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"Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 4. • 1, 2, 3, 4
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Me gusta mucho tu novela.
Estoy haciendo una colectiva por si les interesa el link esta en mi firma y estoy buscando escritoras y chicas te espero :)
Estoy haciendo una colectiva por si les interesa el link esta en mi firma y estoy buscando escritoras y chicas te espero :)
music.of.nature
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
LA AMO CON LOCURA ES LO MAXIMOOOOOOOOOOOO, QUIERO MAAAAAS DE ESTA NOVELA SIGUEEE PORFAAAAAA
Ariannepatricia
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Hola! Lamento no haber podido subir antes... estuve un pocito ocupada:c. Pero volví!! y como ya les he empezado a tomar cariño:(L): les haré un maratón de 3 cap!!
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Maratón 1/3
Capítulo 6
Cuando las escenas se le agolpaban en la cabeza, ____ podía trabajar sin parar hasta que se le agarrotaban los dedos y ya no podía sujetar el lápiz o el pincel.
Al día siguiente se alimentó de galletas y de refrescos sin azúcar con los que fingía compensar la ingestión de calorías. Sobre el papel, Emily y su amiga Cari, que en los últimos dos años había ido adquiriendo muchas de las cualidades de Jody, ideaban el plan perfecto para desvelar los secretos de don Misterioso.
Su nombre iba a ser «Malik», pero eso sería después de unas cuantas entregas de misterio.
Durante tres días apenas se levantó de la mesa de dibujo. Jody tenía llave, por lo que no tenía que levantarse a abrirle la puerta cada vez que iba a visitarla. Y era ella la que bajaba a abrir también cuando la señora Wolinsky o cualquier otro vecino pasaban a verla.
La tercera tarde había gente suficiente en su apartamento como para celebrar una fiesta, pero ____ seguía coloreando la tira especial del domingo.
Alguien había puesto música y el ruido de las risas y de la conversación subía por la escalera hasta el estudio acompañado de un agradable olor a palomitas. Mientras se preguntaba si alguien se dignaría a llevarle algo de comer, ____ observó su trabajo.
Era cierto que no tenía la agudeza de su padre, reconoció, ni el genio de su madre. Pero también era cierto que tenía «cierto talento». Dibujaba con mano rápida y firme y también pintaba bastante bien si estaba de humor. El cómic le proporcionaba el espacio perfecto en el que plasmar la sociedad tal y como ella la veía.
Quizá no profundizara en los asuntos más delicados, ni analizara la política con visión sarcástica, pero su trabajo hacía reír a la gente, les hacía compañía mientras se tomaban el café a toda prisa antes de ir al trabajo o mientras desayunaban plácidamente el domingo por la mañana.
Pero lo más importante, pensó mientras ponía su nombre bajo la última viñeta, lo más importante era que la hacía feliz a ella.
Si Malik pensaba que su comentario la había ofendido, estaba muy equivocado. Estaba más que satisfecha con su «cierto talento».
Cuando sonó el teléfono, ____ respondió con voz alegre, pues estaba satisfecha con el intenso trabajo que había llevado a cabo en los últimos tres días.
—Eso es lo que yo llamo una muchacha jovial.
—¡Abuelo! Es que estoy contenta y ahora que estoy hablando contigo, mucho más.
Técnicamente, Daniel MacGregor no era su abuelo, pero eso nunca había impedido que ambos se consideraran abuelo y nieta respectivamente. El amor no entendía de ese tipo de tecnicidades.
—¿Entonces por qué no nos has llamado a tu abuela o a mí? Ya sabes cuánto le preocupa que vivas sola en esa enorme ciudad.
—¿Sola? —Levantó el auricular para que pudiera oír los sonidos de la fiesta que se desarrollaba a sólo unos peldaños de distancia—. La verdad es que nunca me siento sola.
—¿Otra vez tienes la casa llena de gente?
—Eso parece. ¿Qué tal estás? ¿Qué tal está todo el mundo? Cuéntame.
____ se recostó en el respaldo de la silla y escuchó cómodamente el relato de su abuelo sobre la familia y se alegró enormemente cuando le dijo que estaban preparando una pequeña reunión para el verano.
—Qué bien. Estoy deseando ver a todo el mundo. Hace ya mucho de la boda de Ian y Naomi y los echo de menos.
—No tienes por qué esperar hasta el verano. Estamos aquí siempre que quieras.
—Puede que les dé una sorpresa.
—En realidad yo llamaba para darte una. Supongo que no te habrás enterado de que Naomi está embarazada. En Navidades tendremos otro niño en la familia.
—Abuelo, es estupendo. Los llamaré esta misma noche para felicitarlos. Darcy y Mac están a punto de tener el suyo, así que estas Navidades vamos a tener muchos bebés a los que mimar.
—Con lo que te gustan los niños deberías estar ocupada teniendo alguno propio.
Estaba tan acostumbrada a escuchar ese tipo de cosas, que la hizo sonreír.
—Mis primos están haciendo tan buen trabajo.
—Desde luego, pero eso no significa que tú puedas dejar de lado tu obligación. Puede que seas una (TA), pero llevas a los MacGregor en el corazón.
—Bueno, supongo que siempre podría rendirme y casarme con Frank.
—¿El de la boca de pez?
—No es la boca, es que besa como un pez, aunque... sí, el de la boca de pez. Podríamos darte unos cuantos mocosos.
—Tonterías. Necesitas un hombre, no una trucha con traje italiano. Alguien que tenga algo más en la cabeza que dinero, que entienda de arte y que sea lo bastante serio como para alejarte de los problemas.
—Ya me alejo de los problemas yo sola —le recordó y decidió no mencionar el incidente ocurrido con el atracador—. Además, como la abuela se quedó contigo, es mejor que viva aquí, en la gran ciudad.
Daniel MacGregor soltó una sonora carcajada.
—Con todos los hombres que hay en esa ciudad, deberías ser capaz de encontrar alguno que te guste. Sueles salir, ¿verdad? Espero que no te pases todo el día encerrada con tus dibujos.
—Sólo últimamente, pero es que tenía que aprovechar la inspiración. Hay un vecino nuevo en el edificio, un tipo hosco y distante... No, seamos sinceros, es maleducado y brusco. Creo que no tiene trabajo aunque a veces canta en un pequeño club que hay a pocas manzanas de aquí. Es el vecino perfecto para Emily.
—¿De verdad?
—Se pasa el día en su apartamento y no habla con nadie. Se llama Malik.
—Pero si no habla con nadie, ¿cómo es que sabes su nombre?
—Abuelo —se permitió una sonrisa engreída—. ¿Alguna vez se me ha resistido alguien? No me contó su vida precisamente, pero con unas cuantas galletas conseguí que al menos me dijera su nombre.
—¿Y qué tal aspecto tiene?
—Es guapo, muy guapo. Emily se va a volver loca por él.
—¡Vaya, vaya! —exclamó Daniel con una carcajada de deleite.
Una vez hubo conseguido toda la información que necesitaba de su nieta adoptiva, Daniel hizo una nueva llamada. Sonrió con malicia cuando Zayn contestó con voz impaciente.
—¿Sí?
—Es usted tan dulce, Malik, que se me alegra el corazón con sólo oírlo.
—Señor MacGregor —la voz del escocés le cambió el humor de golpe y le hizo sonreír.
—¿Qué tal se adapta a su nuevo apartamento?
—Bastante bien. Le agradezco de nuevo que me haya dejado utilizarlo mientras mi casa está en obras. Con toda esa gente a mi alrededor, no habría podido trabajar —frunció el ceño al mirar a la pared por la que le llegaba el ruido de la casa de al lado—. Claro que esto tampoco está resultando muy tranquilo precisamente. Parece que mi vecina está celebrando algo.
—¿____? Es mi nieta, una muchacha muy sociable.
—Desde luego. No sabía que fuera su nieta.
—Bueno, algo parecido. Debería relajarse un poco y unirse a la fiesta.
—No, gracias —antes prefería tomarse una copa de detergente—. Debe de tener en su apartamento a la mitad de los habitantes del barrio. Señor MacGregor, este edificio suyo está lleno de gente a la que le gusta más hablar que comer. Y su nieta parece la cabecilla del grupo.
—Es una chica muy cordial. Me tranquiliza saber que durante un tiempo vivirá cerca de ella. Usted es un tipo sensato, Malik. De hecho, me gustaría pedirle que le echara un ojo de vez en cuando. ____ a veces es un poco ingenua y eso me preocupa.
Zayn sonrió cuando le vino a la cabeza la imagen de ____ tumbando a aquel atracador con la precisión de un boxeador.
—Yo que usted no me preocuparía.
—Ahora que sé que usted está cerca, no lo haré. Una chica tan guapa como ____ ... porque es muy guapa, ¿no le parece?
—Mucho.
—También es muy lista. Y responsable, aunque parezca algo alocada. Pero no se puede ser alocada y crear una tira cómica tan popular todos los días, ¿no cree? Hay que ser creativa, artística y muy responsable para entregar el trabajo a tiempo día tras día. Eso usted lo sabe mejor que nadie porque escribir obras de teatro no debe de ser nada fácil.
—No — Zayn se frotó los ojos, estaba cansado de pelearse con un trabajo que no estaba yendo tan bien como debería—. No lo es.
—Pero usted tiene mucho talento, Malik, un talento muy poco usual. Yo lo admiro por eso.
—Últimamente me parece una maldición más que un talento. Pero se lo agradezco.
—Debería salir y distraerse un poco. Salga con alguna chica guapa. Yo no sé mucho de escribir, aunque tengo dos nietos que se ganan la vida muy bien gracias a eso. Debería aprovechar al máximo la ciudad antes de volver a encerrarse en su casa.
—Puede que lo haga.
—Ah, Zayn, hágame el favor de no decirle a ____ que le he pedido que cuide de ella. Esas cosas le molestan mucho. El problema es que su abuela se preocupa mucho por ella.
—No le diré nada —prometió Zayn.
Después de la conversación con Daniel MacGregor, Zayn llegó a la conclusión de que el ruido acabaría por volverlo loco, por lo que decidió salir a tocar al club, pero descubrió que aquel día la música no conseguía alejarlo de sus pensamientos.
No dejaba de imaginar a ____ sentada en la mesa del fondo, con la barbilla apoyada en las manos, una sonrisa en los labios y los ojos llenos de brillo. Aquella mujer había invadido una zona que Zayn protegía bien y eso era algo que no le hacía ninguna gracia.
Delta's era una de sus vías de escape.Allí nadie le molestaba, ni le exigía más de lo que él quería dar.
Sin embargo, ahora que ____ había estado allí, no dejaba de mirar a la mesa que había ocupado y de preguntarse si volvería a hacerlo. A mirarlo con sus enormes ojos cafés.
—Amigo —le dijo André después de dar un largo trago del vaso de agua que tenía sobre su querido piano—. Hoy no sólo cantas, llevas dentro hasta la nota más triste.
—Sí, eso parece.
—Cuando un hombre tiene la cara que tienes tú ahora, suele haber una mujer implicada.
Zayn negó con la cabeza y se volvió a llevase el micrófono a los labios.
—No. No se trata de ninguna mujer, es por el trabajo.
André asintió sin estar demasiado convencido.
—Sí tú lo dices, hermano.
Capítulo 6
Cuando las escenas se le agolpaban en la cabeza, ____ podía trabajar sin parar hasta que se le agarrotaban los dedos y ya no podía sujetar el lápiz o el pincel.
Al día siguiente se alimentó de galletas y de refrescos sin azúcar con los que fingía compensar la ingestión de calorías. Sobre el papel, Emily y su amiga Cari, que en los últimos dos años había ido adquiriendo muchas de las cualidades de Jody, ideaban el plan perfecto para desvelar los secretos de don Misterioso.
Su nombre iba a ser «Malik», pero eso sería después de unas cuantas entregas de misterio.
Durante tres días apenas se levantó de la mesa de dibujo. Jody tenía llave, por lo que no tenía que levantarse a abrirle la puerta cada vez que iba a visitarla. Y era ella la que bajaba a abrir también cuando la señora Wolinsky o cualquier otro vecino pasaban a verla.
La tercera tarde había gente suficiente en su apartamento como para celebrar una fiesta, pero ____ seguía coloreando la tira especial del domingo.
Alguien había puesto música y el ruido de las risas y de la conversación subía por la escalera hasta el estudio acompañado de un agradable olor a palomitas. Mientras se preguntaba si alguien se dignaría a llevarle algo de comer, ____ observó su trabajo.
Era cierto que no tenía la agudeza de su padre, reconoció, ni el genio de su madre. Pero también era cierto que tenía «cierto talento». Dibujaba con mano rápida y firme y también pintaba bastante bien si estaba de humor. El cómic le proporcionaba el espacio perfecto en el que plasmar la sociedad tal y como ella la veía.
Quizá no profundizara en los asuntos más delicados, ni analizara la política con visión sarcástica, pero su trabajo hacía reír a la gente, les hacía compañía mientras se tomaban el café a toda prisa antes de ir al trabajo o mientras desayunaban plácidamente el domingo por la mañana.
Pero lo más importante, pensó mientras ponía su nombre bajo la última viñeta, lo más importante era que la hacía feliz a ella.
Si Malik pensaba que su comentario la había ofendido, estaba muy equivocado. Estaba más que satisfecha con su «cierto talento».
Cuando sonó el teléfono, ____ respondió con voz alegre, pues estaba satisfecha con el intenso trabajo que había llevado a cabo en los últimos tres días.
—Eso es lo que yo llamo una muchacha jovial.
—¡Abuelo! Es que estoy contenta y ahora que estoy hablando contigo, mucho más.
Técnicamente, Daniel MacGregor no era su abuelo, pero eso nunca había impedido que ambos se consideraran abuelo y nieta respectivamente. El amor no entendía de ese tipo de tecnicidades.
—¿Entonces por qué no nos has llamado a tu abuela o a mí? Ya sabes cuánto le preocupa que vivas sola en esa enorme ciudad.
—¿Sola? —Levantó el auricular para que pudiera oír los sonidos de la fiesta que se desarrollaba a sólo unos peldaños de distancia—. La verdad es que nunca me siento sola.
—¿Otra vez tienes la casa llena de gente?
—Eso parece. ¿Qué tal estás? ¿Qué tal está todo el mundo? Cuéntame.
____ se recostó en el respaldo de la silla y escuchó cómodamente el relato de su abuelo sobre la familia y se alegró enormemente cuando le dijo que estaban preparando una pequeña reunión para el verano.
—Qué bien. Estoy deseando ver a todo el mundo. Hace ya mucho de la boda de Ian y Naomi y los echo de menos.
—No tienes por qué esperar hasta el verano. Estamos aquí siempre que quieras.
—Puede que les dé una sorpresa.
—En realidad yo llamaba para darte una. Supongo que no te habrás enterado de que Naomi está embarazada. En Navidades tendremos otro niño en la familia.
—Abuelo, es estupendo. Los llamaré esta misma noche para felicitarlos. Darcy y Mac están a punto de tener el suyo, así que estas Navidades vamos a tener muchos bebés a los que mimar.
—Con lo que te gustan los niños deberías estar ocupada teniendo alguno propio.
Estaba tan acostumbrada a escuchar ese tipo de cosas, que la hizo sonreír.
—Mis primos están haciendo tan buen trabajo.
—Desde luego, pero eso no significa que tú puedas dejar de lado tu obligación. Puede que seas una (TA), pero llevas a los MacGregor en el corazón.
—Bueno, supongo que siempre podría rendirme y casarme con Frank.
—¿El de la boca de pez?
—No es la boca, es que besa como un pez, aunque... sí, el de la boca de pez. Podríamos darte unos cuantos mocosos.
—Tonterías. Necesitas un hombre, no una trucha con traje italiano. Alguien que tenga algo más en la cabeza que dinero, que entienda de arte y que sea lo bastante serio como para alejarte de los problemas.
—Ya me alejo de los problemas yo sola —le recordó y decidió no mencionar el incidente ocurrido con el atracador—. Además, como la abuela se quedó contigo, es mejor que viva aquí, en la gran ciudad.
Daniel MacGregor soltó una sonora carcajada.
—Con todos los hombres que hay en esa ciudad, deberías ser capaz de encontrar alguno que te guste. Sueles salir, ¿verdad? Espero que no te pases todo el día encerrada con tus dibujos.
—Sólo últimamente, pero es que tenía que aprovechar la inspiración. Hay un vecino nuevo en el edificio, un tipo hosco y distante... No, seamos sinceros, es maleducado y brusco. Creo que no tiene trabajo aunque a veces canta en un pequeño club que hay a pocas manzanas de aquí. Es el vecino perfecto para Emily.
—¿De verdad?
—Se pasa el día en su apartamento y no habla con nadie. Se llama Malik.
—Pero si no habla con nadie, ¿cómo es que sabes su nombre?
—Abuelo —se permitió una sonrisa engreída—. ¿Alguna vez se me ha resistido alguien? No me contó su vida precisamente, pero con unas cuantas galletas conseguí que al menos me dijera su nombre.
—¿Y qué tal aspecto tiene?
—Es guapo, muy guapo. Emily se va a volver loca por él.
—¡Vaya, vaya! —exclamó Daniel con una carcajada de deleite.
Una vez hubo conseguido toda la información que necesitaba de su nieta adoptiva, Daniel hizo una nueva llamada. Sonrió con malicia cuando Zayn contestó con voz impaciente.
—¿Sí?
—Es usted tan dulce, Malik, que se me alegra el corazón con sólo oírlo.
—Señor MacGregor —la voz del escocés le cambió el humor de golpe y le hizo sonreír.
—¿Qué tal se adapta a su nuevo apartamento?
—Bastante bien. Le agradezco de nuevo que me haya dejado utilizarlo mientras mi casa está en obras. Con toda esa gente a mi alrededor, no habría podido trabajar —frunció el ceño al mirar a la pared por la que le llegaba el ruido de la casa de al lado—. Claro que esto tampoco está resultando muy tranquilo precisamente. Parece que mi vecina está celebrando algo.
—¿____? Es mi nieta, una muchacha muy sociable.
—Desde luego. No sabía que fuera su nieta.
—Bueno, algo parecido. Debería relajarse un poco y unirse a la fiesta.
—No, gracias —antes prefería tomarse una copa de detergente—. Debe de tener en su apartamento a la mitad de los habitantes del barrio. Señor MacGregor, este edificio suyo está lleno de gente a la que le gusta más hablar que comer. Y su nieta parece la cabecilla del grupo.
—Es una chica muy cordial. Me tranquiliza saber que durante un tiempo vivirá cerca de ella. Usted es un tipo sensato, Malik. De hecho, me gustaría pedirle que le echara un ojo de vez en cuando. ____ a veces es un poco ingenua y eso me preocupa.
Zayn sonrió cuando le vino a la cabeza la imagen de ____ tumbando a aquel atracador con la precisión de un boxeador.
—Yo que usted no me preocuparía.
—Ahora que sé que usted está cerca, no lo haré. Una chica tan guapa como ____ ... porque es muy guapa, ¿no le parece?
—Mucho.
—También es muy lista. Y responsable, aunque parezca algo alocada. Pero no se puede ser alocada y crear una tira cómica tan popular todos los días, ¿no cree? Hay que ser creativa, artística y muy responsable para entregar el trabajo a tiempo día tras día. Eso usted lo sabe mejor que nadie porque escribir obras de teatro no debe de ser nada fácil.
—No — Zayn se frotó los ojos, estaba cansado de pelearse con un trabajo que no estaba yendo tan bien como debería—. No lo es.
—Pero usted tiene mucho talento, Malik, un talento muy poco usual. Yo lo admiro por eso.
—Últimamente me parece una maldición más que un talento. Pero se lo agradezco.
—Debería salir y distraerse un poco. Salga con alguna chica guapa. Yo no sé mucho de escribir, aunque tengo dos nietos que se ganan la vida muy bien gracias a eso. Debería aprovechar al máximo la ciudad antes de volver a encerrarse en su casa.
—Puede que lo haga.
—Ah, Zayn, hágame el favor de no decirle a ____ que le he pedido que cuide de ella. Esas cosas le molestan mucho. El problema es que su abuela se preocupa mucho por ella.
—No le diré nada —prometió Zayn.
Después de la conversación con Daniel MacGregor, Zayn llegó a la conclusión de que el ruido acabaría por volverlo loco, por lo que decidió salir a tocar al club, pero descubrió que aquel día la música no conseguía alejarlo de sus pensamientos.
No dejaba de imaginar a ____ sentada en la mesa del fondo, con la barbilla apoyada en las manos, una sonrisa en los labios y los ojos llenos de brillo. Aquella mujer había invadido una zona que Zayn protegía bien y eso era algo que no le hacía ninguna gracia.
Delta's era una de sus vías de escape.Allí nadie le molestaba, ni le exigía más de lo que él quería dar.
Sin embargo, ahora que ____ había estado allí, no dejaba de mirar a la mesa que había ocupado y de preguntarse si volvería a hacerlo. A mirarlo con sus enormes ojos cafés.
—Amigo —le dijo André después de dar un largo trago del vaso de agua que tenía sobre su querido piano—. Hoy no sólo cantas, llevas dentro hasta la nota más triste.
—Sí, eso parece.
—Cuando un hombre tiene la cara que tienes tú ahora, suele haber una mujer implicada.
Zayn negó con la cabeza y se volvió a llevase el micrófono a los labios.
—No. No se trata de ninguna mujer, es por el trabajo.
André asintió sin estar demasiado convencido.
—Sí tú lo dices, hermano.
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Maratón 2/3
Capítulo 7
Volvió a casa a las tres de la mañana con la intención de golpear la puerta de ____ y exigir que dejaran de hacer ruido, así que sintió cierta decepción al descubrir que la fiesta había terminado. Del apartamento vecino no salía ni el más mínimo ruido.
Entró en el suyo y decidió aprovechar la paz que se respiraba para sentarse a trabajar. Después de hacerse un café bien fuerte, se sentó al ordenador para adentrarse en la obra, en la mente de unos personajes que estaban destrozando sus vidas porque no podían comprender su propio corazón.
El sol había salido ya cuando se levantó de la mesa, cuando desapareció la oleada de energía que lo había invadido. Era el primer trabajo realmente sólido que conseguía hilar en casi una semana y lo celebró acostándose completamente vestido.
Y soñó con un hermoso rostro con unos ojos del color de las hojas de los sauces y con una voz que canturreaba como el agua de un arroyo.
«¿Por qué todo tiene que ser tan serio?» le preguntaba ella, riéndose mientras le echaba los brazos al cuello.
«Porque la vida es algo muy serio».
«Pero eso es sólo una de las caras de la moneda. ¿No vas a bailar conmigo?»
En realidad ya lo estaba haciendo. Estaban en Delta's y, aunque el local estaba vacío, la música sonaba llenando el aire de una sensual melodía.
«No voy a vigilarte. No puedo permitírmelo».
«Pero si ya lo estás haciendo».
Levantó la mirada hacia él y al ver el modo en que se curvaban sus labios, Zayn sintió que se le aceleraba el pulso.
«Pero eso no es todo lo que quieres hacerme, ¿verdad?»
«No te deseo»
Otra vez esa risa, ligera como el aire, burbujeante como el champán.
«¿Por qué mentir en tu propio sueño? Puedes hacerme todo lo que desees en tus sueños».
«No te deseo», se empeñó en decir una vez más mientras la tumbaba sobre el suelo.
Se despertó sudando, enredado en las sábanas, preocupado y sorprendido.
Cuando consiguió pensar con claridad decidió que aquella mujer era un peligro, pero que lo único que era cierto de aquel erótico sueño era que no la deseaba.
Se frotó la cara y miró la hora. Eran más de las cuatro de la tarde, lo que significaba que había conseguido dormir ocho horas seguidas después de casi una semana. ¿Qué importaba que no fuera en el momento en que solía hacerlo todo el mundo?
Bajó a la cocina, apuró el café que quedaba y se comió el único bollito que tenía. Tarde o temprano tendría que salir a la calle a comprar comida.
Estuvo haciendo ejercicio una hora y se alegró de que el sudor que cubría su cuerpo no tuviera nada que ver con ninguna fantasía sexual. Después se dio una larga ducha y se afeitó por primera vez en tres o cuatro días. Una vez vestido y con la mente más despejada, salió del apartamento con actitud alegre.
____ dejó caer la mano que había levantado para apretar el timbre.
—Gracias a Dios que estás en casa.
La alegría se esfumó al recordar el sueño.
—¿Qué?
—Tienes que hacerme un favor.
—De eso nada.
—Es una emergencia —lo agarró del brazo antes de que pudiera pasar de largo—. Es cuestión de vida o muerte. La mía y la del sobrino de la señora Wolinsky, porque uno de los dos morirá si tengo que salir con él. Por eso le he dicho a la señora Wolinsky que tenía una cita.
—¿Qué te hace pensar que todo eso me interesa lo más mínimo?
—No te pongas antipático, Malik. Estoy desesperada. No tuve tiempo de pensar y no sé mentir; lo hago muy poco, por eso no se me da bien. No dejaba de preguntarme con quién iba a salir y, como no se me ocurría nadie, le dije tu nombre.
Era cierto que estaba desesperada, por eso se colocó frente a él bloqueándole el camino.
—A ver, déjame que te aclare una sola cosa. Todo eso no es problema mío.
—No, ya lo sé, es sólo mío. Me habría inventado algo mejor si la señora Wolinsky no me hubiese pillado trabajando y con la cabeza en otra cosa —se pasó las manos por el pelo, dejándoselo de punta—. Va a estar mirando y sabrá si salimos juntos o no.
Se dio media vuelta, apretándose las sienes con las manos como si así pudiera estimular a su mente para idear algo.
—Mira, lo único que tienes que hacer es salir de aquí conmigo como si tuviéramos una cita; algo relajado. Nos tomaremos un café o algo así y después de un par de horas volveremos juntos, porque si no lo hacemos, se enterará. La señora Wolinsky se entera de todo. Te daré cien dólares.
Eso último lo dejó atónito. Lo absurdo de la idea hizo que se quedara inmóvil antes de comenzar a bajar la escalera.
—¿Vas a pagarme para que salga contigo?
—No es eso exactamente, pero más o menos. Sé que te vendrá bien el dinero y me parece justo compensarte de algún modo por tu tiempo. Cien dólares por un par de horas, Malik, y yo pagaré el café.
Zayn se apoyó en la pared, observándola. La situación era tan ridícula, que despertó en él un sentido del absurdo que creía haber olvidado hacía mucho tiempo.
—¿Sólo café? ¿Sin tarta?
Ella se echó a reír con alivio.
—¿Quieres tarta? Eso está hecho.
—¿Dónde está el dinero?
—Enseguida.
Entró corriendo a su apartamento. La oyó subir las escaleras.
—Deja que me arregle un poco —gritó desde dentro.
—El cronómetro está en marcha, niña.
—Está bien. ¿Dónde demonios está mi...? ¡Ahí! Dos minutos, sólo dos minutos. No quiero que me diga que podría conservar a algún hombre si me pusiera un poco de pintalabios.
Efectivamente fueron dos minutos, después apareció subida a otros de esos zapatos de tacón de aguja, los labios pintados de rosa oscuro y unos pendientes largos. Otra vez eran diferentes, se fijó Zayn al tiempo que ella le daba un billete de cien dólares.
—Te lo agradezco mucho. Sé que debe de parecerte una estupidez, pero es que no quería ofenderla.
—Si para no ofenderla estás dispuesta a pagar cien dólares, es asunto tuyo —se metió el billete en el bolsillo sin dejar de mirarla con curiosidad—. Vamos, tengo hambre.
—¿Quieres cenar? Podemos ir a cenar. Aquí cerca hay un lugar en el que sirven buena pasta. Bueno, vámonos. Finge que no sabes que nos está observando —le susurró cuando se acercaban a la puerta del edificio—. Actúa con naturalidad. ¿Podrías agarrarme de la mano?
—¿Por qué?
—Por el amor de Dios —protestó tomándole la mano con firmeza—. Es nuestra primera cita, intenta hacer como si estuvieras pasándolo bien.
—Sólo me has dado cien dólares —le recordó y se sorprendió cuando ella se echó a reír.
—Eres un tipo difícil. Realmente difícil. Vamos a cenar, a ver si eso te pone de mejor humor.
Y así fue. Nadie habría podido resistirse a un enorme plato de espagueti ni a la alegría de ____.
—Está riquísimo, ¿verdad? —Lo vio comer con verdadero placer y pensó que seguramente no habría comido nada consistente desde hacía semanas—. Siempre que vengo aquí acabo comiendo más de la cuenta, luego me llevo lo que queda a casa y al día siguiente vuelvo a comer más de lo debido. Podrías salvarme de ponerme como un tonel, llevándotelo tú.
—De acuerdo —dijo él al tiempo que llenaba de chianti sus copas.
—¿Sabes? Estoy segura de que hay un montón de clubes o disqueras que estarían encantados de contratarte.
—¿Qué?
____ sonrió de un modo que lo obligó a mirarla a la boca, esa boca tan sensual que cuando se curvaba hacía que le saliera un hoyito en la mejilla.
—Eres muy bueno cantando. Seguro que encuentras un empleo estable enseguida.
Zayn levantó su copa, divertido por la situación. ____ creía que era un músico sin trabajo. Bueno, ¿por qué no?
—Los trabajos van y vienen.
—¿Sueles trabajar en fiestas privadas? —Se inclinó sobre la mesa con entusiasmo—. Yo conozco mucha gente, siempre hay alguien preparando una fiesta.
—No lo dudo.
—Podría darles tu nombre si quieres. ¿Te importa viajar?
—¿A dónde?
—Algunos parientes míos tienen hoteles. Atlantic City no está lejos. Supongo que no tendrás coche.
Tenía un Porsche casi nuevo guardado en un garaje del centro de la ciudad.
—Aquí no.
____ se echó a reír.
—Bueno, no es difícil llegar a Atlantic City desde Nueva York.
A pesar de lo divertido que resultara, lo mejor era no permitir que se entusiasmara más de la cuenta.
—____ , no necesito que nadie me organice la vida.
—Lo siento, es una mala costumbre que tengo —se disculpó sin ofenderse—. Me meto en la vida de los demás y luego me molesta cuando otros lo hacen conmigo. Como la señora Wolinsky, la actual presidenta del club que parece haberse formado para buscarme un buen hombre. Me vuelve loca.
—Porque tú no quieres un buen hombre.
—Supongo que en algún momento lo querré. Vengo de una gran familia y eso me predispone a querer formar algún día la mía, pero aún tengo mucho tiempo. Me gusta vivir en la ciudad y hacer lo que quiero cuando quiero. No me gustan los horarios, por eso nunca había encajado bien en ningún empleo hasta lo de los comics. Y no es que no sea un trabajo que no requiera disciplina, pero yo dispongo mi trabajo y mi tiempo. Supongo que a ti te pasa algo parecido con la música.
—Supongo —el trabajo para él rara vez era un placer y sin embargo para ella sí parecía serlo. La música también lo era para él.
Capítulo 7
Volvió a casa a las tres de la mañana con la intención de golpear la puerta de ____ y exigir que dejaran de hacer ruido, así que sintió cierta decepción al descubrir que la fiesta había terminado. Del apartamento vecino no salía ni el más mínimo ruido.
Entró en el suyo y decidió aprovechar la paz que se respiraba para sentarse a trabajar. Después de hacerse un café bien fuerte, se sentó al ordenador para adentrarse en la obra, en la mente de unos personajes que estaban destrozando sus vidas porque no podían comprender su propio corazón.
El sol había salido ya cuando se levantó de la mesa, cuando desapareció la oleada de energía que lo había invadido. Era el primer trabajo realmente sólido que conseguía hilar en casi una semana y lo celebró acostándose completamente vestido.
Y soñó con un hermoso rostro con unos ojos del color de las hojas de los sauces y con una voz que canturreaba como el agua de un arroyo.
«¿Por qué todo tiene que ser tan serio?» le preguntaba ella, riéndose mientras le echaba los brazos al cuello.
«Porque la vida es algo muy serio».
«Pero eso es sólo una de las caras de la moneda. ¿No vas a bailar conmigo?»
En realidad ya lo estaba haciendo. Estaban en Delta's y, aunque el local estaba vacío, la música sonaba llenando el aire de una sensual melodía.
«No voy a vigilarte. No puedo permitírmelo».
«Pero si ya lo estás haciendo».
Levantó la mirada hacia él y al ver el modo en que se curvaban sus labios, Zayn sintió que se le aceleraba el pulso.
«Pero eso no es todo lo que quieres hacerme, ¿verdad?»
«No te deseo»
Otra vez esa risa, ligera como el aire, burbujeante como el champán.
«¿Por qué mentir en tu propio sueño? Puedes hacerme todo lo que desees en tus sueños».
«No te deseo», se empeñó en decir una vez más mientras la tumbaba sobre el suelo.
Se despertó sudando, enredado en las sábanas, preocupado y sorprendido.
Cuando consiguió pensar con claridad decidió que aquella mujer era un peligro, pero que lo único que era cierto de aquel erótico sueño era que no la deseaba.
Se frotó la cara y miró la hora. Eran más de las cuatro de la tarde, lo que significaba que había conseguido dormir ocho horas seguidas después de casi una semana. ¿Qué importaba que no fuera en el momento en que solía hacerlo todo el mundo?
Bajó a la cocina, apuró el café que quedaba y se comió el único bollito que tenía. Tarde o temprano tendría que salir a la calle a comprar comida.
Estuvo haciendo ejercicio una hora y se alegró de que el sudor que cubría su cuerpo no tuviera nada que ver con ninguna fantasía sexual. Después se dio una larga ducha y se afeitó por primera vez en tres o cuatro días. Una vez vestido y con la mente más despejada, salió del apartamento con actitud alegre.
____ dejó caer la mano que había levantado para apretar el timbre.
—Gracias a Dios que estás en casa.
La alegría se esfumó al recordar el sueño.
—¿Qué?
—Tienes que hacerme un favor.
—De eso nada.
—Es una emergencia —lo agarró del brazo antes de que pudiera pasar de largo—. Es cuestión de vida o muerte. La mía y la del sobrino de la señora Wolinsky, porque uno de los dos morirá si tengo que salir con él. Por eso le he dicho a la señora Wolinsky que tenía una cita.
—¿Qué te hace pensar que todo eso me interesa lo más mínimo?
—No te pongas antipático, Malik. Estoy desesperada. No tuve tiempo de pensar y no sé mentir; lo hago muy poco, por eso no se me da bien. No dejaba de preguntarme con quién iba a salir y, como no se me ocurría nadie, le dije tu nombre.
Era cierto que estaba desesperada, por eso se colocó frente a él bloqueándole el camino.
—A ver, déjame que te aclare una sola cosa. Todo eso no es problema mío.
—No, ya lo sé, es sólo mío. Me habría inventado algo mejor si la señora Wolinsky no me hubiese pillado trabajando y con la cabeza en otra cosa —se pasó las manos por el pelo, dejándoselo de punta—. Va a estar mirando y sabrá si salimos juntos o no.
Se dio media vuelta, apretándose las sienes con las manos como si así pudiera estimular a su mente para idear algo.
—Mira, lo único que tienes que hacer es salir de aquí conmigo como si tuviéramos una cita; algo relajado. Nos tomaremos un café o algo así y después de un par de horas volveremos juntos, porque si no lo hacemos, se enterará. La señora Wolinsky se entera de todo. Te daré cien dólares.
Eso último lo dejó atónito. Lo absurdo de la idea hizo que se quedara inmóvil antes de comenzar a bajar la escalera.
—¿Vas a pagarme para que salga contigo?
—No es eso exactamente, pero más o menos. Sé que te vendrá bien el dinero y me parece justo compensarte de algún modo por tu tiempo. Cien dólares por un par de horas, Malik, y yo pagaré el café.
Zayn se apoyó en la pared, observándola. La situación era tan ridícula, que despertó en él un sentido del absurdo que creía haber olvidado hacía mucho tiempo.
—¿Sólo café? ¿Sin tarta?
Ella se echó a reír con alivio.
—¿Quieres tarta? Eso está hecho.
—¿Dónde está el dinero?
—Enseguida.
Entró corriendo a su apartamento. La oyó subir las escaleras.
—Deja que me arregle un poco —gritó desde dentro.
—El cronómetro está en marcha, niña.
—Está bien. ¿Dónde demonios está mi...? ¡Ahí! Dos minutos, sólo dos minutos. No quiero que me diga que podría conservar a algún hombre si me pusiera un poco de pintalabios.
Efectivamente fueron dos minutos, después apareció subida a otros de esos zapatos de tacón de aguja, los labios pintados de rosa oscuro y unos pendientes largos. Otra vez eran diferentes, se fijó Zayn al tiempo que ella le daba un billete de cien dólares.
—Te lo agradezco mucho. Sé que debe de parecerte una estupidez, pero es que no quería ofenderla.
—Si para no ofenderla estás dispuesta a pagar cien dólares, es asunto tuyo —se metió el billete en el bolsillo sin dejar de mirarla con curiosidad—. Vamos, tengo hambre.
—¿Quieres cenar? Podemos ir a cenar. Aquí cerca hay un lugar en el que sirven buena pasta. Bueno, vámonos. Finge que no sabes que nos está observando —le susurró cuando se acercaban a la puerta del edificio—. Actúa con naturalidad. ¿Podrías agarrarme de la mano?
—¿Por qué?
—Por el amor de Dios —protestó tomándole la mano con firmeza—. Es nuestra primera cita, intenta hacer como si estuvieras pasándolo bien.
—Sólo me has dado cien dólares —le recordó y se sorprendió cuando ella se echó a reír.
—Eres un tipo difícil. Realmente difícil. Vamos a cenar, a ver si eso te pone de mejor humor.
Y así fue. Nadie habría podido resistirse a un enorme plato de espagueti ni a la alegría de ____.
—Está riquísimo, ¿verdad? —Lo vio comer con verdadero placer y pensó que seguramente no habría comido nada consistente desde hacía semanas—. Siempre que vengo aquí acabo comiendo más de la cuenta, luego me llevo lo que queda a casa y al día siguiente vuelvo a comer más de lo debido. Podrías salvarme de ponerme como un tonel, llevándotelo tú.
—De acuerdo —dijo él al tiempo que llenaba de chianti sus copas.
—¿Sabes? Estoy segura de que hay un montón de clubes o disqueras que estarían encantados de contratarte.
—¿Qué?
____ sonrió de un modo que lo obligó a mirarla a la boca, esa boca tan sensual que cuando se curvaba hacía que le saliera un hoyito en la mejilla.
—Eres muy bueno cantando. Seguro que encuentras un empleo estable enseguida.
Zayn levantó su copa, divertido por la situación. ____ creía que era un músico sin trabajo. Bueno, ¿por qué no?
—Los trabajos van y vienen.
—¿Sueles trabajar en fiestas privadas? —Se inclinó sobre la mesa con entusiasmo—. Yo conozco mucha gente, siempre hay alguien preparando una fiesta.
—No lo dudo.
—Podría darles tu nombre si quieres. ¿Te importa viajar?
—¿A dónde?
—Algunos parientes míos tienen hoteles. Atlantic City no está lejos. Supongo que no tendrás coche.
Tenía un Porsche casi nuevo guardado en un garaje del centro de la ciudad.
—Aquí no.
____ se echó a reír.
—Bueno, no es difícil llegar a Atlantic City desde Nueva York.
A pesar de lo divertido que resultara, lo mejor era no permitir que se entusiasmara más de la cuenta.
—____ , no necesito que nadie me organice la vida.
—Lo siento, es una mala costumbre que tengo —se disculpó sin ofenderse—. Me meto en la vida de los demás y luego me molesta cuando otros lo hacen conmigo. Como la señora Wolinsky, la actual presidenta del club que parece haberse formado para buscarme un buen hombre. Me vuelve loca.
—Porque tú no quieres un buen hombre.
—Supongo que en algún momento lo querré. Vengo de una gran familia y eso me predispone a querer formar algún día la mía, pero aún tengo mucho tiempo. Me gusta vivir en la ciudad y hacer lo que quiero cuando quiero. No me gustan los horarios, por eso nunca había encajado bien en ningún empleo hasta lo de los comics. Y no es que no sea un trabajo que no requiera disciplina, pero yo dispongo mi trabajo y mi tiempo. Supongo que a ti te pasa algo parecido con la música.
—Supongo —el trabajo para él rara vez era un placer y sin embargo para ella sí parecía serlo. La música también lo era para él.
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Maratón 3/3
Capitulo 8
—Malik—comenzó a decirle con una sonrisa—. ¿Con qué frecuencia participas en una conversación con más de tres oraciones completas?
—Me gusta noviembre. En noviembre suelo hablar mucho. Es un mes de transición en el que me pongo filosófico.
—Parece que tienes cierto sentido del humor escondido en algún lugar —se recostó sobre el respaldo de la silla y suspiró con satisfacción—.
—¿Postre?
—Desde luego.
—Muy bien, pero no pidas tiramisú porque entonces tendré que suplicarte que me des un poco, luego otro poco y acabaré en coma.
Sin apartar los ojos de ella, levantó la mano para llamar al camarero con la autoridad de un hombre que estuviera acostumbrado a dar órdenes. ____ frunció el ceño.
—Tiramisú —le dijo al camarero—. Con dos tenedores—. Quiero ver si un coma podría hacerte callar.
____ tuvo que hacer un esfuerzo para dejar de reírse.
—No creo, hablo incluso en sueños. Mi hermana siempre me amenazaba con ponerme una almohada en la cara.
—Creo que me gustaría esa hermana tuya.
—Adria es guapísima... probablemente sea tu tipo. Elegante, sofisticada y muy inteligente. Tiene una galería de arte en Portsmith.
Zayn repartió las últimas gotas de vino entre las dos copas. Seguramente eso explicaba por qué se sentía más relajado de lo que se había sentido desde hacía semanas, o meses. Quizá incluso años.
—¿Vas a emparejarme con ella?
—Puede que le gustaras —consideró ____ observándolo detenidamente por encima del borde de la copa—. Eres bastante guapo a pesar de tu estilo arrogante y hosco. Tocas música, lo que seguramente resultara muy atractivo para alguien que aprecia tanto el arte. Y eres demasiado desagradable como para tratarla como si fuera de la realeza, como hacen muchos hombres.
—¿De verdad?
—Es tan guapa, que no pueden evitarlo. Lo peor es que a ella le molesta que se queden atontados por su aspecto y acaba dejándolos. Seguramente te rompería el corazón —añadió con un movimiento de la mano—. Claro que quizá eso te viniera bien.
—Yo no tengo corazón —dijo él cuando el camarero les llevó el postre—. Pensé que ya te habrías dado cuenta.
—Claro que lo tienes —con un gesto de rendición, ____ aceptó uno de los tenedores y probó el tiramisú, lo que la hizo suspirar de placer—. Lo que ocurre es que lo tienes encerrado bajo una gruesa armadura para que nadie pueda volver a hacerte daño. Dios, ¿no te parece que está delicioso? Por favor, no me dejes que coma más, sólo este último bocado.
Pero Zayn la miraba fijamente, sorprendido de que aquella pequeña lunática lo hubiese analizado de manera tan certera cuando otros que decían amarlo no habían conseguido ni aproximarse.
—¿Por qué dices eso?
—¿El qué? ¿No te he dicho que no me dejes comer más? ¿Es que eres un sádico?
—Olvídalo —decidió dejar el tema y retiró el plato del tiramisú para dejarlo fuera de su alcance—. Es mío —y se dispuso a comer lo que quedaba.
Sólo tuvo que amenazarla una vez con el tenedor para que no volviera a intentar comer.
—Lo he pasado muy bien —dijo _____ cuando volvían caminando hacia el edificio. Se había agarrado a su brazo—. Ha sido mucho más divertido que pasarse la noche entera tratando de que Johnny no me meta la mano bajo la falda.
Por algún motivo, la idea le resultó tremendamente irritante.
—No llevas falda.
—Claro, porque no estaba segura de poder escapar de la cita con Johnny y decidí poner en marcha un sistema de defensa.
Lo cierto era que los pantalones anchos de color azafrán que llevaba resultaban mucho más sexys que defensivos.
—¿Y por qué no tumbas a Johnny igual que hiciste la otra noche con el atracador?
—Porque la señora Wolinsky lo adora y no podría decirle que su adorado sobrino es como un pulpo.
—Me parece que te dejas mangonear con mucha facilidad.
—No es cierto.
—¿No? —Preguntó Zayn espontáneamente, antes de darse cuenta de que se estaba metiendo de lleno en su juego—. ¿Entonces por qué dejas que tu amiga Joanie...
—Jody.
—Bueno... Jody te mete en la encerrona de tener que salir con su primo, la señora de abajo con su sobrino y Dios sabe cuántos amigos más tendrás con parientes insoportables. Y tú te dejas llevar porque eres incapaz de negarte.
—Lo hacen con buena intención.
—Se están entrometiendo en tu vida, da igual con qué intención lo hagan.
—No sé —dijo con un suspiro y se quedó pensativa unos segundos—. Mira mi abuelo, por ejemplo. Bueno, en realidad no es mi abuelo, es el suegro de la hermana de mi padre, Shelby. Y mi madre es prima de las respectivas parejas de sus dos hijos. Es un poco complicado.
—Sí que lo es, sí.
—Lo sé, pero ésa es la relación que hay entre Daniel y Anna MacGregor y mis padres. Mi tía Shelby se casó con su hijo, Alan MacGregor, a lo mejor has oído hablar de él. Solía vivir en la Casa Blanca.
—El nombre me suena.
—Y mi madre, Genviéve Grandeau es prima de Martin y Diana Blade, los dos hermanos que se casaron con Serena y Caine, los otros dos hijos de Daniel y Anna. Por eso Daniel y Anna son como mis abuelos. ¿Me sigues?
—Perfectamente, pero ya se me ha olvidado por qué has empezado a contarme todo eso.
—A mí también —dijo riéndose y, al hacerlo, se tambaleó un poco y tuvo que agarrarse a él con más fuerza—. Creo que he bebido demasiado vino —explicó—. A ver... ¡Ya me acuerdo! Estábamos hablando de entrometerse en las vidas de otros, un ejercicio en el que mi abuelo, Daniel MacGregor, es el verdadero rey. Como casamentero no tiene rival. Te lo prometo, Malik, ese hombre es una especie de mago. Tengo... —hizo una pausa para contar con los dedos—. Creo que ya son siete los primos a los que ha conseguido casar. Es increíble.
—¿Cómo que los ha casado?
—No me preguntes cómo lo hace, pero siempre encuentra la persona perfecta, después deja que la naturaleza actúe y, antes de que se den cuenta, empiezan a sonar campanas de boda. Acabo de enterarme de que mi primo Ian y su esposa están esperando su primer hijo. Se casaron el otoño pasado.
—¿Y nadie le dice que se meta en sus asuntos?
—Claro que se lo dicen, constantemente. Pero él no hace ni caso. Supongo que pronto se encargará de Adria o de mi hermano Matthew.
—¿Y de ti?
—Creo que soy demasiado hábil para él. Conozco todos sus trucos y no tengo intención de enamorarme. ¿Y tú? ¿Has pasado por eso alguna vez?
—¿Si he pasado por qué?
—Por el amor, Malik, no seas obtuso.
—No creo que me interese.
—Pero seguro que lo habrá algún día —vaticinó con gesto pensativo.
De pronto se detuvo en seco.
—Maldita sea —protestó—. Es el coche de Johnny. Parece que ha venido de Nueva Jersey. Maldita sea. Bueno, tengo un plan —se volvió a mirarlo y cerró los ojos un segundo—. No debería haberme tomado la última copa.
—Eso parece, niña.
—Haz el favor de no llamarme «niña» para sentirte superior y guardar las distancias. Bueno, no importa. Lo que vamos a hacer es seguir caminando un poco más hasta que estemos justo enfrente de la ventana de la señora Wolinsky. Con mucha naturalidad, ¿de acuerdo?
—Es difícil, pero intentaré hacerlo.
—Me encanta ese sarcasmo tuyo. Escucha, cuando estemos delante de su ventana, nos detendremos porque seguro que estará mirando y enseguida se moverán las cortinas. Tú me avisas.
La idea le parecía inofensiva y lo cierto era que empezaba a gustarle que ____ se agarrase a su brazo. Se volvió a mirar hacia la ventana con disimulo.
—Ahí está.
—Ahora tienes que besarme.
—Ah, ¿sí?
—Y vas a tener que hacerlo bien para que la señora Wolinsky se dé cuenta de que Johnny no tiene nada que hacer. Te pagaré otros cincuenta dólares.
Zayn se pasó la lengua por los labios. ____ tenía la mirada lánguida y estaba tan hermosa como un capullo de rosa.
—Vas a darme cincuenta dólares por besarte.
—Es un extra. Quizá así consiga que Johnny vuelva a Nueva Jersey para siempre. Piensa que estás encima de un escenario. No significa nada. ¿Sigue mirando?
—Sí —pero ni siquiera se giró a comprobarlo.
—Estupendo. Hazlo bien. Que parezca romántico. Rodéame con tus brazos y luego inclínate hacia...
-____, sé cómo besar a una mujer.
—Claro. No pretendía ofenderte. Sólo quiero que salga bien para que...
Zayn decidió que la mejor manera de hacerla callar era hacerlo de una vez por todas. No la rodeó con los brazos, la agarró por la cintura y la atrajo hacia sí con fuerza. Vio cómo sus enormes ojos cafes se abrían de la sorpresa antes de que sus bocas se unieran y las palabras se secaran en su garganta.
Tenía razón, pensó ____ . Sabía muy bien cómo besar a una mujer. Vaya si lo sabía.
Tuvo que agarrarse a sus hombros y ponerse de puntillas.
No pudo evitar soltar un leve gemido.
La cabeza le daba vueltas y el corazón se le subió a la garganta. De pronto se sintió indefensa, perdida y temblorosa. El calor invadió su cuerpo.
Su beso era tan apasionado, tan ardiente, que sólo pudo dejarse llevar.
Era como en el sueño, pensó Zayn. Pero mejor, mucho mejor. El sabor de sus labios era único, en sus sueños no la había sentido temblar de ese modo y no había sumergido las manos en su cabello de ese modo mientras gemía de placer.
La apartó sólo un poco para ver si se le habían sonrojado las mejillas como le había pasado a él. Ella lo miró sin decir nada, pero sin soltarse de él.
—Éste corre de mi cuenta —murmuró antes de besarla de nuevo.
Se oyó la bocina de un coche, alguien maldijo y se oyó también una ventana cerrarse después de que un coche pasara junto a ellos, pero ____ no se enteró de nada de eso. Era como si estuvieran en una isla desierta con el mar mojándoles los pies.
Cuando la apartó por segunda vez, lo hizo muy despacio, movió las manos de un modo que casi pareció una caricia. Eso le dio tiempo a ___ para hacer que la cabeza dejara de darle vueltas.
Zayn habría deseado seguir besándola, devorarla. Deseaba sentir esa energía suya debajo de su cuerpo, abriéndose a él. Pero tenía la completa certeza de que después ambos se sentirían mal.
Así que la agarró por los hombros y la miró.
—Creo que con eso será suficiente.
—¿Suficiente? —repitió ella.
—Para convencer a la señora Wolinsky.
—¿La señora Wolinsky? —meneó la cabeza para recuperar la claridad mental—. Ah, sí, sí —respiró hondo y esperó poder actuar con normalidad en las próximas horas—. Si no se convence con esto, no se convencerá con nada. Besas de maravilla, Malik.
En sus labios apareció una sonrisa que no pudo controlar. Esa mujer era prácticamente irresistible.
—Tú tampoco lo haces nada mal, niña.
Ojalá que les guste!
Capitulo 8
—Malik—comenzó a decirle con una sonrisa—. ¿Con qué frecuencia participas en una conversación con más de tres oraciones completas?
—Me gusta noviembre. En noviembre suelo hablar mucho. Es un mes de transición en el que me pongo filosófico.
—Parece que tienes cierto sentido del humor escondido en algún lugar —se recostó sobre el respaldo de la silla y suspiró con satisfacción—.
—¿Postre?
—Desde luego.
—Muy bien, pero no pidas tiramisú porque entonces tendré que suplicarte que me des un poco, luego otro poco y acabaré en coma.
Sin apartar los ojos de ella, levantó la mano para llamar al camarero con la autoridad de un hombre que estuviera acostumbrado a dar órdenes. ____ frunció el ceño.
—Tiramisú —le dijo al camarero—. Con dos tenedores—. Quiero ver si un coma podría hacerte callar.
____ tuvo que hacer un esfuerzo para dejar de reírse.
—No creo, hablo incluso en sueños. Mi hermana siempre me amenazaba con ponerme una almohada en la cara.
—Creo que me gustaría esa hermana tuya.
—Adria es guapísima... probablemente sea tu tipo. Elegante, sofisticada y muy inteligente. Tiene una galería de arte en Portsmith.
Zayn repartió las últimas gotas de vino entre las dos copas. Seguramente eso explicaba por qué se sentía más relajado de lo que se había sentido desde hacía semanas, o meses. Quizá incluso años.
—¿Vas a emparejarme con ella?
—Puede que le gustaras —consideró ____ observándolo detenidamente por encima del borde de la copa—. Eres bastante guapo a pesar de tu estilo arrogante y hosco. Tocas música, lo que seguramente resultara muy atractivo para alguien que aprecia tanto el arte. Y eres demasiado desagradable como para tratarla como si fuera de la realeza, como hacen muchos hombres.
—¿De verdad?
—Es tan guapa, que no pueden evitarlo. Lo peor es que a ella le molesta que se queden atontados por su aspecto y acaba dejándolos. Seguramente te rompería el corazón —añadió con un movimiento de la mano—. Claro que quizá eso te viniera bien.
—Yo no tengo corazón —dijo él cuando el camarero les llevó el postre—. Pensé que ya te habrías dado cuenta.
—Claro que lo tienes —con un gesto de rendición, ____ aceptó uno de los tenedores y probó el tiramisú, lo que la hizo suspirar de placer—. Lo que ocurre es que lo tienes encerrado bajo una gruesa armadura para que nadie pueda volver a hacerte daño. Dios, ¿no te parece que está delicioso? Por favor, no me dejes que coma más, sólo este último bocado.
Pero Zayn la miraba fijamente, sorprendido de que aquella pequeña lunática lo hubiese analizado de manera tan certera cuando otros que decían amarlo no habían conseguido ni aproximarse.
—¿Por qué dices eso?
—¿El qué? ¿No te he dicho que no me dejes comer más? ¿Es que eres un sádico?
—Olvídalo —decidió dejar el tema y retiró el plato del tiramisú para dejarlo fuera de su alcance—. Es mío —y se dispuso a comer lo que quedaba.
Sólo tuvo que amenazarla una vez con el tenedor para que no volviera a intentar comer.
—Lo he pasado muy bien —dijo _____ cuando volvían caminando hacia el edificio. Se había agarrado a su brazo—. Ha sido mucho más divertido que pasarse la noche entera tratando de que Johnny no me meta la mano bajo la falda.
Por algún motivo, la idea le resultó tremendamente irritante.
—No llevas falda.
—Claro, porque no estaba segura de poder escapar de la cita con Johnny y decidí poner en marcha un sistema de defensa.
Lo cierto era que los pantalones anchos de color azafrán que llevaba resultaban mucho más sexys que defensivos.
—¿Y por qué no tumbas a Johnny igual que hiciste la otra noche con el atracador?
—Porque la señora Wolinsky lo adora y no podría decirle que su adorado sobrino es como un pulpo.
—Me parece que te dejas mangonear con mucha facilidad.
—No es cierto.
—¿No? —Preguntó Zayn espontáneamente, antes de darse cuenta de que se estaba metiendo de lleno en su juego—. ¿Entonces por qué dejas que tu amiga Joanie...
—Jody.
—Bueno... Jody te mete en la encerrona de tener que salir con su primo, la señora de abajo con su sobrino y Dios sabe cuántos amigos más tendrás con parientes insoportables. Y tú te dejas llevar porque eres incapaz de negarte.
—Lo hacen con buena intención.
—Se están entrometiendo en tu vida, da igual con qué intención lo hagan.
—No sé —dijo con un suspiro y se quedó pensativa unos segundos—. Mira mi abuelo, por ejemplo. Bueno, en realidad no es mi abuelo, es el suegro de la hermana de mi padre, Shelby. Y mi madre es prima de las respectivas parejas de sus dos hijos. Es un poco complicado.
—Sí que lo es, sí.
—Lo sé, pero ésa es la relación que hay entre Daniel y Anna MacGregor y mis padres. Mi tía Shelby se casó con su hijo, Alan MacGregor, a lo mejor has oído hablar de él. Solía vivir en la Casa Blanca.
—El nombre me suena.
—Y mi madre, Genviéve Grandeau es prima de Martin y Diana Blade, los dos hermanos que se casaron con Serena y Caine, los otros dos hijos de Daniel y Anna. Por eso Daniel y Anna son como mis abuelos. ¿Me sigues?
—Perfectamente, pero ya se me ha olvidado por qué has empezado a contarme todo eso.
—A mí también —dijo riéndose y, al hacerlo, se tambaleó un poco y tuvo que agarrarse a él con más fuerza—. Creo que he bebido demasiado vino —explicó—. A ver... ¡Ya me acuerdo! Estábamos hablando de entrometerse en las vidas de otros, un ejercicio en el que mi abuelo, Daniel MacGregor, es el verdadero rey. Como casamentero no tiene rival. Te lo prometo, Malik, ese hombre es una especie de mago. Tengo... —hizo una pausa para contar con los dedos—. Creo que ya son siete los primos a los que ha conseguido casar. Es increíble.
—¿Cómo que los ha casado?
—No me preguntes cómo lo hace, pero siempre encuentra la persona perfecta, después deja que la naturaleza actúe y, antes de que se den cuenta, empiezan a sonar campanas de boda. Acabo de enterarme de que mi primo Ian y su esposa están esperando su primer hijo. Se casaron el otoño pasado.
—¿Y nadie le dice que se meta en sus asuntos?
—Claro que se lo dicen, constantemente. Pero él no hace ni caso. Supongo que pronto se encargará de Adria o de mi hermano Matthew.
—¿Y de ti?
—Creo que soy demasiado hábil para él. Conozco todos sus trucos y no tengo intención de enamorarme. ¿Y tú? ¿Has pasado por eso alguna vez?
—¿Si he pasado por qué?
—Por el amor, Malik, no seas obtuso.
—No creo que me interese.
—Pero seguro que lo habrá algún día —vaticinó con gesto pensativo.
De pronto se detuvo en seco.
—Maldita sea —protestó—. Es el coche de Johnny. Parece que ha venido de Nueva Jersey. Maldita sea. Bueno, tengo un plan —se volvió a mirarlo y cerró los ojos un segundo—. No debería haberme tomado la última copa.
—Eso parece, niña.
—Haz el favor de no llamarme «niña» para sentirte superior y guardar las distancias. Bueno, no importa. Lo que vamos a hacer es seguir caminando un poco más hasta que estemos justo enfrente de la ventana de la señora Wolinsky. Con mucha naturalidad, ¿de acuerdo?
—Es difícil, pero intentaré hacerlo.
—Me encanta ese sarcasmo tuyo. Escucha, cuando estemos delante de su ventana, nos detendremos porque seguro que estará mirando y enseguida se moverán las cortinas. Tú me avisas.
La idea le parecía inofensiva y lo cierto era que empezaba a gustarle que ____ se agarrase a su brazo. Se volvió a mirar hacia la ventana con disimulo.
—Ahí está.
—Ahora tienes que besarme.
—Ah, ¿sí?
—Y vas a tener que hacerlo bien para que la señora Wolinsky se dé cuenta de que Johnny no tiene nada que hacer. Te pagaré otros cincuenta dólares.
Zayn se pasó la lengua por los labios. ____ tenía la mirada lánguida y estaba tan hermosa como un capullo de rosa.
—Vas a darme cincuenta dólares por besarte.
—Es un extra. Quizá así consiga que Johnny vuelva a Nueva Jersey para siempre. Piensa que estás encima de un escenario. No significa nada. ¿Sigue mirando?
—Sí —pero ni siquiera se giró a comprobarlo.
—Estupendo. Hazlo bien. Que parezca romántico. Rodéame con tus brazos y luego inclínate hacia...
-____, sé cómo besar a una mujer.
—Claro. No pretendía ofenderte. Sólo quiero que salga bien para que...
Zayn decidió que la mejor manera de hacerla callar era hacerlo de una vez por todas. No la rodeó con los brazos, la agarró por la cintura y la atrajo hacia sí con fuerza. Vio cómo sus enormes ojos cafes se abrían de la sorpresa antes de que sus bocas se unieran y las palabras se secaran en su garganta.
Tenía razón, pensó ____ . Sabía muy bien cómo besar a una mujer. Vaya si lo sabía.
Tuvo que agarrarse a sus hombros y ponerse de puntillas.
No pudo evitar soltar un leve gemido.
La cabeza le daba vueltas y el corazón se le subió a la garganta. De pronto se sintió indefensa, perdida y temblorosa. El calor invadió su cuerpo.
Su beso era tan apasionado, tan ardiente, que sólo pudo dejarse llevar.
Era como en el sueño, pensó Zayn. Pero mejor, mucho mejor. El sabor de sus labios era único, en sus sueños no la había sentido temblar de ese modo y no había sumergido las manos en su cabello de ese modo mientras gemía de placer.
La apartó sólo un poco para ver si se le habían sonrojado las mejillas como le había pasado a él. Ella lo miró sin decir nada, pero sin soltarse de él.
—Éste corre de mi cuenta —murmuró antes de besarla de nuevo.
Se oyó la bocina de un coche, alguien maldijo y se oyó también una ventana cerrarse después de que un coche pasara junto a ellos, pero ____ no se enteró de nada de eso. Era como si estuvieran en una isla desierta con el mar mojándoles los pies.
Cuando la apartó por segunda vez, lo hizo muy despacio, movió las manos de un modo que casi pareció una caricia. Eso le dio tiempo a ___ para hacer que la cabeza dejara de darle vueltas.
Zayn habría deseado seguir besándola, devorarla. Deseaba sentir esa energía suya debajo de su cuerpo, abriéndose a él. Pero tenía la completa certeza de que después ambos se sentirían mal.
Así que la agarró por los hombros y la miró.
—Creo que con eso será suficiente.
—¿Suficiente? —repitió ella.
—Para convencer a la señora Wolinsky.
—¿La señora Wolinsky? —meneó la cabeza para recuperar la claridad mental—. Ah, sí, sí —respiró hondo y esperó poder actuar con normalidad en las próximas horas—. Si no se convence con esto, no se convencerá con nada. Besas de maravilla, Malik.
En sus labios apareció una sonrisa que no pudo controlar. Esa mujer era prácticamente irresistible.
—Tú tampoco lo haces nada mal, niña.
Ojalá que les guste!
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
wertyggujhuukgnghguyvhbfjhgyjdbnfyhvtfjbcnvjfmduvydvhnnbufyhnvufytjgnuj lo.... ame :O me va a dar un ataque al corazón
por favor tienes que seguirla
... y todavía estoy sin palabras ... fue ... perfecto
siguelaa
ATRT: Ale
por favor tienes que seguirla
... y todavía estoy sin palabras ... fue ... perfecto
siguelaa
ATRT: Ale
'''alexandra'''
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Per-Fect, maraton?! OMG!! como lo ameeee, su besoooo hay diossssss. te juro que cada vez que veo que subes un capitulo hago un BAILE DE LA VICTORIA! :eaea: :aysi: :calor: :bye:
zaynmultiverse
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Porque no la sigues?? :( :( siguela por favor, por favor :( :( :(
zaynmultiverse
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Holaa! lo sé, no he seguido la novela me siento terdible y les doy permiso para que me golpeen psicologicamente, las razon: en la escuela he tenido la semana copada con pruebas:cc, tuve que estudiar! la seguire hoy en la noche o si no mañana muy tempranito!! ^.^ Otra vez mil perdones!! :c Las amo<3<3 y muchos ponys para uds!! *-*
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
buee, te entiendo :)Wandoo:33 escribió:Holaa! lo sé, no he seguido la novela me siento terdible y les doy permiso para que me golpeen psicologicamente, las razon: en la escuela he tenido la semana copada con pruebas:cc, tuve que estudiar! la seguire hoy en la noche o si no mañana muy tempranito!! ^.^ Otra vez mil perdones!! :c Las amo<3<3 y muchos ponys para uds!! *-*
te esperareee :aah: :eaea:
'''alexandra'''
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Okiss entiendo hermosa no hay problema :)Wandoo:33 escribió:Holaa! lo sé, no he seguido la novela me siento terdible y les doy permiso para que me golpeen psicologicamente, las razon: en la escuela he tenido la semana copada con pruebas:cc, tuve que estudiar! la seguire hoy en la noche o si no mañana muy tempranito!! ^.^ Otra vez mil perdones!! :c Las amo<3<3 y muchos ponys para uds!! *-*
zaynmultiverse
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Capítulo 9
Mientras trabajaba, (TN) cantaba a dúo con Aretha Franklin. A su espalda, la brisa fresca de abril se colaba por la ventana abierta.
El día estaba tan radiante como su estado de ánimo.
Se volvió a mirarse al espejo e intentó poner cara de sorpresa para después poder plasmar esa misma expresión en el rostro de un personaje. Pero lo único que podía hacer era sonreír. Aquél no había sido su primer beso. La habían besado otros hombres y la habían abrazado. Pero comparar aquellos besos con lo sucedido el día anterior con su vecino de enfrente era como comparar un petardo con un ataque nuclear. Uno silbaba, explotaba y durante un momento resultaba entretenido. El otro estallaba y con ello cambiaba el paisaje durante siglos.
A ella la había dejado increíblemente atolondrada durante horas. Le encantaba sentirse así. ¿Había algo más maravilloso que sentirse débil y fuerte, tonta y sabia, confundida y alerta, todo al mismo tiempo?
Lo único que tenía que hacer era cerrar los ojos y dejar que su mente volviera de nuevo a aquel momento.
Se preguntaba qué pensaría él, qué sentiría. Nadie podría quedar impertérrito después de una experiencia de tal... magnitud. Él había estado junto a ella en el epicentro de aquel terremoto. Ningún hombre podía besar a una mujer de ese modo y no sufrir algún tipo de efecto secundario.
Volvió a cantar junto a Aretha y se centró de nuevo en el trabajo.
—¡Dios, (TN), aquí hace muchísimo frío!
—Hola, Jody —saludó con alegría a su amiga al levantar la vista del papel—. Hola, pequeño Charlie.
El pequeño sonrió desde los brazos de su madre.
—No hace tanto calor como para sentarse frente a la ventana abierta —protestó al tiempo que cerraba.
—Tenía calor —explicó (TN) mientras acariciaba al pequeño—. ¿No te parece un milagro que los hombres empiecen así? Después crecen y se convierten en... otra cosa.
—Sí —Jody frunció el ceño y observó a su amiga—. ¿Estás bien? —Le puso la mano en la frente—. No tienes fiebre. Saca la lengua.
(TN) obedeció.
—No estoy enferma. Estoy perfectamente.
Jody volvió a observarla sin el menor convencimiento.
—Voy a acostar a Charlie y después voy a preparar un café para que me cuentes qué está pasando.
—Muy bien —volvió a dejarse llevar por la ensoñación y comenzó a dibujar corazoncitos rojos sobre el papel.
Como le resultaba divertido, los hizo cada vez más grandes y después esbozó el rostro de Zayn dentro de uno de ellos.
Tenía un bonito rostro. Boca firme, ojos fríos y rasgos marcados. Unos rasgos que se endulzaban ligeramente cuando sonreía. Y sus ojos dejaban de ser fríos cuando se reía.
Le gustaba hacerle reír; siempre le parecía que tenía poca práctica. En eso podría ayudarlo. Después de todo, uno de sus pequeños talentos era hacer reír a la gente.
Además, una vez lo hubiese ayudado a conseguir un empleo estable, ya no tendría tanto de lo que preocuparse.
Le encontraría trabajo, se aseguraría de que comía bien y estaba segura de que podría encontrar a alguien que quisiera deshacerse de un sofá viejo. Eso le haría sentir mejor. Pero eso no era entrometerse en su vida como hacía el abuelo; no, ella sólo estaría ayudando a un vecino.
A un vecino increíblemente sexy, cuyos besos eran capaces de llevar a una mujer al paraíso.
Pero no era ése el motivo por el que iba a ayudarlo. También había ayudado al señor Puebles a encontrar un buen pedicuro.
Sólo se comportaba como una buena vecina, pero si con ello obtenía otros beneficios, ¿qué tenía de malo?
Jody observó a su pequeño hasta que se le cerraron los ojitos y fue a preparar café. En la cocina de (TN) se movía con tanta libertad como en la suya propia. Lo cierto era que en los últimos años, (TN) y ella estaban tan unidas como dos hermanas, quizá más, corrigió Jody. Sus dos hermanas siempre estaban presumiendo de sus maridos, de sus casas y de sus hijos... pero Jody pensaba que cualquiera pensaría que su Chuck y su Charlie eran mucho mejores que los maridos y los hijos de cualquiera de ellas dos.
A diferencia de sus hermanas, (TN) la escuchaba y había estado a su lado en el duro momento en el que había decidido dejar su trabajo para cuidar de Charlie. También había sido (TN) la que había estado ahí en los primeros días del niño, cuando Chuck y ella se aterraban cada vez que el bebé hacía el más leve ruido.
No había una amiga mejor en el mundo. Por eso era por lo que Jody estaba empeñada en ayudarla a ser tan feliz como lo era ella.
Subió la bandeja con los cafés al estudio.
—Gracias, Jody —le dijo (TN) cuando le dio su taza.
—La tira de esta mañana es genial. No puedo creer que Emily se enfundara una gabardina y un sombrero para seguir a don Misterioso por todo el Soho.
—Es una chica muy impulsiva —respondió (TN), que se había acostumbrado a hablar de Emily y del resto de personajes como si fueran personas reales—. Y también muy curiosa. Tenía que averiguar algo más de él.
—¿Y tú? ¿Te has enterado de algo relacionado con nuestro don Misterioso?
—Sí —respondió con un suspiro—. Se apellida Malik.
—Lo he oído —dijo Jody, automáticamente alerta—. Has suspirado.
—No, sólo he respirado hondo.
—De eso nada, has suspirado. ¿Qué quiere decir eso?
—Bueno, la verdad es que —se moría de ganas de contárselo—... anoche salimos juntos.
—¿Salieron juntos? ¿Quieres decir que tuvisteis una cita? —Jody acercó una silla y se sentó junto a ella—. ¿Dónde, cómo, cuándo? Quiero detalles, (TN).
—Está bien —(TN) se giró para mirar de frente a su amiga—. Ya sabes que la señora Wolinsky está empeñada en emparejarme con su sobrino.
—¿Aún sigue con eso? —Preguntó Jody con un resoplido de incomprensión—. ¿Cómo es posible que no se dé cuenta de que no tienen nada que ver el uno con el otro?
El tremendo cariño que sentía por Jody hizo que (TN) no le dijera que la señora Wolinsky no se daba cuenta de ello por el mismo motivo por el que ella no veía los defectos de su querido primo Frank.
—Ella lo adora. El caso es que anoche me había preparado otra cita con él y a mí no me apetecía nada. Tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie, sobre todo a la señora Wolinsky.
—A Chuck, sí.
—Los maridos quedan excluidos del voto de silencio, al menos en este caso. Bueno, le dije que ya tenía otra cita... con Malik.
—¿Tenías una cita con 3B?
—No, sólo se lo dije porque me pilló desprevenida y ya sabes que cuando miento me pongo a tartamudear.
—Deberías practicar más —opinó antes de darle un mordisco a uno de los bollitos que había subido con el café.
—Puede ser. Bueno, después de decírselo me di cuenta de que estaría mirando por la ventana para vernos salir juntos. Tenía que hacer un trato con Malik, así que le ofrecí cien dólares y le invité a cenar.
—Le pagaste —dijo Jody con los ojos abiertos de par en par—. Es genial. Jamás se me ocurrió pagar a un hombre para que saliera conmigo, ni siquiera en ese periodo de sequía que sufrí en el segundo año de universidad. ¿Y por qué cien dólares? ¿Acaso es la tarifa habitual?
—No lo sé, simplemente me pareció que estaba bien. Malik no tiene trabajo estable, así que pensé que le vendría bien el dinero y una cena caliente gratis. La verdad es que lo pasamos bien —en sus labios se dibujó una sonrisa—. Muy bien. Sólo comimos y charlamos... bueno, sobre todo hablé yo porque Malik no dice mucho.
—Malik—repitió Jody—. Sigue sonando muy misterioso. ¿No sabes su nombre?
—No se me ocurrió preguntárselo. Pero calla, que aún queda lo mejor. Veníamos caminando hacia casa y él parecía mucho más relajado, cuando vi el coche de Johnny Wolinsky y me entró el pánico. Pensé que la señora Wolinsky no iba a dejar de intentar encasquetármelo a menos que creyera que estaba con otro, así que le ofrecí otro trato a Malik; cincuenta dólares más a cambio de un beso.
Jody apretó los labios unos segundos.
—Pensé que eso habría estado incluido en el precio inicial.
—No, ya habíamos detallado las condiciones y además no había tiempo para negociar. La señora Wolinsky estaba mirando por la ventana, así que Malik me besó allí mismo, en la calle.
—¡Vaya! —Jody había dejado de comer y la miraba sin parpadear—. ¿Cómo fue? ¿Cómo te agarró?
—Más bien tiró de mí hacia sí.
—Dios. Me encanta cuando hacen eso.
—Me quedé pegada a él y de puntillas porque es muy alto.
—Sí que lo es —murmuró como si estuviera imaginando la escena—. Y muy fuerte.
—No puedes hacerte a la idea, Jody. Ese hombre es como una roca.
—Dios mío —dijo cerrando los ojos—. Bueno, estabas pegada a él, ¿y luego?
—Luego se inclinó sobre mí.
—Así fue como Chuck y yo acabamos en mi apartamento en nuestra sexta cita. Ningún hombre puede dejar de besarte cuando hace eso.
—Pues Malik lo hizo. Se detuvo y me miró fijamente.
—Madre mía.
—Y luego volvió a besarme otra vez.
—¿Te besó dos veces? —parecía a punto de echarse a llorar de la emoción.
—Fue... ¡increíble! —Confesó (TN) dejando que su amiga le agarrara la mano—. No sabes cómo besa.
—Dios, creo que voy a abrir la ventana porque empiezo a tener calor —se levantó a abrir—. Pero sigue.
—Fue como si me devorara. No sé qué me pasó... —ni sabía cómo describirlo—. La cabeza me daba vueltas.
—Explícate mejor, (TN), porque me tienes en ascuas —le pidió con impaciencia—. A ver, en una escala del uno al diez, ¿qué puntuación le darías?
—No, Jody, se sale de la escala.
Su amiga la miró fijamente.
—Eso es un mito.
—Te prometo que existe —aseguró (TN) con total seriedad—. Tengo pruebas irrefutables.
—Por el amor de Dios. Tengo que sentarme — lo hizo sin apartar la mirada de ella—. Un beso que se sale de la escala. Yo te creo, (TN). Muchas no lo harían, pero yo sí.
—Sabía que podía contar contigo.
—Sabes lo que eso significa, ¿verdad? Ahora no te valdrá nada, ni siquiera un beso digno de un diez. Siempre buscarás otro que se salga de la escala.
—Ya lo había pensado —afirmó (TN) con gesto pensativo—. Creo que se puede vivir perfectamente con besos de siete a diez, incluso después de una experiencia como ésta. Una puede ir a la luna, Jody, y visitar brevemente otros mundos, pero después tiene que volver a la tierra y seguir viviendo.
—Tienes razón —murmuró Jody, visiblemente emocionada—. Y eres muy valiente.
—Gracias. Claro que —comenzó a decir con una malévola sonrisa en los labios—... tampoco tiene nada de malo llamar de vez en cuando a su puerta.
Wandoo:33
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