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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
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Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Si, si me gusto^^katiejones escribió:De verdad te gustó? :O :O Espero tener suerte :)
raymond.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Te gusto mi capítulo?
hayes grier.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Ya te dejo mi ficha solo me falta la historia
Loveru
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Esta bien^^ la espero.Krissell escribió:Ya te dejo mi ficha solo me falta la historia
raymond.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Hola, me llamo Jazmín -dime Jazzy- y vivo en Argentina, realmente me encantó tu idea, así que audicionaré
Besos...
Besos...
- P.D.:
- Yo te ayudaré a ponerla celosa:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Invitado
Invitado
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Y me eh decidido xD
Mañana te dejo mi ficha :DD
Mañana te dejo mi ficha :DD
- Yo te ayudaré a ponerla celosa:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Gerrie.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Mañana te dejo la ficha :A:Hoy no puedo
- Yo te ayudaré a ponerla celosa.:
Tengo que admitir que se me olvido esto, ay.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Invitado
Invitado
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Venecia Ventury
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Nombre Completo: Venecia Valerie Ventury.
Apodos: Ve o Tres.
Edad: 15 años.
Historia: ¿Por dónde comenzar? Creo que debemos comenzar por el día donde su hermana mayor nació. Un día lluvioso en Londres, Catrina Elizabeth Ventury nació. Vivieron sus primeros tres años allí, pero sus padres decidieron divorciarse, dejando así a la pequeña Catrina en el medio. Su madre decidió comenzar de nuevo en Italia. Lo que esta no sabía era que estaba esperando una hija más, a los meses se entera y decide mantenerlo en secreto. George su ex-marido había ganado la tendencia de Catrina y ella no quería perder otra hija más.
Su madre decidió llamar Venecia a su segunda hija, debido a que era el lugar donde había logrado que su vida vuelva a funcionar. Su nuevo marido adoraba el nombre Valeri, por lo que ambos decidieron ponerle dos nombres, Venecia Valeri. Obviamente Roge, su nuevo marido quería ponerle su apellido, pero ella no lo permitió, sabía que en algún momento su pequeña hija debía conocer a su verdadero padre y lo correcto era que se apellidase Ventury.
Venecia era el calco de su padre, cabello dorado, sus ojos verdes amarronados y su bellísima sonrisa. Mientras que Catrina era idéntica a su madre, cabello almendrado medio rojizo, labios más carnosos y ojos color cafés.
Venecia vivió hasta sus 14 años con su madre y su padrastro, pero su curiosidad por saber sobre su hermana y su verdadero padre, era más grande que ella. Insistió e insistió hasta que al fin su madre accedió a que ella fuese a Inglaterra a vivir un tiempo con su padre. Pero Debby, su madre, no tuvo el valor de llamar a George para decirle sobre Venecia. ¿Simplemente llamaría 14 años después de su ruptura y le diría que su hija la visitaría? Era una locura, pero una más grande era la que estaba a punto de hacer ella. Se mudarían los tres a Londres.
Mientras tanto, la vida de Catrina era como la de una princesa. Su padre siempre la había consentido, era bella y respetuosa, le veía un gran futuro en su empresa de modelaje. La envió a clases de etiqueta, a una maestra de arte, baile y canto y a un instituto de moda. Plástica. La palabra con la que muchos la describían, pero eso era solo de envidia. Catrina no tenía ni una sola gota de hueca, era inteligente y aplicada en la escuela.
A sus 15 años comenzó a trabajar en la empresa de su padre, convirtiéndose en poco tiempo en una de las mejores del lugar. Era popular, hermosa, inteligente, famosa y adinerada. El sueño de toda adolescente.
Catrina es conocida como la reina del instituto. Es la capitana de las porristas desde ya hace casi cuatro años. Aún recuerda la satisfacción de haber sido elegida como la capitana a sus 15 años, mientras las de mayor antigüedad en el equipo se quejaban. Solo envidiosas, así las había descripto. Vida perfecta significa chico perfecto. Y si, logró liarse con Jack Harries, capitán del equipo de Hockey. El chico era dos años menor que ella, pero no le importó, el le atraía y era un buen partido. Comenzaron a andar cuando él tenía 15 años y ella 17 años. Eran la pareja perfecta, la reina del instituto, con el capitán de Hockey, el salir con Catrina benefició lo suficiente a Jack, aumentando a tope su popularidad.
Por otro lado está Finn Harries, físicamente igual a Jack, su hermano, total y opuestamente diferente en su interior. Finn es de eso chicos más relajados, no le interesa la popularidad, ni ser el centro de atención. Se viste no salvajemente y provocador como su hermano, sino con clase y elegancia, camisas, pantalones o jean, varias veces zapatos, corbata. Todo un galán, para muchas chicas es perfecto, para algunas como Catrina simplemente belleza desperdiciada. Finn es inteligente y estudioso, a diferencia de Jack que no le va tan bien que digamos, mucho menos en matemáticas y física, pero para eso Catrina lo ha ayudado increíblemente y así ha logrando no solo aumentar su popularidad, sino también sus notas.
Puede que Jack sea perfecto para chicas como Catrina, pero definitivamente Finn es el blanco de perfecto de chicas como Venecia. Venecia, volviendo a ella, pues es simple. A sus 14 años se mudó junto a su madre y su padrastro a Londres, compraron una hermosa casa y se acomodaron. Pero lo que parecía perfecto fue un tanto desperfecto. Debby tuvo que juntar el valor suficiente como para poder enfrentar a George. Mal hecho. Cuando ambos se volvieron a ver la electricidad y descarga eléctrica del día en el que se conocieron volvió. Ambos seguían enamorados, era más que obvio. Al contarle la noticia de que ella había vuelto a Inglaterra, George comenzó mentalmente un plan para "reconquistarla". Dificultosamente Debby le contó sobre su otra hija y el embarazo, de que se había enterado cuando ya estaba en Italia y que no le había dicho en todos estos años debido a su miedo de que se la quitara. Automáticamente él entendió todo el mal que le había provocado al separarla de su hija, pero estaba dispuesto a remediarlo, solo se lo impedía su nuevo esposo, pero se encargaría de borrarlo pronto del mapa.
Días después de su encuentro Venecia conoció a su padre y a su hermana, y por más loco que parezca George a adoptó como su princesita y su hermana tuvo la ilusión de enseñarle todo acerca del mundo de la moda, accesorios, maquillaje y cosas de su agrado. Lamentablemente a Venecia no le importaba tanto la popularidad, pero para que su hermana se ponga feliz y esté orgullosa de ella aceptó todos sus concejos sin rechistar. Venecia se mudó con su padre y su hermana, pero iba todos los días a visitar a su madre y su padrastro. George cada vez que podía intentaba seducir y reconquistar a su amor, logrando así un año después volver a estar con ella y ser nuevamente y al fin una familia feliz. Pero toda familia feliz tiene que tener algún defecto y para Venecia ese defecto era Jack, el novio de su hermana, desde que ambos se habían conocido un gran odio había surgido, sino hubiese sido porque ella es toda una dama se le hubiese tirado encima el día que lo conoció y le hubiese desfigurado su cara, todo lo contrario de lo que quiso hacer cuando conoció a su hermano gemelo Finn, al verlo sintió que estaba en las nubes. Ella no podía entender como Catrina podía estar con un idiota como Jack, cuando su hermano era un amor de persona. Venecia logró acercarse a Finn y logrando así ser su amiga, aunque lo que realmente deseaba era ser su novia. Finn le confesó que amaba secretamente a Catrina, pero que desgraciadamente ella era la novia de su hermano, no lo podía creer su hermana con el idiota y el pobre de Finn amándola desde lejos, eso le partía el corazón, dado que ella le amaba pero él solo la quería como una pequeña hermanita.
Un año después de que Venecia llegase a Londres todo cambia, sus padres se reconcilian, su hermana deja al idiota de Jack, y ella tiene su tan esperada fiesta de 15 años. Pero lo que más la sorprendió fue el hecho de que el estúpido de Jack Harries le propusiese un "plan de celos", el cual consistía en que ella y él fingieran ser novios. Pero ella se negó, no podía hacer eso sería una hipócrita dado el hecho de que lo odiaba y ababa secretamente a su hermano, además era el ex de su hermana y eso no quedaría muy bien, además ella no quería ser popular y estar en boca de todos, y eso era imposible ya que era la hermana pequeña de la reina del instituto, pero con eso ya tenía suficiente ¿Y ahora qué? el idiota le propone poner celosa a su hermana, si hiciese eso su popularidad aumentaría y se divulgaría el rumor por todo el instituto y eso era lo que no quería, además su hermana la odiaría. Pero lo más sorprendente es que después de tanta insistencia ella aceptó y aún, no sabe por qué.
Chico y Rol: Jack Harries || La hermana de la chica a la que ponen celosa.
Capítulo de tu autoria:
Apodos: Ve o Tres.
Edad: 15 años.
Historia: ¿Por dónde comenzar? Creo que debemos comenzar por el día donde su hermana mayor nació. Un día lluvioso en Londres, Catrina Elizabeth Ventury nació. Vivieron sus primeros tres años allí, pero sus padres decidieron divorciarse, dejando así a la pequeña Catrina en el medio. Su madre decidió comenzar de nuevo en Italia. Lo que esta no sabía era que estaba esperando una hija más, a los meses se entera y decide mantenerlo en secreto. George su ex-marido había ganado la tendencia de Catrina y ella no quería perder otra hija más.
Su madre decidió llamar Venecia a su segunda hija, debido a que era el lugar donde había logrado que su vida vuelva a funcionar. Su nuevo marido adoraba el nombre Valeri, por lo que ambos decidieron ponerle dos nombres, Venecia Valeri. Obviamente Roge, su nuevo marido quería ponerle su apellido, pero ella no lo permitió, sabía que en algún momento su pequeña hija debía conocer a su verdadero padre y lo correcto era que se apellidase Ventury.
Venecia era el calco de su padre, cabello dorado, sus ojos verdes amarronados y su bellísima sonrisa. Mientras que Catrina era idéntica a su madre, cabello almendrado medio rojizo, labios más carnosos y ojos color cafés.
Venecia vivió hasta sus 14 años con su madre y su padrastro, pero su curiosidad por saber sobre su hermana y su verdadero padre, era más grande que ella. Insistió e insistió hasta que al fin su madre accedió a que ella fuese a Inglaterra a vivir un tiempo con su padre. Pero Debby, su madre, no tuvo el valor de llamar a George para decirle sobre Venecia. ¿Simplemente llamaría 14 años después de su ruptura y le diría que su hija la visitaría? Era una locura, pero una más grande era la que estaba a punto de hacer ella. Se mudarían los tres a Londres.
Mientras tanto, la vida de Catrina era como la de una princesa. Su padre siempre la había consentido, era bella y respetuosa, le veía un gran futuro en su empresa de modelaje. La envió a clases de etiqueta, a una maestra de arte, baile y canto y a un instituto de moda. Plástica. La palabra con la que muchos la describían, pero eso era solo de envidia. Catrina no tenía ni una sola gota de hueca, era inteligente y aplicada en la escuela.
A sus 15 años comenzó a trabajar en la empresa de su padre, convirtiéndose en poco tiempo en una de las mejores del lugar. Era popular, hermosa, inteligente, famosa y adinerada. El sueño de toda adolescente.
Catrina es conocida como la reina del instituto. Es la capitana de las porristas desde ya hace casi cuatro años. Aún recuerda la satisfacción de haber sido elegida como la capitana a sus 15 años, mientras las de mayor antigüedad en el equipo se quejaban. Solo envidiosas, así las había descripto. Vida perfecta significa chico perfecto. Y si, logró liarse con Jack Harries, capitán del equipo de Hockey. El chico era dos años menor que ella, pero no le importó, el le atraía y era un buen partido. Comenzaron a andar cuando él tenía 15 años y ella 17 años. Eran la pareja perfecta, la reina del instituto, con el capitán de Hockey, el salir con Catrina benefició lo suficiente a Jack, aumentando a tope su popularidad.
Por otro lado está Finn Harries, físicamente igual a Jack, su hermano, total y opuestamente diferente en su interior. Finn es de eso chicos más relajados, no le interesa la popularidad, ni ser el centro de atención. Se viste no salvajemente y provocador como su hermano, sino con clase y elegancia, camisas, pantalones o jean, varias veces zapatos, corbata. Todo un galán, para muchas chicas es perfecto, para algunas como Catrina simplemente belleza desperdiciada. Finn es inteligente y estudioso, a diferencia de Jack que no le va tan bien que digamos, mucho menos en matemáticas y física, pero para eso Catrina lo ha ayudado increíblemente y así ha logrando no solo aumentar su popularidad, sino también sus notas.
Puede que Jack sea perfecto para chicas como Catrina, pero definitivamente Finn es el blanco de perfecto de chicas como Venecia. Venecia, volviendo a ella, pues es simple. A sus 14 años se mudó junto a su madre y su padrastro a Londres, compraron una hermosa casa y se acomodaron. Pero lo que parecía perfecto fue un tanto desperfecto. Debby tuvo que juntar el valor suficiente como para poder enfrentar a George. Mal hecho. Cuando ambos se volvieron a ver la electricidad y descarga eléctrica del día en el que se conocieron volvió. Ambos seguían enamorados, era más que obvio. Al contarle la noticia de que ella había vuelto a Inglaterra, George comenzó mentalmente un plan para "reconquistarla". Dificultosamente Debby le contó sobre su otra hija y el embarazo, de que se había enterado cuando ya estaba en Italia y que no le había dicho en todos estos años debido a su miedo de que se la quitara. Automáticamente él entendió todo el mal que le había provocado al separarla de su hija, pero estaba dispuesto a remediarlo, solo se lo impedía su nuevo esposo, pero se encargaría de borrarlo pronto del mapa.
Días después de su encuentro Venecia conoció a su padre y a su hermana, y por más loco que parezca George a adoptó como su princesita y su hermana tuvo la ilusión de enseñarle todo acerca del mundo de la moda, accesorios, maquillaje y cosas de su agrado. Lamentablemente a Venecia no le importaba tanto la popularidad, pero para que su hermana se ponga feliz y esté orgullosa de ella aceptó todos sus concejos sin rechistar. Venecia se mudó con su padre y su hermana, pero iba todos los días a visitar a su madre y su padrastro. George cada vez que podía intentaba seducir y reconquistar a su amor, logrando así un año después volver a estar con ella y ser nuevamente y al fin una familia feliz. Pero toda familia feliz tiene que tener algún defecto y para Venecia ese defecto era Jack, el novio de su hermana, desde que ambos se habían conocido un gran odio había surgido, sino hubiese sido porque ella es toda una dama se le hubiese tirado encima el día que lo conoció y le hubiese desfigurado su cara, todo lo contrario de lo que quiso hacer cuando conoció a su hermano gemelo Finn, al verlo sintió que estaba en las nubes. Ella no podía entender como Catrina podía estar con un idiota como Jack, cuando su hermano era un amor de persona. Venecia logró acercarse a Finn y logrando así ser su amiga, aunque lo que realmente deseaba era ser su novia. Finn le confesó que amaba secretamente a Catrina, pero que desgraciadamente ella era la novia de su hermano, no lo podía creer su hermana con el idiota y el pobre de Finn amándola desde lejos, eso le partía el corazón, dado que ella le amaba pero él solo la quería como una pequeña hermanita.
Un año después de que Venecia llegase a Londres todo cambia, sus padres se reconcilian, su hermana deja al idiota de Jack, y ella tiene su tan esperada fiesta de 15 años. Pero lo que más la sorprendió fue el hecho de que el estúpido de Jack Harries le propusiese un "plan de celos", el cual consistía en que ella y él fingieran ser novios. Pero ella se negó, no podía hacer eso sería una hipócrita dado el hecho de que lo odiaba y ababa secretamente a su hermano, además era el ex de su hermana y eso no quedaría muy bien, además ella no quería ser popular y estar en boca de todos, y eso era imposible ya que era la hermana pequeña de la reina del instituto, pero con eso ya tenía suficiente ¿Y ahora qué? el idiota le propone poner celosa a su hermana, si hiciese eso su popularidad aumentaría y se divulgaría el rumor por todo el instituto y eso era lo que no quería, además su hermana la odiaría. Pero lo más sorprendente es que después de tanta insistencia ella aceptó y aún, no sabe por qué.
Chico y Rol: Jack Harries || La hermana de la chica a la que ponen celosa.
Capítulo de tu autoria:
- N.E.R.D. para Ti:
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Narra Charlotte:
Me subí al auto negro y con espejos polarizados hecha una furia, para luego cerrar fuertemente la puerta y besar al sexy conductor.
-¡Arranca ya!- le exigí a él.
-Tus deseos son órdenes- dijo mientras aceleraba y se reía.
-Aléjame de todo y de todos- susurré mirando por la ventanilla.
-Si así lo deseas, así será- sonrió satisfactoriamente.
Miré como el paisaje se veía cada vez más borroso debido al aumento de velocidad, noté como una lágrima amenazaba con escapar de mis ojos pero me los restregué antes de que eso suceda.
-Ya, ya, ya todo estará bien- dijo él mirándome con una gran sonrisa.
-¿A dónde me estás llevando?- pregunté mientras miraba fijamente sus hermosos ojos verdosos.
-Hasta el fin del mundo preciosa- me contestó con su melodiosa voz.
-Pues espero que lleguemos rápido entonces- dije para volver a ver a través de la ventanilla.
Luego de unos minutos llegamos a un bosquecito, sonreí al darme cuenta en donde estaba, nuestro pequeño nidito de amor, nuestra linda y acogedora cabaña que se encontraba en el medio de aquel bosquecillo.
-Oh Alex, eres un chico malo al arrastrarme hasta aquí- dije sensualmente.
-Bueno era esto o un hotel- dijo pícaro.
-Una y mil veces prefiero nuestra cabaña- exclamé a la vez que lo besaba.
Llegamos a la cabaña, y una vez dentro ambos nos sumimos en el placer, entregándonos toda la lujuria del mundo.
-Mierda- exclamé a la vez que me despertaba agitadamente -Ese recuerdo nuevamente- dije en un susurro -¿Hasta cuándo piensa seguir atormentándome?- mascullé -Quizás esté condenada y esta maldita culpa nunca se me valla- agregué a la vez que una lágrima caí por mi mejilla.
Sacudí mi cabeza para sacar todos esos malditos recuerdos, miré mi móvil y eran las siete de la mañana, miré por la ventanilla y agudicé mi oído. Al parecer la fiesta seguía. Malditos. Pensé furiosa. Aún siguen de parranda. Como si ocho horas seguidas de música horrible y fuerte, alcohol, sexo y drogas no les fuese suficiente. Volví a maldecir interiormente.
La lluvia seguía cayendo, y aunque ahora no era tan fuerte, seguía haciendo demasiado frío y de seguro que si salía del auto me enfermaría, ya bastante mojada había estado mientras esperaba a que el idiota de Malik, me devolviese mi cuarto, cosa que nunca hizo.
No tenía a donde ir, no podía ir simplemente a un Starbuck a desayunar, ya que no me sentía cómoda al estar vestida con un simple jean apretado y una blusa blanca que delineaba mi físico. Tomé la ropa de la bolsa, aún estaba empapada. Suspiré frustradamente y me maldije por tener esta ropa y no una muda deportiva. Automáticamente un recuerdo llegó a mi.
-¿Siempre dejas este jean y esta blusa aquí?- pregunto Alex sonriente.
-Claro, es el mejor lugar- dije mientras le arrebataba la camisa y la volvía a dejar en su lugar, junto al jean -Además, mi ropero a quedado pequeño y debo guardar la ropa en otro lado, lo mejor que se me ocurrió fue dejarla en el auto- reí burlona.
-Pues yo creo que ni el palacio imperial te alcanzaría- rió él con ganas.
-Idiota- mascullé ofendida.
-¡Oh Bethy, Bethy Boo!- exclamó -No te enojes por favor- suplicó mientras rosaba su nariz con la mía.
-Mmmm- me lo pensé y lo miré con una ceja levantada, a lo que él me besó y yo lo seguí.
-¿Perdonado?- preguntó a escasos centímetros de mis labios.
-Claro- respondí y volvimos a lo que estábamos.
Reí al acordarme de como era que tenía esta ropa aquí. Antes siempre dejaba una muda en la parte trasera interior de mi auto, la iba cambiando de vez en cuando. Siempre debía de tener uno o dos cambios de ropa. Pero mi sonrisa se desvaneció rápidamente al recordad al poseedor de aquellos ojos verdes aguados. Hace dos años que esta ropa estaba aquí. Hace dos años que dejé de ser yo para convertirme en lo que soy ahora. Hace dos años que por idiota los perdí a ellos, a ella y a él. Suspiré frustradamente. Alex ¿Qué es de tu vida? ¿Qué has echo en estos últimos dos años? ¿Dónde estás? ¿Te acuerdas de mi?. Mi cerebro no era capaz de dejar de pensar una pregunta tras otra. Otro suspiro cayó de mis labios.
-Lo siento- susurré.
Pensé y repensé qué es lo que podría hacer a las siete y media de la mañana, sola, con poco dinero, sin ropa cómoda, en mi auto y con lluvia. Un par de veces pasó la misma idea por mi mente y luego de evaluar si ir o no ir, decidí que ya era momento de enfrentar una parte de mi pasado, hacerle frente al presente y soñar con que en el futuro todo estará arreglado.
Me pasé al asiento delantero, encendí el coche y tomé rumbo a mi destino.
Habían pasado ya quince minutos desde que había llegado a la casa y aún seguía estacionada frente a su puerta. La lluvia era más fuerte y al parecer seguiría lloviendo. Ya eran más de las ocho. Suspiré. No podía hacerlo, no tenía el valor suficiente como para enfrentarla. No en estos momentos. No aquí, ni ahora. Coloqué la llave y me dispuse a volver a casa, el trayecto de su casa a la mía era casi de una hora en auto, así que esperaba poder llegar que la maldita fiesta ya halla terminado. Arranqué el auto y nada. Otro intento. Nada. Una vez más y nada. Maldije el estúpido auto y tomé mi cara entre mis manos. ¿De qué servía tener un auto moderno, de tan solo tres años, si cuando más lo necesitabas se descomponía? No puedo regresar a casa. No caminando, eso me tardaría por lo menos, una hora y media y bajo esta lluvia, volaría de fiebre durante una semana entera. No me queda de otra. Mis pensamientos me atormentaban, suspiré una vez más y decididamente bajé del auto. Corrí hasta la puerta y prácticamente me pegué al timbre.
-¡Va!- gritó su voz adormilada -¡Que ya va, maldita sea!- gritó mientras caminaba molesta -¿Tú?- dijo mirándome conmocionada a los ojos -¿Qué haces aquí?- preguntó confundida, triste, feliz y enojada al mismo tiempo.
-Yo... esto... mi auto... se descompuso- tartamudeé nerviosamente. Ella solo me observó fríamente.
-Lástima- dijo fría -Pero yo no se reparar automóviles, te diría que pases pero ensuciarías mi casa, así que será mejor que llames a alguien para que venga a ayudarte- dijo secamente e hizo un además para cerrar la puerta.
-Espera- la detuve -Solo quiero hablar- susurré.
-Lamentablemente no estoy de humor, acabas de interrumpir mi sueño y eso me fastidia- dijo de brazos cruzados -Que lástima que tu auto se halla descompuesto- susurró -Pero se debería haber descompuesto hace tiempo. Hace dos años atrás, cuando realmente deberías haber estado frente a mi puerta y no ahora- dijo seca e hirientemente -Ahora si me disculpas me gustaría volver a dormir- concluyó y cerró la puerta.
-Yo... yo realmente lo siento, nunca debí de haberme alejado de ti, soy una idiota y lo siento- dije sinceramente mientras mis lágrimas no dejaban de caer.
Espere durante unos minutos y nada, pude escuchar sus pasos y noté que ya no se encontraba detrás de la puerta. Me lo merezco, yo fui la única idiota que se alejo en vez de aceptar su ayuda.
Me alejé dolida de su casa. Me restregué las lágrimas pero era inútil, una tras otra salían de mis ojos, además la lluvia me había empapado totalmente y ya daba igual si lloraba o no, así que me rendí y solo lloré silenciosamente, mientra me alejaba de su casa. Quizás nunca debería haber venido. Me reprendí mentalmente.
Iba caminando con la cabeza gacha, mi casa estaba demasiado lejos y no tenía ánimos como para poder caminar más rápido. Me sentía incomoda, estaba descalza ya que los tacones los había dejado en el auto, mi blusa ahora era casi traslúcida y mi pantalón, ¿Hace cuánto que no usaba uno de jean?
Llevaba un par de minutos caminando, estaba abrazada a mi misma, temblaba y tosía. Iba en mi propio mundo, que no me dí cuenta de que gritaban mi nombre, hasta que un par de manos sujetaron mis brazos.
-Espera- susurró su voz, y esto hizo que más y más lágrimas cayesen por mis mejillas.
-Lo siento, nunca debí de haber venido, ya me estoy yendo, así que no tienes nada de que preocuparte, nunca más sabrás de mi, ya no te molestaré- solté destruida aún sin verla.
-Dos años- susurró -Dos largos y tortuosos años sin saber nada acerca de mi mejor amiga ¿Sabes cómo se siente eso?- agregó con la voz rota y pude notar que ella también estaba llorando.
-Yo... Samy... digo Samanta, no, yo, esto... lo lamento- tartamudeé mientras me giraba para verla.
-¿Sabes? Llegue a creer que si alguna vez te volvía a ver o a encontrar, simplemente ya ni me acordaría de ti, te ignoraría y te borraría de mi vida. Intenté olvidarte, a ti, a tu hermano, a tu hermanita, hasta a tu perro, pero no, no lo logré, he intentado poder comunicarme contigo desde hace como un año, pero me he rendido ¿Sabes? Cambiaste tu número de teléfono, el último año de instituto no asististe, me enteré de que simplemente te habías cambiado a otro, y no tenía el valor suficiente como para ir a tu casa, no luego de las peleas que tuve contigo y Robert- habló rápidamente ella.
-Kira murió a principio de año- dije sorbiendo por mi nariz.
-Lo siento- susurró apenada.
-No hay problema, lo siento por Lucy, ella adoraba al perro- levanté los hombros como si nada.
La miré fijamente, aún estaba en pijama. Su cuerpo formado estaba temblando y cubierto tan solo por un pantalón corto y una remera, las cuales estaban chorreando de agua. Su pelo rubio dorado, se encontraba atado en una cola alta y sus penetrantes ojos verdes me estaban viendo con dulzura, alegría y perdón.
No aguanté más y me lancé a sus brazos. Ella era mi mejor amiga, mi vida, mi alma, mi otra parte. Nos conocimos a los 4 años, en el jardín de infantes, y desde ese día hemos sido inseparables, claro hasta hace dos años atrás que yo decidí cortar todo tipo de relación con ella.
-Lo siento, fui una idiota, tú solo quisiste ayudarme y yo como una estúpida te eché de mi vida, lo siento, si no hubiese sido por Lucy, que me hizo entra en razón, aún seguiría arrepintiéndome de haberte dejado- sollocé en su hombro.
-Yo fui la idiota que nunca hizo nada, tú me echas de tu vida y yo como pésima mejor amiga lo acepto, la que me debe perdonar eres tú- solloza ella -Ya, mejor dejemos el drama a un lado y vallamos a casa, sino ambas enfermaremos- agregó ella, rompiendo nuestro abrazo de reconciliación.
-Claro- sonreí sinceramente, como hace años que no hacía.
Bueno al fin terminé mi ficha espero que te guste y espero resultados! Besitos!
Última edición por Krissell el Mar 17 Dic 2013, 12:27 pm, editado 8 veces
Loveru
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Muchas gracias!Scarlet! escribió:Hola, me llamo Jazmín -dime Jazzy- y vivo en Argentina, realmente me encantó tu idea, así que audicionaré
Besos...
- P.D.:
- Yo te ayudaré a ponerla celosa:
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Espero tus datos:3
raymond.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Esta bien^^, la espero.jeri hermosillo escribió:Y me eh decidido xD
Mañana te dejo mi ficha :DD
- Yo te ayudaré a ponerla celosa:
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raymond.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Esta bien, la espero^^Alejandra. escribió:Mañana te dejo la ficha :A:Hoy no puedo
- Yo te ayudaré a ponerla celosa.:
Tengo que admitir que se me olvido esto, ay.
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raymond.
hayes grier.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
Cielo me ha encantado, solo una cosa, ¿ya la has terminado de editar? Es que, cuándo la leí por primera vez la historia era mas cortita c:, pero igual, me ha encantado.Krissell escribió: Venecia Ventury[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Odio que me comparen con mi hermana. Entiéndanlo, ella es ella, y yo soy yo Nombre Completo: Venecia Valeri Ventury.
Apodos: Ve o Tres.
Edad: 15 años.
Historia: ¿Por dónde comenzar? Creo que debemos comenzar por el día donde su hermana mayor nació. Un día lluvioso en Londres, Catrina Elizabeth Ventury nació. Vivieron sus primeros tres años allí, pero sus padres decidieron divorciarse, dejando así a la pequeña Catrina en el medio. Su madre decidió comenzar de nuevo en Italia. Lo que esta no sabía era que estaba esperando una hija más, a los meses se entera y decide mantenerlo en secreto. George su ex-marido había ganado la tendencia de Catrina y ella no quería perder otra hija más.
Su madre decidió llamar Venecia a su segunda hija, debido a que era el lugar donde había logrado que su vida vuelva a funcionar. Su nuevo marido adoraba el nombre Valeri, por lo que ambos decidieron ponerle dos nombres, Venecia Valeri. Obviamente Roge, su nuevo marido quería ponerle su apellido, pero ella no lo permitió, sabía que en algún momento su pequeña hija debía conocer a su verdadero padre y lo correcto era que se apellidase Ventury.
Curiosidades: Le dicen afectuosamente Ve, debido a que su nombre empieza con esa letra, aunque sus más acercados le dicen Tres, debido a las tres V con las que empiezan sus nombres y su apellido. Su apariencia, muestra a un ángel de cabello dorado, mientras que todos sus cercanos saben que si bien puede llegar a serlo, odia que la comparen con su hermana y le den órdenes, es mejor no hacerlo o una Ve muy enojada puede llegar a aparecer.
Chico y Rol: Jack Harries || La hermana de la chica a la que ponen celosa.
Capítulo de tu autoria:
- N.E.R.D. para Ti:
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Narra Charlotte:
Me subí al auto negro y con espejos polarizados hecha una furia, para luego cerrar fuertemente la puerta y besar al sexy conductor.
-¡Arranca ya!- le exigí a él.
-Tus deseos son órdenes- dijo mientras aceleraba y se reía.
-Aléjame de todo y de todos- susurré mirando por la ventanilla.
-Si así lo deseas, así será- sonrió satisfactoriamente.
Miré como el paisaje se veía cada vez más borroso debido al aumento de velocidad, noté como una lágrima amenazaba con escapar de mis ojos pero me los restregué antes de que eso suceda.
-Ya, ya, ya todo estará bien- dijo él mirándome con una gran sonrisa.
-¿A dónde me estás llevando?- pregunté mientras miraba fijamente sus hermosos ojos verdosos.
-Hasta el fin del mundo preciosa- me contestó con su melodiosa voz.
-Pues espero que lleguemos rápido entonces- dije para volver a ver a través de la ventanilla.
Luego de unos minutos llegamos a un bosquecito, sonreí al darme cuenta en donde estaba, nuestro pequeño nidito de amor, nuestra linda y acogedora cabaña que se encontraba en el medio de aquel bosquecillo.
-Oh Alex, eres un chico malo al arrastrarme hasta aquí- dije sensualmente.
-Bueno era esto o un hotel- dijo pícaro.
-Una y mil veces prefiero nuestra cabaña- exclamé a la vez que lo besaba.
Llegamos a la cabaña, y una vez dentro ambos nos sumimos en el placer, entregándonos toda la lujuria del mundo.
-Mierda- exclamé a la vez que me despertaba agitadamente -Ese recuerdo nuevamente- dije en un susurro -¿Hasta cuándo piensa seguir atormentándome?- mascullé -Quizás esté condenada y esta maldita culpa nunca se me valla- agregué a la vez que una lágrima caí por mi mejilla.
Sacudí mi cabeza para sacar todos esos malditos recuerdos, miré mi móvil y eran las siete de la mañana, miré por la ventanilla y agudicé mi oído. Al parecer la fiesta seguía. Malditos. Pensé furiosa. Aún siguen de parranda. Como si ocho horas seguidas de música horrible y fuerte, alcohol, sexo y drogas no les fuese suficiente. Volví a maldecir interiormente.
La lluvia seguía cayendo, y aunque ahora no era tan fuerte, seguía haciendo demasiado frío y de seguro que si salía del auto me enfermaría, ya bastante mojada había estado mientras esperaba a que el idiota de Malik, me devolviese mi cuarto, cosa que nunca hizo.
No tenía a donde ir, no podía ir simplemente a un Starbuck a desayunar, ya que no me sentía cómoda al estar vestida con un simple jean apretado y una blusa blanca que delineaba mi físico. Tomé la ropa de la bolsa, aún estaba empapada. Suspiré frustradamente y me maldije por tener esta ropa y no una muda deportiva. Automáticamente un recuerdo llegó a mi.
-¿Siempre dejas este jean y esta blusa aquí?- pregunto Alex sonriente.
-Claro, es el mejor lugar- dije mientras le arrebataba la camisa y la volvía a dejar en su lugar, junto al jean -Además, mi ropero a quedado pequeño y debo guardar la ropa en otro lado, lo mejor que se me ocurrió fue dejarla en el auto- reí burlona.
-Pues yo creo que ni el palacio imperial te alcanzaría- rió él con ganas.
-Idiota- mascullé ofendida.
-¡Oh Bethy, Bethy Boo!- exclamó -No te enojes por favor- suplicó mientras rosaba su nariz con la mía.
-Mmmm- me lo pensé y lo miré con una ceja levantada, a lo que él me besó y yo lo seguí.
-¿Perdonado?- preguntó a escasos centímetros de mis labios.
-Claro- respondí y volvimos a lo que estábamos.
Reí al acordarme de como era que tenía esta ropa aquí. Antes siempre dejaba una muda en la parte trasera interior de mi auto, la iba cambiando de vez en cuando. Siempre debía de tener uno o dos cambios de ropa. Pero mi sonrisa se desvaneció rápidamente al recordad al poseedor de aquellos ojos verdes aguados. Hace dos años que esta ropa estaba aquí. Hace dos años que dejé de ser yo para convertirme en lo que soy ahora. Hace dos años que por idiota los perdí a ellos, a ella y a él. Suspiré frustradamente. Alex ¿Qué es de tu vida? ¿Qué has echo en estos últimos dos años? ¿Dónde estás? ¿Te acuerdas de mi?. Mi cerebro no era capaz de dejar de pensar una pregunta tras otra. Otro suspiro cayó de mis labios.
-Lo siento- susurré.
Pensé y repensé qué es lo que podría hacer a las siete y media de la mañana, sola, con poco dinero, sin ropa cómoda, en mi auto y con lluvia. Un par de veces pasó la misma idea por mi mente y luego de evaluar si ir o no ir, decidí que ya era momento de enfrentar una parte de mi pasado, hacerle frente al presente y soñar con que en el futuro todo estará arreglado.
Me pasé al asiento delantero, encendí el coche y tomé rumbo a mi destino.
Habían pasado ya quince minutos desde que había llegado a la casa y aún seguía estacionada frente a su puerta. La lluvia era más fuerte y al parecer seguiría lloviendo. Ya eran más de las ocho. Suspiré. No podía hacerlo, no tenía el valor suficiente como para enfrentarla. No en estos momentos. No aquí, ni ahora. Coloqué la llave y me dispuse a volver a casa, el trayecto de su casa a la mía era casi de una hora en auto, así que esperaba poder llegar que la maldita fiesta ya halla terminado. Arranqué el auto y nada. Otro intento. Nada. Una vez más y nada. Maldije el estúpido auto y tomé mi cara entre mis manos. ¿De qué servía tener un auto moderno, de tan solo tres años, si cuando más lo necesitabas se descomponía? No puedo regresar a casa. No caminando, eso me tardaría por lo menos, una hora y media y bajo esta lluvia, volaría de fiebre durante una semana entera. No me queda de otra. Mis pensamientos me atormentaban, suspiré una vez más y decididamente bajé del auto. Corrí hasta la puerta y prácticamente me pegué al timbre.
-¡Va!- gritó su voz adormilada -¡Que ya va, maldita sea!- gritó mientras caminaba molesta -¿Tú?- dijo mirándome conmocionada a los ojos -¿Qué haces aquí?- preguntó confundida, triste, feliz y enojada al mismo tiempo.
-Yo... esto... mi auto... se descompuso- tartamudeé nerviosamente. Ella solo me observó fríamente.
-Lástima- dijo fría -Pero yo no se reparar automóviles, te diría que pases pero ensuciarías mi casa, así que será mejor que llames a alguien para que venga a ayudarte- dijo secamente e hizo un además para cerrar la puerta.
-Espera- la detuve -Solo quiero hablar- susurré.
-Lamentablemente no estoy de humor, acabas de interrumpir mi sueño y eso me fastidia- dijo de brazos cruzados -Que lástima que tu auto se halla descompuesto- susurró -Pero se debería haber descompuesto hace tiempo. Hace dos años atrás, cuando realmente deberías haber estado frente a mi puerta y no ahora- dijo seca e hirientemente -Ahora si me disculpas me gustaría volver a dormir- concluyó y cerró la puerta.
-Yo... yo realmente lo siento, nunca debí de haberme alejado de ti, soy una idiota y lo siento- dije sinceramente mientras mis lágrimas no dejaban de caer.
Espere durante unos minutos y nada, pude escuchar sus pasos y noté que ya no se encontraba detrás de la puerta. Me lo merezco, yo fui la única idiota que se alejo en vez de aceptar su ayuda.
Me alejé dolida de su casa. Me restregué las lágrimas pero era inútil, una tras otra salían de mis ojos, además la lluvia me había empapado totalmente y ya daba igual si lloraba o no, así que me rendí y solo lloré silenciosamente, mientra me alejaba de su casa. Quizás nunca debería haber venido. Me reprendí mentalmente.
Iba caminando con la cabeza gacha, mi casa estaba demasiado lejos y no tenía ánimos como para poder caminar más rápido. Me sentía incomoda, estaba descalza ya que los tacones los había dejado en el auto, mi blusa ahora era casi traslúcida y mi pantalón, ¿Hace cuánto que no usaba uno de jean?
Llevaba un par de minutos caminando, estaba abrazada a mi misma, temblaba y tosía. Iba en mi propio mundo, que no me dí cuenta de que gritaban mi nombre, hasta que un par de manos sujetaron mis brazos.
-Espera- susurró su voz, y esto hizo que más y más lágrimas cayesen por mis mejillas.
-Lo siento, nunca debí de haber venido, ya me estoy yendo, así que no tienes nada de que preocuparte, nunca más sabrás de mi, ya no te molestaré- solté destruida aún sin verla.
-Dos años- susurró -Dos largos y tortuosos años sin saber nada acerca de mi mejor amiga ¿Sabes cómo se siente eso?- agregó con la voz rota y pude notar que ella también estaba llorando.
-Yo... Samy... digo Samanta, no, yo, esto... lo lamento- tartamudeé mientras me giraba para verla.
-¿Sabes? Llegue a creer que si alguna vez te volvía a ver o a encontrar, simplemente ya ni me acordaría de ti, te ignoraría y te borraría de mi vida. Intenté olvidarte, a ti, a tu hermano, a tu hermanita, hasta a tu perro, pero no, no lo logré, he intentado poder comunicarme contigo desde hace como un año, pero me he rendido ¿Sabes? Cambiaste tu número de teléfono, el último año de instituto no asististe, me enteré de que simplemente te habías cambiado a otro, y no tenía el valor suficiente como para ir a tu casa, no luego de las peleas que tuve contigo y Robert- habló rápidamente ella.
-Kira murió a principio de año- dije sorbiendo por mi nariz.
-Lo siento- susurró apenada.
-No hay problema, lo siento por Lucy, ella adoraba al perro- levanté los hombros como si nada.
La miré fijamente, aún estaba en pijama. Su cuerpo formado estaba temblando y cubierto tan solo por un pantalón corto y una remera, las cuales estaban chorreando de agua. Su pelo rubio dorado, se encontraba atado en una cola alta y sus penetrantes ojos verdes me estaban viendo con dulzura, alegría y perdón.
No aguanté más y me lancé a sus brazos. Ella era mi mejor amiga, mi vida, mi alma, mi otra parte. Nos conocimos a los 4 años, en el jardín de infantes, y desde ese día hemos sido inseparables, claro hasta hace dos años atrás que yo decidí cortar todo tipo de relación con ella.
-Lo siento, fui una idiota, tú solo quisiste ayudarme y yo como una estúpida te eché de mi vida, lo siento, si no hubiese sido por Lucy, que me hizo entra en razón, aún seguiría arrepintiéndome de haberte dejado- sollocé en su hombro.
-Yo fui la idiota que nunca hizo nada, tú me echas de tu vida y yo como pésima mejor amiga lo acepto, la que me debe perdonar eres tú- solloza ella -Ya, mejor dejemos el drama a un lado y vallamos a casa, sino ambas enfermaremos- agregó ella, rompiendo nuestro abrazo de reconciliación.
-Claro- sonreí sinceramente, como hace años que no hacía.Bueno aquí te dejo la mitad de mi ficha, luego terminaré de editar la historia :D Besitos!
Suerte de antemano.
raymond.
Re: Solo... para ponerlas celosas {audiciones cerradas; resultados subidos. |nc|
No aún no la he terminado, si antes era más cortita, es que tengo la manía de ir editandola de a pedacitos jeje es por eso que ahora es más larga :) ni bien termine con la historia te avisoFuture Sra.Styles escribió:Cielo me ha encantado, solo una cosa, ¿ya la has terminado de editar? Es que, cuándo la leí por primera vez la historia era mas cortita c:, pero igual, me ha encantado.Krissell escribió: Venecia Ventury[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Odio que me comparen con mi hermana. Entiéndanlo, ella es ella, y yo soy yo Nombre Completo: Venecia Valeri Ventury.
Apodos: Ve o Tres.
Edad: 15 años.
Historia: ¿Por dónde comenzar? Creo que debemos comenzar por el día donde su hermana mayor nació. Un día lluvioso en Londres, Catrina Elizabeth Ventury nació. Vivieron sus primeros tres años allí, pero sus padres decidieron divorciarse, dejando así a la pequeña Catrina en el medio. Su madre decidió comenzar de nuevo en Italia. Lo que esta no sabía era que estaba esperando una hija más, a los meses se entera y decide mantenerlo en secreto. George su ex-marido había ganado la tendencia de Catrina y ella no quería perder otra hija más.
Su madre decidió llamar Venecia a su segunda hija, debido a que era el lugar donde había logrado que su vida vuelva a funcionar. Su nuevo marido adoraba el nombre Valeri, por lo que ambos decidieron ponerle dos nombres, Venecia Valeri. Obviamente Roge, su nuevo marido quería ponerle su apellido, pero ella no lo permitió, sabía que en algún momento su pequeña hija debía conocer a su verdadero padre y lo correcto era que se apellidase Ventury.
Curiosidades: Le dicen afectuosamente Ve, debido a que su nombre empieza con esa letra, aunque sus más acercados le dicen Tres, debido a las tres V con las que empiezan sus nombres y su apellido. Su apariencia, muestra a un ángel de cabello dorado, mientras que todos sus cercanos saben que si bien puede llegar a serlo, odia que la comparen con su hermana y le den órdenes, es mejor no hacerlo o una Ve muy enojada puede llegar a aparecer.
Chico y Rol: Jack Harries || La hermana de la chica a la que ponen celosa.
Capítulo de tu autoria:
- N.E.R.D. para Ti:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Narra Charlotte:
Me subí al auto negro y con espejos polarizados hecha una furia, para luego cerrar fuertemente la puerta y besar al sexy conductor.
-¡Arranca ya!- le exigí a él.
-Tus deseos son órdenes- dijo mientras aceleraba y se reía.
-Aléjame de todo y de todos- susurré mirando por la ventanilla.
-Si así lo deseas, así será- sonrió satisfactoriamente.
Miré como el paisaje se veía cada vez más borroso debido al aumento de velocidad, noté como una lágrima amenazaba con escapar de mis ojos pero me los restregué antes de que eso suceda.
-Ya, ya, ya todo estará bien- dijo él mirándome con una gran sonrisa.
-¿A dónde me estás llevando?- pregunté mientras miraba fijamente sus hermosos ojos verdosos.
-Hasta el fin del mundo preciosa- me contestó con su melodiosa voz.
-Pues espero que lleguemos rápido entonces- dije para volver a ver a través de la ventanilla.
Luego de unos minutos llegamos a un bosquecito, sonreí al darme cuenta en donde estaba, nuestro pequeño nidito de amor, nuestra linda y acogedora cabaña que se encontraba en el medio de aquel bosquecillo.
-Oh Alex, eres un chico malo al arrastrarme hasta aquí- dije sensualmente.
-Bueno era esto o un hotel- dijo pícaro.
-Una y mil veces prefiero nuestra cabaña- exclamé a la vez que lo besaba.
Llegamos a la cabaña, y una vez dentro ambos nos sumimos en el placer, entregándonos toda la lujuria del mundo.
-Mierda- exclamé a la vez que me despertaba agitadamente -Ese recuerdo nuevamente- dije en un susurro -¿Hasta cuándo piensa seguir atormentándome?- mascullé -Quizás esté condenada y esta maldita culpa nunca se me valla- agregué a la vez que una lágrima caí por mi mejilla.
Sacudí mi cabeza para sacar todos esos malditos recuerdos, miré mi móvil y eran las siete de la mañana, miré por la ventanilla y agudicé mi oído. Al parecer la fiesta seguía. Malditos. Pensé furiosa. Aún siguen de parranda. Como si ocho horas seguidas de música horrible y fuerte, alcohol, sexo y drogas no les fuese suficiente. Volví a maldecir interiormente.
La lluvia seguía cayendo, y aunque ahora no era tan fuerte, seguía haciendo demasiado frío y de seguro que si salía del auto me enfermaría, ya bastante mojada había estado mientras esperaba a que el idiota de Malik, me devolviese mi cuarto, cosa que nunca hizo.
No tenía a donde ir, no podía ir simplemente a un Starbuck a desayunar, ya que no me sentía cómoda al estar vestida con un simple jean apretado y una blusa blanca que delineaba mi físico. Tomé la ropa de la bolsa, aún estaba empapada. Suspiré frustradamente y me maldije por tener esta ropa y no una muda deportiva. Automáticamente un recuerdo llegó a mi.
-¿Siempre dejas este jean y esta blusa aquí?- pregunto Alex sonriente.
-Claro, es el mejor lugar- dije mientras le arrebataba la camisa y la volvía a dejar en su lugar, junto al jean -Además, mi ropero a quedado pequeño y debo guardar la ropa en otro lado, lo mejor que se me ocurrió fue dejarla en el auto- reí burlona.
-Pues yo creo que ni el palacio imperial te alcanzaría- rió él con ganas.
-Idiota- mascullé ofendida.
-¡Oh Bethy, Bethy Boo!- exclamó -No te enojes por favor- suplicó mientras rosaba su nariz con la mía.
-Mmmm- me lo pensé y lo miré con una ceja levantada, a lo que él me besó y yo lo seguí.
-¿Perdonado?- preguntó a escasos centímetros de mis labios.
-Claro- respondí y volvimos a lo que estábamos.
Reí al acordarme de como era que tenía esta ropa aquí. Antes siempre dejaba una muda en la parte trasera interior de mi auto, la iba cambiando de vez en cuando. Siempre debía de tener uno o dos cambios de ropa. Pero mi sonrisa se desvaneció rápidamente al recordad al poseedor de aquellos ojos verdes aguados. Hace dos años que esta ropa estaba aquí. Hace dos años que dejé de ser yo para convertirme en lo que soy ahora. Hace dos años que por idiota los perdí a ellos, a ella y a él. Suspiré frustradamente. Alex ¿Qué es de tu vida? ¿Qué has echo en estos últimos dos años? ¿Dónde estás? ¿Te acuerdas de mi?. Mi cerebro no era capaz de dejar de pensar una pregunta tras otra. Otro suspiro cayó de mis labios.
-Lo siento- susurré.
Pensé y repensé qué es lo que podría hacer a las siete y media de la mañana, sola, con poco dinero, sin ropa cómoda, en mi auto y con lluvia. Un par de veces pasó la misma idea por mi mente y luego de evaluar si ir o no ir, decidí que ya era momento de enfrentar una parte de mi pasado, hacerle frente al presente y soñar con que en el futuro todo estará arreglado.
Me pasé al asiento delantero, encendí el coche y tomé rumbo a mi destino.
Habían pasado ya quince minutos desde que había llegado a la casa y aún seguía estacionada frente a su puerta. La lluvia era más fuerte y al parecer seguiría lloviendo. Ya eran más de las ocho. Suspiré. No podía hacerlo, no tenía el valor suficiente como para enfrentarla. No en estos momentos. No aquí, ni ahora. Coloqué la llave y me dispuse a volver a casa, el trayecto de su casa a la mía era casi de una hora en auto, así que esperaba poder llegar que la maldita fiesta ya halla terminado. Arranqué el auto y nada. Otro intento. Nada. Una vez más y nada. Maldije el estúpido auto y tomé mi cara entre mis manos. ¿De qué servía tener un auto moderno, de tan solo tres años, si cuando más lo necesitabas se descomponía? No puedo regresar a casa. No caminando, eso me tardaría por lo menos, una hora y media y bajo esta lluvia, volaría de fiebre durante una semana entera. No me queda de otra. Mis pensamientos me atormentaban, suspiré una vez más y decididamente bajé del auto. Corrí hasta la puerta y prácticamente me pegué al timbre.
-¡Va!- gritó su voz adormilada -¡Que ya va, maldita sea!- gritó mientras caminaba molesta -¿Tú?- dijo mirándome conmocionada a los ojos -¿Qué haces aquí?- preguntó confundida, triste, feliz y enojada al mismo tiempo.
-Yo... esto... mi auto... se descompuso- tartamudeé nerviosamente. Ella solo me observó fríamente.
-Lástima- dijo fría -Pero yo no se reparar automóviles, te diría que pases pero ensuciarías mi casa, así que será mejor que llames a alguien para que venga a ayudarte- dijo secamente e hizo un además para cerrar la puerta.
-Espera- la detuve -Solo quiero hablar- susurré.
-Lamentablemente no estoy de humor, acabas de interrumpir mi sueño y eso me fastidia- dijo de brazos cruzados -Que lástima que tu auto se halla descompuesto- susurró -Pero se debería haber descompuesto hace tiempo. Hace dos años atrás, cuando realmente deberías haber estado frente a mi puerta y no ahora- dijo seca e hirientemente -Ahora si me disculpas me gustaría volver a dormir- concluyó y cerró la puerta.
-Yo... yo realmente lo siento, nunca debí de haberme alejado de ti, soy una idiota y lo siento- dije sinceramente mientras mis lágrimas no dejaban de caer.
Espere durante unos minutos y nada, pude escuchar sus pasos y noté que ya no se encontraba detrás de la puerta. Me lo merezco, yo fui la única idiota que se alejo en vez de aceptar su ayuda.
Me alejé dolida de su casa. Me restregué las lágrimas pero era inútil, una tras otra salían de mis ojos, además la lluvia me había empapado totalmente y ya daba igual si lloraba o no, así que me rendí y solo lloré silenciosamente, mientra me alejaba de su casa. Quizás nunca debería haber venido. Me reprendí mentalmente.
Iba caminando con la cabeza gacha, mi casa estaba demasiado lejos y no tenía ánimos como para poder caminar más rápido. Me sentía incomoda, estaba descalza ya que los tacones los había dejado en el auto, mi blusa ahora era casi traslúcida y mi pantalón, ¿Hace cuánto que no usaba uno de jean?
Llevaba un par de minutos caminando, estaba abrazada a mi misma, temblaba y tosía. Iba en mi propio mundo, que no me dí cuenta de que gritaban mi nombre, hasta que un par de manos sujetaron mis brazos.
-Espera- susurró su voz, y esto hizo que más y más lágrimas cayesen por mis mejillas.
-Lo siento, nunca debí de haber venido, ya me estoy yendo, así que no tienes nada de que preocuparte, nunca más sabrás de mi, ya no te molestaré- solté destruida aún sin verla.
-Dos años- susurró -Dos largos y tortuosos años sin saber nada acerca de mi mejor amiga ¿Sabes cómo se siente eso?- agregó con la voz rota y pude notar que ella también estaba llorando.
-Yo... Samy... digo Samanta, no, yo, esto... lo lamento- tartamudeé mientras me giraba para verla.
-¿Sabes? Llegue a creer que si alguna vez te volvía a ver o a encontrar, simplemente ya ni me acordaría de ti, te ignoraría y te borraría de mi vida. Intenté olvidarte, a ti, a tu hermano, a tu hermanita, hasta a tu perro, pero no, no lo logré, he intentado poder comunicarme contigo desde hace como un año, pero me he rendido ¿Sabes? Cambiaste tu número de teléfono, el último año de instituto no asististe, me enteré de que simplemente te habías cambiado a otro, y no tenía el valor suficiente como para ir a tu casa, no luego de las peleas que tuve contigo y Robert- habló rápidamente ella.
-Kira murió a principio de año- dije sorbiendo por mi nariz.
-Lo siento- susurró apenada.
-No hay problema, lo siento por Lucy, ella adoraba al perro- levanté los hombros como si nada.
La miré fijamente, aún estaba en pijama. Su cuerpo formado estaba temblando y cubierto tan solo por un pantalón corto y una remera, las cuales estaban chorreando de agua. Su pelo rubio dorado, se encontraba atado en una cola alta y sus penetrantes ojos verdes me estaban viendo con dulzura, alegría y perdón.
No aguanté más y me lancé a sus brazos. Ella era mi mejor amiga, mi vida, mi alma, mi otra parte. Nos conocimos a los 4 años, en el jardín de infantes, y desde ese día hemos sido inseparables, claro hasta hace dos años atrás que yo decidí cortar todo tipo de relación con ella.
-Lo siento, fui una idiota, tú solo quisiste ayudarme y yo como una estúpida te eché de mi vida, lo siento, si no hubiese sido por Lucy, que me hizo entra en razón, aún seguiría arrepintiéndome de haberte dejado- sollocé en su hombro.
-Yo fui la idiota que nunca hizo nada, tú me echas de tu vida y yo como pésima mejor amiga lo acepto, la que me debe perdonar eres tú- solloza ella -Ya, mejor dejemos el drama a un lado y vallamos a casa, sino ambas enfermaremos- agregó ella, rompiendo nuestro abrazo de reconciliación.
-Claro- sonreí sinceramente, como hace años que no hacía.Bueno aquí te dejo la mitad de mi ficha, luego terminaré de editar la historia :D Besitos!
Suerte de antemano.
Muchas gracias! Besitos!
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