Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
"Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 15 de 21. • Comparte
Página 15 de 21. • 1 ... 9 ... 14, 15, 16 ... 21
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
Como si ella no se hubiera dado cuenta, reflexionó ________ con tristeza.
—Supongo que en aquellos momentos no le importaría mucho lo que le pudiera pasar.
—Es cuando más cerca lo he visto del abismo—asintió Kevin—. Se arriesgaba y se exigía más que nunca. Al final, le pregunté si aquella estúpida merecía que diera la vida por ella, y eso pareció calmarlo, pero no ha vuelto a ser el que era.
—¿Cómo era? —preguntó ella, porque quería saber todo sobre Joe.
—Muy divertido. Irreflexivo, con una actitud despreocupada, pero sin exagerar. Le gustaban la música, las fiestas y el esquí, en el agua y en la nieve. Siempre estaba de viaje. El rancho le importaba, pero no tanto como ahora. Lo dejaba a cargo de Nick y se iba a recorrer el mundo. Ahora —dijo en voz baja— se va a la montaña y rumia su desgracia. En menor medida desde que estás aquí, tengo que reconocerlo, pero sigue teniendo esa vena melancólica.
—Tal vez se haya dado cuenta de que el dinero y los oropeles no sirven para mucho. Yo lo aprendí muy joven.
—Quizá. —La examinó durante unos segundos—. Te duele que creyera a tu padre, ¿verdad?
—Más de lo que se figura.
—Dale tiempo, ________. A un hombre traicionado le cuesta volver a confiar. Pero si el sentimiento está ahí, es inevitable que atraviese el hielo.
—¿Usted cree? —sonrió—. Yo no estoy tan segura.
Retomaron el trabajo, pero ella estuvo reflexionando sobre lo que Kevin le había contado. ¿Recuperaría Joe finalmente la sensatez? ¿O sencillamente se había tratado de una mera atracción física y no quería tener nada más que ver con ella? No lo sabía.
Más tarde, Kevin comenzó a pasear de arriba abajo y a frotarse y pasarse la mano por el estómago como si le doliera.
—¿Necesita un antiácido?
—¿Cómo? —Se miró el estómago—. ¡Ah! Me está volviendo a fastidiar. Me olvidé de tomar la medicina. Será mejor que lo haga. No es eso —dijo volviéndose de repente—. Es que estoy preocupado por Danielle.
—Pues vamos a verla. ¿No hay un todoterreno que podamos usar?
—Claro que sí —replicó sonriendo—. ¿Estás dispuesta? Puede ser arriesgado.
—Me vendrá bien un poco de aire fresco. —Dirigió la vista hacia la puerta del cuarto de estar, desde donde se oían los ecos de las explosiones—. Y necesito olvidarme de esa película, que me encantaba hasta que nos quedamos aquí aislados con Bella.
—Soy de la misma opinión. Voy a decirle a Denisse que nos vamos. Abrígate.
Abrigarse quería decir ponerse los tejanos, dos pares de calcetines, una camisa de manga larga, un jersey, el abrigo, los guantes y un gorro. Pero ni siquiera toda esa ropa era suficiente para la nieve y el viento cortante. Había aprendido con rapidez que, en noviembre, hacía frío en las montañas. Y la nieve caía sobre ellas como una interminable sábana blanca, debido al fortísimo viento que soplaba. ________ tenía sus dudas sobre el viaje, pero lo prefería a seguir encerrada con Bella.
Kevin ya estaba en el viejo jeep cuando ________ se sentó a su lado. Ella miró a su alrededor con una sonrisa de curiosidad.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
—¿Podrá llevarnos hasta allí? —preguntó en tono de duda.
—Eso espero —le confió él—. Lleva un tiempo sin usarse, pero Nick está utilizando uno y Joe tiene el nuevo, así que tendremos que conformarnos con éste. Creo que funcionará.
El vehículo petardeó y dio alguna sacudida al ponerlo en marcha, y las cadenas de los pesados neumáticos hicieron un ruido agradable cuando Kevin enfiló la carretera que descendía por la montaña. Por suerte era ancha, pero cuando llegaron al camino de tierra que conducía a casa de los Todd, ________ comenzó a arrepentirse de haber ido con él. Kevin no era tan buen conductor como Joe y, mientras seguían cayendo gruesos copos de nieve, tomó una curva demasiado abierta y el coche se salió del camino.
Kevin masculló algo. El vehículo dio un bandazo, cayó de lado y se deslizó hasta chocar contra el tronco de un pino, donde se detuvo entre sacudidas. ________, que se había visto proyectada contra el hombro de Kevin tuvo una vista repentina y terrorífica del abismo que se abría frente a ellos.
—¡Dios mío! —gritó.
Kevin contuvo la respiración.
—¡Maldita sea! ________, tenemos que salir de aquí. Este pino está muerto y si no aguanta... —La miró con el terror reflejado en el rostro.
—Entonces saldremos —dijo ella con más calma de la que sentía—. ¿Cómo? —añadió.
—Pues... —Kevin examinó la posición del coche—. Creo que lo más fácil sería tratar de salir por tu lado. El árbol nos servirá de contrapeso. Sal tú primero. Yo te ayudaré empujando.
Bajar del jeep parecía imposible, pero no había otra opción, ya que caer a aquel profundo barranco era ir a una muerte segura. Pensó en Joe, en si la echaría de menos si moría. Eran pensamientos morbosos y los desechó. De ninguna manera iba a darle la satisfacción de morirse.
Con la ayuda de Kevin, consiguió incorporarse hasta la puerta del copiloto y abrirla con precaución. El jeep se movió un poco, y contuvo la respiración entre escalofríos, pues estaba segura de que se acercaba su final, pero el pino siguió sosteniendo el vehículo. Rezó mientras se agarraba y comenzaba a izarse por la abertura. Se manchó de grasa, pero, al final, consiguió emerger. Luego le tendió la mano a Kevin, que logró salir con más habilidad que ella.
Se alejaron del jeep y cayeron sobre la nieve espesa y fría, que casi los cubrió por completo, mientras recuperaban el resuello. Tras ellos, el coche seguía tumbado de lado contra el pino, sin moverse a pesar del fuerte viento.
—Al menos no se ha precipitado por el barranco —suspiró Kevin. Se llevó la mano al estómago y gimió—. Me tenía que haber tomado la medicina.
________ lo miro. Los copos de nieve se le pegaban a la cara. Tenía mucho frío.
—¿Podrá llegar? —preguntó asustada.
—Creo que sí. Mi úlcera no está tan segura, pero yo sí —dijo con una débil sonrisa.
—Yo también. —Le devolvió la sonrisa—. ¿Vamos?
—Estamos más cerca del rancho que de casa de los Todd —dijo él cuando se levantaron. La nieve caía con más fuerza y densidad y los cegaba—. Podemos deshacer el camino...
«Esperemos», dijo ________ para sí, porque la ventisca no cedía. Al contrario aumentaba en intensidad. El brillo de la nieve era tan cegador como los copos que lanzaba el viento cortante.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
Se ajustó el gorro y se subió el cuello del abrigo para que le cubriera la cara lo más posible y comenzó a andar. A su lado, Kevin se mantenía a su paso. Pero al cabo de unos metros, la marcha se hizo cada vez más dura. Por increíble que pudiera parecer, comenzó a sentirse acalorada en medio del frío y la nieve. Quiso quitarse el abrigo para andar sólo con el jersey, pero Kevin le hizo un gesto negativo con la cabeza cuando la vio. Dijo algo así como «congelación», pero no estaba segura.
Se concentró en echar un pie después del otro y en observar cómo se hundían las botas en la nieve, que las cubría y luego se le metía por los calcetines, los humedecía y los enfriaba. Se había dejado los guantes en el coche, así que llevaban las manos en los bolsillos; aun así, se le estaban quedando heladas.
Tomaron una curva y apareció la carretera, pero los separaba de ella un montón de nieve acumulada que formaba un promontorio, el cual se interponía entre el asfalto y ellos. ________ se detuvo y observó la sábana blanca alrededor de ellos, pero no había otro camino. Tenían que cruzar aquel montón o morirían.
Kevin se le acercó jadeando.
—¡Oh, Dios! —murmuró entre dientes, al tiempo que se agarraba el estómago—. Me duele mucho, ________. ¿Cómo demonios vamos a atravesar eso?
Ella miró la nieve con recelo. No tenía guantes, y Kevin no estaba en condiciones de subir solo. Carecían de herramientas. Un sombrero como el Stetson de Joe les habría valido, incluso un zapato, pero, si se quitaba una bota, se le congelaría el pie. Miró la montaña de nieve con impotencia y frustración.
—¡Maldita sea! —gimió mientras sentía el calor de las lágrimas que le llenaban los ojos. No iba a llorar. No estaba derrotada. ¡Por Dios que no la iban a vencer! Tenía que hacer algo, pero ¿qué?
—Estoy muy cansado —suspiró Kevin. Se dejó caer apoyando la espalda en el montón de nieve—. Muy cansado, y me duele el estómago.
—No puede dormirse —le espetó ella—. Sería mortal. Tenemos que continuar.
—¿Cómo? La nieve es demasiado profunda. No podemos cruzar, ________ —cerró los ojos—. ¡Qué agradable!
________ lo sacudió, pero estaba demasiado cansado para seguir intentándolo. Miró el bosque blanco que la rodeaba, los altos árboles que se alzaban sobre ellos como sudarios mientras el viento soplaba y la nieve caía sobre un mundo silencioso.
Se dejó caer junto a Kevin y se quedó allí, observando la blanca belleza mortal del paisaje. Pensó que, cientos de años atrás, hubo hombres que vieron lo mismo que veía ella, antes de morir. La expedición de Lewis y Clark probablemente habría tenido que soportar muchas tormentas de nieve, pero sobrevivieron. Eran hombres que conocían el bosque, fuertes y bien equipados. Ella no sabía nada de bosques, ni siquiera sabría encender una hoguera, en el caso de que las manos le hubieran respondido para esa tarea.
Alzó los ojos verdes al cielo. A medida que la somnolencia la invadía pensó que no era un mal sitio para morir. Estaba cerca de Joe, a pesar de que no sintiera ya nada por ella. Tal vez la enterrara allí, y estaría cerca de él para siempre...
Cerró los ojos. Oyó un órgano a lo lejos, tocando una música preciosa. También cantaban. Era un antiguo himno, delicioso en medio de aquella quietud...
Amazing Grace.
Su abuelo lo cantaba cuando trabajaba con los caballos.
—Amazing Grace, how sweet the sound... —comenzó a cantar.
_____________________________________________________________________________
Listoooo les adelantee capis! espero les gusten y buenooo nos vemos la proxima semana!
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
Ahhhhh Te Ameeee mill graciass!!
MIL GRACIAS Y ESPERO Q DISFRUTES TU VIAJE....
TE ESPERARE CON ANSIASSS!!!1
BESOSSSS SIGUELAA
ATT: TU FIEL LECTORAA!!! :bounce:
MIL GRACIAS Y ESPERO Q DISFRUTES TU VIAJE....
TE ESPERARE CON ANSIASSS!!!1
BESOSSSS SIGUELAA
ATT: TU FIEL LECTORAA!!! :bounce:
Yhosdaly
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
AAAAAAAWWWWWWW ! *--* x FAAA! SIIGUELA!
Invitado
Invitado
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
nooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!
que cosas le pasan a elloooossssssss
aaaaaiiiiii y sera su abuelo que le biene a decir como salir de esa
prueva?????
oooo joe se dara cuentaaaa?????
aaaaaiiiiii
siguela porfaaaaaaa
que cosas le pasan a elloooossssssss
aaaaaiiiiii y sera su abuelo que le biene a decir como salir de esa
prueva?????
oooo joe se dara cuentaaaa?????
aaaaaiiiiii
siguela porfaaaaaaa
chelis
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
Oyó voces que se aproximaban. El órgano se detuvo y un gato comenzó a ronronear. Algo la tocó, la sacudió. Esa voz: era profunda, urgente y vagamente familiar. Pero no entendía lo que le preguntaba. Tenía calor y estaba a salvo, y protestó cuando alguien trató de moverla. Luchó, pero fue en vano. Luego sintió que la levantaban, que flotaba. Nubes blancas. Nieve. Frío. La música del órgano iba y venía. Trató de abrir los ojos, pero era un esfuerzo excesivo. Se quedó dormida.
Le dolía la cabeza. Estornudó y oyó el eco del estornudo a su alrededor. ¿Estaba muerta?
Abrió lentamente los ojos. Un techo. Muy blanco. Un baldaquín rosa en lo alto. Volvió la cabeza y vio a Joe. Estaba sin afeitar, y despeinado, despatarrado en una silla al lado de la cama, con la boca abierta. Roncaba.
Lo miró largamente, memorizándolo. Gozaba de buen aspecto, a pesar de no estar afeitado. Tenía la camisa abierta, y el vello asomaba. Ella quería tocarlo, recorrer su contorno masculino con las manos, sentir el corazón que latía bajo la piel. Tenía las manos cruzadas sobre el regazo, manos hermosas y masculinas que desprendían fuerza incluso estando en reposo. Recordó su tacto delicado y tembló de placer.
—Joe. —Le pareció que había olvidado cómo se pronunciaba su nombre. Frunció el ceño, porque le había dolido la garganta al decirlo. Se llevó la mano a ésta. Tenía los dedos fríos, pero no le dolían. ¿Se había librado de que se le congelaran? Extendió las manos, con las palmas hacia abajo y se las miró.
—Tuviste mucha suerte —dijo Joe, abriendo los ojos sin mover un músculo. La fulminó con sus ojos oscuros como la noche—. No se te ha congelado nada, aunque tendrás un terrible resfriado.
—¿Y Kevin? —preguntó ella.
—Está bien, gracias a Dios. ¿Cómo se os ocurrió a unos novatos como vosotros subir las Rocosas en medio de una ventisca?
—Kevin estaba preocupado por Danielle —se defendió.
—Danielle tuvo la sensatez de quedarse en su casa —replicó él con frialdad—. Mandé a Nick a llevarles provisiones. Están bien, que es más de lo que se puede decir de ti y de sir Galahad.
—No todos somos diestros montañeses —dijo ella con dulzura.
—¿Quieres beber algo?
—Si lo analizan antes para ver si está envenenado...
—Te lo traerá Denisse, porque yo quizá no resista la tentación de echarle veneno.
Con los ojos llenos de lágrimas, ________ lo vio levantarse. Había sobrevivido a aquella terrible experiencia y él seguía mostrándose tan implacable y odioso como siempre. Podía haberle dicho que se alegraba de que estuviera viva, o haber sonreído. En fin, algo...
—Siento haberte causado tantas molestias —murmuró.
Se inclinó sobre ella con una mirada peligrosa.
—No me atormentes —la amenazó con voz suave—. He pasado una noche horrible viendo cómo recuperabas la conciencia y la volvías a perder. ¡Qué estúpida has sido! Aquí hay gente que muere de frío todos los años por insensateces parecidas.
—Pues me parece que estoy viva. Espero no haberte desilusionado... ¡Oh!
Le dolía la cabeza. Estornudó y oyó el eco del estornudo a su alrededor. ¿Estaba muerta?
Abrió lentamente los ojos. Un techo. Muy blanco. Un baldaquín rosa en lo alto. Volvió la cabeza y vio a Joe. Estaba sin afeitar, y despeinado, despatarrado en una silla al lado de la cama, con la boca abierta. Roncaba.
Lo miró largamente, memorizándolo. Gozaba de buen aspecto, a pesar de no estar afeitado. Tenía la camisa abierta, y el vello asomaba. Ella quería tocarlo, recorrer su contorno masculino con las manos, sentir el corazón que latía bajo la piel. Tenía las manos cruzadas sobre el regazo, manos hermosas y masculinas que desprendían fuerza incluso estando en reposo. Recordó su tacto delicado y tembló de placer.
—Joe. —Le pareció que había olvidado cómo se pronunciaba su nombre. Frunció el ceño, porque le había dolido la garganta al decirlo. Se llevó la mano a ésta. Tenía los dedos fríos, pero no le dolían. ¿Se había librado de que se le congelaran? Extendió las manos, con las palmas hacia abajo y se las miró.
—Tuviste mucha suerte —dijo Joe, abriendo los ojos sin mover un músculo. La fulminó con sus ojos oscuros como la noche—. No se te ha congelado nada, aunque tendrás un terrible resfriado.
—¿Y Kevin? —preguntó ella.
—Está bien, gracias a Dios. ¿Cómo se os ocurrió a unos novatos como vosotros subir las Rocosas en medio de una ventisca?
—Kevin estaba preocupado por Danielle —se defendió.
—Danielle tuvo la sensatez de quedarse en su casa —replicó él con frialdad—. Mandé a Nick a llevarles provisiones. Están bien, que es más de lo que se puede decir de ti y de sir Galahad.
—No todos somos diestros montañeses —dijo ella con dulzura.
—¿Quieres beber algo?
—Si lo analizan antes para ver si está envenenado...
—Te lo traerá Denisse, porque yo quizá no resista la tentación de echarle veneno.
Con los ojos llenos de lágrimas, ________ lo vio levantarse. Había sobrevivido a aquella terrible experiencia y él seguía mostrándose tan implacable y odioso como siempre. Podía haberle dicho que se alegraba de que estuviera viva, o haber sonreído. En fin, algo...
—Siento haberte causado tantas molestias —murmuró.
Se inclinó sobre ella con una mirada peligrosa.
—No me atormentes —la amenazó con voz suave—. He pasado una noche horrible viendo cómo recuperabas la conciencia y la volvías a perder. ¡Qué estúpida has sido! Aquí hay gente que muere de frío todos los años por insensateces parecidas.
—Pues me parece que estoy viva. Espero no haberte desilusionado... ¡Oh!
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
La exclamación fue la respuesta al repentino e inesperado contacto de su boca masculina con la suya.
—Desilusionado... —masculló, y la besó con más fuerza. Le puso la mano en la garganta para colocarle la cabeza en un ángulo más cómodo, y sus labios comenzaron a juguetear con los de ________ con suavidad. Respiraba entrecortadamente, igual que ella, pero no le importaba. Podía haber muerto. Sólo de pensarlo se volvía loco.
________ le puso las manos, frías y temblorosas, en las mejillas, para poder apretarlo contra su boca, y pensó que los sueños se hacían realidad. Los sueños. Llevaba mucho tiempo viviendo de ellos.
—¡Oh! —murmuró suavemente.
Aquel pequeño gemido resonó en la cabeza de Joe. Abrió la boca sobre la de ella, provocándola. Sus respiraciones se mezclaron. Le agarró las manos y se las bajó a la almohada, al lado de la cabeza, entrelazando los dedos.
—Podría hacerte mía —masculló mientras la miraba con ojos ardientes.
—Creí que me odiabas —replicó ella con voz entrecortada.
—Te odiaba. Te odio. Detesto lo que siento al acariciarte. —Volvió a inclinarse sobre ella y atormentó su boca con los labios, rozándosela, acariciándosela, provocándola, hasta que ella comenzó a estremecerse—. Te excitas, ¿verdad? —murmuró con voz ronca mientras la miraba a la cara—. Voy a volverte loca, ________, y luego me iré y te dejaré así.
Ella arqueó suavemente el cuerpo. Tenía los ojos muy abiertos y tranquilos, aunque el cuerpo le temblaba.
—No, no me dejarás —susurró—, porque tú te habrás vuelto igual de loco que yo.
A él se le tensó la mandíbula al mirarla. Sentía el orgullo herido y el cuerpo le dolía de deseo. Aquella mujer lo estaba matando. Le miró los senos, que se le dibujaban bajo el vaporoso tejido de algodón del camisón. Ella no pudo ocultar la excitación que le produjo aquella mirada.
Las manos de Joe seguían entrelazadas con las de ella. Le acarició los senos con los ojos, adorándolos.
—Son hermosos —le susurró lentamente.
—Contigo, todo es hermoso —replicó ella con el corazón en los ojos al mirarlo, demasiado enamorada para avergonzarse de aquella atrevida mirada.
—¡________! —dijo su nombre con un gemido mientras se volvía a inclinar sobre ella.
Su boca era tan tierna, tan exquisitamente suave, que las lágrimas corrieron por las mejillas de ________. Él era el mundo entero. Y lo amaba.
Al pensar aquella palabras, se las susurró en su cálida boca, le dijo la verdad, le mostró sus sentimientos como si fuera una oración.
—¡No! —Se separó de ella de repente, con brusquedad. Le tapó la boca con fuerza mientras se sentaba y recuperaba el aliento, con los ojos tan negros como la noche—. No, no digas eso.
—Pero es que te quiero —dijo con cara de niña, llena de súplica y esperanza.
El le pasó el pulgar por los labios con fuerza, en una caricia desganada.
—Desilusionado... —masculló, y la besó con más fuerza. Le puso la mano en la garganta para colocarle la cabeza en un ángulo más cómodo, y sus labios comenzaron a juguetear con los de ________ con suavidad. Respiraba entrecortadamente, igual que ella, pero no le importaba. Podía haber muerto. Sólo de pensarlo se volvía loco.
________ le puso las manos, frías y temblorosas, en las mejillas, para poder apretarlo contra su boca, y pensó que los sueños se hacían realidad. Los sueños. Llevaba mucho tiempo viviendo de ellos.
—¡Oh! —murmuró suavemente.
Aquel pequeño gemido resonó en la cabeza de Joe. Abrió la boca sobre la de ella, provocándola. Sus respiraciones se mezclaron. Le agarró las manos y se las bajó a la almohada, al lado de la cabeza, entrelazando los dedos.
—Podría hacerte mía —masculló mientras la miraba con ojos ardientes.
—Creí que me odiabas —replicó ella con voz entrecortada.
—Te odiaba. Te odio. Detesto lo que siento al acariciarte. —Volvió a inclinarse sobre ella y atormentó su boca con los labios, rozándosela, acariciándosela, provocándola, hasta que ella comenzó a estremecerse—. Te excitas, ¿verdad? —murmuró con voz ronca mientras la miraba a la cara—. Voy a volverte loca, ________, y luego me iré y te dejaré así.
Ella arqueó suavemente el cuerpo. Tenía los ojos muy abiertos y tranquilos, aunque el cuerpo le temblaba.
—No, no me dejarás —susurró—, porque tú te habrás vuelto igual de loco que yo.
A él se le tensó la mandíbula al mirarla. Sentía el orgullo herido y el cuerpo le dolía de deseo. Aquella mujer lo estaba matando. Le miró los senos, que se le dibujaban bajo el vaporoso tejido de algodón del camisón. Ella no pudo ocultar la excitación que le produjo aquella mirada.
Las manos de Joe seguían entrelazadas con las de ella. Le acarició los senos con los ojos, adorándolos.
—Son hermosos —le susurró lentamente.
—Contigo, todo es hermoso —replicó ella con el corazón en los ojos al mirarlo, demasiado enamorada para avergonzarse de aquella atrevida mirada.
—¡________! —dijo su nombre con un gemido mientras se volvía a inclinar sobre ella.
Su boca era tan tierna, tan exquisitamente suave, que las lágrimas corrieron por las mejillas de ________. Él era el mundo entero. Y lo amaba.
Al pensar aquella palabras, se las susurró en su cálida boca, le dijo la verdad, le mostró sus sentimientos como si fuera una oración.
—¡No! —Se separó de ella de repente, con brusquedad. Le tapó la boca con fuerza mientras se sentaba y recuperaba el aliento, con los ojos tan negros como la noche—. No, no digas eso.
—Pero es que te quiero —dijo con cara de niña, llena de súplica y esperanza.
El le pasó el pulgar por los labios con fuerza, en una caricia desganada.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
—No quiero que me lo digas —ordenó en voz baja—. Lo siento, pero... no puedo, ________.
—No puedo evitarlo —murmuró ella con suavidad—. Yo también lo siento, pero es verdad. Te quiero.
Le presionó los labios con más fuerza y contuvo la respiración.
—Escúchame. Llevo solo mucho tiempo. Me he acostumbrado a ser mi única compañía. No quiero a nadie a mi lado. No quiero vínculos ni compromisos. ¡Por Dios, ________! ¡No soy de los que se casan!
Ella se ruborizó cuando vio hacia dónde se encaminaba la conversación. Lo miró llena de horror. No era eso lo que había querido decir, pero él había supuesto que le estaba pidiendo que se casara con ella.
—No quería decir... —vaciló.
—No puedo cargar con una esposa —dijo con decisión—. Y eres demasiado frágil para esta tierra, incluso aunque me volviera loco y te invitara a vivir conmigo. Estás acostumbrada a vivir en la ciudad. Esta es una tierra de hombres, ________. No sobrevivirías.
—¿Estás seguro? —preguntó, mordiéndose el labio inferior.
—Sí. —Le tomó la mano y se la acarició, deleitándose en la sensación que le provocaba—. Igual que estoy seguro de que no quiero una mujer aquí —añadió deliberadamente mientras le sostenía la mirada.
—Muy bien. Siento haberte puesto en una situación comprometida.
—Creo que lo ha sido más para ti que para mí. —Sonrió al observar sus mejillas encendidas—. ¿Estás segura de que esto no es una reacción por lo mal que lo acabas de pasar?
________ aceptó la salida que le ofrecía, agradecida por dejar a salvo un poco de su orgullo.
—Probablemente se deba al hecho de que me has salvado la vida —explicó—. Ya no me odias, ¿verdad? —añadió con voz débil. La expresión de sus ojos era elocuente.
—No, no te odio. Nunca lo he hecho. Lo que detesto es que me hayas mentido, eso es todo —y recordó que lo había hecho.
Como atontado, puso la mano de ella en la colcha, mientras se preguntaba por qué se sentía tan vacío. Le había llegado al corazón que le dijera que lo quería, a saber por qué. El amor no era algo a lo que aspirara en aquel momento. La miró a los ojos, pero ella los tenía cerrados. ¿Podía de verdad amarlo?
Se inclinó hacia ella y observó que ________ alzaba la cara con los labios entreabiertos. Sí, era evidente que ella deseaba su boca. La miró a los ojos mientras la besaba, vio cómo se le dilataban las pupilas y se le cerraban los párpados. Eso lo excitó aún más, y se apartó antes de que la excitación se le subiera a la cabeza. La estudió con el ceño fruncido. Lo perturbaba mucho, y no quería sentirse alterado. Ya lo había traicionado una vez, no le iba a dar otra oportunidad. Podía estar actuando, incluso al decir que lo quería podía estar fingiendo. No debía confiar en ella.
—Voy a traerte un zumo de naranja —dijo con una leve sonrisa—. ¿Quieres sopa?
—Creo que comería algo si no es mucha molestia para Denisse.
—No recuerdo cuándo fue la última vez que una invitada tuvo en cuenta a Denisse —reflexionó él con mirada posesiva—. Descansa. Volveré dentro de un rato.
—No puedo evitarlo —murmuró ella con suavidad—. Yo también lo siento, pero es verdad. Te quiero.
Le presionó los labios con más fuerza y contuvo la respiración.
—Escúchame. Llevo solo mucho tiempo. Me he acostumbrado a ser mi única compañía. No quiero a nadie a mi lado. No quiero vínculos ni compromisos. ¡Por Dios, ________! ¡No soy de los que se casan!
Ella se ruborizó cuando vio hacia dónde se encaminaba la conversación. Lo miró llena de horror. No era eso lo que había querido decir, pero él había supuesto que le estaba pidiendo que se casara con ella.
—No quería decir... —vaciló.
—No puedo cargar con una esposa —dijo con decisión—. Y eres demasiado frágil para esta tierra, incluso aunque me volviera loco y te invitara a vivir conmigo. Estás acostumbrada a vivir en la ciudad. Esta es una tierra de hombres, ________. No sobrevivirías.
—¿Estás seguro? —preguntó, mordiéndose el labio inferior.
—Sí. —Le tomó la mano y se la acarició, deleitándose en la sensación que le provocaba—. Igual que estoy seguro de que no quiero una mujer aquí —añadió deliberadamente mientras le sostenía la mirada.
—Muy bien. Siento haberte puesto en una situación comprometida.
—Creo que lo ha sido más para ti que para mí. —Sonrió al observar sus mejillas encendidas—. ¿Estás segura de que esto no es una reacción por lo mal que lo acabas de pasar?
________ aceptó la salida que le ofrecía, agradecida por dejar a salvo un poco de su orgullo.
—Probablemente se deba al hecho de que me has salvado la vida —explicó—. Ya no me odias, ¿verdad? —añadió con voz débil. La expresión de sus ojos era elocuente.
—No, no te odio. Nunca lo he hecho. Lo que detesto es que me hayas mentido, eso es todo —y recordó que lo había hecho.
Como atontado, puso la mano de ella en la colcha, mientras se preguntaba por qué se sentía tan vacío. Le había llegado al corazón que le dijera que lo quería, a saber por qué. El amor no era algo a lo que aspirara en aquel momento. La miró a los ojos, pero ella los tenía cerrados. ¿Podía de verdad amarlo?
Se inclinó hacia ella y observó que ________ alzaba la cara con los labios entreabiertos. Sí, era evidente que ella deseaba su boca. La miró a los ojos mientras la besaba, vio cómo se le dilataban las pupilas y se le cerraban los párpados. Eso lo excitó aún más, y se apartó antes de que la excitación se le subiera a la cabeza. La estudió con el ceño fruncido. Lo perturbaba mucho, y no quería sentirse alterado. Ya lo había traicionado una vez, no le iba a dar otra oportunidad. Podía estar actuando, incluso al decir que lo quería podía estar fingiendo. No debía confiar en ella.
—Voy a traerte un zumo de naranja —dijo con una leve sonrisa—. ¿Quieres sopa?
—Creo que comería algo si no es mucha molestia para Denisse.
—No recuerdo cuándo fue la última vez que una invitada tuvo en cuenta a Denisse —reflexionó él con mirada posesiva—. Descansa. Volveré dentro de un rato.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
________ lo vio levantarse y trató de ocultar sus sentimientos. Pero él tropezó de repente, y ella se incorporó conteniendo la respiración.
—¿Te has hecho daño, Joe?
El tono de preocupación de su voz lo hirió en lo más vivo. No la necesitaba, ni tampoco lo que sentía por ella. La fulminó con la mirada.
—No necesito una enfermera —le espetó—. Eres tú la que tiene que ponerse bien. Sé cuidar de mí mismo. Tengo años de práctica.
Salió dando un portazo. ________ se quedó desconcertada y dolida. Le habría gustado saber qué le había hecho para que se enfadara tanto. Suponía que había hecho el mayor de los ridículos al decirle que lo quería. Se volvió a tumbar en la cama con los ojos llenos de lágrimas. Tal vez él hubiera creído que mentía o, como había dicho, que se debía a la reacción después del accidente, pero había dejado muy claro que su amor era lo último que deseaba. Así que iba a tener que aprender a ocultárselo.
—¿Te has hecho daño, Joe?
El tono de preocupación de su voz lo hirió en lo más vivo. No la necesitaba, ni tampoco lo que sentía por ella. La fulminó con la mirada.
—No necesito una enfermera —le espetó—. Eres tú la que tiene que ponerse bien. Sé cuidar de mí mismo. Tengo años de práctica.
Salió dando un portazo. ________ se quedó desconcertada y dolida. Le habría gustado saber qué le había hecho para que se enfadara tanto. Suponía que había hecho el mayor de los ridículos al decirle que lo quería. Se volvió a tumbar en la cama con los ojos llenos de lágrimas. Tal vez él hubiera creído que mentía o, como había dicho, que se debía a la reacción después del accidente, pero había dejado muy claro que su amor era lo último que deseaba. Así que iba a tener que aprender a ocultárselo.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
Capítulo 8
Poco después de que Joe saliera de la habitación, ________ tuvo una visita inesperada. Su padre, vestido elegantemente con un traje gris, entró y se sentó en la silla que Joe había dejado libre.
—¿Te encuentras mejor? —preguntó, aparentemente con verdadera preocupación.
________ recordó que, de pequeña, cuando estaba enferma, ninguno de sus progenitores se acercaba a la cama.
—Me pondré bien. Sólo estoy un poco cansada.
—Me lo figuro —dijo él sonriendo—. Tienes la nariz roja.
—Eso parece. —Le devolvió la sonrisa—. ¿Alguien ha cazado algo?
—Yo he cazado un ciervo. Los demás no han tenido suerte. —Frunció los labios—. Le he propuesto a Bella hacerle una chaqueta con la piel y se ha marchado hecha una furia. Según ella, he matado a Bambi.
________ se rió a su pesar.
—Eres un asesino a sangre fría.
—Me encanta la carne de ciervo —suspiró—. Denisse está preparando un estofado con uno de los cuartos traseros, pero no podremos comerlo hasta mañana. Dice que hay que dejarlo cocer mucho tiempo para que salga bien.
—Es muy buena cocinera.
Él se recostó en la silla y la examinó.
—¿Qué vena os entró a ti y al ******* de tu jefe para salir a conducir en medio de una tormenta de nieve? —preguntó en tono agradable.
—Estaba preocupado por Danielle Todd —le explicó—. Y yo quería que me diera el aire.
—¿En plena tormenta de nieve?
—Nos habíamos cansado de ver películas de ciencia-ficción...
—Ésa no es razón para suicidarse. La nieve puede ser mortal, como has estado a punto de comprobar. Si Joe no hubiera decidido volver temprano, os habríais congelado.
—Supongo que estaría muy enfadado.
—Enfadado es una forma muy suave de decirlo, teniendo en cuenta su reacción cuando te encontró. Yo creía disponer de un buen surtido de juramentos, pero me ha enseñado unos cuantos. Te llevó en brazos hasta el coche él sólo, cojo y todo, hundiéndose en la nieve. Supongo que la pierna le dolerá muchísimo, por cómo cojea, pero no hubo manera de disuadirlo.
El corazón de ________ se aceleró por el placer que saber aquello le causaba. Jugueteó con la sábana.
—Es todo un hombre.
Poco después de que Joe saliera de la habitación, ________ tuvo una visita inesperada. Su padre, vestido elegantemente con un traje gris, entró y se sentó en la silla que Joe había dejado libre.
—¿Te encuentras mejor? —preguntó, aparentemente con verdadera preocupación.
________ recordó que, de pequeña, cuando estaba enferma, ninguno de sus progenitores se acercaba a la cama.
—Me pondré bien. Sólo estoy un poco cansada.
—Me lo figuro —dijo él sonriendo—. Tienes la nariz roja.
—Eso parece. —Le devolvió la sonrisa—. ¿Alguien ha cazado algo?
—Yo he cazado un ciervo. Los demás no han tenido suerte. —Frunció los labios—. Le he propuesto a Bella hacerle una chaqueta con la piel y se ha marchado hecha una furia. Según ella, he matado a Bambi.
________ se rió a su pesar.
—Eres un asesino a sangre fría.
—Me encanta la carne de ciervo —suspiró—. Denisse está preparando un estofado con uno de los cuartos traseros, pero no podremos comerlo hasta mañana. Dice que hay que dejarlo cocer mucho tiempo para que salga bien.
—Es muy buena cocinera.
Él se recostó en la silla y la examinó.
—¿Qué vena os entró a ti y al ******* de tu jefe para salir a conducir en medio de una tormenta de nieve? —preguntó en tono agradable.
—Estaba preocupado por Danielle Todd —le explicó—. Y yo quería que me diera el aire.
—¿En plena tormenta de nieve?
—Nos habíamos cansado de ver películas de ciencia-ficción...
—Ésa no es razón para suicidarse. La nieve puede ser mortal, como has estado a punto de comprobar. Si Joe no hubiera decidido volver temprano, os habríais congelado.
—Supongo que estaría muy enfadado.
—Enfadado es una forma muy suave de decirlo, teniendo en cuenta su reacción cuando te encontró. Yo creía disponer de un buen surtido de juramentos, pero me ha enseñado unos cuantos. Te llevó en brazos hasta el coche él sólo, cojo y todo, hundiéndose en la nieve. Supongo que la pierna le dolerá muchísimo, por cómo cojea, pero no hubo manera de disuadirlo.
El corazón de ________ se aceleró por el placer que saber aquello le causaba. Jugueteó con la sábana.
—Es todo un hombre.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
—Eso creo —asintió su padre—. Por cierto, le he dicho la verdad. Me parece que ya has pagado bastante por el pasado.
—Gracias, pero no va a servir de mucho. Joe no es de los que se casan —añadió al ver que no la entendía—. Y yo no soy una mujer liberada.
Edward lanzó un hondo suspiro.
—Bueno, cada uno es cada cual. —Le brillaron los ojos—. Soy un hombre muy liberado, pero me alegra que tú no lo seas. ¿Crees que tendré nietos? —añadió en tono reflexivo.
Ella se sonrojó y desvió la mirada.
—En breve, no. Sólo tengo veintidós años.
—Los hijos son una buena cosa. Ojalá hubiera disfrutado más de ti mientras podía. —Frunció el ceño—. ¿Te gustaría ir a una feria o a algo así? Te compraría algodón de azúcar y montaría contigo en las atracciones. O podríamos ir a pescar...
—Esto parece grave —dijo ella con miedo fingido—. ¿Te ha dado un ataque de «paternititis»?
—Eso parece —replicó sonriendo—. Al menos podríamos hablar y mandarnos tarjetas de felicitación por Navidad. Más adelante podrías venir a verme a Kentucky.
—O tú a Chicago —suspiró—. Bella y tú —se corrigió.
—Bella no durará. —Se encogió de hombros—. Es temporal, todas lo son. Verás..., en cierto modo, quería a tu madre, a pesar de que no podíamos estar juntos. Es difícil de sustituir. —Bajó la vista—. Lo sentí mucho cuando murió. No sabes cuánto.
—No creo que te hubiera escuchado si me lo hubieras dicho entonces. —Se incorporó en la cama—. Me parece que ahora entiendo todo algo mejor. Y sí, tal vez podríamos felicitarnos la Navidad a partir de ahora.
El seco comentario hizo sonreír a su padre.
—Tal vez. —Se levantó—. Bueno, será mejor que vaya a rescatar a Denisse. Bella está tratando de enseñarle a andar como una modelo.
—¿Es modelo?
—¿No se nota? Está claro que tiene estilo. Y Denisse se la estaba comiendo con los ojos. Dijo algo de un programa de televisión...
—Es una especie de chiste familiar —informó ________—. Gracias por la visita.
—Me parece que estás algo paliducha —dijo—. Denisse ha preparado un caldo de pollo mientras desfilaba con un libro en la cabeza. Creo que te lo va a traer.
—No, ella no —dijo Joe desde el umbral, mientras avanzaba cojeando mucho con una bandeja en la que había un cuenco de sopa, y una taza de té—. Esta muy ocupada tratando de aprender a darse la vuelta sin caerse en el estofado de ciervo.
—Lo siento —murmuró Edward avergonzado—. Le dije a Bella que no entrara en la cocina.
—No pasa nada. Parece que Denisse se lo está pasando en grande. —Le lanzó una dura mirada al pasar a su lado y puso la bandeja en la mesilla de noche—. Venga, incorpórate. No puedes comer así.
—Gracias, pero no va a servir de mucho. Joe no es de los que se casan —añadió al ver que no la entendía—. Y yo no soy una mujer liberada.
Edward lanzó un hondo suspiro.
—Bueno, cada uno es cada cual. —Le brillaron los ojos—. Soy un hombre muy liberado, pero me alegra que tú no lo seas. ¿Crees que tendré nietos? —añadió en tono reflexivo.
Ella se sonrojó y desvió la mirada.
—En breve, no. Sólo tengo veintidós años.
—Los hijos son una buena cosa. Ojalá hubiera disfrutado más de ti mientras podía. —Frunció el ceño—. ¿Te gustaría ir a una feria o a algo así? Te compraría algodón de azúcar y montaría contigo en las atracciones. O podríamos ir a pescar...
—Esto parece grave —dijo ella con miedo fingido—. ¿Te ha dado un ataque de «paternititis»?
—Eso parece —replicó sonriendo—. Al menos podríamos hablar y mandarnos tarjetas de felicitación por Navidad. Más adelante podrías venir a verme a Kentucky.
—O tú a Chicago —suspiró—. Bella y tú —se corrigió.
—Bella no durará. —Se encogió de hombros—. Es temporal, todas lo son. Verás..., en cierto modo, quería a tu madre, a pesar de que no podíamos estar juntos. Es difícil de sustituir. —Bajó la vista—. Lo sentí mucho cuando murió. No sabes cuánto.
—No creo que te hubiera escuchado si me lo hubieras dicho entonces. —Se incorporó en la cama—. Me parece que ahora entiendo todo algo mejor. Y sí, tal vez podríamos felicitarnos la Navidad a partir de ahora.
El seco comentario hizo sonreír a su padre.
—Tal vez. —Se levantó—. Bueno, será mejor que vaya a rescatar a Denisse. Bella está tratando de enseñarle a andar como una modelo.
—¿Es modelo?
—¿No se nota? Está claro que tiene estilo. Y Denisse se la estaba comiendo con los ojos. Dijo algo de un programa de televisión...
—Es una especie de chiste familiar —informó ________—. Gracias por la visita.
—Me parece que estás algo paliducha —dijo—. Denisse ha preparado un caldo de pollo mientras desfilaba con un libro en la cabeza. Creo que te lo va a traer.
—No, ella no —dijo Joe desde el umbral, mientras avanzaba cojeando mucho con una bandeja en la que había un cuenco de sopa, y una taza de té—. Esta muy ocupada tratando de aprender a darse la vuelta sin caerse en el estofado de ciervo.
—Lo siento —murmuró Edward avergonzado—. Le dije a Bella que no entrara en la cocina.
—No pasa nada. Parece que Denisse se lo está pasando en grande. —Le lanzó una dura mirada al pasar a su lado y puso la bandeja en la mesilla de noche—. Venga, incorpórate. No puedes comer así.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
—Es lo que trataba de hacer —contraatacó ella—, y no me hables con tanta brusquedad.
—Vendré a verte otra vez, ________ —le dijo Edward de camino hacia la puerta.
—Muy bien.
Cerró la puerta, y ________ trató de agarrar el cuenco de sopa de las manos de acero de Joe sin que viera cuánto le temblaban las suyas. Pero el cuenco parecía poco estable incluso antes de que lo tocara. Joe la miró a los ojos e intercambiaron una mirada que aceleró el corazón de ________.
—Así no puede ser —dijo entre dientes.
Se sentó en la cama, a su lado, y comenzó a darle cucharadas de sopa con delicadeza. Ella lo observaba fascinada por su ternura. Se conmovió al ver cómo la mimaba, cómo la miraba e incluso cómo sonreía al aceptar ella la sopa como si fuera una niña.
—¿Te sientes mejor? —preguntó.
—Mucho mejor, gracias. —Tomó algo más de sopa—. Me duele la garganta —susurró.
—Sí, me lo imagino. Tengo algo para eso y para el resfriado. Es lo que el médico nos receta. Voy a cuidar de ti, narciso.
—Alguien tiene que cuidar de ti —observó ella con voz suave, examinando sus duras facciones—. La pierna debe dolerte muchísimo.
—Como es habitual después de un día tan duro como éste —dijo sin darle importancia—. Quizá me tome algo para mitigar el dolor.
—Bueno, gracias por salvarnos.
—Kevin está peor que tú —dijo—. Vaya par de pardillos.
—Tú también estabas fuera durante la tormenta.
—Así es. Pero yo conozco el bosque, cielo, sé sobrevivir en una tormenta de nieve. Mi hermano y tú tenéis suerte de estar vivos.
—Ya, lo sé. —Se tomó el resto de la sopa y permaneció tranquilamente sentada mientras él le limpiaba la boca con una servilleta. Sabía que debía tener un aspecto terrible. No se había peinado, estaba pálida y le raspaba la garganta. Pero Joe la miraba con placer..., casi con posesividad.
—Tienes que dormir —dijo.
—He dormido de forma intermitente desde que me trajiste a casa —replicó ella—. No quiero dormir más.
—Te ayudará a recuperarte. —Se puso de pie, dejó el cuenco y le ofreció la taza de té para tomarse las pastillas que le había puesto en la mano.
________ vaciló, pero él parecía muy seguro, así que se las tomó, acabó el té y se recostó en las almohadas.
—Espero no contagiarte el resfriado —dijo ella.
—Normalmente no los padezco —respondió con una sonrisa lenta—. Ni siquiera por besar a niñitas enfermas.
—Vendré a verte otra vez, ________ —le dijo Edward de camino hacia la puerta.
—Muy bien.
Cerró la puerta, y ________ trató de agarrar el cuenco de sopa de las manos de acero de Joe sin que viera cuánto le temblaban las suyas. Pero el cuenco parecía poco estable incluso antes de que lo tocara. Joe la miró a los ojos e intercambiaron una mirada que aceleró el corazón de ________.
—Así no puede ser —dijo entre dientes.
Se sentó en la cama, a su lado, y comenzó a darle cucharadas de sopa con delicadeza. Ella lo observaba fascinada por su ternura. Se conmovió al ver cómo la mimaba, cómo la miraba e incluso cómo sonreía al aceptar ella la sopa como si fuera una niña.
—¿Te sientes mejor? —preguntó.
—Mucho mejor, gracias. —Tomó algo más de sopa—. Me duele la garganta —susurró.
—Sí, me lo imagino. Tengo algo para eso y para el resfriado. Es lo que el médico nos receta. Voy a cuidar de ti, narciso.
—Alguien tiene que cuidar de ti —observó ella con voz suave, examinando sus duras facciones—. La pierna debe dolerte muchísimo.
—Como es habitual después de un día tan duro como éste —dijo sin darle importancia—. Quizá me tome algo para mitigar el dolor.
—Bueno, gracias por salvarnos.
—Kevin está peor que tú —dijo—. Vaya par de pardillos.
—Tú también estabas fuera durante la tormenta.
—Así es. Pero yo conozco el bosque, cielo, sé sobrevivir en una tormenta de nieve. Mi hermano y tú tenéis suerte de estar vivos.
—Ya, lo sé. —Se tomó el resto de la sopa y permaneció tranquilamente sentada mientras él le limpiaba la boca con una servilleta. Sabía que debía tener un aspecto terrible. No se había peinado, estaba pálida y le raspaba la garganta. Pero Joe la miraba con placer..., casi con posesividad.
—Tienes que dormir —dijo.
—He dormido de forma intermitente desde que me trajiste a casa —replicó ella—. No quiero dormir más.
—Te ayudará a recuperarte. —Se puso de pie, dejó el cuenco y le ofreció la taza de té para tomarse las pastillas que le había puesto en la mano.
________ vaciló, pero él parecía muy seguro, así que se las tomó, acabó el té y se recostó en las almohadas.
—Espero no contagiarte el resfriado —dijo ella.
—Normalmente no los padezco —respondió con una sonrisa lenta—. Ni siquiera por besar a niñitas enfermas.
#Alejandra
Re: "Corazon de Invierno " (Joe y Tu) TERMINADA
________ se ruborizó y bajó la mirada, que quedó frente al pecho masculino, lo cual fue peor, ya que era muy atractivo y ella quería acariciárselo.
—Tienes unos ojos muy expresivos, ________ —murmuró mirándola intensamente—. Me deseas, ¿verdad?
El rubor de las mejillas de ________ se acentuó. Lo fulminó con la mirada.
—Soy consciente de que no es un deseo correspondido. No hace falta que me lo eches en cara. No puedo evitarlo.
—¿Eso he hecho? —Arqueó las cejas—. No era mi intención. Estoy habituado a decir lo que pienso.
—Yo también. —Miró la colcha—. Lo que he dicho antes... —vaciló, lo miró y luego desvió la vista—. Estaba alterada y cansada, y supongo que me deje llevar.
—¿Has confundido un escalofrío con el verdadero amor?
Ella le lanzó una mirada irritada por su sonrisa burlona.
—Me dejé llevar.
—Eres de lo que no hay, ________ —reflexionó él—. Y en cuanto a dejarse llevar, si no estuvieras tan débil, te echaría sobre las almohadas y me tumbaría encima de ti. Y, en unos minutos, los dos sabríamos lo que sientes por mí.
Volvía a hacerlo. Ella se sintió fuera de su elemento cuando comenzó a arrastrar las palabras de manera sensual y a hacerle el amor con la mirada. Los pezones se le endurecieron, se le tensaron los senos y se los tapó lentamente con la sábana para que él no se diera cuenta de la reacción que le provocaba.
Pero Joe ya la había visto. Sus ojos parecieron oscurecerse ante la prueba de la facilidad con que la excitaba. Lo que ella no sabía era que se sentía henchido de orgullo.
—No te preocupes —dijo mientras agarraba la bandeja sin dejar de mirarla—. Tengo un sentido muy profundo de la supervivencia. Yo sí quería decir lo que dije sobre el compromiso.
—Envejecerás solo —dijo ella en voz baja, con los ojos fijos en sus duras facciones—. No tendrás a nadie que te cuide ni que se preocupe por ti. Acabarás por refugiarte en una concha aún más gruesa de la que tienes ahora y te volverás inaccesible. ¿Es eso lo que de verdad quieres?
—No —respondió con expresión momentáneamente sincera—. Pero tampoco quiero que me partan el corazón por segunda vez. Me gusta la vida que llevo.
—Sin trabas.
—Exactamente. —Se marchó sin añadir nada más Seguía cojeando mucho y tenía el ceño fruncido al salir de la habitación.
________ debió de quedarse dormida después, ya que no vio a Joe cuando regresó, callado y vigilante, a sentarse al lado de la cama. La miraba como si no pudiera evitarlo, observaba cómo se elevaban y descendían sus senos firmes y jóvenes bajo la sábana. Dormida, parecía inocente. Pero recordó que todo el mundo lo parecía en ese estado.
Aunque había algo distinto en aquella mujer. Era especial. Demasiado. Iba a tener que controlarse para no caer de cabeza en esa dulce trampa. Llevaba ya mucho tiempo luchando contra ella para darse por vencido.
Al final, cerró los ojos dando un largo suspiro y trató de hallar una postura cómoda en la silla. La rodilla le dolía terriblemente. Era probable que se hubiera roto un ligamento. Pero no quería que nadie tocara a ________. Le pertenecía, era responsable de ella.
La alarma del reloj sonó anormalmente alta. Despertó a ________ de madrugada, justo antes de amanecer. Abrió los ojos y vio a Joe despatarrado en la silla, haciendo muecas al respirar. Era probable que le doliera la pierna, pero allí estaba sentado, cuando podría haber estado cómodamente tumbado en su cama.
________ se levantó sin dejar de mirarlo. Incluso sin afeitar y con aspecto desaliñado era muy atractivo. Llevaba los faldones de la camisa por fuera de los pantalones y ésta, a medias desabrochada, le dejaba el pecho moreno al descubierto. Tal vez no la amara, pero se comportaba de manera extrañamente protectora con ella, lo cual era un ligero consuelo.
Le acarició la mejilla, cálida y dura, con la yema de los dedos, siguiendo la línea de los pómulos.
—Joe... —susurró.
Él emitió un sonido y volvió la cabeza, pero no abrió los ojos.
—Joe, ven a la cama —susurró.
No se despertó del todo. Dejó que lo levantara de la silla y se tumbó en la cama protestando entre dientes. ________ se alegró de que se hubiera quitado las botas porque no le hubiera hecho ni pizca de gracia tratar de quitárselas. Le colocó las piernas en la cama, con cuidado de no hacerle daño en la mala. Después, con una sonrisa traviesa, se metió entre las sábanas y se acurrucó a su lado.
Él la rodeó con el brazo instintivamente hasta que su mejilla le tocó la camisa. Le acarició suavemente el pelo, y ella pensó que nunca había estado tan cerca del cielo. Se quedó quieta junto a él a la débil luz de la lámpara y trató de imaginarse cómo serían las cosas si estuvieran casados, si tuviera derecho a estar en sus brazos de aquella manera todas las noches mientras, fuera, el viento aullaba y la nieve caía.
Era una sensación tan dulce que perdió el miedo al futuro y se durmió.
Sonaba un tambor. Lo escuchó en un rincón de la mente. Su ritmo regular era consolador. Sonaba cerca, cada vez más fuerte. De repente se detuvo y, después, volvió a sonar. Algo se movió contra ella. Su cabeza cayó sobre la almohada y farfulló al sentir que el colchón descendía y volvía a su posición normal.
El sonido de unos pasos se alejó. Una puerta se abrió y se volvió a cerrar. Pensó que era un sueño sin sentido y se volvió a dormir.
La despertó la luz que entraba por la ventana. Esa vez abrió los ojos. Denisse descorría las cortinas.
—¿Qué tal se siente? —preguntó.
—Bi... —Estaba ronca—. Bien, creo.
—Está pálida. Para desayunar hay copos de avena. Es lo mejor para el dolor de garganta y el resfriado. También he preparado tostadas con mantequilla y café. ¿Le parece bien?
—Sí —________ suspiró—. Estoy hambrienta.
Denisse se acercó a la cama y le tocó la frente.
—Tienes unos ojos muy expresivos, ________ —murmuró mirándola intensamente—. Me deseas, ¿verdad?
El rubor de las mejillas de ________ se acentuó. Lo fulminó con la mirada.
—Soy consciente de que no es un deseo correspondido. No hace falta que me lo eches en cara. No puedo evitarlo.
—¿Eso he hecho? —Arqueó las cejas—. No era mi intención. Estoy habituado a decir lo que pienso.
—Yo también. —Miró la colcha—. Lo que he dicho antes... —vaciló, lo miró y luego desvió la vista—. Estaba alterada y cansada, y supongo que me deje llevar.
—¿Has confundido un escalofrío con el verdadero amor?
Ella le lanzó una mirada irritada por su sonrisa burlona.
—Me dejé llevar.
—Eres de lo que no hay, ________ —reflexionó él—. Y en cuanto a dejarse llevar, si no estuvieras tan débil, te echaría sobre las almohadas y me tumbaría encima de ti. Y, en unos minutos, los dos sabríamos lo que sientes por mí.
Volvía a hacerlo. Ella se sintió fuera de su elemento cuando comenzó a arrastrar las palabras de manera sensual y a hacerle el amor con la mirada. Los pezones se le endurecieron, se le tensaron los senos y se los tapó lentamente con la sábana para que él no se diera cuenta de la reacción que le provocaba.
Pero Joe ya la había visto. Sus ojos parecieron oscurecerse ante la prueba de la facilidad con que la excitaba. Lo que ella no sabía era que se sentía henchido de orgullo.
—No te preocupes —dijo mientras agarraba la bandeja sin dejar de mirarla—. Tengo un sentido muy profundo de la supervivencia. Yo sí quería decir lo que dije sobre el compromiso.
—Envejecerás solo —dijo ella en voz baja, con los ojos fijos en sus duras facciones—. No tendrás a nadie que te cuide ni que se preocupe por ti. Acabarás por refugiarte en una concha aún más gruesa de la que tienes ahora y te volverás inaccesible. ¿Es eso lo que de verdad quieres?
—No —respondió con expresión momentáneamente sincera—. Pero tampoco quiero que me partan el corazón por segunda vez. Me gusta la vida que llevo.
—Sin trabas.
—Exactamente. —Se marchó sin añadir nada más Seguía cojeando mucho y tenía el ceño fruncido al salir de la habitación.
________ debió de quedarse dormida después, ya que no vio a Joe cuando regresó, callado y vigilante, a sentarse al lado de la cama. La miraba como si no pudiera evitarlo, observaba cómo se elevaban y descendían sus senos firmes y jóvenes bajo la sábana. Dormida, parecía inocente. Pero recordó que todo el mundo lo parecía en ese estado.
Aunque había algo distinto en aquella mujer. Era especial. Demasiado. Iba a tener que controlarse para no caer de cabeza en esa dulce trampa. Llevaba ya mucho tiempo luchando contra ella para darse por vencido.
Al final, cerró los ojos dando un largo suspiro y trató de hallar una postura cómoda en la silla. La rodilla le dolía terriblemente. Era probable que se hubiera roto un ligamento. Pero no quería que nadie tocara a ________. Le pertenecía, era responsable de ella.
La alarma del reloj sonó anormalmente alta. Despertó a ________ de madrugada, justo antes de amanecer. Abrió los ojos y vio a Joe despatarrado en la silla, haciendo muecas al respirar. Era probable que le doliera la pierna, pero allí estaba sentado, cuando podría haber estado cómodamente tumbado en su cama.
________ se levantó sin dejar de mirarlo. Incluso sin afeitar y con aspecto desaliñado era muy atractivo. Llevaba los faldones de la camisa por fuera de los pantalones y ésta, a medias desabrochada, le dejaba el pecho moreno al descubierto. Tal vez no la amara, pero se comportaba de manera extrañamente protectora con ella, lo cual era un ligero consuelo.
Le acarició la mejilla, cálida y dura, con la yema de los dedos, siguiendo la línea de los pómulos.
—Joe... —susurró.
Él emitió un sonido y volvió la cabeza, pero no abrió los ojos.
—Joe, ven a la cama —susurró.
No se despertó del todo. Dejó que lo levantara de la silla y se tumbó en la cama protestando entre dientes. ________ se alegró de que se hubiera quitado las botas porque no le hubiera hecho ni pizca de gracia tratar de quitárselas. Le colocó las piernas en la cama, con cuidado de no hacerle daño en la mala. Después, con una sonrisa traviesa, se metió entre las sábanas y se acurrucó a su lado.
Él la rodeó con el brazo instintivamente hasta que su mejilla le tocó la camisa. Le acarició suavemente el pelo, y ella pensó que nunca había estado tan cerca del cielo. Se quedó quieta junto a él a la débil luz de la lámpara y trató de imaginarse cómo serían las cosas si estuvieran casados, si tuviera derecho a estar en sus brazos de aquella manera todas las noches mientras, fuera, el viento aullaba y la nieve caía.
Era una sensación tan dulce que perdió el miedo al futuro y se durmió.
Sonaba un tambor. Lo escuchó en un rincón de la mente. Su ritmo regular era consolador. Sonaba cerca, cada vez más fuerte. De repente se detuvo y, después, volvió a sonar. Algo se movió contra ella. Su cabeza cayó sobre la almohada y farfulló al sentir que el colchón descendía y volvía a su posición normal.
El sonido de unos pasos se alejó. Una puerta se abrió y se volvió a cerrar. Pensó que era un sueño sin sentido y se volvió a dormir.
La despertó la luz que entraba por la ventana. Esa vez abrió los ojos. Denisse descorría las cortinas.
—¿Qué tal se siente? —preguntó.
—Bi... —Estaba ronca—. Bien, creo.
—Está pálida. Para desayunar hay copos de avena. Es lo mejor para el dolor de garganta y el resfriado. También he preparado tostadas con mantequilla y café. ¿Le parece bien?
—Sí —________ suspiró—. Estoy hambrienta.
Denisse se acercó a la cama y le tocó la frente.
#Alejandra
Página 15 de 21. • 1 ... 9 ... 14, 15, 16 ... 21
Temas similares
» "Por siempre en mi corazon" [ Harry styles y tu] TERMINADA
» INTREPIDO CORAZÓN (Adaptación) Joe y Tu TERMINADA
» "En Donde esta el Corazon(Joseph Jonas y Tu)"[Terminada]
» Corazón Indomable - Nick&Tu (adaptacion)Terminada.
» ♥ Jugando con tu Corazón ♥- [James Maslow y Tu] ~Terminada~
» INTREPIDO CORAZÓN (Adaptación) Joe y Tu TERMINADA
» "En Donde esta el Corazon(Joseph Jonas y Tu)"[Terminada]
» Corazón Indomable - Nick&Tu (adaptacion)Terminada.
» ♥ Jugando con tu Corazón ♥- [James Maslow y Tu] ~Terminada~
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 15 de 21.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.