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Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
Anna Payne1D escribió:awwwwwwwwwwwwwwwww!!!
Que mono que es Zaynie, pordioooos!!
Sigue cieloxx
TTQTQTQQTQTQTQTQQTTQ,ANNA<3
hoy ya termina jdjskds la primer tempo. besos
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
✖ Capìtulo 35 Adiòs Riley✖
Corro hacia la puerta, impaciente por subir las escaleras para poder mostrarle a Riley mi piruleta de San Valentín, la misma piruleta que ha conseguido que brille el sol, que canten los pájaros y alegrarme el día, a pesar de que me niego a tener nada que ver con el chico que me la envía.
Sin embargo, cuando la observo sentada sola en el sofá, segundos antes de que se gire y me vea, hay algo en su aspecto (parece muy pequeña y sola) que me recuerda lo que dijo Ava acerca de que le había dicho adiós a la persona equivocada.
Y la alegría se desvanece.
—Hola —me dice con una sonrisa—. No te vas a creer lo que acabo de ver en el programa de Oprah. Hay un perro que perdió las dos patitas delanteras y aun así puede…
Dejo la mochila en el suelo y me siento a su lado antes de coger el mando a distancia para silenciar la tele.
—¿Qué pasa? —Me fulmina con la mirada por haber dejado sin voz a Oprah.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto.
—Bueno, pues estaba sentada en el sofá, esperando a que llegaras… —Alza la vista al techo y chasquea la lengua—. Qué cosas, ¿eh?
—No. Lo que quiero saber es… ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no estás… en algún otro lugar?
Riley hace una mueca con los labios antes de volver a concentrarse en la tele con el cuerpo rígido y una expresión impasible. Está claro que prefiere ver a Oprah sin audio que a mí.
—¿Por qué no estás con mamá, con papá y con Buttercup? —Me fijo en que su labio inferior comienza a temblar; al principio muy poquito, pero luego es un temblor en toda regla, y eso hace que me sienta fatal. Me obligo a pronunciar las palabras necesarias para continuar—: Riley… —Hago una pausa y trago saliva con fuerza—. Riley, creo que ya no deberías estar aquí.
—¿Me estás echando? —Se pone en pie de un salto y me mira con los ojos cargados de indignación.
—No, no se trata de eso, yo solo…
—¡No puedes impedirme que venga, _____! ¡Puedo hacer todo lo que me dé la gana! ¡Todo! ¡Y no hay nada que tú puedas hacer al respecto! —exclama mientras sacude la cabeza y se pasea por la habitación.
—Soy consciente de ello —le respondo—. Pero no creo que deba animarte a hacerlo, la verdad.
Mi hermana cruza los brazos y tensa la mandíbula. Luego se deja caer en el sofá y empieza a balancear la pierna adelante y atrás, como hace siempre que está enfadada, molesta o frustrada… o las tres cosas a la vez.
—Estuvo bien durante el tiempo en que parecía que estabas entretenida con otras personas, en otros lugares; cuando parecías feliz y satisfecha. Pero ahora te pasas todo el tiempo aquí y no puedo evitar preguntarme si lo haces por mí. Porque, aunque no puedo soportar la idea de no tenerte cerca, es mucho más importante que tú seas feliz. Y espiar a los vecinos y a los famosos, ver el programa de Oprah y esperarme… Bueno, no creo que sea la mejor forma de conseguirlo. —Callo un momento para coger
aliento. Desearía no tener que continuar, pero sé que debo hacerlo—. Porque aunque verte es sin duda la mejor parte del día, no puedo evitar pensar que hay otro lugar… un lugar en el que estarías mucho mejor.
Riley está concentrada en la pantalla del televisor. Yo la observo en silencio hasta que se decide a hablar por fin.
—Soy feliz, para tu información. Me siento feliz y satisfecha, así que ya lo sabes. —Sacude la cabeza, pone los ojos en blanco y vuelve a cruzar los brazos a la altura del pecho—. Algunas veces vivo aquí y a veces en otros lugares. En ese lugar llamado Summerland, que es un sitio precioso, por si no lo recuerdas… —Me mira de reojo. Yo asiento. Vaya si lo recuerdo… Riley se reclina sobre el respaldo y cruza las piernas.
—Así que, como puedes ver, disfruto de lo mejor de ambos mundos. ¿Cuál es el problema?
Aprieto los labios y la miro; me niego a dejarme intimidar por sus argumentos y confío en que estoy haciendo lo correcto, lo mejor para ella.
—Pues el problema es que creo que existe un lugar incluso mejor. Un lugar en el que te esperan mamá, papá y Buttercup…
—Escucha, _____ —me interrumpe—. Sé que crees que estoy aquí porque deseo cumplir los trece y, puesto que eso no va a ocurrir, estoy dispuesta a vivir la vida a través de ti. Y sí, puede que eso sea cierto en parte, pero ¿te has parado a pensar que puede que esté aquí porque yo tampoco puedo soportar la idea de abandonarte? —Me mira y parpadea con rapidez, pero cuando trato de hablar ella levanta la mano y continúa—: Al principio los seguí porque… bueno… son nuestros padres y creí que debía hacerlo. Pero cuando vi que te quedabas atrás, fui a buscarte. Cuando llegué a ese lugar, tú ya te habías marchado; no pude encontrar el puente de nuevo y luego, bueno, me quedé atrapada. Sin embargo, después conocí a algunas personas que llevaban años allí (bueno, la idea terrestre de los años), y ellos me enseñaron cosas… —Riley… —empiezo a decir, pero ella me interrumpe sin vacilar.
—Y, para que lo sepas, ya he visto a mamá, a papá y a Buttercup, y todos están bien. En realidad, están mejor que bien: son felices. Lo único que desean es que dejes de sentirte culpable todo el tiempo. Pueden verte, ¿lo sabías? Pero tú no puedes verlos. No puedes ver a aquellos que han cruzado el puente; solo puedes ver a los que son como yo. A mí me importan un comino los detalles acerca de a quién puedo ver y a quién no. Me he quedado en esa parte sobre que ellos desean que deje de sentirme responsable, aunque sé que solo pretenden ser unos buenos padres y aliviar mi sentimiento de culpa. Porque la verdad es que el accidente ocurrió por mi culpa. Si no hubiera hecho que mi padre diera la vuelta para poder coger la sudadera del estúpido campamento de animadoras de Pinecone Lake que había olvidado, jamás nos habríamos encontrado en ese lugar, en esa carretera, en el momento exacto en que un estúpido ciervo confundido se puso delante de nuestro coche y obligó a mi padre a virar bruscamente, salir volando hacia el barranco y estrenarse contra un árbol. Todo el mundo murió menos yo. Por mi culpa. Todo. Solo por mi culpa. Sin embargo, Riley sacude la cabeza y dice:
—Si fuera culpa de alguien, sería de papá, porque todo el mundo sabe que no se debe girar de golpe cuando aparece un animal delante del coche. Se supone que debes golpearlo y seguir adelante. Pero tú y yo sabemos que él no habría podido hacer algo así, de modo que trató de salvarnos a todos y solo consiguió salvar al ciervo. No obstante, puede que fuera culpa del ciervo. No tenía nada que hacer en la carretera cuando había un bosque precioso al lado. O tal vez fuera culpa de la barrera de protección, por no haber sido lo bastante fuerte y firme, por no estar hecha de un material más sólido. O quizá la culpa sea de la compañía de coches, por haber fabricado un sistema de dirección defectuoso y unos frenos de mierda. O quizá… —Se queda callada y me mira—. La cuestión es que no fue culpa de nadie. Las cosas sucedieron sin más. Como se suponía que debían suceder. Ahogo un sollozo. Desearía creer todo eso, pero no puedo. Porque sé que no es cierto. Porque sé la verdad.
—Todos lo sabemos, y lo aceptamos. Así que ha llegado el momento de que tú lo sepas y lo aceptes también. Al parecer, a ti no te había llegado la hora.
« Sí que me había llegado. Zayn hizo trampas… ¡y yo le seguí el juego! » Trago saliva y miro la tele; el programa de Oprah se ha terminado y el doctor Phil ha ocupado su lugar: un tipo calvo con una boca enorme que nunca deja de moverse.
—¿Recuerdas cuando parecía transparente? Eso se debía a que estaba preparada para cruzar al otro lado. Cada día me acercaba más y más al otro lado del puente. Pero justo cuando decidí cruzar, bueno, me pareció que era el momento en que tú más me necesitabas. Y no pude soportar la idea de abandonarte… Y aún no puedo —admite. Sin embargo, aunque en realidad quiero que se quede, me da la sensación de que ya le he robado una vida; y no quiero robarle la vida después de la muerte también. —Riley, ha llegado la hora de que te marches —le digo, y hablo en susurros porque aún hay una parte de mí que desea que no me oiga. Sin embargo, en cuanto pronuncio las palabras comprendo que hago lo correcto, así que vuelvo a decirlas, aunque esta vez en voz más alta. Las palabras destilan seguridad, convicción—. Creo que deberías marcharte —repito, aunque apenas puedo creer lo que oyen mis oídos. Riley se levanta del sofá con una expresión sorprendida y triste. Lágrimas cristalinas se deslizan por sus mejillas. Trago saliva con fuerza una vez más y le digo:
—No puedes hacerte una idea de lo mucho que me has ayudado. No sé qué habría hecho sin ti. Eras la única razón por la que me levantaba cada mañana y seguía adelante. Pero ahora estoy mejor, y ha llegado el momento de que tú… —Me quedo callada, ahogada con mis propias palabras, incapaz de continuar.
—Mamá dijo que al final acabarías enviándome de vuelta —dice, y sonríe. La miro y me pregunto qué significa eso.
—Me dijo: « Algún día, tu hermana crecerá por fin y hará lo correcto ». Y en el mismo momento en que Riley pronuncia esas palabras, ambas nos echamos a reír. Reímos por lo absurdo de la situación. Reímos por lo mucho que le gustaba a mi madre decir:
« Algún día crecerás y… ». Reímos para descargar la tensión y el dolor de la despedida. Reímos porque nos parece lo mejor que podemos hacer. Y cuando las risas se desvanecen, miro a mi hermana y le digo:
—Pásate de vez en cuando a saludarme, ¿vale?
Ella sacude la cabeza y aparta la mirada.
—Dudo mucho que seas capaz de verme, ya que no ves a mamá y a papá.
—¿Y en Summerland? ¿Podré verte allí? —pregunto mientras pienso que puedo hacerle una visita a Ava para pedirle que me enseñe a retirar el escudo, pero solo para visitar a Riley en Summerland; para nada más. Ella se encoge de hombros.
—No estoy segura, pero haré todo lo posible por enviarte algún tipo de señal, algo para que sepas que estoy bien; algo que solo relaciones conmigo.
—¿Algo como qué? —pregunto. Me entra el pánico al ver que comienza a desvanecerse; no creí que fuera a ocurrir tan rápido—. ¿Y cómo lo sabré? ¿Cómo podré estar segura de que es una señal tuya?
—Confía en mí, lo sabrás. —Sonríe y se despide con un gesto de la mano antes de desaparecer.
Corro hacia la puerta, impaciente por subir las escaleras para poder mostrarle a Riley mi piruleta de San Valentín, la misma piruleta que ha conseguido que brille el sol, que canten los pájaros y alegrarme el día, a pesar de que me niego a tener nada que ver con el chico que me la envía.
Sin embargo, cuando la observo sentada sola en el sofá, segundos antes de que se gire y me vea, hay algo en su aspecto (parece muy pequeña y sola) que me recuerda lo que dijo Ava acerca de que le había dicho adiós a la persona equivocada.
Y la alegría se desvanece.
—Hola —me dice con una sonrisa—. No te vas a creer lo que acabo de ver en el programa de Oprah. Hay un perro que perdió las dos patitas delanteras y aun así puede…
Dejo la mochila en el suelo y me siento a su lado antes de coger el mando a distancia para silenciar la tele.
—¿Qué pasa? —Me fulmina con la mirada por haber dejado sin voz a Oprah.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto.
—Bueno, pues estaba sentada en el sofá, esperando a que llegaras… —Alza la vista al techo y chasquea la lengua—. Qué cosas, ¿eh?
—No. Lo que quiero saber es… ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no estás… en algún otro lugar?
Riley hace una mueca con los labios antes de volver a concentrarse en la tele con el cuerpo rígido y una expresión impasible. Está claro que prefiere ver a Oprah sin audio que a mí.
—¿Por qué no estás con mamá, con papá y con Buttercup? —Me fijo en que su labio inferior comienza a temblar; al principio muy poquito, pero luego es un temblor en toda regla, y eso hace que me sienta fatal. Me obligo a pronunciar las palabras necesarias para continuar—: Riley… —Hago una pausa y trago saliva con fuerza—. Riley, creo que ya no deberías estar aquí.
—¿Me estás echando? —Se pone en pie de un salto y me mira con los ojos cargados de indignación.
—No, no se trata de eso, yo solo…
—¡No puedes impedirme que venga, _____! ¡Puedo hacer todo lo que me dé la gana! ¡Todo! ¡Y no hay nada que tú puedas hacer al respecto! —exclama mientras sacude la cabeza y se pasea por la habitación.
—Soy consciente de ello —le respondo—. Pero no creo que deba animarte a hacerlo, la verdad.
Mi hermana cruza los brazos y tensa la mandíbula. Luego se deja caer en el sofá y empieza a balancear la pierna adelante y atrás, como hace siempre que está enfadada, molesta o frustrada… o las tres cosas a la vez.
—Estuvo bien durante el tiempo en que parecía que estabas entretenida con otras personas, en otros lugares; cuando parecías feliz y satisfecha. Pero ahora te pasas todo el tiempo aquí y no puedo evitar preguntarme si lo haces por mí. Porque, aunque no puedo soportar la idea de no tenerte cerca, es mucho más importante que tú seas feliz. Y espiar a los vecinos y a los famosos, ver el programa de Oprah y esperarme… Bueno, no creo que sea la mejor forma de conseguirlo. —Callo un momento para coger
aliento. Desearía no tener que continuar, pero sé que debo hacerlo—. Porque aunque verte es sin duda la mejor parte del día, no puedo evitar pensar que hay otro lugar… un lugar en el que estarías mucho mejor.
Riley está concentrada en la pantalla del televisor. Yo la observo en silencio hasta que se decide a hablar por fin.
—Soy feliz, para tu información. Me siento feliz y satisfecha, así que ya lo sabes. —Sacude la cabeza, pone los ojos en blanco y vuelve a cruzar los brazos a la altura del pecho—. Algunas veces vivo aquí y a veces en otros lugares. En ese lugar llamado Summerland, que es un sitio precioso, por si no lo recuerdas… —Me mira de reojo. Yo asiento. Vaya si lo recuerdo… Riley se reclina sobre el respaldo y cruza las piernas.
—Así que, como puedes ver, disfruto de lo mejor de ambos mundos. ¿Cuál es el problema?
Aprieto los labios y la miro; me niego a dejarme intimidar por sus argumentos y confío en que estoy haciendo lo correcto, lo mejor para ella.
—Pues el problema es que creo que existe un lugar incluso mejor. Un lugar en el que te esperan mamá, papá y Buttercup…
—Escucha, _____ —me interrumpe—. Sé que crees que estoy aquí porque deseo cumplir los trece y, puesto que eso no va a ocurrir, estoy dispuesta a vivir la vida a través de ti. Y sí, puede que eso sea cierto en parte, pero ¿te has parado a pensar que puede que esté aquí porque yo tampoco puedo soportar la idea de abandonarte? —Me mira y parpadea con rapidez, pero cuando trato de hablar ella levanta la mano y continúa—: Al principio los seguí porque… bueno… son nuestros padres y creí que debía hacerlo. Pero cuando vi que te quedabas atrás, fui a buscarte. Cuando llegué a ese lugar, tú ya te habías marchado; no pude encontrar el puente de nuevo y luego, bueno, me quedé atrapada. Sin embargo, después conocí a algunas personas que llevaban años allí (bueno, la idea terrestre de los años), y ellos me enseñaron cosas… —Riley… —empiezo a decir, pero ella me interrumpe sin vacilar.
—Y, para que lo sepas, ya he visto a mamá, a papá y a Buttercup, y todos están bien. En realidad, están mejor que bien: son felices. Lo único que desean es que dejes de sentirte culpable todo el tiempo. Pueden verte, ¿lo sabías? Pero tú no puedes verlos. No puedes ver a aquellos que han cruzado el puente; solo puedes ver a los que son como yo. A mí me importan un comino los detalles acerca de a quién puedo ver y a quién no. Me he quedado en esa parte sobre que ellos desean que deje de sentirme responsable, aunque sé que solo pretenden ser unos buenos padres y aliviar mi sentimiento de culpa. Porque la verdad es que el accidente ocurrió por mi culpa. Si no hubiera hecho que mi padre diera la vuelta para poder coger la sudadera del estúpido campamento de animadoras de Pinecone Lake que había olvidado, jamás nos habríamos encontrado en ese lugar, en esa carretera, en el momento exacto en que un estúpido ciervo confundido se puso delante de nuestro coche y obligó a mi padre a virar bruscamente, salir volando hacia el barranco y estrenarse contra un árbol. Todo el mundo murió menos yo. Por mi culpa. Todo. Solo por mi culpa. Sin embargo, Riley sacude la cabeza y dice:
—Si fuera culpa de alguien, sería de papá, porque todo el mundo sabe que no se debe girar de golpe cuando aparece un animal delante del coche. Se supone que debes golpearlo y seguir adelante. Pero tú y yo sabemos que él no habría podido hacer algo así, de modo que trató de salvarnos a todos y solo consiguió salvar al ciervo. No obstante, puede que fuera culpa del ciervo. No tenía nada que hacer en la carretera cuando había un bosque precioso al lado. O tal vez fuera culpa de la barrera de protección, por no haber sido lo bastante fuerte y firme, por no estar hecha de un material más sólido. O quizá la culpa sea de la compañía de coches, por haber fabricado un sistema de dirección defectuoso y unos frenos de mierda. O quizá… —Se queda callada y me mira—. La cuestión es que no fue culpa de nadie. Las cosas sucedieron sin más. Como se suponía que debían suceder. Ahogo un sollozo. Desearía creer todo eso, pero no puedo. Porque sé que no es cierto. Porque sé la verdad.
—Todos lo sabemos, y lo aceptamos. Así que ha llegado el momento de que tú lo sepas y lo aceptes también. Al parecer, a ti no te había llegado la hora.
« Sí que me había llegado. Zayn hizo trampas… ¡y yo le seguí el juego! » Trago saliva y miro la tele; el programa de Oprah se ha terminado y el doctor Phil ha ocupado su lugar: un tipo calvo con una boca enorme que nunca deja de moverse.
—¿Recuerdas cuando parecía transparente? Eso se debía a que estaba preparada para cruzar al otro lado. Cada día me acercaba más y más al otro lado del puente. Pero justo cuando decidí cruzar, bueno, me pareció que era el momento en que tú más me necesitabas. Y no pude soportar la idea de abandonarte… Y aún no puedo —admite. Sin embargo, aunque en realidad quiero que se quede, me da la sensación de que ya le he robado una vida; y no quiero robarle la vida después de la muerte también. —Riley, ha llegado la hora de que te marches —le digo, y hablo en susurros porque aún hay una parte de mí que desea que no me oiga. Sin embargo, en cuanto pronuncio las palabras comprendo que hago lo correcto, así que vuelvo a decirlas, aunque esta vez en voz más alta. Las palabras destilan seguridad, convicción—. Creo que deberías marcharte —repito, aunque apenas puedo creer lo que oyen mis oídos. Riley se levanta del sofá con una expresión sorprendida y triste. Lágrimas cristalinas se deslizan por sus mejillas. Trago saliva con fuerza una vez más y le digo:
—No puedes hacerte una idea de lo mucho que me has ayudado. No sé qué habría hecho sin ti. Eras la única razón por la que me levantaba cada mañana y seguía adelante. Pero ahora estoy mejor, y ha llegado el momento de que tú… —Me quedo callada, ahogada con mis propias palabras, incapaz de continuar.
—Mamá dijo que al final acabarías enviándome de vuelta —dice, y sonríe. La miro y me pregunto qué significa eso.
—Me dijo: « Algún día, tu hermana crecerá por fin y hará lo correcto ». Y en el mismo momento en que Riley pronuncia esas palabras, ambas nos echamos a reír. Reímos por lo absurdo de la situación. Reímos por lo mucho que le gustaba a mi madre decir:
« Algún día crecerás y… ». Reímos para descargar la tensión y el dolor de la despedida. Reímos porque nos parece lo mejor que podemos hacer. Y cuando las risas se desvanecen, miro a mi hermana y le digo:
—Pásate de vez en cuando a saludarme, ¿vale?
Ella sacude la cabeza y aparta la mirada.
—Dudo mucho que seas capaz de verme, ya que no ves a mamá y a papá.
—¿Y en Summerland? ¿Podré verte allí? —pregunto mientras pienso que puedo hacerle una visita a Ava para pedirle que me enseñe a retirar el escudo, pero solo para visitar a Riley en Summerland; para nada más. Ella se encoge de hombros.
—No estoy segura, pero haré todo lo posible por enviarte algún tipo de señal, algo para que sepas que estoy bien; algo que solo relaciones conmigo.
—¿Algo como qué? —pregunto. Me entra el pánico al ver que comienza a desvanecerse; no creí que fuera a ocurrir tan rápido—. ¿Y cómo lo sabré? ¿Cómo podré estar segura de que es una señal tuya?
—Confía en mí, lo sabrás. —Sonríe y se despide con un gesto de la mano antes de desaparecer.
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
✖ Capìtulo 36 Quiero a Zayn✖
En el instante en que Riley desaparece, me echo a llorar; sé que he hecho lo correcto, pero desearía que no doliera tanto. Me quedo así un rato, acurrucada en el sofá recordando lo que dijo acerca del accidente, lo de que no era culpa mía. Pero aunque me gustaría poder creerlo, sé que no es cierto.
Aquel día se perdieron cuatro vidas, y todo por mi culpa. Todo por una estúpida sudadera azul de un campamento de animadoras.
(Recuerdo...)
—Te compraré otra —dijo mi padre mientras me observaba por el espejo retrovisor. Sus ojos azules eran idénticos a los míos—. Si doy la vuelta ahora, nos encontraremos mucho tráfico.
—Pero es mi favorita… —lloriqueé—. La que conseguí en el campamento de animadoras. No se puede comprar en ningún sitio. —Hice un mohín, a sabiendas de que estaba a punto de salirme con la mía.
—¿De verdad la necesitas tanto? —Asentí y sonreí al ver que mi padre sacudía la cabeza, respiraba hondo y hacía girar el coche. Me miró por el espejo retrovisor en el mismo instante en el que el ciervo apareció en la carretera.
(Final del recuerdo)
Quería creer a Riley, implantar en mi cerebro esa nueva idea. Pero el hecho de conocer la verdad garantizaba que eso nunca ocurriría.
Me enjuago las lágrimas de la cara y recuerdo las palabras de Ava.
Pienso que si Riley era la persona a la que debía decirle adiós, entonces Zayn debe de ser la persona equivocada. Tiendo el brazo para coger la piruleta que he colocado sobre la mesa y ahogo una exclamación al ver que se ha transformado en un tulipán. En un enorme y brillante tulipán rojo. Corro hasta mi habitación, pongo el ordenador portátil sobre la cama e inicio una búsqueda sobre el significado de las flores; observo la página hasta que leo:
En el siglo XVIII, la gente a menudo comunicaba sus intenciones por medio de las flores que enviaban, ya que las distintas variedades tienen significados específicos. Aquí les exponemos algunos de los usos más tradicionales:
Desplazo hacia abajo la lista organizada en orden alfabético mientras busco con la mirada los tulipanes. Cuando los encuentro, contengo el aliento y leo:
Después, solo por curiosidad, busco las rosas blancas y suelto una carcajada cuando leo:
Y comprendo que Zayn me estaba poniendo a prueba.
Todo el tiempo.
Tenía un secreto de esos que te cambian la vida y no sabía cómo decírmelo; no sabía si yo lo aceptaría, lo rechazaría o le daría la espalda. Flirtear con Stacia no era más que un modo de conseguir una reacción para poder leerme los pensamientos y descubrir si me importaba. Y yo me había convertido en una experta a la hora de mentirme a mí misma, de negar mis sentimientos con respecto a casi todo, así que conseguí que ambos nos sintiéramos confundidos. Y aunque desde luego no puedo perdonar lo que hizo, debo admitir que funcionó. Ahora lo único que tengo que hacer para verlo de nuevo es pronunciar las palabras en voz alta, y él aparecerá justo delante de mí.
Porque lo cierto es que le quiero.
Le he querido siempre.
Le he querido desde el primer día.
Le quería incluso cuando juraba que no lo hacía.
Le quiero sin poder remediarlo.
Y aunque no sé de qué va todo ese rollo de la inmortalidad, Summerland es un lugar genial. Además, si Riley está en lo cierto, si existe esa cosa llamada destino, entonces puede que también pueda aplicarse a esto, ¿no?
Cierro los ojos e imagino el maravilloso cuerpo cálido de Zayn acurrucado junto al mío; el susurro de sus labios suaves junto a mi oreja, mi cuello y mi mejilla; la sensación que me provocan sus labios cuando se aprietan contra los míos… Mantengo esa imagen en mente, las sensaciones que me provocan nuestro amor perfecto y nuestros besos perfectos, y susurro las palabras que me he guardado todo este tiempo. Las palabras que me asusta pronunciar. Las palabras que lo traerán hasta mí. Las pronuncio una y otra vez, y mi voz gana fuerza a medida que resuenan en la estancia.
Sin embargo, cuando abro los ojos descubro que estoy sola.
Y entonces comprendo que he esperado demasiado tiempo.
En el instante en que Riley desaparece, me echo a llorar; sé que he hecho lo correcto, pero desearía que no doliera tanto. Me quedo así un rato, acurrucada en el sofá recordando lo que dijo acerca del accidente, lo de que no era culpa mía. Pero aunque me gustaría poder creerlo, sé que no es cierto.
Aquel día se perdieron cuatro vidas, y todo por mi culpa. Todo por una estúpida sudadera azul de un campamento de animadoras.
(Recuerdo...)
—Te compraré otra —dijo mi padre mientras me observaba por el espejo retrovisor. Sus ojos azules eran idénticos a los míos—. Si doy la vuelta ahora, nos encontraremos mucho tráfico.
—Pero es mi favorita… —lloriqueé—. La que conseguí en el campamento de animadoras. No se puede comprar en ningún sitio. —Hice un mohín, a sabiendas de que estaba a punto de salirme con la mía.
—¿De verdad la necesitas tanto? —Asentí y sonreí al ver que mi padre sacudía la cabeza, respiraba hondo y hacía girar el coche. Me miró por el espejo retrovisor en el mismo instante en el que el ciervo apareció en la carretera.
(Final del recuerdo)
Quería creer a Riley, implantar en mi cerebro esa nueva idea. Pero el hecho de conocer la verdad garantizaba que eso nunca ocurriría.
Me enjuago las lágrimas de la cara y recuerdo las palabras de Ava.
Pienso que si Riley era la persona a la que debía decirle adiós, entonces Zayn debe de ser la persona equivocada. Tiendo el brazo para coger la piruleta que he colocado sobre la mesa y ahogo una exclamación al ver que se ha transformado en un tulipán. En un enorme y brillante tulipán rojo. Corro hasta mi habitación, pongo el ordenador portátil sobre la cama e inicio una búsqueda sobre el significado de las flores; observo la página hasta que leo:
En el siglo XVIII, la gente a menudo comunicaba sus intenciones por medio de las flores que enviaban, ya que las distintas variedades tienen significados específicos. Aquí les exponemos algunos de los usos más tradicionales:
Desplazo hacia abajo la lista organizada en orden alfabético mientras busco con la mirada los tulipanes. Cuando los encuentro, contengo el aliento y leo:
Tulipanes rojos: amor eterno.
Después, solo por curiosidad, busco las rosas blancas y suelto una carcajada cuando leo:
Rosas blancas: el corazón que no conoce el amor, el corazón que es ajeno al amor.
Y comprendo que Zayn me estaba poniendo a prueba.
Todo el tiempo.
Tenía un secreto de esos que te cambian la vida y no sabía cómo decírmelo; no sabía si yo lo aceptaría, lo rechazaría o le daría la espalda. Flirtear con Stacia no era más que un modo de conseguir una reacción para poder leerme los pensamientos y descubrir si me importaba. Y yo me había convertido en una experta a la hora de mentirme a mí misma, de negar mis sentimientos con respecto a casi todo, así que conseguí que ambos nos sintiéramos confundidos. Y aunque desde luego no puedo perdonar lo que hizo, debo admitir que funcionó. Ahora lo único que tengo que hacer para verlo de nuevo es pronunciar las palabras en voz alta, y él aparecerá justo delante de mí.
Porque lo cierto es que le quiero.
Le he querido siempre.
Le he querido desde el primer día.
Le quería incluso cuando juraba que no lo hacía.
Le quiero sin poder remediarlo.
Y aunque no sé de qué va todo ese rollo de la inmortalidad, Summerland es un lugar genial. Además, si Riley está en lo cierto, si existe esa cosa llamada destino, entonces puede que también pueda aplicarse a esto, ¿no?
Cierro los ojos e imagino el maravilloso cuerpo cálido de Zayn acurrucado junto al mío; el susurro de sus labios suaves junto a mi oreja, mi cuello y mi mejilla; la sensación que me provocan sus labios cuando se aprietan contra los míos… Mantengo esa imagen en mente, las sensaciones que me provocan nuestro amor perfecto y nuestros besos perfectos, y susurro las palabras que me he guardado todo este tiempo. Las palabras que me asusta pronunciar. Las palabras que lo traerán hasta mí. Las pronuncio una y otra vez, y mi voz gana fuerza a medida que resuenan en la estancia.
Sin embargo, cuando abro los ojos descubro que estoy sola.
Y entonces comprendo que he esperado demasiado tiempo.
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA QUE PASOOOO :((
Alejandra257
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
Mierda
perdon por la palabrota
Riley se fue :C Lloro, le habia cogido cariño. Quiero una hermana :C
¡¿Porque Malik no aparece?!
Siguela muero por saber!!
perdon por la palabrota
Riley se fue :C Lloro, le habia cogido cariño. Quiero una hermana :C
¡¿Porque Malik no aparece?!
Siguela muero por saber!!
Cam
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
✖ Capìtulo 37 ¿Me rindo?✖
Bajo las escaleras en busca de un poco de helado. Sé que el dulce y cremoso Häagen-Dazs no curará mi corazón roto, pero espero que pueda suavizar un poco el dolor.
Cojo una tarrina del congelador y la sujeto entre los brazos mientras busco una cuchara, pero todo se me cae al suelo cuando oigo una voz que dice:
—Qué conmovedor, _____… Muy, muy conmovedor.
Me inclino hacia delante, encojo los dedos de los pies que me ha machacado la tarrina de helado de vainilla suiza con almendras y contemplo boquiabierta a la perfecta Drina. Está sentada en la pose propia de una señorita remilgada frente a la mesa del desayuno, con las piernas cruzadas, las manos enlazadas sobre el regazo y la espalda recta.
—Ha sido muy lindo que llamaras a Zayn después de conjurar esa pequeña y mojigata escena de amor en tu cabeza. —Se echa a reír mientras me recorre con la mirada—. Y sí, todavía puedo leer tus pensamientos. ¿Tu pequeño escudo psíquico? Es más fino que el Sudario de Turín, me temo. De todas formas, en lo que respecta a Zayn y a ti como pareja y su "fueron felices y comieron perdices"… —Sacude la cabeza—. Bueno, entenderás que no puedo permitir que eso ocurra. Resulta que mi trabajo en esta vida es destruirte, y, por si no lo sabes, todavía puedo hacerlo.
La observo mientras me concentro en mantener mi respiración lenta y regular y en alejar de mi mente todo pensamiento incriminatorio, ya que sé que ella los usará contra mí. Pero tratar de despejar tu mente es tan efectivo como pedirle a alguien que no piense en elefantes… porque a partir de ese momento, solo puede pensar en elefantes.
—¿En elefantes? ¿De verdad? —Deja escapar un gemido, un sonido grave y malvado que resuena en la estancia—. Por el amor de Dios, ¿qué ha visto Zayn en ti? —Vuelve a examinarme de arriba abajo con desdén—. Está claro que no es tu intelecto ni tu ingenio, puesto que todavía no hemos visto evidencia alguna de que existan. ¿Y tu idea de la escena de amor? Tan propia de Disney o del Family Channel… tan espantosamente aburrida… De verdad, _____, ¿tengo que recordarte que Zayn lleva en el mundo centenares de años? Y entre ellos se cuentan los años sesenta y el amor libre. —Sacude la cabeza en un gesto de exasperación.
—Si buscas a Zayn, debo decirte que no está aquí. —Mi voz suena ronca, afónica, como si no la hubiera utilizado desde hace días. Ella arquea una ceja.
—Créeme, sé muy bien dónde está Zayn. Siempre sé dónde está Zayn. A eso me dedico.
—Así que te dedicas a acecharlo… —Aprieto los labios. Sé que no debería provocarla, pero lo cierto es que no tengo nada que perder. Va a matarme de todas formas. Drina frunce los labios y levanta una de sus manos para examinar la manicura perfecta de sus uñas.
—Ni mucho menos —murmura.
—Bueno, si en eso has decidido emplear los últimos trescientos años, debo decir que…
—Más bien seiscientos, insignificante monstruito. Seiscientos años. —Me recorre con la mirada y frunce el ceño. « ¿Seiscientos años? ¿Habla en serio? » Drina pone los ojos en blanco y se levanta de la silla.
—Los mortales son tan aburridos, estúpidos, predecibles y ordinarios… No obstante, a pesar de todos sus evidentes defectos, es obvio que siempre consigues despertar en Zayn ese afecto que le impulsa a alimentar a los hambrientos; a servir a la humanidad; a luchar contra la pobreza; a salvar a las ballenas; a luchar contra los vertidos; a reciclar; a meditar sobre la paz; a decir no a las drogas, al alcohol y al consumismo, y a todas esas estupideces que no sirven para nada… Persigue absurdas causas altruistas. ¿Y para qué? ¿Aprenden alguna vez? ¿Hola? ¿Has oído hablar sobre el calentamiento global? Parece que no. Y aun así, a pesar de todo, Zayn y yo hemos conseguido salir adelante, aunque lo cierto es que siempre me lleva muchísimo tiempo desprogramarlo para volver a recuperar al Zayn lujurioso, hedonista, ambicioso e indulgente que conozco y quiero. No obstante, esto no es más que otro pequeño desvío, créeme, y antes de que te enteres, volveremos a ocupar la cima del mundo.
Avanza hacia a mí. Su sonrisa se hace más amplia con cada paso que da para rodear la encimera de granito. Parece una gata siamesa.
—Si te soy franca, _____, no puedo entender qué es lo que has visto en él. Y no me refiero a lo que ven en él las demás mujeres y, admitámoslo, también la mayoría de los hombres. No, me refiero a que Zayn y tú siempre sufren cuando estan juntos. Zayn es el responsable de que estés pasando por todo esto. Si no hubieras sobrevivido a ese maldito accidente… —Sacude la cabeza—. Creí que era seguro marcharme, estaba convencida de que habías muerto, pero de repente… ¡Sorpresa! Zayn se traslada a California porque ha conseguido traerte de vuelta a la vida. —Vuelve a sacudir la cabeza furiosa—. Cualquiera diría que después de todos estos siglos debería haber aprendido a ser más paciente. Pero lo cierto es que me aburres, y está claro que eso no es culpa mía. Me observa, pero yo me niego a responder. Todavía intento descifrar sus palabras… ¿Drina provocó el accidente? Ella me mira y eleva la vista al techo.
—Sí, yo provoqué el accidente. ¿Por qué hay que explicártelo todo como si fueras tonta? —Sacude la cabeza una vez más—. Fui yo quien espanté al ciervo que invadió la carretera y se puso en su camino. Sabía que tu padre era un bobo sentimental de buen corazón que estaría dispuesto a arriesgar la vida de su familia para salvar a un ciervo. Ya te he dicho que los mortales son muy predecibles. Sobre todo los que son sinceros y siempre tratan de hacer el bien. —Se echa a reír—. Con todo, al final fue casi demasiado sencillo como para resultar divertido. Aunque no te equivoques, _____, esta vez Zayn no está aquí para salvarte, y te aseguro que pienso quedarme para cerciorarme de que he cumplido mi objetivo.
Le echo un vistazo a la estancia en busca de algún tipo de protección y me fijo en el cuchillo que hay al otro lado de la cocina, pero sé que no lo cogería a tiempo. No soy tan rápida como Zayn y Drina. Al menos, creo que no lo soy. Y no hay tiempo para descubrirlo. Ella suspira.
—Faltaría más… Por favor, coge el cuchillo; me importa un bledo. —Comprueba la hora en su reloj con incrustaciones de diamante—. Me gustaría mucho acabar de una vez, si no te importa. Por lo general, me tomo mi tiempo y me divierto un poco, pero hoy es San Valentín y todo eso, y tengo planeado cenar con mi amorcito tan pronto como acabe contigo. —Sus ojos se han oscurecido y tiene la boca retorcida; por un fugaz momento, toda la maldad que alberga en su interior aflora a la superficie. Sin embargo, desaparece con la misma rapidez y es sustituida por una belleza tan arrebatadora que resulta difícil no quedarse embobado mirándola.
—¿Sabes una cosa?, antes de que aparecieses en una de tus… encarnaciones anteriores, yo era su único amor. Pero apareciste y trataste de robármelo, y siempre se ha repetido el mismo ciclo desde entonces. —Avanza con sigilo hacia delante; da pasos rápidos y silenciosos hasta que se sitúa justo delante de mí y ya no tengo tiempo para reaccionar—. Pero pienso recuperarlo. Y siempre lo recuperaré, _____, que te quede claro.
Extiendo el brazo para coger la tabla de cortar de bambú con la idea de estampársela en la cabeza, pero ella se abalanza contra mí con tanta rapidez que me hace perder el equilibrio y me aplasta contra el frigorífico. Me quedo sin aliento y caigo al suelo. Oigo el ruido que produce mi cabeza al abrirse contra el suelo y veo el charco de sangre cálida que mana de mi cráneo y llega hasta mi boca. Y antes de que pueda moverme o hacer algo para defenderme, Drina se coloca encima de mí y desgarra con las uñas mi ropa, mi cabello y mi rostro sin dejar de susurrarme al oído:
—Ríndete, _____. Relájate y deja que ocurra. Ve a reunirte con tu familia feliz; todos están esperándote. No estás hecha para esta vida. No te queda nada por lo que vivir. Y ahora tienes la oportunidad de abandonarla…
Bajo las escaleras en busca de un poco de helado. Sé que el dulce y cremoso Häagen-Dazs no curará mi corazón roto, pero espero que pueda suavizar un poco el dolor.
Cojo una tarrina del congelador y la sujeto entre los brazos mientras busco una cuchara, pero todo se me cae al suelo cuando oigo una voz que dice:
—Qué conmovedor, _____… Muy, muy conmovedor.
Me inclino hacia delante, encojo los dedos de los pies que me ha machacado la tarrina de helado de vainilla suiza con almendras y contemplo boquiabierta a la perfecta Drina. Está sentada en la pose propia de una señorita remilgada frente a la mesa del desayuno, con las piernas cruzadas, las manos enlazadas sobre el regazo y la espalda recta.
—Ha sido muy lindo que llamaras a Zayn después de conjurar esa pequeña y mojigata escena de amor en tu cabeza. —Se echa a reír mientras me recorre con la mirada—. Y sí, todavía puedo leer tus pensamientos. ¿Tu pequeño escudo psíquico? Es más fino que el Sudario de Turín, me temo. De todas formas, en lo que respecta a Zayn y a ti como pareja y su "fueron felices y comieron perdices"… —Sacude la cabeza—. Bueno, entenderás que no puedo permitir que eso ocurra. Resulta que mi trabajo en esta vida es destruirte, y, por si no lo sabes, todavía puedo hacerlo.
La observo mientras me concentro en mantener mi respiración lenta y regular y en alejar de mi mente todo pensamiento incriminatorio, ya que sé que ella los usará contra mí. Pero tratar de despejar tu mente es tan efectivo como pedirle a alguien que no piense en elefantes… porque a partir de ese momento, solo puede pensar en elefantes.
—¿En elefantes? ¿De verdad? —Deja escapar un gemido, un sonido grave y malvado que resuena en la estancia—. Por el amor de Dios, ¿qué ha visto Zayn en ti? —Vuelve a examinarme de arriba abajo con desdén—. Está claro que no es tu intelecto ni tu ingenio, puesto que todavía no hemos visto evidencia alguna de que existan. ¿Y tu idea de la escena de amor? Tan propia de Disney o del Family Channel… tan espantosamente aburrida… De verdad, _____, ¿tengo que recordarte que Zayn lleva en el mundo centenares de años? Y entre ellos se cuentan los años sesenta y el amor libre. —Sacude la cabeza en un gesto de exasperación.
—Si buscas a Zayn, debo decirte que no está aquí. —Mi voz suena ronca, afónica, como si no la hubiera utilizado desde hace días. Ella arquea una ceja.
—Créeme, sé muy bien dónde está Zayn. Siempre sé dónde está Zayn. A eso me dedico.
—Así que te dedicas a acecharlo… —Aprieto los labios. Sé que no debería provocarla, pero lo cierto es que no tengo nada que perder. Va a matarme de todas formas. Drina frunce los labios y levanta una de sus manos para examinar la manicura perfecta de sus uñas.
—Ni mucho menos —murmura.
—Bueno, si en eso has decidido emplear los últimos trescientos años, debo decir que…
—Más bien seiscientos, insignificante monstruito. Seiscientos años. —Me recorre con la mirada y frunce el ceño. « ¿Seiscientos años? ¿Habla en serio? » Drina pone los ojos en blanco y se levanta de la silla.
—Los mortales son tan aburridos, estúpidos, predecibles y ordinarios… No obstante, a pesar de todos sus evidentes defectos, es obvio que siempre consigues despertar en Zayn ese afecto que le impulsa a alimentar a los hambrientos; a servir a la humanidad; a luchar contra la pobreza; a salvar a las ballenas; a luchar contra los vertidos; a reciclar; a meditar sobre la paz; a decir no a las drogas, al alcohol y al consumismo, y a todas esas estupideces que no sirven para nada… Persigue absurdas causas altruistas. ¿Y para qué? ¿Aprenden alguna vez? ¿Hola? ¿Has oído hablar sobre el calentamiento global? Parece que no. Y aun así, a pesar de todo, Zayn y yo hemos conseguido salir adelante, aunque lo cierto es que siempre me lleva muchísimo tiempo desprogramarlo para volver a recuperar al Zayn lujurioso, hedonista, ambicioso e indulgente que conozco y quiero. No obstante, esto no es más que otro pequeño desvío, créeme, y antes de que te enteres, volveremos a ocupar la cima del mundo.
Avanza hacia a mí. Su sonrisa se hace más amplia con cada paso que da para rodear la encimera de granito. Parece una gata siamesa.
—Si te soy franca, _____, no puedo entender qué es lo que has visto en él. Y no me refiero a lo que ven en él las demás mujeres y, admitámoslo, también la mayoría de los hombres. No, me refiero a que Zayn y tú siempre sufren cuando estan juntos. Zayn es el responsable de que estés pasando por todo esto. Si no hubieras sobrevivido a ese maldito accidente… —Sacude la cabeza—. Creí que era seguro marcharme, estaba convencida de que habías muerto, pero de repente… ¡Sorpresa! Zayn se traslada a California porque ha conseguido traerte de vuelta a la vida. —Vuelve a sacudir la cabeza furiosa—. Cualquiera diría que después de todos estos siglos debería haber aprendido a ser más paciente. Pero lo cierto es que me aburres, y está claro que eso no es culpa mía. Me observa, pero yo me niego a responder. Todavía intento descifrar sus palabras… ¿Drina provocó el accidente? Ella me mira y eleva la vista al techo.
—Sí, yo provoqué el accidente. ¿Por qué hay que explicártelo todo como si fueras tonta? —Sacude la cabeza una vez más—. Fui yo quien espanté al ciervo que invadió la carretera y se puso en su camino. Sabía que tu padre era un bobo sentimental de buen corazón que estaría dispuesto a arriesgar la vida de su familia para salvar a un ciervo. Ya te he dicho que los mortales son muy predecibles. Sobre todo los que son sinceros y siempre tratan de hacer el bien. —Se echa a reír—. Con todo, al final fue casi demasiado sencillo como para resultar divertido. Aunque no te equivoques, _____, esta vez Zayn no está aquí para salvarte, y te aseguro que pienso quedarme para cerciorarme de que he cumplido mi objetivo.
Le echo un vistazo a la estancia en busca de algún tipo de protección y me fijo en el cuchillo que hay al otro lado de la cocina, pero sé que no lo cogería a tiempo. No soy tan rápida como Zayn y Drina. Al menos, creo que no lo soy. Y no hay tiempo para descubrirlo. Ella suspira.
—Faltaría más… Por favor, coge el cuchillo; me importa un bledo. —Comprueba la hora en su reloj con incrustaciones de diamante—. Me gustaría mucho acabar de una vez, si no te importa. Por lo general, me tomo mi tiempo y me divierto un poco, pero hoy es San Valentín y todo eso, y tengo planeado cenar con mi amorcito tan pronto como acabe contigo. —Sus ojos se han oscurecido y tiene la boca retorcida; por un fugaz momento, toda la maldad que alberga en su interior aflora a la superficie. Sin embargo, desaparece con la misma rapidez y es sustituida por una belleza tan arrebatadora que resulta difícil no quedarse embobado mirándola.
—¿Sabes una cosa?, antes de que aparecieses en una de tus… encarnaciones anteriores, yo era su único amor. Pero apareciste y trataste de robármelo, y siempre se ha repetido el mismo ciclo desde entonces. —Avanza con sigilo hacia delante; da pasos rápidos y silenciosos hasta que se sitúa justo delante de mí y ya no tengo tiempo para reaccionar—. Pero pienso recuperarlo. Y siempre lo recuperaré, _____, que te quede claro.
Extiendo el brazo para coger la tabla de cortar de bambú con la idea de estampársela en la cabeza, pero ella se abalanza contra mí con tanta rapidez que me hace perder el equilibrio y me aplasta contra el frigorífico. Me quedo sin aliento y caigo al suelo. Oigo el ruido que produce mi cabeza al abrirse contra el suelo y veo el charco de sangre cálida que mana de mi cráneo y llega hasta mi boca. Y antes de que pueda moverme o hacer algo para defenderme, Drina se coloca encima de mí y desgarra con las uñas mi ropa, mi cabello y mi rostro sin dejar de susurrarme al oído:
—Ríndete, _____. Relájate y deja que ocurra. Ve a reunirte con tu familia feliz; todos están esperándote. No estás hecha para esta vida. No te queda nada por lo que vivir. Y ahora tienes la oportunidad de abandonarla…
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
✖ Capìtulo 38 Final✖
Debo de haberme desmayado, pero solo por un instante, porque cuando abro los ojos ella sigue encima de mí. Tiene la cara y las manos manchadas con mi sangre mientras canturrea y susurra cosas para convencerme de que me rinda, de que me deje morir de una vez por todas y acabe con todo esto. Pero aunque tal vez antes sintiera la tentación de hacerlo, las cosas han cambiado.
Esta zorra mató a mi familia y va a pagar por ello. Cierro los ojos, decidida a regresar a aquel lugar: todos estamos en nuestro coche, riéndonos, felices, llenos de amor. Contemplo la escena con mucha más claridad que nunca, ya que ahora no está enturbiada por la culpa. Ahora ya no me siento responsable. Y cuando siento que las fuerzas crecen en mi interior, la aparto de mí de un empujón y la envío al otro lado de la estancia. Contemplo cómo vuela hasta la pared y el ángulo antinatural que adopta su brazo cuando su cuerpo se desploma sobre el suelo. Drina me mira con los ojos abiertos de par en par a causa del asombro, pero no tarda en ponerse en pie y en echarse a reír mientras se sacude la ropa. Y cuando se abalanza hacia mí, vuelvo a arrojarla al otro extremo. Observo cómo cruza volando la cocina hasta la despensa, cómo atraviesa las puertas correderas y provoca una explosión de cristales rotos que inundan la estancia.
—Menuda escena del crimen estás montando… —dice mientras se retira las esquirlas de cristal de los brazos, las piernas y la cara. Las heridas se cierran tan pronto como están limpias—. Impresionante, de verdad. Estoy impaciente por leer lo que dicen los periódicos de mañana sobre esto. —Sonríe y se abalanza de nuevo sobre mí, completamente recuperada y decidida a ganar—. En tu cabeza ya estás acabada —susurra—. Y, si te soy sincera, tu patética demostración de fuerza resulta de lo más innecesaria. En serio, _____, eres una pésima anfitriona. No es de extrañar que no tengas amigos; ¿así es como tratas a todos tus invitados?
La empujo de nuevo, preparada para hacerla atravesar un millar de ventanas si es necesario. Pero apenas he terminado de completar el pensamiento cuando siento un horrible y agudo dolor. Observo cómo Drina avanza hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, pero estoy tan paralizada que ni siquiera puedo detenerla.
—Eso es lo que se conoce como el viejo truco de « cabeza en un cepo con dientes de sierra ». — Suelta una carcajada—. Siempre funciona. Aunque, para ser justa, traté de avisarte. Lo que pasa es que no quisiste escucharme. De verdad, _____, ha sido tu elección. Puedo incrementar el dolor… —Entorna los párpados mientras mi cuerpo se parte de dolor y cae al suelo. Las náuseas me retuercen el estómago—. O puedes… dejarte morir. Así de fácil y sencillo. La elección es tuya.
Intento concentrarme en ella mientras se acerca a mí, pero apenas puedo ver nada y mis extremidades están muy débiles; Drina no es más que un borrón que se mueve a toda velocidad, y sé que no puedo golpearla.
Así que cierro los ojos y pienso: « No puedo permitir que gane. No puedo dejarla ganar. Esta vez no. No después de lo que le hizo a mi familia ». Y cuando impulso el puño hacia ella, con el cuerpo débil, flojo y derrotado, me sorprendo al ver que le acierto en mitad del pecho, aunque solo de refilón. Trastabillo hacia atrás sin aliento; sé que no ha sido suficiente, que no he conseguido nada. Cierro los ojos y me preparo para el final. Puesto que ahora es inevitable, solo espero que llegue pronto. Sin embargo, cuando se me despeja la cabeza y mi estómago se calma un poco, abro los ojos y descubro que Drina retrocede con dificultad hacia la pared, aferrándose el pecho con las manos y mirándome de manera acusadora.
—¡Zayn! —lloriquea con la vista clavada en algún lugar a mi espalda—. ¡No permitas que me haga esto! ¡No permitas que nos haga esto a ambos!
Me giro y lo veo de pie detrás de mí, mirando a Drina y sacudiendo la cabeza.
—Es demasiado tarde —dice él al tiempo que toma mi mano y enlaza los dedos con los míos—. Ha llegado el momento de que te vayas, Poverelli.
—¡No me llames así! —exclama. Lo que una vez fueron unos asombrosos ojos verdes ahora no son más que una mancha roja—. ¡Ya sabes cuánto lo detesto!
—Lo sé —replica Zayn, que me aprieta los dedos mientras ella se arruga, envejece y se desvanece ante nuestros ojos. La única prueba de su existencia es el vestido de diseño de seda negra que queda en el suelo.
—¿Cómo…? —Me giro hacia Zayn en busca de respuestas. Pero él se limita a sonreír.
—Se acabó —dice—. Se acabó para siempre. Se acabó completa y absolutamente. —Me encierra entre sus brazos y cubre mi rostro con un reguero de besos cálidos y maravillosos mientras me promete —: Ella nunca volverá a molestarnos.
—¿La he… la he matado? —pregunto. A pesar de lo que le hizo a mi familia y de todas las veces que según ella me había matado, no sé muy bien qué sentir. —Zayn asiente.
—Pero… ¿cómo? Bueno, si era inmortal, ¿no se supone que debería haberle cortado la cabeza o algo así? —Zayn se echa a reír.
—¿Qué clase de libros lees? —Luego se pone serio y añade—: Las cosas no son así. No es necesario cortar cabezas, y tampoco hacen falta estacas de madera ni balas de plata. Todo se reduce al sencillo hecho de que la venganza debilita y el amor fortalece. De algún modo, has logrado golpear a Drina en su lugar más vulnerable. —Lo miro con los ojos entornados, sin saber muy bien qué quiere decir.
—Apenas la he rozado —le digo al recordar que mi puño pasó rozando su pecho.
—Tu objetivo era el cuarto chacra. Y lo acertaste de pleno.
—¿Eh?
—El cuerpo tiene siete chacras. El cuarto chacra, o chacra corazón como se denomina a veces, es el núcleo del amor incondicional, de la compasión, de la parte más elevada del yo… de todas las cosas de las que Drina carecía. Y eso la ha dejado indefensa, debilitada. Ha sido su falta de amor lo que la ha matado, _____.
—Pero si era tan vulnerable, ¿por qué no ha protegido ese punto?
—No era consciente de ello; se engañaba, guiada por su ego. Drina jamás llegó a darse cuenta de lo malvada que se había vuelto, de lo resentida, odiosa y posesiva que era…
—Y si tú sabías todo eso, ¿por qué no me lo dijiste antes? —Zayn se encoge de hombros.
—No era más que una teoría. Jamás he matado a un inmortal, así que no estaba seguro de que fuera a funcionar. Hasta ahora.
—¿Quieres decir que hay otros? ¿Drina no es la única? —Abre la boca como si fuera a decir algo, pero después la cierra con firmeza. Y cuando lo miro a los ojos veo un fugaz atisbo de… ¿arrepentimiento? ¿De remordimientos? No obstante, la visión desaparece con la misma rapidez que aparece.
—Drina dijo algo sobre ti, sobre tu pasado…
—_____ —dice Zayn—. Mírame, _____. —Me alza la barbilla para que pueda mirarlo a los ojos—. Llevo mucho tiempo en este mundo…
—Ya te digo… ¡Seiscientos años, nada menos! —Zayn se estremece al oírme.
—Más o menos. La cosa es que he visto unas cuantas cosas y he hecho otras cuantas. Mi vida no siempre ha sido tan buena y pura. De hecho, la mayor parte de ella ha sido todo lo contrario. —Intento apartarme, ya que no sé muy bien si quiero oírlo, pero él me lo impide y dice—: Estás preparada para oír esto, créeme, porque la verdad es que no soy un asesino, ni tampoco un ser maligno. Solo… —Hace una pequeña pausa—. Solo me gustaba la buena vida. Y aun así, cada vez que te encontraba, estaba dispuesto a renunciar a todo con tal de estar cerca de ti.
Intento liberarme, y esta vez lo consigo. ¡Ay, Dios mío! ¡No, por favor! El típico caso de chico pierde a chica, solo que esta vez la pierde una y otra vez. Pasan los siglos y cada vez termina antes de que puedan practicar sexo. No me extraña que esté tan interesado, ¡soy la única que sigue resistiéndose! ¡Soy como una fruta prohibida, pero vivita y coleando! ¿Significa esto que debo permanecer virgen toda la eternidad? ¿Que debo desaparecer cada pocos años para mantener vivo su interés? Ahora que estamos atrapados juntos en la eternidad, el sexo es solo una cuestión de tiempo, y también lo es que llegue ese tren particular a la ciudad del Aburrimiento, y entonces Zayn querrá disfrutar de la "buena vida" de nuevo.
—¿« Atrapados juntos »? ¿Así es como lo ves? ¿Como si tuvieras que estar pegada a mí toda la eternidad? —Por la forma en que me mira, no sé si le ha hecho gracia o se siente ofendido. Me arden las mejillas. He olvidado por un momento que mis pensamientos no son privados.
—No, yo… Lo cierto es que me preocupa que sientas eso por mí. Mira, es la típica historia de amor de tres al cuarto en la que los protagonistas nunca logran hacer nada porque la chica desaparece una y otra vez… ¡Y otra, y otra, y otra! ¡No tiene nada que ver conmigo! ¡Te has pasado seis siglos intentando meterte en mis bragas!
—Enaguas, calzones… Créeme, las bragas no se pusieron de moda hasta mucho, mucho después. — Al ver que yo no me río, tira de mí para acercarme y dice—: _____, tiene todo que ver contigo. Y si no quieres creer en lo que te digo, según mi experiencia, la mejor forma de enfrentarse a la eternidad es vivirla día a día.
Me besa, pero solo un instante. Después cambia de posición y empieza a apartarse, pero yo sujeto su mano y vuelvo a acercarlo a mí.
—No te vayas —le digo mirándolo a los ojos—. Por favor, no vuelvas a dejarme.
—¿Ni siquiera si voy a buscarte un vaso de agua?
—Ni siquiera si vas a por agua —replico mientras acaricio su rostro con las manos, ese rostro tan increíblemente hermoso—. Yo… —Las palabras se quedan atascadas en mi garganta.
—¿Sí? —pregunta él con una sonrisa.
—¡PRUDETE!
OK NAH.
—Te he echado de menos —consigo decir al final.
—Ah, ¿sí? —Se inclina hacia delante, posa sus labios sobre mi frente y luego se aparta con rapidez.
—¿Qué? —pregunto al ver la forma en que me mira, con una sonrisa de oreja a oreja y una expresión afectuosa. Meto los dedos bajo mi flequillo y suelto una exclamación al descubrir que mi cicatriz ha desaparecido.
—Perdonar es sanar. —Sonríe—. Sobre todo cuando te perdonas a ti mismo.
Lo miro a los ojos, a sabiendas que quedan cosas por decir, pero no estoy segura de poder seguir adelante. Así pues, cierro los ojos. Como él puede leerme los pensamientos, no hay necesidad de decir las palabras en voz alta. Sin embargo, Zayn se echa a reír.
—Siempre es mejor cuando las cosas se dicen en voz alta.
—Pero ya lo he dicho. Por eso has vuelto, ¿no? Creí que vendrías antes. Quiero decir que me habría venido muy bien un poco de ayuda.
—Te oí. Y habría venido antes, pero necesitaba que estuvieras realmente preparada. Quería asegurarme de que no me llamabas porque te sentías sola después de haberte despedido de Riley.
—¿Te has enterado de eso? —Zayn asiente.
—Has hecho lo correcto.
—De modo que casi me dejas morir aquí porque querías estar seguro, ¿no? —Hace un movimiento negativo con la cabeza.
—Jamás te habría dejado morir. Esta vez, no.
—¿Y Drina?
—La subestimé. No tenía ni idea.
—¿No podían leerse el pensamiento? —Zayn me mira mientras me acaricia la mejilla con el pulgar. —Aprendimos a ocultarnos lo que pensábamos hace mucho tiempo.
—¿Me enseñarás a ocultar los míos? —Esboza una sonrisa.
—Con el tiempo te lo enseñaré todo, te lo prometo. Pero, _____, debes saber lo que esto significa realmente. Nunca volverás a estar con tu familia. Jamás cruzarás ese puente. Es necesario que sepas en qué te estás metiendo. —Me alza la barbilla para mirarme a los ojos.
—Pero puedo… bueno… dejar esto cuando quiera, ¿no? Ya sabes, rendirme y todo eso… ¿No dijiste algo así? —Zayn hace un gesto negativo con la cabeza.
—Resulta muchísimo más difícil una vez que estás habituado.
Lo estudio con detenimiento. Sé que hay que renunciar a un montón de cosas, pero estoy convencida de que habrá algún modo de solucionarlo. Riley prometió enviarme una señal, así que empezaré por ahí. Pero entretanto, si la eternidad empieza hoy, así es como voy a vivirla. Voy a vivir este día, y solo este día. Porque sé que Zayn siempre estará a mi lado. « Y he dicho siempre, ¿de acuerdo? » Él me mira, esperando.
—Te quiero —susurro.
—Yo también te quiero. —Sonríe y busca mis labios con los suyos—. Siempre te he querido. Y siempre te querré.
Debo de haberme desmayado, pero solo por un instante, porque cuando abro los ojos ella sigue encima de mí. Tiene la cara y las manos manchadas con mi sangre mientras canturrea y susurra cosas para convencerme de que me rinda, de que me deje morir de una vez por todas y acabe con todo esto. Pero aunque tal vez antes sintiera la tentación de hacerlo, las cosas han cambiado.
Esta zorra mató a mi familia y va a pagar por ello. Cierro los ojos, decidida a regresar a aquel lugar: todos estamos en nuestro coche, riéndonos, felices, llenos de amor. Contemplo la escena con mucha más claridad que nunca, ya que ahora no está enturbiada por la culpa. Ahora ya no me siento responsable. Y cuando siento que las fuerzas crecen en mi interior, la aparto de mí de un empujón y la envío al otro lado de la estancia. Contemplo cómo vuela hasta la pared y el ángulo antinatural que adopta su brazo cuando su cuerpo se desploma sobre el suelo. Drina me mira con los ojos abiertos de par en par a causa del asombro, pero no tarda en ponerse en pie y en echarse a reír mientras se sacude la ropa. Y cuando se abalanza hacia mí, vuelvo a arrojarla al otro extremo. Observo cómo cruza volando la cocina hasta la despensa, cómo atraviesa las puertas correderas y provoca una explosión de cristales rotos que inundan la estancia.
—Menuda escena del crimen estás montando… —dice mientras se retira las esquirlas de cristal de los brazos, las piernas y la cara. Las heridas se cierran tan pronto como están limpias—. Impresionante, de verdad. Estoy impaciente por leer lo que dicen los periódicos de mañana sobre esto. —Sonríe y se abalanza de nuevo sobre mí, completamente recuperada y decidida a ganar—. En tu cabeza ya estás acabada —susurra—. Y, si te soy sincera, tu patética demostración de fuerza resulta de lo más innecesaria. En serio, _____, eres una pésima anfitriona. No es de extrañar que no tengas amigos; ¿así es como tratas a todos tus invitados?
La empujo de nuevo, preparada para hacerla atravesar un millar de ventanas si es necesario. Pero apenas he terminado de completar el pensamiento cuando siento un horrible y agudo dolor. Observo cómo Drina avanza hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, pero estoy tan paralizada que ni siquiera puedo detenerla.
—Eso es lo que se conoce como el viejo truco de « cabeza en un cepo con dientes de sierra ». — Suelta una carcajada—. Siempre funciona. Aunque, para ser justa, traté de avisarte. Lo que pasa es que no quisiste escucharme. De verdad, _____, ha sido tu elección. Puedo incrementar el dolor… —Entorna los párpados mientras mi cuerpo se parte de dolor y cae al suelo. Las náuseas me retuercen el estómago—. O puedes… dejarte morir. Así de fácil y sencillo. La elección es tuya.
Intento concentrarme en ella mientras se acerca a mí, pero apenas puedo ver nada y mis extremidades están muy débiles; Drina no es más que un borrón que se mueve a toda velocidad, y sé que no puedo golpearla.
Así que cierro los ojos y pienso: « No puedo permitir que gane. No puedo dejarla ganar. Esta vez no. No después de lo que le hizo a mi familia ». Y cuando impulso el puño hacia ella, con el cuerpo débil, flojo y derrotado, me sorprendo al ver que le acierto en mitad del pecho, aunque solo de refilón. Trastabillo hacia atrás sin aliento; sé que no ha sido suficiente, que no he conseguido nada. Cierro los ojos y me preparo para el final. Puesto que ahora es inevitable, solo espero que llegue pronto. Sin embargo, cuando se me despeja la cabeza y mi estómago se calma un poco, abro los ojos y descubro que Drina retrocede con dificultad hacia la pared, aferrándose el pecho con las manos y mirándome de manera acusadora.
—¡Zayn! —lloriquea con la vista clavada en algún lugar a mi espalda—. ¡No permitas que me haga esto! ¡No permitas que nos haga esto a ambos!
Me giro y lo veo de pie detrás de mí, mirando a Drina y sacudiendo la cabeza.
—Es demasiado tarde —dice él al tiempo que toma mi mano y enlaza los dedos con los míos—. Ha llegado el momento de que te vayas, Poverelli.
—¡No me llames así! —exclama. Lo que una vez fueron unos asombrosos ojos verdes ahora no son más que una mancha roja—. ¡Ya sabes cuánto lo detesto!
—Lo sé —replica Zayn, que me aprieta los dedos mientras ella se arruga, envejece y se desvanece ante nuestros ojos. La única prueba de su existencia es el vestido de diseño de seda negra que queda en el suelo.
—¿Cómo…? —Me giro hacia Zayn en busca de respuestas. Pero él se limita a sonreír.
—Se acabó —dice—. Se acabó para siempre. Se acabó completa y absolutamente. —Me encierra entre sus brazos y cubre mi rostro con un reguero de besos cálidos y maravillosos mientras me promete —: Ella nunca volverá a molestarnos.
—¿La he… la he matado? —pregunto. A pesar de lo que le hizo a mi familia y de todas las veces que según ella me había matado, no sé muy bien qué sentir. —Zayn asiente.
—Pero… ¿cómo? Bueno, si era inmortal, ¿no se supone que debería haberle cortado la cabeza o algo así? —Zayn se echa a reír.
—¿Qué clase de libros lees? —Luego se pone serio y añade—: Las cosas no son así. No es necesario cortar cabezas, y tampoco hacen falta estacas de madera ni balas de plata. Todo se reduce al sencillo hecho de que la venganza debilita y el amor fortalece. De algún modo, has logrado golpear a Drina en su lugar más vulnerable. —Lo miro con los ojos entornados, sin saber muy bien qué quiere decir.
—Apenas la he rozado —le digo al recordar que mi puño pasó rozando su pecho.
—Tu objetivo era el cuarto chacra. Y lo acertaste de pleno.
—¿Eh?
—El cuerpo tiene siete chacras. El cuarto chacra, o chacra corazón como se denomina a veces, es el núcleo del amor incondicional, de la compasión, de la parte más elevada del yo… de todas las cosas de las que Drina carecía. Y eso la ha dejado indefensa, debilitada. Ha sido su falta de amor lo que la ha matado, _____.
—Pero si era tan vulnerable, ¿por qué no ha protegido ese punto?
—No era consciente de ello; se engañaba, guiada por su ego. Drina jamás llegó a darse cuenta de lo malvada que se había vuelto, de lo resentida, odiosa y posesiva que era…
—Y si tú sabías todo eso, ¿por qué no me lo dijiste antes? —Zayn se encoge de hombros.
—No era más que una teoría. Jamás he matado a un inmortal, así que no estaba seguro de que fuera a funcionar. Hasta ahora.
—¿Quieres decir que hay otros? ¿Drina no es la única? —Abre la boca como si fuera a decir algo, pero después la cierra con firmeza. Y cuando lo miro a los ojos veo un fugaz atisbo de… ¿arrepentimiento? ¿De remordimientos? No obstante, la visión desaparece con la misma rapidez que aparece.
—Drina dijo algo sobre ti, sobre tu pasado…
—_____ —dice Zayn—. Mírame, _____. —Me alza la barbilla para que pueda mirarlo a los ojos—. Llevo mucho tiempo en este mundo…
—Ya te digo… ¡Seiscientos años, nada menos! —Zayn se estremece al oírme.
—Más o menos. La cosa es que he visto unas cuantas cosas y he hecho otras cuantas. Mi vida no siempre ha sido tan buena y pura. De hecho, la mayor parte de ella ha sido todo lo contrario. —Intento apartarme, ya que no sé muy bien si quiero oírlo, pero él me lo impide y dice—: Estás preparada para oír esto, créeme, porque la verdad es que no soy un asesino, ni tampoco un ser maligno. Solo… —Hace una pequeña pausa—. Solo me gustaba la buena vida. Y aun así, cada vez que te encontraba, estaba dispuesto a renunciar a todo con tal de estar cerca de ti.
Intento liberarme, y esta vez lo consigo. ¡Ay, Dios mío! ¡No, por favor! El típico caso de chico pierde a chica, solo que esta vez la pierde una y otra vez. Pasan los siglos y cada vez termina antes de que puedan practicar sexo. No me extraña que esté tan interesado, ¡soy la única que sigue resistiéndose! ¡Soy como una fruta prohibida, pero vivita y coleando! ¿Significa esto que debo permanecer virgen toda la eternidad? ¿Que debo desaparecer cada pocos años para mantener vivo su interés? Ahora que estamos atrapados juntos en la eternidad, el sexo es solo una cuestión de tiempo, y también lo es que llegue ese tren particular a la ciudad del Aburrimiento, y entonces Zayn querrá disfrutar de la "buena vida" de nuevo.
—¿« Atrapados juntos »? ¿Así es como lo ves? ¿Como si tuvieras que estar pegada a mí toda la eternidad? —Por la forma en que me mira, no sé si le ha hecho gracia o se siente ofendido. Me arden las mejillas. He olvidado por un momento que mis pensamientos no son privados.
—No, yo… Lo cierto es que me preocupa que sientas eso por mí. Mira, es la típica historia de amor de tres al cuarto en la que los protagonistas nunca logran hacer nada porque la chica desaparece una y otra vez… ¡Y otra, y otra, y otra! ¡No tiene nada que ver conmigo! ¡Te has pasado seis siglos intentando meterte en mis bragas!
—Enaguas, calzones… Créeme, las bragas no se pusieron de moda hasta mucho, mucho después. — Al ver que yo no me río, tira de mí para acercarme y dice—: _____, tiene todo que ver contigo. Y si no quieres creer en lo que te digo, según mi experiencia, la mejor forma de enfrentarse a la eternidad es vivirla día a día.
Me besa, pero solo un instante. Después cambia de posición y empieza a apartarse, pero yo sujeto su mano y vuelvo a acercarlo a mí.
—No te vayas —le digo mirándolo a los ojos—. Por favor, no vuelvas a dejarme.
—¿Ni siquiera si voy a buscarte un vaso de agua?
—Ni siquiera si vas a por agua —replico mientras acaricio su rostro con las manos, ese rostro tan increíblemente hermoso—. Yo… —Las palabras se quedan atascadas en mi garganta.
—¿Sí? —pregunta él con una sonrisa.
—¡PRUDETE!
OK NAH.
—Te he echado de menos —consigo decir al final.
—Ah, ¿sí? —Se inclina hacia delante, posa sus labios sobre mi frente y luego se aparta con rapidez.
—¿Qué? —pregunto al ver la forma en que me mira, con una sonrisa de oreja a oreja y una expresión afectuosa. Meto los dedos bajo mi flequillo y suelto una exclamación al descubrir que mi cicatriz ha desaparecido.
—Perdonar es sanar. —Sonríe—. Sobre todo cuando te perdonas a ti mismo.
Lo miro a los ojos, a sabiendas que quedan cosas por decir, pero no estoy segura de poder seguir adelante. Así pues, cierro los ojos. Como él puede leerme los pensamientos, no hay necesidad de decir las palabras en voz alta. Sin embargo, Zayn se echa a reír.
—Siempre es mejor cuando las cosas se dicen en voz alta.
—Pero ya lo he dicho. Por eso has vuelto, ¿no? Creí que vendrías antes. Quiero decir que me habría venido muy bien un poco de ayuda.
—Te oí. Y habría venido antes, pero necesitaba que estuvieras realmente preparada. Quería asegurarme de que no me llamabas porque te sentías sola después de haberte despedido de Riley.
—¿Te has enterado de eso? —Zayn asiente.
—Has hecho lo correcto.
—De modo que casi me dejas morir aquí porque querías estar seguro, ¿no? —Hace un movimiento negativo con la cabeza.
—Jamás te habría dejado morir. Esta vez, no.
—¿Y Drina?
—La subestimé. No tenía ni idea.
—¿No podían leerse el pensamiento? —Zayn me mira mientras me acaricia la mejilla con el pulgar. —Aprendimos a ocultarnos lo que pensábamos hace mucho tiempo.
—¿Me enseñarás a ocultar los míos? —Esboza una sonrisa.
—Con el tiempo te lo enseñaré todo, te lo prometo. Pero, _____, debes saber lo que esto significa realmente. Nunca volverás a estar con tu familia. Jamás cruzarás ese puente. Es necesario que sepas en qué te estás metiendo. —Me alza la barbilla para mirarme a los ojos.
—Pero puedo… bueno… dejar esto cuando quiera, ¿no? Ya sabes, rendirme y todo eso… ¿No dijiste algo así? —Zayn hace un gesto negativo con la cabeza.
—Resulta muchísimo más difícil una vez que estás habituado.
Lo estudio con detenimiento. Sé que hay que renunciar a un montón de cosas, pero estoy convencida de que habrá algún modo de solucionarlo. Riley prometió enviarme una señal, así que empezaré por ahí. Pero entretanto, si la eternidad empieza hoy, así es como voy a vivirla. Voy a vivir este día, y solo este día. Porque sé que Zayn siempre estará a mi lado. « Y he dicho siempre, ¿de acuerdo? » Él me mira, esperando.
—Te quiero —susurro.
—Yo también te quiero. —Sonríe y busca mis labios con los suyos—. Siempre te he querido. Y siempre te querré.
Harriet
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
awwww q hermoso pero la nove no se puede kedar asi! hay segunda temporada??? me gustaria saber esta hermosisima no puedo creer q aya terminado
ale maslow malik
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
ME ENCANTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA *-* HAY EPILOGO? :(( O SEGUNDA TEMPORADAAAA? :(( ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOO EL FINAAAAAAAAAAAAAAL *-*
Alejandra257
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
oooooooooooooooooooooooooohhhh Ely, me encanta!
Sinceramente.. al principio me parecia un poco aburridita, pero.. es que al final era tan asdfghjklñ que me encanta!!!
No puedo esperar para la nueva temporada!!! Xx
Siguela pronto<3
TQTQTQQTQQTQTQTQTQTQ,ANNA<3
Sinceramente.. al principio me parecia un poco aburridita, pero.. es que al final era tan asdfghjklñ que me encanta!!!
No puedo esperar para la nueva temporada!!! Xx
Siguela pronto<3
TQTQTQQTQQTQTQTQTQTQ,ANNA<3
Anna Payne1D
Re: Los Inmortales [Zayn Malik y Tú] TERMINADA
sjdksjdks si hay 2ª temporada, enseguida hago el otro link, este tema lo cerrare.
Harriet
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