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Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
Hahah!
que verguenzaaa :oops:
Ahahah! Me muero por leer!
Siguelaa!
que verguenzaaa :oops:
Ahahah! Me muero por leer!
Siguelaa!
Ruth Esther<3
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
me encanta!
ojala se la pase "A LO GRANDE" y no cometa sus locuras xD
SIGUELA!
ojala se la pase "A LO GRANDE" y no cometa sus locuras xD
SIGUELA!
andre D' jonas
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
Heaven.Jonas escribió:AWWWWWWWWW GRACIAS POR LOS CAPS
ES MI NOVELA FAVORITA TE LO JURO HAHAHA
SIGE PRONTO
LACITOS?
AH?
HAHAHAHA BUSCARE IMAGENES
BAYYYYY :D !!!
haha los lacitos son tipo esos como tubos que se ponian antes
en el cabello para hacerte risitos o asi :P
Andiie
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
Jajajajajajajaja!!!!! me dio risa lo de la expresion de Nick jajajaja me la imgino a su cara en ese momento jajajajajaja
espero que la Rayis pueda hacer algo por ayudar a Emily, no quiero que se case con ese viejo....
siguela!!!!!!!!
espero que la Rayis pueda hacer algo por ayudar a Emily, no quiero que se case con ese viejo....
siguela!!!!!!!!
eli_jonatika
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
GRACIAS POR LOS COMENTS!
AHORITA SUBO OTROS DOS CAPS :D
AHORITA SUBO OTROS DOS CAPS :D
Andiie
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
14
Emily se levanta y se dirige a una hilera de armarios. Sí, tiene más de uno. Abre las puertas, y veo que hay montones y montones de vestidos, aunque no están colgados en perchas, sino perfectamente doblados y colocados en baldas.
Cuantas más puertas abre, mayor es mi sonrisa. Esto es como ir de compras… o mejor, porque me fío más del criterio de Emily que del mío.
—A mi padre le parecía que era importante que fuese a la última para captar el interés de Denworth y que accediese al compromiso —me explica—. Lógicamente no era lo que yo quería, pero la verdad es que fue divertido ir a que me hicieran todos esos vestidos.
Por un momento pienso que se va a poner a llorar de nuevo, pero parece que se le olvida cuando empieza a sacar vestidos.
—Creo que deberíamos optar por la muselina (es como la seda) —me dice—. Ya sé que sólo es un baile, pero deberíamos tener en cuenta lo que se llevaba la “temporada pasada”. Aunque tengo muchos otros vestidos que te sentarían bien —Hace una pausa, y se da unos golpecitos en la barbilla con el dedo, pensativa—. O tal vez deberíamos prescindir de la muselina.
Me he perdido. No sé qué está intentando decir, pero sea lo que sea, parece que sabe de lo que habla; Emily es como una coleccionista de ropa de marca de 1815.
—¿La “temporada” pasada? —repito yo.
¿Se refiere a la colección de primavera, o algo así? No me imagino que en este siglo tuvieran desfiles de moda.
—Cielos. ¿Acaso has olvidado lo mucho que ansiabas que llegara tu primera “temporada”? ¿No me digas que en América no se hace?
Imagino por la expresión de mi rostro se da cuenta de lo perdida que estoy.
—Me refiero a tu presentación en sociedad —me aclara—. Debía haber sido el año pasado, igual que la mía. Queríamos celebrarlas juntas, ¿no te acuerdas? Hablábamos muy a menudo de ello en nuestras cartas.
—¡Ah! Sí, em, claro que me acuerdo. Es sólo que lo había olvidado; un lapsus temporal. Pero ahora lo recuerdo todo —digo. Dios mío, ya me estoy haciendo un lío otra vez—. Bueno y… ¿fue cómo esperabas que fuera?
Emily, que sigue sacando vestidos y amontonándolos sobre sus hombros, se vuelve hacia mí cuando le pregunto eso y me mira. La amplia sonrisa en sus labios y el modo en que le brillan los ojos hace que su rostro se transforme. Vaya, se la ve tan… feliz.
¿Cómo puede alguien obligar a una chica como ésta a casarse con un vejestorio repugnante? Tengo que encontrar el modo de ayudarla a salir de esto.
—Fue increíble. Las fiestas, los bailes, conocer gente… No quería que acabase nunca —me confiesa.
Y entonces suelta los vestidos y se pone a girar por la habitación, bailando al son de una melodía imaginaria. Tiene un aspecto tan etéreo. Decir que es adorable es decir poco.
No me atrevo a preguntarle por qué acabó, porque temo que saldrá algo que ver con Denworth. O puede que acabase simplemente porque eso de la “temporada” sea una temporada literalmente: es decir, que duré sólo un tiempo determinado.
—¿Recuerdas cómo solíamos fantasear sobre Almacks? —me pregunta, dejando de girar para mirarme. Creo que la expresión de mi rostro me delata una vez más, porque Emily añade, a modo de explicación—: Ese club social tan exclusivo de Londres, donde sólo permiten la entrada a la gente más selecta.
—Oh, claro, ¿cómo podría olvidarlo?
Emily sonríe y se acerca a la cama para dejarse caer junto a mí. Estamos tan cerca que los lacitos que llevamos en la cabeza casi se tocan. Supongo que esto debería resultar raro, o que debería sentirme incómoda, pero con Emily me siento muy a gusto, como si de verdad fuera mi amiga. Hace años que no tengo amigas de verdad, desde que Katie se fue.
—Bien. Pues resultó que no tenía tanto glamour como había imaginado, porque. Las salas estaban prácticamente desnudas, y los aperitivos que servían dejaban mucho que desear. Claro que todo eso no me importó demasiado, porque tuve la ocasión de bailar un vals con el Conde de Grant, lo cual supuso un escándalo.
Me encuentro sonriendo mientras la oigo hablar, y se me contagia su entusiasmo. No alcanzo a imaginar cómo un vals pudo causar un escándalo, pero me gusta; suena a acto de rebeldía.
—Claro que las benefactoras* que habían organizado aquel evento eran un puñado de esnobs (gente que copia a otra), y si no vuelvo a verlas nunca tanto mejor.
Sigo sin tener idea de que está hablando, ¿A qué se refiere con eso de “benefactoras”? Emily es capaz de pasarse toda la noche hablando de esto, y es importante que tracemos un plan, Así que me aclaro la garganta para recordárselo.
—Bueno, y… respecto a tu compromiso… —no sé cómo decirlo, pero hay que abordar el asunto—. ¿Tienes alguna… idea?
Ella se incorpora para mirarme.
—¿Alguna idea? — repite con una ceja enarcada.
—Sí, sobre cómo romper tu compromiso.
El rostro de Emily se ensombrece.
—No, me temo que… bueno, la verdad es que no creo que sea posible. Por eso tenía todas mis esperanzas puestas en ti y… —se queda callada y muy seria.
—Está bien, no te preocupes —me apresuro a decirle—. Tengo un montón de ideas. Sólo quería saber si a ti también se te había ocurrido algo para que pudiéramos… ya sabes, unir nuestras fuerzas.
Me siento fatal por mentirle de nuevo. ¿Cuántas mentiras van ya? He perdido la cuenta. Y encima
Emily me sonríe, lo cual hace que me sienta aún peor. No debería confiar en mí.
—¿De verdad? ¿Y qué se te ha ocurrido?
—Bueno, es que… todavía no puedo decírtelo. Tal vez podamos hablar de ello mañana, o pasado.
Mentira, todo mentira.
—Estupendo. Entonces vamos a…
Emily se calla cuando llaman a la puerta. Gracias a Dios.
—Adelante —responde.
Entra una sirvienta seguida de mi doncella, Eliza.
—Hemos venido a ayudarlas a vestirse, señorita —dice la sirvienta.
Imagino que será la doncella que tiene asignada Emily.
Emily le pide que nos ayuden a ponernos la “ropa interior”, y añade que luego nos probaremos varios vestidos para ver cuál nos gusta más.
Las doncellas nos colocan a ambas el corsé y nos lo ajustan. No puedo creer que vaya a llevar otra vez este chisme estúpido. ¿Cómo voy a bailar si apenas puedo respirar? Por no mencionar que he descubierto que las varillas que llevan están hechas con las barbas de las ballenas, quiero decir, lo cual es bastante asqueroso. Y triste. Para las ballenas, quiero decir.
Cuando el corsé está ya lo bastante apretado -traducción: cuando ya no queda aire en los pulmones-, las dos doncellas murmuraban algo sobre una combinación, que creo que es la especie de camisón que va sobre el corsé. Es más suave de lo que esperaba, lo cual es un alivio. A estas alturas valoro cualquier cosa que no sea una tortura. Y entonces por fin pasamos a la elección del vestido. Los hay de tantos colores… azules, verdes, rojos, … incluso blancos.
Algunos son de algodón, otros de suave satén… Esto es el paraíso. Estoy descalza, pero gracias a la alfombra de estilo oriental que cubre el suelo no tengo frío en los pies. Y lo curioso es que creo que son alfombras orientales de verdad, y parecen tejidas a mano. Son tan bonitas y coloridas… Ahora empiezo a comprender por qué se pusieron de moda. No son alfombras baratas y horteras que venden en, los hipermercados por cincuenta dólares, sino elaboradas, elegantes y muy hermosas.
Emily se gira hacia mí con un vestido azul oscuro en las manos y le extiende los brazos para imaginarme con él, pero arruga la nariz y lo deja a un lado. Por un instante pienso que va a darme una amarillo con mangas blancas, pero también lo descarta. Sin embargo, su rostro se ilumina cuando toma nota uno de los vestidos blancos.
—Oh, no. El blanco no está hecho para mí —le digo yo, contrayendo el rostro—, Acabaré derramándome algo encima.
—Pero con tu cabello y tu piel clara té dará un aspecto angelical —replica ella.
¿Angelical? Ésa es una palabra que nadie ha utilizado jamás para describirme. Dudo que los ángeles sean tan patosos como yo. Pero en fin, me lo probaré.
La doncella me lo mete por la cabeza y la verdad es que me gusta cómo me queda. Las manguitas son monas, aunque sean abullonadas. Bajo el busto lleva una cinta ancha de un tono grisáceo que Eliza me anuda a la espalda con un lazo. Los extremos son tan largos que casi tocan el bajo de la falda, igual que una cola nupcial. Luego me tiende un par de guantes blancos largos, de esos que te quedan por el codo, y no necesito mirarme en un espejo para saber que es el vestido perfecto. Y a juzgar por la sonrisa de Emily, parece que opina igual.
Vuelve al armario para intentar decidir qué se va poner ella, y finalmente se decanta por un vestido muy bonito color menta, con un escote bastante pronunciado y adornado con cuentas brillantes. Parece que está noche quiere mostrarse un poco atrevida.
Las doncellas nos quitan los lacitos del pelo y comienzan el largo proceso de peinarnos. Los peinados de fiestas que hacen en esta época podrían rivalizar con los de los salones de belleza más caros de nuestro siglo: son una maravilla, en serio, sobre todo teniendo en cuenta que no tienen laca.
—Bueno, ¿alguna cosa que deba saber con respecto al baile? —le pregunto a Emily—. Lo digo porque aquí hacéis todo de un modo muy distinto a como lo hacemos en América. ¿De qué clase de cosas debería conversar ¿ necesito un cursillo rápido, una lista de lo que debo y no debo hacer.
Casi grito cuando Eliza me tira del pelo con el cepillo. La doncella de Emily parece mucho más cuidadosa. ¿Por qué me ha tenido que tocar a mí una que quiere dejarme calva? Sólo puede ver a Emily por el rabillo del ojo, pero sé que está sonriendo. Da la impresión de que le gusta mucho esto de socializar.
—Pues en primer lugar, debes saber que cuando lleguemos, si un caballero te pide un baile, debes aceptar a menos que quieras pasarte toda la noche sentada.
— ¿Aunque sea un baboso? —Emily se queda callada, pero ni puedo girar la cabeza para ver su expresión—, quiero decir… ¿aunque no quieras?
—Si rechazas al primer hombre que te pida un baile estarás dando a entender que no tienes intención de bailar en absoluto y que no quieres que ningún otro caballero te lo pida.
—Ah. Ya entiendo.
En fin, nunca me han sacado a bailar, así que dudo que vaya a ser un problema.
—¿Alguna cosa más?
Está empezando a dolerme el trasero de estar sentada en esta banqueta tan incómoda, pero no me atrevo a moverme por temor a arrugar el vestido.
—Tampoco es de buena educación hablar de la guerra, ni de política, ni de dinero. Lo mejor es hablar de los últimos chismes.
¿Lo mejor es hablar de cotilleos? Eso sí que tiene gracia. No me molesto siquiera a decirle que no estoy al tanto de los cotilleos del momento.
—Cuando lleguemos te indicaré quién es Lady Pommeroy. Puede que abra algún baile, así que tendrás que seguirla… o a quien quiera que sea la pareja que abra uno de los bailes a lo largo de la noche. A Lady Pommeroy le gusta sobre todo la contradanza, pero a veces también hace que intercalen alguna danza escocesa para complacer a sus invitados.
Yo asiento a todo lo que dice aunque sólo entiendo la mitad. ¿Per a quién pretendo engañar?, no entiendo nada de lo que me está contando.
—Creo que ya estamos listas —dice, aunque yo no me siento preparada en absoluto.
Eliza me acerca un espejo de mano para que me mire, y al ver mi reflejo me quedo boquiabierta.
Estoy… preciosa.
Me ha hecho un recogido muy elaborado con unas horquillas de perlitas, y sobre los hombros me caen unos cuantos rizos. Estoy… Vaya…
Cuando me levanto dejo caer un peine, y aunque intento recogerlo, me es imposible. Con el corsé puedo inclinarme un poco, pero no agacharme. Eliza me hace una inclinación de cabeza y lo recoge, como si estuviera acostumbrada.
Miro a Emily y sonrío. Esta noche va a ser diferente, esta noche no voy a ser la Callie de siempre. Voy a ir a un baile, aunque sea con corsé, un vestido, guantes… y con mis zapatos de Prada que. A pesar de estar un poco estropeados, relucen con esmero con que los han limpiado. Puedo hacer esto; esta noche soy Rebecca, una chica inteligente, extrovertida y encantadora. ¿A quién no le gusta una persona de otro país con historias que contar? Esta noche, ésa voy a ser yo.
Andiie
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
15
Nick está sentado en una banqueta en una sala pequeña cerca del vestíbulo, que tiene las puertas abiertas de par en par. Nos no ve llegar, absorto como está, mirando las brasas que arden todavía en la chimenea, con las manos entrelazadas sobre el regazo.
Yo me detengo en el umbral, aprovechando la ocasión para observarle sé que Emily me picará luego con eso, se de verdad que piensa que me gusta es que está loca. Sólo estoy mirando, eso es todo. Nick pierde todo su atractivo cuando abre la boca, y cuanto más lo conozco, más lo desprecio. No le importa nadie: ni Emily, ni su propia hija, ni los sirvientes.
Hoy ha cambiado las botas de montar por unos zapatos de vestir y calcetines largos, y lleva una especie de pantalones pirata ceñidos, de color azul oscuro, y una chaqueta a juego. Debería resultar bastante patético, porque… en fin, semejante combinación… Pero la verdad es que le sienta realmente bien. No puedo ver el frontal de la chaqueta, pero se ajusta a su figura como si fuera una segunda piel, igual que los pantalones . Es una lástima que sea un imbécil, porque no están nada mal.
Cuando se da cuenta de que no está solo, se pone de pie y se vuelve hacia nosotras. Se ha puesto uno de eso pañuelos blancos en el cuello, y debajo de la chaqueta lleva un chaleco de cachemira estampado en azul y plata, con unos botones que brillan tanto como sus zapatos. Pero lo que más me atrae es su rostro: la mandíbula recia, esos ojos tan intensos… se dirige hacia donde estamos con paso firme, y antes de que pueda inspirar para calmarme, se planta delante de nosotras.
—Buenas noches —nos saluda con una leve inclinación.
Emily y yo respondemos con una reverencia.
—Buenas noches —dice ella.
—Buenas noches —repito yo, aunque resulte redundante.
—¿Listas para macharnos? El landó espera.
Ha recalcado “espera”, como si Emily y yo hubiéramos tardado mucho en arreglarnos, pero Emily se limita a asentir, y yo hago lo mismo.
Ya me he acostumbrado a que, para referirse a un carruaje, no lo llamen simplemente “el carruaje”, tienen nombres distintos según el tipo de carruaje que sea. Seguro que en esta época la riqueza de uno se mide por el número de carruajes que tenga. Emily me comentó en un momento dado que, por su afición al juego, el Conde de Porth no podía “permitirse” un carruaje, y lo dijo como si fuera algo vergonzoso.
Supongo que Nick, que tiene como unos ochos carruajes, debe ser muy rico. También me he dado cuenta de que el número de sirvientes que había calculado en un principio se queda muy, muy por debajo de la realidad: son por lo menos cuarenta, o quizá incluso cincuenta. Me pregunto si al menos uno de ellos libra el fin de semana.
Mientras nos dirigimos a la puerta principal, Emily hace todo lo posible por avergonzarme.
—Le he prestado a Rebecca el vestido que lleva —le dice a Nick—. ¿Verdad que le sienta muy bien?
¿Por qué ha tenido que decir eso? No comprendo cómo no le odia. Además es evidente que no le importamos nada.
Nick sigue igual de inexpresivo que el día que lo conocí, pero cuando gira la cabeza para mirarme, es como si sus penetrantes ojos cafes me atravesaran.
Aunque noto que me arden las mejillas y sé que debo estar roja como un tomate (adiós a mi piel “clara”…), le sostengo la mirada, y estoy convencida de que no va a decir nada, pero entonces, habla.
—Sí. Está encantadora —responde.
Y, les lo juro, por el tono de su voz hasta parece que lo hubiera dicho en serio.
Emily asiente.
—¿Nos vamos?
Justo cuando cruzamos el enorme portón de entrada se acerca un carruaje, entre el ruido de los cascos de los caballos golpeando el empedrado. Parece que este carruaje es descapotable, porque los asientos están al descubierto y en la parte trasera hay una tela negra plegada que debe ser la capota. En las puertas hay un escudo pintado y todo el carruaje está adornado con embellecedores de plata.
Los caballos que tiran de él relucen como el oro y en el pescante van montados dos hombres, vestidos con el uniforme negro que llevan los sirvientes de Harksbury. Uno de ellos se baja de un salto antes incluso de que el carruaje se haya detenido, y saca un escalón plegable de la parte inferior del vehículo. El otro se queda sentado en el pescante, sujetando las riendas, y uno de los caballos se mueve inquieto, haciendo que tintineen los arreos. Es todo tan elaborado y lujoso…
Nick me acompaña hasta el carruaje, y no puedo evitar sentirme nerviosa de tenerlo tan cerca de mí. Cuando se queda a un lado, y me ofrece su brazo para que me apoye en él al subir, me fijo en el puño de la chaqueta y en el reluciente botón dorado que lo adorna. Sí, esta chaqueta debe costar más incluso que mis zapatos de Prada.
Hay tal arrogancia en la postura de Nick y en su mirada, que por un instante acaricio la idea de rechazar su ayuda y subir por mí misma, pero no quiero enfadarlo, así que pongo mi mano sobre la suya, y trato de ignorar el cosquilleo que me sube por el brazo.
¿Por qué está siendo amable conmigo? ¿Está haciendo esto porque es cortés, o porque es lo que se espera de alguien de su… rango?
Emily sube después de mí y se sienta a mi lado, mientras Nick toma asiento frente nosotras y nos ponemos de camino.
De pronto es como si el aire se hubiera vuelto denso y pegajoso. No puedo ignorarle cuando lo tengo enfrente, pero… ¿por qué querría entablar conversación con alguien como él?
Aunque vamos con la capota bajada y corre una ligera brisa, Emily y yo no tenemos frío porque las dos llevamos sobre el vestido una capa de terciopelo forrada de piel. La mía es de rosa muy bonito, del mismo color que la cinta que mi vestido tiene bajo el pecho.
Intento pensar en algo ocurrente que decir, algún comentario inteligente, pero no me viene nada a la cabeza, y cuando cruzamos la gran verja de hierro de Harksbury y dejamos atrás la mansión, ninguno
de nosotros ha pronunciado aún una palabra.
Es Emily quien rompe el silencio.
—¿Nos les parece que hoy el cielo estaba de un azul precioso?
Yo sonrío y asiento.
—Sí, es verdad.
—¿Por qué será el cielo es azul? —se pregunta Emily en voz alta—. ¿Por qué no verde, o rojo?
Yo me encojo de hombros y alzo la vista al cielo con ella. El sol casi se ha puesto, y el azul pálido está tornándose ya en uno más oscuro aterciopelado.
—Tiene que ver con las ondas luminosas —le explico—. El azul se expande de un modo distinto al rojo.
Emily me mira perpleja.
—A veces dices unas cosas muy raras, Rebecca.
Yo sonrío, algo azorada. Me parece que no debería volver a mostrar mi lado “friki” a menos que me vea obligada hacerlo. Seguro que hay un capítulo dedicado a eso en el Manual para advenedizos de la Inglaterra de la Regencia.
—¿Qué ha querido decir usted con eso?
La profunda voz de Nick me sobre salta, y aparto la vista de las estrellas para mirarlo.
—¿Perdón?
—Eso de las ondas luminosas; ¿qué ha querido decir?
Ah, eso.
—Bueno, pues… la luz nos llega del sol a través de ondas; ondas de color. Y se reflejan en distintos elementos que hay en la atmósfera y… Es igual, no importa.
Resulta bastante estúpido intentar explicarle algo tan complicado.
Nick se queda mirándome fijamente antes de alzar la vista hacia el cielo.
—¿Y quién ha dicho una cosa semejante?
Yo resoplo ofendida.
—Gente mucho más lista que usted.
—Soy más listo de lo que cree —me espeta él, apartando la vista.
—Y yo no soy tan ignorante como usted piensa —le replico.
Nick gira la cabeza con tanta brusquedad que no sé cómo no le da un tirón en el cuello. Aprieta la mandíbula, pero no dice nada. Le desafío con la mirada a que me contradiga y espero, pero él se limita a mirar de nuevo hacia otro lado, y es Emily quien disipa la tensión del momento.
—Me pregunto si Denworth estará en el baile —dice.
Sus palabras apenas han sonado como un murmullo, pero no me pasa desapercibido el hilo de esperanza que pende de ellas, la esperanza de que su fututo marido esté a miles y miles de kilómetros.
—¿Vive cerca de aquí? —le pregunto.
—A una hora de camino de Harksbury —me responde—. Espero que no venga.
Nick deja de mirar el paisaje para volver la cabeza hacia Emily.
—Harías bien en aceptar vuestro compromiso —le dice en tono de reproche.
¿Quién se cree que es?, ¿el padre de Emily? Sólo son primos, y eso no le otorga ninguna autoridad sobre ella.
—Sí, su Gracia —responde Emily dócilmente.
—¿Por qué tendría que aceptarlo? —le espeto yo sin poder contenerme.
Nick me mira.
—Porque es su deber acatar lo que su padre disponga.
—Y después de eso imagino que tendrá que acatar también lo que disponga su marido, ¿no es así?
—Naturalmente.
—¿Y cuándo podrá hacer lo que considere que es mejor para ella?
Por un momento Nick parece quedarse sin palabras. Parpadea un par de veces, pero continúa callado. Bueno, pues si él no tiene nada que decir, yo sí. Tiene gracia: soy incapaz de defenderme delante de tres chicas de mi clase sólo porque son guapas, pero cuando se trata de Emily parezco una leona dispuesta a matar por sus cachorros. ¿O será Nick quien hace que saque esta parte de mí?
—Emily se merece tener los mismos derechos que usted —le digo—. Debería poder escoger por sí mismos.
Él, más arrogante a cada minuto que pasa, se cruza de brazos.
—¿cree usted que una mujer debería tener los mismos derechos que un hombre? ¿Es así como funcionan las cosas en América?
—¡Sí así es! ¡Y si le importaran lo más mínimo las personas que son sangre de su sangre, haría algo al respecto!
Cuando pronuncio esas palabras ya no sé si estoy hablando de Emily o de la hija de Nick. Él se me queda mirando, furibundo. Eso me frena en seco y mi ira se disipa cuando me doy cuenta de que he sido muy atrevida.
El modo en que está mirándome hace que me entre el pánico. ¿Sabrá que he visto esas cartas?
—Todo el mundo tiene un lugar en la sociedad. Y usted haría bien en aceptar cuál es el suyo —me espeta.
Y entonces, como para darme a entender que la conversación ha terminado, vuelve a girar la cabeza una vez más para mirar el bosque que estamos cruzando. Ésta va a ser una noche muy larga.
Andiie
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
la chica tiene grnades argumentos... es muy fuerte, incluso a pesarde lo que ella piensa...
sera cierto que el tiene una hija?? o sera la historia de alguin mas??? la de su padre, tal vez???
ya quisiera yo que acepataran las ideas que les trae la Rayis, tal vez asi la sociedad de ahora seria diferente...
siguela!!!!!!
sera cierto que el tiene una hija?? o sera la historia de alguin mas??? la de su padre, tal vez???
ya quisiera yo que acepataran las ideas que les trae la Rayis, tal vez asi la sociedad de ahora seria diferente...
siguela!!!!!!
eli_jonatika
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
O.o vaya pero si tenia todo para ganar esa discucion¡¡¡
nick es un machista vaya que es TERCO ¡¡¡¡¡¡}
aunque es tan sexy :twisted: si no lo fuera seria hombre muerto :roll:
nick es un machista vaya que es TERCO ¡¡¡¡¡¡}
aunque es tan sexy :twisted: si no lo fuera seria hombre muerto :roll:
manuh♥
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
uuuuuuuhhh jajaja
con estas diferencias no se como van a terminar juntos esos dos
gracias por subir ily!!!!!
sube pronto bay que estes bien!
con estas diferencias no se como van a terminar juntos esos dos
gracias por subir ily!!!!!
sube pronto bay que estes bien!
Heaven.Foster
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
holaa andiie llegue
tarde pero llegue!!!
esque no sabia que ya habias subido
pero bueno me encantaaa!!
oye como odio a nick se cre
el centro del universo arrgg!!
siguela siguelaa pliss
tarde pero llegue!!!
esque no sabia que ya habias subido
pero bueno me encantaaa!!
oye como odio a nick se cre
el centro del universo arrgg!!
siguela siguelaa pliss
#Fire Rouge..*
Re: Prada&Prejuicio- Adaptación [Nick&Tu]
ESOP RAYIS!!
DEFIENDE!!!
ME GUSTA Y A LA VEZ NO ESTE NICK!!
ES MUY ENGREIDO!!!. YO ESTOY D ACUERDO CON HAVEAN JONAS...
NI IDEA DE COMO VAN A TERMINAR JUNTOS!7.. BUENO SI ESK TERMINAN!
SIGUWLA!!!!!
DEFIENDE!!!
ME GUSTA Y A LA VEZ NO ESTE NICK!!
ES MUY ENGREIDO!!!. YO ESTOY D ACUERDO CON HAVEAN JONAS...
NI IDEA DE COMO VAN A TERMINAR JUNTOS!7.. BUENO SI ESK TERMINAN!
SIGUWLA!!!!!
Just Me! Melissa! :)
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