Wrecking Ball (Harry Styles Fanfic)

Era temprano cuando Abby despertó esa mañana. Sosteniendo una taza de café en su mano derecha mientras su madre terminaba de recoger la mesa, dio un último sorbo a su bebida matutina antes de comenzar a organizar sus cosas para ir a la escuela. El primer día de clases estaba a punto de comenzar y no quería llegar tarde su nuevo instituto. 
 
Miró el reloj y constató que éste marcaba las siete en punto. Suspiró y se colgó la vieja mochila sobre el hombro, despidiéndose de su madre. Era temprano, sí. Pero considerando que  tenía que ir andando a la escuela (la cual estaba técnicamente al otro lado de la ciudad) salir a las siete era el tiempo justo para llegar a la hora indicada.
 
—Nos vemos en la noche —se despidió tomando las llaves de la mesa y saliendo rápidamente del edificio. Su madre la observó marcharse y continuó con su labor de asear el departamento antes de tener que irse también. 
 
Abby caminó por las calles del peligroso barrio mirando en todas direcciones con desconfianza. 
 
Habían pasado más dos semanas desde el incidente ocurrido aquella noche y no había vuelto a tener contacto con Harry desde entonces, lo cual era bueno. Para su desgracia, el miedo y la sensación de culpabilidad eran cosa de todos los días para ella. Por suerte, a partir de ese día tendría otras cosas en las cuales ocupar su mente además del trabajo, al menos así podría intentar olvidar aquel fatídico día y al estúpido chico que la había obligado a convertirse en cómplice de sus atrocidades. 
 
Continuó su camino por aproximadamente 45 minutos hasta llegar a las instalaciones del instituto. El estacionamiento del lugar estaba abarrotado de estudiantes que se detenían en medio de la calle para saludar a amigos y conocidos después de meses de no haberse visto. Sintiéndose completamente fuera de lugar, Abby intentó abrirse paso entre el montón de personas hasta llegar a la entrada de la escuela. 
 
Los pasillos estaban igual o más saturados que el estacionamiento, para variar. “Genial” se dijo a sí misma, comenzando a abrirse paso con hombros y codos entre el montón de gente. Ni siquiera levantó la cabeza para buscar a alguien conocido, pues sabía que no encontraría ningún rostro familiar en el montón de personas.
 
Suspiró aliviada al encontrar el que se supone debía ser su casillero. Sacó sus cosas de la mochila y comenzó a acomodarlas, tomando únicamente la primera clase de su horario y el mapa que la guiaría a través de la enorme escuela.  
 
El timbre sonó mientras ella caminaba con sus cosas en mano. Abby era una chica pequeña, por lo cual se perdía con facilidad entre la multitud de cabezas. Sin poder mirar donde sus pies pisaban, empujó fuertemente a un grupo de chicos que le impedían pasar, saliendo disparada en dirección a un chico que se encontraba de pie en medio del pasillo contiguo a su salón de clases. 
 
El muchacho la sostuvo antes de que ésta perdiera el equilibrio, sin embargo, sus cosas cayeron al piso sin que ninguno de los dos pudiera evitarlo. 
 
—¿Te encuentras bien? —preguntó el joven con voz preocupada, al notar la mirada desconcertada de la joven de cabellos oscuros y piel pálida—. Oye, niña. Te hice una pregunta —insistió él, arqueando una de sus gruesas cejas. 
 
—E-Estoy bien —tartamudeó Abby, encogiéndose en hombros y agachándose para comenzar a recoger sus cosas. El joven la imitó, estirando en su dirección el  libro de Historia Universal II que había dejado caer. 
 
—Soy Liam Payne —se presentó, agitando el libro frente a su rostro para que la muchacha le prestara atención—. ¿Segura que estas bien? —cuestionó por segunda vez, la joven tomó el libro en las manos de Liam y asintió con la cabeza, encogiendo la cabeza sobre sus hombros.
 
Esa mañana se había prometido a sí misma que intentaría no llamar la atención, sin embargo —gracias a su enorme torpeza— ahora los ojos de todas las personas a su alrededor estaban clavados en ella. 
 
—Me llamo Abby…  Abby Cohen.
 
Liam se mostró sorprendido ante su tardía respuesta.
 
—Eres nueva, ¿verdad? —preguntó, con genuina curiosidad reflejada en sus ojos castaños—. Quiero decir, no pareces de por aquí y no te había visto antes. 
 
Liam Payne tenía una extraña habilidad especial para detectar chicas lindas en el instituto. 
 
—Sí —respondió ella, comenzando a caminar por el pasillo hasta el aula A4, intentando desaparecer de la vista de todos. Liam la dejó marcharse una vez que le hubo contestado, no sin antes asegurarse de saber a qué salón había entrado. 
 
“Segundo año” pensó sonriendo. 
 
Una vez que estuvo dentro del aula, Abby escogió uno de los asientos al fondo de la clase y se encogió en el respaldo éste, cubriéndose el rostro con las manos al notar que las personas que entraron tras ella la miraban con escrutinio para después fruncir el ceño con desagrado.   
 
Su plan de pasar desapercibida el primer día de clases acababa de irse al carajo.
 
Genial.