Wrecking Ball (Harry Styles Fanfic)

Capítulo 10

Abby entró al departamento y apoyó la espalda en la puerta de madera tras de sí, cerrando los ojos con fuerza.

No iba a llorar, no había motivos para hacerlo. Katt tenía razón, si sabía lo que le convenía iba a alejarse de Harry. Realmente no existía ningún lazo que la uniera a él, solo había sido un beso. No tenía por qué sentirse así.

Era una estupidez.

Suspiró pesadamente y caminó hacia la cocina/comedor del departamento, dejando las llaves sobre la mesa e intentando no hacer mucho ruido para no despertar a su madre que seguramente se encontraba dormida. Dio media vuelta, deshaciéndose del pesado abrigo que había estado cargado toda la noche y su corazón dio un vuelco al contemplar la figura de su madre recargada contra el marco de la puerta que dirigía a la sala.

—Mamá… lo siento —dejó el abrigo en una de las sillas y caminó hacia la mujer—. ¿Te desperté?

Estuvo a punto de acercarse a ella para darle un beso en la mejilla como solía hacer todas las noches antes de irse a dormir, pero la mujer la recibió volteando su rostro de una bofetada. Abby se llevó la mano a la mejilla afectada, sintiendo la piel arder bajo su palma debido al golpe. Su boca estaba abierta, como si no terminara de creer lo que acababa de pasar. Apretó los labios respirando con fuerza y miró a su madre esperando una explicación por lo ocurrido.

—¿Dónde estabas? —exigió saber, tomándola del brazo con fuerza.

Abby miró a su madre con el corazón encogido en el pecho, su labio inferior comenzó a temblar y bajó la mirada al piso bajo sus zapatos.

—En el trabajo —mintió, bajando la voz a un débil susurro.

Abby jamás imaginó que su madre se quedaría esperando a que llegara. Eran pocas las veces que había llegado de trabajar y ella aún estaba despierta, incluso había ocasiones en que ella era quien llegaba primero y estaba al pendiente que regresara pronto.

—¡No me mientas, Abby! —vociferó la mujer con dureza. Abby volvió a cerrar los ojos, segura de que nunca había visto a su madre tan molesta, mucho menos con ella—. ¿Tienes idea de qué hora es? —zarandeó su brazo de forma brusca, sus mejillas coloreadas de un rojo intenso debido al enojo. Eran pocas las veces en que Abby había visto a su madre tan enojada, ni siquiera con su padre a pesar de sus constantes discusiones antes del divorcio—. ¡Las tres de la mañana! ¿Te das cuenta de lo preocupada que estaba?

Abby agachó más la cabeza, incapaz de defenderse ante el sermón de su madre.

Tenía razón.

Mientras ella estuvo toda la noche en compañía de Harry, su madre la estuvo esperando hasta altas horas de la madrugada, rogando al cielo porque no le hubiera pasado nada malo. Se sintió inmediatamente culpable por ser la causa de su preocupación, deseando poder tranquilizarla y decirle que no tenía nada de qué preocuparse, pero no tenía cara para hacerlo. No después de todas las cosas que habían pasado esa noche.

No después del peligro que había corrido estando junto a él.

—L-Lo siento mucho mamá —se disculpó sin levantar la mirada.

—Quiero que me digas dónde estabas —ordenó la mujer firmemente. Abby se mordió el labio inferior, sintiendo como su corazón comenzaba a acelerarse. No podía decirle dónde ni con quién había estado, hacerlo habría significado contarle todo lo que había sucedido y sabía que iba a ponerse furiosa con ella, a pesar de que no había tenido la culpa de lo sucedido—. Te hice una pregunta, Abby. Contéstame.

—Te dije que estaba trabajando —respondió con voz temblorosa.

La mujer la tomó de la barbilla y levantó su rostro para darle otra cachetada en la misma mejilla que la vez anterior. Abby sintió deseos de llorar, pero se tragó las ganas de hacerlo, recordándose a sí misma que este era el motivo por el cual alguien como ella no debía llevarse con una persona como Harry.

Ellos dos eran completamente diferentes, no tenían ni una sola cosa en común.

Estas solo eran las consecuencias de lo que había pasado entre ellos.

—¡Te dije que no me mintieras! —Abby tragó saliva. Al parecer Harry no iba a ser el único que terminaría recibiendo golpes esa noche—. Fui a buscarte, Abby. Fui a buscarte a tu trabajo y tu jefa me dijo que te habías marchado con un chico mucho mayor que tú, ¿Qué vas a decirme sobre eso, eh? —la instó desafiante—. ¿Vas a negarlo? —inquirió—. Quiero que me digas si me mintió.  

El pecho de Abby comenzó a subir y bajar a un ritmo poco habitual en ella, dando respiraciones largas y exhalaciones demasiado cortas.

Esa perra.

Esa maldita perra le había dicho a su madre lo que había pasado con Harry, ¡Como si no hubiera sido ella la que se dejó chantajear para que lo atendiera! Era una jodida… una jodida, ¡AGH! Grandísima y jodida perra.

—Mamá, no es lo que estás pensando… —intentó defenderse, pero su tono de voz era tan débil que ni ella misma habría creído en sus palabras—. No pasó nada malo.

—¿No pasó nada malo? —repitió, agudizando su tono de voz—. ¡¿No pasó nada malo?! ¿Te parece bien que una señorita de dieciséis años ande por ahí a las tres de la mañana con un desconocido? ¡Dímelo, Abby! ¿Para esto te educamos tu padre y yo? —insistió enfurecida.

Uno… dos… tres… ¡Mierda!

—¡No! ¡Ya basta, mamá! —chilló Abby, levantando la cabeza por primera vez durante toda la discusión. Le estaba hablando de la misma forma en que su padre le hablaba antes de separarse—. ¡Deja de tratarme como si fuera una niña! ¡No lo soy, lo sabes!

Por supuesto que no lo era. Sus padres la habían obligado a crecer demasiado rápido y a pesar de seguir teniendo el aspecto físico de una niña había cargado durante mucho tiempo el peso de responsabilidades con las que ninguna otra chica de su edad tenía que lidiar, ¿por qué seguía tratándola como si aún tuviera doce años? ¿Por qué no podían verla como una adulta?

—¡Claro que lo eres, Abby! ¡Por Dios! —gritó, haciéndola enfurecer.

—¡No, mamá! ¡No lo soy! —rebatió Abby, zafándose de su agarre—. Sé lo que hago, ¿sí? —sentenció con firmeza—. No voy a cometer los mismos errores que tú cometiste cuando eras joven, no me midas con la misma regla que usaron para ti. Tus errores son tuyos, no tengo por qué cargar con las consecuencias de ellos. No soy como tú o mi papá y es hora de que ambos lo entiendan.

Notó como los ojos de la mujer se cristalizaban y casi pudo escuchar su propio corazón romperse al verla reaccionar de esa forma. Un nudo comenzó a formarse en su estómago, instalándose en su garganta. De ninguna manera su intención era hacerla sentir mal pero ya era demasiado tarde para cambiar lo que le había dicho. No podía simplemente retroceder el tiempo y evitar decirlo. No era así de simple. Nada en la vida era así de fácil.

Siendo los ojos arder por las lágrimas contenidas, Abby abandonó el comedor y se dirigió a la pequeña habitación en la que ella y su madre dormían. Se arrojó a la cama sin cambiarse de ropa y apretó la almohada contra su rostro, ahogando un sollozo.

Tenía tantas cosas en las que pensar.

Se sentía confundida, perdida… y se odiaba a sí misma por haberle dicho a su madre todas las cosas que le dijo.

Era una maldita desconsiderada.

Se sentía una mierda.

Respiró contra la almohada y se permitió llorar por primera vez en toda la noche. Lo hizo porque tenía que liberar toda la frustración y enojo que sentía consigo misma. Esto no era culpa de su padre, ni de su madre, ni siquiera lo era de Harry. La responsable era ella por permitir que el castaño llegara tan lejos.

Pero ya lo había decidido.

Se alejaría de él porque era lo correcto, porque dos personas de mundos tan diferentes como ellos no podían congeniar de ninguna manera, porque no quería tener nada que ver con él y porque era Harry el que la buscaba. Esa noche se prometió a sí misma que no volvería a ver a Harry mientras ahogaba su llanto contra la almohada hasta quedar profundamente dormida.
Abby caminó por los pasillos del instituto abrazando el libro de literatura entre sus brazos. Esa mañana había decidido salir de casa más temprano de lo normal para no tener que encontrase con su madre mientras se alistaba para ir a la escuela. Se sentía realmente culpable por lo ocurrido con ella la noche anterior, quería pedirle disculpas pero ni siquiera sabía cómo enfrentarla, así  que optó por esperar a salir del trabajo para hablar con ella, esperando que ambas estuvieran más calmadas en la noche.  

“Ojala que sea así,” suspiró entrando al salón de clases.

Se sintió aliviada de que este se encontrara completamente vacío, sinceramente no tenía muchas ganas de encontrarse con un montón de ojos curiosos observándola mientras caminaba hacia su asiento, mucho menos ahora que tenía una bochornosa marca roja en su mejilla producto de la bofetada que le dio su madre la noche anterior.  

Tomó asiento en el lugar que había ocupado el día anterior y se recostó en él escondiendo su rostro, con el cabello negro esparcido alrededor de su cabeza. Lo había dejado suelto para esconder la marca en su rostro, creyendo que así podría disimularla un poco, no había resuelto el problema pero al menos podría ocultarlo a los ojos de los demás.

—¡Abby! —una voz conocida la hizo levantar la cabeza hacia la puerta del salón de clases.

Acomodó su cabello sobre la mejilla afectada y sonrió en dirección a Flor mientras esta dejaba sus cosas en la primera hilera de asientos.

—Hola —saludó la pelinegra, observándola caminar hasta donde se encontraba para sentarse en el pupitre frente a ella—. ¿Qué haces aquí tan temprano? —preguntó confundida, mirándola con curiosidad.

—¡Oh! Mi mamá salió de viaje esta mañana así que el chofer me trajo más temprano para que pudiera llegar a tiempo —Flor llevaba el largo cabello rubio suelto sobre sus hombros y un ligero maquillaje daba luz a sus facciones, haciéndola lucir más hermosa de lo que ya de por sí era—. Oye —la joven pareció reparar un momento en el aspecto de Abby—. ¿Te pasó algo en la cara?

Abby retrocedió y agachó la cabeza para esconder su rostro. Por un momento había creído que lo del cabello iba a dar resultado, pero se dio cuenta de que no era así cuando Flor llevó una mano hasta las hebras negras y las puso detrás de su oreja.

La rubia soltó una exclamación de sorpresa.

—¿Quién te hizo esto, Abby? —las mejillas de la pelinegra enrojecieron al sentirse expuesta ante la mirada azul de su amiga.

—Tuve una pequeña discusión con mi madre anoche —explicó, encogiéndose en hombros—. Nada de qué preocuparse —tampoco quería que Flor pensara que su madre era una tirana o algo por el estilo, así que decidió restarle importancia al asunto.

—¿Estas segura? —inquirió, alzando una ceja—. Esto no parece producto de una “pequeña” discusión con tu madre —Abby asintió con la cabeza. No tenía la intención de hablar con Flor sobre el tema, era un asunto privado y no quería discutirlo con nadie.

—Está todo bien ahora —cortó tajantemente.

Flor la miró durante unos segundos y se levantó del asiento donde había estado sentada, se dirigió hacia el lugar donde estaba su mochila y saco una pequeña bolsa de ella para a continuación volver a donde se encontraba con el neceser en las manos.

—Está bien —aceptó, poniendo el estuche sobre la paleta del asiento—, pero al menos déjame ayudarte a cubrir esa horrible marca roja en tu rostro —pidió, esparciendo el contenido de la bolsita alrededor de esta—. Tenemos casi el mismo tono de piel así que creo que puedo arreglarlo un poco —dijo sonriente.

Abby suspiró aliviada.

Bueno, al menos eso ayudaría un poco.
La campana sonó y Abby abandonó el salón de clases junto a  Flor, quien se disculpó diciendo que tenía que pasar al baño antes de ir al salón de clases clase. La pelinegra asintió y se encaminó hasta su casillero para cambiar sus libros. Tomó su cuaderno de matemáticas y gritó de sorpresa cuando cerró la puerta del casillero y se encontró con los ojos de Zayn Malik observándola atentamente.

—Hola —la saludó como si de una vieja amiga se tratara—. ¿Te encuentrasbien, Abby? Parece que hubieras visto un fantasma —parpadeó un par de veces, mirándola con fingida inocencia.  

—¿Qué haces aquí? —preguntó con el ceño fruncido, su tono de voz era neutro, pero el moreno pudo reconocer un leve toque de molestia en él.

Se suponía que parte del plan para alejarse de Harry era olvidarse de él y de todo aquel que estuviera relacionado  con su persona, pero… ¿Cómo rayos iba a conseguirlo si seguía encontrándose con sus amigos en todas partes? ¡Dios! Esto tenía que ser una pesadilla.

—Estudio aquí —Zayn se encogió en hombros, como si fuera algo obvio.

—¿A sí? —apretó los libros contra su pecho y retrocedió un par de pasos para mantener distancia entre ellos—. ¿No eres un poco mayor para estudiar la secundaria?

El moreno rodó los ojos con fastidio.

—Podría decir lo mismo —objetó él, haciendo caso omiso a su pregunta y señalo su figura con la punta del dedo índice—. ¿No eres un poco pequeña para estudiar la secundaria?

Llevó la mano a su pecho y tanteó la altura de Abby por debajo de su tórax.

Abby torció los ojos con molestia.

—Sí, sí, como sea —bufó, comenzando a caminar en dirección a su salón de clases—. Debo irme.

Para su mala suerte, Zayn no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente, dando un paso hacia un lado para bloquearle el camino con su cuerpo.

—¿Qué quieres, Zayn? —lo increpó enojada, su voz parecía algo cansada. Abby ya no se veía asustada con el hecho de que pudiera hacerle daño, a decir verdad, lucía completamente enfadada—. Podemos jugar al lobo y el cazador en otra ocasión, tengo que ir a clases ahora mismo.

—¡Por favor! Relájate, Abs… solo quería darte un mensaje —informó, impidiéndole el paso de nuevo.  

—¿De Harry? —lo interrumpió, alzando la barbilla hasta que sus ojos se encontraron con los de él. Zayn asintió—. Bueno pues lamento informarte que no me interesa nada que tenga que ver con Harry —informó, encogiéndose en hombros.

Zayn sonrió, parecía realmente divertido con la actitud de Abby.

—¿A no? —se mofó, alzando una perfecta ceja oscura—. Porque anoche no parecías muy molesta estando cerca de él, yo diría que incluso lo estabas dis…

La mano de Abby se estampó en la mejilla de Zayn antes de que el chico pudiera terminar lo que estaba diciendo. Varias cabezas se volvieron en su dirección para observar lo que estaba ocurriendo y Abby sintió como los colores estallaban en su rostro.

—Eres un idiota —espetó, empujando su cuerpo al pasar junto a él, pero el moreno la detuvo tomándola por el brazo antes de que pudiera alejarse demasiado.

—Favor con favor se paga, Abby —bufó, agachando la cabeza hasta que su rostro quedo cerca de su cabeza. Sus facciones contraídas por el enojo debido al golpe recibido. Abby bajó la mirada, sintiendo la sangre hervir dentro de sus venas.

—Yo no te debo nada —siseó, con la respiración agitada.

—¿Estas segura? —Zayn esbozó una sonrisa torcida. La tenía acorralada, lo sabía—. ¿Te salvé la puta vida y eres capaz de decir que no me debes nada? —ahí estaba, la carta de triunfo.  

Abby apretó los labios y luchó contra las lágrimas que comenzaban a acumularse en sus ojos.

—Pasaré por ti después del trabajo —anunció finalmente, soltando su brazo y desapareciendo entre el montón de estudiantes a su alrededor.

Abby se llevó una mano al pecho y respiró profundamente, intentando controlar el ritmo de su corazón.

Flor apareció en el pasillo segundos después de que se hubo ido.

—¡Ah! ¿De qué me perdí? —el ceño de Flor se frunció cuando llegó a lado de la pelinegra y observó a todos las personas reunidas en el pasillo comenzando a disiparse—. ¿Pasó algo, Abby?

La pelinegra negó con la cabeza y caminó de nuevo al salón de matemáticas.

Su vida se estaba convirtiendo en una jodida pesadilla.

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¡Hola niñas!:

¡Hola niñas! Bueno, la verdad es que sé que me he tardado horrores en subir este capítulo y espero que exista alguien que aun lea la novela. De verdad lamento mucho no haber subido antes y haber desaparecido por tanto tiempo, espero que no estén muy molestas conmigo. Muchas gracias por todos sus comentarios y palabras de apoyo, quisiera contestarles a todas pero debido a la tardanza de este capítulo creí que lo mejor sería saltarme esa parte y subirles cap cuanto antes. En serio no tengo justificación por no haber subido, pero la verdad es que la escuela y el trabajo me tenían loca y no me daba tiempo de sentarme a escribir tranquilamente. Respecto al cap, creo que me quedo un poco flojo, perdí un poco la practica después de haber pasado tanto tiempo sin escribir, en fin, en el próximo tendremos reencuentro con Harry, quise ponerlo en este pero creí que sería mejor separarlo porque no quería mezclarlo todo. Bueno no quiero extenderme mucho, así que ¡Muchas gracias a todas las que leen! Significa mucho para mi, más cuando no he estado tan activa.

Espero le guste el capítulo, ¡Las quiero mucho niñas!