The Last Song [Larry Stylinson] (Adaptación). Capítulo 15 Publicado :D

TomlinsonLover escribió:
holaaaaaaa!
no puedo desaparecer ni un segundo quie ya volves! jajaja
amo amo amo amo esta historia!
definitivamente es mucho mejor que la pelicula
zayn chico malo fjsksaff
lou y su lado tierno awwwwww
esta increible poder leer las perspectivas de cada uno de los personajes! 
me encantaaaa!


Seguila pronto :)


que paso con a primera vista? ahiiii voy a llorar fjsdhaf

 ¡Te dije que era mejor! jaja 
Me alegro de verdad de que la estés disfrutando.
Te mando un enorme abrazo y te aseguro que mañana sigo.
Con "A primera vista..." bueno, sólo les daré un hermoso epílogo, pero tienen que esperarlo.
:hug:

Aaaaa no lo puedo creer aaaaa que locura
Ameee los capítulos que me perdí perdón por no haberme pasado antes y perdón si este comentario esta un poco cortante pero me tengo que ir
Síguela ;)

•Luciana•unicornia• escribió:Aaaaa no lo puedo creer aaaaa que locura
Ameee los capítulos que me perdí perdón por no haberme pasado antes y perdón si este comentario esta un poco cortante pero me tengo que ir
Síguela ;)

Jajaja no te preocupes por no pasar, las entiendo.
Te mando un enorme abrazo.
Ahora mismo sigo. :hug:

En circunstancias normales, Louis probablemente habría apreciado un atardecer como aquel. En Nueva York, no era posible presenciar tantas estrellas por culpa de las luces de la ciudad, pero allí, en cambio, sucedía todo lo contrario. Incluso con la fina bruma, podía distinguir la Via Lactea y, directamente hacia el sur, Venus destacaba con su brillo impresionante. Las olas se estrellaban y se retiraban rítmicamente de la orilla, y en el horizonte se veían las tenues luces de media docena de pequeñas embarcaciones de pesca.
Pero las circunstancias no eran normales. De pie, en el porche, miró al policía con molestia, lleno de rabia.
No, no estaba simplemente lleno de rabia. Estaba que mordía. Lo que había sucedido era tan… descaradamente opresor y protector, por encima de los límites admisibles, que casi no acertaba a procesar la información. Su primera reacción fue hacer autostop hasta la parada de autobús y comprarse un boleto para regresar a Nueva York. No se lo diría ni a su padre ni a su madre; llamaría directamente a Eleanor. Una vez allí, ya pensaría en qué haría después. Decidiera lo que decidiese, no podría ser peor que aquella situación.
Pero su plan resultaba del todo imposible. No podía hacerlo, con ese agente de la policía allí delante. Permanecía de pie, justo detrás de él, para asegurarse de que iba a entrar en casa.
Todavía no podía creerlo.  ¿Cómo había podido su padre (¡su propio padre!) hacerle esa mala pasada? Ya casi era una persona adulta, no había hecho nada malo, y tan solo era medianoche. No lo entendía. ¿Por qué tenía que exagerar las cosas más de lo necesario? Si, claro, al principio, aquel policía, Pete, había descrito sus acciones como si formara parte de una revisión de rutina, con la intención de limpiar Bower’s Point (algo que a los otros no les había sorprendido en absoluto), pero entonces el policía se había girado directamente hacia Louis, dejando claro que él era su objetivo.
 
-          Te guste o no, pienso llevarte a tu casa, jovencito – le había dicho, con un tono autoritario, como si él fuera un niño de ocho años.
-          No, gracias – había respondido él.
-          Entonces no me quedará más remedio que arrestarte por desacato a la autoridad, y tu padre tendrá que venir a buscarte.
 
En aquel instante, Louis comprendió que su padre le había pedido a aquel policía que lo llevara de vuelta a casa, y por un momento se quedó paralizado de la vergüenza.
Era cierto que había tenido problemas con su madre, y también era cierto que, de vez en cuando, no respetaba la hora de regresar a casa. Pero nunca, ni una sola vez, su madre había recurrido a la policía para que fueran a buscarlo.
En el porche, aquel policía se entrometió en sus pensamientos.
 
-          Vamos, entra – le ordenó, dejando en claro que si él no abría la puerta, lo haría el policía.
 
Desde el interior llegaban las suaves notas del piano; recordó la sonata en mi menor de Edvard Grieg. Aspiró aire lentamente antes de abrir la puerta y, acto seguido, la cerró detrás de él con un fuerte portazo.
Su padre dejó de tocar y alzó la vista mientras él lo miraba con resentimiento.
 
-          ¿Has pedido a la policía que vaya a buscarme?
 
Su padre no dijo nada, pero en su silencio se podía adivinar la respuesta.
 
-          ¿Cómo se te ha ocurrido hacer una cosa así? – le exigió él -. ¿Cómo has podido hacerme esto?
 
Él no dijo nada.
 
-          ¿Qué pasa? ¿No querías que me divirtiera? ¿No confías en mí? ¿A caso no captas que no quiero estar aquí?
 
Su padre entrelazó las manos sobre el regazo.
 
-          Ya sé que no quieres estar aquí…
 
Louis avanzó un paso. Seguía mirándolo con una visible aversión.
 
-          Así que has decidido que además me fastidiarías la vida, ¿no?
-          ¿Quién es Zayn?
-          ¡Qué más da! – gritó él -. ¡Esa no es la cuestión! ¡No permitiré que analices a cada persona con la que salgo! ¿Entendido? ¡Ni se te ocurra intentarlo!
-          No intento…
-          ¡Odio este lugar! ¿No lo entiendes? ¡Y te odio a ti!
 
Louis lo traspasó con la mirada, retándolo a que se atreviera a desafiarlo. Deseando que lo hiciera, porque de ese modo podría volver a repetir lo que le acababa de decir.
Pero su padre no dijo nada, como de costumbre. ¡Oh! ¡Cómo detestaba esas muestras de debilidad! Furibundo, cruzó la estancia hacia la salida, agarró la foto de él tocando el piano (la que estaba junto a su padre, en la playa) y la estampó contra el suelo. A pesar de que su padre parpadeó varias veces seguidas por el ruido del cristal al romperse, permaneció callado.
 
-          ¿Qué? ¿No tienes nada que decir?
 
Su padre carraspeó antes de hablar.
 
-          Tu habitación es la de la primera puerta a la derecha.
 
Louis ni siquiera quería definir el comentario de su padre como una respuesta, así que desapareció por el pasillo con paso furioso y la firme determinación de no volver a dirigirle la palabra.
 
-          Buenas noches, Lou – dijo él, alzando la voz -. Te quiero.
 
Por un momento, sólo por un momento, Louis se arrepintió de lo que le había dicho; pero su arrepentimiento se desvaneció tan rápido como se había formado. Era como si él no se hubiera dado cuenta de que estaba enfadado: lo oyó de nuevo tocar el piano; había retomado la sonata en el mismo punto donde lo había dejado.
 
…
 
En la habitación (que no le costó ningún esfuerzo encontrar, dado a que sólo había tres puertas en el pasillo, una que daba al cuarto de baño y otra a la habitación de su padre) Louis encendió la luz. Lanzó un suspiro de frustración y se quitó la ridícula camiseta de Nemo que casi había olvidado que llevaba puesta.
Había sido el peor día de su vida.
Bueno, quizás estaba exagerando un poco. Sin embargo, no había sido un gran día. La única cosa positiva había sido conocer a Blaze, y albergaba la esperanza de contar por lo menos con una persona con la que pasar el verano.
Eso, por supuesto, si Blaze todavía quería salir con él. Después de las muestras de coacción de su padre, tenía serias dudas al respeto. A esas horas, Blaze y el resto del grupo debían de estar probablemente comentando la jugada y riéndose. Sin lugar a dudas, era de aquella clase de anécdotas que Eleanor sacaría a relucir durante muchos años.
Al recordar lo sucedido, se le revolvió el estómago. Lanzó la camisa de Nemo a un rincón (no quería volver a verla nunca más) y empezó a desnudarse.
 
-          Antes de que me dé un ataque de asco, será mejor que sepas que estoy aquí.
 
Louis dio un brinco del susto. Se giró precipitadamente y vio a Charlotte, que lo miraba sin pestañear.
 
-          ¡Largo! – grito -. ¿Qué haces aquí? ¡Este es mi cuarto!
-          Perdona, “nuestro” cuarto – le rectificó Charlotte -. ¿Lo ves? Dos camas.
-          ¡No pienso compartir una habitación contigo!
 
Charlotte ladeó la cabeza.
 
-          ¿Prefieres dormir con papá?
 
Él abrió la boca para replicar, al tiempo que consideraba la posibilidad de ir a dormir al comedor antes de decidir que ni loco pensaba volver otra vez allí; cerró la boca sin pronunciar ni una palabra. Avanzó rápidamente hacia su maleta, la abrió y dejó caer la tapa. Ana Karenina apareció encima de todo, y Louis apartó el libro de mala gana, buscando su pijama.
 
-          He subido a la noria – comentó Charlotte con un tono comunicativo -. Me ha impresionado estar allí arriba, tan alto. Así ha sido como papá te ha encontrado.
-          Fantástico.
-          Ha sido in-cre-í-ble. ¿Y tú? ¿Te has subido?
-          No.
-          Pues deberías de hacerlo. Se ve todo el camino de regreso a Nueva York.
-          No me digas.
-          De verdad. He visto hasta muy pero que muy lejos. Con los lentes puestos, claro. Papá dice que tengo vista de lince.
-          ¡No digas tonterías!
 
Charlotte no dijo nada. En lugar de eso, agarró su oso de peluche, que había traído de casa. Siempre se aferraba a él cuando estaba nerviosa. Louis tragó saliva, arrepintiéndose al instante de sus palabras. A veces Charlotte hablaba como si fuera una adulta; mientras se llevaba el oso al pecho, él se dio cuenta de que no debería haber sido tan duro. A pesar de que su hermana era precoz, a pesar de que se expresaba con una precisión que a veces lo sacaba de quicio, era bajita para su edad, con una talla más propia de una niña de seis o siete años que de una de diez. Siempre había tenido problemas. Había nacido prematuramente, tres meses antes de lo previsto, y tenía asma, miopía y problemas de psicomotricidad fina. Louis sabía que los niños de esa edad podían ser muy crueles.
 
-          Lo siento, no quería decir eso. Con tus lentes, definitivamente tienes vista de lince.
-          Si, con estas nuevas veo muy bien – murmuró, pero cuando se dio vuelta y miró a la pared, él volvió a tragar saliva.
 
Charlotte era una niña muy dulce. Pesada, a veces, pero no había ni un gramo de maldad en ella.
Avanzó hasta la cama de su hermana y se sentó a su lado.
 
-          Oye, lo siento. De verdad. No hablaba en serio. Lo que pasa es que eh tenido una mala noche.
-          Lo sé – dijo ella.
-          ¿Te has subido en alguna otra atracción de la feria?
-          Papá me ha dejado subir en casi todas. Él ha acabado medio mareado, pero yo no. Y no eh tenido miedo en la casa embrujada. Se veía que los fantasmas eran falsos.
 
Louis le dio unas palmaditas en la cadera.
 
-          Siempre has sido muy valiente.
-          Si – contestó ella -. Como aquella noche que se apagaron las luces en casa, ¿te acuerdas? Tú tuviste miedo, pero yo no.
-          Si, lo recuerdo.
 
Charlotte pareció satisfecha con la respuesta de su hermano. Pero entonces se quedó callada; cuando volvió a hablar, su voz apenas era audible:
 
-          ¿Echas de menos a mamá?
 
Louis agarró el edredón.
 
-          Si.
-          Yo también la echo de menos. Y no me gusta estar aquí sola.
-          Pero no estás sola; papá está en el comedor – le dijo él.
-          Sí, pero me alegro de que hayas vuelto.
-          Yo también.
 
Charlotte sonrió antes de esbozar nuevamente una mueca de tristeza.
 
-          ¿Crees que mamá estará bien?
-          Si – le aseguró él. La cubrió con el edredón -. Pero sé que también te echa de menos.
 
…
 
Por la mañana, con los primeros rayos del sol filtrándose a través de las cortinas, Louis necesitó unos segundos para ubicarse. Pestañeó varias veces seguidas mientras intentaba enfocar correctamente la vista en las manecillas del despertador.
“No puede ser”, pensó.
¿Las ocho en punto? ¿De la mañana? ¿En pleno verano?
Se derrumbó nuevamente sobre el colchón, con la vista fija en el techo y la desagradable certeza de que ya no iba a poder conciliar el sueño de nuevo, no con aquel sol que le lanzaba dardos de luz a través de las ventanas, no con su padre tocando el piano en el comedor. Mientras recordaba lo que había sucedido la noche anterior, su sentimiento de rabia por lo que su padre había hecho volvió a aparecer con fuerza.
“Bienvenido a otro día en el paraíso”.
Al otro lado de la ventana, oyó el ruido lejano de unos motores. Se levantó de la cama y retiró la cortina, sólo para retroceder instintivamente, desconcertado ante la visión de un mapache sentado sobre una bolsa de basura rota. La pila de basura era asquerosa, pero en cambio el mapache era lindo, y decidió dar unos golpecitos al cristal, intentado captar su atención.
Solo entonces se fijó en las rejas de la ventana.
Rejas en la ventana. Estaba encerrado.
Apretando los dientes, se giró y se dirigió al comedor. Charlotte estaba mirando dibujos animados y comiendo un tazón de cereales; su padre, alzó la vista pero continuó tocando.
Louis puso las manos en su cintura, esperando a que su padre dejara de tocar. Pero no lo hizo. Se fijó en la foto que había tirado la noche anterior ocupaba de nuevo su lugar sobre el piano, aunque sin cristal.
 
-          No puedes tenerme encerrado todo el verano – espetó Louis -. No lo permitiré.
 
Su padre alzó la vista, aunque siguió tocando.
 
-          ¿De qué estás hablando?
-          ¡Has puesto rejas en la ventana! ¿Es que se supone que soy tu prisionero?
 
Charlotte continuaba mirando los dibujos animados.
 
-          Ya te dije, papá, que Louis se enfadaría – apuntó.
 
Mark sacudió la cabeza. Sus manos seguían moviéndose por el teclado.
 
-          No las puse yo. Ya estaban cuando me instalé en esta casa.
-          No te creo.
-          Es verdad – dijo Charlotte -. Para proteger el arte.
-          ¡No estoy hablando contigo, Charlotte! – Louis se giró hacia su padre -. Dejemos una cosa clara desde el principio, ¿de acuerdo? ¡No te pasarás todo el verano tratándome como si fuera un niño pequeño! ¡Tengo dieciocho años!
-          No cumplirás los dieciocho hasta el 20 de Agosto – le rectificó Charlotte, a su espalda.
-          ¿Quieres hacer el favor de no meterte en esto? – se giró furioso para encarar a su hermana -. Esto es un asunto entre papá y yo.
 
Charlotte frunció el ceño.
 
-          Pero aún no tienes dieciocho años.
-          ¡Esa no es la cuestión!
-          Pensaba que lo habías olvidado.
-          ¡No lo había olvidado! ¡No soy tan estúpido!
-          Pero has dicho…
-          ¿Te quieres callar de una vez? – estalló él, incapaz de controlar su exasperación. Desvió de nuevo la mirada hacia su padre, que continuaba tocando, sin saltarse ni una sola nota -. Lo que hiciste anoche fue… - se detuvo, incapaz de describir con palabras lo que sentía -. Soy bastante mayor como para tomar mis propias decisiones. ¿No lo entiendes? Tú perdiste tu autoridad sobre mí el día que te largaste de casa. ¿Y quieres “hacer el favor” de escucharme?
 
Su padre dejó de tocar de repente.
 
-          No me gusta el papelito que estás interpretando.
-          ¿Qué papelito? – Mark parecía confuso.
-          ¡Éste! Tocar el piano cuando estoy yo. No me importa si te mueres de ganas de oírme tocar. ¡No pienso tocar el piano nunca más! ¡Y menos para ti!
-          De acuerdo.
 
Louis esperaba algo más, pero su padre no añadió nada.
 
-          ¿Ya está? – lo increpó -. ¿Eso es todo lo que tienes que decir?
 
Su padre pareció debatirse en cómo contestar.
 
-          ¿Quieres desayunar? He freído tocino.
-          ¿Tocino frito? – repitió él -. ¿Has dicho “Tocino frito”?
-          Huy, huy, huuuuyyyyy… - murmuró Charlotte.
 
Su padre miró a Charlotte.
 
-          Ahora es vegetariano, papá – explicó.
-          ¿De veras?
 
Charlotte contestó por él.
 
-          Desde hace tres años. Pero sabes que a veces es un poco raro, así que no te extrañe.
 
Louis los miró fijamente con cara de asombro, preguntándose cómo era posible que la conversación hubiese cambiado tan drásticamente. No estaban hablando de tocino frito, sino de lo que había sucedido la noche anterior.
 
-          Dejemos una cosa clara – soltó él -, si vuelves a enviar a un policía para que me traiga a casa, no sólo me negaré a tocar el piano, sino que no regresaré. Y nunca más volveré a dirigirte la palabra. Si no me crees, haz la prueba. Ya me he pasado tres años sin hablar contigo, y ha sido la cosa más fácil que he hecho en mi vida.
 
Tras soltar esas palabras, abandonó el comedor impetuosamente. Veinte minutos más tarde, después de ducharse y cambiarse, salió a la calle.
 
 
…
 
 
Lo primero que pensó mientras deambulaba por la playa fue que debería haberse puesto unos pantalones cortos.
Hacía mucho calor, y el aire era sofocante por la excesiva humedad. Por toda la playa, la gente ya estaba tumbada sobre las toallas o haciendo surf. Cerca del muelle, vio a media docena de surfistas flotando sobre sus tablas, a la espera de la ola perfecta.
Por encima de ellos, en la punta del muelle, no quedaba ni rastro de la feria. Habían quitado las atracciones y los puestos, y el suelo había quedado cubierto por una alfombra de basura y de restos de comida. Sin detenerse, se paseó por la pequeña zona comercial de la localidad. Las tiendas todavía estaban cerradas, pero pensó que, de todos modos, eran la clase de tiendas en las que nunca entraría (de souvenirs para los turistas, dos tiendas de ropa que parecían especializadas en faldas y blusas que quizá se pondría su madre, y un Burger King y un McDonald’s, dos locales a los que se negaba a entrar por principios). Su sumaba el hotel y la media docena de restaurantes y bares de categoría, se acababa el repertorio. Era la punta del muelle, los únicos locales interesantes era la tienda de surf, una tienda de música, una deslucida cafetería en la que se podía imaginar a sí mismo matando las horas con sus amigos… bueno, eso si contara con algún amigo.
Regresó a la playa y saltó por encima de la duna. Se fijó en el número de gente, que se había multiplicado. Había un día magnifico, con una briza suave;  el cielo que se extendía sobre su cabeza era de un azul intenso, sin nubes. Si Eleanor estuviera allí, quizás incluso habría considerado la posibilidad de pasar el día tomando el sol, pero Eleanor no estaba allí, y Louis descartó la idea de tumbarse solo en la playa. Pero, ¿Qué más podía hacer?
Quizá debería intentar buscar un trabajo. Eso le proporcionaría una excusa para estar fuera de casa la mayor parte del tiempo. No había visto ningún anuncio de “se busca empleado” en las tiendas de la zona comercial, pero seguramente alguien necesitaría un empleado, ¿no?
 
-          ¿Llegaste sano y salvo? ¿O finalmente ese policía acabó por soltarte?
 
A su espalda, Louis vio a Blaze, que sentada en la duna, lo miraba con atención. Absorto en sus pensamientos, ni siquiera la había visto.
 
-          No, no me dejo ir.
-          Ah, pero tú te zafaste de él, ¿no?
 
Louis cruzó los brazos sobre su pecho.
 
-          ¿Has acabado con tus bromitas?
 
Blaze se encogió de hombros, con una expresión socarrona, y Louis sonrió.
 
-          ¿Qué hicieron cuando me marché? ¿Algo que valiera la pena?
-          No. Los chicos se largaron; no sé a dónde fueron. Yo me quedé en Bower’s Point.
-          ¿No fuiste a casa?
-          No. – Blaze se puso de pie y con las manos se sacudió la arena de los pantalones -. ¿Tienes dinero?
-          ¿Por qué?
 
Blaze irguió la espalda.
 

-          No he probado bocado desde ayer por la mañana. Tengo hambre.

hoy vi la peli y dios veía a harry y louis en lugar de liam y miley hahaha.
madre mia que vergüenza con el poli y que tierno con silu hermana

Dimples'sHarold escribió:hoy vi la peli y dios veía a harry y louis en lugar de liam y miley hahaha.
madre mia que vergüenza con el poli y que tierno con silu hermana

Jajaja te imagino viendo la película jaja...
Bueno, el punto es que aquí está más completo y hay detalles que en la película no verás.
Te mando un enorme abrazo. :hug:

lo sé soy experta en este historia me leí el libro y vi la peli 357642 veces muahahaha

lo sé soy experta en este historia me leí el libro y vi la peli 357642 veces muahahaha

Assslsisb fue demasiado duro con su papa si fuera mi papa ahora estaría en un armario sin comer mi padre es un amor
Blaze me cae bien aunque según la película después se pelean oooo no bueno eso creo
Ame el capítulo
Síguela ;)

Es adictivo tu fic jajajaja... mmm... creo que nunca he comentado... Hola!!! Soy Beatriz pero dime Bea, ameeee tu fic <3 es maravilloso, solo espero que lo sigas luego y que Larry comience xd
Saludos <3

•Luciana•unicornia• escribió:Assslsisb fue demasiado duro con su papa si fuera mi papa ahora estaría en un armario sin comer mi padre es un amor
Blaze me cae bien aunque según la película después se pelean oooo no bueno eso creo
Ame el capítulo
Síguela ;)

 Si, es demasiado duro con su papá y yo creo que él sólo intenta llevar todo en paz.
Te mando un enorme abrazo.
Mañana sigo. :hug:

Beeaaa escribió:Es adictivo tu fic jajajaja... mmm... creo que nunca he comentado... Hola!!! Soy Beatriz pero dime Bea, ameeee tu fic <3 es maravilloso, solo espero que lo sigas luego y que Larry comience xd
Saludos <3

 Jaja muchas gracias, aunque la idea no es mi, es de Nicholas Sparks.
Yo realmente espero leerte más seguido.
Te mando un abrazo enorme.
Mañana sigo. :hug:

flightless bird escribió:NUEVA LECTORA *U*
ME ENCANTAAA!!
ADORO LA PELICULA Y CON ESTA ADAPTACION HHHHHFNIRUFHL
SIGUELAAA:DD

 ¡Bienvenida!
Te prometo que mañana mismo continúo.
Te mando un enorme abrazo.
:hug:

SIGUELA! <3