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el hombre de sus fantacias.. [terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 3 de 9. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
nanny linda como estasss??????
me encanta la noveeeeeee
pero podrias poner los nombres de los
padres o distinguuirlos esque se meconfunden
con la protagonista sorrryy
y nanny como estas, sabes se me boorroo la imagen que hice
y estuve con examenes... que te parecee si ponemos una de las dos
por el club de las saquea jaja besooos si la llego a encontrar les avisoo
besotes linda :hug:
me encanta la noveeeeeee
pero podrias poner los nombres de los
padres o distinguuirlos esque se meconfunden
con la protagonista sorrryy
y nanny como estas, sabes se me boorroo la imagen que hice
y estuve con examenes... que te parecee si ponemos una de las dos
por el club de las saquea jaja besooos si la llego a encontrar les avisoo
besotes linda :hug:
#Fire Rouge..*
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
Floopii.xoxo escribió:nanny linda como estasss??????
me encanta la noveeeeeee
pero podrias poner los nombres de los
padres o distinguuirlos esque se meconfunden
con la protagonista sorrryy
y nanny como estas, sabes se me boorroo la imagen que hice
y estuve con examenes... que te parecee si ponemos una de las dos
por el club de las saquea jaja besooos si la llego a encontrar les avisoo
besotes linda :hug:
ok no problem yo aver k ago pork cuando iva a poner la imagen se m axico haha asik yo espero aver k dice y me dice nella con k la acemos tranki ak se te espera :lol:
Invitado
Invitado
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
Hoooola! :)
ya tienes otra nueva y fiel lectora ......dejame decirte que me encantooo la nove...ke bueno que la hayas subido (:
siguela pronto . xoxo
ya tienes otra nueva y fiel lectora ......dejame decirte que me encantooo la nove...ke bueno que la hayas subido (:
siguela pronto . xoxo
Mariel Jonas
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
fanny-jb-bff(L escribió:Floopii.xoxo escribió:nanny linda como estasss??????
me encanta la noveeeeeee
pero podrias poner los nombres de los
padres o distinguuirlos esque se meconfunden
con la protagonista sorrryy
y nanny como estas, sabes se me boorroo la imagen que hice
y estuve con examenes... que te parecee si ponemos una de las dos
por el club de las saquea jaja besooos si la llego a encontrar les avisoo
besotes linda :hug:ok no problem yo aver k ago pork cuando iva a poner la imagen se m axico haha asik yo espero aver k dice y me dice nella con k la acemos tranki ak se te espera :lol:
okis besoos siguela plis!! :hug:
#Fire Rouge..*
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
Desde luego, tenía buen apetito, pensó”______”. Comiendo como comía, no podía entender que Nick no tuviera veinte o treinta kilos más; pero el hombre no tenía ni un gramo de grasa. Lo había advertido cuando Drew la había hecho caer sobre sus potentes brazos y Nick la había sujetado contra el pecho. Era todo músculo, de punta a punta de sus anchos hombros.
Es decir, que seguía tal como lo recordaba hacía cinco años.
¿Cómo podía aparecer de repente y poner toda su vida patas arriba?
“______” se incorporó y encendió la lámpara de noche. Cruzarse con Nick en el supermercado era una cosa, pero que éste se presentara en su casa y sedujera a toda su familia con su encanto era totalmente diferente.
La imagen de su hijo dándole la manita a Nick quedaría grabada para siempre en su memoria.
En ese momento, había tenido la sensación de que el mundo se había detenido y no existía nadie salvo ellos dos. Los dos hombres que, sin quererlo, habían transformado su vida.., sin que ninguno de los dos supiera lo importantes que para ella eran.
Después, tras haber recuperado la respiración, se había limitado a mirarlos asombrada, sin poder creerse que dos personas tan fantásticas formaran parte de su vida.
Había experimentado una inmensa e inesperada calma. De pronto, como si hubiera estado esperando ese momento sin ser consciente de ello, se había sentido muy aliviada, liberada del temor por lo que podría suceder en caso de que Nick llegara a conocer a su hijo.
Pero, ¿cómo iba a sospechar siquiera que era padre de Drew, si no era consciente de haber hecho el amor con ella?
Suspiró profundamente y miró la habitación alrededor. Aquél había sido su dormitorio hasta que diez años antes se había ido de casa. Se había marchado a una universidad de la costa este buscando nuevas emociones, pero no había tardado en comprender que una chica tímida como ella no encajaba en la gran ciudad. Aun así, había aguantado el tirón, se había licenciado como periodista y había conseguido su primer trabajo, en el periódico Tribune, de Carolina del Norte. Había comenzado sirviendo cafés, pero “_____” se había jurado que, de alguna manera, lograría hacerlos ver que era capaz de redactar buenos artículos. Lo único que necesitaba era una oportunidad.
Ocho meses después, debido a una gripe que había dejado en cama a dos tercios de la plantilla, le había llegado su oportunidad debía asistir al circuito en el que se celebraba el Campeonato de Motociclismo y entrevistar al dos veces campeón Nick Santos.
De todos los famosos del mundo, el destino le había elegido a Nick Santos, el hombre que la había defendido cuando ella tenía trece años y Roger Gerckee, después de reírse de sus gafas y de su coleta roja, le había quitado la comida y la había tirado a la basura.
.Entonces, como un caballero sobre un caballo blanco, Nick había aparecido y se había dirigido a Roger en un tono lentamente calmado. Y, después de decirle que no debía desperdiciar así la comida, había tirado a Gerckee al mismo contenedor de basura. Todo el colegio lo había celebrado con vítores.., y ella se había enamorado.
Nunca le había contado a nadie sus sentimientos hacia Nick. Se habría convertido en el hazmerreír del instituto de haberlo hecho. Porque ella no era como las demás chicas, que siempre sabían qué decir, qué ropa llevar y cómo comportarse. Ella no encajaba y enamorarse de un chico como Nick era absurdo; no sólo era mayor que ella, sino que formaba parte del Trío de los Chicos Malos... De modo que se había resignado a que Nick no se fijara en ella.
Así, se había refugiado en las clases y los libros, reservándose para sí sus fantasías sobre Nick.
Fantasías en las que ella se convertía en una mujer despampanante que le robaba el corazón; fantasías que la habían acompañado durante todo el instituto y toda la universidad.
Hasta que hacía cinco años y seis meses se había visto obligada a entrevistarlo a fin de no perder su empleo.
Había visto la carrera en la que Nick había vuelto a proclamarse campeón nacional, había conducido hasta el hotel donde éste se alojaba y, tras reunir el valor necesario, había subido hasta su suite.
La fiesta de celebración se hallaba en pleno apogeo. El salón estaba atestado de invitados que no paraban de hablar y reír, la música sonaba a todo volumen y un hombre rubio se paseaba con una bandeja de copas de champán en la mano. Todas las mujeres eran guapas, al igual que los hombres, lo que la había hecho sentirse fuera de lugar.
No podía realizar aquella entrevista. Todavía no había visto a Nick y tampoco éste la había visto a ella. Si se marchaba en ese momento no tendría que sufrir la humillación de que Nick no la reconociera.
Entonces, cuando ya estaba yéndose, pensando qué mentira le contaría a su jefe, el hombre del champán le bloqueó el paso y le ofreció una copa:
—Te mandan del hotel? —había preguntado él.
—Yo...
—Es en el baño del dormitorio —la había interrumpido el hombre. “_____” había tratado de explicar que no era del hotel, pero la música estaba muy alta y el hombre no había logrado oírla y la había acabado llevando hasta el cuarto de baño, para marcharse a continuación...
Es decir, que seguía tal como lo recordaba hacía cinco años.
¿Cómo podía aparecer de repente y poner toda su vida patas arriba?
“______” se incorporó y encendió la lámpara de noche. Cruzarse con Nick en el supermercado era una cosa, pero que éste se presentara en su casa y sedujera a toda su familia con su encanto era totalmente diferente.
La imagen de su hijo dándole la manita a Nick quedaría grabada para siempre en su memoria.
En ese momento, había tenido la sensación de que el mundo se había detenido y no existía nadie salvo ellos dos. Los dos hombres que, sin quererlo, habían transformado su vida.., sin que ninguno de los dos supiera lo importantes que para ella eran.
Después, tras haber recuperado la respiración, se había limitado a mirarlos asombrada, sin poder creerse que dos personas tan fantásticas formaran parte de su vida.
Había experimentado una inmensa e inesperada calma. De pronto, como si hubiera estado esperando ese momento sin ser consciente de ello, se había sentido muy aliviada, liberada del temor por lo que podría suceder en caso de que Nick llegara a conocer a su hijo.
Pero, ¿cómo iba a sospechar siquiera que era padre de Drew, si no era consciente de haber hecho el amor con ella?
Suspiró profundamente y miró la habitación alrededor. Aquél había sido su dormitorio hasta que diez años antes se había ido de casa. Se había marchado a una universidad de la costa este buscando nuevas emociones, pero no había tardado en comprender que una chica tímida como ella no encajaba en la gran ciudad. Aun así, había aguantado el tirón, se había licenciado como periodista y había conseguido su primer trabajo, en el periódico Tribune, de Carolina del Norte. Había comenzado sirviendo cafés, pero “_____” se había jurado que, de alguna manera, lograría hacerlos ver que era capaz de redactar buenos artículos. Lo único que necesitaba era una oportunidad.
Ocho meses después, debido a una gripe que había dejado en cama a dos tercios de la plantilla, le había llegado su oportunidad debía asistir al circuito en el que se celebraba el Campeonato de Motociclismo y entrevistar al dos veces campeón Nick Santos.
De todos los famosos del mundo, el destino le había elegido a Nick Santos, el hombre que la había defendido cuando ella tenía trece años y Roger Gerckee, después de reírse de sus gafas y de su coleta roja, le había quitado la comida y la había tirado a la basura.
.Entonces, como un caballero sobre un caballo blanco, Nick había aparecido y se había dirigido a Roger en un tono lentamente calmado. Y, después de decirle que no debía desperdiciar así la comida, había tirado a Gerckee al mismo contenedor de basura. Todo el colegio lo había celebrado con vítores.., y ella se había enamorado.
Nunca le había contado a nadie sus sentimientos hacia Nick. Se habría convertido en el hazmerreír del instituto de haberlo hecho. Porque ella no era como las demás chicas, que siempre sabían qué decir, qué ropa llevar y cómo comportarse. Ella no encajaba y enamorarse de un chico como Nick era absurdo; no sólo era mayor que ella, sino que formaba parte del Trío de los Chicos Malos... De modo que se había resignado a que Nick no se fijara en ella.
Así, se había refugiado en las clases y los libros, reservándose para sí sus fantasías sobre Nick.
Fantasías en las que ella se convertía en una mujer despampanante que le robaba el corazón; fantasías que la habían acompañado durante todo el instituto y toda la universidad.
Hasta que hacía cinco años y seis meses se había visto obligada a entrevistarlo a fin de no perder su empleo.
Había visto la carrera en la que Nick había vuelto a proclamarse campeón nacional, había conducido hasta el hotel donde éste se alojaba y, tras reunir el valor necesario, había subido hasta su suite.
La fiesta de celebración se hallaba en pleno apogeo. El salón estaba atestado de invitados que no paraban de hablar y reír, la música sonaba a todo volumen y un hombre rubio se paseaba con una bandeja de copas de champán en la mano. Todas las mujeres eran guapas, al igual que los hombres, lo que la había hecho sentirse fuera de lugar.
No podía realizar aquella entrevista. Todavía no había visto a Nick y tampoco éste la había visto a ella. Si se marchaba en ese momento no tendría que sufrir la humillación de que Nick no la reconociera.
Entonces, cuando ya estaba yéndose, pensando qué mentira le contaría a su jefe, el hombre del champán le bloqueó el paso y le ofreció una copa:
—Te mandan del hotel? —había preguntado él.
—Yo...
—Es en el baño del dormitorio —la había interrumpido el hombre. “_____” había tratado de explicar que no era del hotel, pero la música estaba muy alta y el hombre no había logrado oírla y la había acabado llevando hasta el cuarto de baño, para marcharse a continuación...
Invitado
Invitado
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
.Una vez a solas, después de echar el cerrojo, había mirado su copa de champán y se la había bebido de un trago. Y, aunque no tenía costumbre de beber, le había gustado el burbujeo que había sentido en la garganta. Así como la súbita desinhibición que había empezado a entrarle.
Había sacado la grabadora del bolso, había dicho probando, probando para comprobar que funcionaba y, después, se había fijado en el reflejo de su imagen en el espejo. Al menos podía haberse pintado los labios un poco, o intentar hacer algo con el pelo, pensó “_____”, que nunca hasta entonces se había preocupado por cosméticos ni peinados especiales.
Pero en esos momentos ya no tenía remedio. Entonces, al abrir el grifo del lavabo, un chorro de agua fría le había empapado la chaqueta. Al parecer, había encontrado el motivo por el que necesitaban un fontanero para la suite.
Así, tras quitarse la chaqueta, meterla en el bolso y secar el agua que había caído al suelo, había salido del baño del dormitorio, totalmente a oscuras, y, avanzando a tientas, había acabado chocando con el pecho de un hombre.
—Perdón, no pretendía asustarte —se había disculpado éste al oírla gritar—. Pensé que tal vez te encontraría aquí.
¡Era Nick!, ¿acaso la había visto y había llegado a reconocerla?
—Sí? —acertó a preguntar “_____”.
—He oído que querías verme... —había susurrado él.
—Bueno... la verdad es que sí... aunque no quiero que te pierdas la fiesta —había respondido “_____”.
—Se han ido todos a la suite de al lado. Hay un partido de fútbol y el televisor de allí es más grande —había comentado Nick, al tiempo que le acariciaba un hombro, hasta rozarle el cabello—. Te has dejado crecer el pelo. Me gusta.
—Gracias —había susurrado “________”, trémula por las caricias de Nick.
—Relájate —había dicho éste entonces—. Sé que hace bastante tiempo, pero no tienes por qué estar tan nerviosa.
—No estoy nerviosa —había mentido ella—. Pero sé que estás muy ocupado, así que... quizá debamos empezar cuanto antes.
Entonces, después de envolverla con los brazos y recostarla sobre la cama, Níck la había besado como nunca la habían besado en su vida.
—Nick, no creo que... —se había resistido ella, a pesar del placer que le estaban proporcionando las caricias de Nick.
.—Tranquila —la había interrumpido éste, al tiempo que le lamía el lóbulo de una oreja—. Es mucho mejor cuando no se piensa en nada.
Y era cierto. Jamás había sentido algo tan maravilloso. Después de tantos años, sus fantasías sexuales se estaban haciendo realidad. ¿Por qué iba a negarse ese placer? Tenía veinticuatro años. ¿No iba siendo hora de saber lo que era estar con un hombre?
Las manos de Nick le estaban recorriendo todo el cuerpo: los pechos, las piernas; le estaba levantando la falda y haciéndola sentir un calor desconocido que la impulsaba a apretarse a él más y más.
—Te noto diferente —había susurrado Nick entre dos besos.
Y era verdad. Desde el primero de los besos que se habían dado, ella había dejado de ser la pequeña “_____” Smith. Se había convertido en una mujer, que gemía y disfrutaba mientras Nick le desabrochaba la blusa, le quitaba el sostén y jugueteaba con sus pezones endurecidos.
Jamás había imaginado que pudiera sentir un placer semejante, que partía de su pecho y llegaba hasta sus partes más íntimas. Se arqueó buscándolo desesperadamente, provocándolo, hasta que Nick se colocó donde ella quería y necesitaba.
No sintió dolor, sino una inmensa e inefable satisfacción, cuando Nick la penetró. Una satisfacción más intensa con cada arremetida, hasta que él se desplomó vencido y la abrazó con cariño:
—Quédate conmigo, Cindy —le había susurrado.
¿Cindy?, se repitió “_____”, humillada. ¡Dios, la había confundido con otra mujer!, comprendió sin apenas respiración. De pronto deseó que la tierra se la tragara y se quedó quieta, inmóvil, hasta que Nick se hubo dormido y ella pudo vestirse y marcharse a oscuras.
Por suerte, pensó a continuación mientras iba en busca de su coche, Nick nunca se enteraría de con quién se había acostado, ya que él la había tomado por otra y el hombre del champán, por una encargada del hotel.
Aquella noche, después de llorar durante todo el viaje de vuelta, llegó a casa y escribió el artículo. El editor del periódico quedó lo suficientemente contento como para confiarle nuevos encargos y, poco a poco, sus colaboraciones se hicieron más frecuentes, hasta conseguir su propia columna.Dos meses después, mientras miraba los resultados de la prueba del embarazo que se había hecho y leía la sentencia sobre la demanda de paternidad de Nick, comprendió que.
no podía decirle que iba a ser padre... Sobre todo, cuando ni siquiera era consciente de que se había acostado con ella.
En cualquier caso, Nick Santos, el hombre al que había amado desde los trece años, era el padre de su hijo. Se tocó el estómago, maravillada por aquel milagro, y supo que amaría a ese bebé con todo su corazón. Y fue tal su felicidad que reunió valor para decirles a sus padres que estaba embarazada y que no tenía intención de casarse con nadie, convencida de que podría liberarse del pasado y olvidarse de Nick.
Más tarde, cuando Drew tenía seis meses, se casó con Richard, pero pronto compren- dieron que su matrimonio había sido un error y se divorciaron un año después. Ella se quedó con un apartamento modesto pero acogedor y, cuando no estaba trabajando en el periódico, salía a pasear con Drew por un jardín cercano.
Ya no era la pequeña “_____” Smith. La vida le había enseñado un par de lecciones, y hasta había aprendido a maquillarse y a arreglarse el pelo. Había sustituido las gafas por unas lentillas y había comenzado a mejorar su estilo vistiéndose.
Era una mujer nueva, de la que se sentía muy satisfecha: una madre y una periodista prestigiosa. No necesitaba nada en la vida, ningún hombre, y menos aún a Nick Santos.
—A ver si me entero —comentó Lucas Blackhawk mientras le daba un sorbo a una lata de cerveza—. ¿Me estás diciendo que Nick Santos, el soltero más codiciado del mundo, está teniendo problemas de faldas?
—He dicho yo que tuviera problemas? —repuso Nick desabrido—. No he dicho nada de problemas. ¿Has venido a ayudarme, o a beberte mi cerveza y meter las narices en mi vida privada?
—¡Qué susceptible! —Bromeó Lucas—. Así que te ha dado calabazas, ¿eh? ¿Y quién es esa mujer con tan buen juicio?
—Si novas a ayudarme, lárgate —gruñó Nick—. Estoy ocupado —añadió, mientras reparaba una motocicleta.
—Quiero ayudarte —aseguró Lucas—. Sólo dime quién es, Nick. Te prometo que no me reiré de ti.
“________” Smith —murmuró Nick a regañadientes, sabedor de que Lucas no lo dejaría en paz hasta descubrir el nombre.
—Cómo dices? —Lucas ladeó una oreja y se acercó para oír mejor—. ¿Ingrid Whit?
“_____” Smith —espetó Nick—. “_______” Smith.
De no haber estado tan enojado, Nick se habría echado a reír de la cara de sorpresa de Lucas.
.“_____” Smith? —repitió éste—. ¿Te refieres a la “______” Smith callada como un ratón, que nunca miraba a nadie a la cara, de gafas grandes y pelo rojo?
—La misma —aunque totalmente diferente, pensó Nick.
—Bueno, no me extraña que te haya dicho que no —rió Lucas—. Has intentado ligar con una mujer cuyo coeficiente de inteligencia supera la talla de sus pies.
Nick se puso firme y miró a Lucas con gesto ominoso;
—¿No tienes un rancho donde marcharte y una mujer embarazada de la que cuidar?
—Hay un mozo ocupándose del rancho y Julianna está de mal humor esta mañana.
Los gemelos están jugando un partido de 7 fútbol en su estómago, así que he pensado
que necesitaba estar un rato a solas.
—Yo también necesito estar a solas. Lárgate de una vez, maldita sea —replicó Nick.
—Y, aparte de por su indudable sentido común —prosiguió Lucas sin inmutarse—, ¿por qué te ha rechazado “______”?
Nick apretó los dientes. Se había pasado la noche entera tratando de responderse a esa misma pregunta. El tenía sentido del humor, su aspecto no era desagradable, decían que era un hombre encantador...
Claro que ella era periodista. Quizá a las periodistas les gustaran los hombres sensibles, reflexivos, que leen poesía, fuman en pipa y se sientan en la montaña para contemplar el universo.
O quizá, simplemente, no sintiera la menor atracción por él, admitió a su pesar. Pero no debía ser tan cerrada, pensó irritado. Si no le daba una oportunidad, ¿cómo iba a saber si su compañía podía resultarle agradable? “______” debía arriesgarse un poco y aumentar sus horizontes.., unos horizontes que terminaran incluyéndolo a él, por supuesto.
—Es más delicada que la mayoría de las mujeres —respondió Nick por fin—. Sólo me he precipitado un poco, eso es todo.
—Nick Santos precipitándose? —se burló Lucas—. Imposible.
—Fuera, Lucas! Márchate ahora mismo si no quieres que te dé con el tubo de escape
en...
—Perdón...
Los dos hombres se giraron al oír la rugosa voz de “_____”, de pie en el umbral del taller de Nick, con las manos sobre los hombros de su hijo...
.--espero que no sea un mal momento pero es que estaba abierto ....
Simplemente, no logró responderla. La luz del exterior iluminaba su rojo cabello, haciéndolo brillar como el fuego. Lo llevaba suelto y caía sobre su jersey verde, color que hacía juego con sus ojos.
—“____”?, ¿”______” Smith? —preguntó Lucas, boquiabierto.
—Hola, Lucas —“_____” sonrió—. Me sorprende que te acuerdes de mí.
—Me acuerdo de “_______” Smith —repuso él—. Pero no me acuerdo de ti —matizó Lucas.
—Gracias, supongo... Este es mi hijo, Drew. Drew, el señor Blackhawk —los presentó a continuación.
—Llámame Lucas —le dijo éste al pequeño, tras arrodillarse para ponerse a su altura y estrecharle la mano.
--Nick vino a cenar anoche y mi madre espachurró mi bici y Nick dice que puede arreglarla y que yo puedo ayudarlo.
—En serio? —Lucas miró a Nick sonriente—. Pues has venido al lugar apropiado. Nick puede arreglar cualquier cosa. Hasta hará que la bici vaya más rápida.
—De verdad, Nick? —preguntó Drew, ilusionado.
—Seguro, pequeño —repuso Nick sonriente, tras fruncirle el ceño a Lucas.
—Quieres ver mi bici? —le preguntó Drew a Lucas.
—Por supuesto —Lucas agarró la mano del pequeño—. Venga, enséñamela.
Desaparecieron antes de que “_____” pudiera protestar y, de pronto, se quedó sin respiración al hallarse a solas frente a Nick.
Se había remangado la camisa hasta los codos, lo que dejaba al descubierto sus potentes antebrazos. Unos vaqueros azules se ajustaban a sus piernas musculadas... De alguna manera, todo él resultaba masculino y sexual.
Sabía que Nick la estaba mirando, sonriente, como si estuviera leyéndole los pensamientos. Entonces, cuando sonó el teléfono móvil, Nick se giró. para responder. “_____” exhaló un suspiro y se dio una vuelta por el taller para relajarse.Estaba limpio, pensó: el suelo de cemento brillaba, las paredes estaban recién pintadas y el sol entraba por las ventanas, inmaculadas. Había varias motos en una pared, pendientes de reparación, así como llantas, tubos de escape y varios sillines. A pesar de su..desconocimiento, notó que eran motos potentes, formidables.., al igual que el hombre que las reparaba, se dijo ruborizada.
Se obligó a no abandonarse a las fantasías eróticas que se agolpaban en su cabeza y se dirigió a una esquina en la que había un despacho, repleto de cartas, periódicos y fotografías de Nick.
—Me rompí la pierna cuando caí —la sorprendió él al verla mirar una foto de un accidente en la que aparecía por los aires—. Me tuvo fuera del circuito durante seis meses.
—Lo recuerdo —reconoció “_____”—. Fue en Colorado.
—Vaya, vaya —Nick se sentó sobre el escritorio, rozándole la pierna con la rodilla—. No pensé que fueras aficionada a las motos.
—En realidad no lo soy —repuso “______”, arrepentida—. Esa semana tuve que sustituir a un compañero que cubría la columna de deportes.
—Escribiste un artículo sobre mí? —preguntó Nick, con las cejas enarcadas—. ¿Qué pusiste?
—Fue hace mucho tiempo, Nick —contestó “______”, fingiendo que no recordaba cada una de las palabras de aquel artículo.
—Muchas gracias, “____” —dijo Nick con sequedad—. Recuérdame que te llame si alguna vez tengo el ego por las nubes.
—A juzgar por todos tus trofeos, me iba a gastar un dineral en teléfono —replicó ella, sonriente. Luego se fijó en una agenda que había abierta sobre la mesa—. Cuántos teléfonos: ¿son todos de mujeres?
--Amigas nada más —aseguró Nick, cuya pierna ya estaba rozándole uno de los muslos.
“________” sintió un chispazo eléctrico y se bajó de la mesa con disimulo, para mirar los retratos que había colgados en la pared. Y, de todas, hubo una, antigua, en blanco y negro, que llamó su atención por encima de las demás.
Tres jovencitos guapísimos, morenos y con sonrisas cautivadoras. Nick iba de negro, estaba sentado sobre una moto y sujetaba un trofeo de oro mientras sonreía a la cámara. Lucas estaba delante, de rodillas, mientras que Ian se había retrasado y tenía los brazos cruzados sobre el pecho.
—Fue seis meses después de salir del instituto —la informó Nick—. Mi primera victoria.
“_______” se quedó paralizada al advertir la proximidad de Nick. Apenas podía respirar. No la estaba tocando siquiera, pero, aun así, sentía que se estaba consumiendo.
—Dónde está Ian? —acertó a preguntar sin que la voz le temblara.
—Ian da muchas vueltas —Nick se encogió de hombros—. No es fácil seguirle la pista..
—Estuvo en la boda de Lucas y Julianna?
—Estaba fuera del país. Por negocios o algo así.
¿Estaba siendo evasivo?, se preguntó “_____”. Pero cuando se giró para mirarlo y vio el
brillo intenso que salía de sus ojos, el corazón se le detuvo.
Así, a fin de poner cierta distancia entre ambos, se dirigió hacia otra esquina del despacho, donde había una puerta entornada.
—Qué hay ahí? —preguntó.
—Mi dormitorio.
—Tu dormitorio? —repitió sobresaltada, al tiempo que se echaba para atrás con brusquedad, chocando contra el pecho de Nick.
—Quieres verlo? —murmuró éste.
—No hace falta —rehusó “_____”—. Un dormitorio en el lugar de trabajo. Buena idea.
—La verdad es que sí —reforzó él—. No he tenido tiempo de buscar casa, así que he tenido que arreglármelas de alguna manera. Hasta tiene cocina. ¿Seguro que no quieres entrar?
—Intentas seducirme, Santos? —se atrevió a preguntar “____”, obligándose a hablar con desenfado.
—Cariño, ya te enterarás cuando quiera seducirte. Y no será un intento, te lo aseguro
Repuso él, rozándole los labios con un dedo—. Además, ¿no te había prometido que no me propasaría?
—Mami, ¿dónde estás? —irrumpió oportunamente la voz de Drew.
—Estamos aquí, mi vida —contestó “____”, alegre de tener una excusa para cambiar de conversación.
—Dónde pongo esta bicicleta tan chula?
—intervino Lucas entonces, a pocos pasos del pequeño.
Nick salió del despacho y “_____” lo siguió tras esperar unos segundos para relajarse.
No debía haber ido allí. Por muchos años que hubieran pasado, por mucho que deseara que las cosas fueran diferentes, no podía permitirse estar cerca de Nick.
Pero, por el momento, no tenía otra opción. Miró a Drew y observó el brillo feliz de sus ojos. El era la única persona a la que no podía renunciar. Haría cualquier cosa por Drew; cualquier cosa, salvo dejar que Nick Santos se hiciera un hueco en su corazón de nuevo.
—Sujeta la cadena —le explicó Nick despacio—. Ahora mueve los pedales..
Drew frunció el ceño de pura concentración y, cuando la cadena comenzó a rodar, la cara se le iluminó.
—Lo he hecho —le gritó a “____”—. ¡Mamá, estoy arreglando mi bici!
“____” sonrió desde el despacho de Nick, el cual sabía que los había estado mirando durante la media hora que duraba ya la primera clase de mecánica que estaba recibiendo Drew.
No sabía por qué, pero Nick intuía que “_____” Smith Hamilton le tenía miedo.
Era una mujer guapa y sexy; inteligente, con un buen trabajo, una madre estupenda. No era el tipo de mujer por el que solía interesarse; pero no podía dejar de pensar en ella.
Pensó que quizá se sentía atraído por “_____” por el mero hecho de que ésta lo hubiera rechazado; pero tenía la corazonada de que había algo mucho más profundo que un simple desafío.
Nunca había tenido problemas con el sexo ni con las mujeres, aunque tampoco alcanzaba el éxito que le atribuían los periódicos sensacionalistas. En cualquier caso, había sido muy selectivo con las mujeres con las que se había acostado. De hecho, siempre se había encariñado de las pocas mujeres con las que había llegado a mantener una relación más íntima.
Pero nunca había amado a ninguna. Sólo había una mujer que lo perseguía en sueños desde hacía cinco años. Una mujer de piel suave y fragancia de pétalos de rosa a la que jamás había podido olvidar.
Había sido una noche extrañísima. Creía que había hecho el amor con Cindy, su ex novia, una mujer dulce con la que, en realidad, nunca había tenido muchas cosas en común. Al despertar y hallarse sólo en la cama, la había telefoneado y le había dicho que podían darle otra oportunidad a su relación; que había disfrutado mucho con ella la noche anterior. Cindy le había colgado el teléfono, pero no sin antes informarlo de que, aunque había asistido a la fiesta, no se había acostado con él.
Lo que lo dejó estupefacto. Había bebido algo, pero no como para emborracharse. ¿Cómo no se había dado cuenta?, se preguntó horrorizado mientras pensaba en maridos celosos y terribles enfermedades de transmisión sexual.
Entonces fue cuando miró hacia la cama y vio la mancha roja de la sábana.
¿Una virgen? Se quedó atónito y salió del dormitorio en busca de alguna pista que sirviera para descubrir la identidad de la misteriosa mujer... En vano.
Había sacado la grabadora del bolso, había dicho probando, probando para comprobar que funcionaba y, después, se había fijado en el reflejo de su imagen en el espejo. Al menos podía haberse pintado los labios un poco, o intentar hacer algo con el pelo, pensó “_____”, que nunca hasta entonces se había preocupado por cosméticos ni peinados especiales.
Pero en esos momentos ya no tenía remedio. Entonces, al abrir el grifo del lavabo, un chorro de agua fría le había empapado la chaqueta. Al parecer, había encontrado el motivo por el que necesitaban un fontanero para la suite.
Así, tras quitarse la chaqueta, meterla en el bolso y secar el agua que había caído al suelo, había salido del baño del dormitorio, totalmente a oscuras, y, avanzando a tientas, había acabado chocando con el pecho de un hombre.
—Perdón, no pretendía asustarte —se había disculpado éste al oírla gritar—. Pensé que tal vez te encontraría aquí.
¡Era Nick!, ¿acaso la había visto y había llegado a reconocerla?
—Sí? —acertó a preguntar “_____”.
—He oído que querías verme... —había susurrado él.
—Bueno... la verdad es que sí... aunque no quiero que te pierdas la fiesta —había respondido “_____”.
—Se han ido todos a la suite de al lado. Hay un partido de fútbol y el televisor de allí es más grande —había comentado Nick, al tiempo que le acariciaba un hombro, hasta rozarle el cabello—. Te has dejado crecer el pelo. Me gusta.
—Gracias —había susurrado “________”, trémula por las caricias de Nick.
—Relájate —había dicho éste entonces—. Sé que hace bastante tiempo, pero no tienes por qué estar tan nerviosa.
—No estoy nerviosa —había mentido ella—. Pero sé que estás muy ocupado, así que... quizá debamos empezar cuanto antes.
Entonces, después de envolverla con los brazos y recostarla sobre la cama, Níck la había besado como nunca la habían besado en su vida.
—Nick, no creo que... —se había resistido ella, a pesar del placer que le estaban proporcionando las caricias de Nick.
.—Tranquila —la había interrumpido éste, al tiempo que le lamía el lóbulo de una oreja—. Es mucho mejor cuando no se piensa en nada.
Y era cierto. Jamás había sentido algo tan maravilloso. Después de tantos años, sus fantasías sexuales se estaban haciendo realidad. ¿Por qué iba a negarse ese placer? Tenía veinticuatro años. ¿No iba siendo hora de saber lo que era estar con un hombre?
Las manos de Nick le estaban recorriendo todo el cuerpo: los pechos, las piernas; le estaba levantando la falda y haciéndola sentir un calor desconocido que la impulsaba a apretarse a él más y más.
—Te noto diferente —había susurrado Nick entre dos besos.
Y era verdad. Desde el primero de los besos que se habían dado, ella había dejado de ser la pequeña “_____” Smith. Se había convertido en una mujer, que gemía y disfrutaba mientras Nick le desabrochaba la blusa, le quitaba el sostén y jugueteaba con sus pezones endurecidos.
Jamás había imaginado que pudiera sentir un placer semejante, que partía de su pecho y llegaba hasta sus partes más íntimas. Se arqueó buscándolo desesperadamente, provocándolo, hasta que Nick se colocó donde ella quería y necesitaba.
No sintió dolor, sino una inmensa e inefable satisfacción, cuando Nick la penetró. Una satisfacción más intensa con cada arremetida, hasta que él se desplomó vencido y la abrazó con cariño:
—Quédate conmigo, Cindy —le había susurrado.
¿Cindy?, se repitió “_____”, humillada. ¡Dios, la había confundido con otra mujer!, comprendió sin apenas respiración. De pronto deseó que la tierra se la tragara y se quedó quieta, inmóvil, hasta que Nick se hubo dormido y ella pudo vestirse y marcharse a oscuras.
Por suerte, pensó a continuación mientras iba en busca de su coche, Nick nunca se enteraría de con quién se había acostado, ya que él la había tomado por otra y el hombre del champán, por una encargada del hotel.
Aquella noche, después de llorar durante todo el viaje de vuelta, llegó a casa y escribió el artículo. El editor del periódico quedó lo suficientemente contento como para confiarle nuevos encargos y, poco a poco, sus colaboraciones se hicieron más frecuentes, hasta conseguir su propia columna.Dos meses después, mientras miraba los resultados de la prueba del embarazo que se había hecho y leía la sentencia sobre la demanda de paternidad de Nick, comprendió que.
no podía decirle que iba a ser padre... Sobre todo, cuando ni siquiera era consciente de que se había acostado con ella.
En cualquier caso, Nick Santos, el hombre al que había amado desde los trece años, era el padre de su hijo. Se tocó el estómago, maravillada por aquel milagro, y supo que amaría a ese bebé con todo su corazón. Y fue tal su felicidad que reunió valor para decirles a sus padres que estaba embarazada y que no tenía intención de casarse con nadie, convencida de que podría liberarse del pasado y olvidarse de Nick.
Más tarde, cuando Drew tenía seis meses, se casó con Richard, pero pronto compren- dieron que su matrimonio había sido un error y se divorciaron un año después. Ella se quedó con un apartamento modesto pero acogedor y, cuando no estaba trabajando en el periódico, salía a pasear con Drew por un jardín cercano.
Ya no era la pequeña “_____” Smith. La vida le había enseñado un par de lecciones, y hasta había aprendido a maquillarse y a arreglarse el pelo. Había sustituido las gafas por unas lentillas y había comenzado a mejorar su estilo vistiéndose.
Era una mujer nueva, de la que se sentía muy satisfecha: una madre y una periodista prestigiosa. No necesitaba nada en la vida, ningún hombre, y menos aún a Nick Santos.
—A ver si me entero —comentó Lucas Blackhawk mientras le daba un sorbo a una lata de cerveza—. ¿Me estás diciendo que Nick Santos, el soltero más codiciado del mundo, está teniendo problemas de faldas?
—He dicho yo que tuviera problemas? —repuso Nick desabrido—. No he dicho nada de problemas. ¿Has venido a ayudarme, o a beberte mi cerveza y meter las narices en mi vida privada?
—¡Qué susceptible! —Bromeó Lucas—. Así que te ha dado calabazas, ¿eh? ¿Y quién es esa mujer con tan buen juicio?
—Si novas a ayudarme, lárgate —gruñó Nick—. Estoy ocupado —añadió, mientras reparaba una motocicleta.
—Quiero ayudarte —aseguró Lucas—. Sólo dime quién es, Nick. Te prometo que no me reiré de ti.
“________” Smith —murmuró Nick a regañadientes, sabedor de que Lucas no lo dejaría en paz hasta descubrir el nombre.
—Cómo dices? —Lucas ladeó una oreja y se acercó para oír mejor—. ¿Ingrid Whit?
“_____” Smith —espetó Nick—. “_______” Smith.
De no haber estado tan enojado, Nick se habría echado a reír de la cara de sorpresa de Lucas.
.“_____” Smith? —repitió éste—. ¿Te refieres a la “______” Smith callada como un ratón, que nunca miraba a nadie a la cara, de gafas grandes y pelo rojo?
—La misma —aunque totalmente diferente, pensó Nick.
—Bueno, no me extraña que te haya dicho que no —rió Lucas—. Has intentado ligar con una mujer cuyo coeficiente de inteligencia supera la talla de sus pies.
Nick se puso firme y miró a Lucas con gesto ominoso;
—¿No tienes un rancho donde marcharte y una mujer embarazada de la que cuidar?
—Hay un mozo ocupándose del rancho y Julianna está de mal humor esta mañana.
Los gemelos están jugando un partido de 7 fútbol en su estómago, así que he pensado
que necesitaba estar un rato a solas.
—Yo también necesito estar a solas. Lárgate de una vez, maldita sea —replicó Nick.
—Y, aparte de por su indudable sentido común —prosiguió Lucas sin inmutarse—, ¿por qué te ha rechazado “______”?
Nick apretó los dientes. Se había pasado la noche entera tratando de responderse a esa misma pregunta. El tenía sentido del humor, su aspecto no era desagradable, decían que era un hombre encantador...
Claro que ella era periodista. Quizá a las periodistas les gustaran los hombres sensibles, reflexivos, que leen poesía, fuman en pipa y se sientan en la montaña para contemplar el universo.
O quizá, simplemente, no sintiera la menor atracción por él, admitió a su pesar. Pero no debía ser tan cerrada, pensó irritado. Si no le daba una oportunidad, ¿cómo iba a saber si su compañía podía resultarle agradable? “______” debía arriesgarse un poco y aumentar sus horizontes.., unos horizontes que terminaran incluyéndolo a él, por supuesto.
—Es más delicada que la mayoría de las mujeres —respondió Nick por fin—. Sólo me he precipitado un poco, eso es todo.
—Nick Santos precipitándose? —se burló Lucas—. Imposible.
—Fuera, Lucas! Márchate ahora mismo si no quieres que te dé con el tubo de escape
en...
—Perdón...
Los dos hombres se giraron al oír la rugosa voz de “_____”, de pie en el umbral del taller de Nick, con las manos sobre los hombros de su hijo...
.--espero que no sea un mal momento pero es que estaba abierto ....
Simplemente, no logró responderla. La luz del exterior iluminaba su rojo cabello, haciéndolo brillar como el fuego. Lo llevaba suelto y caía sobre su jersey verde, color que hacía juego con sus ojos.
—“____”?, ¿”______” Smith? —preguntó Lucas, boquiabierto.
—Hola, Lucas —“_____” sonrió—. Me sorprende que te acuerdes de mí.
—Me acuerdo de “_______” Smith —repuso él—. Pero no me acuerdo de ti —matizó Lucas.
—Gracias, supongo... Este es mi hijo, Drew. Drew, el señor Blackhawk —los presentó a continuación.
—Llámame Lucas —le dijo éste al pequeño, tras arrodillarse para ponerse a su altura y estrecharle la mano.
--Nick vino a cenar anoche y mi madre espachurró mi bici y Nick dice que puede arreglarla y que yo puedo ayudarlo.
—En serio? —Lucas miró a Nick sonriente—. Pues has venido al lugar apropiado. Nick puede arreglar cualquier cosa. Hasta hará que la bici vaya más rápida.
—De verdad, Nick? —preguntó Drew, ilusionado.
—Seguro, pequeño —repuso Nick sonriente, tras fruncirle el ceño a Lucas.
—Quieres ver mi bici? —le preguntó Drew a Lucas.
—Por supuesto —Lucas agarró la mano del pequeño—. Venga, enséñamela.
Desaparecieron antes de que “_____” pudiera protestar y, de pronto, se quedó sin respiración al hallarse a solas frente a Nick.
Se había remangado la camisa hasta los codos, lo que dejaba al descubierto sus potentes antebrazos. Unos vaqueros azules se ajustaban a sus piernas musculadas... De alguna manera, todo él resultaba masculino y sexual.
Sabía que Nick la estaba mirando, sonriente, como si estuviera leyéndole los pensamientos. Entonces, cuando sonó el teléfono móvil, Nick se giró. para responder. “_____” exhaló un suspiro y se dio una vuelta por el taller para relajarse.Estaba limpio, pensó: el suelo de cemento brillaba, las paredes estaban recién pintadas y el sol entraba por las ventanas, inmaculadas. Había varias motos en una pared, pendientes de reparación, así como llantas, tubos de escape y varios sillines. A pesar de su..desconocimiento, notó que eran motos potentes, formidables.., al igual que el hombre que las reparaba, se dijo ruborizada.
Se obligó a no abandonarse a las fantasías eróticas que se agolpaban en su cabeza y se dirigió a una esquina en la que había un despacho, repleto de cartas, periódicos y fotografías de Nick.
—Me rompí la pierna cuando caí —la sorprendió él al verla mirar una foto de un accidente en la que aparecía por los aires—. Me tuvo fuera del circuito durante seis meses.
—Lo recuerdo —reconoció “_____”—. Fue en Colorado.
—Vaya, vaya —Nick se sentó sobre el escritorio, rozándole la pierna con la rodilla—. No pensé que fueras aficionada a las motos.
—En realidad no lo soy —repuso “______”, arrepentida—. Esa semana tuve que sustituir a un compañero que cubría la columna de deportes.
—Escribiste un artículo sobre mí? —preguntó Nick, con las cejas enarcadas—. ¿Qué pusiste?
—Fue hace mucho tiempo, Nick —contestó “______”, fingiendo que no recordaba cada una de las palabras de aquel artículo.
—Muchas gracias, “____” —dijo Nick con sequedad—. Recuérdame que te llame si alguna vez tengo el ego por las nubes.
—A juzgar por todos tus trofeos, me iba a gastar un dineral en teléfono —replicó ella, sonriente. Luego se fijó en una agenda que había abierta sobre la mesa—. Cuántos teléfonos: ¿son todos de mujeres?
--Amigas nada más —aseguró Nick, cuya pierna ya estaba rozándole uno de los muslos.
“________” sintió un chispazo eléctrico y se bajó de la mesa con disimulo, para mirar los retratos que había colgados en la pared. Y, de todas, hubo una, antigua, en blanco y negro, que llamó su atención por encima de las demás.
Tres jovencitos guapísimos, morenos y con sonrisas cautivadoras. Nick iba de negro, estaba sentado sobre una moto y sujetaba un trofeo de oro mientras sonreía a la cámara. Lucas estaba delante, de rodillas, mientras que Ian se había retrasado y tenía los brazos cruzados sobre el pecho.
—Fue seis meses después de salir del instituto —la informó Nick—. Mi primera victoria.
“_______” se quedó paralizada al advertir la proximidad de Nick. Apenas podía respirar. No la estaba tocando siquiera, pero, aun así, sentía que se estaba consumiendo.
—Dónde está Ian? —acertó a preguntar sin que la voz le temblara.
—Ian da muchas vueltas —Nick se encogió de hombros—. No es fácil seguirle la pista..
—Estuvo en la boda de Lucas y Julianna?
—Estaba fuera del país. Por negocios o algo así.
¿Estaba siendo evasivo?, se preguntó “_____”. Pero cuando se giró para mirarlo y vio el
brillo intenso que salía de sus ojos, el corazón se le detuvo.
Así, a fin de poner cierta distancia entre ambos, se dirigió hacia otra esquina del despacho, donde había una puerta entornada.
—Qué hay ahí? —preguntó.
—Mi dormitorio.
—Tu dormitorio? —repitió sobresaltada, al tiempo que se echaba para atrás con brusquedad, chocando contra el pecho de Nick.
—Quieres verlo? —murmuró éste.
—No hace falta —rehusó “_____”—. Un dormitorio en el lugar de trabajo. Buena idea.
—La verdad es que sí —reforzó él—. No he tenido tiempo de buscar casa, así que he tenido que arreglármelas de alguna manera. Hasta tiene cocina. ¿Seguro que no quieres entrar?
—Intentas seducirme, Santos? —se atrevió a preguntar “____”, obligándose a hablar con desenfado.
—Cariño, ya te enterarás cuando quiera seducirte. Y no será un intento, te lo aseguro
Repuso él, rozándole los labios con un dedo—. Además, ¿no te había prometido que no me propasaría?
—Mami, ¿dónde estás? —irrumpió oportunamente la voz de Drew.
—Estamos aquí, mi vida —contestó “____”, alegre de tener una excusa para cambiar de conversación.
—Dónde pongo esta bicicleta tan chula?
—intervino Lucas entonces, a pocos pasos del pequeño.
Nick salió del despacho y “_____” lo siguió tras esperar unos segundos para relajarse.
No debía haber ido allí. Por muchos años que hubieran pasado, por mucho que deseara que las cosas fueran diferentes, no podía permitirse estar cerca de Nick.
Pero, por el momento, no tenía otra opción. Miró a Drew y observó el brillo feliz de sus ojos. El era la única persona a la que no podía renunciar. Haría cualquier cosa por Drew; cualquier cosa, salvo dejar que Nick Santos se hiciera un hueco en su corazón de nuevo.
—Sujeta la cadena —le explicó Nick despacio—. Ahora mueve los pedales..
Drew frunció el ceño de pura concentración y, cuando la cadena comenzó a rodar, la cara se le iluminó.
—Lo he hecho —le gritó a “____”—. ¡Mamá, estoy arreglando mi bici!
“____” sonrió desde el despacho de Nick, el cual sabía que los había estado mirando durante la media hora que duraba ya la primera clase de mecánica que estaba recibiendo Drew.
No sabía por qué, pero Nick intuía que “_____” Smith Hamilton le tenía miedo.
Era una mujer guapa y sexy; inteligente, con un buen trabajo, una madre estupenda. No era el tipo de mujer por el que solía interesarse; pero no podía dejar de pensar en ella.
Pensó que quizá se sentía atraído por “_____” por el mero hecho de que ésta lo hubiera rechazado; pero tenía la corazonada de que había algo mucho más profundo que un simple desafío.
Nunca había tenido problemas con el sexo ni con las mujeres, aunque tampoco alcanzaba el éxito que le atribuían los periódicos sensacionalistas. En cualquier caso, había sido muy selectivo con las mujeres con las que se había acostado. De hecho, siempre se había encariñado de las pocas mujeres con las que había llegado a mantener una relación más íntima.
Pero nunca había amado a ninguna. Sólo había una mujer que lo perseguía en sueños desde hacía cinco años. Una mujer de piel suave y fragancia de pétalos de rosa a la que jamás había podido olvidar.
Había sido una noche extrañísima. Creía que había hecho el amor con Cindy, su ex novia, una mujer dulce con la que, en realidad, nunca había tenido muchas cosas en común. Al despertar y hallarse sólo en la cama, la había telefoneado y le había dicho que podían darle otra oportunidad a su relación; que había disfrutado mucho con ella la noche anterior. Cindy le había colgado el teléfono, pero no sin antes informarlo de que, aunque había asistido a la fiesta, no se había acostado con él.
Lo que lo dejó estupefacto. Había bebido algo, pero no como para emborracharse. ¿Cómo no se había dado cuenta?, se preguntó horrorizado mientras pensaba en maridos celosos y terribles enfermedades de transmisión sexual.
Entonces fue cuando miró hacia la cama y vio la mancha roja de la sábana.
¿Una virgen? Se quedó atónito y salió del dormitorio en busca de alguna pista que sirviera para descubrir la identidad de la misteriosa mujer... En vano.
Invitado
Invitado
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
bueno ahy os subi el capi espero k lo entendais esk no m da tiempo en arreglarlo correctamente esk lo ago todo en mi berry y aveces va muy lento o sencillamente ya lo sube aki hahah esta loko hahahha bueno epero k os guste y comenten :D
Invitado
Invitado
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
nueva lectora
me encanta tu nove
siguelaaaaaaaaaaaaa
me encanta tu nove
siguelaaaaaaaaaaaaa
N.L.T.J.B.
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
Olaa'
spy nueva lectora y dejame decirte qe esta genial tu novela
siguela
att0:
aidée veega'.....[♥]
spy nueva lectora y dejame decirte qe esta genial tu novela
siguela
att0:
aidée veega'.....[♥]
elamormasbello
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
New Reader :D
Me esta gustando bastante la nove!
SIGUELAAAA!
Me esta gustando bastante la nove!
SIGUELAAAA!
Dayi_JonasLove!*
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
como amo esta nove... enterita la adoro nanny linda plis siguelaa
#Fire Rouge..*
Re: el hombre de sus fantacias.. [terminada]
como amo esta nove... enterita la adoro nanny linda plis siguelaa
#Fire Rouge..*
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