesó, y le besó el cuello.
Louis se rio suavemente en su oído y murmuró:
–Demuéstralo.
X
La terraza de Zayn no era nada como los balcones de su edificio. La ciudad se veía distinta desde allí. Los edificios estaban lejos, parecían apenas montesitos en el horizonte desde los suburbios de casas grandes y horizontales. Cemento sólo en las calles, el resto verde, pasto, árboles. Harry sabía que esto se suponía que era más bonito, pero no podía evitar compararlo y pensar quepobre Zayn, él nunca se enamoraría de un chico a unos 16 metros sobre el nivel del mar. Nunca se asomaría por la ventana del comedor para chequear si el amor de su vida había salido a fumar a escondidas y nunca conocería los privilegios de tener un desayuno listo en la casa de al lado si su mamá había salido antes a trabajar.
La vida allí debía ser solitaria.
Pero por suerte él no estaba solo, ahora. Tenía a Louis al lado mientras apoyaban los brazos en aquella especie de barandal y miraban el barrio. La música se escuchaba como un eco ahora, de vez en cuando algún grito rompía la quietud, cuando alguien abría una puerta o una ventana, pero en general era un recuerdo murmurado de luces y descontrol, demasiado lejos como para afectarlos.
–Realmente quisiera poder estar un mes entero contigo, ¿sabes? En serio.
Harry asintió y se acercó un poco más, acomodando la mano de Louis en la suya, sintiendo el dorso con la punta de sus dedos.
–Quiero desayunar contigo, e ir a la escuela, almorzar después, pasear por la ciudad. Te quiero al lado todo. El. Tiempo. ¡Estoy loco! ¿eh? –confesó entre carcajadas sin parar de ponerse nervioso–, ¿qué me hiciste Styles? Me convertí en una novia pesada.
–Novio –lo corrigió Harry y reposó sobre su hombro–, y no eres pesado. Te extrañé también.
–Sí, pero no tienes idea cuánto, Haz. Lo tentado que estaba de mandarte un mensaje a mitad de la noche cuando me despertaba para encontrarnos en el balcón y no lo sé… Dormir juntos, sólo eso.
Louis se giró y lo envolvió en los brazos. Sobre su hombro, Harry podía ver las luces del barrio pálidas y ocultando las estrellas, alejándose en su mente hasta dejarlos solos y a oscuras en esa terraza solitaria.
–Es que te quiero tanto. Todo el tiempo.
–Yo también –le explicó Harry con un tono lastimoso, casi rogándole que le crea, mientras lo envolvía en sus brazos y le clavaba los labios en las mejillas–. Te quiero mucho, y todo el tiempo, y…
Se mordió los labios.
–Y quiero más. ¿Es egoísta? Me das todo y quiero más.
Louis sonrió y se alejó lo suficiente para poder besarlo en la boca.
–Yo quiero más también –dijo, y volvió a besarlo.
Sabía distinto esta vez. Más húmedo de algún modo. Quizá era la soledad de la noche, la oscuridad y los grillos en los rincones de la terraza, quizá era el ritmo lento y susurrado, el hecho que Harry prácticamente podía sentir los colores de Louis (el azul, el dorado, el rojo y el naranja) en la punta de su lengua.
Las manos de Louis lo tomaron del cuello, su cuerpo se presionó sobre el suyo y poco a poco se dejaron caer sobre un rincón de aquel inmenso lugar, escapándose entre risas al mejor escondite que pudieron hallar. Se besaron más y rieron; cada vez más de un modo más rápido y desesperado. Cuando se detenían Harry podía oír los suspiros de Louis y podía ver las sombras de sus dientes cuando se mordía los labios, y lo besaba de vuelta aunque le dolía el pecho de lo fuerte que le latía el corazón.
Louis estaba sentado en su regazo y la luna le bañaba con la luz pálida la espalda. Seguía frotándose lentamente contra él y Harry sabía que podía sentir su erección, como sabía que si lo tocara encima del pantalón sentiría la suya, pero ninguno de los dos hablaban de eso. Demasiadas preguntas, demasiados miedos para ponerlos en voz alta. Mejor olvidarlo y seguir así, sintiéndose, conociendo el cuerpo del otro de aquel modo tan primitivo pero real.
Las camisetas de ambos estaban hechas un bollo a unos metros de ellos, y Harry tenía marcas de besos en el cuello a las que no podía prestarle atención en ese momento. ¿Cuando es que podía concentrarse de todas formas teniendo a Louis en frente?
Con razón sus notas habían bajado. Estaba rodeado al menos 8 horas en un día de un chico que olía a caramelo y se veía como un actor de hollywood y al que podía besar cuando quería.
Y que a veces, si lo besaba lo suficientemente bien, si lo tocaba en el lugar apropiado, soltaba gemidos roncos pero agudos como regalos del cielo.
Era un milagro que Harry se acordara de respirar, siendo sinceros.
Pero allí estaba, respirando; con Louis besándolo sobre su regazo, con sus dedos enredados en sus rulos mientras Harry le clavaba las uñas en la espalda desnuda cada vez que su trasero no tan accidentalmente tocaba su bulto encima del pantalón.
Estaba rompiéndose, allí mismo. Estaba perdiendo cualquier dejo de cordura porque nunca había tenido tanto Louis en su vida y parecía no tener fin, parecía que podrían besarse toda la noche y él quería, mierda, claro que quería; pero no estaba seguro de si su cuerpo podría soportarlo.
Sentía que estaba a punto de explotar, le temblaban las manos, las caderas, y el corazón, y cuando Louis le mordió el cuello succionando suavemente dejó escapar un gemido tan roto y patético que pensó que lo iba a hacer reír. Louis resopló, en cambio, sobre su oído.
En la quietud de la noche Harry pudo oír el modo en que se relamía los labios.
–¿Puedo chupártela? Quiero chupártela –le murmuró, y Harry se quedó sin palabras.
No podía hablar. No podía pensar. No encontraba siquiera las fuerzas para seguir besándole el oído, o el cuello, o la clavícula.
Apenas si logró respirar, después de un rato, cuando recordó que medio que necesitaba eso, para vivir y esas cosas.
Lo único que sabía es que estaba tan duro y que lo quería tanto que podría acabar si Louis lo rozaba accidentalmente una vez más; eso y que se su novio se acomodaba de a poco frente suyo, reposando su peso en los muslos , alejando el aliento de su cuello y los dedos de sus rulos.
–Lo siento, no debí decir eso –se disculpó sonrosado.
Harry todavía no podía hablar, pero tenía los labios entreabiertos.
–Realmente lo siento, no quise presionarte –dijo y entonces se cubrió el rostro con las manos yoh dios, es que es tan bonito y está disculpándose literalmente por hacer la cosa que Harry más quería que hiciera, lo que jamás se atrevería a pedirle: romper esa barrera entre ellos que por tantos años de amistad construyeron sin pensarlo.
Louis siguió hablando.
–Sé qué eres más joven y que… No quiero que pienses que… Puedo esperar, como, para siempre o algo así, no me importa. Es que tú dijiste que quería más y yo también pero… Probablemente te malinterpreté…
–Louis…
–Apenas diste tu primer beso hace unos meses y ahora yo… Es que te quiero mucho Harry, dios, te… Nunca sentí esto por nadie y me pongo, estúpido…
–Louis.
–Nunca te presionaría y si quieres que sigamos besándonos el resto de la…
–Louis –insistió Harry y esta vez lo tomó de las muñecas para correrle las manos del rostro–. No te disculpes, yo… Lo quiero, ¿si?
–No tienes que…
–Pero es cierto, lo quiero, ¿okay? –lo interrumpió de vuelta–. Es sólo que lo quiero tanto y he pensado tanto al respecto que…
–Tienes miedo –le concedió Louis. Harry asintió–. Yo también. Estuve con una chica una vez pero nunca con un chico y… El otro día pensaba en que probablemente duela, tú sabes, hacertodo, y no quiero que duela, no quiero lastimarte nunca –explicó. Aún en la oscuridad de la noche Harry podía verle el rostro colorado y el modo en que se mordía los labios entre pausas–. Pero estuve mirando videos, y esas cosas y… Probando… Umm… Y pensé que quizá podría hacer esto para ti, quizá lo disfrutarías.
Harry asintió nervioso y por un rato no dijo nada. Todo en lo que podía pensar era en Louis viendo videos y probando cosas, y él sabía a lo que se refería. Poner los auriculares en la laptop con la luz apagada antes de dormir era algo así como una tradición, últimamente; un poco patética, pero aún así.
Y la mayoría de los videos eran geniales pero también alarmantes de cierto modo porque Harry no sabía como hacer nada de eso: nunca había sido un pene que no fuera el suyo, apenas si lograba controlarse cuando se besaba con Louis de no acabarse en sus pantalones ydefinitivamente no podía mover el trasero de ese modo. Iba a ser horrible en el sexo, lo sabía.
Quizá por eso nunca había buscado ir un poco más lejos. Porque Louis ya había besado gente y aunque nunca habían hablado al respecto, se imaginaba que ya había hecho mucha de esas cosas también y él no quería ser…
Decepcionante.
Pero saber que Louis se sentía así también era un poco reconfortante. Se sentía menos estúpido, acompañado, sobre todo se sentía especial por ser tan importante para alguien, para Louis –¡sobre todas las personas! Saber que tenía el mismo efecto en él.
Además, le gustaba la idea de Louis haciendo eso, jadeando silenciosamente en su alcoba con los dedos explorando su cuerpo, sin más ruido que el de los gemidos en sus auriculares y el de las sábanas y el colchón.
–¿Murmuras mi nombre a veces? –preguntó sin notar que Louis no estaba en su cabeza, y no sabía de qué estaba hablando–, yo a veces murmuro el tuyo, mientras me toco. te imagino allí conmigo.
–Dios… –musitó con la voz rasgada y volvió a treparse en su regazo, a besarle los labios con la lengua y los dientes, a hundir los dedos en su cabello como brasas haciendo vapor en el agua–. déjame chupártela –insistió–, me detendré si te parece muy raro.
–Okay –respondió Harry, pero la voz no le salió, así que tuvo que carraspear y hablar otra vez–, sí, está bien.
Louis sonrió antes de ponerse en sus rodillas y bajarle los pantalones.
El frio de la terraza estaba helado pero a Harry le importó muy poco.
–Eres más grande que yo, no me gusta –protestó Louis frunciendo el ceño, pero en seguida volvió a sonreírse–, okay, me gusta, un poco.
Lo tocó primero con la punta de los dedos, desde la base hasta la cabeza, mordiéndose el labio y buscando con la mirada cada gesto de Harry. Él hizo su mejor esfuerzo por no derrumbarse allí mismo, por mantener un poco de dignidad, pero Louis se llevó la mano a la boca, le pasó la lengua ancha a la palma y volvió a tocarlo y diossantolouisytuputamadre podría acabar en ese mismo momento si se dejara llevar, porque Louis lo estaba tocando, Louis Tomlinson, el chico guapo que jugaba al fútbol, el que lo besaba con sabor a miel, el que olía a flan y vainilla y a su canción favorita y el que era su mejor amigo desde que podía recordarlo.
Estaba tocándolo con sus manos y con su saliva, estaba agachándose lo suficiente para poner su lengua sobre él. y lo hizo. primero en la puntita, moviéndose en círculos de burbujas y hervor, después hundiéndose lo más que pudo, tanto que Harry podía sentir la lengua envolviéndolo dentro de su boca y la respiración de la nariz de Louis en su pubis.
–Voy a acabar en seguida, lo siento –se disculpó controlando a duras penas los temblores de su cadera, el impulso de moverse para ir un poco más lejos, más adentro de la boca de Louis.
Cuando Louis se retiró suavemente, tenía los labios rosados y húmedos, y sonreía.
–Iré lento –dijo–, pero está bien si no aguantas… Si no puedes… –Se mordió el labio–, sólo avísame.
Harry asintió, y esta vez cuando Louis volvió a tragarlo, se mordió los labios para controlar un gemido y le corrió delicadamente el flequillo, para verlo mejor. Se sonrió al sentir su tacto y levantó la mirada, sin dejar d subir y bajar sobre su miembro y era tan maravilloso, en serio; ¿qué era aquello tan bueno que Harry había hecho para merecerlo?
Se mordió los labios más fuerte, para tragarse un “te amo” (aprendió en decenas de comedias románticas que ese no era un momento apropiado para decirlo) y cuando los despegó Louis cerró los ojos y tragó lo más que pudo, y su boca estaba tan caliente, tan húmeda, tan dura contra la cabecita de su pene que no pudo evitar soltar un lastimoso gemido mientras le clavaba los dedos en el pelo para desahogar las ganas que tenía de follarle la boca.
Acabó dentro suyo, temblando patéticamente y atinando unos segundos más tarde a retirar a Louis. cuando lo hizo, tironeando de su cabello con más fuerza de la que quería, estaba tan cansado que no se podía mover y simplemente se quedó allí, admirándolo: con el rostro rosado, los labios hinchados, restos de su semen en el mentón y la cabeza medio echada hacia atrás, con las manos de Harry sosteniéndolo fuerte.
Respiraba agitadamente, con los ojos pesados y una media sonrisa en el rostro.
–No me avisaste –lo regañó.
–Lo siento –murmuró con lo que le quedaba de voz.
La sonrisa de Louis se abrió del todo entonces, dejó escapar entonces una suave risa y todas las estrellas del cielo se prendieron de golpe, y el lugar ya no parecía ni tan oscuro ni tan distinto al balcón.
–Está bien, me gustó un poco –admitió mientras se limpiaba con el pulgar el mentón y se llevaba luego el dedo a la boca sin quitarle los ojos de encima.
Veinte segundos más y estaría duro otra vez.
liliumpumilum
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
me encanto el capitulo <3 <3
pero tengo una duda porque dise que es underage? eso es cuando ay mucha diferencia de edad algo asi como 8 años omas ?????????????????
pero tengo una duda porque dise que es underage? eso es cuando ay mucha diferencia de edad algo asi como 8 años omas ?????????????????
larryy
Re: (not) Puppy Love - Larry Stylinson Highschool AU (cap 6/10) 29/01
underage literalmente significa menor de edad :o pero seguramente tenés razón en que acostumbre usarse más cuando hay diferencia de edad y uno de ellos es menor ;larryy escribió:me encanto el capitulo <3 <3
pero tengo una duda porque dise que es underage? eso es cuando ay mucha diferencia de edad algo asi como 8 años omas ?????????????????
es que quería aclarar porque hay gente a la que por ahí no le gusta leer sexo de menores de edad lo cual es completamente saludable y no sé por qué yo lo escribo lol
en fin me alegra que te haya gustado!! :D
liliumpumilum
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