Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
don't open dead inside {novela colectiva}
Página 9 de 14. • Comparte
Página 9 de 14. • 1 ... 6 ... 8, 9, 10 ... 14
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Eddie!! *---*
Dios mio. Corto, si, ha estado cortito.
Pero contundente, a que si.
Me declaro oficialmente enganchada con 'A'.
Es el perfecto chico malo. Me encantaron sus dialogos.
Todo el, la vrrdad :D
Muero por saber que le pasa luego :O
Muchas felicidades.
Dios mio. Corto, si, ha estado cortito.
Pero contundente, a que si.
Me declaro oficialmente enganchada con 'A'.
Es el perfecto chico malo. Me encantaron sus dialogos.
Todo el, la vrrdad :D
Muero por saber que le pasa luego :O
Muchas felicidades.
ThatBitch.
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Wow... tu cap me ha encantado Eddie, yo tambien soy fan de 'A'.
Estoy de acuerdo con Mapi, corto pero contundente... y la horda de caminantes devora niños... me encanto...
Saaaaluuudooos!!
Estoy de acuerdo con Mapi, corto pero contundente... y la horda de caminantes devora niños... me encanto...
Saaaaluuudooos!!
{CJ}
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
askjhajksml EDDIE pero que capitulo mas zayn(?
ey, lo ameeee es tan kul, sexy wuiiiiiii
lo adoro.
no importa si es pequeño. aksjmskdjkskm es re cul.
assl,. Zayn tan coqueto. okya. siganla.
ey, lo ameeee es tan kul, sexy wuiiiiiii
lo adoro.
no importa si es pequeño. aksjmskdjkskm es re cul.
assl,. Zayn tan coqueto. okya. siganla.
hollander.
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Ahhh Eddie me ha encantadooo!!Estoy de acuerdo con las demas. Fan de "A"
Aaron es un galan super perfecto.
Bueno Mapi, quien va primero yo o Kay??
Aaron es un galan super perfecto.
Bueno Mapi, quien va primero yo o Kay??
S.L Styles
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
*----* concuerdo totalmente con Satanás, fue corto (demasiado para mi amor por los capítulos gigantescos) pero bien redactado, dando la idea y mostrando la personalidad.
Invitado
Invitado
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
.
ronda de retrasos
█ S. L Styles| Leila.
█ Kay. | Yop e.e
█ K. | Nir (en caso de que aparezca).
█ Kay. | Yop e.e
█ K. | Nir (en caso de que aparezca).
Invitado
Invitado
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Okk, ahora no lo subo por que voy a dormir y me falta hacer la mitad de las correcciones, lo subo cuando llegue del cole mañana.
S.L Styles
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
VII: Zombie.
(); width: 500px; height: 250px;">
Nicole Dobrev
No se exactamente porque mi vida es así. No se porque siempre tengo que elegir y tomar las peores decisiones. No se porque mi vida es como un túnel sin salida donde solo hay una oscuridad increíblemente larga después del sol. He dejado de ir a la universidad, ya no me agrada estar ahí, las personas son hipócritas, y tus únicos amigos son los libros de la biblioteca. No soy exactamente una chica tímida, y no siempre me asusta expresarme, y tampoco me considero la mas popular, pero tengo conocidos, y voy a las mejores fiestas. Estoy en una fiesta fenomenal, en casa de Jenny, una casa de ricos a las afueras, nada comparado con mi pequeño apartamento que comparto con mis hermanos. Tomo un vaso de vodka de la mesa de vidrio, lo tomo rápidamente y en un instante el líquido transparente quema mi garganta. Un chico me mira, desde el otro lado de la sala, tiene ojos grises y pelo negro, su tez es tan blanca y parece un dios, sonríe y me pierdo. En la pista se escucha Levels el reciente tema de Avicii. Con un gesto, le indico al chico de ojos azules que nos encontremos en la pista, el asiente y se pierde entre la multitud de gente. Poco a poco lo vuelvo a encontrar, entre dos chicas que tratan de llamar su atención, pero el parece no notarlas, y cuando ellas se dan cuenta que me busca a mi se enojan y se van.
- Me gusta tu estilo – digo refiriéndome a su manera de bailar en la pista, este chico sabe como moverse -
-Y tú eres hermosa – dice con una voz ronca y se aferra mas a mi, y su perfume de marca invade mis sentidos, haciendo que la piel se me erice.
…….
He despertado con una resaca increíble, no se nada de lo que paso anoche y lo único que recuerdo son sus ojos que al fin terminaron siendo mas azules que el cielo. Hoy es el día, lunes por la mañana y debo ir a la universidad. Miranda, mi hermana me ha convencido para que lo haga y vuelva a retomar mi vida. Estoy de camino al campus, y mientras entro veo a un par de chicos fumando marihuana en un auto, y una pareja besándose detrás de unos arbustos, y casi puedo jurar que ella esta en topless. Estoy en el pasillo, y la gente me mira con curiosidad, siempre ha sido así. Pero esta vez es diferente, están susurrando cosas, y por un comentario de una rubia teñida, creo que se refiere al chico con el que baile anoche. No le doy importancia, y voy hasta la sala de comunicación social, donde me encuentro con Kerri, un profesor jubilado que suele dar unas charlas de diferentes cosas, y con una clase llena de gente que presta atención. Toco la puerta y el con un movimiento de cabeza me indica que pase. Me siento en el fondo que da hacia la ventana como siempre e intento prestar atención.
-De que habla? – Le pregunto a Blake, el chico que esta junto a mi.
-Tips para evitar virus y cosas así – Ah, si. Últimamente las noticias no paran de hablar sobre esta epidemia que se esta propagando en el mundo, sobre todo en lugares muy concurridos. Gracias a dios, en Atlanta solo se han registrado pocos casos, y al parecer de hace días atrás. Intento prestar atención, pero en mi mente solo esta el vago recuerdo de ese chico con el que estuve anoche. No recuerdo que fue lo que paso, pero tengo el presentimiento de que va a ser difícil olvidarlo.
Mis pensamientos se interrumpen por el ruido de una sirena, o mas bien mil por lo que se escucha. Me esta empezando a doler la cabeza y se escuchan disparos, deben estar asaltando alguna tienda, o algo. Gracias a dios que decidí estacionar el auto en el parking techado. Las luces pestañean varias veces, genial aparte de dolor de cabeza me voy a marear, soy un imán de mierdas. De repente, las luces se apagan y durante segundos estamos sumidos en una completa oscuridad, ni siquiera la luz que entra por la ventana puede iluminar la sala. Las luces de emergencia se prenden, y se escucha en el pasillo murmullos y gente gritando. Será un ataque terrorista? Esa parece ser la única conclusión.
-Ire a ver que pasa. Quédense aquí – Kerri, nos indica y antes de que salga de la sala ya todos comienzan a formar un alboroto. Mi teléfono suena, es Nick, mi hermano contesto e intento escuchar.
-Nick, que pasa? –
-Nina? Me escuchas? Estas Bien? –
- Eh, si estoy genial. Hey sabes por que todos están así? Es una locura y…-
-Necesito que vengas a casa ahora, es una emergencia –
-Esta todo bien? Le paso algo a Miranda? –
-No, solo ven aquí y no pares por nada del mundo ¿me entiendes? Te explico aquí-
-Claro yo tratare de Salir y….- Peeeeeeeeeeeeee. Se escucho el maldito tono que me indica que estoy fuera de señal. Claro, típico de mi teléfono, sin señal en los momentos más importantes. La alarma de incendios suena, y todos comienzan a salir de la sala. En el pasillo las cosas no son mejores, hay como mil policías y la gente corre por todos lados, es un verdadero desastre, y no entiendo que es lo que los asusta a todos, hasta que veo unos metros mas allá de mi una horrible imagen: Hay 2 personas, o mas bien caníbales, comiéndose a Kerri, y a Belle, una estudiante de 1er años también. Es horrible, hay sangre y papeles por todo el piso, y a ambos se les ven los órganos. Las 2 personas que están ahí parecen ser infectados, lo se por que hace unos días vi un video sobre como era la gente que padecía este virus, pálidos, opacos, con algunas cicatrices totalmente profundas, mirada perdida entre otras cosas los describen. Es horrible, y mientras un policía mata a uno de ellos con un disparo en la cabeza, el otro termina con Belle para morderle la pierna. Me percato de que por la entrada principal están entrando 3 mas y comienzan a morder a todos, y corro hasta hacia el pasillo D, donde esta la salida de emergencia. Me resbalo un par de veces, y llego hasta la salida de emergencia, las escaleras están repletas, pero logro abrirme paso hacia la gente, aunque llego a un punto donde parece haber alguien que fue mordido y me asusto, así que veo a un skater saltando la baranda, e imito su acción. He llegado al auto y apenas entro y me encierro, tomo mi teléfono. Ahora si tengo señal y me ha llegado un mensaje de Miranda.
*Tienes que llegar ahora, la ciudad esta en estado de emergencia y no pares por nada, ven hacia el parque de los dioses y entra en el bosque, en la estatua Zeus te esperamos, no dejes que te sigan. *
Miranda
El parque de los dioses es un pequeños un pequeño parque del la parte boscosa de la ciudad, y hay varias estatuas de dioses griegos. En el camino, noto que la carretera esta llena de gente, huyendo hacia el centro, el peor lugar para evitar una epidemia.
He llegado al parque, y esta desierto. Para entrar al parque hay un cementerio, que al cruzar se encuentra una puerta de púas que va al parque de los dioses.
Trato de cruzar el cementerio con el auto, pero es casi imposible pasar por las lapidas con mi jeep negra. Así que bajo del auto, y me percato de que no hay peligro. Desde donde estoy, veo hacia una parte de la carretera, donde hay como mil personas tratando de cruzar la ciudad para irse al campo, y mi mirada se fija en una pequeña niña, de quizás 2 años con un cabello pelirrojo totalmente hermoso, que aun esta en pijamas y parece estar perdida, mi mente debate si ir a buscarla o seguir mi camino, y recuerdo que no tengo ningún arma, pero sin embargo a esa niña le queda mucho por vivir, y podría morir en cualquier instante. Crucé de nuevo el cementerio, hasta la entrada, salte una cerca de metal, y corrí hasta donde ella estaba y la cargue en mis brazos, ella no dijo nada, solo se aferro a mi y yo corrí tan rápido como pude, pero mis intentos de mantenernos vivas en este infierno, parecen haberse esfumado, porque un grupo de malditos monstruos caníbales, nos siguieron hasta el cementerio de regreso y aunque llego a tiempo hasta la entrada del parque de los dioses, esta es cerrada. Nose que sucede, pero veo a un tipo robusto salir de entre uno de los árboles en el parque y el corre hacia la entrada.
-Georgine! Georgine! – El hombre grita emocionado con un acento ruso o alemán y saca una pistola. Apunta hacia a nosotras. Parece un psicópata y me asusto, pero el le dispara a la cadena de la entrada y esta se rompe, logrando por fin que se abra. Entramos y el hace un nudo rápido con las cadenas. Suelto a la niña, y el corre hacia nosotras y la abraza.
-Georgine! – El le acaricia el cabello, y lo entiendo todo. Por un momento el recuerdo de mi padre viene a mi. Los enfermos de allá fuera intentan entrar.
-Nina, gracias a Dios! – Miranda también sale corriendo detrás de unos árboles y me abraza, luego me suelta y se acerca a la entrada y saca algo que parece una daga y se las entierra a los malditos pálidos en la cabeza, uno a uno. Es la 2da vez en este maldito en que veo como matan a dos enfermos, mierda.
-Que mierda pasa? – Grito con angustia cuando Nick sale del bosque.
-Nina – El me abraza con tranquilidad – Solo hay una palabra que puede describir el estado de estas personas.
Zombie.
- Blah Blah:
- Okki, girls aqui esta el cap. Ñeee. Bueno creo que este me gusta mas que el anterior, pero no tiene mucho suspenso como yo creia asi que no quedo tanbien, lo iba a subir mañana pq tenia sueño, pero no se pq no puedo dormir so, aqui esta. Leanlo y disfrutenlo xx
Pd: Nose pq aparecen esas cosas en la imagen, no se quieren quitar. Si saben como puedo hacer para que no se vean avisenme pleasee
S.L Styles
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Leila!!! me encanto tu cap!!! aunque me pregunto que pasaria en la fiesta...buano... tendre que ir preparando mi cap si seguimos este ritmo no me queda demasiado time... estare esperando el siguiwnte... beeesooooteeees!
{CJ}
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Wow.
Me ha encantado tu capitulo, Lei ^.^
Muy bien narrado y emocionante.
Me gusta tu estilo y me encanta la actitud de Nina *~*
¿Que pasó con el chico guapo de la fiesta? Me quedé con las ganas de saber :D
Ya, quiero saber mas de Nina y sus hermanos, me han caido pero super bien.
Bueno. Kay, ahora si te toca c:
Me ha encantado tu capitulo, Lei ^.^
Muy bien narrado y emocionante.
Me gusta tu estilo y me encanta la actitud de Nina *~*
¿Que pasó con el chico guapo de la fiesta? Me quedé con las ganas de saber :D
Ya, quiero saber mas de Nina y sus hermanos, me han caido pero super bien.
Bueno. Kay, ahora si te toca c:
ThatBitch.
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
capítulo viii: punto de encuentro.
Erik Stleir
La mujer era alta, de porte delgado y poco atractiva. Llevaba el pelo rubio platino aplanado contra el cráneo e iba vestida con un traje rojo carmesí que llevaba adherido una identificación: Ciensit-Tecno. Dra. Pamela Sally Iver. Supervisora de investigación de la UGI.
Estaba parada frente a las cinco filas de diez asientos, donde daba una conferencia a dos pelotones de la milicia; “Los Aguilas” y “Caballo de Troya” dentro de una habitación cerrada, apenas iluminada por el reflector de diapositivas que usaba para explicar la situación.
— Incluso después de la muerte el cuerpo humano sigue vivo, el pelo y las uñas, se producen nuevas células y el mismo cerebro contiene una pequeña carga eléctrica que tarda meses en disiparse. El virus produce una descarga masiva tanto en el crecimiento celular como en los impulsos bio-eléctricos, eso quiere decir que reanima el cuerpo. Los sujetos infectados mantienen las funciones motoras más simples, no tienen memoria y carecen de inteligencia, los mueve el más básico de los impulsos: alimentarse.
» Seccionar la parte superior de la columna o causar un traumatismo cerebral son los métodos más eficaces para exterminar el virus, por lo consiguiente, matar al sujeto que lo porta. Este virus se ha filtrado se ha adherido a las partículas de oxígeno, todos estamos infectados.
» La mordida o rasguño de un sujeto con el virus activo produce una infección altamente tóxica que acelera la muerte. Si alguno de sus compañeros es atacado por un infectado (o como algunos los llaman; caminantes) debe de ser sacrificado. Está siempre la opción de amputar el miembro mordido justo después del ataque, pero no podemos darnos el lujo de soportar soldados que no puedan defender a los civiles. Recuerden que, toda persona que haya muerto puede volver en un plazo de 8 horas a 2 minutos sin es que no sufren de algún daño cerebral. Por lo que la regla mata y remata es más que necesaria.
» Los portadores del virus activo sufren de una leve disminución en la capacidad motriz debido a la rigidez post-mortem, su piel tiene aspecto gris y sus ojos están hundidos y decolorados. TODOS los infectados deben de ser exterminados.
Erik siempre había sido bueno leyendo a las personas. Más duras eran, más fácil era descifrar lo que pasaba por esos cerebros suyos; probablemente se sintiera culpable por lo que estaba pasando (algo le decía que ella estaba muy relacionada con los hechos, además, Ciensit-Tecno era una de las empresas relacionadas con el comienzo del virus) y debajo de toda la firmeza de mujer profesional probablemente estaba transpirando como una condenada. Erik era el único que la observaba, a los sargentos pertenecían los asientos en primera fila (por lo que eran solo Pete y él), por lo que era más que consiente de sus acciones. Los demás se hallaban boquiabiertos e impactados por las imágenes, con sus rapados al cero brillando por la luz del proyector.
Los soldados estaban aterrorizados, probablemente se habían alistado en el ejército para escapar de sus vidas miserables o sin propósito. Nunca su hubieran imaginando que una apocalipsis zombi de gran magnitud atacara los Estados Unidos llevándolo hasta las ruinas.
Un “niño” del grupo de Pete levantó la mano como si estuviera en la primaria — Señor, ¿eso quiere decir que nos están mandando directo a un ejército de muertos-vivos?
— Cadetes, ustedes se han alistado en las fuerzas armadas por una razón: proteger a los débiles. —el teniente general (que antes estaba parado derecho al lado de Anne Marie Matthews y con las manos detrás de su cintura) un hombre alto y de espaldas anchas que no era conocido por su paciencia habló con tono altivo. — Si estás tan asustado, ¿entonces por qué estás aquí, mariquita? —concluye.
El chico llamado Matt (si es que Erik no recordaba mal) se quedó en blanco y él decidió salvarlo de su miseria distrayendo al general, que seguía mirándolo. — ¿la zona ha sido ya evacuada?
— La zona ha sido ya evacuada —afirmó—, pero hay civiles que se negaron a dejar sus aposentos por diferentes razones estúpidas. Su trabajo es reclutarlos y dirigirlos aquí —la diapositiva cambia y muestra un plano de las calles de Brooklyn, donde señala un círculo rojo que marca el puente de helicópteros que posee en edificio en la azotea.—, donde serán inspeccionados por nuestros médicos y mandados hacia el campo de ciudadanos en Carolina del Norte.
— Teniente, ¿han mandado de las fuerzas especiales a rescatar a los civiles?
— Ya enviamos a las fuerzas especiales, pero no han vuelto.
El suceso que llegó a ser llamado popularmente El Comienzo de la Nueva Era comenzó no pasadas las siete de la tarde del día 30 de octubre. Los dos pelotones (cada uno de aproximadamente 35 soldados) fueron trasladados por un helicóptero al Punto en Rojo que había sobre el edificio Hancok de al menos 50 pisos el 31 a las doce de la madrugada. “Las Aguilas” iba hacia el Oste (en rango de al me 20 manzanas) donde tendrían que localizar a los “supuestos” sobrevivientes que se habían agrupado en su propio Punto de Encuentro y traerlos al puerto de helicópteros. Otros tres batallones se ocupaban de los diferentes puntos cardinales, incluyendo “Caballo de Troya”.
Hace más de dos horas un avión de las Fuerzas Aéreas había anunciado a través de un megáfono en pleno vuelo información sobre los Puntos de Encuentro donde los unidades rescatarían a los civiles, por lo que había una gran esperanza de que los civiles hubieran sido los suficientemente consientes para, al menos, intentar llegar a alguno.
La vista era impresionante desde allí arriba; había autos arrinconados los unos contra los otros en toda la calle, pequeños incendios y locales con vidrieras rotas (muchos habían utilizado la distracción de los muertos-caminantes para saquear tiendas de electrodomésticos, pero de poco les servirían ahora, que la electricidad había sido cortada). También había enormes salpicaduras rojas manchando paredes, suelos y todo tipo de superficie.
Era increíble el poco tiempo que podía tardar una ciudad en ponerse de patas arriba.
Ver las calles frente a frente era incluso más morboso, un cuerpo yacía ensangrentado a metros de la entrada del Hancok, sus brazos estaban despatarrados a su alrededor y lucían mordeduras profundas y animales, al igual que todo su cuerpo. Un pequeño agujero de bala atravesaba su frente; seguramente había despejado el área para que ellos pudieran salir más “tranquilos”. Pero el Tipo no era el único, más de veinte cuerpos como el suyo (carcomidos y ensangrentados, con una bala atravesando su cráneo) reposaban sobre la calle, los capós de los autos e incluso, algunos de ellos, estaban con sus espaldas apoyadas en las paredes, con sus rostros contorsionados en rictus de apetito bestial. Erik avanzó tratando de actuar lo más inhumanamente posible, había visto cuerpos descuartizados antes, había visto soldados volar por los cielos cuando pisaban una mina, y ni hablar de a los que él mismo había disparado. Podía con esto, por más extraño que fuera.
Un tipo llamado Gilbert Gilbertson (el mero hecho de estar en medio de una apocalipsis zombi no había detenido a los soldados de reír cuando se presentó) condujo a los batallones hacía la entrada de unas alcantarillas de sección circular que dirigirían a los soldados a los diferentes Puntos de Encuentro. El olor a mierda, agua podrida y suciedad hizo retroceder a la gran mayoría, pero Erik, tratando de incentivarlos, avanzó, respirando por la boca los olores ácidos y abriéndose paso a través de las aguas marrón oscuro. Un tipo a sus espaldas sufrió de una arcada y Erik no se sintió sorprendido de que los demás lo siguieran, a pesar de todo. Por minutos lo único que escuchar fue el vaivén del líquido amierdado, los pasos vacilantes de sus camaradas y el sonido de intercaladas gotas cayendo.
Pero entonces llegaron al final y tuvieron que subir a la superficie, donde la cosa estaba mucho peor que en el Hancok. Si había personas mordisqueadas y ensangrentadas, con miembros faltantes, pero ellas caminaban y atacaban.
Antes de que Erik pudiera advertir, uno de los tipos de su batallón cerró la alcantarilla, provocando un ruido estridente y muy llamativo. Y eso fue suficiente.
La mayoría de las cosas se voltearon hacia ellos y comenzaron a caminar, extendiendo sus brazos hacia delante, no parecían humanos para nada.
Erik hizo una seña que decía claramente «muévanse» y, todos formando una fila de uno, corrieron detrás de él hasta adentrarse en el almacén donde suponían estar los sobrevivientes. No había nadie. O al menos no a la vista.
Top-Gun, uno de los soldados más antiguos, junto con Vásquez cerraron la puerta con rapidez y la trabaron con una escoba. Luego arrastraron un estante (sin antes tirar las cajas que este sostenía) hacia la puerta para que los caminantes hambrientos no entraran. Pero, de todas maneras, la puerta seguía sacudiéndose a medida que más cuerpos semi-muertos se abalanzaban contra ella.
— ¿No deberían de estar aquí los tipos? —pregunta con resignación Vásquez, mirando a Erik fijamente, lista para acatar órdenes.
— Es muy probable que se hallan adentrado más en la estructura, el almacén es un lugar grande. Más lejos de ellos —señaló a los caminantes— mejor.
— Entonces qué esperamos.
Erik desnudó un cuchillo aserruchado, que exhibía un pequeño e intrincado dibujo de águila en el mango (una pequeña marca de patriotismo), al igual que todos los demás. En la conferencia había especificado que los bichos se sentían atraídos por los mínimos ruidos; disparar haría que se les abalanzaran encima.
Probó con las tres puertas que había del lado norte del almacén, estaban todas cerradas, y cuando las abría, no eran más que pequeños depósitos.
Minutos pasaron, en los que la desesperación lo corroía. Si nadie había ido, ellos serían culpados.
Entonces escuchó voces, no tenía idea de donde provenían pero estaba seguro de que eran reales. Entonces se escuchó un sollozo. No era su imaginación, era real, lo supo en el momento que sus compañeros alzaron sus cabezas, como perros de caza.
Provenía del suelo, bueno, no el suelo prácticamente, sino más halla. Erik cerró un ojo y trató de mirar entre las rendijas que había entre las tablas de madera que conformaban el suelo. Se puso de cuclillas y escuchó. Era el sollozo de una niña.
Eso lo exasperó.
Hizo que los demás integrantes de su batallón se le acercaran y les murmuró que buscaran alguna puerta en el suelo que llevara el sótano del lugar. Pero no fue de mucha ayuda, ya que lo encontró él solito.
Debajo de uno de los mostradores había una pequeña portezuela cuadrada, pero le bastó con darle una ojeada para saber que estaba trabada por dentro. Probablemente lo que estaba a punto de hacer los asustaría, pero no tenía tiempo. Las puertas del almacén estaban siendo aporreadas por centenas de manos ensangrentadas.
Luego de correr el escritorio con rapidez saltó encima de la puertecilla de madera, lo hizo fuerte y rápido, eso bastó para que se rompiera y, junto con él, cayera al sótano con un estruendo, en un revoltijo de polvo y madera.
Lo que pasó luego fue demasiado rápido para que lo pudiera recordar con claridad, aterrizó sobre algo blando y a la vez duro, un cuerpo atado a una silla. Cuando la miró, supo que era un caminante, lucía una piel grisácea, en estado de descomposición y los gigantescos y amarillentos ojos estaban hundidos sobre sus cuencas. Pensó con rapidez y le clavó el cuchillo, que mágicamente había caído a su lado, en la frente, justo cuando la infectada se aproximaba a su yugular.
Casi lo había mordido, se había salvado por milímetros.
Casi muero. Casi muero. Casi muero. Casi muero. Casi muero.
Se escuchó otro sollozo infantil y el levantó la cabeza, con la mano todavía cerrada alrededor del mango de su cuchillo clavado.
El sótano era pequeño, contaba con una habitación de pocos metros cuadrados y las paredes estaban cubiertas de estantes con suministros de papel higiénico, servilletas, vasos de telgopor y bolsitas de café en polvo.
Había más de 18 personas acurrucadas contra las paredes, muchas de ellas estaban sucias o ensangrentadas (sangre que no parecía de ellos), como si hubieran permanecido en el mismo lugar por un largo tiempo. El aire olía a sudor y vómito y el único sonido era el de las respiraciones y las palabras que intercambiaban sus compañeros en la superficie. «¿Qué bicho le picó?» decían.
Frente a él había una pequeña, echa un bollito en unas de las esquinas de la habitación. Llevaba un vestido blanco (que ahora era un mezcla de negro y rojo) y el cabello rubio platino corto y enmarañado.
Ella era la de los sollozos. Pero nadie se le acercaba para consolarla, todos yacían solos o con sus respectivos familiares, sumidos en profunda tristeza.
Erik se iba a acercar justo cuando la adolescente histérica se abalanzó sobre él, gritando y pataleando. Erik no tardó en suponer que la infectada que acababa de exterminar era su madre.
— ¡Maldito hijo de puta! ¡Maldito hijo de puta! ¡Maldito hijo de puta! —sollozó, tratando de golpearlo. Erik desencajó sus golpes con suaves movimientos manuales y la sujetó por los antebrazos repitiendo «tranquilízate» repetidas veces. Había luchado contra Israelíes armados pero no podía tranquilizar a una adolescente histérica.
Pero entonces ella vio las estrellas doradas que había adheridas al hombro de su uniforme negro: su expresión de enojo se demacró y los golpes eran más pausados y suaves.
— Eres de los tipos que nos salvarán ¿cierto? —dijo una voz a sus espaldas, un hombre de metro setenta y un negro bigote veteado con blanco lo miraba despectivamente. Unos anteojos de montura dorada descansaban sobre el puente de su nariz; uno de los lentes estaba ligeramente roto.
Erik casi se echa a reír — Nos han mandado a llevarlos al puerto de helicópteros.
Todos los de la sala se tensaron. — No podemos salir, mi mami no volvió.
La niña rompió el silencio, poseía una voz adorable e infantil que provocaba a Erik querer abrazarla y cuidar de ella. Antes de alistarse en el ejército el podaba el césped para una señora mayor llamada Lis, estaba seguro que la vieja solo lo había contratado para verlo sudado y sin remera, pero la paga estaba bien y le servía para comprar drogas. Lis tenía una nieta de 5 años que se llamaba Alice y era la cosita más dulce del mundo, había llegado a tener un enorme cariño por ella, cada vez que volvía a casa por sus vacaciones le traía un regalo comprado en el país en el que lo había ubicado. Era muy probable que ella estuviera muerta ahora. Ver a esa versión rubia de Alice activó su lado fraternal.
Erik se puso de cuclillas y le extendió la mano para que se acercara, pero la niñita se irguió como un gato, apretándose contra la pared. Ella estaba mirando a su mano, la mano que sostenía el cuchillo. Lo soltó y se le acercó con pasos cortos y vacilantes y, para su sorpresa, la niña se abalanzó sobre él, rodeándolo con huesudos y pálidos brazos. — Quiero a mi mami.
Cuando todos sus soldados hubieron bajado se reunieron en una ronda. Un chico de 25 años vestido con una gorra de los Yankees había sido cajero del almacén, por lo que les contó sobre la distribución del lugar y las salidas. La del frente no era una opción y la que había en el sótano (por donde había salido la madre de Boo—Alice Rubia) dirigía al segundo piso del almacén. Era lo único que les quedaba.
— Bueno, el plan es subir al segundo piso y dirigirnos a la azotea, la mayoría de las estructuras que hay en la manzana son de techos bajos, así que podemos saltar entre cada una y bajar cuando no haya más.
— Y encontraremos a mi mami ¿cierto?
— Cierto.
Erik podía escuchar como todos parloteaban a su alrededor. Sabía el nombre de pocos, el de la gorra de los Yankees se llamaba Bob, la adolescente histérica se había negado a hablar pero Charlie (el tipo de los anteojos) la había llamado Melanie.
Los demás, que en total eran diecisiete, no había dicho palabra desde que Erik mató a la infectada. Se habían limitado a asentir cuando Vásquez dio una leve explicación de lo que estaba sucediendo.
Todo su batallón se desarmó para repartir las armas entre todos, quedándose solo con cuchillos y pistolas. Boo fue la única que no recibió una, a lo que parecía frustrada.
Ella solo le hablaba a Erik, tanto que, cuando estaban por salir de la habitación, él tuvo que pedirle que se callara.
La puerta dirigía a un conjunto de escaleras grises y todos se sintieron agradecidos de que no hubiera ningún infectado cerca. Avanzaron en dos grupos, Erik, Vásquez, Top-Gun y Tom fueron primero, mirando la zona y listos para despejarla. Para su sorpresa, nada pasó. El grupo de civiles era rodeado por lo que quedaba del batallón, avanzaban de a poco y con mucho cuidado. Cuando llegaron a la azotea, esta estaba vacía, bueno, casi. Había un cuerpo con la cabeza aplastada yaciendo sobre un escalón. Era un infectado, un caminante.
Erik suspiro de alivio, no era la mamá de Boo, era un hombre. Cuando todos estuvieron allí, Erik miró hacia abajo sorprendido por el ruido, los caminantes había atravesado la puerta del almacén.
No había forma de que todos llegaran a la azotea del edificio contiguo, el espacio entre ellos era ancho y poco accesible para personas normales. Vásquez había saltado ya y miraba su reloj repetidas veces, ansiosa. Erik estaba seguro de que si se acercaba el final de la segunda hora, ella los abandonaría.
— No es tan difícil, solo no miren abajo. —sugirió Bete (un miembro del batallón) a una pareja de mediana edad que estaba aterrorizada.
Los dos asintieron, casi al unísono y se balancearon en el borde el edificio. — ¿Juntos?
Pero la mujer fue la única que saltó, apenas llegó a sujetarse del barandal del otro edificio, pero lo logró. Vásquez la ayudó a subir lo demás de su cuerpo y ella quedó del otro lado, dirigiéndole una mirada vencedora y enojada a su pareja.
— Gente ¡GENTE! Apúrense, un par de ellos cayeron al sótano y están subiendo.
Eso fue suficiente, la mayoría saltó y llegó al otro lado, Melanie erró por unos centímetros y cayó dos pisos, aterrizando en el suelo sobre sus piernas rígidas.
«Mal» pensó Erik antes de que una horda de caminantes se abalanzara sobre ella y se la comiera viva. Charlie también cayó, no hacía falta mirarlo dos veces para darse cuenta de que no lo lograría. Era dueño una enorme barriga endurecida y grasienta que demostraba que no estaba en forma. Siquiera pudo saltar la mitad de la longitud.
Solo quedaban, Erik, Boo, Bob y Bete, los demás soldados habían saltado.
Vásquez miró su reloj y dijo fríamente —: Debemos irnos, solo nos queda media hora.
Top-Gun los miró a los tres con algo de tristeza. — Salten.
Pero sabía que no lo harían, Bob estaba petrificado y temblaba deliberadamente, era imposible que Boo llegara al otro lado y Erik no saltaría si ella no lo hacía. Y Bete se quedaría si así lo hacía Erik, era fiel hasta la muerte.
— No lo harán, vamonos.
Ninguno de los presentes protestó ante las palabras de Vásquez, solo se dieron vuelta y saltaron hasta el otro edificio.
Erik levantó el arma y apuntó a la cabeza de Vásquez, esa maldita hija de puta se las iba a pagar. Pero entonces, la manito de Boo le tocó la pierna y señaló al otro lado.
— Es mi mami.
Estaba parada frente a las cinco filas de diez asientos, donde daba una conferencia a dos pelotones de la milicia; “Los Aguilas” y “Caballo de Troya” dentro de una habitación cerrada, apenas iluminada por el reflector de diapositivas que usaba para explicar la situación.
— Incluso después de la muerte el cuerpo humano sigue vivo, el pelo y las uñas, se producen nuevas células y el mismo cerebro contiene una pequeña carga eléctrica que tarda meses en disiparse. El virus produce una descarga masiva tanto en el crecimiento celular como en los impulsos bio-eléctricos, eso quiere decir que reanima el cuerpo. Los sujetos infectados mantienen las funciones motoras más simples, no tienen memoria y carecen de inteligencia, los mueve el más básico de los impulsos: alimentarse.
» Seccionar la parte superior de la columna o causar un traumatismo cerebral son los métodos más eficaces para exterminar el virus, por lo consiguiente, matar al sujeto que lo porta. Este virus se ha filtrado se ha adherido a las partículas de oxígeno, todos estamos infectados.
» La mordida o rasguño de un sujeto con el virus activo produce una infección altamente tóxica que acelera la muerte. Si alguno de sus compañeros es atacado por un infectado (o como algunos los llaman; caminantes) debe de ser sacrificado. Está siempre la opción de amputar el miembro mordido justo después del ataque, pero no podemos darnos el lujo de soportar soldados que no puedan defender a los civiles. Recuerden que, toda persona que haya muerto puede volver en un plazo de 8 horas a 2 minutos sin es que no sufren de algún daño cerebral. Por lo que la regla mata y remata es más que necesaria.
» Los portadores del virus activo sufren de una leve disminución en la capacidad motriz debido a la rigidez post-mortem, su piel tiene aspecto gris y sus ojos están hundidos y decolorados. TODOS los infectados deben de ser exterminados.
Erik siempre había sido bueno leyendo a las personas. Más duras eran, más fácil era descifrar lo que pasaba por esos cerebros suyos; probablemente se sintiera culpable por lo que estaba pasando (algo le decía que ella estaba muy relacionada con los hechos, además, Ciensit-Tecno era una de las empresas relacionadas con el comienzo del virus) y debajo de toda la firmeza de mujer profesional probablemente estaba transpirando como una condenada. Erik era el único que la observaba, a los sargentos pertenecían los asientos en primera fila (por lo que eran solo Pete y él), por lo que era más que consiente de sus acciones. Los demás se hallaban boquiabiertos e impactados por las imágenes, con sus rapados al cero brillando por la luz del proyector.
Los soldados estaban aterrorizados, probablemente se habían alistado en el ejército para escapar de sus vidas miserables o sin propósito. Nunca su hubieran imaginando que una apocalipsis zombi de gran magnitud atacara los Estados Unidos llevándolo hasta las ruinas.
Un “niño” del grupo de Pete levantó la mano como si estuviera en la primaria — Señor, ¿eso quiere decir que nos están mandando directo a un ejército de muertos-vivos?
— Cadetes, ustedes se han alistado en las fuerzas armadas por una razón: proteger a los débiles. —el teniente general (que antes estaba parado derecho al lado de Anne Marie Matthews y con las manos detrás de su cintura) un hombre alto y de espaldas anchas que no era conocido por su paciencia habló con tono altivo. — Si estás tan asustado, ¿entonces por qué estás aquí, mariquita? —concluye.
El chico llamado Matt (si es que Erik no recordaba mal) se quedó en blanco y él decidió salvarlo de su miseria distrayendo al general, que seguía mirándolo. — ¿la zona ha sido ya evacuada?
— La zona ha sido ya evacuada —afirmó—, pero hay civiles que se negaron a dejar sus aposentos por diferentes razones estúpidas. Su trabajo es reclutarlos y dirigirlos aquí —la diapositiva cambia y muestra un plano de las calles de Brooklyn, donde señala un círculo rojo que marca el puente de helicópteros que posee en edificio en la azotea.—, donde serán inspeccionados por nuestros médicos y mandados hacia el campo de ciudadanos en Carolina del Norte.
— Teniente, ¿han mandado de las fuerzas especiales a rescatar a los civiles?
— Ya enviamos a las fuerzas especiales, pero no han vuelto.
El suceso que llegó a ser llamado popularmente El Comienzo de la Nueva Era comenzó no pasadas las siete de la tarde del día 30 de octubre. Los dos pelotones (cada uno de aproximadamente 35 soldados) fueron trasladados por un helicóptero al Punto en Rojo que había sobre el edificio Hancok de al menos 50 pisos el 31 a las doce de la madrugada. “Las Aguilas” iba hacia el Oste (en rango de al me 20 manzanas) donde tendrían que localizar a los “supuestos” sobrevivientes que se habían agrupado en su propio Punto de Encuentro y traerlos al puerto de helicópteros. Otros tres batallones se ocupaban de los diferentes puntos cardinales, incluyendo “Caballo de Troya”.
Hace más de dos horas un avión de las Fuerzas Aéreas había anunciado a través de un megáfono en pleno vuelo información sobre los Puntos de Encuentro donde los unidades rescatarían a los civiles, por lo que había una gran esperanza de que los civiles hubieran sido los suficientemente consientes para, al menos, intentar llegar a alguno.
La vista era impresionante desde allí arriba; había autos arrinconados los unos contra los otros en toda la calle, pequeños incendios y locales con vidrieras rotas (muchos habían utilizado la distracción de los muertos-caminantes para saquear tiendas de electrodomésticos, pero de poco les servirían ahora, que la electricidad había sido cortada). También había enormes salpicaduras rojas manchando paredes, suelos y todo tipo de superficie.
Era increíble el poco tiempo que podía tardar una ciudad en ponerse de patas arriba.
Ver las calles frente a frente era incluso más morboso, un cuerpo yacía ensangrentado a metros de la entrada del Hancok, sus brazos estaban despatarrados a su alrededor y lucían mordeduras profundas y animales, al igual que todo su cuerpo. Un pequeño agujero de bala atravesaba su frente; seguramente había despejado el área para que ellos pudieran salir más “tranquilos”. Pero el Tipo no era el único, más de veinte cuerpos como el suyo (carcomidos y ensangrentados, con una bala atravesando su cráneo) reposaban sobre la calle, los capós de los autos e incluso, algunos de ellos, estaban con sus espaldas apoyadas en las paredes, con sus rostros contorsionados en rictus de apetito bestial. Erik avanzó tratando de actuar lo más inhumanamente posible, había visto cuerpos descuartizados antes, había visto soldados volar por los cielos cuando pisaban una mina, y ni hablar de a los que él mismo había disparado. Podía con esto, por más extraño que fuera.
Un tipo llamado Gilbert Gilbertson (el mero hecho de estar en medio de una apocalipsis zombi no había detenido a los soldados de reír cuando se presentó) condujo a los batallones hacía la entrada de unas alcantarillas de sección circular que dirigirían a los soldados a los diferentes Puntos de Encuentro. El olor a mierda, agua podrida y suciedad hizo retroceder a la gran mayoría, pero Erik, tratando de incentivarlos, avanzó, respirando por la boca los olores ácidos y abriéndose paso a través de las aguas marrón oscuro. Un tipo a sus espaldas sufrió de una arcada y Erik no se sintió sorprendido de que los demás lo siguieran, a pesar de todo. Por minutos lo único que escuchar fue el vaivén del líquido amierdado, los pasos vacilantes de sus camaradas y el sonido de intercaladas gotas cayendo.
Pero entonces llegaron al final y tuvieron que subir a la superficie, donde la cosa estaba mucho peor que en el Hancok. Si había personas mordisqueadas y ensangrentadas, con miembros faltantes, pero ellas caminaban y atacaban.
Antes de que Erik pudiera advertir, uno de los tipos de su batallón cerró la alcantarilla, provocando un ruido estridente y muy llamativo. Y eso fue suficiente.
La mayoría de las cosas se voltearon hacia ellos y comenzaron a caminar, extendiendo sus brazos hacia delante, no parecían humanos para nada.
Erik hizo una seña que decía claramente «muévanse» y, todos formando una fila de uno, corrieron detrás de él hasta adentrarse en el almacén donde suponían estar los sobrevivientes. No había nadie. O al menos no a la vista.
Top-Gun, uno de los soldados más antiguos, junto con Vásquez cerraron la puerta con rapidez y la trabaron con una escoba. Luego arrastraron un estante (sin antes tirar las cajas que este sostenía) hacia la puerta para que los caminantes hambrientos no entraran. Pero, de todas maneras, la puerta seguía sacudiéndose a medida que más cuerpos semi-muertos se abalanzaban contra ella.
— ¿No deberían de estar aquí los tipos? —pregunta con resignación Vásquez, mirando a Erik fijamente, lista para acatar órdenes.
— Es muy probable que se hallan adentrado más en la estructura, el almacén es un lugar grande. Más lejos de ellos —señaló a los caminantes— mejor.
— Entonces qué esperamos.
Erik desnudó un cuchillo aserruchado, que exhibía un pequeño e intrincado dibujo de águila en el mango (una pequeña marca de patriotismo), al igual que todos los demás. En la conferencia había especificado que los bichos se sentían atraídos por los mínimos ruidos; disparar haría que se les abalanzaran encima.
Probó con las tres puertas que había del lado norte del almacén, estaban todas cerradas, y cuando las abría, no eran más que pequeños depósitos.
Minutos pasaron, en los que la desesperación lo corroía. Si nadie había ido, ellos serían culpados.
Entonces escuchó voces, no tenía idea de donde provenían pero estaba seguro de que eran reales. Entonces se escuchó un sollozo. No era su imaginación, era real, lo supo en el momento que sus compañeros alzaron sus cabezas, como perros de caza.
Provenía del suelo, bueno, no el suelo prácticamente, sino más halla. Erik cerró un ojo y trató de mirar entre las rendijas que había entre las tablas de madera que conformaban el suelo. Se puso de cuclillas y escuchó. Era el sollozo de una niña.
Eso lo exasperó.
Hizo que los demás integrantes de su batallón se le acercaran y les murmuró que buscaran alguna puerta en el suelo que llevara el sótano del lugar. Pero no fue de mucha ayuda, ya que lo encontró él solito.
Debajo de uno de los mostradores había una pequeña portezuela cuadrada, pero le bastó con darle una ojeada para saber que estaba trabada por dentro. Probablemente lo que estaba a punto de hacer los asustaría, pero no tenía tiempo. Las puertas del almacén estaban siendo aporreadas por centenas de manos ensangrentadas.
Luego de correr el escritorio con rapidez saltó encima de la puertecilla de madera, lo hizo fuerte y rápido, eso bastó para que se rompiera y, junto con él, cayera al sótano con un estruendo, en un revoltijo de polvo y madera.
Lo que pasó luego fue demasiado rápido para que lo pudiera recordar con claridad, aterrizó sobre algo blando y a la vez duro, un cuerpo atado a una silla. Cuando la miró, supo que era un caminante, lucía una piel grisácea, en estado de descomposición y los gigantescos y amarillentos ojos estaban hundidos sobre sus cuencas. Pensó con rapidez y le clavó el cuchillo, que mágicamente había caído a su lado, en la frente, justo cuando la infectada se aproximaba a su yugular.
Casi lo había mordido, se había salvado por milímetros.
Casi muero. Casi muero. Casi muero. Casi muero. Casi muero.
Se escuchó otro sollozo infantil y el levantó la cabeza, con la mano todavía cerrada alrededor del mango de su cuchillo clavado.
El sótano era pequeño, contaba con una habitación de pocos metros cuadrados y las paredes estaban cubiertas de estantes con suministros de papel higiénico, servilletas, vasos de telgopor y bolsitas de café en polvo.
Había más de 18 personas acurrucadas contra las paredes, muchas de ellas estaban sucias o ensangrentadas (sangre que no parecía de ellos), como si hubieran permanecido en el mismo lugar por un largo tiempo. El aire olía a sudor y vómito y el único sonido era el de las respiraciones y las palabras que intercambiaban sus compañeros en la superficie. «¿Qué bicho le picó?» decían.
Frente a él había una pequeña, echa un bollito en unas de las esquinas de la habitación. Llevaba un vestido blanco (que ahora era un mezcla de negro y rojo) y el cabello rubio platino corto y enmarañado.
Ella era la de los sollozos. Pero nadie se le acercaba para consolarla, todos yacían solos o con sus respectivos familiares, sumidos en profunda tristeza.
Erik se iba a acercar justo cuando la adolescente histérica se abalanzó sobre él, gritando y pataleando. Erik no tardó en suponer que la infectada que acababa de exterminar era su madre.
— ¡Maldito hijo de puta! ¡Maldito hijo de puta! ¡Maldito hijo de puta! —sollozó, tratando de golpearlo. Erik desencajó sus golpes con suaves movimientos manuales y la sujetó por los antebrazos repitiendo «tranquilízate» repetidas veces. Había luchado contra Israelíes armados pero no podía tranquilizar a una adolescente histérica.
Pero entonces ella vio las estrellas doradas que había adheridas al hombro de su uniforme negro: su expresión de enojo se demacró y los golpes eran más pausados y suaves.
— Eres de los tipos que nos salvarán ¿cierto? —dijo una voz a sus espaldas, un hombre de metro setenta y un negro bigote veteado con blanco lo miraba despectivamente. Unos anteojos de montura dorada descansaban sobre el puente de su nariz; uno de los lentes estaba ligeramente roto.
Erik casi se echa a reír — Nos han mandado a llevarlos al puerto de helicópteros.
Todos los de la sala se tensaron. — No podemos salir, mi mami no volvió.
La niña rompió el silencio, poseía una voz adorable e infantil que provocaba a Erik querer abrazarla y cuidar de ella. Antes de alistarse en el ejército el podaba el césped para una señora mayor llamada Lis, estaba seguro que la vieja solo lo había contratado para verlo sudado y sin remera, pero la paga estaba bien y le servía para comprar drogas. Lis tenía una nieta de 5 años que se llamaba Alice y era la cosita más dulce del mundo, había llegado a tener un enorme cariño por ella, cada vez que volvía a casa por sus vacaciones le traía un regalo comprado en el país en el que lo había ubicado. Era muy probable que ella estuviera muerta ahora. Ver a esa versión rubia de Alice activó su lado fraternal.
Erik se puso de cuclillas y le extendió la mano para que se acercara, pero la niñita se irguió como un gato, apretándose contra la pared. Ella estaba mirando a su mano, la mano que sostenía el cuchillo. Lo soltó y se le acercó con pasos cortos y vacilantes y, para su sorpresa, la niña se abalanzó sobre él, rodeándolo con huesudos y pálidos brazos. — Quiero a mi mami.
Cuando todos sus soldados hubieron bajado se reunieron en una ronda. Un chico de 25 años vestido con una gorra de los Yankees había sido cajero del almacén, por lo que les contó sobre la distribución del lugar y las salidas. La del frente no era una opción y la que había en el sótano (por donde había salido la madre de Boo—Alice Rubia) dirigía al segundo piso del almacén. Era lo único que les quedaba.
— Bueno, el plan es subir al segundo piso y dirigirnos a la azotea, la mayoría de las estructuras que hay en la manzana son de techos bajos, así que podemos saltar entre cada una y bajar cuando no haya más.
— Y encontraremos a mi mami ¿cierto?
— Cierto.
Erik podía escuchar como todos parloteaban a su alrededor. Sabía el nombre de pocos, el de la gorra de los Yankees se llamaba Bob, la adolescente histérica se había negado a hablar pero Charlie (el tipo de los anteojos) la había llamado Melanie.
Los demás, que en total eran diecisiete, no había dicho palabra desde que Erik mató a la infectada. Se habían limitado a asentir cuando Vásquez dio una leve explicación de lo que estaba sucediendo.
Todo su batallón se desarmó para repartir las armas entre todos, quedándose solo con cuchillos y pistolas. Boo fue la única que no recibió una, a lo que parecía frustrada.
Ella solo le hablaba a Erik, tanto que, cuando estaban por salir de la habitación, él tuvo que pedirle que se callara.
La puerta dirigía a un conjunto de escaleras grises y todos se sintieron agradecidos de que no hubiera ningún infectado cerca. Avanzaron en dos grupos, Erik, Vásquez, Top-Gun y Tom fueron primero, mirando la zona y listos para despejarla. Para su sorpresa, nada pasó. El grupo de civiles era rodeado por lo que quedaba del batallón, avanzaban de a poco y con mucho cuidado. Cuando llegaron a la azotea, esta estaba vacía, bueno, casi. Había un cuerpo con la cabeza aplastada yaciendo sobre un escalón. Era un infectado, un caminante.
Erik suspiro de alivio, no era la mamá de Boo, era un hombre. Cuando todos estuvieron allí, Erik miró hacia abajo sorprendido por el ruido, los caminantes había atravesado la puerta del almacén.
No había forma de que todos llegaran a la azotea del edificio contiguo, el espacio entre ellos era ancho y poco accesible para personas normales. Vásquez había saltado ya y miraba su reloj repetidas veces, ansiosa. Erik estaba seguro de que si se acercaba el final de la segunda hora, ella los abandonaría.
— No es tan difícil, solo no miren abajo. —sugirió Bete (un miembro del batallón) a una pareja de mediana edad que estaba aterrorizada.
Los dos asintieron, casi al unísono y se balancearon en el borde el edificio. — ¿Juntos?
Pero la mujer fue la única que saltó, apenas llegó a sujetarse del barandal del otro edificio, pero lo logró. Vásquez la ayudó a subir lo demás de su cuerpo y ella quedó del otro lado, dirigiéndole una mirada vencedora y enojada a su pareja.
— Gente ¡GENTE! Apúrense, un par de ellos cayeron al sótano y están subiendo.
Eso fue suficiente, la mayoría saltó y llegó al otro lado, Melanie erró por unos centímetros y cayó dos pisos, aterrizando en el suelo sobre sus piernas rígidas.
«Mal» pensó Erik antes de que una horda de caminantes se abalanzara sobre ella y se la comiera viva. Charlie también cayó, no hacía falta mirarlo dos veces para darse cuenta de que no lo lograría. Era dueño una enorme barriga endurecida y grasienta que demostraba que no estaba en forma. Siquiera pudo saltar la mitad de la longitud.
Solo quedaban, Erik, Boo, Bob y Bete, los demás soldados habían saltado.
Vásquez miró su reloj y dijo fríamente —: Debemos irnos, solo nos queda media hora.
Top-Gun los miró a los tres con algo de tristeza. — Salten.
Pero sabía que no lo harían, Bob estaba petrificado y temblaba deliberadamente, era imposible que Boo llegara al otro lado y Erik no saltaría si ella no lo hacía. Y Bete se quedaría si así lo hacía Erik, era fiel hasta la muerte.
— No lo harán, vamonos.
Ninguno de los presentes protestó ante las palabras de Vásquez, solo se dieron vuelta y saltaron hasta el otro edificio.
Erik levantó el arma y apuntó a la cabeza de Vásquez, esa maldita hija de puta se las iba a pagar. Pero entonces, la manito de Boo le tocó la pierna y señaló al otro lado.
— Es mi mami.
- that's it:
- Terminé el capítulo ¡POR FIN! Sino Mapi me iba a matar. No les voy a mentir, estoy feliz con el resultado, estuve todo el día terminándolo.
En cuanto a Leila, ahora comento tu capítulo, no me había aparecido que subiste. Espero que les guste esta perspectiva diferente y comenten mucho y largamente.
PD: Ya sé que quedó muy largo, pero no me pude contener. Perdón por cualquier falta de ortografía, lo he revisado varias veces pero puede ser que se me halla escapado algo.
Última edición por Kay. el Vie 27 Dic 2013, 6:12 pm, editado 2 veces
Invitado
Invitado
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Kay!!!
Me encanto tu cap!!! me parecio muy bue.a idea eso de que Erik sea del ejercito y sepa como terminar con los caminantes... Boo vio a su mami????!!! es una caminante verdad??? :(((((
Me encanto tu cap!!! me parecio muy bue.a idea eso de que Erik sea del ejercito y sepa como terminar con los caminantes... Boo vio a su mami????!!! es una caminante verdad??? :(((((
{CJ}
Re: don't open dead inside {novela colectiva}
Dios mio, DIOS MIO.
¿Por qué la dejaste así? :x
Gosh, ¿por donde empiezo a comentarte?
Ame el capítulo de principio a fin, hasta el punto final.
Fue como ver una pela.
Maldita HDP Vazquez.
Amé con mi corazón de pollo a Boo y amé que amara a Erik.
Ojalá encuentre a su mami, y que no esté infectada :c
Y POR-SUPUESTO estoy que se me cae la baba por Claflin en overall de camuflaje
¡Es SOOO FUCKIN PERFECTO!
Amo su actitud y amo que sea soldado.
Tienes que ponerte a idear mucho acerca de él, si no te mato.
(Y ya sabes que nunca amenazo en vano :twisted: )
¿Qué más?
Gosh, sentí el capitulo años luz mejor que lo que yo escribo
Tengo que esforzarme para el próximo turno :D
¿Por qué la dejaste así? :x
Gosh, ¿por donde empiezo a comentarte?
Ame el capítulo de principio a fin, hasta el punto final.
Fue como ver una pela.
Maldita HDP Vazquez.
Amé con mi corazón de pollo a Boo y amé que amara a Erik.
Ojalá encuentre a su mami, y que no esté infectada :c
Y POR-SUPUESTO estoy que se me cae la baba por Claflin en overall de camuflaje
¡Es SOOO FUCKIN PERFECTO!
Amo su actitud y amo que sea soldado.
Tienes que ponerte a idear mucho acerca de él, si no te mato.
(Y ya sabes que nunca amenazo en vano :twisted: )
¿Qué más?
Gosh, sentí el capitulo años luz mejor que lo que yo escribo
Tengo que esforzarme para el próximo turno :D
ThatBitch.
Página 9 de 14. • 1 ... 6 ... 8, 9, 10 ... 14
Temas similares
» don't open dead inside {RESULTADOS}
» don't open dead inside {fichas}
» The Walking Dead {Novela Colectiva}
» The Walking Dead- ^[ Novela colectiva.]
» don't open dead inside {muro interactivo}
» don't open dead inside {fichas}
» The Walking Dead {Novela Colectiva}
» The Walking Dead- ^[ Novela colectiva.]
» don't open dead inside {muro interactivo}
Página 9 de 14.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.