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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
qe tan bonito me encanto enserio tu nove es super hermosa :D
siguela porfavor
siguela porfavor
Nani Jonas
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
aaaaaaaaaaaaaaaiii
que lindo de parte de ____ concederle ese baile a joeeeee
tienes que seguir porfa
y que misterios esconde joeeee????
que lindo de parte de ____ concederle ese baile a joeeeee
tienes que seguir porfa
y que misterios esconde joeeee????
chelis
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
aaaaaaaaaaaaaaaaaa!! *O*
estuvieron muy lindos los caps!!
me han encantado! ya quiero leer la parte que sigue!
espero que joe acepte bailar!!
siguela porfavor!!
estuvieron muy lindos los caps!!
me han encantado! ya quiero leer la parte que sigue!
espero que joe acepte bailar!!
siguela porfavor!!
yamijonasforever
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII?
Invitado
Invitado
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
CAPITULO 7
Joe comprendió que no tenía muchas opciones en lo referente a bailar con _____, sobre todo teniendo su cuerpo tan cerca y balanceándose de modo tan romántico e último. Y no pensaba protestar por sus tácticas autoritarias; llevaba muchos años soñando con encontrarse en aquella situación.
Deslizó los brazos en torno a su cintura y ella se acurrucó contra él, presionando suavemente los senos contra su pecho. Cuando sus muslos se alinearon, una oleada de calor y deseo recorrió la entrepierna de Joe. Respiró hondo, inhalando la fragancia de _____, que le recordó al olor que había percibido al entrar en su floristería, un olor embriagador y muy excitante.
Ella lo miró y esbozó una cautivadora sonrisa.
—¿Has tomado lecciones de baile mientras has estado fuera?—
—No —contestó Joe, devolviéndole la sonrisa—. Lo que sucede es que tú eres una profesora excelente—
La risa de _____ se fundió con la música mientras apoyaba la mejilla en el pecho de Joe. El estaba seguro de que en aquella posición podía oír la estampida de su corazón, la sangre bullendo por sus venas. _____ se arrimó aún más a él y suspiró, satisfecha.
El gesto fue tan confiado que Joe experimentó una punzada de culpabilidad. Trató de no pensar en todo lo que no le había contado. No le había mentido ni una sola vez durante su conversación, pero sí era culpable por omisión.
Pero no podía revelarle sus intenciones. No allí. No en aquellos momentos. No cuando su vida se había visto finalmente colmada, aunque solo fuera por una noche. No cuando estaba tan cerca de conseguir todas las aspiraciones que lo habían empujado durante aquellos once años.
Incluyendo a _____.
Cerrando los ojos, dejó volar el pasado, no pensó en el futuro y se centró en el placer del momento. Deslizó la mano por la espalda de _____ y ella se estremeció en respuesta. Luego alzó la cabeza y lo miró con sus ojos marrones y dorados. Joe se dio cuenta de que ella estaba luchando contra la atracción que los tenía atrapados bajo su embrujo.
Llevó la mirada hasta la boca de _____ y su mente se llenó de recuerdos. Ella entreabrió los labios, acariciándole la barbilla con su cálido aliento. Joe aceptó la silenciosa invitación, bajó la cabeza y le rozó los labios con los suyos, para redescubrir su sabor. El beso fue tan sencillo, tan dulce, que sintió que el corazón se. le iba a salir del pecho.
_____ le puso las manos en el pecho, pero no lo apartó de su lado.
—Joe... —su voz sonó temblorosa, insegura y, tal vez, un poco asustada por lo que estaba pasando entre ellos.
Él comprendió. La magia seguía allí, el inexplicable embrujo que unía a un hombre y a una mujer, por equivocado que fuera. Aquel magnetismo desafiaba toda lógica, toda reputación o compatibilidad.
Simplemente existía.
Puso una mano en torno al cuello de _____, utilizó el pulgar para hacerle alzar la barbilla y mantener su boca donde quería. Ella no protestó, ni física ni verbalmente. Parpadeó brevemente justo antes de que sus bocas se unieran. En esa ocasión no hubo nada sencillo respecto al beso. Desde el comienzo fue un beso adulto, intenso, nacido de la pasión y alimentado por la emoción.
Joe se tomó su tiempo, saboreando los exquisitos y húmedos labios de _____ y deleitándose con la desinhibición con que ella le devolvió el abrazo.
Una eternidad después, cuando finalmente terminó el beso, ambos respiraban agriadamente. Solo un pensamiento ensombrecía la mente de Joe, y lo expresó.
—¿Qué te parece si nos vamos a un lugar más íntimo? —preguntó, con la voz entrecortada por el deseo.
Ella parpadeó y la indecisión le hizo fruncir levemente el ceño. Joe sabía que estaba tratando con una mujer adulta, no con la jovencita tímida que dejó atrás cuando se fue, pero era lógico que _____ se mostrara cautelosa.
Le acarició la mejilla con los nudillos.
—Me gustaría estar a solas contigo—
_____ quería lo mismo, pero no podía evitar pensar en las implicaciones de salir de allí con él. Tras unos momentos, sus dudas parecieron aclararse y preguntó:
—¿Quieres que vayamos a tu hotel o a mi casa?— Joe permaneció un momento en silencio. No sabía si _____ seguía viviendo con su padre—
—Define tu «casa»—
_____ sonrió, como si hubiera captado su preocupación.
—Vivo sola, si eso es lo que te preocupa—
—Entonces, en tu casa —lo último que quería Joe era que la vieran con él en el hotel. La deseaba, pero no a costa de su reputación—. Sígueme en tu furgoneta hasta el hotel para que pueda dejar allí mi coche—
Ella asintió y él volvió a besarla para borrar cualquier posible duda. Esperaba que el impulso sensual durara hasta que llegaran a su casa.
Tras dejar sobre la mesa dinero de sobra para pagar la cena, salieron del Whitaker Country Club.
Por la puerta trasera.
¿Qué estaba haciendo?
_____ se hizo aquella pregunta por enésima vez mientras miraba disimuladamente al hombre que iba sentado junto a ella en la furgoneta. Él miraba por la ventanilla mientras se alejaban hacia una zona apartada de Whitaker Falls. Mientras ella sentía el estómago encogido a causa de los nervios y la anticipación, él parecía totalmente relajado. Joe no era un desconocido, pero _____ nunca había llevado a un hombre a su casa.
Sabía muy poco sobre la persona en que se había convertido, aunque no podía negar que sus sentimientos por él seguían siendo intensos y profundos. Abrumadoramente profundos.
CONTINUARA... =)
Joe comprendió que no tenía muchas opciones en lo referente a bailar con _____, sobre todo teniendo su cuerpo tan cerca y balanceándose de modo tan romántico e último. Y no pensaba protestar por sus tácticas autoritarias; llevaba muchos años soñando con encontrarse en aquella situación.
Deslizó los brazos en torno a su cintura y ella se acurrucó contra él, presionando suavemente los senos contra su pecho. Cuando sus muslos se alinearon, una oleada de calor y deseo recorrió la entrepierna de Joe. Respiró hondo, inhalando la fragancia de _____, que le recordó al olor que había percibido al entrar en su floristería, un olor embriagador y muy excitante.
Ella lo miró y esbozó una cautivadora sonrisa.
—¿Has tomado lecciones de baile mientras has estado fuera?—
—No —contestó Joe, devolviéndole la sonrisa—. Lo que sucede es que tú eres una profesora excelente—
La risa de _____ se fundió con la música mientras apoyaba la mejilla en el pecho de Joe. El estaba seguro de que en aquella posición podía oír la estampida de su corazón, la sangre bullendo por sus venas. _____ se arrimó aún más a él y suspiró, satisfecha.
El gesto fue tan confiado que Joe experimentó una punzada de culpabilidad. Trató de no pensar en todo lo que no le había contado. No le había mentido ni una sola vez durante su conversación, pero sí era culpable por omisión.
Pero no podía revelarle sus intenciones. No allí. No en aquellos momentos. No cuando su vida se había visto finalmente colmada, aunque solo fuera por una noche. No cuando estaba tan cerca de conseguir todas las aspiraciones que lo habían empujado durante aquellos once años.
Incluyendo a _____.
Cerrando los ojos, dejó volar el pasado, no pensó en el futuro y se centró en el placer del momento. Deslizó la mano por la espalda de _____ y ella se estremeció en respuesta. Luego alzó la cabeza y lo miró con sus ojos marrones y dorados. Joe se dio cuenta de que ella estaba luchando contra la atracción que los tenía atrapados bajo su embrujo.
Llevó la mirada hasta la boca de _____ y su mente se llenó de recuerdos. Ella entreabrió los labios, acariciándole la barbilla con su cálido aliento. Joe aceptó la silenciosa invitación, bajó la cabeza y le rozó los labios con los suyos, para redescubrir su sabor. El beso fue tan sencillo, tan dulce, que sintió que el corazón se. le iba a salir del pecho.
_____ le puso las manos en el pecho, pero no lo apartó de su lado.
—Joe... —su voz sonó temblorosa, insegura y, tal vez, un poco asustada por lo que estaba pasando entre ellos.
Él comprendió. La magia seguía allí, el inexplicable embrujo que unía a un hombre y a una mujer, por equivocado que fuera. Aquel magnetismo desafiaba toda lógica, toda reputación o compatibilidad.
Simplemente existía.
Puso una mano en torno al cuello de _____, utilizó el pulgar para hacerle alzar la barbilla y mantener su boca donde quería. Ella no protestó, ni física ni verbalmente. Parpadeó brevemente justo antes de que sus bocas se unieran. En esa ocasión no hubo nada sencillo respecto al beso. Desde el comienzo fue un beso adulto, intenso, nacido de la pasión y alimentado por la emoción.
Joe se tomó su tiempo, saboreando los exquisitos y húmedos labios de _____ y deleitándose con la desinhibición con que ella le devolvió el abrazo.
Una eternidad después, cuando finalmente terminó el beso, ambos respiraban agriadamente. Solo un pensamiento ensombrecía la mente de Joe, y lo expresó.
—¿Qué te parece si nos vamos a un lugar más íntimo? —preguntó, con la voz entrecortada por el deseo.
Ella parpadeó y la indecisión le hizo fruncir levemente el ceño. Joe sabía que estaba tratando con una mujer adulta, no con la jovencita tímida que dejó atrás cuando se fue, pero era lógico que _____ se mostrara cautelosa.
Le acarició la mejilla con los nudillos.
—Me gustaría estar a solas contigo—
_____ quería lo mismo, pero no podía evitar pensar en las implicaciones de salir de allí con él. Tras unos momentos, sus dudas parecieron aclararse y preguntó:
—¿Quieres que vayamos a tu hotel o a mi casa?— Joe permaneció un momento en silencio. No sabía si _____ seguía viviendo con su padre—
—Define tu «casa»—
_____ sonrió, como si hubiera captado su preocupación.
—Vivo sola, si eso es lo que te preocupa—
—Entonces, en tu casa —lo último que quería Joe era que la vieran con él en el hotel. La deseaba, pero no a costa de su reputación—. Sígueme en tu furgoneta hasta el hotel para que pueda dejar allí mi coche—
Ella asintió y él volvió a besarla para borrar cualquier posible duda. Esperaba que el impulso sensual durara hasta que llegaran a su casa.
Tras dejar sobre la mesa dinero de sobra para pagar la cena, salieron del Whitaker Country Club.
Por la puerta trasera.
¿Qué estaba haciendo?
_____ se hizo aquella pregunta por enésima vez mientras miraba disimuladamente al hombre que iba sentado junto a ella en la furgoneta. Él miraba por la ventanilla mientras se alejaban hacia una zona apartada de Whitaker Falls. Mientras ella sentía el estómago encogido a causa de los nervios y la anticipación, él parecía totalmente relajado. Joe no era un desconocido, pero _____ nunca había llevado a un hombre a su casa.
Sabía muy poco sobre la persona en que se había convertido, aunque no podía negar que sus sentimientos por él seguían siendo intensos y profundos. Abrumadoramente profundos.
CONTINUARA... =)
.Lu' Anne Lovegood.
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
hay dios como la dejas asi en la mejor parte
siguela porfavor
siguela porfavor
Nani Jonas
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
queeeeeeeeeeeeee
emocioooooonnn
nos vamos con joe a caaaasaaaaa
y que haremos ahiii
jejejeje
siguela porfaaaaaa
emocioooooonnn
nos vamos con joe a caaaasaaaaa
y que haremos ahiii
jejejeje
siguela porfaaaaaa
chelis
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
CAPITULO 8
Había estado sola tanto tiempo que anhelaba volver a sentir de nuevo aquella conexión especial, aquella irresistible pasión que latía entre ellos. Había sido la buena chica que su padre esperaba que fuera, amoldándose a sus deseos y manteniendo intacta la reputación de la familia, pero esa noche era suya. Esa noche, el hombre que siempre había estado en su corazón era suyo.
—¿Dónde está tu casa?—
La voz profunda de Joe relajó los nervios de_____ y la ayudó a apartar la mente de sus inquietantes pensamientos.
—A unas tres millas de aquí. ¿Recuerdas las casita de Hattie Morgan?— Joe asintió.
—Sí. Estaba separada de Cutter Creek por un kilómetro de bosque—
—El bosque sigue allí —confirmó _____—. Hattie murió hace cuatro años y yo compré la casa. Solo tiene dos dormitorios, el cuarto de estar, la cocina y el baño, pero es perfecta para una sola persona—
—Debo admitir que me sorprende que no te hayas casado—
_____ no quería hablar de Kevin precisamente esa noche, pero tampoco iba a mentir a Joe.
—Estuve casada durante casi cinco años—
Joe permaneció en silencio, y _____ sintió que la estaba mirando. Cuando él alargó una mano y le acarició el hombro, sintió un extraño alivio.
—¿Qué pasó?—
—Nos casamos por todos los motivos equivocados —_____ se encogió de hombros. No quería profundizar demasiado en aquellos motivos con Joe, sobre todo porque él fue uno de ellos—. Después del divorció Kevin se trasladó a Norfolk. Se volvió a casar y tiene dos hijos—
—¿No tuvieron hijos?—
—No. Lo intentamos, pero no funcionó —_____ no quiso aclarar que era ella la que no podía concebir, y empezó a charlar rápidamente mientras giraba en el sendero que llevaba a su casa para evitar que Joe la interrogara al respecto, aunque estaba segura de que era lo suficientemente listo como para captar lo que había dicho. Unos momentos después detenía la furgoneta.
—Ya estamos aquí —dijo animadamente, y no dejó de charlar hasta que entraron en la casa.
El rico y exquisito aroma de las rosas asaltó su olfato, haciéndola sentirse aún más mareada y ansiosa de lo que ya estaba. Cuando encendió la luz, sintió que, en algún momento del trayecto entre el hotel y la casa, su confianza para seguir adelante con aquello se había esfumado.
Joe sonrió al ver los floreros llenos de rosas que ocupaban cada espacio libre del cuarto de estar. Sus hoyuelos se hicieron visibles una vez más cuando sonrió.
—Guau —murmuró.
_____ dejó el bolso en la mesita que había junto a la puerta y se quitó los tacones.
—Creo que aún no te he dado las gracias por todas esas rosas—
—Ha sido un placer regalártelas—
—Te han costado una pequeña fortuna —dijo _____, que sabía con exactitud cuánto había tenido que pagar por las flores y los floreros.
El se encogió de hombros y acarició un pétalo con delicadeza.
—Si no recuerdo mal, siempre te encantaron las flores, especialmente las rosas.
—Así es —a _____ le conmovió que Joe recordara aquello—. Me recuerdan a mi madre y al tiempo que pasaba ayudándola en el jardín cuando era pequeña —su padre había sustituido el jardín por un césped, porque era muy doloroso para él ver el jardín que solía cuidar su esposa—. No sé lo que voy a hacer con tantas docenas—
—Disfruta de ellas—
_____ abrió la boca para contestar, pero la cerró al ver que Joe se estaba quitando la chaqueta. Tras dejarla en el respaldo del sofá, se aflojó la corbata.
—¿Te apetece algo de beber? —preguntó, en tono más agudo de lo normal—. ¿Café? ¿Zumo? ¿Vino? —pasó junto a él en dirección a la cocina y Joe la tomó por una muñeca.
Mirándola con expresión cálida, y un tanto divertida, dijo:
—No tengo sed—
—Entonces, ¿quieres un trozo de tarta de queso? Ayer compré un poco en la pastelería, y también tengo fresas para acompañarla—
—Tampoco tengo ganas de comer —el tono suave de la voz de Joe aplacó en parte los nervios de _____, y su forma de acariciarle la muñeca con el pulgar le produjo un agradable cosquilleo por todo el cuerpo—. ¿Prefieres que me vaya al hotel?—
—¡No! —sorprendida por la vehemencia de su respuesta, _____ se aclaró la garganta. A pesar de que deseaba a Joe, la chica buena que había sido durante tanto tiempo se sentía nerviosa ante la noche que se avecinaba—. Quiero que te quedes, pero... pero... —al sentir que se ruborizaba, bajó la mirada.
Joe le colocó un dedo bajo la barbilla y le hizo alzar el rostro.
—¿Pero qué? —preguntó, animándola a continuar. Respirando profundamente, _____ reunió el coraje necesario para confesar sus inseguridades.
—Ha pasado mucho tiempo, Joe—
—¿Te refieres a nosotros, o al tiempo que ha pasado desde la última vez que estuviste con un hombre?—
Convencida de que no podía sentirse más avergonzada de lo que ya estaba, _____ murmuró:
—A ambas cosas—
Él ladeó la cabeza y sonrió.
—¿Te ayudaría saber que para mí también ha pasado mucho tiempo?—
_____ se sintió aliviada al oír aquello, y percibió suficiente sinceridad en la expresión de Joe como para creerlo.
—¿Qué te parece si empezamos por donde lo hemos dejado en el club de campo? Nos lo tomaremos con calma, y podemos parar cuando quieras. Solo tienes que decírmelo—
_____ asintió, más tranquila ante aquella perspectiva.
Joe señaló la luz.
—¿Podemos encender una lámpara más suave?—
—Sí, claro —_____ apagó la luz del techo y encendió la lámpara que se hallaba sobre la mesita de la entrada. Cuando Joe se acercó a ella sintió el calor de su cuerpo musculoso.
—¿Te importa si te quito el pasador del pelo? ¿O prefieres hacerlo tú por mí? —Joe hizo aquella sugerencia con ligereza, pero el tono ronco de su voz resultó muy revelador—. Me encantaría verte con el pelo suelto—
Le estaba dando la oportunidad de elegir, y _____ decidió aceptar. Sin apartar la mirada de él, alzó las manos y se quitó el pasador que le sujetaba el pelo. Una cascada de suaves rizos le cayó sóbrelos hombros, enmarcando su rostro.
Notó que Joe contenía la respiración, y los latidos de su corazón se aceleraron. Rogó en silencio que le acariciara el pelo, y entonces él lo hizo, casi con veneración.
Se le escapó un murmullo de placer.
—Sigue siendo igual de abundante y sedoso —dijo, maravillado—. Aunque tiene unos reflejos rojizos en los que no me había fijado antes.
A _____ le agradó que se hubiera fijado en aquel detalle.
—Se ha oscurecido con el tiempo. Y el tono rojizo debe de venir de la familia de mi madre—
Joe pasó un rato más disfrutando de la textura del pelo, enterrando sus dedos en él y utilizándolos para masajear el cráneo de _____. Ella estuvo a punto de ponerse a ronronear, pero se contuvo.
—¿Puedo besarte ahora?—
_____ sonrió, sintiéndose aletargada y complaciente.
—No estoy acostumbrada a que me pidan permiso para besarme—
Joe también sonrió, dejándola sin aliento con sus maravillosos hoyuelos.
—Trato de comportarme como un caballero y darte la opción de parar—
_____ no quería que fuera caballeroso, no en aquel momento que había despertado en su interior la necesidad de algo más.
—En ese caso —dijo, siguiendo sus emociones—, me encantaría que me besaras—
Joe la complació, se tomó su tiempo y la estrechó con fuerza entre los brazos. Ella deslizó las manos por el duro contorno de su pecho, rindiéndose al calor de sus labios. Joe le acarició un seno por encima del vestido, rozó con el pulgar el pezón erecto, y ella gimió de placer. Un dulce y ardiente deseo que nunca había experimentado hasta entonces estremeció el cuerpo de _____.
Joe interrumpió el beso y presionó los labios contra su sien, respirando aguadamente.
—Estás temblando, _____ —murmuró, tenso, sin tratar de ocultar su excitación—. ¿Debo interpretarlo como un buen signo, o no?—
Ella cerró los ojos, pensando que tenía otra oportunidad para cambiar de opinión. Nunca se había sentido tan bien como en aquellos momentos. Lo que había empezado como tensión se había transformado en temblorosa anticipación, y en una necesidad que trascendía el mero hecho de hacer el amor. Seguía existiendo entre ellos una intensa comunión emocional que tocaba las fibras más íntimas de su corazón.
—Claro que es un buen signo —dijo mirando a Joe sin ocultar sus sentimientos— ¿Quieres que vayamos al dormitorio?—
Joe pareció soltar repentinamente el aliento.
—Claro que quiero —murmuró.
En silencio, _____ lo condujo al dormitorio, y se detuvo junto a un lateral de la cama, que estaba cubierta por una colcha que su madre le regaló cuando cumplió los dieciséis años. Era una reliquia familiar que esperaba entregar a una hija suya algún día.
Negándose a pensar en sus sueños perdidos, alzó una mano para terminar de quitarle la corbata a Joe. Luego empezó a desabrocharle la camisa. Se fueron quitando mutuamente la ropa en un seductor proceso de descubrimiento que acrecentó la espiral de pasión que los envolvía.
El tiempo se detuvo y la noche se volvió mágica. Joe pasó largo tiempo explorando los cambios experimentados por el cuerpo femenino de _____, adorando con manos y boca sus generosas curvas. Y ella también se deleitó con el impresionante hombre en que se había convertido Joe, con sus poderosos músculos y su piel cálida.
Cuando él la dejó en la cama y se tumbó sobre ella, _____ sintió que el cuerpo le ardía. Joe le apartó los rizos del rostro y la beso larga y apasionadamente. Luego alzó la cabeza y la miró con una expresión mezcla de angustia e intensa alegría.
—Ay, _____, cuánto te he echado de menos —murmuró.
Ella tragó con esfuerzo y le deslizó una mano por la mejilla.
—Yo también te he echado mucho de menos.
La expresión de Joe se suavizó. Esbozó una tierna sonrisa que relajó la tensa línea de su mandíbula. Apoyó su peso sobre una mano y utilizó la otra para seguir acariciando el cuerpo de _____, sus pechos, sus caderas, hasta hacerle separar las piernas.
Ella suspiró cuando la acarició entre los muslos y se arqueó hacia él, gimiendo con suavidad.
Su desinhibida respuesta pareció agradar inmensamente a Joe. Pero mantuvo su deseo bajo control a la vez que fruncía levemente el ceño con expresión indecisa
—He soñado con esto durante tanto tiempo... Quiero que sea perfecto—
El destello de vulnerabilidad que _____ percibió en él le recordó al muchacho que fue en otro tiempo y le hizo comprender que, por mucho dinero y confianza en sí mismo que hubiera ganado, algunas cosas no habían cambiado.
—Lo será —dijo, y atrajo la boca de Joe hacia la suya.
Y lo fue. El placer que le dio fue exquisito. Su acto de amor se transformó en el encuentro de dos almas perdidas y en un regocijo para el espíritu.
Y a lo largo de aquella larga y maravillosa noche, _____ no le dijo a Joe ni una sola vez que se detuviera.
continuara...
Había estado sola tanto tiempo que anhelaba volver a sentir de nuevo aquella conexión especial, aquella irresistible pasión que latía entre ellos. Había sido la buena chica que su padre esperaba que fuera, amoldándose a sus deseos y manteniendo intacta la reputación de la familia, pero esa noche era suya. Esa noche, el hombre que siempre había estado en su corazón era suyo.
—¿Dónde está tu casa?—
La voz profunda de Joe relajó los nervios de_____ y la ayudó a apartar la mente de sus inquietantes pensamientos.
—A unas tres millas de aquí. ¿Recuerdas las casita de Hattie Morgan?— Joe asintió.
—Sí. Estaba separada de Cutter Creek por un kilómetro de bosque—
—El bosque sigue allí —confirmó _____—. Hattie murió hace cuatro años y yo compré la casa. Solo tiene dos dormitorios, el cuarto de estar, la cocina y el baño, pero es perfecta para una sola persona—
—Debo admitir que me sorprende que no te hayas casado—
_____ no quería hablar de Kevin precisamente esa noche, pero tampoco iba a mentir a Joe.
—Estuve casada durante casi cinco años—
Joe permaneció en silencio, y _____ sintió que la estaba mirando. Cuando él alargó una mano y le acarició el hombro, sintió un extraño alivio.
—¿Qué pasó?—
—Nos casamos por todos los motivos equivocados —_____ se encogió de hombros. No quería profundizar demasiado en aquellos motivos con Joe, sobre todo porque él fue uno de ellos—. Después del divorció Kevin se trasladó a Norfolk. Se volvió a casar y tiene dos hijos—
—¿No tuvieron hijos?—
—No. Lo intentamos, pero no funcionó —_____ no quiso aclarar que era ella la que no podía concebir, y empezó a charlar rápidamente mientras giraba en el sendero que llevaba a su casa para evitar que Joe la interrogara al respecto, aunque estaba segura de que era lo suficientemente listo como para captar lo que había dicho. Unos momentos después detenía la furgoneta.
—Ya estamos aquí —dijo animadamente, y no dejó de charlar hasta que entraron en la casa.
El rico y exquisito aroma de las rosas asaltó su olfato, haciéndola sentirse aún más mareada y ansiosa de lo que ya estaba. Cuando encendió la luz, sintió que, en algún momento del trayecto entre el hotel y la casa, su confianza para seguir adelante con aquello se había esfumado.
Joe sonrió al ver los floreros llenos de rosas que ocupaban cada espacio libre del cuarto de estar. Sus hoyuelos se hicieron visibles una vez más cuando sonrió.
—Guau —murmuró.
_____ dejó el bolso en la mesita que había junto a la puerta y se quitó los tacones.
—Creo que aún no te he dado las gracias por todas esas rosas—
—Ha sido un placer regalártelas—
—Te han costado una pequeña fortuna —dijo _____, que sabía con exactitud cuánto había tenido que pagar por las flores y los floreros.
El se encogió de hombros y acarició un pétalo con delicadeza.
—Si no recuerdo mal, siempre te encantaron las flores, especialmente las rosas.
—Así es —a _____ le conmovió que Joe recordara aquello—. Me recuerdan a mi madre y al tiempo que pasaba ayudándola en el jardín cuando era pequeña —su padre había sustituido el jardín por un césped, porque era muy doloroso para él ver el jardín que solía cuidar su esposa—. No sé lo que voy a hacer con tantas docenas—
—Disfruta de ellas—
_____ abrió la boca para contestar, pero la cerró al ver que Joe se estaba quitando la chaqueta. Tras dejarla en el respaldo del sofá, se aflojó la corbata.
—¿Te apetece algo de beber? —preguntó, en tono más agudo de lo normal—. ¿Café? ¿Zumo? ¿Vino? —pasó junto a él en dirección a la cocina y Joe la tomó por una muñeca.
Mirándola con expresión cálida, y un tanto divertida, dijo:
—No tengo sed—
—Entonces, ¿quieres un trozo de tarta de queso? Ayer compré un poco en la pastelería, y también tengo fresas para acompañarla—
—Tampoco tengo ganas de comer —el tono suave de la voz de Joe aplacó en parte los nervios de _____, y su forma de acariciarle la muñeca con el pulgar le produjo un agradable cosquilleo por todo el cuerpo—. ¿Prefieres que me vaya al hotel?—
—¡No! —sorprendida por la vehemencia de su respuesta, _____ se aclaró la garganta. A pesar de que deseaba a Joe, la chica buena que había sido durante tanto tiempo se sentía nerviosa ante la noche que se avecinaba—. Quiero que te quedes, pero... pero... —al sentir que se ruborizaba, bajó la mirada.
Joe le colocó un dedo bajo la barbilla y le hizo alzar el rostro.
—¿Pero qué? —preguntó, animándola a continuar. Respirando profundamente, _____ reunió el coraje necesario para confesar sus inseguridades.
—Ha pasado mucho tiempo, Joe—
—¿Te refieres a nosotros, o al tiempo que ha pasado desde la última vez que estuviste con un hombre?—
Convencida de que no podía sentirse más avergonzada de lo que ya estaba, _____ murmuró:
—A ambas cosas—
Él ladeó la cabeza y sonrió.
—¿Te ayudaría saber que para mí también ha pasado mucho tiempo?—
_____ se sintió aliviada al oír aquello, y percibió suficiente sinceridad en la expresión de Joe como para creerlo.
—¿Qué te parece si empezamos por donde lo hemos dejado en el club de campo? Nos lo tomaremos con calma, y podemos parar cuando quieras. Solo tienes que decírmelo—
_____ asintió, más tranquila ante aquella perspectiva.
Joe señaló la luz.
—¿Podemos encender una lámpara más suave?—
—Sí, claro —_____ apagó la luz del techo y encendió la lámpara que se hallaba sobre la mesita de la entrada. Cuando Joe se acercó a ella sintió el calor de su cuerpo musculoso.
—¿Te importa si te quito el pasador del pelo? ¿O prefieres hacerlo tú por mí? —Joe hizo aquella sugerencia con ligereza, pero el tono ronco de su voz resultó muy revelador—. Me encantaría verte con el pelo suelto—
Le estaba dando la oportunidad de elegir, y _____ decidió aceptar. Sin apartar la mirada de él, alzó las manos y se quitó el pasador que le sujetaba el pelo. Una cascada de suaves rizos le cayó sóbrelos hombros, enmarcando su rostro.
Notó que Joe contenía la respiración, y los latidos de su corazón se aceleraron. Rogó en silencio que le acariciara el pelo, y entonces él lo hizo, casi con veneración.
Se le escapó un murmullo de placer.
—Sigue siendo igual de abundante y sedoso —dijo, maravillado—. Aunque tiene unos reflejos rojizos en los que no me había fijado antes.
A _____ le agradó que se hubiera fijado en aquel detalle.
—Se ha oscurecido con el tiempo. Y el tono rojizo debe de venir de la familia de mi madre—
Joe pasó un rato más disfrutando de la textura del pelo, enterrando sus dedos en él y utilizándolos para masajear el cráneo de _____. Ella estuvo a punto de ponerse a ronronear, pero se contuvo.
—¿Puedo besarte ahora?—
_____ sonrió, sintiéndose aletargada y complaciente.
—No estoy acostumbrada a que me pidan permiso para besarme—
Joe también sonrió, dejándola sin aliento con sus maravillosos hoyuelos.
—Trato de comportarme como un caballero y darte la opción de parar—
_____ no quería que fuera caballeroso, no en aquel momento que había despertado en su interior la necesidad de algo más.
—En ese caso —dijo, siguiendo sus emociones—, me encantaría que me besaras—
Joe la complació, se tomó su tiempo y la estrechó con fuerza entre los brazos. Ella deslizó las manos por el duro contorno de su pecho, rindiéndose al calor de sus labios. Joe le acarició un seno por encima del vestido, rozó con el pulgar el pezón erecto, y ella gimió de placer. Un dulce y ardiente deseo que nunca había experimentado hasta entonces estremeció el cuerpo de _____.
Joe interrumpió el beso y presionó los labios contra su sien, respirando aguadamente.
—Estás temblando, _____ —murmuró, tenso, sin tratar de ocultar su excitación—. ¿Debo interpretarlo como un buen signo, o no?—
Ella cerró los ojos, pensando que tenía otra oportunidad para cambiar de opinión. Nunca se había sentido tan bien como en aquellos momentos. Lo que había empezado como tensión se había transformado en temblorosa anticipación, y en una necesidad que trascendía el mero hecho de hacer el amor. Seguía existiendo entre ellos una intensa comunión emocional que tocaba las fibras más íntimas de su corazón.
—Claro que es un buen signo —dijo mirando a Joe sin ocultar sus sentimientos— ¿Quieres que vayamos al dormitorio?—
Joe pareció soltar repentinamente el aliento.
—Claro que quiero —murmuró.
En silencio, _____ lo condujo al dormitorio, y se detuvo junto a un lateral de la cama, que estaba cubierta por una colcha que su madre le regaló cuando cumplió los dieciséis años. Era una reliquia familiar que esperaba entregar a una hija suya algún día.
Negándose a pensar en sus sueños perdidos, alzó una mano para terminar de quitarle la corbata a Joe. Luego empezó a desabrocharle la camisa. Se fueron quitando mutuamente la ropa en un seductor proceso de descubrimiento que acrecentó la espiral de pasión que los envolvía.
El tiempo se detuvo y la noche se volvió mágica. Joe pasó largo tiempo explorando los cambios experimentados por el cuerpo femenino de _____, adorando con manos y boca sus generosas curvas. Y ella también se deleitó con el impresionante hombre en que se había convertido Joe, con sus poderosos músculos y su piel cálida.
Cuando él la dejó en la cama y se tumbó sobre ella, _____ sintió que el cuerpo le ardía. Joe le apartó los rizos del rostro y la beso larga y apasionadamente. Luego alzó la cabeza y la miró con una expresión mezcla de angustia e intensa alegría.
—Ay, _____, cuánto te he echado de menos —murmuró.
Ella tragó con esfuerzo y le deslizó una mano por la mejilla.
—Yo también te he echado mucho de menos.
La expresión de Joe se suavizó. Esbozó una tierna sonrisa que relajó la tensa línea de su mandíbula. Apoyó su peso sobre una mano y utilizó la otra para seguir acariciando el cuerpo de _____, sus pechos, sus caderas, hasta hacerle separar las piernas.
Ella suspiró cuando la acarició entre los muslos y se arqueó hacia él, gimiendo con suavidad.
Su desinhibida respuesta pareció agradar inmensamente a Joe. Pero mantuvo su deseo bajo control a la vez que fruncía levemente el ceño con expresión indecisa
—He soñado con esto durante tanto tiempo... Quiero que sea perfecto—
El destello de vulnerabilidad que _____ percibió en él le recordó al muchacho que fue en otro tiempo y le hizo comprender que, por mucho dinero y confianza en sí mismo que hubiera ganado, algunas cosas no habían cambiado.
—Lo será —dijo, y atrajo la boca de Joe hacia la suya.
Y lo fue. El placer que le dio fue exquisito. Su acto de amor se transformó en el encuentro de dos almas perdidas y en un regocijo para el espíritu.
Y a lo largo de aquella larga y maravillosa noche, _____ no le dijo a Joe ni una sola vez que se detuviera.
continuara...
.Lu' Anne Lovegood.
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
hay qe bonito cap me encanto estuvo hermoso
porfavor siguela :)
porfavor siguela :)
Nani Jonas
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
ahhhh
eress
malaaaa
como la dejass
asiiii
siguela
sigela
siguela
siguelaaaaaaaa
eress
malaaaa
como la dejass
asiiii
siguela
sigela
siguela
siguelaaaaaaaa
nickian
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
:oops: :oops: :oops:
aaaaaaaiiiiiiiiii
que hermoso capiiiissss
tienes que seguirla porfaaaaa
aaaaaaaiiiiiiiiii
que hermoso capiiiissss
tienes que seguirla porfaaaaa
chelis
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
dios mio que hermoso!! me han encantado los capis!
awwww yo quiero tener una noche asi de tierna y romantica (cuando yo sea mayor xD)!
porfavor siguela!!
awww me encanta!
dios mio que hermoso!! me han encantado los capis!
awwww yo quiero tener una noche asi de tierna y romantica (cuando yo sea mayor xD)!
porfavor siguela!!
awww me encanta!
yamijonasforever
Re: UNA BODA SORPRESA (Joe&tu) [TERMINADA]
aawww!!!! me encanta siguelaa please
-GrizJonasLovatoCyrus-
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