Fly Me To The Top [HS]

Capítulo 41

El vuelo estuvo tranquilo, llegamos a tiempo, algo raro en la ciudad de México. Me baje del avión, y sentí esa extraña sensación de estar en la ciudad. Hacía mucho tiempo que no escuchaba a tanta gente hablar español en un solo lugar, tomé mi equipaje, y salí a buscar un taxi.

—Las cosas no son como en Londres, tenga cuidado… —me dijo el piloto del vuelo donde yo venía. Alguna vez me había tocado viajar con él, y me reconoció.

—Gracias, lo tendré.

Subí al taxi y me dirigí a casa, esperando mi madre aun estuviera ahí.

Llegué y vi una luz prendida en la casa. Toqué. Era de tarde, alrededor de las 6, el sol empezaba a caer, mi barrio siempre me dio miedo. No era la zona mas segura de la Ciudad de México, tenía cierto misterio en sus calles, no me sentía bien de estar ahí sola, parada esperando a que alguien me abriera. Hasta que oí que alguien se acercaba a la puerta.

—¡Dios mío! —gritó mi madre y me abrazó. Las dos comenzamos a llorar, era demasiada emoción.

—Hija, pasa, ¿por qué no me avisaste que vendrías?

—Ay mamá… Te extrañé tanto…

Entré a mi casa. Ese olor peculiar a café seguía ahí. Mi madre era adicta a la cafeína desde que mi padre nos dejó. Mi recámara estaba exactamente como la última vez que dormí ahí. Mis libros, fotos y películas estaban donde mismo. Hasta esa vieja televisión que me regalaron cuando cumplí 10.

La sala estaba remodelada. Ahora mi madre tenía muebles nuevos, un nuevo televisor. Las paredes habían cambiado, el color blanco que yo recordaba ahora se había tornado perla. Nosotros siempre fuimos una familia de clase media alta, pero ahora que mi madre trabajaba solo para ella, más el dinero que yo le estuve enviando pudo darse los lujos que no pudo mientras me mantenía. Ella misma había cambiado. Su pelo ahora era café, el tinte escondía las canas que hace un año me dijeron adiós. Estaba más delgada, y ahora usaba ropa más formal. Fue ascendida en su trabajo, había trabajado durante mucho tiempo como secretaria con el Señor Robinson, en su constructora, ahora ya era la encargada de las finanzas. El señor Robinson era viudo, con varios hijos. Los varones trabajaban con él en la constructora, eran los arquitectos, y sus hijas, una era doctora y la otra se había ido a Monterrey con su esposo. Mi mamá y el Señor Robinson habían empezado a hacerse más amigos de lo que eran, yo no me opuse a eso, mi madre era joven y hermosa, tenía derecho a rehacer su vida.

Los primeros días fueron difíciles. Estuve enferma, la altura de la cuidad me afectó un poco, y ni qué decir de la comida. Volver al picante en todo, el delicioso limón y las tortillas me causaron más de una indigestión. Pero no tardé mucho en volver a acostumbrarme, ya que, como decía mi madre "yo era más mexicana que los nopales".

A las semanas, recibí noticas de Londres. Lenna me había mandado una carta en uno de los vuelos. Ahí me contó como le dijo a Liam que estaban esperando a un bebé. Liam lo tomó muy bien, ahora estaban planeando la boda, ella me quería en Londres para esa fecha, también me dijo que fue a hacerse el ultrasonido, y el angelito que esperaba era angelita, ¡sí! Estaba esperando una hermosa niña. Yo era la única que lo sabía, no quería que Liam se enterara ni ninguna de las chicas. Antes de terminar su carta, me dijo que Harry estaba buscándome. No me dijo detalles, pero de todas formas no quería saberlos. Le respondí la carta y le pedí a uno de los pilotos que se la diera, además de una dotación de tortillas.

La respuesta de la carta llegó mas rápido de lo que esperaba. Abrí el sobre pero para mi sorpresa la letra no era de Lenna, ni mucho menos las palabras. Harry me escribió. Me decía que me extrañaba, que necesitaba hablar conmigo, las cosas en la banda no iban bien, ahora con la boda de Liam, todo era incierto. Harry me explicó que tenía problemas con su novia y no sabía que hacer, ni con quien hablar. Sus amigos no estaban. Zayn se la pasaba todo el tiempo disfrutando de Linda, quien consiguió la residencia en Londres, ocupando mi lugar. Niall, al fin había aclarado las cosas con Sophia y Camila. Como era de suponerse un corazón saldría roto, y aunque doliera tuvo que ser el de Camila. Ella estaba molesta con los chicos por haber jugado así, al borde de que no les hablaba, platica con Sophia, pero ya no son tan amigas como antes. Aunque en palabras de Harry, había visto salir a Camila varias veces de su departamento acompañada de un tipo. Louis aun seguía sin creer que Michelle y Paola fueran gemelas, aun no se había presentado la oportunidad de tenerlas juntas, pero ya las había visto por separado aunque no era capaz de ver las diferencias.

Harry me dijo que Yeri, su novia, lo había llevado en un tour por la cuidad, se subieron a un camión como el que nosotros tomamos, pero me dijo que la verdad, no lo había disfrutado. Me pidió que si veía alguna revista en donde salieran noticias de él, no creyera nada. La prensa era muy amarillista. Yeri y él, salían a la calle sonriendo y pretender ser la pareja del siglo, pero en realidad, no era así. Con el tiempo su relación se apagó, no era lo que él quería.

Terminé de leer la carta, pero no creí todo. Me dio gusto saber como iban las cosas con mis amigas, pero la parte de su noviazgo, no la creí. La última foto, la que tenía grabada en mi memoria, no me dejaba creer.

No supe que contestarle, así que no le envié nada. Estuve recibiendo cartas cada semana. Siempre que las leía no podía evitar sentirme triste y melancólica, extrañaba a las chicas, y extrañaba mi ciudad.

—Hija, ¿qué haces aquí? —me dijo mi mamá

—Estoy leyendo, hoy no tuve vuelo —le contesté acostada en mi cama.

—No, me refiero a ¿qué haces aquí en México?

—Mamá… —comencé confundida.

—Alex, tu sacrificio es estúpido. Las dos sabemos que tu quieres estar allá. Desde que tenías 12 años, querías vivir en Londres. Dime, ¿qué era eso de lo que hablaban siempre Emma y tú?

—De Inglaterra…

—¿Cuál era la única razón por la que estudiaste inglés?

—Porque me quería ir a Inglaterra.

—¿Por qué Emma y tu entraban a trabajar todos los veranos?

—Para ahorrar y pagar el viaje…

—Entonces hija, ahora que tienes el dinero, la posibilidad y tu trabajo allá, ¿por qué te aferras a vivir aquí?

—Mamá… Es que no lo quiero ver… No sé qué voy a hacer si lo veo.

—Hija, no le diste la oportunidad de conocerte, tal vez solo llegaron al punto donde lo hiciste olvidar a Emma, y antes de que pudiera conocerte como mujer, huiste.

—No mamá, lo besé, nos besamos, y después me salió con eso de que había conocido a alguien más…

—Pero fue después de no verte por un mes… Los hombres son más sensibles de lo que parecen…

—Ay mami… Pero no sé si estoy lista para verlo…

—Pues más te vale que lo estés, ya pronto se casa Lenna ¿no?

—Sí, en tres meses, antes de que se le note mas la panza.

—Entonces tienes tres meses para estar lista…

Hacía mucho que no hablaba con mi mamá. Ya había olvidado lo que era escuchar los consejos de mamá. Siempre me ayudaba a poner los pies en la tierra y dejar el drama de lado. Así, que empecé a estar lista para verlo. Mis vuelos eran regularmente a la ciudad de Monterrey, y una que otra vez, viajaba a Guadalajara o a Tijuana.

En uno de los vuelos, conocí a un piloto, Nico. Nico Mirallegro. —No se si era casualidad o destino, pero muy seguido salía yo en sus vuelos. Hasta que un día se decidió a invitarme a salir. Estábamos en Monterrey, fuimos a cenar y de ahí a bailar. Me divertía mucho con él. No era el típico chico mexicano, el era alto, tez clara, ojos cafés y pelo castaño, de seguro por su ascendencia italiana. Era muy atractivo, pero no se comparaba con el castaño ojiazul que conocí en Londres. Salí con Nico muchas veces, y un día, en pleno vuelo, decidimos formalizar nuestra relación. Nico era muy divertido, tenía el mismo humor sarcástico que yo, nos llevábamos muy bien, era lindo y atento, y simpatizaba con mi madre. Al conocerlo, y sentirme a gusto con nuestra relación, creí que era la señal de que estaba lista para ver a Harry. Programé mi vuelo a Londres, justo para la boda de Lenna, me quedaría solo dos días así que no tendría mucho tiempo para hablar con él ni mucho menos caer en depresión al ver a su novia. Le avisé a Lenna de mi plan, y me alisté para salir. Nico me llevó al aeropuerto y con un tierno beso le dije adiós. Dieciséis  horas mas tarde, estábamos llegando a mi lugar favorito en el mundo: mi hermosa cuidad de Londres.

Capítulo 42

Ali fue a recogerme. Me parecía como si fuera una eternidad lo que duré en México, todo se veía tan diferente, pero tan igual, que sentía la enorme necesidad de quedarme a vivir de nuevo ahí. Hasta que vi un espectacular de One Direction en uno de los edificios. Harry se veía tan guapo. Mi corazón comenzó a latir mil veces más rápido. Llegamos al apartamento y ahí estaban todas mis chicas.

—“Mexican Bitch” —me gritó Camila y se me abalanzó.

—¡Amor mío! —le contesté.

—¡Hola a todas! —las saludé y me acerqué una a una para saludarlas como se debía. Al ver a Lenna, casi muero. Mi dudette ahora tenía un abdomen gigante. Seguía tan delgada como siempre, pero su panza era hermosa. Grande y redonda como si trajera el mundo dentro.

—¡Cosita! —le dije y le toqué la panza —Ay muero por verla…

—No eres la única… —me dijo y me abrazó.

Por la noche, Camila organizó una despedida de soltera sorpresa. No podíamos dejarla casarse sin antes decirle adiós a la libertad. Camila llevó todo lo necesario, comida, alcohol y para la embarazada jugo de manzana. Esa noche fue de las más divertidas que jamás tuve. Dormimos tardísimo, para despertarnos muy temprano y arreglar a la novia. Sophia la llevó a un salón de belleza, como su regalo de bodas, porque Lenna se oponía a gastar en maquillaje. Mientras las demás nos fuimos a otro salón para arreglarnos como las damas.

La boda fue a medio día en una de las iglesias más antiguas de la cuidad, la Abadía de Westminster.

Eran las 11:50am y todas íbamos en la limosina con Lenna, estábamos a varias cuadras de la iglesia, el chofer nos llevó a las damas de compañía, dio una vuelta a la manzana y volvió exactamente a las 12 a dejar a la novia. Liam estaba nerviosísimo en la puerta de la iglesia. El padre le pidió que entrara junto con los padrinos y los invitados. Los pianos sonaron. Las damas entramos de 2 en dos, y al final venía Lenna acompañada de su papá. ¡Sí, los papás de Lenna asistieron a la boda! ¿Cómo perderse tan importante día en la vida de su hija? Ahí estaban los 2. La señora no podía contener las lágrimas, y su papá lucia algo serio. Al fin llegó al altar. El señor la entregó a Liam. Lenna pasó su brazo entre el brazo de él y avanzaron hasta sus asientos.

—Te amo —susurró Liam, con una voz que apenas alcanzó a escuchar Lenna que estaba a centímetros de él.

La boda inició. Una a una fuimos pasando las madrinas con sus respectivos padrinos. Zayn y Lin fueron los padrinos de lazo, Sophia y Niall fueron de arras, las gemelas fueron las madrinas de ramo, y Harry y yo fuimos de anillos. El momento era puramente de Lenna y Liam, así que no me preocupé en siquiera voltear a ver a Harry, aunque por dentro, mi estomago estaba revuelto, sentía que el corazón se me salía y mis manos estaban heladas. Minutos después, los novios dijeron sus votos, se juraron amor eterno y no fue hasta que el padre dijo "Los Declaro Marido y Mujer" que se pudieron besar.

Todos comenzamos a aplaudir. Estábamos de pie y los coros comenzaron a cantar. No era la típica canción de boda, era la famosa canción de los Beatles, All You Need Is Love.

"Love Love Love…" cantaban unos niños en la parte de arriba. Al llegar al coro, salieron de entre la gente unos violinistas y trompetistas que a más de alguno asustaron. Comenzaron a tocar, todos juntos haciendo que Lenna llorara por la sorpresa. La canción fue hermosa, y el final, acompañado por las palmas de todos, fue magnífico, Lenna y Liam, salieron de la iglesia, los recogió la limosina y los llevó al salón donde seria la fiesta. Yo me fui Camila, las chicas se fueron con sus novios, y nos quedamos de ver allá.

Capítulo 43

La fiesta fue un éxito desde el inicio. La comida estuvo deliciosa, y la música de lo mejor. Camila y yo estábamos sentadas en una mesa, comiendo nuestra segunda ración de lasagna, cuando un extraño chico se acercó a Camila.

—¿Me extrañaste? —le dijo, Camila se limpió la boca y se levantó a abrazarlo.

—Alex, te presento a Josh.

—Josh Devine, encantado —dijo extendiéndome una mano.

Limpié mi boca y me levanté a saludar…

—Mucho gusto.

—Él es mi novio —me dijo Camila.

—¿Tu novio? ¿Y cómo es que no me habías dicho?

—Era una sorpresa para ustedes, y pues que mejor que la boda para que todas estuvieran reunidas…

—De acuerdo, mucho gusto yo soy Alex —le dije a Josh con una sonrisa.

—Iré por una bebida —le dijo a Camila, la besó y se retiró.

—¡Camila Barlow! ¡Cuéntamelo TODO!

—Tranquila Alex —dijo riendo —mira, lo conocí en una sesión de fotos, él es fotógrafo. Es un amor de hombre...

—…y esta guapísimo —la interrumpí.

—¡Eso no lo niega nadie! —rió.

—Oye, ¿pero no se supone estabas enamorada de Niall, por eso no hablabas con Sophia? Por lo de la llamada y todo eso.

—Ay Alex —rodó los ojos mientras soltaba una pequeña risita —Mira, si me enojé, pero después me di cuenta, que algunas veces la persona que quieres no te quiere y no te queda más que seguir adelante, y eso hice, solo que sin decirles, aún los estoy castigando con mi desprecio.

—Camila nunca cambies —le dije entre risas

—Y entonces conocí a Josh, llegó en el momento preciso, tanto esperar, y valió la pena…

—Ay amor mío, me da muchísimo gusto que estés así de feliz. ¡Les deseo lo mejor!

—Gracias, pero creo que tú deberías empezar a arreglar las cosas con Harry ¿no?

—Camila, ya hay alguien mas…

—Yeri es una….

—No, alguien más en mi vida

—¿Qué? —Camila perdió la sonrisa que tenía

—Sí, y me esta esperando en México, mañana volveré a verlo, y olvidaré que Harry existe…

—Alex, no conozco a ese nuevo chico, pero por tu mirada te puedo apostar que aún piensas en Harry.

—Para qué te lo niego, aún me gusta, aún hace que mi corazón se vuelva loco, lo veo y quiero morir, pero Nico no se merece eso…no merece que yo se lo haga, ni que nadie se lo haga, así que —mejor me evito problemas, y mañana vuelvo.

—Ay Alex, ¿Cuándo vas a dejar de huir?

—Yo no huyo…

—Listo, volví… —dijo Josh acercándose a Camila.

—¿Quieres bailar? —le preguntó

—Claro —contestó Camila y se fue con él. Yo me serví otra copa de vino y me quede pensando. Volteé —a mí alrededor, y me sorprendió ver a Tatiana, nuestra vecina, platicando con Travis. Él era un amigo de Harry, que alguna vez me presentó. Travis Maddox, como lo habían presentado, tenía su propia banda y vivía en Nueva York. Travis era el DJ de la fiesta, y Tatiana estaba con él, los dos reían mientras él mezclaba la música haciendo a los de la pista volverse locos. Nunca había visto sonreír a Tatiana, su sonrisa era muy linda, y tenía un brillo en los ojos que cuando la conocí no existía. Travis era muy guapo también. Hacían linda pareja.

Tomé otro sorbo de mi copa, y me volteé. Vi a Harry con Yeri en una mesa. Harry volteó a verme, por milésimas de segundos nuestras miradas se cruzaron pero yo desvíe la mía. Mientras yo buscaba al resto de mis amigas entre la gente, Harry se acercó a mí.

—¿Por qué no me dijiste que vendrías?

—¿Disculpa? ¿Desde cuándo te tengo que dar explicaciones?

—Creí que éramos amigos.

—Yo no puedo ser tu amiga, lo siento.

—Alex, ¿qué te pasa? Tú no eres así.

—No, tienes razón, no soy así. Y lo que me pasa es que no puedo creer que seas tan ciego.

—¿De qué me hablas?

—Harry, ya estás grande, como para saber qué es romperle el corazón a alguien así…

—¿Romperle el corazón? ¡Ay no! Alex... No me digas que tú...

—Sí, Harry, no te hagas el que no sabías, porque me vas a hacer que te odie.

—Alex... Lo siento.

—No intentes disculparte, no hay porqué hacerlo, mejor vete, seguro Yeri te está buscando.

—Alex, no, espera… Yo… Bueno tú… Es que los dos…

—Harry, no te compliques, se acabó. Bueno, ni siquiera empezó.

Tomé mi copa, y me levanté. Sentí como el alcohol me llegaba al cerebro, pero fui fuerte y me mantuve de pie, caminé unos pasos y Harry me jaló del brazo.

—Suéltame, por favor —le dije sin gritar.

—No —me contestó y me besó.