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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 9:53 pm

Capitulo 44


Después fui subiendo por su cuello hasta volver a besarla en los labios más apasionadamente que instantes antes, haciéndola caminar hacia la cama. Una vez ahí, la coloqué encima y me subí en ella, dispuesto a que disfrutara como quizá no lo había hecho antes. Volví a besarle el cuello, presionándolo ligeramente con mis labios, luego bajé por en medio de sus senos, pasé por su abdomen y me detuve en su ombligo en tanto mis manos bajaban su bikini para dejarla completamente desnuda.


Sus gemidos eran más intensos y de su boca escapó un grito ahogado cuando sintió mi lengua en su intimidad, la fui recorriendo, saboreándola, concentrado en hacerla vibrar, mi lengua se abría paso entre sus pliegues y llegó a todos y cada uno de sus rincones. Cuando sentí que estaba a punto de terminar sustituí mi lengua por dos dedos y la miré cuando llego al orgasmo. Tenía los ojos cerrados, apretaba el edredón y su grito casi fue ensordecedor


Me levanté para quitarme lo que me quedaba de ropa, estaba demasiado excitado y necesitaba con urgencia estar dentro de su cuerpo. Me puse el condón y caminé de vuelta a la cama, me tendí sobre ella y fui deslizando mis dedos por sus piernas hasta llegar a la pelvis que fui apretando suavemente hasta que encontré el punto exacto que la excitaría de nuevo.


Abrió sus piernas dándome la bienvenida a la gloria de su cuerpo, así que entré en ella y el gemido no se hizo esperar al sentirme, comencé a comerme sus senos alternadamente mientras ella me sujetaba fuertemente por la espalda y yo me movía constante, pero lento, prologando el momento, sus fuertes gemidos me indicaban como lo estaba disfrutando y esa era una razón más para que yo lo disfrutara de igual manera que ella. Sentí como tensaba los músculos de su intimidad, aprisionando más mi miembro para lograr un roce más exquisito, entonces, puse mis manos sobre la cama para tomar más impulso y moverme con más rapidez en tanto sentía sus manos recorrer mi espalda.


La expresión de placer en su rostro era incomparable, las gotas de sudor en su frente brillaban y se mordía los labios sin quitarme la mirada, suplicaba por más con la voz entrecortada y yo fui aumentando paulatinamente la velocidad de mis movimientos hasta que ya no podía controlarme más y se volvieron delirantes, ansiosos por lograr aquel maravilloso éxtasis que alcancé instantes antes que ella, que me apretó fuertemente la espalda mientras su cuerpo parecía convulsionarse. Me dejé caer sobre ella, rendido y satisfecho, después me acosté a su lado.


– ¿Te vas ya? – preguntó cuando me vio levantarme de la cama.


– Sí, pero tú puedes quedarte, la habitación ya está pagada – respondí antes de entrar al baño.


– Espera… tú… – exclamó y supe que era momento de decirle la regla que faltaba.


– Regla número tres: no lazos afectivos.


Abrí el grifo, mientras caía el agua me retiré el condón y lo tiré en el bote de basura. Me metí a ducharme, esta experiencia había sido diferente y estaba desconcertado, tenía muchas preguntas en mi cabeza, por primera vez. Todo en ella era diferente, su forma de entregarse, sus palabras, me dio la impresión que no había estado con muchos hombres en la intimidad y lo que más me inquietaba era saber la forma en que ella había dado con esta sociedad. Salí de la ducha, me sequé y salí con una toalla enredada en la cintura.


La vi acostada boca abajo, abrazando la almohada. Tomé mi ropa y me vestí, me acerqué a la cama y la miré unos segundos, dormía profundamente, su rostro lucía tranquilo, sereno, pacífico, pero de pronto su seño se frunció.




– Sí, ya sé que nunca tienes tiempo – exclamó dormida.


Me pregunté con quien estaría soñando y salí de la habitación.


Al día siguiente fui a la oficina por la mañana y en la tarde fui a visitar a Erika que estaba muy contenta viendo televisión en la enorme pantalla plana de su habitación.


Cuando salí de ahí Julieta me llamó a mi movil estaba llorando desconsolada, así que de inmediato subí a mi coche y me dirigí a su departamento. Al llegar apagué el otro movil, mi amiga estaba primero, antes que cualquier noche de pasión. En cuanto me abrió la puerta se lanzó a mis brazos.


– ¿Qué paso? – pregunté preocupado cerrando la puerta tras de mí.


– Guillermo se fue, sólo me dejó una nota – apenas y pudo responder entre el llanto tan intenso.


– Cálmate, ese infeliz no merece que estés así, te ha hecho un favor con irse.


– Es que eso no es todo, acaban de entregarme el reporte de la investigación y sí me engañaba.


– Mal*dito, pero te juro que esto no se va a quedar así, lo voy a buscar y voy a hacer que se arrepienta.




La llevé al sillón y ahí nos sentamos, la seguí abrazando mientras seguía llorando, en la mesa de centro vi que tenía un folder abierto con muchos papeles y fotos, tomé una y mis ojos se abrieron como platos, no pude creer con quien lo tomaron besándose al salir de un hotel, no podía ser eso cierto.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 9:57 pm

Capitulo 45






– ¿Cómo fui tan idi*ota para no haberme dado cuenta? – exclamó Julieta aún llorando.


– Dicen que el amor es ciego, no en vano nunca me cayó bien, aunque jamás me imaginé que tuviera esas tendencias.


– Eso es lo que más me duele, si me hubiera engañado con una mujer creo que hasta lo hubiera perdonado, pero un hombre…


– Ya no llores, por favor, no vale la pena que estés así, no por él.


– Es que no sabes el shock tan grande, además ve los papeles, es un estafador profesional.


– Pero sus días de vividor han terminado.


– Eran todos mis ahorros Logan, tengo muchísimas deudas.


– No te preocupes por eso, yo te ayudaré a cubrirlas.


– No, de ningún modo lo voy a permitir, te lo agradezco, pero no es justo que tú pagues por mis errores.


– Para eso somos los amigos y yo estoy en deuda contigo.


– Ni lo menciones, sabes que eres otro hermano para mí.


La seguí abrazando y cuando se quedó dormida la llevé a su habitación, yo también estaba en shock, nunca me hubiera pasado por la mente que David tuviera esos gustos, lo había visto infinidad de veces con chicas en la universidad, jamás le noté nada extraño, ¿sería reciente su cambio?, ¿o simplemente era bisexual? Hablaría con él, esto no se podía quedar así.


Estaba acostado al lado de Julieta viéndola dormir cuando de pronto una imagen vino a mi mente, el rostro de la chica de la noche anterior, me pregunté que estaría haciendo, si también ya estaría dormida, ¿volvería a verla?, pero, ¿por qué pensaba en ella?, eso no estaba bien, ¿acaso rompería las reglas esta vez?, cerré los ojos tratando de dormir.


Cuando desperté, Julieta ya se había ido a trabajar, me dejó una nota en la mesa de noche diciéndome que me sintiera en casa y desayunara lo que quisiera, me levanté y me dirigí a la cocina, abrí el refrigerador y saqué un bote de leche, me serví en un vaso y después tomé las galletas del anaquel de arriba, me senté frente a la mesa y al terminar le marqué a David y lo cité a las seis en el restaurante del Rose Imperial.


Después fui a mi departamento, me bañé, me arreglé y luego fui a la oficina a ver qué pendientes tenía.


A las dos almorcé con Julieta, me dio gusto verla más tranquila, eso siempre se lo había admirado, no se clavaba mucho tiempo en las emociones, las vivía al máximo y en poco tiempo las hacía a un lado.


Más tarde me dirigí al Rose Imperial, pasé a saludar a Erika y me quedé poco más de una hora platicando con ella y su mamá, estaban tan felices y agradecidas las dos, me alegraba poder contribuir con esos momentos.


Iba saliendo de su habitación cuando el movil sonó, era un poco temprano para esas llamadas, sin embargo, lo saqué y miré sorprendido el número, una sonrisa se dibujó en mis labios al ver de quien se trataba.


– Hola.


– ¿Estás libre esta noche? – me sorprendió escuchar su tono sensual y me gustó.


– Sí, te veo en el mismo lugar a las ocho, ¿te parece?


– ¿No podría ser más temprano?, ¿a las 6:30? – ¿por qué querría verme más temprano?, ¿tendría algo que hacer más tarde?


– Lo siento, me es imposible a esa hora – otra razón más para querer golpear a David.


– Vale, entonces a las ocho – respondió un tanto desilusionada.


– A las ocho, en el lobby, cerca de los ascensores.






Colgué porque se habían abierto las puertas del ascensor y entré, presioné el botón de planta baja y sonreí ante la expectativa del encuentro nocturno, no estaba muy seguro si volvería a buscarme y no imaginé que llamara tan temprano, de haberlo sabido hubiera citado a David a la hora del almuerzo, pero pensaba llamarla yo después de terminar de arreglar ese asunto, quería volver a verla antes de ir a pasar el fin de semana a casa de mis padres.


Puntualmente llegó David, me saludó como siempre con su típica sonrisa y un abrazo, evite pegarme mucho a su cuerpo, ya no lo veía con los mismos ojos que antes. Pedimos de cenar y un par de cervezas.


– Que sorpresa viejo, ¿cuánto tiempo sin verte cómo supiste que estaba en Nueva Jersey?


– Todo en esta vida se sabe David, tarde o temprano, no hay nada oculto bajo el sol, por más que uno trate de esconderse – respondí serio y frío.


– ¿Y cómo van los negocios? – respondió mirándome extrañado.


– Muy bien, ¿y los tuyos?


– Bien, gracias.


Nos llevaron la cena y estuvimos platicando de cosas triviales, le coqueteó descaradamente a la mesera que se sonrojó, yo moví la cabeza reprobatoriamente. Cuando terminamos de cenar abrí el sobre que traía y saqué las fotos, las fui poniendo una a una sobre la mesa.


La expresión de su rostro fue cambiando conforme las veía de sorpresa, a nervios, a vergüenza, a coraje, simplemente no tenía precio verlo así.


– No sabía que habías cambiado a las mujeres, ¿te hartaste después de todas las que tuviste en la universidad?


– No, no las he cambiado – respondió nervioso juntando las fotos, pero lo detuve.


– A mí me importa muy poco con quien te revuelques, sea mujer u hombre, pero, este tipejo abusó y utilizó vilmente a alguien sumamente preciado por mí y eso no se puede quedar así y tú vas a ayudarme, si no quieres que estas fotografías sean distribuidas entre las chicas de la sociedad a la que pertenecemos o peor aún, que lleguen a la editorial de una importante revista de sociales.


– Logan, no es lo que piensas, no he dejado a las mujeres, me encantan, tú lo sabes, pero, en una fiesta ya con muchos tragos encima un tipo se me acercó y probé y…


– Ya te dije que eso a mí no me interesa, lo que quiero es que este individuo pague por la canallada que hizo.


– Está bien, ¿qué debo hacer? – preguntó sintiéndose acorralado.


– Hundirlo, quiero verlo en la cárcel, aprovecha tus encantos y dale confianza, deja que te estafe, porque si no lo sabes, a eso se dedica en la vida, hasta te estoy haciendo un favor – moví la cabeza – después refúndelo en prisión.


– ¿Y por qué no lo hace la persona que mencionas?, yo buscaré las pruebas necesarias. – Porque no pienso permitir que pase por ese proceso, ya suficiente daño le hizo.– ¿Se trata de Presley?


– No y no es de tu incumbencia quien sea… tienes tres meses David, o esto saldrá a la luz pública – dije determinado en tanto recogía las fotos y las guardaba de nuevo en el sobre.


– De acuerdo, muy pronto estará en prisión.


– Eso espero, buenas noches David.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:05 pm

Capitulo 46

Tomé el sobre y bajé al estacionamiento para guardarlo en mi auto, faltaban cinco minutos para las ocho, me puse un poco de loción y subí de nueva cuenta, pero por las escaleras. La vi recargada en la pared, ¿tenía los ojos cerrados?, sí que era intrigante su forma de comportarse, otra vez estaba nerviosa, ¿por mí?, ¿o sólo por la situación? Me miró, esta vez iba un
 poco más maquillada que la otra noche, traía su cabello recogido en una coleta y de nuevo vestía su abrigo, pero en esta ocasión cerrado.

– Buenas noches – saludé admirándola, que hermosa se veía.

– Buenas noches – respondió mientras me sonreía.

Entramos al ascensor, me gustaba ver la expresión de su rostro cuando me miraba, era una mezcla de fascinación, deseo, nervios, ansias, de muchas emociones, que francamente alimentaban mi ego. Percibí un ligero movimiento de su parte, acercándose a mí, malditas cámaras de seguridad, yo también ardía en deseos por besarla, pero tenía que advertirla antes de tener que rechazarla y que se lo tomará a mal, pero, ¿por qué me importaba eso?, ya lo había hecho con otras mujeres sin tomar en cuenta que se molestaran o se sintieran ofendidas.

– En este hotel hay cámaras en los ascensores, por seguridad – la señalé con los ojos.

– Entiendo, pero no iba a intentar nada extraño – respondió avergonzada.

No pude evitar que una sonrisa se me escapara, sabía que estaba tan ansiosa como yo, sus ojos eran ventanas abiertas, ¿acaso no veía el deseo en los míos?, como iba a verlo si prefería mirar el suelo.

Salimos del ascensor y caminamos unos metros para llegar a la habitación, me sorprendió gratamente cuando al entrar y encender la luz ella tomó la iniciativa y me acorraló contra la puerta para besarme desesperada, le respondí de igual manera, mi lengua se entrelazaba con la de ella en una lucha sin tregua, frotándose, sintiéndose, en tanto mis manos desabrochaban el estorboso abrigo que dejé caer al suelo segundos después, la separé un poco para mirarla y me quedé perplejo, traía un provocativo vestido rojo de tirantes que acentuaba el color de su blanca piel y mi excitación aumentó, ella se había arreglado para mí.

– Wow… ese vestido sí que te queda bien, muy bien.

– ¿De verdad? – preguntó y se dio una vuelta coquetamente

– Por supuesto, aunque a decir verdad, se verá mejor en el suelo.


Me gustaba esa combinación en ella, de niña tímida y mujer fatal. Me complacía ser yo quien sacara en ella esa parte sensual que no mostraba en público, no se hubiera puesto el abrigo si lo hiciera.

La tomé por la cintura y mi lengua recorrió su oreja exhalando en ella, sentí como se doblaba su cuerpo y me sujetaba por los codos, fui lamiendo hasta llegar a su cuello que besé en tanto bajaba los tirantes del vestido hasta llegar a sus senos que acaricié sobre la tela, después le besé la parte de éstos que sobresalía, luego ella tomó mi cara y me besó frenética, deslicé una de mis manos por debajo de la ropa y noté que traía tanga esta vez, así que masajeé su nalga. Después de romper el beso lamió mi cuello.



– Quiero sentirte dentro de mí – musitó en mi oído acariciando mi miembro ya erecto y después desabrochó con rapidez mi pantalón y liberó mi erección.

Mientras me ponía el condón, ella se tumbó en la cama y se deshizo de su tanga al tiempo que yo lo hacía de mi pantalón, me coloqué encima subiendo su vestido para entrar en ella que gritó al sentirme, comencé con el movimiento haciéndola mía, haciéndola vibrar en tanto ella me quitaba la camisa y acariciaba mi pecho.

Gemí en su oreja, quería que estuviera segura de lo que me hacía sentir, de cómo disfrutaba tenerla entre mis brazos e inundar su cuerpo con el mío, sentí como deslizaba sus manos por mi espalda hasta mis nalgas que empujaba para que llegará más profundo en ella, volví a besarla y mordí sus labios, quería comérmela, ella rompió el intenso beso y gritó de manera deliciosa mientras llegaba al orgasmo y su cuerpo se estremecía, no puede evitar reírme, me llenaba de un gozo incomparable ser yo el responsable de ese grito.


– Sshhh, van a pensar que te estoy matando – dije sobre sus labios abiertos.

– Y lo estás haciendo… de placer – respondió mirándome a los ojos.


Me senté en la cama, recargado en la cabecera en tanto ella se quitaba el vestido, revelándome la desnudez de su cuerpo perfecto, se sentó sobre mí, rozando exquisitamente su sexo con el mío, lamiendo y mordisqueando mi oreja en tanto presionaba mis pezones con sus dedos.

La levanté un poco, a pesar de estar disfrutando del roce de nuestros sexos, quería estar de nuevo dentro de ella. Me encantó que tomara la iniciativa y fuera ella quien se lo introducía, comenzó a moverse lentamente, gimiendo, le solté el cabello y ella se lo acomodó sobre sus hombros de una forma tan increíblemente sensual mientras yo le acariciaba sus muslos y ella se movía a su ritmo, poniendo sus manos sobre mis hombros.

Nos miramos a los ojos y eso fue el aliciente que me faltaba para alcanzar el orgasmo en tanto le apretaba sus nalgas y gritaba por la intensa sensación. Calló mi grito besándome mientras ella terminaba también. Suspiró y la miré confundido, no sé porque pero quería saber lo que pensaba en ese momento, me inquietaba su actitud.

Me cuestionó si ya me marchaba y cuando le dije que no me comentó que quería hacerme una pregunta, el rubor inundó sus mejillas, ¿cómo podía darle vergüenza hacerme una simple pregunta, cualquiera que fuera, después de haberme entregado su cuerpo?

No pude evitar reírme cuando finalmente me hizo saber lo que le inquietaba de mí, ¿cómo era posible que pensara que me prostituía?, entonces terminé por comprender que ella ignoraba toda la cuestión de la sociedad, simplemente alguien le había dado mi teléfono sin darle ninguna explicación y rompiendo la cuarta regla.

– No soy un gigoló, si es lo que piensas, esto es sólo placer para ambos y créeme, no hay dinero suficiente para retribuirlo – le expliqué levantándome de la cama para buscar otro condón.

Me quité el que traía y lo tiré a la basura, quería hacerla mía una vez más esa noche, no sabía cuándo volvería a verla y deseaba sentirla otra vez temblando entre mis brazos.

Me subí a la cama y dejé el condón en la almohada, la hice acostarse nuevamente, fui deslizando con suavidad mis dedos por la piel tersa de sus piernas, acariciando desde el talón y subiendo de a poco, me entretuve en sus rodillas mientras veía como su pecho subía y bajaba cada vez más aprisa porque su respiración se estaba elevando. Al llegar a sus muslos besé y lamí su ombligo, otro gemido se dejó escuchar, así que subí a sus senos y comencé a comerme uno de sus pezones mientras mis dedos pasaban a su centro frotándolo por fuera y me comí el otro pezón.

Instintivamente abrió las piernas y le introduje mi dedo mientras la besaba apasionadamente, tratando de sincronizar los movimientos de mi lengua y de mi dedo, me pasó el condón y me lo puse de inmediato. Vi como cerraba los ojos cuando volvió a sentirme dentro de su cuerpo. Comencé a moverme lentamente en tanto le besaba el cuello y le apretaba delicadamente sus nalgas. Sus gemidos me encantaban, sin embargo, disfrutaba más de su sabor así que la besé frenéticamente. Ella se aferró a mi espalda y enrolló sus piernas en mi cintura apretándome para sentir más como la llenaba.

Rompí el beso para gruñir, los movimientos de ambos se intensificaron, puse mis manos sobre la cama para levantarme un poco y mirar su rostro, me excitaba más ver su expresión retorcida. Deslizó sus manos a mi torso y lo acarició, se mordía los labios. Embestí con más fuerza, quería que termináramos juntos y a mí me faltaba poco, ella me suplicó por más, estaba a punto de llegar también e instantes después ambos lo logramos. Abrió su boca y su grito se mezcló con el mío, era el éxtasis total, la gloria.

Me dejé caer sobre su cuerpo, en tanto nuestras respiraciones trataban de volver a la normalidad, segundos después me acosté a su lado y cuando estaba completamente recuperado me levanté a vestirme, ella no dijo nada, ya había comprendido las reglas.

Estaba por retirarme cuando recordé que a la mañana siguiente viajaría, así que me detuve antes de abrir la puerta y me giré.

– No estaré disponible hasta el lunes por la noche – aclaré para evitar que me llamara y encontrará el celular fuera de servicio.

– Entiendo – respondió seria.

– Claro que siempre hay otras opciones… puedes acariciarte pensando en mí – sugerí pícaramente

– Hasta luego.

Y salí de la habitación, no entendía porque me tomaba tantas molestias con ella, no tenía por qué haberle aclarado que no estaría disponible, eso rompía en parte las reglas, no sería la primera vez que apagaría ese movil, pero esa desconocida estaba ejerciendo en mí algo extraño y me pregunté nuevamente cómo es que había dado conmigo y por qué se había atrevido a llamarme sin saber nada de mí.

Llegué a la casa de mis padres a mediodía, no había nadie, sólo la servidumbre, subí a mi habitación y desempaqué mi maleta. Me tiré en la cama a ver televisión y me quedé dormido no sé cuánto tiempo.

La ruidosa llegada de Jaxon y Diana me despertó, moví mi cabeza, no importaba que él tuviera 29 años ni que estuviera casado, siempre sería como un niño.

Así que baje y los saludé, a los pocos minutos llegaron mis padres, que me abrazaron dándome la bienvenida. Más tarde llegó Presley con unas amigas y poco después, Dylan que la abrazó efusivamente.

Cenamos y estuvimos platicando largo rato, mi pequeña hermana estaba más que emocionada porque al día siguiente haría oficial su compromiso con Dylan. Me fui a acostar, pero no tenía sueño, entonces me puse a leer mientras escuchaba música.

Obviamente no oí cuando abrieron la puerta, me di cuenta que había alguien en mi habitación cuando me quitaron el libro de las manos. Era Maggie, una amiga de Presley, de la cual yo sabía plenamente que sentía algo por mí, me miraba seductora, traía puesto un short y una polera de tirantes ceñida al cuerpo, se mordió un dedo y vi el deseo en sus ojos, estaba determinada a seducirme esa noche y yo sonreí.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:08 pm

Capitulo 47

– Maggie, creo que te equivocaste de habitación – dije quitándome los audífonos y dejando el Ipod sobre la mesa de noche.

– No, definitivamente esta es la que estaba buscando – exclamó en tono sensual sentándose a mi lado.

– No pretenderás dormir aquí, verdad? – pregunté haciéndome el desentendido.

– No pretendo precisamente dormir Logan– respondió poniendo su mano sobre mi muslo – ¿sabes?, has sido mi fantasía los últimos diez años de mi vida y ahora quiero hacerla realidad.

– Maggie, está aquí toda mi familia, incluida Presley, tu amiga.

– Todos están en sus recámaras – se sentó sobre mí – prometo no hacer ruido – añadió y me besó apasionadamente.

Puse mis manos en su cintura y le correspondí el beso, que diferente era su sabor al de la desconocida de anoche, su forma de besar. Empezó a lamer y mordisquear mi cuello, estaba logrando excitarme, pero nada comparado a las caricias que ella me provocaba, estaría a mil con ella si me mordiera, pero. ¿qué estaba yo haciendo?, ¿comparándola?, jamás había hecho comparaciones antes, me quedaba claro que cada mujer era única, ¿por qué ahora pensaba en ella y deseaba que fuera la que estuviera ahí? Maggie subió a mi oreja y la lamió, absorbió el lóbulo, yo estaba estático, como nunca, mi cuerpo estaba ahí, mi mente a kilómetros.

– Me he reservado para ti, quiero que seas el primero, como siempre lo soñé – susurró en mi oído trayendo mi mente de regreso.



Y, sin saberlo, me dio la clave para detenerla, así que la cargué y la puse a mi lado, me levanté de la cama y me llevé una mano a la cabeza, haciendo mi cabello para atrás.

– ¿Qué pasa?, ¿nunca has estado con una virgen? – preguntó inocentemente.

– Maggie, la primera vez en la vida de una mujer es importante, tiene que ser especial, es algo que siempre recordará.

– Lo sé, porque eso quiero que sea contigo – exclamó hincándose en la cama para alcanzarme, pero yo me hice para atrás.

– No es buena idea – aseguré.

– ¿Por qué no?, ¿no te gusto?, ¿no me encuentras atractiva?

– No es eso Maggie, eres muy hermosa pero mereces que tu primera vez sea única – guardé silencio buscando las palabras adecuadas – mereces que sea con alguien que te quiera, no con quien está pensando en otra persona.

– ¿Qué?, ¿estabas pensando en alguien más? – preguntó desconcertada y desilusionada.

– Sí, no voy a mentirte, por eso no merezco que me entregues tu inocencia, espera a que llegue el indicado, el hombre que te quiera y que esté feliz de ser el primero en tu vida, yo no soy ese hombre.

– No sabía que tuvieras novia, eso sí es una sorpresa, el inconquistable Logan Henderson al fin ha sido cazado.

– No es mi novia – dije sin pensar – aún – añadí sorprendiéndome a mí mismo.

– Entonces no hay ningún obstáculo para hacerlo conmigo.

– Hay más de uno Maggie, eres amiga de Presley, estamos en la casa de mis papás, tú y yo no somos nada y aunque ella no sea mi novia está en mi mente, no quiero perjudicarte, será mejor que te marches.

– Vale– exclamó y se levantó de la cama acercándose a la puerta – no me importa que pienses en otra, es más, si quieres imagínate a Megan Fox, pero hazme el amor – agregó acorralándome contra la pared.

– No Maggie, date a respetar, no puedo hacerte el amor porque eso involucra sentimientos y, perdóname por ser tan sincero, no los tengo por ti y no voy a tomarte solamente por capricho tuyo, créeme que no soy el hombre de tus fantasías – expliqué tomándola de las manos y alejándola de mí.

– Si no fuera virgen, ¿sería diferente?

– No, ya te lo dije, eres amiga de Presley y estamos en casa de mis papás.

– Está bien, tú te lo pierdes – dijo molesta.

– Buenas noches Maggie, descansa.

Me corrió con enfado la mirada, le abrí la puerta y salió de la habitación. Cerré y me quedé recargado ahí, ¿qué me estaba pasando?, no era la primera vez que rechazaba a una mujer, tenía que reconocerlo, pero habían sido otros los motivos, no porque estuviera pensando en alguien más, eso jamás lo había hecho, me concentraba en la persona con la que estaba, ¿qué rayos me estaba haciendo ella? Quizá debía evitar volver a verla, era la primera vez que no estaba seguro de poder cumplir las reglas y si las rompía, no habría vuelta atrás. Moví la cabeza, le puse seguro a mi puerta y regresé a la cama. Me acosté boca arriba, debía reconocer que Maggie había logrado encenderme, así que cerré los ojos y me concentré en la hermosa desconocida, su imagen vino fácilmente a mi cabeza, su sonrisa, su olor, su sabor, sus gemidos, su rostro retorcido, la textura de su piel, todo lo tenía bien grabado en mi mente. Mi mano bajó a mi miembro, sacándolo del pantalón y empecé a acariciarlo pensando en ella, deseando que fuera su mano en lugar de la mía, reviví los momentos vividos con ella y la sensación de placer aumentaba al recordar sus besos y sus caricias. Miré mi movil, su voz me ayudaría bastante, pero recordé que ahí no tenía su número y el otro celular lo había dejado en mi departamento de Nueva Jersey. Seguí concentrándome en ella y a los pocos minutos llegué al orgasmo.
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Ardiente Tentación -ADAPTADA- Terminada - Página 4 Empty Re: Ardiente Tentación -ADAPTADA- Terminada

Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:16 pm

Capitulo 48

Nos dirigimos a la habitación y una vez más maldije a las cámaras de seguridad del ascensor, si no estuvieran, en ese mismo instante lo detendría y la haría mía, era una de mis fantasías que aún no cumplía.

Al entrar a la habitación ella se fue directo a la mesa para dejar su bolso, me acerqué y la abracé por la cintura acercándola a mí, su exquisito aroma me inundó y mi cuerpo emp
ezó a reaccionar, comencé a besarle el cuello mientras masajeaba sus senos por encima de la blusa, después le quité el abrigo y la giré para besarla desesperadamente acariciando sus nalgas, me enloquecía su sabor, sentir como se iba excitando.

Después volví a besar su cuello hasta llegar a su oreja, le mordisqué el lóbulo y la escuché gemir, entonces una idea cruzó por mi mente, quería saber si había hecho lo mismo que yo cuando estuve en Seattle. Le pregunté si había seguido mi sugerencia y, para mi sorpresa, respondió que sí, así que le pedí que me lo mostrara y me miró desconcertada.

– Quiero que te acaricies para mí – le pedí rozando su boca, ella me miraba sin dar crédito a lo que le solicitaba – anda, compláceme, quiero ver como lo hiciste – insistí en tanto deslizaba mi dedo pulgar por sus labios.

Quise tentarla para ver hasta donde era capaz de llegar por complacerme y me encantó su disposición y, sobre todo, ver como se deshacía de la timidez que mostraba en público y se convertía en la mujer más sexy.

Me senté en el borde de la cama y fui testigo del más espectacular y seductor striptease que había presenciado jamás. En algún momento liberé mi miembro y lo acaricié mientras la veía autosatisfacerse hasta que ya no aguante más y me acerqué a ella, me miró sorprendida, tomé sus dedos y los lamí disfrutando del sabor de su intimidad, después de colocarme el condón me introduje en ella y comencé a gemir en tanto me movía ávidamente haciéndola mía, luego de un rato me detuvo, provocando que me desconcertará y me fascinó escuchar su respuesta cuando le pregunte qué era lo que hacía.

– Lo que me pediste, complacerte – musitó en mi oído con su voz retorcida y sensual

Hizo que me sentara y se montó en mí, puse mis manos en su cintura y me las tomó para entrelazarlas con las suyas, después las puso a los lados de mi cabeza mientras subía y bajaba con rapidez, lamió mi cuello y gimió en mi oído, haciendo que la sensación de placer se incrementara al igual que sus movimientos, instantes después llegamos juntos al orgasmo, se dejó caer sobre mí y luego se sentó a mi lado emitiendo otro gemido delicioso que provocó que me riera, me encantaba ser yo el responsable de esos gemidos.

De pronto, se escuchó el rugir de su estómago y le propuse cenar, ella estaba a punto de contarme algo personal, pero el subconsciente me traicionó y levanté una ceja, así que omitió la información y sólo dijo que no había tenido tiempo para comer. Me levanté del sillón para tomar el teléfono y le sugerí las hamburguesas, que eran mis favoritas, se me hizo extraño que pidiera las papas en un plato por separado, sí que era diferente en todos los aspectos.

Me tumbé en la cama y encendí el televisor, necesitaba una distracción antes de que la cuestionara sobre su fin de semana y con eso romper por completo las reglas, aún no estaba del todo seguro de querer hacer eso. Ella se metió al baño. Entonces, me reí de mí mismo, las reglas las estaba rompiendo de a poco, sobre todo la tercera, ¿a quién quería engañar?, jamás me había tomado la molestia de verlas dormir como en mi primer encuentro con ella, aunque hayan sido escasos segundos; tampoco había explicado que estaría ausente como lo hice la segunda vez y mucho menos había compartido otra cosa que no fuera sexo como ahora que cenaríamos juntos, no tenía muy claro porque lo estaba haciendo, pero me inquietaba verla en otras circunstancias, conocerla en otros aspectos.

Me levanté para retirarme el condón y después me puse una bata que saqué del clóset. Minutos más tarde tocaron la puerta, la abrí y me entregaron la bandeja con la comida, la puse sobre la mesa y ella salió del baño envuelta en una toalla.

Se sentó frente a mí y empezamos a cenar en silencio y de nuevo se me ocurrió tentarla, así que empecé a seducirla acariciándole su pierna por debajo de la mesa y su respuesta fue exquisita, tomó una larga papa y la metió a su boca de una forma demasiado sexual, evidentemente haciendo alusión al miembro masculino, me mordí el labio ante la insinuación, en verdad moría porque me hiciera eso, ¿a qué hombre no le gusta?, sin embargo, no me atrevía a proponérselo, no la obligaría a hacer algo que no quisiera.

Continuamos comiendo de la manera más increíblemente sensual que pudiera existir, definitivamente ya no podría comer una hamburguesa y unas papas sin evitar recordar este momento. Cuando terminamos de cenar me levanté para ponerme otro condón y volví a hacerla mía, esta vez en la mesa, me agradaba sobre manera que se dejara llevar y permitiera experimentar otras formas de tener sexo. En esta ocasión terminé segundos antes que ella, después me levanté y fui al baño, me quité el condón y me lavé las manos para quitar el olor de la hamburguesa y las papas, cuando salí la vi vistiéndose.


– ¿Qué haces? – pregunté contrariado, no podía irse tan rápido.

– Vistiéndome.

– Aún no terminamos o, ¿ya te tienes que ir? – dije desconcertado.

– No, es sólo que… bueno, entre las reglas y tu actitud, no sé cuando esto se acaba.

– Cuando veas que yo me visto esa es la señal – exclamé tajante.

A veces no podía dominar mis emociones, sobre todo la ira, la incertidumbre y la preocupación, reaccionaba irasciblemente. Me acerqué a ella y lamí sus delicados labios, incitándola poco a poco hasta que metí mi lengua en su boca buscando el roce con la suya, la besaba con mucha más frecuencia que a las demás, aparte de su sabor me gustaba su forma de besar, apasionada, sí, pero a la vez suave con un toque de ternura, nadie me había besado de esa manera. Terminé por quitarle las pocas prendas que se había puesto y mientras seguíamos besándonos caminamos hacia la cama para volver a hacerlo.

Fui por el último condón que tenía y me subí en ella, besé sus senos mientras ella enterraba sus manos en mis cabellos y gemía una vez más a causa de mis caricias, fui subiendo dándole besos cortos hasta su cuello que mordisqué ligeramente, no quería dejarle marcas, entonces, ella tomó el control de la situación y me hizo girarme, ahora fue ella la que besó y lamió mi cuello, oh sí, que diferente se sentía que lo hiciera ella, me quitó el condón de la mano y se hincó para colocármelo en tanto sus dedos rozaban mi miembro y empecé a jadear, se montó sobre mí y fue moviéndose lentamente en círculos con mi miembro dentro de su centro, era una sensación deliciosamente placentera y mis jadeos aumentaron.

– Oh sí, así – exclamé entre gemidos sin poder evitarlo.

– ¿Te gusta? – preguntó en un tono apenas audible.

– Sí, sigue, no te detengas.

Me estaba volviendo loco y llevándome al extremo, sus movimientos seguían lentos, provocando un roce de lo más exquisito, empezó a subir y bajar mientras llevaba sus manos a sus cabellos acariciándolos sensualmente, yo puse mis manos sobre su cadera y se la apretaba al compás de su ritmo, de pronto se detuvo y entonces la hice acostarse, era mi turno de llevar el control y la embestí con fuerza en tanto nuestros labios se rozaban y sentía su tibio aliento inundar mi boca y llegar hasta la garganta. Seguí haciéndola mía sin quitarnos la vista de encima, como disfrutaba de su rostro retorcido por el placer que yo le proporcionaba. Abrazó mi espalda con sus piernas y los movimientos se volvieron aún más intensos al igual que sus gritos y volvimos a llegar juntos al orgasmo, me dejé caer sobre su cuerpo aspirando el olor de su sudor y del sexo mismo que flotaba en al aire.

– Eres fantástica – dije en voz baja en su oído.

– Y tú eres único – exclamó aún con la voz retorcida de placer.

Esas palabras me encantaron, me daba cuenta como gozaba, pero que me lo hiciera saber con palabras era grandioso. Me acosté a su lado, no tenía prisa por irme, no como en otras ocasiones, exhalé fuertemente y de reojo la vi sonreír satisfecha, sabía perfectamente que ella era la causante de esas exhalaciones a causa del magnífico sexo que compartíamos

Cerré los ojos unos instantes mientras mi respiración volvía a su ritmo normal y me quedé dormido unos minutos. Cuando desperté me di cuenta que ella también dormía, así que me levanté, me quité el condón y me vestí. Salí de la habitación tratando de no hacer ruido para evitar que se despertara, mientras caminaba por el pasillo se me ocurrió hacerle saber lo estupenda que había estado la noche así que me dirigí a la oficina del gerente, no quería escribirle la nota a mano. Toqué la puerta y en seguida me abrió.



– Buenas noches Arthur, necesito hacer algo en el ordenador, ¿me permites?

– Por supuesto Logan, faltaba más, mientras voy a la recepción.

Tenía abierto Word, así que di click en nuevo documento y escribí en letras grandes: “Espero que hayas disfrutado de la comida tanto como yo”. Lo mandé imprimir y al leerlo me percaté que había escrito mi nombre, dudé, pero finalmente se lo quité y lo imprimí otra vez, luego cerré el documento sin guardarlo. Subí nuevamente a la habitación y dejé la nota sobre la mesa, me acerqué unos instantes a mirarla, estaba acostada de lado.

– No te vayas – dijo entre sueños.

¿Acaso estaba soñando conmigo?, ¿sería posible que pensara en mí durante el día? Moví la cabeza y salí otra vez silenciosamente y me fui directo a mi departamento con una sonrisita en la cara. Me bañé y después me acosté, inmediatamente me quedé dormido.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:21 pm

Capitulo 49

Al día siguiente tuvimos un curso en la oficina, se trataba sobre tomar riesgos, claro enfocado al ambiente empresarial, pero muchas cosas me llegaron de forma personal, así que al salir decidí mandar por un tubo las reglas, finalmente no las había creado yo, no había un contrato de por medio y tenía la plena libertad de decidir si quería seguir perteneciendo a esa sociedad o no. En cuanto estuve en mi oficina tomé el teléfono y llamé a un amigo que trabajaba en una compañía telefónica.

– Hola Logan, ¿cómo estás? – exclamó amablemente.

– Bien Ethan, ¿y tú?

– También, gracias, ¿en qué puedo ayudarte?

– Necesito que me investigues el nombre de una persona, por favor, tengo su número de telefono.

– Por supuesto, mándamelo por mail y en una hora te tengo el dato.

– Gracias, ¿crees que puedas hacer una investigación más profunda?

– ¿Qué más necesitas saber?

– Todo lo que se pueda, dirección, edad, ocupación, con quién vive, la mayor cantidad de información posible.

– Eso no lo puedo hacer yo, pero conozco a alguien que sí, sólo que llevará unos días, déjame le pregunto y te aviso, ¿vale?

– Está bien, mientras tanto envíame el nombre, por favor.

– En una hora lo tendrás y también la respuesta de cuándo podré hacerte llegar el resto de la información.

– Gracias amigo.

– De nada, cuando quieras.

Saqué el movil del bolsillo de mi pantalón, busqué el número de ella y se lo envié por mail, en tanto esperaba su respuesta seguí trabajando. Poco más de una hora después recibí su correo y lo leí de inmediato, además de su nombre había podido averiguar su dirección y me informó que el resto de los datos los tendría en una semana.

“___”, dije en voz alta leyendo su nombre, la primera regla estaba rota totalmente, la segunda en proceso, aunque no sería ella precisamente la que respondiera las preguntas y la tercera, bueno, definitivamente era la primera que había roto, si no fuera así no estaría ahora investigándola. Pero, a pesar de estar haciendo eso no me atrevía a romper las reglas frente a ella, no sabía cómo actuar o qué decirle, hacía tantos años que no tenía una cita convencional con una chica que me había olvidado del procedimiento, sí me gustaba y demasiado, de eso no había dudas, pero, ¿para ella sería suficiente?, seguramente había una buena razón para que me buscara, pero no creía que fuera por un sentimiento, ni yo mismo estaba seguro de tener alguno por ella.

Me llevé una mano a la cabeza, me seguía persiguiendo el fantasma del pasado, me asustaba la idea de que la historia con Noelia se repitiera, sabía perfectamente que era absurdo, no creía que alguien tuviera tan mala suerte como para vivir dos veces la misma tragedia, pero no quería averiguarlo.



Al día siguiente, Presley llegó de sorpresa a visitarme, me dijo que andaba buscando un lugar para hacer la presentación de la línea de ropa que lanzaría en poco tiempo y le propuse que la hiciera en uno de los salones del Rose Imperial y le encantó la idea, así que me sacó a rastras de la oficina para ir al hotel y elegir uno de los tres, como siempre de hiperactiva.

Aprovechamos y almorzamos ahí mismo, me platicó que estaba vuelta loca organizando eso y su boda, aunque para ambos eventos había contratado a gente especializada, me comentó que le había caído muy bien una de las chicas de la agencia de publicidad que se encargaría de promocionar el lanzamiento, no me imaginé de quien estaba hablando porque no me dijo su nombre.

Era jueves y había tenido otra junta con los socios sobre el hotel de Londres, les pedí ir en noviembre para regresar a tiempo a la boda de Presley, no hubo ningún inconveniente. Al salir estaba nuevamente ella esperándome y fuimos al Rose Imperial otra vez, se quedó de ver con la chica de la agencia y me la presentó, Olivia, quien por cierto, me comió con la mirada y, extrañamente, me incomodó.

Ya era de noche cuando salimos de ahí, me despedí de Presley y subí a mi coche. Era el tercer día que _____ no me buscaba y me inquietaba, saqué el movil para llamarla yo, pero de último momento decidí que era mejor ir a su departamento, propiciaría un encuentro casual para terminar de mandar al demonio las dichosas reglas.

Llegué y me estacioné en la acera de enfrente, era un edificio de diez pisos y ella vivía en el quinto, de la guantera saqué mi loción y me rocié un poco, la guardé y estaba por bajar del coche cuando volteé y justo en ese momento la vi salir de la mano de un tipo alto, de cabello oscuro y un poco fornido. Me quedé inmóvil mirándolos, él le abrió la puerta de su auto y antes de que ella subiera le dio un beso en los labios, entonces una sensación desconocida recorrió mi cuerpo al presenciar esa escena.

Ahora comprendía porque no me había buscado, ya tenía a alguien más en su vida, que idiota fui al pensar que era diferente a las demás, no sabría de la sociedad, pero la razón por la que acudía a mí era la misma que la de todas, cumplir sus fantasías y yo de *beep* mandándola investigar.

Moví la cabeza y me llevé ahí mis manos, tenía ganas de salir del auto y golpear al individuo ese, pero no podía, yo no era nadie en su vida, sólo le calentaba la cama y ni sabía mi nombre. Esperé a que se marcharan y arranqué a toda velocidad rumbo a mi departamento, decidido a olvidarme de ella, no merecía ninguno de mis pensamientos, ni de desprecio siquiera.

El viernes se pasó volando ya que tuve mucho trabajo, tenía que dejar todo listo porque haría un pequeño viaje de negocios y no me gustaba que quedaran cosas pendientes. Julieta me llamó para invitarme a un bar, era cumpleaños de una de sus amigas y acepté, justo era lo que necesitaba para relajarme y olvidarme de la agobiante semana que había tenido.

Llegué poco después de las ocho, saludé a Julieta y me presentó a quienes no conocía, era un grupo como de doce personas, incluida ella. Me senté a su lado y pedí un tequila, necesitaba algo fuerte, cuando me lo llevaron me lo bebí de un solo trago y pedí otro que me bebí de igual forma. Julieta me miró extrañada, pero yo me encogí de hombros y giré mi cabeza para inspeccionar el lugar.

La música sonaba a todo volumen y varias personas bailaban, en su mayoría chicas. Me tomé el siguiente tequila y pedí uno más, en eso me di cuenta que una hermosa chica me miraba jugando sensualmente con el popote de su bebida, yo me lamí los labios y le guiñé un ojo, ella sonrió, dejó el vaso y se levantó de la silla, yo también me levanté hipnotizado por su belleza, sentí que Dulce me jaló de la mano, pero yo me solté.

Caminé al centro de la pista y me encontré con la chica, llevaba una blusa que le llegaba arriba del ombligo, cruzada y amarrada por el cuello, dejando sus hombros y su espalda al descubierto, el pantalón ceñido a la altura de la cadera y zapatos de plataforma, el cabello oscuro llegaba a la altura de sus hombros, no distinguí muy bien el color de sus ojos por la media oscuridad que había, pero lo que sí distinguí perfectamente fue el fuego en ellos.

Puso sus manos sobre mis hombros y empezó a bailarme sensualmente contoneándose al tiempo que pegaba su cuerpo al mío, sentí sus senos sobre mi torso y me di cuenta que no llevaba sostén, había salido a cazar y definitivamente había encontrado a su presa.

Puse mi mano alrededor de su cintura tocando su piel desnuda y la atraje más hacia mi cuerpo y empecé a moverme junto con ella al ritmo de la canción que se escuchaba, nuestros rostros estaban muy cercanos, su sonrisa enmarcaba el de ella, acorté la distancia para besarla, pero ella echó su cabeza hacia atrás impidiéndomelo y se giró, se agachó y pegó su trasero a mi miembro rozándolo mientras se levantaba lentamente y se seguía moviendo, la abracé por el abdomen y volvimos a danzar juntos, peligrosamente cerca con nuestras piernas entrelazadas, continuamos así por varios minutos rozando mi torso contra su espalda y frotando mi miembro en su trasero mientras sentía como me excitaba. No pude resistirme más y le besé el cuello, ella se separó y se volteó, movió uno de sus dedos negativamente y con la otra mano tomó la mía y me jaló arrastrándome entre la gente.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:27 pm

Capitulo 50

Empujó fuertemente una puerta y salimos a la parte trasera del bar, había varios contenedores de basura y una luz que parpadeaba casi a punto de extinguirse. Me acorraló contra la pared y me besó ansiosamente en tanto yo ponía mis manos sobre sus nalgas y la pegaba más a mi cuerpo, si es que eso era posible. Rompió el beso y se dirigió a mi cuello que lamió y mordisqueó a su antojo mientras yo le deshacía el nudo de la blusa y la dejaba caer, sosteniéndose únicamente de la cintura, enterré mi boca en sus senos y me los comí, lengüeteando y mordiendo sus duros pezones, ella gemía y con una mano me acariciaba el miembro encima del pantalón, con gran habilidad lo desabrochó y liberó mi dureza de su prisión.

Vi como se hincaba y se lo llevaba a la boca introduciéndoselo de una vez, yo gemí sin poder evitarlo, era una sensación demasiado placentera, ella sabía hacerlo muy bien y me miraba con lujuria haciéndose dueña de mi erección que recorría sin parar, yo tenía mis manos en sus orejas, el contacto visual volvía más perversa y excitante la situación. Se detuvo justo en el momento preciso y rápidamente desabrochó su pantalón y lo bajó a la altura de sus rodillas mientras yo me ponía el condón.

Me dio la espalda y se agachó un poco, coloqué la punta de mi miembro en la entrada de su sexo y entré de un tirón, ella soltó un gritito y echó su cabeza hacia atrás y con una mano rodeó mi cuello en tanto yo embestía en ella con fuerza apretando sus senos. Gemía en su oreja y ella se movía junto conmigo logrando un roce delicioso. Me soltó el cuello y puso ambas manos sobre sus rodillas, yo la tomé por la cintura y seguí entrando y saliendo de su cuerpo con rapidez hasta que instantes después un grito escapó de su boca indicándome que había llegado al orgasmo, di unas estocadas más y yo llegué también.

Nos acomodamos las ropas en silencio, no sé porque, pero no quería mirarla. Me acerqué a uno de los contenedores y tire el condón, ella me abrazó por atrás y metió una tarjeta al bolsillo de mi pantalón

–Me llamo Jessica, llámame cuando quieras, me encantaste – dijo en mi oreja y me dio un mordisco en el lóbulo.

Entró de nuevo al bar y yo me quedé ahí parado unos minutos, saqué la tarjeta y la leí, era doctora, sonreí, sabía diagnosticar bien a sus pacientes y darles la cura que necesitaban. Rompí en dos la tarjeta y la tiré, no me interesaba volver a verla.

Regresé a la mesa y Julieta me miró con reproche, yo la ignoré y me tomé el tequila, cuando pasó el mesero le pedí otro y así seguí hasta que perdí la cuenta de los que me bebí hasta que, de pronto, todo me empezó a dar vueltas, estaba en un estado medio, entre la conciencia y la inconsciencia, casi no sentía mi cuerpo y el piso mucho menos, estaba logrando olvidarme de mi patética vida amorosa, tenía años cerrándome a ese tema y cuando alguien, sin que yo pudiera evitarlo, hizo una pequeña abertura resultó que no valía la pena, merecido me lo tenía por haber jugado con otras mujeres.

No supe como salí de ahí ni mucho menos como hizo Julieta para meterme a su departamento, vivía en un tercer piso y en su edificio no había ascensores. Cuando estuve vagamente consciente de mí, me encontraba abrazando el retrete y expulsando hasta lo que había comido la semana pasada. Como pude y con su ayuda me puse de pie, entonces ella me llevó a la bañera y abrió el agua fría mientras me regañaba peor que mi madre, yo ni le entendía lo que decía y mi cuerpo empezó a temblar.

– Julieta no seas cruel, me va a dar pulmonía – dije entre castañeos de mis dientes.

– Pues, a ver si con eso se te baja la tremenda borrachera que traes, no puedo creerlo, Logan, ni cuando eras adolescente te pusiste así.

Empezó a desabrocharme la camisa y la detuve mirándola con pánico, no sabía porque, pero siempre me había dado vergüenza que me viera desnudo.

– Ay, no te voy a violar, cálmate, además ni que fueras el primer hombre que vaya a ver desnudo, tienes lo mismo que todos.

– Yo puedo solo.

– Está bien, arréglatelas como puedas, todavía de que me preocupo por ti, voy por algo de ropa, ahí hay una toalla – me señaló.

Cuando Julieta salió del baño abrí un poco el agua caliente y me desnudé, me quedé varios minutos ahí parado, sintiendo el agua tibia recorrer mi cuerpo. Luego de un rato cerré la llave, me sequé y salí con la toalla enredada en la cintura, sentía la cabeza pesadísima, con si trajera un peso encima y aún estaba mareado, en la cama vi un pantalones y unos bóxers.


– Eran de mi ex, creo que te quedarán bien – explicó Julieta.

– Gracias.

– Tómate el café que te deje en la mesa de noche.

– No quiero, necesito dormir.

– Pues tómatelo antes de dormir, dios, Logan, ¿qué rayos te pasa?

– ¿Quieres dejar de regañarme ya?, por favor.

Le di unos sorbos al café, me supo horrible y no me lo terminé, me acosté en la cama y sentía que se movía, cuando Julietta se acostó yo sentí que me hundía, cerré los ojos y después de un rato me quedé dormido. Cuando desperté una terrible sed me inundaba, tenía seca hasta la garganta y un ardor horrible en el esófago y ni que decir del dolor de cabeza, parecía que me iba a estallar en cualquier instante, me enderecé y todo me dio vueltas, no pude levantarme y volví a acostarme en la cama.



– Buenos días – dijo Julieta entrando a la habitación con una bandeja en las manos.

– ¿Qué tienen de buenos?, me siento fatal.

– Y cómo no, con todo el tequila que te tomaste anoche, siéntate, necesitas comer algo.

– No tengo hambre, muero de sed.

– Lo sé, lo sé, ya te traigo algo que te aliviará.


Con dificultad me enderecé y Julieta puso la bandeja en mis piernas, ella tan atenta como siempre, ayudándome y rescatándome cada que lo necesitaba. Vi que echó dos pastillas en un vaso medio lleno de agua y éste empezó a burbujear, me lo tomé de un solo trago y después me bebí todo el vaso de zumo de naranja y comencé a comerme la fruta, poco a poco, ella se sentó frente a mí.
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Ardiente Tentación -ADAPTADA- Terminada - Página 4 Empty Re: Ardiente Tentación -ADAPTADA- Terminada

Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:31 pm

Capitulo 51

– Ahora sí me puedes explicar por qué bebiste de esa manera.

– No cometí ningún delito y créeme que si fue así ya lo estoy pagando.

– ¿Qué te sucede Logan?, tú no eres así, jamás habías abusado del alcohol.

– Nada, no me sucede nada, ¿vale?

– Claro y yo soy la primera dama de Estados Unidos… ¿acaso es por una mujer?

– Ay por dios Julieta, sabes que yo no me engancho.

– Siempre hay una primera vez para todo, es eso, ¿verdad?

– No, de sobra sabes que mi único amor es y será Noelia.

– Está bien, veo que estamos en la etapa de la negación.

– ¿Quieres dejar de usar tus rollos psicológicos conmigo?

– Uy, que susceptible amaneciste, o ¿será que toqué una fibra sensible?

– Ya basta Julieta, por favor, suficiente tengo con el dolor de cabeza como para estar soportando tus cosas.

– Está bien Logan, si no me quieres contar nada no te presionaré, pensé que no había secretos entre nosotros.

– No los hay, no me emborraché por ninguna mujer, estaba estresado, tengo mucho trabajo, se vienen proyectos nuevos muy importantes y se me pasó la mano con el alcohol, no fue planeado.

– Vale, si esa es tu versión, te creeré – dijo moviendo la cabeza nada convencida.

– Julieta – le tomé una mano – si algún día alguien me llega a interesar, te aseguro que serás la primera en saberlo.

– Eso espero – suspiró resignada – ay Logan, ya madura por favor, deja de andar con una y con otra, no creas que no me di cuenta que anoche te perdiste un buen de tiempo con una tipa que casi te viola en la pista de baile.

Le sonreí sin comentarle nada al respecto, a pesar que me había gustado la aventura, hoy, extrañamente, sentía que no debí haberlo hecho, me estaba arrepintiendo, como si hubiera cometido una traición, pero, ¿qué demonios?, ¿por qué no?, yo era soltero y podía divertirme cuantas veces quisiera y con quien fuera. Terminé de desayunar y volví a dormirme, así pasé la mayor parte del día y del domingo también.

Si alguien era un ángel en mi vida, esa era Julieta, sin duda, estaba conmigo sin importarle nada, apoyándome siempre al 100%, ojala hubiera podido enamorarme de ella, sería la mejor pareja que podría tener; cariñosa, entusiasta, amable, leal, simpática, confiable, pero, no, sólo la podía ver como amiga, fue tan extraño haberla besado en aquel juego de botella cuando éramos adolescentes, sentí que estaba besando a mi hermana, ahí supe que jamás la vería de otro modo.

Lunes y martes transcurrieron sin ninguna novedad, sólo trabajo, juntas, leer y responder mails, firmar documentos, la misma rutina de siempre. El miércoles por la tarde mi asistente me anunció que un hombre insistía en entregarme unos papeles en persona, se identifico como Alexander y dijo que iba de parte de Ethan Trudeau y que la información que llevaba era confidencial y sólo me la podía entregar a mí, en seguida supe de que se trataba y le dije que lo hiciera pasar.

Me entregó un sobre cerrado bastante grueso, por cierto, del cajón del escritorio saqué mi chequera y llené un cheque con la cantidad que me indicó, por sus honorarios, no fue nada barato, pero en fin, ya no había vuelta atrás. Cuando él salió de mi oficina tomé el sobre en mis manos, lo estuve mirando varios minutos y decidí que ya no importaba así que lo metí hasta abajo del cajón y continué con mi trabajo.

A las seis se empezaron a marchar todos los empleados y me quedé solo en mi oficina terminando de llenar unos formularios que necesitaba llevarme a mi viaje. Una hora después partí a mi departamento, cuando abrí el cajón para sacar las llaves de mi coche vi el sobre, dudé en un principio, pero la curiosidad me ganó y lo agarré.

Llegando a mi departamento me puse la pijama y me tumbé en la cama, abrí el sobre y había muchos papeles y varias fotografías de ___, algunas sola y otras con ese tipo con el que la había visto una semana atrás. Tomé una fotografía y la miré, era tan hermosa y sentí que el corazón me latía más aprisa.

Comencé a leer y me enteré de muchas cosas, su fecha de nacimiento, acababa de cumplir 23 años, vivía sola, sus padres eran divorciados, sus padres vivían lejos de ella, tenía un año viviendo en Nueva Jersey y trabajaba en la misma agencia que estaba llevando la publicidad de la línea de ropa de Presley, pero, ¿sería posible que la chica de la que me habló fuera ella? Seguí leyendo, no tenía mascotas, sus flores favoritas eran los alcatraces, le gustaba el cine y llevaba siete años con su novio Brandon, eso me dejó perplejo.

Miré el calendario en mi movil y me di cuenta que el día que la conocí era su cumpleaños, pero, ¿qué clase de novio tenía que la había dejado sola en una fecha tan importante?, eso era muy extraño y más que el nombre de mi rival me resultara conocido, ya lo había escuchado antes, pero ¿qué había pensando?, ¿mi rival?, ¿acaso me estaba volviendo loco?.

El viaje resultó muy productivo, conseguí financiamiento para la construcción del hotel en Londres y descubrí que Brandon trabajaba en una importante casa de bolsa en Nueva Jersey y que uno de mis socios era su cliente, muy conveniente.

El lunes por la mañana le pedí a mi asistente que consiguiera el teléfono de ese lugar y que me sacara una cita directamente con él. Los negocios me habían enseñado que al enemigo había que tenerlo cerca si se quería acabar con él.

___ seguía sin buscarme, hoy justamente se cumplían dos semanas de nuestro último encuentro. Ah, pero, ¿qué hacía yo pensando en ella y buscando conocer a su novio?, sonreí malévolamente, ¿qué cara pondría ella si me viera en algún lugar con él?, ¿cuál sería su reacción al enterarse que lo conozco?, tal vez le devolvería el golpe que ella me dio cuando yo la vi con él, aunque no sería lo mismo.

El martes llegue a las once en punto a la casa de bolsa, la asistente de Brandon me dijo que estaba en una junta, que me sentara a esperarlo, tomé una revista y me senté en el sillón. A los quince minutos llego él y al verlo de inmediato vino a mi mente la escena que presencié afuera del departamento de ___ y la misma sensación me recorrió nuevamente. Él se acercó y me estrechó la mano cordialmente.

– Disculpa la tardanza, la junta se prolongó más de lo previsto, tú eres…

– Logan Henderson, soy socio de Peter Montgomery y él me recomendó contigo, Brandon, ¿verdad? – respondí estrechándole la mano y ahí agradecí las clases de actuación que había tomado en la preparatoria, porque le sonreí sin que él notara que en realidad quería golpearlo.

– Sí, Brandon, mucho gusto.

– Igualmente – le mentí categóricamente.

– Pasemos a mi oficina.

Estuvimos hablando de inversiones, era bastante bueno en su trabajo y conocía a la perfección el manejo de la bolsa, sería un negocio bastante productivo trabajar con él, un negocio redondo. Sonó su movil y sonrió enormemente al leer el mensaje, supuse que era de ___ porque hasta le brillaron los ojos. Salió de su oficina por unos documentos que tenía que firmar y el muy torpe dejó su celular sobre el escritorio, así que lo tomé y leí el mensaje que le había llegado, la tenía registrada como “princesa”.

“Hola bombón, ardo en deseos de que sea viernes para verte, ¿no podrías hacer hoy una excepción y salir conmigo en lugar de con ella? Besitos Brandon.”

Dejé el movil de nueva cuenta en el escritorio y sonreí, ¿así que Brandon escondía un secretito? Que conveniente resultó eso para mí. El idiota ignoraba que su novia le estaba pagando con la misma moneda y que ahora él mismo sería quien me la pondría en bandeja de plata. ___ no se merecía a un tipo como él y si ella no me buscaba yo llegaría a ella y, esta vez, sin reglas.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:35 pm

Capitulo 52

Brandon regresó y se sentó frente a mí, me entregó todos los papeles que debía firmar y volvió a llegarle otro mensaje a su celular, al ver la expresión de alegría de su rostro decidí arruinarle sus planes, ya sea que fueran con ___ o con la “princesa”.

– ¿Qué te parece si vamos a cenar esta noche?, para celebrar el cierre del negocio.

– Claro, me parece estupendo – aceptó de inmediato.

– Acaban de inaugurar un restaurante de comida italiana en el centro, ¿qué tal si nos vemos ahí a las ocho?

– Genial.

– Puedes llevar a tu novia si gustas, yo iré con una amiga.

–Me gusta la idea, de acuerdo, entonces nos vemos en la noche – me tendió su mano.

– Un placer hacer negocios contigo, Logan.

– Ya lo creo – respondí estrechándosela con una sonrisa sarcástica.


En cuanto salí de ahí le llamé a Julieta, había encontrado la forma de devolverle el golpe a ___, le iba a mostrar lo que yo sentí cuando la vi con su noviecito y mi mejor amiga me ayudaría con eso.


– Hola baby, ¿cómo estás? – respondió entusiasta como siempre.

– Bien niña, ¿y tú?

– También, ¿a qué debo el honor de tu llamada?

– Quiero invitarte a una cena de negocios que tendré hoy.

– Genial, ¿alguno de los invitados está soltero y disponible?

– Temo decirte que no, pero aún así, ¿puedes ponerte muy bonita?, por favor, uno nunca sabe con quién se pueda topar en un restaurante.

– ¿De casualidad hay alguna razón oculta para que quieras que me arregle con esmero?

– No, por supuesto que no, sólo iremos a cenar con un corredor de bolsa y su novia.

– Vale, ¿a qué hora pasas por mí?

– A las 7:30, puntual, ¿eh?, sabes que no me gusta esperar.

– Sí mi general, a esa hora estaré lista y guapísima, claro que eso no me costara ningún trabajo, jajaja.

– Ay niña, te veo más tarde, te mando mensaje cuando esté afuera de tu edificio.

– Vale, besos.

Dentro de mí había cierto entusiasmo por la posibilidad de ver a ___ esa noche, sobre todo por ver la expresión de su rostro cuando supiera que conocía a Brandon y la que haría al verme con Julieta, quería comprobar si yo le importaba, aunque fuera un poco, para así tomar una decisión sobre lo que haría más adelante.

Pasé por Julieta y se veía realmente bien, debía reconocer que mi amiga era muy guapa y cuando se arreglaba minuciosamente estaba mucho mejor. En el trayecto al restaurante me estuvo hablando sobre su día, había llegado un nuevo profesor a su escuela y al parecer había surgido un clic entre ellos. Llegamos al lugar y aún no estaba Brandon, así que pedí una mesa cercana a la puerta para que me localizara fácilmente, mi corazón empezó a latir más aprisa por la esperanza de verla, pero el entusiasmo me duró poco cuando vi que Brandon entraba solo.

– Buenas noches, disculpen el retraso, me entretuve en la oficina.

– No te preocupes, diez minutos no es nada, te presento a Julieta, mi mejor amiga, él es Brandon, mi corredor de bolsa.

– Encantado de conocerte Julieta – dijo tomándole la mano y dándole un beso en la misma.

– Igualmente Brandon.

– Mi novia se disculpa por no poder acompañarnos, pero mañana tiene un evento de su trabajo y aún sigue en la oficina ultimando detalles.



Le di una sonrisa fingida mientras se sentaba, el mesero se acercó y pedimos la cena. Brandon estuvo hablando sobre su vida laboral, era un ególatra de lo peor y le encantaba fanfarronear con lo bueno que era en su trabajo, al que según él le dedicaba gran parte de su tiempo, ahora comprendía porque __ tuvo que recurrir a mí, seguro la tenía abandonada en el plano sexual, sobre todo si esa parte se la dedicaba a su “princesa”. Después de dos horas y media salimos de ahí, pasé a dejar a Julieta a su departamento y luego me dirigí al mío.

El viernes llegó rapidísimo, es increíble la forma en que se pasa el tiempo cuando está uno concentrado en el trabajo, era lo único que me quedaba por hacer si quería evitar pensar en __, no entendía que me había hecho esa mujer para tenerme así, actuando como un vil psicópata que quería saber todo de ella y entrar en su vida de alguna forma que no fuera por las llamadas que, por cierto, seguían sin llegar. En eso estaba cuando sonó el movil y lo tomé con la esperanza que fuera ella pero no, sin embargo, contesté, necesitaba distraerme y relajarme, así que quedé de verme, una hora después, con esta desconocida.
****
Entonces me envolvió con sus piernas mientras sus manos viajaban por mi espalda y se movió de manera desenfrenada incrementando el roce de nuestros sexos, estaba tan mojada que me deslizaba con demasiada facilidad, ella apretó los músculos de su centro provocando que el placer aumentará, así que comprobé lo que quería saber, ___ me había echado de menos tanto como yo a ella, su cuerpo, las expresiones de su cara, sus manos, sus gemidos me lo decían, nuestros cuerpos se fundían en uno solo, en una sincronía perfecta, yo sentía mi sangre hervir en cada rincón de mi ser hasta que ambos llegamos al orgasmo y me dejé caer sobre su cuerpo.

No sé cuánto tiempo me quedé dentro de ella sin moverme, pero mi miembro se rehusaba a salir de su intimidad y no iba a ir en contra de eso, había pasado muchos días sin sexo y estaba ansioso, así que la besé desesperadamente, aprisionando su lengua, mordiéndosela ligeramente mientras ella me acariciaba la espalda. Fui besando su mentón hasta llegar a su cuello que mordisqueé levemente en tanto una de mis manos acariciaba uno de sus senos y pellizcaba suavemente su pezón. ___ jadeaba placenteramente y, aunque no quería, tuve que salirme de ella para cambiarme el condón, le di un pequeño beso lamiendo sus labios antes de levantarme.

Tiré el preservativo usado y me puse uno nuevo, me senté al borde de la cama y le extendí mi mano, ella la tomó y la jalé, la hice sentarse sobre mis piernas, a espaldas de mí, coloqué su cabello en un costado y empecé a besar y lamer su hombro desnudo mientras nuestros sexos se rozaban lentamente y deslicé mi mano hasta su centro para frotarlo con mis dedos en tanto besaba su cuello. Ella movía su pelvis adelante y atrás mientras yo sentía como mi miembro se alistaba una vez más. Seguimos frotándonos otro poco en tanto mis manos acariciaban sus senos.

– Levántate, por favor – susurré en su oído cuando sentí que ya no podía más, me subí a la cama y doblé mis piernas – híncate de espaldas – le indiqué y así lo hizo.


Apoyó sus manos sobre mis rodillas y entré en ella, puse mis manos en sus nalgas ayudándola a subir y bajar mientras ambos gemíamos. Después, ella comenzó a moverse nuevamente adelante y atrás con mi miembro dentro, era una sensación realmente exquisita tenerla de esa manera, yo le acariciaba sus nalgas en tanto ella seguía con sus movimientos. Luego la hice que se acostara de lado y volví a quedar detrás de ella, ahora yo guiaba el vaivén de nuestros cuerpos, entrando y saliendo de ella con cierta velocidad mientras mi dedo estimulaba su clítoris, ella gemía sin parar y como deseaba que gritara mi nombre. Seguí moviéndome más rápidamente hasta que volvimos a llegar juntos al orgasmo.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:42 pm

Capitulo 53

A continuación fue ella la que recorrió mi cuerpo con besos y caricias, después yo puse una almohada en la cabecera de la cama y me recargué, la ayudé a subirse en mí, con sus piernas sobre mis hombros y volví a entrar en su cuerpo en tanto ella apoyaba su espalda en mis piernas que tenía dobladas, nos mirábamos mientras nuestros cuerpos se fundían, me encantaba verl
a con su rostro retorcido y su frente cubierta de sudor, disfrutando del placer que ambos nos proporcionábamos.

Mis manos estaban aferradas sobre sus costados, veía como ella abría la boca y se mordía los labios, sujetándome por los brazos, los movimientos se aceleraron, yo sentía que casi terminaba, pero a ella le faltaba un poco así que me contuve hasta que me di cuenta que estaba a punto de conseguirlo y logré terminar al mismo tiempo que ella. Descansamos sin decir nada, sólo mirábamos el techo, luego de estar un rato así, volví a cambiarme el condón y la hice mía otra vez, después de explotar nuevamente, me acosté a su lado.

De pronto, una luz atravesó por la ventana seguida por el estruendoso ruido de un trueno y luego por el sonido de la lluvia. ___ se pegó a mi cuerpo y me abrazó temerosa.

– ¿Te asustan las tormentas? – no pude evitar preguntárselo, eso no venía en la investigación.

– Sí, desde niña – respondió avergonzada.

– No pasa nada, la lluvia es algo muy normal, vital para la vida, además no estás sola – quise abrazarla, pero me detuve, quizá era mejor no darle alas al asunto.

– Lo sé, es sólo que… no importa.

– Tranquila, me quedaré aquí hasta que pase – dije acariciando su hombro tratando de tranquilizarla.

– ¿De verdad? – preguntó, pero no supe si fue ilusión lo que había en su tono de voz o yo me lo estaba imaginando.

– Sí, no traigo coche y no quiero mojarme – le mentí, pero no quería ilusionarla, yo no era un santo y tampoco quería hacerme ilusiones, ella tenía novio.

__ se acostó de lado, separándose de mí y dándome la espalda, se aferró a la almohada y yo me quedé ahí, inmóvil, pensando si era buena idea romper de una vez por todas las reglas frente a ella, decirle que me había dado cuenta que la necesitaba como jamás había necesitado a alguien, a tal grado que mi cuerpo no había respondido a otras mujeres, además de que había sido capaz de mandarla investigar con tal de saber todo sobre ella, sin embargo, eso lejos de halagarla podría asustarla y más si supiera que había estado vigilando su edificio, por lo que preferí callar.

Cuando me di cuenta que estaba dormida le acaricié su brazo, me encantaba la textura de su piel; suave, tersa, delicada, la acaricié con el dorso de mi mano, con las yemas de mis dedos, ella no se inmutó así que me atreví a pegarme a su cuerpo y la abracé por la cintura, enterrando mi cabeza entre su espeso cabello y me perdí en su olor.

– No me dejes sola esta noche.

La escuché decir y me separé abruptamente de ella, pero seguía profundamente dormida, entonces puse mi cabeza sobre mi mano para mirarla, velando su sueño mientras la lluvia continuaba cayendo.

– Te necesito… no te vayas… las reglas, sí las reglas.



Ahí me di cuenta que estaba soñando conmigo, ¿acaso ella también quería romper las reglas y no se atrevía?, tenía que encontrar la manera de hacerlo fortuitamente, al parecer, ninguno de los dos era capaz de quebrantarlas frente al otro.

No me di cuenta cuando me quedé dormido hasta que sentí los tibios rayos del sol sobre mi piel, abrí los ojos y vi que ella seguía durmiendo, miré mi reloj y eran las diez de la mañana, me levanté con cuidado para evitar despertarla y nuevamente decidí dejarle una nota, así que bajé otra vez a la oficina del gerente, tenía que seguir con mi teatro de desconocido para sorprenderla cuando nos viéramos en la calle.

Escribí varias cosas y las borré hasta que encontré la frase que quería decirle: “Recuerda que después de la tempestad viene la calma, la vida es un equilibrio y no podemos ir en contra de eso”, yo iba a darle el equilibrio que ella necesitaba, ese que Brandon no le daba. Regresé a la habitación y le dejé la nota sobre la mesa, la miré unos instantes y después me fui.

Por la tarde llegó Julieta a mi departamento y me propuso que fuéramos al juego de los Gigantes, que era el siguiente lunes. Ella era gran fan de ese equipo, así que la abracé y le di un beso en la frente, sin querer me dio la idea perfecta para propiciar el encuentro casual con ___, recordé que Brandon me había mencionado que él jugaba futbol americano en el instituto, así que seguro iría si lo invitaba, sólo esperaba que esta vez sí fuera con ella.
***
Llegué a un pequeño y discreto hotel del centro de la ciudad, la chica me esperaba en el lobby, era un verdadero monumento; alta, rubia, con una potente delantera y unas piernas de ensueño. Le sonreí, ella me devolvió la sonrisa y se levantó del sillón, caminamos a los elevadores sin decir nada, siguiendo fielmente las reglas de la sociedad, entramos a la habitación y nos besamos acaloradamente mientras le acariciaba sus grandes senos por encima del vestido y ella me frotaba mi miembro sobre el pantalón.

Rompimos el beso para tomar aire, ella me miró con un aire perverso y me tumbó sobre la cama, se hinco sobre mí con sus piernas a los costados y se quitó el vestido y a mí, el pantalón y los bóxers, después fue subiendo mi suéter en tanto lamía mi abdomen, yo me levanté un poco para que me lo quitara, volvió a darme un beso furioso en la boca y luego pasó a mi cuello que succionó y mordió, yo tenía mis manos sobre su contorno acariciando su tersa piel y, entonces, caí en la cuenta de algo que jamás me había ocurrido, mi cuerpo no estaba reaccionando a sus caricias, no me sentía nada excitado pese a tenerla desnuda sobre mí, una especie de culpa me carcomía por dentro, un sentimiento de traición nuevamente, así que la obligué a bajarse y me senté.

– ¿Qué pasa? – preguntó acostándose de lado con una mano sobre su cabeza.

– No sé – me quedé pensativo – no puedo – añadí confundido.

– ¿No puedes?, ¿tienes problemas?, me habían dicho que eras de lo mejor.

– Nunca me había pasado, quizá sea estrés.

– Yo te ayudaré, creo que debí haber empezado de otra forma – exclamó y se acercó para tomar mi miembro con su mano, pero la detuve.

– No lo hagas.

– ¿Estás seguro?, puedo hacerte llegar sólo con mi boca.

– No lo dudo, pero… no quiero – dije y me levanté de la cama.

– O sea, ¿qué me vas a dejar con las ganas?

– Puedes llamar a cualquier otro, seguro tendrás varios números.

– Vaya respuesta, por supuesto que llamaré a otro, que sí sea hombre, no como tú.


No le presté la menor importancia a su comentario y terminé de vestirme en silencio. Salí de ahí sin voltear a verla, caminé por el pasillo rumbo al ascensor, estaba desconcertado como nunca antes, por más que estuviera cansado o estresado no era para que mi miembro se quedara bloqueado, ¿qué demonios me estaba pasando?, ¿por qué sentí que estaba a punto de ser infiel?

La imagen de __ vino a mi mente, ¿qué clase de hechizo me había puesto?, no, ella no podía ser la causante de esto, en el bar había podido hacerlo perfectamente con la doctora, ¿sería por el alcohol o por la rabia de enterarme que estaba con otro?, definitivamente me estaba volviendo loco y al parecer ella era la responsable.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:50 pm

Capitulo 54

El sábado fui con Julieta al cine y después a cenar, estando en el restaurante le llamó su nuevo compañero de trabajo para invitarla a una exposición al día siguiente, me daba gusto verla de nuevo entusiasmada con alguien y que hubiera olvidado tan rápido a su ex, me pregunté si era buena idea decirle que el tipo estaba muerto y decidí que era mejor que lo ignorará,no quería amargarle su día, sería muy impactante para ella y lo que menos quería era que sufriera de nuevo.

El domingo no hice prácticamente nada, sólo leer, escuchar música y ver la televisión, pasaron un anuncio de la línea de ropa de Presley y de inmediato vino ___ a mi mente, sí, otra vez el hechizo estaba haciendo efecto, así que me levanté, tomé las llaves del coche y me dirigí a su departamento, necesitaba verla aunque fuera a lo lejos, no me atrevía a llamarla, quizá se negaría y muy en mi contra, al menos conscientemente, eso me dolería.

Llegué y me estacioné otra vez en la acera de enfrente, no tenía idea si su departamento daba a la calle y sólo se veían un par con las luces encendidas, me quede ahí sentado decidiendo que hacer, no podía ir a buscarla, ¿qué le diría?, ¿qué me equivoqué de departamento y no me imaginé que ella viviera ahí?, ¿qué se descompuso mi coche y estaba buscando ayuda?, quizá eso funcionaría si viviera en la planta baja, pero no en el quinto piso. Eran patéticas mis opciones y más aún mi actitud psicópata, obsesiva, compulsiva, ¿desde cuándo yo era así?

Fui sacado de mis cavilaciones cuando un coche se estacionó afuera de su edificio y de inmediato lo reconocí, claro, ¿qué otra cosa podría hacer ella en domingo que no fuera salir a pasear con su novio? La vi bajar y mandarle un beso con la mano y después él arrancó, me esperé a que ella entrara al edificio, se veía tan hermosa con esos jeans y ese suéter que enmarcaba muy bien sus curvas. Moví la cabeza y me dirigí a mi departamento.

Los siguientes días transcurrieron con la rutina de siempre, incluido el ir a espiar a su edificio, estaba completamente convencido que esa mujer me había dado algo, no era posible que me estuviera comportando de manera tan irracional, ¿qué ganaba con verla escasos segundos?, ¿por qué, a pesar de estar tan cerca de ella, no me atrevía a acercarme?, ¿por qué temía a su rechazo? ___ parecía una especie de droga, la había probado, me había gustado y quería más, pero a la vez intentaba evitarla, unos días tenía la suficiente fuerza para no pensar en ella y otros sentía una necesidad impetuosa de estar a su lado, sí, ella parecía algún tipo de adicción que tratas de dejar y no puedes.

Ese viernes no pude más, estaba afuera de su edificio y, aprovechando que apenas me habían entregado el movil que utilizaría en la oficina, le marqué desde ese para que no supiera quien la estaba llamando. Después de tres timbrazos escuché su hermosa voz: “hola, buenas noches”, me quedé mudo como vil adolescente, sin poder hacer la *beep* pregunta de rigor, “hola, ¿hay alguien ahí?”, preguntó un tanto desconcertada y al volver a escucharla, un suspiro me traicionó y colgué de inmediato el teléfono, entonces tuve la vaga esperanza de que supiera que era yo y me buscara. Casi veinte minutos después sonó mi movil y una sonrisa se plasmó en mi cara al ver que se trataba de ella, sin planearlo resultó.

– Hola – respondí pareciendo casual.

– ¿Estás libre esta noche? – preguntó casi en voz baja.

– ¿Lo estás tú? – exclamé sin pensar.

– ¿Acaso es un reclamo?

– De ninguna manera, sabes que así no funciona – le mentí, conservando mi papel de desconocido.

– Entonces, ¿nos podemos ver? – me alegré al escuchar esa frase, ella estaba tan ansiosa como yo, pero guardé silencio unos instantes para que no lo notara.

– Sí, en una hora en el lugar de siempre.



Y ahí seguía yo, con la sonrisa estu*pida estampada en la cara, emocionado porque volvería a verla después de casi cuatro semanas. Suspiré y arranqué a toda velocidad. Llegué al hotel y me quedé en el auto haciendo tiempo, luego me puse un eche un poco de colonia y me dirigí a los ascensores. A los pocos minutos llegó ella, vestida de forma informal, con unos jeans y una chaqueta, mi corazón se aceleró al verla y comencé a excitarme a pesar que aún no la tocaba ni la tenía cerca.

Nos saludamos y después subimos al ascensor, alguien debió escuchar mis plegarias porque en el piso dos subieron demasiadas personas haciendo que ella tuviera que pegarse a mí, aspiré el aroma de sus cabellos y exhalé en su oreja sin que pudiera evitarlo, había echado tanto de menos su perfume, en realidad, a toda ella.

Salimos y caminamos rumbo a la habitación, le ofrecí mi brazo que acarició suavemente provocándome una cálida sensación que recorrió todo mi cuerpo. Cuando iba a sacar la tarjeta para abrir la puerta de la habitación sentí que mi blackberry vibró, así que tuve que excusarme con ella para que no escuchara la conversación y que siguiera ignorando cosas sobre mi vida personal.

– Permíteme unos minutos, necesito pasar primero al baño – dije deslizando la tarjeta, ella sólo asintió con la cabeza.

Entre y cerré el baño, caminé hacia la regadera y corrí la puerta de cristal para entrar en ella y tener un poco más de privacidad. Saqué el aparato del bolsillo y vi que la llamada era de Julieta, iba a marcarle cuando ella volvió a hacerlo.

– Hola niña – respondí susurrando.

– Hola baby, ¿cómo estás?

– Ocupado, y ¿tú?

– Esperando, ¿por qué hablas en voz baja?

– Porque estoy en una junta, ¿qué necesitas?

– Escuchar tu voz baby, te extraño.

– Muy graciosa, ya dime en serio para que me llamas con tanta insistencia.

– Sólo para confirmarte que ya tengo las entradas para funcion de Mamma Mía, es mañana a las nueve.

– Muchas gracias, no iba a poder dormir.

– Ahora, ¿quién es el gracioso?, te aviso para que no programes ninguna de tus citas misteriosas, sabes que odio que me dejen plantada.

– Lo tomaré en cuenta, ¿es todo?

– No, quería hablar contigo mientras pasan por mí, ¿por qué tanta prisa galán?

– Porque ya te dije que estoy en una junta.

– ¿Y tú crees que yo soy tonta?, es viernes y pasan de las nueve de noche, ¿quién es ella?

– No la conoces.

– La conoceré algún día? – preguntó curiosa.

– Lo dudo – lo más probable es que sí, pero no quise que aún lo supiera.

– Mmmm, otra de tus citas misteriosas, ¿algún día me dirás qué es lo que haces?

– No y en serio ya tengo que irme.

– Uy, que prisa, a veces es bueno hacer esperar… aumentan las ansias.

– O duermen a la gente, así que ya te dejo niña, nos vemos mañana.

– Hasta mañana baby, diviértete mucho, te mando un besote.

– Y yo dos, descansa y que sueñes con los angelitos.

– Tú también descansa, te he visto más flaco últimamente.

– Me estoy haciendo anoréxico.

– Uy sí te lo creí.

– Bueno, ya adiós, voy a colgar en este momento.



Sólo escuché su risa antes de oprimir el botón de apagado. Salí de la bañera, me lavé las manos y abandoné el baño.

Le sonreí a ___ mientras me acercaba a ella, por fin iba a tenerla nuevamente entre mis brazos. Levanté mis manos para tomar su rostro, pero ella me lo impidió sujetándolas por las muñecas, ¿qué pretendía?.

Me besó frenéticamente haciendo prisionera mi lengua, que delicia fue sentir la suya, comprobé que tenía las mismas ganas que yo y le correspondí el beso de igual forma, su sabor era realmente embriagador y me perdí en él, disfrutándolo, saboreándolo, en tanto mi cuerpo reaccionaba y la excitación aumentaba, definitivamente necesitaba de ella, con sólo un beso había logrado hacer lo que aquella rubia mujer no había podido lograr estando desnuda sobre mí. Forcejeé con ella, quería tocarla, acariciarla, recorrer su cuerpo con mis manos y entonces rompió el beso.

– Esta noche será a mi manera – susurró en mi oído.

– ¿Ah sí?, ¿y qué tienes en mente?

La sentí sonreír sobre mi cuello y empezó a lamerlo, en ese momento logré liberar mis manos, pero ella me aventó los brazos impidiendo de nuevo que la tocara, fue mordiendo mi cuello en tanto levantaba mi suéter hasta que me lo quitó, después levantó mi camisa y fue lamiendo de una forma deliciosa mi torso, quise sujetarla por los hombros y una vez más no permitió que lo hiciera, entonces empecé a jadear, el no poder tocarla estaba aumentando peligrosamente la excitación, finalmente me quitó la camisa también, me sonrió y me tiró sobre la cama, sin duda esa noche iba a ser una de las mejores de mi vida, me encantaba esa actitud que había adoptado, quería dominarme y por supuesto que se lo iba a permitir.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 10:58 pm

Capitulo 55

Me tumbó en la cama y terminó de desnudarme. Me gustaba esa sonrisa traviesa que tenía en la cara, entonces, tomó mi miembro endurecido entre sus manos y comenzó a lamerlo de manera deliciosa, quise poner mis manos en su cabeza, pero me lo impidió mientras seguía devorándose por completo mi masculinidad. Me acosté por completo en la cama, disfrutando de sus húmedas caricias y mis gemidos se escuchaban por toda la habitación, al fin me estaba haciendo lo que tanto había querido y de qué forma, sentía su tibia boca absorber mi miembro sin parar, al tiempo que lo acariciaba con su mano y pasaba su lengua a todo lo largo.

Yo me mordía los labios ante las grandiosas sensaciones que me estaba provocando, no sé cómo pude contenerme y no gritar su nombre, que ya conocía. Cuando estaba a punto de terminar, ella se detuvo y me besó ansiosamente, entrelazando su lengua con la mía en tanto su mano se deslizaba por mi dureza y me hizo explotar en ella.

Se separó lo mínimo para tomar aire, quise besarla, pero seguía sin dejarme, así que hice uso de mi fuerza y logré tirarla en la cama colocándome encima de ella y la sujeté de las muñecas con fuerza, pero sin lastimarla, ella me miró confundida y yo me reí.

– Fue tu idea jugar rudo esta vez… prohibido tocar o prolongaré más la tortura – expliqué sobre sus labios.

La fui desnudando lentamente, al tiempo que la besaba y lamía, le quité la ropa interior con mi boca y después la giré para recorrer su espalda con mis labios, mi lengua y mis manos. Su respiración se volvió errática y después me suplicó que la hiciera mía, era lo que más había deseado todos estos días, pero quería embriagarme primero de su aroma, de su sabor, quería comprobar si me había necesitado tanto como yo a ella. Mientras me colocaba el condón, ___ se acostó de frente y me tumbé sobre ella, pero sin penetrarla todavía, entonces volvió a suplicar.

– Necesito tenerte dentro ahora – exclamó demandante.

– ¿Me extrañaste? – pregunté entrando al fin en su cuerpo.

– Sí – respondió con un grito.

– ¿Cuánto? – inquirí mientras me movía suavemente.

– Mucho – dijo entre gemidos deliciosos que me excitaban más.

– ¿Mucho? – insistí disminuyendo la velocidad de mis movimientos.

– Muchísimo – aclaró tratando de besarme, pero no se lo permití.

– Demuéstrame que tanto – ordené.

******

Fui a mi habitacion y primero hablé con mi contacto del estadio y le pedí cuatro pases para el palco familiar. Después le marqué a Brandon, sonaba y sonaba, pero no me contestaba, estaba a punto de colgar cuando finalmente respondió.

– Hola Logan, ¿cómo estás? – contestó un tanto agitado. 

– Bien, ¿y tú?, ¿interrumpo? – pregunté serio ante la posibilidad de que estuviera con ella.

– No para nada, ¿en qué puedo ayudarte?

– Quiero invitarte al partido de los Gigantes del lunes por la tarde, ¿puedes?

– Claro, hace mucho que no voy a un partido en vivo.

– Pues ya está, te regalo un pase doble para palco preferencial, te los hago llegar a tu oficina el lunes por la mañana.

– Perfecto, muchas gracias.

– No tienes nada que agradecer, nos vemos el lunes – colgué feliz.

Después de cenar, Julieta y yo fuimos al teatro, la obra estuvo entretenida, me gustaban los musicales y la más feliz era mi amiga que cantó todas las canciones. Al terminar, la llevé a su departamento y luego me fui al mío. El domingo no hice gran cosa, no salí, estuve tocando un rato el piano, quería escribirle una canción a Jazzy y Dylan para el día de su boda, pero no encontraba la inspiración, así que sólo toqué canciones que ya me sabía.

El lunes por la mañana me llegaron a mi oficina los pases para el partido y de inmediato le mandé a Brandon los suyos. Casi todo el día estuve con la desesperacion de si iría ___ con él, no quería llevarme una desagradable sorpresa como la vez de la cena, así que decidí averiguarlo, estaba afuera del edificio de Julieta esperando a que saliera cuando tomé mi movil y le marqué a ___.



– Hola – contestó un tanto nerviosa.

– ¿Estás libre esta noche? – pregunté sensualmente para escuchar su reacción.

– No… lo siento, un… compromiso previo – eso me indicó que sí iría.

– Entiendo – respondí haciéndome el ofendido.

– ¿Podría ser mañana? – no preciosa, será hoy aunque no precisamente en el hotel.

– Quizá… buenas tardes – fue mi respuesta y le colgué.


Sonreí, al fin se había llegado el momento de terminar de mandar al demonio las dichosas reglas, hoy ___ conocería mi nombre, hoy yo entraría de manera formal a su vida y me daría una idea de cómo era su relación con Brandon y que tanto significaba yo para ella.

Julieta subió al coche y me miró desconcertada, me preguntó de qué me reía y le dije que de nada, encendí el coche y nos dirigimos al estadio.

Al estacionarme sonó mi movil era de la oficina así que lo respondí y estuve explicándole unas cosas a mi asistente, después de colgar nos bajamos del coche y caminamos hacia el palco, antes de entrar Julieta se encontró a unos amigos, los saludé y ella se quedó con ellos.



Cuando estuve dentro los vi sentados, mi corazón se disparó, saludé a Brandon que se puso de pie y me dio un abrazo, ___ estaba petrificada en su asiento, debió reconocer mi voz y sonreí. Él la ayudó a levantarse y ella me miró sin dar crédito a tenerme de frente, al lado de su novio.

– Cariño, te presento a Logan Henderson, uno de los inversionistas más jóvenes y exitosos del país, ella es ___, hermosa, inteligente y talentosísima mujer del mundo de la publicidad y, lo mejor, es la dueña de mis quincenas – dijo Brandon.

Pobre idi*ota, ignoraba que a mí me pertenecían su cama y su pasión, eso sí era lo mejor, ser el dueño de sus noches, no de sus días, aunque, claro, yo podría ser feliz teniéndola de tiempo completo, no habría ningún compromiso de trabajo más importante que ella, ni mucho menos una “princesa” que se interpusiera en el camino. La abrazó y eso me molestó, pero tenía que mantener mi farsa, así que agradecí de nuevo las clases de actuación y le estreché la mano que ella retiró rápidamente.

– Sin que me lo tomes a mal Brandon, tienes una novia muy linda – tenía que hacerle saber lo que pensaba de ella y se ruborizó al escucharme.

– Oh, yo lo sé, gracias, además es una excelente chica, la única que me aguanta el ritmo de trabajo y casi no se queja, por eso trato de complacerla lo más que se pueda – excepto en la cama o no tendría porque recurrir a mí, pensé mientras les sonreía.

– Sí, se ve que están muy enamorados – aseguré sólo para ver su reacción.

Entonces, ___ palideció, Brandon le preguntó si sentía bien y ella respondió que se le había subido la cerveza y fue al baño, que ganas de seguirla y hacerla mía ahí mismo, con el novio cerca, ver quien tenía más influencia sobre ella, pero tenía que dejar que asimilara las cosas, realmente había sido una impresión muy fuerte verme ahí y darse cuenta que conocía a su novio.
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Mensaje por Invitado Dom 03 Nov 2013, 11:03 pm

Capitulo 56

Brandon fue tras ella y en ese momento entró Julieta y le preparé una bebida, después ellos regresaron y mi amiga saludó a Brandon y él las presento, me llamó la atención que por segunda vez la llamara ___, supuse que así le diría de cariño, que tipo tan falso, bien que se revolcaba con la tal “princesa”.
...
Les pregunté qué querían de tomar y luego de servirles, entregué sus respectivos vasos a cada uno y rocé a propósito los dedos de ella que se puso más nerviosa. Tomé a Julieta de la mano para caminar a nuestros lugares, no me gustaba nada ver a ___ con Brandon y quería corroborar si a ella le molestaba verme con una mujer, claro que desconocía que se trataba de mi mejor amiga.

A pesar de estar poniendo atención al partido y celebrar con Julieta las anotaciones, estaba pendiente de ___, la miraba de rabillo y, aunque quería ser discreta, me di cuenta de la forma en que miraba a Julieta, ¿sería posible que estuviera celosa?, ¿acaso su novio no le importaba tanto? Entonces se puso de pie y supuse que iba al baño, dejé pasar unos minutos y me levanté con el pretexto de ir por otra bebida y la vi parada sirviéndose un zumo, en verdad moría por besarla, pero debía guardar la compostura, aunque no estaba de más ver si ella tenía las mismas ganas que yo.



– ¿Disfrutando del partido? – susurré en su oído parado detrás de ella.

– No tanto como tú – dijo seria y ahí obtuve mi comprobación, sí estaba celosa.

Me cuestionó de dónde conocía a Brandon y le respondí con la verdad, entonces me preguntó la razón por la que la había llamado antes y le mentí, no era tonta, sí había percibido que yo sabía que estaría ahí. Me dio risa escuchar que dijera la frase que le había escrito en el papel sobre que la vida era un equilibrio y más el que agregara que no se la pasaba teniendo sexo todo el día, le respondí que yo tampoco, sin embargo, le hice saber que con ella sí podría, no estaba seguro de eso, era mucho alarde, francamente, sólo quería que supiera que era especial para mí.

Después de que terminó el partido nos dirigimos al estacionamiento, Julieta propuso que fuéramos a cenar, pero ellos se negaron, ___ argumentando que le dolía la cabeza y Brandon que tenía que trabajar al día siguiente, le rebatí que no todo en la vida era trabajo y dinero, que había que darse tiempo para disfrutar de los placeres, ___ repitió la frase del equilibrio, me agradaba escuchar que me tuviera en mente.

Cuando nos despedimos le sonreí amablemente y deslice mis dedos por su mano mientras la retiraba y la vi partir abrazada de Brandon, eso me quitó la sonrisa de la cara, que ganas de gritarle que la dejara, que ella me pertenecía, pero, en realidad no era cierto, yo seguía siendo un intruso en su vida, aunque ahora supiera mi nombre.

– No puedo creerlo – exclamó Julieta haciendo que dejara de mirarlos y centrara mi vista en ella – te gusta la novia de Brandon, ¿de dónde la conoces? – agregó cruzándose de brazos dejándome boquiabierto.

– Por dios Julieta, me la acaba de presentar, ¿de dónde sacas que la conozco de otro lado y que me gusta? – dije esperando sonar convincente.

– Otra vez negando las cosas – movió la cabeza exasperada – ¿de verdad piensas que soy tonta?, se te olvida que por ser mujer soy muy intuitiva, además de que te conozco de toda la vida, ¿vas a negarme que entre tú y ella había una tensión muy fuerte?, que no es para nada normal cuando acabas de conocer a alguien.

– Estás equivocada Julieta, ya deberías de escribir un libro, últimamente andas muy fantasiosa.

– Y tú sigues insultando mi inteligencia, está bien, si no me quieres decir la verdad, no lo hagas, pero después no vengas a pedirme ayuda porque no sé si te la dé.

La abracé para tranquilizarla, en verdad había olvidado lo perceptiva que era y francamente no pensé que se notara tensión entre ___ y yo, ¿la habrá percibido Brandon?, esperaba no haberla metido en problemas, aunque él la engañara, seguro actuaría como el típico macho si se enteraba que ella le hacía lo mismo.

Al día siguiente, quise llamar a ___, después de todo ella había preguntado si nos podíamos ver, claro que las cosas habían cambiado desde esa llamada, ahora ella sabía quién era yo y la verdad no estaba seguro de que la relación con Brandon fuera del todo mal, debía quererlo o no estaría con él, la cuestión era averiguar qué tan profundos era sus sentimientos hacia él, pero para eso necesitaba tenerlos cerca, convivir con ellos, ver como se trataban, quizá era buena idea seguir la sugerencia de Julieta e invitarlos a cenar uno de estos días, o tal vez, debía dejar que las cosas siguieran su curso, faltaba poco para el desfile de Presley y ahí era seguro que la viera, aunque no sabía si él la acompañaría.

Dos días más tarde Brandon me invitó a almorzar en agradecimiento por haberlo invitado al partido y de paso veríamos unas nuevas inversiones, así que quedamos de vernos a las dos en el restaurante del Rose Imperial. Llegó muy puntual y mientras esperábamos que nos llevaran la comida hablamos de negocios y después hizo un comentario sobre tomar vacaciones que me dio una gran idea.

– ¿Así que piensas tomarte unos días libres? – pregunté después de tomar agua.

– Es mi intensión, tengo como seis meses prometiéndole a ___ que viajaremos y no he podido cumplirle – sin querer me estaba proporcionando información valiosa.

– ¿Y tienes algún lugar pensando? – mi mente maquiavélica estaba trabajando.

– La verdad no, tal vez la playa, no sé.

– Pues yo tengo una pequeña casa muy cerca de Las Vegas, si quieres te la puedo prestar por un fin de semana.

– ¿En serio?, eso sería fabuloso, siempre he querido ir a Las Vegas a apostar.

– Y a… – estaba a punto de decir ___, pero logré quedarme callado a tiempo, ya que él no la llamaba así – ¿a tu novia le gustará ir allá?

– Seguro, con tal de estar conmigo irá adonde sea – arrogante, lo que no sabía es que no estarían solos.

– Si quieres consúltalo primero con ella y ya después me avisas.

– Más bien tengo que consultar con mi jefe que días puedo ausentarme de la oficina.

– Pues cuando sepas la fecha exacta me avisas para darte las llaves.

– Gracias, yo creo que será en dos o tres fines de semana, yo te confirmo – sonó su movil y sonrió al ver de quien se trataba – permíteme unos minutos, es de la oficina – se excusó y se levantó de la mesa.


¿De verdad habría creído que me tragué su cuento?, ni siquiera era __ la que le llamaba, no tenía porque alejarse si se tratara de ella y menos con lo que acabábamos de platicar. Que rabia me daba saber que ella ignorara lo que realmente hacía su noviecito en su ausencia, aunque por otro lado y pensando mejor las cosas, eso era una ventaja para mí, me estaba facilitando el camino hacia ella y quizá algún día yo sería quien lo desenmascarara y ya no habría ningún obstáculo para que ella estuviera conmigo, en dado caso que así lo quisiera ___, tenía que asegurarme que estuviera igual que yo y en ese viaje me daría cuenta, ese viaje sería decisivo para el curso que tomarían las cosas entre ella y yo.

Después de varios minutos Brandon regresó con una sonrisa idi*ota en la cara, ¿cómo podía ser tan cínico?, y no es que me espantara lo que hacía, yo era un mujeriego, pero al menos no engañaba a ninguna, sabían perfectamente como estaban las cosas, en cambio, él jugaba al novio lindo con ___ mientras se revolcaba con otra que, por cierto, como lo buscaba, mucho más que ella que era la novia oficial. Luego de comer y platicar otro rato quedó de llamarme para confirmarme cuando irían a Las Vegas y nos despedimos para regresar a nuestras respectivas oficinas.

Los días siguieron pasando y __ no me llamaba, así que decidí respetar su decisión y yo tampoco la busqué ni fui a espiar a su departamento, quizá ella ya no quería verme, tal vez me había buscado porque tenía problemas con Brandon y ya los habían solucionado, la única esperanza que me quedaba era verla en el desfile de Presley que sería esa noche.

Salí de la oficina y fui a mi departamento a cambiarme, después pasé por Julieta y nos dirigimos al hotel. Al llegar se nos acercaron los fotógrafos, posamos unos instantes y luego caminamos hacia Presley que estaba con __, quien al vernos se fue, se veía tan hermosa con ese vestido verde, creación de mi hermana. Ésta me abrazó y también a Julieta, estaba tan contenta, uno de sus sueños se estaba haciendo realidad y yo me sentía orgulloso de ella.

Minutos más tarde __ salió de dondequiera que estuviera y Julieta se acercó a saludarla, yo la admiré por unos instantes y después me uní a ellas, no pude evitar acariciar su mano cuando estrechó la mía, se puso nerviosa ante el contacto y yo sentí deseos de abrazarla, pero otra vez tenía que mantener la compostura, estábamos en un lugar público y Julieta ya se había dado cuenta que algo más había entre ella y yo así que caminamos a nuestros lugares para ver el desfile. Sin embargo, no podía dejar de mirarla, lucía espectacular y mi mente lujuriosa imaginó varias formas de quitarle ese vestido y hacerla mía, incluso en ese mismo lugar. De repente, ella se levantó y la seguí con la mirada, entró a una de las bodegas, esperé unos minutos y luego me puse de pie.

– ¿Adónde vas? – interrogó Julieta agarrandome del brazo.

– Al baño – respondí muy seguro, pero mi amiga me hizo una mueca.

Entré a la bodega y vi a __ sentada en un sillón con su cabeza entre sus manos, inspeccioné el lugar buscando el cuarto del aseo, necesitaba tenerla entre mis brazos, besarla, acariciarla, hacerla mía, iba preparado para eso y había encontrado el momento preciso. Así que me acerqué y le pregunté cómo se sentía, ella me miró un tanto asustada y nerviosa, me encantaba ponerla así, entonces le sugerí que tenía que relajarse y se negó rotundamente a subir a la habitación argumentando que estaba mi familia y mi novia, quise reírme ante ese comentario y estuve a punto de dejarla en su error, pero no lo hice, no quería que tuviera una imagen equivocada de mí, entonces la hice levantarse y la encaminé al pequeño cuarto. 
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Mensaje por Invitado Lun 04 Nov 2013, 6:59 pm

Capitulo 57

Una vez dentro, la besé con desesperación, como había extrañado sus labios y sus caricias, __ me correspondió de la misma forma, estaba tan ansiosa como yo y sin mucho preámbulo ni desnudarnos por completo nos entregamos ahí, a oscuras, besándonos para acallar los gemidos y con la adrenalina hasta el cielo porque era algo arriesgado, cualquiera podría abrir esa puerta y descubrirnos.

– ¿Me extrañaste? – preguntó con un hilo de voz.

– No tienes idea cuanto – respondí en su oído.

– Muéstrate que tanto – me encantaba que repitiera lo que antes yo le había dicho y aceleré mis movimientos disfrutando más del roce de nuestros sexos.

– Te extrañé tanto __ – al fin podía decirle su nombre.

– Repítelo – pidió como si no hubiera dado crédito a lo que escuchó.

– Te eché muchísimo de menos… __ – sentí sus labios sobre mi cuello y como su cuerpo vibraba llegando al orgasmo.

– Yo también te eché de menos… Logan – musitó con la voz entrecortada.

Escuchar mi nombre salir de sus labios fue el detonante exacto para que terminara yo también, no éramos más un par de desconocidos y ella estaba dispuesta a seguir con esto, era lo que yo quería saber. Le propuse que nos escapáramos, pero no aceptó, me explicó que estaba trabajando, yo había olvidado ese pequeño detalle así que no me quedó más remedio que aceptar.

– Yo salgo primero, ¿vale? – dijo terminando de arreglarse el vestido.

– ¿Por qué?, entramos juntos.

– Y sólo espero que nadie nos haya visto, entiende por favor, estoy trabajando.

– Está bien, sal tú primero – acepté rodando los ojos.


Me quedé recargado sobre el umbral de la puerta viendo como __ se alejaba, me tenía loco y no encontraba la razón, no era sólo por el sexo, ¿o sí?, lo único que me importaba era que nuestros encuentros no se terminaran. Después fui al baño para arreglarme bien la ropa y regresé a mi lugar, ella ya estaba en el suyo y yo me senté, Julieta tuvo el buen tino de recargarse en mi hombro y ___ se dio la vuelta molesta.

Cuando el desfile se acabó, Julieta fue a hablar con Diana, así que yo aproveché para buscar a __ y me acerqué a la mesa de los bocadillos donde se encontraba. Le hice unas afirmaciones poco decentes, para ser sincero, pero me fascinaba ver el efecto que tenía sobre ella, confirmar que no le era indiferente, que mi presencia la ponía nerviosa, lo cual me llenaba de un enorme gozo.

En eso, Presley se acercó sorprendida de vernos hablar y cuando preguntó si nos conocíamos le dije que sí, pero le mentí de donde, porque ignoraba que yo perteneciera a esa club extraño y para mi buena suerte se acordó de aquella chica que me regalaba chocolates en la universidad y que, por cierto, jamás le había aclarado que era lesbiana y por eso no hubo nada entre ella y yo. Lo mejor fue que __ me siguió la mentira y debido a eso Presley tuvo la brillante idea de invitarla a su boda, claro que sin evitar quemarme recordando a la chica con la que había ido a la de Jaxon, pero yo no sabía que con unas copas de más perdería la decencia, iba conmigo en la universidad y siempre había sido muy tranquila y recatada, al menos estando sobria, por eso la había llevado conmigo.

__ tenía una extraña expresión en su cara, que no me quedaba claro si era por la historia de la stripper o por la repentina invitación de Presley, quien le insistió cuando vio que se rehusaba, en ese momento agradecí que mi hermana fuera tan empecinada para algunas cosas, después dijo que buscaría a Dylan y se alejó. Le hice otro comentario seductor a __ que me miró desconcertada, en verdad no se esperaba que mi hermana la invitara a su boda y estaba intranquila porque le mentimos sobre donde y cuando nos habíamos conocido, entonces le expliqué como era Presley y que no le veía mayor problema a ir a la boda.

– Se te olvida un pequeño detalle, yo tengo novio – tenía que recordármelo.

– Eso no es problema, tu novio seguramente tendrá un negocio que cerrar ese fin de semana – uno llamado “princesa”, estuve a punto de decirle, pero me contuve.

Y de nuevo me cuestionó sobre Julieta, seguía creyendo que era mi novia y volví a aclararle que no era así, sin embargo, me lo rebatió y me aseguró que no iría a la boda, ¿acaso estábamos discutiendo?, ¿Julieta le caía mal?

– ¿Estás celosa? – no pude evitar preguntárselo.

– Tú no tienes vergüenza de verdad.

– Eso no responde mi pregunta.

– Estoy tan celosa de Julieta como tú lo estás de Brandon, ¿satisfecho? – bastante, pensé, porque si era así en definitiva estaba sumamente celosa.

– ¿Alguien dijo mi nombre? – dijo mi amiga acercándose.

– Con permiso, tengo que mirar unas cosas en la cocina – se excusó y se fue.

– ¿Qué le pasa? – me preguntó Julieta.

– Nada mi niña, seguro está estresada por todo el evento – a propósito la llame así, sabía que __ estaba escuchando y me gustaba que se pusiera celosa.

– ¿Vas a seguir mintiéndome Logan? – exclamó mirándome seria.

– ¿Qué quieres que te diga? – evadí su mirada.

– La verdad, los he estado observando y me he dado cuenta de cosas muy interesantes, ¿por qué no confías en mí?, ¿crees que voy a juzgarte?, Logan soy tu mejor amiga y lo único que te pido es honestidad, es lo que te he dado yo siempre.

– Está bien, sí la conozco desde antes del partido y… sí me gusta.

– ¿Y dónde la conociste? – por eso quería evitar esta conversacion, no podía decirle la verdad.

– Aquí mismo… en el bar, estaba sola y le invité un trago, hablamos, jamás mencionó que tenía novio y no me imaginé que resultara que yo lo conocía y que nos toparíamos en el estadio – inventé rápidamente esa historia.

– ¿Fue por ella por quien te emborrachaste aquella vez?

– No, todavía no la conocía cuando la borrachera – tuve que mentirle de nuevo.

– ¿No la conocías? – se cruzó de brazos nada convencida – ¿o fue cuando te enteraste que tenía novio?

– No la conocía todavía – aseguré esperando que me creyera.

– ¿Y qué hay entre ustedes?, porque ambos se desaparecieron como media hora.

– La verdad, no sé que hay entre ella y yo, no te negaré que nos hemos besado, pero como sabes, tiene novio y no hemos aclarado ese punto.

– La atracción entre ustedes es evidente Logan y por lo poco que vi en el estadio, ni siquiera con su novio es tan intensa, además, creo que está celosa de mí.

– ¿En serio lo crees? – era mejor que alguien externo me lo confirmara.

– Te gusta de verdad, ¿no es así?, no es algo físico solamente, en realidad te interesa.

– ¿Por qué lo dices? – pregunté un tanto desconcertado.

– Porque se te nota y me da muchísimo gusto, al fin te estás abriendo al amor.

– Creo que exageras, aún es un poco prematuro hablar de amor.

– Tal vez, pero para allá vas – me abrazó – de corazón deseo que todo salga bien, no me gustaría verte lastimado, mereces ser feliz con alguien que te corresponda.

– Por eso no quería decirte nada, quizá no sea tan importante.

– Yo creo que sí lo será, espero que pronto deje a Brandon, no tienes por qué ser el otro.

– Que cosas dices Julieta… ni siquiera soy eso – al menos, no lo había visto así.

– Pues peor entonces, eres un hombre maravilloso y espero que ella lo aprecie.

El resto de la fiesta ya no pude hablar con __, ni siquiera me di cuenta a qué hora se fue, cuando quedaban pocos invitados y la busqué ya no estaba, pero al menos, Presley me había dado el pretexto perfecto para volver a verla, le llevaría mi invitación de la boda y sólo compraría otro sobre para ponerle su nombre, le argumentaría que ella se la había mandado.

Al otro día, Brandon me llamó para confirmarme que en dos fines de semana más se irían a Las Vegas, pero al cabo de unos minutos, rectificó y me dijo que sería el siguiente jueves, así que le pedí que un día antes pasara a mi oficina por las llaves de la casa y me lo agradeció enormemente, yo sonreí imaginando la cara que pondría cuando me viera ahí. Después que le colgué, le llamé a Julieta para invitarla, sería demasiado sospechoso que llegara yo solo y ella aceptó de inmediato, así que luego compré los boletos para el avión.

El lunes salí de mi oficina después de un arduo día de trabajo. Llamé a la de __ y cuando me contestó colgué de inmediato, sólo quería comprobar si estaba ahí para ir a dejarle la invitación. Al llegar y registrarme dije que iba al piso nueve, no sabía si había más gente en la agencia y no quería meter a __ en problemas.

Me encantó la cara de sorpresa que puso al verme en la puerta de su oficina y más cuando le entregué la invitación, me cuestionó si yo quería que fuera, pero, ¿qué no se daba cuenta que era obvio?, si no quisiera que me acompañara no estaría ahí dándole el dichoso sobre. Noté que se quedó mirando al vacío unos segundos y después me dijo que iba por unos papeles, así que me senté a esperarla. En eso, vi una foto que tenía al lado de su computadora y la agarré, eran ella y Brandon abrazados y muy sonrientes en alguna fiesta porque estaban vestidos de gala, en ese momento no supe si era mejor ser el novio o el amante, tener su cuerpo clandestinamente mientras él podía caminar con ella por las calles, sin tener que ocultarse.

De pronto, escuché que cerraba la puerta sigilosamente, ¿acaso estaba pensando seducirme ahí mismo?, por supuesto que lo deseaba y estaba preparado para eso, pero pensaba llevarla a mi departamento. Me quitó la fotografía de la mano y se sentó sobre mí, yo le sonreí, estaba a punto de cumplirme una de mis fantasías, definitivamente había algo especial y diferente con ella, así que no podía permitir que saliera de mi vida
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Mensaje por Invitado Lun 04 Nov 2013, 7:08 pm

Capitulo 58

– Me fascina cuando tomas el control – dije después que sujetó mis manos.

– Te haré mi esclavo, entonces – respondió moviéndose deliciosamente en círculos.

– Hazme lo que quieras – encantado sería su esclavo– pero no me dejes – agregué.

Ella sólo me sonrió, como deseé poder leer sus pensamientos, no tenía idea como lo había tomado, quizá no había sido el mejor momento para decírselo, pero tenía que asegurarle que no estaba dispuesto a que esto se acabara, que había algo más que simple sexo, algo más profundo que francamente me estaba dando miedo, porque eso era lo que sentía ante la posibilidad de no volver a verla, de que en algún momento recapacitara y me mandara al demonio para seguir con su noviecito y no sabía si podría tolerarlo. Aceleró más sus movimientos y me apretó más fuerte las manos al llegar al orgasmo y después la abracé fuertemente.

– De verdad eres maravillosa – susurré, quería que estuviera segura de cómo la percibía, aunque no había palabras suficientes para describirlo.

Un ruido hizo que se levantara rápidamente provocándome cierto vacío. Era un policía y mientras hablaba con él, yo me retiré el condón y después caminé hasta ella, cuando se volteó, se sorprendió de tenerme tan cerca, comencé a delinear sus labios y se resistió, me argumentó que los policías estarían esperando que se fuera y le aclaré que no sabían que yo estaba con ella.

Me pedía con palabras que me detuviera, sin embargo, no hacía nada para impedirlo, seguía dejando que la fuera recorriendo con besos y caricias, hasta que le aseguré que pasaría mucho tiempo antes de que volviéramos a vernos se rindió por completo, entonces la besé apasionadamente, pero a diferencia de ella, sin cerrar los ojos, quería ver sus expresiones, darme cuenta que tanto estaba disfrutando lo que le hacía, era la primera mujer por la que realmente me preocupaba su completa satisfacción, incluso antes que la mía. Comencé a besar sus hombros y en automático se escucharon sus gemidos que me enloquecían, después la coloqué sobre el escritorio y la hice mía una vez más.

Estaba por invitarla a cenar cuando su movil nos interrumpió, no pude controlar mi risa ante su grito de susto, se notaba que no hacía cosas prohibidas frecuentemente y me encantaba saber que conmigo se atrevía a todo, me miró un tanto molesta pero después su expresión cambió radicalmente y ahí supe quien la estaba llamando, maldito inoportuno, sólo esperaba que le dijera que tenía un negocio que arreglar y no podía verla para que así se fuera conmigo.

– Que sorpresa, en unos minutos bajo – la escuché decir y mi ilusión se desvaneció.

Estaba empezando a odiar a ese tipo, ¿por qué demonios no se largó con su princesa?, precisamente hoy tenía que ocurrírsele jugar al noviecito bueno e ir por ___a su trabajo.

Ella se arregló la ropa y después se puso a buscar su bragas que yo había tomado del suelo, yo la miraba fijamente con mis brazos cruzados, ella sólo atinó a levantar los hombros, ¿con qué esas teníamos?, yo me estaba convirtiendo en un completo ******* y ella sólo me estaba usando para saciar las ganas que su novio no le satisfacía, entonces me negué a devolverle la prenda, esta vez, a diferencia de las anteriores, sí quería que discutiera con ese *beep*, aunque quizá ni se enteraría que ella no traía ropa interior. Me ponía muy mal el hecho de pensar que la tocara con las asquerosas manos con las que tocaba a la otra. ____ seguía suplicando que se lo devolviera, me impidió salir de la oficina y me venció el tono de su voz.

– Él te tiene completa, ¿qué más da que yo conserve esto? – acepté resignado.

– No, no me tiene completa y lo sabes, no te puedo dejar eso, al menos no hoy, otro día, te lo prometo, cuando volvamos a vernos, te daré otra cosa hoy, por favor – dijo dándome esperanzas de nuevo, tenía razón, una parte de ella me pertenecía sin que él lo supiera y sin que pudiera hacer algo al respecto.

– ¿Y qué me darías a cambio? – pregunté muy interesado en el trueque.
Me empujo hasta su escritorio y me entregó una pañoleta después de perfumarla así que le devolví las bragas y me fui luego de hacerle la recomendación de los colores que no debía usar para la boda, ella insistió en que aún no decidía sí iba a ir, pero yo no estaba dispuesto a aceptar una negativa de su parte, en verdad quería compartir ese momento con ella, no deseaba estar solo ese fin de semana y no me imaginaba con alguien más.

Guardé la pañoleta en el bolsillo del pantalón y salí del edificio, de inmediato vi el auto de Brandon estacionado afuera y él estaba muy ocupado con su movil así que no me vio cuando me atravesé la calle, que ganas tenía de gritarle que acababa de hacer mía a su novia, que yo sí la complacía y cumplía con lo que él no, pero no podía, aún no tenía muy claro lo que yo significaba para ____.

El jueves a mediodía pasé por Julieta para ir al aeropuerto, estaba muy emocionada por el viaje, tenía tiempo que no salía. Estuvimos platicando cosas sin trascendencia y no le mencioné que también irían ___ y Brandon, no quise que se me cayera el teatro de la confusión, que sin saber, el mismo Brandon había provocado.

En cuanto llegamos a Las Vegas fuimos a rentar un auto, después pasamos al supermercado por víveres porque Julieta me dijo que estaba a dieta y finalmente nos dirigimos a la casa, de inmediato me ofrecí a subir las maletas para checar si ellos ya habían llegado. Entre a mi habitación y no vi nada, así que dejé ahí mi maleta, después abrí la siguiente puerta y vi un par de maletas y la rabia me inundó, no podía permitir que durmieran juntos, pero no sabía de qué manera podría impedirlo. Abrí la habitacion de enfrente y dejé ahí la maleta de Julieta y luego bajé.

Ella ya se encontraba en la cocina con el radio encendido y la ayudé a preparar la cena, en eso pasaron una canción que a ambos nos gustaba y empezamos a cantar como lo hacíamos de adolescentes, de repente la puerta se abrió y los vi parados con cara de sorprendidos, ___ volteó a ver a Brandon desconcertada y Julieta los saludó y me recriminó el no haberle dicho que los había invitado, entonces Brandon le aclaró que yo le había prestado la casa y yo me hice el confundido, por tercera vez agradecía las clases de actuación de la preparatoria, ____tomó a Brandon del brazo y salieron sin decir nada, yo apreté los puños, la situación no iba a ser nada fácil para mí.

– Me quieres explicar qué te traes entre manos, Logan – dijo Julieta cruzándose de brazos y mirándome seria.

– Nada, yo le presté la casa, pero pensé que vendrían el siguiente fin de semana.

– Sí, claro, ¿qué dedo quieres que me chupe?, dime la verdad ahora – exigió.

– Está bien, yo lo planeé, quiero tenerlos cerca, ver como se llevan – guardé silencio, no sabía cómo explicárselo porque ni yo mismo me entendía por completo – quiero averiguar lo que ella siente por mí.

– ¿Y por qué no me lo dijiste desde un principio?

– Porque no sabía cómo ibas a tomarlo, además no quería que ellos sospecharan que sabíamos que estarían aquí.

– Dios, sí que te está dando fuerte, me supongo que querrás que te ayude con tu investigación, ¿verdad?

– Sí… ¿podrías ser demasiado cariñosa conmigo?, por favor.

– ¿Por qué no hablas con ella de frente?, ¿a qué le tienes miedo?

– A muchas cosas Julieta, estoy muy confundido, no sé qué hacer, sólo quiero ver que tan fuerte es su relación con él… cuanto lo ama.

– Está bien, te ayudaré, pero con la condición de que me cuentes todo lo que ha pasado entre ustedes, no quiero que me vuelvas a ocultar nada, soy tu mejor amiga y me duele el que no confíes en mí.

– No es desconfianza Julieta, lo juro… no entiendo lo que me está pasando.

– Se llama enamoramiento amigo, anda, pongamos el plan celos en marcha.

Salimos y vi cuando Brandon la besó, la sangre comenzó a hervirme y Julieta se hizo presente para que voltearán, pero cuando lo hicieron, él siguió sosteniendo su mentón, entonces Julieta los invitó a pasar para cenar, ___ le agradeció y nos dijo que se irían a un hotel en tanto lo tomaba de la mano, así que yo abracé a Julieta por la cintura diciéndoles que nos iríamos ella y yo. ___ frunció el ceño mientras Brandon se disculpaba por la confusión y mi amiga los convencía de que se quedaran al tiempo que golpeaba suavemente mi mejilla, aunque parecía una caricia, yo la conocía y en verdad quería golpearme por meterla en este embrollo.

Brandon habló y se atrevió a volver a besar a ___, pero ella se volteó ligeramente y el beso se lo plantó en la comisura de los labios y, para rematar, Julieta salió con un comentario que no me agradó para nada, ya me encargaría de que el idi*ota no tocara a ___, aún no sabía cómo, pero no se lo iba a permitir. Julieta la jaló y cuando pasó a mi lado me dio una mirada de odio, yo desvié la mía, como si la ignorara, me fascinó darme cuenta que estaba celosa porque eso quería decir que yo le importaba demasiado, quizá más que su novio, o al menos eso quería yo creer.

Brandon y yo entramos después que ellas, que se fueron directo a la cocina y le ofrecí un trago, eso lo ayudaría a dormir, después encendí la televisión. A los pocos minutos salió ___ de la cocina y subió, yo quería ir detrás de ella, pero era jugar demasiado con la suerte y tampoco quería que hubiera un pleito entre él y yo.

Para mi sorpresa Brandon nos acompañó a cenar, ¿acaso no quería estar a solas con su novia?, su actitud me beneficiaba demasiado y por unos momentos no lo odié tanto, luego se despidió y subió, entonces la ira empezó a inundarme de nuevo, de acordarme del beso y pensar en la posibilidad de que quisiera tener relaciones con ella se me revolvía el estómago, yo estaba tanto o más celoso que ___.
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