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Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
extraño "Fucking Letter Love"
Me encanta. La amo :love: es en serio.
Amo todo lo que escribes. :D
¿Siguela?
i need more.
Me encanta. La amo :love: es en serio.
Amo todo lo que escribes. :D
¿Siguela?
i need more.
Tina(:
Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
Capítulo Tres
“…Odiaba el control que tenían tus palabras sobre mí, odiaba sentirme dominado, esa fue la principal razón por la cual decidí seducirte, así podía ser yo el que tenía el control, el poder dominar tu libido…”
Los días pasaban, y yo tenía la esperanza de que con ellos se fuera Kevin de mi mente. Vaya estupidez. Su recuerdo, sus besos, esos ojos color avellana que se tornaban más verdes cuando estaba a punto de besarme, esa mirada antes de bajarla hasta mis labios para posar su boca ahí.
Hasta ese día podría decir que todo iba normal, excepto por las miradas que tratábamos de controlar, y aquellos besos ansiosos de despedida, no había pasado nada más que eso. Mis clases iban avanzando satisfactoriamente, incluso, llegué a sentir que Kevin sonreía orgulloso al oírme tocar la guitarra.
–¿Te parece si mañana seguimos? Tengo que ir ver a Paulie –dijo amablemente cuando terminé mi canción.
–Claro, no hay problema –sonreí y me puse de pie, estirando mis brazos y mis piernas, habíamos pasado más de una hora sentados–. ¿Cómo está él?
–¿Quién? ¿Paulie? –asentí con la cabeza, a Kevin se le dibujó una sincera sonrisa–. Cada día está más grande y aprende muy rápido. Últimamente ha estado muy interesado por los dinosaurios, me pidió que lo llevara al museo.
–Qué bien, me alegra que esté feliz –me senté un segundo mientras guardaba mis objetos en un morral de tela.
–Hoy iremos al museo, tal vez… –Kevin se interrumpió, como si se preguntase si iba a decir lo correcto–. Tal vez te gustaría acompañarnos, a Paulie le agradaste mucho.
Alcé la vista para asegurarme que era Kevin el que hablaba, realmente me sorprendió. ¡Ok! Era él. Pero yo no sabía si realmente quería salir con él y con Paulie. Está bien, sólo habíamos tenido sexo, muy buen sexo, podríamos ser amigos, ¿no es así? Pero el hecho de que saliéramos con Paulie, lo hacía más serio, ¿o no? ¡Maldita sea! Está decisión debería de ser más fácil, de no ser que se tratara de Kevin.
–No sé, Kevin. Tal vez otro día puedas llevar a Paul a mi casa. Yo…
–_______, a mí me agradaría mucho tu compañía –él sonrió y, nuevamente, caí ante su petición. Desde ese entonces me costaría mucho decirle que no.
Se escuchaba una canción tranquila en la radio, volteé a mi izquierda y mi pupila se deleitó al ver a Kevin frente al volante, con los lentes oscuros protegiendo esos ojos color avellana que tanto amaba, bajé la mirada y encontré esos perfectos y fuertes muslos que mantenían entre ellos el pecado más grande que había conocido. Me estremecí al recordar el primer día que nos conocimos y de inmediato me avergoncé, pues ahora había un pasajero más en el auto de Kevin.
–Qué bueno que viniste con nosotros, _______. Papá es muy aburrido cuando estamos en el museo –dijo Paulie emocionado en el asiento trasero.
–¡Hey! He estado aprendiendo más para no ser tan “aburrido” –contestó riendo Kevin.
Realmente me sentía muy incómoda con aquella situación. Todo sería tan fácil si no tuviera un hijo, ni una ex esposa celosa, si no fuera mi sueño adolescente. ¡Agh! Todo sería más fácil si no fuera Kevin.
–¿Qué dices, _______, te gustaría? –dijo Kevin aparcando el auto.
–¿Qué, perdón? –reaccioné, habíamos llegado.
–¿Qué si quieres ir a comer pizza después de esto?
–Seguro –asentí y salí del auto tan rápido como si éste estuviera en llamas.
Después de bajarnos Paulie tomó inmediatamente mi mano, me extrañé un poco al principio, pero cuando bajé mi mirada y vi sus grandes y lindos ojos mirándome acompañados de aquella tierna sonrisa me sentí… bien.
Caminamos hasta la entrada y dimos unas cinco vueltas en la gran sala para que Paulie pudiera ver cada uno con detalle. El pequeño no dejaba de emocionarse, saltar, señalar y mencionar los nombres de cada uno de los ejemplares que había ahí. De un momento a otro fui casi arrastrada por Paulie hasta dónde se amontonaba un grupo de niños que eran invitados por un cuentacuentos que se hallaba en medio de ellos.
–¿Puedo ir ahí, _______? –dijo Paulie señalando al montón de niños.
–Deberías preguntarle a… –me di cuenta de que Kevin había desaparecido–. Supongo que sí, quédate aquí y no te muevas hasta que regrese, ¿está bien? Iré a buscar a tu papá –el niño asintió sonriente y se fue corriendo.
La seguridad era buena, no podía pasarle nada a Paulie, había personas que ayudaban al cuentacuentos a mantener a todos los niños sentados. Un ayudante me sonrió al colocar a Paulie en su lugar. Me decidí a buscar a Kevin, ¿dónde rayos estaría? «_______, a mí me agradaría tu compañía», recordé lo que había dicho para convencerme, por supuesto. Seguí caminando hasta que vi a una pareja “escondida” detrás de una columna. ¡Por Dios! ¡No podía ser tan cínico!, estaba de paseo con su hijo en un lugar público donde la mayoría de las personas eran menores de doce años ¿y se le ocurría fajarse con una tipa detrás de una columna? ¡Maldita sea! Y yo esperando que de verdad quisiera mi compañía. No iba a dirigirme hasta donde estaba y hacer un escándalo, además, ni siquiera tenía derecho a hacerlo, no éramos nada, ¡nada! Debería empezar a entenderlo. No había ninguna razón para ponerme furiosa sólo porque la tipa esa estaba paseando sus manos por la suave piel debajo de aquella camiseta negra; no había ninguna razón para arder de enojo por pensar en los labios de Kevin ofreciéndole el placer innegable de su sabor a la boca de aquella tipa con pechos tan falsos como las palabras de Kevin; ¡no había ninguna razón para estar tan jodidamente celosa!
Aquél cuentacuentos de pronto se volvió muy soso y estúpido, la forma exagerada en la que narraba, que para los niños era divertida y original, se volvió una completa tortura para mí; tenía tantas ganas de golpear a alguien que estuve a punto de acabar esa historia con un puñetazo en el rostro del narrador. Ni siquiera sabía exactamente porque seguía ahí, pude haberme ido en lugar de quedarme ahí esperando a que Kevin terminara de palpar todo lo que había debajo de aquél diminuto vestido y entonces volviera. Pero dejaría solo a Paulie, y no podía ser tan desconsiderada con el niño, aquél pequeño no tenía la culpa de que su padre se le arrojara a cualquier cosa con falda.
La historia terminó y al instante apareció Kevin con una sonrisa deslumbrante y la cara en alto como si nada hubiese pasado. Intentó ponerme un brazo encima, como si realmente fuéramos una pareja verdadera, cómoda y no-adúltera. Me zafé de él con el pretexto de tomar de la mano a Paulie quien se acercaba con una gran sonrisa a la cuál intenté responder con mucho esfuerzo.
–Creo que es hora de irnos –dije al tiempo que le daba la espalda a Kevin.
Comencé a caminar sin dejar que él tuviera oportunidad de responder u objetar. Casi arrastraba al pobre Paulie, pero a él parecía divertirle el que sus pies casi no tocaran el suelo, solo reía. Kevin dio unos cuantos pasos largos hasta ponerse a mi lado intentó entrelazar su mano con la mía, y, aunque fuera infantil, la retiré simulando que la necesitaba para sostener al pequeño Paul, que reía alegre al ir más rápido.
–Espera –dijo Kevin tomándome del brazo e impidiéndome avanzar cuando estábamos frente a la tienda junto al aparcamiento–. Paul, ¿quieres comprar el libro que me habías pedido?
–¿Me lo vas a comprar ahora? –preguntó el niño con la cara iluminada de alegría.
–Claro, mi niño –Kevin le revolvió el cabello a su hijo y éste entró corriendo a la tienda.
No podía soportar más a su lado, era tan hipócrita. Bueno, no es que tuviera que decirle a su hijo cuanto había tocado a aquella tipa, pero se mostraba como el padre perfecto, y un padre perfecto no se besuqueaba en lugares públicos con la primera mujer que se encontraba.
–Me despides de Paul, por favor –dije dándome vuelta pero él me jaló.
–¿Qué pasa? –dijo él confundido.
–Me voy, ¿no ves? –intenté jalar mi brazo y zafarme, pero no lo logré.
–¿Por qué te vas? Estábamos bien hace un momento, ¿te sientes mal? –él parecía no comprender, o lo fingía.
–Suéltame –jaloneé mi brazo sin lograr más que lastimarme, Kevin tenía las manos más sexys y fuertes que hubiera visto, demasiado fuertes.
–Dime que pasa y te suelto –me acercó más a él.
–Estoy harta de tu drama, de… –el sonido del teléfono móvil de Kevin no me dejó seguir.
–Tú no te vas –gruñó antes de responder la llamada, yo sólo puse los ojos en blanco sobándome la frente con la mano libre–. Sí, ¿Qué pasa?… ¿Por qué no me dijiste antes?… está bien, ya lo llevo… nos vemos –terminó la llamada, se oía y veía molesto–. Ahora tú dime qué rayos te pasa –exigió con la voz en alto, di gracias al cielo porque estábamos solos y Paulie estaba entretenido tomando más de tres libros y algunos juguetes.
–¡Maldita sea! Suéltame, ni siquiera mis padres me trataban así –le espeté intentando de nuevo sacar mi brazo de su mano y fallando otra vez.
–Ya, _______. Respóndeme, ¿es tan difícil? –dijo exasperándose de la misma forma que yo lo hacía.
–¿Quieres oírlo, realmente? –dije con un sonrisa falsa, no le permití contestar y continué–. Me molesta que pienses que soy tu niñera, me molesta que finjas que te agrado sólo para que cuide a tu hijo…
–Si te molestaba tanto estar con Paul me lo hubieras dicho… –dijo él frunciendo el ceño, indignado, y apretando más su agarre inconscientemente.
–¡Ese no es el maldito problema! Paul es encantador. Tú eres el problema, mientras tu hijo estaba conmigo, tú estabas manoseando a una tipa a la vista de cualquiera que…
–Entonces ese es el problema –una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro–, estás celosa…
–¡Dios, Kevin! –« ¡Sí! »–. Por supuesto que no, sólo que… no es bueno que… ¡maldito seas, Kevin! ¡Eres tan cínico!
–¡Papá! –grito desde la tienda Paulie–. ¿Puedes venir para pagar?
–¡Ya voy! –dijo Kevin sonriéndole–. _______, tenemos que hablar. Iremos a pagar y luego nos subiremos al auto. No te soltaré hasta que podamos hablar ¿está bien? Así que si no quieres hacer una escena, es mejor que me dejes tomarte de la mano naturalmente, sin que tenga que forzarte –explicó rápidamente, intenté por última vez zafarme, sólo conseguí que se oyera un crujido de alguna parte de mi brazo–. ¿Está bien? –me limité a asentir y dedicarle una asesina mirada.
Kevin pagó y tomó de la mano a su hijo, mientras con la otra mano tomaba la mía. Paulie llevaba unos cinco libros y un par de juguetes, a los que miraba con emoción. El pequeño me hablaba de lo que había comprado y por qué lo había hecho, yo sólo le dedicaba algunas sonrisas, en realidad esa vez no le preste atención. Subimos al auto, en algún momento pensé en salir corriendo del estacionamiento, pero había mucha gente ahí. Me resigné a subir al auto y dedicarme a ver las calles intentando ignorar al hombre en el asiento de piloto a mi lado.
“…Odiaba el control que tenían tus palabras sobre mí, odiaba sentirme dominado, esa fue la principal razón por la cual decidí seducirte, así podía ser yo el que tenía el control, el poder dominar tu libido…”
Los días pasaban, y yo tenía la esperanza de que con ellos se fuera Kevin de mi mente. Vaya estupidez. Su recuerdo, sus besos, esos ojos color avellana que se tornaban más verdes cuando estaba a punto de besarme, esa mirada antes de bajarla hasta mis labios para posar su boca ahí.
Hasta ese día podría decir que todo iba normal, excepto por las miradas que tratábamos de controlar, y aquellos besos ansiosos de despedida, no había pasado nada más que eso. Mis clases iban avanzando satisfactoriamente, incluso, llegué a sentir que Kevin sonreía orgulloso al oírme tocar la guitarra.
–¿Te parece si mañana seguimos? Tengo que ir ver a Paulie –dijo amablemente cuando terminé mi canción.
–Claro, no hay problema –sonreí y me puse de pie, estirando mis brazos y mis piernas, habíamos pasado más de una hora sentados–. ¿Cómo está él?
–¿Quién? ¿Paulie? –asentí con la cabeza, a Kevin se le dibujó una sincera sonrisa–. Cada día está más grande y aprende muy rápido. Últimamente ha estado muy interesado por los dinosaurios, me pidió que lo llevara al museo.
–Qué bien, me alegra que esté feliz –me senté un segundo mientras guardaba mis objetos en un morral de tela.
–Hoy iremos al museo, tal vez… –Kevin se interrumpió, como si se preguntase si iba a decir lo correcto–. Tal vez te gustaría acompañarnos, a Paulie le agradaste mucho.
Alcé la vista para asegurarme que era Kevin el que hablaba, realmente me sorprendió. ¡Ok! Era él. Pero yo no sabía si realmente quería salir con él y con Paulie. Está bien, sólo habíamos tenido sexo, muy buen sexo, podríamos ser amigos, ¿no es así? Pero el hecho de que saliéramos con Paulie, lo hacía más serio, ¿o no? ¡Maldita sea! Está decisión debería de ser más fácil, de no ser que se tratara de Kevin.
–No sé, Kevin. Tal vez otro día puedas llevar a Paul a mi casa. Yo…
–_______, a mí me agradaría mucho tu compañía –él sonrió y, nuevamente, caí ante su petición. Desde ese entonces me costaría mucho decirle que no.
Se escuchaba una canción tranquila en la radio, volteé a mi izquierda y mi pupila se deleitó al ver a Kevin frente al volante, con los lentes oscuros protegiendo esos ojos color avellana que tanto amaba, bajé la mirada y encontré esos perfectos y fuertes muslos que mantenían entre ellos el pecado más grande que había conocido. Me estremecí al recordar el primer día que nos conocimos y de inmediato me avergoncé, pues ahora había un pasajero más en el auto de Kevin.
–Qué bueno que viniste con nosotros, _______. Papá es muy aburrido cuando estamos en el museo –dijo Paulie emocionado en el asiento trasero.
–¡Hey! He estado aprendiendo más para no ser tan “aburrido” –contestó riendo Kevin.
Realmente me sentía muy incómoda con aquella situación. Todo sería tan fácil si no tuviera un hijo, ni una ex esposa celosa, si no fuera mi sueño adolescente. ¡Agh! Todo sería más fácil si no fuera Kevin.
–¿Qué dices, _______, te gustaría? –dijo Kevin aparcando el auto.
–¿Qué, perdón? –reaccioné, habíamos llegado.
–¿Qué si quieres ir a comer pizza después de esto?
–Seguro –asentí y salí del auto tan rápido como si éste estuviera en llamas.
Después de bajarnos Paulie tomó inmediatamente mi mano, me extrañé un poco al principio, pero cuando bajé mi mirada y vi sus grandes y lindos ojos mirándome acompañados de aquella tierna sonrisa me sentí… bien.
Caminamos hasta la entrada y dimos unas cinco vueltas en la gran sala para que Paulie pudiera ver cada uno con detalle. El pequeño no dejaba de emocionarse, saltar, señalar y mencionar los nombres de cada uno de los ejemplares que había ahí. De un momento a otro fui casi arrastrada por Paulie hasta dónde se amontonaba un grupo de niños que eran invitados por un cuentacuentos que se hallaba en medio de ellos.
–¿Puedo ir ahí, _______? –dijo Paulie señalando al montón de niños.
–Deberías preguntarle a… –me di cuenta de que Kevin había desaparecido–. Supongo que sí, quédate aquí y no te muevas hasta que regrese, ¿está bien? Iré a buscar a tu papá –el niño asintió sonriente y se fue corriendo.
La seguridad era buena, no podía pasarle nada a Paulie, había personas que ayudaban al cuentacuentos a mantener a todos los niños sentados. Un ayudante me sonrió al colocar a Paulie en su lugar. Me decidí a buscar a Kevin, ¿dónde rayos estaría? «_______, a mí me agradaría tu compañía», recordé lo que había dicho para convencerme, por supuesto. Seguí caminando hasta que vi a una pareja “escondida” detrás de una columna. ¡Por Dios! ¡No podía ser tan cínico!, estaba de paseo con su hijo en un lugar público donde la mayoría de las personas eran menores de doce años ¿y se le ocurría fajarse con una tipa detrás de una columna? ¡Maldita sea! Y yo esperando que de verdad quisiera mi compañía. No iba a dirigirme hasta donde estaba y hacer un escándalo, además, ni siquiera tenía derecho a hacerlo, no éramos nada, ¡nada! Debería empezar a entenderlo. No había ninguna razón para ponerme furiosa sólo porque la tipa esa estaba paseando sus manos por la suave piel debajo de aquella camiseta negra; no había ninguna razón para arder de enojo por pensar en los labios de Kevin ofreciéndole el placer innegable de su sabor a la boca de aquella tipa con pechos tan falsos como las palabras de Kevin; ¡no había ninguna razón para estar tan jodidamente celosa!
Aquél cuentacuentos de pronto se volvió muy soso y estúpido, la forma exagerada en la que narraba, que para los niños era divertida y original, se volvió una completa tortura para mí; tenía tantas ganas de golpear a alguien que estuve a punto de acabar esa historia con un puñetazo en el rostro del narrador. Ni siquiera sabía exactamente porque seguía ahí, pude haberme ido en lugar de quedarme ahí esperando a que Kevin terminara de palpar todo lo que había debajo de aquél diminuto vestido y entonces volviera. Pero dejaría solo a Paulie, y no podía ser tan desconsiderada con el niño, aquél pequeño no tenía la culpa de que su padre se le arrojara a cualquier cosa con falda.
La historia terminó y al instante apareció Kevin con una sonrisa deslumbrante y la cara en alto como si nada hubiese pasado. Intentó ponerme un brazo encima, como si realmente fuéramos una pareja verdadera, cómoda y no-adúltera. Me zafé de él con el pretexto de tomar de la mano a Paulie quien se acercaba con una gran sonrisa a la cuál intenté responder con mucho esfuerzo.
–Creo que es hora de irnos –dije al tiempo que le daba la espalda a Kevin.
Comencé a caminar sin dejar que él tuviera oportunidad de responder u objetar. Casi arrastraba al pobre Paulie, pero a él parecía divertirle el que sus pies casi no tocaran el suelo, solo reía. Kevin dio unos cuantos pasos largos hasta ponerse a mi lado intentó entrelazar su mano con la mía, y, aunque fuera infantil, la retiré simulando que la necesitaba para sostener al pequeño Paul, que reía alegre al ir más rápido.
–Espera –dijo Kevin tomándome del brazo e impidiéndome avanzar cuando estábamos frente a la tienda junto al aparcamiento–. Paul, ¿quieres comprar el libro que me habías pedido?
–¿Me lo vas a comprar ahora? –preguntó el niño con la cara iluminada de alegría.
–Claro, mi niño –Kevin le revolvió el cabello a su hijo y éste entró corriendo a la tienda.
No podía soportar más a su lado, era tan hipócrita. Bueno, no es que tuviera que decirle a su hijo cuanto había tocado a aquella tipa, pero se mostraba como el padre perfecto, y un padre perfecto no se besuqueaba en lugares públicos con la primera mujer que se encontraba.
–Me despides de Paul, por favor –dije dándome vuelta pero él me jaló.
–¿Qué pasa? –dijo él confundido.
–Me voy, ¿no ves? –intenté jalar mi brazo y zafarme, pero no lo logré.
–¿Por qué te vas? Estábamos bien hace un momento, ¿te sientes mal? –él parecía no comprender, o lo fingía.
–Suéltame –jaloneé mi brazo sin lograr más que lastimarme, Kevin tenía las manos más sexys y fuertes que hubiera visto, demasiado fuertes.
–Dime que pasa y te suelto –me acercó más a él.
–Estoy harta de tu drama, de… –el sonido del teléfono móvil de Kevin no me dejó seguir.
–Tú no te vas –gruñó antes de responder la llamada, yo sólo puse los ojos en blanco sobándome la frente con la mano libre–. Sí, ¿Qué pasa?… ¿Por qué no me dijiste antes?… está bien, ya lo llevo… nos vemos –terminó la llamada, se oía y veía molesto–. Ahora tú dime qué rayos te pasa –exigió con la voz en alto, di gracias al cielo porque estábamos solos y Paulie estaba entretenido tomando más de tres libros y algunos juguetes.
–¡Maldita sea! Suéltame, ni siquiera mis padres me trataban así –le espeté intentando de nuevo sacar mi brazo de su mano y fallando otra vez.
–Ya, _______. Respóndeme, ¿es tan difícil? –dijo exasperándose de la misma forma que yo lo hacía.
–¿Quieres oírlo, realmente? –dije con un sonrisa falsa, no le permití contestar y continué–. Me molesta que pienses que soy tu niñera, me molesta que finjas que te agrado sólo para que cuide a tu hijo…
–Si te molestaba tanto estar con Paul me lo hubieras dicho… –dijo él frunciendo el ceño, indignado, y apretando más su agarre inconscientemente.
–¡Ese no es el maldito problema! Paul es encantador. Tú eres el problema, mientras tu hijo estaba conmigo, tú estabas manoseando a una tipa a la vista de cualquiera que…
–Entonces ese es el problema –una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro–, estás celosa…
–¡Dios, Kevin! –« ¡Sí! »–. Por supuesto que no, sólo que… no es bueno que… ¡maldito seas, Kevin! ¡Eres tan cínico!
–¡Papá! –grito desde la tienda Paulie–. ¿Puedes venir para pagar?
–¡Ya voy! –dijo Kevin sonriéndole–. _______, tenemos que hablar. Iremos a pagar y luego nos subiremos al auto. No te soltaré hasta que podamos hablar ¿está bien? Así que si no quieres hacer una escena, es mejor que me dejes tomarte de la mano naturalmente, sin que tenga que forzarte –explicó rápidamente, intenté por última vez zafarme, sólo conseguí que se oyera un crujido de alguna parte de mi brazo–. ¿Está bien? –me limité a asentir y dedicarle una asesina mirada.
Kevin pagó y tomó de la mano a su hijo, mientras con la otra mano tomaba la mía. Paulie llevaba unos cinco libros y un par de juguetes, a los que miraba con emoción. El pequeño me hablaba de lo que había comprado y por qué lo había hecho, yo sólo le dedicaba algunas sonrisas, en realidad esa vez no le preste atención. Subimos al auto, en algún momento pensé en salir corriendo del estacionamiento, pero había mucha gente ahí. Me resigné a subir al auto y dedicarme a ver las calles intentando ignorar al hombre en el asiento de piloto a mi lado.
Última edición por KvnGzll Lovato's Grrrl! el Jue 14 Jul 2011, 2:28 pm, editado 1 vez
Invitado
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Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
–¿Iremos a comer pizza, papi?
–No, hijo–se lamentó Kevin–. Tu mamá me llamó y quiere que te lleve a casa, dice que tienes cita con el dentista, pero se le había olvidado.
–Pero tú dijiste que iríamos –dijo el pequeño haciendo pucheros.
–Comeremos pizza la siguiente ocasión, ¿está bien? Además, ya casi llegamos a la casa de tu mamá.
–Espera –la última frase me hizo reaccionar–. ¿Vamos hacia la casa de tu ex?
–Oh, _______ –dijo él en un tono de queja.
–Me gustaría que me dejaras bajarme –le dije viéndolo de frente.
–No te dejaré bajar –respondió severamente sin quitar la vista de la carretera–. Danielle ya debe estar esperándolo en la puerta de su casa, va a ser muy rápido.
–¡Fuck! –murmuré dejando caer mi puño en mi regazo.
Llegamos a mi departamento después de casi morir bajo la mirada de Danielle al verme en el mismo vehículo que su ex y su hijo. Ese día había sido horrible, yo no tenía la necesidad de pasar por eso. Kevin entró después de mí, cerró la puerta. Me quité la chaqueta y la aventé al sillón. Me sorprendió el sentirlo de pronto atrás de mí, su cuerpo estaba completamente pegado al mío, sus manos en mi vientre subiendo mi blusa, sus labios en mi cuello, el lóbulo de mi oreja, en mi cabello. Incliné mi cabeza para darle más espacio a su lengua para explorar. Hasta que lo recordé, ¡maldita sea!, se suponía que estaba furiosa, se suponía que debía demostrarle que él no me importaba lo suficiente para sentirme celosa. Me obligué a tomar sus manos que estaban a punto de violar las barreras que mi sostén imponía y las bajé de golpe, al tiempo que me alejaba lo suficiente hasta no sentirme vulnerable.
–Me dijiste que querías hablar –dije cruzando los brazos sobre mi pecho después de haberme acomodado velozmente mi blusa–. Habla –le insté.
–Si eso es lo que quieres hacer –respondió Kevin encogiéndose de hombros con una sonrisa lasciva.
–Es lo que tú querías hacer. Por eso tuve que acompañarte hasta la casa de tu ex y ser expuesta como tu nueva amante ante los ojos indiscretos de sus vecinas, ¿recuerdas? –le sonreí falsamente–. Ahora habla –presioné.
–Bien –dijo cruzando sus brazos y frunciendo el ceño haciendo que sus cejas se volvieran una–. Tienes razón, eso es lo que vinimos a hacer –su voz, su postura y su proximidad de pronto me hicieron percatarme de la diferencia de estaturas y me hizo sentirme pequeñísima.
–Pues –mi voz de pronto temblaba–, continúa.
–Empecemos por tu problema de celos, creí que…
–Espera –le impedí seguir–. Ya te había dicho que no estoy celosa…
–Lo estabas.
–Claro que no, es sólo que… que… –« ¿Qué, qué?»
–Me encanta que estés celosa –susurró con voz grave y sugerente–. Me provoca —susurró tomándome por los codos acercándome a él.
Sin decir más me besó, un beso tan profundo, tan lleno, tan fascinante, que sólo podía provenir de su boca. Su boca rodeada de barba que raspaba mis mejillas. Kevin estaba por tomarme para llevarme al sofá, pero de pronto una imperiosa necesidad de hablar me caló. Tuve que empujarlo muy fuerte para separarme.
–Yo no estaba celosa, sólo que no creo que sea bueno para Paul el que te vea de una mujer en otra –nuestras respiraciones estaban agitadas, el rompimiento prematuro del beso y el enojo eran las causantes de la falta de aire en nuestros pulmones.
–¡Maldición, _______! ¿Es que nunca te callas? –él me miró furioso, pateó la pared, yo sólo me encogí cuando oí el golpe–. No es de tu incumbencia la relación entre mi hijo y yo.
–Sólo te estoy explicando lo que pasó –lo miré a los ojos a pesar de que me estuviera temblando la mandíbula al hacerlo–. Eso es lo que tú querías.
–Aún así sigue sin ser de tu incumbencia, ¡Deja de meterte en mi vida!
–¡Por Dios, Kevin! Tú fuiste el que me invitó a comer después de la primer clase, fuiste tú el que olvido no llevar chicas a su casa porque su hijo lo visitaría, fuiste tú quien me invito al museo, y también fuiste tú quien me ha llevado a ver a su ex –él tenía los puños tan apretados que sus nudillos palidecieron–. Yo no te supliqué para que vinieras aquí.
–Sí, soy un estúpido por pensar que eras mejor que otras –Kevin avanzó a mí lentamente, a cada paso que el daba yo daba uno hacia atrás–. Soy un completo idiota por haber tenido consideraciones contigo después del sexo. Pero déjame decirte que cuando tuviste oportunidad de salir sana y salva, tú fuiste la que insistió –él claramente se refería a la primera vez cuando estábamos en su departamento, ¡Rayos! Él tenía razón.
–¡Vete al infierno! –le grité, el siguió avanzando hasta que yo choqué contra la pared.
–¡Estoy en él! ¿no lo ves?
–Sólo no arrastres a tu hijo contigo –después de eso hubo un silencio por parte de ambos, nuestras respiraciones se escuchaban fuertes, sentía los latidos de mi corazón retumbando en mi pecho y casi pude escuchar los de Kevin.
Dio una media vuelta y me atreví a dar un paso al pensar que él saldría inmediatamente de mi departamento. No lo hizo, después de dar un largo suspiro se giró de nuevo hacia mí, tomándome por la cintura me empujó de nuevo contra la pared, él se pego completamente a mí. Tuve miedo hasta de respirar, él no hizo nada más durante algunos segundos que verme a los ojos y esforzarse por respirar. Sentía su pecho subir y bajar y en un momento nuestras respiraciones se acoplaron, mientras yo inhalaba él exhalaba, así, mientras mi pecho subía el suyo bajaba. No tengo idea de cuánto tiempo nos mantuvimos así, cerré mis ojos. Uno. Dos. Tres segundos pasaron antes de que él tomara mi boca con la suya, el miedo y la excitación se mezclaron hasta que mi libido ganó.
Kevin puso una mano tras mi nuca para acercarme más, mientras la otra acomodaba una de mis piernas alrededor de sus caderas. Mi otra pierna hizo lo mismo, entonces él me cargó poniendo ambas manos en mi trasero para sostenerme.
–A mi habitación –dije después de tomar aire al soltar los labios de Kevin, él sonrió.
–Tú dime dónde queda, cariño –Kevin mordió mi labio inferior.
–Por aquí –le señalé e intenté bajarme.
–Aquí te quedas –sentenció, dirigiéndose hacia dónde había señalado.
La fricción me estaba matando, a pesar de mis jeans podía sentir el bulto entre las piernas de Kevin. Me bajó en cuanto entramos al cuarto volviéndome a pegar a la pared, no necesitamos prender la luz ya que la lámpara de mi buro alumbraba lo suficiente. Sus rápidas manos se dedicaron a bajar, subir, desabrochar desesperadamente. Sin dejarme más de cinco segundos sin caricias, logró quitarse la ropa hasta quedarse únicamente en calzoncillos, yo apenas logré quitarme la blusa y el sostén. Kevin besó mis labios antes de bajar los suyos por mi cuello, pasó su lengua por mi clavícula y bajó hasta encontrarse con mis pechos; mientras su boca mimaba uno de mis pezones, su mano pellizcaba el otro, la mano que le quedaba libre se dedicó a desabotonar mi pantalón. Bajó el cierre, dejó libres mis pechos de sus caricias, su boca se encaminó hacia mi ombligo arrodillándose, mientras sus manos bajaban hasta la pretina de mis jeans, los junto con mis bragas bajó dejando besos por mis muslos y pantorrillas. No pude evitar tomar su nuca y jalarlo suavemente hasta que su boca quedara frente a esa parte de mí que necesitaba tanto de atención, volteé hacia abajo y lo vi sonriéndome. Me quité por completo los jeans y Kevin separó mis piernas, una ellas subió hasta su hombro. Creí que me vendría al sentir su aliento sobre los pliegues húmedos. ¡Dios! Casi lo hago al sentir su lengua, dos de sus dedos se les unieron. No pasó mucho antes de que estuviera retorciéndome sobre su hombro, pero antes de que pudiera correrme él se detuvo y subió hasta poder besar mis labios, mi lengua recibió la suya con vehemencia. Aunque me sentía frustrada no podía dejar de besarlo, bajé mi mano hasta aquella parte que necesitaba caricias, Kevin tomó mi mano.
–Vamos, Kevin. Suéltame –le supliqué, pero el negó con la cabeza.
–Dime lo que quieres y yo lo haré –susurró lamiendo mi oreja.
–Kevin, por favor…
–Dímelo… –su voz sólo hacía que mi entrepierna palpitara más.
–¡Por favor, Kevin! –suspiré–. Tócame. Tómame. Lléname.
–Me encanta como lo pides.
Cumpliendo sus palabras, bajo su mano y empezó a frotar mi clítoris, sólo podía gemir en su boca. Mis dedos se enterraban en su espalda, y mi mano se perdía entre su cabello.
–Oh, ¡Kevin! –dejé escapar cuando llegué al clímax.
Kevin me arrastró hasta la cama y sin darme tiempo de nada me inundó tan fuerte y profundo que el aire quedó atrapado en mi garganta. Se empezó a mover lento y hondo sobre mí, yo sólo empujaba mis caderas a las suyas jadeando. Después de unos minutos empezó a hacerlo más rápido y fuerte, mis gemidos eran tan fuertes que apenas escuchaba los de él. De nuevo estaba torciéndome de placer, mis pechos se alzaron hasta la boca de Kevin y él los recibió con deleite. Unas embestidas más y de nuevo grité el nombre de Kevin quien me siguió unos segundos más tarde.
–No, hijo–se lamentó Kevin–. Tu mamá me llamó y quiere que te lleve a casa, dice que tienes cita con el dentista, pero se le había olvidado.
–Pero tú dijiste que iríamos –dijo el pequeño haciendo pucheros.
–Comeremos pizza la siguiente ocasión, ¿está bien? Además, ya casi llegamos a la casa de tu mamá.
–Espera –la última frase me hizo reaccionar–. ¿Vamos hacia la casa de tu ex?
–Oh, _______ –dijo él en un tono de queja.
–Me gustaría que me dejaras bajarme –le dije viéndolo de frente.
–No te dejaré bajar –respondió severamente sin quitar la vista de la carretera–. Danielle ya debe estar esperándolo en la puerta de su casa, va a ser muy rápido.
–¡Fuck! –murmuré dejando caer mi puño en mi regazo.
Llegamos a mi departamento después de casi morir bajo la mirada de Danielle al verme en el mismo vehículo que su ex y su hijo. Ese día había sido horrible, yo no tenía la necesidad de pasar por eso. Kevin entró después de mí, cerró la puerta. Me quité la chaqueta y la aventé al sillón. Me sorprendió el sentirlo de pronto atrás de mí, su cuerpo estaba completamente pegado al mío, sus manos en mi vientre subiendo mi blusa, sus labios en mi cuello, el lóbulo de mi oreja, en mi cabello. Incliné mi cabeza para darle más espacio a su lengua para explorar. Hasta que lo recordé, ¡maldita sea!, se suponía que estaba furiosa, se suponía que debía demostrarle que él no me importaba lo suficiente para sentirme celosa. Me obligué a tomar sus manos que estaban a punto de violar las barreras que mi sostén imponía y las bajé de golpe, al tiempo que me alejaba lo suficiente hasta no sentirme vulnerable.
–Me dijiste que querías hablar –dije cruzando los brazos sobre mi pecho después de haberme acomodado velozmente mi blusa–. Habla –le insté.
–Si eso es lo que quieres hacer –respondió Kevin encogiéndose de hombros con una sonrisa lasciva.
–Es lo que tú querías hacer. Por eso tuve que acompañarte hasta la casa de tu ex y ser expuesta como tu nueva amante ante los ojos indiscretos de sus vecinas, ¿recuerdas? –le sonreí falsamente–. Ahora habla –presioné.
–Bien –dijo cruzando sus brazos y frunciendo el ceño haciendo que sus cejas se volvieran una–. Tienes razón, eso es lo que vinimos a hacer –su voz, su postura y su proximidad de pronto me hicieron percatarme de la diferencia de estaturas y me hizo sentirme pequeñísima.
–Pues –mi voz de pronto temblaba–, continúa.
–Empecemos por tu problema de celos, creí que…
–Espera –le impedí seguir–. Ya te había dicho que no estoy celosa…
–Lo estabas.
–Claro que no, es sólo que… que… –« ¿Qué, qué?»
–Me encanta que estés celosa –susurró con voz grave y sugerente–. Me provoca —susurró tomándome por los codos acercándome a él.
Sin decir más me besó, un beso tan profundo, tan lleno, tan fascinante, que sólo podía provenir de su boca. Su boca rodeada de barba que raspaba mis mejillas. Kevin estaba por tomarme para llevarme al sofá, pero de pronto una imperiosa necesidad de hablar me caló. Tuve que empujarlo muy fuerte para separarme.
–Yo no estaba celosa, sólo que no creo que sea bueno para Paul el que te vea de una mujer en otra –nuestras respiraciones estaban agitadas, el rompimiento prematuro del beso y el enojo eran las causantes de la falta de aire en nuestros pulmones.
–¡Maldición, _______! ¿Es que nunca te callas? –él me miró furioso, pateó la pared, yo sólo me encogí cuando oí el golpe–. No es de tu incumbencia la relación entre mi hijo y yo.
–Sólo te estoy explicando lo que pasó –lo miré a los ojos a pesar de que me estuviera temblando la mandíbula al hacerlo–. Eso es lo que tú querías.
–Aún así sigue sin ser de tu incumbencia, ¡Deja de meterte en mi vida!
–¡Por Dios, Kevin! Tú fuiste el que me invitó a comer después de la primer clase, fuiste tú el que olvido no llevar chicas a su casa porque su hijo lo visitaría, fuiste tú quien me invito al museo, y también fuiste tú quien me ha llevado a ver a su ex –él tenía los puños tan apretados que sus nudillos palidecieron–. Yo no te supliqué para que vinieras aquí.
–Sí, soy un estúpido por pensar que eras mejor que otras –Kevin avanzó a mí lentamente, a cada paso que el daba yo daba uno hacia atrás–. Soy un completo idiota por haber tenido consideraciones contigo después del sexo. Pero déjame decirte que cuando tuviste oportunidad de salir sana y salva, tú fuiste la que insistió –él claramente se refería a la primera vez cuando estábamos en su departamento, ¡Rayos! Él tenía razón.
–¡Vete al infierno! –le grité, el siguió avanzando hasta que yo choqué contra la pared.
–¡Estoy en él! ¿no lo ves?
–Sólo no arrastres a tu hijo contigo –después de eso hubo un silencio por parte de ambos, nuestras respiraciones se escuchaban fuertes, sentía los latidos de mi corazón retumbando en mi pecho y casi pude escuchar los de Kevin.
Dio una media vuelta y me atreví a dar un paso al pensar que él saldría inmediatamente de mi departamento. No lo hizo, después de dar un largo suspiro se giró de nuevo hacia mí, tomándome por la cintura me empujó de nuevo contra la pared, él se pego completamente a mí. Tuve miedo hasta de respirar, él no hizo nada más durante algunos segundos que verme a los ojos y esforzarse por respirar. Sentía su pecho subir y bajar y en un momento nuestras respiraciones se acoplaron, mientras yo inhalaba él exhalaba, así, mientras mi pecho subía el suyo bajaba. No tengo idea de cuánto tiempo nos mantuvimos así, cerré mis ojos. Uno. Dos. Tres segundos pasaron antes de que él tomara mi boca con la suya, el miedo y la excitación se mezclaron hasta que mi libido ganó.
Kevin puso una mano tras mi nuca para acercarme más, mientras la otra acomodaba una de mis piernas alrededor de sus caderas. Mi otra pierna hizo lo mismo, entonces él me cargó poniendo ambas manos en mi trasero para sostenerme.
–A mi habitación –dije después de tomar aire al soltar los labios de Kevin, él sonrió.
–Tú dime dónde queda, cariño –Kevin mordió mi labio inferior.
–Por aquí –le señalé e intenté bajarme.
–Aquí te quedas –sentenció, dirigiéndose hacia dónde había señalado.
La fricción me estaba matando, a pesar de mis jeans podía sentir el bulto entre las piernas de Kevin. Me bajó en cuanto entramos al cuarto volviéndome a pegar a la pared, no necesitamos prender la luz ya que la lámpara de mi buro alumbraba lo suficiente. Sus rápidas manos se dedicaron a bajar, subir, desabrochar desesperadamente. Sin dejarme más de cinco segundos sin caricias, logró quitarse la ropa hasta quedarse únicamente en calzoncillos, yo apenas logré quitarme la blusa y el sostén. Kevin besó mis labios antes de bajar los suyos por mi cuello, pasó su lengua por mi clavícula y bajó hasta encontrarse con mis pechos; mientras su boca mimaba uno de mis pezones, su mano pellizcaba el otro, la mano que le quedaba libre se dedicó a desabotonar mi pantalón. Bajó el cierre, dejó libres mis pechos de sus caricias, su boca se encaminó hacia mi ombligo arrodillándose, mientras sus manos bajaban hasta la pretina de mis jeans, los junto con mis bragas bajó dejando besos por mis muslos y pantorrillas. No pude evitar tomar su nuca y jalarlo suavemente hasta que su boca quedara frente a esa parte de mí que necesitaba tanto de atención, volteé hacia abajo y lo vi sonriéndome. Me quité por completo los jeans y Kevin separó mis piernas, una ellas subió hasta su hombro. Creí que me vendría al sentir su aliento sobre los pliegues húmedos. ¡Dios! Casi lo hago al sentir su lengua, dos de sus dedos se les unieron. No pasó mucho antes de que estuviera retorciéndome sobre su hombro, pero antes de que pudiera correrme él se detuvo y subió hasta poder besar mis labios, mi lengua recibió la suya con vehemencia. Aunque me sentía frustrada no podía dejar de besarlo, bajé mi mano hasta aquella parte que necesitaba caricias, Kevin tomó mi mano.
–Vamos, Kevin. Suéltame –le supliqué, pero el negó con la cabeza.
–Dime lo que quieres y yo lo haré –susurró lamiendo mi oreja.
–Kevin, por favor…
–Dímelo… –su voz sólo hacía que mi entrepierna palpitara más.
–¡Por favor, Kevin! –suspiré–. Tócame. Tómame. Lléname.
–Me encanta como lo pides.
Cumpliendo sus palabras, bajo su mano y empezó a frotar mi clítoris, sólo podía gemir en su boca. Mis dedos se enterraban en su espalda, y mi mano se perdía entre su cabello.
–Oh, ¡Kevin! –dejé escapar cuando llegué al clímax.
Kevin me arrastró hasta la cama y sin darme tiempo de nada me inundó tan fuerte y profundo que el aire quedó atrapado en mi garganta. Se empezó a mover lento y hondo sobre mí, yo sólo empujaba mis caderas a las suyas jadeando. Después de unos minutos empezó a hacerlo más rápido y fuerte, mis gemidos eran tan fuertes que apenas escuchaba los de él. De nuevo estaba torciéndome de placer, mis pechos se alzaron hasta la boca de Kevin y él los recibió con deleite. Unas embestidas más y de nuevo grité el nombre de Kevin quien me siguió unos segundos más tarde.
Última edición por KvnGzll Lovato's Grrrl! el Jue 14 Jul 2011, 2:32 pm, editado 1 vez
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Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
:twisted:
Que buen cap!!
me encanto :D
siguela pronto!
me gustan tus noves!!!
Estare esperando Cap ;)
Que buen cap!!
me encanto :D
siguela pronto!
me gustan tus noves!!!
Estare esperando Cap ;)
# Lightweight{♥}
Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
OMJ.. geniial...el cap..
jaja la "Rosa de Guadalupe "hizo el milagro..
dee qee subieras...ok no
Siguela...
=D
jaja la "Rosa de Guadalupe "hizo el milagro..
dee qee subieras...ok no
Siguela...
=D
JaneJPLove
Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
chiikajonas93 escribió:OMJ.. geniial...el cap..
jaja la "Rosa de Guadalupe "hizo el milagro..
dee qee subieras...ok no
Siguela...
=D
HAHAHAHA :D :lol!:
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Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
Silvi&Ale escribió:HOOOLA.
Nueva lectora :D Seguila :bounce:
Bienvenida!
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Re: Fuckin Letter Love (Kevin y tú)
chiikajonas93 escribió:OMJ.. geniial...el cap..
jaja la "Rosa de Guadalupe "hizo el milagro..
dee qee subieras...ok no
Siguela...
=D
Jajajaja mori de la risa con eso!!
hay un programa qe se llama asi no? xdd
Bueno.... hace tiempo qe no pasaba por aqui...
pero no me perdi de mucho....
volveran mis amenazas sabes!
¬¬ Terminaste la otra nove... la cual me encanto
Pero no puedes dejar estaaaa!!
Es tan genial.... me encnataaaaaa!!
Pero tienes qe seguirlaaa apleaseeee!!
Yo necesito qe la sigas.... y PRONTOOOO!!
asi qe SIGUELA NOW!!!!
Pleaseee!! :)
CrazyxJonas
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