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"Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
QUE!!!! como Qe no haceptaron la idea de nick?!?!?
Qe tienes los japoneses en esa cosa con forma de pasa
mojada Qe le llaman cerebro?!?!?!?
siGuela!
Qe tienes los japoneses en esa cosa con forma de pasa
mojada Qe le llaman cerebro?!?!?!?
siGuela!
Vanee LovatoD'Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
ARGH!!! XK NO KISIERON LAS IDEAS D LA RAYIS Y LOS DIBIJOS D OLLY?
TAN PADRES K SE IMAGINABAN XD JAJAJAJA!
SIGUELA!!!
TAN PADRES K SE IMAGINABAN XD JAJAJAJA!
SIGUELA!!!
Just Me! Melissa! :)
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
que mala onda lso japoneses
siguelaaa!!
si hay alguna jonatica argentina pogan e ntwitter #ArgentinaLovesNick Vamos Jonaticas Argentinas :D
siguelaaa!!
si hay alguna jonatica argentina pogan e ntwitter #ArgentinaLovesNick Vamos Jonaticas Argentinas :D
Florjudith96
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Setenta y ocho
Rione Monti. Nick conduce tranquilo. Calles estrechas, edificios altos de épocas variadas, desconchados en las paredes de antiguos talleres artesanos. El Mercedes pasa junto al Coliseo, luego por las antiguas termas y mercados. La antigua Suburra. ______ tiene los pies en el salpicadero. Nick la mira.
______ está que trina.
—Oye, no me digas nada de los pies. Es lo mínimo. Estoy decepcionada, herida. ¿Será posible que a los japoneses esos no les hayan gustado mis ideas? Eso hace que una se sienta incomprendida. ¡Todavía tengo que hacer la Selectividad y ya me han suspendido en lenguas orientales! Es un contrasentido, ¿no?
—Lo que me parece un contrasentido es que, con todo lo que tengo encima, esté ahora aquí contigo.
Al llegar a la confluencia de via Nazionale, via Cavour y los Foros, ______ baja los pies.
—¡Confía en mí! ¡Es un sitio muy guay! A lo mejor se nos ocurre algo y empezamos a trabajar. Venga, aparca, hay ahí un sitio.
—Ahí no entro.
—Claro que sí.
______ se baja rápidamente y aparta un poco un ciclomotor. Lo balancea sobre el caballete, a uno y otro lado, hasta que consigue moverlo.
—Venga, que sí que cabes...
Nick maniobra con dificultad. Al final se da un golpe atrás. Baja y mira el parachoques.
—Bah, cuando lo lleves al taller arreglas eso también. ¡Vamos! —y lo arrastra de la mano hacia una antigua escalinata, a la oscuridad de una pequeña iglesia.
—¿Dónde estamos?
—¿No has oído hablar de las TAZ, o zonas temporalmente autónomas? ¿De centros sociales? Bueno, pues éste es aún más raro. Pura subversión. Todo el mundo habla de él, ¿no has oído nada? —Atraviesan la iglesia y salen a un gran patio—. Ven —______ sigue arrastrándolo
Jóvenes de mil colores, vestidos de modos diversos, con las gorras con la visera hacia atrás, cazadoras verde militar, sudaderas largas con las mangas hechas jirones colgando, y camisetas de manga corta encima de otras de manga larga, camisas abiertas y también piercings y cadenas y pinchos extraños. Y aún más moda e inventiva y fantasía. Les llega un olor de carne a la brasa, varias salchichas dan vueltas dentro de enormes sartenes. Una parrilla está preparada para tostar un poco de pan. Un cartel improvisado indica unos precios asequibles. Un vaso de vino, una cerveza, una grappa casera.
—¿Qué quieres tomar?
—Una Coca-Cola.
—Venga, un poco de fantasía. ¡Aquí tienen de todo!
Una brisa ligera trae aromas de hierba y de alguna risa lejana. Nick huele el aire.
—Lo siento.
—Bien, yo me llevo un trozo de esa tarta de fruta y una grappa.
—Para mí un vodka.
—Ven, están tocando. ¿Sabías que de vez en cuando viene hasta Vinicio Capossela?
Junto al pequeño bar improvisado, un bajo, un guitarra y un batería, hábiles instrumentistas todos ellos, están improvisando un sonido a lo Sonic Youth. Un joven de voz ronca canta con un micrófonoo inalámbrico y subiendo los agudos, imita vagamente a Thom Yorke el de los Radiohead. Pero resulta demasiado melódico, y más bien cuerda a Moby. El bajista, un rasta con un camisón a cuadros, hace los coros. Delante de ellos, bailan dos chicas, divertidas, se acercan, se rozan, casi se desafían a golpe de pelvis. ______ sigue el ritmo mientras se come su trozo de tarta. Luego le da un sorbo a su grapa.
—¡Madre mía, qué fuerte es! ¡Alcohol puro! —Y la deja sobre un viejo bidón que hay allí cerca—. Qué pasada esto, ¿no? Era una escuela. Todos éstos son potenciales consumidores de tu LaLuna...
—Ya...
—Aquí puedes robar sueños de todo tipo, sueños que, no obstante no mueren. Miedos, esperanzas, ilusiones, libertad. Los sueños no cuestan nada y nadie puede reprimirlos.
Nick sonríe y se toma su vodka. Luego mira a las dos chicas. Una lleva unos téjanos pintados con grandes flores, estilo años setenta. Parecen hechos a mano. La otra, un pequeño top de color claro anudado por debajo de los senos. ______ está limpiándose las manos en los pantalones cuando de repente alguien la coge de un brazo y la hace volverse a la fuerza.
—¡Ay! Pero ¿de qué vas?
—¿Qué estás haciendo aquí?
Es Fabio. Lleva una gorra de estilo marinero. Pantalones holgados y negros, Karl Kani, de talla enorme, y una camiseta deportiva Industrie—cologiche en la que se puede leer «Fabio Fobia». Y también sus «boots». El perfecto MC, o lo que es lo mismo, maestro de ceremonias. Detrás de él, Cencio, el breaker del grupo de Fabio, baila de un modo frenético en una competición de freestyle con otro chico, sin dejar de gritar.
—Hijos de la contracultura, sin miedo, sin miedo...
Fabio le aprieta con más fuerza el codo y la atrae hacia sí.
—¿Y bien, mi querida Boo?
—Pero ¿qué quieres? ¡Suéltame! Me estás haciendo daño.
—¿Quién es este Bama que está contigo? —Fabio mira a Nick que se acaba de dar cuenta de la escena y se acerca con su vaso de vodka en la mano.
—¿Qué pasa?
—¿Y a ti qué cojones te importa, bama?
—¿Bama? ¿Y eso qué quiere decir?
—Quiere decir que no te enteras de una mierda y que te vistes fatal.
—______, ¿estás bien, todo en orden?
Pero Nick no tiene tiempo de acabar la pregunta. Fabio empuja con fuerza a ______ contra una pared. Después carga la derecha con todo su peso y golpea de lleno la mandíbula de Nick que abatido por la rabia de aquel puñetazo, cae al suelo.
—Hala, vuelve ahora a hacer la pregunta y respóndetela tú sólito ¡Bobo de los cojones!
Cencío se da cuenta.
—¡Dabuten, bang, bang, bang!
Y pasando de todo y de todos, continúa bailando como un loco metido totalmente en su desafío de freestyle.
Fabio Fobia escupe al suelo y se va. Desaparece veloz entre unos jóvenes que acuden asustados al ver a aquel tipo por el suelo. ______ también se le acerca. Se arrodilla a su lado.
—Nick, Nick ¿estás bien? ¡Traed un poco de agua, rápido! —______ lo abofetea con suavidad para que recupere el sentido.
—Apartaos, apartaos, dejadme pasar. —Un chico joven se abre camino entre la gente y se arrodilla frente a ______. Con el pulgar le abre a Nick un ojo, le sube el párpado. Mira a ______ con cara seria.
—¿Ha fumado demasiado? ¿Ha bebido? ¿Se ha tomado alguna pastilla?
—¡Qué va, un gilipollas le ha dado un puñetazo!
Llega alguien con un vaso de agua. Se lo da a ______, que mete dentro las puntas de los dedos. Salpica a Nick en la cara y éste poco a poco se recupera.
—Ya está mejor. Gracias.
El joven suspira.
—Menos mal. Era mi primer paciente.
Una de las dos jóvenes que estaban bailando, se acerca con curiosidad.
—Disculpa, ¿tú eres médico?
—Bueno, aún no. Estoy en cuarto.
—Ah, lo decía porque siempre me duele aquí en el brazo cuando doblo.
—Déjame ver. —Y se alejan, inmersos a saber en qué futuro diagnóstico de un caso que en potencia podría ser también sentimental.
Nick se apoya en los codos y sacude la cabeza para recuperar la lucidez. Sigue aturdido.
—Madre mía qué hostia... —Se palpa la mandíbula—. Uf. Me duele una barbaridad.
______ lo ayuda a levantarse.
—Sí, ese gilipollas golpea duro.
—¿Quién era?
—¡Mi ex!
—Vaya, sólo me faltaba eso...
______ le pasa un brazo por la cintura. Lo ayuda mientras se alejan de decenas de jóvenes que ya muestran una indiferencia total por lo ocurrido.
—Hice bien en dejarlo.
—De eso no cabe duda. En cambio, yo todavía tengo que pensar si hice bien en liarme contigo. Desde que te conozco he destrozado mi coche, me han llenado de multas y, para colmo, ahora hasta me he llevado un puñetazo.
—Mira el lado positivo de la cuestión.
—Para serte sincero, en este momento no veo ninguno.
—Hemos venido en busca de sueños y, como siempre, tú has sido el afortunado: has visto las estrellas.
—Ja, ja, qué chiste más gracioso. ¿Sabes que había logrado cumplir los treinta y seis años sin llegar jamás a las manos?
—Qué aburrido. Pues mira, esto te faltaba. Una experiencia más.
Nick la abraza y sigue quejándose. Exagera incluso.
—De todos modos, está claro que, después de todo lo que me ha pasado, te sentirás culpable y me darás otra bonita idea, un sueño realista que me hará ganar con los japoneses.
—De eso puedes estar más que seguro.
Llegan al Mercedes. ______ aparta el brazo.
—Por el momento, te voy a llevar a casa, donde me gustaría medicarte un poco.
—¿Extracto de jazmín?
—No sólo. Hay también otros remedios... —______ le sonríe—. ¿Conduzco yo?
—Sí, hombre, y así vamos directamente al hospital. ¡Trae para acá!
Nick le quita las llaves del coche de la mano y se sienta en el asiento del conductor. ______ se monta a su lado. Antes de arrancar, Nick la mira.
—Dime una cosa, ¿cuánto tiempo estuviste con él?
______ sonríe.
—Probablemente demasiado. Pero ¡él tiene parte de culpa de que yo te guste tanto!
Y se van, en una noche apenas comenzada y con tantos sueños todavía por consumar.
Rione Monti. Nick conduce tranquilo. Calles estrechas, edificios altos de épocas variadas, desconchados en las paredes de antiguos talleres artesanos. El Mercedes pasa junto al Coliseo, luego por las antiguas termas y mercados. La antigua Suburra. ______ tiene los pies en el salpicadero. Nick la mira.
______ está que trina.
—Oye, no me digas nada de los pies. Es lo mínimo. Estoy decepcionada, herida. ¿Será posible que a los japoneses esos no les hayan gustado mis ideas? Eso hace que una se sienta incomprendida. ¡Todavía tengo que hacer la Selectividad y ya me han suspendido en lenguas orientales! Es un contrasentido, ¿no?
—Lo que me parece un contrasentido es que, con todo lo que tengo encima, esté ahora aquí contigo.
Al llegar a la confluencia de via Nazionale, via Cavour y los Foros, ______ baja los pies.
—¡Confía en mí! ¡Es un sitio muy guay! A lo mejor se nos ocurre algo y empezamos a trabajar. Venga, aparca, hay ahí un sitio.
—Ahí no entro.
—Claro que sí.
______ se baja rápidamente y aparta un poco un ciclomotor. Lo balancea sobre el caballete, a uno y otro lado, hasta que consigue moverlo.
—Venga, que sí que cabes...
Nick maniobra con dificultad. Al final se da un golpe atrás. Baja y mira el parachoques.
—Bah, cuando lo lleves al taller arreglas eso también. ¡Vamos! —y lo arrastra de la mano hacia una antigua escalinata, a la oscuridad de una pequeña iglesia.
—¿Dónde estamos?
—¿No has oído hablar de las TAZ, o zonas temporalmente autónomas? ¿De centros sociales? Bueno, pues éste es aún más raro. Pura subversión. Todo el mundo habla de él, ¿no has oído nada? —Atraviesan la iglesia y salen a un gran patio—. Ven —______ sigue arrastrándolo
Jóvenes de mil colores, vestidos de modos diversos, con las gorras con la visera hacia atrás, cazadoras verde militar, sudaderas largas con las mangas hechas jirones colgando, y camisetas de manga corta encima de otras de manga larga, camisas abiertas y también piercings y cadenas y pinchos extraños. Y aún más moda e inventiva y fantasía. Les llega un olor de carne a la brasa, varias salchichas dan vueltas dentro de enormes sartenes. Una parrilla está preparada para tostar un poco de pan. Un cartel improvisado indica unos precios asequibles. Un vaso de vino, una cerveza, una grappa casera.
—¿Qué quieres tomar?
—Una Coca-Cola.
—Venga, un poco de fantasía. ¡Aquí tienen de todo!
Una brisa ligera trae aromas de hierba y de alguna risa lejana. Nick huele el aire.
—Lo siento.
—Bien, yo me llevo un trozo de esa tarta de fruta y una grappa.
—Para mí un vodka.
—Ven, están tocando. ¿Sabías que de vez en cuando viene hasta Vinicio Capossela?
Junto al pequeño bar improvisado, un bajo, un guitarra y un batería, hábiles instrumentistas todos ellos, están improvisando un sonido a lo Sonic Youth. Un joven de voz ronca canta con un micrófonoo inalámbrico y subiendo los agudos, imita vagamente a Thom Yorke el de los Radiohead. Pero resulta demasiado melódico, y más bien cuerda a Moby. El bajista, un rasta con un camisón a cuadros, hace los coros. Delante de ellos, bailan dos chicas, divertidas, se acercan, se rozan, casi se desafían a golpe de pelvis. ______ sigue el ritmo mientras se come su trozo de tarta. Luego le da un sorbo a su grapa.
—¡Madre mía, qué fuerte es! ¡Alcohol puro! —Y la deja sobre un viejo bidón que hay allí cerca—. Qué pasada esto, ¿no? Era una escuela. Todos éstos son potenciales consumidores de tu LaLuna...
—Ya...
—Aquí puedes robar sueños de todo tipo, sueños que, no obstante no mueren. Miedos, esperanzas, ilusiones, libertad. Los sueños no cuestan nada y nadie puede reprimirlos.
Nick sonríe y se toma su vodka. Luego mira a las dos chicas. Una lleva unos téjanos pintados con grandes flores, estilo años setenta. Parecen hechos a mano. La otra, un pequeño top de color claro anudado por debajo de los senos. ______ está limpiándose las manos en los pantalones cuando de repente alguien la coge de un brazo y la hace volverse a la fuerza.
—¡Ay! Pero ¿de qué vas?
—¿Qué estás haciendo aquí?
Es Fabio. Lleva una gorra de estilo marinero. Pantalones holgados y negros, Karl Kani, de talla enorme, y una camiseta deportiva Industrie—cologiche en la que se puede leer «Fabio Fobia». Y también sus «boots». El perfecto MC, o lo que es lo mismo, maestro de ceremonias. Detrás de él, Cencio, el breaker del grupo de Fabio, baila de un modo frenético en una competición de freestyle con otro chico, sin dejar de gritar.
—Hijos de la contracultura, sin miedo, sin miedo...
Fabio le aprieta con más fuerza el codo y la atrae hacia sí.
—¿Y bien, mi querida Boo?
—Pero ¿qué quieres? ¡Suéltame! Me estás haciendo daño.
—¿Quién es este Bama que está contigo? —Fabio mira a Nick que se acaba de dar cuenta de la escena y se acerca con su vaso de vodka en la mano.
—¿Qué pasa?
—¿Y a ti qué cojones te importa, bama?
—¿Bama? ¿Y eso qué quiere decir?
—Quiere decir que no te enteras de una mierda y que te vistes fatal.
—______, ¿estás bien, todo en orden?
Pero Nick no tiene tiempo de acabar la pregunta. Fabio empuja con fuerza a ______ contra una pared. Después carga la derecha con todo su peso y golpea de lleno la mandíbula de Nick que abatido por la rabia de aquel puñetazo, cae al suelo.
—Hala, vuelve ahora a hacer la pregunta y respóndetela tú sólito ¡Bobo de los cojones!
Cencío se da cuenta.
—¡Dabuten, bang, bang, bang!
Y pasando de todo y de todos, continúa bailando como un loco metido totalmente en su desafío de freestyle.
Fabio Fobia escupe al suelo y se va. Desaparece veloz entre unos jóvenes que acuden asustados al ver a aquel tipo por el suelo. ______ también se le acerca. Se arrodilla a su lado.
—Nick, Nick ¿estás bien? ¡Traed un poco de agua, rápido! —______ lo abofetea con suavidad para que recupere el sentido.
—Apartaos, apartaos, dejadme pasar. —Un chico joven se abre camino entre la gente y se arrodilla frente a ______. Con el pulgar le abre a Nick un ojo, le sube el párpado. Mira a ______ con cara seria.
—¿Ha fumado demasiado? ¿Ha bebido? ¿Se ha tomado alguna pastilla?
—¡Qué va, un gilipollas le ha dado un puñetazo!
Llega alguien con un vaso de agua. Se lo da a ______, que mete dentro las puntas de los dedos. Salpica a Nick en la cara y éste poco a poco se recupera.
—Ya está mejor. Gracias.
El joven suspira.
—Menos mal. Era mi primer paciente.
Una de las dos jóvenes que estaban bailando, se acerca con curiosidad.
—Disculpa, ¿tú eres médico?
—Bueno, aún no. Estoy en cuarto.
—Ah, lo decía porque siempre me duele aquí en el brazo cuando doblo.
—Déjame ver. —Y se alejan, inmersos a saber en qué futuro diagnóstico de un caso que en potencia podría ser también sentimental.
Nick se apoya en los codos y sacude la cabeza para recuperar la lucidez. Sigue aturdido.
—Madre mía qué hostia... —Se palpa la mandíbula—. Uf. Me duele una barbaridad.
______ lo ayuda a levantarse.
—Sí, ese gilipollas golpea duro.
—¿Quién era?
—¡Mi ex!
—Vaya, sólo me faltaba eso...
______ le pasa un brazo por la cintura. Lo ayuda mientras se alejan de decenas de jóvenes que ya muestran una indiferencia total por lo ocurrido.
—Hice bien en dejarlo.
—De eso no cabe duda. En cambio, yo todavía tengo que pensar si hice bien en liarme contigo. Desde que te conozco he destrozado mi coche, me han llenado de multas y, para colmo, ahora hasta me he llevado un puñetazo.
—Mira el lado positivo de la cuestión.
—Para serte sincero, en este momento no veo ninguno.
—Hemos venido en busca de sueños y, como siempre, tú has sido el afortunado: has visto las estrellas.
—Ja, ja, qué chiste más gracioso. ¿Sabes que había logrado cumplir los treinta y seis años sin llegar jamás a las manos?
—Qué aburrido. Pues mira, esto te faltaba. Una experiencia más.
Nick la abraza y sigue quejándose. Exagera incluso.
—De todos modos, está claro que, después de todo lo que me ha pasado, te sentirás culpable y me darás otra bonita idea, un sueño realista que me hará ganar con los japoneses.
—De eso puedes estar más que seguro.
Llegan al Mercedes. ______ aparta el brazo.
—Por el momento, te voy a llevar a casa, donde me gustaría medicarte un poco.
—¿Extracto de jazmín?
—No sólo. Hay también otros remedios... —______ le sonríe—. ¿Conduzco yo?
—Sí, hombre, y así vamos directamente al hospital. ¡Trae para acá!
Nick le quita las llaves del coche de la mano y se sienta en el asiento del conductor. ______ se monta a su lado. Antes de arrancar, Nick la mira.
—Dime una cosa, ¿cuánto tiempo estuviste con él?
______ sonríe.
—Probablemente demasiado. Pero ¡él tiene parte de culpa de que yo te guste tanto!
Y se van, en una noche apenas comenzada y con tantos sueños todavía por consumar.
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Capitulo Setenta y nueve
Una tarde, después de comer. Una de esas tardes tranquilas, sin demasiado tráfico, sin demasiados ruidos. Sin los preparativos para ningún partido importante. Aunque, en realidad, esa tarde vaya a resultar de todo menos tranquila.
—Ya me he ganado un puñetazo de tu ex, dime por qué tengo que correr más riesgos.
—Aquí no corres riesgos, Nick... ¡Al menos eso creo!
—¿Eso crees? Entonces dime qué va a cambiar, tanto si lo hago como si no.
______ da un resoplido.
—¡Jo, mira que llegas a ser pesado! Dijiste que te podía pedir cualquier cosa, ¿no?
—Sí, pero no pensaba que fuese ese tipo de «cualquier cosa».
______ se inclina hacia él y lo besa con ternura. Nick intenta apartarse.
—Te advierto que así no vas a poder comprarme.
—Bueno, yo te hice el favor de llevar a mis amigas a la comida. Y, además, ¿quién quiere comprarte? Prefiero un leasing. Así, si no funcionas, siempre puedo cambiarte por un modelo nuevo.
Nick se aparta y la mira con las cejas levantadas.
—Cariño, en serio, ¿corro el riesgo de que me zurren?
—¿Por qué, no te han zurrado ya?
—No.
—Entonces sí, corres ese riesgo; ellos lo intentarán.
—Ya veo. Vale, me voy. —Nick se baja del coche. Da la vuelta y se acerca a su ventanilla—. Ah, por cierto, ¿Y tu amiga la dibujante?
—¿Olly?
—Sí, ésa. ¿Está trabajando?
—¿Trabajando en qué? Perdona, pero si no se nos ocurre ninguna idea, ¿sobre qué va a dibujar? Es muy buena dibujando, pero sólo tiene una idea en la cabeza y es fija.
—Ya veo. Mi amigo Pietro se libró de una buena.
—Mejor así. No sé por qué, me parece que nos hubiesen traído problemas a todos. Venga, vete ya, anda. —______ mira su reloj—. Ya es tarde.
—Ok, ya voy.
Nick camina veloz, llega hasta el final de la calle y gira a la derecha. ______ lo ve desaparecer por la esquina. Pone un CD. Greatest Hits, Robbie Williams. Pista ocho. No por casualidad. «I was her she was me, we were one we were free and if there's somebody calling me on...» Demonios, cómo me gustaría estar allí. No logro imaginarme lo que pasará. Sube un poco el volumen. Bueno, por lo menos dejarán de hacerme todas esas preguntas. Luego intenta relajarse un poco. Y, como es natural, apoya los pies en el salpicadero.
Nick aminora un poco el paso. No me lo puedo creer. Pero ¿qué estoy haciendo? He perdido la cabeza de verdad. O sea... Tengo un problema bien concreto, entregarles otra propuesta a los japoneses. Ya han rechazado mis primeros proyectos. Ahora sólo me queda una segunda y última oportunidad. Y a todas estas, ¿yo qué hago? ¿Acaso dedico hasta el último minuto de mi vida antes de que se cumpla el plazo a buscar ideas? No. Me voy a comer con ella, la chica de los jazmines, una hermosísima chica de diecisiete años con la que hace más de un mes que salgo, y con sus tres amigas. ¿Y qué es lo que tengo que hacer ahora a cambio de aquel favor? La cosa mas absurda de mi vida. Vamos, es que no me lo creo. No lo hice ni siquiera después de dos años de estar con Miley. Pero ______ me lo ha pedido por favor. Nick casi ha llegado al portal. No. No puedo hacerlo. Me vuelvo por donde he venido. No puedo. Sólo de decir la frase ya me he puesto malo.
«Está bien, ______, iré a conocer a tus padres.»
«¡Gracias! Qué feliz me haces. No por nada, pero de esa manera me dejarán salir contigo con más libertad.»
Bueno, yo creo que más bien se lo prohibirán del todo. Nick lee el apellido en el timbre. Cavalli. Socorro. Ayuda. Me vuelvo al coche. Sí, ¿y después qué? ¿Qué dirá ______? «Ya estamos. Lo sabía. ¿Y tú te haces el maduro? Tú eres más niño que yo. Pero ¿qué pasa porque hables con mis padres? Yo hablaría con los tuyos ya mismo.» Bueno, siempre puedo decir que no había nadie. Nick está parado frente a los timbres cuando de repente sale un hombre del portal. Alto, musculoso, bien vestido. Lleva un maletín en la mano, una manzana en la boca y se diría que mucha prisa.
—¿Se la dejo abierta?
—Sí, gracias.
El señor aguanta un momento la puerta con el brazo para que pase. Nick entra en el vestíbulo. Silencio. Sube la escalera del primer piso. Y lee en una puerta: «Interior 2. Cavalli.» Es aquí. No tengo escapatoria. Tengo que hacerlo. Acerca la mano al timbre. Cierra los ojos... Y llama.
—¡Ya voy! —Una voz aguda llega desde detrás de la puerta—. Aquí estoy.
Una mujer muy bella, con una pinza en la boca y las manos en el pelo, abre la puerta. Sonríe.
—Disculpe... —Se saca la pinza de la boca, y con gran habilidad, se sujeta el pelo con ella—. ¡Ya está! ¡Disculpe de nuevo! Es que empieza a hacer calor, y es mejor tener el pelo recogido.
—Buenos días.
—Oh, disculpe, pase, por favor. Lo lamento, pero mi marido se ha tenido que ir. —Simona lo hace pasar y cierra la puerta a sus espaldas—. Se deben de haber cruzado en el portal. Salía a toda prisa.
—Ah, sí. —Nick piensa en el hombre con el que se acaba de cruzar en el portal. Un hombre atractivo, alto, elegante y, sobre todo, musculoso.
—Nos hemos visto, pero no he tenido ni tiempo de saludarlo.
—No hay problema. Ya me han avisado de todo. ¿Quiere un café? Está recién hecho. Por favor, tome asiento.
Nick mira un momento a su alrededor. Un piso bonito, pintado con colores cálidos. Algún cuadro de trazos esenciales, muebles claros, situados de manera que el espacio no resulte cargado. Se sienta en un sofá.
—Sí, gracias, con mucho gusto.
Ya me han avisado... ¿Avisado de qué? ¡Esta ______! Eso es que se lo ha dicho ya. Todo será más fácil. De alguna manera, ya me deben de haber aceptado. Sólo quieren saber quién soy, sí, vaya, saber «quién es ese adulto que sale con nuestra hija». Simona regresa con una bandeja en la que trae dos tacitas de café y el azucarero. Hay también dos pequeñas chocolatinas y una jarrita de leche. Lo deja todo en la mesita baja que queda frente a Nick.
—Parezco distraída, pero siempre me ha gustado estar al tanto de lo que ocurre en nuestra casa.
—Ya. —Nick coge su taza y bebe.
—¿Lo toma sin azúcar?
—Sí, para mí es el auténtico sabor.
—Mi marido también lo dice. Pero usted viene sin maletín.
—Sí, prácticamente me he escapado de la oficina. No dispongo de mucho tiempo. Pero tenía ganas de conocerles. Todavía no nos hemos presentado como es debido. —Se pone en pie—. Encantado. Nick Jonas.
Simona esboza una sonrisa preciosa.
—Encantada. —Y le da la mano.
Es muy guapa. Como ______. Dos mujeres hermosísimas de edades diferentes. Pero Nick no alberga duda alguna a propósito de a quién prefiere.
Simona se sienta frente a él.
—También yo estoy encantada de conocerle. Antes que nada me gustaría decirle algo. Podrían resultarle de utilidad. Tengo treinta y nueve años. Tuve a mi hija muy joven y me hace muy feliz que este aquí. Yo quiero muchísimo a mi hija.
A Nick le encantaría poder decir «Yo también», pero comprende que ése no es el momento apropiado.
—Lo comprendo. —También él sonríe.
—Y como nunca se puede saber qué ocurrirá en esta vida, quisiera un poco de seguridad para mi hija.
—Claro, la entiendo.
—______ está ya en el último año y no sabe muy bien qué hará después. Y eso que tiene las ideas clarísimas.
—Bueno, es típico de esa edad. A lo mejor son rebeldes, hacen las mil y una y después, de repente, se deciden sin dudar un instante.
Simona sonríe.
—¿Usted tiene hijos?
—No.
—Qué lástima.
Nick se queda boquiabierto. ¿Por qué «qué lástima»? Esta mujer es fantástica. Se acaba de enterar de que su hija sale con un hombre que es prácticamente de su misma edad y lamenta que no tenga hijos. ¡Increíble!
—¿Qué edad tiene usted?
Lo sabía. Me espera una buena. Sea como sea, es mejor decir la verdad, por si ______ se lo ha dicho ya. Esto es una especie de prueba.
—¿Yo? Voy a cumplir treinta y siete—Simona sonríe.
—Me parecía más joven.
Nick no se lo cree. Ha colado. ¡Y hasta me he ganado un piropo!
—Gracias.
—Es verdad... Pero resulta extraño que no tenga hijos, porque usted, Nick, parece conocer a la perfección a los jóvenes. De todos modos, en lo que a mí respecta, no tengo dudas. Estoy contenta de verdad de que la elección haya recaído sobre usted.
—¿De veras está contenta?
—Sí, mi marido me explicó toda la conversación telefónica que mantuvieron.
—¿Nuestra conversación telefónica?
—Sí, y en mi opinión su propuesta es justa. Lo hemos hablado y estamos de acuerdo. Queremos abrir ese fondo de pensiones para ______.
—Ah.
—Sí. Lamento mucho que no haya traído con usted los formularios. Los hubiésemos podido rellenar y firmar ahora mismo. Nos gustaría hacerlo de cinco mil euros anuales.
—Ya entiendo...
Simona se da cuenta de la decepción de Nick.
—¿Qué ocurre? ¿Cinco mil le parece poco?
Nick se recupera en seguida.
—No, no, me parece muy bien.
—No, lo digo porque, ¿sabe?, mi hija ______ es muy niña por el momento. Va un poco a su aire, con sus amigas, no tiene grandes gastos, pero en cuanto tenga una historia seria e importante, cuando acabe la universidad, vaya, a lo mejor se vestirá mejor, tendrá más gastos. Y me parece una buena inversión, de modo que...
—Claro... Bien, comunicaré de inmediato en la oficina su decisión.
Nick se levanta y se dirige hacia la puerta.
—Entonces quedamos en que llamará a mi marido, ¿no?
—Claro.
Simona sonríe y le da la mano.
—Gracias, ha sido muy amable.
—No es nada, no tiene importancia.
Y Nick se va a toda prisa. Niega divertido con la cabeza. No es posible. No me lo puedo creer.
Simona está recogiendo la bandeja con las tazas del café, cuando su móvil empieza a sonar. Lo coge de la mesa. Es Roberto.
—Hola, cariño.
—Hola, Simona. Oye, te llamaba para decirte que ese hombre no vendrá hoy. Ha tenido un accidente.
—Ah. —Simona se ha quedado petrificada. ¿Quién era entonces ese simpático chico de casi treinta y siete años que se acaba de ir? Lo piensa un minuto. Repasa rápidamente todas las posibilidades. Y un instante después abre los ojos como platos. Lo comprende. Y menea la cabeza incrédula.
—¿Simona...?
—Sí, cariño, estoy aquí.
—Es que no te oía. ¿Qué pasa?
—Mi amor, también yo tengo que darte dos noticias. Una buena y una mala.
—Dime primero la mala.
—Bien... tu hija está saliendo con uno veinte años mayor que ella.
—Pero ¿qué dices? ¿Cómo demonios es eso posible? ¡Dios, no! —Roberto mira a su alrededor. Está rodeado de colegas y ha estado a punto de gritar sin darse cuenta. Se controla—. Esta noche me va a oír. ¿Y la buena...?
—Que el tipo no está mal.
Nick sube al coche.
—Ufff. —Suelta un largo suspiro.
______, muy excitada, le salta encima.
—¿Y bien? ¿Cómo te ha ido? ¿Qué ha dicho mi madre? ¡Venga, cuéntamelo! ¡Dado que has regresado, quiere decir que te ha ido bien!
Nick la mira a la cara. Luego sonríe.
—Sólo estaba tu madre, y quería invertir en ti... conmigo.
—¡Bueno, eso está bien! ¡Ha visto tu potencialidad!
—Más que nada, ha visto en mí a un agente de seguros.
—¡No me lo creo! ¿A qué te refieres?
—Por lo que se ve, estaban esperando a alguien para invertir un dinero, y, cuando he llamado, ha creído que yo era ese alguien.
—¡Qué fuerte! ¿Has conseguido que te diesen también algo de dinero? ¡Poco a poco te estás recuperando del accidente que tuviste con el coche! Un poco por aquí un poco por allí... y tu Mercedes se pagará solo.
—Ja, ja...
—No, venga, bromas aparte. Le podrías haber dicho que estabas allí por mí, pero como agente sentimental.
—No he podido. La he visto tan confiada hablando de ese fondo de pensiones que quieren abrir... Se hubiese desilusionado demasiado.
—O sea, ¿me estás diciendo que mi madre no se ha dado cuenta de nada? Demonios, y te ha dejado entrar sin más. Podrías haber ido a robar.
—¿Y yo que te puedo decir? Me ha abierto la puerta, me ha hecho entrar, no había tenido tiempo de presentarme y ya me estaba hablando de ti, de la inversión, de todas las cosas que a lo mejor querrás hacer un día. Me ha parecido más educado escucharla que interrumpirla.
—Claro, cualquier excusa es buena. Vale, está bien. De todos modos, tarde o temprano, se lo diré yo. Ella siempre dice que nos lo tenemos que contar todo, sin problema.
—¿Eso dice? Me gusta tu madre.
—Ni te atrevas siquiera.
—Eh, venga. Parece que te quiere de verdad. Cuando hablaba de ti, de tus cosas, de tu manera de vivir, de tus amigas, se le iluminaban los ojos.
—Ya, claro. Me gustará ver si se le siguen iluminando cuando le hable de ti. ¡A saber la cara que pondrá! ¡Llévame a casa de Erica, please! Hoy empezamos a repasar el temario de italiano para la Selectividad.
—Vale. —Nick arranca y se van.
Corso Italia, cine Europa. Salaria. Entonces ______ se echa a reír.
—¡Y sobre todo, me gustará ver cómo se le iluminan los ojos a mi padre cuando se entere!
Nick se acuerda de aquel hombre elegante, alto, apresurado y, sobre todo, musculoso. Y por un momento le gustaría tener una relación diferente con aquella familia. Haber tenido a lo mejor otro tipo de accidente. Es decir, del mismo tipo, pero no con ______. En resumen, si tuviese que atravesar de nuevo aquella puerta, le gustaría ser en serio ese agente de seguros.
—¡Ya, para aquí! ¿Nos llamamos después?
—¡Por supuesto!
—¿Pensarás en mí mientras trabajas?
—Por supuesto.
—Jo, siempre respondes que por supuesto. ¡Vas con el piloto automático puesto! Creo que ni siquiera me escuchas. ¡Y no me respondas que por supuesto!
—Por supuesto... que no te voy a responder por supuesto. ¡Va, ______, es broma! Es que tengo muchas cosas en la cabeza.
Ella se le acerca y lo besa suavemente en los labios. Luego le pone las manos en las sienes como para impedirle mirar a su alrededor.
—¿Habrá un día en que me antepongas a los japoneses y a todo lo demás?
Nick le sonríe.
—¡Por supuestísimo!
—Ok. Entonces, confiada en esa vaga esperanza, te dejo partir.
Nick sonríe, arranca y la saluda sacando la mano por la ventanilla antes de tomar una curva y alejarse. Ve cómo se va haciendo más pequeña en el retrovisor. Mira su reloj. Son casi las tres y media. El tiempo justo para llegar puntual a la cita. Y saber al fin. Siempre que de verdad haya algo que saber.
Una tarde, después de comer. Una de esas tardes tranquilas, sin demasiado tráfico, sin demasiados ruidos. Sin los preparativos para ningún partido importante. Aunque, en realidad, esa tarde vaya a resultar de todo menos tranquila.
—Ya me he ganado un puñetazo de tu ex, dime por qué tengo que correr más riesgos.
—Aquí no corres riesgos, Nick... ¡Al menos eso creo!
—¿Eso crees? Entonces dime qué va a cambiar, tanto si lo hago como si no.
______ da un resoplido.
—¡Jo, mira que llegas a ser pesado! Dijiste que te podía pedir cualquier cosa, ¿no?
—Sí, pero no pensaba que fuese ese tipo de «cualquier cosa».
______ se inclina hacia él y lo besa con ternura. Nick intenta apartarse.
—Te advierto que así no vas a poder comprarme.
—Bueno, yo te hice el favor de llevar a mis amigas a la comida. Y, además, ¿quién quiere comprarte? Prefiero un leasing. Así, si no funcionas, siempre puedo cambiarte por un modelo nuevo.
Nick se aparta y la mira con las cejas levantadas.
—Cariño, en serio, ¿corro el riesgo de que me zurren?
—¿Por qué, no te han zurrado ya?
—No.
—Entonces sí, corres ese riesgo; ellos lo intentarán.
—Ya veo. Vale, me voy. —Nick se baja del coche. Da la vuelta y se acerca a su ventanilla—. Ah, por cierto, ¿Y tu amiga la dibujante?
—¿Olly?
—Sí, ésa. ¿Está trabajando?
—¿Trabajando en qué? Perdona, pero si no se nos ocurre ninguna idea, ¿sobre qué va a dibujar? Es muy buena dibujando, pero sólo tiene una idea en la cabeza y es fija.
—Ya veo. Mi amigo Pietro se libró de una buena.
—Mejor así. No sé por qué, me parece que nos hubiesen traído problemas a todos. Venga, vete ya, anda. —______ mira su reloj—. Ya es tarde.
—Ok, ya voy.
Nick camina veloz, llega hasta el final de la calle y gira a la derecha. ______ lo ve desaparecer por la esquina. Pone un CD. Greatest Hits, Robbie Williams. Pista ocho. No por casualidad. «I was her she was me, we were one we were free and if there's somebody calling me on...» Demonios, cómo me gustaría estar allí. No logro imaginarme lo que pasará. Sube un poco el volumen. Bueno, por lo menos dejarán de hacerme todas esas preguntas. Luego intenta relajarse un poco. Y, como es natural, apoya los pies en el salpicadero.
Nick aminora un poco el paso. No me lo puedo creer. Pero ¿qué estoy haciendo? He perdido la cabeza de verdad. O sea... Tengo un problema bien concreto, entregarles otra propuesta a los japoneses. Ya han rechazado mis primeros proyectos. Ahora sólo me queda una segunda y última oportunidad. Y a todas estas, ¿yo qué hago? ¿Acaso dedico hasta el último minuto de mi vida antes de que se cumpla el plazo a buscar ideas? No. Me voy a comer con ella, la chica de los jazmines, una hermosísima chica de diecisiete años con la que hace más de un mes que salgo, y con sus tres amigas. ¿Y qué es lo que tengo que hacer ahora a cambio de aquel favor? La cosa mas absurda de mi vida. Vamos, es que no me lo creo. No lo hice ni siquiera después de dos años de estar con Miley. Pero ______ me lo ha pedido por favor. Nick casi ha llegado al portal. No. No puedo hacerlo. Me vuelvo por donde he venido. No puedo. Sólo de decir la frase ya me he puesto malo.
«Está bien, ______, iré a conocer a tus padres.»
«¡Gracias! Qué feliz me haces. No por nada, pero de esa manera me dejarán salir contigo con más libertad.»
Bueno, yo creo que más bien se lo prohibirán del todo. Nick lee el apellido en el timbre. Cavalli. Socorro. Ayuda. Me vuelvo al coche. Sí, ¿y después qué? ¿Qué dirá ______? «Ya estamos. Lo sabía. ¿Y tú te haces el maduro? Tú eres más niño que yo. Pero ¿qué pasa porque hables con mis padres? Yo hablaría con los tuyos ya mismo.» Bueno, siempre puedo decir que no había nadie. Nick está parado frente a los timbres cuando de repente sale un hombre del portal. Alto, musculoso, bien vestido. Lleva un maletín en la mano, una manzana en la boca y se diría que mucha prisa.
—¿Se la dejo abierta?
—Sí, gracias.
El señor aguanta un momento la puerta con el brazo para que pase. Nick entra en el vestíbulo. Silencio. Sube la escalera del primer piso. Y lee en una puerta: «Interior 2. Cavalli.» Es aquí. No tengo escapatoria. Tengo que hacerlo. Acerca la mano al timbre. Cierra los ojos... Y llama.
—¡Ya voy! —Una voz aguda llega desde detrás de la puerta—. Aquí estoy.
Una mujer muy bella, con una pinza en la boca y las manos en el pelo, abre la puerta. Sonríe.
—Disculpe... —Se saca la pinza de la boca, y con gran habilidad, se sujeta el pelo con ella—. ¡Ya está! ¡Disculpe de nuevo! Es que empieza a hacer calor, y es mejor tener el pelo recogido.
—Buenos días.
—Oh, disculpe, pase, por favor. Lo lamento, pero mi marido se ha tenido que ir. —Simona lo hace pasar y cierra la puerta a sus espaldas—. Se deben de haber cruzado en el portal. Salía a toda prisa.
—Ah, sí. —Nick piensa en el hombre con el que se acaba de cruzar en el portal. Un hombre atractivo, alto, elegante y, sobre todo, musculoso.
—Nos hemos visto, pero no he tenido ni tiempo de saludarlo.
—No hay problema. Ya me han avisado de todo. ¿Quiere un café? Está recién hecho. Por favor, tome asiento.
Nick mira un momento a su alrededor. Un piso bonito, pintado con colores cálidos. Algún cuadro de trazos esenciales, muebles claros, situados de manera que el espacio no resulte cargado. Se sienta en un sofá.
—Sí, gracias, con mucho gusto.
Ya me han avisado... ¿Avisado de qué? ¡Esta ______! Eso es que se lo ha dicho ya. Todo será más fácil. De alguna manera, ya me deben de haber aceptado. Sólo quieren saber quién soy, sí, vaya, saber «quién es ese adulto que sale con nuestra hija». Simona regresa con una bandeja en la que trae dos tacitas de café y el azucarero. Hay también dos pequeñas chocolatinas y una jarrita de leche. Lo deja todo en la mesita baja que queda frente a Nick.
—Parezco distraída, pero siempre me ha gustado estar al tanto de lo que ocurre en nuestra casa.
—Ya. —Nick coge su taza y bebe.
—¿Lo toma sin azúcar?
—Sí, para mí es el auténtico sabor.
—Mi marido también lo dice. Pero usted viene sin maletín.
—Sí, prácticamente me he escapado de la oficina. No dispongo de mucho tiempo. Pero tenía ganas de conocerles. Todavía no nos hemos presentado como es debido. —Se pone en pie—. Encantado. Nick Jonas.
Simona esboza una sonrisa preciosa.
—Encantada. —Y le da la mano.
Es muy guapa. Como ______. Dos mujeres hermosísimas de edades diferentes. Pero Nick no alberga duda alguna a propósito de a quién prefiere.
Simona se sienta frente a él.
—También yo estoy encantada de conocerle. Antes que nada me gustaría decirle algo. Podrían resultarle de utilidad. Tengo treinta y nueve años. Tuve a mi hija muy joven y me hace muy feliz que este aquí. Yo quiero muchísimo a mi hija.
A Nick le encantaría poder decir «Yo también», pero comprende que ése no es el momento apropiado.
—Lo comprendo. —También él sonríe.
—Y como nunca se puede saber qué ocurrirá en esta vida, quisiera un poco de seguridad para mi hija.
—Claro, la entiendo.
—______ está ya en el último año y no sabe muy bien qué hará después. Y eso que tiene las ideas clarísimas.
—Bueno, es típico de esa edad. A lo mejor son rebeldes, hacen las mil y una y después, de repente, se deciden sin dudar un instante.
Simona sonríe.
—¿Usted tiene hijos?
—No.
—Qué lástima.
Nick se queda boquiabierto. ¿Por qué «qué lástima»? Esta mujer es fantástica. Se acaba de enterar de que su hija sale con un hombre que es prácticamente de su misma edad y lamenta que no tenga hijos. ¡Increíble!
—¿Qué edad tiene usted?
Lo sabía. Me espera una buena. Sea como sea, es mejor decir la verdad, por si ______ se lo ha dicho ya. Esto es una especie de prueba.
—¿Yo? Voy a cumplir treinta y siete—Simona sonríe.
—Me parecía más joven.
Nick no se lo cree. Ha colado. ¡Y hasta me he ganado un piropo!
—Gracias.
—Es verdad... Pero resulta extraño que no tenga hijos, porque usted, Nick, parece conocer a la perfección a los jóvenes. De todos modos, en lo que a mí respecta, no tengo dudas. Estoy contenta de verdad de que la elección haya recaído sobre usted.
—¿De veras está contenta?
—Sí, mi marido me explicó toda la conversación telefónica que mantuvieron.
—¿Nuestra conversación telefónica?
—Sí, y en mi opinión su propuesta es justa. Lo hemos hablado y estamos de acuerdo. Queremos abrir ese fondo de pensiones para ______.
—Ah.
—Sí. Lamento mucho que no haya traído con usted los formularios. Los hubiésemos podido rellenar y firmar ahora mismo. Nos gustaría hacerlo de cinco mil euros anuales.
—Ya entiendo...
Simona se da cuenta de la decepción de Nick.
—¿Qué ocurre? ¿Cinco mil le parece poco?
Nick se recupera en seguida.
—No, no, me parece muy bien.
—No, lo digo porque, ¿sabe?, mi hija ______ es muy niña por el momento. Va un poco a su aire, con sus amigas, no tiene grandes gastos, pero en cuanto tenga una historia seria e importante, cuando acabe la universidad, vaya, a lo mejor se vestirá mejor, tendrá más gastos. Y me parece una buena inversión, de modo que...
—Claro... Bien, comunicaré de inmediato en la oficina su decisión.
Nick se levanta y se dirige hacia la puerta.
—Entonces quedamos en que llamará a mi marido, ¿no?
—Claro.
Simona sonríe y le da la mano.
—Gracias, ha sido muy amable.
—No es nada, no tiene importancia.
Y Nick se va a toda prisa. Niega divertido con la cabeza. No es posible. No me lo puedo creer.
Simona está recogiendo la bandeja con las tazas del café, cuando su móvil empieza a sonar. Lo coge de la mesa. Es Roberto.
—Hola, cariño.
—Hola, Simona. Oye, te llamaba para decirte que ese hombre no vendrá hoy. Ha tenido un accidente.
—Ah. —Simona se ha quedado petrificada. ¿Quién era entonces ese simpático chico de casi treinta y siete años que se acaba de ir? Lo piensa un minuto. Repasa rápidamente todas las posibilidades. Y un instante después abre los ojos como platos. Lo comprende. Y menea la cabeza incrédula.
—¿Simona...?
—Sí, cariño, estoy aquí.
—Es que no te oía. ¿Qué pasa?
—Mi amor, también yo tengo que darte dos noticias. Una buena y una mala.
—Dime primero la mala.
—Bien... tu hija está saliendo con uno veinte años mayor que ella.
—Pero ¿qué dices? ¿Cómo demonios es eso posible? ¡Dios, no! —Roberto mira a su alrededor. Está rodeado de colegas y ha estado a punto de gritar sin darse cuenta. Se controla—. Esta noche me va a oír. ¿Y la buena...?
—Que el tipo no está mal.
Nick sube al coche.
—Ufff. —Suelta un largo suspiro.
______, muy excitada, le salta encima.
—¿Y bien? ¿Cómo te ha ido? ¿Qué ha dicho mi madre? ¡Venga, cuéntamelo! ¡Dado que has regresado, quiere decir que te ha ido bien!
Nick la mira a la cara. Luego sonríe.
—Sólo estaba tu madre, y quería invertir en ti... conmigo.
—¡Bueno, eso está bien! ¡Ha visto tu potencialidad!
—Más que nada, ha visto en mí a un agente de seguros.
—¡No me lo creo! ¿A qué te refieres?
—Por lo que se ve, estaban esperando a alguien para invertir un dinero, y, cuando he llamado, ha creído que yo era ese alguien.
—¡Qué fuerte! ¿Has conseguido que te diesen también algo de dinero? ¡Poco a poco te estás recuperando del accidente que tuviste con el coche! Un poco por aquí un poco por allí... y tu Mercedes se pagará solo.
—Ja, ja...
—No, venga, bromas aparte. Le podrías haber dicho que estabas allí por mí, pero como agente sentimental.
—No he podido. La he visto tan confiada hablando de ese fondo de pensiones que quieren abrir... Se hubiese desilusionado demasiado.
—O sea, ¿me estás diciendo que mi madre no se ha dado cuenta de nada? Demonios, y te ha dejado entrar sin más. Podrías haber ido a robar.
—¿Y yo que te puedo decir? Me ha abierto la puerta, me ha hecho entrar, no había tenido tiempo de presentarme y ya me estaba hablando de ti, de la inversión, de todas las cosas que a lo mejor querrás hacer un día. Me ha parecido más educado escucharla que interrumpirla.
—Claro, cualquier excusa es buena. Vale, está bien. De todos modos, tarde o temprano, se lo diré yo. Ella siempre dice que nos lo tenemos que contar todo, sin problema.
—¿Eso dice? Me gusta tu madre.
—Ni te atrevas siquiera.
—Eh, venga. Parece que te quiere de verdad. Cuando hablaba de ti, de tus cosas, de tu manera de vivir, de tus amigas, se le iluminaban los ojos.
—Ya, claro. Me gustará ver si se le siguen iluminando cuando le hable de ti. ¡A saber la cara que pondrá! ¡Llévame a casa de Erica, please! Hoy empezamos a repasar el temario de italiano para la Selectividad.
—Vale. —Nick arranca y se van.
Corso Italia, cine Europa. Salaria. Entonces ______ se echa a reír.
—¡Y sobre todo, me gustará ver cómo se le iluminan los ojos a mi padre cuando se entere!
Nick se acuerda de aquel hombre elegante, alto, apresurado y, sobre todo, musculoso. Y por un momento le gustaría tener una relación diferente con aquella familia. Haber tenido a lo mejor otro tipo de accidente. Es decir, del mismo tipo, pero no con ______. En resumen, si tuviese que atravesar de nuevo aquella puerta, le gustaría ser en serio ese agente de seguros.
—¡Ya, para aquí! ¿Nos llamamos después?
—¡Por supuesto!
—¿Pensarás en mí mientras trabajas?
—Por supuesto.
—Jo, siempre respondes que por supuesto. ¡Vas con el piloto automático puesto! Creo que ni siquiera me escuchas. ¡Y no me respondas que por supuesto!
—Por supuesto... que no te voy a responder por supuesto. ¡Va, ______, es broma! Es que tengo muchas cosas en la cabeza.
Ella se le acerca y lo besa suavemente en los labios. Luego le pone las manos en las sienes como para impedirle mirar a su alrededor.
—¿Habrá un día en que me antepongas a los japoneses y a todo lo demás?
Nick le sonríe.
—¡Por supuestísimo!
—Ok. Entonces, confiada en esa vaga esperanza, te dejo partir.
Nick sonríe, arranca y la saluda sacando la mano por la ventanilla antes de tomar una curva y alejarse. Ve cómo se va haciendo más pequeña en el retrovisor. Mira su reloj. Son casi las tres y media. El tiempo justo para llegar puntual a la cita. Y saber al fin. Siempre que de verdad haya algo que saber.
Mrs. Nick Jonas
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
uuuuuuuuuuuuuu me encanta la nove, soy fan de esta nove, sube mas caps plissssssssssss y una maraton no me molestaria :)
adina
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
ahora si me puedo ir a dormir en paz :P
que ganas de matar a fabio aarrg!!!! estupido animal que es!!!!!!
sabes? casi me da un infarto, pense que la madre si sabía en vdd hahaha me imagino el alivio de nick. pero despues que se dio cuenta haha unica y mas con lo de las notica buena y mala, claro que es un buen tipo mujer, es nick jonas!!!!!! xD
ame los caps :D
siguela pronto
tkmmmmm :hug:
que ganas de matar a fabio aarrg!!!! estupido animal que es!!!!!!
sabes? casi me da un infarto, pense que la madre si sabía en vdd hahaha me imagino el alivio de nick. pero despues que se dio cuenta haha unica y mas con lo de las notica buena y mala, claro que es un buen tipo mujer, es nick jonas!!!!!! xD
ame los caps :D
siguela pronto
tkmmmmm :hug:
Invitado
Invitado
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
jajajajajajajajajajajajajajaja
que mami tan mas despistadaaaaaa
y luego las noticiiiaaaaasss
la buena me faciinooo
jajajajaja
pobre del papá de ______
casi le da un infarto
jajajajajajajajaja
siguela porfaaaaaa
que mami tan mas despistadaaaaaa
y luego las noticiiiaaaaasss
la buena me faciinooo
jajajajaja
pobre del papá de ______
casi le da un infarto
jajajajajajajajaja
siguela porfaaaaaa
chelis
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
arg!!! como me cae grodo fabio arg!!!!
jajajajaja me muero cuando lo confude con el d los seguros y luego le da la noticiiaaa!
jajajajaja ME ENXANTA!!!!
SIGUELA!!!
jajajajaja me muero cuando lo confude con el d los seguros y luego le da la noticiiaaa!
jajajajaja ME ENXANTA!!!!
SIGUELA!!!
Just Me! Melissa! :)
Re: "Perdona si te llamo amor" (Nick & tú)
Aury! He sido lectora invisible! :pale:
Esque la nove me gusta leerla desde mi celu! la entiendo mas... no se porque *.* Pero bno ya vuelves a tener mi comentario!
Ahhhh! como que eso japoneses me lo rechazoron! que se creen! ellos fuero los que robaron la idea de "fantasia" esa idea era legitima de _____ & Nick! Abranse hermanos! -.- Espero que acepten la siguiente idea :3
Y que se cree ese Fabio! que le vuela a poner la mano ensima a Nick, y que lo vuelva a insultar y le dejo la nariz como un rompecabezas desarmado!! -.-
Hay! y las amigas de ___ <3 mas lod amigos de Nicholas! Hay! *.* Ese grupio es PERFECT! La chica de los Jazmines :')
Y sabes la ternura que me dio los pensamientos de Nick cuando se presento con la mama de la rayis!
—¿Qué edad tiene usted?
Lo sabía. Me espera una buena. Sea como sea, es mejor decir la verdad, por si ______ se lo ha dicho ya. Esto es una especie de prueba.—¿Yo? Voy a cumplir treinta y siete—Simona sonríe.
—Me parecía más joven.
Nick no se lo cree. Ha colado. ¡Y hasta me he ganado un piropo!—Gracias.
#Imaguina a Nick Jonas teniendo esos pensamientos! ademas con esa carita que pone cuando esta nervioso! hay! MUERO MUERO! :3
Bno ya dejo de molestar, esto ya se desarrolla mas a carta que a coment! :oops:
Siguela! :hug:
Recuerda, puedo ser lectora fantasma! pero siempre sere fiel :3
Esque la nove me gusta leerla desde mi celu! la entiendo mas... no se porque *.* Pero bno ya vuelves a tener mi comentario!
Ahhhh! como que eso japoneses me lo rechazoron! que se creen! ellos fuero los que robaron la idea de "fantasia" esa idea era legitima de _____ & Nick! Abranse hermanos! -.- Espero que acepten la siguiente idea :3
Y que se cree ese Fabio! que le vuela a poner la mano ensima a Nick, y que lo vuelva a insultar y le dejo la nariz como un rompecabezas desarmado!! -.-
Hay! y las amigas de ___ <3 mas lod amigos de Nicholas! Hay! *.* Ese grupio es PERFECT! La chica de los Jazmines :')
Y sabes la ternura que me dio los pensamientos de Nick cuando se presento con la mama de la rayis!
—¿Qué edad tiene usted?
Lo sabía. Me espera una buena. Sea como sea, es mejor decir la verdad, por si ______ se lo ha dicho ya. Esto es una especie de prueba.—¿Yo? Voy a cumplir treinta y siete—Simona sonríe.
—Me parecía más joven.
Nick no se lo cree. Ha colado. ¡Y hasta me he ganado un piropo!—Gracias.
#Imaguina a Nick Jonas teniendo esos pensamientos! ademas con esa carita que pone cuando esta nervioso! hay! MUERO MUERO! :3
Bno ya dejo de molestar, esto ya se desarrolla mas a carta que a coment! :oops:
Siguela! :hug:
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