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Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
¡HOLAAA! :)
Espero que les guste el cap!
¡Comenten! ;)
:bye:
Espero que les guste el cap!
¡Comenten! ;)
:bye:
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Ya la sigo. :DLeils escribió:POR FAVOR SEGUILA :) :) :)
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Capítulo 90
Reggie condujo a la ciudad con el pecho tan tenso que pensó que le iba a reventar. Todo lo que quería hacer era terminar con su jefe y regresar a casa.
—Estás mucho mejor, Reggie, —dijo Greta cuando entró en el área de la recepción de la estación de policía.
Ella no se sentía mejor. Ahora no. —¿Está el Jefe todavía? Se supone que debo reunirme con él y David Conley.
—Déjame que te anuncie. Está con el fiscal ahora. —Greta tomó el teléfono—. Reggie está aquí, jefe. ¿Quiere que entres?. —Greta señaló al pasillo y asintió con la cabeza hacia Reggie.
Reggie se dirigió a la oficina del jefe y llamó a la puerta. Cuando le contestaronentró, empujando la puerta. David Conley se levantó de su asiento y se volvió para saludar a Reggie. Era un joven fiscal, pero era un hueso duro de roer en la corte, según se contaba. Había ganado la reelección con un triunfo electoral aplastante.
—Reggie, te ves mejor, —dijo el jefe mientras hacía un gesto para que ella tomara asiento al lado de David.
—Me siento mucho mejor, señor, —mintió—. Espero estar de vuelta en el trabajo el lunes.
Pero por primera vez regresar al trabajo no tenía el atractivo que había tenido hacía apenas un día.
El jefe asintió.
—¿Tienen el chico correcto en custodia? —le preguntó ella, cortando rápidamente al tema. Ella no tenía tiempo de comentar nada gracioso. No cuando todo su futuro estaba colgando de un delgado hilo.
Tanto el jefe y David asintieron.
—Tenemos su confesión, —dijo David—. Todavía estamos recogiendo datos, por los trámites. He leído su declaración, así que sé que usted no recibió un buen trato por parte de él y no pudo dar una descripción, pero ¿Cree que lo reconocería si lo volviera a ver?
Ella frunció el ceño. —Simplemente no lo sé. Lo siento. Todo sucedió tan rápido. Puede que sea capaz de identificar su voz, pero no dijo mucho. Sólo lo que dijo de que me esperaba y que se lo haría pagar.
David hizo una mueca. —Ese es el único ángulo que no hemos podido aclarar.
Levantó las cejas. —¿Qué quieres decir?
—Su conexión contigo y que tenía la intención de hacerte pagar. Eso es amenaza de asesinato, y proveyó curiosos detalles sobre el crimen. Ubicación, motivo, etc. Pero no hubo ninguna mención de que, o por qué te había atacado o su motivo para hacerlo. Estábamos esperando que recordaras algo más de aquella noche que nos pudiera ayudar.
Miró al jefe insegura. —¿Así que no saben si tienen a la persona correcta?
—Eso no es lo que estamos diciendo —respondió el jefe.
—Todo tiene sentido, —rompió David—. Menos su conexión contigo. Él admitió el asesinato; sin embargo, no ha dicho una palabra acerca de los robos o la manipulación de tu vehículo.
—¿Crees que es culpable de un asesinato que no cometió? —dijo.
—Yo no he dicho eso —dijo David.
—Entonces, ¿Qué está diciendo?
—Hay dos posibilidades, —dijo David—. Una, que el asesino y el ataque de esa noche no tuvieran nada que ver con los robos o la bomba y estamos buscando a dos sospechosos diferentes. O dos, que tenemos un tipo en libertad y que por cualquier razón este señor ha confesado un asesinato que no cometió. Me inclino hacia la primera posibilidad.
Ella negó con la cabeza. —Pero eso no tiene ningún sentido. La coincidencia es demasiado sorprendente, y el tipo que asesinó a Misty Thompson definitivamente sabía quién era yo e hizo amenazas específicas contra mí.
—Nos gustaría interrogar al sospechoso de nuevo con usted presente, —dijo David.
—Me gustaría tener una idea de si reconoce su lenguaje corporal y ver qué más podemos obtener de él cuando le preguntemos directamente sobre usted.
Ella asintió. —Estoy de acuerdo. Me gustaría oírle hablar. Me doy cuenta de que una identificación de voz no es lo mejor, pero no creo pueda olvidar su voz muy pronto.
—Bueno, entonces vamos a hacerlo, —dijo el jefe—. Voy a traer al prisionero abajo a una de las habitaciones de interrogatorio. —Miró los ojos de Reggie a través de su escritorio—. Tú todavía no estás actuando a título oficial. Eres un testigo, nada más.
—Lo entiendo, señor. Voy a seguir su ejemplo.
Ella se levantó de su asiento.
—Un momento, Regina —dijo el jefe. Metió la mano en su escritorio y sacó su placa de servicio. La deslizó al otro lado de la mesa hacia ella.
—Esto fue aclarado hace unos días, pero como estaba fuera de la ciudad. La placa que te autoriza a volver. Estaré encantado de tenerte de vuelta el lunes.
—Gracias, señor —murmuró. Acarició la insignia y la metió en el bolsillo de sus vaqueros, cómoda con saber que con todo lo demás en su vida dando vueltas en espiral fuera de control, al menos tenía su empleo.
El jefe se dirigió a la puerta, y rápidamente se acomodó la pistolera al hombro y aseguró su pistola antes de seguir hacia fuera.
Debió haber significado más. Debería haberse sentido más aliviada. Mientras caminaba por el pasillo hacia la sala de interrogatorios, trató de sacudir el presentimiento que se apoderó de ella. Todo estaría bien.
Tenía su trabajo de nuevo, y una vez explicado todo a los chicos, las cosas estarían bien allí también.
Tenían que estar bien.
Ella se sentó al lado de David y esperó a que el prisionero llegara.
Dos horas más tarde, Reggie se dirigía a casa, con su mente en marcha. Su intestino gritaba que el hombre en custodia no era el culpable. Era un buen hijo de puta. Dijo todas las cosas correctas, si él no había matado a Misty Thompson, hizo su tarea. Pero no había dado siquiera un parpadeo de reconocimiento cuando había entrado en la sala de examen. La había tratado tal como lo hizo con los otros policías. Con cortés desprecio y petulante aplomo.
Y no era su voz.
No había duda, bastó con que el jefe le advirtiera que mantuviera su mirada en los dedos de los pies, a pesar de que las cosas habían estado muy tranquilas desde el incidente del coche bomba. David se quejaba sobre la idea de tener a la persona equivocada, y peor aún, la persona equivocada culpable por un asesinato que no había cometido.
Si este hombre no era ése, significaba que estaban de vuelta al principio. Sin pistas. Sin sospechosos.
Aumentó la velocidad, tenía razones para querer volver a casa a toda prisa. No sólo estaba desesperada por hacer las cosas bien con los chicos, sino que ahora tenía que preocuparse de que un asesino estaba en libertad.
Alguien que conocía y que estaba persiguiendo Harry.
Entonces tenían que ir todos de nuevo para ser interrogados. Daba igual si le hablaban o no. Y ahora, una vez más, iba a encontrarse con el escepticismo de sus motivos.
Suspiró.
¿Cómo iba a ser capaz de hacerles ver que los amaba y quería estar con ellos, sin importar las malditas consecuencias?
Cuando faltaba un kilómetro para la desviación a la casa, vio un camión familiar caído al lado de la carretera.
Se inclinó hacia adelante y frunció el ceño mientras se acercaba. La camioneta de Harry.
Se detuvo detrás de él, pero podía ver que no había nadie dentro. El miedo se deslizó hasta su espalda, y alcanzó su pistola. Espinas de incomodidad le pasaban a través de la piel, poco a poco salió, con su arma frente a ella.
Mientras caminaba hacia la puerta del lado del conductor, vio la rallada pintura roja en el blanco exterior.
Rezó. Alguien le había golpeado de lado y lo había obligado a orillarse. La puerta estaba entreabierta, pero se detuvo en seco por las pistas en las salpicaduras de sangre y sobre el suelo. Su mirada subió para ver una mancha de sangre en la ventana.
Miró dentro, pero lo encontró vacío. Se dio la vuelta para mirar sobre el terreno y encontró un montón de huellas, cruzándose entre sí, algunas presionadas profundamente en la tierra.
Una lucha.
Sus manos temblaban y el pánico creció en su pecho. Fue Harry. El hijo de puta estaba sobre Harry. Sabía que tenían al hombre equivocado.
Siguió las marcas de neumáticos negros que iban desde el extremo derecho de la carretera hacia el centro y entonces hacia el carril de la derecha. Viajaban hacia el norte.
Corrió a su coche y tiró para tomar su teléfono celular para llamarle.
Por favor, Harry. Dime que estás bien.
Y entonces ella rezó por encontrarlo a tiempo.
—Estás mucho mejor, Reggie, —dijo Greta cuando entró en el área de la recepción de la estación de policía.
Ella no se sentía mejor. Ahora no. —¿Está el Jefe todavía? Se supone que debo reunirme con él y David Conley.
—Déjame que te anuncie. Está con el fiscal ahora. —Greta tomó el teléfono—. Reggie está aquí, jefe. ¿Quiere que entres?. —Greta señaló al pasillo y asintió con la cabeza hacia Reggie.
Reggie se dirigió a la oficina del jefe y llamó a la puerta. Cuando le contestaronentró, empujando la puerta. David Conley se levantó de su asiento y se volvió para saludar a Reggie. Era un joven fiscal, pero era un hueso duro de roer en la corte, según se contaba. Había ganado la reelección con un triunfo electoral aplastante.
—Reggie, te ves mejor, —dijo el jefe mientras hacía un gesto para que ella tomara asiento al lado de David.
—Me siento mucho mejor, señor, —mintió—. Espero estar de vuelta en el trabajo el lunes.
Pero por primera vez regresar al trabajo no tenía el atractivo que había tenido hacía apenas un día.
El jefe asintió.
—¿Tienen el chico correcto en custodia? —le preguntó ella, cortando rápidamente al tema. Ella no tenía tiempo de comentar nada gracioso. No cuando todo su futuro estaba colgando de un delgado hilo.
Tanto el jefe y David asintieron.
—Tenemos su confesión, —dijo David—. Todavía estamos recogiendo datos, por los trámites. He leído su declaración, así que sé que usted no recibió un buen trato por parte de él y no pudo dar una descripción, pero ¿Cree que lo reconocería si lo volviera a ver?
Ella frunció el ceño. —Simplemente no lo sé. Lo siento. Todo sucedió tan rápido. Puede que sea capaz de identificar su voz, pero no dijo mucho. Sólo lo que dijo de que me esperaba y que se lo haría pagar.
David hizo una mueca. —Ese es el único ángulo que no hemos podido aclarar.
Levantó las cejas. —¿Qué quieres decir?
—Su conexión contigo y que tenía la intención de hacerte pagar. Eso es amenaza de asesinato, y proveyó curiosos detalles sobre el crimen. Ubicación, motivo, etc. Pero no hubo ninguna mención de que, o por qué te había atacado o su motivo para hacerlo. Estábamos esperando que recordaras algo más de aquella noche que nos pudiera ayudar.
Miró al jefe insegura. —¿Así que no saben si tienen a la persona correcta?
—Eso no es lo que estamos diciendo —respondió el jefe.
—Todo tiene sentido, —rompió David—. Menos su conexión contigo. Él admitió el asesinato; sin embargo, no ha dicho una palabra acerca de los robos o la manipulación de tu vehículo.
—¿Crees que es culpable de un asesinato que no cometió? —dijo.
—Yo no he dicho eso —dijo David.
—Entonces, ¿Qué está diciendo?
—Hay dos posibilidades, —dijo David—. Una, que el asesino y el ataque de esa noche no tuvieran nada que ver con los robos o la bomba y estamos buscando a dos sospechosos diferentes. O dos, que tenemos un tipo en libertad y que por cualquier razón este señor ha confesado un asesinato que no cometió. Me inclino hacia la primera posibilidad.
Ella negó con la cabeza. —Pero eso no tiene ningún sentido. La coincidencia es demasiado sorprendente, y el tipo que asesinó a Misty Thompson definitivamente sabía quién era yo e hizo amenazas específicas contra mí.
—Nos gustaría interrogar al sospechoso de nuevo con usted presente, —dijo David.
—Me gustaría tener una idea de si reconoce su lenguaje corporal y ver qué más podemos obtener de él cuando le preguntemos directamente sobre usted.
Ella asintió. —Estoy de acuerdo. Me gustaría oírle hablar. Me doy cuenta de que una identificación de voz no es lo mejor, pero no creo pueda olvidar su voz muy pronto.
—Bueno, entonces vamos a hacerlo, —dijo el jefe—. Voy a traer al prisionero abajo a una de las habitaciones de interrogatorio. —Miró los ojos de Reggie a través de su escritorio—. Tú todavía no estás actuando a título oficial. Eres un testigo, nada más.
—Lo entiendo, señor. Voy a seguir su ejemplo.
Ella se levantó de su asiento.
—Un momento, Regina —dijo el jefe. Metió la mano en su escritorio y sacó su placa de servicio. La deslizó al otro lado de la mesa hacia ella.
—Esto fue aclarado hace unos días, pero como estaba fuera de la ciudad. La placa que te autoriza a volver. Estaré encantado de tenerte de vuelta el lunes.
—Gracias, señor —murmuró. Acarició la insignia y la metió en el bolsillo de sus vaqueros, cómoda con saber que con todo lo demás en su vida dando vueltas en espiral fuera de control, al menos tenía su empleo.
El jefe se dirigió a la puerta, y rápidamente se acomodó la pistolera al hombro y aseguró su pistola antes de seguir hacia fuera.
Debió haber significado más. Debería haberse sentido más aliviada. Mientras caminaba por el pasillo hacia la sala de interrogatorios, trató de sacudir el presentimiento que se apoderó de ella. Todo estaría bien.
Tenía su trabajo de nuevo, y una vez explicado todo a los chicos, las cosas estarían bien allí también.
Tenían que estar bien.
Ella se sentó al lado de David y esperó a que el prisionero llegara.
******
Dos horas más tarde, Reggie se dirigía a casa, con su mente en marcha. Su intestino gritaba que el hombre en custodia no era el culpable. Era un buen hijo de puta. Dijo todas las cosas correctas, si él no había matado a Misty Thompson, hizo su tarea. Pero no había dado siquiera un parpadeo de reconocimiento cuando había entrado en la sala de examen. La había tratado tal como lo hizo con los otros policías. Con cortés desprecio y petulante aplomo.
Y no era su voz.
No había duda, bastó con que el jefe le advirtiera que mantuviera su mirada en los dedos de los pies, a pesar de que las cosas habían estado muy tranquilas desde el incidente del coche bomba. David se quejaba sobre la idea de tener a la persona equivocada, y peor aún, la persona equivocada culpable por un asesinato que no había cometido.
Si este hombre no era ése, significaba que estaban de vuelta al principio. Sin pistas. Sin sospechosos.
Aumentó la velocidad, tenía razones para querer volver a casa a toda prisa. No sólo estaba desesperada por hacer las cosas bien con los chicos, sino que ahora tenía que preocuparse de que un asesino estaba en libertad.
Alguien que conocía y que estaba persiguiendo Harry.
Entonces tenían que ir todos de nuevo para ser interrogados. Daba igual si le hablaban o no. Y ahora, una vez más, iba a encontrarse con el escepticismo de sus motivos.
Suspiró.
¿Cómo iba a ser capaz de hacerles ver que los amaba y quería estar con ellos, sin importar las malditas consecuencias?
Cuando faltaba un kilómetro para la desviación a la casa, vio un camión familiar caído al lado de la carretera.
Se inclinó hacia adelante y frunció el ceño mientras se acercaba. La camioneta de Harry.
Se detuvo detrás de él, pero podía ver que no había nadie dentro. El miedo se deslizó hasta su espalda, y alcanzó su pistola. Espinas de incomodidad le pasaban a través de la piel, poco a poco salió, con su arma frente a ella.
Mientras caminaba hacia la puerta del lado del conductor, vio la rallada pintura roja en el blanco exterior.
Rezó. Alguien le había golpeado de lado y lo había obligado a orillarse. La puerta estaba entreabierta, pero se detuvo en seco por las pistas en las salpicaduras de sangre y sobre el suelo. Su mirada subió para ver una mancha de sangre en la ventana.
Miró dentro, pero lo encontró vacío. Se dio la vuelta para mirar sobre el terreno y encontró un montón de huellas, cruzándose entre sí, algunas presionadas profundamente en la tierra.
Una lucha.
Sus manos temblaban y el pánico creció en su pecho. Fue Harry. El hijo de puta estaba sobre Harry. Sabía que tenían al hombre equivocado.
Siguió las marcas de neumáticos negros que iban desde el extremo derecho de la carretera hacia el centro y entonces hacia el carril de la derecha. Viajaban hacia el norte.
Corrió a su coche y tiró para tomar su teléfono celular para llamarle.
Por favor, Harry. Dime que estás bien.
Y entonces ella rezó por encontrarlo a tiempo.
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
¡HOLAA! :)
Les dejo otro cap! Espero que les guste. :)
¡Comenten please! ;)
:bye:
Les dejo otro cap! Espero que les guste. :)
¡Comenten please! ;)
:bye:
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
NO ME DEJES AHI!!!!!!!! NOOOOOOOOOOOOOOOOO!
SEGUILA PRONTO POR FAVOR!
:bye:
Leils
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Ya la sigo. :DLeils escribió:
NO ME DEJES AHI!!!!!!!! NOOOOOOOOOOOOOOOOO!
SEGUILA PRONTO POR FAVOR!
:bye:
ᴍᴀʀ.
Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- Últimos Capítulos
Capítulo 91
Los ojos de Harry se abrieron de golpe, y el dolor punzó en su sien. Se estremeció y cerró sus ojos otra vez mientras trataba de entender qué demonios había pasado.
Una oleada de adrenalina se disparó a través de sus venas cuando recordó la furgoneta golpeando su camioneta y forzándolo hacia el andén.
Antes de poder salir y quejarse al conductor, fue arrastrado fuera de su camión por un hombre de más de una cabeza más alto y aproximadamente cien libras más pesado que él.
Harry se había defendido, pero una palanca en la cabeza había terminado la lucha en dos segundos. Trató de levantar sus dedos hacia su cabeza para ver cuán gravemente fue herido, pero rápidamente entendió que fue atado más apretado que un pavo de navidad.
Maldita sea.
Movió sus dedos experimentalmente y trató de restaurarles algo de sensación. Sus manos estaban atadas detrás de su espalda y sus tobillos fueron inmovilizados juntos.
El miedo lo invadió. No por él, sino por Reggie. ¿Era este el mismo cabrón que la había atacado? ¿Qué era lo que había dicho ella? ¿Qué todo esto era algún tipo de venganza contra él?
No tenía ningún enemigo de mierda del cual supiera. Sus únicos amigos íntimos eran Reggie, Niall y Zayn. Él había despedido a algunos trabajadores de la construcción, pero vamos. Esto pasaba mucho y ellos no andaban matando gente por eso.
La palpitación en su cabeza aumentó brutalmente, y tuvo que jadear contra la náusea que ondulaba en su estómago. Tenía que largarse de aquí. Tenía que encontrar a Reggie.
—Veo que estás despierto.
La burla hizo eco a través de la habitación débilmente iluminada, sorprendiéndolo en la quietud. Permaneció inmóvil, inseguro de donde se había originado la voz del hombre.
No tuvo que esperar mucho tiempo. La luz de una lámpara de queroseno inundó la habitación mientras se balanceaba más cerca de él. Una figura grande se cernía sobre él. Cristo, el hombre era grande. El miedo apretó su tripa. ¿Era este el cabrón el que atacó a Reggie? La rabia substituyó su miedo.
—Mírame, —dijo el hombre con ira.
Harry le devolvió la mirada al hombre. —¿Te conozco?
La rabia inundó la cara del otro hombre. Odio. Odio dirigido a Harry.
—¿No reconoces a tu hermano, Harry?, —gruñó.
Harry parpadeó en estado de shock. ¿Hermano? ¿Daniel?
—Sí, así es. Tu hermanito en persona. Aunque... —dijo él—, te ves más como el hermano pequeño ahora, ¿no crees?
Dios, era como estar mirando a su padre. Ellos eran casi idénticos en tamaño y personalidad. La bilis se elevó a su garganta mientras los recuerdos de la noche que murió su madre regresaron con intensidad.
—¿Por qué me odias tanto? —preguntó Harry débilmente—. ¿Por qué estás tratando de destruir a la gente que quiero? ¿Qué te he hecho alguna vez? Si quieres odiar a alguien, odia a nuestro padre.
Los ojos de Daniel fueron fríos. —¿Por qué te odio? Porque me dejaste, tú, hijo de puta. Me dejaste con aquel bastardo. Aguanté años de sus palizas, sus borracheras y sus cambios bruscos de humor mientras tú estabas fuera, consiguiendo una nueva vida, reemplazándome con otros hermanos. Lo tenías todo y nunca te importó un carajo algo sobre mí.
Las palabras, dichas tan duramente pero con tal borde de dolor, le quitaron el aliento a Hutch. Su pecho se hinchó hasta que tuvo dificultad para respirar.
—Yo era solo un niño —dijo él con voz ronca—. No puedes sostener en mi contra que tuve que alejarme de aquel monstruo.
—Me dejaste con él, —dijo Daniel con voz ahogada—. Nunca te perdonaré por eso. Voy a quitarte todo con lo que me sustituiste. Tu madre adoptiva. Su nombre es Birdie, ¿verdad? Dulce señora. Ella podría haber sido mi madre también, pero a ti no te importó un comino lo que me pasara.
—Cristo, —dijo Harry, las palabras que quería decir casi estaban estrangulándolo.
—Daniel, escúchame. Birdie no es culpable. Todo lo que ella hizo fue acoger a muchachos que no tenían un hogar. Ella te habría acogido también si hubiera sabido de ti. No la culpes. Cúlpame a mí.
—Y tu novia policía —Daniel siguió como si Harry no hubiera hablado—. Yo la habría matado pero la puta se defendió.
Esa es mi muchacha. Gracias a Dios ella tenía esas malditas malas pulgas. Ahora que había visto a Daniel, él no sabía cómo demonios Reggie había logrado escapar con vida.
—Y tus socios de negocios. ¿Les llamas hermanos? Fueron criados todos juntos.
—Ellos son mis mejores amigos, —dijo Harry tranquilamente—. Ellos tampoco sabían sobre ti, Daniel. Ellos también tuvieron una niñez dura, justo como tú. Es conmigo con quien estás enfadado. Trátalo conmigo. Soy el único al que culpar por dejarte.
—Sí, lo eres —dijo él simplemente—. Pero si te mato primero, no sufrirás. Quiero que vivas lo bastante para sufrir el conocimiento de que la gente más importante para ti está muerta.
La rabia impotente lo desbordó, burbujeando hacia arriba y amenazando con explotar. Estaba completamente desvalido. Incapaz de hacer una maldita cosa más que permanecer tumbado y escuchar a su propio hermano maquinar para matar a las personas que el más quería.
—Daniel, ¿qué puedo hacer para arreglar esto contigo, para hacer las cosas bien? —dijo Hutch tan calmado como sabía estarlo. Su única posibilidad era razonar con él, aunque sólo Dios sabía cómo se suponía que podía razonar con alguien que obviamente había perdido la cordura hacía mucho tiempo.
—¿Dónde está nuestro padre ahora? —preguntó, intentando una táctica diferente.
Una misteriosa calma se apoderó de Daniel. Sus ojos perdieron un poco de su furia, y algo de paz pareció rodearlo. Era escalofriante.
—Maté al hijo de puta.
Justo como había matado a Misty Thompson, cuyo único pecado fue ir al baile de graduación con Harry. Su garganta dolió cuando se imaginó a su marido y niños, solos ahora, todo debido a un error él había cometido cuando era sólo un muchacho. Solamente un niño. Asustado en su espíritu e incapaz de recibir más brutalidad de su padre. Él apenas fue capaz de cuidar de él. ¿Cómo se podría haber esperado que cuidara de un hermano menor?
Debería haberlo intentado.
Cerró sus ojos. Era demasiado tarde. Toda la culpa en el mundo, todos los podría, debería, habría, en el mundo no cambiarían el hecho que su hermano lo odiaba con bastante pasión como para tomar la vida de alguien más.
—Te ayudaré, Daniel —dijo él con cuidado—. Podemos ser una familia otra vez. Solo prométeme que no harás daño a nadie más. Tengo dinero. Podemos comprar una casa. Solamente tú y yo. Ir de pesca. Recuerdo cuánto te gustaba eso.
Daniel puso sus manos sobre sus oídos como un niño y sacudió su cabeza enérgicamente. Después de un momento, dejó caer sus manos y se acercó a Harry.
Por su cara se extendió la cólera. Una amenaza oscura estuvo al acecho en los ojos verdes tan parecidos a los de Harry.
Harry torció sus muñecas, tratando de aflojar las cuerdas. Estas cortaron su piel, pero a él no le importó. Tenía que intentar algo, lo que fuera para escapar. Había demasiadas personas en peligro. Daniel onduló sus dedos y apuntó de manera amenazante hacia Harry.
—¡Retrocede o dispararé!
Reggie. ¿Jesucristo, qué diablos hacía ella aquí? Su mirada voló hacia la puerta donde ella estaba de pie, con su arma apuntando a Daniel.
Daniel saltó hacia Harry y, fiel a su palabra, ella disparó. Daniel gruñó mientras caía sobre Harry, quitándole el aliento. Ellos rodaron por el impulso de Daniel, y Harry aterrizó sobre su hermano.
Daniel se puso de pie, y Harry sintió la mancha caliente de sangre. Reggie le había dado a Daniel. Una hoja fría apretó al cuello de Harry, y él contuvo su respiración por miedo de que con cualquier movimiento el cuchillo cortara a través de su piel.
—Baja el arma o él muere —gruñó Daniel.
Una oleada de adrenalina se disparó a través de sus venas cuando recordó la furgoneta golpeando su camioneta y forzándolo hacia el andén.
Antes de poder salir y quejarse al conductor, fue arrastrado fuera de su camión por un hombre de más de una cabeza más alto y aproximadamente cien libras más pesado que él.
Harry se había defendido, pero una palanca en la cabeza había terminado la lucha en dos segundos. Trató de levantar sus dedos hacia su cabeza para ver cuán gravemente fue herido, pero rápidamente entendió que fue atado más apretado que un pavo de navidad.
Maldita sea.
Movió sus dedos experimentalmente y trató de restaurarles algo de sensación. Sus manos estaban atadas detrás de su espalda y sus tobillos fueron inmovilizados juntos.
El miedo lo invadió. No por él, sino por Reggie. ¿Era este el mismo cabrón que la había atacado? ¿Qué era lo que había dicho ella? ¿Qué todo esto era algún tipo de venganza contra él?
No tenía ningún enemigo de mierda del cual supiera. Sus únicos amigos íntimos eran Reggie, Niall y Zayn. Él había despedido a algunos trabajadores de la construcción, pero vamos. Esto pasaba mucho y ellos no andaban matando gente por eso.
La palpitación en su cabeza aumentó brutalmente, y tuvo que jadear contra la náusea que ondulaba en su estómago. Tenía que largarse de aquí. Tenía que encontrar a Reggie.
—Veo que estás despierto.
La burla hizo eco a través de la habitación débilmente iluminada, sorprendiéndolo en la quietud. Permaneció inmóvil, inseguro de donde se había originado la voz del hombre.
No tuvo que esperar mucho tiempo. La luz de una lámpara de queroseno inundó la habitación mientras se balanceaba más cerca de él. Una figura grande se cernía sobre él. Cristo, el hombre era grande. El miedo apretó su tripa. ¿Era este el cabrón el que atacó a Reggie? La rabia substituyó su miedo.
—Mírame, —dijo el hombre con ira.
Harry le devolvió la mirada al hombre. —¿Te conozco?
La rabia inundó la cara del otro hombre. Odio. Odio dirigido a Harry.
—¿No reconoces a tu hermano, Harry?, —gruñó.
Harry parpadeó en estado de shock. ¿Hermano? ¿Daniel?
—Sí, así es. Tu hermanito en persona. Aunque... —dijo él—, te ves más como el hermano pequeño ahora, ¿no crees?
Dios, era como estar mirando a su padre. Ellos eran casi idénticos en tamaño y personalidad. La bilis se elevó a su garganta mientras los recuerdos de la noche que murió su madre regresaron con intensidad.
—¿Por qué me odias tanto? —preguntó Harry débilmente—. ¿Por qué estás tratando de destruir a la gente que quiero? ¿Qué te he hecho alguna vez? Si quieres odiar a alguien, odia a nuestro padre.
Los ojos de Daniel fueron fríos. —¿Por qué te odio? Porque me dejaste, tú, hijo de puta. Me dejaste con aquel bastardo. Aguanté años de sus palizas, sus borracheras y sus cambios bruscos de humor mientras tú estabas fuera, consiguiendo una nueva vida, reemplazándome con otros hermanos. Lo tenías todo y nunca te importó un carajo algo sobre mí.
Las palabras, dichas tan duramente pero con tal borde de dolor, le quitaron el aliento a Hutch. Su pecho se hinchó hasta que tuvo dificultad para respirar.
—Yo era solo un niño —dijo él con voz ronca—. No puedes sostener en mi contra que tuve que alejarme de aquel monstruo.
—Me dejaste con él, —dijo Daniel con voz ahogada—. Nunca te perdonaré por eso. Voy a quitarte todo con lo que me sustituiste. Tu madre adoptiva. Su nombre es Birdie, ¿verdad? Dulce señora. Ella podría haber sido mi madre también, pero a ti no te importó un comino lo que me pasara.
—Cristo, —dijo Harry, las palabras que quería decir casi estaban estrangulándolo.
—Daniel, escúchame. Birdie no es culpable. Todo lo que ella hizo fue acoger a muchachos que no tenían un hogar. Ella te habría acogido también si hubiera sabido de ti. No la culpes. Cúlpame a mí.
—Y tu novia policía —Daniel siguió como si Harry no hubiera hablado—. Yo la habría matado pero la puta se defendió.
Esa es mi muchacha. Gracias a Dios ella tenía esas malditas malas pulgas. Ahora que había visto a Daniel, él no sabía cómo demonios Reggie había logrado escapar con vida.
—Y tus socios de negocios. ¿Les llamas hermanos? Fueron criados todos juntos.
—Ellos son mis mejores amigos, —dijo Harry tranquilamente—. Ellos tampoco sabían sobre ti, Daniel. Ellos también tuvieron una niñez dura, justo como tú. Es conmigo con quien estás enfadado. Trátalo conmigo. Soy el único al que culpar por dejarte.
—Sí, lo eres —dijo él simplemente—. Pero si te mato primero, no sufrirás. Quiero que vivas lo bastante para sufrir el conocimiento de que la gente más importante para ti está muerta.
La rabia impotente lo desbordó, burbujeando hacia arriba y amenazando con explotar. Estaba completamente desvalido. Incapaz de hacer una maldita cosa más que permanecer tumbado y escuchar a su propio hermano maquinar para matar a las personas que el más quería.
—Daniel, ¿qué puedo hacer para arreglar esto contigo, para hacer las cosas bien? —dijo Hutch tan calmado como sabía estarlo. Su única posibilidad era razonar con él, aunque sólo Dios sabía cómo se suponía que podía razonar con alguien que obviamente había perdido la cordura hacía mucho tiempo.
—¿Dónde está nuestro padre ahora? —preguntó, intentando una táctica diferente.
Una misteriosa calma se apoderó de Daniel. Sus ojos perdieron un poco de su furia, y algo de paz pareció rodearlo. Era escalofriante.
—Maté al hijo de puta.
Justo como había matado a Misty Thompson, cuyo único pecado fue ir al baile de graduación con Harry. Su garganta dolió cuando se imaginó a su marido y niños, solos ahora, todo debido a un error él había cometido cuando era sólo un muchacho. Solamente un niño. Asustado en su espíritu e incapaz de recibir más brutalidad de su padre. Él apenas fue capaz de cuidar de él. ¿Cómo se podría haber esperado que cuidara de un hermano menor?
Debería haberlo intentado.
Cerró sus ojos. Era demasiado tarde. Toda la culpa en el mundo, todos los podría, debería, habría, en el mundo no cambiarían el hecho que su hermano lo odiaba con bastante pasión como para tomar la vida de alguien más.
—Te ayudaré, Daniel —dijo él con cuidado—. Podemos ser una familia otra vez. Solo prométeme que no harás daño a nadie más. Tengo dinero. Podemos comprar una casa. Solamente tú y yo. Ir de pesca. Recuerdo cuánto te gustaba eso.
Daniel puso sus manos sobre sus oídos como un niño y sacudió su cabeza enérgicamente. Después de un momento, dejó caer sus manos y se acercó a Harry.
Por su cara se extendió la cólera. Una amenaza oscura estuvo al acecho en los ojos verdes tan parecidos a los de Harry.
Harry torció sus muñecas, tratando de aflojar las cuerdas. Estas cortaron su piel, pero a él no le importó. Tenía que intentar algo, lo que fuera para escapar. Había demasiadas personas en peligro. Daniel onduló sus dedos y apuntó de manera amenazante hacia Harry.
—¡Retrocede o dispararé!
Reggie. ¿Jesucristo, qué diablos hacía ella aquí? Su mirada voló hacia la puerta donde ella estaba de pie, con su arma apuntando a Daniel.
Daniel saltó hacia Harry y, fiel a su palabra, ella disparó. Daniel gruñó mientras caía sobre Harry, quitándole el aliento. Ellos rodaron por el impulso de Daniel, y Harry aterrizó sobre su hermano.
Daniel se puso de pie, y Harry sintió la mancha caliente de sangre. Reggie le había dado a Daniel. Una hoja fría apretó al cuello de Harry, y él contuvo su respiración por miedo de que con cualquier movimiento el cuchillo cortara a través de su piel.
—Baja el arma o él muere —gruñó Daniel.
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
¡HOLAAA! :)
Les dejo otro cap!
Espero que les guste! :)
¡Comenten!
:bye:
Les dejo otro cap!
Espero que les guste! :)
¡Comenten!
:bye:
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Voy a hacer una mini maratón por el cumple de Zayn. :D
.
¡Feliz Cumpleaños Zayn!
.
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Capítulo 92
La mirada de Harry encontró a Reggie a través de la habitación. Su arma estaba apuntando a Daniel, o tal vez era a él. Ellos estaban tan juntos, el brazo de Daniel apretando alrededor de Harry, que para todos los objetivos prácticos ella apuntaba hacia ambos.
Sus ojos se estrecharon en concentración intensa mientras ella caminaba hacia adelante.
—Baja el cuchillo —dijo ella con una voz que intimidaría aún al tipo más grande. Por primera vez, Harry apreció cuán impresionante era ella cuando estaba en modo policía.
—En unos minutos este lugar estará invado de policías. No saldrás vivo, —dijo ella con frialdad.
—Mientras él muera, eso no importa, —dijo Daniel con un borde de desesperación en su voz.
Reggie miró de reojo ahora, ajustando su apretón sobre el arma, tratando de conseguir un mejor ángulo para eliminar a Daniel. Tanto como Harry quería estar fuera de su apuro actual, su corazón se hundió ante la idea de su hermano muriendo. Que maldito desperdicio.
El cuchillo cortó su piel y un hilo de sangre se deslizó hacia abajo por su cuello.
Reggie paró su marcha y sostuvo el arma en manos firmes.
—¿Qué tienes contra Harry? —preguntó ella con voz tranquila—. Quiero decir, sé que él puede ser un dolor en el culo, pero seguramente, por ello no merece la pena de muerte.
Caramba gracias, Reggie. La miró airadamente, pero ella ni siquiera llegó a mirarlo. Toda su atención estaba enfocada en Daniel.
—Dile quién eres, Daniel, —dijo Harry en tono áspero, cuidadoso para no enviar el cuchillo más profundamente en su cuello—. Ella querrá conocerte.
—Daniel. Bonito nombre —comentó Reggie—. ¿Tienes apellido?
—Es Styles —gruñó Daniel.
Harry vio los ojos de Reggie ensancharse cuando hizo la conexión.
—Bien obviamente no eres su padre. Voy a adivinar que eres su hermano menor. Ya sabes que él solía hablar de ti todo el tiempo.
Daniel se puso rígido y Harry casi gimió. ¿Qué diablos hacía ella? Él nunca había mencionado a su hermano. Diablos, ella no sabía que él tenía uno hasta la otra noche.
—¿Qué dijo él? —Daniel exigió, y Harry se maravillo ante cuán infantil sonó.
—Sólo que ustedes dos solían tener algunos buenos momentos —dijo ella con una voz tranquila, moderada.
Maldición, ella era buena.
—Qué bastardo tan lamentable era su padre con ustedes dos y como lamentó que no te escaparas con él.
De algún modo, ella había logrado conseguir un control sobre la situación. Eso, o era una adivinadora malditamente buena. Pero ella se había sumergido directamente en el meollo del asunto.
—Sí, claro, —escupió Daniel—. Él se sintió verdaderamente mal. Él consiguió todo. Una madre. Nuevos hermanos. Tú. Él te consiguió a ti. Quiero que los vea morir a todos vosotros. Quiero que él sepa cómo se siente perder la gente que amas.
El cuchillo excavó más profundo en su piel y más sangre se deslizó hacia abajo en su cuello. Cristo. Esto no estaba bien. Reggie levantó el arma y la niveló con una mirada helada. —Baja el cuchillo, Daniel. No quieres hacer esto.
—¡Retrocede! —Gritó Daniel—. Lo mataré ahora mismo. No importará si me disparas o no. Cortaré su cuello antes de morir.
Reggie vaciló, y sus ojos se estrecharon en concentración. Obviamente ella juzgaba su determinación. Se relajó y bajó su arma. Tal vez se dio cuenta de que él no estaba fanfarroneando.
—Bien —dijo ella con dulzura—. Vamos a hacerlo a tu modo. Voy a bajar mi arma. Tú dejas ir a Harry. ¿Yo soy la que quieres, verdad? Quieres que Harry me vea morir. Él no puede hacer eso si muere primero, Daniel.
—¡Reggie, no! —Bramó Harry—. ¿Qué carajo estás pensando? Dispárale. Hazlo ahora.
Lo ignoró y se puso en cuclillas. Puso el arma sobre la alfombra y despacio se puso de pie otra vez. Pateó el arma lejos y esta fue moviéndose en espiral a través del piso.
—Así. El arma se ha ido. Ahora muéstrame algo de confianza. Deja ir a Harry. Me tienes. Soy a quién quieres. Él me ama, sabes. Me matas y él sufrirá.
—Reggie. Maldita sea. ¡No! —Él no dejaría que se sacrificara por él. Pero la elección no era suya. Se encontró empujado hacia adelante, cayendo al piso con un golpe. Rodó, desesperado por ver qué pasaba a su alrededor.
Reggie se agachó en posición defensiva mientras Daniel se acercaba a ella. Harry tiró de las cuerdas alrededor de sus muñecas, sin importarle el hecho de que ellas despedazaban su piel. No podía dejarla hacer frente sola a Daniel. Ella no tenía oportunidad contra el gran hijo de puta, no importa cuán buena ella era.
Daniel arremetió, y lo esquivó y luego se lanzó a través del piso hacia su arma. Golpeó la alfombra con un ruido sordo cuando Daniel agarró su tobillo.
—Puta, —gruñó él—. Pagarás por esto. Él te va a ver morir. Y no será rápido. Voy a disfrutar destrozándote, pedazo por pedazo.
Ella sacó de repente su otro pie y pateó su mandíbula. Él gruñó, pero conservó su tobillo y despacio la arrastró hacia él.
Harry tiró frenéticamente, intentando desesperadamente aflojar las cuerdas. Él no la vería morir. Maldita sea, ¿dónde estaban los policías que ella prometió que aparecerían?
Daniel soltó su tobillo, pero agarró su blusa con su mano fornida y tirando de ella la puso de pie. La sostuvo de tal manera que sus pies colgaban del piso. Y luego la golpeó con el revés de la mano, haciéndola tambalearse.
¡Hijo de puta! La furia se encendió como la maleza. Una de las cuerdas cedió y él liberó su mano. Rasgó las cuerdas que estaban resbaladizas con su sangre.
Reggie se recuperó rápidamente y retrocedió, manteniendo espacio entre ella y Daniel. Su arma estaba detrás de Daniel.
Bien, mantenlo lejos de ti, nena. Por favor.
El pedazo final de cuerda cayó libre, y él alargó las manos hacia las ligaduras que rodeaban sus tobillos.
Mantenlo ocupado. Solo unos segundos más. No te dejaré morir por mí, Reggie.
Daniel gruñó con dolor, y Harry miró hacia arriba para ver a Reggie con una rodilla en el suelo, su puño enterrado en las pelotas de Daniel. Buena chica.
Pero entonces ella fue tumbada cuando Daniel la golpeó con uno de aquellos puños "grandes como un ladrillo".
Su grito de dolor rompió el aire. Harry maldijo sus dedos entumecidos mientras estos hurgaban torpemente las cuerdas.
Hubo una ráfaga de acción cuando Daniel fue por Reggie y ella respondió peleando. Lo golpeó con una patada giratoria que logró llevar a Daniel un paso atrás. Ella impulsó su ventaja momentánea lanzando una andanada de golpes a su sección media, y luego lo cortó con un gancho al mentón.
Ella era una mancha borrosa de codos, puños y pies mientras hacía retroceder a Daniel a través del piso. Si Harry no hubiera estado tan malditamente asustado por ella, habría admirado el modo que ella totalmente pateó su culo.
La sangre se vertía desde su nariz, pero ella ni siquiera paró para limpiarla mientras seguía su asalto implacable. Ella ejecutó un golpe efectivo y debió haber encontrado la herida de bala, porque el grito sordo de dolor de Daniel hizo eco a través de la habitación.
Finalmente la cuerda se soltó, y Harry se puso de pie. Se lanzó hacia Daniel, y ambos cayeron apiñados. Su hermano estaba construido como un maldito bloque de cemento. Fue como golpear una pared de ladrillo yendo a sesenta millas por hora.
Harry jugó sucio. Estrelló su puño en el hombro que fue herido de bala. Daniel gruñó, pero lanzó un puñetazo por su cuenta, separando a Harry de él.
Mientras Hary se ponía de pie, Daniel embistió sobre él, bramando como un toro enfadado. Reggie se puso delante de él y cayó en el asalto de Daniel. La rabia cegó a Harry. Furia por que Reggie se había colocado delante de él, furia por que Daniel la había lastimado.
Reggie echó hacia atrás su cabeza golpeó a Daniel directamente en la nariz. La sangre brotó mientras Daniel aullaba de dolor. Harry saltó hacia él, separándolo de Reggie mientras ellos rodaban en una masa de brazos y piernas torcidos. Harry le dio un puñetazo en el hombro otra vez y luego siguió con otro a su nariz.
La fuerza combinada de él y Reggie estaba causando efecto en Daniel. Su ataque se debilitaba. Harry sintió una oleada de esperanza. Él y Reggie aún podían salir de esta.
Daniel golpeó con un puño la barbilla de Harry, y este perdió terreno. Daniel la emprendió contra a Reggie otra vez mientras ella se ponía de pie. El arma solo estaba a unos pies de ella, y ella se abalanzó hacia ella, aterrizando sobre su estómago cuando la alcanzó.
Daniel la alcanzó, agarró a Reggie por la parte de atrás de su cuello y la levantó con una mano. La tiró de espaldas, y ella aterrizó con un golpe a varios pies de distancia. Harry se abalanzó sobre el arma, pero Daniel llegó a ella primero.
Este era uno de aquellos momentos cuando de acuerdo con los libros y las películas, las cosas se supone que se mueven con movimiento lento. Pero Harry apenas procesó los próximos pocos segundos. Daniel levantó el arma y apuntó directamente a Reggie.
—¡Noooo! —Gritó Harry.
Sus ojos se estrecharon en concentración intensa mientras ella caminaba hacia adelante.
—Baja el cuchillo —dijo ella con una voz que intimidaría aún al tipo más grande. Por primera vez, Harry apreció cuán impresionante era ella cuando estaba en modo policía.
—En unos minutos este lugar estará invado de policías. No saldrás vivo, —dijo ella con frialdad.
—Mientras él muera, eso no importa, —dijo Daniel con un borde de desesperación en su voz.
Reggie miró de reojo ahora, ajustando su apretón sobre el arma, tratando de conseguir un mejor ángulo para eliminar a Daniel. Tanto como Harry quería estar fuera de su apuro actual, su corazón se hundió ante la idea de su hermano muriendo. Que maldito desperdicio.
El cuchillo cortó su piel y un hilo de sangre se deslizó hacia abajo por su cuello.
Reggie paró su marcha y sostuvo el arma en manos firmes.
—¿Qué tienes contra Harry? —preguntó ella con voz tranquila—. Quiero decir, sé que él puede ser un dolor en el culo, pero seguramente, por ello no merece la pena de muerte.
Caramba gracias, Reggie. La miró airadamente, pero ella ni siquiera llegó a mirarlo. Toda su atención estaba enfocada en Daniel.
—Dile quién eres, Daniel, —dijo Harry en tono áspero, cuidadoso para no enviar el cuchillo más profundamente en su cuello—. Ella querrá conocerte.
—Daniel. Bonito nombre —comentó Reggie—. ¿Tienes apellido?
—Es Styles —gruñó Daniel.
Harry vio los ojos de Reggie ensancharse cuando hizo la conexión.
—Bien obviamente no eres su padre. Voy a adivinar que eres su hermano menor. Ya sabes que él solía hablar de ti todo el tiempo.
Daniel se puso rígido y Harry casi gimió. ¿Qué diablos hacía ella? Él nunca había mencionado a su hermano. Diablos, ella no sabía que él tenía uno hasta la otra noche.
—¿Qué dijo él? —Daniel exigió, y Harry se maravillo ante cuán infantil sonó.
—Sólo que ustedes dos solían tener algunos buenos momentos —dijo ella con una voz tranquila, moderada.
Maldición, ella era buena.
—Qué bastardo tan lamentable era su padre con ustedes dos y como lamentó que no te escaparas con él.
De algún modo, ella había logrado conseguir un control sobre la situación. Eso, o era una adivinadora malditamente buena. Pero ella se había sumergido directamente en el meollo del asunto.
—Sí, claro, —escupió Daniel—. Él se sintió verdaderamente mal. Él consiguió todo. Una madre. Nuevos hermanos. Tú. Él te consiguió a ti. Quiero que los vea morir a todos vosotros. Quiero que él sepa cómo se siente perder la gente que amas.
El cuchillo excavó más profundo en su piel y más sangre se deslizó hacia abajo en su cuello. Cristo. Esto no estaba bien. Reggie levantó el arma y la niveló con una mirada helada. —Baja el cuchillo, Daniel. No quieres hacer esto.
—¡Retrocede! —Gritó Daniel—. Lo mataré ahora mismo. No importará si me disparas o no. Cortaré su cuello antes de morir.
Reggie vaciló, y sus ojos se estrecharon en concentración. Obviamente ella juzgaba su determinación. Se relajó y bajó su arma. Tal vez se dio cuenta de que él no estaba fanfarroneando.
—Bien —dijo ella con dulzura—. Vamos a hacerlo a tu modo. Voy a bajar mi arma. Tú dejas ir a Harry. ¿Yo soy la que quieres, verdad? Quieres que Harry me vea morir. Él no puede hacer eso si muere primero, Daniel.
—¡Reggie, no! —Bramó Harry—. ¿Qué carajo estás pensando? Dispárale. Hazlo ahora.
Lo ignoró y se puso en cuclillas. Puso el arma sobre la alfombra y despacio se puso de pie otra vez. Pateó el arma lejos y esta fue moviéndose en espiral a través del piso.
—Así. El arma se ha ido. Ahora muéstrame algo de confianza. Deja ir a Harry. Me tienes. Soy a quién quieres. Él me ama, sabes. Me matas y él sufrirá.
—Reggie. Maldita sea. ¡No! —Él no dejaría que se sacrificara por él. Pero la elección no era suya. Se encontró empujado hacia adelante, cayendo al piso con un golpe. Rodó, desesperado por ver qué pasaba a su alrededor.
Reggie se agachó en posición defensiva mientras Daniel se acercaba a ella. Harry tiró de las cuerdas alrededor de sus muñecas, sin importarle el hecho de que ellas despedazaban su piel. No podía dejarla hacer frente sola a Daniel. Ella no tenía oportunidad contra el gran hijo de puta, no importa cuán buena ella era.
Daniel arremetió, y lo esquivó y luego se lanzó a través del piso hacia su arma. Golpeó la alfombra con un ruido sordo cuando Daniel agarró su tobillo.
—Puta, —gruñó él—. Pagarás por esto. Él te va a ver morir. Y no será rápido. Voy a disfrutar destrozándote, pedazo por pedazo.
Ella sacó de repente su otro pie y pateó su mandíbula. Él gruñó, pero conservó su tobillo y despacio la arrastró hacia él.
Harry tiró frenéticamente, intentando desesperadamente aflojar las cuerdas. Él no la vería morir. Maldita sea, ¿dónde estaban los policías que ella prometió que aparecerían?
Daniel soltó su tobillo, pero agarró su blusa con su mano fornida y tirando de ella la puso de pie. La sostuvo de tal manera que sus pies colgaban del piso. Y luego la golpeó con el revés de la mano, haciéndola tambalearse.
¡Hijo de puta! La furia se encendió como la maleza. Una de las cuerdas cedió y él liberó su mano. Rasgó las cuerdas que estaban resbaladizas con su sangre.
Reggie se recuperó rápidamente y retrocedió, manteniendo espacio entre ella y Daniel. Su arma estaba detrás de Daniel.
Bien, mantenlo lejos de ti, nena. Por favor.
El pedazo final de cuerda cayó libre, y él alargó las manos hacia las ligaduras que rodeaban sus tobillos.
Mantenlo ocupado. Solo unos segundos más. No te dejaré morir por mí, Reggie.
Daniel gruñó con dolor, y Harry miró hacia arriba para ver a Reggie con una rodilla en el suelo, su puño enterrado en las pelotas de Daniel. Buena chica.
Pero entonces ella fue tumbada cuando Daniel la golpeó con uno de aquellos puños "grandes como un ladrillo".
Su grito de dolor rompió el aire. Harry maldijo sus dedos entumecidos mientras estos hurgaban torpemente las cuerdas.
Hubo una ráfaga de acción cuando Daniel fue por Reggie y ella respondió peleando. Lo golpeó con una patada giratoria que logró llevar a Daniel un paso atrás. Ella impulsó su ventaja momentánea lanzando una andanada de golpes a su sección media, y luego lo cortó con un gancho al mentón.
Ella era una mancha borrosa de codos, puños y pies mientras hacía retroceder a Daniel a través del piso. Si Harry no hubiera estado tan malditamente asustado por ella, habría admirado el modo que ella totalmente pateó su culo.
La sangre se vertía desde su nariz, pero ella ni siquiera paró para limpiarla mientras seguía su asalto implacable. Ella ejecutó un golpe efectivo y debió haber encontrado la herida de bala, porque el grito sordo de dolor de Daniel hizo eco a través de la habitación.
Finalmente la cuerda se soltó, y Harry se puso de pie. Se lanzó hacia Daniel, y ambos cayeron apiñados. Su hermano estaba construido como un maldito bloque de cemento. Fue como golpear una pared de ladrillo yendo a sesenta millas por hora.
Harry jugó sucio. Estrelló su puño en el hombro que fue herido de bala. Daniel gruñó, pero lanzó un puñetazo por su cuenta, separando a Harry de él.
Mientras Hary se ponía de pie, Daniel embistió sobre él, bramando como un toro enfadado. Reggie se puso delante de él y cayó en el asalto de Daniel. La rabia cegó a Harry. Furia por que Reggie se había colocado delante de él, furia por que Daniel la había lastimado.
Reggie echó hacia atrás su cabeza golpeó a Daniel directamente en la nariz. La sangre brotó mientras Daniel aullaba de dolor. Harry saltó hacia él, separándolo de Reggie mientras ellos rodaban en una masa de brazos y piernas torcidos. Harry le dio un puñetazo en el hombro otra vez y luego siguió con otro a su nariz.
La fuerza combinada de él y Reggie estaba causando efecto en Daniel. Su ataque se debilitaba. Harry sintió una oleada de esperanza. Él y Reggie aún podían salir de esta.
Daniel golpeó con un puño la barbilla de Harry, y este perdió terreno. Daniel la emprendió contra a Reggie otra vez mientras ella se ponía de pie. El arma solo estaba a unos pies de ella, y ella se abalanzó hacia ella, aterrizando sobre su estómago cuando la alcanzó.
Daniel la alcanzó, agarró a Reggie por la parte de atrás de su cuello y la levantó con una mano. La tiró de espaldas, y ella aterrizó con un golpe a varios pies de distancia. Harry se abalanzó sobre el arma, pero Daniel llegó a ella primero.
Este era uno de aquellos momentos cuando de acuerdo con los libros y las películas, las cosas se supone que se mueven con movimiento lento. Pero Harry apenas procesó los próximos pocos segundos. Daniel levantó el arma y apuntó directamente a Reggie.
—¡Noooo! —Gritó Harry.
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Capítulo 93
El tiro hizo eco como un cañón en una habitación pequeña. Harry miró a Reggie con horror, pero fue Daniel quien se tambaleó y luego cayó en el piso como una marioneta. El arma cayó de su mano, y él aferró su pecho, succionando el aire como un jodido guppy12.
Harry giró su cabeza a su alrededor para ver a Louis de pie en la entrada, pistola en mano. Detrás de él, media docena policías diseminados en la habitación. El mundo entero había ido al diablo.
Reggie.
Él se dio la vuelta otra vez, buscándola. Ella se hundió en sus rodillas, pero estaba viva. El dulce alivio estalló sobre él. Nunca había tenido una visión tan hermosa como Reggie arrodillada sobre la alfombra mientras sus compañeros policías la rodeaban.
Él se puso de pie y se movió torpemente hacia ella. Lanzó a un policía fuera del camino y tiró de ella hacia sus brazos.
—Nunca me asustes de esta manera otra vez, nena.
—¿Yo? —ella murmuró—. Tú eres el que desapareció. Encuentro tu camión vacío en un lado del camino, tú sangre, y no te encontrabas por ninguna parte. Si alguien estaba asustada era yo.
La abrazó fuerte, acariciando su pelo.
—¿Podemos salir aquí? —dijo él.
Ellos se empujaron sobre sus pies, inestables como un par de niños que aprenden a andar. Ella se veía terrible, y sólo Dios sabía cuán mal se veía él. Pero necesitaba aire. Tenía que estar lejos de la vista de su hermano tendido en el suelo mientras los paramédicos lo atendían. Tanto como quería sentir odio hacia Daniel, todo que podía convocar era una tristeza profunda.
Reggie enganchó su brazo sobre su hombro, y comenzó a ayudarlo a andar hacia la puerta. Ah, demonios no.
Él dejó caer su brazo y la pegó contra su costado, determinado a ser él quien la ayudara.
Ella arrastró su brazo hacia arriba hasta sus hombros y lo mantuvo allí en un apretón firme mientras ambos se tambaleaban saliendo por la puerta hacia la noche.
—¿Cómo demonios me encontraste?, —refunfuñó—. Ni siquiera sé donde carajo estamos.
—No fue fácil. Tuve que registrar minuciosamente el campo entero después de que encontré tu camioneta. Tenía a todo el departamento buscando.
—Me siento como si hubiera sido atropellado por un maldito camión Mack13 —dijo él con un gemido.
—También lo pareces —dijo ella.
—Bien, tú no te ves mucho mejor.
Ella sonrió, y él sintió aliviarse el peso en su pecho.
—Aww, joder —refunfuñó ella.
Él siguió su mirada para ver a Niall y Zayn de pie junto a uno de los coches de policía. Ambos se veían preocupados como el infierno, pero cuando los reconocieron tambaleándose hacia ellos, pudo ver el alivio aligerar sus rasgos, dibujados duros por el brillo de las luces destellantes.
Él miró hacia abajo a Reggie y vio la mirada atormentada en sus ojos, el miedo y la tensión llenando sus rasgos. Él apretó su brazo alrededor de ella.
—Vosotros dos os veis como la mierda, —dijo Niall.
—No eres nada observador —dijo Reggie vilmente.
Zayn exhaló un suspiro exagerado. —Ellos probablemente piensan que merecen una atención especial. Yo no voy a hacer toda la comida.
Reggie fulminó con la mirada tanto a Zayn como a Niall mientras Harry hizo todo que pudo para contener su risa. Dios, esto era lo que él necesitaba. Durante un momento pudo olvidar que casi había perdido todo que era importante para él por alguien que alguna vez había significado todo para él.
Reggie tembló contra él y comenzó a caer. La asió, pero sus propias rodillas se doblaron, y ambos cayeron en un montón sobre la tierra.
Él gimió y miró hacia arriba para ver a Zayn y Niall mirando hacia ellos, ambos sacudiendo sus cabezas.
Niall hizo un sonido de desaprobación. —Patético. —Él alcanzó a Harry para levantarlo mientras Zayn alcanzaba a Reggie, acunándola en sus brazos.
—Ten cuidado con ella, —dijo Harry con tono áspero—. Ella recibió una paliza allí adentro.
—Sí, lo veo —dijo Zayn en voz baja.
Dos paramédicos de la segunda ambulancia de la escena se apresuraron, con los bolsos de emergencia en las manos. Uno de ellos alargó las manos hacia Reggie, sólo para ser detenido por la mirada acerada de Zayn.
—Déjenos revisarla —dijo el paramédico.
Niall sostenía a Harry, lo que era una maldita buena cosa, porque él había perdido toda la sensibilidad en ambos pies.
—Yo la llevaré, —dijo Cam—. ¿Dónde la quiere usted?
—En el vehículo —El médico hizo un gesto hacia la ambulancia intermitente a veinte yardas—. ¿Puede usted caminar?, —le preguntó a Harry.
—Me aseguraré que llegue allí —dijo Niall sombríamente.
—Gracias hombre, te la debo, —dijo Harry mientras Niall mitad lo arrastraba, mitad lo cargaba hacia la ambulancia.
—Sin ofender tío, pero pienso que esperaré para cobrar hasta que te veas un poco mejor.
Harry resopló. —Muy generoso.
Había silencio mientras él y Niall siguieron a Zayn. Entonces en voz baja Niall preguntó, —¿Como de mal está ella, Harry? ¿Qué pasó allá adentro?
Ellos llegaron a la ambulancia, y Zayn tendió a Reggie sobre una camilla mientras Niall apoyaba a Harry contra la parte trasera de la ambulancia.
—Ella me protegió —dijo Harry silenciosamente—. La pequeña tonta se sacrificó por mí y provocó a Daniel para que me dejara ir a cambio de matarla a ella. Entonces trató de darle una paliza. Tuvo éxito en su mayor parte.
Niall sacudió su cabeza. —Eso no me sorprende en lo más mínimo. —Él echó un vistazo a Reggie, quien estaba siendo examinada por el paramédico—. ¿Piensas que estará bien?
—Sí, lo creo, —contestó Harry—. Ella aguantó una paliza pero dio tanto como recibió. Ambos nos sentiremos como la mierda por la mañana, pero no pienso que sea nada serio. —Él esperaba. Dios, él esperaba.
Su mirada encontró a Niall. —Entiendo por qué lo hizo —dijo él silenciosamente.
Niall ladeó su cabeza. —¿Hizo qué?
Harry tomó una respiración profunda. —Cuándo yo estaba allí, y Daniel estaba atacando a Reggie, cuando estaba seguro que la mataría y yo la perdería para siempre, me di cuenta por qué ella nos engañó antes. Yo habría hecho lo que fuera para protegerla. Mentiría, engañaría, robaría. Yo mataría a un hombre y no me importarían una mierda las consecuencias. ¿Pero sabes qué? Eso no significa que yo no la ame. Solamente quiere decir que yo haría lo que fuera para mantenerla segura. Si ella nos ama la mitad entonces entiendo por qué nos mintió.
Niall exhaló un suspiro, miró a lo lejos y entonces echó un vistazo hacia atrás a Harry, sus ojos ligeramente salvajes en las luces y destellos azul y rojo. —Sí, te entiendo hombre. Me siento de la misma forma. Pero al final, ella tiene que querer quedarse, ¿sabes? No podemos forzarla, y yo no querría hacerlo.
Harry asintió, pero él se sintió un poco más ligero y no tan lleno de pánico como había estado antes. Los amaba. Ella tenía que hacerlo. Él no podía creer que todo hubiera sido una actuación. Nadie era tan bueno.
Harry despidió con la mano al médico mientras este caminaba para examinarlo.
—Estoy bien —dijo él.
—¿Está usted seguro? —preguntó el médico.
Harry asintió. —Sí, estoy bien. Solamente examine a Reggie. Asegúrese que ella está bien. Asegúrese que ella no se ha roto su maldita muñeca. Ya fue lastimada.
El médico rió entre dientes. —Pienso que ella estará bien. Está maldiciendo continuamente a mi compañero ahí adentro. Me marché antes de que comenzara a amenazarme también.
Niall rió, y Harry pudo oír el alivio en su voz. Si Reggie estaba haciendo amenazas, ella estaba bien.
12- Guppy: Tipo de pez
13- Mack: Tipo de camión de fabricación estadounidense
Harry giró su cabeza a su alrededor para ver a Louis de pie en la entrada, pistola en mano. Detrás de él, media docena policías diseminados en la habitación. El mundo entero había ido al diablo.
Reggie.
Él se dio la vuelta otra vez, buscándola. Ella se hundió en sus rodillas, pero estaba viva. El dulce alivio estalló sobre él. Nunca había tenido una visión tan hermosa como Reggie arrodillada sobre la alfombra mientras sus compañeros policías la rodeaban.
Él se puso de pie y se movió torpemente hacia ella. Lanzó a un policía fuera del camino y tiró de ella hacia sus brazos.
—Nunca me asustes de esta manera otra vez, nena.
—¿Yo? —ella murmuró—. Tú eres el que desapareció. Encuentro tu camión vacío en un lado del camino, tú sangre, y no te encontrabas por ninguna parte. Si alguien estaba asustada era yo.
La abrazó fuerte, acariciando su pelo.
—¿Podemos salir aquí? —dijo él.
Ellos se empujaron sobre sus pies, inestables como un par de niños que aprenden a andar. Ella se veía terrible, y sólo Dios sabía cuán mal se veía él. Pero necesitaba aire. Tenía que estar lejos de la vista de su hermano tendido en el suelo mientras los paramédicos lo atendían. Tanto como quería sentir odio hacia Daniel, todo que podía convocar era una tristeza profunda.
Reggie enganchó su brazo sobre su hombro, y comenzó a ayudarlo a andar hacia la puerta. Ah, demonios no.
Él dejó caer su brazo y la pegó contra su costado, determinado a ser él quien la ayudara.
Ella arrastró su brazo hacia arriba hasta sus hombros y lo mantuvo allí en un apretón firme mientras ambos se tambaleaban saliendo por la puerta hacia la noche.
—¿Cómo demonios me encontraste?, —refunfuñó—. Ni siquiera sé donde carajo estamos.
—No fue fácil. Tuve que registrar minuciosamente el campo entero después de que encontré tu camioneta. Tenía a todo el departamento buscando.
—Me siento como si hubiera sido atropellado por un maldito camión Mack13 —dijo él con un gemido.
—También lo pareces —dijo ella.
—Bien, tú no te ves mucho mejor.
Ella sonrió, y él sintió aliviarse el peso en su pecho.
—Aww, joder —refunfuñó ella.
Él siguió su mirada para ver a Niall y Zayn de pie junto a uno de los coches de policía. Ambos se veían preocupados como el infierno, pero cuando los reconocieron tambaleándose hacia ellos, pudo ver el alivio aligerar sus rasgos, dibujados duros por el brillo de las luces destellantes.
Él miró hacia abajo a Reggie y vio la mirada atormentada en sus ojos, el miedo y la tensión llenando sus rasgos. Él apretó su brazo alrededor de ella.
—Vosotros dos os veis como la mierda, —dijo Niall.
—No eres nada observador —dijo Reggie vilmente.
Zayn exhaló un suspiro exagerado. —Ellos probablemente piensan que merecen una atención especial. Yo no voy a hacer toda la comida.
Reggie fulminó con la mirada tanto a Zayn como a Niall mientras Harry hizo todo que pudo para contener su risa. Dios, esto era lo que él necesitaba. Durante un momento pudo olvidar que casi había perdido todo que era importante para él por alguien que alguna vez había significado todo para él.
Reggie tembló contra él y comenzó a caer. La asió, pero sus propias rodillas se doblaron, y ambos cayeron en un montón sobre la tierra.
Él gimió y miró hacia arriba para ver a Zayn y Niall mirando hacia ellos, ambos sacudiendo sus cabezas.
Niall hizo un sonido de desaprobación. —Patético. —Él alcanzó a Harry para levantarlo mientras Zayn alcanzaba a Reggie, acunándola en sus brazos.
—Ten cuidado con ella, —dijo Harry con tono áspero—. Ella recibió una paliza allí adentro.
—Sí, lo veo —dijo Zayn en voz baja.
Dos paramédicos de la segunda ambulancia de la escena se apresuraron, con los bolsos de emergencia en las manos. Uno de ellos alargó las manos hacia Reggie, sólo para ser detenido por la mirada acerada de Zayn.
—Déjenos revisarla —dijo el paramédico.
Niall sostenía a Harry, lo que era una maldita buena cosa, porque él había perdido toda la sensibilidad en ambos pies.
—Yo la llevaré, —dijo Cam—. ¿Dónde la quiere usted?
—En el vehículo —El médico hizo un gesto hacia la ambulancia intermitente a veinte yardas—. ¿Puede usted caminar?, —le preguntó a Harry.
—Me aseguraré que llegue allí —dijo Niall sombríamente.
—Gracias hombre, te la debo, —dijo Harry mientras Niall mitad lo arrastraba, mitad lo cargaba hacia la ambulancia.
—Sin ofender tío, pero pienso que esperaré para cobrar hasta que te veas un poco mejor.
Harry resopló. —Muy generoso.
Había silencio mientras él y Niall siguieron a Zayn. Entonces en voz baja Niall preguntó, —¿Como de mal está ella, Harry? ¿Qué pasó allá adentro?
Ellos llegaron a la ambulancia, y Zayn tendió a Reggie sobre una camilla mientras Niall apoyaba a Harry contra la parte trasera de la ambulancia.
—Ella me protegió —dijo Harry silenciosamente—. La pequeña tonta se sacrificó por mí y provocó a Daniel para que me dejara ir a cambio de matarla a ella. Entonces trató de darle una paliza. Tuvo éxito en su mayor parte.
Niall sacudió su cabeza. —Eso no me sorprende en lo más mínimo. —Él echó un vistazo a Reggie, quien estaba siendo examinada por el paramédico—. ¿Piensas que estará bien?
—Sí, lo creo, —contestó Harry—. Ella aguantó una paliza pero dio tanto como recibió. Ambos nos sentiremos como la mierda por la mañana, pero no pienso que sea nada serio. —Él esperaba. Dios, él esperaba.
Su mirada encontró a Niall. —Entiendo por qué lo hizo —dijo él silenciosamente.
Niall ladeó su cabeza. —¿Hizo qué?
Harry tomó una respiración profunda. —Cuándo yo estaba allí, y Daniel estaba atacando a Reggie, cuando estaba seguro que la mataría y yo la perdería para siempre, me di cuenta por qué ella nos engañó antes. Yo habría hecho lo que fuera para protegerla. Mentiría, engañaría, robaría. Yo mataría a un hombre y no me importarían una mierda las consecuencias. ¿Pero sabes qué? Eso no significa que yo no la ame. Solamente quiere decir que yo haría lo que fuera para mantenerla segura. Si ella nos ama la mitad entonces entiendo por qué nos mintió.
Niall exhaló un suspiro, miró a lo lejos y entonces echó un vistazo hacia atrás a Harry, sus ojos ligeramente salvajes en las luces y destellos azul y rojo. —Sí, te entiendo hombre. Me siento de la misma forma. Pero al final, ella tiene que querer quedarse, ¿sabes? No podemos forzarla, y yo no querría hacerlo.
Harry asintió, pero él se sintió un poco más ligero y no tan lleno de pánico como había estado antes. Los amaba. Ella tenía que hacerlo. Él no podía creer que todo hubiera sido una actuación. Nadie era tan bueno.
Harry despidió con la mano al médico mientras este caminaba para examinarlo.
—Estoy bien —dijo él.
—¿Está usted seguro? —preguntó el médico.
Harry asintió. —Sí, estoy bien. Solamente examine a Reggie. Asegúrese que ella está bien. Asegúrese que ella no se ha roto su maldita muñeca. Ya fue lastimada.
El médico rió entre dientes. —Pienso que ella estará bien. Está maldiciendo continuamente a mi compañero ahí adentro. Me marché antes de que comenzara a amenazarme también.
Niall rió, y Harry pudo oír el alivio en su voz. Si Reggie estaba haciendo amenazas, ella estaba bien.
__________________________________________
12- Guppy: Tipo de pez
13- Mack: Tipo de camión de fabricación estadounidense
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Capítulo 94
Regina estaba acurrucada como una bola en la camilla de la ambulancia, con el ceño fruncido mientras uno de los médicos la pinchaba y cortaba. Los dedos de Zayn estaban junto a los suyos, en un gesto que la hacía sentir cómoda. No podía odiarla demasiado ¿verdad? Estaba aquí. Él y Niall ambos estaban aquí. Sólo que había perdido la pista de ambos, Niall y Harry, en la confusión.
—¿Niall? ¿Harry? ¿Dónde diablos están?, —exigió. ¿Dónde diablos estaban? Sin duda no se irían. No podría ser que estuvieran enfadados con ella, ¿verdad?
El agarre alrededor de sus dedos se apretó. —Cálmate, Reggie. Están aquí.
¿Qué era lo que Zayn no le estaba diciendo? ¿Fue herido Harry peor de lo que pensaba? El pánico hizo que su agarre se tensara, apretando sin piedad.
Luchó contra las manos que la sujetaban, luchó por sentarse. —¡Ouch!
—Estoy aquí, cariño.
Lo vio abrirse paso a través de la gente alrededor de ella, y se debilitó de alivio.
—¿Dónde está Niall?
Su mirada buscó en sus rostros. Todos ellos bañados por la cascada de luces intermitentes, y parpadeó para tratar de dar sentido a todo.
Una mano fuerte se apoderó de su hombro y la empujó hacia abajo en la camilla.
El grito se derrumbó en su pecho. Niall.
—No me hagas que arrastre tu trasero a esa camilla, —gruñó Niall—. Deja de molestar a los médicos, y deja que te revisen.
—Asegúrate de que Harry está bien, —dijo aturdida—. Sus manos eran un desastre.
—Qué tal si me dejas preocuparme por Harry, y te concentras en reparar tu propio trasero, ¿de acuerdo?, —dijo Niall.
—No voy a ir al hospital, —resopló ella—. Estoy bien. Quiero que me llevéis a casa.
Zayn le apretó la mano, y Niall acarició su pelo en la cara.
—¿Y dónde está tu casa, Reggie querida?
Ella frunció el ceño. —Dondequiera que infierno me llevéis.
Niall se rió entre dientes. —Buena respuesta, amor. Buena respuesta.
—¿Dónde está Harry?, —preguntó de nuevo.
—Estoy aquí, cariño, —dijo, y ella volvió la cabeza para verlo de pie junto a ella. La preocupación arrugaba su frente mientras la miraba—. Me pregunto si no deberías ir al hospital y dejarlos que te exploraran. Pareces un poco confundida.
Quitó la mano de Niall de su hombro y se sentó. —No necesito ir al hospital maldita sea. Lo que necesito es que todo el mundo se vaya a la mierda para que pueda respirar. Y luego quiero volver a casa, —Estaba desesperada por llegar a su hogar. En sus brazos. Estar con ellos.
Los paramédicos dieron los chicos una mirada de simpatía y luego se retiraron de un salto. —Es toda suya, —dijeron.
Miró a Harry y vio que no fue atendido en absoluto.
—Malditos paramédicos, —se quejó—. Les dije que quería asegurarme que Harry fuese atendido.
La mano de Zayn llegó hasta su cuello, dándole un suave masaje en la nuca. Ella gimió de felicidad pura y se apoyó en su toque.
—No te preocupes, amor. Niall y yo nos haremos cargo de nuestro hermano pequeño tan pronto como estemos a salvo en casa.
Lo miró con gratitud y después a Niall. Debe de haber oído decir que el hermano de Harry había estado detrás de los ataques. Con su declaración, volvió a insistir en que Harry tenía dos hermanos que se preocupaban por él.
—Pequeño, mi trasero, —gruñó Harry—. ¿Sabías que eres seis meses mayor que yo?
—Siete, —dijo Niall con una sonrisa—. Soy seis meses mayor. Zayn es siete.
—Y no mantendrías la cuenta, supongo, —dijo Harry oscuro.
—¿Podemos irnos ya?, —preguntó mientras se deslizaba fuera de la camilla. Sus pies tocaron el suelo, y ella bajó como una roca, con las rodillas doblándose y el resto de su cuerpo deslizándose como gelatina.
Niall y Zayn la tomaron y la transportaron hasta ponerla en pie entre ellos.
—Los pies no me están funcionando bien, —murmuró.
Niall se echó a reír. —Sí, podemos verlo.
Zayn frunció el ceño. —¿Estáis seguros de que no debemos llevarla al hospital? —Ni siquiera estaba hablando con ella ahora, estaba hablando sobre su cabeza con Niall, como si ella no estuviera allí.
Gruñó en voz baja, pero fue ignorada por los hombres.
—Si sólo echadme una mano hasta la camioneta, estaré bien.
En lugar de ayudarla, se encontró levantada en el aire, y cayendo sobre el pecho de Zayn con un suave plop. Se volvió para mirar detrás, y ver a Niall pasar su brazo alrededor de la cintura de Harry y ayudarlo a él. Asintió con satisfacción al ver que Harry estaba siendo atendido y luego se recargó contra Zayn.
—Sabes, voy a patearte el trasero más tarde, —dijo Zayn.
Ella asintió y cerró los ojos. —Sí, bueno, dame unos días primero. Entonces voy a dejar que me golpees con el pie.
Mientras fuera a estar allí, se agacharía y le presentaría el culo para que él se sacara todo lo que quisiera.
Él se rió entre dientes y se relajó. Se metió en el asiento trasero, aún sosteniéndola, mientras que Niall se subía y Harry se metía al frente y luego caminaba hacia el lado del conductor.
Algo le pegó como una tonelada de ladrillos. Con más fuerza que cualquiera de los golpes de Daniel. Esto era lo que ella quería. Más que cualquier otra cosa. A los tres. Zayn, Niall y Harry con ella siempre.
No había confiado en ellos. No había confianza que pudiera hacer frente a la relación. Pero no podía ser responsable por la manera en que la manejaba. Todo lo que podía hacer era manejar su propia participación.
La euforia se apoderó de sus venas hasta que estaba casi mareada con ella. Se trataba de ellos. Tenía que confiar en ellos para hacer lo que les había prometido.
Eso era todo lo que tenía que hacer y haría todo lo que pudiera.
Si funcionaba, bien, pero no podía continuar tratando de gestionar todos los aspectos, volviéndose loca tratando de ser todo para todos. Sólo podía ser ella misma y eso era todo lo que dijeron que querían. A ella.
Los quería. Los amaba con cada pedazo de su alma. Y ellos la amaban. ¿No era todo lo que importaba?
Volvió la cara hacia el estómago de Zayn y le pasó los brazos alrededor de su cintura. Sus rodillas hundidas en el respaldo del asiento mientras se apretaba más fuerte en contra de él, como si no quisiera dejarlo ir.
Los quería a todos malditamente mucho, y estaba cansada de correr. Cansada de ser miserable sin ellos.
Sabía que habría que hacer declaraciones, presentar informes. El jefe querría la historia completa. Pero por ahora, lo único que quería era ir a casa y dormir durante veinticuatro horas. Era muy importante estar en su mejor forma cuando ella hablara junto a los chicos. No podía permitirse el lujo de caerse.
Cuando Louis metió la cabeza por la puerta, murmuró las respuestas adecuadas a sus preguntas y prometió un informe completo más adelante. No estaba del todo segura de qué demonios le había dicho, pero fuera lo que hubiera sido, había tenido efecto en los lugares correctos.
—¿Qué promesa acabo de hacer? —Murmuró cuando Louis se había ido.
Zayn se rió entre dientes. —Sólo que irías tan pronto salieras del coma.
—Oh. Pues bien, vamos a casa para que pueda entrar en ese estado de coma.
Y era un coma. Apenas recordaba su puesta en la cama, sólo que estaba acurrucada contra un apretado cuerpo caliente de sexo masculino. No podían estar muy enfadados con ella si seguían a su alrededor. Se aferró a ese conocimiento, con la esperanza de que no fuera demasiado tarde para hacer las cosas bien entre ellos.
Durmió una gran cantidad de tiempo, sólo para despertarse y tomar un analgésico que alguien le dio con el desayuno en la cama. En el momento en que había terminado de comer, el mundo era difuso alrededor de ella, y estaba demasiado feliz para impedir que la metieran de nuevo en la cama.
Tenía recuerdos vagos. La luz le tocaba la mejilla. Una mano le alisaba el pelo.
Cuanto más despertaba por el toque de dedos, menos lo recordaba. Sólo recordaba decirles que se fueran al infierno.
La próxima vez que se despertó no había en realidad ningún hombre en su cara o cerca de ella en la cama. Bostezó lo suficientemente grande como para romperse la mandíbula y luego miró alrededor. El mediodía. Pero, ¿De qué día?
Se sentía como si hubiera dormido toda una semana.
Se quedó allí por un largo rato, mirando hacia el techo. Tendría que hacerles frente.
Tendrían preguntas. Se había lastimado. Una mueca le pasó por la cara. No había querido hacerles daño. Eso era lo último que había querido hacer. Todo lo que quería hacer era mantenerlos a salvo, porque simplemente no podía vivir sin ellos.
Se estiró y probó los límites de su cuerpo. Para su satisfacción, se encontró que estaba ágil, sin rigidez, y que podía moverse sin dolor.
Era una maldita cosa buena, porque necesitaba flexibilidad en caso que lograse su gran plan de seducir a los tres hombres para que la tomaran al mismo tiempo. Si es que ya no estaban molestos. El miedo se apoderó de ella. Nunca los había visto tan enojados... pero ahora se sentía más o menos resignada.
Se levantó y se dio una ducha rápida con la esperanza de que pudiera estar vestida y lista para correr antes de que cualquiera de los chicos se abalanzase con más analgésicos o exigencias para permanecer en la cama. Tenía que ir a la estación y atar los cabos sueltos. Y necesitaba hablar con su jefe.
Diez minutos más tarde, con el pelo aún mojado, se dirigió escaleras abajo, preparándose para la inevitable confrontación.
Los tres chicos estaban en la sala de estar, y su mirada hambrienta se encontró con Harry. Aparte de una oscura contusión al lado de su cara, se veía bien. Todos levantaron la vista cuando ella se acercó a donde estaban sentados.
—¿Qué demonios estás haciendo?, —exigió Niall.
Lo ignoró y se acercó donde Harry estaba cabizbajo en el sofá. Por un momento dudó, con el miedo que él rechazara sus insinuaciones. Luego se armó de valor y enganchó la pierna por encima de él, montándose sobre su regazo. Le pasó los brazos alrededor y se curvó alrededor de su cuello, lo abrazó con fuerza y lo besó a un lado del cuello.
—Gracias a Dios que estás bien, —susurró.
—Yo podría decir lo mismo de ti, —murmuró mientras le acariciaba el pelo—. Y es gracias a vosotros que estoy bien. Incluso si estoy enojado como el infierno porque te pusieras delante de mí de esa manera.
Él se apartó para poder mirarla a la cara. Su ira se elevaba a pesar de que luchaba con el alivio que sentía por que estaba bien. Era tan transparente como una envoltura de plástico.
—Juro por Dios, que si alguna me juegas otra broma así de nuevo, cariño, voy a encerrarte en una maldita jaula.
Levantó una ceja, se inclinó hacia delante y lo besó en silencio. Luego, antes de que pudiera reaccionar, ella se quitó de su regazo. —¿Alguien ha visto mis llaves?
Tres personas le bloquearon el paso.
—¿Para qué diablos necesitas tus las llaves?, —preguntó Zayn.
—Tengo que ir a la estación, —dijo ella con calma—. Tengo que hablar con el jefe, es importante y no me llevará mucho tiempo.
—Reggie, tenemos que hablar, —dijo Niall con firmeza.
Ella se suavizó un poco mientras miraba a los ojos celestes.
—Sé que tenemos que hablar, —dijo en voz baja—. Esto es algo que tengo que hacer. Lo haremos cuando regrese.
—Al menos deja que uno de nosotros te lleve, —protestó Harry.
Ella negó con la cabeza. —Voy a estar bien. —Echó un vistazo más a su cara para juzgar su reacción, pero sus rasgos eran de piedra. Tenía la sensación de que iba a ser el más difícil cuando regresara.
Suspiró y se cuadró de hombros. No se dejaría vencer por un posible fracaso.
—Vuelvo enseguida, —dijo con firmeza.
—¿Lo harás?, —Preguntó Zayn en una voz lejana—. ¿O ya te fuiste?
Su mirada se volvió de nuevo hacia él, lo miró a los ojos oscuros, ilegibles. Su expresión era tensa. Ninguna emoción. En modo completo de auto-preservación. Y maldita fuera, ni siquiera podía culparlo. Le hizo daño. Daño a todos con su continua resistencia, su terquedad.
—Voy a estar de vuelta, Zayn, —dijo en voz baja—. La pregunta será si todavía me quieres.
Sin esperar su respuesta, o porque esperaba una de su parte, se dio la vuelta y caminó de frente hacia la puerta. Sus llaves estaban sobre la mesa en la sala, las tomó y caminó hacia el sol de mediodía.
—¿Niall? ¿Harry? ¿Dónde diablos están?, —exigió. ¿Dónde diablos estaban? Sin duda no se irían. No podría ser que estuvieran enfadados con ella, ¿verdad?
El agarre alrededor de sus dedos se apretó. —Cálmate, Reggie. Están aquí.
¿Qué era lo que Zayn no le estaba diciendo? ¿Fue herido Harry peor de lo que pensaba? El pánico hizo que su agarre se tensara, apretando sin piedad.
Luchó contra las manos que la sujetaban, luchó por sentarse. —¡Ouch!
—Estoy aquí, cariño.
Lo vio abrirse paso a través de la gente alrededor de ella, y se debilitó de alivio.
—¿Dónde está Niall?
Su mirada buscó en sus rostros. Todos ellos bañados por la cascada de luces intermitentes, y parpadeó para tratar de dar sentido a todo.
Una mano fuerte se apoderó de su hombro y la empujó hacia abajo en la camilla.
El grito se derrumbó en su pecho. Niall.
—No me hagas que arrastre tu trasero a esa camilla, —gruñó Niall—. Deja de molestar a los médicos, y deja que te revisen.
—Asegúrate de que Harry está bien, —dijo aturdida—. Sus manos eran un desastre.
—Qué tal si me dejas preocuparme por Harry, y te concentras en reparar tu propio trasero, ¿de acuerdo?, —dijo Niall.
—No voy a ir al hospital, —resopló ella—. Estoy bien. Quiero que me llevéis a casa.
Zayn le apretó la mano, y Niall acarició su pelo en la cara.
—¿Y dónde está tu casa, Reggie querida?
Ella frunció el ceño. —Dondequiera que infierno me llevéis.
Niall se rió entre dientes. —Buena respuesta, amor. Buena respuesta.
—¿Dónde está Harry?, —preguntó de nuevo.
—Estoy aquí, cariño, —dijo, y ella volvió la cabeza para verlo de pie junto a ella. La preocupación arrugaba su frente mientras la miraba—. Me pregunto si no deberías ir al hospital y dejarlos que te exploraran. Pareces un poco confundida.
Quitó la mano de Niall de su hombro y se sentó. —No necesito ir al hospital maldita sea. Lo que necesito es que todo el mundo se vaya a la mierda para que pueda respirar. Y luego quiero volver a casa, —Estaba desesperada por llegar a su hogar. En sus brazos. Estar con ellos.
Los paramédicos dieron los chicos una mirada de simpatía y luego se retiraron de un salto. —Es toda suya, —dijeron.
Miró a Harry y vio que no fue atendido en absoluto.
—Malditos paramédicos, —se quejó—. Les dije que quería asegurarme que Harry fuese atendido.
La mano de Zayn llegó hasta su cuello, dándole un suave masaje en la nuca. Ella gimió de felicidad pura y se apoyó en su toque.
—No te preocupes, amor. Niall y yo nos haremos cargo de nuestro hermano pequeño tan pronto como estemos a salvo en casa.
Lo miró con gratitud y después a Niall. Debe de haber oído decir que el hermano de Harry había estado detrás de los ataques. Con su declaración, volvió a insistir en que Harry tenía dos hermanos que se preocupaban por él.
—Pequeño, mi trasero, —gruñó Harry—. ¿Sabías que eres seis meses mayor que yo?
—Siete, —dijo Niall con una sonrisa—. Soy seis meses mayor. Zayn es siete.
—Y no mantendrías la cuenta, supongo, —dijo Harry oscuro.
—¿Podemos irnos ya?, —preguntó mientras se deslizaba fuera de la camilla. Sus pies tocaron el suelo, y ella bajó como una roca, con las rodillas doblándose y el resto de su cuerpo deslizándose como gelatina.
Niall y Zayn la tomaron y la transportaron hasta ponerla en pie entre ellos.
—Los pies no me están funcionando bien, —murmuró.
Niall se echó a reír. —Sí, podemos verlo.
Zayn frunció el ceño. —¿Estáis seguros de que no debemos llevarla al hospital? —Ni siquiera estaba hablando con ella ahora, estaba hablando sobre su cabeza con Niall, como si ella no estuviera allí.
Gruñó en voz baja, pero fue ignorada por los hombres.
—Si sólo echadme una mano hasta la camioneta, estaré bien.
En lugar de ayudarla, se encontró levantada en el aire, y cayendo sobre el pecho de Zayn con un suave plop. Se volvió para mirar detrás, y ver a Niall pasar su brazo alrededor de la cintura de Harry y ayudarlo a él. Asintió con satisfacción al ver que Harry estaba siendo atendido y luego se recargó contra Zayn.
—Sabes, voy a patearte el trasero más tarde, —dijo Zayn.
Ella asintió y cerró los ojos. —Sí, bueno, dame unos días primero. Entonces voy a dejar que me golpees con el pie.
Mientras fuera a estar allí, se agacharía y le presentaría el culo para que él se sacara todo lo que quisiera.
Él se rió entre dientes y se relajó. Se metió en el asiento trasero, aún sosteniéndola, mientras que Niall se subía y Harry se metía al frente y luego caminaba hacia el lado del conductor.
Algo le pegó como una tonelada de ladrillos. Con más fuerza que cualquiera de los golpes de Daniel. Esto era lo que ella quería. Más que cualquier otra cosa. A los tres. Zayn, Niall y Harry con ella siempre.
No había confiado en ellos. No había confianza que pudiera hacer frente a la relación. Pero no podía ser responsable por la manera en que la manejaba. Todo lo que podía hacer era manejar su propia participación.
La euforia se apoderó de sus venas hasta que estaba casi mareada con ella. Se trataba de ellos. Tenía que confiar en ellos para hacer lo que les había prometido.
Eso era todo lo que tenía que hacer y haría todo lo que pudiera.
Si funcionaba, bien, pero no podía continuar tratando de gestionar todos los aspectos, volviéndose loca tratando de ser todo para todos. Sólo podía ser ella misma y eso era todo lo que dijeron que querían. A ella.
Los quería. Los amaba con cada pedazo de su alma. Y ellos la amaban. ¿No era todo lo que importaba?
Volvió la cara hacia el estómago de Zayn y le pasó los brazos alrededor de su cintura. Sus rodillas hundidas en el respaldo del asiento mientras se apretaba más fuerte en contra de él, como si no quisiera dejarlo ir.
Los quería a todos malditamente mucho, y estaba cansada de correr. Cansada de ser miserable sin ellos.
Sabía que habría que hacer declaraciones, presentar informes. El jefe querría la historia completa. Pero por ahora, lo único que quería era ir a casa y dormir durante veinticuatro horas. Era muy importante estar en su mejor forma cuando ella hablara junto a los chicos. No podía permitirse el lujo de caerse.
Cuando Louis metió la cabeza por la puerta, murmuró las respuestas adecuadas a sus preguntas y prometió un informe completo más adelante. No estaba del todo segura de qué demonios le había dicho, pero fuera lo que hubiera sido, había tenido efecto en los lugares correctos.
—¿Qué promesa acabo de hacer? —Murmuró cuando Louis se había ido.
Zayn se rió entre dientes. —Sólo que irías tan pronto salieras del coma.
—Oh. Pues bien, vamos a casa para que pueda entrar en ese estado de coma.
Y era un coma. Apenas recordaba su puesta en la cama, sólo que estaba acurrucada contra un apretado cuerpo caliente de sexo masculino. No podían estar muy enfadados con ella si seguían a su alrededor. Se aferró a ese conocimiento, con la esperanza de que no fuera demasiado tarde para hacer las cosas bien entre ellos.
Durmió una gran cantidad de tiempo, sólo para despertarse y tomar un analgésico que alguien le dio con el desayuno en la cama. En el momento en que había terminado de comer, el mundo era difuso alrededor de ella, y estaba demasiado feliz para impedir que la metieran de nuevo en la cama.
Tenía recuerdos vagos. La luz le tocaba la mejilla. Una mano le alisaba el pelo.
Cuanto más despertaba por el toque de dedos, menos lo recordaba. Sólo recordaba decirles que se fueran al infierno.
La próxima vez que se despertó no había en realidad ningún hombre en su cara o cerca de ella en la cama. Bostezó lo suficientemente grande como para romperse la mandíbula y luego miró alrededor. El mediodía. Pero, ¿De qué día?
Se sentía como si hubiera dormido toda una semana.
Se quedó allí por un largo rato, mirando hacia el techo. Tendría que hacerles frente.
Tendrían preguntas. Se había lastimado. Una mueca le pasó por la cara. No había querido hacerles daño. Eso era lo último que había querido hacer. Todo lo que quería hacer era mantenerlos a salvo, porque simplemente no podía vivir sin ellos.
Se estiró y probó los límites de su cuerpo. Para su satisfacción, se encontró que estaba ágil, sin rigidez, y que podía moverse sin dolor.
Era una maldita cosa buena, porque necesitaba flexibilidad en caso que lograse su gran plan de seducir a los tres hombres para que la tomaran al mismo tiempo. Si es que ya no estaban molestos. El miedo se apoderó de ella. Nunca los había visto tan enojados... pero ahora se sentía más o menos resignada.
Se levantó y se dio una ducha rápida con la esperanza de que pudiera estar vestida y lista para correr antes de que cualquiera de los chicos se abalanzase con más analgésicos o exigencias para permanecer en la cama. Tenía que ir a la estación y atar los cabos sueltos. Y necesitaba hablar con su jefe.
Diez minutos más tarde, con el pelo aún mojado, se dirigió escaleras abajo, preparándose para la inevitable confrontación.
Los tres chicos estaban en la sala de estar, y su mirada hambrienta se encontró con Harry. Aparte de una oscura contusión al lado de su cara, se veía bien. Todos levantaron la vista cuando ella se acercó a donde estaban sentados.
—¿Qué demonios estás haciendo?, —exigió Niall.
Lo ignoró y se acercó donde Harry estaba cabizbajo en el sofá. Por un momento dudó, con el miedo que él rechazara sus insinuaciones. Luego se armó de valor y enganchó la pierna por encima de él, montándose sobre su regazo. Le pasó los brazos alrededor y se curvó alrededor de su cuello, lo abrazó con fuerza y lo besó a un lado del cuello.
—Gracias a Dios que estás bien, —susurró.
—Yo podría decir lo mismo de ti, —murmuró mientras le acariciaba el pelo—. Y es gracias a vosotros que estoy bien. Incluso si estoy enojado como el infierno porque te pusieras delante de mí de esa manera.
Él se apartó para poder mirarla a la cara. Su ira se elevaba a pesar de que luchaba con el alivio que sentía por que estaba bien. Era tan transparente como una envoltura de plástico.
—Juro por Dios, que si alguna me juegas otra broma así de nuevo, cariño, voy a encerrarte en una maldita jaula.
Levantó una ceja, se inclinó hacia delante y lo besó en silencio. Luego, antes de que pudiera reaccionar, ella se quitó de su regazo. —¿Alguien ha visto mis llaves?
Tres personas le bloquearon el paso.
—¿Para qué diablos necesitas tus las llaves?, —preguntó Zayn.
—Tengo que ir a la estación, —dijo ella con calma—. Tengo que hablar con el jefe, es importante y no me llevará mucho tiempo.
—Reggie, tenemos que hablar, —dijo Niall con firmeza.
Ella se suavizó un poco mientras miraba a los ojos celestes.
—Sé que tenemos que hablar, —dijo en voz baja—. Esto es algo que tengo que hacer. Lo haremos cuando regrese.
—Al menos deja que uno de nosotros te lleve, —protestó Harry.
Ella negó con la cabeza. —Voy a estar bien. —Echó un vistazo más a su cara para juzgar su reacción, pero sus rasgos eran de piedra. Tenía la sensación de que iba a ser el más difícil cuando regresara.
Suspiró y se cuadró de hombros. No se dejaría vencer por un posible fracaso.
—Vuelvo enseguida, —dijo con firmeza.
—¿Lo harás?, —Preguntó Zayn en una voz lejana—. ¿O ya te fuiste?
Su mirada se volvió de nuevo hacia él, lo miró a los ojos oscuros, ilegibles. Su expresión era tensa. Ninguna emoción. En modo completo de auto-preservación. Y maldita fuera, ni siquiera podía culparlo. Le hizo daño. Daño a todos con su continua resistencia, su terquedad.
—Voy a estar de vuelta, Zayn, —dijo en voz baja—. La pregunta será si todavía me quieres.
Sin esperar su respuesta, o porque esperaba una de su parte, se dio la vuelta y caminó de frente hacia la puerta. Sus llaves estaban sobre la mesa en la sala, las tomó y caminó hacia el sol de mediodía.
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
¡HOLAA! :D
Espero que les gusten los caps!
Faltan tres para el final.
:bye:
Espero que les gusten los caps!
Faltan tres para el final.
:bye:
ᴍᴀʀ.
Re: Be With Me {Zayn, Harry & Niall} -HOT- TERMINADA
Hay manaaaa!!! No lo puedo creer, que misterio tan grandeee! Y era su hermano, no lo puedo creer!!! Enserio mana! Pero hay bueno, pues perdón por no haber entrado, ya entre a la escuela y si esta medio cansado y eso que apenas es semana de inducción! Osea D: OMG! Ya el lunes entro y espero seguir entrando ahí seguido, yo creo los fines de semana! (: ME encantaron los capítulos, son geniales, hermosos!!! WOOOW los ame y no puedo creer que ya mero se acabe, debes seguir con tus novelas y yo seguire acosandote!! :3 jajaja bueno creo que es todo, un beso babe y sube prontoooooo!
P.D. Reggie los ama mucho, mucho :3 por eso hizo eso cuando a Harry casi me lo matan! :)
Bueno Bye:hug:
kissesOfSugar
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