Loco Psicopata [Original: Justin Bieber]

Nombre: "Loco Psicópata"
Autor: Sandy Laurench
Adaptación: No.
Género: Crimen/Policiales/Hot
Advertencias: La novela no es mia pero la terminare yo
Otras páginas: Si.
                           PROLOGO
Justin no es como los demás adolescentes, él
piensa distinto a los demás.
Solo te daré un consejo, ¡CORRE!, corre
porque él te esta buscando y no parara
hasta que tu cadáver este en sus manos.
¿ARE YOU READY?

Capitulo 1
Narra Justin:
¿Hacer sufrir a las personas es un trabajo?,
¿no?.. bueno para mi si.
Es todo un trabajo encontrar a cada una de
ellas, secuestrarlas y ahí torturarlas, y mejor ni
te cuento que tan difícil es esconder el cadáver
sin dejar ni un rastro de evidencia.
Desde pequeño tengo un recuerdo de como mi
madre maltrataba a mi padre, raro ¿verdad?.
Normalmente los hombres son quienes
maltratan a sus mujeres, pero esto era todo lo
contrario.
Tenía solo cinco años cuando entre al garaje de
mi casa por mi coche rojo de juguete, me
llamo la atención que la luz estuviera prendida,
entre y vi a mi padre atado a una silla y mi
madre cortando su dura y áspera piel. Veía
como ese líquido rojo corría de parte de de su
cuerpo, luego localice a aquella mujer que
tenía una cuchilla en su mano derecha, ¿esa
era mi mamá?, ¿dónde había quedado la mujer
más tranquila y pacifica que había podido pisar
este planeta?.
"¿Quieres que también te lo haga a ti?" me dijo
esa dulce voz que ahora era gruesa y ronca,
asustado y a la vez asombrado negué con mi
cabeza y vi como una sonrisa se formaba en la
comisura de las labios de aquella mujer. "¿Te
gusta?" me pregunto dije que si, no iba a
negarlo, ver como esa sangre roja corría por
aquel cuerpo para luego llegar a formar un
gran charco me gustaba, ella volvió al que
ahora era el cadáver mi padre y dijo "Me
parece que tu hijo no es ningún santo, ¿a caso
también será un loco psicópata?" y se fue,
desapareció por unos arboles con el cuchillo
lleno de sangre en su mano derecha, desde
aquel día no la vi más. Aun recuerdo como esa
voz gruesa me daba miedo, recuerdo que
algunas noches no podía dormir pensando en
que un demonio se había metido en su cuerpo,
pero no fue así, era ella, era mi madre, pero
había cambiado... no, no era eso, es solo que
uno nunca llega a conocer del todo a las
personas.
"Loco psicópata" "Bieber el Psicópata" "El loco
Psicópata de Justin Bieber", esos eran mis
apodos en el colegio. Desde que aquella mujer
había matado a mi compañero, a mi único
amigo empece a ser un "Asesino en serie",
comencé con animales, amaba meterme en
aquel bosque con una cuchilla de mango
blanco y matar a cualquier animal que se me
cruce. Desde que mate aquel ciervo y uno de
los jugadores de Fútbol del colegio me vio le
ha contado a todos los del establecimiento, y
desde ahí soy el "Loco psicópata", lo que ellos
no saben es que un día de estos me vengare de
cada uno de ellos, pero como todo caballero...
primero las damas.
Desde pequeño prometí que me iba a vengar
de cualquier persona que me haga daño o se
burlara de mi, y aun mantengo esa promesa en
mi mente. Las chicas normalmente son las que
me llaman más la atención, no porque sean
chicas y sean las más débiles, si no porque
desde que vi como mi madre enterraba aquella
cuchilla en el cuerpo de mi padre comencé a
pensar que eran ellas, las mujeres, la que
merecían más tortura.
Desde pequeño tuve que crecer rápido, estaba
solo y si no sabía como protegerme me podía
pasar cualquier cosa.
Desde mis seis años hasta los doce practique
defensa propia, a los quince comencé a ir al
gimnasio, y ahora.. a mis dieciocho años estoy
en la mejor forma física que te podrías
imaginar.
He aprendido a matar gracias a ese vecino que
tenía, el hombre cazaba y lo que cazaba comía,
y bueno como era el que me cuido desde
pequeño algo me había enseñado. Me enseñó a
como cazar a mis "presas", a como manejar el
cuchillo, lar armas, me enseñó algunos puntos
débiles de animales y personas, pero sobre
todo, me enseñó lo más importante, a hacer
las cosas sin dejar ni una huella que diera a
entender que fui yo el que cometió el
asesinato. Después de unos cinco años de ver y
practicar como matar, yo ya era un completo..
"asesino".
Desde aquella noche que vi la escena en el
garaje de mi casa he cambiado mi manera de
pensar, ya no iba a ser el chico que se
preocupara de sus estudios para poder tener
un trabajo en el futuro, yo ahora ya tenía un
trabajo, mataba a la gente, sabía como
hacerlas sufrir y como divertirme para luego
matarlos, enterrar el cadáver y que nadie se
entere que fui yo.
Agradezco a mi madre por enseñarme esa
escena y por cambiar mi manera de pensar,al
señor Weebster, mi vecino, por enseñarme
todo lo que se, pero sobre todo, gracias a esos
idiotas que juegan conmigo.. ellos no saben lo
que les espera.

Capítulo 2
{Flashback}
Sábado 3 de octubre de 2010 pista de baile.
Mires por donde mires podías ver gente.
Chicos bebiendo alcohol, chicas seduciendo a
otros, parejas compartiendo baba, otros
simplemente hablando y algunos bailando en la
pista.
Todo estaban en compañía, todos menos yo, ¿a
quien le gustaría salir con el Loco psicópata de
Bieber?.
Le di un largo sorbo a la lata de cerveza
dejando que el líquido recorriera por mi
garganta, gemí cuando sentí el sabor amargo
en mis labios. No había nada mejor que
escaparse de los problemas que con una lata
de cerveza y escuchar música fuerte.
Estaba apoyado en una pared cuando una chica
pasa y me toca el pecho, ¿a caso no sabe
quien soy?, ¿a caso no sabe que puedo llegar a
matarla?, deje de mirar la lata de cerveza y
levante la mirada para ver a esa chica, era más
baja que yo y eso que traía tacones, o yo era
la gran bestia o ella simplemente era una
hormiga, traía un top que solo le cubría hasta
arriba del ombligo dejando ver la perforación
en el, una mini falda negra ajustada que dejaba
notar sus curvas. Mire sus ojos, esos ojos
negros con un brillo único, ella me sonrió, me
preguntaba si es verdad sabía quien era o si
me había confundido con alguien.
-¡Hey Bieber!- me dijo pegándome con su puño
en mi hombro sacándome de mis
pensamientos.
-¿Sabes quien soy?- le pregunte, si sabía mi
apellido de seguro sabía mi famoso apodo.
-El loco psicópata Bieber, ¿no es así?-
-Así me llaman muchos- dije y lleve la lata de
cerveza a mis labios para darle un gran sorbo.
-¿Me das?- dijo señalando con su dedo índice
la lata. La moví un poco para asegurarme que
aun tenía y se la di.
-¿Así que vienes para eso?.. ¿para tomarte mi
bebida?- dije mientras veía como se empinaba
la lata.
-No tonto, vengo a hacerte una propuesta- dijo
mientras pasaba su lengua por ambos labios
sacando el exceso de la bebida que había
quedado en ellos.
-¿A mi?- dije mientras estiraba la mano para
que colocara la lata de cerveza en ella.
-Así es- dijo y cada vez se acercaba más y más,
hasta que pude sentir su respiración y su
aliento, tenía una mezcla entre humo de
cigarro, menta y cerveza, raro pero sexy.
-No te acerques, sabes que puedo llegar a
matarte si haces un mal pase- le susurre al
oído.
-Lo sé- respondió ella como si todo esto no
fuera para nada importante.
Si me preguntan porque aun no estoy en la
cárcel por matar a gente es porque no hay
pruebas, genial ¿verdad?.
Me han acusado de asesinato unas diez veces,
idiotas, si supieran todos los asesinatos que he
cometido, pero para detenerme necesitas
pruebas, ¿las hay? no.
-¿Y así tan relajada lo dices?- le pregunte,
normalmente la gente no se cercaba tanto a
mi, era por miedo o porque simplemente no
quería juntarse con un tío que mataba gente
por diversión.
-Vamos, yo se que no acercarías ninguno de
tus jueguetitos a mi, excepto que ese juguetito
sea un condón-
Había quedado impresionado, esa era su
propuesta, sexo, sexo por una noche.
-¿Qué pasa Bieber?, ¿te impresiona?- me
pregunto ella mientras que con sus manos
recorría mis piernas- ¿A caso tienes miedo?-
-¿Miedo yo?- dije y reí sarcásticamente
-Entonces esto no te molesta ¿o si?-
Sus manos pasaron de tocar mis muslos a
rozar mi miembro, lo rozaba con su mano
mientras caminaba lento y seductora mente
hacía adelante, de nuevo nuestros alientos se
mezclaban, esto comenzaba a subir de nivel,
hasta que lo toco.
-Lo lamento, debo irme- dije y por poco salí
corriendo de aquel rincón.
{Fin del flashback]
Salí hacía afuera y camine hacía mi casa, me
sentía raro, mi polla estaba que explotaba,
para mis dieciseis años esto era una nueva
sensacion.

Capítulo 3
Desde aquel día planee no cruzarme más con _
______ Rosshi, ya no podría mirarla a los ojos
después de haber huido cuando ella me
propuso tener sexo.
Ya había pasado dos años desde aquel
"encuentro", ha pasado mucho tiempo, pero
aun así yo no había olvidado nada. Aun sus
palabras recorrían en mi mente, su tacto aun
lo podía sentir y se me erizaba la piel cada vez
que estaba cerca mío.
06:02 A.M, viernes.
Sonó el despertador, gruñí y tanteando con mi
mano sobre aquella mesa de noche apague esa
jodida alarma que era nada más que una
tortura. Por fin viernes, pensé y me levante,
hoy sería un día distinto, hace ya dos meses
que no mataba a nadie, hoy no sería otro de
esos días, hoy mataría a alguien, no importa si
es animal o persona, pero necesito matar a
alguien.
Me vestí con unos jeans negros, remera blanca
y unas zapatillas deportivas negras, me
coloque la chaqueta de cuero y comencé a
buscar entre los cajones mi famosa y querida
"bolsa de tortura".
La "bolsa de tortura", como a mi me gustaba
llamarla, solo la usaba cuando cometería un
asesinato, en ella metía todos mis "juguetes" y
luego metía la bolsa en mi mochila del colegio.
Siempre estaba preparada, tenía adentro arma
y balas, cuchillos y navajas, sogas y
cloroformo, trapos y tubos donde luego metía
sangre de mi victimas.
Nunca nadie la había tocado, solo mis victimas
y yo sabíamos de ellas. Yo sabía de ella desde
mis quince años y mis victimas cuando se
despertaban en aquel edificio abandonado,
atados a una silla y yo girando a su al rededor.
Metí la "bolsa de tortura" en mi mochila de
colegio y baje a desayunar. Una taza de café
era todo lo que necesitaba para poder aguantar
a los jodidos profesores hablando durante toda
su clase.
Debía esperar seis horas para matar a alguien,
pero valía la pena, para antes de la una de la
tarde alguien estaría muerto.
Deje la taza sobre la mesa y me fui. Al salir de
la casa pude sentir como el viento chocaba con
mi cara, estábamos en pleno invierno, era lo
mejor, matar a alguien entre todo este frío
siempre hacía que el calor regrese a tu cuerpo.
No sabía a quien mataría hoy, pero solo sabía
que hoy un padre iría en busca de su hijo y al
no encontrarlo lo darían como desaparecido,
semanas o meses más tarde se vera en la
televisión que han encontrado su cadáver, y
nadie sospecharía de Justin.. o tal vez si lo
harían, pero no podían hacer nada, después de
todo no había pruebas.
Iba caminando cuando comencé a repasar mi
lista metal, mi lista que contenía nuevas
victimas.
Juan Cruz Greppi- Cortar su cabeza.
Marcus Maidelo- Ahorcarlo.
Rose Hundler- Dispararle.
_____ Rosshi- Torturarla.
Largue un gran suspiro, pensar en mis nuevas
victimas me hacía sentir bien, ya podía
escuchar sus gritos desesperados, sus voces
cortadas suplicando porque los deje ir y por
último vería como su cuerpo caía muerto.
La lista era pequeña, ya había acabado con la
otra hace dos meses, Lucas Deffort había sido
el último en la lista, recuerdo que quería
hacerse el "duro", el que no tenía sentimientos
pero se podía ver en sus ojos verdes esmeralda
como el miedo recorría cada parte de su
cuerpo, lo último que pudo decir fue "No me
importa que hagas con mi cuerpo", me había
provocado, no me creía capaz, pero antes de
que dijera otra estupidez mi bala ya había
llegado a su cerebro, dándolo por muerto tire
el cuerpo en el medio del bosque "Frus",
recuerdo que para menos de una semana las
cuervos no habían dejado mucho que
recolectar.
Y detrás de cada victima había una historia,
una historia por la cual les iba a hacer sufrir
para luego matarlos.Todas las historias eran
interesantes, pero la de _____ era la que más
llamaba mi atención, fue la que más me
lastimo y por eso la torturaria como a nadie,
sufriría tanto que la tendré lambiendo la suela
de mi zapatos pidiendo piedad.

Capítulo 4:
Estaba llegando a ese infierno que muchos
conocen como "colegio", estaba a tan solo una
calle, desde acá se podía ver un bulto de
chicos rodeados por chicas, los "populares",
ese era un grupo conformado por los del
equipo de fútbol y no faltaban las perras
detrás de ellos. Yo también era "popular",
pero de otra clase de "popularidad", ellos eran
reconocidos por jugar un deporte, en cambio,
yo por matar animales y personas.
-Bieber- dijo Robet- si a vos te hablo loco
psicópata-
-¿Desean algo chicos?- dije al ver como la
multitud de me acercaba.
Sonreía para mis adentros, este chico no sabía
lo que se le estaba por venir, lo agregue a mi
lista.
Juan Cruz Greppi- Cortar su cabeza.
Marcus Maidelo- Ahorcarlo.
Rose Hundler- Dispararle.
Robert Tendler- Corta su cuerpo en pedazos.
_____ Rosshi- Torturarla.
Otro más, otro más a mi lista mental.
-¿Quien sigue?, ya sabemos que mataste a
Lucas, ¿ahora quien sigue?- dijo mientras me
seguía por los pasillos del colegio.
-¿A caso hay pruebas de que yo lo halla
matado?- dije dándome vuelta para verlo a la
cara
-No, pero..-
-Nada de peros, si no hay pruebas no me
acuses- dije mirándolo a los ojos- asegúrate de
lavarte la boca antes de culparme o le contare
a todos sobre el asesinato de tu hermanastro-
le susurre al oído y me fui.
Aun recuerdo cuando vi a Robert y a su
hermanastro, Lionel, en una fuerte pelea hasta
que Robert saco un arma y le disparo en el
pecho, desde ese día ya no lo veo igual.
Robert no era un asesino, solo había matado a
una persona, eso no lo volvía en asesino.
Las clases de la profesora Still parecían
eternas, se me dio por mirarla fijo, era una
mujer que aparentaba unos sesenta años, pero
solo tenía cuarenta, sus labios pintados de rojo
sangre se movían lento, luego rápido, y luego
volvían a moverse lentamente, esperen! ¿eso
era un bigote?.. si, si lo era.
Cada vez esta mujer me da más y más asco.
Terminaron las clases, salí como todos, solo
que más lento. "Idiotas" pensé al ver como
todos estaban desesperados por llegar a sus
casas, todos llegarían, todos menos Juan Cruz
Greppi.
Había estado espiando a Juan Cruz semanas
atrás, el chico salía de clases y se iba directo a
buscar a su hermana menor a su salón,
bueno.. hoy no sería así.
Lo comencé a seguir, no tan cerca, ni tan
lejos, lo justo para que nadie sospechara. Vi
como se apoyaba en los casilleros de brazos
cruzados al esperar a su querida hermana
Megan.
-Hey Greppi!- dije mientras me acercaba.
-¿Se te ofrece algo chico?- dijo sin sacar la
mirada de los niños pequeños que salían como
estampida de aquel salón.
-La directora me ha dicho que te avise que a tu
hermana ya la han venido a buscar-
-¿Cómo puedo confiar en ti?- dijo frunciendo
el ceño.
-Vamos tío, ¿te crees que si no fuera cierto
gastaría mi tiempo en seguirte hasta acá?-
-No lo sé, no te llaman Loco por nada-
Juan Cruz y sus malditos juegos de palabras,
recuerdo la historia que tengo con él, el tío en
primaria nunca dejaba de joderme con mi
padre y en cuanto me entere que estábamos en
el mismo colegio secundario he pensado en su
muerte, lo iba a joder tal y como lo hizo él
conmigo.
Abrí mi mochila y de mi bolsa de tortura saque
el trapo bañado en cloroformo, me acerque a
él, pase mi brazo por su cuello y apoye el
trapo en su nariz, en menos de un minuto Juan
Cruz estaba desmayado en mis brazos.
Mire hacia ambos lados para asegurarme que
nadie había visto la escena, al ver que ya nadie
estaba en el edificio coloque a Juan Cruz en mi
hombro y comencé a caminar.
-Joder tío, si que eres pesado- dije mientras lo
acomodaba mejor- pero si he podido con
Lucas puedo contigo.
Lucas era grande, yo no me notaba mucho
abajo de tantos músculos y de semejante
espalda, tenía músculos, sí, pero era más
pequeño de cuerpo. Me había costado, pero
había logrado llevar a Lucas al gran edificio
abandonado, así que podre contigo Juan Cruz,
solo debo poner más fuerza.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Capítulo 5:
Con el cuerpo de Juan Cruz en mi hombro pase
por el bosque "Frus" hasta llegar a aquel
edificio abandonado.
El edificio era grande, muy grande, las paredes
que antes eran blancas ahora eran grises por
culpa de aquel incendio de hace dos años,
había un pequeño escritorio a un lado, una
silla de fierro en el medio de la habitación y
luego no había nada más.
Senté el adormilado cuerpo de Juan Cruz en la
silla y antes de que el efecto del cloroformo se
desvaneciera lo amarre de pies y brazos con
sogas para que no pudiera hacer nada, prepare
la navaja, un pequeño frasco y una simple
fotografía en aquel escritorio viejo. Me senté al
frente de él y cuando abrió los ojos puedo
apostar que lo primero que vio fue mi gran
navaja y mis ojos.
-¿Tío que vas a hacer?- pregunto mientras
trataba de desatar los nudos de aquellas sogas.
-¿No es obvio Greppi?... ¿No crees que es hora
de mi venganza?- dije mientras pasaba el filo
de mi navaja con mi dedo índice.
-¿ Venganza?, si yo no te he hecho nada.
¡Vamos Bieber desata me!- dijo moviéndose
aún más en la silla.
-Se nota que no tienes muy buena memoria..
vamos a recordarte un poco. En la primaria,
recuerdo que íbamos al mismo salón de clase,
un día como no te quise prestar mi coche rojo
de juguete me dijiste unas palabrotas.. y ¡valla
que palabrotas!, pero eso no me importo, al
final de tu frase dijiste "vete al jodido infierno
con tu padre".. eso si me molesto Juan Cruz,
mencionaste a mi padre y no de buena
manera, como sabrás mi padre era mi único
amigo y que vos hayas dicho eso de él no me
gusto, y es por eso que estamos acá. Espero
que en el infierno cuides más tus palabras.-
dije mientras caminaba al rededor de la silla
donde él estaba sentado.
-Lo lamento tío, lo lamento, ahora por favor
suéltame-
-Un "lo lamento" no es suficiente Juan Cruz,
no lo lamentaste cuando eras pequeño, ahora
ya es muy tarde... Mira, te presento a mi
amiga- muestro la navaja- aún no tiene
nombre, ¿le ponemos uno?, yo pensaba en
Lucy o Ane, no me decido, ¿tú que dices?.
Comencé a rozar el filo de la navaja por los
brazos desnudos de Juan Cruz provocando le
algunos escalofríos. Luego más fuerte, más y
más fuerte hasta que pude ver como la sangre
corría y no era cualquier corte.. ¡Madre mía!
ese si que era un corte profundo.
Agarre el pequeño frasco de aquel escritorio y
lo coloque abajo del corte el cual sangraba,
cuando este estuvo lleno coloque su tapa y lo
deje donde estaba hace un minuto. Vi la cara
de sufrimiento de Juan Cruz y una sonrisa se
pudo distinguir en la comisura de mis labios.
-Duele, ¿verdad?- pregunte mientras me
colocaba a la altura de su cara- ¿Ya haz
pensado en que nombre ponerle?- coloque la
navaja con sangre al frente de sus ojos- Es
poderosa, ¿verdad?.
Volví a ponerme firme y comencé a caminar a
su al rededor, tal como lo había hecho hoy. De
a ratos pasaba el filo de la navaja por su duro
cuello, podía ver como se tensaba y como la
saliva apenas podía pasar por su cuello.
-Vamos, no tengas miedo, es un juego.. solo
eso- dije y clave el filo de la nabaja en su
cuello- Dile a tus demás amigos que les digo
"hola"- y fue ahí cuando hice un gran corte .
Me aleje de él y vi como la sangre caía a mares
por su cuello, en menos de un minuto Juan
Cruz Greppi estaba muerto.
Me acerque a un cajón del escritorio y saque
una moto sierra pequeña, prometí que le
sacaría la cabeza y no lo haría con una navaja.
Prendí la moto sierra y acerque las cuchillas a
su cuello, lo mire por ultima vez y de una sola
pasada pase la moto sierra por este, lo que vi
segundos después fue la cabeza de Greppi
rodando por aquel piso de madera duro.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
~~~~~~~~~~~

Capítulo 6:
Desate las sogas de las manos y pies de Juan
Cruz, agarre el que ahora era el cadáver y lo
coloque en mi hombro, agarre la cabeza que
estaba no muy lejos y comencé a caminar para
salir del edificio y dirigirme hacía el bosque a
dejar el cadáver.
Coloque el cuerpo no muy lejos ni tan cerca
del edificio, lo deje apoyado en un árbol y la
cabeza a un costado.
-Descansa en paz, cabrón- dije y me retire.
Al ver al edificio guarde todos mis "juguetes" y
limpie la sangre que había por el piso, valla
que había sangre.
Tome aquella fotografía que había dejado en el
escritorio, sonreí al ver a Juan Cruz en la foto,
coloqué su nombre con un bolígrafo que saque
de mi mochila del colegio y guarde la foto en
un cuaderno, mi lindo y hermoso "cuaderno
de victimas".
Mi "cuaderno de victimas" contenía fotos,
fotos de los que ahora eran muertos, y no
eran fotos de cualquier muerto, eran fotos de
cada persona o animal que mataba, si mi
madre viera esto creo que estaría orgullosa de
mi.
Di un ultimo vistazo a la habitación para
asegurarme de que todo estaba "normal",
curve mis labios en una sonrisa al ver todo
como estaba hoy apenas entre, agarre mi
mochila y salí de ahí.
Comencé a caminar a un paso rápido, no
quería que me vieran ahí y menos con el
cuerpo de Juan Cruz Greppi sin
descomponerse, no no era una muy buena
combinación y menos si era alguien del
colegio.
Me acercaba a mi casa y fue ahí cuando la
rapidez de mi paso disminuyo, mire hacía
ambos lados, atrás y luego hacía adelante para
asegurarme que nadie me estuviera siguiendo o
algo por el estilo, esperen, ¿quien seguiría a un
loco psicópata sabiendo que si te acercas te
mata?, nadie pero como la frase dice "Siempre
hay alguien más loco que tú". Sonreí al
recordar esa frase, ¿alguien más loco que yo?,
¿seguros?.
Entre a mi querido y frió hogar, estaba solo..
como siempre, saque de la mochila mi "bolsa
de tortura" y de ella saque todo para lavar,
una vez que todo estuvo limpio y seco los
volví a meter en esa querida y vieja bolsa.
Tome entre mi mano derecha el frasco con
sangre que decía "Greppi" y con este en mis
manos subí las escaleras hacía mi habitación,
una vez adentro abrí un armario, luego un
cajón y vi como unos veinte frascos como este,
las comisuras de mis labios se subieron un
poco al ver esos frascos y al escuchar en mi
mente los gritos desgarrados de cada victima,
con cuidado deje el frasco y volví a la cocina.
Agarre una taza y coloque té helado en esta,
me acerque al sillón de la sala de estar y
prendía el televisor, pase por los canales,
como siempre no hay nada bueno para ver, me
detuve en el canal informativo para poder
acomodar mi cansado culo en el asiento, una
vez hecho levanto la mirada al noticiero, "Se
encuentra cuerpo de un adolescente
asesinado" dice el título, le subo al volumen y
logro escuchar como la rubia del noticiero dice
"Se ha encontrado el cadáver de un
adolescente muerto en el bosque "Frus", el
cuerpo no estaba en descomposición peor si
estaba sin cabeza, estamos en vivo contigo
Betiana" y fue ahí cuando dejan ver el querido
cadáver de Juan Cruz Greppi rodeado de
personas.
-Mierda- dije.

Capitulo siete
Los policías ya habían comenzado su
investigación, pero como siempre no había ni
un rastro de evidencia, genial ¿no? Aún así
debo ser más que cuidadoso con todo y nada
de venganzas hasta que todo este caso de
JuanCruz Greppi termine.
Volví a prender el televisor en el canal de las
noticias, debía saber que pasaba con el caso,
debía saber cada avance, si había claro. Todo
estaba "normal", no habían conseguido
evidencias y estaban comenzando a dar el
asesinato como suicidio, aunque mucho se
preguntaban ¿por qué Greppi se suicidaría si lo
tiene todo?, tenía hasta a un loco psicópata
detrás suyo, si la verdad que lo tenía todo.
-Y no se han encontrado evidencia alguna- dije
imitando la voz chillona de la rubia del
noticiero y apague el televisor.
-¿Imitando a la rubia Bieber?- dijo una voz
femenina desde la ventana.
-¿Así que me espías Rosshi?- dije acercándome
a ella.
-Como digas- dijo apoyándose en el marco de
la ventana- ¿me dejas pasar?
-¿Debería?- dije frunciendo el ceño y pasando
mi dedo índice por mi mandíbula para
aparentar que estaba pensando- ¿qué te parece
si yo me quedo acá adentro tomando un café y
tú te vuelves por donde viniste?
-¿Qué a caso temes que logre sacarte
información y que te descubra?- dijo corriendo
un vidrio de la ventana.
-¿Descubrirme?- dije mientras caminaba por mi
taza de café.
-Si, descubrir que fuiste vos el que mato a Juan
Cruz- dije entrando a mi casa por la ventana.
-¿A caso hay pruebas de que haya sido yo?-
pregunte para luego darle un sorbo al café.
-No, pero..
-Pero nada Rosshi, si no hay pruebas no hay
nada que diga que fui yo
-¿Entonces por qué mirabas el noticiero?
-¿A caso no puedo hacerlo?
______ presiono ambos labios en una fuerte y
delgada línea.
-Te voy a pedir que te vallas
-No puedo, es de noche- dijo señalando la
ventana que dejaba ver la calle oscura.
-¿Y?, de noche vienes, de noche te vas. Ahí
tienes la puerta.- dije señalando la puerta
principal.
-Vamos Justin me pueden violar si me voy a
estas horas- dijo mientras usaba la típica cara
de perrito triste.
-Esa cara no ayuda en nada, te ves patética
-Al menos lo intente. Vamos déjame quedar por
solo esta noche.
-¿Te das cuenta que estarías durmiendo en la
misma casa que el "Loco Psicópata"?- dije
haciendo comillas en mi apodo.
-Si, es quedarme con el Loco Psicópata que
mata por diversión o salir afuera y que me
violen.
-¿Y que te hace pensar que yo no te voy a
violar?- dije levantando ambas cejas.
-No sería una violación si me gusta.
Y ahí estaba ella. Ahí estaba ______ Rosshi
seduciendo me como aquella noche del 2010.
-¿Qué haces?- pregunte dando un paso hacía
atrás.
-¿De que hablas Bieber?- dijo ella acercándose
a mi.
-De esto- dije para luego coger su mano y
colocarla frente a sus ojos.
-Es solo un juego- dijo entre risas-. Y veo que
te gusta.
-Nunca dije que me gustará.
-Tu respiración te delata, estás agitado como si
hubieras corrido kilómetros.
¿Era cierto? ¿tan agitado estaba? Ese no era el
caso, lo único que debía hacer era que ella se
fuera, no podría arriesgarme a que encontrara
los frascos con sangre, mis juguetes o
cualquier cosa que me delatara como un
asesino.
-Debes irte.
-Me puedes violar, ¿a caso quieres eso?
-Si eso te saca lo necesitada que estás, sí.
-Que risa Bieber- dijo y apego su cuerpo al
mío.
-¿Si te dejo quedar vas a parar con esto?
-Claro, ¿entonces?
-Está bien, pero dormirás en el sofá.
-¡¿Qué?! pero si en la cama hay lugar para los
dos.
-Me gusta dormir solo, Rosshi.
[...]
Y ahí estaba ella, acomodando el duro sofá
para dormir mientras que yo estaba apoyado
en el marco de la puerta que llevaba hacia la
cocina, con una taza de café en mis manos.
-Será mejor que tomes una fotografía, te
durara más- dijo mientras levantaba la vista
para mirarme.
-No te creas tanto.- Aunque ya tengo bastante
fotos tuyas, pensé.
-¿Siempre tomas café?- preguntó señalando la
taza que estaba en mis manos.
-Si.
-¿Por qué?- preguntó.
-¿Por qué tantas preguntas?
-No lo sé, curiosidad creo- dijo para luego
encogerse de hombros.
-Me mantiene activo, y me gusta. ¿Necesitas
algo más?
-¿Un beso de buenas noches?
-Sigue soñando.- dije y me di vuelta dándole la
espalda.
-¿Justin?- dijo en un susurro, puedo asegurar
que me congelé, nunca nadie me había llamado
por mi nombre.
-¿Pasa algo?
-¿Aún eres virgen?
-No creo que eso sea de tu importancia. Ahora
duérmete.- dije y apague las luces, dejando
nada más que el televisor prendido para dar
un poco de luz a la habitación.
------

Capitulo Ocho:
Vueltas y vueltas pegaba en la cama. Se me
hacía más que difícil poder dormirme con ella
en mi casa, durmiendo en mi sillón.
Salí de la cama, me coloqué un pantalón corto
y baje con cuidado las escaleras, fui a la
cocina y deje preparada la taza mientras que la
cafetera se encargaba de hacer su trabajo,
café. Abrí con cuidado la puerta que conducía
a la sala y me acerque con cuidado de no
hacer ni un mínimo ruido que hiciera que la
despertara. Si eso pasaba se asustaría, pensaría
que la iba a violar, o peor, matar. Espera
Justin, ¿no es eso lo que quieres?, la voz de mi
interior hablo haciendo que todo mi interior se
revolviera y me confundiera, eso era cierto,
¿yo no quería matarla?
Me pare y todo mi cuerpo se quedo quieto por
lo que había parecido una eternidad. Estaba
confundido, ¿qué hacia cerca de ella sin
intención de matarla? Me aleje y fui a la
cocina donde mi café ya estaba listo, coloque
este en mi taza para luego volver a la sala, me
acerque al sofá y la mire por unos ¿cinco
minutos?, era hermosa, tenía una delicada
piel, podría quemarla para luego dejar que las
cenizas se las lleven el viento. Debo pensar en
eso.
Estaba acurrucada como un pequeño caracol,
la manta cubría su pequeño y delicado cuerpo,
su pecho y estómago subían a un ritmo
uniforme y por su delgada nariz salía una
respiración, tranquila. Era hermosa verla así,
tranquila y con su boca cerrada, sin decir
nada.
Camine a la ventana, corrí las cortinas azules y
vi la carretera estaba vacía ni un gato pasaba
por ella. Estaba con la mirada perdida,
mirando quien sabe hacia donde, cuando algo
llamo la atención, ¿una persona?, sí, era una
persona. Di un largo sorbo al café mientras
miraba el punto por donde había visto a
alguien pasar cuando una sombra se ve en la
calle que estaba alumbrada por un pequeño
farol cuando escuche un grito ahogado, el
grito de una chica. Sonreí al sentir como la
adrenalina corría por mis venas, esto era un
asesinato.
Subí a paso rápido, pero silencioso, a mi
cuarto. Me saque el pantalón corto para
colocarme un jean negro, pase por mi cabeza
una remera negra y luego una chaqueta negra y
dura. Agarre mi bolsa de tortura y la metí en el
bolsillo interno de la chaqueta y por ultimo
coloque unas zapatillas deportivas en mis pies
los cuales estaban descalzos.
Baje de nuevo por las escaleras y con cuidado
salí de mi "hogar". Debía hacer esto rápido,
antes de que ____ se despertara y haga cosas
que sería mejor no imaginar.
Mire a todas las direcciones y al no ver a nadie
me fui por donde había escuchado el grito
ahogado de una mujer.
Caminaba y no había nada, ni nadie. No me
rendí, seguí caminando cuando escucho pasos,
suerte que estaba en un bosque y puedo
esconder en cualquier sitio.
Me apoye contra un árbol, sin hacer ni un
ruido, y comencé a escuchar.
-Muere perra- dijo una voz ronca.
Se escucha el ruido de un disparo y otro grito
ahogado.
-Te veré en el infierno nena- dijo entre risas la
misma voz de hoy.
Se volvieron a escuchar disparos. Uno, dos,
tres y cuatro disparos más siguieron al
anterior. Pasos fue lo siguiente que escuche, y
cuando ya nada de escuchaba salí de mi
escondite. Rodee el árbol y vi el cuerpo tapado
con una bolsa grande negra, con el píe la moví
para revelar el cuerpo que estaba sangrando en
el césped.
-Santa mierda- murmure.

Capitulo Nueve:
Moví aquel cuerpo un poco con el píe, no
había remedio. Estaba muerta. Caí de rodillas
frente a ese cadáver mientras trataba que las
lagrimas no salieran de mis ojos, pero poco a
poco iban cayendo, pasando por mis mejillas y
cayendo en aquel cuerpo sangriento.
Estuve así unos dos, cinco, tal vez diez minutos
hasta que recupere las fuerzas y me levante.
Mire el cuerpo, no podía dejarla ahí en esas
condiciones, sería una asesina pero merecía
ser enterrada, por lo menos. Guarde el arma
que llevaba en mis manos, en el dobladillo de
mi pantalón y envolví aquel pequeño cuerpo
con la bolsa, tome fuerzas y lo agarre entre
mis brazos. Liviana, como siempre.
Comencé a caminar a pasos largos y rápidos,
entre más rápido llegue y la entierre, mejor.
Logre localizar el pequeño faro que alumbrada
una pequeña parte de la carretera y la ventana
de mi casa. Todo estaba apagado, espero que _
_____ aún este dormida.
Fui al gran espacio que estaba detrás de mi
casa y deje el cuerpo de nuevo en el suelo. A
cavar, pensé. Ve a buscar una pala entonces, o
al menos que quieras cavar con las manos. Mi
voz interior volvió a hablar, tenía razón. Una
pala, eso necesitaba.
Fui al pequeño garaje que había al lado de la
casa y saque una pala de un armario, para
luego volver a donde el cadáver descansaba.
Comencé a cavar, de a ratos paraba secaba mi
frente sudada, miraba el cuerpo y volvía cavar.
El mismo procedimiento se repitió hasta que vi
que ya había suficiente lugar para que entrara
aquel cuerpo. Saque la bolsa de su cuerpo y la
vi, ahí estaba ella.
Estaba en la posición"boca arriba", con los
brazos y piernas esparcidas por el suelo, su
cabello castaño castaño estaba despeinado y
sucio, algunos mechones caían por su pequeño
rostro y por último, en su pecho había unas
grandes manchas de sangre. El pecho, el
corazón, justo ahí le había disparado el
cabrón.
Caí de nuevo a rodillas al frente suyo, mientras
que mi cabeza estaba entre mis manos. No
lloraba, pero me dolía. Mire de regreso a la
casa, no había señales de nada, todo estaba
como hace unos minutos, luces apagadas y ni
un alma pasaba por la carretera. Tal vez su
alma está justo a tu lado. La voz de mi interior
volvió a hablar torturándome. Ella estaba
muerta. No había vuelta atrás. Ella estaba
muerta y yo no había hecho nada para
impedirlo.
-No es tu culpa- sentí una cálida voz detrás
mío.
-¿Qué haces levantada?- pregunte. Sabía quien
era la persona de atrás mío.
-Te vi desde la ventana, ¿quien es ella?
-Nadie importante- respondí sin quitar mis
ojos de aquel cadáver.
-Si no fuera importante no estarías destrozado,
Justin. Ni tampoco te hubieras preocupado en
traerla hasta acá y enterrarla en tu propio
jardín.
-Buen punto.- dice sonriendo tristemente.
-¿No quieres decirme?
-No.
-Esta bien.
-Vete adentro.- dije secamente, ella no debería
estar viendo esto.
-No te voy a dejar solo.- dijo mientras se
acercaba y colocaba la palma de su mano en
mi hombro.
-¡QUE TE VALLAS ADENTRO MIERDA!- grite.
Ella solo retrocedió unos pasos atrás.
-¿Qué parte no haz entendido? ¡QUE TE VALLAS
ROSSHI!- volví a gritar.
-¡NO ERES NADIE PARA MANDARME. ME IRÉ
CUANDO SE ME ENCANTE EL CULO,
PSICÓPATA!- dijo devolviendome el grito.
No lo dude, me pare rápidamente y le pegue
en su estómago, el acto siguiente fue ver como
ella se torcía de dolor en el césped.
Estaba furioso. Mi pecho subía y bajaba en un
ritmo desigual mientras que por los orificios
de mi nariz salia una respiración para nada
pacifica.
La tome por su cola de caballo fuertemente
haciendo que se parara mientras gemía del
dolor. Torturarla Justin. Ella pertenece a tu
lista. Otra vez mi voz interior hablándome. Tire
su cola de caballo hacía abajo de modo que su
mirada se encontraba con la mía. Ella reflejaba
dolor, tristeza mientras que yo, de seguro,
demostraba enojo.
-Ahora vete.- susurre despacio pero alto para
que ella escuchara.
La solté de manera que ella calló de nuevo al
suelo, lo siguiente fue ver como se paraba y
movía su trasero hasta la casa. Gire sobre mis
talones y vi el cadáver, lo tome en mis brazos
y lo coloque en el hueco que había cavado,
cuando ya estaba en una posición tire de
nuevo tierra sobre ella.
-Te prometo que habrá un encuentro. Vas a
estar orgullosa de mi. Hasta luego... Mamá.

Capitulo Diez:
Una, dos, tres horas habían pasado y yo seguía
sentado en el patio trasero de la casa, a su
lado. Aún no podía superar su muerte. Ella era
una loca psicópata que mataba gente, había
apuñalado a mi padre y quien sabe a cuantas
personas más, pero aún así era mi madre y..
¿La amaba? Tal vez si, tal vez no. No estaba
seguro.
En casos inoportunos cruzaba miradas con ____
__, la cual me miraba desde la ventana de la
casa. Era mala idea dejar allá, sola, pero en
estos momentos no estaba de ánimos para
lidiar con ella, ni con nadie.
Debía e iba a encontrar al cabrón que la había
asesinado; esto no quedaría así. Lo encontraré
y lo haré sufrir tanto que me pedirá que por
favor lo deje. Lo tendré comiendo de la palma
de mi mano y cuando piense que tiene una
oportunidad para vivir... Lo mataré.
Me pare sacudiendo un poco mi pantalón y
estirando mi camiseta para que las arrugas y la
tierra se vallan un poco. Toque mi torso para
asegurarme que la bolsa de tortura seguía ahí.
Y lo estaba.
Camine hacia la casa y cuando entre me
encontré con la escena que temía que pasará. _
____ no estaba en la sala, no estaba en la
cocina, no estaba en el baño, solo podía estar
en un lado... Mi habitación.
Subí las escaleras a pasos largos y al llegar abrí
la puerta de un golpe haciendo que ella se
asustara y saltara de la cama.
-¿Qué haces acá?- dije sin ver lo que ella tenía
en su regazo.
-Conocer el lugar.
-¿Por qué?- y fue ahí cuando me abofetee
mentalmente a mi mismo por la pregunta
idiota que había hecho.
-Curiosidad.- dijo para luego encogerse de
hombros.
-La curiosidad mató al gato.
-Algo así.
-¿Qué haces con eso?- pregunte al ver el
cuaderno de víctimas en su regazo.
El cuaderno de victimas 2, como yo solía
llamarlo, era un cuaderno con fotos e
información de cada una de mis victimas. Cada
víctima tenía el suyo. En esos yo anotaba toda
la información que pudiera obtener. Nombres,
contactos, actividades, debilidades y fotos, por
supuesto.
-¿Por qué tienes fotos mías, Justin?- pregunto
ella dándole otro vistazo a la hoja con fotos de
ella.
-Nada importante.
-Es importante cuando la chica de la foto soy
yo. ¿Qué vas a hacerme?, ¿matarme?
¿violarme?
-¿Prefieres alguna de ellas?- dije riendo.
-No te hagas el gracioso... No ahora.
-Alguien esta de mal humor.
-No, no lo estoy. Pero no es algo de mi rutina
diaria dormir en la casa del Loco Psicópata,
ver como entierra un cadáver y encima
encentrar que tiene fotos- suspiro- mías.- dijo
en un susurro.
-No te lo tomes personal.- dije metiendo las
manos en mis bolsillos delanteros, dejando
ambos pulgares hacia afuera.
-¿Tienes fotos de más chicas?
-Eso no es de tu importancia, Rosshi.
-¿Te gusto?- dijo en un susurro.
¿Ella gustarme? ¡¿a caso esta estaba loca?! Si
viera foto de los chicos, ¿también diría que me
van los tíos?
Tenía que salir de esta y decirle no era una
opción. Ni lo pienses, Justin. Me repetía mi
conciencia. Solo había una forma de salir de
esta sin que ella se alejara de mi. Recuerda,
mientras más cerca la tengas, mejor. La voz de
mi mente seguía hablando.
-Si, me gustas.- dije encogiéndome de
hombros.-

Capitulo Once:
Pude ver como los ojos de _____ se agrandaban
un poco en manera de sorpresa, pero luego
esa mueca se convertía en una sonrisa
"psicópata", o así muchos le decían. Tramaba
algo, y ya me imaginaba lo que podría ser.
-¿Te gusto?
-¿A caso no es lo que acabo de decir?
___ dejo el cuaderno sobre la cama, se paro y
comenzó a caminar hacia mi.
Aún así, toda despeinada, con una camiseta
mía que le quedaba hasta abajo de los muslos,
un boxer mío, sin maquillaje... Era un asco.
¿Qué? ¿se pensaban que el Loco Psicópata se
iba a enamorar?
-Te ves ridícula así.- dije hechandole un
vistazo.
-Dudo que tu mente diga lo mismo.
Si quieres que se lo crea, actúa como tal. Me
decía la voz dentro de mi cabeza.
-Eres raro.
-Lo sé. Muchos me lo han dicho.
-Yo no lo digo por tu apodo, o algo que este
relacionado con eso.
-¿Ah no?- dije mientras guardaba el cuaderno
en un cajón del closet.
-No.
-¿Entonces?
-Es que eres el único chico que..
-¿Qué gusta de vos y no anda detrás tuyo
como perrito faldero?- la interrumpí.
-Si. Algo así.
-Bueno, vos misma lo haz dicho... Soy raro.
Ahora me gustaría que lleves tu trasero al
sillón de la sala y te duermas.
-¿Y si no quiero?
-Puedes ir sacándote mi ropa y con mucho
gusto te enseño la salida.
-Esta bien.- bufó.- Sigo pensando que eres
raro.
-Gracias.
_______ caminó hasta la puerta de mi
habitación moviendo las caderas, puedo
asegurar que si las seguía moviendo se las
sacaría de lugar. Me apoye en el marco de la
puerta y me asegure que haya llegado a la sala,
cuando lo hizo cerré la puerta y me saque la
ropa sucia que traía puesta y me volví a
colocar el pantalón deportivo que usaba para
dormir. Mire el reloj que estaba en la mesa de
noche, el cual marcaba las 03:12 A.M, tenía
menos de cuatro horas para dormir. solo
espero que sea lo suficiente.
[...]
Sábado 07:15 A.M
La alarma comenzó a sonar justo al lado de mi
oído. Dormido, tantee sobre la mesa de noche
y apague la alarma. Siete de la mañana, solo
esperaba que ____ aún este dormida o ya se
haya ido.
Me levante de la cama bufando, era sábado y
aún así debía levantarme temprano para ver si
la "princesa"estaba o no despierta. Baje las
escaleras aún algo dormido mientras me
despeinaba un poco el cabello. Entre a la
cocina y prendí la cafetera, algo de café
solucionaría las pocas horas que había
dormido. el café siempre solucionaba todo. Me
dirigí a la sala y vi a ___ sentada en el sofá
mirando la televisión.
-¿Están entretenidas las noticias?
-Buenos días para vos también.- dijo
mirándome.- Hace como media hora que pasan
lo mismo.
-Déjame adivinar, el cadáver de Creppi.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo pasan todos los días, a cada hora.- me
encogí de hombros.
-¿Haz dormido bien?
-He dormido menos de cuatro horas y me
despertó una jodida alarma sonando en mi
oído, ¿cómo crees que amanecí?- pregunte
sarcásticamente-
-Bueno, yo he dormido lo mismo que vos y he
despertado perfectamente.
-Mi sueño de belleza debe durar ocho horas,
como mínimo.
-¿Sueño de belleza?
Me encogí de hombros
-Yo pensaba que solo las chicas teníamos eso.
-¿Cómo crees que me mantengo así de
hermoso?- dije abriéndome de brazos.
-Eres un idiota- se río.
-Loco, psicópata, raro y idiota; gran
combinación.- Ambos reímos- ¿Quieres café?
-No me vendría mal.
Señale con la barbilla hacía la cocina y
comencé a caminar mientras _____ me seguía
por detrás.

Capitulo Doce:
-¿Por qué te gusta tanto el café?- preguntó ____
_ mientras le daba un sorbo.
-Siempre es la mejor solución para todo.- me
encogí de hombros-
-¿Crees en Dios, Justin?- preguntó de repente.
-¿A que va la pregunta?
-¿Crees?
-No sé si haya un Dios. No hay nada que
compruebe que lo hay, mientras que hay miles
de pruebas de que no lo haya. Tal vez exista,
tal vez no.
-No te entiendo.
-Creo que si Dios existirá- di un sorbo a mi
café- no dejaría que todo lo que está pasando,
pase; no creo que un ser humano haya podido
crear tanta mierda como lo es el mundo. Creo
en el infierno y en el paraíso, como muchos lo
suelen llamar, pero no creo que haya un Dios
y un Diablo. Tampoco veo razón para creer o
no, hagamos lo que hagamos estamos solos.
-¿Es por eso que matas gente? ¿por qué no te
importa a donde vallan?
-No hay pruebas de que yo haya matado.
-Muchos te han visto matando animales.
-Son solo animales.
-Seres vivos.- me corrigió.
-Todos vamos a morir algún día.- dije y di el
último sorbo a mi café.
Me levante de la silla en donde había estado
sentado y me dirigí al fregaderos y deje mi
taza. Me dirigí a mi habitación y me cambie de
ropa, peine mi cabello un poco con las manos
y volví a bajar para encontrarme a ______
acomodando el sillón de la sala.
-No tienes porque hacerlo.
-Ahórrate los halagos, Bieber.
-Deberías irte, ya es de día.- dije viendo la
ventana.
-¿Quieres que me valla?
-Tengo cosas que hacer y tu presencia no es
demasiado cómoda.
-Dices eso porque siempre estas solo.
-¿Qué puedo decir? Me gusta la soledad.
-¿Por qué?- preguntó mirándome.
-Me gusta estar solo, sin nadie. Nunca necesite
de nadie y no quiero depender de nadie
tampoco.
-¿Nunca haz tenido amigos?
-No, y no está en mis planes tenerlos.
-No te entiendo.- dijo levantando sus manos y
luego dejándolas caer a sus costados.
-Tampoco quiero que lo hagas. Ahora, deja eso
y vete.
-No hace falta que me lo ruegues, Psicópata.
______ agarro su chaqueta y se dirigió a la
puerta, fue ahí cuando me di cuenta de que ya
traía puesta su ropa, y no la mía.
-Gracias por dejarme quedar.- dijo saliendo
hacia afuera.
-La primera y la ultima vez.- respondí
apoyándome en el marco de la puerta.
-Claro, Psicópata.- dijo guiñándome el ojo y
comenzando a caminar.
-¡Espera!.- le grite.
-¿Algo que quieras de mi?- dijo mirándome.
-No quiero que le cuentes a nadie sobre esto.
-Claro.- dijo y regreso a su caminata.
Cerré la puerta y fui en busca de mi bolsa de
tortura. Mire el reloj el cual marcaba las 9:13
A.M, baje corriendo las escaleras y me asegure
de que _____ ya estuviera lejos, una vez hecho
eso comencé a caminar por dentro del bosque,
cortaría camino y llegaría más rápido.
Camine a paso lento mientras repasaba mi lista
mental.
Juan Cruz Greppi.- Cortar su cabeza. LISTO.
Marcus Maidelo- Ahorcarlo.
-Marcus, voy por ti.- Dije y comencé a correr.

Capitulo Trece:
-Marcus Maidelo, dieciocho años de edad,
morocho de ojos cafés, 1,80 aproximadamente
de altura. Su historia no era nada fuera de lo
común.
El año pasado, en la fiesta de Rose Hundler,
recuerdo que yo estaba sentado en la barra
con un vaso de cerveza en mi mano cuando
Marcus Maidelo se me acerca con su
"pandilla".
[FlashBack]
-¿Necesitan algo de mi?- grite cuando vi que se
acercaban.
-Así es, Psicópata.- dijo Marcus gritando a
través de la música.
-¿Qué se les ofrece, chicos?
-Quiero esa pequeña moto sierra con la que le
haz cortado las patas al ciervo en el bosque.
-¿Así que quieres a Marcy?- grite para luego
darle un sorbo a mi bebida.
-¿Marcy?- preguntó Marcus.
-La moto sierra, Marcy.- dije como si fuera
muy obvio.
-¿Ahora le pones nombre a tus herramientas?
Me encogí de hombros.
-¿Me la vas a dar?
-Por supuesto que no.
-Te la compro.
-No, Marcus. no vendo mis herramientas.
-Vete al diablo.- gritó.
-No te preocupes, nos veremos ahí algún día.-
dije tranquilo.
-Muérete- dijo y me partió una botella en la
cabeza.
[Fin del flash back]
Al día siguiente desperté tirado en el bosque
con la cabeza sangrando. Y al llegar al colegio
todos hablaban de como Marcus Maidelo me
había ganado en una pelea. Había sido el
hazme reír del colegio por semanas. Era hora
de que me las pagara.
Cruce el bosque Frus y camine unas cinco
calles hasta chocarme con la casa de Marcus.
Llame a la puerta y al minuto me abrió una
niña pequeña, Isabelle, su hermana menor.
-Hola.- dijo la niña de siete años.
-Hola nena. ¿Está tu hermano?
-¿Marcus?- preguntó y pude ver su brillo en
sus ojos.
-Si.- dije con la voz ronca.- Soy un amigo, ¿me
dejas pasar?
La niña me miro de arriba abajo y luego abrio
la puerta para dejarme pasar. De seguro no le
enseñaron a "no abrirle la puerta a extraños".
Eche un vistazo a la casa y silbe. Muy linda
casa. Millonarios, pensé.
-¡Mamá!- gritó la niña.
Por la puerta que parecía ser de la cocina, la
verdad era imposible saber a donde llevaban
tantas puertas, salio una mujer rubio de unos
treinta y cinco años de edad con unos ojos
cafés mientras se acomodaba la cola de caballo
que tenía en su cabello. La madre de Marcus.
Se paró en seco y me miro.
-Hola.- dijo.- Isabelle te dije que no le abras la
puerta a extraños- dijo ahora mirando a la
niña que se escondía detrás del sofá.
-Soy Justin, amigo de Marcus.- dije.
-¿Tú eres el chico que vendría a hacer la tarea
del colegio?- preguntó mirándome.
-Si. Soy yo.- respondí.
-Marcus está arriba, sube. La tercera puerta de
la izquierda.- dijo señalando la escaleras a
nuestro lado.
Sonreí de la manera más dulce que pude y
comencé a subir las escaleras. Llegue al ultimo
escalón y observe todas las puertas que había
en el pasillo. Pensaba que esta casa era
grande, pero me equivoque... Es enorme.
Tercera puerta a la izquierda, me recordé a mi
mismo.
Me paré en frente a una puerta blanca y entre.
-Mamá te dije que no molestes.- dijo Marcus
de espalda a la puerta.
-No soy tu madre, Marcus.- dije y saque el
trapo cubierto de cloroformo.
Apoye el trapo en su nariz por unos minutos
hasta que este cayo rendido en el pequeño
sillón giratorio del escritorio. Genial, ahora
solo debía sacarlo de la casa.
Saque de la bolsa de tortura la soga y me
asome por la ventana, había una larga distancia
de aquel piso hasta el suelo del patio trasero.
Abrí mi bolsa de tortura y guarde el trapo de
cloroformo. Saque una soga y ate un extremo
en las manos de Marcus y comencé a bajarlo
despacio por la ventana. Una o dos veces se
golpeo la cabeza contra la pared, nada
comparado con lo que le esperaba.
-Joder cabrón. Si que pesas.
Una vez que el cuerpo de Marcus toco con
cuidad, sin hacer ruido, el piso guarde la bolsa
de tortura dentro de mi chaqueta y salí.
-¿Ya te vas Justin?
-Si, mi madre me ha llamado. Una urgencia en
casa.- dije tratando de ignorar su mirada.
-Bueno. suerte, ya sabes donde está la salida.
-Hasta luego.- dije y salí de la casa.

Capitulo catorce:
Salí de la casa, o mansión como yo lo hubiera
describido, y camine hasta el patio trasero y
pude ver el cuerpo de Marcus tirando en el
suelo con la soga atada a sus muñecas. Corrí
hasta llegar a él y le saque la soga para luego
guardarla dentro de mi bolsa de tortura. Luego
cargue el cuerpo de Marcus en mis hombros y
corrí unas calles hasta llegar al bosque.
-Suerte que no eres muy pesado, Marcus. Si no
me podría estar quebrando el hombro justo en
este momento.
Camine por el bosque hasta llegar al edificio, di
una patada hacia la puerta para lograr que esta
se abriera para poder entrar, una vez adentro
senté a Marcus en la silla y le ate manos y
pies, lo siguiente fue colocar una soga gruesa
al rededor de su cuello.
Me dirigí hacia el escritorio viejo y saque mi
bolsa de tortura y comencé a revisar que este
todo, una vez que estaba seguro de que todo
estaba en su lugar saque del pequeño cajón el
cuaderno de victimas, fui hacia la hoja de
Marcus y escribí un "Listo" en la parte
superior.
Marcus comenzó a moverse, sonreí, eso
significaba que estaba despertando. Me pare al
frente suyo y vi como sus ojos se abrían poco
a poco.
-¿Despertando de un dulce sueño?- pregunté
mientras lo miraba.
-¿Dónde estoy?
-Justo ahora estas en un edificio, aún que no
creo que eso importa dentro de una hora.
Juro que no entiendo a la gente. Se despiertan
atados en una silla, en un lugar abandonado y
con un psicópata al frente y lo único que
preguntan es en donde están. Estúpidos.
-Tienes suerte.
-¿Suerte? Estoy quien sabe en donde, atado de
manos y pies y con un Psicópata al frente mío
y ¿me dices que tengo suerte?
-Bueno, por lo menos no vas a ver sangre. No
como los otros.
-¿Otros?
-Greppi, Juan Cruz Creppi. ¿Lo conoces?
-¿Tú lo mataste?
-¿Quien si no?- dije abriendo los brazos para
que me observara.
-Eres un hijo de puta.
-Que tierno.- dije y sonreí- ¿Ves esa soga que
esta en tu cuello?- dije acercándome.- Bueno,
esa soga esta atada al techo- dije señalando.
-¿Me vas a ahorcar?
-En verdad yo pensaba que lo hagas solito.- me
encogí de hombros.Ah, me olvidaba. Voy a
contarte que hare con tu cadáver.
-Adivino, lo tiraras en el bosque.
-No exactamente. Tengo un regalito, espera
acá.- dije yendo hacia el escritorio.
-Ni que pudiera ir a otro lado.
-¿Te gusta?- dije poniendo frente a sus ojos
una mini falda rosa y una remera blanca con
detalles.- Bueno, te guste o no, yo se lo voy a
poner a tu cadáver y lo tirare en el colegio.
-¿Es acá cuando dices dulce venganza?
-Yo pensaba en decir que era divertido. Pero
bueno.- dije dejando la ropa en el suelo.-
Ahora, párate sobre la silla.
-¿Y que si no lo hago?- dijo frunciendo el
ceño.
-Tu muerte podría ser más dolorosa.
Marcus comenzó a pararse mientras gemía a
causa de que la soga estaba demasiado
ajustada a su cuello. Una vez parado arriba de
la silla me acerque a él.
-¿Unas ultimas palabras?
-Eres un pequeño hijo de puta.
-Y tú eres demasiado tierno. Mandale saludos a
tus amigos.- dije y patee la silla haciendo que
el cuerpo de Marcus cayera en un golpe seco.
Pude ver como su cara se ponía de todos
colores. Azul, morado, y por ultimo blanco,
blanco como el papel.
-Lindo.- susurre.
Una vez que me asegure que su cuerpo no
tuviera pulso y que no de señales de vida saque
la cuerda de su cuello, desate sus manos y pies
y tire su erpo al suelo.
-Ahora, el vestuario.
Comencé por sacarle su propia ropa dejándolo
solo en boxer. La primera y ultima vez que
haces esto, Justin. Me dijo mi subconsciente.
-¿Crees queme gusta ver a tíos en boxers?- dije
sarcásticamente.
Agarre la mini falda, y por primera vez
agradezco que _____ se halla olvidado una
bolsa con ropa en mi casa, se la coloque y
luego lo volví a sentar en la silla para colocarle
la blusa.
Eche un último vistazo y una pequeña risa
salió de mi boca. Agarre a Marcus y lo coloque
en mis hombros. Salí del edificio y comencé a
caminar hasta el colegio. Seria un largo y
silencioso camino.