Trouble, love&shows {One Direction} NC. 2do tema

Quería comentar el capítulo de Jen antes de subir, pero he recibido amenazas de muerte si no lo hago edito el capítulo y subo perdón por la tardanza, ha sido una semana complicada u.ú
pd; ¡Bienvenidas a todas las nuevas lectoras! de verdad es hermoso que les guste nuestra novela tanto como a nosotras ;_;
cuídense mucho y dentro de los próximos minutos, subo

Luego de que Carrie, Coraline y yo nos riéramos como hienas de los rostros de Emma y Jay cuando llegaron a nuestro lado nuevamente, después de la presentación de Jay y de que ambas fueran interceptadas por  esos hombres, decidimos que  tendríamos una noche de chicas en el casa de Emma, aprovechando que sus padres no están en casa.  Lo que nos servirá para hablar de un par de temas que son un tanto delicados.

Una vez fuera,  superadas las rabietas de  Louis y los celos de Liam, caminamos hacia los estacionamientos, donde se encuentra el auto de Emma, listo para llevarnos a la casa de Woodhouse.

Zayn camina a paso lento a mi lado, entrelaza sus dedos con los míos y me sonríe sutilmente.  Puedo sentir mi sonrojo aflorar en mi rostro, cosa que sucede comúnmente cuando estoy con él, o con cualquiera que me ponga un poquito nerviosa.

— Entonces…  ¿te parece bien? – inquiere Zayn, caminando a mi lado.

— Claro, mañana estará bien. Pero debo regresar a casa antes de las siete – informo, medio sonriendo.

— ¿Por qué? – Pregunta, haciendo un puchero – tenía la esperanza de que fuéramos a alguna parte juntos. Algo así como una cita – sonríe.

— Debo ir por alguien al aeropuerto, le dije a papá que lo haría y no puedo faltar a ello. – murmuro, abrazándome a mí misma por el frío que estoy comenzando a sentir.

Siento que mi garganta pica y que me estoy congestionando, pero intento ignorarlos. Zayn me observa antes de quitar su chaqueta y pasarla por mis hombros. Le doy una mirada agradecida y sincera. Percibo su aroma emanado por la chaqueta y sonrío sutilmente cuando mi estómago se retuerce un poco.

Aparto la mirada de los ojos color avellana de Zayn y observo que nos hemos detenido en medio del estacionamiento.

— Ya es hora, Mercedes – dice Jay, llamándome para que me acerque a ellas. – apúrale. No quiero llegar tarde.

— Bien, hora de irme – sonrío – nos vemos mañana. Gracias por la chaqueta, Zayn. – digo, atropellando las palabras. Me acerco rápidamente y le doy un beso en la mejilla antes de salir trotando hacia donde están Emma, Carrie y Jay.  

— No me miren así – les susurro a las trillizas, quienes me miran con expresiones variadas. Emma me sonríe, cosa que me sorprende un poco, mientras que Jay y Carrie tienen una mueca parecida a alguien que va a vomitar.

— Es como si hubieses besado a una rata – se burla Jay.

— Da igual, todas hemos tenido que besar a una – agrega Carrie, con cierto desprecio en su voz.

— Hey, ¿y Cora? – pregunto, intentando cambiar el tema.

Jay se para de puntillas y observa hacia todos lados. Frunce el entrecejo.

— Está con campanita, parece una lapa – bufa.

— Rubia, mueve las patas y vámonos de una vez – grita Emma, mirando a Cora junto con Niall.

Coraline le sonríe al rubio y se despide de todos, tan educada como siempre. Carrie rueda los ojos, engancha un brazo con el mío y el otro con Jay, mientras que Cora se pone a mi lado y Emma junto a Jay.

— Hey, ustedes, ¿Para donde creen que van? – la voz de Louis nos detiene a las cinco antes de poder hacer nuestra escapada para una noche de chicas, la que tanto necesitamos.

Emma se voltea, parece que está un poco menos alterada. Después de que Ben –su ex– se despidiera de ella con un beso en la mejilla, Liam sacó el chico celoso que llevaba dentro y le armó una escenita en frente de todos nosotros.

— No puedo mentirles – dice la rubia, observando a los cinco parados frente a nosotras en medio de los estacionamientos – nos iremos a encontrar con Ethan papito Grey, Kevin, Alejandro, Ben y Lukas y haremos una orgía entre todos para celebrar que solo quedan trece días del puto contrato – escupe la rubia.

Cora y yo nos miramos sorprendidas. La chica a mi lado baja la mirada y se sonroja con solo escuchar el nombre de mi primo escapar de los labios de Emma.

— ¿Lukas? ¿Ex de quien es ese? – la pregunta de Harry me hace cuestionarme si estuvo bien decirles que mi primo regresará a Londres.

— No es ex de ninguna – contesta Carrie con un poco de brusquedad, evitando hacer contacto visual con el rizado – Lukas es el eterno enamorado de Coraline Dench.


Afortunadamente el tema de Lukas ha quedado en el olvido hasta nuevo aviso. Agradezco a Carrie y Emma por ser comprensivas con Coraline, dado que aun no ha asimilado del todo la noticia, la que por cierto, nos dejó a todas un tanto sorprendidas.

— Dijo que tardaría cinco minutos – protesta Coraline, haciendo un ademán con la mano mientras se apoya dramáticamente contra mi hombro, haciendo referencia a Jaymie y su “conversación” con Grey, quien apareció mágicamente después de que los chicos se marcharan.

— Yo tardaría más de cinco minutos con ese papasito – Emma ríe de su propio chiste y yo me uno a ella.

Apoyo mi cabeza contra la de Coraline y me arropo a mí misma con la chaqueta de Zayn. Su perfume inunda sutilmente mis fosas nasales y puedo sentir una extraña sensación abordar mi cuerpo al recordar lo amable y atento que ha sido este último tiempo. No sé que signifique lo que me pasa cuando estoy con él. Admito que me gusta pasar el tiempo con él –ahora que no es un completo idiota–  pero tampoco es que me mate no tenerlo a mí lado y, basado en las pocas experiencias amorosas que llegué a tener alguna vez, puede que esté comenzando a sentir cosas por Zayn, lo que es un verdadero problema dadas las circunstancias.

— ¿En qué piensas tanto, Mercedes? – Carrie me mira, alzando una ceja, intentando ocultar su expresión socarrona. – Oh, espera, debe estar pensando en Zayn aborto de mono Malik – la castaña bate sus pestañas antes de bufar.

— Pienso en ti, Carrie, siempre pienso en ti – le guiño un ojo y ésta comienza a reír sonoramente.

— ¡Hey, Carrie es mía! – Emma me mira amenazante, se acerca a Carrie y la abraza.

— ¡Pensé que Jay era tuya! – rechisto, burlándome de Woodhouse, quien entrecierra los ojos.

— También es mía – murmura, como una niña pequeña.

— No importa Ellie, me tienes a mí – Cora me abraza y yo le sonrío enormemente y le devuelvo el abrazo antes de sacarle la lengua de manera infantil a Woodhouse y Benwik, como la niña inmadura que yace dentro de mí.

— Por su puesto que sí, Cora. – carcajeo al ver  como Emm alza las cejas, fingiendo sorprenderse de nuestro comportamiento.

— Eliana, has roto mi corazón – dramatiza Carrie – yo pensé que me amabas, pero prefieres a esa rubia pecadora que a mí, la chica que le tiraba los postres a Luciana Scott para que dejara de molestarte con ese jodido apodo que tenías en tercer grado – dice, fingiendo estar dolida.

— Yo también la defendí – acota orgullosamente Cora.

— Pero yo fui la del plan, así que también merezco el amor de Ellie.

No puedo evitar reír ante las tonterías que están parloteando, me lleva de regreso a una época en la cual ellas solían defenderme de quien se atreviese a llamarme “Elliefante”, no importaba la edad, contextura o género,  las trillizas no juzgaban por eso, puesto que las lecciones que solían –suelen– impartir, no son para nada agradables.

Sonrío al evocar el recuerdo de octavo grado, cuando una muchacha me llamó gorda en frente de todos. Solo quería que dejaran de reírse de mí y de burlarse de mí por el peso que había ganado producto del estrés que había sufrido cuando mi hermana y mi padre tuvieron un accidente de coche. Para mi suerte o beneficio y desgracia de Luciana, mis amigas estaban ahí.

— Creo que está en otro mundo.

— Es probable, desde que Zayn se porta bien con ella, no deja de pensar en él – se burla Carrie, aun moviendo sus manos frente a mí rostro.

Coraline mantiene sus brazos alrededor de mí, como yo en ella. Parpadeo y enfoco mi vista en las chicas, quienes parecen tener una sonrisa estampada en el rostro. Frunzo el entrecejo y su sonrisa se amplía.

— Solo recordaba como Jay amenazó a Luciana Scott en octavo grado, como Emma llenó su casillero con basura y Carrie armó el escándalo en la cafetería para que la suspendieran una semana – muerdo mi labio inferior, para no soltar una carcajada – aun no supero que la tierna Coraline Dench fuera capaz de cortarle el cabello mientras dormía, en medio de la clase de historia.

— ¡Ese fue mi plan! – chilla Emma.

— También cooperé – la voz de Jay nos sobresalta a todas, por lo que nos volteamos inmediatamente hacia ella.

La morena porta una mueca de felicidad que creo que nada podría cambiar su humor, sus ojos brillan, su sonrisa es tan enorme que creo que su rostro se partirá en dos si continúa sonriendo. Aun tiene la rosa roja que su hermoso profesor le dio una vez terminada la presentación.

— Cuenta, zorra – pide Carrie.

— ¡Lo conseguí! – Exclama, alzando los brazos –  el profesor Ethan Grey acaba de invitarme a tomar un café, dentro de trece días – finaliza con orgullo y todas nosotras la observamos con la boca abierta.



Más que una intervención o ayuda hacia Coraline y de hablar de lo sexy que es el profesor de Jaymie, esto se parece a las antiguas pijamadas que solíamos tener, antes de que los chicos –en general– llegasen a nuestras vidas, cambiándolas de los pies a la cabeza.
Las cinco nos encontramos en un círculo, en medio de la habitación de Emma, estamos en pijamas y algo borrachas. Después de dejar de lado el tema de Lukas y Coraline, cosa que según mi rubia amiga está superada, comenzó la fiesta, según Jay y Emma.

El bar de Emma está en peligro con nosotras cerca. A pesar de que no me gusta beber mucho, como a Cora, las trillizas siempre se las arreglan para lograr que las cinco nos emborrachemos para olvidar y dejar los problemas de lado.

La habitación de Emma no ha cambiado mucho con el paso de los años. Las paredes siguen siendo de un tono rosa pálido, el que tantas veces a amenazado con cambiar, pero que sin embargo continúa ahí, las cortinas son de un tono crema, sus muebles de madera de roble y su enorme cama de dos plazas se encuentra en medio de la habitación con un centenar de almohadas sobre ella.

Me encuentro en medio de Jay y Cora, luego vienen Carrie y finalmente Emma, estamos sentadas junto a la cama, desparramadas en el piso.

— ¿Recuerdan el cumpleaños número quince de Cora? – pregunta Jay, media borracha, casi llorando de la risa.

Suelto una sonora carcajada antes de que las demás estallen a reír conmigo. Me retuerzo en el piso junto con Carrie y reírnos tanto que nuestros estómagos comienzan a doler, pero a pesar de eso, no paramos de reír.

— ¡Como olvidarlo! – chilla Emm, golpeando el piso con diversión. Parece una jodida hiena.

— ¡Fue la mejor fiesta de quince! – grita Jay, riendo estrepitosamente.

— ¡Ay, Dios mío! – carcajeo, quitando mi lágrimas.

Incluso Cora ha cambiado su actitud y ha comenzando a reír con nosotras. ¿Cómo podríamos olvidar ese cumpleaños? Sinceramente, eso es algo que nos quedara para siempre.

Fue el cumpleaños en el que Coraline recibió un misterioso paquete de casi dos metros de alto y uno de diámetro. Con los ojos llenos de brillo abrió la enorme caja, de donde salió el stripper que Emma consiguió para ella.

El chico se comenzó a quitar la ropa y Cora salió corriendo en cuanto se quitó la camisa. Lo más divertido de todo fue que el stripper la persiguió por todo el salón en el cual se realizaba el evento gritándole que no pararía hasta que ella le quitara la ropa con los dientes. Con tan solo recordar el acontecimiento, me pongo a reír como una estúpida.

— ¿Qué dicen de la primera cita de Michelle? – ahora es Wik quien se retuerce sola en el suelo.

— ¡No me recuerden eso! – chillo de inmediato, intentando callar mis carcajadas, pero se me hace imposible.

— ¡Eso fue épico! – grita Emma, aplaudiendo como una foca borracha.

— Fue humillante – reprocho.

— Lo fue para ti, fue divertido para nosotras – espeta Jay, alzando las cejas.

— No fue mi culpa. No había notado las señales – digo rápidamente.

— ¡Se le notaba a leguas, Ellie! – musita Cora.

— Era hermoso – intento defenderme.

— Por su puesto que lo era, tenía todo el estuche de maquillaje de su madre puesto en su cara – agrega Emma – ¡era el tipo más gay que pudieses haber encontrado en toda la escuela, Ellie!

La cara de Wik está roja, tan roja como un tomate de estación. Sí, está bien. Salí con un tipo que tenía más actitud de mujer que yo. No me había dado cuenta de ello y cuando el me pidió que saliéramos juntos, no pensé que sería para ir a comprar ropa y maquillaje. ¡Dios mío!

— ¡Esperen, esperen! – Carrie golpea el piso llamando nuestra atención – a los trece, el campamento de verano que en el que nos metió la mamá de Cora – dice, sonriendo burlonamente.

— Oh, no – murmura en respuesta Emma, antes de que volvamos a reírnos como unas desquiciadas.

— ¡Parecíamos la guardia de la reina! – Jay es quien habla entre risas, su voz se asemeja a la de un globo que se está desinflando. – tuvimos que sacar a Emma de la cafetería del campamento “Rayito de Sol” sin que nadie lo notase o… o ¡verían su enorme trasero manchado! – estalla en carcajadas.

— Solo a Emma se le ocurre usar pantalones blancos y tacones en medio de un campamento de verano – recuerda Cora, intentando suprimir su sonrisa – además, esa chica realmente te odiaba – ahora ríe.

— ¡Me puso gelatina de frambuesa en mi asiento! – Grita Emma –  esa perra me tenía envidia – continúa – lo bueno es que las Forever Gorditas –oh sí, llamadas así por Emma desde que tenemos uso de razón – la pusimos en su lugar. Debe haber sido trágico para ella despertar en medio del lago, con su colchón inflable – dice – agradezco a Juego de Gemelas por darnos la idea – sonríe con autosuficiencia.

— También recuerdo la primera alfombra roja de Carrie, cuando Jay casi se agarra a golpes con una chica del elenco – medio sonrío.

— ¡Ella me pisó apropósito!

— Que recuerdos – murmura Carrie, abrazando una almohada.

— Son demasiados – concuerdo, llevándome el vaso con vodka y jugo de naranja, a los labios.

— Bueno, hemos pasado dieciocho años juntas, ¿qué esperaban? – ríe Emma, mirándonos con diversión. – nosotras cinco y nadie más, contra quien se nos cruce por delante.

— Ay, no se pongan cursis – Jaymie nos mira a las cuatro con expresión seria – estoy media borracha y si se ponen a hablar de cursilerías estoy segura que me pondré a llorar como una magdalena.

— Mejor cambiemos el tema – propone la rubia de ojos verdes –  ¿quién se anima a un par de retos?

Oh, oh.



Estamos en el patio de los Woodhouse, miro la piscina frente a mí y retrocedo un paso.

— ¡Maldita sea, hazlo, Michelle!

— ¡Está fría! – chillo.

— ¡Eso te pasa por no querer llamar a Zayn y decirle lo mucho que lo amas!

— ¡Que no lo amo! – contradigo, casi de inmediato.

— Entonces acepta las consecuencias – me grita Carrie.

— ¡Uno, dos… - cuenta Coraline, aplaudiendo sonoramente – Tres!

Me lanzo a la piscina con un bañador que Emma me ha prestado. ¡Joder! El agua está fría, está realmente fría. Cada parte de mi cuerpo comienza a temblar y puedo percibir que mis labios se están comenzando a teñir de un tono morado.

Salgo del agua como un perro mojado. Carrie me cubre con un par de toallas y me arropo en ellas rápidamente. Son alrededor de las dos de la mañana y a mis amigas no se les ocurrió nada mejor que este desafío.

— Reto cumplido – murmuro temblando – ahora me toca a mí emparejar las cosas – sonrío maliciosamente y poso mis ojos en Wik, quien me mira con los  ojos bien abiertos – hora de la venganza.



Desde que Jay comenzó a reír, no hay poder en la tierra que pueda detenerla. La morena golpea el piso y se retuerce en el suelo lo más silenciosamente posible, entretanto, Carrie mira el teléfono en sus dedos y muerde su labio inferior.

Nos echa una mirada a las cuatro antes de desechar sus pensamientos y marcar el número que está ahí escrito.

Presiono mis labios en una fina línea y aprieto la mano de Emma con fuerza, como ella lo está haciendo. Coraline parece estar disfrutando de la función que la castaña está a punto de armar y todas la miramos expectantes cuando el primer pitido del teléfono, en alta voz, resuena en la habitación.

— ¿Hola? – la voz ronca y somnolienta de Harry nos hace quedarnos a todas en silencio.

Carrie nos da una última mirada antes de carraspear en silencio y comenzar con el espectáculo.

— ¡¿Cómo has podido?! – comienza a gritar, con voz chillona. – ¡Te di todo lo que tenía, todo! – vuelve a chillar, esta vez añade un par de sollozos – y tú me dejas por otra, me abandonas por alguien que no me llega ni a los talones, ¡maldito bastardo!

— Eh…

— ¿No tienes nada más que decir, perro sarnoso? – increpa.

Me muerdo la lengua para no soltar una carcajada en medio de su actuación.

— Espera, ¿Taylor? – inquiere con confusión el rizado.

Emma se lleva una mano a la boca, con la intención de que sus risas no se escuchen. Miro a Carrie y su cara se contrae por las ganas de reír que tiene. Cora y Jay se miran una a la otra antes de comenzar a reírse por lo bajo, procurando que sus carcajadas no se escuchen más allá.

— ¡Ni siquiera me reconoces, engendro del demonio! Te di todo de mí, y me cambiaste por una actriz de cuarta… jamás lo pensé de ti, Styles. ¡Jamás! Pero, me vengaré, bastardo. Esto no quedará así, ¡No quedará así!

— L-lo si-siento – tartamudea sorprendido a través del teléfono – yo… yo…

— ¡Yo nada, Styles! – Vocifera – cuídate la espalda, porque no me cansaré hasta vengarme – y… corta.
Ay, ay Dios mío.

Las risas se desatan en la habitación de Emma. No puedo parar de reír, me falta el aire y las risas de las demás aumentan mis ganas de carcajear ante la reacción de Harry.

Joder. Estamos tiradas en el piso, riendo, charlando, bebiendo como siempre lo hacemos, sin distracciones ni muchachos, solo nosotras cinco y nada más.

— Ahora, es el turno de Tomlinson – Jay se frota las manos con malicia.

— Espera, espera un poco – dice Carrie, aun trastornada por la risa – si los Stylinson están en el departamento, Harry puede sospechar algo si llamamos al culón justo ahora.

— Buen punto – Emma se apresura a decir. – entonces esperaremos.



Jay le ronronea al aparato telefónico, una hora más tarde de la llamada a Harry. Emma me tapa la boca y yo se la tapo a ella cuando veo que la rubia está a punto de entrar en un ataque de risa. Carrie y Cora se encuentran mirándonos con diversión y se encuentran mordiéndose la lengua para no comenzar a carcajear como unas dementes.

— Amor, estoy aburrida y ya compré las mordazas que te había prometido. Estaba pesando que trajearas ese traje de cuero negro que tanto me excita – la voz de Jay suena tan distorsionada y ronca que es difícil reconocerla.

Me estoy ahogando con mis propias carcajadas al escuchar la respiración entrecortada de Tomlinson.
— Núme-mero equivocado – logra decir el culón, tomando una posible respiración.

— Oh – la sutil exclamación de la morena nos hace querer a todas reír y querer rodar por el suelo de la habitación de Emma, de la risa. – eso suena interesante, ¿no te gustaría venir a probar mis nuevas mordazas? – propone descaradamente la chica.

— Se-señorita, verá, yo tengo novia – tartamudea el chico, desde el otro lado de la línea telefónica.

— ¿Y eso importa? – Cuestiona – lo único que quiero es atarte a la cama, tienes una voz realmente masculina y eso me gusta.

Jaymie corta el teléfono cuando deja a Louis sin aliento una vez más. Al presionar el botón rojo finaliza la llamada y nosotras comenzamos a reír estrepitosamente, burlándonos e imitando la reacción de Louis ante la llamada misteriosa de Jaymie.

Estoy media borracha, disfrutando de estar con mis amigas, cosa que amo demasiado, como las amo a ellas.



Me siento mal, realmente mal y todo por culpa del resfriado que atrapé después de nuestra noche de chicas. Sabía que no debía aceptar la apuesta que Emma me propuso, pero como soy terca, bajo las influencias del alcohol, terminé lanzándome a la piscina y consiguiendo un resfriado del demonio.

Entreabro los ojos al percibir que la luz de mi habitación ha sido encendida.

— Cariño, ¿estás mejor? – la melodiosa voz de mi madre, Rose, llega a mis oídos.

Puedo sentir como cierra la puerta de mi habitación tras de ella y se acerca  a paso lento hasta el borde de mi cama, donde se sienta junto a mí. Me volteo hacia ella, sentándome lentamente en la cama, tratando de ignorar el creciente dolor de cabeza que siento.

— No – logro contestar, con voz demasiado ronca – creo que no – hago una mueca con los labios.

A pesar de todo lo que nuestras personalidades puedan chocar, somos tan parecidas por fuera como por dentro. Sus rasgos faciales son los que heredé, mi color de ojos y de cabello son idénticos a los de mí madre y, creo, que lo único que heredé de mi padre, es la nariz y un par de lunares que se encuentran en la base de mi cuello.

—  Ya mejorarás, cariño – me tranquiliza mamá, acariciando mi cabeza – la medicina que me dio el doctor debería hacer efecto en un par de horas, por ahora, deberías descansar – sonríe.

— Gracias, mamá – le entrego una media sonrisa y dejo caer mi cabeza hacia la almohada.

Por primera vez, desde que Rose entró a mí habitación, me doy cuenta de que quiere decirme algo. Hay algo que la está incomodando, mal que mal, tengo la misma manía de morderme el labio cuando no encuentro las palabras correctas para decir.

— ¿Pasa algo? – cuestiono, con mi voz sonando aun más ronca.

— Tú y el chico de la banda, Zayn… o Siva, como se empeña Louise en llamarlo – carcajea – ustedes dos, ¿van enserio?

— ¿Enserio? ¿Enserio cómo? – me cacheteo mentalmente por no ser capaz de decir otra cosa. ¡Jesús! ¿A qué viene todo esto? – si te refieres a algo así como irnos juntos, matrimonio o algo por el estilo, no creo que estemos preparados para algo así mamá. – intento tranquilizarla.

— Solo pregunto, Ellie. Me parece que el muchacho se preocupa mucho por ti, aunque debería, es tú novio – niega con la cabeza, divertida, es solo que me sorprende un poco que hayas escogido a alguien como él – vuelve a menear la cabeza y sonríe, como si un recuerdo repentino llegase a su cabeza.

— ¿Qué? ¿Lo dices por sus tatuajes? – alzo las cejas, con sorpresa.

— Que esté tatuado es lo de menos. Andrew también lo está – sonríe abiertamente y yo pienso en el tatuaje de mi padre – aunque no tanto como Zayn – una pequeña risita se escapa de sus labios – creo que tú relación me recuerda, un poco, a la mía con tú padre.

Vaya, esto es información que mi madre jamás había compartido conmigo. Quizá no lo había echo hasta ahora por el simple hecho que jamás le presenté algún novio, dado que jamás tuve uno que realmente haya sido “importante” o “formal”.

— Me parece que Zayn me recuerda a tú padre en más de un sentido. Un poco arrogante, algo frío y que no demuestra muchos sentimientos por miedo al qué dirán. Por otra parte, ya sabemos que tú y yo somos como dos gotas de agua, aunque te niegues a admitirlo, cariño.

Observo a mi madre sonriendo, parece feliz de “verme feliz” y no sé como sentirme al respecto. ¿Qué puedo decir? ¿Qué es todo una mentira y que quedan menos de trece días para que todo el contrato se termine?

— Me di cuenta de eso hace una media hora atrás – continúa la mujer que tengo junto a mí – cuando llegó a buscarte para su cita y yo le comenté que te habías enfermado – ahora soy yo quien está sorprendida, abro mi boca y frunzo el entrecejo. Mi corazón se acelera como si alguien hubiese apretado algún botón de “a toda marcha” y mi pulso se eleva hasta llegar a las nubes ¿por qué? No tengo ni la más mínima idea – entonces se despidió rápidamente  regreso acá con medicamentos, dulces, películas y demás, argumentando que si tú no podías ir a su cita, el traería la cita hasta ti. El muchacho está abajo esperando a que yo le diga que pueda pasar, aunque tú hermana debe estar fastidiándolo en este momento y diciéndole que yo soy una enfermera y que puedo cuidarte y cosas por el estilo – hace un ademán con la mano, restándole importancia – pero para estas ocasiones, me parece bien que recibas cuidados especiales por parte de tú novio – me guiña un ojo, con complicidad. – Por cierto, Carrie llamó para saber como te encontrabas, quieren hablar contigo en cuanto puedas – me sonríe como si nada.

Todo lo que ha pasado durante las últimas semanas, últimos días e, incluso, las últimas horas, me tiene  la cabeza revuelta, llena de pensamientos e ideas que no hacen nada más que aumentar el dolor de cabeza que estoy sintiendo.

¡Jesucristo! ¡Mí mamá quiere que Zayn me de cuidados especiales! Esto… ¿es enserio?

— ¡Te dije que no te necesita, cantante de cuarta! – chilla Louise, acercándose a mi habitación. – Ella está bien. Me tiene a mí para cuidarla, patán.

— ¿Crees que tú hermana deje de ser celosa de una vez por todas? – la pregunta de mamá me hace sonreír, a pesar de que los gritos de Louise mantienen mi cabeza dando vueltas.

— Es difícil que deje de serlo – contesto – pobre chico el que se enamore de ella – carcajeo suavemente.

— Y pobre de tú novio – contesta mi madre entre risas.

Tocan la puerta de mi habitación. Mamá se levanta rápidamente guiñándome el ojo antes de abrir la puerta y que la imagen de Zayn aparezca en mi campo de visión. Trae consigo chocolates, golosinas, un par de películas en DVD y, lo que me parece, un block de dibujo.

— Mamá, yo puedo cuidar a Ellie – vuelve a chillar Louise, apareciendo por la puerta y mirando a Zayn con reproche. – además, me parece injusto que Michelle pueda traer un chico a casa y yo no.

— Primero – aclara mi madre con diversión, incorporándose de la cama y acercándose a la puerta. – tú hermana tiene dieciocho y tú aun no cumples dieciséis años. Segundo, él llegó por su cuenta y viene a cuidar a tú hermana, ahora muévete, hay que dejarlos solos. Diviértanse chicos – mi madre sonríe tan abiertamente que me siento culpable de que crea que todo esto es real.  

Doy un asentimiento de cabeza, esbozando una pequeña sonrisa antes de que Zayn ingrese a mi habitación y cierre la puerta tras de él. No sé si será la fiebre o alguna otra cosa, pero me parece que el muchacho está sonrojado. ¿Qué bicho le habrá picado? ¿Será que se va a enfermar también?

— Hola – saluda, dejando las cosas a los pies de la cama, frota sus manos con complicidad y se endereza – Tienes suerte. Hoy me tendrás sometido a tus servicios, Michelle, seré tú esclavo por un día – dice, sonriéndome como nunca antes lo había visto – aunque mis servicios especiales tienen un costo extra – añade, alzando las cejas, con una mirada divertida.

Me sonrojo aun más debido a sus palabras. Escucho su risa ronca y profunda y, cuando subo mi mirada, tengo al muchacho justo frente a mí.

— ¿Con qué te gustaría comenzar? – inquiere, tan cerca de mi rostro, que nuestras respiraciones se mezclan. – Puedo hacer cualquier cosa con tal de que te sientas mejor – susurra.

— Éste… yo, creo que una película estaría bien – logro decir.

— Una película será, entonces, señorita Michelle – murmura sonriente y besa mi frente rápidamente.

Zayn se para y se acerca a la televisión que se encuentra en el mueble frente a mi cama. Se mueve con naturalidad por mi habitación, buscando la película e introduciéndola en el DVD. No puedo apartar mi mirada sorprendida lejos de él, dándome cuenta, de que por más que las chicas digan que es un flacucho sin masa muscular, ellas se equivocan.

El moreno tiene una espalda amplia, quizá no tanto como los demás Erection, pero se nota bien trabajado y musculoso. Sus tatuajes se ven dispersos por sus brazos y, por lo que he visto en fotografías, también tiene en su espalda y pecho.

Luego estoy yo. Michelle, una chica que no puede bajar  los kilos que tiene demás ni aunque deje de comer, alguien que no tiene ni siquiera un grado de atractiva, al menos, a mi parecer. Supongo que por eso fue tan difícil creer que el integrante de la banda del momento, se relacionara con una estudiante de párvulos que no puede mantener su peso regular.

— ¿Qué haces aquí? – pregunto, de repente, siendo consiente de como se detiene de lo que está haciendo y se voltea para observarme directamente a los ojos.

— Vengo a cuidarte, ya te lo dije – contesta sin preámbulos, encogiéndose de hombros. – Mira, Ellie – murmura, obligándome a alzar la vista y toparme con sus bellos ojos color avellana – sé que no comenzamos bien – susurra – pero quiero mejorar todo, quiero pasar el mayor tiempo que pueda contigo para compensar todo lo que ya hemos perdido. – Parece hablar con sinceridad, lo que me descoloca totalmente – aparte, ya no aguantaba la paranoia de Harry, insiste en que alguien quiere matarlo.

Abro los ojos cuando las palabras de Zayn han salido de su boca y recuerdo de inmediato a las chicas y la llamada. ¡Cristo! Carrie se va a morir de la risa cuando le cuente.

— Y bueno, según Harry, Louis amaneció gritando algo de unas mordazas y otras cosas que sinceramente, no quiero saber – sonríe.

Asiento con la cabeza y vuelvo a observar la colcha con lunares, con la intención de mantener la compostura y procesar todo lo que Malik ha dicho. Definitivamente él sabe como confundirme más de lo que estoy.

— ¿En qué piensas? – cuestiona Zayn, sacándome de mi mundo.

Medio sonrío, sintiéndome sonrojada y algo mareada, y niego con la cabeza suavemente.

— No es nada de importancia – murmuro, bajando la mirada hacia mis dedos entrelazados sobre mi regazo.

Él se sienta a mi lado y yo me corro hacia el lado izquierdo para que él se sienta más cómodo. Para mi sorpresa, el moreno se quita los zapatos y la chaqueta, dejándolas en una silla cerca de mi escritorio, cierra las cortinas azules,  sin cerrar la ventana, y se acuesta a mi lado, pasando un brazo por mis hombros para tenerme más cerca de él y mantiene el control de la televisión y DVD en su pecho.

Me acurruca junto a él, suelta un suspiro y yo no sé que hacer. Me quedo quieta entre sus brazos intento buscar una respuesta a su comportamiento y creo, que cada vez más, la teoría de sus personalidades múltiples, es correcta.

— Solo para que lo sepas, Ellie, todo lo que tú piensas me importa. – confiesa, estampando un beso en la comisura de mis labios, dejándome completamente anonadada.



— Oye, Ellie, despierta – el suave murmullo de una voz ronca y rasposa me hace abrir los ojos.

Pronto percibo la cercanía de quien está junto a mí, sus labios casi tocan mi oído y siento su sonrisa emerger cuando un leve rubor aparece en mis mejillas. Sin saber muy bien el por qué, me acurruco aun más contra Zayn y escondo mi cara en su cuello.
Un suspiro escapa de sus labios y yo aun somnolienta, dejo que me abrace.

— Dormilona – vuelve a susurrar, moviéndome un poco – tú padre acaba de venir a decirme que él irá al aeropuerto.
Mis ojos se abren al escuchar las palabras salir de la habitación de Zayn.

— ¡No! – chillo, sentándome de inmediato en la cama, consiguiendo un leve mareo en respuesta a mi accionar tan brusco.

— Epa, no pasa nada, Ellie – dice Zayn, posando una mano en mi espalda para darme estabilidad.

— Debo ir yo, me está esperando a mí – murmuro, con voz ronca.

— Pero estás enferma – me mira con reproche, haciendo una sutil mueca con su labio inferior. Se ve realmente tierno.

— Debo ir – sentencio, incorporándome de la cama. – Le prometí que iría cuando me llamó para decirnos que vendría – agrego.

— Bueno, dada la situación, será mejor que nos apresuremos ¿no? – me mira, encogiéndose de hombros con una leve sonrisa al fijarse por primera vez en mi pijama entero que me regaló Cora hace un par de meses. Es verde pálido con lunares de un verde más oscuro.
Me sonrojo de inmediato al escucharlo reír. ¿Qué le pasa con mi enterito? Evita que pase frío en las noches, además, Cora lo compró para mí.

— No me mires así – demando, mirando el piso.

— Te ves adorable – murmura él suavemente – ahora, iré a decirle a tú padre que te llevaré al aeropuerto – sonríe, mostrando su hilera de dientes perfectamente blancos.

Quince minutos después, estoy vestida y abrigada hasta las orejas. Zayn insistió en que me pusiera una pañoleta verde claro para que cubriera mi cuello y no me enfermara aun más. Le costó poco y nada convencer a Andrew, mi padre, de que lo haría.

Parece que mi papá ha aceptado de mejor manera a Zayn, aunque aun sigue mirándolo con cierto recelo por salir con su primera hija.
Ahora vamos en su auto, camino al aeropuerto de Londres. Estoy sentada en el asiento del copiloto, mirándome las manos entrelazadas en mi regazo mientras que Zayn tararea por lo bajo una canción de Bruno Mars que pasan por la radio. Tiene una voz muy bonita.

— Tienes unas pinturas hermosas en tú habitación – murmura, de repente.

— Gracias – sonrío – también miré tú block – confieso mirándolo de reojo – dibujas genial, yo jamás he podido hacer algo que no sea abstracción y color – digo, un poco más entusiasmada. Continúo hablando ronco producto del resfriado.

Un brillo de orgullo aparece en sus ojos una vez que decido guardar silencio. Zayn me sonríe amablemente y en ese momento comenzamos a hablar de trivialidades y cosas que jamás esperé saber de él.

Me enteré de que cada vez que puede, dibuja. Que la mayoría de sus tatuajes tienen un trasfondo, a pesar de que la gente no lo sepa. Que le gusta andar en bicicleta y sabe patinar. Aunque él no se quedó atrás, me preguntó que fue lo que me llevó a estudiar para ser maestra de prescolar, cosa que para mí siempre ha sido una respuesta clara. Siempre me he llevado bien con los niños, disfruto enseñando y estando con ellos. Es algo que me llena y me hace ser feliz, como a él lo hace feliz cantar junto con su banda.

Se siente bien estar a su alrededor cuando se comporta de esta manera conmigo. En un comienzo pensé que su actitud jamás cambiaría, no obstante, agradezco – a pesar de que su cambio haya sido casi al final de todos los meses que pasamos juntos – que se muestre como realmente es.

La media hora que dura el trayecto hacia el aeropuerto continuamos riendo, hablando y disfrutando de la compañía del otro.
Una vez en el aeropuerto, la mano de Zayn toma la mía y nos lleva dentro con paso calmado y lento, entretanto, yo busco entre la multitud a mi primo.

Por su altura debería ser fácil de ubicar, sin embargo, siempre encuentra una manera de pasar desapercibido entre toda la gente. Diviso una cabellera rubia a lo lejos, el chico es un poco más alto que la mayoría de los londinenses, sus ojos verdes claro –herencia de su madre– y su cabello rubio oscuro lo identifican.

Levanto una mano y le hago señas para que se acerque a mí. En un comienzo, Lukas me sonríe abiertamente, feliz de verme, pero luego de acercarse un par de metros observa a Zayn con el ceño fruncido. Paso por alto su complejo de hermano sobreprotector, me suelto de la mano del moreno y corro hacia Lukas, al mismo tiempo que el abre sus brazos y me recibe. Comienza a dar vueltas conmigo en sus brazos y yo solo grito entre risas que se detenga.

Me abraza fuertemente diciéndome lo mucho que me ha extrañado, cosa que también le digo.  En menos de dos segundos me ha preguntado por mis padres, Louise, las chicas y quien es el muchacho que lo está fulminando con la mirada.

— Supongo que ya llegó el momento de decírtelo – miro directamente a los ojos de mi primo, él asiente con cautela y en silencio – Lukas, tengo novio – murmuro – como también lo tienen las chicas.



Después de un viaje en auto, en el que Lukas no paraba de hablarme de como había sido su estadía en Rusia y de ignorar las miradas fulminantes de parte de Zayn y de una calurosa bienvenida a casa por parte de mis padres y Louise, nos encontramos los tres frente a la puerta del departamento de Carrie.

Zayn mantiene su mano con la mía y escucho al rubio resoplar y rodar los ojos. Definitivamente su primera impresión de “mi novio” no es demasiado buena, pero ¿qué  más da?

Toco el timbre y los gritos de Wik no tardan en llegar a mis oídos.

— ¡Mercedes! – Escucho a través de la puerta – ¡Te he llamado un centenar de veces y no contestas! ¡Sólo queríamos saber si te habías mejorado del resfriado! – protesta abriendo la puerta.

Me mira  con el entrecejo fruncido, una vez que la puerta está abierta completamente, tarda más de un segundo en fijarse quienes me acompañan y, cuando ve al rubio de ojos verdes, de casi metro noventa, pega un grito en el cielo y se lanza a sus brazos como una loca.

Me hago a un lado y comienzo a reír cuando Emma asoma la cabeza y mira la escena extrañada, una vez que se da cuenta, tira del brazo de Jaymie y ambas corren hacia la puerta chillando como locas, mal que mal, Lukas en un momento fue el amor platónico de las trillizas. Por otra parte, veo dentro del departamento a Niall y Harry mirar la escena extrañados.

Cora no tarda en aparecer, con una expresión parecida a la de Liam. La rubia se da cuenta de quien ha llegado y corre hacia el tumulto a mi lado y se une al abrazo, sin importarle que el rubio le esté hablando.

— Ven acá – musita Jay, tomándome de la mano, apartándome de Zayn.

De un solo tirón me unen a su abrazo.

— Sabía que me habían extrañado, mujeres – dice Lukas, en medio de todas nosotras.

— ¿Extrañarte? – Pregunta irónicamente Emma – eso es decir poco – murmura batiendo sus pestañas y creo que no es solamente por su regreso, sino que también, está tratando de poner celoso a Liam, quien ha puesto sus manos en puños.

— Pasa, Lukas, pasa – Benwik lo invita a pasar y el chico lo hace con una sonrisa.

Una vez dentro, Louis, Liam, Niall y Harry se incorporan y lo observan con cierto recelo, sobre todo el rubio, el que parece que ha comido algo rancio, por su expresión al verlo.

— Y, ¿Ellos son? – inquiere mi primo, mirando a mis amigas, las que parece que no tienen ninguna intención de presentar a “sus chicos”.
Emma suspira y mira a Liam.

— Lukas, Krilin. Krilin, Lukas – sonríe.

— Un gusto – el castaño fuerza una sonrisa cuando estira su mano para estrechar la del Luck. – novio de Emma, recalca el muchacho.
Niego con la cabeza divertida.

— Creo que ya es hora de tú medicina – el susurro silenciosos de Zayn me hace dar un respingo.

Miro mi reloj y veo que son pasadas las nueve de la noche y tiene razón, ya es hora de que me tome el medicamento.

— Gracias – le contesto con una sonrisa. Zayn me mira y rápidamente deposita un beso en mi mejilla, sin que nadie más que yo, lo notase.

Me sonrojo y el me mira con un aire jovial y señala con la cabeza la puerta de la cocina, con un humor que no había mostrado antes. Sonrío en respuesta y me volteo para llamar la atención de Carrie indicándole que iré a la cocina por un vaso de agua. La castaña me asiente distraída, mientras que observa con diversión como Jay introduce al culón.  

Entro a la cocina en silencio y busco entre los gabinetes un vaso, lo lleno de agua y saco la pastilla de mi bolsillo. Meto la píldora blanca en mi boca y tomo un trago de agua para tragarla de una vez. Cuando me volteo para lavar el baso que he utilizado, veo que Coraline ingresa a la cocina, parece un tanto alterada y nerviosa.

— ¿Cora, estás bien? – atino a preguntar y ella asiente.

— Él… él está igual que como lo recordaba – murmura, bajando la voz.

— Lo sé, sigue siendo el mismo idiota de siempre – sonrío, intentando que ella lo haga también, puesto que lo de ella y Lukas, no terminó, sino que quedó en el aire, jamás fue una ruptura, siempre fue un “volveré”. – Cora, solo no pienses en eso. Lukas ha vuelto, pero el no interferirá en esto, lo conoces y lo conozco.

Ella asiente y me mira con agradecimiento antes de caminar hacia mí y darme un abrazo.

— Todo estará bien, Coraline – la tranquilizo, sin siquiera tener la certeza de que será así.

La puerta de la concina se abre y Woodhouse entra echando humo por las orejas y queriendo matar a todo lo que la rodea con la mirada, pero su mirada se suaviza cuando nos ve a Cora y a mí abrazadas.

— ¿Qué hacen acá, par de maricas? – Pregunta con Sorna – bah, seguramente Coraline está intentando convencerte para que te unas al lado oscuro – dice moviendo sus manos y acercándose al taburete de la cocina para apoyarse ahí.

— Ya comenzaste de nuevo – bufa Cora, con diversión.

—  A mí no me engañas, rubia pervertida – sonríe enormemente y parece que su mal humor de perros solo vuelve a ella cuando Liam está en un radio cercano a dos metros.

Suelto una risotada ante sus muecas de sospecha.

— ¿Qué hacen todas acá? – Jaymie asoma su cabeza hacia la cocina y entra sin pensarlo dos veces cuando nos ve ahí – se están perdiendo los celos de Krillin, culón, campanita y cabeza de brócoli – nos guiña un ojo y se sitúa junto a Emma. - ¡Ellie! – chilla de repente, como acordándose de algo – no sabes lo que ter perdiste mientras no estabas aquí – comienza a contar la morena con un brillo malvado en sus ojos – escuché a Louis hablar con su novio sobre la llamada, creo que el idiota terminó soñando todo el resto de la noche con mordazas y trajes de cuero – se ahoga con su carcajada y la mía amenaza con escapar de mis labios – ¡Y Harry tuvo que quedarse con él toda la noche!

Las cuatro estallamos en carcajadas. Siento mi rostro ponerse de un tono rojizo a medida que me río. No puedo creer lo que pasó con Louis.

— Par de maricones – continúa riendo la morena y niega con la cabeza.

— Me voy a mear de la risa – comenta Emm, tan sutil como siempre.

— ¿De qué se ríen? – Carrie entra a la cocina y se une a nuestra pequeña reunión. Nos mira a todas con gesto divertido, al aparecer, intentando adivinar que es lo que estamos haciendo en su cocina, riendo como unas focas que han consumido éxtasis.
— De lucho – decimos las tres al unísono.

— Esperen, esperen – Benwik alza las manos llamando nuestra atención – tengo una mejor – nos mira a todas e inmediatamente guardamos silencio y la alentamos a seguir hablando – cuando llegó a mi departamento, me preguntó acaso había pasado algo raro los últimos días,  y yo le dije “nada, solo que una chica me amenazó de muerte por ser tú novia, debió haber sido una gran fan con un enamoramiento hacia ti” le dije ¡y el idiota se puso más pálido que un papel!

No puedo parar de reír. ¡Joder! Parece que las bromillas que las chicas y yo les gastamos anoche se pasaron un poco de la raya, pero no puedo evitar reír ante sus reacciones.

— Son unos idiotas – murmura Jaymie entre risas.

— No lo son – los defiende Cora, aun abrazándome – aunque si actúan como unos de vez en cuando – razona.

— Esperen un segundo. ¿Dejaron a los cinco con Lukas? – pregunto de repente, cayendo en cuenta de que esos chicos pueden estar amenazando a mi primo en este mismo instante.

Como si se tratase de una carrera, las cinco nos acercamos a la puerta y asomamos la cabeza, con la intención de no ser vistas por ellos. Para nuestra sorpresa, Lukas se encuentra observando las fotos en la pared de Carrie y parece ajeno a los cinco chicos que hablan en un rincón y le lanzan miradas fulminantes.

— Uh, parece que tienen celos de Lukitas – sonríe Carrie.

— ¿Quién quiere hacerlos enojar un poquito más? – inquiere Jay con malicia.

Le doy una mirada a Cora de advertencia y ella niega con la cabeza y una media sonrisa pasmada en el rostro.

— Se me ocurren un par de cosas en las que Lukas podría ayudar – sonríe Carrie.

— Esto no me gusta demasiado – susurro.

— Bueno, terminarás por amarlo, mi querida Ellie – Jay me sonríe y todas juntas regresamos a la cocina para escuchar el brillante plan de Emma.

Definitivamente lo que contenga salsa picante, a Emma algo molesta, Jay con ganas de golpear a alguien,  Carrie con sed de venganza, Cora preguntándose si está bien hacer todo eso y a mí meditando del tema, no terminará muy bien.  Es un hecho.

Ay choro. Te quedó hermoso el cap, te lo dije. Lo amé   ay, me cagué de la risa con las llamadas telefónicas y los retos de las chicas   y cuando Harry dijo -¿Taylor?. ay, casi me meo.
Chicas, esta es la mejor NC :') me cago de risa y ternura con todos los capítulos kjasdlkajl. Y cuando Zayn fue a ver a Ellie con todas esas cosas, ay que amor.   lo amé, Cata :')
Y con el capítulo de Jen casi convulsiono kjslkajkls lo amé :')
Las quiero chicas, bye <3.