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"Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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"Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Nombre: Vecina Perfecta
Autora: Nora Roberts
Adaptacion: Si
Género: Romance
Advertencias: Puede que haya una que otra escena u.u
Otras páginas: Pues como es adaptada ,sí esta en muchas otras páginas, pero no les dire para que la lean desde aqui, la novela original es con Liam
Sinopsis:
La vida y los amores de la extraordinaria familia MacGregor.
El nuevo apartamento del solitario Zayn Malik, igual que su vida, estaba tal y como él lo quería... vacío y oscuro. Fue entonces cuando la radiante _____ Campbell irrumpió en su organizada soledad y Zayn no pudo negar cierta fascinación por su alegre vecina.
Zayn creía haberle cerrado la puerta al amor para siempre y, sin embargo, de pronto se encontró deseando abrir su corazón a aquella vecina increíblemente perfecta.
Autora: Nora Roberts
Adaptacion: Si
Género: Romance
Advertencias: Puede que haya una que otra escena u.u
Otras páginas: Pues como es adaptada ,sí esta en muchas otras páginas, pero no les dire para que la lean desde aqui, la novela original es con Liam
Sinopsis:
La vida y los amores de la extraordinaria familia MacGregor.
El nuevo apartamento del solitario Zayn Malik, igual que su vida, estaba tal y como él lo quería... vacío y oscuro. Fue entonces cuando la radiante _____ Campbell irrumpió en su organizada soledad y Zayn no pudo negar cierta fascinación por su alegre vecina.
Zayn creía haberle cerrado la puerta al amor para siempre y, sin embargo, de pronto se encontró deseando abrir su corazón a aquella vecina increíblemente perfecta.
Última edición por Wandoo:33 el Miér 18 Sep 2013, 5:01 pm, editado 2 veces
Wandoo:33
Aviso Importante!
Subiré día por medio, si es que puedo antes mejor;). Es una novela hermosa, creo y ojalá que cuando la lean les encante tanto como a mí. Bueno, sólo es eso por el momento! :bye:
Última edición por Wandoo:33 el Lun 09 Sep 2013, 4:50 pm, editado 2 veces
Wandoo:33
"Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Capítulo 1
—¿Has hablado ya con él?
—¿Mm? —_____ continuó trabajando en su mesa de dibujo, dividiendo el papel diligentemente con la habilidad que daba la costumbre—. ¿Con quién tengo que hablar?
Se oyó un largo resoplido que obligó a ____ a morderse los labios para no sonreír. Conocía bien a su vecina Jody Myers y sabía perfectamente quién era ese «él».
—Del guapísimo señor misterioso del 3B. Vamos, ____, ya hace una semana que se mudó aquí y aún no ha hablado con nadie. Tú vives justo enfrente de él. Necesitamos algunos detalles.
—He estado bastante ocupada —____ levantó la mirada brevemente hacia Jody, que no dejaba de caminar por el estudio—. Ni siquiera me he fijado en él.
La primera respuesta de Jody fue resoplar de nuevo.
—Eso es imposible. Tú te fijas en todo.
Jody se acercó a la mesa de dibujo, se asomó por encima del hombro de ____ y arrugó la nariz. No había mucho que ver, sólo unas líneas azules; le gustaba más cuando ____ comenzaba a dibujar en las diferentes cuadrículas.
—Ni siquiera ha puesto el nombre en el buzón y nadie lo ve salir nunca durante el día. Ni siquiera la señora Wolinsky y es imposible esquivarla.
—A lo mejor es un vampiro.
—Vaya —Jody apretó los labios, intrigada con la idea—. Sería increíble, ¿verdad?
—Demasiado increíble —murmuró ___: antes de volver a concentrarse en el dibujo, mientras su vecina seguía yendo de un lado a otro y hablando sin parar.
A ____ no le molestaba tener compañía mientras trabajaba; de hecho le gustaba. Nunca sentía necesidad de aislarse, por eso estaba tan contenta de vivir en Nueva York, en un pequeño edificio, rodeada de vecinos ruidosos.
Y no sólo era algo que le satisfacía en el aspecto personal, también le resultaba muy provechoso para su trabajo.
De todos los ocupantes del antiguo almacén convertido en viviendas, Jody Myers era la preferida de ___. Tres años antes, cuando ____ se había trasladado allí, Jody era una recién casada llena de energía, que tenía la firme convicción de que todo el mundo debía encontrar la felicidad que ella disfrutaba.
Lo que quería decir, según intuía ____, que todo el mundo debía casarse.
El nacimiento del adorable Charlie, ya de ocho meses, no había hecho más que reafirmar a Jody en sus ideas. Y ___ sabía que era el primer objetivo de su vecina.
—¿Ni siquiera te has cruzado con él en el pasillo? —le preguntó Jody.
—No, todavía no —___ se llevó el lápiz a los labios. Tenía los ojos verdes como el mar al atardecer, tan verdes que habrían resultado tremendamente seductores si en ellos no hubiera siempre un brillo de simpatía y buen humor—. La verdad es que creo que la señora Wolinsky está perdiendo facultades porque yo sí lo he visto durante el día... lo que desmonta la teoría de que sea un vampiro.
—¿Lo has visto? —preguntó Jody rápidamente—. ¿Cuándo? —Acercó un taburete para sentarse a su lado—. ¿Dónde? ¿Cómo?
—¿Cuándo? Al amanecer. ¿Dónde? Saliendo hacia la avenida Grand. ¿Cómo? Tenía insomnio —dejándose llevar por el espíritu de Jody, ___ giró el taburete y miró a su vecina con una sonrisa en los labios—. Me desperté muy temprano y no podía dejar de pensar en los pasteles que habían quedado de la fiesta de la otra noche.
—Eran explosivos —recordó Jody.
—Sí, me di cuenta de que no iba a poder volver a dormir, así que vine a trabajar un poco. Antes de sentarme a la mesa miré por la ventana y entonces lo vi salir. Debe de medir un metro noventa y tiene unos hombros...
Las dos cerraron los ojos al imaginarlo.
—Llevaba una bolsa de deportes, así que supongo que iba al gimnasio. Desde luego, nadie tiene esos hombros si se pasa el día sentado en el sofá comiendo patatas fritas y bebiendo cerveza.
—¡Te pillé! —exclamó Jody con gesto triunfal—. Te interesa.
—Tengo ojos, Jody. Ese tipo es increíblemente guapo; tiene un aire de misterio y un trasero... Cualquier mujer se habría recreado la vista.
—¿Y por qué limitarte a eso? ¿Por qué no llamas a su puerta y le llevas unas galletas o algo así? Puedes darle la bienvenida al barrio y averiguar qué hace ahí todo el día, si es soltero, en qué trabaja... —dejó de hablar de pronto y levantó la cabeza—. Ese es Charlie, se ha despertado.
—Yo no he oído nada —_____ estiró el cuello hacia la puerta y se encogió de hombros al no percibir ningún ruido—. Jody, desde que diste a luz, tienes un oído impresionante.
—Voy a cambiarle y llevarlo a dar un paseo. ¿Vienes?
—No puedo. Tengo que trabajar.
—Entonces te veré esta noche. La cena es a las siete.
—Muy bien —____ se esforzó por sonreír.
En la cena estaría el aburrido primo de Jody, Frank. ¿Cuándo reuniría el valor necesario para decirle a Jody que dejara de intentar buscarle pareja? Seguramente cuando consiguiera decírselo también a la señora Wolinsky y al señor Puebles, del primer piso, y a la mujer de la lavandería. ¿A qué venía esa obsesión por encontrarle al hombre perfecto?
Tenía veinticuatro años y era feliz siendo soltera. Eso no significaba que no quisiera formar una familia algún día y quizá tener una casa con jardín y un perro para los niños. Sí, tenían que tener un perro.
Pero eso sería en el futuro. Por el momento le gustaba su vida como estaba.
Apoyó los codos en la mesa y, descansando la barbilla en las manos, se permitió mirar por la ventana y soñar despierta un rato. Debía de ser la primavera lo que hacía que estuviera tan inquieta y llena de energía.
Se le pasó por la cabeza la idea de ir a dar ese paseo con Jody y Charlie, pero justo en ese momento la oyó salir por la puerta.
Mejor, así tendría que volver a trabajar. Se centró en el primer cuadrado del cómic Amigos y vecinos.
Tenía buena mano para el dibujo, una habilidad que había heredado de sus padres. Su madre era una respetada pintora de fama internacional y su padre era el genio que había creado el popular cómic Macintosh. Ambos habían transmitido a ____ y a sus hermanos el amor al arte.
Al marcharse del seguro hogar de la familia en Maine, ____ había tenido la certeza de que si las cosas le iban mal en Nueva York, sus padres volverían a recibirla con los brazos abiertos.
Pero no había sido así.
En los últimos tres años él éxito de su tira cómica no había hecho más que crecer. ____ se sentía orgullosa de su trabajo, de la simplicidad con la que transmitía ternura y sentido del humor en situaciones cotidianas.
No intentaba imitar la ironía ni las acidas sátiras políticas de la obra de su padre. A ella lo que le hacía reír era la vida de todos los días: las colas para entrar al cine, el encontrar los zapatos ideales o sobrevivir a otra cita a ciegas.
Muchos creían que Emily era un personaje autobiográfico, pero para ___ era una fuente de ideas inagotable en la que jamás se veía reflejada. Al fin y al cabo, Emily era una rubia escultural que tenía tan mala suerte con los hombres como para conseguir que le durara algún empleo.
____ tenía el pelo castaño, estatura media y una carrera de éxito.
En cuanto a los hombres, no eran una de las prioridades de su vida, por lo que no le preocupaba si tenía suerte o no con ellos.
Frunció el ceño al darse cuenta de que seguía tamborileando con el lápiz en lugar de dibujar. No conseguía concentrarse. Se pasó la mano por el pelo, apretó los labios y se encogió de hombros. Quizá le hiciera bien tomarse un descanso y comer algo.
Se puso en pie y se colocó el lápiz detrás de la oreja sin darse cuenta, una costumbre que llevaba intentando quitarse desde la adolescencia. Salió del estudio y bajó las escaleras.
Su apartamento tenía una luz maravillosa que entraba por las tres enormes ventanas del salón, por las que también entraba el ruido de la calle que no la había dejado dormir durante sus primeras semanas en la ciudad.
Fue descalza hasta la cocina. Se movía con elegancia, algo que también había heredado de su madre y que le había sido de utilidad para sus clases de ballet, unas clases que les había suplicado a sus padres y de las que después había acabado cansándose.
Abrió la nevera y pensó en qué le apetecía. Entonces lo oyó.
La música triste y sensual del saxo. El misterioso habitante del apartamento 3B no tocaba todos los días, pero a _____ le gustaría que lo hiciese.
Las melodías procedentes de su casa siempre la conmovían.
¿Se habría trasladado a Nueva York para ganarse la vida como músico? Se preguntó.
Lo que era seguro era que tenía el corazón roto. Y sin duda por culpa de una mujer, quizá una fría pelirroja que lo había cautivado y después le había pisoteado el corazón con sus zapatos de tacón.
Estaba adquiriendo la costumbre de imaginarse cómo era la vida de aquel hombre.
Unos días antes se había inventado una vida en la que, con sólo dieciséis años, había tenido que huir de su violenta familia y había sobrevivido tocando música en las calles de Nueva Orleans, desde allí había viajado al norte mientras su familia lo buscaba por todo el país.
No se le había ocurrido ningún motivo por el que podrían buscarlo, pero no era realmente importante.
Él andaba huyendo y la música era su único consuelo.
Otro día había llegado a la conclusión de que era un agente del gobierno trabajando de incógnito.
Quizá un ladrón de joyas que se escondía de la ley.
O un asesino en serie en busca de una nueva víctima. _____ se rió de sí misma al ver los ingredientes que había sacado de la nevera sin siquiera darse cuenta. Fuera quien fuera su vecino, parecía que iba a prepararse las galletas que le había sugerido Jody.
Wandoo:33
"Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Capítulo 2
Se llamaba Zayn Malik y no se consideraba especialmente misterioso.
Sólo le gustaba disfrutar de privacidad, una necesidad que lo había llevado a instalarse en el corazón de una de las ciudades más tumultuosas del mundo.
Pero sólo de manera temporal, pensó mientras guardaba el saxo en su funda.
En sólo un par de meses las obras de rehabilitación de su casa habrían terminado y podría volver a las costas de Connecticut.
Algunos decían que era su fortaleza y a él no le importaba. Un hombre podía ser perfectamente feliz viviendo en soledad en su fortaleza durante algunas semanas. Una fortaleza a la que nadie podía entrar a menos que las puertas estuviesen abiertas.
Comenzó a subir las escaleras. Sólo utilizaba el salón casi vacío para tocar, o para hacer ejercicio si no le apetecía ir al gimnasio.
Era en la segunda planta donde vivía... temporalmente, pensó de nuevo.
Lo único que necesitaba allí era una cama, un par de cajones y una mesa firme para el ordenador y para todos los papeles que generaba.
Si por él hubiera sido, no habría tenido teléfono, pero su agente lo había obligado a tener un móvil y le había suplicado que siempre lo tuviera encendido.
Y normalmente lo hacía... salvo cuando no le apetecía.
Zayn se sentó a la mesa, contento de que la música le hubiera despejado un poco la cabeza. Amanda, su agente, estaba impaciente por el ver el progreso de su última obra; de nada servía que Zayn le dijera que estaría acabada cuando lo estuviera, ni un minuto antes ni un minuto después.
El problema del éxito era que acababa convirtiéndose en una presión.
Cuando uno hacía algo que gustaba, el público esperaba que volviera a hacer lo mismo una y otra vez, sólo que más rápido y mejor. A Zayn no le interesaba lo más mínimo lo que quisiese la gente. Podían tirar abajo las puertas del teatro para ver su próxima obra, darle otro premio Pulitzer y otro Tony.
También podían no acercarse al teatro o reclamar que les devolvieran el dinero de las entradas.
Pero, pasase lo que pasase, lo que importaba era el trabajo, algo que debía importarle sólo a él.
Económicamente estaba seguro y, según Amanda, ése era su problema. Como no tenía necesidad de dinero, era arrogante y distante con el público.
Claro que también decía que eso era lo que lo hacía un genio.
Se sentó en la gran sala. Era un hombre alto y fuerte, con el pelo de color visón y los ojos azules. Apretó los labios mientras leía las palabras que había ya escritas en el monitor.
Se olvidó de los ruidos de la calle que inundaban la casa noche y día y se adentró en el alma del hombre que él mismo había creado.
Un hombre que luchaba denodadamente por sobrevivir a sus propios deseos.
El sonido del timbre de la puerta le hizo maldecir en voz alta. Consideró la idea de no levantarse a ver quién era, pero pensó que el intruso iría una y otra vez hasta que lo atendiera.
Probablemente fuera la anciana con ojos de águila que vivía en el piso de abajo; ya había estado a punto de agarrarlo un par de noches cuando salía camino del club.
A Zayn se le daba bien esquivar ese tipo de ataques, pero empezaba a resultarle muy molesto.
Pero lo que vio al otro lado de la mirilla no fue a la mujer con ojos de pájaro, sino a una hermosa joven de pelo castaño y unos enormes ojos verdes.
Sin aún abrir la puerta, se preguntó qué demonios querría.
Como lo había dejado tranquilo durante casi una semana, había llegado a la conclusión de que seguiría haciéndolo, lo cual la habría convertido en la vecina perfecta para él.
Finalmente abrió la puerta, contrariado de que aquella mujer hubiera decidido estropear tal perfección.
—¿Sí?
—Hola —sí, pensó ____, estaba aún mejor mirándolo de cerca—. Soy ____ Campbell, del 3A —añadió señalando a su puerta con una sonrisa en los labios.
Él levantó una ceja.
—Muy bien.
Un hombre de pocas palabras, decidió ____ sin dejar de sonreír, mientras deseaba que dejara de mirarla sólo un segundo para poder asomarse ligeramente y ver el interior de su apartamento. No podría intentarlo siquiera mientras siguiera observándola tan fijamente.
—Te he oído tocar hace un rato. Trabajo en casa y las paredes son muy finas.
Si había ido a quejarse del ruido, no iba a servirle de nada, pensó Zayn.
Tocaba el saxo cuando le apetecía y no pensaba dejar de hacerlo. Siguió observándola fríamente; la nariz ligeramente respingona, los labios carnosos, los pies delgados con las uñas pintadas de rosa.
—Siempre se me olvida encender la radio.
Siguió hablando alegremente y, al hacerlo, a su mejilla asomaba un pequeño hoyuelo.
—Así que es muy agradable oírte tocar. A Ralph y Sissy les gustaba mucho Vivaldi, lo cual está muy bien, pero acaba resultando un poco monótono si no escuchas otra cosa. Ralph y Sissy eran los que vivían en tu apartamento —le explicó—. Se mudaron a White Plains después de que Ralph tuviera una aventura con una dependienta de Saks. Bueno, en realidad no llegó a pasar nada entre ellos, pero Ralph estaba pensándoselo y Sissy decidió que sería mejor irse a vivir a otro sitio antes de despellejarlo en el divorcio. La señora Wolinsky no les da más de seis meses, pero yo creo que podrían solucionarlo. Bueno...
Le ofreció un plato amarillo con unas galletas de chocolate.
—Te he traído unas galletas.
Zayn las miró unos segundos.
____ aprovechó para echar un vistazo al salón del apartamento. El pobre no tenía ni un sofá.
—¿Por qué? —le preguntó mirándola de nuevo.
—¿Por qué qué?
—¿Por qué me has traído galletas?
—Pues porque acabo de hacerlas. A veces, cuando no puedo concentrarme en el trabajo me pongo a cocinar y, si me como todo lo que hago, me odio a mí misma —volvió a aparecer el hoyito de su mejilla—. ¿No te gustan las galletas?
—No tengo nada en su contra.
—Bueno, entonces espero que las disfrutes —dijo poniéndole el plato en las manos—. Bienvenido al edificio. Si alguna vez necesitas algo, yo suelo estar en casa. Y si quieres saber algo del resto de los vecinos, puedo ponerte al día. Llevo algunos años viviendo aquí y conozco a todo el mundo.
—Muy bien —dijo dando un paso atrás y le cerró la puerta en las narices.
____ se quedó allí de pie, sorprendida por su brusquedad.
En sus veinticuatro años de vida nunca nadie le había dado con la puerta en las narices y, ahora que ya sabía lo que era, podía decir con total seguridad que no le gustaba nada.
Se contuvo de volver a llamar a la puerta para quitarle las galletas; se negaba a caer tan bajo. Así pues, se dio media vuelta y volvió a su casa.
Ya conocía al señor misterioso y sabía que era increíblemente atractivo, pero también que era maleducado como un jovencito malcriado al que le hacía falta un buen azote en el trasero.
Pero no importaba. No volvería a cruzarse en su camino.
No cerró la puerta de su casa de golpe, no quería darle esa satisfacción, pero una vez al otro lado de la puerta, se permitió hacer unos cuantos gestos infantiles que le hicieron sentir algo mejor.
Pero el caso era que aquel hombre tenía sus galletas, su dulce preferido, y todo su rencor, algo que no sentía a menudo. Y ella seguía sin saber su nombre.
Zayn no se arrepintió de su comportamiento en ningún momento. Esperaba así haber conseguido que su guapa vecina no volviese a llamar a su puerta con su nariz respingona y sus pies sexys. Lo que menos necesitaba en aquellos momentos era un comité de bienvenida, sobre todo si lo encabezaba una mujer con ojos de hada.
Dios, se suponía que en Nueva York nadie hablaba con sus vecinos. Pero, con su suerte, seguro que su vecinita sería soltera, si hubiera estado casada habría mencionado a su maravilloso esposo, y como trabajaba en casa, se encontraría con ella cada vez que saliese al pasillo.
El hecho de que además hiciese las mejores galletas de chocolate que había probado en su vida era sencillamente imperdonable.
Había conseguido no hacerles el menor caso mientras trabajaba. Cuando las palabras fluían, Zayn Malik. era capaz de trabajar en medio del holocausto nuclear. Pero cuando finalmente se había alejado del ordenador, se había acordado de que estaban en la cocina y no había podido dejar de pensar en ello mientras se duchaba y trataba de deshacer la tensión muscular provocada por horas de estar sentado en una postura que su profesora de tercero, la hermana Mary Joseph, habría considerado deplorable.
Así que cuando, una vez vestido, había salido a tomarse una merecida cerveza, había mirado el plato y había apartado el plástico que lo cubría. ¿Qué pasaría si comía un par de ellas? De nada serviría tirarlas a la basura; al fin y al cabo, ya le había dejado bien claro a la atractiva ____ que no tenía el menor interés en socializar con los vecinos.
Comió una y lanzó un gruñido de aprobación. Al morder la segunda, cerró los ojos con deleite.
Cuando llevaba casi dos docenas, se maldijo a sí mismo. Era como una droga. Miró el plato casi vacío con una mezcla de glotonería y rabia. Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, puso las galletas que quedaban en un cuenco y cruzó la habitación en busca de su saxo.
Antes de ir al club tendría que dar varias vueltas a la manzana para bajar todas las galletas que había devorado.
Al abrir la puerta la oyó subir las escaleras y poco después pudo escuchar su voz, algo que le hizo enarcar la ceja, pues se fijó en que estaba sola.
—Nunca más —murmuró ella—. Esa mujer puede clavarme palillos bajo las uñas o quemarme los ojos, pero no volveré a pasar por esta tortura nunca más. Está decidido.
Por la pequeña rendija que había dejado abierta, Zayn vio que se había cambiado de ropa; ahora llevaba unos pantalones anchos negros, una americana del mismo color, una blusa roja y unos pendientes largos.
Siguió hablando sola mientras buscaba algo en un bolso diminuto.
—La vida es demasiado corta como para perder dos preciosas horas. No volveré a permitir que me haga esto. Soy capaz de decirle que no, sólo tengo que practicar un poco. ¿Dónde demonios están mis llaves?
Se sobresaltó al oír la puerta que sonaba a su espalda y se dio media vuelta. Zayn se dio cuenta de que llevaba dos pendientes distintos y se preguntó si sería una moda o un descuido. Como no podía encontrar las llaves en un bolso tan pequeño como la palma de su mano, decidió que se trataba de lo segundo.
Parecía nerviosa y olía incluso mejor que sus galletas. Eso hizo que Zayn se enfadara aún más con ella.
—Espera un momento —se limitó a decir él antes de volver al interior de su apartamento a buscar el plato de las galletas.
____ no tenía intención alguna de esperar, por fin había encontrado las llaves en el bolsillo interior en el que las había metido para poder encontrarlas fácilmente, pero él fue más rápido y cuando volvió a aparecer, llevaba la funda del saxo en una mano y su plato en la otra.
—Aquí tienes —Zayn no iba a preguntarle por qué estaba de tan mal humor, pues estaba seguro de que si lo hacía, ella se lo contaría con pelos y señales.
—De nada —replicó ____ quitándole el plato de la mano. Estaba tan aturdida después de pasar dos horas escuchando la monótona voz del primo de Jody hablando de la bolsa, que decidió decirle un par de cosas al señor misterioso—. Escucha, si no quieres que seamos amigos, me parece perfecto. Yo no necesito más amigos —aseguró enfáticamente—. De hecho, tengo tantos que no puedo aceptar ni uno más hasta que alguno de ellos se marche de la ciudad. Pero eso no es excusa para que te comportes como un verdadero cretino. Lo único que hice fue presentarme y llevarte unas malditas galletas.
Zayn estuvo a punto de sonreír, pero hizo un esfuerzo para no hacerlo.
—Unas galletas muy buenas —dijo sin pararse a pensarlo, pero lamentó haberlo hecho en cuanto vio que la expresión de sus ojos cambiaba de pronto.
—¿De verdad?
—Sí —se dio media vuelta y la dejó allí, completamente desconcertada y con una curiosidad que no quería sentir.
Así pues, ____ se dejó llevar por el impulso, uno de sus pasatiempos preferidos, y entró en casa para dejar el plato y después de sólo unos segundos, volvió a salir para seguirlo.
Bajó las escaleras de puntillas pero tan rápido como pudo para no perderlo. Al salir del edificio él ya estaba a media manzana de distancia. Caminaba con grandes zancadas, pensó antes de ir tras él. Aquello sería un buen argumento para una tira de Emily, claro que ella habría ido escondiéndose detrás de cada farola, o con la espalda pegada a las paredes por si él se daba la vuelta.
El corazón le dio un bote dentro del pecho al verlo girarse con un gesto distraído que la obligó a esconderse de verdad detrás de una farola. Siguió caminando y ella tras él, lamentando llevar tacones en lugar de unos cómodos zapatos planos.
Después de veinte minutos persiguiéndolo, los pies la estaban matando y la emoción se había convertido en cansancio. ¿Acaso se dedicaba a pasear con el saxofón a cuestas todas las noches? Quizá aquel hombre no fuera un maleducado sino un loco.
Quizá acababa de salir de un hospital psiquiátrico y por eso no sabía cómo comportarse con la gente de un modo normal.
Su familia lo había encerrado para que no pudiera reclamar la herencia de su riquísima y querida abuela, que había muerto en extrañas circunstancias y le había dejado a él toda su fortuna. Tantos años encerrado y controlado por un psiquiatra corrupto le habían hecho perder la cabeza.
Sí, eso era lo que habría imaginado Emily... y habría estado segura de que con cariño y amor podría curarlo. Después todos sus amigos y vecinos habrían intentado convencerla de que no lo hiciera, pero ella habría conseguido implicarlos en sus planes.
Y antes de que se dieran cuenta, el señor misterioso habría...
____ se detuvo en seco al verlo entrar en un pequeño club llamado Delta's.
Por fin, pensó pasándose la mano por el pelo. Ahora sólo tendría que colarse, encontrar un rincón oscuro y ver qué pasaba.
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.............................................
JOHANNASAID
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Holaaaa nueva fiel lectoraa
Amo tu move me encanta
Me llamo Milagros podes dexirme Milu o Miluchis espero que nos llevemos muy bien
Seguila linda
Milu xx
Amo tu move me encanta
Me llamo Milagros podes dexirme Milu o Miluchis espero que nos llevemos muy bien
Seguila linda
Milu xx
Milu Acosta Malik Bieber
"Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Que lindas!! Gracias por leer!:(L): Nos llevaremos excelente! :)
Aquí viene el nuevo capítulo..
Capítulo 3
El lugar olía a whisky y a humo. A ____ no le resultó desagradable, era parte del ambiente del local. Un ambiente de luz tenue que iluminaba el escaso escenario. Las mesas redondas y poco más grandes que un plato de postre abarrotaban la sala y, aunque la mayoría estaban ocupadas, apenas había ruido.
____ llegó a la conclusión de que en sitios como aquél la gente hablaba susurrando; planeaban romances o disfrutaban de los ya existentes.
Sentados a una barra de robusta madera, otros clientes bebían sus copas y las protegían con los brazos como si alguien fuera a robárselas.
Era un lugar propio de una película de los años cuarenta. Una de esas historias en las que la heroína llevaba vestidos largos y estrechos, los labios pintados y el cabello rubio cayéndole sobre la cara, mientras cantaba canciones que hablaban de todos los hombres que le habían hecho daño.
Mientras ella cantaba, el hombre que la deseaba, y que le había hecho daño, hundía su mirada pensativa en un whisky.
En otras palabras, pensó ____ con una sonrisa, era un lugar perfecto.
Esforzándose en no llamar la atención, ocupó una mesa junto a la pared del fondo del local y lo observó entre el humo y los vapores del whisky.
Iba vestido de negro. Vaqueros y camiseta metida por dentro del pantalón. Se había quitado la chaqueta de cuero con la que se había protegido del frío. Estaba hablando con una mujer guapísima ataviada con un estrecho vestido rojo, que marcaba las curvas de su cuerpo. Su risa retumbó en toda la sala con enorme sensualidad.
Fue entonces cuando ____ lo vio sonreír por primera vez. Aunque el modo en que sus labios se curvaron e iluminaron su rostro no podía describirse como una simple sonrisa. Era un gesto lleno de diversión, afecto y sentido del humor. Un gesto que hizo que ____ sonriera también.
Supuso que la bella amazona debía de ser su amante. Y tuvo la completa certeza de que así era cuando ella le agarró el rostro entre ambas manos y lo besó. Por supuesto, pensó ____, un hombre así, lleno de secretos y misterios, tenía que tener una amante exótica con la que se encontraba en un lugar oscuro y lleno de humo, ambientado por música triste y sensual.
La escena le pareció tan romántica que de sus labios salió un suspiro.
Ya en el escenario, Delta le dio un cariñoso pellizco en la mejilla a Zayn.
—¿Ahora te siguen las mujeres?
—Es una lunática.
—¿Quieres que pida que la echen?
—No —no se volvió a mirarla, pero podía sentir sus enormes ojos verdes clavados en él—. Me parece que es inofensiva.
Los ojos castaños de Delta se llenaron de un brillo malévolo.
—Entonces tendré que fijarme bien en ella. Tengo que ver cómo es la mujer que acosa a mi querido labios de azúcar. ¿No crees, André?
El tipo delgado que se sentaba al piano levantó la mirada de las teclas y sonrió levemente.
—Pero no le hagas daño, Delta. Es muy jovencita. ¿Preparado? —le preguntó a Zayn
—Empieza tú, yo te sigo.
Mientras Delta abandonaba el escenario, los dedos largos y finos de André comenzaron a hacer magia con las teclas del piano. Zayn se dejó llevar por las notas y, con los ojos cerrados, dejó que la música fluyera.
La melodía lo arrastró. Conseguía hacer desaparecer de su mente las palabras, la gente y las escenas que a menudo lo aturdían. Cuando tocaba no existía nada más que la música y el placer de producirla.
Una vez le había dicho a Delta que era como el sexo; te vaciaba por dentro y a la vez te daba algo nuevo. Y siempre se hacía demasiado corto.
Al fondo del local, ____ se sumergió en la música, se dejó llevar por el melancólico blues. Se dio cuenta entonces de que era muy diferente verlo tocar a simplemente escucharlo al otro lado de las paredes. La música unida a la imagen tenía mucho más poder, era más conmovedora y mucho más sexy.
Era una música para llorar. Para hacer el amor. Para soñar.
Estaba tan absorta en el escenario, que no vio acercarse a Delta.
—Tú dirás, guapa.
—Mm —____ levantó la mirada, distraída, y sonrió levemente—. Es maravilloso. Esta música llega al corazón.
Delta enarcó una ceja. La muchacha tenía un rostro hermoso; con esa nariz respingona y esos ojos grandes, no parecía una lunática.
—¿Vas a tomar algo o sólo vas a ocupar una mesa?
—Ah —claro, pensó ____, en un lugar así había que consumir—. Es música de whisky —dijo con otra sonrisa—. Quiero un whisky.
Delta levantó la ceja un poco más.
—No tienes pinta de tener edad suficiente para pedir un whisky.
____ ni siquiera se molestó en suspirar; estaba demasiado acostumbrada a aquella situación. Se limitó a sacar el carné de conducir del bolso y mostrárselo.
Delta lo observó detenidamente.
—Muy bien, ____ Angela Campbell, te traeré tu whisky.
—Gracias —satisfecha, ____ apoyó la barbilla en las manos y volvió a concentrarse en la música.
Unos segundos después se sorprendió cuando Delta volvió con dos vasos en lugar de uno y se sentó junto a ella.
—¿Y qué haces en un sitio como éste, joven ____?
____ abrió la boca, pero enseguida se dio cuenta de que no podía decirle que había ido siguiendo a su misterioso vecino por todo el Soho.
—Vivo muy cerca de aquí. Supongo que seguí un impulso —levantó el vaso y señaló con él el escenario—. Me alegro de haberlo hecho —dijo antes de beber.
Delta la observó detenidamente. Tenía aspecto de animadora de instituto, pero había que reconocer que bebía whisky como un hombre.
—Vas por ahí a estas horas de la noche tú sola, alguien podría hacerte algo, pequeña.
____ la miró por encima del borde del vaso.
—No lo creo, grande.
Delta asintió.
—Soy Delta Pardue —se presentó chocando su vaso con el de ____—. Soy la propietaria del local.
—Pues me gusta mucho, Delta.
—Puede ser —dijo con una carcajada—. De lo que estoy segura es de que te gusta mucho mi hombre —añadió mirando al escenario—. No le has quitado los ojos de encima desde que has entrado.
____ dio otro trago con gesto pensativo, tenía que meditar bien cómo actuar. No tenía la menor duda de que sabía cuidarse en las calles de Nueva York o de cualquier otro lugar, pero Delta era mucho más grande que ella y, como muy bien le había recordado, se trataba de su local y de su hombre. Sería mejor no hacerla enfadar.
—Es muy atractivo —admitió con relajación—. Resulta difícil no mirarlo, así que, si te parece bien, seguiré haciéndolo. No creo que vaya a mirarme siquiera teniendo a una mujer como tú cerca.
Delta se echó a reír de nuevo.
—Parece que sí que sabes cuidarte sólita. Eres una chica lista.
____ se rió también.
—Sí que lo soy, sí. Y de verdad me gusta mucho tu local. ¿Cuánto tiempo hace que lo tienes?
—Dos años.
—¿Y antes de eso? Por tu acento, supongo que eres de Nueva Orleans.
Delta ladeó la cabeza.
—Tienes buen oído.
—Es que tengo familia en Nueva Orleans. Mi madre se crió allí.
—No conozco a ningún Campbell. ¿Cuál era el apellido de soltera de tu madre?
—Grandeau.
—Conozco muchos Grandeau. ¿Eres familia de la señorita Adelaide?
—Es mi tía abuela.
—Una gran dama.
____ se echó a reír y después tomó un trago.
—Una mujer tan fría como el invierno. Mis hermanos y yo solíamos creer que era una bruja.
—Tiene mucho poder, pero sólo por su dinero y por su nombre. ¿Así que eres una Grandeau? ¿Y quién es tu madre?
—Genviéve Grandeau Campbell, la pintora.
—La señorita Gennie —Delta dejó el vaso sobre la mesa con una sonora carcajada—. La hija de la señorita Gennie en mi local. El mundo es increíble.
—¿Conoces a mi madre?
—Mi madre le limpiaba la casa a tu abuela, querida.
—¿Mazie? ¿Eres la hija de Mazie? —Impulsada por ese vínculo inmediato, ____ le agarró la mano a Delta—. Mi madre hablaba de Mazie todo el tiempo. Fuimos a visitarla una vez cuando yo era niña y nos dio unos bollitos recién hechos. Me acuerdo de que nos sentamos en el porche, bebimos limonada y mi padre le hizo un dibujo.
—Lo puso en el salón, estaba muy orgullosa de él. Yo estaba en la ciudad cuando vino tu familia. Estaba trabajando, pero mi madre estuvo semanas hablando de vuestra visita. Siempre quiso mucho a la señorita Gennie.
—Verás cuando le diga que te he conocido. ¿Qué tal está tu madre, Delta?
—Murió el año pasado.
—Vaya —le puso también la otra mano sobre la suya—. Lo siento mucho.
—Tuvo una vida estupenda y murió mientras dormía, así que supongo que también tuvo una buena muerte. Tus padres vinieron al funeral. Vienes de una gran familia, pequeña ____.
—Lo sé. Tú también.
Aquí viene el nuevo capítulo..
Capítulo 3
El lugar olía a whisky y a humo. A ____ no le resultó desagradable, era parte del ambiente del local. Un ambiente de luz tenue que iluminaba el escaso escenario. Las mesas redondas y poco más grandes que un plato de postre abarrotaban la sala y, aunque la mayoría estaban ocupadas, apenas había ruido.
____ llegó a la conclusión de que en sitios como aquél la gente hablaba susurrando; planeaban romances o disfrutaban de los ya existentes.
Sentados a una barra de robusta madera, otros clientes bebían sus copas y las protegían con los brazos como si alguien fuera a robárselas.
Era un lugar propio de una película de los años cuarenta. Una de esas historias en las que la heroína llevaba vestidos largos y estrechos, los labios pintados y el cabello rubio cayéndole sobre la cara, mientras cantaba canciones que hablaban de todos los hombres que le habían hecho daño.
Mientras ella cantaba, el hombre que la deseaba, y que le había hecho daño, hundía su mirada pensativa en un whisky.
En otras palabras, pensó ____ con una sonrisa, era un lugar perfecto.
Esforzándose en no llamar la atención, ocupó una mesa junto a la pared del fondo del local y lo observó entre el humo y los vapores del whisky.
Iba vestido de negro. Vaqueros y camiseta metida por dentro del pantalón. Se había quitado la chaqueta de cuero con la que se había protegido del frío. Estaba hablando con una mujer guapísima ataviada con un estrecho vestido rojo, que marcaba las curvas de su cuerpo. Su risa retumbó en toda la sala con enorme sensualidad.
Fue entonces cuando ____ lo vio sonreír por primera vez. Aunque el modo en que sus labios se curvaron e iluminaron su rostro no podía describirse como una simple sonrisa. Era un gesto lleno de diversión, afecto y sentido del humor. Un gesto que hizo que ____ sonriera también.
Supuso que la bella amazona debía de ser su amante. Y tuvo la completa certeza de que así era cuando ella le agarró el rostro entre ambas manos y lo besó. Por supuesto, pensó ____, un hombre así, lleno de secretos y misterios, tenía que tener una amante exótica con la que se encontraba en un lugar oscuro y lleno de humo, ambientado por música triste y sensual.
La escena le pareció tan romántica que de sus labios salió un suspiro.
Ya en el escenario, Delta le dio un cariñoso pellizco en la mejilla a Zayn.
—¿Ahora te siguen las mujeres?
—Es una lunática.
—¿Quieres que pida que la echen?
—No —no se volvió a mirarla, pero podía sentir sus enormes ojos verdes clavados en él—. Me parece que es inofensiva.
Los ojos castaños de Delta se llenaron de un brillo malévolo.
—Entonces tendré que fijarme bien en ella. Tengo que ver cómo es la mujer que acosa a mi querido labios de azúcar. ¿No crees, André?
El tipo delgado que se sentaba al piano levantó la mirada de las teclas y sonrió levemente.
—Pero no le hagas daño, Delta. Es muy jovencita. ¿Preparado? —le preguntó a Zayn
—Empieza tú, yo te sigo.
Mientras Delta abandonaba el escenario, los dedos largos y finos de André comenzaron a hacer magia con las teclas del piano. Zayn se dejó llevar por las notas y, con los ojos cerrados, dejó que la música fluyera.
La melodía lo arrastró. Conseguía hacer desaparecer de su mente las palabras, la gente y las escenas que a menudo lo aturdían. Cuando tocaba no existía nada más que la música y el placer de producirla.
Una vez le había dicho a Delta que era como el sexo; te vaciaba por dentro y a la vez te daba algo nuevo. Y siempre se hacía demasiado corto.
Al fondo del local, ____ se sumergió en la música, se dejó llevar por el melancólico blues. Se dio cuenta entonces de que era muy diferente verlo tocar a simplemente escucharlo al otro lado de las paredes. La música unida a la imagen tenía mucho más poder, era más conmovedora y mucho más sexy.
Era una música para llorar. Para hacer el amor. Para soñar.
Estaba tan absorta en el escenario, que no vio acercarse a Delta.
—Tú dirás, guapa.
—Mm —____ levantó la mirada, distraída, y sonrió levemente—. Es maravilloso. Esta música llega al corazón.
Delta enarcó una ceja. La muchacha tenía un rostro hermoso; con esa nariz respingona y esos ojos grandes, no parecía una lunática.
—¿Vas a tomar algo o sólo vas a ocupar una mesa?
—Ah —claro, pensó ____, en un lugar así había que consumir—. Es música de whisky —dijo con otra sonrisa—. Quiero un whisky.
Delta levantó la ceja un poco más.
—No tienes pinta de tener edad suficiente para pedir un whisky.
____ ni siquiera se molestó en suspirar; estaba demasiado acostumbrada a aquella situación. Se limitó a sacar el carné de conducir del bolso y mostrárselo.
Delta lo observó detenidamente.
—Muy bien, ____ Angela Campbell, te traeré tu whisky.
—Gracias —satisfecha, ____ apoyó la barbilla en las manos y volvió a concentrarse en la música.
Unos segundos después se sorprendió cuando Delta volvió con dos vasos en lugar de uno y se sentó junto a ella.
—¿Y qué haces en un sitio como éste, joven ____?
____ abrió la boca, pero enseguida se dio cuenta de que no podía decirle que había ido siguiendo a su misterioso vecino por todo el Soho.
—Vivo muy cerca de aquí. Supongo que seguí un impulso —levantó el vaso y señaló con él el escenario—. Me alegro de haberlo hecho —dijo antes de beber.
Delta la observó detenidamente. Tenía aspecto de animadora de instituto, pero había que reconocer que bebía whisky como un hombre.
—Vas por ahí a estas horas de la noche tú sola, alguien podría hacerte algo, pequeña.
____ la miró por encima del borde del vaso.
—No lo creo, grande.
Delta asintió.
—Soy Delta Pardue —se presentó chocando su vaso con el de ____—. Soy la propietaria del local.
—Pues me gusta mucho, Delta.
—Puede ser —dijo con una carcajada—. De lo que estoy segura es de que te gusta mucho mi hombre —añadió mirando al escenario—. No le has quitado los ojos de encima desde que has entrado.
____ dio otro trago con gesto pensativo, tenía que meditar bien cómo actuar. No tenía la menor duda de que sabía cuidarse en las calles de Nueva York o de cualquier otro lugar, pero Delta era mucho más grande que ella y, como muy bien le había recordado, se trataba de su local y de su hombre. Sería mejor no hacerla enfadar.
—Es muy atractivo —admitió con relajación—. Resulta difícil no mirarlo, así que, si te parece bien, seguiré haciéndolo. No creo que vaya a mirarme siquiera teniendo a una mujer como tú cerca.
Delta se echó a reír de nuevo.
—Parece que sí que sabes cuidarte sólita. Eres una chica lista.
____ se rió también.
—Sí que lo soy, sí. Y de verdad me gusta mucho tu local. ¿Cuánto tiempo hace que lo tienes?
—Dos años.
—¿Y antes de eso? Por tu acento, supongo que eres de Nueva Orleans.
Delta ladeó la cabeza.
—Tienes buen oído.
—Es que tengo familia en Nueva Orleans. Mi madre se crió allí.
—No conozco a ningún Campbell. ¿Cuál era el apellido de soltera de tu madre?
—Grandeau.
—Conozco muchos Grandeau. ¿Eres familia de la señorita Adelaide?
—Es mi tía abuela.
—Una gran dama.
____ se echó a reír y después tomó un trago.
—Una mujer tan fría como el invierno. Mis hermanos y yo solíamos creer que era una bruja.
—Tiene mucho poder, pero sólo por su dinero y por su nombre. ¿Así que eres una Grandeau? ¿Y quién es tu madre?
—Genviéve Grandeau Campbell, la pintora.
—La señorita Gennie —Delta dejó el vaso sobre la mesa con una sonora carcajada—. La hija de la señorita Gennie en mi local. El mundo es increíble.
—¿Conoces a mi madre?
—Mi madre le limpiaba la casa a tu abuela, querida.
—¿Mazie? ¿Eres la hija de Mazie? —Impulsada por ese vínculo inmediato, ____ le agarró la mano a Delta—. Mi madre hablaba de Mazie todo el tiempo. Fuimos a visitarla una vez cuando yo era niña y nos dio unos bollitos recién hechos. Me acuerdo de que nos sentamos en el porche, bebimos limonada y mi padre le hizo un dibujo.
—Lo puso en el salón, estaba muy orgullosa de él. Yo estaba en la ciudad cuando vino tu familia. Estaba trabajando, pero mi madre estuvo semanas hablando de vuestra visita. Siempre quiso mucho a la señorita Gennie.
—Verás cuando le diga que te he conocido. ¿Qué tal está tu madre, Delta?
—Murió el año pasado.
—Vaya —le puso también la otra mano sobre la suya—. Lo siento mucho.
—Tuvo una vida estupenda y murió mientras dormía, así que supongo que también tuvo una buena muerte. Tus padres vinieron al funeral. Vienes de una gran familia, pequeña ____.
—Lo sé. Tú también.
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Nueva lectora, ho por dios como amo esta novela. Estoy obsecionada!! tienes que seguirla. Por favor, por favor estoy agonisando es tan genial. Por sieto soy Maggie :)
zaynmultiverse
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
me encanto.......... siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
JOHANNASAID
"VECINA PERFECTA" ZAYN MALIK Y TÚ (ADAPTADA)
Capítulo 4
Zayn no comprendía nada. Allí estaba Delta, la persona más sensata que conocía, charlando y abrazándose con esa loca como si fueran viejas amigas. Compartiendo whisky y risas y agarrándose de las manos como solían hacer las mujeres.
Durante más de una hora estuvieron cotorreando animadamente.
____ hablaba y gesticulaba con las manos mientras Delta soltaba una carcajada tras otra o meneaba la cabeza con incredulidad.
—Mira a esas dos, André —le dijo Zayn al pianista.
André dejó de tocar para encenderse un cigarrillo.
—Parecen dos gallinas. Esa chica es muy guapa, amigo. Tiene chispa.
—A mí no me gusta la chispa —farfulló Zayn. Se le habían quitado las ganas de tocar, así que guardó el saxo en su funda—. Hasta la próxima.
—Aquí estaré.
Pensó en marcharse sin más, pero le daba rabia ver a su amiga tan a gusto con esa lunática. Además, al menos sería una satisfacción que su entrometida vecina se sintiera descubierta. Pero al acercarse a la mesa, ella se limitó a levantar la mirada hacia él y sonreír.
—Hola —dijo con total normalidad—. ¿No vas a tocar más? Es una música maravillosa.
—Me has seguido.
—Lo sé. No está bien, pero la verdad es que me alegro mucho de haberlo hecho. Me ha encantado la música y si no hubiera venido, no habría conocido a Delta.
—No vuelvas a hacerlo —espetó él antes de dirigirse hacia la puerta.
—Se ha enfadado —comentó Delta riéndose—. Tiene esa mirada que le hiela los huesos a una.
—Debería disculparme —dijo ____ al tiempo que se ponía en pie—. No quiero que se enfade contigo.
—¿Conmigo? Pero...
—Enseguida vuelvo —le dio un beso en la mejilla a Delta y fue corriendo tras él—. No te preocupes, te prometo que lo arreglaré.
Delta se quedó allí mirándola, sorprendida.
—Pequeña, no sabes en lo que te está metiendo —dijo sonriendo—. Claro que tampoco lo sabe labios de azúcar.
En la calle, ____ llamó a gritos a su vecino mientras se lamentaba de no haberle preguntado a Delta cómo se llamaba.
Cuando por fin lo alcanzó, lo agarró por el brazo.
—Lo siento. Es todo culpa mía.
—¿Quién ha dicho que no lo sea?
—No debería haberte seguido. Fue un impulso y me cuesta mucho no dejarme llevar por los impulsos. Estaba muy enfadada con ese ******* de Frank y... bueno, eso no importa. Sólo quería... ¿podrías caminar un poco más despacio?
—No.
—Está bien. Comprendo que quieras que me atropelle un camión, pero no tienes por qué enfadarte con Delta. Nos pusimos a hablar y de pronto hemos descubierto que su madre trabajó para mi abuela. Conoce a mis padres y a muchos de mis primos...
Por fin se detuvo y la miró.
—De todos los antros de la ciudad —murmuró de un modo que la hizo reír.
—He tenido que seguirte hasta ése y hacerme amiga de tu novia. Lo siento.
—¿Mi novia?
____ comprobó con enorme sorpresa que era capaz de reír, un sonido que la hizo derretir.
—¿A ti te parece que Delta puede ser la novia de nadie? Dios, ¿de qué planeta eres?
—Es una manera de hablar. No me atrevía a llamarla tu amante.
Siguió mirándola con una cálida expresión en los ojos.
—Es muy halagador, pero da la casualidad de que el tipo con el que estaba tocando es su marido y mi amigo.
—¿El tipo flaco que toca el piano? ¿De verdad? —____ consideró la idea un segundo y le resultó increíblemente romántica—. Es genial.
Zayn meneó la cabeza y siguió caminando.
—Lo que quiero decir es que —continuó diciendo ____ andando junto a él—... estoy segura de que Delta se acercó para asegurarse de que no iba a acosarte ni nada parecido, pero entonces una cosa llevó a la otra y acabamos charlando. No quiero que te enfades con ella.
—No estoy enfadado con ella, sólo contigo. Lo que has hecho es demasiado.
—Lo siento mucho, pero no te preocupes que enseguida te dejo en paz porque está claro que eso es lo que quieres.
Levantó bien la cabeza y se dio media vuelta para cruzar la calle y caminar en dirección opuesta al edificio en el que vivían.
Zayn se quedó mirándola unos segundos, después se encogió de hombros y continuó su camino, diciéndose a sí mismo que se alegraba de haberse librado de ella.
No era cosa suya que se dedicase a pasear sola en mitad de la noche; había sido ella la que había decidido seguirlo.
No iba a preocuparse por ella.
Volvió a darse media vuelta con una maldición en los labios. Sólo iba a asegurarse de que llegaba a casa sana y salva, nada más. No quería sentirse responsable si le pasaba algo. Después se olvidaría de ella para siempre.
Estaba todavía a media manzana de ella cuando ocurrió. Un hombre salió de entre las sombras y la agarró. Ella lanzó un grito ensordecedor. Zayn soltó el saxo y echó a correr con los puños apretados, pero se detuvo en seco al ver cómo ____ se giraba y no sólo conseguía zafarse de su atacante, sino que le daba un rodillazo en la entrepierna con el que lo hizo caer al suelo de bruces.
—¡Sólo tengo diez malditos dólares! ¡Diez dólares, estúpido! —Gritaba cuando Zayn consiguió reaccionar y llegó a su lado—. Si necesitabas dinero, habérmelo pedido, estúpido.
—¿Estás bien?
—Sí, maldita sea. Esto es culpa tuya. No le habría pegado tan fuerte si no hubiese estado enfadada contigo.
Zayn se fijó en que se estaba mirando los nudillos y le agarró la mano.
—Mueve los dedos.
—Déjame en paz.
—Vamos, mueve los dedos.
—¡Oye! —Dijo una mujer desde una ventana—. ¿Quieres que llame a la policía?
—Sí —respondió ____ mientras hacía lo que Zayn le pedía—. Sí, por favor. Gracias —añadió con algo más de suavidad.
—Menuda damisela indefensa —farfulló Zayn —. No tienes nada roto, pero deberían hacerte una radiografía.
—Muchas gracias, doctor —retiró la mano bruscamente—. Ya puedes irte, estoy perfectamente.
El atacante empezó a moverse en el suelo y Zayn le puso el pie en el pecho.
—Creo que mejor me quedo un rato. ¿Por qué no me traes el saxo? Lo he tirado al suelo porque aún creía que el lobo feroz se comería a Caperucita.
____ estuvo a punto de decirle que si quería su saxo, fuera por él, pero entonces pensó que si tenía que volver a pegar al atacante, se haría daño en la mano. Así pues, comenzó a caminar con toda la dignidad que pudo, recogió el saxo y volvió con él.
—Gracias —le dijo ella.
—¿Por qué?
—Por intentar ayudarme.
—No hay de qué —respondió Zayn.
Se retiró en cuanto llegó el coche patrulla y, al ver lo bien que se explicaba ____, albergó la esperanza de poder escabullirse sin más, pero justo en ese momento se dirigió a él uno de los agentes.
—¿Ha visto usted lo ocurrido?
Zayn suspiró con resignación.
—Sí.
Gracias a tod@s por leer! :hug:
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Nueva lectora, esta muy buena la nove, sigue por favor ♥
♥♥♥
'''alexandra'''
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Holaaaaa aqui Maggie amo tu nove, es perfecta. POR FAVOOOORR SIGUELAA YAA! :)
zaynmultiverse
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Capítulo 5
Y así fue como se le hicieron las dos de la mañana antes de poder volver al edificio con ____, cada uno a su respectivo apartamento. Zayn tenía aún en la boca el terrible sabor del café de comisaría y un incipiente dolor de cabeza amenazaba con no dejarle dormir.
—Ha sido emocionante, ¿verdad? Todo lleno de policías y de delincuentes. La verdad es que resultaba difícil distinguir a los unos de los otros. Bueno, los detectives llevaban corbata. La verdad es que han sido muy amables al enseñármelo todo. Deberías haber venido. Las salas de interrogatorios eran tal y como las imaginaba. Oscuras y escalofriantes.
Debía de ser la única persona en el mundo capaz de encontrarle el lado positivo a un atraco.
—Aún estoy nerviosa —dijo entonces—. ¿Tú no? ¿Quieres galletas? Todavía me quedan bastantes.
Mientras sacaba las llaves, Zayn pensó en no hacer el menor caso a su invitación, pero un rugido en el estómago le recordó que hacía más de seis horas que no comía nada. Y sus galletas eran una especie de milagro.
—Bueno.
—Genial —abrió la puerta de su casa y se descalzó antes de ir hacia la cocina—. Puedes entrar. Te las pondré en un plato para que puedas comerlas a solas en tu guarida, pero no hace falta que esperes en el descansillo.
Zayn entró dejando la puerta abierta a su espalda. Era de imaginar que su casa fuera un lugar alegre y lleno de toques de buen gusto. Echó un vistazo a su alrededor mientras ella ponía algunas galletas en un plato sin dejar de parlotear ni un momento.
—Hablas mucho.
—Lo sé. Sobre todo cuando estoy nerviosa.
—¿Alguna vez estás tranquila?
—De vez en cuando.
Se fijó en las fotos enmarcadas que había sobre un mueble, varios pares de pendientes, unos zapatos en el suelo, una novela romántica y el olor a flores frescas. Todo encajaba con ella a la perfección, pensó en el momento en que su vista se detuvo en una tira de cómic.
—Amigos y vecinos —dijo, y después se fijó en la firma: ____—. ¿Es tuyo?
—Sí. Ése es mi cómic, pero supongo que no dedicarás mucho tiempo a leer cómics, ¿verdad?
Zayn distinguía una pulla con sólo oírla, así que se volvió a mirarla y, quizá fuera por culpa de la hora o del cansancio, pero lo cierto era que la vio sencillamente encantadora y atractiva.
—¿Grant Campbell, el autor de Macintosh, es tu padre?
—Sí.
Era toda una coincidencia. Había una estrecha relación entre los Campbell y los Malik. Se acercó a la barra que separaba la cocina del salón y agarró un par de galletas del plato.
—Me gusta su trabajo.
—Me alegro —al ver que agarraba más galletas, ____ le dijo—: ¿Quieres un vaso de leche?
—No. ¿Tienes cerveza?
—¿Con las galletas? —Hizo una mueca de asco, pero le sacó una cerveza de la nevera—. Espero que sea de tu agrado, es la que le gusta a Chuck.
—Chuck tiene muy buen gusto. ¿Es tu novio?
—Supongo que eso significa que yo sí soy de las que tienen novios, pero no. Es el marido de Jody. Jody y Chuck Myers viven justo debajo de ti, en el 2B. Hoy he salido a cenar con ellos y con el aburrido del primo de Jody, Frank.
—¿Era ese sobre el que farfullabas cuando llegaste a casa?
—¿Estaba farfullando? —preguntó frunciendo el ceño. Hablar en voz alta era otra costumbre que intentaba quitarse desde hacía tiempo—. Puede ser. Es la tercera vez que Jody me enreda para salir con Frank. Es corredor de bolsa, treinta y cinco años y guapo, si te gustan los tipos de mandíbula ancha y frente pronunciada. Tiene un BMW descapotable, un apartamento en el Upper East Side y una casa de veraneo en los Hamptons, suele llevar trajes de Armani, le gusta la comida francesa y tiene los dientes perfectos.
Zayn sonrió con interés, a su pesar.
—¿Y qué haces que no estás casada y buscando un dúplex en el que vivir con él?
—Ése sería exactamente el sueño de Jody. Primero, no tengo el menor interés en casarme y vivir en un dúplex y segundo y más importante, preferiría vivir en un hormiguero que con Frank.
—¿Qué tiene de malo?
—Que me aburre —afirmó, pero entonces hizo un gesto de pesar—. Soy muy mala.
—¿Por qué? A mí me pareces sincera.
—Lo soy —dijo al tiempo que agarraba una segunda galleta—. La verdad es que es buena persona, pero no creo que haya leído un solo libro, ni visto ninguna película en los últimos cinco años. Verá alguna que otra en la tele, pero ninguna película de verdad y sin embargo se atreve a criticarlas.
—Ni siquiera lo conozco y ya me aburre.
Eso la hizo reír.
—Dicen que se mira en las cucharas para comprobar que tiene el pelo en orden y podría pasarse la vida entera hablando de las cotizaciones de la bolsa. Y, por si eso fuera poco, besa como un pez.
—Vaya —había olvidado por completo que tenía intención de agarrar el plato de galletas y huir a su apartamento—. ¿Y cómo se supone que besan los peces?
____ hizo una enorme «O» con la boca y luego se echó a reír.
—Los peces no se besan, pero si lo hicieran, sería algo así. Hoy he estado a punto de escapar sin tener que pasar por tal experiencia, pero entonces ha intervenido Jody.
—¿Y no se te ha ocurrido decir que no?
—Claro que se me ha ocurrido —dijo con una sonrisa de vergüenza y autocrítica—. Pero nunca consigo hacerlo. Jody me quiere y, por alguna razón que aún no alcanzo a comprender, también quiere a Frank y cree que hacemos la pareja perfecta. Ya sabes cómo es cuando alguien te pone en una situación así con toda su buena intención.
—No, no lo sé.
____ lo observó inclinando la cabeza. Le vino a la mente la imagen de su apartamento vacío. Parecía que no tenía ni muebles ni familia.
—Pues es una lástima porque, aunque a veces resulte muy molesto, yo no lo cambiaría por nada del mundo.
—¿Qué tal la mano? —le preguntó al ver que se frotaba los nudillos.
—Ah. Todavía me duele un poco. Mañana me va a costar trabajar, pero aprovecharé la experiencia para hacer alguna tira.
—No me imagino a Emily tumbando a un atracador de un puñetazo y una patada.
Una enorme sonrisa iluminó el rostro de ____.
—Entonces lo lees.
—De vez en cuando —de pronto pensó que era preciosa y estaba llena de vida. Empezaba a resultarle muy tentadora la idea de comprobar si sus labios eran tan deliciosos como sus galletas.
Seguramente eso era lo que ocurría cuando uno acababa comiendo galletas caseras en mitad de la noche con una mujer que se ganaba la vida viendo el lado más positivo de la vida.
—No tienes la ironía de tu padre, ni el genio artístico de tu madre, pero tienes un cierto talento para reflejar el absurdo.
____ soltó una breve carcajada.
—Vaya, gracias por la crítica.
—De nada —dijo agarrando el plato—. Gracias por las galletas.
____ lo vio alejarse hacia la puerta. Se iba a enterar del talento que tenía para el absurdo cuando viera los siguientes números del cómic.
—Oye.
Él se detuvo y la miró.
—¿Qué?
—Supongo que tendrás nombre, apartamento 3B.
—Sí, claro que tengo nombre, 3A. Es Malik—agarró la cerveza y el plato con la misma mano y con la otra cerró la puerta tras de sí.
Me hace muy feliz saber que les encanta la nove!
Wandoo:33
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
Hay dios!! :imdead: espere mucho para que subieras ese estupendo capitulo :') gracias!! ahora... QUIERO OTRO! SIGUELLAA PORFISSSS!
zaynmultiverse
Re: "Vecina Perfecta" Zayn Malik Y Tú (Adaptada)
aveces me pongo a pensar
¿por que siempre grito un ''no'' de desilusión
cuando termino de leer el cap?
y me quedo con ganas de mas,
mas y cada ves mas,
así que ´por favor síguela
ATT: Ale ♥♥
¿por que siempre grito un ''no'' de desilusión
cuando termino de leer el cap?
y me quedo con ganas de mas,
mas y cada ves mas,
así que ´por favor síguela
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'''alexandra'''
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