"Pide un deseo" (Nick)

Despedirse era la parte más fácil de toda la noche y el haber pasado la noche sin explotar a gritarle a todos que vivan la vida como se debe en vez de pensar todo el día en cosas egocéntricas, era una razón más para Rachel para agradecer a Dios.
Al salir de la casa de los Hoffman, Rachel corrió al auto con desesperación a salir de ese lugar. Tal vez para ella este era su Silent Hill.
Cuando se estaban yendo hacia su casa, Rachel les mencionó a sus padres que deseaba tener permiso para salir con su amiga “Nicole” el día siguiente. Lo tenía planeado, arreglaría mañana el conflicto que habían tenido los dos. Ah, claro que Nicole no existía…, bueno, técnicamente sí, pero no era mujer y su nombre no era Nicole. Era un hombre y era Nicholas. Pero Rachel usaba a Nicole como su mejor amiga a la que siempre visitaba y a la que hacía llamar su compañera de clases. Sus padres nunca se molestaron en conocerla.
Los padres de Rachel accedieron y ella empezó a pensar que le diría a Nick cuando se encontraran, pero algo era seguro: debía preguntarles a sus padres si es que se mudarían de verdad. Bajaron del auto y caminaron hasta la entrada, donde Rachel decidió que iría a la habitación de ellos y les preguntaría la verdad. Al llegar a su habitación Rachel se puso cómoda y justo cuando estaba por ir a la habitación de sus padres, escuchó una piedra contra su ventana. Emocionada corrió hacia el balcón y abrió la ventana con una sonrisa de oreja a oreja, pudiendo ver que era Nick.
— Nicholas—susurró ella posándose contra el borde de su balcón y él le sonrió.
— ¿Puedo subir?—ella asintió y mientras él empezó a subirse por las enredaderas que se extendían a lo largo de la pared hasta el balcón de Rachel. El corazón de Rachel latía frenéticamente. Supo entonces que nunca amaría tanto a nadie más, como lo amaba a él. Sintió que las sonrisas le salían fácilmente cuando él aparecía. Que la voz de él le hacía sentir más cosas de las que debería y que pelearse con él, le había devastado.
Cuando Nick casi llegaba, Rachel le extendió una mano para que pudiera subir más fácil. Unieron sus manos y Rachel dio un fuerte estirón para que Nick alcanzara el balcón más rápido. Ambos chocaron, haciendo que cayeran de espaldas en el suelo del balcón. Nicholas explotó de la risa mientras que Rachel lo miraba hipnotizada.
— ¿quieres pasar?—dijo cuando logró volver en sí misma. Él se levantó y ella hizo lo mismo. Caminaron hacia su habitación y Nick cerró la puerta tras él—. Me alegra que vinieras—confesó con las mejillas rojas y el corazón emocionado.
— A mí que me dejaras pasar—Rachel volteó y con una leve sonrisa le respondió.
— Nunca podría enojarme contigo. Siquiera negarte algo…—hizo una pausa mirando al vacio y luego le dirigió una mirada directa a los ojos con una amplia sonrisa—, eres mi mejor amigo—él le sonrió y se acercó a el piano que ella tenía en su habitación.
— Rachel—sentándose en el piano vertical, la llamó para que le acompañara y ella se sentó a su lado.
— ¿Sí?—puso sus dedos sobre las teclas y lentamente las fue presionando, el puso una mano sobre la de Rachel y ella paró la música para mirarlo.
— ¿En verdad te vas?—ella bajó la cabeza y volvió al piano.
— No lo sé—golpeo las teclas y lo miró-, cuando te lo dije había escuchado a mis padres hablarlo pero no sé si es definitivo—el abrazo que Nick le dio, la tomó por sorpresa pero le correspondió. Lentamente se separaron y él le sonrió. Tímidamente, con las mejillas teñidas de un color casi escarlata, ella se puso un mechón de cabello detrás de la oreja y el tomó unos papeles que había sobre el piano.
— ¿Qué aprendiste que sea nuevo? –agarró a Rachel por ambas muñecas y colocó sus manos en el piano—. Quiero que me lo muestres—ambos rieron y ella nerviosa, empezó a tocar.
Nick observó como Rachel tocaba el piano con una sonrisa impresa en su rostro y la miró en todo momento, sin despegar su mirada de Rachel y sin dejar de sonreír. Si había algo que sabía muy bien que Rachel amaba, era el piano. Llevaba teniendo clases desde los ocho años y desde allí no se detuvo. Cuando terminó una parte de la sonata, el aplaudió mientras ella sonrojada sonreía.
— Antes de que vinieras le iba a pedir a mis padres permiso para ver a Nicole—ambos rieron y Rachel continuó—: pero ya que estas aquí, te voy a decir lo que quería decirte—puso una mano en su frente y se rio de sí misma—. ¿Me esperas?
— ¿Sí?—dijo sin entender nada pero riendo de su ocurrente amiga.
Rachel corrió a la habitación de sus padres apresurándose en llegar para no hacer a Nick esperar. Justo en frente a la puerta, se detuvo, respiró, arregló su cabello y tocó la puerta.
— Pase—entró lentamente y se quedó al pie de la puerta mirando a sus padres. Ellos ni le dirigieron una pequeña mirada. Michelle estaba concentrada en su libro y Stephen estaba mirando la tele.
<< ¡Qué raro!>> —pensó Rachel al ver a sus padres hacer la misma rutina de siempre.
— Les tenía que preguntar algo—se acercó a la cama y se sentó en la punta—, en la mañana…, los escuché hablando sobre mudarnos, ¿es verdad?
— Es una posibilidad que aun no sabemos si se realizará. ¿Tu quieres mudarte?—Rachel negó la cabeza con brusquedad—. ¿En dónde estabas cuando nos escuchaste?
— Justo entrando a la cocina—se levantó y salió de la habitación dejando a sus padres con las palabras en la boca. Corrió hacia su habitación y emocionada entró. Al ver a Nick voltearse hacia ella avanzó rápidamente hacia él y lo abrazó.
— ¿No te vas?—dijo mirándola con una sonrisa dentuda y ella sonrió con él.
— Todavía no es definitivo…
— Lo que significa que puedes convencerlos—ella asintió con la cabeza y el sonrió—. Oye, ¿Qué hora es?—Rachel se volteó hacia su reloj.
— Las once y media—cuando volvió a mirar a Nick, él ya se encontraba en el balcón esperándola para despedirse. Rachel se acercó a él caminando, al mirarse de frente ambos rieron y se abrazaron—. Hasta mañana—su voz sonó con un poco de lamento.
— Hasta mañana—dijo separándose de ella y empezando a bajar por las enredaderas.