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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
WOOOOOOOOOOOOOOOW
ME ENCANTARON DM LOS CAPIS
S I G U E L A PORFA R I G H T N O W (:
ME ENCANTARON DM LOS CAPIS
S I G U E L A PORFA R I G H T N O W (:
Paaly
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Capítulo 10
______. Poseía el increíble sexto sentido que se dice toda mujer tiene cuando su hombre ha tenido relaciones con otra mujer. Nunca tuvo la seguridad de que esto fuera cierto hasta ahora. Una mirada, una sombra en los ojos, quizás la forma de moverse, pero cuando vio a Joe esa noche, supo lo que había hecho. Y sabía con quien. La misma mujer sentada a la mesa con él y su hermano. La mujer de su hermano. Sólo eran rumores lo que había escuchado a través de los años, pero las sombras en sus ojos, la forma en que Marly miraba a Joe, la forma en cómo sus ojos se dirigían culpablemente en dirección a ______. Se lo confirmó. ¿La habría tomado ese día?, se preguntó ______. Furiosa. ¿Habría mitigado la lujuria que afirmaba sentir por ella con otra mujer?
Encontró los ojos de Joe cruzando la distancia que los separaba, la rabia la atormentaba. Lo miró, suspirando, un lento y cauto dolor se instaló en su pecho, un destello de dolor en sus ojos. Bastardo. No era mejor que Mark. Allí sentado con la mujer con la que probablemente tenía una aventura constantemente, mirándola como si ella lo hubiera lastimado a él. Lágrimas ardían en sus ojos, su pecho apretaba, y deseó gritar por la injusticia de aquello.
—______, me asombras. —Dillon Carlyle estaba sentado frente a ella en la mesa, repantigado casualmente en su silla, mirándola con una expresión que claramente revelaba su diversión.
Era más guapo de lo que le convenía, con sus finos cabellos negros y sus brillantes ojos verdes. Era aproximadamente tan alto como Joe, pero más arrogante, más cínico o mejor dicho más sombrío.
—Sabías que él estaría aquí. —Se giró hacia él, conmocionada por la cólera cuando cogió una copa de vino y la terminó de un rápido trago.
Dillon levantó una ceja y luego le rellenó la copa. Se la tomó de otro trago.
—Realmente, no estaba seguro —le dijo, sus labios se curvaron en una sonrisa—. Pero tenía curiosidad sobre los rumores que circulan.
Si no fuera su hermano, podría matarlo. Quizás lo hiciera de todos modos.
—¿Qué rumores? —repitió ella, intentando pretender que no existían.
La miró con censura. Sabía que los conocía muy bien, y que nunca apreciaría con cuanta facilidad manipulaba la información, cuando deseaba algo de ella.
—Oh, unos muy pequeños que dicen que te has incorporado a la familia Jonas—se encogió de hombros, observándola cuidadosamente. Sin embargo, parecía preocupado. Demonios, no se lo reprochaba, ella estaba preocupada—. ¿Lo has hecho, _______?
______. Se ruborizó. Sentía el calor subir por su cuello y llegar hasta las puntas de su cabello. No podía huir de esto, sin importar con cuanta fuerza lo intentara no podía escapar de Joe o de lo que deseaba. Sentía los aguijones de deseo desde cada dirección y crecían poco a poco cada día.
—No. —Bebió más vino, ignorando el suculento plato de pasta frente a ella.
—¿Has pensado en eso? —frunció el ceño mientras la observaba atentamente—. Se te ve deliciosamente alterada en todo lo que se refiere a él.
—No —contestó sin siquiera considerarlo. Maldito Joseph. Maldito Dillon por traerla aquí. Maldito su anhelo por Joseph Jonas de cualquier forma, sin importar lo que él deseara, siempre y cuando regresara el placer que circulaba por su cuerpo ante sus caricias. Que regresara su mirada de aprobación, la llama de emoción que provenía de sus ojos cuando la tocaba. Cuando finalmente la tenía rendida en sus brazos... Mentira. Todo era una mentira y no podía hacer más que aceptarlo.
—Creo que lo has hecho —dijo extremadamente serio—. ¿Sabes que será de ti si ingresas en ese mundo, ______?
Lo miró fijamente pero sus ojos se desviaron hacia Joe. La estaba observando, su mirada era caliente e intensa. Dios, lo odiaba cuando hacia eso. Aumentaba su dolor, hacía que fuera más consciente de sus carencias. De que Marly era notoriamente más adecuada para él.
—Soy una estúpida —dijo alzando otra vez su copa y tomando un gran trago de vino.
Estaba loca al estar tan excitada cuando debería estar cabreada. Estaba loca al aceptar involucrarse en todo esto. Sabía lo que estaba sucediendo, sabía lo que intentaba hacer con ella. ¿Por qué se lo estaba permitiendo?
Su mirada se encontró bruscamente con la preocupada de Dillon. Sus ojos verdes se habían oscurecido, concentrándose en ella.
—No me mires de esa forma, Dillon —reclamó—. No soy uno de tus acertijos.
—Serás siempre un acertijo, cariño —dijo él suavemente—. He estado fascinado durante años, en realidad, porque esto no es de ahora. Joe ha hecho gala de un increíble control para mantenerse alejado de ti desde tu divorcio.
—Dios, ¿todo el mundo lo sabe? —Se restregó la frente, intentando luchar contra la tensión que sentía acumularse.
—No todos, ______. —Se reclinó acercándose más, sus codos se apoyaban en la mesa cuando la miró—. Pero sí unos pocos de nosotros. Muy pocos, la mayor parte de su círculo de amigos.
El miedo hizo que su corazón brincara. Sus ojos se abrieron asombrados.
—No, ______—negó lentamente con la cabeza—. Sólo amigos. Los hombres Jonas no comparten sus mujeres. Son increíblemente posesivos.
Ahh, eso sí que era bueno.
—No lo suficiente posesivos —murmuró ella.
Lo miró otra vez. En ese instante Dillon la estaba observando. Con una adusta expresión en el rostro.
—Está muy cabreado conmigo. —Había un toque de resignación en su voz—. Espero que no me rompa de nuevo la nariz.
—¿Qué? —lo miró con sorpresa, su mirada se dirigió al pequeño desperfecto en la aristocrática nariz.
—Cade me la rompió por Marly —sonrió él, interceptando su mirada—. Arruiné mi Harley por ella al intentar ponerlo celoso.
Consiguió cerrar la boca sólo por pura fuerza de voluntad.
—¿Por qué arruinaste tu Harley? —Era una de las cosas que la tenían confundida.
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Él se encogió de hombros.
—Ahora eso no importa. Era inevitable. Cuando nos encontró, estaba nerviosa y llorando. Colega, no hagas llorar a Marly, ese tío se vuelve loco.
Ella hizo una mueca. No deseaba escuchar nada más sobre la otra mujer. De todas formas ya sabía demasiado sobre ella.
—Dillon, tu vida es demasiado excitante para mi gusto —dijo.
Miró hacia a Joe otra vez, sus miradas se encontraron. Frunció el ceño ante la rabia que vio en esta, la posesividad. El sentido de pertenencia. Sus dientes chirriaron. Giró la cabeza hacia la copa de vino ya en alto y la vació.
Dillon observó la copa vacía cuando lo posó estrepitosamente en la mesa.
—Ya es suficiente —dijo amablemente.
—No quieres decir eso, Dillon —le aseguró ella—. Sírveme otro o lo haré yo misma.
Él suspiró con pesar, tomando la botella de vino.
—Estoy condenadamente feliz de que seas una bebedora con estilo, ______. Tengo el presentimiento de que tienes muchas probabilidades de demostrarlo.
Terminó de beber su vino, luego se recostó y observó como bebía en exceso.
—No soy una bebedora con estilo ¬—negó ella, lanzándole una mirada de reproche. Envió otra a Joe, ignorando su reacción de sorpresa y la diversión en el rostro de Marly cuando susurró algo a Joe.
Los puños de ______. Se apretaron ante la sencilla familiaridad que la mujer le prodigaba. Cade se sentaba a su lado, sus oscuros ojos la sopesaron cuando miró a ______. Deseó ignorar la llama de curiosidad que esa mirada encendió en ella, pero estaba lo bastante borracha para aceptar lo que sentía. Dios, necesitaba estar lúcida. Vació su copa.
—______, déjame acompañarte a casa —la voz de Dillon era increíblemente comprensiva.
—Doy lástima, ¿ah? —suspiró profundamente, evitando mirarlo—. No puedo permitirme fijarme en él, Dillon.
No lloraría, se aseguró. Conocía las reglas que la guiaban, sólo que no había contado con el dolor.
—Él no lo ha pasado mejor en los últimos seis años ______, sólo que no te has dado cuenta. Recuerdo días en que lo veía a las fueras de la biblioteca, viéndote pasar. Muchas veces me senté con él, mirándolo intentar ahogar su necesidad con el licor.
La sorpresa la embargó. Nunca lo había visto, nunca supo que la observaba, que hablaba sobre ella. ¿Qué había dicho? ¿Por qué había sido tan cuidadoso?
—Nunca dijiste nada —susurró ella—. ¿Sabe que eres mi hermano?
______. Sabía que Dillon había hablado a pocas personas sobre su parentesco. Por razones que ______. desconocía, sus padres ocasionalmente le habían contado su parentesco a alguien.
Él se encogió de hombros.
—Nunca se lo dije. Por lo que sé, lo ignora. Pero no le dije de ti porque sabía que estabas alejada de él. Sabía lo que deseaba, ______, y nunca he tenido la certeza de lo que tú deseas. Hasta ahora.
—Esto no es lo que deseo. —Su voz carecía de la determinación que le hubiera gustado imprimir en ella.
Él cubrió su mano con la suya. La observó, con una mirada teñida de simpatía y comprensión.
—______, son hombres atormentados. Lo que hacen no es producto de la depravación. Ni de la perversión. Son buenos hombres.
—¿Entonces por qué lo hacen? —susurró, soltando su mano cuando capturó la violenta mirada de Joe ante sus manos unidas—. Dime el porqué.
—Eso significaría mi muerte —suspiró pesadamente—. Pero te prometo esto, si no te lo dice pronto, entonces yo lo haré. Te mereces mucho más que eso. Así qué, ¿estás lista para ir a casa?
La autocompasión fluyó desde su interior. Jugó con su copa vacía, sus dedos recorrían arriba y abajo con lentitud la delicada base mientras observaba el movimiento. No lo miraría, no moriría al hacerlo. Pero lo haría. Sabía que lo haría.
—Está bien —asintió finalmente—. De todas formas ya estaba lista para irme. Pero si esa mujer le toca otra vez el hombro le arrancaré el cabello desde las raíces.
Ignoró la divertida risa ahogada de Dillon. Se puso de pie cuando se colocó detrás de ella, se sintió orgullosa de que sus pies se mantuvieran firmes cuando la ayudó a retirar la silla. Alisó su vestido de seda sobre sus muslos y giró hacia él con una sonrisa de agradecimiento.
—Ahora eso no importa. Era inevitable. Cuando nos encontró, estaba nerviosa y llorando. Colega, no hagas llorar a Marly, ese tío se vuelve loco.
Ella hizo una mueca. No deseaba escuchar nada más sobre la otra mujer. De todas formas ya sabía demasiado sobre ella.
—Dillon, tu vida es demasiado excitante para mi gusto —dijo.
Miró hacia a Joe otra vez, sus miradas se encontraron. Frunció el ceño ante la rabia que vio en esta, la posesividad. El sentido de pertenencia. Sus dientes chirriaron. Giró la cabeza hacia la copa de vino ya en alto y la vació.
Dillon observó la copa vacía cuando lo posó estrepitosamente en la mesa.
—Ya es suficiente —dijo amablemente.
—No quieres decir eso, Dillon —le aseguró ella—. Sírveme otro o lo haré yo misma.
Él suspiró con pesar, tomando la botella de vino.
—Estoy condenadamente feliz de que seas una bebedora con estilo, ______. Tengo el presentimiento de que tienes muchas probabilidades de demostrarlo.
Terminó de beber su vino, luego se recostó y observó como bebía en exceso.
—No soy una bebedora con estilo ¬—negó ella, lanzándole una mirada de reproche. Envió otra a Joe, ignorando su reacción de sorpresa y la diversión en el rostro de Marly cuando susurró algo a Joe.
Los puños de ______. Se apretaron ante la sencilla familiaridad que la mujer le prodigaba. Cade se sentaba a su lado, sus oscuros ojos la sopesaron cuando miró a ______. Deseó ignorar la llama de curiosidad que esa mirada encendió en ella, pero estaba lo bastante borracha para aceptar lo que sentía. Dios, necesitaba estar lúcida. Vació su copa.
—______, déjame acompañarte a casa —la voz de Dillon era increíblemente comprensiva.
—Doy lástima, ¿ah? —suspiró profundamente, evitando mirarlo—. No puedo permitirme fijarme en él, Dillon.
No lloraría, se aseguró. Conocía las reglas que la guiaban, sólo que no había contado con el dolor.
—Él no lo ha pasado mejor en los últimos seis años ______, sólo que no te has dado cuenta. Recuerdo días en que lo veía a las fueras de la biblioteca, viéndote pasar. Muchas veces me senté con él, mirándolo intentar ahogar su necesidad con el licor.
La sorpresa la embargó. Nunca lo había visto, nunca supo que la observaba, que hablaba sobre ella. ¿Qué había dicho? ¿Por qué había sido tan cuidadoso?
—Nunca dijiste nada —susurró ella—. ¿Sabe que eres mi hermano?
______. Sabía que Dillon había hablado a pocas personas sobre su parentesco. Por razones que ______. desconocía, sus padres ocasionalmente le habían contado su parentesco a alguien.
Él se encogió de hombros.
—Nunca se lo dije. Por lo que sé, lo ignora. Pero no le dije de ti porque sabía que estabas alejada de él. Sabía lo que deseaba, ______, y nunca he tenido la certeza de lo que tú deseas. Hasta ahora.
—Esto no es lo que deseo. —Su voz carecía de la determinación que le hubiera gustado imprimir en ella.
Él cubrió su mano con la suya. La observó, con una mirada teñida de simpatía y comprensión.
—______, son hombres atormentados. Lo que hacen no es producto de la depravación. Ni de la perversión. Son buenos hombres.
—¿Entonces por qué lo hacen? —susurró, soltando su mano cuando capturó la violenta mirada de Joe ante sus manos unidas—. Dime el porqué.
—Eso significaría mi muerte —suspiró pesadamente—. Pero te prometo esto, si no te lo dice pronto, entonces yo lo haré. Te mereces mucho más que eso. Así qué, ¿estás lista para ir a casa?
La autocompasión fluyó desde su interior. Jugó con su copa vacía, sus dedos recorrían arriba y abajo con lentitud la delicada base mientras observaba el movimiento. No lo miraría, no moriría al hacerlo. Pero lo haría. Sabía que lo haría.
—Está bien —asintió finalmente—. De todas formas ya estaba lista para irme. Pero si esa mujer le toca otra vez el hombro le arrancaré el cabello desde las raíces.
Ignoró la divertida risa ahogada de Dillon. Se puso de pie cuando se colocó detrás de ella, se sintió orgullosa de que sus pies se mantuvieran firmes cuando la ayudó a retirar la silla. Alisó su vestido de seda sobre sus muslos y giró hacia él con una sonrisa de agradecimiento.
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
—Deberíamos haber traído la Harley —dijo él con una sonrisa mientras colocaba la mano en su espalda y la conducía a través de la habitación—. Hubiéramos ido de paseo.
—Prefiero la camioneta —se encogió de hombros—. ¿Recuerdas cuando íbamos hasta la granja de tío Chas a competir en las carreras?
Dillon soltó una carcajada.
—Sip, lo recuerdo. —Su voz sonó ausente recordando esos años mientras ella salía del restaurante y sentía el tibio aire del verano.
—Necesitamos repetirlo una de estas noches —dijo suspirando.
—Dices eso cada vez que estás achispada, ______. —le regañó—. Una de estas noches, voy a obligarte a mantener...
—Dillon... —repentinamente Joe apareció parado junto a ellos. Alto, feroz, frunció el ceño cuando observó como ______. se inclinaba contra él para sostenerse.
Dillon lanzó otro suspiro.
—No está llorando, Joe. Quiero que mi nariz mantenga una forma razonable.
______. Frunció el ceño mientras observaba como una sonrisa desganada se formaba en los labios de Joseph.
—Esto no es de su incumbencia, Dillon —alardeó ella—. Déjalo que vaya a encontrar una chica para sí mismo.
La ironía de esa declaración hizo que los hombres intercambiar una mirada que lo decía todo.
—Graciosos —murmuró ella, capturando la mirada—. Márchate, Joseph . Me estás molestando.
La sorpresa se evidenció en el rostro de Joe mientras que Dillon sofocaba su risa.
—¿Está borracha? —le preguntó suspicazmente a Dillon.
—No estoy borracha, sólo estoy un poquito achispada —le informó altaneramente—. Eso es todo.
—Es una experta bebedora —le dijo Dillon a Joe con falsa seriedad.
—Soy lo suficientemente experta —les dijo a ambos con tono desdeñoso.
Joseph cruzó los brazos sobre el pecho, mirándola con el ceño fruncido.
Estaban parados en el aparcamiento, cerca del coche de Dillon, pero mucho más cerca del jeep de Alfonso. Su rostro se ruborizó al recordar lo sucedido en el asiento delantero de ese jeep.
—Estoy lista para ir a casa —se apartó del apoyo de Dillon, muy orgullosa del hecho de caminar razonablemente derecha—. Vamos, Dillon, quizás permita que me acompañes.
Al principio, el sonido de la arremetida no fue registrado por su mente.
—Mierd*a, hijo de put*a, me has golpeado.
Escuchó la voz ultrajada de Dillon un segundo después del sonido de carne conectando con carne.
—Por lo menos no te rompí esa nariz de mierd*a —gruñó Joseph furioso—. Mantén tu pervertido culo lejos de ella.
— ¿Yo? ¿Pervertido? —Resopló Dillon—. Eso es un golpe bajo viniendo de ti, bastardo sin corazón.
______. Dio la vuelta lentamente. Dillon se reclinaba contra la parte posterior de un Suburban, jadeando, su mano posada sobre su cintura. Joe lo miraba furiosamente.
—Joseph —gritó ella—. ¿Por qué lo has golpeado?
— ¿Qué demonios haces al ofrecerle dejar que te folle? —gruñó él.
______. Frunció el ceño.
—Siempre me acompaña cuando estoy bebida. Incluso me arropa si se lo pido.
Una repentina furia cruzó el rostro de Joseph, como un sentimiento de decepción hacia Dillon.
—Joder, ______.—gimió Dillon—. Cállate de una maldita vez.
La sorpresa se reflejó en la cara dejoseph.
— ¿Por qué infiernos se lo permites? —casi gritaba Joe.
—Porque es mi hermano, estupid*o. Mi madre se divorció de su padre, y este se llevó a Dillon lejos de ella antes de que conociera a mi padre. ¿Contento?
Joe inclinó la cabeza, mirando con enojo a Dillon.
—No hay parecido familiar —masculló él.
—Arggg, me haces cabrear. Regresa y permite que la señorita Marly te toque con sus zarpas. Tengo cosas mejores que hacer.
—Ahora es la señora Marly, más o menos, ______. —le recordó Dillon sin aliento.
______. le dirigió una mirada asesina. Lo despellejaría vivo si no se levantaba.
—Yo la llevaré, sólo para asegurar que tu nariz siga intacta —palmeó el hombro de Dillon, rodeándolo.
—Joseph. —______, reconoció el acero en la voz de Dillon. Evidentemente Joe también.
—¿Qué? —frunció el ceño Joe.
—Es la elección de ______, con quien se va a casa. No permitiré que la intimides —estaba de pie, recto—. Un golpecito juguetón aquí y allá está muy bien. Pero si me golpeas frente a mi hermana otra vez, te seguiré el juego.
La violencia espesaba el aire entre los dos hombres.
— ¿ ______? —Alfonso se dirigió a ella.
No dejaría que se marchara sin él, podía verlo en su rostro. Podía irse con él, o Dillon y él lucharía.
—No. Por favor —susurró, levantando la mirada hacia el rostro en sombras.
—Te prometo, que no haré nada que no desees, _______. Pero tenemos que hablar. Debemos hacerlo.
Suspiró cansada y desesperadamente.
—Bien.
— ¿______, estás segura? — Le preguntó Dillon con reserva—. Debes estar segura sobre esto.
Se mantendría entre Joseph y ella, lo sabía. ¿Pero que ganaría con eso? Joseph estaba empeñado y ella era débil. Finalmente sucedería, no importa cuánto intentara evitarlo.
—Vete, Dillon. —Joe giró hacia el otro hombre, frunciendo el ceño.
—Prefiero la camioneta —se encogió de hombros—. ¿Recuerdas cuando íbamos hasta la granja de tío Chas a competir en las carreras?
Dillon soltó una carcajada.
—Sip, lo recuerdo. —Su voz sonó ausente recordando esos años mientras ella salía del restaurante y sentía el tibio aire del verano.
—Necesitamos repetirlo una de estas noches —dijo suspirando.
—Dices eso cada vez que estás achispada, ______. —le regañó—. Una de estas noches, voy a obligarte a mantener...
—Dillon... —repentinamente Joe apareció parado junto a ellos. Alto, feroz, frunció el ceño cuando observó como ______. se inclinaba contra él para sostenerse.
Dillon lanzó otro suspiro.
—No está llorando, Joe. Quiero que mi nariz mantenga una forma razonable.
______. Frunció el ceño mientras observaba como una sonrisa desganada se formaba en los labios de Joseph.
—Esto no es de su incumbencia, Dillon —alardeó ella—. Déjalo que vaya a encontrar una chica para sí mismo.
La ironía de esa declaración hizo que los hombres intercambiar una mirada que lo decía todo.
—Graciosos —murmuró ella, capturando la mirada—. Márchate, Joseph . Me estás molestando.
La sorpresa se evidenció en el rostro de Joe mientras que Dillon sofocaba su risa.
—¿Está borracha? —le preguntó suspicazmente a Dillon.
—No estoy borracha, sólo estoy un poquito achispada —le informó altaneramente—. Eso es todo.
—Es una experta bebedora —le dijo Dillon a Joe con falsa seriedad.
—Soy lo suficientemente experta —les dijo a ambos con tono desdeñoso.
Joseph cruzó los brazos sobre el pecho, mirándola con el ceño fruncido.
Estaban parados en el aparcamiento, cerca del coche de Dillon, pero mucho más cerca del jeep de Alfonso. Su rostro se ruborizó al recordar lo sucedido en el asiento delantero de ese jeep.
—Estoy lista para ir a casa —se apartó del apoyo de Dillon, muy orgullosa del hecho de caminar razonablemente derecha—. Vamos, Dillon, quizás permita que me acompañes.
Al principio, el sonido de la arremetida no fue registrado por su mente.
—Mierd*a, hijo de put*a, me has golpeado.
Escuchó la voz ultrajada de Dillon un segundo después del sonido de carne conectando con carne.
—Por lo menos no te rompí esa nariz de mierd*a —gruñó Joseph furioso—. Mantén tu pervertido culo lejos de ella.
— ¿Yo? ¿Pervertido? —Resopló Dillon—. Eso es un golpe bajo viniendo de ti, bastardo sin corazón.
______. Dio la vuelta lentamente. Dillon se reclinaba contra la parte posterior de un Suburban, jadeando, su mano posada sobre su cintura. Joe lo miraba furiosamente.
—Joseph —gritó ella—. ¿Por qué lo has golpeado?
— ¿Qué demonios haces al ofrecerle dejar que te folle? —gruñó él.
______. Frunció el ceño.
—Siempre me acompaña cuando estoy bebida. Incluso me arropa si se lo pido.
Una repentina furia cruzó el rostro de Joseph, como un sentimiento de decepción hacia Dillon.
—Joder, ______.—gimió Dillon—. Cállate de una maldita vez.
La sorpresa se reflejó en la cara dejoseph.
— ¿Por qué infiernos se lo permites? —casi gritaba Joe.
—Porque es mi hermano, estupid*o. Mi madre se divorció de su padre, y este se llevó a Dillon lejos de ella antes de que conociera a mi padre. ¿Contento?
Joe inclinó la cabeza, mirando con enojo a Dillon.
—No hay parecido familiar —masculló él.
—Arggg, me haces cabrear. Regresa y permite que la señorita Marly te toque con sus zarpas. Tengo cosas mejores que hacer.
—Ahora es la señora Marly, más o menos, ______. —le recordó Dillon sin aliento.
______. le dirigió una mirada asesina. Lo despellejaría vivo si no se levantaba.
—Yo la llevaré, sólo para asegurar que tu nariz siga intacta —palmeó el hombro de Dillon, rodeándolo.
—Joseph. —______, reconoció el acero en la voz de Dillon. Evidentemente Joe también.
—¿Qué? —frunció el ceño Joe.
—Es la elección de ______, con quien se va a casa. No permitiré que la intimides —estaba de pie, recto—. Un golpecito juguetón aquí y allá está muy bien. Pero si me golpeas frente a mi hermana otra vez, te seguiré el juego.
La violencia espesaba el aire entre los dos hombres.
— ¿ ______? —Alfonso se dirigió a ella.
No dejaría que se marchara sin él, podía verlo en su rostro. Podía irse con él, o Dillon y él lucharía.
—No. Por favor —susurró, levantando la mirada hacia el rostro en sombras.
—Te prometo, que no haré nada que no desees, _______. Pero tenemos que hablar. Debemos hacerlo.
Suspiró cansada y desesperadamente.
—Bien.
— ¿______, estás segura? — Le preguntó Dillon con reserva—. Debes estar segura sobre esto.
Se mantendría entre Joseph y ella, lo sabía. ¿Pero que ganaría con eso? Joseph estaba empeñado y ella era débil. Finalmente sucedería, no importa cuánto intentara evitarlo.
—Vete, Dillon. —Joe giró hacia el otro hombre, frunciendo el ceño.
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Dillon simplemente la miró, ignorando la actitud defensiva de Joseph.
—Estoy segura —masculló. No lo estaba, ¿pero qué infiernos importaba? Era demasiado tarde para reivindicar una casta virtud, y estaba lo suficientemente relajada para ser peligrosa. Odiaba ser peligrosa.
—Vamos. —Joe la condujo al jeep, abrió la puerta y la ayudó a entrar.
Observó a través del espejo retrovisor cuando Dillon y él intercambiaron algunas palabras, luego entró y encendió el motor.
—¿Podemos ir a alguna parte y hablar primero? —le preguntó él.
—¿Sobre qué?
—Sobre nosotros, ______. Necesitamos hablar de nosotros. —Le echó un vistazo cuando puso en movimiento el jeep, conduciendo a través del aparcamiento.
—No hay nada de que hablar. —Observó el exterior a través del cristal oscurecido, viendo el reflejo de él—. Deseas lo que deseas, yo deseo lo que deseo. No son deseos que concuerden, Joe.
—Actúas como si te pidiera que saltaras de inmediato a una orgía —murmuró él.
—Es más o menos cómo me siento. —Se encogió de hombros, estaba determinada a no ser lastimada. No podría soportar la herida.
Joe se quedó callado y ______. Supo que trataba de elegir sus palabras, qué hacer para que ella lo escuchara. No tenía ningún deseo de escucharlo.
Él se despejó la garganta.
—Las mujeres fantasean con las cosas que te ofrezco. —Sonaba como si estuviera recitando algo ya escrito, algo aprendido.
Levantó la mirada hacia él cautelosamente, preguntándose si había perdido la razón.
—¿Qué?
—Me has oído —se enfurruñó—. Es la fantasía sexual preferida por las mujeres. Eso de estar con más de un hombre a la vez.
______. Parpadeó, preguntándose qué evento catastrófico la había introducido en esta locura. Nunca antes había parecido demente. Un poco impetuoso, pero no loco. ¿Cuál era su problema esta noche?
—Mira, Joe, fantasearé con follar a Worf el que se ve en la serie de ficción, pero no con el hombre real. ¿Eso te dice algo? —le preguntó con paciencia exagerada.
—El tamaño no lo es todo, ______. —gruñó, ofendido—. Te satisface plenamente lo que tengo. No soy que digamos del tamaño de un perrito caliente.
_______, sacudió la cabeza. Infiernos, ¿hacia dónde se encaminaba esa conversación? ¿El tamaño de un perrito caliente? No, a menos que se refiriera al paquete completo.
—¿Qué demonios tiene que ver eso con nuestra conversación? —protestó, exasperada.
—Crees que el tamaño de la poll*a es lo más importante...
—Dios mío, qué cosas más raras dices esta noche. —Lo miró fijamente como si fuera alguna clase de bicho raro. ¿Cuál, por todos los infiernos, era su problema?
—Sabes, lo estrecho que está tu coño alrededor de mí, no creo que pudieras aceptar una poll*a más grande —dijo sonando claramente ultrajado.
______. Sacudió la cabeza.
—Analizaré eso después —murmuró ella—. Sin embargo, creo que has perdido la razón.
—Es muy probable —dijo mordaz—. Si no te tomo pronto creo que me saldrán colmillos y empezaré a aullar a la luna. Maldita sea, ______, me estoy muriendo.
¿Cómo podría estar muriendo? Si su hermano compartía con él a su amante. Había ido a casa ese día, con la querida y deseosa Marly... Luchó por no gritar amargamente.
—Hoy la has follado. Sé que lo has hecho. Así que no te muestres frustrado y temperamental conmigo, Joseph.
Ahora ______,estaba cerca de las lágrimas. ¿Cómo podría estar tan desesperado por ella después de tomar a otra mujer? ¿La mujer de su hermano?
El silencio llenó el vehículo.
—¿Cómo te has enterado? —finalmente le preguntó con voz tranquila.
—Porque sé cómo te ves después de que obtienes satisfacción. —Apretó fuertemente los dientes, luchando contra la rabia.
—Y yo sé cómo te ves tú. —Le echó un vistazo, su rostro repentinamente se quedó absorto, casi triste—. Y cómo te verías, ______, si mis hermanos te tocaran. No estoy pidiendo más de lo que te daré.
—Crees que eso es suficiente, ¿no es así? —Murmuró mientras que él entraba en su calle—. ¿Crees que todo esto conseguirá mi aceptación?
—No, no es así —señaló compungido—. No estoy pidiendo que aceptes algo o alguien más, sino a mí. Eso es todo. Sólo a mí, ______.
— ¿Por ahora? —le preguntó.
La miró silenciosamente.
Ella recostó la cabeza contra la parte posterior del asiento y respiró agobiadamente.
—Me estás matando, Joseph—susurró ella.
—Esto también me está matando, _______. Sé que me deseas. —Se movió inquieto en su asiento, su mano se estiró hasta tocar su mejilla—. Sé que me necesitas tan desesperadamente como yo a ti.
Y así era. Sabía que así era. Su cuerpo, su corazón y su mente emprendían una batalla, la cual estaba completamente temerosa de perder.
—Déjeme estar contigo esta noche, ______. —le suplicó suavemente—. Te necesito.
El latido de esa necesidad hizo eco alrededor del jeep.
—No. —Tiró de la puerta del jeep hasta abrirlo, lo que casi la hace caer debido a la prisa—. No puedo, Joseph. Aún no.
No corrió, pero apresuró sus pasos. Intuía que él también había salido del vehículo, siguiéndola. Cuando la llave giró en la cerradura, aplastó su cuerpo contra ella desde atrás.
—Siente esto, ______. —susurró en su oído.
Gimió toscamente cuando una mano acarició su muslo, un brazo rodeaba su cintura mientras que sus dedos hacían a un lado sus bragas.
— Joe —jadeó, sintiendo como los dedos surcaban a través de los pliegues de su lujuriosa carne, allí abajo.
—Siente lo mojada que estás. —Empujó un dedo profundamente en su interior y sintió como las paredes de su coño lo acogían, lo aceptaban—. Ve cuánto me deseas.
Abrió la boca para hablar.
—______, menciona a ese maldito extraterrestre ficticio otra vez y perderé el poco control que tengo.
Cerró la boca con firmeza. Gimiendo en su lugar, entonces gritó con fuerza cuando su dedo se retiró.
—No te forzaré a suplicar, ______.—respiró contra su oído—. Me iré por ahora. Pero te lo prometo, no estaré lejos.
Abrió la puerta para ella, quien aún permanecía de pie quieta, a duras penas caminó hacia el interior.
—¿Necesitas que te acompañe ?
Negó con la cabeza, deslumbrada. Necesitaba que la follara. Se había vuelto loca.
—Te veré pronto, entonces. —La besó en los labios suavemente, después giró y se alejó caminando.
—Estoy loca —susurró cuando escuchó el golpe de la puerta del jeep.
Cerró la puerta, echó el seguro y luego inclinó la cabeza contra el cristal.
—Totalmente loca.
—Estoy segura —masculló. No lo estaba, ¿pero qué infiernos importaba? Era demasiado tarde para reivindicar una casta virtud, y estaba lo suficientemente relajada para ser peligrosa. Odiaba ser peligrosa.
—Vamos. —Joe la condujo al jeep, abrió la puerta y la ayudó a entrar.
Observó a través del espejo retrovisor cuando Dillon y él intercambiaron algunas palabras, luego entró y encendió el motor.
—¿Podemos ir a alguna parte y hablar primero? —le preguntó él.
—¿Sobre qué?
—Sobre nosotros, ______. Necesitamos hablar de nosotros. —Le echó un vistazo cuando puso en movimiento el jeep, conduciendo a través del aparcamiento.
—No hay nada de que hablar. —Observó el exterior a través del cristal oscurecido, viendo el reflejo de él—. Deseas lo que deseas, yo deseo lo que deseo. No son deseos que concuerden, Joe.
—Actúas como si te pidiera que saltaras de inmediato a una orgía —murmuró él.
—Es más o menos cómo me siento. —Se encogió de hombros, estaba determinada a no ser lastimada. No podría soportar la herida.
Joe se quedó callado y ______. Supo que trataba de elegir sus palabras, qué hacer para que ella lo escuchara. No tenía ningún deseo de escucharlo.
Él se despejó la garganta.
—Las mujeres fantasean con las cosas que te ofrezco. —Sonaba como si estuviera recitando algo ya escrito, algo aprendido.
Levantó la mirada hacia él cautelosamente, preguntándose si había perdido la razón.
—¿Qué?
—Me has oído —se enfurruñó—. Es la fantasía sexual preferida por las mujeres. Eso de estar con más de un hombre a la vez.
______. Parpadeó, preguntándose qué evento catastrófico la había introducido en esta locura. Nunca antes había parecido demente. Un poco impetuoso, pero no loco. ¿Cuál era su problema esta noche?
—Mira, Joe, fantasearé con follar a Worf el que se ve en la serie de ficción, pero no con el hombre real. ¿Eso te dice algo? —le preguntó con paciencia exagerada.
—El tamaño no lo es todo, ______. —gruñó, ofendido—. Te satisface plenamente lo que tengo. No soy que digamos del tamaño de un perrito caliente.
_______, sacudió la cabeza. Infiernos, ¿hacia dónde se encaminaba esa conversación? ¿El tamaño de un perrito caliente? No, a menos que se refiriera al paquete completo.
—¿Qué demonios tiene que ver eso con nuestra conversación? —protestó, exasperada.
—Crees que el tamaño de la poll*a es lo más importante...
—Dios mío, qué cosas más raras dices esta noche. —Lo miró fijamente como si fuera alguna clase de bicho raro. ¿Cuál, por todos los infiernos, era su problema?
—Sabes, lo estrecho que está tu coño alrededor de mí, no creo que pudieras aceptar una poll*a más grande —dijo sonando claramente ultrajado.
______. Sacudió la cabeza.
—Analizaré eso después —murmuró ella—. Sin embargo, creo que has perdido la razón.
—Es muy probable —dijo mordaz—. Si no te tomo pronto creo que me saldrán colmillos y empezaré a aullar a la luna. Maldita sea, ______, me estoy muriendo.
¿Cómo podría estar muriendo? Si su hermano compartía con él a su amante. Había ido a casa ese día, con la querida y deseosa Marly... Luchó por no gritar amargamente.
—Hoy la has follado. Sé que lo has hecho. Así que no te muestres frustrado y temperamental conmigo, Joseph.
Ahora ______,estaba cerca de las lágrimas. ¿Cómo podría estar tan desesperado por ella después de tomar a otra mujer? ¿La mujer de su hermano?
El silencio llenó el vehículo.
—¿Cómo te has enterado? —finalmente le preguntó con voz tranquila.
—Porque sé cómo te ves después de que obtienes satisfacción. —Apretó fuertemente los dientes, luchando contra la rabia.
—Y yo sé cómo te ves tú. —Le echó un vistazo, su rostro repentinamente se quedó absorto, casi triste—. Y cómo te verías, ______, si mis hermanos te tocaran. No estoy pidiendo más de lo que te daré.
—Crees que eso es suficiente, ¿no es así? —Murmuró mientras que él entraba en su calle—. ¿Crees que todo esto conseguirá mi aceptación?
—No, no es así —señaló compungido—. No estoy pidiendo que aceptes algo o alguien más, sino a mí. Eso es todo. Sólo a mí, ______.
— ¿Por ahora? —le preguntó.
La miró silenciosamente.
Ella recostó la cabeza contra la parte posterior del asiento y respiró agobiadamente.
—Me estás matando, Joseph—susurró ella.
—Esto también me está matando, _______. Sé que me deseas. —Se movió inquieto en su asiento, su mano se estiró hasta tocar su mejilla—. Sé que me necesitas tan desesperadamente como yo a ti.
Y así era. Sabía que así era. Su cuerpo, su corazón y su mente emprendían una batalla, la cual estaba completamente temerosa de perder.
—Déjeme estar contigo esta noche, ______. —le suplicó suavemente—. Te necesito.
El latido de esa necesidad hizo eco alrededor del jeep.
—No. —Tiró de la puerta del jeep hasta abrirlo, lo que casi la hace caer debido a la prisa—. No puedo, Joseph. Aún no.
No corrió, pero apresuró sus pasos. Intuía que él también había salido del vehículo, siguiéndola. Cuando la llave giró en la cerradura, aplastó su cuerpo contra ella desde atrás.
—Siente esto, ______. —susurró en su oído.
Gimió toscamente cuando una mano acarició su muslo, un brazo rodeaba su cintura mientras que sus dedos hacían a un lado sus bragas.
— Joe —jadeó, sintiendo como los dedos surcaban a través de los pliegues de su lujuriosa carne, allí abajo.
—Siente lo mojada que estás. —Empujó un dedo profundamente en su interior y sintió como las paredes de su coño lo acogían, lo aceptaban—. Ve cuánto me deseas.
Abrió la boca para hablar.
—______, menciona a ese maldito extraterrestre ficticio otra vez y perderé el poco control que tengo.
Cerró la boca con firmeza. Gimiendo en su lugar, entonces gritó con fuerza cuando su dedo se retiró.
—No te forzaré a suplicar, ______.—respiró contra su oído—. Me iré por ahora. Pero te lo prometo, no estaré lejos.
Abrió la puerta para ella, quien aún permanecía de pie quieta, a duras penas caminó hacia el interior.
—¿Necesitas que te acompañe ?
Negó con la cabeza, deslumbrada. Necesitaba que la follara. Se había vuelto loca.
—Te veré pronto, entonces. —La besó en los labios suavemente, después giró y se alejó caminando.
—Estoy loca —susurró cuando escuchó el golpe de la puerta del jeep.
Cerró la puerta, echó el seguro y luego inclinó la cabeza contra el cristal.
—Totalmente loca.
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Buenoo chicas me alegro qe les hayan gustado los capis anteriores jajaja a qui les dejo el capitulo 10 qe es bastante extenso pero se los quize subir todo de una sola vez para ya seguir con el 11 y bueno, seguire aquí si veo qe comenntan mucho talvez les suba una parte del capitulo 11 bueno mis niñas las dejo con mi super comentario qe ttal vez ya las aburrioo a y les quería comentar que ya termine las novelas que tengo en otro foro así qe me dedicare a estaa exclusivamentee
AtthoO: Alee
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Hola! me presento, soy Daniela tu nueva y fiel lectora, y me encanta que subas esta nove :D siguela porfa!
Daniela Iero-Way-(Cobain)
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
WOOOOOW ME ENCANTO
AUNQUE MALDITO JOE QUE SE METE CON UNA Y SE PONE CELOSO DE MI HNO. 77777
BUENO, S I G U E L A POOOORFA(:
AUNQUE MALDITO JOE QUE SE METE CON UNA Y SE PONE CELOSO DE MI HNO. 77777
BUENO, S I G U E L A POOOORFA(:
Paaly
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Simplemente me E N C A N T A esta nove *-*
Ahhhhhhhhhhhh $: Hubo un trio sisisisisi *-* Me encantan los trios, son tan tan Ains no se Ajajajajaja(x Con nove asi me pongo más pervert que nuna Aww'(8
Siguela por fis ¿Si?
Ya no puedo vivir sin esta nove, siempre me obsesiono con alguna nove [SiempreHOT] xD
Ahhhhhhhhhhhh $: Hubo un trio sisisisisi *-* Me encantan los trios, son tan tan Ains no se Ajajajajaja(x Con nove asi me pongo más pervert que nuna Aww'(8
Siguela por fis ¿Si?
Ya no puedo vivir sin esta nove, siempre me obsesiono con alguna nove [SiempreHOT] xD
#Just_InLove[Ori]
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Hola Chicas aahh ori yo tammbien amo los trios jajaa...... Y bienvenida Daniela! En ratito mas sigo la nove! :)
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Esperando Cap y TOTALMENTE de acuerdo con ustedes
Los trios son llamativos :twisted:
ahahah :risa: SIGUELAA!
Los trios son llamativos :twisted:
ahahah :risa: SIGUELAA!
Bubu ✌
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Capítulo 11
Pasó un día, después dos. Al tercer día ______. Estaba convencida de que Joe finalmente se había dado por vencido con ella. Vestida con un bikini cogió la botella de agua y se encaminó a la piscina de atrás. No era tan grande como la piscina de los Jonas, pero servía para sus necesidades.
Nadó durante un rato, librándose de la energía que parecía llenarla, después se puso sobre el suelo y se estiró sobre la gran colchoneta que protegía su espalda del duro hormigón.
Perezosa, dormitando, permitió que el calor del sol calentara su cuerpo, ignorando la lánguida sexualidad que latía justo bajo su piel. No podía olvidar el toque de las manos de Joe o de su boca. La seductora cadencia de su voz o la oscura promesa de sus ojos.
Sus pezones se endurecieron mientras los recuerdos quemaban su cuerpo. La carne entre sus muslos se calentó y sintió el sedoso calor de la necesidad de su cuerpo construyéndose bajo el traje de baño.
Sus manos tocaron su estómago, moviéndose sobre la piel mientras pensaba en él. Su toque. Sus manos callosas y cálidas, sus dedos anchos y experimentados. Se estremeció, su propio toque evocando la sensación que había sentido bajo él. Su vagina se apretó, los músculos de su estómago tensándose mientras sus dedos corrían sobre ellos, las uñas casi arañando, sumado un borde adicional a la sensación.
Lo quería, no lo negaba. No podía negarlo. Quería que la tuviera despierta por la noche, sacudiéndola y volviéndola del revés mientras luchaba con la desesperada desolación de su cuerpo. Joe la había llenado. La había llenado hasta rebosar cuando se introdujo dentro de ella, tan duro y caliente que no pudo contener los gritos. Necesitaba eso otra vez. Necesitaba su poll*a latiendo en ella, haciéndola perder la cabeza, incapaz de pensar, incapaz de escuchar sus miedos.
La doble necesidad atacando, su cuerpo y su mente, la dejó en un constante estado de confusión. Sus sueños eran de la cara de Joe, de sus besos, de su toque. Pero había otras manos acariciándola también, cálidos estímulos, graves gruñidos masculinos mientras gritaba su frustración. Juró que no pensaría en esto. Pensaría en Joe. Desearía a Joe. Era Joe al que había esperado, querido tan desesperadamente todos aquellos años.
Sus dedos se movieron por sus labios. Su beso. Quería gemir. Sus labios moviéndose sobre los suyos, su lengua acariciando las suaves curvas de sus labios, bebiendo de ella, mordisqueándola. Su beso ahogaba sus objeciones, atormentaba y engatusaba, y susurraba las sexys y calientes palabras que la dejaron suspirando por él. Palabras explicitas. No había sido tímido en expresar sus necesidades o el deseo que tenía por ella.
Su cuello. Sus dedos acariciaron allí, después bajó a los montículos de sus pechos, localizando la suave carne de sus pezones mientras se elevaban desde la parte superior de su traje de baño. La forma en que los dientes de él le arañaban la piel. Echó un vistazo a sus pezones, un lloriqueante gemido salió de su garganta. Él había succionado su pezón con fuertes y sensuales tirones de su boca, la lengua y los dientes arañando sobre ellos.
Sus dedos vagaron más abajo. Se acordó de la manera en que sus labios viajaron sobre su estómago, la lengua lamiendo, dibujando un retrato de necesidad sexual a lo largo de su carne mientras la tocaba. Se mordió el labio mientras sus dedos se detenían en la cinturilla de la braga del bikini. ¿Se atrevería? Nadie podía verla. La cerca privada la protegía incluso de los ojos más curiosos.
Se le escapó un entrecortado gemido. Suspiró. Sufrió por él. Necesitaba lo que no podía tener y esto era todo lo que podía tener. Sus dedos pasaron bajo el suave tejido moviéndose más cerca de la húmeda y suplicante carne que latía ante el recuerdo del toque de Joseph.
Joseph casi gruñó. Casi delató su presencia mientras permanecía a solo unos palmos de ella, observando sus dedos viajar sobre la parte superior de su cuerpo, moviéndose hacia la inferior. Cuando avanzaron bajo el tejido hacia sus caderas, su poll*a se sacudió, su cuerpo se tensó. Mierd*a. Sintió su boca secarse, mirando sus delgados dedos desplazarse en movimientos dolorosamente lentos hacia la estrecha hendidura de su coño. Se imaginó cuan caliente y resbaladiza estaba. Que fácilmente sus dedos se deslizarían por ella, atraídos inexorablemente a las oscuras y melosas profundidades de su vagina.
Apretó los dientes mientras imaginaba el abrasador calor en aquellos dedos que continuaban avanzado. Como lo apretaría, ceñida y caliente, sus músculos como un puño de terciopelo luchando para arrastrarlo a su interior mientras empujaba contra ella.
Gimió su nombre y él apretó los puños. Miró sus dedos, cubiertos por el tejido de su bikini, moverse más abajo todavía, los dedos curvándose. Sus caderas se arquearon y supo que estaba llenando su apretado coño con sus propios dedos, empujando, llenando la vacía carne mientras pensaba en él. Una mano acunó su pecho, el firme montículo rebosando desde la copa de su bikini mientras sus dedos pellizcaban y tiraban de su dura punta. Aquellos no eran ligeros toques tampoco. Sus dedos eran más bruscos de lo que había supuesto, tirando de la dura carne, apretando alrededor mientras los dedos entre las caderas la llevaban más cerca del clímax.
Oh no, nada de clímax. Maldita fuera. Susurró su nombre mientras se tocaba, acercándose al clímax. Oh, nena, sin mí no lo harás.
—______. —gruñó su nombre mientras se acercaba.
El aliento se le atascó en la garganta, la cabeza retorciéndose en la colchoneta mientras sus dedos empujaban más duro dentro de su cuerpo.
—______. para eso antes de que te folle en el maldito suelo —gruñó él, con voz áspera.
Los ojos de ella se abrieron de golpe, grandes y aturdidos. Parpadeó. Luego sus caderas se sacudieron con fuerza y él maldijo mientras la miraba romperse, teniendo un orgasmo a pesar de su intromisión.
—Oh, Dios —protestó ella, la vergüenza y cálida satisfacción inundaron su expresión mientras sus dedos finalmente se inmovilizaban.
Se movió hacia ella mientras sus dedos salían de entre sus piernas. Cayó sobre las rodillas. Capturando su muñeca antes de que pudiera limpiar la traidora evidencia de su satisfacción.
Los dedos estaban resbaladizos cubiertos con la suave crema de su liberación. Atrapando sus ojos, desafiándola a mirar, se los llevó a la boca. Se sacudió, gimiendo bajo mientras le succionaba un dedo con su boca, lamiéndolo hasta limpiarlo. Después el siguiente. Luego el tercero. Gruñó por su sabor, tan dulce y caliente, más adictivo que cualquier droga que conociera. Estaba hambriento de ella. Suspiró como un hombre con síndrome de abstinencia.
—No deberías estar aquí —gimió mientras los dedos de él iban a su desnudo pecho.
Agarró la dura punta entre sus dedos y después le aplicó presión. Se le cerraron los ojos, su cuerpo se arqueó cuando apretó hasta el punto del dolor. Lo giró entre los dedos, mirando como la cara de ella se sonrojaba, sintiendo el pezón ponerse más duro. Le gustaba la presión, el borde de dolor. Podía verlo en su cara, en su respiración demasiado rápida, en la forma en que se mordía el labio como si pudiera contener sus gemidos.
—Eres mía, _____. —le dijo con voz áspera, presionando el pequeño pezón más fuerte, mirando sus caderas elevarse, los ojos dilatados—. ¿Me entiendes?
— ¿Sólo tuya? —Susurró mientras la mano de él iba al tejido de la parte alta de su bikini—. ¿Soy sólo tuya? ¿O seré de ellos también?
La mano de él se detuvo, la presión sobre el pezón se relajó mientras dejaba caer la cabeza. Quería mentirle. Que Dios lo ayudara, quería mentirle pero no podía hacerlo.
—Lo que tú quieras que sea —susurró finalmente, sabiendo que nunca estaría satisfecho salvo de una forma—. No te obligaré. Ninguno lo hará.
Los ojos de ella se encendieron. Leyó el mensaje en los suyos, leyó la intención detrás de las palabras.
— ¿Pero intentarás convencerme?
Se soltó de un tirón mientras él dejaba caer las manos
Poniéndose rápidamente de pie se ajustó el bikini, mirándolo fijamente mientras también él se ponía de pie.
—Usarás mi cuerpo contra mí, ¿verdad, Joseph? Intentarás seducirme para que lo haga.
Joe aspiró de forma irregular, queriendo borrar el dolor de su expresión, queriendo asegurarle que nunca tendría que enfrentarse al lado oscuro de su sexualidad. Pero sabía que lo haría. Finalmente no sería capaz de controlarlo. El dolor llegaría a ser demasiado fuerte.
—No se puede seducir a nadie, ______, si el deseo no está ahí para empezar —dijo con voz dulce—. Si no quieres, entonces no serás forzada, en ningún momento. Si no quieres, entonces no puedes ser seducida.
Los ojos de ella se abrieron de par en par. Había querido que le mintiera, podía verlo en sus ojos.
—No tengo deseos de ser una puta de campamento para los hermanos Jonas. —Los puños apretados, las lágrimas llenándole los ojos—. ¿Por qué sencillamente no puedes dejarme, Joseph? Solo saca el infierno de mi vida y déjame en paz.
Giró sobre sus talones, abalanzándose hacia la puerta. Tenía que alejarse de él. Alejarse de la necesidad, del dolor de sus ojos, antes de rendirse. Antes de que su cuerpo la forzara a prometerle cualquier cosa que él quisiera.
Pasó un día, después dos. Al tercer día ______. Estaba convencida de que Joe finalmente se había dado por vencido con ella. Vestida con un bikini cogió la botella de agua y se encaminó a la piscina de atrás. No era tan grande como la piscina de los Jonas, pero servía para sus necesidades.
Nadó durante un rato, librándose de la energía que parecía llenarla, después se puso sobre el suelo y se estiró sobre la gran colchoneta que protegía su espalda del duro hormigón.
Perezosa, dormitando, permitió que el calor del sol calentara su cuerpo, ignorando la lánguida sexualidad que latía justo bajo su piel. No podía olvidar el toque de las manos de Joe o de su boca. La seductora cadencia de su voz o la oscura promesa de sus ojos.
Sus pezones se endurecieron mientras los recuerdos quemaban su cuerpo. La carne entre sus muslos se calentó y sintió el sedoso calor de la necesidad de su cuerpo construyéndose bajo el traje de baño.
Sus manos tocaron su estómago, moviéndose sobre la piel mientras pensaba en él. Su toque. Sus manos callosas y cálidas, sus dedos anchos y experimentados. Se estremeció, su propio toque evocando la sensación que había sentido bajo él. Su vagina se apretó, los músculos de su estómago tensándose mientras sus dedos corrían sobre ellos, las uñas casi arañando, sumado un borde adicional a la sensación.
Lo quería, no lo negaba. No podía negarlo. Quería que la tuviera despierta por la noche, sacudiéndola y volviéndola del revés mientras luchaba con la desesperada desolación de su cuerpo. Joe la había llenado. La había llenado hasta rebosar cuando se introdujo dentro de ella, tan duro y caliente que no pudo contener los gritos. Necesitaba eso otra vez. Necesitaba su poll*a latiendo en ella, haciéndola perder la cabeza, incapaz de pensar, incapaz de escuchar sus miedos.
La doble necesidad atacando, su cuerpo y su mente, la dejó en un constante estado de confusión. Sus sueños eran de la cara de Joe, de sus besos, de su toque. Pero había otras manos acariciándola también, cálidos estímulos, graves gruñidos masculinos mientras gritaba su frustración. Juró que no pensaría en esto. Pensaría en Joe. Desearía a Joe. Era Joe al que había esperado, querido tan desesperadamente todos aquellos años.
Sus dedos se movieron por sus labios. Su beso. Quería gemir. Sus labios moviéndose sobre los suyos, su lengua acariciando las suaves curvas de sus labios, bebiendo de ella, mordisqueándola. Su beso ahogaba sus objeciones, atormentaba y engatusaba, y susurraba las sexys y calientes palabras que la dejaron suspirando por él. Palabras explicitas. No había sido tímido en expresar sus necesidades o el deseo que tenía por ella.
Su cuello. Sus dedos acariciaron allí, después bajó a los montículos de sus pechos, localizando la suave carne de sus pezones mientras se elevaban desde la parte superior de su traje de baño. La forma en que los dientes de él le arañaban la piel. Echó un vistazo a sus pezones, un lloriqueante gemido salió de su garganta. Él había succionado su pezón con fuertes y sensuales tirones de su boca, la lengua y los dientes arañando sobre ellos.
Sus dedos vagaron más abajo. Se acordó de la manera en que sus labios viajaron sobre su estómago, la lengua lamiendo, dibujando un retrato de necesidad sexual a lo largo de su carne mientras la tocaba. Se mordió el labio mientras sus dedos se detenían en la cinturilla de la braga del bikini. ¿Se atrevería? Nadie podía verla. La cerca privada la protegía incluso de los ojos más curiosos.
Se le escapó un entrecortado gemido. Suspiró. Sufrió por él. Necesitaba lo que no podía tener y esto era todo lo que podía tener. Sus dedos pasaron bajo el suave tejido moviéndose más cerca de la húmeda y suplicante carne que latía ante el recuerdo del toque de Joseph.
Joseph casi gruñó. Casi delató su presencia mientras permanecía a solo unos palmos de ella, observando sus dedos viajar sobre la parte superior de su cuerpo, moviéndose hacia la inferior. Cuando avanzaron bajo el tejido hacia sus caderas, su poll*a se sacudió, su cuerpo se tensó. Mierd*a. Sintió su boca secarse, mirando sus delgados dedos desplazarse en movimientos dolorosamente lentos hacia la estrecha hendidura de su coño. Se imaginó cuan caliente y resbaladiza estaba. Que fácilmente sus dedos se deslizarían por ella, atraídos inexorablemente a las oscuras y melosas profundidades de su vagina.
Apretó los dientes mientras imaginaba el abrasador calor en aquellos dedos que continuaban avanzado. Como lo apretaría, ceñida y caliente, sus músculos como un puño de terciopelo luchando para arrastrarlo a su interior mientras empujaba contra ella.
Gimió su nombre y él apretó los puños. Miró sus dedos, cubiertos por el tejido de su bikini, moverse más abajo todavía, los dedos curvándose. Sus caderas se arquearon y supo que estaba llenando su apretado coño con sus propios dedos, empujando, llenando la vacía carne mientras pensaba en él. Una mano acunó su pecho, el firme montículo rebosando desde la copa de su bikini mientras sus dedos pellizcaban y tiraban de su dura punta. Aquellos no eran ligeros toques tampoco. Sus dedos eran más bruscos de lo que había supuesto, tirando de la dura carne, apretando alrededor mientras los dedos entre las caderas la llevaban más cerca del clímax.
Oh no, nada de clímax. Maldita fuera. Susurró su nombre mientras se tocaba, acercándose al clímax. Oh, nena, sin mí no lo harás.
—______. —gruñó su nombre mientras se acercaba.
El aliento se le atascó en la garganta, la cabeza retorciéndose en la colchoneta mientras sus dedos empujaban más duro dentro de su cuerpo.
—______. para eso antes de que te folle en el maldito suelo —gruñó él, con voz áspera.
Los ojos de ella se abrieron de golpe, grandes y aturdidos. Parpadeó. Luego sus caderas se sacudieron con fuerza y él maldijo mientras la miraba romperse, teniendo un orgasmo a pesar de su intromisión.
—Oh, Dios —protestó ella, la vergüenza y cálida satisfacción inundaron su expresión mientras sus dedos finalmente se inmovilizaban.
Se movió hacia ella mientras sus dedos salían de entre sus piernas. Cayó sobre las rodillas. Capturando su muñeca antes de que pudiera limpiar la traidora evidencia de su satisfacción.
Los dedos estaban resbaladizos cubiertos con la suave crema de su liberación. Atrapando sus ojos, desafiándola a mirar, se los llevó a la boca. Se sacudió, gimiendo bajo mientras le succionaba un dedo con su boca, lamiéndolo hasta limpiarlo. Después el siguiente. Luego el tercero. Gruñó por su sabor, tan dulce y caliente, más adictivo que cualquier droga que conociera. Estaba hambriento de ella. Suspiró como un hombre con síndrome de abstinencia.
—No deberías estar aquí —gimió mientras los dedos de él iban a su desnudo pecho.
Agarró la dura punta entre sus dedos y después le aplicó presión. Se le cerraron los ojos, su cuerpo se arqueó cuando apretó hasta el punto del dolor. Lo giró entre los dedos, mirando como la cara de ella se sonrojaba, sintiendo el pezón ponerse más duro. Le gustaba la presión, el borde de dolor. Podía verlo en su cara, en su respiración demasiado rápida, en la forma en que se mordía el labio como si pudiera contener sus gemidos.
—Eres mía, _____. —le dijo con voz áspera, presionando el pequeño pezón más fuerte, mirando sus caderas elevarse, los ojos dilatados—. ¿Me entiendes?
— ¿Sólo tuya? —Susurró mientras la mano de él iba al tejido de la parte alta de su bikini—. ¿Soy sólo tuya? ¿O seré de ellos también?
La mano de él se detuvo, la presión sobre el pezón se relajó mientras dejaba caer la cabeza. Quería mentirle. Que Dios lo ayudara, quería mentirle pero no podía hacerlo.
—Lo que tú quieras que sea —susurró finalmente, sabiendo que nunca estaría satisfecho salvo de una forma—. No te obligaré. Ninguno lo hará.
Los ojos de ella se encendieron. Leyó el mensaje en los suyos, leyó la intención detrás de las palabras.
— ¿Pero intentarás convencerme?
Se soltó de un tirón mientras él dejaba caer las manos
Poniéndose rápidamente de pie se ajustó el bikini, mirándolo fijamente mientras también él se ponía de pie.
—Usarás mi cuerpo contra mí, ¿verdad, Joseph? Intentarás seducirme para que lo haga.
Joe aspiró de forma irregular, queriendo borrar el dolor de su expresión, queriendo asegurarle que nunca tendría que enfrentarse al lado oscuro de su sexualidad. Pero sabía que lo haría. Finalmente no sería capaz de controlarlo. El dolor llegaría a ser demasiado fuerte.
—No se puede seducir a nadie, ______, si el deseo no está ahí para empezar —dijo con voz dulce—. Si no quieres, entonces no serás forzada, en ningún momento. Si no quieres, entonces no puedes ser seducida.
Los ojos de ella se abrieron de par en par. Había querido que le mintiera, podía verlo en sus ojos.
—No tengo deseos de ser una puta de campamento para los hermanos Jonas. —Los puños apretados, las lágrimas llenándole los ojos—. ¿Por qué sencillamente no puedes dejarme, Joseph? Solo saca el infierno de mi vida y déjame en paz.
Giró sobre sus talones, abalanzándose hacia la puerta. Tenía que alejarse de él. Alejarse de la necesidad, del dolor de sus ojos, antes de rendirse. Antes de que su cuerpo la forzara a prometerle cualquier cosa que él quisiera.
Última edición por #AleSeeNoMoree# el Lun 04 Jul 2011, 4:55 pm, editado 1 vez
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Claro que los trioss son llamatiivos :twisted: jajajaja son de lo mejor aahhhh salioo mi lado sexosoo jajajaja ya pues! Ahí les dejo el capitulo 11! :)
#Alejandra
Re: "La Seducción de _____. "(Joe & tu) TERMINADA
Ola Ale!! :D
Ay ya me alcanzo a estresar la nove
maldita rayis ya qke se decida
si al final va a terminar cediendo xqke se hace del rogar
aparte estoii de aquerdo qon tigo & Orii
me encantan los TRIOS haha
bno siguela nena
Kisses
Ay ya me alcanzo a estresar la nove
maldita rayis ya qke se decida
si al final va a terminar cediendo xqke se hace del rogar
aparte estoii de aquerdo qon tigo & Orii
me encantan los TRIOS haha
bno siguela nena
Kisses
#Unbroken♥__#FastLife♥
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