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El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 Empty Re: El Círculo {One Direction} |NC|

Mensaje por peralta. Jue 11 Ago 2016, 9:19 pm

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peralta.
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El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 Empty Re: El Círculo {One Direction} |NC|

Mensaje por Invitado Sáb 13 Ago 2016, 8:09 am

Steph, ahora te mando un mp para lo que tengo pensado  :abby:
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El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 Empty Re: El Círculo {One Direction} |NC|

Mensaje por Invitado Dom 14 Ago 2016, 9:45 pm

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El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 Empty Re: El Círculo {One Direction} |NC|

Mensaje por Invitado Lun 15 Ago 2016, 12:41 pm

Capítulo 38
A. Bennet & L. Tomlinson


          — ¿Por dónde crees que deberíamos comenzar, Louis?
Luego de la aventura a India y de rescatar a Stella Louis y yo pusimos manos a la obra, encerrándonos en mi habitación y pensando en lugares a los que ir para, como nos indicó Joan, encontrar más personas como nosotros. Elise y Niall ya habían partido a Londres primera hora de la mañana, y nosotros todavía no decidíamos a por qué lugar ir primero.
El padre de Elise y Louis me habían advertido que al final de cuentas, rastrear un portal es bastante fácil, en especial para los miembros del Anti-Círculo y las brujas especializadas en  magia negra. Así que ambas parejas debían viajar en avión.  Como Louis y yo no disponíamos de una vasta cantidad de dinero, tendríamos que elegir un lugar cerca de donde nos encontrábamos actualmente. Una vez en nuestro primer destino, podíamos utilizar los portales nuevamente, ya que no importaría si dejáramos rastro en ese lugar o no. Como nuestra misión no era de las más peligrosas, estábamos en libertad de tomar algunos riesgos.
Estaba afligida. Después de la situación en India, ya no me sentía como yo misma. Algo había cambiado en mí, en especial con mi recientemente descubierto poder. Podía sentir el cambio nadando en mis venas. Se me dificultaba ser capaz de confiar en otros tan fácilmente y no era tan ingenua como antes, en especial luego de que había depositado mi confianza en Harry y Zayn y la habían traicionado.
Había pasado el tiempo restante observando el aura de mis amigas y compañeros. No sabía bien lo qué significaba cada una, pero me divertía creando historias. Descubrí que, dependiendo tus poderes, tu aura tenía cierto color. El aura de Elise era una amarillo fuerte, que podía iluminar toda una habitación. Me fascinaba. Elise y su aura me hacían creer que eran más de lo que el ojo dejaba ver, en especial con el tamaño de ella. El aura de Elise podía fácilmente acaparar una habitación con un empujón, estaba segura de ello. Cada vez que la veía me recordaba a un fuerte cambio, y a la tranquilidad de un cálido día de verano. Y a los patos.
La de Helenna era de color violeta obscuro, y contrastaba con la de Elise. No creo que significara caos, sino más bien… desequilibrio. Desorden, y algo de dolor.  Como si dentro de Lenna, algo estuviese sucediendo que hiciera que se proyectara en su aura. Si es con sus poderes o con su mentalidad, creo que nunca lo sabré.
La de Stella era de un color rojo, un poco opaco. Cuando la observaba me daba la sensación de que algo debía de estar pasando cerca. Me decía que Stella siempre estaba alerta, nunca confiando en nadie. Era la menos prominente de todas, así que creí que significaría que sus poderes no estaban desarrollados al máximo.
El aura de Joan era un azul índigo. Ese azul era prominente, pero no demasiado oscuro. Su aura me  demostraba sabiduría, espiritualidad y astucia, lo cual no me sorprendía. También me hacía recordar a un océano rebelde, con sus olas meciéndose al ritmo de una tormenta. Me hacía creer que algo sucedía en la mente de Joan. Culpa, tal vez. O tal vez tendría algo que ver con sus poderes.
Louis permanecía sentado en la silla, que daba frente a mi cama, la misma en la que probablemente había estado sentado esperando que despierte del limbo… El oji-azul se acarició el mentón, pensativo. Cansada de tanta nueva información y de preocuparme por mis amigas, yo yacía acostada boca abajo en mi cama y le daba completa libertad a Louis de escoger nuestro destino. No me importaba, confiaba en él infinitamente.
Louis y su aura me eran un misterio. Tal vez Louis en sí no, sino más bien, sus poderes. Gracias a su aura, me daba cuenta de que apenas sabía algo del aspecto… ¿Sobrenatural? De él. Su aura era de color blanco. Se supone que el blanco debía representar salud, limpieza. Pero el aura del castaño solo me hacía sentir como si representase malestar. Incomodidad. Y de sus poderes, me hacía pensar un poco en algo relacionado con la luz. Nunca le había preguntado por ellos, y cuando hacía una nota mental para recordar preguntarle, se me borraban inmediatamente. Ahora, con mi poder, se me hacía un poco más complicado de olvidar.
De todas maneras no me preocupaba por él en lo absoluto, no por ahora, sino que no podía dejar de llenarme la cabeza con preguntas constantes sobre Loca Uno y Loca Dos. Stella y Lenna, digo. Me preguntaba de qué consistía su juicio final, de qué tendrían que enfrentar y además, sin ninguna de nosotras para darles aliento. Sabía que tal vez ninguna de las dos me tenía demasiado cariño, pero al final de cuentas, las cinco estábamos en esto juntas e íbamos a salir de esto juntas.
Pensar que tal vez no lo lograrían me partía el corazón. ¿Qué haría yo sin los constantes comentarios agresivos de Lenna? ¿O sin la mirada punzante de Stella? No lo sabía, la verdad. Me sentía inútil, como en tantas cosas. Sentía que, a pesar de que no era mi culpa, si lo era. No podía sacar a mis amigas de ese apuro y me carcomía la responsabilidad. Estoy segura que Joan, debajo de toda esa capa de piel de titanio, lo sentía así, también.
Detestaba ese sentimiento con todo mi ser. Los últimos días solo me sentía inútil y nada realmente me bastaba. No me sentía como yo para nada. No, estaba cambiando. ¿Y quién sabe si para bien, o para mal?
         — Entonces, ¿Qué crees? — Interrumpe mis inseguridades internas Louis, con una sonrisa de costado, mirando directamente a mis ojos perdidos.
         — ¿Huh? — Respondí, intelectualmente.
         — De Nueva Zelanda — Comienza el castaño, con sus labios convirtiéndose en una linea recta y volviéndose a pintar la cara con aquella mueca de pensamiento profundo —. No está demasiado lejos, y el boleto de avión no debe costar demasiado.
         — Oh… Oh. Vale — Dije yo, sin darle mucha importancia. A decir verdad, me encontraba un poco irritable y quería terminar con ese asunto lo más pronto posible. No por Louis, sino que todo lo que estaba pasando me raspaba el cerebro y solo quería estar sola un par de minutos. Louis me miró, por unos largos segundos, antes de plantar una sonrisa en su rostro y murmurar un “Vale.” Sabía que debía de haber notado que no estaba en uno de mis mejores momentos, y cerró la boca para darme espacio a pensar.
Siempre estuve al tanto de Louis, de su presencia, pero nunca como ahora. Sentía que sus ojos se me clavaban debajo de la piel y dejaban una marca en mi carne. Louis tenía una presencia que podía acaparar una habitación de lo más fácilmente. Su aura emitía luz y frialdad al mismo tiempo. Sentía que Louis era conflicto, pero que también era hogar. Con él, en mi habitación, pensando en mis amigas y nuestras adversidades y poesías, me sentía como Edgar Allan Poe escribiendo un libro hermoso pero trágico.
Pero con poderes y senos.
Louis abrió la boca de un momento al otro, como amagando a decir algo, pero la cerró de un momento a otro. Y era extraño, porque ni él ni yo éramos específicamente tímidos, y ambos detestábamos el silencio y abrazábamos el ruido. Para sentirnos en casa debíamos de hacer bromas, comentarios, algo que rompiera la tranquilidad del silencio y lo remplazara por la calidez del ruido de un hogar.
Eso era lo que éramos, después de todo: el dúo comédico del grupo. Los que sonreían ante todas las adversidades. Los que siempre soltaban chistes en medio de los problemas. Los que si se fueran, nadie lo notaría a menos que alguien lo mencione. Louis y yo. Yo y Louis. Los desechables, supongo.
Noté que en este momento de silencio que nos dábamos el uno al otro conectábamos más que con mil palabras. Me daba un poco miedo, poder conectar tan fácilmente con alguien sin siquiera abrir la boca. Porque a decir verdad, la primera vez que le vi, Louis me quitó el aliento. Porque me vi reflejada en él, porque percibí que nos comprendíamos. Sentí que había algo que compartimos, incluso con nuestras bocas cerradas y nuestros ojos clavados en el suelo porque nuestras mejillas estaban pintadas de escarlata.
Una atracción - Estúpida, además, ya que estábamos en una guerra del bien contra el mal y no podía evitar sonrojarme cada vez que miraba hacía mí. Quería matarme cada vez que pensaba en sus ojos azules y en cuanto quería perderme en ellos. Y no importaba cuanto lo negaba, o lo culpara en mis hormonas o en mi menstruación, porque estaba atraída hacía Louis Tomlinson. Creía, o por lo menos, eso quería creer.
Pero creo que ambos habíamos cambiado. No éramos los mismos. Y en lugar de buscar calidez buscábamos la calma de la soledad en el silencio. Un pequeño momento que nos otorgamos el uno al otro para pensar en todo lo que estaba pasando. Ya no me sentía tan desechable, no como creía poco tiempo atrás.
Seguía siendo Alexa, ¿Vale? Con mis complejos, mis bromas, mi risotada infantil, mi corazón grande, mi sentido de la justicia y esos sentimientos de inutilidad vagaban todavía por mi cabeza. Seguía siendo Alexa. Solo que… cambiada. Más sabia.
         — Partimos mañana a la mañana, ¿Verdad? — Le dije yo, mirándolo a los ojos. Louis salió de su trance, y sus ojos brillaban con algo que no comprendí. Lo único que sabía en ese momento era que él había tenido el mismo momento de iluminación que yo. Sus ojos azules me inspeccionaron, grandes, y me sentí desnuda.
         — Verdad — Dice, y suelta esa sonrisa infantil, que hace que los hoyuelos de su mejilla derecha se disparen. No se siente tan infantil después de todo —. Tengo que ir a sacar los boletos. Nos vemos mañana, Alex.
        —Adiós, Louis — Le respondí, con los ojos grandes, observando cómo se alejaba de mi habitación.

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El día siguiente me levanté a las cinco de la mañana, y la cama vacía a mi lado, la de Joan, me indicaba que estaba despierta. Mis ojos inspeccionaron el cuarto, y pensé que le iba extrañar, incluso si nos íbamos por poco tiempo.  Me vestí lo más rápido que pude y yo mis maletas bajamos a las cinco y media, donde encontré a Joan en el comedor, sus ojos pegados en la puerta donde se encontraban Stella y Helenna. Yacía con la boca cerrada y labios secos, ojos apenas abiertos, sentada en una de las sillas más incomodas del mundo (diseñada por Edward con cañas de pescar) observando y vigilando, como si en algún momento algo llegara para arrebatar a sus amigas.
Sus ojos mostraban cansancio, desgaste, y, más preminente que cualquiera, determinación. Jugueteaba un poco con sus manos, como si estuviese nerviosa, y murmuraba algo que no podía oír de donde me encontraba.
Joan era terca, ¿Sí? Eso era algo de ella que no iba cambiar. Pero verla allí, apenas despierta, cuidando las habitaciones de mis amigas, me hizo darme cuenta que, a pesar de lo fría que era, el corazón de Joan era enorme. Más grande que el de todas, tal vez. Solo que detestaba demostrarlo.
Lentamente, me acerqué a ella, con el corazón grande en el pecho. Muchos de estos encuentros eran por los que el corazón me latía. Pequeños detalles que me alegraban el día, y me rebelaban cosas que tal vez antes no tenía en cuenta. Como la forma en la que los labios de Joan se fruncían cuando estaba concentrada, como ahora. O como Elise levantaba las cejas cuando no comprendía algo. O cuando Stella se dejaba llevar y confiaba un poco en alguien, o la manera que los ojos de Lenna mostraban felicidad aunque su rostro no lo hacía.
          — ¿Qué sucede, Alexa? — Me preguntó la pelirroja, sin levantar la mirada de la puerta. No pude contener mi sobresalto y vi como las comisuras de sus labios se levantaban ligeramente. ¿Cómo me había visto?, me pregunté, pero no lo vocifere porque eran las cinco de la mañana, y honestamente, los reflejos ninja de Joan no me interesaban a estas horas de la mañana.
          — Nada, nada… — Le contesté, caminando hacia ella, arrastrando mis botas en el piso, y posicionándome frente a la puerta. Fue entonces cuando levantó la mirada para mostrar las horribles bolsas purpuras debajo de sus ojos — Esperando a Lou y – Joan, ¿Has dormido algo?
          — No — Respondió ella, desinteresada como si estuviera hablando de la nada misma. Mis ojos, abiertos como platos, la observaron sin creer lo que estaba escuchando.
          — ¡Joan! — Exclamé, preocupada por el bienestar de mi amiga — ¡Debes de descansar! Te traeré un poco de galletas y leche y luego…
          — No, Alexa — Dijo, fría como pocas veces. Sabía que su tono indicaba un no rotundo, y cuando Joan decía que no era no. Pero no me interesaba. Yo no tomaba un no como respuesta y ella lo sabía perfectamente bien, lo que significaba que esta iba ser una pelea sin final.
          — Pero… — Continué, hasta que Joan me interrumpió levantándose de la silla y mirándome directamente a los ojos, los cuales estaban decorados con dolor descarnado.
          — He dicho que no, y eso significa no, Alexa — La oji-verde me mira y siento que cada parte de mi cuerpo se congela. El frío que emanaba de sus ojos hace que me hiele la sangre. Y me asustaba, porque nunca había visto a Joan así. Detrás de ella, el azul irradiaba más fuerte que nunca y fue allí cuando lo sentí. Una lámpara voló a través de la habitación hasta aterrizar en la puerta detrás de mí.
Instintivamente había amagado a tirarme al suelo, pero sentí los brazos de Joan tomarme por los hombros y abrazarme, con una fuerza casi sobrehumana. No sabía cómo reaccionar – y era obvio que Joan no se encontraba bien para nada. Su corazón latía como el de una libre junto al mío, y no pude evitar el tirón de lastima en mi corazón. Estaba sufriendo, y no podía hacer nada.
          — Lo siento, Alexa, lo siento — Dijo, con un nudo en la garganta evidente. Era impresionante que esa era la misma Joan de hacía solo dos segundos, con su mirada fría y poder intimidante. En ese momento Joan estaba desnudando sus sentimientos frente a mí, y lo único que pude hacer era devolver el abrazo, un poco confundida, pero nunca negándolo. Después de unos segundos eternos, susurra, apenas — ¿Y si no regresan?
No sabía que responderle. No sabía cómo decirle que ese miedo también me carcomía por dentro pero nunca lo había dicho. ¿Y si no vuelven? ¿Y si no regresan con vida de su juicio final? No sabía si íbamos a poder manejarlo. Necesitábamos los gritos de Lenna, la mirada de odio de Stella, los chistes crueles de Helenna y la poca confianza de Stella. Las necesitábamos a ellas. Sin ellas, el Círculo no existía. Nosotras no existíamos.
          — Las he enviado allí. Yo sola me lo he buscado – Sigue, y ahora tiene dificultades para respirar, y cada vez su fachada va cayendo, pieza por pieza —. Y si mueren, es por mi culpa, Alexa. Mi culpa. Si vuelven, me odiarán más que nunca, pero ¿Y si no vuelven, Dios mío? ¿Y si mueren?
La miré a Joan, frágil como nunca la había visto, una única y pobre lágrima cayó por su mejilla. Me dolía eternamente verla tan destruida, ¿Y cómo podía yo decirle qué me sentía igual de asustada qué ella? Tal vez incluso más.
Pero necesitaba ser fuerte, de una puta vez.
          —Entonces debemos de pintarle el pelo de castaño a Elise y enseñarle a decir palabrotas y golpear tíos grandes.
Joan soltó una risotada que resonó por el comedor, y sus ojos, llenos de lágrimas, mostraban gratitud. Una risotada triste, enojada, confundida, llena de sentimientos que hicieron que mi alma dé un vuelco de tristeza, pero una risa al fin. Allí mismo, necesitaba un pilar, alguien de quien apoyarse. Yo podía hacerlo, por lo menos hasta que Liam despertase.
          — Y luego debemos de enseñarle a ser impaciente e intranquila como ninguna — Siguió el juego Joan, con los ojos brillándole con lágrimas y diversión agridulce. Luego de unos segundos y de que a ambas se nos borren las sonrisas, Joan pega su mirada al suelo y no la levanta por nada en el mundo.
          — Estarán bien, ¿Sí? –Le dije al fin, colocando mi mano en su hombro — Siempre lo están. Somos el Círculo, las tías más poderosas, guays y bonitas que hay en el planeta Tierra. Siempre encontramos la salida. ¿Es qué no recuerdas que fuimos a India a rescatar a Stella y le di una paliza a Perrie? ¡Con mis propias manos!
Joan me mira, y sonríe con cariño. Abre la boca para decir algo, pero al escuchar los pasos de alguien bajando las escaleras, se cubre el rostro y rápidamente mira hacia otro lado, escondiendo su rostro. De las escaleras emerge Louis, con dos maletas y con el rostro de un niño de diez años quién se ha levantado para ir a la escuela. O sea, infeliz.
Louis me sonrió al final, y amaga hacia la puerta. Le sonrió de vuelta y suelto el hombro de Joan.
          — Suerte en el viaje — Dice Joan, cuando tomó mis maletas y me dirijo hacía Louis. La miré, y cuando vi la sombra del cuerpo de Liam descender las escaleras, supe que todo iba a estar bien con mi pelirroja favorita.
         — ¿Qué sucedió allí? — Me preguntó Louis con el ceño fruncido, mientras sostenía la puerta para mí. Le sonreí con gratitud, mientras la atravesaba.
          — Cosas de chicas –Dije, y me encogí de hombros.

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El viaje en avión no había sido la gran cosa. Louis decidió que lo mejor serían los asientos más baratos, lo cual significaba que estaríamos detrás de los baños y al lado de un tío sudoroso comiendo Nuggets de pollo. Pero resulta que estaba equivocada. En su lugar, estaba comiendo alas de pollo con mostaza. Y su nombre era Trent. También tenía tres gatos y estaba en Nueva Zelanda para atrapar un par de pokemons.
Gracias al cielo, nadie dentro del avión tenía un aura. O por lo menos no una mágica o que pudiera notar fácilmente. Era extraño – estar rodeada de gente con poderes y auras prepotentes a pasar a estar en un lugar en el cual nadie tenía. Me encontraba a mí misma extrañando los exóticos colores que emanaban de mis amigas. A veces me preguntaba de qué color era mi aura, y me sentía decepcionada de no poder verla. Podía imaginarla, de igual manera – Un verde bosque, simbolizando unión. Sabiduría no descubierta. Energía.
O tal vez no tenía aura, y era por eso por lo que no podía verla.
Y, ahora que lo pienso… Los helicópteros son realmente aviones con ventiladores en la cabeza.
De un momento a otro, e interrumpiendo mis pensamientos, el avión se sacude de un lado a otro provocando que me sacuda y suelte un pequeño grito. A mi lado, Louis se estremeció, pero al observar el miedo en mi mirada, tomó mi mano y me sonrió, aunque temblaba un poco.
          — Todo va a estar bien, Alexa.
Y con su mano en la mía, ¿Cómo no iba a creerle?
          — Vale. Sí — Le digo, no tan segura de mí misma como me hubiese gustado, pero aun así, determinada. Son alturas, Dios mío, ¿He tenido a una perra ladrándome en la oreja que iba a morir en la puta India, he viajado a través pórtales y he derribado a miles de enemigos y no podía lidiar con un poco de turbulencia?
          — Es normal que tengas miedo — Me dice él, con el corazón grande, y su blanca aura detrás de él iluminándole el rostro —. Yo tengo miedo, también.
          — Ah, sí, por supuesto — Comenté sarcásticamente, revoleando los ojos —. Cómo si tu tuvieras miedo de algo.
          — Por supuesto que sí — Me dice, sin pensarlo dos veces, y voltea a mirarme. Sus ojos azules no muestran miedo, pero brillan con algo extraño, desconocido para mí. El aura se le obscurece un poco, mezclándose con el blanco y formando un gris oscuro. Hay algo en Louis que me daba un poco de miedo, algo sombrío dentro de él que sentía que permanecía allí encerrado, por alguna razón, y me ponía los pelos de punta. O tal vez era solo mi mente jugándome trucos, porque estando frente a él, en ese momento, solo quería besarle —. Cuando estabas en el limbo, tenía miedo de perderte a ti.
Nunca nada así me había pasado. Ni mis otras parejas (Vale, ni que hubiesen sido tantas - George Wilkins en primer grado me había besado y luego había ido al baile de graduación hacía tres primaveras con Marcus Sullivan y ni siquiera había intentado besarme o bailar conmigo) habían despertado esto en mí. Sospechaba que Louis estaba dentro de mi mente, corrompiéndola con pensamientos de él, sobre él. Le creía, quería creerle, pero mi corazón tenía miedo y mi mente estaba en blanco.
Y me quedé callada.
Trent a mi derecha, en cambio, nos miraba con los ojos grandes, esperando a una respuesta que nunca vino.
Cuando aterrizamos, tomamos un taxi que nos condujo al motel de peor pinta que alguna vez he visto. Eh, es que los Neerlandeses saben vivir la vida, tío. Con prostitutas, drogas y alcohol por doquier. Cuando entramos en la recepción, una señora mayor nos atendió, con una pluma en la mano izquierda y un cigarro en la derecha. Sus lentes turquesas estaban desgastados y la pintura de los mismos estaba agrietada. Detrás de ella había una planta horrible.
          — ¿Qué puedo hacer por ustedes, amigos? ¿Necesitan una habitación? — Preguntó, dejando escapar de sus labios resecos un poco del humo restante. Tosí un largo rato mientras Louis pedía una habitación.
Detrás de nosotros, nos seguía una tía con senos grandes y falda corta, colgada de un tío de traje y sombrero lujoso. La chica tenía una camiseta ajustada que no dejaba mucho a la imaginación, cabello rubio tintado y rizos de los ochenta, labial rojo fuego y vulgar. En el pantalón del hombre, había rastros del mismo.
Y me pregunté fugazmente si a Louis le gustaban esas chicas. Si alguna vez había mirado mis pechos y hubiese dicho que deseaba más, o si hubiese visto mi rostro y hubiese deseado más maquillaje, más labios, más de algo. Una falda más corta, un vestido más revelador. Porque Dios sabía que me faltaban cosas, pero ninguna me sobraban.
No podía culparle si así lo deseaba, de igual manera. Pero me rompía la cabeza pensando en formas de conseguir tintura rubia y labial rojo carmesí cuando se dio vuelta y me sonrió, con sus dientes blancos y sus ojos azules, sosteniendo arriba las llaves de nuestra habitación con la mujer mayor mirándonos con una sonrisa astuta bailándole en la cara, y me di cuenta que tal vez senos grandes y zapatos altos no importaban tanto.
Vale, tal vez los senos sí.
Caminamos por el lugar hasta llegar a nuestra propia pocilga, una habitación pequeña, con una cama en un extremo y otra en el otro, con sábanas desgastadas, dos mesas de luz de madera vieja y astillada, un refri con alcohol vencido y moscas muertas alrededor, lámparas verdes y un televisor de los 80s. Llegamos a la conclusión de que probablemente un asesinato del CSI había sucedido allí y nos fuimos a dormir con el pensamiento en la cabeza.
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En el medio de la noche Louis murmuraba cosas. Ninguna que haya logrado entender, pero que por alguna razón me helaron la sangre, y me hicieron darme cuenta que tal vez no le conocía tanto. Que tal vez debería de poner mi mente antes que mi corazón antes de hacer algo estúpido.

El día siguiente estamos levantados a las siete de la mañana, justo a tiempo para ver el desfile de prostitutas saliendo de las puertas de los cuartos más obscuros. Las demás puertas permanecen cerradas, secretas.
Louis y yo caminábamos por Auckland, observando lo más que podíamos, pero sin resultados. Nadie alrededor tenía un aura o algo remotamente parecido a ello. Por suerte, nadie en las calles siquiera nos daba una segunda mirada.  Mientras descansábamos en un banco en la plaza central, Louis me rodea con el brazo y pregunta:
         — ¿Cómo son las auras?
La pregunta me toma por sorpresa, — ¿Eh?
          — Ya sabes — Comienza él, curioso como nunca — ¿Cómo son? Los colores, las luces. ¿Son místicas y espeluznantes cómo todo el mundo dice o…?
          — En realidad, ya me he acostumbrado — Le confesé, con una sonrisa de costado. El sol me ciega por unos segundos, el calor de Nueva Zelanda ardiéndome en la piel — Ahora lo que es extraño es ver a la gente sin aura. Son como fuentes de luz, partes de alguien. Generalmente son grandes, por lo menos las de nuestros adversarios. La de Stella es algo pequeña — Aclaré, encogiéndome de hombros.
          — ¿Y cómo es la mía? — Me dice, sonriendo un poco, como si estuviese divertido por la situación. Sin embargo, sus ojos brillan con algo de preocupación, pero es tan rápido que siento que lo imagino en el momento que lo pienso.
          — Blanca — Declaré, un poco vaga —. No la comprendo mucho. A veces ilumina demasiado, otras veces, se vuelve algo negra. Es cambiante. Algo así como un misterio… Realmente necesito leer un poco más sobre ellas.
          — Hmm… Interesante — Murmura, tocándose un poco la barbilla, lo cual me hace reír —. Y dime, ¿Cómo es la de los demás?
Pasamos la tarde hablando de mis poderes, las auras y mi familia. Con Louis, podía hablar de lo que sea, y se sentía bien poder hablar de mí por una vez. Era un buen cambio, para varear. Pero al momento de hablar de él, el castaño se ponía en blanco, o simplemente cambiaba de tema. Así pasamos nuestro primer día en Nueva Zelanda – no buscando, sino hablando.
(Y flirteando. Un poco.)
Joan me hubiese acogotado, estoy segura.
          — Entonces, ¿Trevor es tu hermano pequeño y Jonathan es tu abuelo? — Preguntó, por tercera vez consecutiva.
          — ¡Que sí, hombre! – Le respondí, soltando una risotada — Tienes la memoria de un tío de ochenta años con Alzheimer.
          — ¿Qué te dice qué no lo soy? — Bromeó, y me sentí a mí misma reír con felicidad. Y recordé aquel día en la playa de Malibú, cuando Louis y yo apenas podíamos soportarnos, que estampó sus labios contra los míos y casi le rompo los huesos con un campo de presión y me di cuenta de que tal vez no sea realmente a él al que le tenga miedo… Porque a pesar de no saber nada, Louis siempre va a ser desconocido, peligroso para mí. Pero también lo seré yo – Y tal vez eso es a lo que justamente le tengo miedo. A mí misma.
Porque todo cambió luego del ataque de los Mensajeros, o por lo menos, él y yo. Cambiamos. Y continuaremos cambiando, hasta el final de los tiempos, hasta que seamos viejos, arrugados y yo siga resintiendo nuestro primer encuentro, nuestro primer beso, nuestros primeros todos.
          — Oh, pues, creo que nada — Enuncié, colocando mis manos en mi mentón, burlándome de su expresión pensativa. Louis me sonríe de costado y rueda sus ojos, mientras aleja su mirada de mí y la dirige hacia el cielo, donde el sol se está poniendo, en el horizonte. Mi mirada sigue la suya, en perfecta sintonía — ¿No es hermoso? — Le pregunté, con el corazón en la garganta.
No responde. No necesito que lo haga.
Sus ojos azules destellan, entre luces que se apagan y gente pasando a nuestro lado. Y creo que le quiero.
¿Qué paso con la Alexa qué no se dejaba besar? ¿O con la chica que ni siquiera pensaba en besarle hacía solo unos pocos meses, semanas, incluso? ¿Qué me estaba sucediendo? ¿Qué paso con Louis y el “Eres la única persona que jamás hará lo que yo quiera, por eso me llamas la atención”? Por qué a decir verdad, en ese punto ya no estaba segura. ¿Cómo habíamos cambiado del amor al odio tan rápidamente?
Bah, amor. Pft, amor. ¿Qué es el amor? Una mierda. ¿Queréis oír un chiste? ¡Alexa Bennet quiere a Louis Tomlinson! ¡Já! Ahí tienen. ¿Divertidísimo, verdad? ¿Queréis oír otro? ¡Alexa Bennet! ¡Eso es todo, ese es todo el puto chiste!
         — Eh, Lou — Le nombro, para luego arrepentirme por dejar que su apodo deslice tan fácilmente de mi lengua. Su mirada cayó en mí nuevamente — Creo que debo de volver al motel…
Y ahí es cuando la vi, pasando cerca de la tienda de zapatos, una muchacha hindú, con largas trenzas castañas y un aura color rosa. Su caminar y su aura irradiaban confianza. Sus pasos largos y sus movimientos algo erráticos al caminar hacían parecer que estaba apurada. Vestía unos vaqueros rotos y tacones altos, y su mirada indicaba que estaba asustada.
         — ¿Eh, Alexa, qué sucede? — Articuló Louis, confundido a más no poder, observándome como si me hubiese salido otra cabeza.
          — ¡Esa chica! — Declaré, señalándola con mi dedo índice. Podía ver que cada vez se alejaba más y más y se perdía entre la multitud — Hay que seguirla, Louis, ¡Vamos!
Eché a correr lo más rápido que pude, dejando a Louis atrás, sin comprender nada. Mis piernas cortas solo podían hacer mucho entre todo el gentío, pero no me importaba, estaba determinada a volver a la casa de Elise devuelta en Australia con algo en manos. Con un par de patadas y golpes con mi codo logré llegar hasta la chica y aprendí, de paso, nuevos insultos que utilizar para cuando llegara a casa. Pero a pesar de seguir acercándome a ella, la misma miraba hacia atrás, y corría cada vez más rápido. Detrás, podía oír a Louis gritar que me detuviera.
Eventualmente mis piernas me fallaron, y caí sobre el pavimento, doblando mi tobillo. Caí con un pequeño grito y, más rápido que lo normal, Louis vino a mi lado a ayudarme. Se inclinó y con las mejillas sonrojadas de la persecución, comenzó a maldecir.
          — Eh, Alexa, ¡Que tonta eres! ¡Te dije que te detuvieras! — Louis exclamaba, molesto como pocas veces. Murmuraba bajo su aliento, casi maldiciendo.
          — ¡¿Pero qué haces aquí?! ¡Ve a buscarla, Louis! — Comencé a gritar, cuando Louis tomó mis piernas y comenzó a cargarme en su espalda como en una especie de película romántica. De esas que me encantan. ¡Demonios! — ¡¿Qué haces, Lunático?!
          — ¿Es que no puedes calmarte ya? — Pregunta, acariciándose la sien con la mano libre, frustración y cansancio mezclándose en sus palabras — Hace dos segundos estábamos de lo más tranquilos hasta que echaste a correr detrás de una pobre chica…
          — No puedo, no. ¡Porque estoy en tu maldita espalda! — Afirmé, moviendo mi cabeza frenéticamente — Esa tía tenía un aura. ¡Y necesitamos ir a buscarla ya mismo!
          — No puedes hacer nada con tu pie así — El oji-azul declaró, con un tono firme. Probablemente estuviera haciendo una mueca por todo el movimiento que estaba haciendo detrás, en su espalda.
          — Es un tobillo doblado, ¡No voy a morir por algo tan insignificante! — Le hice saber yo, dándole golpes con el puño cerrado e intentando lograr que me baje. Louis, de mala gana me baja al piso y para mí (no) sorpresa, la muchacha no estaba por ninguna parte — ¡Pero mira lo que has hecho, eh!
          — ¿Yo? ¡Tú eres la loca que echó a correr y ahuyentó a esa chica! ¡Y a todos los demás, también!
          — No puedo creer que me estés haciendo esto. La tenía, Dios Santo, la tenía…
Y todo esto solo me hizo recordar a él y yo, en los viejos tiempos. En la mansión de Joan, peleando por el libro, peleando por los lazos de sangre o por cualquier cosa. Por alguna razón, me volvía loca. Volver a pelear así, como perros y gatos, me desgastó físicamente y caí al suelo, poniendo mi cara entre mis manos.
No quería volver a la vieja Alexa. Pero no sabía si la nueva Alexa era lo mío. Sospechaba que ambas conspiraban en mi contra, junto a Louis, en ese momento. Me frustraba a más no poder, y hacía que el corazón se me acelerara y casi se me salga del pecho.
Tenía miedo. Tenía miedo de volver a casa con las manos vacías, de que Stella y Helenna nunca despierten, de que la mente de Joan acabe desgastándola, de los pingüinos, de que algo le sucediera a Elise, de fallar, de querer, de no servir, de que algo le sucediese a Trevor o mis abuelos, de los Mensajeros, del Anti-Círculo, de Niall, de Liam, de Zayn, de Harry, de Louis.
De mí.
Louis se arrodilló junto a mí y me quitó las manos del rostro. Hay ternura cruda en su mirada y siento que veo algo de él que nadie nunca ha visto, su corazón al desnudo, una parte de él mismo no descubierta y algo salta dentro de mi pecho.
          — Lo siento — Le digo. Y lo hago.
          — Yo también — Su mirada es distinta. Nueva. Más sincera de la que jamás la he visto y se siente tan real. Este momento, nosotros, mis miedos, el paisaje, todo se siente tan real. Tan alcanzable como para ir a la esquina y encontrarme con un pingüino asesino y su pandilla de aves no voladoras. El castaño se levantó, y me extendió su mano —[/] Volvamos al motel antes de que oscurezca.
La tomé.
          — Vale.
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El día siguiente ninguno de los dos hablo de lo que sucedió, ese momento de vulnerabilidad pura me quemaba la lengua y Louis parecía tenerlo grabado en la piel. De hecho, no hablamos por mucho tiempo, hasta que regresamos a la misma plaza de la que habíamos huido el día anterior. No había risas, no había tensión, solo había silencio. Otro pequeño momento que nos dimos el uno al otro para pensar en las cosas, en nosotros, en aquella chica, en nuestros errores. En todo.
Volver a la plaza fue idea mía, para ver si podíamos dar con la chica nuevamente. A Louis pareció no importarle, de igual manera, así que continuamos con el plan observando con ojos de halcón a cualquiera que pasara cerca.
Pero por supuesto yo no podía evitar divagar en mi mente. Algo en el aura de Louis había cambiado, y en lugar de permanecer blanca destellaba pequeñas partes de negro como si estuviera transformando algo dentro de él. Pero por fuera, el oji-azul permanecía totalmente calmado. Yo sabía que dentro de su mente, había discordia y guerra. Supuse que la mía se vería igual que la suya en aquel momento.
          — ¿Cuándo descubriste que tenías poderes? — Vociferé una pregunta a mi compañero, quién me miro un poco extrañado. Quería romper con el silencio, y conocer más de él. No, sí quería comprender que me estaba sucediendo con él y conmigo, tenía que conocerlo mejor.
         — Eh, supongo que siempre lo supe — Declaró él, vagamente. Después de varios segundos, añadió —. Mi madre me crío de esa manera. Nací en una familia de dotados seres "sobrenaturales" con poderes.
          — Oh — Exclamé en sorpresa.
          — Así que es algo con lo que lidio desde que nací — Concluyó, y sabía que probablemente no hablaría más, así que cerré la boca. Un minuto de silencio luego, Louis vuelve a abrirla para comenzar a hablar — ¿Y tú?
         — Oh, ya sabes, con todo lo del Círculo y Philip. Pero siempre sentí que algo no era completamente normal conmigo… ¿sabes? Y la gente lo notaba, también. Había veces en clase de deportes en las que la pelota debía de golpearme en la cara pero el golpe nunca venía. Era aterrador, pero efectivo. Tengo que cuidar este rostro — Bromeé al final, haciendo gestos que resaltaran mi rostro, ganándome una pequeña risa de parte de él, y chocándome los cinco mentalmente.
         — ¿Y qué crees? ¿Este rostro hubiese sobrevivido clase de deportes? — Se une el castaño, imitando mi movimiento previo y suelto una gran risotada.
          — Creo que le vendrían un par de pelotazos más — Comenté entre risas.
          — Oh, pero te encanta esta cara, Alexa, no lo puedes negar — Afirma mi compañero de banco, con mirada juguetona. Aunque tenía razón, rodé los ojos y le di un pequeño empujón.
         — Es extraño estar contigo, Louis — Le comenté, luego de una larga pausa —. Es que a veces eres dulce como nadie y otras eres terco como pocos.
Algo en el aire había cambiado, y me arrepentí inmediatamente de lo que había dicho. Los ojos del oji-azul se habían dilatado, y estaban observándome analíticamente. Sentía que su mirada se me clavaba en el cráneo, miles de agujas se clavaban debajo de mi piel y de repente no sabía qué hacer. Parecía que ese era mi nuevo poder – No tener la menor idea de que hacer frente a Louis. Joan hubiese odiado no tener control sobre él, o en la situación. Pero que el castaño estuviese en control sobre mí, sobre todo, hacía que algo se prendiera en mi interior. Era casi como que podría provocar el fin del mundo y a mí no me importaría. No comprendía y detestaba no poder hacerlo.
         — ¿Qué versión te gusta más, Alexa? –Me preguntó, con esa mirada intensa que podría volverme loca en cualquier momento. Su tono y rostro estaban completamente serios, y si me concentraba, cuando quisiera podía perderme en el océano detrás de sus ojos.
¿Quién era realmente Louis Tomlinson?
         — La qué sea verdadera –Contesto en un momento de epifanía, y él se queda en completo silencio.
Algo en el aura de Louis cambió. El blanco lentamente comenzaba a desaparecer, siendo remplazado por un negro opaco. A pesar de que el negro equivale a oscuridad, algo de lo que tendía a alejarme por el terror que le tenía, ese negro representaba algo distinto. Representaba obscuridad, miedo, pero también verdad y transparencia. Cuando veía su nueva aura, veía al verdadero Louis. Peligroso, real y humano.
          — Mi padre era un humano — Comenzó el castaño, mirándome a los ojos. Sentía que con su recientemente descubierta aura este no era Louis. Este era Louis Tomlinson, quién quiera que sea —, como cualquiera. Hasta que conoció a mi madre, una mujer de lo más poderosa. Podía controlar a cualquier ser con un chasqueó de la lengua con magia negra. Mi padre se enamoró perdidamente de ella por ello y ella había estado enamorada de él desde hacía tanto tiempo que decidió usar sus conocimientos sobre la magia con él.
          — Luego de tenerme a mí y a mi hermano, Alexander, mi madre y mi padre comenzaron a jugar con un poco de magia. Entraban a portales a otros mundos prohibidos, y mi madre a veces traía gente herida de allí que poseía poderes como los nuestros. Les daba refugio. Mi padre se encargaba de cerrarlos con magia negra, para que no pudieran ser rastreados.
          — Eventualmente, un grupo que se creía superior a todos los seres sobrenaturales lo rastreó, y en una batalla que terminó con la vida de mi padre, mi madre escapó junto con sus refugiados, mi hermano y yo – Concluyó Louis con la mirada perdida en el suelo.
Los malditos del Anti-Círculo no se cansaban de hacerle la vida imposible a la gente. Estaba tan segura de que Louis debía de tener el mismo odio a ellos que nosotras, incluso más. Habían acabado con su padre, arruinado a su familia cuando su madre solo intentaba salvar a la gente. Mi corazón se partía por Louis, por su familia y por su gran y dañado corazón. No se merecía nada de lo que le había pasado. Pero supongo que la mayoría de la gente tampoco.
Me hizo darme cuenta de que Louis había abierto su corazón completa y exclusivamente para mí. Sus fachadas, todo estaba en el suelo y tenía al oji-azul crudo, frente a mí, esperando una respuesta. Mi corazón latía a más no poder cuando puse su mano en la mía, y cuando levantó la mirada, le sonreí un poco triste.
         — Lo siento, Lou –Me disculpé, porque no tenía ni puta idea de que decir.
         — No hay nada que perdonar, Alex –Contesta, y se encoje de hombros aceptando mi mano en la suya. Estaba fría.
       — Mis padres fueron asesinados por el Anti-Círculo cuando era pequeña, también — Le confesé, con el corazón colgándome de la lengua. Dentro de mí, un nudo de dolor se forma y me impide hablar con claridad. Recordaba ese día como la palma de mi mano, la lluvia, la oscuridad, los gritos. Dios Mío, los gritos… —. Mi campo de fuerza invisible nos protegió a mí y a mi hermano pequeño, ahora que vuelvo atrás y lo pienso. Cuando recuerdo a mis padres, solo puedo recordar sus gritos aquella noche y me odio por eso.
Permanecemos en silencio, ambos exhaustos de haber escupido todos nuestros sentimientos en una charla. Hablar de mi pasado me traía cosas que quería dejar detrás de mí, monstruos en el clóset que preferiría que se quedaran enterrados allí para no ver nunca la luz del día. Mis padres, aquellas siluetas, el llanto de mi hermano pequeño y el mío en sintonía – eran sentimientos de vacío que quería que permanecieran enterrados dentro de mí.
Sabía que compartir su pasado traía memorias a Louis y apreciaba que había tomado el tiempo y la fuerza mental para llevarlo a cabo. Hasta ese momento nunca me había detenido a pensar en todo lo que había pasado entre nosotros, aquella vez que me había besado, o las veces que se preocupó a más no poder. Cuando estuvo dispuesto a levantar la cabeza por mí frente a la mortal mirada de Helenna.
Y claro, me había secuestrado. Y yo casi le había roto todos los huesos de su cuerpo. No éramos perfectos pero estoy segura de que había parejas peores. Mi profesora de química se había enamorado de un tío que la persiguió con un hacha el día de su cumpleaños. Así que, ahí tenéis.
No, espera, no es que me vaya a enamorar de Louis.  No, nunca, nunca, nunca. ¿Quién dijo algo de enamorarse? Yo no. Tú no. Nada es real. La vida es una mentira. Obama es un lagarto. ¡Viva la revolución!
          — Gracias — Me dijo, sus los ojos azules danzando con gratitud. Nunca había visto esa mirada en él, nada parecido en nadie. Gratitud cruda en su forma más pura. Este era el verdadero Louis, el que nunca me haría daño, él que nunca buscaría el mal.
           — ¿Huh? ¿Por qué? — Confundida pregunté.
          — Por todo — Y me sonríe.
Cuando cae la noche regresamos en taxi al Motel. Mi corazón no dejaba de latir con rapidez de aquel momento, y mis ojos evitaban a Louis como podían – observando la porta vasos frente a mí, las coletas de cigarrillo en el suelo del automóvil o simplemente observando la carretera y al sol ponerse. No habíamos divisado a aquella chica Hindú en la plaza y cuando nuestros estómagos comenzaron a rugir decidimos que era tiempo de regresar a nuestra habitación. 
Estaba decepcionada por no volver a cruzar camino con la muchacha sino porque tampoco tenía manera de hacerle saber a las chicas que estaba bien. Confiaba en que mi misión acabaría pronto y que en poco tiempo me iba a reencontrar con mis amigas. El tema de Lenna y Stella vagaba en mi mente pero sabía que debía permanecer fuerte por Joan. Y por mí misma, porque estaba segura de que sí volvía a pensar en los ¿Y si…? Sabía que me volvería loca.
Cuando llegamos bajé rápidamente del coche y me apresuré a llegar a la habitación, con Louis detrás, un poco confundido. Yo pensaba que en cualquier momento el corazón se me iba a salir de la caja torácica y era un sentimiento que odiaba porque me dejaba con mariposas en los lugares donde se suponía que debían de vivir mis órganos. Mi garganta se quemaba con un fuego inesperado y, de verdad, no tenía ni puta idea de lo que me estaba pasando.
No podía dejar de pensar en su sonrisa, en sus ojos azules, en su cabello, su sonrisa infantil y sentía que estaba en un spin-off sobrenatural de Un Verano en Pantalones. El mundo estaba en peligro, mi vida y la de mis amigas estaban colgando de un hilo, y solo podía pensar en él.
Irresponsable, tonto, y desesperante. En estos momentos me frustraba más que nunca. Joan, Elise, Stella y Lenna nunca dejarían que sentimientos tan estúpidos (y probablemente no correspondidos) se interpusieran en todo, y en lugar de hacer mi trabajo, terminaba hablando con el chico a mi lado sobre mi vida y mis poderes. Cuando no se encontraba a mi lado para hablarle, me distraía pensando en él, en que estaría pensando.
Era como si hubiese invadido mi cabeza completamente. Terriblemente estúpido.
Alcancé mi habitación antes que él y me abalancé sobre la cama rápidamente, sin pensarlo dos veces. Me encontraba incomprensiblemente cansada  y no poseía las fuerzas suficientes como para hablar con el oji-azul. Cuando Louis irrumpió en la habitación, ya estaba acostada en la cama, con los ojos cerrados, con toda la intención de dormir. Él mismo suspiró al verme en tal posición y se encerró en la asquerosidad que llamábamos baño. Luego de un par de minutos, escuché las llaves de agua abrirse con un poco de resignación y de momento a otro el sonido de las gotas golpeteando contra los azulejos de la ducha retumbaron en mis oídos.
Y allí, en ese momento, con él calor de Louis en la otra habitación a mí lado y el ruido de la ducha, acompañado del vapor escapando desde bajo la puerta y el ruido de los grillos en la noche, me dejé caer en los brazos del sueño.

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Gotas de agua golpearon contra mi rostro y desperté con los ojos de Louis observando mis ojos negros y sus labios húmedos sobre los míos.
Suprimí un grito y mis ojos se abrieron como platos. Todo sucedió en cámara lenta, como aquella vez en la playa, con el caluroso sol de verano quemándome la piel cuando sus fríos, resecos y duros labios se habían estampado contra los míos. De un momento a otro, Louis fue volando hacia atrás y, gracias a Dios, pude detener el campo de presión antes de causarle más daño.
          — ¡Dios Mío, Louis! — Exclamé yo, corriendo hacía su lado. No parecía haberle causado demasiado daño, pero yo temblaba del terror. ¿Qué había hecho? Louis me miró, con las mejillas rosadas como nunca, y la mirada un poco avergonzada, pero furiosa.
         — ¡Alexa! ¡¿No te había dicho que tenías que controlarlo?! — Me grita, pero pude ver, ya que le conocía más, era fabricado. Solo intentaba alejar la culpa de su parte.
          — ¡¿Estás bien?! ¿Te has roto algo? –Escupí yo, la preocupación escapando tan fácilmente de mis palabras que no me preocupo en no dejarlo mostrar. Ignorando su murmuro de “estoy bien” comienzo a hiperventilarme, y siento las lágrimas escapar de mis ojos antes de poder detenerlas. Más por mis propias razones que por las de él.
          — Estoy bien, Alex, estoy bien — Me dice y su tono me sabe a desesperación en la lengua, pero le ignoro completamente, me limpiaba las lágrimas desconsoladamente, mi corazón parecía que estaba a punto de estallar, y tenía un nudo en la garganta que me impedía respirar. Sentía que estaba punto de morir. Involuntariamente, en un acto de puro terror, me encogí y abracé mis piernas. Temblaba por todas partes y no podía ver nada – todo era negro, borroso, desconocido. Oscuridad. El mundo da vueltas y siento que estoy por morir, y tengo tanto tanto miedo. De un momento a otro, siento que alguien toma una de mis manos y, preparándome para comenzar a gritar, siento que la persona la posiciona en su pecho. Es Louis, innegablemente, y mi mano se encuentra sobre su corazón. Su corazón late rápido, vivo y preocupado, bombeando sangre irregularmente, pero vivo —. Estoy bien, Alex, estoy aquí — Dice, y le creo. Le creo.
Eventualmente dejé de temblar, mi corazón comenzando a latir regularmente y pude respirar nuevamente. De igual manera, el miedo continúa rondando por mi cabeza y me doy cuenta de que tenía razón. No era a Louis a lo que le temía, me temía a mí misma. No era inútil- era peligrosa. Sin embargo, a pesar de regresar a la normalidad, Louis no aleja mi mano de su corazón.
Fue un momento tan crudo, tan personal, que me cuesta hasta hoy ponerlo en palabras. Me memoricé sus latidos, su pulso y sus irregularidades hasta que los corazones de ambos iban en sintonía. Su mano sobre la mía se sentía como si estuviera destinada a ser. Sus ojos, encerrados con los míos, me hacían llenar de algo que no sé describir. No era felicidad, sino más bien un sentimiento de despreocupación, bienestar, paz – Satisfacción.
Mis ojos negros chocan con los suyos, misterio con misterio, noche y día, espacio y océano, Louis y yo, yo y Louis - y le quiero. Sé que le quiero. Y me da miedo más que nada en el mundo por lo que yo soy capaz de hacer, pero más que nada, me da miedo por él chico frente a mí.
Si creía que aquel momento en mi habitación devuelta en Australia era algo parecido a este nivel de intimidad debía de estar loca, porque ahora sentía que Louis y yo conectábamos de manera infinita. Con sus ojos azules me penetraba de más de una manera. Me ardían las mejillas como si no hubiera mañana y no lograba sacarme su sonrisa algo infantil de la cabeza. Su cabello castaño escondiendo un poco su ojo izquierdo, su piel pálida como la luna y su respiración algo errática se me dibujaban en la nuca. Yo le permití una entrada a mi alma, con mis inseguridades, mis miedos, mi pasado triste, mis poderes, mis epifanías y mis chistes malos. La verdadera Alexa, tómala o déjala. Y yo lo miraba a él, con sus poderes, su peligro, sus juegos, su corazón de piedra y su letalidad desconocida. Y con su mirada me abrazaba, y yo le respondía con la misma calidez, y yo, yo…
Yo le quiero.
De un momento a otro, mientras nuestros ojos se conectan con una intensidad fuera de este mundo, Louis se levanta del suelo y me mira serio, más serio que nunca.
          — No soy quién crees que soy — Me dice, y su aura negra brilla detrás de él.
          — ¿A qué te refieres? — Estaba confundida. ¿Hacía solo un momento estaba besándome y calmándome y ahora declaraba que no era quién él creía que era? — Creo que sé que te conozco. Eres Louis Tomlinson.
          — Sí, soy Louis Tomlinson, pero…  — Comenzó él, dando vueltas alrededor de la habitación, sosteniendo su rostro con sus manos, acariciándose la sien. Yo lo observaba, todavía desde el suelo, sin comprender palabra de lo que me estaba diciendo — Alexa, no soy quién crees — Afirma él, por segunda vez, más para sí mismo que para mí.
          — ¿Huh?
          — Alexa, el Anti-Círuclo no mato a mi padre — Me confiesa, temblando con odio, y su aura negra comienza a desaparecer y su aura blanca se hace presente —. Fue el Círculo.
Rápidamente estaba de pie, a su nível, mirándolo como si le hubiese salido una quinta cabeza en el hombro derecho. No podía creer lo que estaba escuchando. ¿El Círculo había asesinado a su padre y destruido su hogar? Imposible. El Círculo era unidad, paz y seguridad. Nunca destruirían el hogar de otra persona con habilidades  especiales como ellos, ¿Verdad? Porque ese era el punto del Círculo, proteger.
           — ¡¿Qué?!
        — Por eso nos unimos al Anti-Círculo — Louis cada vez se acercaba más a mí, con pasos lentos pero mortales, y los cabellos de mi nuca comenzaron a levantarse, y detrás de él, su aura era completamente blanca — Para acabar con el Círculo.
          — Mataste a mis padres… — No podía creerlo. Mi cuerpo temblaba por completo, y no podía asimilar el hecho de que le quería hacía dos segundos atrás. Estaba asustada a más no poder frente a la persona que había llegado a incluso... amar.
          — Técnicamente, esa fue mi madre –Confesó, las comisuras de sus labios levantados a más no poder, y todo en él me gritaba peligro. Su forma de caminar hacia mí, su sonrisa, y me di cuenta de que tal vez todo ese pensar que hice, de qué Louis había cambiado, de que me quería, de que le quería, eran solo una mentira. Pero su aura vuelve a oscurecerse una vez más, y le veo temblar — Pero no quería hacerlo. No quería, Alexa. Pero el Círculo no es lo que crees que es.
De mis ojos caían lágrimas sin cesar, mis piernas temblaban y parecía que me había tragado la lengua. No tenía idea de cómo reaccionar. ¿Esta era la misma persona que había sincronizado su corazón con el mío? No podía serlo. No podía, no podía. ¿Qué sucedía con su aura? ¿Qué estaba sucediendo?
          — Y ahora descubro que eres mi alma gemela… -Me comenta, y suspira con desdicha, como si eso fuese algo malo, y el poco negro restante en su blanca aura se desvanece. ¿Alma gemela? ¿Qué estaba ocurriendo? — Ni siquiera podía ser una de las buenas. Ni la inteligente de Joan, ni la letal de Helenna, sino que la estúpida de Alexa Bennet — Dijo, cada palabra escupiendo veneno mortal. Mi corazón se llena de odio de una vez y quiero asesinarle con todas mis fuerzas. Le odiaba, odiaba, odiaba.
Me le abalancé, pero Louis hace un movimiento inesperado y sus labios se estrellan contra los míos con espontaneidad. Es un beso rudo, fuerte, y duele. Mi boca se abre involuntariamente para soltar un grito y de repente siento que mi espalda se arquea y los labios de Louis se separan levemente de los míos. Siento que me debilito y que estoy a punto de caer muerta en cualquier segundo. Todo a mí alrededor se desvanece y me pregunto por última vez porque mi campo de presión no funciona, cuando la puerta se abrió y me encuentro con tres siluetas en la puerta de la habitación.
Las tres siluetas discuten con Louis, quién ahora me suelta y de un momento a otro desvanece en oscuridad, dejando nada atrás. Una de las sombras, una muchacha Hindú con largas trenzas castañas, se arrodilla a mi lado y comienza a mover sus labios, hablándome. Intenté escuchar pero el aura rosa detrás de ella me distraía de intentar leer sus labios.
Pienso en Louis y todo se vuelve negro, y le odio, y le quiero.

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Mensaje por indigo. Lun 15 Ago 2016, 1:12 pm

QUÉ MIERDA CON EL CAPÍTULO LUCY El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304 muack  
LOUIS ES EL TOPO. LOS TRAICIONÓ. Y ERA EL QUE MEJOR ME CAÍA. PERO CON LO QUE ME QUEDÉ EN SHOCK FUE SOBRE TODO CON TU SPOILER.
¿CÓMO QUE LOUIS Y ALEXANDER SON HERMANOS?
ESO QUIERE DECIR QUE ELISE Y LOUIS TAMBIÉN SON HERMANOS. PORQUE LA MAMÁ DE ELISE ES LA MAMÁ DE ALEXANDER  El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 2998878722 El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 2998878722 ME VA A EXPLOTAR AL CEREBRO.  Y SECUESTRARON A ALEXA El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304 El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304

Pd: Dejo un comentario con sentido más adelante. Mis feels van a necesitar terapia después de este capítulo muack
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Mensaje por Invitado Lun 15 Ago 2016, 1:33 pm

wanheda. escribió:QUÉ MIERDA CON EL CAPÍTULO LUCY El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304 muack  
LOUIS ES EL TOPO. LOS TRAICIONÓ. Y ERA EL QUE MEJOR ME CAÍA. PERO CON LO QUE ME QUEDÉ EN SHOCK FUE SOBRE TODO CON TU SPOILER.
¿CÓMO QUE LOUIS Y ALEXANDER SON HERMANOS?
ESO QUIERE DECIR QUE ELISE Y LOUIS TAMBIÉN SON HERMANOS. PORQUE LA MAMÁ DE ELISE ES LA MAMÁ DE ALEXANDER  El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 2998878722 El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 2998878722 ME VA A EXPLOTAR AL CEREBRO.  Y SECUESTRARON A ALEXA El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304 El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304

Pd: Dejo un comentario con sentido más adelante. Mis feels van a necesitar terapia después de este capítulo muack
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Mensaje por Jaeger. Mar 16 Ago 2016, 3:00 pm

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Mensaje por Jaeger. Mar 16 Ago 2016, 6:37 pm

lucy El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1857533193:
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Mensaje por Invitado Mar 16 Ago 2016, 7:43 pm

Ay, mil gracias Kande  El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304 El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304 me encantó tu comentario, ay, me puse super feliz El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1313521601 ahí te respondí el MP.
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Mensaje por peralta. Miér 17 Ago 2016, 5:29 pm

LUCY APENAS ACABO DE VER EL MP Y LUEGO TU CAPITULO Y ME SIENTO CULPABLE POR NO RESPONDER muack El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1022085747 El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 3797107778 lo sientoo taaaanto, pero te respondo porque se me ocurrieron bastantes cosas El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1857533193
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Mensaje por hange. Jue 18 Ago 2016, 6:57 am

AY DIOS MÍO, LUCY, ESE CAP. ESE GIRO EN LA TRAMA. MALDITO LOUIS. NO LO PUEDO CREER, NADA DE NADA. ¿CÓMO QUE EL CÍCURLO NO ES LO QUE PARECE? TENGO MUCHAS PREGUNTAS Y lo siento por poner todo en mayúscula, es que me emocioné El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1926951358 tu cap ha sido super genial, de verdad, lo amé El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1477071114 Tengo que comentar más lindo, pero que sepas que amé a Alexa con su miedo al pingüino y su pandilla de aves no voladoras El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1477071114
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Mensaje por Invitado Sáb 20 Ago 2016, 11:39 am

Me alegra mucho que les haya gustado El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1477071114 espero sus comentarios!
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Mensaje por peralta. Sáb 01 Oct 2016, 11:12 pm

¿quién sigue? El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1022085747
peralta.
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Mensaje por hange. Dom 02 Oct 2016, 11:11 am

¿kande? El Círculo {One Direction} |NC| - Página 49 1054092304
hange.
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Mensaje por Invitado Dom 30 Oct 2016, 11:48 am

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