"Pide un deseo" (Nick)

Nick estaba sentado allí en la habitación de su departamento. Era una habitación pequeña en un departamento en el que casi debía pasar desapercibido, o al menos no quería causarle molestias a su amigo.
Alex Owen era ese amigo. Un niño que creció con Nick y terminó siendo adoptado por una buena familia, pero la consecuencia a aquello fue que debía mudarse a Londres. Alex le había dicho a Nick que podía mudarse con ellos si quería, pero para sorpresa de ellos, Nick realmente no quería ser adoptado por nadie más que la gente que lo rechazaba. Solo quería ser aceptado por los Evans.
Su amigo tenía ya 20 años, por lo que ya vivía en su propio departamento y estaba estudiando en la universidad para ser arquitecto. Nick solo quería llegar a tener la misma equilibrada que alcanzo Alex. Iba a terminar el colegio, y luego vería que profesión seguir, pero realmente no tenía nada definido para su futuro y eso es lo que sabía.
— Nick, voy a salir un rato—le comentó Alex abriendo levemente la puerta de la pequeña habitación—. No vuelvo hasta la noche, ¿tú sales?
— Saldré en un rato—su amigo asintió e hizo una señal con la mano como despidiéndose.
Al revisar el bolsillo de su saco, sintió algo en forma circular que de pronto había permitido que su dedo pasara a través. Lo removió de su bolsillo y vio que era el anillo rosado chillón de Rachel que parecía perseguirlo. No solo había una vez comprado ese anillo para regalárselo a Rachel; Lo había comprado específicamente para prometerle que siempre se quedaría con ella.
Era casi como si ahora que la promesa estaba rota…, el anillo ya no estaba con Rachel. En su cabeza llena de culpa, todo tenía lógica.
Se levantó guardando el anillo de nuevo en su bolsillo y salió por la puerta de su habitación. Cuando bajó las escaleras del departamento, y salió del edificio se sintió cohibido por no conocer el lugar. Caminó perdiéndose entre la gente y sintiendo más frío de lo que pensaba sentir. Algunas gotas caían del cielo y mojaban su saco, así que entró en una cafetería. Miró alrededor y se dio cuenta de que estaba en un lugar donde comprabas café y podías sentarte a leer un libro o simplemente hacer lo que desees.
Frotó sus manos para calmar su frío y se acercó a un sillón que era casi como privado, y se sentó. Luego de unos minutos de sentarse y mirar al vacío, la mesera se acercó a él con un menú, al cual él le echó un ojo. De un momento a otro se dio cuenta de que sus ojos no veían de manera de correcta. Estaban borrosos por las emociones que lo habían abrumado. Tenía tanta rabia en ese momento. Apretó con fuerza su puño y contuvo sus lágrimas. Ni siquiera podía creer que estaba por llorar.
Se odiaba en este momento. Y de hecho lo que más odiaba era que tenía lágrimas contenidas. Se consideraba débil. Se consideraba un inútil.
Antes de pedir cualquier cosa, volvió a salir del local y caminó por la calle sin sentir frío o alguna cosa más que tristeza y rabia. Se mojó completamente, pero sabía que un resfriado era lo mínimo de enfermo que tendría. Con el cabizbajo y cruzando sus brazos tratando de crear calor.
De pronto sintió como chocaba con alguien y al mirar al frente, vio el rostro de Rachel mirándolo fijamente a los ojos.
— ¿Qué te pasa, idiota?—le apartó de frente a ella y caminó hacia un lado de él, pero Nick le agarró por el brazo.
— Rachel—susurró soltando sus lágrimas retenidas por tanto tiempo.
— ¿Cómo sabes mi nombre?—ella entonces aflojó su hostilidad al ver las lágrimas de el—. No suelo decirle esto a los extraños, pero ¿cómo estás?
— Te confundí con alguien más—volteó al darse cuenta de su gran error y de lo mucho que deseaba que realmente hubiera sido Rachel. Era su realidad y le costaba aceptar que se había alejado de todo para empezar su vida de cero al otro lado del mundo. Este idiota sabía muy bien lo que le pasaba.

— Mamá—dijo Rachel en una voz autoritaria, entrando al estudio de su padre donde había citado a ambos—. Papá—caminó hasta los asientos frente al gran escritorio y los miró en silencio—. Los cite para hablarles de algo bastante serio. Tal vez no les agrade pero debo decirles.
— Adelante—contestó Stephen accediendo a la conversación, lo que hizo que Rachel sonriera realmente sintiendo la emoción correr por sus venas. Era una adrenalina extraña que sentía por todas aquellas palabras que saldrían.
— Mi vida es mía—su madre hizo un gesto burlón y Rachel entonces la miró. Entre dientes luego dijo—: No de ustedes—sus padres parecieron sorprenderse pero ella siguió sonriendo—. Así que les voy a decir algo—sacó una foto de su bolsillo y la colocó en la mesa con fuerza—. Odio las cenas con la familia Hoffman, amo las cenas con el—apuntó la foto que tenía de Nick y sus padres fruncieron el ceño al mismo tiempo. Eran como robots programados para reaccionar a todo de la misma manera.
— Sabía que odiabas las cenas con ellos. Nunca pudiste fingirlo.
— Al parecer te habías dado cuenta hasta ahora—contestó Rachel con intenso odio en su voz—. No es mi culpa que odie todo lo que tengo alrededor mamá. Es tu culpa, y la de papá. Por meterme en un mundo obligatoriamente sin ni siquiera dejarme opinar. Esta está entre las dictaduras más horribles de la que he escuchado jamás—levantó la mirada en un desafiante contacto de ojos—. Una dictadura como las que no te dejan ni respirar si es un respiro que te servirá a ti para vivir.
— ¡Niña maleducada!—gritó la madre levantando la mano para pegarle. Rachel cerró los ojos con fuerza y dijo en voz baja:
— Tu lo dijiste—Stephen agarró la mano de su esposa y la bajó de la altura—. Lo que dijiste no es nada menos que la verdad. Me educaste mal—miró a su madre y dijo—: estoy feliz de ser lo que resulté ser.
— Nada menos que una buena para nada.
— No sirvo para nada que tú quieras que yo haga—entonces soltó una risotada—. Claro, mamá. Tu no me pegabas cuando hacía lo que tú querías que yo haga. Si supieran lo que yo debía pasar todos los días por tu culpa, bueno, tal vez a mucha gente no le importaría, pero definitivamente afectaría al menos un cuarto de tu reputación y para mí eso ya es algo.
— Eres una insolente—su madre le dio la espalda y miró hacia la ventana con los brazos cruzados.
— Tengo un mejor amigo desde los ocho años ¿alguno se interesó una vez en mi vida? Claro que no. Es por eso que pude mantener en secreto una amistad tan estrecha como la que tengo. Resulta que Nicole en realidad es una mentira. Es Nick en realidad la persona con la que siempre hablo y salgo. Es la persona con la que siempre iba a jugar y con la que tuve la hermosa suerte de toparme cuando era pequeña. Probablemente hubiera sido una vanidosa en este punto de mi vida si no lo conocía.
— ¿es el también el culpable de que seas tan maleducada?
— Es él el que tiene la culpa de mi felicidad.
— ¿Dónde está ese chico? Necesito hablar con él—dijo Stephen en voz amenazante y Rachel sonrío porque era exactamente la pregunta que quería escuchar.
— Esta ahora mismo en Londres, el que está en Europa mamá.
— No me trates de tonta, Rachel. Sé sobre biografía—entonces Rache rompió en risas.
— Rachel, se buena con tu madre—por fin objetó Stephen.
— Si, papá. Entonces es tu turno. Tengo algo que decirte a ti.
— Oh, Dios—dijo asustado de lo que podía escuchar.
— No entiendo por qué me ignoras. Mamá al menos estaba aquí y fingía que me escuchaba y quería. Al menos expresaba sentimientos hacia mí, aunque estos fueran despectivos o lo que sea que eran. Para mi tu eres solo una persona mayor, no mi padre. Tal vez es por eso que te respeto más. Le brindo respeto a los desconocidos.
— ¿Qué ganas con lastimarnos así?—su madre volteó con la cara empapada de lágrimas y Rachel sonrío.
— Bingo. Tenemos una ganadora. Esa es pregunta que quería escuchar—Rachel se levantó y se dirigió hacia la puerta—. Primero, ganó mi libertad. Segundo, ustedes aprenden que no siempre todo funciona de la manera que ustedes quieren. Tercero—abrió la puerta y allí se les vio a Logan y Kate de la mano.
— ¿Qué tienen ver ellos en esto?
— Ellos son los que me convencieron de hacer esto. Ellos son mis mejores amigos, perdón, ellos son mi familia.
— ¿Qué?
— Ustedes nos pagarán un viaje a Londres a los tres. Si es que alguna vez sintieron algo parecido a cariño hacia mí, por favor, les ruego, déjenme ir a buscar a Nick y no intervengan. Si es que me equivoco, vendré aquí y me casaré con Greyson en el futuro. Vendré a vivir la vida que ustedes planeen para mí.

Allí en el avión, Rachel comenzó a pensar mientras todos dormían. Miraba por el cielo oscuro las nubes que chocaban con el ala del avión y en su mente venía el glorioso momento en el cual volvió a su cuerpo.
Casi podía sentir la energía que había tenido en ese momento. Fue un poco después de que cayó desmayada en el piso. Cuando despertó, vio a Logan y Katherine mirándola fijamente. Ellos empezaron a hablarle sobre las decisiones que tomaba y como sería mejor que llevara su vida. Cuando Rachel decidió que buscaría a Nick y que esta vez solucionaría todo y lo diría todo, solo fue honesto. Esta vez sabía muy bien que no tenía opción. Que si decía que era si, debía ser sí y fue en un abrazo entre los tres que Rachel simplemente al mirar, su perspectiva había cambiado. O sea, ahora se encontraba mirando a Katherine y no a sí misma. Al comienzo todo fue muy confuso, pero lo que había sucedido es que cuando Nick se dio cuenta de que realmente quería a Rachel, solo faltaba que Rachel decidiera solucionar todo para que cambiaran de cuerpo. Era algo que sucedía paso por paso.
Al mirar a su derecha, vio a Kate durmiendo sobre el hombro de Logan y al mirar las manos de ambos, vio como las tenían entrelazadas. Sintió entonces tanta envidia. Ella quería exactamente eso. Era por eso que había pedido el deseo, pero se dio cuenta que lo que su deseo había causado era volverla una persona más madura, la había alejado de Nick, pero la había unido con dos personas extraordinarias como Logan y Kate, y lo mejor de todo, había unido a esas dos extraordinarias personas con un amor puro como el que todos merecen tener. Agarró su manta y se cubrió el cuerpo completamente, recostando su cabeza hacia la ventana. Cerró sus ojos y trató de dormir por más de que le resultara imposible por todos los pensamientos ansiosos que tenía en su mente.
“Rachel”—decía una voz dulce—. “Despierta, dormilona”
Al abrir sus ojos Rachel vio a Nick allí, sonriendo y estirando el famoso pequeño anillo rosa chillón frente a su rostro. Ella sonrío emocionada y se lo colocó, luego lo abrazó en forma de agradecimiento.
— Te dije que no me gusta que me hagas regalos—los abrazo aun más fuerte y el niño que Nick solía ser, entonces respondió simpáticamente:
— Al parecer te gusta bastante mi regalo, mira el espectacular abrazo que me has dado—ambos rieron y luego se separaron—. Es por dos años de amistad y por navidad. Con esto te quiero prometer que siempre voy a estar a tu lado—ella sonrío sintiéndose la niña más afortunada por tener un amigo que la quería tanto.
— ¿promesa?
— Te lo juro—el niño de trece años entonces rió cuando vio a ella mirar su anillo como si fuera muy valioso—. Admito que no es el mejor regalo y todo eso, pero—ella le pegó el hombro y él le miró sorprendido y riendo—. ¿Qué paso?
— Es genial.


— 6 horas de vuelo me mataron—entonces Rachel abrió sus ojos de golpe y vio a sus dos amigos poniéndose los sacos y bajando las maletas, mientras que la gente hacia lo mismo en el avión. Sus amigos al darse cuenta que ella ya despertó, la recibieron con unas sonrisas y Kate dijo—. Pensamos que no despertarías, dormilona—aquella frase le había hecho recordar mucho a Nick y sonrío recordando su sueño.
— ¿Pensaban despertarme?
— Por supuesto que te íbamos a despertar—le contestó Logan riendo y Kate le rodeó con sus brazos, dejando su cabeza caer levemente hacia atrás y el la miró sonriendo—. ¿Qué haces?—con la mano aun arriba, tocando las valijas, acercó su boca a la de Kate y Rachel hizo cara de disgusto.
— Creo que todo el avión entendió que se aman—Kate y Logan rieron entre besos y se separaron.
— Te bajo tus bolsos, dormilona—le dijo Logan y subió su brazos hacia donde habíamos puesto nuestros bolsos, y le pasó a Rachel su morral.
— Hora de buscar a Nick—Kate estiró su mano con un papel, al agarrarlo, Rachel notó que era un mapa que tenía marcado un lugar y arriba de este decía “Casa de Nick”.
— ¿Cómo averiguaron donde está?—preguntó Rachel sin poder creer que tuvieran esa información y menos sin poder creer que ella no había pensado en eso.
— Resulta que en la carta había dejado su número nuevo y cuando le llame, su amigo me atendió y le pregunté unas cuantas cosas.
— Guau—dijo sorprendida de todas las cosas que había hecho Kate.
— Te sorprenderías de las cosas que puedo hacer—entonces Logan rompió en risas.
— En realidad ella conocía al amigo de Nick, por lo que solo lo buscó en google earth—empezó a reír aun más y Kate se unió.
— Que puedo decir, google es la solución a todo.