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lunar phase | audiciones cerradas.
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Re: lunar phase | audiciones cerradas.
sólo me quieren por los resultados ahqué.Polanski. escribió:nono, no te suicides necesitaremos los resultados (?)alsklakjlkadj sísisisi, me encantan, y te stalkeo por eso cccc: no beses mis pies bc son feos.ya subo la ficha, dije que no pasaría de hoy pero me sacaron de la computadora mientras daba los retoques a unos escritos para publicarlo en la fichabesos y felices fiestas, lily (:
omg creí que a nadie le gustaba lo mismo que a mí (?) ya encontré a mi gemela en el foro oh, sí.
aw, no te preocupes, yo puedo esperar, pola
besos, abrazos, saludines, y que las fiestas sean inolvidables para ti
Invitado
Invitado
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
omg ya leo tu fichaNeverland. escribió:OMG, que ida tan violable. Audicionare
Invitado
Invitado
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
a la mierda y siguen llegando chicas para el culón
tengo.
miedo...
mucho.
miedo.
tengo.
miedo...
mucho.
miedo.
khaleesi.
---
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
omg, pushi, tu ficha trataré de aceptarla lo antes posible es que soy una mujer con el horario apretado ahqué.
Invitado
Invitado
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
ik es que estás ahi, pero no estás ahi (?) o sea, yo acá, esperando, con el corazón en la boca
me di cuenta Lili, sos una mujer solicitada
me di cuenta Lili, sos una mujer solicitada
khaleesi.
---
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
sísí, como que estoy, pero no al fin alguien me entiende aw te prometo que la acepto en cuanto pueda<3333.
ay, pushi, eso es verdad (?)
ay, pushi, eso es verdad (?)
Invitado
Invitado
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
es que... suelo ser así yo también que bueno que nos entendamos (?)
ok :cccc espero ansiosa
lo se, muy verdad
ok :cccc espero ansiosa
lo se, muy verdad
khaleesi.
---
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
frhyyt9rf chócale, pushi
ok, yo la aceptaré pensando en ti(?)
hgirf sí, sí, demasiado verdad para ser cierto(?) en realidad, yo creo que una nueva usuaria tiene más cosas que hacer que yo en el foro
ok, yo la aceptaré pensando en ti(?)
hgirf sí, sí, demasiado verdad para ser cierto(?) en realidad, yo creo que una nueva usuaria tiene más cosas que hacer que yo en el foro
Invitado
Invitado
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
*Pushi choca con Lilian (?) ahque.
pos espero que no andes pensando en otra cuando aceptes mi ficha :jum: estarías como engañándome o algo así ah.
me hiciste acordar cuando yo me uní, osea, andaba toda emocionada corriendo por todos los rincones del foro (?)
y hoy... no encuentro un lugar para mi (?) ah. Es que la vagancia pega, y mucho :enojao:
pos espero que no andes pensando en otra cuando aceptes mi ficha :jum: estarías como engañándome o algo así ah.
me hiciste acordar cuando yo me uní, osea, andaba toda emocionada corriendo por todos los rincones del foro (?)
y hoy... no encuentro un lugar para mi (?) ah. Es que la vagancia pega, y mucho :enojao:
khaleesi.
---
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
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Bliss. W. Gravity
Nombre: Blessed 'Bliss' Whisper Gravity.
Representante: Àstrid Bergès-Frisbey.
Pareja: Castiel A. Loramendi {Alex Pettyfer.}
Escritos:
- Spoiler:
El sol todavía no salía pero la luz azulada entraba diáfana por los cristales del ventanal que daba a la sala de estar. Iluminó todo el recinto, llegando así al piano pegado a la pared que allí había. Arriba de este se encontraba una repisa con un tropel de fotos familiares sin orden concreto.
La más antigua era, probablemente, la de una pareja, abrazada. La mujer tenía una barriga de la que resultaba fácil deducir que le faltaban pocos días para dar a luz. De fondo había una pequeña pero acogedora casita pintada de color amarillo pastel, techo de dos aguas y paneles de color blanco.
Las fotos que seguían mostraban a la misma pareja con una niña, de, que no ser por que las fotos consiguientes que, extrañamente parecían cobrar vida propia con movimientos, resultaría díficil creer que era la misma: su cabello cambiaba continúamente con los colores del arcoiris y sus ojos podrían pasar del negro de su madre al verde con motas marrones de su padre. En todas ellas, la pequeña sonreía.
La barriga de la mujer había vuelto a crecer cuándo la niña no debía sobrepasar la edad de cuatro años y las otras fotos mostraban a una nena de cabellos oscuros y ojos verdes, con la mirada inexpresiva y no tan sonriente como su hermana mayor. Su cabello no cambiaba y la cara que ponía en las fotografías tampoco parecía hacerlo.
En piso de arriba se oía unos pasos que se arrastraban.
A pesar de que no amanecía aún, Nymeria Tonks estaba despierta...aunque no del todo, ya que sus ojos luchaban por no caer en el sueño de morfeo y su andar era más propio de un zombi que de una persona común y corriente.
Pero ella no se consideraba alguien común y corriente.
Se dejó caer en el taburete frente al elaborado tocador de madera de cerezo, uno de los pocos lujos que se permitía en la casa. Este reflejaba a una muchacha de estridente cabello rosa, cortesía de sus amigos en Salem. No lucía contenta. Si despertarse temprano en Hogwarts era un suplicio para ella, era fácil imaginar como se lo tomaba cuando no estaba acostumbrada al horario.
Nymeria intentó tomar el viejo peine dorado que odiaba -pues había pertenecido a su abuela- y cuándo lo hizo, con sus torpes movimientos de alguien que psicológicamente aún duerme, tiraron la única cosa en aquel mueble que pertenecía a ella por cariño.
—Torpe —dijo, mientras se estiraba al ritmo tortuga para alcanzar el marco de la foto —.Mierda.
El cristal estaba todo partido y no dejaba divisar la fotografía. Procuró no cortarse con los fragmentos y siguió examinando los daños que su recuerdo favorito había sufrido.
A pesar de que ya no podía ni vislumbrarse lo que antes había sido una foto, Nym sintió como si pudiera traspasarla mediante rayos X.
Aquel había sido el día en que Nymeria Tonks había rodado por las sucias colinas de Ottery St. Catchpole arruinando así su vestido floreado Pequeña Magnolia, caído en un lago de sanguijuelas luego de haber sido mordida por múltiples gnomos de jardín. En la foto, Fred y George Weasley, quiénes se encontraban en las mismas deplorables condiciones que Nym, sonreían ambos a los costados de la niña que se esforzaba por poner una cara normal que parecía más una mueca triste.
"No ha pasado nada" había dicho Fred. ".Además, fue divertido." Pero a la chica le costó perdonarlos, y, gracias a eso, había pasado el resto de su infancia alejada de la Madriguera con el trauma de aquel día latente en su lista negra de memorias.
Era graciosa la manera en la que solía temerle a los pelirrojos. Hasta el año pasado no había intentado entablar ningún tipo de conversación -o por lo menos no una que incluyera un trato cordial- con el singular dúo.
Y ahora el único recuerdo que tenía de ellos estaba estropeado, pensó, mientras lo dejaba a un lado y procuraba no cortarse con los trozos irregulares. Suspiró y volvió la vista al espejo. Tenía la remera sin mangas con la inscripción de Las Brujas de Macbeth que había pertenecido a Nymphadora más unos cortos pantaloncillos vaqueros que casi eran cubiertos en su totalidad por la otra prenda. Llevaba botas, negras, grandes y pesadas que le llegaba hasta las rodillas. No se las quitaba nunca. Intentó hacerse una trenza en el cabello, pero desistió inmediatamente. Digamos que la poción que como regalo de despedida le habían hecho en su anterior colegio no solo le había cambiado el color de cabello, ahora ya no podía pasarse un peine sin que este corriera el peligro de quebrarse inclusive teniendo un cabello lacio y medianamente corto. Se dejó el rebelde y estridente cabello suelto luego de autoconvencerse de que una coleta amarrada de forma descuidada le daría un aire 'estudiantil'.
—¡Nymeria, ya es hora de irse! —se oyó un grito desde abajo. Era su madre.
—¡Ya voy! —gritó la chica en respuesta. Tomó la mochila de color naranja furioso y bajó corriendo las escaleras.***—¿Dora no va a venir?
Ted Tonks introducía con antelación las cosas que llevaría a la casa de los Fawcett para escuchar el partido por radio esa noche en el baúl de el auto. Miró a su hija.
—Nym...—empezó y la chica resopló rodando los ojos. Conocía bastante bien el tono que su padre empleaba ahora con ella. «Nym es mejor que no hagas eso.» «Nym, eso es frágil.» «Nym, te dije que no intentarás cambiar de color tu cabello.»
—Lo entiendo —dijo ella —Es sólo que no es...
—¿Justo? Sabes que esta demasiado ocupada. No es que no quiera venir.—el semblante de Ted se calmo — Además es un Irlanda - Bulgaria. No es la gran cosa.
—¡¿Que no es la gran cosa?! —la chica no podía creerlo, eran las finales —Entonces si no es la gran cosa, no sé por qué llevas tanto para escuchar el partido con los Fawcett.
Su padre sonrió.
***
—¿Ya llegamos? —preguntó Nym, medio somnolienta.
—No puedo creer que digas eso ¡fuiste un montón de veces el año pasado y no te sabes el camino correcto!
Pasaban a traves de unas colinas tintadas en varios tonos de verde. Nym bostezó y se colocó los cascos para que la música volviera a invadirla. A pesar de que sólo iban ellos dos en el auto, Nym se había sentado atrás para adormilarse un poco mientras el largo viaje se llevaba a cabo.
En menos de lo que parecieron cinco minutos -en parte por que Nym se había dormido- el auto se detuvo.
—¿Ah? —balbuceó. El aparato reproductor de música se había parado.
—Ya llegamos.
Ella dió una mirada. Aun par de metros la Madriguera parecía esperar por ella.
—Mmmh, bueno. Gracias por traerme, papá.
—No es nada. Te quiero, hija. —Ted hizo una pausa —Cuídate.
Nym miró los ojos de su padre, que eran los mismos que ella poseía. Había un deje de preocupación en ellos, al igual que en la manera que pronuncio la última palabra.
Desechó la idea de que presentía que algo malo iba a ocurrir. Probablemente le preocupaba que su dulce y torpe niñita se perdiera. Sí, eso tenía que ser.
—Lo haré. —y salió del auto.
La fresca brisa matutina que corría en los lugares no tan concurridos le dió la bienvenida. Empezó a caminar con su usual arrastre hasta llegar verja que conducía al jardín delantero de los Weasley. Una vez allí giró para ver al auto verde oscuro de su padre alejarse. Suspiró y entró.
El patio de la numerosa familia no había cambiado nada de cómo lo recordaba de pequeña. Había cosas viejas esparcidas a intervalos irregulares por el césped amarillento que crecía a sus anchas. Las flores que conocía -y otras que no tanto- hallaban los rincones menos esperados del lugar e inclusive creía ver a los fastidiosos gnomos que alguna vez la habían mordido, saltando por entre las crecidas malezas.
Sonrió y aspiró. Mientras sus pies se arrastraban hasta la entrada, ella se sentía mejor. Respiraba libertad. Se sentía como en casa y nada malo pasaría.
Nada malo, pero si raro. Se oyó una pequeña explosión y un grito. Ambas cosas las conocía ya bastante bien.
—¡FREDERICK Y GEORGE WEASLEY!
Nym apuró el paso. La puerta de entrada de los Weasley estaba abierta y la cocina olía a desayuno recién hecho. Se introdujo en la humilde vivienda y, casi por instinto, subió las escaleras. No se veía a Molly por ningún lado.
No paró hasta llegar a la puerta de los gemelos. Y antes cuándo toco, ésta se abrió al instante.
—¿Hum? ¿Qué pasa?
Fred Weasley -a quién se le reconocía por su peculiar cicatriz en la barbilla- mostraba un aire somnoliento. Pero Nym lo conocía bastante bien.
—Buen intento, Fred. Pero no soy tu madre y además con el ruido que hicieron no engañan a nadie.
El pelirrojo sonrió. Sonrisa que se le borró de la cara al ver a su madre acercarse por el pasillo.
—¡Frederick Weasley! —bramó la menuda, pero poderosa mujer. — ¿Se puede saber que están tramando tú y tu hermano allí dentro? —no pareció reparar en Nym.
—Nada. Si quieres echar un vistazo...
—¡Claro que quiero echar un vistazo! —le dijo Molly, empujando la puerta entreabierta, sin permiso de su hijo. La pelirrosa los siguió sigilosamente.
La habitación estaba limpia. No había rastros de que se estuviera efectuando nada que Molly no aprobara. Ninguna prenda que te hiciera bailar como loco cuándo te la pones. Ninguna poción lo suficientemente ácida capaz de disolver cosas sólidas. Nada, absoluta y sospechosamente nada.
Molly Weasley entrecerró los ojos mientras miraba a Fred, y cuando elevaba el dedo índice y abría los labios para echarle una reprimenda, se percató de que Nym era visible.
—¡Nymeria, querida! —exclamó, y se acercó para luego tomar la cara pálida de Nym y besarle ambas mejillas. Admiraba la manera que tenía esta mujer para pasar de infundir miedo a ser tan amable. Todo eso en una mujer tan pequeña.—Estoy muy feliz de que estés aquí.
—Gracias, Molly —dijo la chica sonriendo sinceramente —Yo estoy realmente feliz de que me hayan invitado.
—No es nada, cielo. Tú siempre eres bienvenida aquí. Eres como de la familia.—la mujer la miraba muy maternalmente, tanto que la pelirrosa se sonrojo —Además, te debíamos un regalo de cumpleaños.
El cumpleaños de Nym había sido a inicios del mes pasado. Los Weasley habían hecho una cena entre las dos familias cocinando la comida favorita de ella. A Nym le habían regalado suéter -con una gran "N" dorada sobre una lana gruesa color índigo-, bufandas, guantes, gorros y medias tejidas por Molly. A ellos les parecía realmente poco, pero el hecho de que hubieran hecho eso, por más pequeño que fuera, por ella, la dejaba descolocada y sorprendida. Las mejillas estaban tintadas de un rosa más fuerte que su cabello.
Molly se fue por dónde vino. Nym ya había dejado de mirar sus botas cuándo Fred le habló.
—"Eres parte de la familia..." —empezó el pelirrojo, haciendo una mala imitación de la voz de su madre.
—Cállate —le espetó —¿Se puede saber que hacen tú y George que yo no sepa?
Se habían carteado todo el verano en la minuiciosa búsqueda de ideas para Sortilegios Weasley y habían jurado sobre la tumba del mísmisimo Merlín que no estaban haciendo nada.
Nym no era tan tonta cómo para creerles.
—Es una sorpresa —se excusó Fred.
Ella pareció entenderlo.
—¿Y dónde está George? ¿Limpiando el estropicio que aquí no se ve? —indagó.
—Mmmm —vaciló el pelirrojo para hablar —.Dejémoslo en suspenso.
Todos bajaron a la cocina entre gritos de la señora Weasley. Aunque no fue tan díficil despertarse para la mayoría, pues el pequeño incidente de los gemelos no había dejado menos que reprimendas por parte de su madre. Los únicos que no habían sido perturbados por el ruido fueron el señor Weasley y su hijo -que al parecer adoptaba sus mismas costumbres- Ronald. Todos se sentaron apretujados en la mesita.
—Tenemos por delante un pequeño paseo —explicó el señor Weasley.
—¿Ah? —inquirió Nym, masticando avena. Intercambio con el ojiverde una mirada elocuente.
—¿Paseo? —se extrañó Harry—. ¿Vamos a ir andando hasta la sede de los Mundiales?
—No, no, eso está muy lejos —repuso el señor Weasley, sonriendo—. Sólo hay que caminar un poco. Lo que pasa es que resulta difícil que un gran número de magos se reúnan sin llamar la atención de los muggles. Siempre tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de viajar, y en una ocasión como la de los Mundiales de quidditch...
—¡George! —exclamó bruscamente la señora Weasley, sobresaltando a todos.
—¿Qué? —preguntó George, en un tono de inocencia que no engañó a nadie.
—¿Qué tienes en el bolsillo?
—¡Nada!
—¡No me mientas! La señora Weasley apuntó con la varita al bolsillo de George y dijo: —¡Accio!
Varios objetos pequeños de colores brillantes salieron zumbando del bolsillo de George, que en vano intentó agarrar algunos: se fueron todos volando hasta la mano extendida de la señora Weasley.
—¡Os dijimos que los destruyerais! —exclamó, furiosa, la señora Weasley, sosteniendo en la mano lo que eran los caramelos longuilinguos—. ¡Os dijimos que os deshicierais de todos! ¡Vaciad los bolsillos, vamos, los dos!
Fue una escena desagradable. Evidentemente, los gemelos habían tratado de sacar de la casa, ocultos, tantos caramelos como podían, y la señora Weasley tuvo que usar el encantamiento convocador para encontrarlos todos.
—¡Accio! ¡Accio! ¡Accio! —fue diciendo, y los caramelos salieron de los lugares más imprevisibles, incluido el forro de la chaqueta de George y el dobladillo de los vaqueros de Fred. Nymeria agradeció no haber traído los caramelos en ese momento.
—¡Hemos pasado seis meses desarrollándolos! —le gritó Fred a su madre, cuando ella los tiró.
—¡Ah, una bonita manera de pasar seis meses! —exclamó ella—. ¡No me extraña que no tuvierais mejores notas!
El ambiente estaba tenso cuando se despidieron. La señora Weasley aún tenía el entrecejo fruncido cuando besó en la mejilla a su marido, aunque no tanto como los gemelos, que se pusieron las mochilas a la espalda y salieron sin dirigir ni una palabra a su madre.
—Bueno, pasadlo bien —dijo la señora Weasley—, y portaos como Dios manda —añadió dirigiéndose a los gemelos, pero ellos no se volvieron ni respondieron—. Os enviaré a Bill, Charlie y Percy hacia mediodía —añadió, mientras el señor Weasley, Harry, Ron, Hermione, Nymeria y Ginny se marchaban por el oscuro patio precedidos por Fred y George.
—¿A dónde vamos ahora? —quiso saber Nym de parte del señor Weasley, ya que los gemelos estaban a varios pasos más adelante y no tenían pintas de querer responder a sus preguntas.
—A la casa de Sky —respondió él. La pelirrosa asintió y se colocó los cascos cómo lo había hecho cuando estaba en el auto de su padre.
La casa de los Humphrey no quedaba lejos, pero Nymeria nunca la había visto. Cuándo llegó a zancadas al lado de George, este señaló:
—Allá es.
Estaban a una distancia considerable para poder ver bien la vivienda pero a Nym le parecía que Sky estaba sentada en la acera. Empezaron a acercarse hasta que pudo verlo todo con más claridad.
Sky observaba algo que parecía el rollo de una cámara. Cuándo los vio, todos intercambiaron saludos.
—¿Cómo esta tu madre, Sky? —preguntó Nymeria.
—Muy bien, esta semana volví de su casa. —respondió sonriendo. Hizo una pausa—. Ella lo sabe —Luego se acerco a Harry y le dijo algo que Nym no pudo -y supuso que no debía oír.
—Bueno —dijo con un suspiro el señor Weasley, interrumpiendo las conversaciones—, ahora solo falta el traslador, no será grande, ¡vamos!
Nym tenía un persistente dolor en el cuello. Sky la ayudó a subir cuándo subían la colina Stoatshead, a ella y a Hermione quién se frotaba un costado al igual que la pelirrosa con su cuello.
—¡Aquí, Arthur! Aquí ya lo tenemos.
Los jóvenes se dieron vuelta. Al otro lado de la cima de la colina, se recortaban contra el cielo estrellado dos siluetas altas.
—¡Amos! —dijo sonriendo el señor Weasley mientras se dirigía a zancadas hacia el hombre que había gritado. Los demás lo siguieron.
El señor Weasley le dio la mano a un mago de rostro rubicundo y barba escasa de color castaño, que sostenía una bota vieja y enmohecida.
—Éste es Amos Diggory —anunció el señor Weasley—. Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. Y creo que ya conocéis a su hijo ...
—¡Cedric! —gritó Sky, corriendo a abrazarlo.
Cedric Diggory era un chico muy guapo de unos diecisiete años, era capitán y buscador del equipo de quidditch de la casa Hufflepuff, en Hogwarts. Nym nunca había hablado con él, pero lo había visto en su Sala Común algunas veces. Salía con una compañera de Nymeria.
—¡Sky! —exclamó él, con el mismo entusiasmo—. Hola —saludo para los demás. Todos respondieron de la misma forma, excepto por Fred y George que solo le hicieron un gesto con la cabeza, seguían enojados porque le había ganado a Gryffindor el año anterior.
—¿Ha sido muy larga la caminata, Arthur? —preguntó el padre de Cedric.
—No demasiado —respondió el señor Weasley—. Vivimos justo al otro lado de ese pueblo. ¿Y vosotros?
—Hemos tenido que levantarnos a las dos, ¿verdad, Ced? ¡Qué felicidad cuando tenga por fin el carné de aparición! Pero, bueno, no nos podemos quejar. No nos perderíamos los Mundiales de quidditch ni por un saco de galeones... que es lo que nos han costado las entradas, más o menos. Aunque, en fin, no me ha salido tan caro como a otros...
Amos Diggory echó una mirada bonachona a los hijos del señor Weasley, a Harry, Hermione, Sky y Nymeria.
—¿Son todos tuyos, Arthur?
—No, sólo los pelirrojos, excepto ella—señaló a Sky—. Ellos son Nymeria, Hermione, Sky y Harry, amigos de mis hijos.
—¡Por las barbas de Merlín! —exclamó Amos Diggory abriendo los ojos—. ¿Harry? ¿Harry Potter?
—Ehhh... sí —contestó Harry. Nymeria rodó los ojos, entendía como debía sentirse aquel chico.
Luego de aquello vino una pequeña charla, una incómoda charla, en la que Amos Diggory alardeaba sobre los dotes como buscador de Cedric en el quiddicht. El año pasado, había ganado a Harry -el buscador más joven en quién-sabe-cuántos-años según Minerva McGonagall- pero sólo por que este había caído de la escoba a causa de los dementores. Los dos lucían incómodos. Fred y George parecían cada vez más molestos con el Hufflepuff por razones que sólo ellos podían comprender.
—Ya debe de ser casi la hora —se apresuró a decir el señor Weasley, volviendo tratando de cambiar el tema—. ¿Sabes si esperamos a alguien más, Amos?
—No. Los Lovegood ya llevan allí una semana, y los Fawcett no consiguieron entradas —repuso el señor Diggory—. No hay ninguno más de los nuestros en esta zona, ¿o sí?
—Los Chang y los Wood —respondió Sky— pero las dos familias ya llevan ahí como 3 días.
—Bien —dijo el señor Weasley frotándose las manos—. Queda un minuto. Sera mejor que nos preparemos.
Miró a Harry, Sky, Nymeria y Hermione.
—No tenéis más que tocar el traslador. Nada más: con poner un dedo será suficiente.
A Nymeria le divertía a sobremanera la función del traslador. En vez de tocar con algunos dedos una parte baja de la vieja bota, puso su dedo índice en la puntita, justo arriba, al borde del calzado. Pero este se le quedó pegado como los imanes al metal.
—Tres... —empezó el señor Weasley, mirando el reloj—, dos... uno...
Nym sintió una fuerza que tiraba de ella, como si una red, o algo similar, la hubiera atrapado y la arrastrara. Indescriptible. Su estómago cosquilleaba y no quería abrir los ojos. Sintió a Hermione tensarse a su lado ¿o era Sky? Empezó a marearse y a perder la cuenta sobre el tiempo que pasaban dando vueltas.
Al final cayó. Cayó sobre el pecho de alguien que realizó ese sonido de cuándo te falta el aire. Supuso que debía de ser Ron. Al cabo de un segundo, sintió que al aire se le escapaba y vió a Sky caer sobre ella. Y sobre la pelirroja cayó Hermione. Un bonito efecto domino.
Era completamente infantil, pero sentía la imperiosa necesidad de preguntar si podía hacerlo de nuevo.
Cedric, su padre y el señor Weasley eran los únicos que permanecían de pie. Fred y George estaban riéndose y Nymeria esperaba que con eso a ambos se le fueran las caras largas.
—Desde la colina de Stoatshead a las cinco y siete —dijo una voz.____________________
—Estaremos un poco apretados —dijo—, pero cabremos. Entrad a echar un vistazo.
Tuvieron que armar las tiendas manualmente, sin magia. Costó un poco. Harry había sido críado con muggles que jamás lo llevaron a acampar, Nym nunca se había dignado en preguntarle a su padre cómo demonios se armaba una tienda cuando iban de excursion y los Weasley apenas sabían de aquello, no hace falta explicar más.
Pero aún así, lo hicieron. Mediante varios esfuerzos. Dos pequeñas tiendas raídas de dos plazas cada una. Las miraron con desconfianza, serían diez, y a pesar de lo dicho por el señor Weasley, nadie pensaba que allí cabrían.
Nymeria se inclinó a cuatro patas y contemplo la tienda de las chicas. Parecía una pequeña casa con habitaciónes, baño y cocina, además de estar del todo amueblado. Pero, comparada con lo que realmente debería ser aquellas tiendas, era de lo mejor. Se introdujo en ella.
—Me pido la de arriba —dijo Sky, corriendo hacia las literas.
—Bien, pero yo quiero dormir en la litera de la derecha —Ginny habló divertida, mientras Sky se acomodaba. Nym no dijo nada al respecto.
Justo cuándo Hermione inquiría que de especial tenían las literas sean derechas o izquierdas o como podrías caerte durmiendo arriba la cabeza de pelirroja de Ron se asomó por la tienda junto con la de Harry. Se llevaron reprimendas de Ginny –la mayoría dirigidas al pelirrojo- por no respetar la privacidad. Hasta que hablo al final.
—Hermione, Harry y yo vamos por agua ¿quieres venir?
La morena suspiro.
—Sí, Ronald. —el chico asintió.
—¿Sky, Ginny? ¿Nymeria? —preguntó. Luego deduciendo que nadie más iba a ir los tres se fueron.
Nymeria había puesto sus cosas en la litera izquierda, ubicada un poco diagonalmente. Sky todavía estaba sentada arriba. Lo pensó un minuto y luego salió de la tienda.
—¡Esperen! —gritó. Se voltearon a verla.
No es que no congeniara con Ginny, o con Sky, pero se sentía incapaz de iniciar algún tipo de conversación normal y además quería ver el campamento. Harry le dio un cubo y los cuatro emprendieron camino.
Se encontraron a un niño que jugaba con la varita, niñas que jugaban con escobas de jugete. Eso le recordó a la pelirrosa a ella y a su hermana. Gente gritando, y todo tipo de magos y brujas. Entonces se detuvo en seco.
«Instituto de las brujas de Salem» rezaba la inscripción en la pancarta.
—¡Nym —gritó alguien, antes de que la muchacha pudiera asimilar que lo que estaba viendo era el cartel de su antigua escuela. Una chica de alborotados cabellos rizados, similar a Hermione se acercó a ella con los brazos abiertos. Usaba un fino suéter y unos pantalones vaqueros.
—¿Dorothy? —se extraño mientras la morena ya la abrazaba —¡Dorothy!
—¿Qué ha pasado? ¿Cómo has estado? —dijo la desconocida separándose y mirando a Nym. Ésta se había olvidado de la rapidez con la que su amiga hacía preguntas —¡Mira, ha crecido tu cabello!
Nym asintió enérgetica. Doris seguía parloteando.
—Espera…¿quiénes son ellos? —preguntó señalando a Ron, Harry y Hermione, quiénes miraban la escena como si fueran invitados no deseados. Nym les hizo una seña para que se acercaran y así lo hicieron.
—Harry, Hermione, Ron, ella es mi amiga Dorothy Holmes. —los tres la saludaron —Dorothy ellos son Ron Weasley, Hermione Granger y Harry…
—¡Potter! —Dorothy exclamó cargada de emoción. —¿Por qué eres Harry Potter, cierto? Veo tu cicatriz.
—Eh…—balbucearon Harry y Nym al mismo instante.
—Tenemos que irnos —dijo Nym rápidamente. —La cola para sacar agua debe ser muy larga.
—Sí, nos vemos —se despidió Ron. Y los cuatro empezaron a caminar dejando a Dorothy muy confundida y con muchas preguntas.
Siguieron el camino indicado, en dónde quién tuvo que presentarse luego fue Nymeria ante un tal Seamus Finnigan a quién sólo conocía de vista. Cuándo llegaron a la cola, cómo había predicho Nym, era terriblemente larga. Podrían haberse muerto del aburrimiento esperando. La pelirrosa empezó a marcar los segundos con la punta de su bota, cruzada de brazos. Los hombres que tenían adelante discutían acaloradamente.
—Tan sólo tienes que ponerte esto, Archie, sé bueno. No puedes caminar por ahí de esa forma: el muggle de la entrada está ya receloso.
—Me compré esto en una tienda muggle —replicó un anciano testarudo—. Los muggles lo llevan.
—Lo llevan las mujeres muggles, Archie, no los hombres. Los hombres llevan esto —dijo el hombre que trabajaba en el Ministerio, agitando los pantalones de rayas.
—No me los pienso poner —Archie estaba indignado—. Me gusta que me dé el aire en mis partes privadas, lo siento.
Nym soltó una carcajada tan alta cómo solo ella sabía hacer, Ron le clavó el codo para que se callara, pero la pelirrosa no era su único problema. Hermione no había podido aguantar el ataque de risa tanto que tuvo que salirse de la fila.
Volvieron despacio, observando todo el lugar de manera más minuiciosa. A Ron le gustaba contemplar los múltiples posters de Viktor Krum que la gente llevaba, Oliver Wood, un obsesionado del quiddicht, invitó a Harry a ver la tienda de sus padres. Nymeria lo conocía por las prácticas de quiddicht, y estaba enterada que este año no volvería a Hogwarts. Se preguntaba a quién escogerían de capitán para el equipo de Gryffindor.
Un grupo de chicas pasó en frente de ellos en un momento y Nymeria rogó para que no fuesen las presumidas de Beauxbatons o por lo menos no un grupo que incluyera a Dorothy acosándolos. Una de las chicas, de largo cabello lacio y rasgos asiáticos saludó a Harry con la mano. Nym la reconoció como Cho Chang, una chica del mismo curso en Hogwarts. Iba acompañada de Alison Granger y la pelirrosa frunció el entrecejo.
Lo que no se había dado cuenta es que en aquel momento que Harry le devolvía el saludo a la japonesa con rostro embobado dejó caer el dichoso balde de agua. Nym pegó un alarido y muchos se dieron vuelta para mirarla con mala cara. Había caído justo en su pie, tirando la mayor parte del contenido en sus botas. Ella iba a soltar un improperio cuánto se dió cuenta de con quiénes estaba tratando no eran Fred o George, a los que podía insultar con toda comodidad. Miró a Harry con furia.
—Lo siento, lo siento, lo siento —decía, a mucha velocidad.
—No importa —dijo Nym, tratando de calmarse. Era totalmente común en ella enojarse por cualquier cosa, pero jamás lo demostraba. —No importa —dijo nuevamente, tratando de convencerse. Murmuró un hechizo y sus botas se secaron. Cómo si nada hubiera pasado.
Aún así, camino a trancos, un poco alejada de los otros. Ahora, quedarse con Ginny y con Sky no sonaba cómo una mala idea.
- Spoiler:
- {Silencio}"Gente que conversa sin hablar, que oye sin escuchar, para no perturbar el sonido...el sonido del silencio."Violet.
Se hallaba acostada entre malas hierbas y el césped amarillento détras de una casa que nunca cambiaba. Así había conocido a su hogar el día en que su mentor la llevó hacia aquel lugar, o eso creía, ya que sólo tenía unos pocos meses por aquel entonces. El viento veraniego silbaba y las malezas le azotaban el rostro, la espalda hervía sobre la tierra seca.
Cuándo era una niña solía pasar mucho tiempo en el patio trasero, pensando o jugando cuándo su tío no intentaba enseñarle el arte de mantener el control de su mente. Estar aquí le traía muchos recuerdos sobre su infancia, no como dentro de la casa, dónde sólo se respiraba sórdidos recuerdos amargos.
Los suyos.
Mientras seguía con los ojos cerrados, las nubes avanzaron, convirtiendo el día de un perfecto prototipo de verano a uno nublado, opaco y lechoso. Abrió los ojos.
Hoy no fue un buen día, ayer tampoco lo fue, y éstos se agolpan rápidamente mientras ella se siente sórdida por dentro. El cielo está del mismo color como ella se siente y eso es lo que la impulsa a recordar por que lo siente.
Su tío no vuelve hace días, a ella no le gusta inmiscuirse mucho en sus asuntos por que sabe que así no se ganará ni su confianza ni su aprobación. Pero ha dejado de importarle, hace mucho que le dejó de importar. Fue como querer ser aceptada por sus compañeros: nunca pudo. Muchos decían que debío haber acabado en Slytherin por que se preocupaba por ella misma y lo que pasaba alrededor escapaba de su interés, otras por que decían que ella era tan fría como tan monótono mostraba su rostro. Todo eso era falso, claro. Pensaban que, cómo una Snape, Slytherin debería haber sido su casa predilecta.
Para Violet estar en Slytherin le daba igual, pero era verdad que cuándo era pequeña, había preferido no estarlo y con la mar de razones bien justificadas: Parkinson y Greengrass eran insoportables, aunque la hermana pequeña de ésta se había ganado su confianza. Crabbe y Goyle eran unos estúpidos que seguían los deseos de un Draco Malfoy altanero y caprichoso, como lo había conocido desde siempre, sin mencionar que Severus Snape, su único familiar, era el jefe de la casa y estaba absolutamente segura de que sería con ella más estricto cómo nunca lo había sido con todos los Gryffindors que se habían cruzado en su vida. Además, sus aptitudes no daban para Slytherin, nunca había sido astuta, codiciosa ni mucho menos una líder, jamás se sintió orgullosa de nada que no fueran sus notas y hasta sus propios objetivos carecían de significado para ella.
Su 'tío' -como el había tolerado que le llamase- además de haberle enseñado Oclumancia le había inculcado a Violet que dominar el estoicismo total la llevaría a ser respetada por los demás. Ella lo había secundado y puesto en práctica, pero el estoicismo es muy díficil de lograr. A veces, sólo te tiene que importar todo lo que tenga que ver con uno mismo, logros, metas e interéses personales.
A veces lo demás, sobraba.
Violet no era sociable ni la más amigable, y siempre que le preguntaban algo, como si repentinamente se hubiesen acordado de su existencia, tartamudeaba y le costaba que las palabras le salieran coherentes. Sin embargo tenía amigos.
Molly Maine era una chica con la que se hablaba desde que entró a Hogwarts, era amable y parecía ignorar el hecho de que ella fuera pariente de uno de los profesores más odiados por los demás compañeros. Terry Boot miraba con desconfianza a Violet hasta que ella le explicó parsimoniosamente las teorias de Aritmancia y eso le cerró la boca. Astoria la arrastraba a su habitación cada vez que la pelirroja era obligada a compartir horas enteras con Pansy y Daphne en la mansión Greengrass. Blaise Zabini no entraba en la categoría amiga, pero la chica lo admiraba por que de alguna manera sacaba de quicio a Malfoy con sus bromas de mal gusto. Theodore Nott no le caía precisamente mal.
Y aunque no quisiera, a veces le importaban los demás.
Pensar en ellos la hacía sentirse sola. Que su tío no volviera también. El sentimiento vacío que se instalaba en su corazón cada vez que se encerraba en los confines de su mente no desaparecía. Era horrible, pensaba. Rodeado de gente uno finge, y los que están eternamente solos son llevados hacia una tortuosa locura, dónde se conocen a ellos mismos y ven la realidad oscura con nuevos ojos.
Violet empezaba a volverse loca de a poco, cada día se hacía peor.
Un graznido disonante la sacó de sus cavilaciones en aquel momento. Miró hacia arriba. Una lechuza aterrizaba a sólo unos metros de ella. La chica se acercó con cautela y miro lo que traía en el pico. Tres cartas.
La primera rezaba.
Querido señorita Snape:
Ignoró con una mueca el apellido y continuó:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el
Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros
necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del
31 de julio.Muy cordialmente, Minerva McGonagallDirectora adjunta
Violet miró las últimas palabras, vagamente extrañada. Seguía rumiándole al término "Directora adjunta" cuándo tomó el segundo sobre, que pesaba más que el anterior.
Éste era anónimo y no decía nada dedicado para ella, pero contenía varios recortes de lo que parecían ser periódicos muggles. Violet lo sabía por que éstos contenían imágenes inmóviles. Las miró hasta que se percató de lo que decían los titulares. Le llevó unos minutos comprender la cuestión y a empezar a horrorizarse.
Eran muertes, muertes sospechosas. Y muertes sospechosas daban a entender que los seguidores de quién temían nombrar perpetraban crímenes espantosos hacia personas indefensas e inocentes.
Siguió viendo los recortes. Eran demasiados y cada uno era más espantoso que el anterior. Encontró uno de el diario El profeta que proclamaba la ascenso de otro nuevo Ministro Mágico.
Un artículo de Dumbledore siguió después, informaba su muerte.
Después de ese tuvo que contemplar la imagen de su mentor, iluminado por las cámaras y con una inexpresividad manifiesta en su semblante. Estaba demasiado confundida para entender que demonios hacía ahí cuándo leyó el título."Severus Snape: nuevo director de Hogwarts".
¿Y qué eran todos esos recortes? ¿Que intentaban decirle? Busco remitente por todos los lados del sobre y nada, aquella carta parecía haber salido del aire.
Tomó el tercer sobre. Pequeño y ligero.
Su mensaje era tan corto como su el tamaño de la carta, pero el contendido casi le da un infarto. Lentamente, las piezas encajaban, una por una aunque el rompecabezas no terminaba de formarse del todo.
Violet:
Tengo órdenes expresas de tu tío para enviarte ésta carta.
Ésta muy ocupado en éstos momentos por su nuevo cargo de director así que mañana Narcissa pasará a recogerte temprano para comprar el nuevo material escolar. Eso es todo.AtentamenteAmycus Carrow
Una vez dentró se sentó en la mesa con las manos en su cabeza, dejando que eso que había estado reprimiento aflorara de una vez. Afuera briznaba.
Claro, se dijo. Y se maldijo en su fuero interno por ser tan tonta.
Porque cuándo la soledad viene tomada de la mano por el silencio, éste esconde verdades que prefieren no ser divulgadas, oscuras mentiras que les habían sido ocultadas desde quién sabe cuándo.
Afuera, la tinta de la carta de Amycus había empezado a borronearse por la llovizna y los recortes, esparcidos en el crecido césped habían empezado a volar.
Uno de ellos, que estaba volteado y que la chica había pasado por alto, tenía fecha del primero de noviembre de 1981 y contenía una imagen de una feliz pareja con dos pequeños bebés. El más grande de cabello oscuro y el pequeño, una niña, de cabello rojo.
Justo igual que sus padres.
- Spoiler:
- Las calles, generalmente concurridas, se hallaban desérticas. Un fino chorro de luz traspasaba la ventana, así que ella pudo verlo. Sus ojos eran negros, su piel blanca y arrugada como las viejas páginas de un libro. Los oscuros círculos que poblaban la mayor parte debajo de sus ojos no eran debido al cansancio.Por supuesto que no.Su nombre resonó en sus oídos. La chica se aferró más a la fina manta que la cubría.Tenía miedo, mucho miedo.Conocía a ésta persona...cuándo vivía lo había hecho cerca de su antiguo hogar.Tocaron la puerta.-¿Lila? -llamó una voz familiar -¿Puedo pasar?La chica que todavía tenía suerte de no hallarse en un manicomio, asintió.Entonces entró una persona conocida, de cabello llamativo. Con un andar grácil y gracioso, similar al de una bailarina. Sin hacer ningún ruido tomó una silla y se sentó en frente de la cama de la joven.-Hola, Lila - le llamó suavemente. Lila la miró. Jade tenía una dulce sonrisa.-Hola.- dijo ella con voz ronca.Y nadie dijo nada más. No hacia falta. Sería estúpido preguntarle a Lila si se encontraba bien. El invierno la había sorprendido soñando despierta, y consigo trajo una gripe que la arrastraba a la cama cada vez que conseguía levantarse.Jade no ignoraba el hecho de que su amiga veía gente muerta. Lila confiaba en ella casi o plenamente, sería ingrato no hacerlo. Aunque tal vez Jade no tenga bien claro el concepto de "ingratitud" después del todo.La castaña logra sentarse, en una mala posición. A diferencia de su amiga, ella si le pregunta como está. Jade responde sonriendo, hablando pausada y serenamente, ignorando ciertas toses por parte de la rubia, como también ignoro, en un principio, el aspecto deplorable que le confería a ésta la gripe.Intercambiaron ciertos comentarios insustanciales sobre el clima, que era frío y deprimente y básicamente esa fue toda la conversación. Lila se distrajo mirando la lluvia caer por la ventana, intentando encontrar las palabras correctas y ordenar las que chocaban furiosamente en su mente, provocando pensamientos discordantes.Cuándo Jade se aburrió de mirar la habitación desordenada de la ojiazul fingió que un mechón de su cabello era más interesante.Los minutos corrían, hasta que Perrie se decidió a hacer la pregunta.-¿Cómo esta él? - le habían salido tan atropelladas las palabras que le sorprendió que Jade pudiera comprenderlas. La susodicha suspiró, retorció sus manos y Lila supo que las respuestas no le agradarían.Zach era un chico, por así decirlo, amigo de Lila. Si es que puede denominarse como amigo a una persona que te hace latir el corazón errático, al que no dejas de mirar cuándo no te ve, que te hace sonrojar cuándo te descubre haciéndolo.Si es que puede denominar amigo a alguien que te ha ocultado un secreto enorme durante tanto tiempo.-Él no...no lo esta pasando bien. -respondió Jade, con el semblante ligeramente apenado. Lila quiso que se la tragara la tierra.{***}-¿Y?-¿Qué? -le preguntó al moreno.-¿Que te dijo?Vaciló unos segundos, jugando con su cabello. Zach interceptó ese gesto como un nerviosismo causado por la falta de maneras de expresar malas noticias. Aunque para ella todo esto no era más que una simple pantomima.-Dijo que no podía creer que le hubieras ocultado el secreto por tanto tiempo -hizo una pausa, mientras Zach asimilaba todo lo que Jade soltaba. Aunque aún faltaba más veneno por expulsar.-¿Y? -se estaba cansando de las oscilaciones de Jade. Se recordó mantener el control.-Zach...-la chica murmuró su nombre con suavidad, colocó la mano en su hombro. Éste se deshizo de su agarre, molesto. Solía guardarse el mal genio cuándo estaba con su amiga, pero estaba harto de que Jade lo tratara con convalecencia. Además aquel gesto, aquellos encantos de Jade no surtían efecto como solían hacerlo hace meses. Tal vez por que hace meses que la compañía inexorable de Jade empezaba a molestarle profundamente, pero era demasiado bueno como para decírselo.La faceta de enojo de Jade era casi imperceptible. Estaba enfadada, pero más que todo ofendida. Nadie la había desairado jamás de esa manera y Zacharias Merrows no iba a ser el primero. Pero, con aire digno, retiro su mano, cuadró los hombros, y , con el moreno de espaldas soltó una última frase.-Dijo que ya no sentía nada por ti.Jade se cruzó de brazos y agradeció que su amigo no la estuviera mirando, pues contra todo pronóstico vería la maliciosa sonrisa que adornaba su rostro. Ella nunca había intentado de persuadir a Zach para que dejara a Lila, eso echaría al traste los meses de esfuerzo del plan que se estaba efectuando y que culminaría gloriosamente si el moreno se creía ésta mentira. Eso pondría fin a lo que fuera que Zach y Lila tuvieran o llegaran a tener.El corazón de él empezó a romperse.
Razones: Diré principalmente que la trama me atrapó, hasta el punto que yo -que soy reticente a unirme a novelas con los roles, los chicos definidos y eso- quise ser participe de forma inmediata. Además, creo que hay un amplio abanico respecto a las ideas y al camino que puede tomar la trama, y eso me gusta mucho. Además, apenas leí la sinopsis, los personajes de Bliss y Castiel estaban latentes en mi mente hasta llegar a no poder pensar en otra cosa. Por otra parte jamás escribí una novela con estas características y sería un gran honor para mí poder hacerlo. Adoro todo lo relacionado a la mitología, y justo antes de ver esta nove, había leído leyendas sobre lunas y esas cosas. Se me encendió un foco cuando vi el tema, y tuve que participar.
wade wilson.
Re: lunar phase | audiciones cerradas.
omg. la audición de Polanski :cccccccccccccccc
que bella, en serio. Tu escritura es hermosa, me encanta. <3
que bella, en serio. Tu escritura es hermosa, me encanta. <3
khaleesi.
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Re: lunar phase | audiciones cerradas.
pos, hace mucho no comento... so, hola :hug:
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I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
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