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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Zombieland | Segunda Temporada |
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capítulo 05.
Kaitlyn Jones {Jodie.
Si mi día empieza mal, suelo decirme a mí misma "no te preocupes, se pondrá peor"
Lo mejor que me ha pasado en estos meses, días, o lo que sea, en definitiva, es encontrar a esta chica con noble y puro corazón que no me ha dejado desamparada. Las pocas veces que llegue a toparme con algún humano mientras deambulaba como espíritu sin tumba, solían darme indicaciones y después largarse cuando me distraía. No los culpo, de hecho. Una de las reglas de supervivencia es mientras menos, mejor: no te encariñas tanto y no es tan tedioso en la búsqueda de provisiones. Y cuando se trata de mí, la palabra tedioso se vuelve un cincuenta por ciento más literal.
—De verdad, Luney, muchísimas gracias por esto —digo antes de darle otro mordisco al sándwich que me ha entregado hace un momento. Juro que mis ojos se cristalizaron al probar el jamón y el queso, tenía demasiado tiempo comiendo barras energéticas y bebiendo cualquier líquido disponible (incluyendo el horrible y agrio alcohol que la gente tanto ama) que esto era más o menos parecido a la gloria.
—No me agradezcas aún, no es como si con nosotros fueras a vivir cien por ciento protegida —la rubia se encoge de hombros y guarda el resto de la comida en una nevera portátil azul, para empujarla con su pie hasta que rodó debajo de una mesa.
Lo próximo que hace es salir del camper para ir a hablar con el resto de las personas con las que viaja, y aprovecho ese tiempo de soledad para analizar el lugar en donde me encuentro. Es un camper no tan grande, pero si con el suficiente espacio para que quepan ellos y si tenían piedad, entonces yo también lo haría. En la parte de atrás hay cuatro camas, dos de cada lado; un pequeño baño y una aún más pequeña ducha. La parte en donde me encuentro en este momento es “la sala” por así decirlo, y creo que es donde me tocará dormir. Mientras esté con ellos no me interesa donde duerma.
Dormiría hasta en el suelo gustosa, mientras no estuviese sola de nuevo.
Giro mi cabeza hacia la ventana y contemplo como Luney parece discutir con un chico alto, rubio y de ojos verdes. Parecen hermanos, es obvio; su fisiología es más que parecida y la forma en que ella parece querer ahorcarlo es definitivamente la forma en la que yo solía mirar a Michael y a John cuando me hacían una de sus bromas. Junto a ella también está un chico pelinegro y con hoyuelos, que mira la escena más con un tono cansado, asemejando a una madre que está harta de escuchar a sus inmaduros hijos discutir por cosas insignificantes. Por último, hay una niña con alrededor de doce o trece años, que se concentra en recoger ramas cerca para preparar una fogata cuando entre más el frío de la noche.
Enfoco mi mirada en mis sucios converse cuando una idea cruza por mi cabeza. Aunque aún no lo sé con certeza, es mejor prevenir que lamentar; y estoy dispuesta a intentarlo todo para convencerla si se atreve a insinuar que “ya es hora de que me vaya”. Tomare ventaja de que ninguno sabe reconocer que soy una catástrofe en carne y hueso y que en lo único que soy buena es quedándome en casa respirando gérmenes.
No me doy cuenta de que alguien ha entrado en el camper hasta que la mano casi tan delgada con la mía aparece delante de mi cara. Subo la mirada y me encuentro con la sonriente niña de hace un momento, que recogía rama de árboles.
—Me llamo Aria —dice con ternura.
Miro mi mano mugrienta y huesuda, después miro la suya más limpia y más llena de carne y la miro significativamente. Ella baja su mano, comprendiendo y me sonríe amablemente.
—Soy Jodie —mi voz sale patosa, como ha estado en todo este tiempo.
—Bien, Jodie, te quedaras con nosotros de ahora en adelante.
Mi primera reacción es de abrir los ojos de manera exagerada y mirar a la chica incrédulamente, sin poder creerme que lo que ha dicho es verdad. Abro la boca pero ninguna palabra sale de ella. Miro hacia los lados, buscando que pensar o que decir, pero no puedo evitar esperar a que me diga que todo es una broma y que puedo irme en la mañana. O ahora. Nunca subestimo los límites de mi mala suerte.
—No está bromeando —el chico rubio entra al camper y asiente como forma de saludo. —Soy Kendall, un gusto.
Por más que quiero, mi boca aún no se cierra y lo único que hago es devolverle la inclinación de cabeza. Estoy consciente de que parezco alguien tullido, pero vamos, esto simplemente es demasiado bueno para ser verdad.
En ese momento los otros dos entran al vehículo. Aria se acerca al pelinegro y le tiende la mano, sonriendo de manera triunfante.
—Creo que me debes un chocolate, Logie Bear —se burla la pequeña.
El ridículo apodo me hace salir del trance y comienzo a reírme sin poder evitarlo, pero de una manera silenciosa, no quiero enojar a mis salvadores en la primera noche. “Logie Bear” retuerce los labios y su rostro se descompone, al ser llamado de esa manera.
—Soy Lo, Aria. Lo —espeta rudamente y bufa, para sacar una barra de chocolate de su bolsillo trasero.
Mi boca se hace agua con solo observarlo. Tengo tanto sin comer chocolate, que en un momento llegué a considerar un fallo de mi sistema nervioso debido a eso. Estoy acostumbrada – o estaba, a comer chocolate por lo menos cuatro días a la semana. Trato de disimular, algo en lo que no soy buena, llevando mis ojos al techo del vehículo e intento no inspirar el delicioso olor a cielo que posee el dulce.
—De verdad, Luney, muchísimas gracias por esto —digo antes de darle otro mordisco al sándwich que me ha entregado hace un momento. Juro que mis ojos se cristalizaron al probar el jamón y el queso, tenía demasiado tiempo comiendo barras energéticas y bebiendo cualquier líquido disponible (incluyendo el horrible y agrio alcohol que la gente tanto ama) que esto era más o menos parecido a la gloria.
—No me agradezcas aún, no es como si con nosotros fueras a vivir cien por ciento protegida —la rubia se encoge de hombros y guarda el resto de la comida en una nevera portátil azul, para empujarla con su pie hasta que rodó debajo de una mesa.
Lo próximo que hace es salir del camper para ir a hablar con el resto de las personas con las que viaja, y aprovecho ese tiempo de soledad para analizar el lugar en donde me encuentro. Es un camper no tan grande, pero si con el suficiente espacio para que quepan ellos y si tenían piedad, entonces yo también lo haría. En la parte de atrás hay cuatro camas, dos de cada lado; un pequeño baño y una aún más pequeña ducha. La parte en donde me encuentro en este momento es “la sala” por así decirlo, y creo que es donde me tocará dormir. Mientras esté con ellos no me interesa donde duerma.
Dormiría hasta en el suelo gustosa, mientras no estuviese sola de nuevo.
Giro mi cabeza hacia la ventana y contemplo como Luney parece discutir con un chico alto, rubio y de ojos verdes. Parecen hermanos, es obvio; su fisiología es más que parecida y la forma en que ella parece querer ahorcarlo es definitivamente la forma en la que yo solía mirar a Michael y a John cuando me hacían una de sus bromas. Junto a ella también está un chico pelinegro y con hoyuelos, que mira la escena más con un tono cansado, asemejando a una madre que está harta de escuchar a sus inmaduros hijos discutir por cosas insignificantes. Por último, hay una niña con alrededor de doce o trece años, que se concentra en recoger ramas cerca para preparar una fogata cuando entre más el frío de la noche.
Enfoco mi mirada en mis sucios converse cuando una idea cruza por mi cabeza. Aunque aún no lo sé con certeza, es mejor prevenir que lamentar; y estoy dispuesta a intentarlo todo para convencerla si se atreve a insinuar que “ya es hora de que me vaya”. Tomare ventaja de que ninguno sabe reconocer que soy una catástrofe en carne y hueso y que en lo único que soy buena es quedándome en casa respirando gérmenes.
No me doy cuenta de que alguien ha entrado en el camper hasta que la mano casi tan delgada con la mía aparece delante de mi cara. Subo la mirada y me encuentro con la sonriente niña de hace un momento, que recogía rama de árboles.
—Me llamo Aria —dice con ternura.
Miro mi mano mugrienta y huesuda, después miro la suya más limpia y más llena de carne y la miro significativamente. Ella baja su mano, comprendiendo y me sonríe amablemente.
—Soy Jodie —mi voz sale patosa, como ha estado en todo este tiempo.
—Bien, Jodie, te quedaras con nosotros de ahora en adelante.
Mi primera reacción es de abrir los ojos de manera exagerada y mirar a la chica incrédulamente, sin poder creerme que lo que ha dicho es verdad. Abro la boca pero ninguna palabra sale de ella. Miro hacia los lados, buscando que pensar o que decir, pero no puedo evitar esperar a que me diga que todo es una broma y que puedo irme en la mañana. O ahora. Nunca subestimo los límites de mi mala suerte.
—No está bromeando —el chico rubio entra al camper y asiente como forma de saludo. —Soy Kendall, un gusto.
Por más que quiero, mi boca aún no se cierra y lo único que hago es devolverle la inclinación de cabeza. Estoy consciente de que parezco alguien tullido, pero vamos, esto simplemente es demasiado bueno para ser verdad.
En ese momento los otros dos entran al vehículo. Aria se acerca al pelinegro y le tiende la mano, sonriendo de manera triunfante.
—Creo que me debes un chocolate, Logie Bear —se burla la pequeña.
El ridículo apodo me hace salir del trance y comienzo a reírme sin poder evitarlo, pero de una manera silenciosa, no quiero enojar a mis salvadores en la primera noche. “Logie Bear” retuerce los labios y su rostro se descompone, al ser llamado de esa manera.
—Soy Lo, Aria. Lo —espeta rudamente y bufa, para sacar una barra de chocolate de su bolsillo trasero.
Mi boca se hace agua con solo observarlo. Tengo tanto sin comer chocolate, que en un momento llegué a considerar un fallo de mi sistema nervioso debido a eso. Estoy acostumbrada – o estaba, a comer chocolate por lo menos cuatro días a la semana. Trato de disimular, algo en lo que no soy buena, llevando mis ojos al techo del vehículo e intento no inspirar el delicioso olor a cielo que posee el dulce.
✖✖✖✖
—Bien, nuestro propósito es llegar a los albergues de Arizona —Luney marca una equis enorme en el estado mencionado, en el enorme mapa de América situado en el suelo del camper. —Nosotros estamos aquí —encierra en un círculo en el límite de la ciudad, cerca de Colorado. ¬— Nos encontramos en Arizona, se puede decir que más cerca de Albuquerque que otro lugar, pero los Albergues están casi llegando al límite con San Diego o en Phoenix.
—El tiempo de horas predeterminado son seis —continua Lo, trazando un camino con su dedo en el mapa. —Pero todos sabemos que eso no nos tomara seis horas, puede incluso tomarnos días. Y más si queremos llegar sin rasguños.
—¿Cómo saben todo eso? —pregunto confundida. Nunca he escuchado nada de albergues para protegernos de los no muertos o su ubicación.
—¿Nunca escuchaste la radio, mientras viajabas? —cuestiona Kendall, enarcando una ceja.
—Eh…no, me la pasaba escuchando cd’s porque el sonido de casi todas las estaciones de radio muerta me ponían enferma.
—¿Qué le paso al vehículo en donde viajabas? —inquiere Aria, sujetando su larga cabellera marrón en una coleta alta.
Me encojo al recordar el Jeep negro y la forma brusca en la que terminó nuestra relación.
—Pues…explotó.
Sus reacciones son épicas. Me miran incrédulos y ceñudos, sin creer una palabra de lo que sale de mis labios cuando comienzo a relatar la historia. Realmente no recuerdo como ocurrió todo de manera exacta, solo sé que había salido a buscar provisiones en una tienda en una Gasolinera abandonada cuando llegué a la cuidad. Estaba extasiada porque en el lugar había jugo de naranja y galletas de chocolate, algo que me hizo soltar lágrimas de felicidad. Metí todo lo que pude en mi pequeña mochila y sujeté el bate con fuerza antes de salir de la tienda.
Al dirigir mi atención hacia el Jeep, recordé que había dejado el tanque llenándose de gasolina. Comencé a correr después de insultarme de todas las maneras posibles, pero cuando me encontraba a cinco metros de este, simplemente explotó. La fuerza de la explosión me arrojó al suelo y me provocó un corte en el brazo, además de que el vehículo se prendió en llamas y todo lo que había dentro de él. El ruido no tardó en atraer a los no muertos, por lo que me fui de allí sin siquiera pensarlo dos veces.
Muchas veces he considerado la razón de la explosión, que fue algo más que la sobrecarga de gasolina puesto que eso no provoca que un auto se prenda. Pero luego recordaba que había cosas más importantes, como huir de ser comida por un zombie.
—Okey, definitivamente no podemos dejarte a cargo del camper.
—El tiempo de horas predeterminado son seis —continua Lo, trazando un camino con su dedo en el mapa. —Pero todos sabemos que eso no nos tomara seis horas, puede incluso tomarnos días. Y más si queremos llegar sin rasguños.
—¿Cómo saben todo eso? —pregunto confundida. Nunca he escuchado nada de albergues para protegernos de los no muertos o su ubicación.
—¿Nunca escuchaste la radio, mientras viajabas? —cuestiona Kendall, enarcando una ceja.
—Eh…no, me la pasaba escuchando cd’s porque el sonido de casi todas las estaciones de radio muerta me ponían enferma.
—¿Qué le paso al vehículo en donde viajabas? —inquiere Aria, sujetando su larga cabellera marrón en una coleta alta.
Me encojo al recordar el Jeep negro y la forma brusca en la que terminó nuestra relación.
—Pues…explotó.
Sus reacciones son épicas. Me miran incrédulos y ceñudos, sin creer una palabra de lo que sale de mis labios cuando comienzo a relatar la historia. Realmente no recuerdo como ocurrió todo de manera exacta, solo sé que había salido a buscar provisiones en una tienda en una Gasolinera abandonada cuando llegué a la cuidad. Estaba extasiada porque en el lugar había jugo de naranja y galletas de chocolate, algo que me hizo soltar lágrimas de felicidad. Metí todo lo que pude en mi pequeña mochila y sujeté el bate con fuerza antes de salir de la tienda.
Al dirigir mi atención hacia el Jeep, recordé que había dejado el tanque llenándose de gasolina. Comencé a correr después de insultarme de todas las maneras posibles, pero cuando me encontraba a cinco metros de este, simplemente explotó. La fuerza de la explosión me arrojó al suelo y me provocó un corte en el brazo, además de que el vehículo se prendió en llamas y todo lo que había dentro de él. El ruido no tardó en atraer a los no muertos, por lo que me fui de allí sin siquiera pensarlo dos veces.
Muchas veces he considerado la razón de la explosión, que fue algo más que la sobrecarga de gasolina puesto que eso no provoca que un auto se prenda. Pero luego recordaba que había cosas más importantes, como huir de ser comida por un zombie.
—Okey, definitivamente no podemos dejarte a cargo del camper.
✖✖✖✖
—¡Te lo dije, te lo dije! Te dije perfectamente bien que todo saldría mal. Que los zombies terminarían viniendo a degollarnos y luego todo íbamos a acabar embarrados en mierda muerta. —suelto sin dudarlo cuando veo un grupo de seis zombies acercarse a donde estamos. Ya no me importa hacer silencio, pues de todos modos saben que estamos aquí. — Les dije que me dejaran en el auto, maldición; soy un imán para catástrofes.
—Cállate, Jodie —gruñe Kendall, sacando su arma de su espalda y apuntando hacia los zombies.
—Ellos ya saben dónde estamos, inteligente, no importa si hablo o no.
—¡Por el amor a Dios, haz silencio! Solo estás empeorando nuestros nervios —agrega Luney con la vista fija en lo no muertos, apretando el agarre de su motosierra y colocándose en posición de ataque.
—No puedo, cuando estoy asustada no me callo. Ya les dije, se los advertí, ¿no? —me encojo de hombros y me levanto del suelo. Los zombies están más cerca, casi entrando al local y la situación comienza a desesperarme. Tengo mi bate en mano, aunque estaba casi segura de que no lo usaría para nada. En lo único que me concentro es en armar una vía de escape rápido sin que esos cerebros secos se den cuenta.
No obstante, los tres a mi lado parecen más que listos para la pelea. En ese momento es cuando seriamente me planteo el hecho de que estén locos, literalmente afectados mentalmente, por el infierno que estamos viviendo. ¿Qué persona, en sus cinco sentidos, querría arriesgar su vida para matar a un asqueroso zombie cuando podía escapar?
—A la cuenta de tres, cada uno toma a uno —espeta Lo, mirando fijamente al grupo de zombies. —Yo iré por la izquierda, Luney por el medio y así sucesivamente ¿okay?
—De acuerdo —los hermanos concuerdan al mismo tiempo que yo suelto un rotundo “no”.
—Vas a hacerlo, Jodie —afirma la rubia, mirándome severamente.
—No, de hecho: no lo haré. ¿Por qué no mejor nos vamos por la parte de atrás, eh? ¿Qué necesidad hay en salir por delante?
—Joder, mujer, sólo hazlo y punto. No te matará.
—Oh, ahí es donde te equivocas mi querido Kendall. Si puede matarme, ése es el problema. Y para alguien que casi se mata jugando GOLF, las probabilidades son de 99.9999% en 100.
—¡Ahora!
Todo el mundo deja de discutir con el grito/orden de Logan y lo siguiente que escucho es el sonido irritante de la cierra y el ruido ensordecedor de la pistola de Kendall. Suelto un quejido y me hecho hacia atrás, tratando de acostumbrar mi oído a aquel nivel de ruido y no dejarme distraer por eso. Uno de los zombies avanza directamente hacia mí, pero no soy capaz de reaccionar hasta tenerlo 40 centímetros de distancia. Actúo por mero impulso, sujetando el bate tan fuerte como puedo y golpeando la cabeza del ser apestoso. Termina en el suelo, pero aun mueve sus brazos hacia mí, por lo que me veo obligada a batear su cabeza dos veces más.
Soy una asquerosa, Dios mío. Soy una asquerosa.
Me alejo de la carne putrefacta lo más rápido que puedo y comienzo a avanzar hacia la puerta, seguida de todos los demás. Lo que acabo de hacer, aun no lo digiero por completo mientras corremos hacia el camper, donde se encuentra Aria. Maté a alguien, o algo. Siento mis manos salpicadas de sangre podrida y el olor a muerte no quiere abandonar mis fosas nasales.
—¡Avancen, antes de que vengan más!
Si, como si detenerme a tomar un respiro estuviera en mi lista de cosas por hacer. Podrían arrojarme lo que fuera y aun seguiría corriendo por mi vida, lo último que estaba en mis pensamientos era morir comida por un podrido ser humano.
—Cállate, Jodie —gruñe Kendall, sacando su arma de su espalda y apuntando hacia los zombies.
—Ellos ya saben dónde estamos, inteligente, no importa si hablo o no.
—¡Por el amor a Dios, haz silencio! Solo estás empeorando nuestros nervios —agrega Luney con la vista fija en lo no muertos, apretando el agarre de su motosierra y colocándose en posición de ataque.
—No puedo, cuando estoy asustada no me callo. Ya les dije, se los advertí, ¿no? —me encojo de hombros y me levanto del suelo. Los zombies están más cerca, casi entrando al local y la situación comienza a desesperarme. Tengo mi bate en mano, aunque estaba casi segura de que no lo usaría para nada. En lo único que me concentro es en armar una vía de escape rápido sin que esos cerebros secos se den cuenta.
No obstante, los tres a mi lado parecen más que listos para la pelea. En ese momento es cuando seriamente me planteo el hecho de que estén locos, literalmente afectados mentalmente, por el infierno que estamos viviendo. ¿Qué persona, en sus cinco sentidos, querría arriesgar su vida para matar a un asqueroso zombie cuando podía escapar?
—A la cuenta de tres, cada uno toma a uno —espeta Lo, mirando fijamente al grupo de zombies. —Yo iré por la izquierda, Luney por el medio y así sucesivamente ¿okay?
—De acuerdo —los hermanos concuerdan al mismo tiempo que yo suelto un rotundo “no”.
—Vas a hacerlo, Jodie —afirma la rubia, mirándome severamente.
—No, de hecho: no lo haré. ¿Por qué no mejor nos vamos por la parte de atrás, eh? ¿Qué necesidad hay en salir por delante?
—Joder, mujer, sólo hazlo y punto. No te matará.
—Oh, ahí es donde te equivocas mi querido Kendall. Si puede matarme, ése es el problema. Y para alguien que casi se mata jugando GOLF, las probabilidades son de 99.9999% en 100.
—¡Ahora!
Todo el mundo deja de discutir con el grito/orden de Logan y lo siguiente que escucho es el sonido irritante de la cierra y el ruido ensordecedor de la pistola de Kendall. Suelto un quejido y me hecho hacia atrás, tratando de acostumbrar mi oído a aquel nivel de ruido y no dejarme distraer por eso. Uno de los zombies avanza directamente hacia mí, pero no soy capaz de reaccionar hasta tenerlo 40 centímetros de distancia. Actúo por mero impulso, sujetando el bate tan fuerte como puedo y golpeando la cabeza del ser apestoso. Termina en el suelo, pero aun mueve sus brazos hacia mí, por lo que me veo obligada a batear su cabeza dos veces más.
Soy una asquerosa, Dios mío. Soy una asquerosa.
Me alejo de la carne putrefacta lo más rápido que puedo y comienzo a avanzar hacia la puerta, seguida de todos los demás. Lo que acabo de hacer, aun no lo digiero por completo mientras corremos hacia el camper, donde se encuentra Aria. Maté a alguien, o algo. Siento mis manos salpicadas de sangre podrida y el olor a muerte no quiere abandonar mis fosas nasales.
—¡Avancen, antes de que vengan más!
Si, como si detenerme a tomar un respiro estuviera en mi lista de cosas por hacer. Podrían arrojarme lo que fuera y aun seguiría corriendo por mi vida, lo último que estaba en mis pensamientos era morir comida por un podrido ser humano.
✖✖✖✖
—Todos ustedes están locos. Dementes. —escupo cuando estamos, finalmente, dentro del camper. A salvo, alejados de aquellos seres que alguna vez fueron humanos.
—No seas cobarde —bufa Lo, rodando los ojos.
—¡No lo soy, casi nos matan! Ese es mi problema.
—Pero no lo hicieron y conseguimos más comida, así que ya, ve a limpiarte —interviene Kendall, justamente cuando Lo está a punto de abrir la boca.
Estoy a punto de replicar con un “pudieron haberlo hecho” argumentado con veinte razones – y eran pocas – por la que milagrosamente, estábamos libres. En cambio, resoplo y acato la orden, recordando lo paciente y humildes que han sido conmigo. Está bien, habíamos salidos vivos; pero que ni se les ocurra que iba a aceptar irme a otra misión suicida si lo primero que harían era saltar al peligro. Se supone que debemos huir de el, Jesús.
Esa noche no me toca hacer turno conduciendo hasta las cuatro de la madrugada, o eso calculo, así que aprovecho para tomar una siesta mientras Lo y Luney están de piloto y co-piloto correspondientemente. Desde que llegue, presiento que entre esos dos hay algo entre esos dos, mucho más grande que una amistad. Pero por más que trato, ella no confiesa más que el hecho de que se conocen desde hace muchos años y que está completamente feliz de estar con él y sus hermanos en esta crisis. Las palabras “sus hermanos” es un tabú para mí, de inmediato recuerdo los rostros ensangrentados de John y Michael, aquella noche de terror. Muchas veces parece que todo fue producto de mi imaginación. En la noche, cuando estoy exhausta de correr y tener miedo, me duermo pensando que tal vez, al día siguiente despierte en mi habitación y todo haya sido una pesadilla demasiado realista. Pero, vamos, la vida nunca es tan justa. Aun menos conmigo.
Otras veces comienzo a pensar en que hice para merecer eso. Es decir, todo pasa por una razón, ¿no? Aunque por más que trato, la única respuesta que encuentro coherente es que estuve hecha para sufrir mal karma y que nunca nada bueno me dura más de dos días.
Tal vez golpear tanto a mis entrenadores con la pelota tiene algo que ver en eso. O aquella vez que hice que Brian se rompiese el tobillo. Realmente, por estar cerca de mi muchos han terminado pegándose de mi mala suerte. Pero eso no era mi culpa, yo les había advertido. Así como lo hice hoy. Y aunque no pasó nada, solo era cuestión de tiempo para que un desastre tomara lugar.
✖✖✖✖
Han pasado dos días más y mi ansiedad solo aumenta con los minutos. Llámenme paranoica, como se ha dedicado Kendall desde que solté el grito de mi vida al escuchar un “tum” y pensar que era un zombie tratando de entrar al camper, cuando solo fue un salto de Aria, buscando fastidiar a Luney; pero el hecho de que algo realmente malo esta por ocurrir no abandona mis pensamientos. Ni siquiera he podido dormir más de tres horas seguidas debido a esa vocecilla en el rincón de mi conciencia, que no deja de repetir que se nos joderá la vida en cuestión de horas.
Por eso mismo, he estado calculando la forma de irme y continuar mi camino sola. Ya sé dónde ir, cómo llegar; lo único que me faltaría es un vehículo y creo estar capacitada para robarme uno. Creo. Lo último que quiero es causarles la muerte a todos ellos por mi imán a los malos augurios.
—Tenemos que salir otra vez —anuncia Lunney, llegando hacia donde todos apilamos ramas en un punto, para hacer una fogata y tratar de comer marshmallows dignamente y así sentirnos que todavía seguimos en la Tierra, aunque no sea el mundo que conocemos.
—¿Por qué? —cuestiona Lo.
Yo estoy ocupada buscando más ramas, así que tomo eso como excusa para que no vean la expresión de mi rostro. Algo así es lo único que necesito. Miro al cielo y suelto un suspiro de alivio, por lo menos algo estaba saliendo bien ¬—hasta ahora.
—Pues, a pesar de haber conseguido mucha comida, nos hace falta más agua y baterías para las linternas. Y creo que debemos conseguir más armas, por igual. Y llenar el tanque de gasolina del camper o en cualquier momento nos quedaremos varados y eso no será lindo.
¬—Entonces, ¿dónde hay una plaza cerca? —inquiere Kendall, dejando las ramas de lado y adoptando su posición de macho alfa al instante. Me da risa como quiere hacerse el más todo cuando Luney puede con ambos.
—¿Puedo ir? —pregunta Aria esperanzada, para ser callada por un “no” rotundo por parte de todos, incluyéndome.
—Tu tarea, pequeña sabia, es quedarte cuidando el camper y listo —dice Lo. — No le abres a nadie que no seamos nosotros y si los zombies se acercan mucho, prepárate para tomar el guía y aplastarlos a todos.
—¿Ella puede hacer eso? —cuestiono sorprendida, señalándola y con la boca abierta.
—¿Puedo hacer eso?
—Pues…
—Solo si es una situación extrema —Luney corta a Lo antes de que siga hablado estupideces. Aria es una niña aun, no puede estar dejándole a cargo de cosas así como si nada.
—Pero —la pequeña trata de argumentar a su favor, pero Luney la calla con una mirada de advertencia.
—Nunca me dejan hacer nada divertido —bufa y se gira, dándonos la espalda y camina hacia dentro del camper, como toda una niña disgustada.
Me muerdo la lengua para abstenerme de preguntarle “¿Quieres cambiar conmigo?” y ruedo los ojos. ¿Divertido? Esa niña no sabe lo que es tenerle amor a la vida, entonces.
✖✖✖✖
Después de llenar el tanque de gasolina del camper y de hacer que Lo y Kendall consiguieran cuatro galones más, salimos a toda prisa hacia la plaza que quedaba en el centro de la cuidad. Era lo suficientemente grande para ser un centro en vez de una simple plaza. Tenía un parqueo enorme, lleno de cadáveres podridos y lo mejor: no habían zombies a la vista y el lugar estaba atestado de vehículos. Solo esperaba que no estuvieran asegurados, o tendría que romper la ventana y eso no estaba en mis planes.
Pretendiendo buscar zombies escondidos o algún humano a punto de transformarse, miro hacia todas las direcciones en busca de vehículos cuatro por cuatro y todo terreno. Algo así como una hummer o alguna camioneta súper enorme, que me sirva para aplastar zombies cada vez que los vea en el camino. Lo único que hago bien, después de estar dos años en clases de manejo intensivo, es conducir. Había conseguido una pistola del Jeep de mis hermanos, pero no tenía idea alguna de cómo usarla y soy la persona con la peor puntería en todo el perímetro. O en todo el continente, quien sabe. Podía intentarlo, recordar como lo hacen en Criminal Minds cada vez que van a matar a alguien, pero lo más probable es que terminaría matándome o disparándome en un pie…o en un ojo.
—Cada quien irá por algún elemento específico y luego nos juntaremos en el área de comida, en exactamente media hora. Si hay problemas, busquen a los demás.
Trago saliva sonoramente. Realmente no me agrada la idea de meterme a un Centro cuando puede estar atestado de zombies, aun sea por una buena causa.
—¿Crees que puedes manejar eso, Jodie? —me pregunta Lunney mientras saca su motosierra del camper.
Me quedo mirándola, preguntándome cómo piensa ella correr con esa cosa si hay un grupo de zombies tres veces más grande que el de la tienda de hace días. Probablemente la arroje en el camino. Yo lo haría.
—Sí, claro que si —espeto con la emoción más falsa que puedo.
Lo único que creo poder manejar en este momento es mi respiración y deseos de ir al baño. Y nunca salir.
—Finge, por lo menos —me recrimina Lo, rodando los ojos.
—Ay, siento no estar brotando emoción por los poros por el hecho de que debo entrar al centro SOLA arriesgándome a ser asesinada por un zombie, eh —replico, poniendo los brazos en jarras y volviendo mi tono de voz gruñón. — Si eres suicida, yo no; gracias.
—Cállense ya —interviene Kendall, cerrando la puerta del camper y asegurándose de que Aria la haya asegurado desde dentro. — Muévanse. Tienen media hora.
Resoplo y me cruzo de brazos, pero acato la orden. Giro sobre mis talones y comienzo a caminar hacia donde supongo que quedan los electrodomésticos. Mi tarea era buscar pilas, linternas, lo que sea que considerara necesario además de lo obvio. Tenía mi bate enganchado en mi mochila, la que casualmente había traído. Siempre lo he hecho, así que eso no levantó ninguna sospecha.
Realmente estaba más asustada que nunca, haciendo esto; pero es lo que considero mejor para todos.
Cuando cruzo por las puertas eléctricas, que están abiertas y en mal estado, saco el bate de la mochila y rezo un Padre Nuestro.
Que el buen karma me acompañe y tenga piedad de mi espíritu, Jesús.
El olor a putrefacto llega a mis fosas nasales en dos segundos después de estar dentro. Miro hacia los lados y hago una mueca lo bastante exagerada al contemplar una pila de cuerpos en la entrada del ascensor, donde las puertas tratan de cerrarse sin obtener nada. Imaginarme el horrible final de esas personas, atrapadas en aquel cubículo del terror, provoca que un escalofrío recorra mi columna vertebral.
Me obligo a seguir adelante y entonces trato de enfocar mi cabeza en lo que he venido a hacer. Lo primero que hago es ir a una tienda de esas donde venden artículos de acampar. Quiero besar el suelo cuando la encuentro en unos siete minutos, y por ahora no hay moros en la costa. Entro al lugar y escojo una enorme mochila —que no supere mi peso, claro está. La lleno con una tienda de campaña y una colchoneta, solo por si acaso. Tomo linternas y dos cacerolas enormes para mantener el agua a temperatura y el café caliente. Varios encendedores, siempre hay que ser precavido. Cuando pasillo por todo el lugar y estoy satisfecha, me encamino hacia la siguiente parada: ropa. Llevar dos cambios de ropa por no sé cuantas semanas ya está dándome ganas de llorar a diario. Es deprimente recordar que tenía una colección de converse y que ahora solo ando con el par negro. Solo busco cosas sencillas y útiles: tres abrigos, cinco t-shirts, otro par de jeans y unas botas. Además de que, no debe ser demasiado o la mochila pesaría demasiado, y eso era un contra cuando se trataba de correr lejos de los zombies.
La siguiente tienda fue lo mejor y para lo que fui más cautelosa: la comida. Antes de llegar, ver el centro tan desolado, asqueroso y triste estaba jodiendo con mis nervios. Mi paranoia aumentaba cada vez que escuchaba un ruido no común y estaba segura de que terminaría arrojándole el bate a lo primero que se cruzara por mi camino.
Entro por la sección de víveres cuando llego al supermercado. Y ese sitio es exactamente el que sé que Luney no visitara, ya que se centra más en comida enlatada. Comienzo a caminar por aquel pasillo y termino en el de las frutas, donde tomo un paquete de uvas verdes y comienzo a comer en el instante. Cierro los ojos al sentir el delicioso sabor. Dios, ha pasado tanto desde que comí frutas. Sigo caminando, manteniendo un ojo para los zombies y otro para Luney. Llego a la sección de cereales y lo primero que hago es tomar dos cajas de barras de granola con chocolate. Nada más de allí me interesa, así que continúo buscando galletas de empaque, como oreos. Pasando por la sección de dulces no pude evitar tomar dos paquetes de gomitas, los dulces ayudan a mantenerme despierta. Escucho una maldición así que me oculto detrás de una caja enorme que hay al final del pasillo.
Espero unos minutos antes de seguir mi recorrido, y tomo algunas bebidas y más comida en empaques que pueda necesitar y que me duren mucho, por si acaso no vuelvo a hacer esta locura antes de llegar a los albergues.
Ando caminando por donde creo que se encuentra la salida cuando unos pasos lentos llaman mi atención. Se escuchan en el pasillo de al lado y no parecen ser los de Luney, ya que ella siempre anda con un paso rápido y silencioso. Este suena como si estuviese cojeando. Lo siguiente que escucho es un sonido-gruñón inhumano y eso me basta para saber que se trata de un zombie. Demonios.
—Se supone que el buen karma estaría conmigo —murmuro entre dientes para mis adentros, mientras me alejo de los pasos del zombie y camino hacia el otro lado del pasillo. Solo espero que Luney ya se haya largado de aquí.
Sin embargo, al voltearme me encuentro con lo que justamente estoy evitando: un zombie enorme, regordete, negro y putrefacto. Me mira con los ojos bien abiertos y de su boca sale una baba rojiza, totalmente asquerosa. Similar a la mirada de un tigre acechando su presa justo antes de devorarla por completo. Comienza a caminar hacia mí, luego a trotar, luego a correr. Como siempre, reacciono demasiado tarde y en vez de pegarle con el bate, me doy la vuelta y me dispongo a correr. Pero eso no dura mucho, ya que al dar tres pasos me topo con la mirada de otro zombie acercándose por ese lado. Maldición, maldición, maldición.
Dios mío, estoy jodida. Estoy tan jodida.
Debido a los nervios termino mordiéndome la lengua y esta comienza a sangrar, lo que duele como mil demonios. Los dos idiotas se me están acercando y el dolor en mi órgano bucal no me deja pensar en un plan para salirme de esta. Morir comida por dos zombies es muchísimo más degradante que morir comida por uno y soy demasiado cobarde para tratar de matarme a mí misma. Cuando están por alcanzarme, ambos con brazos estirados como dos niños yendo a abrazar a su mama, me quito del medio saltando hacia la derecha. Como esperado, ambos chocan cuerpos y caen al piso de espaldas. Que el viejo truco de película haya funcionado me sube las esperanzas en un cinco por ciento. Tomo una bocanada de aire y me levanto del suelo, para comenzar a correr. Aún viven y si logran levantarse, estaré frita.
✖✖✖✖[/center]
[center]
No se cómo diablos ha pasado. De verdad que no lo comprendo ni logro digerirlo correctamente. Al salir —por fin— del supermercado y avanzar hasta el aparcamiento de carros, casi lloro de la alegría porque los chicos aun no están allí. Nunca he sido buenas con las despedidas así que mi plan de desaparecer es el más aceptado para esta situación. Pero, al girar los ojos para ubicar un vehículo que sea mi salvación, mis ojos se abren hasta no poder más al localizar un grupo de diez zombies —o más— acercándose rápidamente hacia la entrada; es decir, donde me encuentro.
Mi pulso comienza a latir frenéticamente solo con la vista e intento con todas mis fuerzas no dejar escapar un grito aterrorizado. El camper está alejado de aquí y oculto entre árboles, por lo que es muy improbable que ellos logren encontrarla.
Comienzo a trotar entre los diferentes y numerosos vehículos y cuerpos podridos, tratando de encontrar un jeep. Cuando veo a los zombies más cerca, comienzo a tratar con todos los carros, jeeps, camionetas; pero ninguno abre y no tengo idea de cómo usar un pincho para hacerlo por mi cuenta. Romper las ventanas no está en consideración, un zombie podría meterse por ahí en la noche mientras duermo y matarme. Yo sería tan idiota como para no despertar a tiempo.
El cielo parece ceder a mis gritos mentales desesperados porque alcanzo a ver un jeep negro con la puerta del conductor semi-abierta, lo que es totalmente perfecto. Corro con más fuerza y al llegar, observo al que seguro era su dueño tirado en el piso, con moscas volando por todo su cuerpo. Le hago una reverencia, dándole mis gracias por su amable colaboración y lo salto para entrar al vehículo. Pero cuando llevo mis manos hacia la llave para girarla y encenderla, no hay nada. Comienzo a rebuscar por debajo del asiento, debajo del asiento del copiloto. Arrojo la mochila en el asiento y me muevo hacia los cajones, donde tampoco hay nada. Me detengo bruscamente cuando me pasa por la cabeza donde puede estar la llave. Con cuidado, saco la cabeza del auto y miro hacia el cadáver de cabello rubio en el asfalto, con una mueca. Reviso con los ojos todo su podrido cuerpo y resoplo cuando noto el bulto de la llave en su bolsillo delantero del pantalón. Mi mueca se vuelve aún más grande cuando me doy cuenta de que tengo que hacerlo. No encontraría otro así de fácil ni así de perfecto para ser mí nuevo bebe.
Salto del jeep, consciente de que los pasos del grupo de zombies se oye más cerca, mucho más. Con el corazón en la garganta ¬—y el estómago también, de hecho— me coloco en cuclillas e introduzco la mano en el bolsillo del hombre hasta tener el juego de llaves en mi mano. La saco tan pronto como puedo, sintiendo asco de mi misma como para cortarme la mano y sustituirla por otra.
Un golpe me hace gritar y arrojar la llave al suelo. Es un zombie que se ha adelantado y choco contra la parte delantera del jeep, al tratar de alcanzarme. Las piernas me tiemblan y me maldigo por haber dejado el bate dentro del jeep. Me agacho para recoger las llaves con el zombie casi pisándome los talones. Solo yo dejo caer la maldita llave cuando ya tengo prácticamente la salvación debajo de mi nariz. El no muerto me toma del brazo, lo que me hace volver a gritar y propinarle una patada como puedo. Estiro más el brazo por debajo del jeep y alcanzo la llave. Los zombies están casi rodeando el vehículo y el que patee trata de levantarse del suelo, soltando gruñidos y tratando de agarrar una de mis piernas o ambas. Como hice con el rubio, lo salto y entro al jeep, cerrando la puerta con fuerza y sintiendo como cada parte de mi cuerpo tiembla. Eso estuvo demasiado cerca.
Otro golpe me hace gritar, a ese le siguen tres más; los zombies han llegado hasta el vehículo. Busco la llave indicada y luego de calmar el temblor brusco de mi mano derecha, introduzco la llave y la giro, encendiendo el motor. Pongo seguro a todas las puertas y suspiro aliviada cuando noto los cristales polarizados. Arranco el vehículo y me encojo cuando paso por encima de los zombies, pero solo acelero más. No miro hacia atrás mientras me alejo del centro comercial y de, posiblemente, los únicos humanos que veré antes de morir. Porque estoy totalmente consciente de que, al dejarlos a ellos, mi mal karma ha regresado con todo.
No se cómo diablos ha pasado. De verdad que no lo comprendo ni logro digerirlo correctamente. Al salir —por fin— del supermercado y avanzar hasta el aparcamiento de carros, casi lloro de la alegría porque los chicos aun no están allí. Nunca he sido buenas con las despedidas así que mi plan de desaparecer es el más aceptado para esta situación. Pero, al girar los ojos para ubicar un vehículo que sea mi salvación, mis ojos se abren hasta no poder más al localizar un grupo de diez zombies —o más— acercándose rápidamente hacia la entrada; es decir, donde me encuentro.
Mi pulso comienza a latir frenéticamente solo con la vista e intento con todas mis fuerzas no dejar escapar un grito aterrorizado. El camper está alejado de aquí y oculto entre árboles, por lo que es muy improbable que ellos logren encontrarla.
Comienzo a trotar entre los diferentes y numerosos vehículos y cuerpos podridos, tratando de encontrar un jeep. Cuando veo a los zombies más cerca, comienzo a tratar con todos los carros, jeeps, camionetas; pero ninguno abre y no tengo idea de cómo usar un pincho para hacerlo por mi cuenta. Romper las ventanas no está en consideración, un zombie podría meterse por ahí en la noche mientras duermo y matarme. Yo sería tan idiota como para no despertar a tiempo.
El cielo parece ceder a mis gritos mentales desesperados porque alcanzo a ver un jeep negro con la puerta del conductor semi-abierta, lo que es totalmente perfecto. Corro con más fuerza y al llegar, observo al que seguro era su dueño tirado en el piso, con moscas volando por todo su cuerpo. Le hago una reverencia, dándole mis gracias por su amable colaboración y lo salto para entrar al vehículo. Pero cuando llevo mis manos hacia la llave para girarla y encenderla, no hay nada. Comienzo a rebuscar por debajo del asiento, debajo del asiento del copiloto. Arrojo la mochila en el asiento y me muevo hacia los cajones, donde tampoco hay nada. Me detengo bruscamente cuando me pasa por la cabeza donde puede estar la llave. Con cuidado, saco la cabeza del auto y miro hacia el cadáver de cabello rubio en el asfalto, con una mueca. Reviso con los ojos todo su podrido cuerpo y resoplo cuando noto el bulto de la llave en su bolsillo delantero del pantalón. Mi mueca se vuelve aún más grande cuando me doy cuenta de que tengo que hacerlo. No encontraría otro así de fácil ni así de perfecto para ser mí nuevo bebe.
Salto del jeep, consciente de que los pasos del grupo de zombies se oye más cerca, mucho más. Con el corazón en la garganta ¬—y el estómago también, de hecho— me coloco en cuclillas e introduzco la mano en el bolsillo del hombre hasta tener el juego de llaves en mi mano. La saco tan pronto como puedo, sintiendo asco de mi misma como para cortarme la mano y sustituirla por otra.
Un golpe me hace gritar y arrojar la llave al suelo. Es un zombie que se ha adelantado y choco contra la parte delantera del jeep, al tratar de alcanzarme. Las piernas me tiemblan y me maldigo por haber dejado el bate dentro del jeep. Me agacho para recoger las llaves con el zombie casi pisándome los talones. Solo yo dejo caer la maldita llave cuando ya tengo prácticamente la salvación debajo de mi nariz. El no muerto me toma del brazo, lo que me hace volver a gritar y propinarle una patada como puedo. Estiro más el brazo por debajo del jeep y alcanzo la llave. Los zombies están casi rodeando el vehículo y el que patee trata de levantarse del suelo, soltando gruñidos y tratando de agarrar una de mis piernas o ambas. Como hice con el rubio, lo salto y entro al jeep, cerrando la puerta con fuerza y sintiendo como cada parte de mi cuerpo tiembla. Eso estuvo demasiado cerca.
Otro golpe me hace gritar, a ese le siguen tres más; los zombies han llegado hasta el vehículo. Busco la llave indicada y luego de calmar el temblor brusco de mi mano derecha, introduzco la llave y la giro, encendiendo el motor. Pongo seguro a todas las puertas y suspiro aliviada cuando noto los cristales polarizados. Arranco el vehículo y me encojo cuando paso por encima de los zombies, pero solo acelero más. No miro hacia atrás mientras me alejo del centro comercial y de, posiblemente, los únicos humanos que veré antes de morir. Porque estoy totalmente consciente de que, al dejarlos a ellos, mi mal karma ha regresado con todo.
- Spoiler:
- Lamento la tardanza, amores mios ;c es que con la ultima semana de examenes se me complico la cosa x.x pero aqui les dejo el cap <3 Espero que les haya gustado <3
Cuidense
Sigue: Luna espero tu cap <3
hange.
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
El capítulo estuvo genial! Jodie es tan, no sé, rara y linda. Siento que es la chica del mal karma, pobrecita. Me agarro pánico cuando estuvo en el centro comercial!
Quiero otro capítulo pequeñas, ah, yo tengo que escribir el mío, para cuando llegue mi turno, y no recuerdo con quien estaba Amber, ni nada, soy mala :| matenme.
En fin, las dejo, síganla!
Quiero otro capítulo pequeñas, ah, yo tengo que escribir el mío, para cuando llegue mi turno, y no recuerdo con quien estaba Amber, ni nada, soy mala :| matenme.
En fin, las dejo, síganla!
Miluh.
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
sdjngdds Mily, ttu capítulo fue fascinante. Ya sabes que amo como escribes. Me encanta Jodie, no sé el por qué pero me encanta. Tiene una personalidad tan peculiar xd asoifjwioejgwioe es que me encanta. Y el que atraiga el karma, ¡joder! Eso si es que es tener una vida de mala suerte, ¿cuántos espejos ─o cadenas de correos electrónicos─ habrá roto? Me encantó, ¡espero a la siguiente!
pd. Siento que sea cortito, tengo prisa :c
Invitado
Invitado
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Helena, tu avatar me provoca, ah.
Feliz navidad girlsssssss
Feliz navidad girlsssssss
Miluh.
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Oh my gosh kdkgkdlfl los capítulos estuvieron increíbles!!!! *le muriendo*
Juju ame tu cap ... Escribes tan kakfkakfksld
Y el ultimo cap? ... Creo que me las sufrí todas kdkfkskd jodie qlia ñurda kfkfkskfksk *-*
Y eso po... Feliz navidad a todas kdkgkdk ojala lo pasen increíble *-*
Juju ame tu cap ... Escribes tan kakfkakfksld
Y el ultimo cap? ... Creo que me las sufrí todas kdkfkskd jodie qlia ñurda kfkfkskfksk *-*
Y eso po... Feliz navidad a todas kdkgkdk ojala lo pasen increíble *-*
littledirectionermonster
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Oh mierda, me enamore de tu capítulo, bueno creo que necesitare un día más por las fiestas
LunaLunnel.
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Luna Schmidt
Después de un tiempo logre adaptarme al Apocalipsis zombie, después de todo, estaba con mi familia, bueno, mi familia, y mi Logan, hasta que encontré a Jodie, lo que menos quería era por otra cabeza por la cual preocuparme, me bastaba con mi hermano que era realmente inútil en algunos casos excepto cuando se trataba de protegerme y ser una persona maravillosa y humilde, él se arriesgó de matarse en un avión, no tengo la menor idea de que hizo el día que volvió a Estados Unidos vivo y sano y el piloteando un avión SOLO. Tuve que apegarme a que él quería salvar la vida de Jodie, él quería salvar a alguien que no fuera de la familia.
Después de encontrarla tuve que apegarme a la comida que tiene menos probabilidades de caducidad, la comida enlatada —Logan y yo comíamos toda clase de chatarra desde que vivíamos en esa Rav4— tenía que aguantar que Jodie fuera muy escandalosa, es muy paranoica, después de haber sobrevivido tanto, no le temía a los putos zombies.
Detuve mis pensamientos por un momento cuando escuche un gemido leve, busque con la mirada, sin dejar de meter comida en mi mochila, y tal vez alguna chatarra, luego cerré el cierre de mi mochila.
—Ven aquí pedazo de mierda, no te esconderás tan fácil—susurre, tome mi sierra, los ruidos se alejaban, fruncí el ceño y me moví sigilosa de ahí,
Choque con un maldito maniquí, mordí mi labio lo más fuerte, para no gritar, los maniquíes son tan horribles y reales, siempre le tuve algún miedo. Divise una silueta masculina en una tienda cercana, no la de mi Logan o de Kendall, estaba tratando de arrancarle los sesos a alguien, mordí mi labio angustiada, me dirigí hacia allá con la moto sierra preparada, sentí el miedo recorrer por mis venas, tenía demasiado miedo de que fuera alguno de mis chicos.
Suspire con algo de miedo, camine hacia allá preparando mi sierra, mierda, eran dos zombies, y se estaban transformando, mordí mi labio y empiece con lo mío los trate de matar, sangre y sesos formaron parte de mi ropa en estos momentos, suspire, luego salí de la tienda, en busca de alguno de mis chicos o Jodie, sentí un gran alivio pero también algo de miedo, camine un momento para buscar a mis chicos, o a Jodie, quien se me apareciera primero, tenía la sierra en una mano, esperando a que algo no me apareciera, camine un poco más y suspire al encontrar a mi hermano en perfectas condiciones.
Después de encontrarla tuve que apegarme a la comida que tiene menos probabilidades de caducidad, la comida enlatada —Logan y yo comíamos toda clase de chatarra desde que vivíamos en esa Rav4— tenía que aguantar que Jodie fuera muy escandalosa, es muy paranoica, después de haber sobrevivido tanto, no le temía a los putos zombies.
Detuve mis pensamientos por un momento cuando escuche un gemido leve, busque con la mirada, sin dejar de meter comida en mi mochila, y tal vez alguna chatarra, luego cerré el cierre de mi mochila.
—Ven aquí pedazo de mierda, no te esconderás tan fácil—susurre, tome mi sierra, los ruidos se alejaban, fruncí el ceño y me moví sigilosa de ahí,
Choque con un maldito maniquí, mordí mi labio lo más fuerte, para no gritar, los maniquíes son tan horribles y reales, siempre le tuve algún miedo. Divise una silueta masculina en una tienda cercana, no la de mi Logan o de Kendall, estaba tratando de arrancarle los sesos a alguien, mordí mi labio angustiada, me dirigí hacia allá con la moto sierra preparada, sentí el miedo recorrer por mis venas, tenía demasiado miedo de que fuera alguno de mis chicos.
Suspire con algo de miedo, camine hacia allá preparando mi sierra, mierda, eran dos zombies, y se estaban transformando, mordí mi labio y empiece con lo mío los trate de matar, sangre y sesos formaron parte de mi ropa en estos momentos, suspire, luego salí de la tienda, en busca de alguno de mis chicos o Jodie, sentí un gran alivio pero también algo de miedo, camine un momento para buscar a mis chicos, o a Jodie, quien se me apareciera primero, tenía la sierra en una mano, esperando a que algo no me apareciera, camine un poco más y suspire al encontrar a mi hermano en perfectas condiciones.
— ¿Cómo te ha ido, pequeña? —Dijo buscando alguna herida en mi cuerpo.
—Bien—Mentí, no quería preocuparlo, lo mire suspirando — ¿Y a ti cómo te fue?
—Excelente tenemos bastantes municiones— sonrió, me abrazo— Vamos seguramente Logan ya está en la camper—Kendall sostiene mi mano mientras caminamos hacia el camper.
La vida que teníamos Logan y yo era la misma, solo que en un camper y con una cama medio incómoda, pero con tres acompañantes, tenía suerte de que Kendall y Aria siguieran vivos, ellos eran parte de mi vida, no sé qué haría sin ninguno de ellos. Menos sin Logan, sin él no estaría viva quizá o tal vez fuera igual de cobarde que Jodie, me mordería algún pedazo de carne andante, sería igual que eso y mordería a cualquier humano que se me atravesará, un sonido algo molesto me despertó de mis pensamientos.
—Kendall, ¿Oíste eso? —busqué que cosa lo emitía para matarlo.
—Sí, creo que viene de allá—señalo con su arma, apuntó, vi como salió la bala y cayó erróneamente cerca de la persona o cosa que asechaba por ahí.
— ¿¡Que mierda haces Francis!? —Grito Logan como nena, me reí, luego lo vi salir se las sombras, cojeando, mis ojos se abrieron como platos, Logan estaba herido, corrí hacia él.
—Loggie-Bear ¿Qué paso?—lo vi, la preocupación me inundo los ojos, suspire, lo vi mordí mi labio lo ayude a caminar hasta la camper.
—Me cayó un estante, me quede atrapado y me corto algo de circulación y me saco una pequeña herida.
¿Pequeña? Estaba bromeando, estaba enorme su herida, lo vi preocupada, fui por el botiquín, Aria me vio, notaba cuan preocupada estaba por Logan.
—Quítate los pantalones—Le ordené— no veo nada de tu herida así—El trato de protestar, pero Kendall lo vio de manera de súplica.
— ¿Y Jodie? —Dijo Aria.
—Déjalo, creo que nos tendremos que ir sin ella—Dije, vi a Logan sin pantalones, se veía tan sexy así, ¡NO! ¡No pienses en ello! ¿Cómo se te metió eso en la cabeza? Debía beber algo de agua.
— ¿Luna? ¿A dónde vas? —Preguntó Logan, mierda, lo estaba curando, abrí el agua oxigenada y la puse en un pedazo de algodón, le desinfecte cuidadosamente la herida, me dieron risa sus expresiones de dolor, luego busque algo con que vendarlo.
— ¡Logan, estate quieto!—Refunfuñe, viéndolo hacer una especie de baile de dolor, vende su herida mientras él me veía con sus cálidos ojos marrones que me hacían perderme, el veía hacia mis ojos azules grisáceos, eso logró mantenerme nerviosa un tiempo.
Me paré de golpe, no aguantaba su hermosa mirada castaña hacia mí con esa mirada cálida y a la vez penetrante, tome una botella de agua y bebí hasta que los nervios se me quitaran, no soportaba sentir esa mirada, menos porque si lo hacía me perdía en esos ojos cafés marrón que lograban confundirme con su tonalidad, y mi forma de quererlo, cuando lo veía a los ojos caía en un hechizo, sé que tal vez él era consciente de ello.
Busqué en algunas de las mochilas que contenía comida y le pase un paquete de gomitas enchiladas a escondidas, el esbozó una sonrisa, cambiando su cara de dolor, agradece con una sonrisa de lado, suspire, me fui a hablar con Kendall, hice un trato con él, si Jodie no venía en la mañana nos íbamos.
✘✘✘
Kendall amaneció molesto al ver que yo tenía razón desde un inicio, me puse en el lugar del conductor, Logan tomo asiento a mi lado, de copiloto. Kendall para calmar sus nervios se recostó en su cama otra vez y se durmió. Logan y yo éramos los únicos despiertos.
— ¿Manejaras otra vez como loca?—Pregunto algo asustado, me dio risa su reacción, le bese la mejilla dejándolo con la duda y comencé a manejar. — ¿Quieres que te traiga algo de comer?—Pregunta de nuevo, yo asentí. — ¿Me hablaras?— asiento divertida.
—Si Loggie-Bear—le bese otra vez la mejilla y seguí manejando, quería alejarme de ahí, me daba asco de tan solo saber que ahí habían dos no-muertos comiéndose.
Logan me preparo algo de comer, mientras manejaba escapando de esa plaza, quiero encontrar una casa o algo donde podamos quedarnos, la camper ya me estaba hartando.
—Logan debemos buscarte un apodo no tan tonto como Lo ¿Si?—La cara de Logan se tornó verde, sacaba humo por sus orejas, y me miro enfurecido.
— ¡Hablas enserio!—rugió expectante— ¿Cómo Loggie-Bear, no?—Su tono se subía cada vez más por la molestia.
— ¡Henderwhore!—Exclame, con una risita petulante, interrumpí sus caprichos riendo, el volteo a verme con fastidio.
— ¡Me odias! ¿No es así?—Exclamo exaltado.
—No te odio—.Reí levemente viendo sus pucheros— ¡No hagas puchero!—reí e imite un puchero de él.
Logan se molestó un poquito pero seguí hablando con el mientras los demás dormían, Logan me miraba de vez en cuando, tenía en mente de que posiblemente el sabía el efecto que causaba en mí, sus penetrantes ojos cafés estaban ahí molestándome cuando volteaba a ver de vez en cuando.
✘✘✘
— ¿Qué pasa? —Pregunto Logan al verme nerviosa estaba sola con él, ni Kendall ni Aria se han despertado desde hace ya 3 horas, y cada vez sentía más nervios por la mirada de Logan hacía mí era tan penetrante, no sé qué le pasaba.
—Nada Logan—Sonreí leve y me estacione cerca de un lugar lleno de carros, no creo que alguien lo notara aquí, vi a Logan, el me brindo una de sus hermosas sonrisa que hacían marcar sus hoyuelos.
—Luna, vamos me puedes decir lo que quieras, recuerda, Mejores Amigos Por Siempre—
Reí leve, lo mire a los ojos entonces sonrío con su hermosa y brillante sonrisa posteriormente me encontré a mí misma alucinando con su perfecta sonrisa y me dije a mi misma “no seas estúpida” y sacudí mi cabeza intentando alejarme de dicha idea—. Luna, dime enserio, te noto algo perdida ¿Cuál es la razón? —frunció el ceño intentando adivinar.
—Nada Henderson—Suspire inquieta y me puse a caminar por todo el camper evitando su cálida mirada, e intentando concentrarme en los pensamientos normales que solía tener antes de que estuviera tan nerviosa con Logan.
¿Qué mierda me pasa? No me gusta Logan eso es realmente obvio, el solo es mi mejor amigo, pero… ¿Qué diablos siento por él? ¿Qué siente el por mí? ¿Qué diablos debo hacer? Jamás me he sentido así, la curiosidad me comía, no sabía que era lo que yo sentía por él, y menos lo que él siente por mí, estoy realmente mal, debo dejar de pensar en él, pero no puedo, ¿Por qué me pasa esto a mí en estos momentos? ¿Por qué no me paso antes de que todo el mundo se hiciera una completa mierda? No sé qué jodidos me pasa en estos momentos.
—Luna, insisto en que deberías de decirme lo que pasa—Logan apareció interrumpiendo mis pensamientos que me iban a hacer estallar en cuanto pudiera.
—Logan, déjalo estoy bien ¿Sí? —Suspire, tome una pistola, lo mire—. ¿Me podrías ayudar a despejar el área? —Lo vi seria, el asintió.
Salimos del camper con las armas en alto, ambos cuidándonos la espalda, en esos momentos me sentía más libre que antes, tal vez porque estaba tras de mí y no frente a mí. No puedo creer que enserio me sienta tan confundida hacia Logan en estos momentos, digo, él siempre ha estado conmigo y nunca me he sentido así hasta ahora, sacudí mi cabeza, debía concentrarme en lo que me importaba más ahora.
Me sentía en una pesadilla, oí ruidos extraños en varias partes, me sentía tan confundida por lo de hace rato, luego oí un gruñido fuerte, corrí hacia donde se originaba, me gire un poco para ver si Logan venia tras de mí. Mierda esto no puede ser, venia un grupo de zombies, eso me preocupo más que nada estaba sola, quien sabe dónde carajos estaba Logan y que le pasaría. Comencé a apuntarles a esas cosas infernales. Tenía que matarlos para luego ir a buscar a Logan. Aunque estuviera frustrada con el seguíamos siendo un equipo y yo no lo iba a dejar solo por nada.
Le dispare a unos cuantos estúpidos mientras, trataba de buscar a Logan pero me era imposible, no podía concentrarme en ambas cosas. Los zombies se hacían menos, pero no tenía a Logan cerca y eso me preocupaba más que nada, termine con los zombies y corrí en busca de él debería de estar en cualquier lugar pero con esa herida no era tan difícil de encontrar, lo busque con la mirada hasta que lo vi sentado cerca de un carro evitando a los zombies.
—Hola Henderwhore—Río leve y lo vi dulce mientras el volteaba a verme agitado, e imagino lo que corrió.
—Hola Lunney—Suspire, el me jalo hacia donde estaba, me tapo la boca—. Los zombies se alejaron pero yo creo que será mejor que nos vayamos con cuidado.
Me tomo de la cintura y me jalo hacia el camper mientras trataba de no reír, necesitaba eso, un tiempo de diversión donde los jodidos zombies, puede o no que estuvieran incluidos pero necesitaba dejar de pensar en ese lado en el que Logan y yo estábamos “enamorados” porque técnicamente él no me ha dicho si le gusto y yo no sé si el me gusta, tal vez estoy demasiado estresada por el hecho de que tuve que cuidar a otra cabeza durante unos pocos días, mire la hora, sé que me resultaba patético pero de todos modos quería saber qué hora es para ver si despertaba a Aria y a Kendall, tal vez lo haría pero tenía hambre que lo que haría sería una ensalada, si ellos querían o no comer era su problema por dormir tanto.
Logan me ayudo con la ensalada, jugueteamos un poco con la comida, luego de un rato oí un molesto ruido, suspire, esperando que no fueran zombies, pero sabía que era lo único que había por aquí, si no era eso que más podía ser, lo que yo recorrí señalaba que no había algún rastro de vida por aquí, quien sabe si Logan vio a alguna persona normal. Lo único que quería en estos momentos era saber porque pasaba esto ¿Por qué no solo explotaba el mundo entero sin dejar algún rastro de vida? Así era como prefería mi muerte, no siendo comida por una cosa parecida a mí.
- Spoiler:
- Hola c: espero que les haya gustado mi capitulo, si no no valio la pena desvelarme ayer hasta las 3:30 a.m. para intentar tener bien el capitulo de todos modos las quieroc: y espero que se la esten pasando de maravilla con estas fechas
LunaLunnel.
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Estuvo genial *-* definitivamente valió la pena desvelarse Esa luna tu sabes que quieres 1313 ... No te agas la loca :chkt: :chkt: :chkt: :chkt: :chkt: :quemierda:
Pd: ojala todas lo allan pasado increible en estas fiestas *-*
Pd: ojala todas lo allan pasado increible en estas fiestas *-*
littledirectionermonster
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Amber Keaton { Mía.
En la parte trasera de mi auto tengo unas cinco armas y otros artefactos para matar zombies, realmente no entiendo el por qué tengo tantas, de todas formas, nunca salgo del maldito coche, excepto que sea necesario para buscar comida o un lugar para bañarme. Pero, sacando eso, solo conduzco y conduzco y conduzco, y no llego a ningún lado. Y eso me saca de quicio.
Desde que la catástrofe, apocalipsis o como quieras llamarle comenzó no he matado ni un puto zombie. Recuerdo que cuando vi a mi hermana llorando y gritando como loca en el patio corrí lo más rápido que pude hasta el garaje y me metí en mi camioneta, para luego apretar el acelerador a fondo y salir de allí lo más rápido posible. Fui cobarde, lo sé, pero el pánico me invadió y no pude hacer otra cosa. Rompí el portón eléctrico y vi como todas las personas de mi vecindario corrían de un lado a otro mientras que algunas se salvaban y otras eran mordidas y devoradas. Las lágrimas recorrían por mi rostro, hasta llegar a mi mentón y, tras un largo trayecto, terminaban en mi camisa de Zara. No lloraba por el hecho de que nos estaban “invadiendo”, o lo que sea, sino por el hecho de que había dejado a mi perro, a mi hermana y a mi madre por salvarme a mí misma. Odiaba, odio y voy a odiar toda mi vida ser tan egoísta.
Ahora, de verdad, no sé si mis padres siguen vivos. Quiero decir, a mi madre la deje allí, con esas cosas, y de seguro ya no estaba con vida, ¿pero mi padre? Él estaba en el trabajo, por lo qué, a lo mejor, si me dirijo al edificio donde trabajaba, podía llegar a encontrarlo. Pero fue en vano, no había nada, no había nadie, y la única persona que encontré viva me dijo que se había ido a quien sabe dónde, y luego se transformo y intento devorarle. Escape rápidamente y volví a meterme a mi coche. Ese día lo maldije como nunca antes, y luego me arrepentí de haberlo hecho, pues no sabía si estaba con vida o si era parte de los caminantes.
No sé qué día es, ni me interesa. Mi celular, mi maldito y hermoso celular, dejo de tener batería hace una o dos semanas. Pero, por suerte, conseguí una cámara que necesitaba pilas triple A, por lo qué me digne a conseguir las dichosas pilas –y un buen par más– y desde ese momento todo lo grabo con la cámara, o simplemente saco fotos. Se perfectamente que es muy peligroso que haga eso, pero, ¿qué más da? Estamos en un apocalipsis zombie y, desde hace, seguro, un mes no me había topado con uno. De todas formas, tengo unos cinco o seis cuchillos de distintos tamaños, un hacha, dos Magnus 357, tres metralletas uzi y un serrucho. Si te preguntas como conseguí todo eso, bueno, los conseguí tres días después de haberme ido de mi casa, aunque de verdad están de decoración, supongo, porqué desde que esto comenzó no he matado ningún zombie, pues prefiero salir corriendo a ser devorada. Pero, como dije anteriormente, hace un mes, o más, quien sabe, que no veo un maldito zombie. Ni un humano. Nada.
Comienzo a sentirme más sola de lo normal. Mierda, estoy sola, en una camioneta que comienza a tener un olor horrible, con comida chatarra que no me animo a tirar, por miedo a que los zombies me encuentren. Simplemente sola, sola, sola.
Mi aspecto debe ser el peor, desde hace unas cuantas semanas no me tomo una ducha. La última ducha que me tome fue en una casa que encontré por ahí, pero, cuando estaba secándome, comencé a escuchar ruidos en el cuarto contiguo al baño, por lo qué salí de la casa con la toalla atada a mi cuerpo y con la ropa en las manos. Deberían haberme visto, y todo por no ser devorada. Pero valió la pena, estoy sana y salva –bueno, no tan sana, de seguro estoy más flaca de lo normal y siento que a mis mejillas les faltan color–. Estoy con vida, y eso es lo único que importa ahora. Sobrevivir.
Me estaba muriendo de hambre, por lo qué deje la camioneta sola dos malditos segundos y entre, con mi metralleta uzi, a una tienda en una gasolinera. No miento cuando digo que fueron dos malditos minutos, para ver como un maldito estúpido intentaba robarse mi camioneta.
— Sal de ahí, estúpido —dije, apuntando al pobre chico con mi uzi. Inmediatamente el castaño levanto las manos.
— Necesito viajar con alguien, maldita sea, una horda de zombies se aproxima y estuve corriendo tres millas —contesto, poniendo la mano en su pecho, para hacerme entender que se encuentra en un estado de agitación que entiendo completamente.
— Sube de una maldita vez —dije, y le abrí la puerta del co-piloto.
No abrí la boca en ningún momento, una de las reglas de supervivencia dice que no confíes en nadie, ni en tu propia sombra. Y es lo que estaba haciendo yo. El chico trató de preguntarme cosas, pero simplemente le dije que se callará, que no me distrajera si no quería chocar o que lo obligue a bajar del auto.
— Deja de mirarme de una maldita vez —dije parando el coche.
— Quiero saber tu nombre, yo soy Hutcher —dijo, mirándome de reojo.
— Mía o Ginger, pero me gusta más Mía —y volví a prender el motor del coche.
El viaje, por suerte, después de eso fue silencioso, y no de ese silencio incomodo, para nada, fue bastante cómodo y estaba agradecida por aquello. Hutcher se limitaba a mirar por la ventana mientras que yo conducía como Dios manda, con tranquilidad y por una ruta donde no había ni un cadáver. Es irónico decir eso, por qué la mayoría de rutas ahora estaban infestadas de cadáveres o caminantes esperando una presa para devorarla y que se una a su “club de fans”.
El cielo está nublado, triste. Es increíble ver como no solo esta catástrofe afecto a los humanos, sino también al clima. Hace frío, y de ese que te congela hasta los huesos. Hutcher se quedo dormido, es lindo tener compañía, al menos, ya no hablaría sola ni me imaginaría estar con personas que a lo mejor ya pasaron a mejor vida, o a peor. Simplemente, ahora podría hablar con alguien que no sea mi conciencia ni alguien imaginario. Además, Hutcher es bastante lindo.
Mi nuevo compañero de viaje no deja de hacerme preguntas. Comienza a irritarme, pero decido cerrar la boca y dejar que mi compañía siga preguntando. A pesar de ser un poco pesado, Hutcher es un buen chico, y estoy más que agradecida por haberme cruzado con él.
— ¿Sabes conducir? —Dije de golpe, provocando que el castaño cierre la boca de repente —En serio, necesito dormir.
— Pues paremos y descansemos, puedo hacer guardia si quieres, pero no me obligues a conducir —me contesto, con la mirada perdida en quién sabe dónde. Algo muy malo le tuvo que suceder para no querer manejar unos tres kilómetros, pero se la dejaba pasar. Asiento y me dispongo a estacionar el coche entre unos arbustos. Aún estamos en medio de la ruta, en la nada misma, por lo qué no debo preocuparme, no nos cruzamos con ningún zombie por el momento. Estamos a salvo.
Abro los ojos y me percato de que ya es de noche. Muevo a Hutcher para que se despierte –sí, el maldito se había quedado dormido– y este comienza a balbucear cosas sin sentido. Pongo los ojos en blanco y enciendo el motor de mi preciado coche. Salgo a la ruta y comienzo a conducir, para llegar a algún lado que sea seguro y poder, al menos, encontrar más personas con las que poder sociabilizar, o al menos un hogar que este en buenas condiciones para poder descansar como se debe.
Se puede observar una espesa niebla, la cual casi no me deja ver nada, pero sigo manejando. En realidad tengo miedo, a lo mejor una persona venía corriendo escapando de los zombies y yo la atropellaba. Rápidamente saque esos pensamientos de mi cabeza, era imposible que alguien salga de la nada misma corriendo porqué uno o varios zombies lo persiguen. Giro mi cabeza para ver a mi compañero, el maldito sigue durmiendo. Más sin embargo, dejo que siga durmiendo.
Ya, supongo, más cerca de alguna ciudad comienzo a ver varias luces. No puedo distinguir si son de algún vehículo o de una estación de servició, pero apretó más fuerte el acelerador para acercarme a lo que fuera esa luz, o mejor dicho, esas luces. Dios quiera que no esté alucinando, pues de verdad necesito tomarme un baño y cambiarme de ropa.
Desde que la catástrofe, apocalipsis o como quieras llamarle comenzó no he matado ni un puto zombie. Recuerdo que cuando vi a mi hermana llorando y gritando como loca en el patio corrí lo más rápido que pude hasta el garaje y me metí en mi camioneta, para luego apretar el acelerador a fondo y salir de allí lo más rápido posible. Fui cobarde, lo sé, pero el pánico me invadió y no pude hacer otra cosa. Rompí el portón eléctrico y vi como todas las personas de mi vecindario corrían de un lado a otro mientras que algunas se salvaban y otras eran mordidas y devoradas. Las lágrimas recorrían por mi rostro, hasta llegar a mi mentón y, tras un largo trayecto, terminaban en mi camisa de Zara. No lloraba por el hecho de que nos estaban “invadiendo”, o lo que sea, sino por el hecho de que había dejado a mi perro, a mi hermana y a mi madre por salvarme a mí misma. Odiaba, odio y voy a odiar toda mi vida ser tan egoísta.
Ahora, de verdad, no sé si mis padres siguen vivos. Quiero decir, a mi madre la deje allí, con esas cosas, y de seguro ya no estaba con vida, ¿pero mi padre? Él estaba en el trabajo, por lo qué, a lo mejor, si me dirijo al edificio donde trabajaba, podía llegar a encontrarlo. Pero fue en vano, no había nada, no había nadie, y la única persona que encontré viva me dijo que se había ido a quien sabe dónde, y luego se transformo y intento devorarle. Escape rápidamente y volví a meterme a mi coche. Ese día lo maldije como nunca antes, y luego me arrepentí de haberlo hecho, pues no sabía si estaba con vida o si era parte de los caminantes.
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No sé qué día es, ni me interesa. Mi celular, mi maldito y hermoso celular, dejo de tener batería hace una o dos semanas. Pero, por suerte, conseguí una cámara que necesitaba pilas triple A, por lo qué me digne a conseguir las dichosas pilas –y un buen par más– y desde ese momento todo lo grabo con la cámara, o simplemente saco fotos. Se perfectamente que es muy peligroso que haga eso, pero, ¿qué más da? Estamos en un apocalipsis zombie y, desde hace, seguro, un mes no me había topado con uno. De todas formas, tengo unos cinco o seis cuchillos de distintos tamaños, un hacha, dos Magnus 357, tres metralletas uzi y un serrucho. Si te preguntas como conseguí todo eso, bueno, los conseguí tres días después de haberme ido de mi casa, aunque de verdad están de decoración, supongo, porqué desde que esto comenzó no he matado ningún zombie, pues prefiero salir corriendo a ser devorada. Pero, como dije anteriormente, hace un mes, o más, quien sabe, que no veo un maldito zombie. Ni un humano. Nada.
Comienzo a sentirme más sola de lo normal. Mierda, estoy sola, en una camioneta que comienza a tener un olor horrible, con comida chatarra que no me animo a tirar, por miedo a que los zombies me encuentren. Simplemente sola, sola, sola.
Mi aspecto debe ser el peor, desde hace unas cuantas semanas no me tomo una ducha. La última ducha que me tome fue en una casa que encontré por ahí, pero, cuando estaba secándome, comencé a escuchar ruidos en el cuarto contiguo al baño, por lo qué salí de la casa con la toalla atada a mi cuerpo y con la ropa en las manos. Deberían haberme visto, y todo por no ser devorada. Pero valió la pena, estoy sana y salva –bueno, no tan sana, de seguro estoy más flaca de lo normal y siento que a mis mejillas les faltan color–. Estoy con vida, y eso es lo único que importa ahora. Sobrevivir.
✖✖✖✖
Me estaba muriendo de hambre, por lo qué deje la camioneta sola dos malditos segundos y entre, con mi metralleta uzi, a una tienda en una gasolinera. No miento cuando digo que fueron dos malditos minutos, para ver como un maldito estúpido intentaba robarse mi camioneta.
— Sal de ahí, estúpido —dije, apuntando al pobre chico con mi uzi. Inmediatamente el castaño levanto las manos.
— Necesito viajar con alguien, maldita sea, una horda de zombies se aproxima y estuve corriendo tres millas —contesto, poniendo la mano en su pecho, para hacerme entender que se encuentra en un estado de agitación que entiendo completamente.
— Sube de una maldita vez —dije, y le abrí la puerta del co-piloto.
No abrí la boca en ningún momento, una de las reglas de supervivencia dice que no confíes en nadie, ni en tu propia sombra. Y es lo que estaba haciendo yo. El chico trató de preguntarme cosas, pero simplemente le dije que se callará, que no me distrajera si no quería chocar o que lo obligue a bajar del auto.
— Deja de mirarme de una maldita vez —dije parando el coche.
— Quiero saber tu nombre, yo soy Hutcher —dijo, mirándome de reojo.
— Mía o Ginger, pero me gusta más Mía —y volví a prender el motor del coche.
El viaje, por suerte, después de eso fue silencioso, y no de ese silencio incomodo, para nada, fue bastante cómodo y estaba agradecida por aquello. Hutcher se limitaba a mirar por la ventana mientras que yo conducía como Dios manda, con tranquilidad y por una ruta donde no había ni un cadáver. Es irónico decir eso, por qué la mayoría de rutas ahora estaban infestadas de cadáveres o caminantes esperando una presa para devorarla y que se una a su “club de fans”.
El cielo está nublado, triste. Es increíble ver como no solo esta catástrofe afecto a los humanos, sino también al clima. Hace frío, y de ese que te congela hasta los huesos. Hutcher se quedo dormido, es lindo tener compañía, al menos, ya no hablaría sola ni me imaginaría estar con personas que a lo mejor ya pasaron a mejor vida, o a peor. Simplemente, ahora podría hablar con alguien que no sea mi conciencia ni alguien imaginario. Además, Hutcher es bastante lindo.
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Mi nuevo compañero de viaje no deja de hacerme preguntas. Comienza a irritarme, pero decido cerrar la boca y dejar que mi compañía siga preguntando. A pesar de ser un poco pesado, Hutcher es un buen chico, y estoy más que agradecida por haberme cruzado con él.
— ¿Sabes conducir? —Dije de golpe, provocando que el castaño cierre la boca de repente —En serio, necesito dormir.
— Pues paremos y descansemos, puedo hacer guardia si quieres, pero no me obligues a conducir —me contesto, con la mirada perdida en quién sabe dónde. Algo muy malo le tuvo que suceder para no querer manejar unos tres kilómetros, pero se la dejaba pasar. Asiento y me dispongo a estacionar el coche entre unos arbustos. Aún estamos en medio de la ruta, en la nada misma, por lo qué no debo preocuparme, no nos cruzamos con ningún zombie por el momento. Estamos a salvo.
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Abro los ojos y me percato de que ya es de noche. Muevo a Hutcher para que se despierte –sí, el maldito se había quedado dormido– y este comienza a balbucear cosas sin sentido. Pongo los ojos en blanco y enciendo el motor de mi preciado coche. Salgo a la ruta y comienzo a conducir, para llegar a algún lado que sea seguro y poder, al menos, encontrar más personas con las que poder sociabilizar, o al menos un hogar que este en buenas condiciones para poder descansar como se debe.
Se puede observar una espesa niebla, la cual casi no me deja ver nada, pero sigo manejando. En realidad tengo miedo, a lo mejor una persona venía corriendo escapando de los zombies y yo la atropellaba. Rápidamente saque esos pensamientos de mi cabeza, era imposible que alguien salga de la nada misma corriendo porqué uno o varios zombies lo persiguen. Giro mi cabeza para ver a mi compañero, el maldito sigue durmiendo. Más sin embargo, dejo que siga durmiendo.
Ya, supongo, más cerca de alguna ciudad comienzo a ver varias luces. No puedo distinguir si son de algún vehículo o de una estación de servició, pero apretó más fuerte el acelerador para acercarme a lo que fuera esa luz, o mejor dicho, esas luces. Dios quiera que no esté alucinando, pues de verdad necesito tomarme un baño y cambiarme de ropa.
- Spoiler:
- Espero que les guste, estuve dos días escribiendolo asi que eso, espero que les guste dksjahd, ah
Sobre el capítulo anterior, dkjahdsa, Luna es tan linda! Y Logan también djasdhsja, yo esperaba que tengan sexo desenfrenado, okno, mentira, pero me re gusto djksadhas.
Que siga la siguiente c:
Miluh.
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Oh my gosh!!!! :canto: ame el cap!!!! :amor: ... Pobre chico :((( corrió tanto :lloro:
Bueno kdkfkdk me voy y que siga la que venga *-* quiero caps djfkekfkdkfkdkdk
Bueno kdkfkdk me voy y que siga la que venga *-* quiero caps djfkekfkdkfkdkdk
littledirectionermonster
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
¡Me encantaron los capítulos! Estoy rodeada de magníficas escritorias, enserio. ¡Espero el próximo con ánsias!
Miluh, el apodo de Mía (Ginger) es mi mismo apodo
Miluh, el apodo de Mía (Ginger) es mi mismo apodo
Invitado
Invitado
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
JuJu escribió:¡Me encantaron los capítulos! Estoy rodeada de magníficas escritorias, enserio. ¡Espero el próximo con ánsias!
Miluh, el apodo de Mía (Ginger) es mi mismo apodo
Oh, encerio? DKJSAHDJSAKDHSAK, que casualidad :3
Miluh.
Re: Zombieland | Segunda Temporada |
Capítulo 5 de Emilyano
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH GOOOOOOOOOOOOOSH!!!
Mujer, me encanta Jodie xDD
Es tan... fhduoihdsjlkj JODIDA! No sé xDD me da demasiada risa. Morí con esto:
Te juro que imaginé la escena xDD
Pobre chica
Además creo que es un tanto idiota por abandonar a mi Luna bella y adorada
Desagradecida de mierda!!
Ya pueh, pronto se volverán a encontrar(?)
Me encantó fdhsikljalkjsda
Capítulo 6 de Luna
LUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUNNNNNNNNNAAAAAAAAAAAAA FGSDIUJKHSAKJHDSLJDKLJSDJÑS
Eres tan amorosa al escribir, niña
Me encanta la rubia Luna e.é
Ama a Logan pero no lo admite pls
Cuando está con él es una niñita que se hace la rudota sola pero... no sé, me encanta
Cada vez que veo a Emily Osment me recuerda a ti fhidlkjsjdskjsdñkdñ
Me encantó tu capítulo :3
Capítulo 7 de Miluh
Me encanta Mía... No sé es tan rara que me fascina fhudisjhniljmsa
Me quedé como cuando leí que dejó a su mamá, hermana y perro. Ósea, qué importan la hermana y la mamá... ¡EL PERRO!
Lo dejó solito
Pero bueh u.u al menos encontró al Hutcher ah e.é
fhedusdghakhalkjslkjal Tan sensual y sersi el
fgyduhsjhsakjdiljdsa
Me encantó tu capítulo :)
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH GOOOOOOOOOOOOOSH!!!
Mujer, me encanta Jodie xDD
Es tan... fhduoihdsjlkj JODIDA! No sé xDD me da demasiada risa. Morí con esto:
—Pues…explotó.
Te juro que imaginé la escena xDD
Pobre chica
Además creo que es un tanto idiota por abandonar a mi Luna bella y adorada
Desagradecida de mierda!!
Ya pueh, pronto se volverán a encontrar(?)
Me encantó fdhsikljalkjsda
Capítulo 6 de Luna
LUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUNNNNNNNNNAAAAAAAAAAAAA FGSDIUJKHSAKJHDSLJDKLJSDJÑS
Eres tan amorosa al escribir, niña
Me encanta la rubia Luna e.é
Ama a Logan pero no lo admite pls
Cuando está con él es una niñita que se hace la rudota sola pero... no sé, me encanta
Cada vez que veo a Emily Osment me recuerda a ti fhidlkjsjdskjsdñkdñ
Me encantó tu capítulo :3
Capítulo 7 de Miluh
Me encanta Mía... No sé es tan rara que me fascina fhudisjhniljmsa
Me quedé como cuando leí que dejó a su mamá, hermana y perro. Ósea, qué importan la hermana y la mamá... ¡EL PERRO!
Lo dejó solito
Pero bueh u.u al menos encontró al Hutcher ah e.é
fhedusdghakhalkjslkjal Tan sensual y sersi el
fgyduhsjhsakjdiljdsa
Me encantó tu capítulo :)
Bart Simpson
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