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La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
Lo siento. Lo siento mucho, no sabes cuanto. Dije que ayer subiría, pero tuve un problema y no pude. Hoy si tendrán capítulo C:mica92 escribió:Quiero capitulo!!!!! :lloro: :wut: :gasp:
Ah....
Na en serio sigo esperando el capítulo
Beso
Mica <3
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Re: La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
Bienvenida C: Lo siento mucho, pero la novela no la he escrito yo, y bueno por lo tanto no necesito chicas.Nayi_1Dlover escribió:AHHHHH SIGUELA SIGUELA SOY NUEVA LECTORA Y SI PUEDES PONERME EN LA NOVELA TE LO AGRADESCO DE LO MAS PROFUNDO DE MI CORAZON SI ME PONES EN LA NOVELA QUIERO SER LA NOVIA DE LIAM PORFAAAAAAAAA
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Re: La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
Hola :aah: No me des las gracias a mí, la novela es adaptada y la idea es de otra chica es muy bonita la historia. Ya lo verán. Claro, más tarde lo subo sin falta.peeta mfff escribió:Holú Rachel, me gustó la idea que tienes para tu novela, sé que no necesitas chicas, pero cuando necesites avísame :). Me tendrás aquí cada vez que puede y no puedo esperar para el primer capítulo!
Invitado
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Re: La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
Erm. Muchas gracias, por tu presentación. Pero como te dije antes no necesito chicas, lo siento mucho.Nayi_1Dlover escribió:AYY DIOS MIO QUE MAL EDUCADA SOY,ME VOY A PRESENTAR
HOLA EN VERDAD ME LLAMO NAYALI PERO ME PUEDEN DECIR COMO SE LES PEGUE LA GANA TENGO 12 AÑOS Y SOY DE PUERTO RICO Y SOY UNA SUPER LOKA DIRECTIONER DE CORAZON ALMA Y ORGANO Y PUES ESTA ES MI TERCERA NOVELA QUE VOY A LEER Y LA SINOPSIS ESTA SUPEER BUENISIMA Y PUES YA SABES QUIERO APARECER EN LA NOVELAAA PORFAAAA ESA ES UNA DE LAS REGLAS AÑADIR A UNA DE TUS LECTORAS Y YO SOY UNAAAAAA DE LAS PRIMERA QUE PREGUNTO Y ESPERO QUE SUBAS CAP HOY MAÑANA O CUANDO PUEDAS
SABES QUE PUEDES CONTAR CONMIGO EN LO QUE QUIERAS
Y gracias una vez más, tú también puedes contar conmigo.
Invitado
Invitado
Re: La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
Capítulo uno.
— Charlotte, vete a llamar a tu hermanastro, la comida ya está lista. —le dijo su padre mientras ella terminaba de poner los platos sobre el mantel azulado de la mesa.
Suspiró con cierto fastidio. Hermanastro. Odiaba aquella palabra desde que fue consciente de la existencia de Zayn, hijo de su padre. Eran de la misma sangre, aunque lo que los diferenciaba era que no compartían la misma sangre de madre.
— ¿Por qué tengo que ir yo? ¿Es que no sabe venir él solo? – empezó a maldecir por lo bajo, mientras abandonaba la cocina y se dirigía al pasillo.
No, definitivamente no se llevaban bien. Desde que habían convivido juntos apenas habían mantenido una conversación larga, simplemente él nunca le hablaba, algo que ella intentaba respetar, ya que la muerte de su madre cuando el apena tenía nueve meses de vida, podía haberle dejado cicatrices. Comprendía al menos que se hubiera convertido en un joven frío y antipático.
Pero ahora él ya tenía diecinueve años. ¡DIECINUEVE! Pensaba Charlotte incrédula mientras terminaba de subir las escaleras. No era que hubiese tenido algún tipo de trauma al no tener aquella figura materna a su lado mientras crecía, ya que la madre de Charlotte había cuidado de él desde su segundo cumpleaños, como si fuese un hijo más para ella.
Y aún así, él trataba a su familia como si fueran todos unos completos desconocidos; algo que al menos Charlotte, no conseguí comprender.
Llegó hasta su habitación, pero se encontraba de nuevo enfrente de aquella puerta que siempre estaba cerrada, y de la cual Charlotte se mantenía alejada para evitar cualquier problema con su hermanastro.
— ¿Debería llamar a la puerta? – pensaba con cierto nerviosismo.
Levantó su puño firme, y a la vez con un extraño sentimiento en su pecho que la obligaba a volver a bajar el brazo, pero no se echaría atrás, aquella vez no; golpeó tres veces la puerta con sus nudillos intentando no ser consciente de lo que hacía para después no poder dar marcha atrás.
— ¿Zayn? – lo llamó extrañada al no escuchar un adelante o un simple ¿Quién es? – Papá dice que bajes a cenar. – terminó con aquella inexistente conversación, como de costumbre pasaba entre ellos.
Pero esta vez no se giró, sino que continuó contemplando la puerta, como si en cualquier momento pudiese ver a través de ella y saber qué diablos estaba haciendo. Sus ojos azules descendieron y observaron el pomo, que brillaba gracias a la luz artificial de la lámpara del pasillo, haciéndolo todavía más tentador.
Su mano agarró automáticamente aquella esfera metal, y en un simple gesto la giró, encontrándose con que la puerta no estaba fechada por dentro, algo que temía al principio. Tragó saliva, como si estuviera cometiendo un delito, aunque en su interior se repetía a sí misma que tan solo obedecía las órdenes de su padre.
Sigilosamente abrió la puerta, evitando cualquier ruido, y allí estaba por primera vez después de mucho tiempo, en la habitación de Zayn. Su vista lo buscó en aquel amplio espacio, hasta encontrarlo tumbado sobre la cama, de lado, utilizando uno de sus brazos como almohada.
— Que inútil pareces dormido. – pensó, y se rió malvadamente para sus adentros.
Arrimó la puerta evitando cualquier interrupción, no podía desaprovechar aquel valioso momento. Su habitación había cambiado bastante desde que era niño, eso creía también Charlotte, lo que le hacía sentir extraña en aquel preciso instante.
Su mala relación había llegado a ser tan estricta que lo que hacían era simplemente evitarse y meterse lo menos posible en los asuntos del otro. Era como si no se conocieran absolutamente de nada.
Charlotte se acercó a una estantería donde Zayn parecía haber ordenado algunas películas por orden alfabético, y también guardaba unos libros actuales. Las preguntas dieron comienzo en la mente de Charlotte. ¿Qué tipo de películas le gustarían? ¿Las comedias, los romances? ¿Cuáles serian sus libros favoritos? ¿Le gustaba leer? Se preguntaba una y otra vez, sintiendo como un nudo se formaba en su garganta, y extrañamente, aquel horroroso sentimiento que la hacía entristecer.
Agarró un marco de cristal transparente que encuadraba una foto, en la que vio a su hermanastro y dos chicos más posando para la cámara, con sonrisas de oreja a oreja que cualquiera envidiaría. No podía hacer más que ver detenidamente los labios curvados de Zayn, ya que ahora desconocía aquella expresión en su rostro. ¿Qué tipos de amigos tendría? ¿Era sociable fuera de casa? ¿Tendría novia? No sabía absolutamente nada sobre él.
Volvió a ver su sonrisa, y se preguntó como nunca sonreía cuando estaba con su padre, con la madre de Charlotte, o con ella misma. Aquella sonrisa era perfecta. Pensaba, y se odiaba a sí misma por no haber podido hacer sonreír a su hermanastro así.
Dejó el marco sobre la estantería y le echó una mirada fugaz a Zayn, comprobando que todavía seguía dormido. Se acercó al él sigilosamente, o al menos lo intentaba, hasta por fin llegar al borde de la cama, donde curiosamente se sentó.
Allí estaba su hermanastro, un completo desconocido para ella. ¿Cómo podía verse tan débil e inocente cuando dormía? Acercó su mano hasta tocar su sedoso cabello, medianamente corto y desordenado, aunque Charlotte no podía mentir, y sabia que le quedaba bien, le encantaba. Sus dedos se hundieron en su cabello tras aquel pensamiento, y lo masajeó tranquilamente, disfrutando de aquellas sensaciones.
Vio sus ojos, sus largas pestañas, y lo cierto era que le encantaba poder estar tan cerca de él sin llegar a discutir, Charlotte ni si quiera podía recordar la última vez que su piel había rozado la suya.
Con un solo dedo, siguió el perfil de su rostro, hasta llegar a su pronunciada clavícula; y ahora que podía verlo bien de cerca, se daba cuenta de cuando había cambiado. Y es que con diecinueve años, ya no tenía nada de niño.
Sus labios, carnosos, llamaron su atención; se preguntaba nuevamente quien los había tocado antes, quien los había besado, mordido, y rozado; cuantas chicas habían disfrutado de aquella boca, aparentemente perfecta, y sobre todo, a quien le habrá sonreído.
No podía entender nada de lo que pasaba, hasta que sintió como una lágrima resbalaba por su pálida mejilla, cayendo sobre la colcha de Zayn. ¿Qué era el dolor que sentía cada vez que lo veía? Cada vez que se daba cuenta de que por mucha sangre que compartieran nada de eso conseguía unirlos.
Una fuerte mano agarró su muñeca cuando la yema de su dedo apenas había rozado los labios de Zayn, asustada, su corazón reaccionó y empezó a latir con fuerza, mientras sus ojos veían con atención los dedos de su hermanastro, que rodeaban su brazo.
Charlotte tragó saliva, esperando insultos y preguntas por su parte, pero cuando miró su rostro, seguía con los ojos cerrados, y entonces su confusión aumentó.
— Charlotte, ¿qué crees que estás haciendo? – preguntó con aquella voz profunda y masculina, aparentemente tranquilo, pero sin soltarla todavía.
— L-Lo siento. – se disculpó inmediatamente, evitando cualquier problema. – Creí que estabas dormido e intenté despertarte. – se excusó, secándose rápidamente las lágrimas con su mano izquierda, para que Zayn no las viera.
— ¿Intentabas despertarme acariciándome el pelo? – preguntó extrañado, y sus ojos se abrieron lentamente para poder verla.
Charlotte empezó a cuestionarse con nerviosismo si su hermanastro ya estaba despierto cuando ella abrió la puerta.
— La cena está hecha. – intentó cambiar el tema, con aquel nudo en la garganta.
Los ojos almendrados de Zayn desafiaron los suyos por un buen tiempo, mientras un incómodo silencio reinaba en la habitación. Entonces aflojó el agarre de la muñeca de Charlotte y sus dedos se deslizaron sobre su piel, ascendiendo hasta acariciar su ondulado cabello rubio; Charlotte frunció el ceño, extrañada, mientras un escalofrió recorría todo su cuerpo. Una sensación nueva junto al dolor del estómago.
— ¿Q-Qué haces? – preguntó nerviosa, sin dejar de ver su mirada penetrante.
— Lo mismo que tú hacías. – dijo casi en un susurro, y la atrajo hacia él, aprovechando que rodeaba su nuca con su mano. -- ¿A que es molesto? – cuestionó al notar el nerviosismo de su hermanastra, y es que estaban tan cerca sus rostros que ella no podía creérselo todavía.
Sus ojos almendrados vieron el rojizo de Charlotte, y su dedo los acarició, dejándola nuevamente de piedra. De repente, Zayn bajó su mano, cortando contacto, y se giró sobre su cama para darle la espalda.
— Dile a Jake que no tengo hambre. – murmuró con el mismo tono ácido y frío de siempre.
Todavía paralizada, Charlotte asintió para sí misma, ya que él ya no la estaba viendo; con el corazón en su garganta, intentó levantarse, a pesar de que sus piernas temblaban descontroladamente. Y como pudo salió de aquel cuarto, impregnado de una fragancia que la hacía enloquecer.
Zayn se quedo callado, tensando su mandíbula hasta el punto de hacer chirriar sus blanquecinos dientes. No entendía nada, ni por qué había hecho eso. Simplemente no se pudo controlar.
Se odiaba a sí mismo por querer alejarse de Charlotte hasta el punto de ignorarla y tratarla mal durante todos los últimos años, no entendía su comportamiento y eso le frustraba. Tan solo quería desaparecer en aquel momento, y odiar su vida por haber sido tan injusta con él.
Sonó su teléfono móvil con una canción del grupo “Sleeping With Sirens”, sobresaltándolo al romper aquel silencio. Se giró y lo cogió no sin ver antes de quien se trataba: Perrie, su actual novia.
— ¿Qué pasó? – preguntó en un tono frío y distante que no le gustaba para nada a su novia, aunque trató de ignorarlo.
— ¿A qué hora vas a salir esta noche? – dijo desde su cuarto, con una sonrisa de oreja a oreja. – ¿Vas a pasar por mi casa o quedamos en el sitio de siempre?
Zayn pasó su mano izquierda por su rostro, algo desesperado y confundido por lo que estaba a punto de decir. Se tumbó boca arriba para ver el techo de su habitación las siluetas de las ramas de un árbol que había a lado de su habitación.
— Olvídalo, hoy no saldré. – contestó al cabo de cortos segundos, que para Perrie se hicieron incómodos y eternos.
— ¿Por qué? ¿Pasó algo? – preguntó realmente preocupada.
— Mira Perrie, no sé si está bien que nosotros sigamos saliendo juntos. – susurró.
Pero antes de que su novia pudiese salir de su asombro y contestar, Zayn ya había dado por finalizada la conversación colgándole y volviendo a dejar el teléfono sobre la mesilla de noche.
— Me odio. – dijo Zayn mientras cerraba los ojos con fuerza, deseando desaparecer nuevamente.
Mientras tanto, Charlotte suplicaba a sus padres, que ahora se sentaban enfrente de la mesa de la cocina, para que la dejasen quedar con sus amigas por la noche. Ellos eran algo estrictos respecto a ese tema, por eso pocas veces salía un sábado, y cuando lo había apenas le dejaban llegar mucho más tarde de las tres de la mañana.
Le parecía injusto, ya que los padres de sus amigas no tenían ningún problema respecto a ese tema, aunque la diferencia era que ella tenía diecisiete años y sus amigas tenían dieciocho. Una pequeña diferencia.
Pero finalmente lo había conseguido y los había convencido, sabía que necesitaba despejarse, y estar en su casa no iba ayudarla mucho teniendo a su hermanastro por ahí; aunque Charlotte no sabía si Zayn iba a salir, pero rezaba para no encontrarlo durante la noche.
— ¡Deja ya de beber! – le regañaba su amiga entre risas, quitándole el alcohol de la mano.
— Dámela, dámela. – lloriqueaba Charlie intentando recuperar su bebida, estirándose todo lo que podía para coger el vaso de plástico que Priscilla alzaba en el aire.
— No te esfuerces y cuéntame. – dijo escondiendo ahora la bebida detrás de su espalda. – ¿Pasó algo con Zayn? – preguntó frunciendo el ceño, mientras Charlotte se rendía y se mostraba tensa tras aquella cuestión.
— No quiero hablar ahora sobre ese desgraciado. – contestó sin saber realmente lo que decía. – Enserio, ¡es un estúpido!
Lo cierto era que solo Priscilla sabia que Charlie no se llevaba bien con su hermanastro, se lo había comentado ya varias veces, y casi siempre era el único tema de conversación que tenían.
— Eh, tranquilízate, creo que estas demasiado borracha. – afirmó la pelirroja, todavía riéndose, mientras apoyaba su mano sobre la camisa blanca de encaje que Charlotte compró hacia unos días.
Charlotte se mostró molesta por lo que su mejor amiga había dicho sobre ella, pero razón no le faltaba, así que suspiró y luchó por hablar de otro tema que no fuese su hermanastro.
— ¿Qué debería hacer para gustarle a un chico? – preguntó repentinamente, cambiando de tema, aunque para Charlie la conversación no se desviaba de todo.
Priscilla mostró cierta confusión en su rostro, pero pronto sonrió, ya que tampoco le extrañaba que alguien le pidiese consejo a ella, reina de chicos, popular entre usarlos y luego tirarlos. Al menos estaba orgullosa de ser así, y que Charlotte le hiciera aquella pregunta tan solo llenaba más su orgullo.
— Veamos… Lo importante es seducirlo primero. – dijo, dando comienzo a sus clases.
— ¿Seducirlo? – preguntó Charlotte con un sonrojo en sus pálidas mejillas, sin poder sacar en aquel momento de su mente a Zayn.
¿Era consciente de lo que iba a hacer? No.
***
Charlotte entró en su casa sigilosamente, incluso se había quitado los zapatos de tacón y los llevaba en su mano evitando hacer ruido. Todo aquello parecía hacerle mucha gracia, ya que no dejaba de reírse, aunque probablemente tan solo eran efectos del alcohol, la primera vez que se pasaba bebiendo.
Sabía que su padres la matarían si la veían llegar a aquella hora, las cinco de la mañana según el reloj que colgaba de la pared de la entrada. Dejó los tacones sobre la alfombra y descalza, subió las escaleras.
Deseaba meterse en su cama y dormir, y sin embargo, había visto la tentadora puerta de su hermanastro, cerrada, como siempre, y sus planes cambiaron por completo. Empezó a recordar entonces la voz de su mejor amiga, Priscilla, y las estúpidas frases de ligoteo. Seducirlo es fácil, sólo tienes que llamar su atención.
Abrió la puerta fácilmente, no se lo había pensado tanto como la última vez, y rápidamente entró en la oscuridad, que era iluminada por la luz de la luna y las farolas.
Lo vio durmiendo plácidamente, con una cara angelical que enamoraría a cualquiera. Estaba tan borracha que ni se cuestionó el por qué Zayn no había salido aquel sábado, como acostumbraba hacer siempre; y sin pensarlo dos veces se acercó a él y levantó con cuidado las sabanas y la colcha, viendo aquel hueco es su cama, que sin duda, estaba hecho para ella; o al menos eso creía y pensaba en ese instante.
Por desgracia, sus planes se habían acabado para ella cuando Zayn abrió alarmado sus ojos al haber creído escuchar algo y sentir un aire frio acariciar su desnudo cuerpo; y es que algo que Charlotte no sabía era que su hermanastro acostumbraba a dormir solo en bóxer.
Zayn la vio extrañado y confuso, todavía medio dormido como para poder creérselo. Tenía su cabello rubio planchado, y parecía también algo maquillada, lo que la hacía ver más adulta, y eso a Zayn pareció gustarle, ya que su corazón comenzó a latir con fuerza.
— ¿Qué coño haces aquí? – masculló aterrado, evitando hacer mucho ruido y así despertar a su padre y a su madrastra.
Las palabras también son importantes para seducir a alguien, así podrás provocarlo. Seguía recordando Charlotte, mientras veía con una sonrisa estúpida a Zayn.
— No quiero dormir sola esta noche, y pensaba que no te importaría que me metiese a tu cama. – dijo imitando una voz sensual, creyendo que lo que había dicho había sido lo más terriblemente provocador que nadie podía haber pronunciado jamás.
Suspiró con cierto fastidio. Hermanastro. Odiaba aquella palabra desde que fue consciente de la existencia de Zayn, hijo de su padre. Eran de la misma sangre, aunque lo que los diferenciaba era que no compartían la misma sangre de madre.
— ¿Por qué tengo que ir yo? ¿Es que no sabe venir él solo? – empezó a maldecir por lo bajo, mientras abandonaba la cocina y se dirigía al pasillo.
No, definitivamente no se llevaban bien. Desde que habían convivido juntos apenas habían mantenido una conversación larga, simplemente él nunca le hablaba, algo que ella intentaba respetar, ya que la muerte de su madre cuando el apena tenía nueve meses de vida, podía haberle dejado cicatrices. Comprendía al menos que se hubiera convertido en un joven frío y antipático.
Pero ahora él ya tenía diecinueve años. ¡DIECINUEVE! Pensaba Charlotte incrédula mientras terminaba de subir las escaleras. No era que hubiese tenido algún tipo de trauma al no tener aquella figura materna a su lado mientras crecía, ya que la madre de Charlotte había cuidado de él desde su segundo cumpleaños, como si fuese un hijo más para ella.
Y aún así, él trataba a su familia como si fueran todos unos completos desconocidos; algo que al menos Charlotte, no conseguí comprender.
Llegó hasta su habitación, pero se encontraba de nuevo enfrente de aquella puerta que siempre estaba cerrada, y de la cual Charlotte se mantenía alejada para evitar cualquier problema con su hermanastro.
— ¿Debería llamar a la puerta? – pensaba con cierto nerviosismo.
Levantó su puño firme, y a la vez con un extraño sentimiento en su pecho que la obligaba a volver a bajar el brazo, pero no se echaría atrás, aquella vez no; golpeó tres veces la puerta con sus nudillos intentando no ser consciente de lo que hacía para después no poder dar marcha atrás.
— ¿Zayn? – lo llamó extrañada al no escuchar un adelante o un simple ¿Quién es? – Papá dice que bajes a cenar. – terminó con aquella inexistente conversación, como de costumbre pasaba entre ellos.
Pero esta vez no se giró, sino que continuó contemplando la puerta, como si en cualquier momento pudiese ver a través de ella y saber qué diablos estaba haciendo. Sus ojos azules descendieron y observaron el pomo, que brillaba gracias a la luz artificial de la lámpara del pasillo, haciéndolo todavía más tentador.
Su mano agarró automáticamente aquella esfera metal, y en un simple gesto la giró, encontrándose con que la puerta no estaba fechada por dentro, algo que temía al principio. Tragó saliva, como si estuviera cometiendo un delito, aunque en su interior se repetía a sí misma que tan solo obedecía las órdenes de su padre.
Sigilosamente abrió la puerta, evitando cualquier ruido, y allí estaba por primera vez después de mucho tiempo, en la habitación de Zayn. Su vista lo buscó en aquel amplio espacio, hasta encontrarlo tumbado sobre la cama, de lado, utilizando uno de sus brazos como almohada.
— Que inútil pareces dormido. – pensó, y se rió malvadamente para sus adentros.
Arrimó la puerta evitando cualquier interrupción, no podía desaprovechar aquel valioso momento. Su habitación había cambiado bastante desde que era niño, eso creía también Charlotte, lo que le hacía sentir extraña en aquel preciso instante.
Su mala relación había llegado a ser tan estricta que lo que hacían era simplemente evitarse y meterse lo menos posible en los asuntos del otro. Era como si no se conocieran absolutamente de nada.
Charlotte se acercó a una estantería donde Zayn parecía haber ordenado algunas películas por orden alfabético, y también guardaba unos libros actuales. Las preguntas dieron comienzo en la mente de Charlotte. ¿Qué tipo de películas le gustarían? ¿Las comedias, los romances? ¿Cuáles serian sus libros favoritos? ¿Le gustaba leer? Se preguntaba una y otra vez, sintiendo como un nudo se formaba en su garganta, y extrañamente, aquel horroroso sentimiento que la hacía entristecer.
Agarró un marco de cristal transparente que encuadraba una foto, en la que vio a su hermanastro y dos chicos más posando para la cámara, con sonrisas de oreja a oreja que cualquiera envidiaría. No podía hacer más que ver detenidamente los labios curvados de Zayn, ya que ahora desconocía aquella expresión en su rostro. ¿Qué tipos de amigos tendría? ¿Era sociable fuera de casa? ¿Tendría novia? No sabía absolutamente nada sobre él.
Volvió a ver su sonrisa, y se preguntó como nunca sonreía cuando estaba con su padre, con la madre de Charlotte, o con ella misma. Aquella sonrisa era perfecta. Pensaba, y se odiaba a sí misma por no haber podido hacer sonreír a su hermanastro así.
Dejó el marco sobre la estantería y le echó una mirada fugaz a Zayn, comprobando que todavía seguía dormido. Se acercó al él sigilosamente, o al menos lo intentaba, hasta por fin llegar al borde de la cama, donde curiosamente se sentó.
Allí estaba su hermanastro, un completo desconocido para ella. ¿Cómo podía verse tan débil e inocente cuando dormía? Acercó su mano hasta tocar su sedoso cabello, medianamente corto y desordenado, aunque Charlotte no podía mentir, y sabia que le quedaba bien, le encantaba. Sus dedos se hundieron en su cabello tras aquel pensamiento, y lo masajeó tranquilamente, disfrutando de aquellas sensaciones.
Vio sus ojos, sus largas pestañas, y lo cierto era que le encantaba poder estar tan cerca de él sin llegar a discutir, Charlotte ni si quiera podía recordar la última vez que su piel había rozado la suya.
Con un solo dedo, siguió el perfil de su rostro, hasta llegar a su pronunciada clavícula; y ahora que podía verlo bien de cerca, se daba cuenta de cuando había cambiado. Y es que con diecinueve años, ya no tenía nada de niño.
Sus labios, carnosos, llamaron su atención; se preguntaba nuevamente quien los había tocado antes, quien los había besado, mordido, y rozado; cuantas chicas habían disfrutado de aquella boca, aparentemente perfecta, y sobre todo, a quien le habrá sonreído.
No podía entender nada de lo que pasaba, hasta que sintió como una lágrima resbalaba por su pálida mejilla, cayendo sobre la colcha de Zayn. ¿Qué era el dolor que sentía cada vez que lo veía? Cada vez que se daba cuenta de que por mucha sangre que compartieran nada de eso conseguía unirlos.
Una fuerte mano agarró su muñeca cuando la yema de su dedo apenas había rozado los labios de Zayn, asustada, su corazón reaccionó y empezó a latir con fuerza, mientras sus ojos veían con atención los dedos de su hermanastro, que rodeaban su brazo.
Charlotte tragó saliva, esperando insultos y preguntas por su parte, pero cuando miró su rostro, seguía con los ojos cerrados, y entonces su confusión aumentó.
— Charlotte, ¿qué crees que estás haciendo? – preguntó con aquella voz profunda y masculina, aparentemente tranquilo, pero sin soltarla todavía.
— L-Lo siento. – se disculpó inmediatamente, evitando cualquier problema. – Creí que estabas dormido e intenté despertarte. – se excusó, secándose rápidamente las lágrimas con su mano izquierda, para que Zayn no las viera.
— ¿Intentabas despertarme acariciándome el pelo? – preguntó extrañado, y sus ojos se abrieron lentamente para poder verla.
Charlotte empezó a cuestionarse con nerviosismo si su hermanastro ya estaba despierto cuando ella abrió la puerta.
— La cena está hecha. – intentó cambiar el tema, con aquel nudo en la garganta.
Los ojos almendrados de Zayn desafiaron los suyos por un buen tiempo, mientras un incómodo silencio reinaba en la habitación. Entonces aflojó el agarre de la muñeca de Charlotte y sus dedos se deslizaron sobre su piel, ascendiendo hasta acariciar su ondulado cabello rubio; Charlotte frunció el ceño, extrañada, mientras un escalofrió recorría todo su cuerpo. Una sensación nueva junto al dolor del estómago.
— ¿Q-Qué haces? – preguntó nerviosa, sin dejar de ver su mirada penetrante.
— Lo mismo que tú hacías. – dijo casi en un susurro, y la atrajo hacia él, aprovechando que rodeaba su nuca con su mano. -- ¿A que es molesto? – cuestionó al notar el nerviosismo de su hermanastra, y es que estaban tan cerca sus rostros que ella no podía creérselo todavía.
Sus ojos almendrados vieron el rojizo de Charlotte, y su dedo los acarició, dejándola nuevamente de piedra. De repente, Zayn bajó su mano, cortando contacto, y se giró sobre su cama para darle la espalda.
— Dile a Jake que no tengo hambre. – murmuró con el mismo tono ácido y frío de siempre.
Todavía paralizada, Charlotte asintió para sí misma, ya que él ya no la estaba viendo; con el corazón en su garganta, intentó levantarse, a pesar de que sus piernas temblaban descontroladamente. Y como pudo salió de aquel cuarto, impregnado de una fragancia que la hacía enloquecer.
***
Zayn se quedo callado, tensando su mandíbula hasta el punto de hacer chirriar sus blanquecinos dientes. No entendía nada, ni por qué había hecho eso. Simplemente no se pudo controlar.
Se odiaba a sí mismo por querer alejarse de Charlotte hasta el punto de ignorarla y tratarla mal durante todos los últimos años, no entendía su comportamiento y eso le frustraba. Tan solo quería desaparecer en aquel momento, y odiar su vida por haber sido tan injusta con él.
Sonó su teléfono móvil con una canción del grupo “Sleeping With Sirens”, sobresaltándolo al romper aquel silencio. Se giró y lo cogió no sin ver antes de quien se trataba: Perrie, su actual novia.
— ¿Qué pasó? – preguntó en un tono frío y distante que no le gustaba para nada a su novia, aunque trató de ignorarlo.
— ¿A qué hora vas a salir esta noche? – dijo desde su cuarto, con una sonrisa de oreja a oreja. – ¿Vas a pasar por mi casa o quedamos en el sitio de siempre?
Zayn pasó su mano izquierda por su rostro, algo desesperado y confundido por lo que estaba a punto de decir. Se tumbó boca arriba para ver el techo de su habitación las siluetas de las ramas de un árbol que había a lado de su habitación.
— Olvídalo, hoy no saldré. – contestó al cabo de cortos segundos, que para Perrie se hicieron incómodos y eternos.
— ¿Por qué? ¿Pasó algo? – preguntó realmente preocupada.
— Mira Perrie, no sé si está bien que nosotros sigamos saliendo juntos. – susurró.
Pero antes de que su novia pudiese salir de su asombro y contestar, Zayn ya había dado por finalizada la conversación colgándole y volviendo a dejar el teléfono sobre la mesilla de noche.
— Me odio. – dijo Zayn mientras cerraba los ojos con fuerza, deseando desaparecer nuevamente.
***
Mientras tanto, Charlotte suplicaba a sus padres, que ahora se sentaban enfrente de la mesa de la cocina, para que la dejasen quedar con sus amigas por la noche. Ellos eran algo estrictos respecto a ese tema, por eso pocas veces salía un sábado, y cuando lo había apenas le dejaban llegar mucho más tarde de las tres de la mañana.
Le parecía injusto, ya que los padres de sus amigas no tenían ningún problema respecto a ese tema, aunque la diferencia era que ella tenía diecisiete años y sus amigas tenían dieciocho. Una pequeña diferencia.
Pero finalmente lo había conseguido y los había convencido, sabía que necesitaba despejarse, y estar en su casa no iba ayudarla mucho teniendo a su hermanastro por ahí; aunque Charlotte no sabía si Zayn iba a salir, pero rezaba para no encontrarlo durante la noche.
***
— ¡Deja ya de beber! – le regañaba su amiga entre risas, quitándole el alcohol de la mano.
— Dámela, dámela. – lloriqueaba Charlie intentando recuperar su bebida, estirándose todo lo que podía para coger el vaso de plástico que Priscilla alzaba en el aire.
— No te esfuerces y cuéntame. – dijo escondiendo ahora la bebida detrás de su espalda. – ¿Pasó algo con Zayn? – preguntó frunciendo el ceño, mientras Charlotte se rendía y se mostraba tensa tras aquella cuestión.
— No quiero hablar ahora sobre ese desgraciado. – contestó sin saber realmente lo que decía. – Enserio, ¡es un estúpido!
Lo cierto era que solo Priscilla sabia que Charlie no se llevaba bien con su hermanastro, se lo había comentado ya varias veces, y casi siempre era el único tema de conversación que tenían.
— Eh, tranquilízate, creo que estas demasiado borracha. – afirmó la pelirroja, todavía riéndose, mientras apoyaba su mano sobre la camisa blanca de encaje que Charlotte compró hacia unos días.
Charlotte se mostró molesta por lo que su mejor amiga había dicho sobre ella, pero razón no le faltaba, así que suspiró y luchó por hablar de otro tema que no fuese su hermanastro.
— ¿Qué debería hacer para gustarle a un chico? – preguntó repentinamente, cambiando de tema, aunque para Charlie la conversación no se desviaba de todo.
Priscilla mostró cierta confusión en su rostro, pero pronto sonrió, ya que tampoco le extrañaba que alguien le pidiese consejo a ella, reina de chicos, popular entre usarlos y luego tirarlos. Al menos estaba orgullosa de ser así, y que Charlotte le hiciera aquella pregunta tan solo llenaba más su orgullo.
— Veamos… Lo importante es seducirlo primero. – dijo, dando comienzo a sus clases.
— ¿Seducirlo? – preguntó Charlotte con un sonrojo en sus pálidas mejillas, sin poder sacar en aquel momento de su mente a Zayn.
¿Era consciente de lo que iba a hacer? No.
***
Charlotte entró en su casa sigilosamente, incluso se había quitado los zapatos de tacón y los llevaba en su mano evitando hacer ruido. Todo aquello parecía hacerle mucha gracia, ya que no dejaba de reírse, aunque probablemente tan solo eran efectos del alcohol, la primera vez que se pasaba bebiendo.
Sabía que su padres la matarían si la veían llegar a aquella hora, las cinco de la mañana según el reloj que colgaba de la pared de la entrada. Dejó los tacones sobre la alfombra y descalza, subió las escaleras.
Deseaba meterse en su cama y dormir, y sin embargo, había visto la tentadora puerta de su hermanastro, cerrada, como siempre, y sus planes cambiaron por completo. Empezó a recordar entonces la voz de su mejor amiga, Priscilla, y las estúpidas frases de ligoteo. Seducirlo es fácil, sólo tienes que llamar su atención.
Abrió la puerta fácilmente, no se lo había pensado tanto como la última vez, y rápidamente entró en la oscuridad, que era iluminada por la luz de la luna y las farolas.
Lo vio durmiendo plácidamente, con una cara angelical que enamoraría a cualquiera. Estaba tan borracha que ni se cuestionó el por qué Zayn no había salido aquel sábado, como acostumbraba hacer siempre; y sin pensarlo dos veces se acercó a él y levantó con cuidado las sabanas y la colcha, viendo aquel hueco es su cama, que sin duda, estaba hecho para ella; o al menos eso creía y pensaba en ese instante.
Por desgracia, sus planes se habían acabado para ella cuando Zayn abrió alarmado sus ojos al haber creído escuchar algo y sentir un aire frio acariciar su desnudo cuerpo; y es que algo que Charlotte no sabía era que su hermanastro acostumbraba a dormir solo en bóxer.
Zayn la vio extrañado y confuso, todavía medio dormido como para poder creérselo. Tenía su cabello rubio planchado, y parecía también algo maquillada, lo que la hacía ver más adulta, y eso a Zayn pareció gustarle, ya que su corazón comenzó a latir con fuerza.
— ¿Qué coño haces aquí? – masculló aterrado, evitando hacer mucho ruido y así despertar a su padre y a su madrastra.
Las palabras también son importantes para seducir a alguien, así podrás provocarlo. Seguía recordando Charlotte, mientras veía con una sonrisa estúpida a Zayn.
— No quiero dormir sola esta noche, y pensaba que no te importaría que me metiese a tu cama. – dijo imitando una voz sensual, creyendo que lo que había dicho había sido lo más terriblemente provocador que nadie podía haber pronunciado jamás.
- Bu.:
- ¡Chicas! Espero que os haya gustado el capítulo. Apartir de ahora comienza toda la historia C: ¿Que creen que dirá Zayn ,eh?
Invitado
Invitado
Re: La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
NOOOOOOOOOOOO
MALDITA PERRA!!!
Perdón, pero la situación me sobrepaso....
El capitulo me encanto (como te habras dado cuenta) ;D
Y bueno.... exijo maratón. Si, si... lo que leíste (?
Si vas a subir esta clase de capítulos después de una 'desaparicion' ... Desaparece todo lo que quieras (? ah
Esperare atentamente por el próximo capítulo :)
Besos!
Mica <3
MALDITA PERRA!!!
Perdón, pero la situación me sobrepaso....
El capitulo me encanto (como te habras dado cuenta) ;D
Y bueno.... exijo maratón. Si, si... lo que leíste (?
Si vas a subir esta clase de capítulos después de una 'desaparicion' ... Desaparece todo lo que quieras (? ah
Esperare atentamente por el próximo capítulo :)
Besos!
Mica <3
mica92♥
Re: La sangre no puede unirnos} Zayn Malik.
Me gustó mucho el capítulo, la chica de Wattpad escribe bien c:
Yo sé lo que le dirá el chico: Vete de aquí mierda. y Charli quedará como: "._."
En fin, gracias por subirla a OWN :') espero el próximo capítulo
Yo sé lo que le dirá el chico: Vete de aquí mierda. y Charli quedará como: "._."
En fin, gracias por subirla a OWN :') espero el próximo capítulo
Ritual
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