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"Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
holaa!! :hi: soy nueva lectoraaa..
leia la nove pero desde el celu.. y desde ahi no podia comentar :evil:
queria decirte que me encanta la noveee.. de enceriio!!!
S I G U E L A :love:
leia la nove pero desde el celu.. y desde ahi no podia comentar :evil:
queria decirte que me encanta la noveee.. de enceriio!!!
S I G U E L A :love:
shamm
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
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QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
QUEREMOS CAPII♫♪
Florjudith96
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
shamm escribió:holaa!! :hi: soy nueva lectoraaa..
leia la nove pero desde el celu.. y desde ahi no podia comentar :evil:
queria decirte que me encanta la noveee.. de enceriio!!!
S I G U E L A :love:
Bienvenida! :hug:
que bueno que te guste
recuerda que ya tienes una amiga en el foro ok? :D
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Noventa y siete
Todos están allí. Los amigos más íntimos, los más sinceros, los que conocen toda la verdad de una familia, los que han asistido en silencio a pequeños y grandes problemas, o bien con bullicio a grandes celebraciones, felicitándose por las pequeñas y grandes alegrías de la vida. Eso es la amistad. Saber dosificar el ruido de la propia presencia. En cuanto lo ve, Nick se le acerca y le da un abrazo. Todo. Mucho. Tanto.
Cada uno recuerda a su manera los momentos más diversos de una misma vida.
—Joder, lo siento Flavio...
Se miran a los ojos y no saben bien qué decirse. Uno de esos momentos que inevitablemente te llevan al silencio. Estar allí, hacer acto de presencia, querer decir tantas cosas sin conseguirlo. De modo que todo se arregla con una simple palmada en el hombro, con un abrazo sentido, con una frase que se te hace extraña, pero no has sido capaz de encontrar otra. Y te parece la mejor, la más verdadera, la más sincera. Y no lo es. O a lo mejor también lo es. Quién sabe... Tienes un nudo en la garganta. Si dices algo más, sabes que te echarías a llorar. Tienes los ojos brillantes. Y te das cuenta de que otros son más fuertes que tú. Y no lloran. Parecen serenos, como si no hubiese pasado nada. Consiguen llevar bien su dolor. O quizá, piensas, es que no les importa un comino. ¿Qué clase de personas son? Como esos dos, por ejemplo, deben de ser sus primos... Están al fondo del salón y no paran de hablar y se ríen y resultan hasta un poco ruidosos. Parece que el hecho de que se haya muerto alguien fuese la única ocasión para volver a verse. O a lo mejor su manera de actuar es tan sólo un hábil disfraz. Como si no pudiesen concederse el lujo de estar mal, de sufrir abiertamente, de poder llorar libremente, sin vergüenza. Ese extraño precio que el carácter te obliga a pagar en ocasiones, dejándonos fuera de la belleza de los sentimientos.
Nick, Pietro y Enrico hacen compañía a Flavio toda la noche y cada uno de ellos renuncia a algo sólo por estar a su lado. Los tres están felices de ello y ninguno lamenta lo que ha perdido.
Noche de palabras. Noche de recuerdos. Noche de confidencias. Divertidas anécdotas lejanas. Viejas historias que tan sólo el dolor, con su soplo potente, consigue sacar a la luz a veces. Episodios pasados, ocultos, perdidos pero en el fondo nunca abandonados.
—¿Sabéis una cosa, chicos? —Flavio bebe un poco de su whisky y los mira. Ninguno responde. No es necesario. Flavio sigue hablando—. Te da por pensar en las cosas que no le dijiste. En las veces que lo decepcionaste. En las cosas que te hubiese gustado decirle aquel día, en lo que te gustaría poder decirle ahora. Correr hasta su casa. Llamar al timbre. Pedirle que se asome. Papá, se me ha olvidado decirte una cosa. ¿Te acuerdas de aquella vez que fuimos a...? —Flavio mira de nuevo a sus amigos—. Eso hace daño. Tal vez sea una tontería, pero te gustaría tanto podérsela decir...
Varios días después. El funeral. Flores. Frases. Silencio. Personas que hace tiempo que no se veían reaparecen de nuevo. Como algunos recuerdos. Saludos. Apretones de manos. Conmoción. Todos van a saludar a Flavio con afecto. Algunos llevan flores. Otros vienen de un pasado lejano y desaparecerán otra vez para siempre, pero no querían faltar a esa última cita. Después el entierro. Un último adiós. Un último pensamiento. Después ya nada. Fiuuu. Un balón pesado que se aleja hacia el cielo. Silencio. Cada vez más lejos. Luego, trabajosamente, los primeros chirridos. Es como si la gran máquina arrancase de nuevo. Ruidos pesados, cadenas sin lubricar, engranajes que rechinan, crujen. Pero arranca. Ya está... ¡Chucu chucu chu! Como ese tren lejano, en el horizonte, que retoma su camino, su carrera, que aumenta el ritmo, resopla, otra vez, sí, hacia confines lejanos, hacia los días que vendrán... Chucu chucu chu... Y silba, vuelve a silbar. Y no detenerse. No detenerse. Todos, absolutamente todos, siguen adelante. Y antes o después lograrán olvidar algo. O a lo mejor no. Pero también en esta duda reside una gran belleza.
Todos están allí. Los amigos más íntimos, los más sinceros, los que conocen toda la verdad de una familia, los que han asistido en silencio a pequeños y grandes problemas, o bien con bullicio a grandes celebraciones, felicitándose por las pequeñas y grandes alegrías de la vida. Eso es la amistad. Saber dosificar el ruido de la propia presencia. En cuanto lo ve, Nick se le acerca y le da un abrazo. Todo. Mucho. Tanto.
Cada uno recuerda a su manera los momentos más diversos de una misma vida.
—Joder, lo siento Flavio...
Se miran a los ojos y no saben bien qué decirse. Uno de esos momentos que inevitablemente te llevan al silencio. Estar allí, hacer acto de presencia, querer decir tantas cosas sin conseguirlo. De modo que todo se arregla con una simple palmada en el hombro, con un abrazo sentido, con una frase que se te hace extraña, pero no has sido capaz de encontrar otra. Y te parece la mejor, la más verdadera, la más sincera. Y no lo es. O a lo mejor también lo es. Quién sabe... Tienes un nudo en la garganta. Si dices algo más, sabes que te echarías a llorar. Tienes los ojos brillantes. Y te das cuenta de que otros son más fuertes que tú. Y no lloran. Parecen serenos, como si no hubiese pasado nada. Consiguen llevar bien su dolor. O quizá, piensas, es que no les importa un comino. ¿Qué clase de personas son? Como esos dos, por ejemplo, deben de ser sus primos... Están al fondo del salón y no paran de hablar y se ríen y resultan hasta un poco ruidosos. Parece que el hecho de que se haya muerto alguien fuese la única ocasión para volver a verse. O a lo mejor su manera de actuar es tan sólo un hábil disfraz. Como si no pudiesen concederse el lujo de estar mal, de sufrir abiertamente, de poder llorar libremente, sin vergüenza. Ese extraño precio que el carácter te obliga a pagar en ocasiones, dejándonos fuera de la belleza de los sentimientos.
Nick, Pietro y Enrico hacen compañía a Flavio toda la noche y cada uno de ellos renuncia a algo sólo por estar a su lado. Los tres están felices de ello y ninguno lamenta lo que ha perdido.
Noche de palabras. Noche de recuerdos. Noche de confidencias. Divertidas anécdotas lejanas. Viejas historias que tan sólo el dolor, con su soplo potente, consigue sacar a la luz a veces. Episodios pasados, ocultos, perdidos pero en el fondo nunca abandonados.
—¿Sabéis una cosa, chicos? —Flavio bebe un poco de su whisky y los mira. Ninguno responde. No es necesario. Flavio sigue hablando—. Te da por pensar en las cosas que no le dijiste. En las veces que lo decepcionaste. En las cosas que te hubiese gustado decirle aquel día, en lo que te gustaría poder decirle ahora. Correr hasta su casa. Llamar al timbre. Pedirle que se asome. Papá, se me ha olvidado decirte una cosa. ¿Te acuerdas de aquella vez que fuimos a...? —Flavio mira de nuevo a sus amigos—. Eso hace daño. Tal vez sea una tontería, pero te gustaría tanto podérsela decir...
Varios días después. El funeral. Flores. Frases. Silencio. Personas que hace tiempo que no se veían reaparecen de nuevo. Como algunos recuerdos. Saludos. Apretones de manos. Conmoción. Todos van a saludar a Flavio con afecto. Algunos llevan flores. Otros vienen de un pasado lejano y desaparecerán otra vez para siempre, pero no querían faltar a esa última cita. Después el entierro. Un último adiós. Un último pensamiento. Después ya nada. Fiuuu. Un balón pesado que se aleja hacia el cielo. Silencio. Cada vez más lejos. Luego, trabajosamente, los primeros chirridos. Es como si la gran máquina arrancase de nuevo. Ruidos pesados, cadenas sin lubricar, engranajes que rechinan, crujen. Pero arranca. Ya está... ¡Chucu chucu chu! Como ese tren lejano, en el horizonte, que retoma su camino, su carrera, que aumenta el ritmo, resopla, otra vez, sí, hacia confines lejanos, hacia los días que vendrán... Chucu chucu chu... Y silba, vuelve a silbar. Y no detenerse. No detenerse. Todos, absolutamente todos, siguen adelante. Y antes o después lograrán olvidar algo. O a lo mejor no. Pero también en esta duda reside una gran belleza.
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Noventa y ocho
A la semana siguiente, Nick decide hacerse un regalo. El domingo por la mañana lo llama.
—¿Quién te ha llamado esta mañana temprano?
—Nick.
La madre de Nick, se acerca a su marido, en el salón y lo mira preocupada.
—¿Un domingo por la mañana a esa hora? ¿Y qué quería, qué te ha dicho...?
—Nada. No lo sé. Me ha dicho: «Papá, me gustaría salir contigo.»
—Dios mío, habrá pasado algo.
—No es nada, tesoro, querrá contarme alguna cosa.
—Eso es lo que me preocupa.
Él le sonríe y se encoge de hombros.
—Bah, no sé... Me ha dicho: «¿Hay algo que te gustaría hacer conmigo y que nunca me hayas dicho?»
Denise mira a su marido estupefacta.
—¿Y se supone que no tengo que preocuparme?
Paul se pone la chaqueta. Luego le sonríe.
—No. No tienes por qué. Cuando regrese te lo explicaré todo.
Llaman al timbre. Se va hacia la cocina y responde. Es Nick.
—Bajo en seguida.
Denise le pone bien la chaqueta al marido.
—Cuánto me gustaría estar con vosotros.
Paul le sonríe.
—Lo estarás. —Se dan un beso. Paul sale y cierra la puerta a sus espaldas.
Poco después, está en el coche con Nick.
—Bien, papá, ¿has pensado ya lo que te gustaría hacer?
El padre le sonríe.
—Sí. Está en la carretera de Braciano.
Poco después, el Mercedes de Nick está aparcado bajo el sol caliente del mediodía.
—Vale, no apretéis demasiado el acelerador. Seguid las curvas y no frenéis, que es muy fácil perder el control. Por favor, no soltéis el acelerador en las curvas...
Nick mira a su padre. Está a su lado, con un casco rojo. Resulta cómico. Sonríe divertido como el más feliz de los niños a bordo de ese potente minikart.
—¿Estás listo, papá?
—Y tan listo... Quien llegue el último después de diez vueltas paga, ¿estás de acuerdo?
Nick sonríe.
—De acuerdo.
Y arrancan, como improvisados Schumacher en esa extraña carrera. Nick se deja adelantar en seguida, pero no afloja. De vez en cuando, acelera, mira divertido a ese hombre de setenta años que toma las curvas con la cabeza inclinada hacia un lado, que cree que así se ayuda, con ese extraño juego de pesos.
Luego, más tarde.
—¡Vaya..., me he divertido un montón! ¿Cuánto has pagado, Nick?
—Eso qué importa, papá. He pagado lo que debía. He sido yo quien ha perdido.
Se montan en el coche. Nick conduce tranquilo hacia casa. Su padre lo mira de vez en cuando. Decide ejercer un poco su papel.
—Todo va bien, ¿verdad, Nick?
—Todo bien, papá.
—¿Seguro?
—Seguro.
El padre se relaja.
—Bien. Me alegra oírlo.
Nick mira a su padre. De nuevo a la carretera. Vuelve a mirarlo.
—Papá, estoy muy contento de que hayamos pasado el día juntos. Claro que ni me imaginaba que fueses a querer hacer eso.
Su padre sonríe.
—Puede que sea porque un hijo siempre espera más de su padre.
Se quedan un minuto en silencio. Luego Paul empieza a hablar con tono tranquilo.
—¿Sabes?, he estado un buen rato pensando en qué podíamos hacer. Luego me he dicho: cualquier cosa que le pida, a él no le apetecerá —se vuelve y sonríe a Nick—, en mi opinión, nunca estaré a la altura de tus expectativas. Así que, al final, he decidido que era mejor decirte simplemente la verdad. He pensado que sabrías apreciarlo y que no te decepcionaría.
Nick lo mira y le sonríe.
—Esto es algo que siempre había soñado hacer. Desde que era pequeño quería montarme en un minikart, pero nunca había podido.
—Y hoy lo has conseguido.
—Ya. —El padre lo mira levemente absorto—. Me has dejado ganar.
—No, papá. En serio que ibas muy rápido. Incluso has tomado una curva girando el volante al contrario.
—Sí, pero no he levantado el pie del acelerador, al contrario, he pisado más a fondo; de lo contrario hubiese perdido el control. Ha sido una carrera muy bonita.
—Sí, mucho.
Al llegar a casa de sus padres, Nick se detiene.
—Aquí estamos...
El padre lo mira.
—Cuando doy una pincelada de verde en la tela, no quiere decir que sea hierba, cuando la doy de azul, no quiere decir que sea el cielo.
Nick lo mira sorprendido. No entiende.
—Es de Henri Matisse. Ya sé que no tiene nada que ver, pero me gustó cuando la leí. —Paul se baja del coche y se inclina para despedirse.
—¿Sabes, Nick? No sé si un día me recordarás por esa frase que no es mía, o por la curva... no sé qué es peor...
—Lo peor sería que no te recordase.
—Eso por supuesto... Para mí al menos. Querría decir que no he sabido hacer nada bueno.
—Papá...
—Tienes razón. Dejémoslo. En el fondo, he conseguido derrotar a mi hijo a los setenta años. De todos modos, tu madre me va a acribillar a preguntas. Y lo que más le interesará saber es cómo te va con Miley, si ha vuelto a casa.
Nick sonríe.
—Entonces dile que has ganado la carrera de minikart... Y que yo estoy feliz.
A la semana siguiente, Nick decide hacerse un regalo. El domingo por la mañana lo llama.
—¿Quién te ha llamado esta mañana temprano?
—Nick.
La madre de Nick, se acerca a su marido, en el salón y lo mira preocupada.
—¿Un domingo por la mañana a esa hora? ¿Y qué quería, qué te ha dicho...?
—Nada. No lo sé. Me ha dicho: «Papá, me gustaría salir contigo.»
—Dios mío, habrá pasado algo.
—No es nada, tesoro, querrá contarme alguna cosa.
—Eso es lo que me preocupa.
Él le sonríe y se encoge de hombros.
—Bah, no sé... Me ha dicho: «¿Hay algo que te gustaría hacer conmigo y que nunca me hayas dicho?»
Denise mira a su marido estupefacta.
—¿Y se supone que no tengo que preocuparme?
Paul se pone la chaqueta. Luego le sonríe.
—No. No tienes por qué. Cuando regrese te lo explicaré todo.
Llaman al timbre. Se va hacia la cocina y responde. Es Nick.
—Bajo en seguida.
Denise le pone bien la chaqueta al marido.
—Cuánto me gustaría estar con vosotros.
Paul le sonríe.
—Lo estarás. —Se dan un beso. Paul sale y cierra la puerta a sus espaldas.
Poco después, está en el coche con Nick.
—Bien, papá, ¿has pensado ya lo que te gustaría hacer?
El padre le sonríe.
—Sí. Está en la carretera de Braciano.
Poco después, el Mercedes de Nick está aparcado bajo el sol caliente del mediodía.
—Vale, no apretéis demasiado el acelerador. Seguid las curvas y no frenéis, que es muy fácil perder el control. Por favor, no soltéis el acelerador en las curvas...
Nick mira a su padre. Está a su lado, con un casco rojo. Resulta cómico. Sonríe divertido como el más feliz de los niños a bordo de ese potente minikart.
—¿Estás listo, papá?
—Y tan listo... Quien llegue el último después de diez vueltas paga, ¿estás de acuerdo?
Nick sonríe.
—De acuerdo.
Y arrancan, como improvisados Schumacher en esa extraña carrera. Nick se deja adelantar en seguida, pero no afloja. De vez en cuando, acelera, mira divertido a ese hombre de setenta años que toma las curvas con la cabeza inclinada hacia un lado, que cree que así se ayuda, con ese extraño juego de pesos.
Luego, más tarde.
—¡Vaya..., me he divertido un montón! ¿Cuánto has pagado, Nick?
—Eso qué importa, papá. He pagado lo que debía. He sido yo quien ha perdido.
Se montan en el coche. Nick conduce tranquilo hacia casa. Su padre lo mira de vez en cuando. Decide ejercer un poco su papel.
—Todo va bien, ¿verdad, Nick?
—Todo bien, papá.
—¿Seguro?
—Seguro.
El padre se relaja.
—Bien. Me alegra oírlo.
Nick mira a su padre. De nuevo a la carretera. Vuelve a mirarlo.
—Papá, estoy muy contento de que hayamos pasado el día juntos. Claro que ni me imaginaba que fueses a querer hacer eso.
Su padre sonríe.
—Puede que sea porque un hijo siempre espera más de su padre.
Se quedan un minuto en silencio. Luego Paul empieza a hablar con tono tranquilo.
—¿Sabes?, he estado un buen rato pensando en qué podíamos hacer. Luego me he dicho: cualquier cosa que le pida, a él no le apetecerá —se vuelve y sonríe a Nick—, en mi opinión, nunca estaré a la altura de tus expectativas. Así que, al final, he decidido que era mejor decirte simplemente la verdad. He pensado que sabrías apreciarlo y que no te decepcionaría.
Nick lo mira y le sonríe.
—Esto es algo que siempre había soñado hacer. Desde que era pequeño quería montarme en un minikart, pero nunca había podido.
—Y hoy lo has conseguido.
—Ya. —El padre lo mira levemente absorto—. Me has dejado ganar.
—No, papá. En serio que ibas muy rápido. Incluso has tomado una curva girando el volante al contrario.
—Sí, pero no he levantado el pie del acelerador, al contrario, he pisado más a fondo; de lo contrario hubiese perdido el control. Ha sido una carrera muy bonita.
—Sí, mucho.
Al llegar a casa de sus padres, Nick se detiene.
—Aquí estamos...
El padre lo mira.
—Cuando doy una pincelada de verde en la tela, no quiere decir que sea hierba, cuando la doy de azul, no quiere decir que sea el cielo.
Nick lo mira sorprendido. No entiende.
—Es de Henri Matisse. Ya sé que no tiene nada que ver, pero me gustó cuando la leí. —Paul se baja del coche y se inclina para despedirse.
—¿Sabes, Nick? No sé si un día me recordarás por esa frase que no es mía, o por la curva... no sé qué es peor...
—Lo peor sería que no te recordase.
—Eso por supuesto... Para mí al menos. Querría decir que no he sabido hacer nada bueno.
—Papá...
—Tienes razón. Dejémoslo. En el fondo, he conseguido derrotar a mi hijo a los setenta años. De todos modos, tu madre me va a acribillar a preguntas. Y lo que más le interesará saber es cómo te va con Miley, si ha vuelto a casa.
Nick sonríe.
—Entonces dile que has ganado la carrera de minikart... Y que yo estoy feliz.
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
´
aaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
me deprimen a morir los funerales
ups... eso se oyo raro pero es asiii
aaaiii que bonito fue el detalle de nick con su padreeee!!!!
es un sooolll
jejejeje
siguela porfaaaaaaa
aaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
me deprimen a morir los funerales
ups... eso se oyo raro pero es asiii
aaaiii que bonito fue el detalle de nick con su padreeee!!!!
es un sooolll
jejejeje
siguela porfaaaaaaa
chelis
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
siguela!!!
estoy desesperada!!! ENCERIO!! ya quiero cap!!!!!!
yo hubiera sido la primera en comentar si no hubiera leido el cap desde mi celular! NOOO!!! :x
bueno SIGUELA!!
estoy desesperada!!! ENCERIO!! ya quiero cap!!!!!!
yo hubiera sido la primera en comentar si no hubiera leido el cap desde mi celular! NOOO!!! :x
bueno SIGUELA!!
Invitado
Invitado
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
aaaii graciasss!!! vos tambien tenes una amigaa :DMrs. Nick Jonas escribió:shamm escribió:holaa!! :hi: soy nueva lectoraaa..
leia la nove pero desde el celu.. y desde ahi no podia comentar :evil:
queria decirte que me encanta la noveee.. de enceriio!!!
S I G U E L A :love:
Bienvenida! :hug:
que bueno que te guste
recuerda que ya tienes una amiga en el foro ok? :D
shamm
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Quieroo otro Capppp!!!
¡¡SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
¡¡SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!
.Lu' Anne Lovegood.
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
a SIGUELAAAAAAAAAA!!! que lindo que mi Nick pase tiempo con su padre :D
Florjudith96
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
SIGUELA!!7 AKA BN MA.... ME ENCANTO EL MARATON K ME AVENTE!!
TODO! POBRE FLAVIO
SIGUELA!!!!!!!
WIIIII!!!!
VNGO HAPPY!
TODO! POBRE FLAVIO
SIGUELA!!!!!!!
WIIIII!!!!
VNGO HAPPY!
Just Me! Melissa! :)
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
aww Paul es tan lindo!
hermoso cap :)
siGue! siGue!
hermoso cap :)
siGue! siGue!
Vanee LovatoD'Jonas
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