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Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
Capítulo 25
♣
Al día siguiente en el instituto, aparco en el sitio de siempre, salgo del coche y paso junto a Zayn para acercarme a Haven, que está esperando junto a la verja. Y aunque por lo general hago todo lo posible por evitar el contacto físico, la agarro por los hombros y la abrazo con todas mis fuerzas.
—Vale, vale, yo también te quiero. —Mi amiga se echa a reír y sacude la cabeza antes de apartarme—. Venga ya, sabes muy bien que no iba a seguir enfadada con ustedes para siempre.
Su cabello, teñido de rojo, está seco y liso; su esmalte de uñas negro está descascarillado; las sombras que hay bajo sus ojos parecen más oscuras de lo habitual y su rostro está decididamente pálido. Y aunque ella me asegura que se encuentra bien, no puedo evitar darle un nuevo abrazo.
— ¿Cómo te encuentras? —pregunto mientras la observo con detenimiento en un intento por « ver » lo que siente, pero su aura tiene un color gris, débil y transparente, así que no consigo ver nada.
— ¿Qué es lo que te ocurre? —Sacude la cabeza y me aparta una vez más—. ¿De qué va toda esta demostración de amor y afecto? No me lo esperaba de ti, la que siempre lleva el iPod y la capucha.
—Me enteré de que estabas enferma y como no viniste al instituto ayer… —Me quedo callada. Me siento algo ridícula por haberme comportado de semejante forma. Sin embargo, Haven se echa a reír.
—Ya sé lo que pasa aquí —me responde—. Todo esto es culpa tuya, ¿verdad? —Señala a Zayn con el dedo—. Has aparecido por aquí y has transformado a mi fría y desapegada amiga en una boba sentimental. Y aunque Zayn también se ríe, la risa no alcanza sus ojos. — No ha sido más que una gripe —añade mientras Miles enlaza el brazo con el de ella y todos atravesamos la puerta—. Aunque supongo que pensar en lo que le ha sucedido a Evangeline no ha hecho más que empeorar las cosas. Lo cierto es que tenía tanta fiebre que me desmayé un par de veces.
— ¿En serio? —Me aparto de Zayn para poder caminar a su lado.
—Sí, fue de lo más extraño. Me acostaba por la noche con un pijama y me despertaba por las mañanas con otro diferente. Y cuando buscaba el que llevaba puesto antes, no lograba encontrarlo, como si se hubieran desvanecido o algo así.
—Bueno, la verdad es que tu habitación está hecha un desastre. —Miles suelta una carcajada—. O tal vez estuvieras delirando; ya sabes que esas cosas pueden ocurrir cuando se tiene mucha fiebre.
—Tal vez. —Haven se encoge de hombros—. Pero todas mis bufandas negras han desaparecido también, así que he tenido que pedirle prestada, está a mi hermano. —Alza el extremo de la bufanda azul que lleva puesta y lo hace girar.
— ¿Había alguien que cuidara de ti? —pregunta Zayn, que se pone a mi lado, me da la mano y entrelaza los dedos con los míos, provocándome una oleada de calidez que recorre todo mi cuerpo. Haven niega con la cabeza y pone los ojos en blanco.
— ¿Bromeas? Lo cierto es que parece que estoy tan emancipada como tú. Además, siempre cierro mi puerta con llave. Podría haberme muerto allí dentro que nadie se habría enterado.
— ¿Y qué pasa con Drina? —pregunto, aunque se me retuerce el estómago al mencionar su nombre. Haven me mira extrañada y dice:
—Drina está en Nueva York. Se marchó el viernes por la noche. De todas formas, espero que no tengan esta gripe, chicos, porque, aunque algunos de los sueños fueron geniales, sé que a ustedes no les gustaría demasiado. —Se detiene al lado de su aula y se apoya contra la pared.
— ¿Soñaste con una especie de cañón? —le pregunto. Suelto la mano de Zayn y me acerco tanto a ella que tengo la cara casi pegada a la suya. Pero Haven se limita a reírse y me aparta de un empujón.
—Perdona, pero me gusta que corra el aire. —Sacude la cabeza—. Y no, no había ninguna especie de cañón. Solo cosas de tipo gótico, escenarios llenos de sangre y todo eso; es difícil de explicar. Y en el preciso instante en que dice eso, en el momento en que oigo la palabra « sangre », todo se vuelve negro y mi cuerpo comienza a desplomarse.
— ¿_____? —Grita Zayn, que me coge segundos antes de que me estrelle contra el suelo—. _____… —susurra con voz tensa y preocupada. Y cuando abro los ojos y veo los suyos, hay algo en su expresión, algo en la intensidad de su mirada, que me resulta muy familiar. Sin embargo, justo cuando los recuerdos empiezan a tomar forma, la voz de Haven los hace desaparecer.
—Así es justo como empieza —dice—. Bueno, yo no me desmayé hasta pasado un tiempo, pero la cosa comienza con una sensación abrumadora de mareo.
—Tal vez esté embarazada —dice Miles lo bastante alto para que algunos de los estudiantes que pasan al lado puedan oírlo.
—No es probable —replico yo, sorprendida al descubrir que me siento mucho mejor ahora que Zayn me rodea con sus fuertes brazos—. Estoy bien, de verdad. —Me pongo en pie con cierta dificultad y me aparto un poco de él.
—Deberías llevarla a casa —dice Miles mirando a Zayn—. Tiene un aspecto horrible.
—Sí. —Haven le da a razón—. Deberías descansar, en serio. No querrás tener lo mismo que yo, ¿verdad? Y aunque insisto en que quiero ir a clase, nadie me escucha. Y lo único que sé es que poco después Zayn me rodea la cintura con el brazo y me conduce hasta su coche.
—Esto es ridículo —digo mientras salimos del aparcamiento y nos alejamos del instituto—. Estoy bien, en serio. Por no mencionar que nos van a empapelar por faltar a clase otra vez…
—Nadie nos va a empapelar. —Me mira un instante antes de volver a concentrarse en la carretera—. ¿Debo recordarte que te has desmayado? Tienes suerte de que te haya cogido a tiempo.
—Sí, pero la cosa es que me cogiste a tiempo. Y que ahora estoy bien. De verdad. Si tan preocupado estabas por mí, deberías haberme llevado enseguida a la enfermería del instituto. No tenías por qué raptarme.
—No te estoy raptando —replica bastante enfadado—. Solo quiero cuidar de ti, asegurarme de que estás bien.
—Vaya, ¿ahora eres médico? —Sacudo la cabeza y hago una mueca de exasperación.
Sin embargo, Zayn guarda silencio. Se limita a recorrer la autopista de la costa y a pasar sin detenerse por delante de la calle que conduce hasta mi casa. Al final, para el coche frente a una enorme e impresionante verja.
— ¿A dónde me llevas? —pregunto. Veo que saluda con la cabeza a una vigilante que me resulta familiar y que ella le sonríe a su vez antes de permitirnos el paso.
—A mi casa —murmura. Conduce hasta la cima de una colina antes de hacer una serie de giros. Llegamos a un callejón sin salida en cuyo extremo se encuentra un enorme garaje. Luego me da la mano y me guía a través de una cocina bien equipada hasta el estudio, donde me detengo con los brazos en jarras para observar los hermosos muebles, que no tienen nada que ver con el estilo chic que me esperaba.
— ¿Todo esto es tuyo de verdad? —pregunto mientras paso la mano por el mullido sofá de felpilla y observo las exquisitas lámparas, las alfombras persas, la extraña colección de pinturas al óleo y la mesa oscura de café ocupada por libros de arte, velas y una foto mía enmarcada.
— ¿Cuándo me has hecho esta fotografía? —La cojo de la mesa y la estudio con atención, ya que no tengo ningún recuerdo en absoluto de ese momento.
—Te comportas como si no hubieras estado aquí nunca —dice Zayn, que me hace un gesto para que me siente.
—Porque nunca he estado aquí. —Me encojo de hombros.
—Sí que has estado —insiste—. ¿No recuerdas el último domingo? ¿Después de la playa? Todavía tengo tu traje de neopreno tendido arriba. Venga, siéntate. —Da unos golpecitos en los cojines del sofá —. Quiero que descanses. Me dejo caer sobre los confortables cojines sin soltar la foto, preguntándome dónde fue tomada. Tengo el pelo largo y suelto, mi rostro está un poco ruborizado y llevo puesta una sudadera con capucha color melocotón que había olvidado que tenía. No obstante, aunque parece que estoy riendo, mis ojos están tristes y serios.
—Te la hice un día en el instituto sin que lo supieras. Prefiero las fotos inesperadas, es la única forma de capturar la verdadera esencia de la persona —dice antes de quitármela de la mano para volver a dejarla en la mesa—. Ahora, cierra los ojos y descansa mientras te preparo un té. Cuando el té está listo, Zayn me pone una taza entre las manos y después me envuelve con un grueso chai de lana.
—Esto está muy bien y todo eso, pero no es necesario —le digo al tiempo que coloco la taza sobre la mesa y echo un vistazo al reloj. Si me marcho ahora, todavía podré llegar a tiempo a segunda hora—. De verdad. Estoy bien. Deberíamos regresar al instituto.
—_____, has desmayado —dice antes de sentarse a mi lado. Sus ojos examinan mi rostro mientras me acaricia el pelo.
—Esas cosas pasan. —Me encojo de hombros, avergonzada por el tremendo jaleo que se ha montado, sobre todo porque sé que estoy bien.
—En mi mundo, no —susurra mientras aparta la mano de mi pelo para dirigirla a la cicatriz de mi frente.
—No. —Me aparto justo antes de que la toque y observo cómo Zayn deja caer la mano a un lado.
— ¿Qué pasa? —pregunta mirándome con atención.
—No quiero que tengas la gripe tú también. — Es una mentira, pero no quiero admitir la verdad: que la cicatriz es para mí y solo para mí. Un recordatorio constante que se asegura de que no olvide jamás. Por esa razón me negué a someterme a la cirugía plástica, por eso me negué a permitir que la « arreglaran ». Sé que lo que ocurrió jamás podrá arreglarse. Es culpa mía, mi dolor privado, y por ese motivo oculto la cicatriz bajo el flequillo. Sin embargo, Zayn se limita a reírse antes de decir:
—Yo no me pongo enfermo.
Cierro los ojos y sacudo la cabeza. Después los abro y le digo:
—Vaya, así que tú no te pones enfermo, ¿eh? Se encoge de hombros y me pone la taza en los labios, instándome a beber. Doy un pequeño sorbo antes de girar la cabeza y apartar la taza.
—Así que recapitulemos —le digo—: no te pones enfermo; no te metes en problemas por hacer novillos; sacas sobresalientes a pesar de los mencionados novillos; coges un pincel y, voilà!, pintas un Picasso mejor que Picasso. Sabes cocinar tan bien como cualquiera de los mejores chefs y solías trabajar como modelo en Nueva York… Y eso fue justo antes de que vivieras en Santa Fe, a donde te mudaste después de vivir en Londres, en Rumania, en París y en Egipto. No trabajas y estás emancipado, aunque de alguna forma te las has apañado para vivir en una casa lujosamente decorada que sería el sueño de cualquier multimillonario; conduces un coche muy caro y…
—Roma —dice Zayn, que me mira con seriedad.
— ¿Qué? —Has dicho que viví en Rumania cuando en realidad viví en Roma. —Pongo los ojos en blanco.
—Da igual, la cuestión es… —Me quedo callada, con las palabras atascadas en la garganta.
— ¿Sí? —Se inclina hacia mí—. ¿Cuál es la cuestión? Trago saliva con fuerza y aparto la mirada; mi mente le da vueltas a algo, a algo que lleva algún tiempo atormentándome. Algo sobre Zayn, algo sobre esa cualidad suya casi sobrenatural… « ¿Será un fantasma como Riley? No, eso es imposible; todo el mundo puede verlo. »
—_____… —dice al tiempo que me cubre la mejilla con la palma de la mano y me gira la cabeza para que vuelva a mirarlo—. _____, yo… Sin embargo, antes de que pueda terminar la frase, me alejo del sofá y de su mano, me quito el chal de los hombros y le digo sin mirarlo a la cara:
—Llévame a casa.
—Vale, vale, yo también te quiero. —Mi amiga se echa a reír y sacude la cabeza antes de apartarme—. Venga ya, sabes muy bien que no iba a seguir enfadada con ustedes para siempre.
Su cabello, teñido de rojo, está seco y liso; su esmalte de uñas negro está descascarillado; las sombras que hay bajo sus ojos parecen más oscuras de lo habitual y su rostro está decididamente pálido. Y aunque ella me asegura que se encuentra bien, no puedo evitar darle un nuevo abrazo.
— ¿Cómo te encuentras? —pregunto mientras la observo con detenimiento en un intento por « ver » lo que siente, pero su aura tiene un color gris, débil y transparente, así que no consigo ver nada.
— ¿Qué es lo que te ocurre? —Sacude la cabeza y me aparta una vez más—. ¿De qué va toda esta demostración de amor y afecto? No me lo esperaba de ti, la que siempre lleva el iPod y la capucha.
—Me enteré de que estabas enferma y como no viniste al instituto ayer… —Me quedo callada. Me siento algo ridícula por haberme comportado de semejante forma. Sin embargo, Haven se echa a reír.
—Ya sé lo que pasa aquí —me responde—. Todo esto es culpa tuya, ¿verdad? —Señala a Zayn con el dedo—. Has aparecido por aquí y has transformado a mi fría y desapegada amiga en una boba sentimental. Y aunque Zayn también se ríe, la risa no alcanza sus ojos. — No ha sido más que una gripe —añade mientras Miles enlaza el brazo con el de ella y todos atravesamos la puerta—. Aunque supongo que pensar en lo que le ha sucedido a Evangeline no ha hecho más que empeorar las cosas. Lo cierto es que tenía tanta fiebre que me desmayé un par de veces.
— ¿En serio? —Me aparto de Zayn para poder caminar a su lado.
—Sí, fue de lo más extraño. Me acostaba por la noche con un pijama y me despertaba por las mañanas con otro diferente. Y cuando buscaba el que llevaba puesto antes, no lograba encontrarlo, como si se hubieran desvanecido o algo así.
—Bueno, la verdad es que tu habitación está hecha un desastre. —Miles suelta una carcajada—. O tal vez estuvieras delirando; ya sabes que esas cosas pueden ocurrir cuando se tiene mucha fiebre.
—Tal vez. —Haven se encoge de hombros—. Pero todas mis bufandas negras han desaparecido también, así que he tenido que pedirle prestada, está a mi hermano. —Alza el extremo de la bufanda azul que lleva puesta y lo hace girar.
— ¿Había alguien que cuidara de ti? —pregunta Zayn, que se pone a mi lado, me da la mano y entrelaza los dedos con los míos, provocándome una oleada de calidez que recorre todo mi cuerpo. Haven niega con la cabeza y pone los ojos en blanco.
— ¿Bromeas? Lo cierto es que parece que estoy tan emancipada como tú. Además, siempre cierro mi puerta con llave. Podría haberme muerto allí dentro que nadie se habría enterado.
— ¿Y qué pasa con Drina? —pregunto, aunque se me retuerce el estómago al mencionar su nombre. Haven me mira extrañada y dice:
—Drina está en Nueva York. Se marchó el viernes por la noche. De todas formas, espero que no tengan esta gripe, chicos, porque, aunque algunos de los sueños fueron geniales, sé que a ustedes no les gustaría demasiado. —Se detiene al lado de su aula y se apoya contra la pared.
— ¿Soñaste con una especie de cañón? —le pregunto. Suelto la mano de Zayn y me acerco tanto a ella que tengo la cara casi pegada a la suya. Pero Haven se limita a reírse y me aparta de un empujón.
—Perdona, pero me gusta que corra el aire. —Sacude la cabeza—. Y no, no había ninguna especie de cañón. Solo cosas de tipo gótico, escenarios llenos de sangre y todo eso; es difícil de explicar. Y en el preciso instante en que dice eso, en el momento en que oigo la palabra « sangre », todo se vuelve negro y mi cuerpo comienza a desplomarse.
— ¿_____? —Grita Zayn, que me coge segundos antes de que me estrelle contra el suelo—. _____… —susurra con voz tensa y preocupada. Y cuando abro los ojos y veo los suyos, hay algo en su expresión, algo en la intensidad de su mirada, que me resulta muy familiar. Sin embargo, justo cuando los recuerdos empiezan a tomar forma, la voz de Haven los hace desaparecer.
—Así es justo como empieza —dice—. Bueno, yo no me desmayé hasta pasado un tiempo, pero la cosa comienza con una sensación abrumadora de mareo.
—Tal vez esté embarazada —dice Miles lo bastante alto para que algunos de los estudiantes que pasan al lado puedan oírlo.
—No es probable —replico yo, sorprendida al descubrir que me siento mucho mejor ahora que Zayn me rodea con sus fuertes brazos—. Estoy bien, de verdad. —Me pongo en pie con cierta dificultad y me aparto un poco de él.
—Deberías llevarla a casa —dice Miles mirando a Zayn—. Tiene un aspecto horrible.
—Sí. —Haven le da a razón—. Deberías descansar, en serio. No querrás tener lo mismo que yo, ¿verdad? Y aunque insisto en que quiero ir a clase, nadie me escucha. Y lo único que sé es que poco después Zayn me rodea la cintura con el brazo y me conduce hasta su coche.
—Esto es ridículo —digo mientras salimos del aparcamiento y nos alejamos del instituto—. Estoy bien, en serio. Por no mencionar que nos van a empapelar por faltar a clase otra vez…
—Nadie nos va a empapelar. —Me mira un instante antes de volver a concentrarse en la carretera—. ¿Debo recordarte que te has desmayado? Tienes suerte de que te haya cogido a tiempo.
—Sí, pero la cosa es que me cogiste a tiempo. Y que ahora estoy bien. De verdad. Si tan preocupado estabas por mí, deberías haberme llevado enseguida a la enfermería del instituto. No tenías por qué raptarme.
—No te estoy raptando —replica bastante enfadado—. Solo quiero cuidar de ti, asegurarme de que estás bien.
—Vaya, ¿ahora eres médico? —Sacudo la cabeza y hago una mueca de exasperación.
Sin embargo, Zayn guarda silencio. Se limita a recorrer la autopista de la costa y a pasar sin detenerse por delante de la calle que conduce hasta mi casa. Al final, para el coche frente a una enorme e impresionante verja.
— ¿A dónde me llevas? —pregunto. Veo que saluda con la cabeza a una vigilante que me resulta familiar y que ella le sonríe a su vez antes de permitirnos el paso.
—A mi casa —murmura. Conduce hasta la cima de una colina antes de hacer una serie de giros. Llegamos a un callejón sin salida en cuyo extremo se encuentra un enorme garaje. Luego me da la mano y me guía a través de una cocina bien equipada hasta el estudio, donde me detengo con los brazos en jarras para observar los hermosos muebles, que no tienen nada que ver con el estilo chic que me esperaba.
— ¿Todo esto es tuyo de verdad? —pregunto mientras paso la mano por el mullido sofá de felpilla y observo las exquisitas lámparas, las alfombras persas, la extraña colección de pinturas al óleo y la mesa oscura de café ocupada por libros de arte, velas y una foto mía enmarcada.
— ¿Cuándo me has hecho esta fotografía? —La cojo de la mesa y la estudio con atención, ya que no tengo ningún recuerdo en absoluto de ese momento.
—Te comportas como si no hubieras estado aquí nunca —dice Zayn, que me hace un gesto para que me siente.
—Porque nunca he estado aquí. —Me encojo de hombros.
—Sí que has estado —insiste—. ¿No recuerdas el último domingo? ¿Después de la playa? Todavía tengo tu traje de neopreno tendido arriba. Venga, siéntate. —Da unos golpecitos en los cojines del sofá —. Quiero que descanses. Me dejo caer sobre los confortables cojines sin soltar la foto, preguntándome dónde fue tomada. Tengo el pelo largo y suelto, mi rostro está un poco ruborizado y llevo puesta una sudadera con capucha color melocotón que había olvidado que tenía. No obstante, aunque parece que estoy riendo, mis ojos están tristes y serios.
—Te la hice un día en el instituto sin que lo supieras. Prefiero las fotos inesperadas, es la única forma de capturar la verdadera esencia de la persona —dice antes de quitármela de la mano para volver a dejarla en la mesa—. Ahora, cierra los ojos y descansa mientras te preparo un té. Cuando el té está listo, Zayn me pone una taza entre las manos y después me envuelve con un grueso chai de lana.
—Esto está muy bien y todo eso, pero no es necesario —le digo al tiempo que coloco la taza sobre la mesa y echo un vistazo al reloj. Si me marcho ahora, todavía podré llegar a tiempo a segunda hora—. De verdad. Estoy bien. Deberíamos regresar al instituto.
—_____, has desmayado —dice antes de sentarse a mi lado. Sus ojos examinan mi rostro mientras me acaricia el pelo.
—Esas cosas pasan. —Me encojo de hombros, avergonzada por el tremendo jaleo que se ha montado, sobre todo porque sé que estoy bien.
—En mi mundo, no —susurra mientras aparta la mano de mi pelo para dirigirla a la cicatriz de mi frente.
—No. —Me aparto justo antes de que la toque y observo cómo Zayn deja caer la mano a un lado.
— ¿Qué pasa? —pregunta mirándome con atención.
—No quiero que tengas la gripe tú también. — Es una mentira, pero no quiero admitir la verdad: que la cicatriz es para mí y solo para mí. Un recordatorio constante que se asegura de que no olvide jamás. Por esa razón me negué a someterme a la cirugía plástica, por eso me negué a permitir que la « arreglaran ». Sé que lo que ocurrió jamás podrá arreglarse. Es culpa mía, mi dolor privado, y por ese motivo oculto la cicatriz bajo el flequillo. Sin embargo, Zayn se limita a reírse antes de decir:
—Yo no me pongo enfermo.
Cierro los ojos y sacudo la cabeza. Después los abro y le digo:
—Vaya, así que tú no te pones enfermo, ¿eh? Se encoge de hombros y me pone la taza en los labios, instándome a beber. Doy un pequeño sorbo antes de girar la cabeza y apartar la taza.
—Así que recapitulemos —le digo—: no te pones enfermo; no te metes en problemas por hacer novillos; sacas sobresalientes a pesar de los mencionados novillos; coges un pincel y, voilà!, pintas un Picasso mejor que Picasso. Sabes cocinar tan bien como cualquiera de los mejores chefs y solías trabajar como modelo en Nueva York… Y eso fue justo antes de que vivieras en Santa Fe, a donde te mudaste después de vivir en Londres, en Rumania, en París y en Egipto. No trabajas y estás emancipado, aunque de alguna forma te las has apañado para vivir en una casa lujosamente decorada que sería el sueño de cualquier multimillonario; conduces un coche muy caro y…
—Roma —dice Zayn, que me mira con seriedad.
— ¿Qué? —Has dicho que viví en Rumania cuando en realidad viví en Roma. —Pongo los ojos en blanco.
—Da igual, la cuestión es… —Me quedo callada, con las palabras atascadas en la garganta.
— ¿Sí? —Se inclina hacia mí—. ¿Cuál es la cuestión? Trago saliva con fuerza y aparto la mirada; mi mente le da vueltas a algo, a algo que lleva algún tiempo atormentándome. Algo sobre Zayn, algo sobre esa cualidad suya casi sobrenatural… « ¿Será un fantasma como Riley? No, eso es imposible; todo el mundo puede verlo. »
—_____… —dice al tiempo que me cubre la mejilla con la palma de la mano y me gira la cabeza para que vuelva a mirarlo—. _____, yo… Sin embargo, antes de que pueda terminar la frase, me alejo del sofá y de su mano, me quito el chal de los hombros y le digo sin mirarlo a la cara:
—Llévame a casa.
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
XD es que debía capítulos porque no había subido y ya los adapte y los subi.kimariie escribió:ahhh pero que rapido subiste xD
Iba a acostarme porque tengo Universidad mañana pero dije, deja verificar a ver si subieron capitulo y que grata sorpresa!!!!!!
Subiste hehehe :) siempre dejando las cosas en lo mejorr ehh!!!
Sube :)
Suerte en la Uni.
ajaja si:)) pero ya subí otro capítulo y en el capítulo 26, el que sigue mañana ya veran que es Zayn.
besos
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
Capítulo 26
♣
En el instante en que Zayn se detiene en el camino de entrada de mi casa, salto del coche, atravieso a la carrera la puerta principal y subo las escaleras de dos en dos hacia mi dormitorio, esperando y rogando que Riley esté allí. Necesito verla, necesito hablar con ella acerca de todos los pensamientos disparatados que tengo en la cabeza. Es la única a la que puedo explicárselo, la única que podría entenderme. Echo un vistazo a la habitación, al cuarto de baño y a la terraza; me coloco en mitad de la estancia y pronuncio su nombre, presa de una extraña sensación de intranquilidad, nerviosismo y pánico que no consigo explicarme del todo. Sin embargo, al ver que ella no aparece, me tumbo en la cama, me acurruco todo lo que puedo y revivo el dolor de su pérdida una vez más.
—_____, cariño, ¿te encuentras bien? —Sabine deja las bolsas en el suelo y se arrodilla a mi lado; siento la frescura y la firmeza de su mano sobre mi piel caliente y húmeda.
Cierro los ojos y niego con la cabeza; sé que, a pesar del reciente desmayo, a pesar del malestar y el cansancio que me embargan, no estoy enferma. Al menos, no de la forma que ella cree. Es algo más complicado que eso y no se cura con tanta facilidad. Ruedo hacia un lado y utilizo el extremo de la funda de la almohada para quitarme las lágrimas. Luego me vuelvo hacia ella y le digo:
—A veces… a veces lo ocurrido cae como una losa encima de mí, ¿sabes? Y la cosa no mejora con el tiempo. Me falta aire, y los ojos se me llenan de lágrimas una vez más. Sabine me mira con una expresión suavizada por la pena.
—No estoy segura de que vayan a mejorar nunca —me dice—. Creo que tendrás que acostumbrarte a esa sensación de vacío y de pérdida y aprender a vivir con ella. —Sonríe y me limpia las lágrimas con la mano. Y cuando se tumba a mi lado, no me aparto. Solo cierro los ojos y me permito sentir su dolor, y el mío, hasta que se mezclan y se convierten en una masa sin principio ni fin. Y nos quedamos así, llorando, charlando y compartiendo cosas, como deberíamos haber hecho hace mucho tiempo. Si yo lo hubiese permitido. Si no la hubiera apartado de mi vida. Cuando Sabine se levanta por fin para preparar algo de cenar, rebusca en las bolsas de la compra y dice:
—Mira lo que he encontrado en el maletero de mi coche. Te la tomé prestada hace una eternidad, justo después de que te mudaras aquí. No recordaba que la tenía todavía.
Me arroja la sudadera con capucha de color melocotón. La misma cuya existencia yo había olvidado. La misma que no me he puesto desde la primera semana en el instituto. La misma que llevaba puesta en la foto que Zayn tiene sobre su mesita de café, aunque por aquel entonces ni siquiera nos conocíamos.
El día siguiente en el instituto, llevo el coche más allá de Zayn y de ese estúpido sitio que siempre reserva para mí y aparco en lo que me parece la otra punta del mundo.
— ¿Qué demonios haces? —pregunta Miles, que me mira con incredulidad—. ¡Has dejado atrás el sitio! ¡Y ahora mira todo lo que tendremos que caminar!
Cierro la puerta del coche con fuerza y atravieso el aparcamiento a toda prisa. No presto atención a Zayn, que me está esperando apoyado contra su coche.
— ¿Hola? Chico moreno y guapo a las tres en punto; ¡acabas de dejarlo atrás! ¿Qué narices te pasa? —Pregunta Miles, que me coge del brazo y me mira a los ojos—. ¿Se han peleado o qué?
Yo me limito a negar con la cabeza y me alejo un poco.
—No pasa nada —respondo mientras camino hacia el edificio.
Aunque, la última vez que lo comprobé, Zayn caminaba detrás de mí, cuando entro en clase y me dirijo a mi sitio, él ya está allí. Así Pues, me subo la capucha y enciendo el iPod en un intento por ignorarlo mientras aguardo a que el señor Robins pase lista. —_____… —susurra Zayn. Clavo la mirada al frente, concentrada en la línea de nacimiento del pelo del señor Robins, que cada vez está más alta, y espero a que sea mi turno de decir: « Aquí ».
—_____, sé que estás enfadada. Pero puedo explicártelo.
Sigo mirando al frente y finjo no oírlo.
—_____, por favor… —suplica Zayn.
Sin embargo, me limito a actuar como si no estuviera allí. Y justo cuando el señor Robins llega a mi nombre, Zayn suspira, cierra los ojos y dice:
—Está bien. Pero recuerda que tú lo has querido.
Y al instante se oye un terrible « ¡Pum! » en toda la clase cuando diecinueve cabezas caen sobre sus mesas. La cabeza de todo el mundo menos la de Zayn y la mía.
Miro a mi alrededor con la boca abierta sin saber qué ocurre y, cuando finalmente me giro hacia Zayn, le dirijo una mirada acusadora. Él se limita a encogerse de hombros y a decir:
—Esto es justo lo que esperaba poder evitar.
— ¿Qué has hecho? —Observo los cuerpos inconscientes y una idea terrible empieza a formarse en mi cabeza—. ¡Dios mío, los has matado! ¡Los has matado a todos! —grito. Mi corazón late tan deprisa que temo que él pueda oírlo. Zayn niega con la cabeza y dice:
—Vamos, _____. ¿Por quién me has tomado? Por supuesto que no los he matado. Están… echándose una cabezadita, eso es todo.
Me deslizo hasta el extremo de mi asiento con los ojos clavados en la puerta, planeando mi huida.
—Puedes intentarlo, pero no llegarás muy lejos. Ya has visto que he llegado a clase antes que tú, y eso que me llevabas ventaja. —Cruza las piernas y me mira; su voz y su expresión son tan serenas como pueden serlo.
— ¿Puedes leerme la mente? —susurro. Y al recordar algunos de mis más vergonzosos pensamientos, mis mejillas se ruborizan y me aferró al borde de la mesa. —Normalmente, sí. —Se encoge de hombros—. Bueno, casi siempre, la verdad.
— ¿Desde cuándo? —Lo observo con detenimiento. Una parte de mí quiere intentar escapar, pero la otra quiere obtener algunas respuestas antes de morir.
—Desde la primera vez que te vi —susurra él. Clava la mirada en is ojos y me provoca una oleada de calidez que recorre todo mi cuerpo.
— ¿Y cuándo fue eso? —insisto con voz temblorosa al recordar la foto de su mesa. Me pregunto cuánto tiempo lleva acechándome.
—No te estoy acechando. —Se echa a reír—. Al menos, no de la forma que tú te piensas.
— ¿Y por qué debería creerte? —Lo fulmino con la mirada; sé muy bien que no debo confiar en él, sin importar lo trivial que sea la cuestión.
—Porque jamás te he mentido.
— ¡Ahora me estás mintiendo!
—Jamás te he mentido en nada importante —dice antes de apartar la mirada.
—Vaya, ¿en serio? Me hiciste una foto mucho antes de que te puntaras a este instituto. ¿Qué posición ocupa eso en tu lista de coas importantes que hay que compartir en una relación? —Clavo en una mirada asesina. Zayn suspira, y sus ojos parecen cansados cuando dice:
— ¿Y qué puesto ocupa en la tuya ser una clarividente que charla con su hermana muerta?
—No sabes nada sobre mí. —Me pongo en pie con las manos temblorosas y sudadas y el corazón a mil por hora antes de echar un vistazo a todos los compañeros de clase inconscientes. Stacia tiene la boca abierta; Craig ronca tan alto que su cuerpo se estremece; y el señor Robins parece más feliz y tranquilo de lo que lo he visto nunca.
— ¿Esto pasa en todo el instituto o solo en esta aula? —No estoy seguro, pero supongo que en todo el instituto… —Asiente y sonríe al mirar a su alrededor, bastante satisfecho al parecer con su obra. Y sin decir nada más, me levanto de la silla, corro hacia la puerta y atravieso el pasillo y el patio en dirección a la oficina. Dejo atrás a todos los secretarios y administrativos que duermen sobre sus escritorios antes de salir como una exhalación hacia el aparcamiento. Corro hacia mi pequeño Miata rojo, donde Zayn ya me está esperando con mi mochila colgada de la punta de los dedos. —Te lo dije. —Se encoge de hombros y me devuelve la mochila. Me quedo de pie frente a él, sudorosa, frenética y aterrada. Todos los momentos olvidados regresan a mi memoria: su rostro cubierto de sangre, Haven forcejeando y gimiendo, esa espeluznante habitación… Y sé que Zayn le ha hecho algo a mi cerebro, algo para evitar que recordara. Y aunque no soy rival para alguien como él, me niego a rendirme sin luchar.
— ¡_____! —grita. Extiende el brazo hacia mí, pero después baja la mano a un lado—. ¿Crees que he hecho todo esto para poder matarte? —Sus ojos están llenos de angustia y examinan mi rostro con frenesí.
— ¿No es ese el plan? —Lo miro con furia—. Haven cree que lo que ocurrió no fue más que un sueño gótico salvaje provocado por la fiebre. Soy la única que sabe la verdad. La única que sabe el horrible monstruo que eres en realidad. Lo único que no entiendo es por qué no te limitaste a matarnos a las dos cuando tuviste la oportunidad. ¿Por qué te molestaste en borrarme los recuerdos y mantenerme con vida?
—Jamás te haría daño —dice. Sus ojos están cargados de dolor—. Lo malinterpretaste todo. Yo trataba de salvar a Haven, no de hacerle daño. Lo que pasa es que no quisiste escucharme.
—En ese caso, ¿por qué parecía que Haven estaba al borde de la muerte? —Aprieto los labios para evitar que tiemblen y fijo la mirada en él.
—Porque estaba al borde de la muerte —replica él molesto—. El tatuaje de su muñeca estaba infectado de la peor manera… y la estaba matando. Cuando nos viste, acababa de succionarle el « veneno », como se hace cuando te muerde una serpiente.
Niego con la cabeza.
—Sé lo que vi.
Zayn cierra los ojos y se pellizca el puente de la nariz con los dedos. Respira hondo antes de mirarme y decir:
—Sé lo que parece. Y sé que no me crees. Pero traté de explicarme y tú no me permitiste hacerlo, así que he montado todo este numerito para llamar tu atención. Porque, créeme, _____, lo interpretaste todo mal.
Me mira con ojos oscuros e intensos, con las manos relajadas y abiertas, pero no me lo trago. Ni una sola palabra. Ha tenido cientos, quizá miles de años para perfeccionar ese monólogo; el resultado es una actuación impresionante, pero sigue siendo una actuación. Y aunque no puedo creer lo que estoy a punto de decir, aunque no puedo quitarme esa idea de la cabeza, solo hay una explicación posible para lo sucedido, por extraña que parezca.
—Lo único que sé es que quiero que vuelvas a tu ataúd, o con tu gente, o a donde quiera que estuvieras antes de venir aquí y… —Jadeo en busca de aliento. Me siento atrapada en una especie de pesadilla horrible de la cual deseo despertar pronto—. ¡Déjame en paz! ¡Lárgate de una vez!
Zayn cierra los ojos y sacude la cabeza.
—No soy un vampiro, _____ —dice conteniendo la risa.
—Vaya, ¿de verdad? ¡Demuéstralo! —grito con voz trémula. Lo miro a los ojos con la absoluta convicción de que lo único que me hace falta para acabar con todo esto es un rosario, una ristra de ajos y una estaca de madera. Sin embargo, él se echa a reír.
—No seas ridícula. Los vampiros no existen.
—Sé lo que vi —repito, recordando la sangre, a Haven y aquella extraña habitación. Sé que él ve lo que estoy viendo y me pregunto cómo piensa explicarme su amistad con María Antonieta, Picasso, Van Gogh, Emily Bronté y William Shakespeare… que vivieron siglos atrás. Zayn sacude la cabeza y dice:
—Bueno, debo confesar que también mantenía una buena amistad con Leonardo da Vinci, con Botticelli, con Francis Bacon, con Albert Einstein y con John, Paul, George y Ringo. —Hace una pausa para contemplar la expresión vacía de mi rostro y suelta un gemído—. Por Dios, _____, son los Beatles! —Sacude la cabeza y se echa a reír—. Madre mía, haces que me sienta muy viejo. Me limito a quedarme allí de pie, sin respirar apenas. No comprendo nada, pero, cuando extiende la mano hacia mí, tengo el buen juicio de apartarme.
—No soy un vampiro, _____. Soy un inmortal.
Pongo los ojos en blanco.
—Vampiro, inmortal, da lo mismo —le digo al tiempo que sacudo la cabeza furiosa. Me parece ridículo discutir acerca del nombre.
—Ya, pero resulta que merece la pena discutir sobre el nombre, porque existe una enorme diferencia. Verás, un vampiro es una criatura de ficción que solo existe en los libros, en las películas y en la imaginación hiperactiva de algunas personas como tú. —Sonríe—. Y yo soy un inmortal. Lo que significa que llevo vagando por el mundo desde hace cientos de años en un único ciclo vital. No obstante, a diferencia de la fantasía que has conjurado en tu cabeza, mi inmortalidad no depende de chupar sangre, de hacer sacrificios humanos ni de ningún otro acto desagradable que hayas podido imaginar.
Lo miro con los párpados entornados al recordar el extraño brebaje rojo que bebe siempre, y me pregunto si eso tiene algo que ver con su longevidad. Si se trata de una especie de zumo que otorga la mortalidad o algo así.
—Un zumo inmortal… —Se echa a reír—. Esa es buena. Imagina las posibilidades comerciales. —Pero cuando ve que a mí no me hace gracia, su rostro se relaja y dice—: _____, por favor, no tienes por qué temerme. No soy peligroso, ni malvado, y jamás haría nada que pudiera lastimarte. No soy más que un chico que ha vivido mucho, mucho tiempo. Puede que incluso demasiado, ¿quién sabe? Pero eso no me convierte en una mala persona. Solo en una persona inmortal. Y me temo… Estira la mano hacia mí, pero retrocedo. Me tiemblan las piernas y me siento mal, pero me niego a escuchar nada más.
— ¡Mientes! —susurro con el corazón lleno de ira—. ¡Esto es una locura! ¡Tú estás loco! Él hace un movimiento negativo con la cabeza y me mira con los ojos llenos de arrepentimiento. Después da un paso hacia mí y dice:
— ¿Recuerdas la primera vez que me viste, aquí, en el aparcamiento? ¿Recuerdas que en el instante en que tus ojos se posaron sobre los míos sentiste una súbita sensación de reconocimiento? ¿Y el desmayo del otro día? ¿Recuerdas que cuando abriste los ojos y me miraste estuviste a punto de recordar, a punto de recuperar la memoria, antes de que se evaporase? Lo miro fijamente, inmóvil, paralizada. Siento justo lo que él acaba de decir, pero me niego a escucharlo.
— ¡No! —susurro al tiempo que doy otro paso atrás. Me siento mareada, las rodillas comienzan a fallarme y pierdo el equilibrio.
—Fui yo quien te encontró aquel día en el bosque. ¡Fui yo quien te trajo de vuelta! Sacudo la cabeza con los ojos llenos de lágrimas. « ¡No! »
—Los ojos que mirabas durante tu… retorno… eran los míos, _____, Yo estaba allí. Estaba allí, justo a tu lado. Te traje de vuelta. Te salvé. Sé que lo recuerdas. Puedo verlo en tus pensamientos.
— ¡No! —grito antes de taparme los oídos y cerrar los ojos—. ¡Para de una vez! —-No deseo oír nada más.
—_____… —Su voz invade mis pensamientos, mis sentidos—. Lo siento, pero es la verdad. Aunque no tienes motivo alguno para temerme.
Me desmorono en el suelo y escondo la cara entre las rodillas mientras mi cuerpo se estremece entre violentos sollozos.
— ¡No tenías derecho a acercarte a mí ni a interferir en mi vida! ¡Es culpa tuya que sea un bicho raro! ¡Es culpa tuya que esté atrapada en esta vida horrible! ¿Por qué no me dejaste en paz? ¿Por qué no me dejaste morir?
—No podía soportar perderte de nuevo —susurra él, que se arrodilla a mi lado—. Esta vez no. Otra vez no.
Levanto la cabeza para mirarlo. No tengo ni la menor idea de lo que quiere decir, pero espero que no trate de explicármelo. Ya he oído todo lo que puedo soportar y quiero que pare ya. Solo quiero que esto termine. Zayn sacude la cabeza con expresión consternada.
—_____, por favor, no pienses eso. Por favor…
—Así que… así que decidiste traerme de vuelta sin más y dejar que el resto de mi familia muriera, ¿no? —Lo observo mientras el dolor que me consume se convierte en un sentimiento de ira abrasador—. ¿Por qué? ¿Por qué hiciste algo así? Si eso es cierto, si eres tan poderoso que puedes despertar a los muertos, ¿por qué no los salvaste a ellos también? ¿Por qué solo a mí? Zayn se encoge ante la hostilidad de mi mirada, ante los diminutos dardos de odio que vuelan hacia él. Luego cierra los ojos y dice:
—No soy tan poderoso. Y, además, era demasiado tarde. Ellos ya habían seguido adelante. Pero tú… tú te demoraste. Y creí que eso significaba que querías vivir.
Me apoyo contra el coche y cierro los ojos mientras me esfuerzo por respirar.
« Así que en realidad es culpa mía. Me entretuve vagando por ese estúpido prado, distraída por aquellos árboles palpitantes y las flores que temblaban, mientras ellos seguían adelante y cruzaban al otro lado. Mordí su anzuelo… » Zayn me observa durante un instante antes de apartar la mirada. Y, cómo no, la única vez que estoy tan furiosa que realmente podría matar a alguien, resulta que la persona contra la que va dirigida mi rabia afirma ser, bueno, « inmatable ».
— ¡Lárgate! —exclamo al final, justo antes de arrancarme la pulsera con forma de bocado de la muñeca y arrojársela. Quiero olvidarme de eso, de él, de todo. He visto y oído más de lo que puedo soportar—. Lárgate de una vez… No quiero verte nunca más.
—_____, por favor, no digas eso si no hablas en serio —dice con voz suplicante y débil. Hundo la cabeza entre mis manos, demasiado exhausta para llorar, demasiado destrozada para articular palabra. Y como sé que él puede oír mis pensamientos, cierro los ojos y pienso:
« Has dicho que jamás me harías daño, pero ¡mira lo que has hecho! ¡Lo has arruinado todo! Me has destrozado la vida, ¿y para qué? ¿Para que pudiera estar sola? ¿Para que fuera un bicho raro el resto de mi vida? Te odio… Te odio por lo que me has hecho… Odio en lo que me has convertido… ¡Te odio por ser tan egoísta! ¡Y no quiero volver a verte nunca! ¡Jamás! ».
Me quedo así, con la cabeza entre las manos, meciéndome adelante y atrás contra la rueda de mi coche. Permito que las palabras se repitan en mi cabeza una y otra vez.
« Permíteme ser normal, por favor, permite que sea normal otra vez. Lárgate de una vez y déjame en paz. Porque te odio… Te odio. Te odio. »
Cuando por fin levanto la mirada, estoy rodeada de tulipanes. Cientos de miles de tulipanes, todos rojos. Los suaves y lustrosos pétalos resplandecen bajo el sol de la mañana; llenan el aparcamiento y cubren todos los coches. Y, mientras me esfuerzo por ponerme en pie y me sacudo la ropa, sé sin necesidad de mirar que la persona que me los envía se ha marchado.
—_____, cariño, ¿te encuentras bien? —Sabine deja las bolsas en el suelo y se arrodilla a mi lado; siento la frescura y la firmeza de su mano sobre mi piel caliente y húmeda.
Cierro los ojos y niego con la cabeza; sé que, a pesar del reciente desmayo, a pesar del malestar y el cansancio que me embargan, no estoy enferma. Al menos, no de la forma que ella cree. Es algo más complicado que eso y no se cura con tanta facilidad. Ruedo hacia un lado y utilizo el extremo de la funda de la almohada para quitarme las lágrimas. Luego me vuelvo hacia ella y le digo:
—A veces… a veces lo ocurrido cae como una losa encima de mí, ¿sabes? Y la cosa no mejora con el tiempo. Me falta aire, y los ojos se me llenan de lágrimas una vez más. Sabine me mira con una expresión suavizada por la pena.
—No estoy segura de que vayan a mejorar nunca —me dice—. Creo que tendrás que acostumbrarte a esa sensación de vacío y de pérdida y aprender a vivir con ella. —Sonríe y me limpia las lágrimas con la mano. Y cuando se tumba a mi lado, no me aparto. Solo cierro los ojos y me permito sentir su dolor, y el mío, hasta que se mezclan y se convierten en una masa sin principio ni fin. Y nos quedamos así, llorando, charlando y compartiendo cosas, como deberíamos haber hecho hace mucho tiempo. Si yo lo hubiese permitido. Si no la hubiera apartado de mi vida. Cuando Sabine se levanta por fin para preparar algo de cenar, rebusca en las bolsas de la compra y dice:
—Mira lo que he encontrado en el maletero de mi coche. Te la tomé prestada hace una eternidad, justo después de que te mudaras aquí. No recordaba que la tenía todavía.
Me arroja la sudadera con capucha de color melocotón. La misma cuya existencia yo había olvidado. La misma que no me he puesto desde la primera semana en el instituto. La misma que llevaba puesta en la foto que Zayn tiene sobre su mesita de café, aunque por aquel entonces ni siquiera nos conocíamos.
El día siguiente en el instituto, llevo el coche más allá de Zayn y de ese estúpido sitio que siempre reserva para mí y aparco en lo que me parece la otra punta del mundo.
— ¿Qué demonios haces? —pregunta Miles, que me mira con incredulidad—. ¡Has dejado atrás el sitio! ¡Y ahora mira todo lo que tendremos que caminar!
Cierro la puerta del coche con fuerza y atravieso el aparcamiento a toda prisa. No presto atención a Zayn, que me está esperando apoyado contra su coche.
— ¿Hola? Chico moreno y guapo a las tres en punto; ¡acabas de dejarlo atrás! ¿Qué narices te pasa? —Pregunta Miles, que me coge del brazo y me mira a los ojos—. ¿Se han peleado o qué?
Yo me limito a negar con la cabeza y me alejo un poco.
—No pasa nada —respondo mientras camino hacia el edificio.
Aunque, la última vez que lo comprobé, Zayn caminaba detrás de mí, cuando entro en clase y me dirijo a mi sitio, él ya está allí. Así Pues, me subo la capucha y enciendo el iPod en un intento por ignorarlo mientras aguardo a que el señor Robins pase lista. —_____… —susurra Zayn. Clavo la mirada al frente, concentrada en la línea de nacimiento del pelo del señor Robins, que cada vez está más alta, y espero a que sea mi turno de decir: « Aquí ».
—_____, sé que estás enfadada. Pero puedo explicártelo.
Sigo mirando al frente y finjo no oírlo.
—_____, por favor… —suplica Zayn.
Sin embargo, me limito a actuar como si no estuviera allí. Y justo cuando el señor Robins llega a mi nombre, Zayn suspira, cierra los ojos y dice:
—Está bien. Pero recuerda que tú lo has querido.
Y al instante se oye un terrible « ¡Pum! » en toda la clase cuando diecinueve cabezas caen sobre sus mesas. La cabeza de todo el mundo menos la de Zayn y la mía.
Miro a mi alrededor con la boca abierta sin saber qué ocurre y, cuando finalmente me giro hacia Zayn, le dirijo una mirada acusadora. Él se limita a encogerse de hombros y a decir:
—Esto es justo lo que esperaba poder evitar.
— ¿Qué has hecho? —Observo los cuerpos inconscientes y una idea terrible empieza a formarse en mi cabeza—. ¡Dios mío, los has matado! ¡Los has matado a todos! —grito. Mi corazón late tan deprisa que temo que él pueda oírlo. Zayn niega con la cabeza y dice:
—Vamos, _____. ¿Por quién me has tomado? Por supuesto que no los he matado. Están… echándose una cabezadita, eso es todo.
Me deslizo hasta el extremo de mi asiento con los ojos clavados en la puerta, planeando mi huida.
—Puedes intentarlo, pero no llegarás muy lejos. Ya has visto que he llegado a clase antes que tú, y eso que me llevabas ventaja. —Cruza las piernas y me mira; su voz y su expresión son tan serenas como pueden serlo.
— ¿Puedes leerme la mente? —susurro. Y al recordar algunos de mis más vergonzosos pensamientos, mis mejillas se ruborizan y me aferró al borde de la mesa. —Normalmente, sí. —Se encoge de hombros—. Bueno, casi siempre, la verdad.
— ¿Desde cuándo? —Lo observo con detenimiento. Una parte de mí quiere intentar escapar, pero la otra quiere obtener algunas respuestas antes de morir.
—Desde la primera vez que te vi —susurra él. Clava la mirada en is ojos y me provoca una oleada de calidez que recorre todo mi cuerpo.
— ¿Y cuándo fue eso? —insisto con voz temblorosa al recordar la foto de su mesa. Me pregunto cuánto tiempo lleva acechándome.
—No te estoy acechando. —Se echa a reír—. Al menos, no de la forma que tú te piensas.
— ¿Y por qué debería creerte? —Lo fulmino con la mirada; sé muy bien que no debo confiar en él, sin importar lo trivial que sea la cuestión.
—Porque jamás te he mentido.
— ¡Ahora me estás mintiendo!
—Jamás te he mentido en nada importante —dice antes de apartar la mirada.
—Vaya, ¿en serio? Me hiciste una foto mucho antes de que te puntaras a este instituto. ¿Qué posición ocupa eso en tu lista de coas importantes que hay que compartir en una relación? —Clavo en una mirada asesina. Zayn suspira, y sus ojos parecen cansados cuando dice:
— ¿Y qué puesto ocupa en la tuya ser una clarividente que charla con su hermana muerta?
—No sabes nada sobre mí. —Me pongo en pie con las manos temblorosas y sudadas y el corazón a mil por hora antes de echar un vistazo a todos los compañeros de clase inconscientes. Stacia tiene la boca abierta; Craig ronca tan alto que su cuerpo se estremece; y el señor Robins parece más feliz y tranquilo de lo que lo he visto nunca.
— ¿Esto pasa en todo el instituto o solo en esta aula? —No estoy seguro, pero supongo que en todo el instituto… —Asiente y sonríe al mirar a su alrededor, bastante satisfecho al parecer con su obra. Y sin decir nada más, me levanto de la silla, corro hacia la puerta y atravieso el pasillo y el patio en dirección a la oficina. Dejo atrás a todos los secretarios y administrativos que duermen sobre sus escritorios antes de salir como una exhalación hacia el aparcamiento. Corro hacia mi pequeño Miata rojo, donde Zayn ya me está esperando con mi mochila colgada de la punta de los dedos. —Te lo dije. —Se encoge de hombros y me devuelve la mochila. Me quedo de pie frente a él, sudorosa, frenética y aterrada. Todos los momentos olvidados regresan a mi memoria: su rostro cubierto de sangre, Haven forcejeando y gimiendo, esa espeluznante habitación… Y sé que Zayn le ha hecho algo a mi cerebro, algo para evitar que recordara. Y aunque no soy rival para alguien como él, me niego a rendirme sin luchar.
— ¡_____! —grita. Extiende el brazo hacia mí, pero después baja la mano a un lado—. ¿Crees que he hecho todo esto para poder matarte? —Sus ojos están llenos de angustia y examinan mi rostro con frenesí.
— ¿No es ese el plan? —Lo miro con furia—. Haven cree que lo que ocurrió no fue más que un sueño gótico salvaje provocado por la fiebre. Soy la única que sabe la verdad. La única que sabe el horrible monstruo que eres en realidad. Lo único que no entiendo es por qué no te limitaste a matarnos a las dos cuando tuviste la oportunidad. ¿Por qué te molestaste en borrarme los recuerdos y mantenerme con vida?
—Jamás te haría daño —dice. Sus ojos están cargados de dolor—. Lo malinterpretaste todo. Yo trataba de salvar a Haven, no de hacerle daño. Lo que pasa es que no quisiste escucharme.
—En ese caso, ¿por qué parecía que Haven estaba al borde de la muerte? —Aprieto los labios para evitar que tiemblen y fijo la mirada en él.
—Porque estaba al borde de la muerte —replica él molesto—. El tatuaje de su muñeca estaba infectado de la peor manera… y la estaba matando. Cuando nos viste, acababa de succionarle el « veneno », como se hace cuando te muerde una serpiente.
Niego con la cabeza.
—Sé lo que vi.
Zayn cierra los ojos y se pellizca el puente de la nariz con los dedos. Respira hondo antes de mirarme y decir:
—Sé lo que parece. Y sé que no me crees. Pero traté de explicarme y tú no me permitiste hacerlo, así que he montado todo este numerito para llamar tu atención. Porque, créeme, _____, lo interpretaste todo mal.
Me mira con ojos oscuros e intensos, con las manos relajadas y abiertas, pero no me lo trago. Ni una sola palabra. Ha tenido cientos, quizá miles de años para perfeccionar ese monólogo; el resultado es una actuación impresionante, pero sigue siendo una actuación. Y aunque no puedo creer lo que estoy a punto de decir, aunque no puedo quitarme esa idea de la cabeza, solo hay una explicación posible para lo sucedido, por extraña que parezca.
—Lo único que sé es que quiero que vuelvas a tu ataúd, o con tu gente, o a donde quiera que estuvieras antes de venir aquí y… —Jadeo en busca de aliento. Me siento atrapada en una especie de pesadilla horrible de la cual deseo despertar pronto—. ¡Déjame en paz! ¡Lárgate de una vez!
Zayn cierra los ojos y sacude la cabeza.
—No soy un vampiro, _____ —dice conteniendo la risa.
—Vaya, ¿de verdad? ¡Demuéstralo! —grito con voz trémula. Lo miro a los ojos con la absoluta convicción de que lo único que me hace falta para acabar con todo esto es un rosario, una ristra de ajos y una estaca de madera. Sin embargo, él se echa a reír.
—No seas ridícula. Los vampiros no existen.
—Sé lo que vi —repito, recordando la sangre, a Haven y aquella extraña habitación. Sé que él ve lo que estoy viendo y me pregunto cómo piensa explicarme su amistad con María Antonieta, Picasso, Van Gogh, Emily Bronté y William Shakespeare… que vivieron siglos atrás. Zayn sacude la cabeza y dice:
—Bueno, debo confesar que también mantenía una buena amistad con Leonardo da Vinci, con Botticelli, con Francis Bacon, con Albert Einstein y con John, Paul, George y Ringo. —Hace una pausa para contemplar la expresión vacía de mi rostro y suelta un gemído—. Por Dios, _____, son los Beatles! —Sacude la cabeza y se echa a reír—. Madre mía, haces que me sienta muy viejo. Me limito a quedarme allí de pie, sin respirar apenas. No comprendo nada, pero, cuando extiende la mano hacia mí, tengo el buen juicio de apartarme.
—No soy un vampiro, _____. Soy un inmortal.
Pongo los ojos en blanco.
—Vampiro, inmortal, da lo mismo —le digo al tiempo que sacudo la cabeza furiosa. Me parece ridículo discutir acerca del nombre.
—Ya, pero resulta que merece la pena discutir sobre el nombre, porque existe una enorme diferencia. Verás, un vampiro es una criatura de ficción que solo existe en los libros, en las películas y en la imaginación hiperactiva de algunas personas como tú. —Sonríe—. Y yo soy un inmortal. Lo que significa que llevo vagando por el mundo desde hace cientos de años en un único ciclo vital. No obstante, a diferencia de la fantasía que has conjurado en tu cabeza, mi inmortalidad no depende de chupar sangre, de hacer sacrificios humanos ni de ningún otro acto desagradable que hayas podido imaginar.
Lo miro con los párpados entornados al recordar el extraño brebaje rojo que bebe siempre, y me pregunto si eso tiene algo que ver con su longevidad. Si se trata de una especie de zumo que otorga la mortalidad o algo así.
—Un zumo inmortal… —Se echa a reír—. Esa es buena. Imagina las posibilidades comerciales. —Pero cuando ve que a mí no me hace gracia, su rostro se relaja y dice—: _____, por favor, no tienes por qué temerme. No soy peligroso, ni malvado, y jamás haría nada que pudiera lastimarte. No soy más que un chico que ha vivido mucho, mucho tiempo. Puede que incluso demasiado, ¿quién sabe? Pero eso no me convierte en una mala persona. Solo en una persona inmortal. Y me temo… Estira la mano hacia mí, pero retrocedo. Me tiemblan las piernas y me siento mal, pero me niego a escuchar nada más.
— ¡Mientes! —susurro con el corazón lleno de ira—. ¡Esto es una locura! ¡Tú estás loco! Él hace un movimiento negativo con la cabeza y me mira con los ojos llenos de arrepentimiento. Después da un paso hacia mí y dice:
— ¿Recuerdas la primera vez que me viste, aquí, en el aparcamiento? ¿Recuerdas que en el instante en que tus ojos se posaron sobre los míos sentiste una súbita sensación de reconocimiento? ¿Y el desmayo del otro día? ¿Recuerdas que cuando abriste los ojos y me miraste estuviste a punto de recordar, a punto de recuperar la memoria, antes de que se evaporase? Lo miro fijamente, inmóvil, paralizada. Siento justo lo que él acaba de decir, pero me niego a escucharlo.
— ¡No! —susurro al tiempo que doy otro paso atrás. Me siento mareada, las rodillas comienzan a fallarme y pierdo el equilibrio.
—Fui yo quien te encontró aquel día en el bosque. ¡Fui yo quien te trajo de vuelta! Sacudo la cabeza con los ojos llenos de lágrimas. « ¡No! »
—Los ojos que mirabas durante tu… retorno… eran los míos, _____, Yo estaba allí. Estaba allí, justo a tu lado. Te traje de vuelta. Te salvé. Sé que lo recuerdas. Puedo verlo en tus pensamientos.
— ¡No! —grito antes de taparme los oídos y cerrar los ojos—. ¡Para de una vez! —-No deseo oír nada más.
—_____… —Su voz invade mis pensamientos, mis sentidos—. Lo siento, pero es la verdad. Aunque no tienes motivo alguno para temerme.
Me desmorono en el suelo y escondo la cara entre las rodillas mientras mi cuerpo se estremece entre violentos sollozos.
— ¡No tenías derecho a acercarte a mí ni a interferir en mi vida! ¡Es culpa tuya que sea un bicho raro! ¡Es culpa tuya que esté atrapada en esta vida horrible! ¿Por qué no me dejaste en paz? ¿Por qué no me dejaste morir?
—No podía soportar perderte de nuevo —susurra él, que se arrodilla a mi lado—. Esta vez no. Otra vez no.
Levanto la cabeza para mirarlo. No tengo ni la menor idea de lo que quiere decir, pero espero que no trate de explicármelo. Ya he oído todo lo que puedo soportar y quiero que pare ya. Solo quiero que esto termine. Zayn sacude la cabeza con expresión consternada.
—_____, por favor, no pienses eso. Por favor…
—Así que… así que decidiste traerme de vuelta sin más y dejar que el resto de mi familia muriera, ¿no? —Lo observo mientras el dolor que me consume se convierte en un sentimiento de ira abrasador—. ¿Por qué? ¿Por qué hiciste algo así? Si eso es cierto, si eres tan poderoso que puedes despertar a los muertos, ¿por qué no los salvaste a ellos también? ¿Por qué solo a mí? Zayn se encoge ante la hostilidad de mi mirada, ante los diminutos dardos de odio que vuelan hacia él. Luego cierra los ojos y dice:
—No soy tan poderoso. Y, además, era demasiado tarde. Ellos ya habían seguido adelante. Pero tú… tú te demoraste. Y creí que eso significaba que querías vivir.
Me apoyo contra el coche y cierro los ojos mientras me esfuerzo por respirar.
« Así que en realidad es culpa mía. Me entretuve vagando por ese estúpido prado, distraída por aquellos árboles palpitantes y las flores que temblaban, mientras ellos seguían adelante y cruzaban al otro lado. Mordí su anzuelo… » Zayn me observa durante un instante antes de apartar la mirada. Y, cómo no, la única vez que estoy tan furiosa que realmente podría matar a alguien, resulta que la persona contra la que va dirigida mi rabia afirma ser, bueno, « inmatable ».
— ¡Lárgate! —exclamo al final, justo antes de arrancarme la pulsera con forma de bocado de la muñeca y arrojársela. Quiero olvidarme de eso, de él, de todo. He visto y oído más de lo que puedo soportar—. Lárgate de una vez… No quiero verte nunca más.
—_____, por favor, no digas eso si no hablas en serio —dice con voz suplicante y débil. Hundo la cabeza entre mis manos, demasiado exhausta para llorar, demasiado destrozada para articular palabra. Y como sé que él puede oír mis pensamientos, cierro los ojos y pienso:
« Has dicho que jamás me harías daño, pero ¡mira lo que has hecho! ¡Lo has arruinado todo! Me has destrozado la vida, ¿y para qué? ¿Para que pudiera estar sola? ¿Para que fuera un bicho raro el resto de mi vida? Te odio… Te odio por lo que me has hecho… Odio en lo que me has convertido… ¡Te odio por ser tan egoísta! ¡Y no quiero volver a verte nunca! ¡Jamás! ».
Me quedo así, con la cabeza entre las manos, meciéndome adelante y atrás contra la rueda de mi coche. Permito que las palabras se repitan en mi cabeza una y otra vez.
« Permíteme ser normal, por favor, permite que sea normal otra vez. Lárgate de una vez y déjame en paz. Porque te odio… Te odio. Te odio. »
Cuando por fin levanto la mirada, estoy rodeada de tulipanes. Cientos de miles de tulipanes, todos rojos. Los suaves y lustrosos pétalos resplandecen bajo el sol de la mañana; llenan el aparcamiento y cubren todos los coches. Y, mientras me esfuerzo por ponerme en pie y me sacudo la ropa, sé sin necesidad de mirar que la persona que me los envía se ha marchado.
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaawwww.. creo que me drretire enserio...es muy bonitala novela, jopeeee:)
Aish.. muchas gracias por los caps, eres la mejor
sigueeeeeeeeeeeee<3
TQTQTQTQTTQTQTQTQTQ,ANNA<3
Aish.. muchas gracias por los caps, eres la mejor
sigueeeeeeeeeeeee<3
TQTQTQTQTTQTQTQTQTQ,ANNA<3
Anna Payne1D
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
y luego que no que despues que o dios no no no rayita estupida que no ves que te ha buscado o dios yo se que leiste eternos y es mi libro favorito siguela porfavor
KarlaaMay
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
dónde está zaynie? :( a dónde lo mandó?! tienes que seguirla yaaaa
narrysgirl
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
OMG me ekivoq pense q era vampiro pero no lo es , pero ese extraño likido rojo me confunde y Drina tambien, tambien el sueño de Haven.
Zayn tiene mas cosas q aclarar , pero rayis lo dejo ir
mi sexto sentido me dise q ellos tuvieron otra vida en la q estuvieron juntos y ella murio
y riley espero q aparesca pronto
bye siguela me encanta esta super
Zayn tiene mas cosas q aclarar , pero rayis lo dejo ir
mi sexto sentido me dise q ellos tuvieron otra vida en la q estuvieron juntos y ella murio
y riley espero q aparesca pronto
bye siguela me encanta esta super
ale maslow malik
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
asdsasdfsasdfdsasdfghjkiuytfrdsa<3 SIGUE CIELO
Anna Payne1D
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
Ay Dios, ay Dios, me da el infarto Ely, te juro que he llorado, reído, se me ha acelerado el ritmo cardíaco, me he asustado de muerte, me ha dado sueño e insomnio al mismo tiempo. Fueron muchos capítulos de los que me perdí y tuve que leer unos ayer y otros hoy, pero al fin he terminado y me he quedado impactada y con el culo en la garganta.
Te lo juro.
No creo que se posible, pero son muchas cosas interesantes e importantes y simplemente no creí que esta novela llegara a ser tan estúpidamente genial, si ya la amaba desde el primer día que leí el prólogo, la amo aún más hoy. Juraba que Zayn era un maldito vampiro, aun que era obvio que era un inmortal xd debido al nombre de la novela, jajajaja, pero ni modo. Llegue muy tarde para los maratones y todas esas emociones.
PERO ESTOY AQUÍ.
Muy tarde, después de trabajos finales, exámenes, entrega de libros y tareas, exposiciones y todo el rollo de fin de curso, pero aquí estoy. He salido de vacaciones este miércoles y tengo semestrales el 10 y 17, pero ya estoy prácticamente libre de la horrorosa preparatoria.
Me han encantado los capítulos tiernos que tuvieron Zayn y rayita, y amé a Sabine cuando la sostuvo mientras lloraban y compartían memorias, pero desde que Riley comenzó a decir lo que vio en la casa de Zayn y lo que rayita narraba, no me pararon las lágrimas. Soy muy gay. Y este último capítulo ha sido la gota que derramó el vaso. Estuvo muy triste, porque, a pesar de que yo no tengo un novio guapísimo e inmortal, me sentí identificada con los sentires de ella.
AGHHHH.
Amo esta novela con todo mi ser y me alegro muchísimo de haber terminado de buena vez los que había dejado abandonados y por su puesto, el dejarte mi comentario. Te he extrañado y espero que ya nada se interfiera entre mi antisocialidad y yo xd
Síguela pronto Ely, de nuevo, gracias por adaptarla y espero ansiosa el siguiente capítulo. Zayn no se puede ir después de esto y ella no puede permitirlo sgdhgjdfjkg.
¿Cuántas temporadas son? ¿Está termiando? ¡DIME QUE Sí!
Te amo mucho
Te lo juro.
No creo que se posible, pero son muchas cosas interesantes e importantes y simplemente no creí que esta novela llegara a ser tan estúpidamente genial, si ya la amaba desde el primer día que leí el prólogo, la amo aún más hoy. Juraba que Zayn era un maldito vampiro, aun que era obvio que era un inmortal xd debido al nombre de la novela, jajajaja, pero ni modo. Llegue muy tarde para los maratones y todas esas emociones.
PERO ESTOY AQUÍ.
Muy tarde, después de trabajos finales, exámenes, entrega de libros y tareas, exposiciones y todo el rollo de fin de curso, pero aquí estoy. He salido de vacaciones este miércoles y tengo semestrales el 10 y 17, pero ya estoy prácticamente libre de la horrorosa preparatoria.
Me han encantado los capítulos tiernos que tuvieron Zayn y rayita, y amé a Sabine cuando la sostuvo mientras lloraban y compartían memorias, pero desde que Riley comenzó a decir lo que vio en la casa de Zayn y lo que rayita narraba, no me pararon las lágrimas. Soy muy gay. Y este último capítulo ha sido la gota que derramó el vaso. Estuvo muy triste, porque, a pesar de que yo no tengo un novio guapísimo e inmortal, me sentí identificada con los sentires de ella.
AGHHHH.
Amo esta novela con todo mi ser y me alegro muchísimo de haber terminado de buena vez los que había dejado abandonados y por su puesto, el dejarte mi comentario. Te he extrañado y espero que ya nada se interfiera entre mi antisocialidad y yo xd
Síguela pronto Ely, de nuevo, gracias por adaptarla y espero ansiosa el siguiente capítulo. Zayn no se puede ir después de esto y ella no puede permitirlo sgdhgjdfjkg.
¿Cuántas temporadas son? ¿Está termiando? ¡DIME QUE Sí!
Te amo mucho
Invitado
Invitado
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
sjdjsjdks que bueno que te encantokimariie escribió:PER-FEC-TO
!!! ME ENCANTO EL CAPÍTULO!!
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
Anna Payne1D escribió:aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaawwww.. creo que me drretire enserio...es muy bonitala novela, jopeeee:)
Aish.. muchas gracias por los caps, eres la mejor
sigueeeeeeeeeeeee<3
TQTQTQTQTTQTQTQTQTQ,ANNA<3
Gracias, enseguida la sigo
besos
Harriet
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