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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Dulce Tentacion Nick & Tu
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 4 de 9. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
Re: Dulce Tentacion Nick & Tu
Hola chicas!!! Les voy a hacer la misma pregunta que ise en mi otra novela.
Quieren un cap solo ahora o quieren una maraon asta el miercoles de tres caps??
Besitos
Quieren un cap solo ahora o quieren una maraon asta el miercoles de tres caps??
Besitos
Meltabares de jonas
Re: Dulce Tentacion Nick & Tu
Nueva lectora!!!!!!
me encanta Nick en faceta de enojado hhahahha
nos leemooos!!
me encanta Nick en faceta de enojado hhahahha
nos leemooos!!
Belencita
Re: Dulce Tentacion Nick & Tu
CAPÍTULO 3 Maraton 1/3
________ echó un vistazo a Nick cuando entró en el estacionamiento de su
complejo de apartamentos. Por supuesto que esto no estaba ocurriendo para
tomarla en su piso. Él quería berrearle en su territorio.
Tenía que reprimir una sonrisa cuando se volvió hacia ella, su ceño fruncido
todavía permanecía en su sitio. No es como si ella no hubiera esperado una fuerte
resistencia. Era Nick, después de todo, y le llevaría más de una noche para que la
viera como algo más que la hermana pequeña de David.
—En el interior—La dirigió a la vez que abría su puerta.
______ tomó la manija y se apeó de la camioneta antes de que pudiera llegar
alrededor para recogerla. Ella encontró su mirada firmemente, y su ceño se hizo
más profundo mientras cogía su codo y la guiaba hacia el edificio.
En la puerta, buscó el llavero, la abrió y la arrastró al interior. Encendió las
luces, y ella parpadeó mientras echaba un vistazo alrededor.
El sitio parecía estéril y poco atractivo, como si en realidad nadie viviera allí.
Le recordaba su propia habitación de hotel, donde vivía con una maleta y nunca se
sentía como en casa.
No era el Nick al que estaba acostumbrado. Había pasado muchas horas
felices en su casa, con David y Hannah. Pero entonces, Hannah lo había hecho así.
Su boca se inclinó, y ella lo ocultó en un intento de eliminar su infelicidad que
surgió cuando pensó en David y en Hannah.
Nick dejó caer sus llaves en la mesa de centro y luego la hizo girar a su
alrededor para encontrarse con su mirada.
—Ahora supongo que me dirás qué coño está pasando aquí, Ángel.
Ella sonrió cuando usó el apodo que él le había dado. Mariposas bailaron en su
estómago hasta que la dejaron con una sensación de náusea. ¿Cuánto decirle? ¿Qué
se suponía que tenía que decir?
Corro, Nick. A ti. Te necesito. Te quiero. Tengo miedo. Te amo. Quiero que tú me
quieras también.
Nada de eso parecía una buena idea. Parecía desesperada y sin control, y lo
último que quería hacer era estar delante de él con cualquier desventaja.
— ¿Por qué estás tan enojado?—Preguntó en un intento de dispersar un poco
de la explosiva tensión.
Su mandíbula tembló nerviosamente con recelo.
—Bien, déjame comenzar con las bases—Dejó caer la mano de su codo y
comenzó a contar con los dedos—Uno, ¿qué demonios hacías en The House? Dos,
¿por qué no me dijiste inmediatamente quién eras en cuanto me acerqué? Tres, ¿qué
haces en Houston? Cuatro, ¿por qué no me dijiste que estabas en la ciudad? Cinco,
la coincidencia de ti apareciendo en el mismo club que yo frecuento es
sorprendente. No creo ni por un instante que no pensaras que no me verías allí, lo
que me devuelve a la número uno.
—Wow. Sólo wow, Nick.
Ella tembló de cólera. Sus dedos se apretaron en puños en sus costados y una
vieja sensación de traición atravesó por ella de nuevo.
Ya no siendo capaz de mantener el contacto visual con él, se dio la vuelta
bruscamente, su pecho subiendo y bajando. Era más difícil de lo que había
pensado. Quiso arremeter contra él, preguntándole por qué la había abandonado.
Él la giró otra vez, ahuecando su barbilla en su mano y obligándola a mirarle.
—Esto no puede ser una sorpresa para ti, Ángel. ¿Cómo pensaste que
reaccionaría? No me mires con esos ojos heridos y juegues a la víctima conmigo.
Ella trató de apartarse, pero la sostuvo firme.
—Dime una cosa, Nick. ¿Si la máscara no hubiera caído, me habrías traído a
tu casa y habrías tenido relaciones sexuales conmigo?—Se burló—Me deseabas. No
lo puedes negar.
Sus ojos ardían con una mezcla de calor y cólera, como si él recordara
demasiado bien su reacción.
Fueron interrumpidos por un golpe en la puerta. Nick frunció el ceño y luego
le lanzó una mirada de advertencia.
—No te muevas.
Ella se encogió de hombros y lo vio alejarse. Un suspiro se escapó, y sus
hombros cayeron hacia abajo. Maldita sea, nada de esto había salido del modo en
que había planeado. No había querido que él averiguara su personalidad como lo
había hecho. Tal vez la idea entera había sido estúpida, pero había querido hacerle
ver la mujer que era antes de revelarle su identidad.
Un momento después, volvió, haciendo tintinear unas llaves en su mano. Las
dejó sobre la mesa de café a su lado.
—Damon hizo que trajeran tu coche a aquí.
Ella asintió con la cabeza.
La miró durante un largo momento, y luego cerró la distancia entre ellos, esta
vez rodeándola. Sus dedos se arrastraron sobre su espalda, y tiró de su camiseta.
— ¿Estás bien?—Preguntó en voz baja— ¿Te lastimé?
Ella contuvo la respiración cuando la palma de su mano encontró su carne
desnuda y la puso sobre los verdugones que todavía calentaban su espalda.
—No, no me hiciste daño—Dijo con voz ronca.
Su mano se aquietó en su espalda, y se apresuró a arreglar su camiseta. Había
demasiada tensión que emanaba de él. Era densa y pesada entre ellos.
Ella se volvió y sin darle ninguna advertencia lo empujó a sus brazos,
abrazándolo apretado.
Se puso aún más tenso, pero no la rechazó.
—Te eché tanto de menos—Se ahogó ella.
—Infiernos—Murmuró mientras envolvía sus brazos alrededor de ella.
— ¿Por qué te fuiste?
Esto reventó antes de que ella pudiera evitarlo. Apoyó la frente en su hombro
pensando en lo tremendamente que había jodido todo este rencuentro.
Él la agarró por los hombros y suavemente la separó.
—Escúchame, cariño. Tú y yo tenemos un infierno de mucho de qué hablar.
Quiero que te sientes y hables conmigo, ¿de acuerdo?
Le permitió que la guiara sobre un sofá.
— ¿Tienes hambre? ¿Sed?
Ella sacudió la cabeza.
Se retiró a un sillón en diagonal al sofá y se dejó caer con un profundo suspiro.
Su rebelde pelo colgaba bajo sus orejas, y se pasó una mano por los rizos ligeros
hasta que los separó de su cara. El diamante de su oreja izquierda brilló en la luz,
un pendiente que ella le había regalado en Navidad. ¿Recordaría él incluso este
hecho?
—No podía quedarme, Ángel. Tú de todas las personas lo deberías saber.
—No, no lo sé. O tal vez lo hago y todavía estoy enojada—Admitió—No tenía
a nadie, Nick. Tú, David y Hannah eran mi única familia. Murieron y tú te fuiste.
¿Puedes siquiera intentar entender como me hizo sentir eso? Estaba sola, muerta de
miedo, y mi mundo se había vuelto del revés.
—Tenías al cuerpo de policía. — Dijo Micah bruscamente—Nunca dan la
espalda a la familia. Habrían hecho cualquier cosa que necesitaras.
La cólera calentó sus venas, y su pulso vibraba con fuerza.
— ¿De verdad? Todos pensaron que David te traicionó, que se fugaba con tu
esposa cuando tuvieron el accidente. No hicieron fila para ofrecerme nada. Para
ellos yo era la hermana del poli que engañó a otro poli, y yo no podía decirles algo
diferente. No podía decirles la verdad de que Hannah era de vosotros dos, por qué
entonces yo habría estado traicionándote a ti.
La miró, sus ojos con un dolor en carne viva.
—Dios, Ángel, lo siento. No mentiré. No pensé ni siquiera en ti o como debiste
sentirte cuando David y Hannah murieron juntos. Sólo tenía que irme o me
volvería loco. No podía quedarme allí después de haberlos perdido a ambos. Yo
nunca pensé…
Cerró los ojos.
—Nunca pensé en hacerte daño, Ángel. Eres la hermana de David. Debería
haberte cuidado, haberte protegido. ¿Cómo lo conseguiste…?—Su voz se quebró—
¿Cómo lo conseguiste? ¿Qué hiciste?
Ella soltó su aliento.
—No tenía intención de hacer de esto una fiesta de culpabilidades, Nick. Lo
hecho, hecho está. Sobreviví. Estaba enfadada y herida, tal vez más de lo que
pensaba. Viéndote de nuevo me devolvió a todo eso. Lo siento. No debería haberlo
soltado así.
Se puso de pie, frotando sus manos hacia abajo en las perneras de sus
pantalones.
—Debería irme. Es tarde.
Él se levantó repentinamente, sus ojos brillando siniestramente.
—No hemos acabado, Ángel. Ni con mucho. Todavía no me has dicho que
estás haciendo aquí, por qué estabas en The House, y qué demonios estabas
haciendo desnuda delante de toda aquella maldita gente.
Ella sonrió ligeramente cuando miró la tensión que fluía de nuevo a su rostro.
A pesar de que había eludido cualquier responsabilidad hacia ella, parecía de
repente agarrado por el impulso de protegerla de todos los grandes lobos malos de
allí. Sólo que él era el más grande, el lobo más malo, y no quería ser protegida de
él.
—Creo que es mejor que no hablemos de esto—Dijo en tono uniforme.
Su boca se abrió y luego sus labios se contrajeron de cólera.
—No decidas lo que haremos y lo que no hablaremos. No irás a ninguna parte
hasta que me des alguna respuesta, muñequita.
La puso ciertamente temblorosa cuando se puso autoritario. Siempre le había
gustado eso de él, la actitud que ponía, su alfa. Lo anhelaba y ese poder, había
estado atada a esto desde antes de que ella entendiera que era exactamente lo que lo
atraía a él
Parte de ella quería aceptar, ofrecer su sumisión y entregarse a su cuidado, sólo
que sabía mejor que era lo que él quería de ella. Oh, ella sabía que quería su
obediencia, pero quería la obediencia de una niña, no de la mujer que era. Estaba
decidido a verla como la hermana adolescente de su mejor amigo… un amigo con
el que había compartido a la mujer con la cual se había casado.
—Soy muy consciente que eres un hombre acostumbrado a salirte con la tuya.
Pero esta vez, me temo que estás destinado a la decepción. No te gustarían mis
respuestas de todos modos, así que mejor pongamos fin a esta noche de un modo
aún positivo.
La miró con una total incredulidad. Cuando comenzó a moverse hacia la
puerta, él se puso delante de ella, sus ojos se estrecharon hasta convertirse en rajas.
—Oh, infiernos, no, pequeña Ángel. No es la manera en que las cosas van a
funcionar. Tienes un infierno de muchas cosas a las que responder.
—No tengo que responderte, Nick—Dijo con tono uniforme—No quieres
nada de mí. No estás listo para ofrecerme nada. Cuando eso cambie, hablaremos.
Vislumbró su asombro mientras recogía las llaves y se dirigía a la puerta.
—Ángel, ¡maldita sea!
Abrió la puerta y se apresuró en la noche, haciendo caso omiso de su orden
para que ella metiera su culo dentro de nuevo. No se detuvo hasta que llegó a su
coche, y se negó a alzar la vista, sabiendo que vería a Nick allí de pie.
Con las puertas cerradas con seguro, arrancó y salió del aparcamiento, mientras
Nick aporreaba en su ventanilla. Con un rápido vistazo en su dirección para
asegurarse de que no lo golpearía, aceleró fuera y lo dejó de pie en la oscuridad,
mirando fijamente hacia ella.
________ echó un vistazo a Nick cuando entró en el estacionamiento de su
complejo de apartamentos. Por supuesto que esto no estaba ocurriendo para
tomarla en su piso. Él quería berrearle en su territorio.
Tenía que reprimir una sonrisa cuando se volvió hacia ella, su ceño fruncido
todavía permanecía en su sitio. No es como si ella no hubiera esperado una fuerte
resistencia. Era Nick, después de todo, y le llevaría más de una noche para que la
viera como algo más que la hermana pequeña de David.
—En el interior—La dirigió a la vez que abría su puerta.
______ tomó la manija y se apeó de la camioneta antes de que pudiera llegar
alrededor para recogerla. Ella encontró su mirada firmemente, y su ceño se hizo
más profundo mientras cogía su codo y la guiaba hacia el edificio.
En la puerta, buscó el llavero, la abrió y la arrastró al interior. Encendió las
luces, y ella parpadeó mientras echaba un vistazo alrededor.
El sitio parecía estéril y poco atractivo, como si en realidad nadie viviera allí.
Le recordaba su propia habitación de hotel, donde vivía con una maleta y nunca se
sentía como en casa.
No era el Nick al que estaba acostumbrado. Había pasado muchas horas
felices en su casa, con David y Hannah. Pero entonces, Hannah lo había hecho así.
Su boca se inclinó, y ella lo ocultó en un intento de eliminar su infelicidad que
surgió cuando pensó en David y en Hannah.
Nick dejó caer sus llaves en la mesa de centro y luego la hizo girar a su
alrededor para encontrarse con su mirada.
—Ahora supongo que me dirás qué coño está pasando aquí, Ángel.
Ella sonrió cuando usó el apodo que él le había dado. Mariposas bailaron en su
estómago hasta que la dejaron con una sensación de náusea. ¿Cuánto decirle? ¿Qué
se suponía que tenía que decir?
Corro, Nick. A ti. Te necesito. Te quiero. Tengo miedo. Te amo. Quiero que tú me
quieras también.
Nada de eso parecía una buena idea. Parecía desesperada y sin control, y lo
último que quería hacer era estar delante de él con cualquier desventaja.
— ¿Por qué estás tan enojado?—Preguntó en un intento de dispersar un poco
de la explosiva tensión.
Su mandíbula tembló nerviosamente con recelo.
—Bien, déjame comenzar con las bases—Dejó caer la mano de su codo y
comenzó a contar con los dedos—Uno, ¿qué demonios hacías en The House? Dos,
¿por qué no me dijiste inmediatamente quién eras en cuanto me acerqué? Tres, ¿qué
haces en Houston? Cuatro, ¿por qué no me dijiste que estabas en la ciudad? Cinco,
la coincidencia de ti apareciendo en el mismo club que yo frecuento es
sorprendente. No creo ni por un instante que no pensaras que no me verías allí, lo
que me devuelve a la número uno.
—Wow. Sólo wow, Nick.
Ella tembló de cólera. Sus dedos se apretaron en puños en sus costados y una
vieja sensación de traición atravesó por ella de nuevo.
Ya no siendo capaz de mantener el contacto visual con él, se dio la vuelta
bruscamente, su pecho subiendo y bajando. Era más difícil de lo que había
pensado. Quiso arremeter contra él, preguntándole por qué la había abandonado.
Él la giró otra vez, ahuecando su barbilla en su mano y obligándola a mirarle.
—Esto no puede ser una sorpresa para ti, Ángel. ¿Cómo pensaste que
reaccionaría? No me mires con esos ojos heridos y juegues a la víctima conmigo.
Ella trató de apartarse, pero la sostuvo firme.
—Dime una cosa, Nick. ¿Si la máscara no hubiera caído, me habrías traído a
tu casa y habrías tenido relaciones sexuales conmigo?—Se burló—Me deseabas. No
lo puedes negar.
Sus ojos ardían con una mezcla de calor y cólera, como si él recordara
demasiado bien su reacción.
Fueron interrumpidos por un golpe en la puerta. Nick frunció el ceño y luego
le lanzó una mirada de advertencia.
—No te muevas.
Ella se encogió de hombros y lo vio alejarse. Un suspiro se escapó, y sus
hombros cayeron hacia abajo. Maldita sea, nada de esto había salido del modo en
que había planeado. No había querido que él averiguara su personalidad como lo
había hecho. Tal vez la idea entera había sido estúpida, pero había querido hacerle
ver la mujer que era antes de revelarle su identidad.
Un momento después, volvió, haciendo tintinear unas llaves en su mano. Las
dejó sobre la mesa de café a su lado.
—Damon hizo que trajeran tu coche a aquí.
Ella asintió con la cabeza.
La miró durante un largo momento, y luego cerró la distancia entre ellos, esta
vez rodeándola. Sus dedos se arrastraron sobre su espalda, y tiró de su camiseta.
— ¿Estás bien?—Preguntó en voz baja— ¿Te lastimé?
Ella contuvo la respiración cuando la palma de su mano encontró su carne
desnuda y la puso sobre los verdugones que todavía calentaban su espalda.
—No, no me hiciste daño—Dijo con voz ronca.
Su mano se aquietó en su espalda, y se apresuró a arreglar su camiseta. Había
demasiada tensión que emanaba de él. Era densa y pesada entre ellos.
Ella se volvió y sin darle ninguna advertencia lo empujó a sus brazos,
abrazándolo apretado.
Se puso aún más tenso, pero no la rechazó.
—Te eché tanto de menos—Se ahogó ella.
—Infiernos—Murmuró mientras envolvía sus brazos alrededor de ella.
— ¿Por qué te fuiste?
Esto reventó antes de que ella pudiera evitarlo. Apoyó la frente en su hombro
pensando en lo tremendamente que había jodido todo este rencuentro.
Él la agarró por los hombros y suavemente la separó.
—Escúchame, cariño. Tú y yo tenemos un infierno de mucho de qué hablar.
Quiero que te sientes y hables conmigo, ¿de acuerdo?
Le permitió que la guiara sobre un sofá.
— ¿Tienes hambre? ¿Sed?
Ella sacudió la cabeza.
Se retiró a un sillón en diagonal al sofá y se dejó caer con un profundo suspiro.
Su rebelde pelo colgaba bajo sus orejas, y se pasó una mano por los rizos ligeros
hasta que los separó de su cara. El diamante de su oreja izquierda brilló en la luz,
un pendiente que ella le había regalado en Navidad. ¿Recordaría él incluso este
hecho?
—No podía quedarme, Ángel. Tú de todas las personas lo deberías saber.
—No, no lo sé. O tal vez lo hago y todavía estoy enojada—Admitió—No tenía
a nadie, Nick. Tú, David y Hannah eran mi única familia. Murieron y tú te fuiste.
¿Puedes siquiera intentar entender como me hizo sentir eso? Estaba sola, muerta de
miedo, y mi mundo se había vuelto del revés.
—Tenías al cuerpo de policía. — Dijo Micah bruscamente—Nunca dan la
espalda a la familia. Habrían hecho cualquier cosa que necesitaras.
La cólera calentó sus venas, y su pulso vibraba con fuerza.
— ¿De verdad? Todos pensaron que David te traicionó, que se fugaba con tu
esposa cuando tuvieron el accidente. No hicieron fila para ofrecerme nada. Para
ellos yo era la hermana del poli que engañó a otro poli, y yo no podía decirles algo
diferente. No podía decirles la verdad de que Hannah era de vosotros dos, por qué
entonces yo habría estado traicionándote a ti.
La miró, sus ojos con un dolor en carne viva.
—Dios, Ángel, lo siento. No mentiré. No pensé ni siquiera en ti o como debiste
sentirte cuando David y Hannah murieron juntos. Sólo tenía que irme o me
volvería loco. No podía quedarme allí después de haberlos perdido a ambos. Yo
nunca pensé…
Cerró los ojos.
—Nunca pensé en hacerte daño, Ángel. Eres la hermana de David. Debería
haberte cuidado, haberte protegido. ¿Cómo lo conseguiste…?—Su voz se quebró—
¿Cómo lo conseguiste? ¿Qué hiciste?
Ella soltó su aliento.
—No tenía intención de hacer de esto una fiesta de culpabilidades, Nick. Lo
hecho, hecho está. Sobreviví. Estaba enfadada y herida, tal vez más de lo que
pensaba. Viéndote de nuevo me devolvió a todo eso. Lo siento. No debería haberlo
soltado así.
Se puso de pie, frotando sus manos hacia abajo en las perneras de sus
pantalones.
—Debería irme. Es tarde.
Él se levantó repentinamente, sus ojos brillando siniestramente.
—No hemos acabado, Ángel. Ni con mucho. Todavía no me has dicho que
estás haciendo aquí, por qué estabas en The House, y qué demonios estabas
haciendo desnuda delante de toda aquella maldita gente.
Ella sonrió ligeramente cuando miró la tensión que fluía de nuevo a su rostro.
A pesar de que había eludido cualquier responsabilidad hacia ella, parecía de
repente agarrado por el impulso de protegerla de todos los grandes lobos malos de
allí. Sólo que él era el más grande, el lobo más malo, y no quería ser protegida de
él.
—Creo que es mejor que no hablemos de esto—Dijo en tono uniforme.
Su boca se abrió y luego sus labios se contrajeron de cólera.
—No decidas lo que haremos y lo que no hablaremos. No irás a ninguna parte
hasta que me des alguna respuesta, muñequita.
La puso ciertamente temblorosa cuando se puso autoritario. Siempre le había
gustado eso de él, la actitud que ponía, su alfa. Lo anhelaba y ese poder, había
estado atada a esto desde antes de que ella entendiera que era exactamente lo que lo
atraía a él
Parte de ella quería aceptar, ofrecer su sumisión y entregarse a su cuidado, sólo
que sabía mejor que era lo que él quería de ella. Oh, ella sabía que quería su
obediencia, pero quería la obediencia de una niña, no de la mujer que era. Estaba
decidido a verla como la hermana adolescente de su mejor amigo… un amigo con
el que había compartido a la mujer con la cual se había casado.
—Soy muy consciente que eres un hombre acostumbrado a salirte con la tuya.
Pero esta vez, me temo que estás destinado a la decepción. No te gustarían mis
respuestas de todos modos, así que mejor pongamos fin a esta noche de un modo
aún positivo.
La miró con una total incredulidad. Cuando comenzó a moverse hacia la
puerta, él se puso delante de ella, sus ojos se estrecharon hasta convertirse en rajas.
—Oh, infiernos, no, pequeña Ángel. No es la manera en que las cosas van a
funcionar. Tienes un infierno de muchas cosas a las que responder.
—No tengo que responderte, Nick—Dijo con tono uniforme—No quieres
nada de mí. No estás listo para ofrecerme nada. Cuando eso cambie, hablaremos.
Vislumbró su asombro mientras recogía las llaves y se dirigía a la puerta.
—Ángel, ¡maldita sea!
Abrió la puerta y se apresuró en la noche, haciendo caso omiso de su orden
para que ella metiera su culo dentro de nuevo. No se detuvo hasta que llegó a su
coche, y se negó a alzar la vista, sabiendo que vería a Nick allí de pie.
Con las puertas cerradas con seguro, arrancó y salió del aparcamiento, mientras
Nick aporreaba en su ventanilla. Con un rápido vistazo en su dirección para
asegurarse de que no lo golpearía, aceleró fuera y lo dejó de pie en la oscuridad,
mirando fijamente hacia ella.
Meltabares de jonas
Re: Dulce Tentacion Nick & Tu
CAPÍTULO 4 Maraton 2/3
______ entró en su habitación del hotel y arrojó sus llaves en la cama. El
interior estaba oscuro y algo sombrío, con sólo una lámpara que proveía una débil
iluminación. Ciertamente no era el mejor de los alojamientos, pero este sería el
último lugar en que alguien la buscaría. Al menos eso esperaba.
Fue al baño y abrió el agua caliente en el lavabo. Una ducha se sentiría bien,
pero no quería borrar el toque de Nick o aliviar el leve ardor de su látigo que aún
estaba presente.
Lavó su cara, cepilló su pelo y lo recogió en una cola de caballo. Un vistazo en
el espejo le dijo que se veía cansada. Los ojos hundidos y preocupados.
Se había despojado de su ropa, dejándola en el suelo del baño y caminó
desnuda de regreso a donde estaba su maleta sobre la cama. La empujó a un lado,
sin molestarse en ponerse una camiseta. La cama la llamaba, y no perdió tiempo en
contestar.
Yació sobre su vientre, dejando que la brisa del ruidoso aire acondicionado
soplara sobre su espalda. Cerró sus ojos y soñadoramente revivió aquellos
momentos antes de que Nick la descubriera, cuando por un momento estuvo bajo
sus órdenes. La deseaba, la deseaba desesperadamente. Vio el deseo en sus ojos,
sintió el temblor de sus manos en su piel. El poder apenas contenido que sintió
hervir dentro de él, era como una droga para ella. Adictivo, atractivo. Intoxicante.
Siempre supo cómo sería con Nick, y le parecía haber pasado la mayor parte
de su vida esperando y deseando.
Se había entretenido con vívidas fantasías de él capturándola, forzándola a su
voluntad. Poseída por él.
Se estremeció, su vientre tensándose al recordar cada sonido único que él había
emitido, su respiración, sus palabras. Sus labios sobre ella, su sabor. Cómo se
sentía. El anhelo no comenzaba a cubrir la magnitud de sus sentimientos. Lo
necesitaba como nunca había necesitado a nadie. David y Hannah eran familia.
David fue su hermano, y Hannah fue lo más parecido a una hermana para ella.
¿Pero Nick? Desde el comienzo, había separado a Nick en una categoría
totalmente diferente. Una prohibida para ella, pero no menos tentadora.
Si pudiera traer de regreso a David y a Hannah, renunciaría a cualquier
esperanza de tener a Nick.
Nickamaba a Hannah profundamente y aún con lo mucho que ______
amaba a Nick, preferiría mirar desde la orilla si eso significaba tener a su familia
nuevamente.
Pero se habían ido. Nicky ella estaban aquí. Lo conocía como nadie. Sabía
sus secretos, sus deseos, el hombre detrás de la fachada relajada. Ella podría darle
lo que necesitaba, pero, ¿decidiría él algún día que era ella lo que quería?
—No hay garantías en la vida, Ángel pequeña—Susurró, sonriendo tristemente
cuando las palabras de David salieron de sus labios.
Un sonido en su ventana la hizo congelarse. Entonces se rió y enterró su rostro
en la almohada. Que idiota asustadiza que era. Estaba en el cuarto piso de un viejo
hotel. ¿Quién estaría en su ventana? ¿El Hombre Araña?
Tenía que dejar de huir de las sombras y de mirar sobre su hombro a cada paso.
Bien, quizá seguir mirando por encima de su hombro era una buena idea. No podía
darse el lujo de ser demasiado descuidada, aunque sabía que había cubierto bien su
rastro. No había vivido en una familia de policías por años sin aprender todo acerca
del sigilo y la evasión. No había razón para que alguien pudiera saber que estaba
aquí. Se había deshecho de su coche, compró otro con un nombre falso, utilizó
dinero en efectivo, y nadie en Houston aparte de Damon Roche y Nick Jonas
sabía su verdadero nombre. Mañana comenzaría a buscar empleo. Gracias a su
herencia latina, podría pasar por una inmigrante ilegal y conseguir un trabajo que le
pagara clandestinamente. Tenía algo ahorrado, pero no podía darse el lujo de
gastarlo a menos que fuera absolutamente necesario. Y si Dios quería, no sería
necesario. Podría empezar una nueva vida aquí. Nada le quedaba en Miami. Nick no necesitaba saber de sus problemas. No quería que estuviera con ella por
cualquier otro motivo, aparte de quererla.
______ entró en su habitación del hotel y arrojó sus llaves en la cama. El
interior estaba oscuro y algo sombrío, con sólo una lámpara que proveía una débil
iluminación. Ciertamente no era el mejor de los alojamientos, pero este sería el
último lugar en que alguien la buscaría. Al menos eso esperaba.
Fue al baño y abrió el agua caliente en el lavabo. Una ducha se sentiría bien,
pero no quería borrar el toque de Nick o aliviar el leve ardor de su látigo que aún
estaba presente.
Lavó su cara, cepilló su pelo y lo recogió en una cola de caballo. Un vistazo en
el espejo le dijo que se veía cansada. Los ojos hundidos y preocupados.
Se había despojado de su ropa, dejándola en el suelo del baño y caminó
desnuda de regreso a donde estaba su maleta sobre la cama. La empujó a un lado,
sin molestarse en ponerse una camiseta. La cama la llamaba, y no perdió tiempo en
contestar.
Yació sobre su vientre, dejando que la brisa del ruidoso aire acondicionado
soplara sobre su espalda. Cerró sus ojos y soñadoramente revivió aquellos
momentos antes de que Nick la descubriera, cuando por un momento estuvo bajo
sus órdenes. La deseaba, la deseaba desesperadamente. Vio el deseo en sus ojos,
sintió el temblor de sus manos en su piel. El poder apenas contenido que sintió
hervir dentro de él, era como una droga para ella. Adictivo, atractivo. Intoxicante.
Siempre supo cómo sería con Nick, y le parecía haber pasado la mayor parte
de su vida esperando y deseando.
Se había entretenido con vívidas fantasías de él capturándola, forzándola a su
voluntad. Poseída por él.
Se estremeció, su vientre tensándose al recordar cada sonido único que él había
emitido, su respiración, sus palabras. Sus labios sobre ella, su sabor. Cómo se
sentía. El anhelo no comenzaba a cubrir la magnitud de sus sentimientos. Lo
necesitaba como nunca había necesitado a nadie. David y Hannah eran familia.
David fue su hermano, y Hannah fue lo más parecido a una hermana para ella.
¿Pero Nick? Desde el comienzo, había separado a Nick en una categoría
totalmente diferente. Una prohibida para ella, pero no menos tentadora.
Si pudiera traer de regreso a David y a Hannah, renunciaría a cualquier
esperanza de tener a Nick.
Nickamaba a Hannah profundamente y aún con lo mucho que ______
amaba a Nick, preferiría mirar desde la orilla si eso significaba tener a su familia
nuevamente.
Pero se habían ido. Nicky ella estaban aquí. Lo conocía como nadie. Sabía
sus secretos, sus deseos, el hombre detrás de la fachada relajada. Ella podría darle
lo que necesitaba, pero, ¿decidiría él algún día que era ella lo que quería?
—No hay garantías en la vida, Ángel pequeña—Susurró, sonriendo tristemente
cuando las palabras de David salieron de sus labios.
Un sonido en su ventana la hizo congelarse. Entonces se rió y enterró su rostro
en la almohada. Que idiota asustadiza que era. Estaba en el cuarto piso de un viejo
hotel. ¿Quién estaría en su ventana? ¿El Hombre Araña?
Tenía que dejar de huir de las sombras y de mirar sobre su hombro a cada paso.
Bien, quizá seguir mirando por encima de su hombro era una buena idea. No podía
darse el lujo de ser demasiado descuidada, aunque sabía que había cubierto bien su
rastro. No había vivido en una familia de policías por años sin aprender todo acerca
del sigilo y la evasión. No había razón para que alguien pudiera saber que estaba
aquí. Se había deshecho de su coche, compró otro con un nombre falso, utilizó
dinero en efectivo, y nadie en Houston aparte de Damon Roche y Nick Jonas
sabía su verdadero nombre. Mañana comenzaría a buscar empleo. Gracias a su
herencia latina, podría pasar por una inmigrante ilegal y conseguir un trabajo que le
pagara clandestinamente. Tenía algo ahorrado, pero no podía darse el lujo de
gastarlo a menos que fuera absolutamente necesario. Y si Dios quería, no sería
necesario. Podría empezar una nueva vida aquí. Nada le quedaba en Miami. Nick no necesitaba saber de sus problemas. No quería que estuviera con ella por
cualquier otro motivo, aparte de quererla.
Meltabares de jonas
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