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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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The Psycho.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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The Psycho.
Titulo: The Psycho.
Adaptación: No. Esta historia es de mi completa autoria.
Género: Suspenso, terror, gore, lo que me de la regalada gana.
Advertencias: No subiré muy seguido.
Otras páginas: No.
Otros: Quiero dar creditos Pandrea
por hacerme el hermoso dibujo/gif de Eric, es más grande,
pero lo he editao' pa que quedara bien aquí.
Adaptación: No. Esta historia es de mi completa autoria.
Género: Suspenso, terror, gore, lo que me de la regalada gana.
Advertencias: No subiré muy seguido.
Otras páginas: No.
Otros: Quiero dar creditos Pandrea
por hacerme el hermoso dibujo/gif de Eric, es más grande,
pero lo he editao' pa que quedara bien aquí.
Prólogo.
La historia que pronto me aproximare a relatar, no tiene nada que ver con que me parezca interesante, por el hecho de ser peculiar o simplemente porque el protagonista a vivido un sin fin de acontecimientos desdichados, no. Esta historia que les contare no es nada más que la fuente de mi gran inspiración, desde que la conozco no he podido dejar de pensar en ella y me gustaría guardarla no solo en mis recuerdos, si no en algún formato físico en el cual pueda disfrutarla. Ahora si tú has decidido leerla, te hare responsable a ti mismo por todas las barbaries que has decidido leer, porque amigo mío: las únicas historias que terminan bien, son las fragmentarías.
Pero nuestro prologo, no solo comenzara con un pequeño e irrelevante discurso, no señor. Un prologo bueno y bonito comienza con una historia que argumente los hechos y que te dé una clara idea de lo que podría pasar en la historia en concreto…vamos allá.
Nuestra historia comienza con el nacimiento del primer primogénito de la familia Brooks, la familia más adinerada de Hykler, una pequeña ciudad situada en el continente europeo; esta ciudad podría catalogarse como un lugar en el que solo los más adinerados tienen derecho a opinión y libertad, mientras que los más pobres y humildes deben aguantar toda la miseria que crean los ricos. El niño de esta historia presenta una gran peculiaridad en su ser, pero no es por los ojos rojos o el hecho de que nació en una familia adinerada, simplemente lo desvelare en un momento más prolongado de la historia. Este niño fue registrado con el nombre de Eric Thomas Brooks, nacido el 26 de Mayo de un año que es totalmente irrelevante en todo esto que os cuento.
El joven Brooks, siendo el único hijo de la adinerada pareja fue mal educado con el pensamiento de que todos eran inferiores a él, nadie podía darle instrucciones u órdenes…mucho menos sus padres; esto último seguramente fue lo que formo su prepotente personalidad. Prontamente el joven fue conocido como el hijo de la soberbia, ni siquiera sus padres lo soportaban; varias veces amenazaron con llevarlo a un psicólogo por la hiperactividad y su personalidad propia de un adulto, jamás lo hicieron. Y aunque este chico era mal visto por todos los que lo rodeaban, podía llegar a tener un corazón muy blando…
Una fría noche hace ya por los años, cuando el joven Eric cumplía ya los 12 años, sus padres comenzaron a pelear cada día y cada noche por pequeñeces; no se soportaban y el joven Brooks comenzaba a pensar que era por su culpa. Pero hubo una vez en que fue completamente distinto, aquella vez su padre sobrepaso el limite golpeando fuertemente a su madre, haciéndole sangrar la nariz y derribándola; no pudo haber más aterradora imagen para los rojos ojos del joven en aquellos momentos y por el instinto que todo hijo siente al ver a su madre herida, corrió a sus brazos y trato de protegerla del monstruo que tenía por padre. Por aquellos días vio que su madre se mantenía con un estado anímico depresivo, el solo quería hacerle ver que aunque su padre igual le estuviera maltratando él era feliz, así que hizo lo primero que se le paso por la cabeza.
Y aquí comenzamos a llegar al final de nuestro prologo, un final en el que nuestro protagonista hace la primera de muchas atrocidades; se corto las mejillas. Dos grandes tajos que enanchaban su sonrisa. Todo aquello termino en gritos de histeria, el joven Brooks en urgencias para concluir la hemorragia y sus padres completamente hartos de todo esto…entonces se les ocurrió la solución; un instituto mental, a única forma de protegerlo de sí mismo y de los males que lo rodeaban.
— ¿Es que es este el grado al que se quieren rebajar? ¡¿No soportan a su hijo y lo envían a un psiquiátrico para deshacerse de él?! Pues les diré una sola cosa…mírenme bien, porque no me verán por aquí nunca más.
¡Oh, pobre muchacho! Hasta a mi me dio lastima su reacción, un final trágico para un niño poseído por la soberbia...y el inicio para el psicópata creciente en él.
Pero nuestro prologo, no solo comenzara con un pequeño e irrelevante discurso, no señor. Un prologo bueno y bonito comienza con una historia que argumente los hechos y que te dé una clara idea de lo que podría pasar en la historia en concreto…vamos allá.
Nuestra historia comienza con el nacimiento del primer primogénito de la familia Brooks, la familia más adinerada de Hykler, una pequeña ciudad situada en el continente europeo; esta ciudad podría catalogarse como un lugar en el que solo los más adinerados tienen derecho a opinión y libertad, mientras que los más pobres y humildes deben aguantar toda la miseria que crean los ricos. El niño de esta historia presenta una gran peculiaridad en su ser, pero no es por los ojos rojos o el hecho de que nació en una familia adinerada, simplemente lo desvelare en un momento más prolongado de la historia. Este niño fue registrado con el nombre de Eric Thomas Brooks, nacido el 26 de Mayo de un año que es totalmente irrelevante en todo esto que os cuento.
El joven Brooks, siendo el único hijo de la adinerada pareja fue mal educado con el pensamiento de que todos eran inferiores a él, nadie podía darle instrucciones u órdenes…mucho menos sus padres; esto último seguramente fue lo que formo su prepotente personalidad. Prontamente el joven fue conocido como el hijo de la soberbia, ni siquiera sus padres lo soportaban; varias veces amenazaron con llevarlo a un psicólogo por la hiperactividad y su personalidad propia de un adulto, jamás lo hicieron. Y aunque este chico era mal visto por todos los que lo rodeaban, podía llegar a tener un corazón muy blando…
Una fría noche hace ya por los años, cuando el joven Eric cumplía ya los 12 años, sus padres comenzaron a pelear cada día y cada noche por pequeñeces; no se soportaban y el joven Brooks comenzaba a pensar que era por su culpa. Pero hubo una vez en que fue completamente distinto, aquella vez su padre sobrepaso el limite golpeando fuertemente a su madre, haciéndole sangrar la nariz y derribándola; no pudo haber más aterradora imagen para los rojos ojos del joven en aquellos momentos y por el instinto que todo hijo siente al ver a su madre herida, corrió a sus brazos y trato de protegerla del monstruo que tenía por padre. Por aquellos días vio que su madre se mantenía con un estado anímico depresivo, el solo quería hacerle ver que aunque su padre igual le estuviera maltratando él era feliz, así que hizo lo primero que se le paso por la cabeza.
Y aquí comenzamos a llegar al final de nuestro prologo, un final en el que nuestro protagonista hace la primera de muchas atrocidades; se corto las mejillas. Dos grandes tajos que enanchaban su sonrisa. Todo aquello termino en gritos de histeria, el joven Brooks en urgencias para concluir la hemorragia y sus padres completamente hartos de todo esto…entonces se les ocurrió la solución; un instituto mental, a única forma de protegerlo de sí mismo y de los males que lo rodeaban.
— ¿Es que es este el grado al que se quieren rebajar? ¡¿No soportan a su hijo y lo envían a un psiquiátrico para deshacerse de él?! Pues les diré una sola cosa…mírenme bien, porque no me verán por aquí nunca más.
¡Oh, pobre muchacho! Hasta a mi me dio lastima su reacción, un final trágico para un niño poseído por la soberbia...y el inicio para el psicópata creciente en él.
JotaImagine
Re: The Psycho.
OH POR LA SANTA PAPA EXORCISADA.:eaea:
ESTO ES TERROR, BITCHAZ!! :shakeitbb: QUE HERMOSO, SEGUILA, QUE ME DEJASTE BOQUIABIERTA :cosi: :deos:
ESTO ES TERROR, BITCHAZ!! :shakeitbb: QUE HERMOSO, SEGUILA, QUE ME DEJASTE BOQUIABIERTA :cosi: :deos:
Unicornia123
Re: The Psycho.
Oh, gracias por tu comentario tan..efusivo. La verdad es que me han hecho gracia los icons.Unicornia123 escribió:OH POR LA SANTA PAPA EXORCISADA.:eaea:
ESTO ES TERROR, BITCHAZ!! :shakeitbb: QUE HERMOSO, SEGUILA, QUE ME DEJASTE BOQUIABIERTA :cosi: :deos:
Y bueno, protno seguire la historia, simplemente voy algo lento pues debo organizar bien la aparicion de cad apersonaje, los hechos y tal. ¡Pero lo tendras pronto, en serio!
Si quieres, puedes pasarte por mi otra historia "las distintas caras de la locura" aunque esta igual, aun estoy trabajando en las historias. sorry. uvu
¡Se feliz!
Jota.
JotaImagine
Re: The Psycho.
Cuando la seguiras? Me ha facinado el prologo, de verdad, muy hermosa tu forma de escribir, me encanta!
Siguela!!
Siguela!!
Miluh.
Re: The Psycho.
Pues, la seguire en cuanto pueda, pues el capitulo va escribiendose de apoco debido a que debo de ordenar bien als ideas, las escenas, aparicion de personajes y tal. Gracias por lo de mi escritura, en serio me halagas mucho. ¡Y bienvenida a la ciudad de Hykler! Ten cuidado con los lobos, aquí abundan.Miluh. escribió:Cuando la seguiras? Me ha facinado el prologo, de verdad, muy hermosa tu forma de escribir, me encanta!
Siguela!!
¡Se feliz!
Jota.
JotaImagine
Re: The Psycho.
Y aquí vengo por fin con el capitulo uno, narrado desde la perspectiva de mi queridisimo Eric. Cudenmelo, ok.
I
El fuerte sol de la mañana entraba por el escaso espacio entre los barrotes de la ventana, el frío de la habitación invadiendo mis huesos y yo recién despertando. Calculaba que debían de ser alrededor de las ocho de la mañana. Y no se imaginan como odiaba despertar temprano, siempre que despertaba temprano pasaba todo el día con sueño y solo por el hecho de que me gusta la noche más que a un tonto un lápiz.
Con la mayor pereza del mundo me removí en la incomodidad del colchón en el que había estado durmiendo cada noche desde los doce años. Una asquerosa cama, grisácea de tanta mugre, llena de manchas rojas, prueba de las muchas veces que por motivos que ahora no quiero recordar, recurro a auto herirme. Y déjenme decirles que aunque pueda parecer que aquello me agrada, es todo lo contrarío; odio como mis manos se manchan de mi propia sangre.
Cuando por fin reuní fuerzas para levantarme, tome el suéter rojo que desde hace ya cinco años que me regalo mi psicólogo –Carrick, un muy buen hombre. – para mi cumpleaños N° 14. El motivo por el que me lo dio fue simple: yo siempre traía el suéter blanco manchado en sangre. Gracias al suéter rojo, eso no se notaba. Pero en fin, que me voy por las ramas y eso no me gusta para nada. Cuando ya estuve presentable, salí de mi respectiva habitación al pasillo lleno de pacientes recorriendo el lugar. Soltando un suspiro al ver tanto gentío reunido y me encamine a la supuesta biblioteca donde solo habían alrededor de veinte libros. Los cuales ya me había leído más de dos veces y me tenían aburrido, pero esa pequeña habitación era la más tranquila de toda la edificación a la que hacen llamar hospital.
En el largo camino que debía de recorrer desde mi habitación hasta la biblioteca, podía divisar a varios enfermos, todos con distintos trastornos y problemas; todos identificables a mis ojos. El primer individuo al que pude reconocer en mi camino, fue un castaño con mechones azulados y el cabello bastante corto y mal cuidado. Según tenía entendido desde hace un tiempo, su nombre era John y estaba en el instituto mental desde los 15 años. Ahora mismo tenía 21 años de edad y sufría de Tricotilomanía–necesidad de arrancarse el cabello. –, por lo cual esa era la respuesta al cabello corto y descuidado.
Y se encontraba en su lugar habitual, frente al pequeño televisor que no hacía más que mostrar siempre la misma imagen: nada. Tal vez aquel muchacho sufría de alguna otra cosa, como delirios o algo por el estilo. Pero si él era feliz, no lo molestaría y le seguiría el rollo.
—Dime John, ¿Qué miras el día de hoy? —Pregunte tratando de sonar feliz, mostrando la más grande sonrisa que mis mejillas me permitían mostrar y me senté junto a él en aquel sofá.
—Pues una película de animación…no recuerdo el nombre. —Murmuró mientras se giraba a verme. Sin duda este chico estaba delirando. El muchacho parpadeo unos segundos y añadió—: ¿Qué película tiene a un niño que no quiere crecer?
— ¿Peter Pan? Já, ese libro es bastante entretenido. Digno de una buena leída.—Sonreí para mí mismo, debido a que el castaño había dejado de mirarme y seguramente ya ni me prestaba atención.
Suspire una vez más y me quede mirando fijamente la pantalla negra del viejo televisor. Peter Pan…Sin duda ese libro me traía recuerdos. Recuerdos incompletos que ya ni siquiera me interesaba recordar, pero por alguna razón, sentía un malestar en el pecho. ¿Me estaré enfermando? Odiaba tanto recordar las mierdas pasadas, ni siquiera podía completar un recuerdo pequeño.
—Que le den por culo a esta mierda.
Musite levantándome del sofá y limpiando mi ropa como si me hubiera manchado con grandes cantidades de polvo. Dándole una última mirada a mi compañero de cabellos azules me aleje de la zona de entretención para poder seguir mi rumbo hacía mi verdadero destino.
Con la mayor pereza del mundo me removí en la incomodidad del colchón en el que había estado durmiendo cada noche desde los doce años. Una asquerosa cama, grisácea de tanta mugre, llena de manchas rojas, prueba de las muchas veces que por motivos que ahora no quiero recordar, recurro a auto herirme. Y déjenme decirles que aunque pueda parecer que aquello me agrada, es todo lo contrarío; odio como mis manos se manchan de mi propia sangre.
Cuando por fin reuní fuerzas para levantarme, tome el suéter rojo que desde hace ya cinco años que me regalo mi psicólogo –Carrick, un muy buen hombre. – para mi cumpleaños N° 14. El motivo por el que me lo dio fue simple: yo siempre traía el suéter blanco manchado en sangre. Gracias al suéter rojo, eso no se notaba. Pero en fin, que me voy por las ramas y eso no me gusta para nada. Cuando ya estuve presentable, salí de mi respectiva habitación al pasillo lleno de pacientes recorriendo el lugar. Soltando un suspiro al ver tanto gentío reunido y me encamine a la supuesta biblioteca donde solo habían alrededor de veinte libros. Los cuales ya me había leído más de dos veces y me tenían aburrido, pero esa pequeña habitación era la más tranquila de toda la edificación a la que hacen llamar hospital.
En el largo camino que debía de recorrer desde mi habitación hasta la biblioteca, podía divisar a varios enfermos, todos con distintos trastornos y problemas; todos identificables a mis ojos. El primer individuo al que pude reconocer en mi camino, fue un castaño con mechones azulados y el cabello bastante corto y mal cuidado. Según tenía entendido desde hace un tiempo, su nombre era John y estaba en el instituto mental desde los 15 años. Ahora mismo tenía 21 años de edad y sufría de Tricotilomanía–necesidad de arrancarse el cabello. –, por lo cual esa era la respuesta al cabello corto y descuidado.
Y se encontraba en su lugar habitual, frente al pequeño televisor que no hacía más que mostrar siempre la misma imagen: nada. Tal vez aquel muchacho sufría de alguna otra cosa, como delirios o algo por el estilo. Pero si él era feliz, no lo molestaría y le seguiría el rollo.
—Dime John, ¿Qué miras el día de hoy? —Pregunte tratando de sonar feliz, mostrando la más grande sonrisa que mis mejillas me permitían mostrar y me senté junto a él en aquel sofá.
—Pues una película de animación…no recuerdo el nombre. —Murmuró mientras se giraba a verme. Sin duda este chico estaba delirando. El muchacho parpadeo unos segundos y añadió—: ¿Qué película tiene a un niño que no quiere crecer?
— ¿Peter Pan? Já, ese libro es bastante entretenido. Digno de una buena leída.—Sonreí para mí mismo, debido a que el castaño había dejado de mirarme y seguramente ya ni me prestaba atención.
Suspire una vez más y me quede mirando fijamente la pantalla negra del viejo televisor. Peter Pan…Sin duda ese libro me traía recuerdos. Recuerdos incompletos que ya ni siquiera me interesaba recordar, pero por alguna razón, sentía un malestar en el pecho. ¿Me estaré enfermando? Odiaba tanto recordar las mierdas pasadas, ni siquiera podía completar un recuerdo pequeño.
—Que le den por culo a esta mierda.
Musite levantándome del sofá y limpiando mi ropa como si me hubiera manchado con grandes cantidades de polvo. Dándole una última mirada a mi compañero de cabellos azules me aleje de la zona de entretención para poder seguir mi rumbo hacía mi verdadero destino.
Última edición por JavImagine el Mar 17 Dic 2013, 11:44 am, editado 1 vez
JotaImagine
Re: The Psycho.
Sin duda el primer capítulo de esta novela es genial y espero con ansías poder leer el segundo, la redacción es entretenida y fácil de leer. ¡Buen trabajo!
Saludos^^
Saludos^^
cherry hunt.
Re: The Psycho.
SETSUNA♠ escribió:Sin duda el primer capítulo de esta novela es genial y espero con ansías poder leer el segundo, la redacción es entretenida y fácil de leer. ¡Buen trabajo!
Saludos^^
Jo, ¡Muchas gracias! Me alegra que te gustara, no sabes lo que batalle por que saliera algo descente. Por otra parte, quiero decirte que el capitulo de tu historia me ha gustao' bastante. Pronto pasare por ahí para comentar algo. uvu
Así que, poco más por hoy. ¡Bienvenida a Hykler! Aquí el té se toma a las cuatro de la tarde.
¡Se feliz!
Jota.
JotaImagine
Re: The Psycho.
¡Hola, nueva lectora! Me ha gustado mucho el prólogo y el primer capítulo. Sube pronto, pls. Besis<3.
Mina ♡
Re: The Psycho.
ALOHA n.n
NUEVA LECTORA!
ME LLAMO KAREN
PERO ME DICEN KARI
TU DIME COMO QUIERAS n.n
AME EL PROLOGO
Y EL CAPITULO
SON TAN
ASKDNCOASJCKASFSAI
ME DEJARON
FACINADA
ESPERO Y
LA SIGAS PRONTO n.n
Y SI NO,ME LANZO
DE UN
SEPTIMO PISO :jum:
YO SOLAMENTE
QUIERO QUE LA SIGAS
BESOS
·KAREN·
Invitado
Invitado
Re: The Psycho.
Jo, lamento tenerlas abandonadas. Y es que luego de navidad me han dao' un regalo que me ha tenido ocupada desde entonces. Así que me tome el tiempo para hacerles un regalo.
La verdad es que no estoy segura si en el dibujo se ve de doce año, pero ese era mi objetivo.
¡Sed felices!
Jota.
- Eric. 12 años.:
La verdad es que no estoy segura si en el dibujo se ve de doce año, pero ese era mi objetivo.
¡Sed felices!
Jota.
JotaImagine
Re: The Psycho.
¡Está muy bien, el dibujo! Me gusta. Sé que llego como seis días tarde, pero feliz año nuevo. Un beso, espero el capítulo pronto. ¡Besos!
Mina ♡
Re: The Psycho.
Y por fin aquí tenemos el segundo capitulo, ¡luego de 3489578934789 años! Esta vez esta siendo narrado por Simone, uno de mis más queridos chiquillos.
El ambiente en esta habitación estaba tranquilo. Libre de ruido y de molestias para mí, pues estaba solo, leyendo un peculiar escrito llamado; “El Corazón delator”. Sin duda alguna aquel escrito me había sumergido en un mundo de trastornos y obsesiones que yo conocía bastante bien desde los escasos ocho años. Mundo que me llevo a la mala suerte de caer encerrado en una edificación de cemento duro y puro, difícil de romper…difícil de quemar. Y debo de reconocer que desde que entre a los diez años, he tratado de escapar de este lugar innumerables veces, todos mis intentos terminaron en fallos rotundos.
— Ah, tú estás aquí. —La voz al otro lado de la habitación se presentó suave, ronca y calmada. Sin ver al sujeto supe quién era y sabía que necesitaba un escape de la realidad como todos los días desde que lo conozco.
Pero no le respondí, no lo mire. No quise darle ese gusto, no quería seguir siendo su sirviente. Así que seguí allí, inmerso en aquel libro sin mostrar importancia en su presencia; pero mi cuerpo quería lo contrario, lo podía notar. Otra vez sentía la temperatura subir, solo quería verlo una vez y volver mi vista al libro como si nada hubiera pasado…pero no terminaría así. Lo sabía muy bien, ambos lo sabíamos, siempre era el mismo final.
— ¡Simone! —Se le oía alterado, no le gusta que lo ignoren.
— Deberías dejar de llamarme así. Soy Simón, métete eso en tu duro cráneo. —Murmuré despectivamente, aun sin observarlo.
— Tu expediente siempre ha dicho y dirá Simone. Por ende ese es tu nombre. —Argumentó como siempre. ¿No podía equivocarse por lo menos una vez en su vida?
Me limite a soltar un suspiro una vez más. Estoy harto. Deje a un lado el escrito que anteriormente leía y levante mi vista para ver a Eric por primera vez en todo el día. Sinceramente, siempre es lo mismo en él. Una sonrisa burlona, una nariz recta y perfecta, unos cansados y rojizos ojos –acompañados por unas grandes y feas ojeras. – Lo único que me alarma siempre es y será la herida sangrante que trae en las mejillas.
— ¿Otra vez te has abierto la herida? —Murmuré desviando la mirada para retomar mi lectura.
— Oh por favor, no es para tanto, es una tonta herida que siempre abro.
— Se te va a infectar.
— No, no lo hará. Siempre la limpio a tiempo, siempre la desinfecto y…
Lo interrumpí.
— La dejas sanar para volver a infectarla, que lindo Eric. Pensé que enserio querías salir de aquí.
— Ese pensamiento se vuelve borroso con los años. —Con cuidado se sentó a mi lado. —Ya me da igual salir de aquí. ¿A dónde iré si me voy, eh?
Tenía razón. Desde hace años que sus padres no lo visitaban, ni daban señales de vida. ¿Dónde podría irse si lograba salir de aquí? Este lugar solo servía para el abandono de las personas locas.
— ¿Qué te parece si olvidamos esta conversación y nos vamos a un lugar más…? —Movió su mano en ademán de estar buscando una palabra. — ¿cómodo?
Con esa pregunta, mi plan de no caer en sus redes se fue a la mierda y él sabía mi respuesta, la sabía desde el día que me conoció.
— ¿Para qué preguntas si sabes lo que responderé? —Susurré con medía sonrisa mientras me levantaba junto a él.
Él se limitó a reír, ese ruido se podría decir que solo yo lo he escuchado sin que tenga rastro de malicia.
— Ya vámonos antes de que un guardia nos encuentre juntos otra vez.
Y así fue, nos fuimos casi corriendo a la habitación de Eric, tratando de que no nos vieran. Sabiendo que lo que hacíamos estaba mal y que nos arriesgábamos al castigo. Pero sinceramente, y varias veces he pensado esto ya; el castigo no es nada comparado con lo que Eric me hace.
II
El ambiente en esta habitación estaba tranquilo. Libre de ruido y de molestias para mí, pues estaba solo, leyendo un peculiar escrito llamado; “El Corazón delator”. Sin duda alguna aquel escrito me había sumergido en un mundo de trastornos y obsesiones que yo conocía bastante bien desde los escasos ocho años. Mundo que me llevo a la mala suerte de caer encerrado en una edificación de cemento duro y puro, difícil de romper…difícil de quemar. Y debo de reconocer que desde que entre a los diez años, he tratado de escapar de este lugar innumerables veces, todos mis intentos terminaron en fallos rotundos.
— Ah, tú estás aquí. —La voz al otro lado de la habitación se presentó suave, ronca y calmada. Sin ver al sujeto supe quién era y sabía que necesitaba un escape de la realidad como todos los días desde que lo conozco.
Pero no le respondí, no lo mire. No quise darle ese gusto, no quería seguir siendo su sirviente. Así que seguí allí, inmerso en aquel libro sin mostrar importancia en su presencia; pero mi cuerpo quería lo contrario, lo podía notar. Otra vez sentía la temperatura subir, solo quería verlo una vez y volver mi vista al libro como si nada hubiera pasado…pero no terminaría así. Lo sabía muy bien, ambos lo sabíamos, siempre era el mismo final.
— ¡Simone! —Se le oía alterado, no le gusta que lo ignoren.
— Deberías dejar de llamarme así. Soy Simón, métete eso en tu duro cráneo. —Murmuré despectivamente, aun sin observarlo.
— Tu expediente siempre ha dicho y dirá Simone. Por ende ese es tu nombre. —Argumentó como siempre. ¿No podía equivocarse por lo menos una vez en su vida?
Me limite a soltar un suspiro una vez más. Estoy harto. Deje a un lado el escrito que anteriormente leía y levante mi vista para ver a Eric por primera vez en todo el día. Sinceramente, siempre es lo mismo en él. Una sonrisa burlona, una nariz recta y perfecta, unos cansados y rojizos ojos –acompañados por unas grandes y feas ojeras. – Lo único que me alarma siempre es y será la herida sangrante que trae en las mejillas.
— ¿Otra vez te has abierto la herida? —Murmuré desviando la mirada para retomar mi lectura.
— Oh por favor, no es para tanto, es una tonta herida que siempre abro.
— Se te va a infectar.
— No, no lo hará. Siempre la limpio a tiempo, siempre la desinfecto y…
Lo interrumpí.
— La dejas sanar para volver a infectarla, que lindo Eric. Pensé que enserio querías salir de aquí.
— Ese pensamiento se vuelve borroso con los años. —Con cuidado se sentó a mi lado. —Ya me da igual salir de aquí. ¿A dónde iré si me voy, eh?
Tenía razón. Desde hace años que sus padres no lo visitaban, ni daban señales de vida. ¿Dónde podría irse si lograba salir de aquí? Este lugar solo servía para el abandono de las personas locas.
— ¿Qué te parece si olvidamos esta conversación y nos vamos a un lugar más…? —Movió su mano en ademán de estar buscando una palabra. — ¿cómodo?
Con esa pregunta, mi plan de no caer en sus redes se fue a la mierda y él sabía mi respuesta, la sabía desde el día que me conoció.
— ¿Para qué preguntas si sabes lo que responderé? —Susurré con medía sonrisa mientras me levantaba junto a él.
Él se limitó a reír, ese ruido se podría decir que solo yo lo he escuchado sin que tenga rastro de malicia.
— Ya vámonos antes de que un guardia nos encuentre juntos otra vez.
Y así fue, nos fuimos casi corriendo a la habitación de Eric, tratando de que no nos vieran. Sabiendo que lo que hacíamos estaba mal y que nos arriesgábamos al castigo. Pero sinceramente, y varias veces he pensado esto ya; el castigo no es nada comparado con lo que Eric me hace.
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