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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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IMPORTANTE : con que integrante de 1D quiere que se desarrolle la historia ?
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Gaby Gutierrez escribió:Siguela me encanta
Hoy subo maraton Gaby , gracias por comentar !!!
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Yei!! maraton!!!!!SofiiRivas escribió:Gaby Gutierrez escribió:Siguela me encanta
Hoy subo maraton Gaby , gracias por comentar !!!
Gaby Gutierrez
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Vas a subir maraton??? siiiiiiiiii espero que sea pronto porque tengo que estudiar bueno me voy bye besos
-Ale
-Ale
alevale19
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Gaby Gutierrez escribió:Yei!! maraton!!!!!SofiiRivas escribió:Gaby Gutierrez escribió:Siguela me encanta
Hoy subo maraton Gaby , gracias por comentar !!!
Jajajajajaj perdon por la demora , pero habia perdido el fuckin tema , mañana sin falta el maraton !!!
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
alevale19 escribió:Vas a subir maraton??? siiiiiiiiii espero que sea pronto porque tengo que estudiar bueno me voy bye besos
-Ale
Aleeeee !!!! perdon por la demora pero habia perdido el tema ... mañana sin falta maratón , suerte con el estudio !!!!
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Gaby Gutierrez escribió:Sube el Maraton please!!!!!!!!!
Gaaaaaby , mañana sin falta subo maraton que no te quepa la menor duda , besos !!!
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
belictioner escribió:UUUUH Y EL MARATÓN? bp.
PEDON PERDON Y MIL VECES MAS PERDON MAÑANA SIN FALTA LO SUBO , ES QUE HABIA PERDIDO EL PUTO TEMA :3 SORY , SIN FALTA MAÑANA !!!
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
hi nueva lectora siguela pronto si y va aver maraton supeer
tortugitastyles
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Capitulo 8 : Maratón 1/5
Piqué mi lechuga marrón. —Entonces, ¿cómo fue tu fin de semana?
Ahna sacudió su cabeza y rebotó sus rizos rojos. —Oh, está bien. Lyle y yo fuimos a ver la nueva película de miedo, ¿sabes esa de la muñeca? —Lyle era el novio de Ahna. Era un tipo decente, aunque un poco en el lado lento. Se había graduado el año pasado y estaba trabajando su camino a través de la escuela técnica—. Oye, te llamé el sábado; tu mamá probablemente olvidó decirte. Ella dijo que estabas en una entrevista. ¿Cómo te fue?
Me encogí de hombros. —Bien. Bueno, me dieron el trabajo, pero hay una trampa.
—¿Sí? —su hamburguesa terminó a mitad de camino entre su boca y el aire—. ¿Qué?
Traté de contener mi sonrisa porque sabía que iba a enloquecer. —Es de nuestra edad.
—¿En serio? ¡De ninguna manera! ¿Por qué sus padres te contratarían? —Ahna pausó, pensándolo—. Espera, ¿está caliente? —La miré y ella me miró de vuelta—. ___....
—¿Qué? —Pregunté.
—_______ Rose Tammer —se inclinó hacia adelante, viéndose realmente preocupada—, estás ruborizaba.
Golpeé mi soda abajo un poco demasiado fuerte y salpicó sobre la mesa. Solté: — ¡Es ciego!
—¿Lo es… realmente? ¿Así que tú eres, como, su enfermera? —Movió sus cejas sugestivamente. A veces me pregunto por qué es mi amiga.
—¡Cállate, Ahna! ¡No es así!
Ella se rió de mí. —¿Cómo es?
Suspiré y limpié el desastre con una servilleta. —Es rico y su mamá me está pagando para que lo ayude… lo lleve a lugares. El jueves lo voy a llevar a su ensayo.
La boca de Ahna cayó abierta. —¡Apestas! ¿Te está pagando para que salgas con un actor?
—¡No! —rodé mis ojos—. Es un ensayo para su graduación en Clarence.
—Supongo que los pequeños Clarencientes saldrán temprano —se quejó—. No querrán llegar tarde a la casa de la playa en Stratford.
—No son tan malos. —Le dije a la defensiva.
—Dime eso después de reunirte con ellos —sus ojos marrones se trabaron en mí—. Espera. ¿Cuánto dijiste que te están pagando?
Rápidamente forcé un tenedor lleno de comida dentro de mi boca y murmuré la ofensiva cifra: —Veinte dólares por hora.
—¡A-já! No es de extrañar que no sean tan malos —Rió victoriosa antes de realmente comprender lo que había dicho.
Dándose cuenta, su rostro casi se cae. —¿Veinte dólares la hora? Hombre, es mejor que encuentres alguna manera de matar el tiempo con… ¿cómo se llama?
— Liam.
—¡Liam ! Quédate con él, si quieres —Ahna drásticamente estrechó una mano sobre su corazón—. Te digo esto como tu mejor amiga quien quiere desesperadamente que tengas una habitación junto a ella el próximo año para que no termine durmiendo junto a un psicópata. Y, ________, estás sonrojándote de nuevo.
La fulminé con la mirada.
—No todo el mundo puede ser la próxima famosa tocadora de oboe del mundo — dijo, refiriéndose a su propia erudición y razón por la que iba a Evanston—. Puede que tengas que hacer sacrificios... como besar a un chico caliente.
Ignore su último comentario. —Ahna, no hay ningún famoso tocador de oboe.
—Muérdete la lengua. Sintoniza la Orquesta para nosotros —Ahna retomó su hamburguesa y masticó cuidadosamente—. Pero, sobre el jueves, ¿no es la Semana de Charlie?
Me cubrí la cara con mis manos. ¡Tenía razón! ¡Era la Semana de Charlie! ¿Cómo podía olvidarlo? Charlie se fue de casa cuando yo tenía la edad de Ryan, así que básicamente había sido criada como hija única; para gran disgusto de Ahna, quien era la número tres de cuatro niñas. Cada año, en la semana aniversario de su partida, la cual Ahna y yo llamábamos “Semana de Charlie” mi mamá establece un lugar especial en la cena para él cada noche.
Me llevé el cabello detrás de mis orejas y empecé: —No me he perdido una cena de Charlie en diez años. Qué sería de una sola…
Ahna me interrumpió: —En serio, _______, ¡tu mamá va a enloquecer! Tienes la misma edad que Charlie tenía cuando se fue. Piensa en ello.
—¡Lo sé! —Gemí y contemplé los cuadros de asbesto del techo.
—¿Hay alguna forma de que puedas comer y seguir haciendo lo del ensayo? — Ofreció.
Suspiré. —Se supone que debo estar en casa de los Payne a las seis y media y solemos comer a las seis.
Ahna se echó a reír y miró a mi plato casi lleno de ensalada. Gritó por encima del timbre de salida: —¡Mejor que trabajes en tus habilidades para atiborrarte!
Piqué mi lechuga marrón. —Entonces, ¿cómo fue tu fin de semana?
Ahna sacudió su cabeza y rebotó sus rizos rojos. —Oh, está bien. Lyle y yo fuimos a ver la nueva película de miedo, ¿sabes esa de la muñeca? —Lyle era el novio de Ahna. Era un tipo decente, aunque un poco en el lado lento. Se había graduado el año pasado y estaba trabajando su camino a través de la escuela técnica—. Oye, te llamé el sábado; tu mamá probablemente olvidó decirte. Ella dijo que estabas en una entrevista. ¿Cómo te fue?
Me encogí de hombros. —Bien. Bueno, me dieron el trabajo, pero hay una trampa.
—¿Sí? —su hamburguesa terminó a mitad de camino entre su boca y el aire—. ¿Qué?
Traté de contener mi sonrisa porque sabía que iba a enloquecer. —Es de nuestra edad.
—¿En serio? ¡De ninguna manera! ¿Por qué sus padres te contratarían? —Ahna pausó, pensándolo—. Espera, ¿está caliente? —La miré y ella me miró de vuelta—. ___....
—¿Qué? —Pregunté.
—_______ Rose Tammer —se inclinó hacia adelante, viéndose realmente preocupada—, estás ruborizaba.
Golpeé mi soda abajo un poco demasiado fuerte y salpicó sobre la mesa. Solté: — ¡Es ciego!
—¿Lo es… realmente? ¿Así que tú eres, como, su enfermera? —Movió sus cejas sugestivamente. A veces me pregunto por qué es mi amiga.
—¡Cállate, Ahna! ¡No es así!
Ella se rió de mí. —¿Cómo es?
Suspiré y limpié el desastre con una servilleta. —Es rico y su mamá me está pagando para que lo ayude… lo lleve a lugares. El jueves lo voy a llevar a su ensayo.
La boca de Ahna cayó abierta. —¡Apestas! ¿Te está pagando para que salgas con un actor?
—¡No! —rodé mis ojos—. Es un ensayo para su graduación en Clarence.
—Supongo que los pequeños Clarencientes saldrán temprano —se quejó—. No querrán llegar tarde a la casa de la playa en Stratford.
—No son tan malos. —Le dije a la defensiva.
—Dime eso después de reunirte con ellos —sus ojos marrones se trabaron en mí—. Espera. ¿Cuánto dijiste que te están pagando?
Rápidamente forcé un tenedor lleno de comida dentro de mi boca y murmuré la ofensiva cifra: —Veinte dólares por hora.
—¡A-já! No es de extrañar que no sean tan malos —Rió victoriosa antes de realmente comprender lo que había dicho.
Dándose cuenta, su rostro casi se cae. —¿Veinte dólares la hora? Hombre, es mejor que encuentres alguna manera de matar el tiempo con… ¿cómo se llama?
— Liam.
—¡Liam ! Quédate con él, si quieres —Ahna drásticamente estrechó una mano sobre su corazón—. Te digo esto como tu mejor amiga quien quiere desesperadamente que tengas una habitación junto a ella el próximo año para que no termine durmiendo junto a un psicópata. Y, ________, estás sonrojándote de nuevo.
La fulminé con la mirada.
—No todo el mundo puede ser la próxima famosa tocadora de oboe del mundo — dijo, refiriéndose a su propia erudición y razón por la que iba a Evanston—. Puede que tengas que hacer sacrificios... como besar a un chico caliente.
Ignore su último comentario. —Ahna, no hay ningún famoso tocador de oboe.
—Muérdete la lengua. Sintoniza la Orquesta para nosotros —Ahna retomó su hamburguesa y masticó cuidadosamente—. Pero, sobre el jueves, ¿no es la Semana de Charlie?
Me cubrí la cara con mis manos. ¡Tenía razón! ¡Era la Semana de Charlie! ¿Cómo podía olvidarlo? Charlie se fue de casa cuando yo tenía la edad de Ryan, así que básicamente había sido criada como hija única; para gran disgusto de Ahna, quien era la número tres de cuatro niñas. Cada año, en la semana aniversario de su partida, la cual Ahna y yo llamábamos “Semana de Charlie” mi mamá establece un lugar especial en la cena para él cada noche.
Me llevé el cabello detrás de mis orejas y empecé: —No me he perdido una cena de Charlie en diez años. Qué sería de una sola…
Ahna me interrumpió: —En serio, _______, ¡tu mamá va a enloquecer! Tienes la misma edad que Charlie tenía cuando se fue. Piensa en ello.
—¡Lo sé! —Gemí y contemplé los cuadros de asbesto del techo.
—¿Hay alguna forma de que puedas comer y seguir haciendo lo del ensayo? — Ofreció.
Suspiré. —Se supone que debo estar en casa de los Payne a las seis y media y solemos comer a las seis.
Ahna se echó a reír y miró a mi plato casi lleno de ensalada. Gritó por encima del timbre de salida: —¡Mejor que trabajes en tus habilidades para atiborrarte!
Última edición por SofiiRivas el Mar 18 Jun 2013, 10:42 pm, editado 1 vez
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Capitulo 9 : Maratón 2/5
Querido Charlie, estoy segura de que ni siquiera has recibido mi última carta todavía, pero sólo quiero hacerte saber que estás arruinando mi vida. Otra vez. No, de verdad.
¿Sabes que obtuve ese trabajo genial? Bueno, necesito ir pero no puedo por culpa de tu cena. Ya sabes, de las que te he hablado… las que mamá hace para ti. La mejor solución que he encontrado con esto es tratar de apresurar la comida. Quiero decir, ¿qué familia es tan disfuncional que no puede comer, por ejemplo, media hora antes de tiempo? No contestes eso. Así que, si has decidido que es hora de ser agradable con tu pequeña hermana, aparece. Esta noche. Con amor, _______.
Mi auto chilló mientras lo puse en la pequeña entrada de nuestra casa. Casi me engañé a mí misma en creer que mamá sería firme en el trabajo en la cocina. Abrí la puerta del frente, tiré mi bolso en la dirección general de mi habitación, empecé a buscarla. Bueno, definitivamente no estaba en la cocina. Grité su nombre, a lo que no debería esperar respuesta. Ella tendía a perder la noción del tiempo, especialmente cuando la necesitaba para hacer algo.
Me dirigí a nuestro patio trasero, que no era un patio trasero típico. Mi mamá, en su estado no-al-trabajo, tuvo tiempo para construir su propio Edén personal. Literalmente. El patio no era grande, pero tenía toda clase de plantas. Hice mi camino a través del laberinto verde, siendo cuidadosa de caminar sobre tan pocos pétalos como fuera posible. Finalmente, encontré a mi mamá agachada detrás de un rosal. Estaba tarareando, alisando la tierra con sus manos, y sin tener ninguna idea de que yo estaba detrás de ella.
No había manera de que no la asustara cuando estaba en su pequeño mundo propio, así que simplemente grité:
—¡Mamá!
Ella saltó. Usando su mano cubierta de tierra como un escudo contra el sol, miró hacia arriba con sus ojos verde jade y una sonrisa. —Hola, cariño. Bienvenida a casa. Estaba plantando algunos bulbos de tulipanes nuevos cerca de los arbustos. No creo que tengamos suficientes de estos floreciendo este año, ¿verdad?
Me encogí de hombros. —No sé. Hey, estaba pensando en hacer espagueti y salsa de tomate para cenar. ¿Qué piensas?
—Seguro. Eso es dulce, querer hacer la cena para tu hermano —mi estómago se apretó, odiaba cuando hablaba así. Hizo un ademan con su mano—. ¿Por qué no revisas por allí? Quizás haya algunos tomates que puedas usar para la salsa.
¿Salsa de tomate a partir de cero? De ninguna manera. —Sabes, mamá, creo que papá compró un tarro de Prego…
Mamá me miró como si hubiera pisado una mariposa. —¡_______ Rose! Todos esos conservadores…
—Estará bien, mamá —declaré—. ¡Sólo por una comida! Usaré el espagueti orgánico…
Ella frunció el ceño y alejó su cabello grisáceo de su rostro. —Supongo, pero si Charlie viene y no le gusta…
—Entonces haré algo más. ¡Lo juro! —Rápidamente besé su frente caliente por el sol y me moví de vuelta a la casa—. ¡Gracias!
Apresuradamente puse una olla de agua sobre la estufa para que empezara a hervir y vacié la salsa en un sartén. La comida era tan fácil de preparar, que imaginé que podría estar lista para las 5:30 p.m., cuando papá usualmente llegaba a casa. Incluso piqué algunos pedazos de ajo y los puse en la salsa, esperando aplacar a mamá. Justo cuando pensé que estaría bien, mamá entró a la cocina. —¡Mira! ¡Encontré algunas fresas maduras! ¡Podemos hacer una tarta!
Honestamente.
***
Para el momento en que papá caminó a través de la puerta, la cocina era un desastre de harina y rojo jugo de fresa. Lo admito, la casa estaba empezando a oler delicioso, ¡pero necesitaba irme pronto! Escuché a papá dejar caer su maletín sobre el linóleo. Entró a la cocina, sus ojos azules sonriendo ante mi facha, y se inclinó sobre una de las sillas de la cocina. Se quitó su corbata y respiró profundamente. — ¿Qué están haciendo mis chicas?
Envolvió sus manos alrededor de la cintura de mi mamá y quitó con un beso el azúcar morena de su mejilla. Ella rió.
—Estamos haciendo espagueti y tarta de fresa. Ya sabes, es la favorita de Charlie.
Una mirada de dolor barrió los rasgos de mi papá, pero su sonrisa retornó. —¡Genial!
Ver a mis padres parados allí, habría parecido como una pareja extraña; él en un traje negro de negocios y ella en un kurta blanco con pantalones palazzo. El misterio, sin embargo, terminaba allí. Él se había graduado en una licenciatura en inglés, con la intención de convertirse en el siguiente Robert Frost, pero las cosas no habían salido como lo planeado. Las cuentas y Charlie llegaron, así que papá fue a la escuela de leyes. Una vez me dijo que hizo lo que tenía que hacer, pero todavía trabaja pro bono cada vez que puede. Mi papá es el mejor, no es que yo sea parcial o algo así.
—Mamá, ¿Cuándo crees que estará lista la tarta?
—Oh, no lo sé —se inclinó contra papá—. Tal vez a las seis y quince.
Justo cuando debería estar yéndome. Perfecto.
Me dirigí a mi habitación para buscar algo de ropa ―semi formal acordé con los Clarencienses. Mi habitación era, sin nada más, mi refugio. Las paredes estaban pintadas de un tranquilizador lavanda, con los más recientes garabatos de nubes de mi mamá. Del techo colgaban esferas de vidrio. El resto del espacio en la pequeña habitación era ocupado por mi confortable cama de tamaño completo.
Después de diez minutos de rebuscar en mi armario, regresé a la cocina. Me puse una falda campesina y una blusa, semi casual, ¿correcto? Estaba emocionada de ver que mi mamá estaba sirviendo el espagueti. Le arrebaté un plato de la mano, me senté, e inmediatamente empecé a meter la comida en mi boca.
Papá rió. —¿Tienes una cita caliente o algo así?
Querido Charlie, estoy segura de que ni siquiera has recibido mi última carta todavía, pero sólo quiero hacerte saber que estás arruinando mi vida. Otra vez. No, de verdad.
¿Sabes que obtuve ese trabajo genial? Bueno, necesito ir pero no puedo por culpa de tu cena. Ya sabes, de las que te he hablado… las que mamá hace para ti. La mejor solución que he encontrado con esto es tratar de apresurar la comida. Quiero decir, ¿qué familia es tan disfuncional que no puede comer, por ejemplo, media hora antes de tiempo? No contestes eso. Así que, si has decidido que es hora de ser agradable con tu pequeña hermana, aparece. Esta noche. Con amor, _______.
Mi auto chilló mientras lo puse en la pequeña entrada de nuestra casa. Casi me engañé a mí misma en creer que mamá sería firme en el trabajo en la cocina. Abrí la puerta del frente, tiré mi bolso en la dirección general de mi habitación, empecé a buscarla. Bueno, definitivamente no estaba en la cocina. Grité su nombre, a lo que no debería esperar respuesta. Ella tendía a perder la noción del tiempo, especialmente cuando la necesitaba para hacer algo.
Me dirigí a nuestro patio trasero, que no era un patio trasero típico. Mi mamá, en su estado no-al-trabajo, tuvo tiempo para construir su propio Edén personal. Literalmente. El patio no era grande, pero tenía toda clase de plantas. Hice mi camino a través del laberinto verde, siendo cuidadosa de caminar sobre tan pocos pétalos como fuera posible. Finalmente, encontré a mi mamá agachada detrás de un rosal. Estaba tarareando, alisando la tierra con sus manos, y sin tener ninguna idea de que yo estaba detrás de ella.
No había manera de que no la asustara cuando estaba en su pequeño mundo propio, así que simplemente grité:
—¡Mamá!
Ella saltó. Usando su mano cubierta de tierra como un escudo contra el sol, miró hacia arriba con sus ojos verde jade y una sonrisa. —Hola, cariño. Bienvenida a casa. Estaba plantando algunos bulbos de tulipanes nuevos cerca de los arbustos. No creo que tengamos suficientes de estos floreciendo este año, ¿verdad?
Me encogí de hombros. —No sé. Hey, estaba pensando en hacer espagueti y salsa de tomate para cenar. ¿Qué piensas?
—Seguro. Eso es dulce, querer hacer la cena para tu hermano —mi estómago se apretó, odiaba cuando hablaba así. Hizo un ademan con su mano—. ¿Por qué no revisas por allí? Quizás haya algunos tomates que puedas usar para la salsa.
¿Salsa de tomate a partir de cero? De ninguna manera. —Sabes, mamá, creo que papá compró un tarro de Prego…
Mamá me miró como si hubiera pisado una mariposa. —¡_______ Rose! Todos esos conservadores…
—Estará bien, mamá —declaré—. ¡Sólo por una comida! Usaré el espagueti orgánico…
Ella frunció el ceño y alejó su cabello grisáceo de su rostro. —Supongo, pero si Charlie viene y no le gusta…
—Entonces haré algo más. ¡Lo juro! —Rápidamente besé su frente caliente por el sol y me moví de vuelta a la casa—. ¡Gracias!
Apresuradamente puse una olla de agua sobre la estufa para que empezara a hervir y vacié la salsa en un sartén. La comida era tan fácil de preparar, que imaginé que podría estar lista para las 5:30 p.m., cuando papá usualmente llegaba a casa. Incluso piqué algunos pedazos de ajo y los puse en la salsa, esperando aplacar a mamá. Justo cuando pensé que estaría bien, mamá entró a la cocina. —¡Mira! ¡Encontré algunas fresas maduras! ¡Podemos hacer una tarta!
Honestamente.
***
Para el momento en que papá caminó a través de la puerta, la cocina era un desastre de harina y rojo jugo de fresa. Lo admito, la casa estaba empezando a oler delicioso, ¡pero necesitaba irme pronto! Escuché a papá dejar caer su maletín sobre el linóleo. Entró a la cocina, sus ojos azules sonriendo ante mi facha, y se inclinó sobre una de las sillas de la cocina. Se quitó su corbata y respiró profundamente. — ¿Qué están haciendo mis chicas?
Envolvió sus manos alrededor de la cintura de mi mamá y quitó con un beso el azúcar morena de su mejilla. Ella rió.
—Estamos haciendo espagueti y tarta de fresa. Ya sabes, es la favorita de Charlie.
Una mirada de dolor barrió los rasgos de mi papá, pero su sonrisa retornó. —¡Genial!
Ver a mis padres parados allí, habría parecido como una pareja extraña; él en un traje negro de negocios y ella en un kurta blanco con pantalones palazzo. El misterio, sin embargo, terminaba allí. Él se había graduado en una licenciatura en inglés, con la intención de convertirse en el siguiente Robert Frost, pero las cosas no habían salido como lo planeado. Las cuentas y Charlie llegaron, así que papá fue a la escuela de leyes. Una vez me dijo que hizo lo que tenía que hacer, pero todavía trabaja pro bono cada vez que puede. Mi papá es el mejor, no es que yo sea parcial o algo así.
—Mamá, ¿Cuándo crees que estará lista la tarta?
—Oh, no lo sé —se inclinó contra papá—. Tal vez a las seis y quince.
Justo cuando debería estar yéndome. Perfecto.
Me dirigí a mi habitación para buscar algo de ropa ―semi formal acordé con los Clarencienses. Mi habitación era, sin nada más, mi refugio. Las paredes estaban pintadas de un tranquilizador lavanda, con los más recientes garabatos de nubes de mi mamá. Del techo colgaban esferas de vidrio. El resto del espacio en la pequeña habitación era ocupado por mi confortable cama de tamaño completo.
Después de diez minutos de rebuscar en mi armario, regresé a la cocina. Me puse una falda campesina y una blusa, semi casual, ¿correcto? Estaba emocionada de ver que mi mamá estaba sirviendo el espagueti. Le arrebaté un plato de la mano, me senté, e inmediatamente empecé a meter la comida en mi boca.
Papá rió. —¿Tienes una cita caliente o algo así?
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Capitulo 10 : Maratón 3/5
Sentí que mi cara se ponía caliente mientras hablaba alrededor del espagueti. —Uhm, ten-go que —tragué—, hacer de niñera.
—¿Cómo es Liam? —Mamá sacó una, hasta ahora, no vista ensalada gigante del refrigerador.
Literalmente, me atraganté ante la idea de tratar de tomar tres platos. Después de una corta tos, respondí: —Él es genial; todo es genial.
Papá frunció el ceño escépticamente mientras tomaban sus asientos en la mesa. —¿Por qué te pusiste una falda?
—Oh, uh —tragué saliva—. ¿Quiero lucir bonita?
Él levantó una ceja. —Espera… ¿el chico que estás viendo realmente es de tu edad?
—Uhm —rápidamente alcancé las pinzas de la ensalada y puse una pila de verduras en mi plato—, sí. ¿No te lo dijo mamá?
Papá le dio a mamá una mirada exasperada y refunfuñó. —Pensé que estaba bromeando.
—Creo que es más como un novio. —Dijo ella con un guiño.
Rodé mis ojos y rápidamente puse mi ensalada a un lado, así podría poner un pedazo de la humeante tarta de fresa en mi plato.—Realmente, ni siquiera somos amigos. Yo simplemente… —hice gestos con mi tenedor en el aire, esforzándome por una definición de mi extraño trabajo—. Trato de que él haga cosas… que deje su casa. Y su mamá me paga.
Papá frunció el ceño, tratando de entender lo que quería decir. —Así que, ¿es un solitario?
—No. Bueno… —me detuve y empujé un pedazo de tarta en mi boca; inmediatamente lamenté la decisión cuando la jalea caliente se adhirió a mis encías. Haciendo una mueca, tomé agua e intenté de nuevo. —Es una clase de solitario ahora, pero no solía serlo. No creo.
—¿Y no te están pagando para salir con él? —Preguntó papá firmemente.
—¡No! —reí y salté cuando mi móvil empezó a vibrar en mi bolsillo. No tenía que revisar la pantalla LCD para saber que la Sra. Payne estaba llamándome para ver por qué iba tarde. Bajando mi tenedor, dije—: Escuchen, realmente tengo que irme; ya voy tarde.
—¡_______ Rose! —jadeó mamá—. ¡Todavía no hemos tomado el postre! ¿Qué si Charlie viene?
—¿Puedes decirle que puede tomar el resto del mío? —ofrecí tímidamente. Mi teléfono vibró otra vez mientras retrocedía de la mesa. Miré a mi papá por apoyo— . ¿De acuerdo?
Papá suspiró y se frotó la frente, dividido entre una mirada de dolor en la cara de su esposa y la lógica de que la probabilidad de que Charlie apareciera para los últimos diez minutos de la cena era virtualmente cero. Me dio un asentimiento sutil, que mamá no notó entre sus lágrimas. Asentí de vuelta, transmitiendo mi agradecimiento no verbalmente, y salí de la casa.
***
Momentos después, estaba en mi auto, zumbando hacia la casa de los Payne. Estaba feliz de que papá hubiera estado de mi lado en todo este asunto de Charlie y la cena, pero la visión de mi mamá llorando todavía me hacía sentir enferma. Puse mis débiles altavoces al máximo. Había encontrado una cinta de casete de Queen en el suelo de mi habitación, honestamente, algunas cosas simplemente aparecían allí.
Sin sorpresa, la puerta estaba abierta y esperando por mí cuando llegué. Tragué saliva, saltando fuera de mi auto sin revisar el reloj. Ascendí los escalones y miré, cuando la puerta se abrió, Routh estaba parada en la entrada. Ya tenía su pijama Care Bear manteniendo una raída manta amarilla colgada sobre su hombro. Me miró con ojos brillantes; obviamente podía sentir que había algo de entusiasmo digno al irse a la cama más tarde.
Caminé dentro del vestíbulo, me incliné y pregunté. —¿Dónde está tu hermano?
Parpadeó y señaló hacia la escalera de caracol.
Me giré para ver a Liam bajando las escaleras con su mano sobre el hombro de Ryan. Él lucía, bueno, realmente bien. Esto era lo mejor en semi formal. Llevaba puestos unos pantalones caquis suaves y una camisa azul, con el botón superior del cuello sin abrochar. También tenía su firma, las gafas de sol negras y su cabello estaba ligeramente despeinado. Su cabeza estaba en mi dirección y me sonrojé conscientemente, sintiendo como si me estuviera mirando directamente, aunque eso era imposible.
Greg se inclinó hacia el oído de su hermano y susurró ruidosamente. —¡Parece que piensa que eres lindo!
—¡Cállate! —Chasqueé.
Escuchándome, Liam puso una sonrisa brillante y mi estómago se retorció extrañamente en respuesta. Bajó el escalón inferior y extendió su mano, que atrapé y presioné contra mi brazo. Mientras ajustaba su agarre, la Sra. Payne apareció. Nos sonrió y dijo: —Bueno, espero que los dos tengan un buen momento.
—Mamá, sólo es un ensayo. —Dijo Liam.
—Sí, mamá, no es como si fuera una cita. —Chilló Ryan.
Por un momento, su madre y yo nos movimos incómodamente, después de un recuerdo no-tan-sutil del por qué estaba allí. Di un paso hacia la puerta, tirando de Liam, y dije: —Bueno, de esta manera no tiene que velar por él.
—Y tú obtienes un cheque de pago. —Agregó la Sra. Payne.
Ella y yo compartimos una risa terriblemente incómoda, y salí por la puerta con Liam. Respiré una vez estuvimos sentados en mi auto. —Es bueno estar fuera de ese lugar, ¿uh?
—Sí — Liam se frotó la barbilla con la mano mientras traía a la vida a mi Camry — . Así que, ¿sabes cómo llegar a Clarence?
—Uh uh. —Puse mi auto en la entrada. Nunca había estado dentro, pero por ser una nativa de Reino Unido , sabía la forma de llegar.
Sentí que mi cara se ponía caliente mientras hablaba alrededor del espagueti. —Uhm, ten-go que —tragué—, hacer de niñera.
—¿Cómo es Liam? —Mamá sacó una, hasta ahora, no vista ensalada gigante del refrigerador.
Literalmente, me atraganté ante la idea de tratar de tomar tres platos. Después de una corta tos, respondí: —Él es genial; todo es genial.
Papá frunció el ceño escépticamente mientras tomaban sus asientos en la mesa. —¿Por qué te pusiste una falda?
—Oh, uh —tragué saliva—. ¿Quiero lucir bonita?
Él levantó una ceja. —Espera… ¿el chico que estás viendo realmente es de tu edad?
—Uhm —rápidamente alcancé las pinzas de la ensalada y puse una pila de verduras en mi plato—, sí. ¿No te lo dijo mamá?
Papá le dio a mamá una mirada exasperada y refunfuñó. —Pensé que estaba bromeando.
—Creo que es más como un novio. —Dijo ella con un guiño.
Rodé mis ojos y rápidamente puse mi ensalada a un lado, así podría poner un pedazo de la humeante tarta de fresa en mi plato.—Realmente, ni siquiera somos amigos. Yo simplemente… —hice gestos con mi tenedor en el aire, esforzándome por una definición de mi extraño trabajo—. Trato de que él haga cosas… que deje su casa. Y su mamá me paga.
Papá frunció el ceño, tratando de entender lo que quería decir. —Así que, ¿es un solitario?
—No. Bueno… —me detuve y empujé un pedazo de tarta en mi boca; inmediatamente lamenté la decisión cuando la jalea caliente se adhirió a mis encías. Haciendo una mueca, tomé agua e intenté de nuevo. —Es una clase de solitario ahora, pero no solía serlo. No creo.
—¿Y no te están pagando para salir con él? —Preguntó papá firmemente.
—¡No! —reí y salté cuando mi móvil empezó a vibrar en mi bolsillo. No tenía que revisar la pantalla LCD para saber que la Sra. Payne estaba llamándome para ver por qué iba tarde. Bajando mi tenedor, dije—: Escuchen, realmente tengo que irme; ya voy tarde.
—¡_______ Rose! —jadeó mamá—. ¡Todavía no hemos tomado el postre! ¿Qué si Charlie viene?
—¿Puedes decirle que puede tomar el resto del mío? —ofrecí tímidamente. Mi teléfono vibró otra vez mientras retrocedía de la mesa. Miré a mi papá por apoyo— . ¿De acuerdo?
Papá suspiró y se frotó la frente, dividido entre una mirada de dolor en la cara de su esposa y la lógica de que la probabilidad de que Charlie apareciera para los últimos diez minutos de la cena era virtualmente cero. Me dio un asentimiento sutil, que mamá no notó entre sus lágrimas. Asentí de vuelta, transmitiendo mi agradecimiento no verbalmente, y salí de la casa.
***
Momentos después, estaba en mi auto, zumbando hacia la casa de los Payne. Estaba feliz de que papá hubiera estado de mi lado en todo este asunto de Charlie y la cena, pero la visión de mi mamá llorando todavía me hacía sentir enferma. Puse mis débiles altavoces al máximo. Había encontrado una cinta de casete de Queen en el suelo de mi habitación, honestamente, algunas cosas simplemente aparecían allí.
Sin sorpresa, la puerta estaba abierta y esperando por mí cuando llegué. Tragué saliva, saltando fuera de mi auto sin revisar el reloj. Ascendí los escalones y miré, cuando la puerta se abrió, Routh estaba parada en la entrada. Ya tenía su pijama Care Bear manteniendo una raída manta amarilla colgada sobre su hombro. Me miró con ojos brillantes; obviamente podía sentir que había algo de entusiasmo digno al irse a la cama más tarde.
Caminé dentro del vestíbulo, me incliné y pregunté. —¿Dónde está tu hermano?
Parpadeó y señaló hacia la escalera de caracol.
Me giré para ver a Liam bajando las escaleras con su mano sobre el hombro de Ryan. Él lucía, bueno, realmente bien. Esto era lo mejor en semi formal. Llevaba puestos unos pantalones caquis suaves y una camisa azul, con el botón superior del cuello sin abrochar. También tenía su firma, las gafas de sol negras y su cabello estaba ligeramente despeinado. Su cabeza estaba en mi dirección y me sonrojé conscientemente, sintiendo como si me estuviera mirando directamente, aunque eso era imposible.
Greg se inclinó hacia el oído de su hermano y susurró ruidosamente. —¡Parece que piensa que eres lindo!
—¡Cállate! —Chasqueé.
Escuchándome, Liam puso una sonrisa brillante y mi estómago se retorció extrañamente en respuesta. Bajó el escalón inferior y extendió su mano, que atrapé y presioné contra mi brazo. Mientras ajustaba su agarre, la Sra. Payne apareció. Nos sonrió y dijo: —Bueno, espero que los dos tengan un buen momento.
—Mamá, sólo es un ensayo. —Dijo Liam.
—Sí, mamá, no es como si fuera una cita. —Chilló Ryan.
Por un momento, su madre y yo nos movimos incómodamente, después de un recuerdo no-tan-sutil del por qué estaba allí. Di un paso hacia la puerta, tirando de Liam, y dije: —Bueno, de esta manera no tiene que velar por él.
—Y tú obtienes un cheque de pago. —Agregó la Sra. Payne.
Ella y yo compartimos una risa terriblemente incómoda, y salí por la puerta con Liam. Respiré una vez estuvimos sentados en mi auto. —Es bueno estar fuera de ese lugar, ¿uh?
—Sí — Liam se frotó la barbilla con la mano mientras traía a la vida a mi Camry — . Así que, ¿sabes cómo llegar a Clarence?
—Uh uh. —Puse mi auto en la entrada. Nunca había estado dentro, pero por ser una nativa de Reino Unido , sabía la forma de llegar.
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Capitulo 11 : Maratón 4/5
—Vamos tarde. —Dijo de manera casual. Luego estuvo en silencio y supe, simplemente supe, que estaba esperando a que le dijera por qué.
Traté de estar tranquila mientras el silencio se cerraba. Me concentré en los haces de luz rebotando sobre el camino oscuro… Escuché el suave tamborileo de la lluvia mientras empezaba a caer sobre el capó de mi auto… y, en un torrente de palabras, cedí. —¡Fue mi familia! Hace diez años, mi hermano se fue de casa. Tenía mi edad. Nunca ha regresado y, sé que suena raro, pero mamá tiene esas cenas memoriales para él que no puedo evitar. Y simplemente me fui, a pesar de que no habíamos llegado al postre.
—¿De qué estás hablando? —Interrumpió Liam.
Estúpida. Estúpida. Estúpida. ¿Por qué había abierto mi boca? Había dicho demasiado. Traté de cubrir mi vómito de palabras. —De nada.
Liam se giró hacia mí. —No, eso fue algo. ¿Algo sobre tu hermano y el postre?
Él realmente sentía curiosidad o era un mentiroso muy convincente. Sacudí mi cabeza, preguntándome cómo podría explicarlo. —Mi familia está loca.
—Mi familia… no sabes la mitad de eso. —Dio una pequeña risa.
¿Qué? ¿Alguien no fue aceptado en Harvard? Respondí poco convincente: —¿Oh, de verdad?
Cambiando descaradamente de tema, Liam dijo: —Probablemente deberías saberlo, nunca hubo una declaración oficial.
Fruncí el ceño. —¿Uh?
—Una declaración oficial al cuerpo estudiantil de Clarence —suspiró—, de lo que me sucedió.
—¡¿Nunca les dijiste nada?!
Él dijo con desdén: —Bueno, Clarence no es una escuela muy grande y mi madre conoce a personas en el consejo estudiantil…
—Dejarlo en manos del molino de rumores… esa es siempre la manera de proceder. —Me burlé.
—Oh, ellos son profesionales.
Encontré la entrada a Clarence, que estaba marcada por una letra dorada enorme. Mi auto rechinó cuando me giré hacia el aparcamiento. Inmediatamente estuve enfrentada a la comprensión de que parecía poseer, entre los casi cuarenta autos más, el único vehículo que valía menos de $50.000. Cuidadosamente deslicé mi Camry entre un Hummer y un Ferrari.
Liam y yo caminamos alrededor de Clarence sobre una acera bordeada con arbustos bien cuidados y sin una sola maleza. Por las luces del aparcamiento, podía ver que el cemento sorpresivamente estaba vacío de colillas de cigarrillo o incluso viejas bolas de goma de mascar, a diferencia de mi escuela. Giramos por la esquina, hacia el frente de la escuela, y jadeé ante la vista. La secundaria Clarence era hermosa en un estilo gótico, un edificio impresionante de cantería gris. En el medio del avance circular, había un pequeño parque de dos viejos robles y una estatua de mármol de una pantera, la mascota de la escuela.
Mientras nos acercábamos a las pesadas puertas de la entrada, una limosina negra chirrió al detenerse en la entrada. La puerta del auto se abrió y pude escuchar a una chica gritando: —¿Podrías regresar en una hora? No puedo imaginarlos alargando esto por más tiempo —la rubia subió y nos miró brevemente, antes de centrarse en ajustar su falda ceñida—. ¿No están felices de que casi termine? —Miró hacia arriba de nuevo, por más tiempo, y su boca se abrió—. ¡¿Liam?!
Él asintió en su dirección y yo moví mis pies incómodamente.
—¡Oh Dios Mío! ¡Estás aquí! —jadeó y luego me miró, levantando una ceja ante mi falda campesina—. ¿Quién eres tú?
—Soy _______ Tammer. —Extendí mi mano y traté de sonreír.
—Kristy Whitton —sacudió mi mano herméticamente y sonrió con una sonrisa perfectamente falsa—. Es un placer.
Podía decir por el brillo en sus ojos que tenía un millón de preguntas que quería hacerme, pero Liam dijo: —Ya llegamos tarde. Deberíamos entrar.
—Tienes razón. —Lo arrastré hacia adelante.
Kristy abrió la puerta y dijo: —Bueno, estoy segura de que hablaremos más tarde, _______. —Antes de precipitarse al interior.
Entramos en un pasillo largo con una alfombra azul marino. Alfombra, ¿qué secundaria tiene alfombras? Seguro, no eran mullidas, pero aún así era antinatural. Las paredes estaban abolladas con cientos de placas a la excelencia en varios deportes y excelencia académica. Más abajo el pasillo se oscurecía, y pude ver casilleros pintados de granate con puertas de madera cerradas. De verdad, el lugar me recordaba más a una oficina que a una escuela.
La mano de Niall inesperadamente se deslizó de mi brazo a envolver mi cintura. Temblé cuando respiró en mi oreja. —Sólo finge.
Oh, podía hacer eso. Espera… ¿qué estaba fingiendo?
No tuve oportunidad de responder. Había estado siguiendo a Kristy a la distancia, así que cuando giró una esquina y entró en una sala a la derecha, yo también lo hice. Tan pronto como entramos, todo el mundo en el interior se giró a mirarnos. Me sentí atravesar todos los tonos de rojo mientras Liam me acercaba más. Y luego supe qué estábamos fingiendo tan claramente como si me lo hubiera dicho: estábamos dejando que sus compañeros de clase reconocieran que él no estaba ciego, que había estado en alguna misteriosa aventura con una chica misteriosa. Yo, el apoyo.
—Vamos tarde. —Dijo de manera casual. Luego estuvo en silencio y supe, simplemente supe, que estaba esperando a que le dijera por qué.
Traté de estar tranquila mientras el silencio se cerraba. Me concentré en los haces de luz rebotando sobre el camino oscuro… Escuché el suave tamborileo de la lluvia mientras empezaba a caer sobre el capó de mi auto… y, en un torrente de palabras, cedí. —¡Fue mi familia! Hace diez años, mi hermano se fue de casa. Tenía mi edad. Nunca ha regresado y, sé que suena raro, pero mamá tiene esas cenas memoriales para él que no puedo evitar. Y simplemente me fui, a pesar de que no habíamos llegado al postre.
—¿De qué estás hablando? —Interrumpió Liam.
Estúpida. Estúpida. Estúpida. ¿Por qué había abierto mi boca? Había dicho demasiado. Traté de cubrir mi vómito de palabras. —De nada.
Liam se giró hacia mí. —No, eso fue algo. ¿Algo sobre tu hermano y el postre?
Él realmente sentía curiosidad o era un mentiroso muy convincente. Sacudí mi cabeza, preguntándome cómo podría explicarlo. —Mi familia está loca.
—Mi familia… no sabes la mitad de eso. —Dio una pequeña risa.
¿Qué? ¿Alguien no fue aceptado en Harvard? Respondí poco convincente: —¿Oh, de verdad?
Cambiando descaradamente de tema, Liam dijo: —Probablemente deberías saberlo, nunca hubo una declaración oficial.
Fruncí el ceño. —¿Uh?
—Una declaración oficial al cuerpo estudiantil de Clarence —suspiró—, de lo que me sucedió.
—¡¿Nunca les dijiste nada?!
Él dijo con desdén: —Bueno, Clarence no es una escuela muy grande y mi madre conoce a personas en el consejo estudiantil…
—Dejarlo en manos del molino de rumores… esa es siempre la manera de proceder. —Me burlé.
—Oh, ellos son profesionales.
Encontré la entrada a Clarence, que estaba marcada por una letra dorada enorme. Mi auto rechinó cuando me giré hacia el aparcamiento. Inmediatamente estuve enfrentada a la comprensión de que parecía poseer, entre los casi cuarenta autos más, el único vehículo que valía menos de $50.000. Cuidadosamente deslicé mi Camry entre un Hummer y un Ferrari.
Liam y yo caminamos alrededor de Clarence sobre una acera bordeada con arbustos bien cuidados y sin una sola maleza. Por las luces del aparcamiento, podía ver que el cemento sorpresivamente estaba vacío de colillas de cigarrillo o incluso viejas bolas de goma de mascar, a diferencia de mi escuela. Giramos por la esquina, hacia el frente de la escuela, y jadeé ante la vista. La secundaria Clarence era hermosa en un estilo gótico, un edificio impresionante de cantería gris. En el medio del avance circular, había un pequeño parque de dos viejos robles y una estatua de mármol de una pantera, la mascota de la escuela.
Mientras nos acercábamos a las pesadas puertas de la entrada, una limosina negra chirrió al detenerse en la entrada. La puerta del auto se abrió y pude escuchar a una chica gritando: —¿Podrías regresar en una hora? No puedo imaginarlos alargando esto por más tiempo —la rubia subió y nos miró brevemente, antes de centrarse en ajustar su falda ceñida—. ¿No están felices de que casi termine? —Miró hacia arriba de nuevo, por más tiempo, y su boca se abrió—. ¡¿Liam?!
Él asintió en su dirección y yo moví mis pies incómodamente.
—¡Oh Dios Mío! ¡Estás aquí! —jadeó y luego me miró, levantando una ceja ante mi falda campesina—. ¿Quién eres tú?
—Soy _______ Tammer. —Extendí mi mano y traté de sonreír.
—Kristy Whitton —sacudió mi mano herméticamente y sonrió con una sonrisa perfectamente falsa—. Es un placer.
Podía decir por el brillo en sus ojos que tenía un millón de preguntas que quería hacerme, pero Liam dijo: —Ya llegamos tarde. Deberíamos entrar.
—Tienes razón. —Lo arrastré hacia adelante.
Kristy abrió la puerta y dijo: —Bueno, estoy segura de que hablaremos más tarde, _______. —Antes de precipitarse al interior.
Entramos en un pasillo largo con una alfombra azul marino. Alfombra, ¿qué secundaria tiene alfombras? Seguro, no eran mullidas, pero aún así era antinatural. Las paredes estaban abolladas con cientos de placas a la excelencia en varios deportes y excelencia académica. Más abajo el pasillo se oscurecía, y pude ver casilleros pintados de granate con puertas de madera cerradas. De verdad, el lugar me recordaba más a una oficina que a una escuela.
La mano de Niall inesperadamente se deslizó de mi brazo a envolver mi cintura. Temblé cuando respiró en mi oreja. —Sólo finge.
Oh, podía hacer eso. Espera… ¿qué estaba fingiendo?
No tuve oportunidad de responder. Había estado siguiendo a Kristy a la distancia, así que cuando giró una esquina y entró en una sala a la derecha, yo también lo hice. Tan pronto como entramos, todo el mundo en el interior se giró a mirarnos. Me sentí atravesar todos los tonos de rojo mientras Liam me acercaba más. Y luego supe qué estábamos fingiendo tan claramente como si me lo hubiera dicho: estábamos dejando que sus compañeros de clase reconocieran que él no estaba ciego, que había estado en alguna misteriosa aventura con una chica misteriosa. Yo, el apoyo.
Salem.
Re: のHis Eyes •Liam Payne y Tu•
Capitulo 12 : Maratón 5/5
Si estuviera en mi sano juicio, me hubiera marchado en ese justo momento. Pero estaba congelada. Estábamos en una gran habitación, probablemente del tamaño de dos salones de clase juntos, y ahí estaban cerca de cincuenta estudiantes de último año de Clarence mirándome fijamente. Todos ellos estaban a nivel de Rodeo Drive, trajes elegantes y mesas redondas cubiertas —honestamente— con manteles blancos. En la parte delantera de la habitación, una pantalla gigante estaba suspendida del techo y proyectaba lo que parecía ser su graduación. Un hombre mayor estaba de pie detrás de un podio, su puntero laser señalaba algo en la pantalla mientras él, también, me miraba fijamente.
Hice una mueca, agaché mi cabeza, y tiré de Liam hacia la mesa más cercana. Mientras me movía hacia una silla para sentarme, él golpeó su pierna contra el asiento junto a mi lado. Quitó su mano de mi cadera y, discretamente tocando el largo de la silla, logró sentarse. En el frente de la habitación, el hombre aclaró su garganta, reclamando la atención de todos, y explicó: —Ahora, como estaba diciendo antes que el Sr. Payne, decidiera honrarnos a todos con su presencia, siéntense por orden alfabético. Vamos a comenzar…
Estaba distraída por el susurro de los otros estudiantes. Al principio, podía únicamente escuchar trozos y piezas. Entonces, claramente oí la voz de una chica. Me giré para ver a Kristy, sentada en una mesa cercana con otras cuatro chicas. Una estaba susurrando: —Así que, estuve hablándole a esa chica que salió con Liam cuando él era estudiante de segundo año…
—De verdad, ¿Quién "no" salió con él? —Preguntó otra.
—Tú lo hiciste, Kristy. —Dijo la tercera.
Kristy disparó: —Sí, pero eso fue primer año, cuando estaba caliente. Ahora mira hacia él —todas las chicas se giraron y apresuradamente volví la cabeza hacia la pantalla—. Él está usando lentes de sol aquí adentro. No solía tener que esforzarse tanto para ser genial.
¡Hey, no creo que él se miré tan mal! No es que me este preguntando cómo se miraría sin lentes.
—¿Crees que "está" ciego? —Preguntó la cuarta chica.
La primera chica dijo impacientemente: —Como te dije, estaba hablando de esta chica que salió con Liam y ella dijo que él quería dedicar todo su tiempo a montar en su caballo. ¿Puedes creerlo?
—Vamos —casi puede ver a Kristy rodar sus ojos—. Liam y yo estuvimos siempre tonteando.
—Pero no creo que él tuviera una cita este año —susurró otra—. Tú sabes, "antes" de desaparecer.
Mordí mi mejilla y mantuve mi cabeza mirando hacia el frente. Ellas estaban sólo rumoreando. Sólo rumores. ¿A quién le importa su historial de citas, de todas maneras? Traté de concentrarme en el Señor que estaba diciendo monótonamente: —Ahora, denle la bienvenida a nuestro Valedictorian, Joseph Eccles. Él dirá su discurso y sin dudas serán bienvenidas todas las críticas constructivas que puedan ofrecer. Después de todo, los discursos de Clarence tienen una historia de… —Blah. Blah.
Incapaz de resistir por más tiempo, me acerqué a Liam y susurré: —Entonces, exactamente ¿cuántas de las… —eché una mirada alrededor de la habitación—, treinta chicas en tu clase han salido contigo?
—Sólo una era de último año, pero tuve citas con trece chicas de Clarence — respondió con facilidad—. Pero he tenido más citas, si me lo preguntas.
Murmuré: —Qué humilde, Romeo.
Respirando superficialmente, traté de no pensar en porqué me molestaba que él hubiera salido con tantas chicas. Porque eso no era de mi incumbencia, ¡No lo es! Yo he tenido citas antes, aunque ni de cerca son muchos chicos… como sea.
Vagamente escuché aplausos mientras el Valedictorian, o cualquiera que sea su nombre, terminó de hablar. El hombre mayor, quien supongo era el director, reclamó su podio. —Gracias, Joseph. Espero con interés tu discurso de mañana.
Ahora, tendremos un breve descanso. Si tienen sed, la APM los proveerá de refrescos. En diez minutos escucharemos a las notas del Salutatorian por Sarah Tyson y luego el Cuerpo Estudiantil nos dirán sus planes para el baile después de la graduación.
Las conversaciones que había escuchado en susurros crecieron a decibeles más fuertes. Empujé mi silla de la mesa y le pregunté con forzada amabilidad: — ¿Quieres algo?
Pareciendo incómodo, Liam cruzó sus brazos y dijo: —No lo sé, ¿Una coca-cola?
—De acuerdo —caminé hacia el lado de la habitación donde una mesa tenía latas de refrescos y platos con galletas. Estaba mirando los numerosos tipos de bocadillos, preguntándome cual escogería para mí, cuando sentí a alguien acercándoseme. Me giré y salté, mirando a Kristy viéndome fijamente a apenas unos centímetros. Plasme una sonrisa en mi rostro—. ¡Oh, hola!
—Hola. _______, ¿verdad? —ella tranquilamente extendió una mano y tomó una galleta de azúcar—. Así que, ¿eres la cita de Liam?
—¿Qué? —estaba sorprendida por el atrevimiento de su pregunta—. Uh, no. Soy su… asistente.
—Oh, ¿Asistente? —Kristy se inclinó más hacia mi espacio personal—. ¿Así que Liam de verdad ―es ciego? ¿O está fingiendo porque no quiere volver a la escuela?
—No lo creo —miré hacia Liam, quien parecía estar mirando hacia el espacio mientras que la habitación zumbaba a su alrededor. ¿Este era un elaborado plan para no ir a la escuela? No lo había pensado antes. Dije tentativamente—: Una vez, lo miré tropezar…
Kristy asintió, pero continuó hablando sobre mí. —Si yo fuera tú, me gustaría estar segura de eso. Él podría sólo querer saltarse la escuela porque quiera evitar… a alguien —ella apartó la mirada por un segundo y sabía que se refería a sí misma—. Y él odia la cerveza de raíz. No hay manera de que él la beba, si pudiera ver la bebida.
Dudé, mi mano se alejó de la lata de coca-cola hacia la invitante lata de cerveza de raíz en la mesa. Él no podría estar engañándome, entonces ¿Por qué quería descubrir su mentira? Incluso su hermano había dicho que pensaba que él no volvería a… Mis dedos se cerraron alrededor de la cerveza de raíz y caminé de regreso hacia la mesa.
Abriendo la lata, la empujé hacia su mano. Mi estomago se contrajo de anticipación mientras dije—: Aquí tienes.
Si estuviera en mi sano juicio, me hubiera marchado en ese justo momento. Pero estaba congelada. Estábamos en una gran habitación, probablemente del tamaño de dos salones de clase juntos, y ahí estaban cerca de cincuenta estudiantes de último año de Clarence mirándome fijamente. Todos ellos estaban a nivel de Rodeo Drive, trajes elegantes y mesas redondas cubiertas —honestamente— con manteles blancos. En la parte delantera de la habitación, una pantalla gigante estaba suspendida del techo y proyectaba lo que parecía ser su graduación. Un hombre mayor estaba de pie detrás de un podio, su puntero laser señalaba algo en la pantalla mientras él, también, me miraba fijamente.
Hice una mueca, agaché mi cabeza, y tiré de Liam hacia la mesa más cercana. Mientras me movía hacia una silla para sentarme, él golpeó su pierna contra el asiento junto a mi lado. Quitó su mano de mi cadera y, discretamente tocando el largo de la silla, logró sentarse. En el frente de la habitación, el hombre aclaró su garganta, reclamando la atención de todos, y explicó: —Ahora, como estaba diciendo antes que el Sr. Payne, decidiera honrarnos a todos con su presencia, siéntense por orden alfabético. Vamos a comenzar…
Estaba distraída por el susurro de los otros estudiantes. Al principio, podía únicamente escuchar trozos y piezas. Entonces, claramente oí la voz de una chica. Me giré para ver a Kristy, sentada en una mesa cercana con otras cuatro chicas. Una estaba susurrando: —Así que, estuve hablándole a esa chica que salió con Liam cuando él era estudiante de segundo año…
—De verdad, ¿Quién "no" salió con él? —Preguntó otra.
—Tú lo hiciste, Kristy. —Dijo la tercera.
Kristy disparó: —Sí, pero eso fue primer año, cuando estaba caliente. Ahora mira hacia él —todas las chicas se giraron y apresuradamente volví la cabeza hacia la pantalla—. Él está usando lentes de sol aquí adentro. No solía tener que esforzarse tanto para ser genial.
¡Hey, no creo que él se miré tan mal! No es que me este preguntando cómo se miraría sin lentes.
—¿Crees que "está" ciego? —Preguntó la cuarta chica.
La primera chica dijo impacientemente: —Como te dije, estaba hablando de esta chica que salió con Liam y ella dijo que él quería dedicar todo su tiempo a montar en su caballo. ¿Puedes creerlo?
—Vamos —casi puede ver a Kristy rodar sus ojos—. Liam y yo estuvimos siempre tonteando.
—Pero no creo que él tuviera una cita este año —susurró otra—. Tú sabes, "antes" de desaparecer.
Mordí mi mejilla y mantuve mi cabeza mirando hacia el frente. Ellas estaban sólo rumoreando. Sólo rumores. ¿A quién le importa su historial de citas, de todas maneras? Traté de concentrarme en el Señor que estaba diciendo monótonamente: —Ahora, denle la bienvenida a nuestro Valedictorian, Joseph Eccles. Él dirá su discurso y sin dudas serán bienvenidas todas las críticas constructivas que puedan ofrecer. Después de todo, los discursos de Clarence tienen una historia de… —Blah. Blah.
Incapaz de resistir por más tiempo, me acerqué a Liam y susurré: —Entonces, exactamente ¿cuántas de las… —eché una mirada alrededor de la habitación—, treinta chicas en tu clase han salido contigo?
—Sólo una era de último año, pero tuve citas con trece chicas de Clarence — respondió con facilidad—. Pero he tenido más citas, si me lo preguntas.
Murmuré: —Qué humilde, Romeo.
Respirando superficialmente, traté de no pensar en porqué me molestaba que él hubiera salido con tantas chicas. Porque eso no era de mi incumbencia, ¡No lo es! Yo he tenido citas antes, aunque ni de cerca son muchos chicos… como sea.
Vagamente escuché aplausos mientras el Valedictorian, o cualquiera que sea su nombre, terminó de hablar. El hombre mayor, quien supongo era el director, reclamó su podio. —Gracias, Joseph. Espero con interés tu discurso de mañana.
Ahora, tendremos un breve descanso. Si tienen sed, la APM los proveerá de refrescos. En diez minutos escucharemos a las notas del Salutatorian por Sarah Tyson y luego el Cuerpo Estudiantil nos dirán sus planes para el baile después de la graduación.
Las conversaciones que había escuchado en susurros crecieron a decibeles más fuertes. Empujé mi silla de la mesa y le pregunté con forzada amabilidad: — ¿Quieres algo?
Pareciendo incómodo, Liam cruzó sus brazos y dijo: —No lo sé, ¿Una coca-cola?
—De acuerdo —caminé hacia el lado de la habitación donde una mesa tenía latas de refrescos y platos con galletas. Estaba mirando los numerosos tipos de bocadillos, preguntándome cual escogería para mí, cuando sentí a alguien acercándoseme. Me giré y salté, mirando a Kristy viéndome fijamente a apenas unos centímetros. Plasme una sonrisa en mi rostro—. ¡Oh, hola!
—Hola. _______, ¿verdad? —ella tranquilamente extendió una mano y tomó una galleta de azúcar—. Así que, ¿eres la cita de Liam?
—¿Qué? —estaba sorprendida por el atrevimiento de su pregunta—. Uh, no. Soy su… asistente.
—Oh, ¿Asistente? —Kristy se inclinó más hacia mi espacio personal—. ¿Así que Liam de verdad ―es ciego? ¿O está fingiendo porque no quiere volver a la escuela?
—No lo creo —miré hacia Liam, quien parecía estar mirando hacia el espacio mientras que la habitación zumbaba a su alrededor. ¿Este era un elaborado plan para no ir a la escuela? No lo había pensado antes. Dije tentativamente—: Una vez, lo miré tropezar…
Kristy asintió, pero continuó hablando sobre mí. —Si yo fuera tú, me gustaría estar segura de eso. Él podría sólo querer saltarse la escuela porque quiera evitar… a alguien —ella apartó la mirada por un segundo y sabía que se refería a sí misma—. Y él odia la cerveza de raíz. No hay manera de que él la beba, si pudiera ver la bebida.
Dudé, mi mano se alejó de la lata de coca-cola hacia la invitante lata de cerveza de raíz en la mesa. Él no podría estar engañándome, entonces ¿Por qué quería descubrir su mentira? Incluso su hermano había dicho que pensaba que él no volvería a… Mis dedos se cerraron alrededor de la cerveza de raíz y caminé de regreso hacia la mesa.
Abriendo la lata, la empujé hacia su mano. Mi estomago se contrajo de anticipación mientras dije—: Aquí tienes.
Salem.
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