"Pide un deseo" (Nick)

— ¡KATE, KATE, KATE, KATE, KATE, KATE!—exclamaba la gente al verla bailar y cantar sobre la encimera del bar.
— ¡With the lights out, it’s less dangerous!—exclamaba Rachel en vez de cantar. Por primera vez había participado de un karaoke. Pero ahora estaba realmente borracha y luego de terminar su canto, cayó rendida en el piso.
— Ay Katherine—el dueño de la voz la alzó entre sus brazos y salió del bar con ella en brazos—. Volviste a ser la rebelde de antes…
— Entretain us…—balbuceaba ella en intención de continuar la canción. Nick soltó una risita y entró al departamento.
— ¿Por qué tienen que llamarme a mí para que te lleve a casa?—se preguntó Nick en voz alta. Se encontraba en una situación incómoda y al mismo tiempo no quería dejar aquel momento.
— I feel stupid, and contagious—continuaba Rachel y hacía que Nick quisiera morir de la risa al ver la cara de ella dormida mientras cantaba una canción como Smells like a teen spirit1.
— Encima me haces sonreír—siseó su cabeza para sacarse las ganas de besarla y de pronto la puerta de la señora Miller se abrió—. Buenas noches—replicó con sarcasmo y siguió subiendo las escaleras.
— ¿a ella qué le paso?
— Esta borracha y se quedó dormida.
— ¿borracha?—dijo acercándose para mirar el rostro de Kate—. ¿Cómo pudiste permitir que tomé alcohol?
— En realidad esto de traerla a su departamento lo hago por buena persona. Ni siquiera seguimos siendo novios.
— Pero tú tienes que hacerte cargo de ella. Tiene un bebe tuyo. ¿Cómo puedes ser tan cruel?
— ¿Qué es lo que quiere que le diga? Eres más terca que una mula. Y no tengo ni idea de porque desea tanto que Kate tenga un hijo.
— Solo quiero molestarte—soltó una risita—. Admito que al principio pensé que enserio estaba embarazada. Pero en tus ojos se ve que me dices la verdad cuando me dices que no puede ser.
— Los ojos de Nick—balbuceó Rachel y la señora Miller soltó unas risitas juntó con Nick—. Son hermosos…—puso una mano en el pecho de Nick y soltó un ruidoso respiro.
— Es de lo más tierna—dijo Brenda sonriéndole a la joven. Luego de sonreírle, la señora Miller se retiró y dejo a Nick que siguiera su camino hasta la habitación.
— Ni siquiera me despedí de ti en forma decente—susurró Nick después de recostarla en su cama. Le acariciaba la mejilla mientras veía el rostro despreocupado de Kate. Se acercó lentamente a ella y la besó—. Adiós—se alejó pero luego inmediatamente sintió que Katherine lo estiraba y lo hacía caerse sobre la cama.
— Me siento muy mal, pero quiero que te quedes. Por favor no dejes que me preocupe por ti—abrió sus ojos de forma entrecerrada y luego se quejó de la luz que hacía que le doliera la cabeza.
— Estas ebria, no vas a poder ni recordar que yo no dormí aquí.
— Quédate…—cerró sus ojos y Nick suspiró. Caminó hacia la puerta y apagó la luz.
Cuando Nick salió de la habitación de Kate, supo que esa decisión tal vez cambiaría todo entre Kate y él. Pero ellos ya habían terminado por lo que no le importó. Era la mejor decisión.
Salió del edificio y notó que la lluvia se había intensificado. No había más casi gente afuera y tampoco autos. El viento se llevaba papeles y la lluvia hacia que estos cobraran peso cuando se mojaran y cayeran sobre autos o se pegaran contra vidrieras.
<<Dios quiere que duerma en la casa de Katherine, estoy seguro>> —pensó Nick y volvió a entrar al edificio.
Volvió a subir todo el trayecto y usó la llave que sabía que Kate había escondido en la planta en frente a su departamento para entrar de nuevo. Soltó un gran suspiro y se acostó en el sillón, donde ya se encontraba la colcha que usaba para cubrirse. Cerró sus ojos y luego escuchó más balbuceos por parte de Rachel, entonces abrió los ojos.
— Deseo ser la novia de Nick y que mis padres lo acepten—decía en susurros—. No soy Harry Potter—Nick frunció el ceño con lo primero. Se suponía que a Katherine jamás le importaron las opiniones de sus padres. Además, ella solo conocía a su padre—. Amanda siente algo por Nick…, yo solo…—soltó un suspiro y ya no dijo nada.
— Te pusiste celosa—dijo en un murmuro un poco sorprendido. Volvió su concentración en dormir y luego ya no escuchó ningún murmuro.

Cuando Rachel despertó, Nick ya no estaba allí. Puso una mano en su cabeza al sentir un dolor intenso que le molestaba. Los ruidos de la calle solo hacían que le doliera más su cabeza y no podía concentrarse plenamente en algo porque ocurría lo mismo.
Se vistió como para ir a trabajar y a cada segundo se quejó de su dolor, pero definitivamente le había gustado poder olvidarse de todas las cosas. Su borrachera hasta le había hecho sentir que Nick estaba con ella. Definitivamente planeaba que esta no sea la única vez que tomara alcohol, pero la próxima vez lo haría con más moderación. Su imaginación definitivamente era exuberante cuando estaba ebria.
— Buenos días—le dijo al guardia de la entrada del parque. Este hizo un saludo con su gorro y ella sonrió para luego pasar.
— Katherine—dijo una voz detrás de ella y al voltear vio a un señor con cabello a los costados de una gran calva en el medio de su cabeza. Ella sonrió.
— Esa debería ser yo—estiro una mano—. ¿está todo en orden?
— Realmente trabajas con felicidad.
— Amo trabajar.
— Pues, alguien tiene algo que hablar contigo en la oficina—apunto a lo lejos, donde se podía ver una cabina color verde.
Rachel asintió y rápidamente se dirigió hacia el pequeño lugar, que casi parecía una cabaña. Abrió la puerta y se acercó a la secretaria que se encontraba allí. Luego de eso la hicieron esperar unos minutos.


— ¡¿DESPEDIDA?!
— Si, señorita Peters—decía el señor Meyer mientras leía un papel.
— Pero, ¿por qué?—se sentó en la silla con los ojos acuosos y el corazón desilusionado. Sentía que definitivamente no servía ni para ese trabajo.
— Pues—finalmente le dirigió la mirada a ella y dejó el papel sobre la mesa—, no permitimos que entre los empleados haya alguna relación y usted ha mantenido una con el señor Crowley, a quién hemos despedido también.
— No, por favor, no lo despidan a él. No me importa lo que pase en mi futuro pero él se merece este trabajo y además…—bajó la cabeza con un poco de nostalgia pero levantó su mirada entornando una mirada con fuerte para no terminar llorando—, además todo ha terminado entre los dos. No tiene por qué despedirlo y si quiere despídame a mí, pero es absurdo despedirlo a él puesto que el trabaja duro y además nunca ha hecho nada malo.
— Lo siento señorita Peters, pero ya hemos tomado nuestra decisión. Búsquese otro trabajo.
— ¡PERO NO A NICK!—sus lágrimas por los nervios que sentía empezaron a caer—. ¡NO A NICK! Va a pensar que es por mi culpa. No quiero que me odie para siempre—llevó ambas manos a su rostro para cubrirse los ojos—. Él es todo para mí.
— Pues a mí no me importan las cosas personales que tiene usted, señorita Peters—ella levantó una mirada furiosa.
— ¿Sabe qué?—golpeó la palma de su mano contra la mesa e inclinó la cabeza para acercar su intimidante mirada al señor Meyer—. Es mejor que nos hubiera despedido. Ambos conseguiremos un mejor trabajo y saldremos adelante en nuestras vidas, en cambio yo no veo lo mismo en usted. Tú seguirás merodeando por este lugar como el insensible inútil que eres.
— Suficiente, Katherine—dijo una voz estricta que llegaba desde la puerta de la cabaña. Ella inmediatamente sintió como sus rodillas se debilitaban y sus ojos se aguaban.