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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
asdfgs Nick se lleva bien con mi familia(? :'DD
¡sigue! :c
¡sigue! :c
ItsJonasSupport
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
o porfavor sigueeeeeeeeeeee
pd: como no amar a nick hayyyyyyyyyy ya quiero mi voleto para imperiaaaaaaaaaaaa :) :D
pd: como no amar a nick hayyyyyyyyyy ya quiero mi voleto para imperiaaaaaaaaaaaa :) :D
lau_13
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
Nick se lleva con mi familia :D sigueelaa :)
SparksFly
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
nick eres malisimo para frases pero xico k razon tiene ee hahahahaha
ahy plizz siguela y me hule k en el ambiente ahy amore mmmmmmmmm mas de uno heheheeh
siguela plizzzzzzzzzzzzzz
ahy plizz siguela y me hule k en el ambiente ahy amore mmmmmmmmm mas de uno heheheeh
siguela plizzzzzzzzzzzzzz
Invitado
Invitado
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
CAPITULO 18 PARTE 2
Las carcajadas masculinas inundaron el patio, unas profundas, otras roncas. A pesar de todo, ella pudo distinguir la risa de Nick, como una profunda caricia de rica miel.
—Estoy hambriento, —anunció Kevin de repente. Dejó caer la pelota y ésta rodó por la hierba—. Alguien podría entrar en la cocina y hacerme un emparedado.
Media docena de caras masculinas se fijaron detenidamente en ella y en Selena—. Yo no pienso hacerlo, —replicó ________, saltando sobre sus pies.
—A mi no me miren, —gruñó Selena—. Estoy a punto de marcharme.
—________, —comenzó su padre, el ruego tejido en el timbre profundo de su voz—. Tú y Selena son las únicas mujeres aquí. Mientras hemos estado ocupados, tú has estado sentada. Prepararnos el almuerzo es lo menos que puedes hacer.
—Siempre que vengo tenemos la misma discusión. —Cuando su madre vivía, las hamburguesas, los perritos calientes, los pucheros y los batidos de fruta fresca habían abundado. Desde la muerte de Hanna, sin embargo, el único alimento que se servía era el que ________ preparaba—. Tú ya eres grandecito, y si tienes hambre, puedes cocinar tu mismo.
—La cocina es trabajo de mujeres, señorita.
—Entonces supongo que todos los grandes hombres malos de aquí tendrán que pasar hambre.
Nick se acercó a ella, colocando su brazo alrededor de su cintura. Su masculino olor llenó las ventanas de su nariz, primitivo y vital—. Ninguna mujer mía servirá a los ingratos.
Todos se quedaron parados, esperando la explosión de Ryan.
—¡Ingrato! —Rugió Ryan—. Ya te daré yo...
—Uh, ¿por qué no pido una pizza? —Erik apoyó una mano sobre el hombro de su padre.
________ apenas le prestó atención a su hermano. Estaba demasiado impresionada por la declaración de Nick. Él no exigía que obedeciera; él la apoyaba, la ayudaba. Se preocupaba por ella. Un innegable sentimiento de paz y serenidad se coló profundamente en su interior.
Nick leyó la incredulidad en la cara de ________.
No le gustó que su familia la hiciera sentirse despreciada y le gustó aún menos que, incuso él mismo, a menudo hacía lo mismo. ¿No veían ellos que poseía el fuego de un guerrero? ¿El coraje? ¿La audacia? Ella se merecía estar al lado de un hombre, no detrás. No sirviéndolo.
—¿Puedo hablar contigo un momento? —Ryan juntó sus manos detrás de la espalda y separó las piernas en una postura intimidante, con su mirada de detective en los ojos. Esa era una posición de guerra, con la boca apretada en una línea severa.
Nick cabeceó. ________ abrió la boca para protestar, pero él asintió levemente con la cabeza—. Hablaré con él.
—Su salud es delicada, intenta no enfurecerlo, ¿vale?
—Por ti… cualquier cosa, —dijo él, y comprendió, asombrado, que pensaba en serio cada palabra. Besándole suavemente la sensible piel del interior de su muñeca, siguió al hombre más mayor dentro de la casa. Una fría ráfaga de aire los envolvió, refrescándolos y secando su sudor.
Al instante, Ryan lo abordó—. ¿Cuáles son tus intenciones hacia mi hija? Los chicos dicen que la abandonarás pronto. —Sus ojos, idénticos al brillante ámbar marrón de ________, se entrecerraron con preocupación paternal.
Nick cruzó los brazos sobre el pecho—. ________ me pidió que fuera agradable con usted, así que no haré caso del tono irrespetuoso con el qué se dirige a mí.
Ryan lo miró fijamente, en silencio. Lentamente, su expresión se ablandó, hasta que, finalmente, se dejó caer de un golpe sobre el sofá, con una amplia sonrisa—. ¿Todavía piensa marcharse?
—Quizás.
Ryan cabeceó—. Usted es fuerte. No hará ninguna estupidez.
¿A dónde quería llegar este hombre?
—Maldita sea, usted es justo lo que ella necesita. Ella corre despavorida ante todos los demás, pero usted, creo, tiene la posibilidad de atraparla. Ella es mi única hija, ¿sabe?. Mi niña.
—Lo sé.
—Es hermosa como su madre, aunque un poco más alta. Eso lo heredó de mí, —dijo él con orgullo.
Nick no respondió. Ryan estaba perdido en sus recuerdos, y él lamentaba molestarlo. Pero más que eso, quería conocer más cosas de la infancia de ________. Él muy bien podía imaginársela con las regordetas mejillas rosadas y con su rubio pelo en salvaje desorden mientras corría por un camino lleno de guijarros.
—________ siempre fue una niña muy obstinada. Tenía que mantenerme siempre alerta. —El detective le contó la vez en ________ había llenado la falda de su vestido de ranas y había intentado soltarlas en su cuarto.
—Ella se llama a si misma mi sexto hijo.
—Usted la trata como a un criado.
Ryan perdió su borde suave—. Nunca la he maltratado.
—Lo hace. Siempre que le ordena que le sirva.
A esas palabras le siguió una larga pausa. Luego, Ryan suspiró profundamente—. Tal vez tenga razón. Pero maldición, hijo, las mujeres son criaturas tranquilas que necesitan protección. Y lo hombres, tenemos la necesidad de cuidarlas
Nick decidió, finalmente, contestar la primera pregunta del detective—. Mis intenciones hacia su hija son honorables. —Él deslizó la lengua sobre los dientes, incómodo por su siguiente confesión—. Quiero hacerla mi compañero de vida, pero primero debo convencerla de que acepte.
—¿Compañera de vida? ¿Le ha oído ________ decir eso? —Él sonrió, se puso en pie y le dio un manotazo a Nick en el hombro—. Buena suerte, hijo. Va a necesitarla. —Y todavía sonriendo caminó hacia fuera.
Las carcajadas masculinas inundaron el patio, unas profundas, otras roncas. A pesar de todo, ella pudo distinguir la risa de Nick, como una profunda caricia de rica miel.
—Estoy hambriento, —anunció Kevin de repente. Dejó caer la pelota y ésta rodó por la hierba—. Alguien podría entrar en la cocina y hacerme un emparedado.
Media docena de caras masculinas se fijaron detenidamente en ella y en Selena—. Yo no pienso hacerlo, —replicó ________, saltando sobre sus pies.
—A mi no me miren, —gruñó Selena—. Estoy a punto de marcharme.
—________, —comenzó su padre, el ruego tejido en el timbre profundo de su voz—. Tú y Selena son las únicas mujeres aquí. Mientras hemos estado ocupados, tú has estado sentada. Prepararnos el almuerzo es lo menos que puedes hacer.
—Siempre que vengo tenemos la misma discusión. —Cuando su madre vivía, las hamburguesas, los perritos calientes, los pucheros y los batidos de fruta fresca habían abundado. Desde la muerte de Hanna, sin embargo, el único alimento que se servía era el que ________ preparaba—. Tú ya eres grandecito, y si tienes hambre, puedes cocinar tu mismo.
—La cocina es trabajo de mujeres, señorita.
—Entonces supongo que todos los grandes hombres malos de aquí tendrán que pasar hambre.
Nick se acercó a ella, colocando su brazo alrededor de su cintura. Su masculino olor llenó las ventanas de su nariz, primitivo y vital—. Ninguna mujer mía servirá a los ingratos.
Todos se quedaron parados, esperando la explosión de Ryan.
—¡Ingrato! —Rugió Ryan—. Ya te daré yo...
—Uh, ¿por qué no pido una pizza? —Erik apoyó una mano sobre el hombro de su padre.
________ apenas le prestó atención a su hermano. Estaba demasiado impresionada por la declaración de Nick. Él no exigía que obedeciera; él la apoyaba, la ayudaba. Se preocupaba por ella. Un innegable sentimiento de paz y serenidad se coló profundamente en su interior.
Nick leyó la incredulidad en la cara de ________.
No le gustó que su familia la hiciera sentirse despreciada y le gustó aún menos que, incuso él mismo, a menudo hacía lo mismo. ¿No veían ellos que poseía el fuego de un guerrero? ¿El coraje? ¿La audacia? Ella se merecía estar al lado de un hombre, no detrás. No sirviéndolo.
—¿Puedo hablar contigo un momento? —Ryan juntó sus manos detrás de la espalda y separó las piernas en una postura intimidante, con su mirada de detective en los ojos. Esa era una posición de guerra, con la boca apretada en una línea severa.
Nick cabeceó. ________ abrió la boca para protestar, pero él asintió levemente con la cabeza—. Hablaré con él.
—Su salud es delicada, intenta no enfurecerlo, ¿vale?
—Por ti… cualquier cosa, —dijo él, y comprendió, asombrado, que pensaba en serio cada palabra. Besándole suavemente la sensible piel del interior de su muñeca, siguió al hombre más mayor dentro de la casa. Una fría ráfaga de aire los envolvió, refrescándolos y secando su sudor.
Al instante, Ryan lo abordó—. ¿Cuáles son tus intenciones hacia mi hija? Los chicos dicen que la abandonarás pronto. —Sus ojos, idénticos al brillante ámbar marrón de ________, se entrecerraron con preocupación paternal.
Nick cruzó los brazos sobre el pecho—. ________ me pidió que fuera agradable con usted, así que no haré caso del tono irrespetuoso con el qué se dirige a mí.
Ryan lo miró fijamente, en silencio. Lentamente, su expresión se ablandó, hasta que, finalmente, se dejó caer de un golpe sobre el sofá, con una amplia sonrisa—. ¿Todavía piensa marcharse?
—Quizás.
Ryan cabeceó—. Usted es fuerte. No hará ninguna estupidez.
¿A dónde quería llegar este hombre?
—Maldita sea, usted es justo lo que ella necesita. Ella corre despavorida ante todos los demás, pero usted, creo, tiene la posibilidad de atraparla. Ella es mi única hija, ¿sabe?. Mi niña.
—Lo sé.
—Es hermosa como su madre, aunque un poco más alta. Eso lo heredó de mí, —dijo él con orgullo.
Nick no respondió. Ryan estaba perdido en sus recuerdos, y él lamentaba molestarlo. Pero más que eso, quería conocer más cosas de la infancia de ________. Él muy bien podía imaginársela con las regordetas mejillas rosadas y con su rubio pelo en salvaje desorden mientras corría por un camino lleno de guijarros.
—________ siempre fue una niña muy obstinada. Tenía que mantenerme siempre alerta. —El detective le contó la vez en ________ había llenado la falda de su vestido de ranas y había intentado soltarlas en su cuarto.
—Ella se llama a si misma mi sexto hijo.
—Usted la trata como a un criado.
Ryan perdió su borde suave—. Nunca la he maltratado.
—Lo hace. Siempre que le ordena que le sirva.
A esas palabras le siguió una larga pausa. Luego, Ryan suspiró profundamente—. Tal vez tenga razón. Pero maldición, hijo, las mujeres son criaturas tranquilas que necesitan protección. Y lo hombres, tenemos la necesidad de cuidarlas
Nick decidió, finalmente, contestar la primera pregunta del detective—. Mis intenciones hacia su hija son honorables. —Él deslizó la lengua sobre los dientes, incómodo por su siguiente confesión—. Quiero hacerla mi compañero de vida, pero primero debo convencerla de que acepte.
—¿Compañera de vida? ¿Le ha oído ________ decir eso? —Él sonrió, se puso en pie y le dio un manotazo a Nick en el hombro—. Buena suerte, hijo. Va a necesitarla. —Y todavía sonriendo caminó hacia fuera.
Femme Fatale
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
CAPÍTULO 19
Heather se acostó temprano aquella noche, igual que había hecho las dos anteriores, a la espera de que apareciera de nuevo el hombre de sus sueños. No tuvo que esperar mucho. Tal como había hecho otras veces, Percen se materializó a su lado rápidamente, nada más al apagar ella la luz... como si estuviera ansioso por verla.
Pero esa noche, cuando lo miró fijamente, ella no pudo negar que estaba completamente despierta. No soñaba, él estaba realmente allí. Aunque ya había sospechado que era algo más que un invento de su imaginación, ahora tenía la total certeza.
Él era real.
Pese a todo, no se asustó. La hacía sentirse demasiado bien como para temerlo. No podía explicar su presencia, pero eso no le importaba, todo lo que le importaba era que estaba a su lado, envolviéndola con su calor. Quienquiera que fuera, independiente de lo qué fuera –un fantasma, un vampiro o un sueño que cobraba vida– le daba igual, ella simplemente lo quería a su lado.
Él le había dicho que le pertenecía, y Heather quería que aquellas palabras se cumplieran. Ella quería se suya. Total y completamente. Percen aún no le había hecho el amor, ni la había tocado de ninguna forma sexual y ella anhelaba su cuerpo en su interior, convirtiéndolos en un solo ser.
En silencio, estudió a ese hombre del que apenas sabía nada, pero que, aún así, había logrado convertirse en alguien muy importante para ella. Mientras observaba todos sus rasgos, frunció el ceño. Esa noche Percen parecía que llevara algún tipo de máscara. Como siempre, su piel era impecable, con los solemnes ojos almendrados e incluso su nariz parecía tan... perfecta. Aunque él seguía siendo hermoso, de una forma oscura, con su piel maravillosamente bronceada y sus músculos duros como la piedra, notaba que algo no encajaba.
Quizás él siempre tuvo ese aspecto y ella no lo notó antes. O tal vez es que realmente era diferente. Ella vio la vulnerabilidad, una profunda vulnerabilidad grabada en todas las partes de su cuerpo. Le recordó a como ella misma se sentía, herida y cansada, y aquel pensamiento la ató a él con lazos de seda. ¿Poseía el mismo profundo dolor que ella?
—Regresaste, —susurró en la oscuridad.
—Sí. Regresé. No puedo permanecer alejado.
—He pensado en ti todo el día, —admitió ella. —A cada segundo en el trabajo, cada vez que respiraba, en todo en lo que podía pensar era en ti.
Él hizo una pausa, como si le asustara pronunciar las siguientes palabras.
—¿Y en qué pensabas? —Cada sílaba sonó forzada y vacilante.
—Pensé en el modo en que me abrazas, en el modo en que me haces sentir tan caliente.
Él no respondió y ella se maldijo por su precipitada confesión. ¿Y si lo que le atraía era el desafío de conquistar a una mujer? ¿Y si su fácil rendición lo ahuyentaba?
Entonces él habló.
—Adoro que pienses en mí, ángel, realmente lo hago, pero no soy el hombre que crees que soy. —La admisión fue dicha de mala gana, y ella notó que su cuerpo se tensaba por momentos, como si se preparara para marcharse.
—No pensarías en mí tan dulcemente si supieras cual es mi verdadero aspecto.
Ella alzó la barbilla.
—No te entiendo.
—Lo que crees estar viendo es sólo un espejismo. Una máscara del hombre que jamás podré ser. —Su tono era duro y oscuro, acusatorio.
—Te hechicé para que sólo vieras lo que yo quiero que veas.
—¿Eres un nigromante? —Preguntó ella.
—¿Un brujo?
—No conozco esas palabras.
—Alguien que usa la magia.
—Sí, soy un hechicero, el Sumo sacerdote Druinn, y soy capaz de usar la magia.
Cuando era una adolescente, ella se había metido en el mundo de lo sobrenatural para escapar del terror de su vida, por lo que ya sabía que existían fuerzas externas a su alrededor, y no dudó de sus palabras. ¿Cómo sino podía aparecer y desaparecer a su capricho?
—Independientemente de cómo seas o de lo que puedas hacer, yo veo a un hombre bueno y decente. Tienes que serlo. ¿Cómo, si no fuera así, podría sentirme tan a salvo contigo?
Él no contestó su pregunta, en cambio, acarició suavemente su mejilla. Aunque su mano aparentara ser suave y perfecta, la sintió áspera, con callos y cicatrices. Qué extraño. Pese a todo, la sensación le provocó un suave cosquilleo que se deslizó desde su cuello hasta los dedos de sus pies.
—¿Percen?
—Sí.
—¿El hechizo es responsable del calor que siento siempre que estás cerca? ¿De mi… deseo?
Otra vez, él vaciló.
—No, —él dijo sinceramente, abriendo lentamente los ojos por la sorpresa.
—No, de eso no.
—Entonces eres tú el que me haces sentir tan viva. Tú. —Entonces comprendió que quería que él se quedara con ella, no sólo durante la noche, sino durante el día también. Todos los días. Todas las noches. ¿Cómo podría ella vivir sin ese calor, ahora que ya sabía que existía?
— Yo...yo no sé qué decir.
—Di que te quedarás conmigo. —Ahuecó sus mejillas entre sus manos. —Di que te quedarás conmigo para siempre. —
—Heather, yo soy… yo no puedo… tú no lo entiendes, —terminó él, de pronto enfadado.
Ella luchó contra una oleada de pánico al percatarse de que él se retiraba mental y emocionalmente de ella. De alguna forma, durante esas tres noches, él se había convertido en el centro de su existencia, y lo necesitaba en su vida. Quería que tuvieran una vida normal juntos, el tipo de vida que describían los cuentos y que ella siempre deseó pero que hasta ahora había estado fuera de su alcance. .
—Al menos dame la oportunidad de entenderlo. Por favor, —añadió ella desesperadamente cuando él ignoró sus palabras. —Por favor.
Un golpe sonó en la puerta.
—¿Heather? —La llamó su madre.
Antes de que ella pudiera decir una sólo palabra de protesta, o sujetarlo con un brazo por la cintura, Percen desapareció. Luchando contra una oleada de desolación, Heather, se quedó mirando fijamente las arrugadas sábanas y el hueco dónde él había estado. Su estómago se encogió, y quiso llorar ante los helados escalofríos que la sacudieron y martillearon su cabeza.
Él se había ido.
Temblando, acarició el rastro de calor que su cuerpo había dejado.
Otro golpe, éste más fuerte y más intenso, le devolvió a la realidad.
—¿Estás bien? —Preguntó su madre.
—Estoy cansada, —dijo ella con apatía. —Simplemente déjame sola.
Una pausa, y luego los apagados pasos de madre se alejaron.
Las lágrimas se agolparon en los ojos de Heather y, por un momento, no pudo ver, sólo distinguir la silueta borrosa de su habitación. ¿Volvería Percen? No lo creía. Estaba enfadado con ella por alguna razón que no entendía. Quizás, lo había empujado demasiado lejos, quizás le había pedido demasiado.
Un silencioso sollozo rasgó su garganta. Ese sería justo el sonido que una animal haría si fuera profundamente herido.
—¿Por qué lloras?
—¡Percen!
—Volviste. —Se secó los ojos con el interior de sus muñecas y cuando consiguió enfocar la vista, lo encontró en la misma posición en la que había estado antes de marcharse. Con vida propia, sus brazos le rodearon el cuello, abrazándolo fuertemente, sosteniéndolo cerca. Como si fuera de su propiedad.
—Jamás vuelvas a abandonarme otra vez, —sollozó ella, entrando de pronto en calor—. Jamás vuelvas a dejarme otra vez.
Cuanto tiempo le sostuvo así, mientras lloraba entre sus brazos, no lo supo. Ella simplemente sabía que lo necesitaba para sobrevivir. No le importaba que fuera magia o química lo que los unía. Los sentimientos estaban allí, crepitando entre ellos.
—Mírame Heather, —suplicó él. Su tono era más suave de que alguna vez lo había escuchado—. Observa al hombre que realmente soy.
Despacio, manteniéndose firmemente contra él, ella se retiró y lo miró a la cara. Un jadeo se congeló en su garganta. Percen ya no tenía la piel y los rasgos tan perfectos que había visto hasta ahora. Ahora su cara estaba surcada de cicatrices, su ojos izquierdo se inclinaba más abajo que el derecho y su nariz se doblaba en un extraño ángulo. Su cuerpo estaba quebrado y torcido.
Heather no dudó que éste fuera Percen; ella lo supo por sus ojos. El mismo destello de vulnerabilidad se ocultaba en sus claras profundidades azules.
Ante su continúo silencio, su cara se oscureció por la rabia. —¿Todavía deseas que me quede contigo? —gruñó—. Intenté advertírtelo, intenté hacerte entender que no me querrías.
Su padre había sido un hombre muy guapo, pero su belleza ocultaba a la bestia en su interior.
—No me importa tu aspecto —dijo ella sinceramente, entrelazando su mano con la suya y apoyando la cabeza sobre su pecho.
Conmocionado, el escepticismo y la incredulidad se reflejaron en su expresión.
—¿No estás asustada? —preguntó suavemente, vacilando sólo un momento antes de enterrar su cara en el hueco de su cuello.
Ella lo abrazó, apretándose contra él, de la misma forma que él hacia contra ella. Su retorcido cuerpo tembló con su esfuerzo por controlar sus emociones. O quizás la que temblaba era ella.
—Nunca podría tener miedo de ti.
Él alzó los ojos, y la miró con una adoración tan completa que, si hubiera estado de pie, la habría hecho caer. Su intensa mirada se trasladó con ansia a sus labios y un hambre profundamente arraigada bailó entre ellos. Su boca se separó en invitación. Él se inclinó por completo sobre ella, y comenzó a besarla, sin dejar ninguna parte de su cuerpo intacto, saboreándola de una forma que ella nunca había creído posible. Hacer el amor con él se sentía correcto, limpio, puro y ella se sintió adorada cuando él besó sus pechos, su vientre y sus muslos.
Cuando él entró en ella, su alma rota en pedazos comenzó a curarse. Ésta era la razón por la que estaba viva. Ésta era la razón de que sus intentos de librar al mundo de su presencia hubieran fallado.
Después, se quedaron abrazados, ambos perdidos en la perfección del momento. Él comenzó a hablarle de su vida. De su niñez, de cómo había sido abandonado y olvidado. Heather se identificó intensamente con él ya que, aunque su padre no la había abandonado, la había traicionado. Y mientras Percen hablaba, ella comenzó a pensar que tal vez, solamente tal vez, ellos se podrían salvar el uno al otro.
—Nick no te hizo nada, Percen, —le dijo ella con cuidado—. ¿Por qué quieres matarlo?
Percen se puso de pie de golpe, mirándola airadamente. La suave neblina de ensueño fue destruida, substituida por la furia de la que ella había sido testigo sólo momentos antes. —¡Él lo hizo todo! Si él nunca hubiera sido concebido, nuestra madre habría venido por mí. Ella me habría echado de menos.
—No. —Heather sacudió la cabeza tristemente—. Tu madre tomó su decisión mucho antes de que Nick naciera.
—¿Por qué dices eso? —Él cerró de golpe su puño contra su mano, luego comenzó a vestirse con rapidez—. ¿Por qué me hieres de esta forma? Creí que tú me aceptaba, que me querías a tu lado para siempre.
—Realmente te quiero a mi lado. Te acepto. ¿No puedes entender que intento ayudarte? Si matas a Nick, te cazarán. Te alejarán de mí y te encerrarán en una celda.
—No estoy atado por las reglas de tu mundo. Además, si soy capturado, ninguna celda mortal podría sujetarme.
Tal vez no, pero todavía era un simple hombre, un hombre que podía morir igual que cualquier otro. Ella no podía permitirle que arriesgara su vida.
—Por favor, piénsalo bien, Percen. ¿Realmente quieres arriesgar tu propia vida sólo para hacerle daño a Nick?
—Sí, lo quiero. Lo arriesgaré todo, todo por ver sufrir a mi hermano.
—¿Incluso a mi?
Algo duro y frío brilló en sus ojos. Este no era el hombre que ella creía conocer.
—Sí, incluso a ti.
Oh, aquellas palabras dolieron, pero ella aún se agarró a su creencia de que podría salvar a Percen.
—Le avisaré, —dijo—. Le advertiré de tu presencia a Nick.
Los ojos de Percen se estrecharon. Él ahuecado su barbilla en la mano.
—Si le dices algo, nunca te calentaré otra vez. ¿Comprendes lo que te digo?
Todo dentro de ella se marchitó. Él había apelado a única cosa a la que ella nunca renunciaría. Lentamente, asintió.
—Intenta entenderlo. —Su tono se volvió suave—. No puedo escapar de esto, de lo que me ha mantenido vivo durante tanto tiempo. Hasta que Nick no sea destruido, no podremos tener la vida que soñamos para nosotros. —Él se enderezó, de nuevo como el extraño que ella no reconocía.
—Mantente alejada de la casa de ________. ¿Me oyes? Mantente alejada de su casa.
Heather asintió otra vez, esta vez casi imperceptiblemente.
Satisfecho, él ondeó su brazo en el aire y desapareció.
Percen niño malo :¬¬:
chicas se va acercando el final :study:
Heather se acostó temprano aquella noche, igual que había hecho las dos anteriores, a la espera de que apareciera de nuevo el hombre de sus sueños. No tuvo que esperar mucho. Tal como había hecho otras veces, Percen se materializó a su lado rápidamente, nada más al apagar ella la luz... como si estuviera ansioso por verla.
Pero esa noche, cuando lo miró fijamente, ella no pudo negar que estaba completamente despierta. No soñaba, él estaba realmente allí. Aunque ya había sospechado que era algo más que un invento de su imaginación, ahora tenía la total certeza.
Él era real.
Pese a todo, no se asustó. La hacía sentirse demasiado bien como para temerlo. No podía explicar su presencia, pero eso no le importaba, todo lo que le importaba era que estaba a su lado, envolviéndola con su calor. Quienquiera que fuera, independiente de lo qué fuera –un fantasma, un vampiro o un sueño que cobraba vida– le daba igual, ella simplemente lo quería a su lado.
Él le había dicho que le pertenecía, y Heather quería que aquellas palabras se cumplieran. Ella quería se suya. Total y completamente. Percen aún no le había hecho el amor, ni la había tocado de ninguna forma sexual y ella anhelaba su cuerpo en su interior, convirtiéndolos en un solo ser.
En silencio, estudió a ese hombre del que apenas sabía nada, pero que, aún así, había logrado convertirse en alguien muy importante para ella. Mientras observaba todos sus rasgos, frunció el ceño. Esa noche Percen parecía que llevara algún tipo de máscara. Como siempre, su piel era impecable, con los solemnes ojos almendrados e incluso su nariz parecía tan... perfecta. Aunque él seguía siendo hermoso, de una forma oscura, con su piel maravillosamente bronceada y sus músculos duros como la piedra, notaba que algo no encajaba.
Quizás él siempre tuvo ese aspecto y ella no lo notó antes. O tal vez es que realmente era diferente. Ella vio la vulnerabilidad, una profunda vulnerabilidad grabada en todas las partes de su cuerpo. Le recordó a como ella misma se sentía, herida y cansada, y aquel pensamiento la ató a él con lazos de seda. ¿Poseía el mismo profundo dolor que ella?
—Regresaste, —susurró en la oscuridad.
—Sí. Regresé. No puedo permanecer alejado.
—He pensado en ti todo el día, —admitió ella. —A cada segundo en el trabajo, cada vez que respiraba, en todo en lo que podía pensar era en ti.
Él hizo una pausa, como si le asustara pronunciar las siguientes palabras.
—¿Y en qué pensabas? —Cada sílaba sonó forzada y vacilante.
—Pensé en el modo en que me abrazas, en el modo en que me haces sentir tan caliente.
Él no respondió y ella se maldijo por su precipitada confesión. ¿Y si lo que le atraía era el desafío de conquistar a una mujer? ¿Y si su fácil rendición lo ahuyentaba?
Entonces él habló.
—Adoro que pienses en mí, ángel, realmente lo hago, pero no soy el hombre que crees que soy. —La admisión fue dicha de mala gana, y ella notó que su cuerpo se tensaba por momentos, como si se preparara para marcharse.
—No pensarías en mí tan dulcemente si supieras cual es mi verdadero aspecto.
Ella alzó la barbilla.
—No te entiendo.
—Lo que crees estar viendo es sólo un espejismo. Una máscara del hombre que jamás podré ser. —Su tono era duro y oscuro, acusatorio.
—Te hechicé para que sólo vieras lo que yo quiero que veas.
—¿Eres un nigromante? —Preguntó ella.
—¿Un brujo?
—No conozco esas palabras.
—Alguien que usa la magia.
—Sí, soy un hechicero, el Sumo sacerdote Druinn, y soy capaz de usar la magia.
Cuando era una adolescente, ella se había metido en el mundo de lo sobrenatural para escapar del terror de su vida, por lo que ya sabía que existían fuerzas externas a su alrededor, y no dudó de sus palabras. ¿Cómo sino podía aparecer y desaparecer a su capricho?
—Independientemente de cómo seas o de lo que puedas hacer, yo veo a un hombre bueno y decente. Tienes que serlo. ¿Cómo, si no fuera así, podría sentirme tan a salvo contigo?
Él no contestó su pregunta, en cambio, acarició suavemente su mejilla. Aunque su mano aparentara ser suave y perfecta, la sintió áspera, con callos y cicatrices. Qué extraño. Pese a todo, la sensación le provocó un suave cosquilleo que se deslizó desde su cuello hasta los dedos de sus pies.
—¿Percen?
—Sí.
—¿El hechizo es responsable del calor que siento siempre que estás cerca? ¿De mi… deseo?
Otra vez, él vaciló.
—No, —él dijo sinceramente, abriendo lentamente los ojos por la sorpresa.
—No, de eso no.
—Entonces eres tú el que me haces sentir tan viva. Tú. —Entonces comprendió que quería que él se quedara con ella, no sólo durante la noche, sino durante el día también. Todos los días. Todas las noches. ¿Cómo podría ella vivir sin ese calor, ahora que ya sabía que existía?
— Yo...yo no sé qué decir.
—Di que te quedarás conmigo. —Ahuecó sus mejillas entre sus manos. —Di que te quedarás conmigo para siempre. —
—Heather, yo soy… yo no puedo… tú no lo entiendes, —terminó él, de pronto enfadado.
Ella luchó contra una oleada de pánico al percatarse de que él se retiraba mental y emocionalmente de ella. De alguna forma, durante esas tres noches, él se había convertido en el centro de su existencia, y lo necesitaba en su vida. Quería que tuvieran una vida normal juntos, el tipo de vida que describían los cuentos y que ella siempre deseó pero que hasta ahora había estado fuera de su alcance. .
—Al menos dame la oportunidad de entenderlo. Por favor, —añadió ella desesperadamente cuando él ignoró sus palabras. —Por favor.
Un golpe sonó en la puerta.
—¿Heather? —La llamó su madre.
Antes de que ella pudiera decir una sólo palabra de protesta, o sujetarlo con un brazo por la cintura, Percen desapareció. Luchando contra una oleada de desolación, Heather, se quedó mirando fijamente las arrugadas sábanas y el hueco dónde él había estado. Su estómago se encogió, y quiso llorar ante los helados escalofríos que la sacudieron y martillearon su cabeza.
Él se había ido.
Temblando, acarició el rastro de calor que su cuerpo había dejado.
Otro golpe, éste más fuerte y más intenso, le devolvió a la realidad.
—¿Estás bien? —Preguntó su madre.
—Estoy cansada, —dijo ella con apatía. —Simplemente déjame sola.
Una pausa, y luego los apagados pasos de madre se alejaron.
Las lágrimas se agolparon en los ojos de Heather y, por un momento, no pudo ver, sólo distinguir la silueta borrosa de su habitación. ¿Volvería Percen? No lo creía. Estaba enfadado con ella por alguna razón que no entendía. Quizás, lo había empujado demasiado lejos, quizás le había pedido demasiado.
Un silencioso sollozo rasgó su garganta. Ese sería justo el sonido que una animal haría si fuera profundamente herido.
—¿Por qué lloras?
—¡Percen!
—Volviste. —Se secó los ojos con el interior de sus muñecas y cuando consiguió enfocar la vista, lo encontró en la misma posición en la que había estado antes de marcharse. Con vida propia, sus brazos le rodearon el cuello, abrazándolo fuertemente, sosteniéndolo cerca. Como si fuera de su propiedad.
—Jamás vuelvas a abandonarme otra vez, —sollozó ella, entrando de pronto en calor—. Jamás vuelvas a dejarme otra vez.
Cuanto tiempo le sostuvo así, mientras lloraba entre sus brazos, no lo supo. Ella simplemente sabía que lo necesitaba para sobrevivir. No le importaba que fuera magia o química lo que los unía. Los sentimientos estaban allí, crepitando entre ellos.
—Mírame Heather, —suplicó él. Su tono era más suave de que alguna vez lo había escuchado—. Observa al hombre que realmente soy.
Despacio, manteniéndose firmemente contra él, ella se retiró y lo miró a la cara. Un jadeo se congeló en su garganta. Percen ya no tenía la piel y los rasgos tan perfectos que había visto hasta ahora. Ahora su cara estaba surcada de cicatrices, su ojos izquierdo se inclinaba más abajo que el derecho y su nariz se doblaba en un extraño ángulo. Su cuerpo estaba quebrado y torcido.
Heather no dudó que éste fuera Percen; ella lo supo por sus ojos. El mismo destello de vulnerabilidad se ocultaba en sus claras profundidades azules.
Ante su continúo silencio, su cara se oscureció por la rabia. —¿Todavía deseas que me quede contigo? —gruñó—. Intenté advertírtelo, intenté hacerte entender que no me querrías.
Su padre había sido un hombre muy guapo, pero su belleza ocultaba a la bestia en su interior.
—No me importa tu aspecto —dijo ella sinceramente, entrelazando su mano con la suya y apoyando la cabeza sobre su pecho.
Conmocionado, el escepticismo y la incredulidad se reflejaron en su expresión.
—¿No estás asustada? —preguntó suavemente, vacilando sólo un momento antes de enterrar su cara en el hueco de su cuello.
Ella lo abrazó, apretándose contra él, de la misma forma que él hacia contra ella. Su retorcido cuerpo tembló con su esfuerzo por controlar sus emociones. O quizás la que temblaba era ella.
—Nunca podría tener miedo de ti.
Él alzó los ojos, y la miró con una adoración tan completa que, si hubiera estado de pie, la habría hecho caer. Su intensa mirada se trasladó con ansia a sus labios y un hambre profundamente arraigada bailó entre ellos. Su boca se separó en invitación. Él se inclinó por completo sobre ella, y comenzó a besarla, sin dejar ninguna parte de su cuerpo intacto, saboreándola de una forma que ella nunca había creído posible. Hacer el amor con él se sentía correcto, limpio, puro y ella se sintió adorada cuando él besó sus pechos, su vientre y sus muslos.
Cuando él entró en ella, su alma rota en pedazos comenzó a curarse. Ésta era la razón por la que estaba viva. Ésta era la razón de que sus intentos de librar al mundo de su presencia hubieran fallado.
Después, se quedaron abrazados, ambos perdidos en la perfección del momento. Él comenzó a hablarle de su vida. De su niñez, de cómo había sido abandonado y olvidado. Heather se identificó intensamente con él ya que, aunque su padre no la había abandonado, la había traicionado. Y mientras Percen hablaba, ella comenzó a pensar que tal vez, solamente tal vez, ellos se podrían salvar el uno al otro.
—Nick no te hizo nada, Percen, —le dijo ella con cuidado—. ¿Por qué quieres matarlo?
Percen se puso de pie de golpe, mirándola airadamente. La suave neblina de ensueño fue destruida, substituida por la furia de la que ella había sido testigo sólo momentos antes. —¡Él lo hizo todo! Si él nunca hubiera sido concebido, nuestra madre habría venido por mí. Ella me habría echado de menos.
—No. —Heather sacudió la cabeza tristemente—. Tu madre tomó su decisión mucho antes de que Nick naciera.
—¿Por qué dices eso? —Él cerró de golpe su puño contra su mano, luego comenzó a vestirse con rapidez—. ¿Por qué me hieres de esta forma? Creí que tú me aceptaba, que me querías a tu lado para siempre.
—Realmente te quiero a mi lado. Te acepto. ¿No puedes entender que intento ayudarte? Si matas a Nick, te cazarán. Te alejarán de mí y te encerrarán en una celda.
—No estoy atado por las reglas de tu mundo. Además, si soy capturado, ninguna celda mortal podría sujetarme.
Tal vez no, pero todavía era un simple hombre, un hombre que podía morir igual que cualquier otro. Ella no podía permitirle que arriesgara su vida.
—Por favor, piénsalo bien, Percen. ¿Realmente quieres arriesgar tu propia vida sólo para hacerle daño a Nick?
—Sí, lo quiero. Lo arriesgaré todo, todo por ver sufrir a mi hermano.
—¿Incluso a mi?
Algo duro y frío brilló en sus ojos. Este no era el hombre que ella creía conocer.
—Sí, incluso a ti.
Oh, aquellas palabras dolieron, pero ella aún se agarró a su creencia de que podría salvar a Percen.
—Le avisaré, —dijo—. Le advertiré de tu presencia a Nick.
Los ojos de Percen se estrecharon. Él ahuecado su barbilla en la mano.
—Si le dices algo, nunca te calentaré otra vez. ¿Comprendes lo que te digo?
Todo dentro de ella se marchitó. Él había apelado a única cosa a la que ella nunca renunciaría. Lentamente, asintió.
—Intenta entenderlo. —Su tono se volvió suave—. No puedo escapar de esto, de lo que me ha mantenido vivo durante tanto tiempo. Hasta que Nick no sea destruido, no podremos tener la vida que soñamos para nosotros. —Él se enderezó, de nuevo como el extraño que ella no reconocía.
—Mantente alejada de la casa de ________. ¿Me oyes? Mantente alejada de su casa.
Heather asintió otra vez, esta vez casi imperceptiblemente.
Satisfecho, él ondeó su brazo en el aire y desapareció.
Percen niño malo :¬¬:
chicas se va acercando el final :study:
Femme Fatale
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
nueva lectora :study:
Me encanta la novela!!!
Que pena que ya se vaya acercando el final
Que bien que Heather haya aceptado tal y como es a Percen, pero que tenga cuidado porque es muy malo :caliente:
Me encanta la novela!!!
Que pena que ya se vaya acercando el final
Que bien que Heather haya aceptado tal y como es a Percen, pero que tenga cuidado porque es muy malo :caliente:
I♥JB
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
Bea escribió:nueva lectora :study:
Me encanta la novela!!!
Que pena que ya se vaya acercando el final
Que bien que Heather haya aceptado tal y como es a Percen, pero que tenga cuidado porque es muy malo :caliente:
BiEnVeNiDa :lol!: :lol!:
Gracias por leer la novela :flower:
Femme Fatale
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
Femme Fatale escribió:Bea escribió:nueva lectora :study:
Me encanta la novela!!!
Que pena que ya se vaya acercando el final
Que bien que Heather haya aceptado tal y como es a Percen, pero que tenga cuidado porque es muy malo :caliente:
BiEnVeNiDa :lol!: :lol!:
Gracias por leer la novela :flower:
Muchas gracias :D
I♥JB
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
u.u yo creia q Heather podria acer cambiar de opinion a persia u.u pero estubieno super los caps ajajaa
siguela
siguela
Connie
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
coni_jb escribió:u.u yo creia q Heather podria acer cambiar de opinion a persia u.u pero estubieno super los caps ajajaa
siguela
yo tambien lo pensaba, pero creo que al final ella le hara cambiar de opinion
I♥JB
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
ooooooooooooooooohhh
porfin las alcance
jejejejeje
asi que siguela porfa
y ese percen si que es malo
jejejejeje que feliz estoy jejeje
chelis
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
holaaaaaaaaaa(?
estoy emocionada(? hoy es el concierto de Cyrus(L' Okya,
Deseenme suerte(?) bue.
¡Sigue pronto!
¿Y como que se acerca el final? |:
estoy emocionada(? hoy es el concierto de Cyrus(L' Okya,
Deseenme suerte(?) bue.
¡Sigue pronto!
¿Y como que se acerca el final? |:
ItsJonasSupport
Re: "El Principe De Piedra" (Nick Y Tu) Adaptacion.
pero a parcen k canixes le pasa¿? esk enserio primero oh k lindoo y luego axh eso no es justo jumm esk no puede coger a la muxaxa y vivir felixmente ok¿? jumm aveces da ganas de cogerle del pescueso jumm y jumm
y ohh nick k bello es por dios le defendio a la rayiz frente de su padre k wuapoo hahahha ahy esta tan lindo el capi hehehhe
u como k se aserca el final como es eso¿?
ahy noo ya se acaba¿? jumm tan linda nove k esss¿?
pero si pasa eso bueno claro esta k va a pasar :D prometeme k vas a subir otra nove asi de guapo y claro me avisas sip¿? esk me encanta la nove y claro esta k supongo k subiran una ermosa tambien nop¿?
bueno eso k la sigas y ohhhhh ya kiero maaaaaassssssssssss
y ohh nick k bello es por dios le defendio a la rayiz frente de su padre k wuapoo hahahha ahy esta tan lindo el capi hehehhe
u como k se aserca el final como es eso¿?
ahy noo ya se acaba¿? jumm tan linda nove k esss¿?
pero si pasa eso bueno claro esta k va a pasar :D prometeme k vas a subir otra nove asi de guapo y claro me avisas sip¿? esk me encanta la nove y claro esta k supongo k subiran una ermosa tambien nop¿?
bueno eso k la sigas y ohhhhh ya kiero maaaaaassssssssssss
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