Re: † Harmenlock †

por **Jockie.** Dom 23 Jun 2013, 1:29 am

Por ahora pero me dan notas el miercoles y estoy de los nervios porque no quiero estudiar mates todo el verano.Chepe y con orgullo le mordi. Puedes creer que dijo que el pelo de Harry era una peluca? Me lo solto y yo le mordi en la mano-.- xD Cheeepeee voy a preguntar a mi padre si me deja el ordedor y losubo desde alli! Que ha pasado? I forguive u! Yo tambiem te amooooooooooooooooooooooo. P.D Hola Carlos! Utiliza proteccion MUAJAJAJAJA

por **LaraB_96** Dom 23 Jun 2013, 6:18 am

Que el pelo de Harry que????! En serio tu hermano es lo peor se merece que le muerdas. A mi las notas me las dan el 26 y estoy algo dispersa. Pues nada que salimos de fiesta y yo estaba tan tranquila y a gusto con Carlos y de repente una amiga mia se pone a llorar y tuve que ir con ella... todo un desastre, el alcohol es muuuuy malo, tu no bebas. Menos mal que se la paso pronto y pude volver con Sado. Sería genial que te le dejara. Creo que me voy a tener que ir a ponerme el peto (es un horror, si puedo le saco una foto y te le enseño) Te Amo Más! Y omitiré tu posdata que por cierto a conseguido que me ponga roja ;S

por **Jockie.** Dom 23 Jun 2013, 7:22 am

LaraB_96 escribió:Que el pelo de Harry que????! En serio tu hermano es lo peor se merece que le muerdas. A mi las notas me las dan el 26 y estoy algo dispersa. Pues nada que salimos de fiesta y yo estaba tan tranquila y a gusto con Carlos y de repente una amiga mia se pone a llorar y tuve que ir con ella... todo un desastre, el alcohol es muuuuy malo, tu no bebas. Menos mal que se la paso pronto y pude volver con Sado. Sería genial que te le dejara. Creo que me voy a tener que ir a ponerme el peto (es un horror, si puedo le saco una foto y te le enseño) Te Amo Más! Y omitiré tu posdata que por cierto a conseguido que me ponga roja ;S

Tengo NOTICIAS. ME DEJAN UTILIZAR EL ORDENADOR Y AHORA TENDRÉ QUE PASAR LAS COSAS DEL MÓVIL AL ORDENADOR Y ES UN HORROR PERO PODRE SUBIR MARATÓN. Como oyes y mi tía dándole la razón diciendo que es anti-natural tener el pelo de esa manera. A ti seguro que se te dan bien y sacas excelentes notas así que, no te preocupes que tan malas como las de Derek no son posibles. A eso se le llama mente positiva (la mía) Pobrecilla... Jajaja y sobre eso, llegas un poquito tarde cielo. SERIA GENIAL QUE ME LO DEJARÁS. ¿Peto? Odio los petos -.- En cambio a Rose le encantan esas casas tan... Sin comentarios. ¡Y mándame una foto! Sabes que yo te amo más :(L): No omitas mi posdata que sabes que te ha gustado MUAJAJAJAJAJA

por **LaraB_96** Lun 24 Jun 2013, 6:28 am

Espero impaciente a que le subas. Si peto, pero no un peto vaquero no, un peto morado y una sudadera amarillo pollito que encima es horrorosa por no mencionar el nombre de la peña(sobrepasando el limite) que en realidad me dan ganas de vomitar cada vez que lo oigo, pero aparte de eso, me gusta jajajja. Llego un poco tarde? Bueno pero por lo menos yo ya te lo e advertido (tampoco fumes porros que eso si que es malo, te lo digo por experiencia:S) La foto te la mando mañana:) Tu posdata me dejo en shock . TeAmoLoca<3

por **Jockie.** Miér 26 Jun 2013, 7:08 am

† Capítulo 36 †

Lugar: Harmenlock, Londres(Reino Unido)
Hora: 9:30
Personaje: Cindhy Parthenopeaus

Cindhy reabrió los ojos, estrechándolos en finas rendijas verdes selva que parecían lentes de contacto. La luz solar se filtraba por la ventana, serpenteando entre las cortinas de color oscuro y manchando el suelo de un suave color anaranjado. El tacto del frío suelo le acariciaba la espalda sudorosa y le enviaba oleadas de corrientes frías. Sus ojos vizqueaban, y su respiración se quebraba en algunos momentos. El cabello le caía en cortina en la espalda, y se sentía repentinamente en llamas. La imagen de Zayn se fue creando a medida que ella pestañeaba, hasta demostrar la silueta perfecta del chico.

Con sus marcados pómulos, sus largas pestañas rizadas que rodeaban esos ojos de color miel que enamorarian a cualquier chica. Sus cabellos oscuros sobre la frente y sus labios entreabiertos, de un color rosado y carnosos, que pronunciaban su nombre al vacío, sin ser oido y que, repentinamente Cindhy quería besar. Se escandalizó ante la idea y después, pensó como sería sentir un beso de verdad de parte de él.

Parpadeó, sin mover un milímetro y contemplando la cara de Zayn y la pequeña aurola anaranjada que se creaba en su cabeza, provocado por la luz del atardecer y se llegó a preguntar, que se supone que haría sin aquel chico durante tanto tiempo.

— Cindhy —la llamó.

Sus oidos se habían destaponado repentinamente, con un ploff y la sangre había regresado a su cerebro y piernas. Se veía demasiado axfisiada y advirtió, que las férreas manos de Zayn la sujetaban de los brazos, impidiéndola tocar un centímetro más el suelo frío y limpio. Se preguntó cuanto tiempo se había quedado dormida en el suelo pero no se lo preguntó. Se sentía demasiado cansada para poder formular palabras.

— ¿Estas bien, C?

La incorporó y ella se dejó llevar, sintiendo calor en las partes donde él tocaba. La puso en pie, y ella tambaleó las piernas con fuerza, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre su pecho, con las manos abiertas en los pectorales y riendo como una loca.

— ¿Cin?

Ella elevó la mirada, con los ojos siniestramente brillantes y los labios curvándose en una sonrisa. Era extraño que ella sonriera.

— ¿Tienes fiebre? —posó el dorso de su mano en la frente de la joven y la retiró rapidamente, advirtiendo de que se había quemado un poco—. Estas ardiendo.

Ella se limitó a balbucear y a mirar los ojos de Zayn.

— Será mejor que te tumbes en el sofá y descanses. Iré a por algo para que te baje la fiebre.

Ella no contestó y soltó una sonrisa tonta y permitió que Zayn la tumbará en el sofá. Ella agarró su mano, y tiró hacía ella, provocando que él cayera encima.

— C... tengo que ir a por algo para bajarte la fiebre.

— ¿Y por qué no mejor me la bajas tú? —le insinuó ella, arqueando una ceja.

— Cindhy...

Ella se veía totalmente distinta a la joven de cabellos rojos y fracciones duras. Sus mejillas estaban levemente rosadas por culpa de la fiebre, el flequillo se le pegaba a la frente por el sudor y sus ojos brillaban en tonos verdosos y naranjas que le recordó a Zayn a un bosque en llamas.

— Venga —dijo ella, regalándole una sonrisa perezosa y salvaje—. Déjame provarte.

Zayn arrugó el ceño, visiblemente incómodo mientras sus ojos examinaban el rostro de su novia. Ella se veía frágil y lujuriosa.

— No —se negó él, saliendo de entre sus brazos y mirándola finamente—. No me voy a aprovechar de ti.

Ella rió una vez más, mirando a Zayn y aguantándole la mirada con diversión.

— ¿Dónde tienes las pastillas para qué te baje la fiebre? —cuestionó el chico, mirando hacía la cocina.

Ella se encogió de hombros, y se incorporó, con ademán de ponerse en pie. La sonrisa se había esfumado y más o menos había recobrado el fuerte serio.

— Te ayudaré a buscarlo.

Se puso en pie, balánceandose sobre sus pies y mirando a Zayn, quien estaba abriendo cajones altos de la cocina. Se podía ver desde el sitio en el que estaba, la delgada curva de la espalda del adolescente, junto a las fuertes piernas y el trasero. La camiseta gris que llevaba, se levantaba un poco, dejando a la vista la cinturillla de sus calzoncillos marca Calvin Klein de color blancos. Se veía realmente caliente.

Cindhy se miró horrorizada, al percibir que sus pensamientos empezaban a desbocarse de su cauce regular y a pensar cosas que, nunca antes se había llegado a plantear con tanta facilidad.

— ¿Disfrutando de las vistas? —preguntó Zayn, arqueando la ceja con una media sonrisa.

— Uh... Claro que no —contestó ella, desviando la vista y agachándose hacía un cajón, abriéndolo y rebuscando—. Disfrutaría si hubiera vistas pero, al parecer, no las hay.

Le regaló una sonrisa burlona, pregúntandose si parecía tan estúpida como se sentía. Vió de reojo como Zayn la miraba detenidamente, para después resoplar con la boca y seguir buscando. Las manos de Cindhy temblaban ligeramente y recordó con una pizca de temor, que es lo que le pasaba. La fiebre, la divaguez, sentirse todo el rato ligera y drogada, embriagada por el dolor y el fuego que crecía en su pecho.

— Zayn —le llamó, sintiendo como sus mejillas ardia y el color de los ojos se fundía en un líquido verdoso.

— ¿Sí? —cuestionó él, sin todavía mirarla.

— No... —tomó aire con fuerza y se soltó del soporte de la mesa auxiliar—. Necesito...

Dos pascuas anaranjadas volaron fuera de su boca. El sudor le pegaba a la cabeza el cabello y el maquillaje se le corría ligeramente debajo de los ojos, con gotitas negras manchar su rostro. Las yemas le ardian y sabía que si tocaba algo, esto se incendiaria.

— ¿Qué ocurre? —Zayn la miró y al verla en ese estado, se aproximo a ella.

Alzó una mano, con ademán de intentar tocarle el brazo. Ésta, actuó de forma involuntaría. Su interior le decía que le daba lo mismo que ardiera y que él joven se quemará pero su cuerpo, no había dejado que Zayn la tocará y se quemará la mano derecha. Se echó hacía atrás, negando con la cabeza.

— Procura no tocarme, Zayn —dijo Cindhy, soltando volutas de fuego en la cabeza—. Abreme la puerta y dejame salir, por favor. Voy a incendiar el edificio si no me dejas ir.

— C... —su tono era de dolor.

— Simplemente hazlo —farfullo ella, sintiendo calor en su frente y el flequillo pegado.

Zayn abrió la puerta.

— Abre mejor la ventana.

El abrió la ventana.

— En mi maleta hay... un... —una llama ascendía por su laringe, abrasando la piel con fuerza meneó la cabeza—. Marchate.

— Pero...

— ¡Qué te marches Zayn, joder! Y procura cerrar la puerta.

Zayn se quedó plantado, con el rostro lívido y después salió, dando un sonoró portazo. Cindhy se retorció de dolor, cayendo al suelo de rodillas. El estómago le daba ligeros golpes y tirones y el fuego de su interior el abrasaba la boca, queriendo salir. Ella se meneó en el suelo, intentando tranquilizarse.

Aquello eran ataques. Desde que sus padres habían muerto, ella había comenzado a tenerlos cada año. Al principio, eran pequeñas oleadas de fuego que quemaban los muebles pero a medida que había estado creciendo, los ataques eran peores. El hermano de Cindhy la había llevado a un Hospital, en el norte de Grecia con la intención de que el Doctor Williamsburn supiera que le estaba pasando y la raiz de aquellas descargas.

Y él lo había descubierto. Y se lo había contado a su hermano. Y éste se había desmayado en el sillón de cuero al enterarse y la curiosa niña de catorce años también lo había averiguado y, había descubierto que se moría. Que aquello era una enfermedad que quemaba sus sintemas con fuerza, que era extraño y que ella no llegaría a vivir más que unos dieciocho años. Que en cuanto la enfermedad se hubiera propagado del todo, ella ardería en millones de cenizas oscuras. La Inmortalidad no la salvaría y no tenía cura. Y había sido irónica la forma en la que ella se había vengado de aquellos doce asesinos que se encargaron de destruir su infancia y su vida. Ellos arderían en el Infierno, con ella.

Asique tan sólo tenía que esperar a que aquello, llamado Síndrome de Hades, la destruyera del todo por una vez. Había sorprendido a los médicos griegos, durando un año más de lo que se pensaba. Y Zach, lo había intentado todo. Todo para conseguir que ella no muriera pero, las pastillas que el Doctor Williamsburn les había recetado, no servian. No impedian que los ataques fueran más fuertes cada año e insoportables asique, ella había decidido dejar de tomarlas. Le hacían sentirse como una enferma. Una jodida enferma.

Ella parpadeó, con el piso dándole vueltas y los ojos desorbitados por el dolor. Las manos le ardían y tocó el suelo, dejando ascuas de color negras en el suelo, junto a las marcas de quemaduras con la silueta de sus manos blancas. Ella podía ver las venas, ahora de un tono oscuro. Las venas serpenteaban en su mano, entrelazándose entre si, compartiendo el veneno.

Sollozó, cuando la piel le empezó a caer en tiras finas y quemadas y la sangre manchaba el suelo de manera grotesca. Ella se tumbó en el suelo, bocaarriba, con las lágrimas de color fuego recorriéndole el rostro y quemando donde ella tocaba. Su cabello, se había transformado en un tono mucho más intenso y ahora, las puntas eran lenguetazos vivientes de llamas. Se retorció de dolor, arqueando su espalda de manera brusca y soltando agudos chillidos. Por eso, había elegido el piso superior. En lo más lejos del oido de aquellas Naturales chismosas.

Por eso, ella no solía relacionarse con nadie. No quería dañar a nadie con su dolor. No quería hacer sufrir a nadie más. Por ese motivo, ella se había mantenido lo más alejada de Zayn pero ya era tarde. Tenía que optar por destrozarlo antes de que la enfermedad les destrozará a ambos. Se agitó otra vez, soltando humo oscuro por la boca y con fiebre. Tendría unos ochenta grados y el suelo empezaba a fundirse. Ella se movió, girando sobre si misma y mirando el techo. Ella pensaba, que moriria en ese instante y, tal vez no se equivocaba porque, su corazón dejo de latir y su respiración se cortó en fuego. Dulce fuego azul.

por **Jockie.** Miér 26 Jun 2013, 7:10 am

† Capítulo 37 †

Lugar: Harmenlock, Londres(Reino Unido)
Hora: 5:01
Personaje: Celeste Benson

Apoyó la mano en su pecho. Subía y bajaba lentamente. Cubrió su cuerpo desnudo con la sábana, agradándose del frío que la recorría la piel con suavidad. Buscó aquella figura que la apoyaba y rodeaba con los brazos pero, en lugar de eso, se encontró con una carta, una rosa y el espacio hundido. Celeste, entreabrió los ojos, con cansancio y buscó por todas partes a Harry pero, éste había desaparecido. Ella se había puesto en pie, embuelta en un albornoz de color blanco.

Había descubierto el armario entreabierto, las cosas tiradas por todas partes y lo que era la ropa de Celeste en los pies del sofá. Regresó a la habitación, buscando algo de él cuando volvió a reparar en la carta y la rosa. Se aproximo, sentándose en el colchón y notando como bajaba bajo su peso. Sus manos cogieron la carta, la desplegaron con delicadeza, observando la letra de Harry. Y entonces, supo que él se había marchado.

Si has llegado a leer esto, entonces significa, que me he tenido que marchar y que no me ha dado tiempo ha regresar y verte despertar. Lo siento mucho, Celeste pero me ha surgido un enorme problema del cual, no podía esperar a resolver. No quiero que malinterpretes las cosas. No me marcho porque me hayas rechazado. Quiero empezar contigo en serio pero, esto seguía sin poder esperar.

Ha sido muy dificil marcharme. Espero que no te haya importado que cogiera la ropa que había en tu armario. No sabía que hacer y, me hubiera gustado despertar a tu lado esta mañana y hacerte el desayuno. Susurrarte cuanto te quiero y cantarte hasta que puedas dormir.

Tu hermana todavía no ha llegado. Volveré pronto, en cuanto haya solucionado mi problema. Te lo prometo y te lo compensaré, Celeste.

Te quiere.
Harry

La joven releyó la carta, una, dos... hasta cuatro veces, sin poder creerselo. Aquello, le sonaba a escusa barata. Se sentía ligeramente decepcionada, como si hubiera cometido un gran error al abrirle las puertas a aquella pequeña confianza desquebrajada con el paso del tiempo. Cerró sus manos alrededor del papel, sintiéndose como un polvo de una noche . Aquello, habían sido palabras manipuladas para embrujar a Celeste, había pensado.

Se puso en pie, colocándose la ropa interior. Sacó una camiseta de color negra y unos pantalones largos de deportes, del color del cielo en el crepúsculo y calzó sus zapatillas de deporte. Cogió sus abriculares y su reproductor y salió a correr, notando sus ojos cansados y sus energias por los suelos. El apartamento, seguía sumido en un enorme vacío incómodo y ella, no pudo evitar pregúntarse donde se encontraba su hermana mejilla, Suca. Nunca llegaba después de media noche.

Cuando salió, el cielo seguía manteado en un azul acera y las estrellas se alcanzaban a ver un poco. La niebla se ocupaba de rellenar todo el campus femenino por una esponjosa masa de color blanca helada que beso con fuerza los brazos de la adolescente y la hizó estremecerse. Las farolas seguían encendidas en un naranja acaramelado y eléctrico, parpadeando y formando una hilera de estelas naranjas que se distribuian por todo Harmenlock.

Echó a correr, con su mano derecha agarrando el Mp4 y los abriculares en sus orejas. My Chemical Romance, con su canción Na na na resonaba con fuerza, aislando del silencio a Celeste y no dejándola pensar. Siempre que se sentía derrotada echaba a correr un rato, para poder canalizar su energía y después beber un par de tragos de su botella de ron que se encontraba escondida en el colchón, donde Suca no solía mirar. No debería de haber madrugado tanto, se arrepintió la chica al correr ya los tres kilómetros. El cansancio le atacaba en la cabeza y hombros, y se maldijo por no haberse quedado en la cama hasta dormir a altas horas de la noche.

Estaba tan ensimismada en sus pensamientos, que no se había dado cuenta que había tropezado con una piedra del camino y, para cuando había alzado la mirada, se encontraba frente a una torre de humo gris que subía hasta los cielos. Procedía de uno de los pisos de las residencias de diecinueve años, en el último piso. Ella se puso en pie, con el rostro sudado y las piernas entumecidas de dolor y subió por las escaleras corriendo, hasta llegar al último piso, donde procedía el fuego.

Cuando llegó, su rostro estaba sudado y las mejillas enrojecidas y el fuego atacaba su mente de manera desgarradora. Celeste Benson sabía que lo más lógico hubiera sido haber llamado a uno de los tutores y que ayudaran con el fuego pero, la lógica no era algo que Celeste tuviera muy entrenado. Empujó la puerta, con un placaje de rugby y se encontró sumida y rodeada entre millones de llamas rojas y azules, que deboraban el suelo y los muebles. En el centro, pudo distinguir la adolescente, se encontraba una joven tumbada con el pelo llameante en lenguas de fuego y los ojos de un tono tan verdoso que parecía anticongelante. Las lágrimas, de un tono naranja le caían por las mejillas hasta la barbilla, destrozando el suelo y la piel de color dorada que se despegaba en tiras.

— Oh Dios mío —exclamó la chica, tosiendo con fuerza y acercándose al cuerpo de la chica.

Le costaba pensar que estaba viva y, quien era cuando, escuchó la voz de la joven entre el sonido de las ascuas.

— Aléjate —su voz sonaba como millones de fragmentos de cristal estrellándose contra un fino suelo de pizarra—. No te acerques.

Celeste tosió un poco más, con los ojos llorosos. No tenía pensado dejar a la chica en llamas en el apartamento, esperando a que se quemará viva. No contestó y se fue acercando, con paso titubeante. El corazón le latía demasiado rápido y su respiración se entrecortaba a veces. Pronto, se vió agachada frente a la joven que ardía y pudo distinguir varios tatuajes que le recorrian los brazos, como si hubieran sido pintadas de un naranja fosforito. También, las motas plateadas, de un color antinatural, de sus ojos. Como si fueran plata fundida en las cuencas y rocío escarchado.

— ¡Márchate! —aulló la chica.

Celeste negó con la cabeza y, sin pensarlo dos veces, alzó la mano, tocando la piel de la herida. Sintió como la mano le quemaba y un ardor le abrasaba la piel de forma cruel y profunda. Gritó, más de sorpresa que de dolor y acabó tropezando con la alfombra del suelo y cayendo.

Cerró los ojos, sintiendo la cabeza darle vueltas múltiples veces y la visión nublandosele. La joven de cabello en llamas se apagó lentamente. El calor, se fue difuminando con rapidez y tan sólo quedó el sentimiento de calidez entre las toscas paredes. Su cabello, recobraba el tono rojo llameante normal y los tatuajes que decoraban sus brazos, fueron dejando de parecer naranjas para volver a la normalidad. La piel se le regeneraba, bronceada y tostada y los ojos verdes anticongelante y plata fundido, regresaban a ser tan sólo una mezcla humana. Ella se puso en pie, tambaleándose ligeramente con los ojos llorosos y la espalda recta. Se marcaba el cansancio en cada fracción de su rostro. Pareció feliz durante unos instantes hasta que reparó en Celeste, y su rostro se endureció, con suaves pinceladas de sombras bajo sus labios y ojos.

Se acercó a ella, agachándose y cogiéndola de los hombros.

— ¿Por qué coño no te has ido cuándo te lo he dicho? —su voz no sonaba tan terrible como antes aunque, todavía un poco seca.

Celeste se sorprendió al percatarse que el contacto de la pelirroja no le quemará. Ella se limitó a sonreírle de lado, conmocionada por el dolor experimentado en la mano. Bajó su mirada esmeralda ésta, donde una quemadura con forma de serpiente le recorría la piel blanca. Por un instante pensó que se movía bajo su piel, intentando moderse la cola como en las millones de ilustraciones griegas que había tenido que ver en su aburrida clase de Historia.

— ¿Tienes algo de hielo? —se limitó a preguntar, alzando la mano.

— El hielo no te curará eso —farfulló la pelirroja, poniéndose en pie—. Necesitas agua fría y un cubo lleno de vino.

Celeste la imitó, con el sudor recorriéndole las mejillas aún.

— ¿Y yo dónde consigo vino a las cinco de la mañana en este jodido internado? —cuestionó Celeste.

La chica, desde ahora bautizada por Celeste como Fuego, se encogió de hombros, mientras tocaba el brazo del sofá quemado.

— Es tu problema —se limitó a contestar sin mirarla—. Búscate la vida.

— ¿Qué ocurrirá si no me curo la herida?

Vió como Fuego sonreía de lado, compartiendo consigo misma un chiste privado.

— Entonces, simplemente el veneno de Hades se proclamará por tus venas lentamente, hasta que finalmente te sientas tan ardiente por dentro que, tu débil corazoncito francés decida detenerse y mueras.

— ¿Y tú dejarás que muera?

Fuego se giró, con los ojos entrecerrados y esa sensación de indiferencia en su voz que le estresaba a Celeste.

— No tengo ningún problema en que te mueras —repuso—. Ni te conozco.

Celeste entrecerró los ojos, mirándola con un desafio. Como si fuera su enemiga.

— Oh, entonces no te importará tampoco que, cuente a todos tu supersecretito —dijo la castaña, girando sus abriculares.

Fuego la miró, por unos instantes sorprendida para después cambiar su rostro a uno amenazante.

— ¿Lo harás, Serpiente? —aquello sonaba como una amenaza—. ¿Crees que alguien te creerá?

— Bueno, tengo simples pruebas reales.

— ¿Cuáles?

— Tu apartamento quemado, la herida en mi mano, y, apuesto a que seguramente no haya sido la única en ver tu pequeño incidente en un kilómetro a la redonda.

Le sonrió de medio lado, burlona y sarcástica mientras paraba de girar los abriculares y la miraba detenidamente. Los ojos de Fuego estaban oscurecidos, de forma que parecía que eran se un tono casi verde negruzco con motas plateadas oscuras.

— Bien —bufó Fuego.

Caminó con paso firme hasta la cocina, sacando de uno de los cajones una botella de vidrio oscura y otra de plástico llena de agua. Después, volvió a aproximarse a Celeste y le cogió con brusquedad la mano.

— Manténla en esta posición —le ordenó.

Desenrroscó las botellas, y vertió al mismo tiempo el contenido, murmurando palabras en lo que debería de ser Griego Antigüo, llegó a descifrar Celeste. Las palabras, las entendía a trozos. Simplemente, había entendido algo que sonaba a hipopo , que supuso que era agua . Celeste nunca antes había estado atenta a las clases de lenguajes. Ella pensaba, que con su francés e inglés, podría tirar. A excepción de Suca, ella dormía en las clases que le parecían menos interesantes, para después pedirles apuntes a Lara y ponerse al día .

La serpiente de la piel fue desapareciendo, mientras que humo blanco salía de la piel. Aquello sonaba como si estuvieran friendo algo con aceite, aunque no era doloroso en absoluto.

— Ya esta —anunció la pelirroja, dejando las botellas en la mesa auxiliar con delicadeza.

Celeste bajó la mirada, observando con fascinación la fina cicatriz en forma de serpiente que cubría su mano. La estela de color blanca brillaba con debilidad, hasta transformarse en un tono invisible.

— ¿Gracías?

Fuego cerró las botellas, con la mirada fija en sus manos rápidas y de color tostadas. Se podía ver diminutas medias lunas violáceas bajo sus ojos y arrugas en las comisuras de sus labios.

— Ya puedes irte —dijo.

Celeste la miró.

— Primero quiero hacerte unas preguntas —Fuego la observó con dureza—. Claro, si quieres que guarde tu secreto.

La joven de pelo fuego se rascó las sienes, con los ojos entrecerrados. Se sentó en el sofá, con sus pies temblando con fuerza.

— Dilas y deja de joderme, Serpiente —su voz sonaba levemente frustrada.

— Primera pregunta, ¿cómo te llamas?

— Serpiente, si querias sexo conmigo, simplemente habermelo dicho —se burló Fuego—. No eres mi tipo pero hay una primera vez para todo.

— Voy en serio.

Fuego rió, enroscando un mechón de cabello rojo en su dedo índice.

— Cindhy pero dime como te dé la gana. Me dará lo mismo.

— Yo soy Celeste —se presentó ella, intentando parecer un poco más amable.

— No te lo he preguntado —farfulló.

— ¿Desde cuándo te ocurren estos...?

— Ataques. Son ataques. Y, respondiendo a tu pregunta, desde los catorce años. Trece tal vez —se encogió de hombros.

— ¿Y estas sola?

— Define sola.

— Quiero decir, ¿pasas por esto todos los días? ¿Sin ayuda?

— No son todos los días —contestó con la mirada perdida—. Una vez al año y no necesito ayuda. Me las arreglo muy bien.

Celeste farfulló algo, meneando la cabeza y miró a Cindhy.

— ¿Y... qué es lo que te ocurre? ¿Es un virus, una enfermedad...?

— No es de tu... —negó—. ¡Qué diablos! Es una enfermedad. Lo llaman los doctor Síndrome de Hades. La enfermedad consiste en que ardes por dentro, hasta que tus órganos se queman y... mueres. Nos suelen llamar Malditos. No solemos vivir mucho.

— ¿Y tú morirás pronto?

Cindhy rió, sonando una más bien triste que contenta.

— Bueno, estoy impresionando a los doctores. Se supone que tendría que haber muerto hace un año.

—¿Y no teneis una cura? ¿Algo que te ayude a eliminar los ataques?

— Todavía no se ha inventado una cura —sus ojos estaban negros—. Y el doctor me había recetado unas pastillas.

—¿Las tomas?

— No. Son una mierda. No funcionan y me hacen sentirme como una enferma aunque —carcajeó seca—, es lo que soy.

Celeste no pudo evitar sentir lástima hacía Cindhy.

— Lo siento mucho —murmuró.

Cindhy elevó la mirada, con furia. Como si aquellas palaras le hubieran tocado en su orgullo.

— No necesito tu compasión. Más bien, no la quiero.

Sonaba enfadada y rabiosa.

— ¿Y nadie más lo sabe? —cuestionó la adolescente de ojos esmeraldas.

— Mi hermano mayor. Vive en Grecia. Los doctores...

— Me refiero aquí. En Harmenlock.

— No. Salvo tú, nadie más.

Aquello hizo callar a Celeste. Observó a Cindhy una vez más, intentando averiguar lo que pensaba pero le resultaba imposible acceder a su mente. Suspiró, por fin derrotada y se puso en pie, con los ojos entumecidos de cansancio.

— En ese caso, me encantará guardar tu secreto, Fuego.

por **Jockie.** Miér 26 Jun 2013, 7:11 am

† Capítulo 38 †

Lugar: Aeropuerto, Liverpool(Reino Unido)
Hora: 20:03
Personaje: Anastasia West

— Entonces, ¿cuándo salimos? —preguntó Lara, mirando atentamente a su tio.

— En unos minutos —contestó Liam, con los ojos cerrados y las manos unidas.

Liam no había dormido en toda la noche. Se encontraba ojeras bajo sus ojos de color avellana y las comisuras de los labios tensas.

— Pareces una niña pequeña —bufó Louis, tirando de una de las gomas que rodeaban sus muñecas.

Después de haber llegado una vez más a Liverpool, se había vuelto a encerrar en su cuarto, con la escusa poco convincente de que todavía tenía que empaquetar algunas cosas imprescindibles para su estancia de pocos meses en Harmenlock. Anne, había acompañado a Lara a mover sus maletas hacía la salida y, meterlas en el coche. Junto a las maletas de Liam y Niall. Louis, había salido media hora después, con los ojos enrojecidos de sueño y el cabello revuelto. Su mente continuaba cerrada para Anne.

Y luego, el tio de Lara y Louis los había llevado a el aeropuerto, donde todos estaban ocupando las sillas de plástico azules. La gente se movía en marea; las voces inundaban todo y estresaban ligeramente a Anne. Era de noche y ésta, todavía no podía quitarse de la cabeza la imagen de su hermano mayor, Jace. Le costaba saber que, ya nunca le vería. Lara le había dicho que, era posible volver a verlo. Que podría contarle todo lo sucedido. Louis se había burlado con poca educación de su idea, y le había dicho a Anne sombrio que, a menos que el Consejo de Naturales permitiese contar su secreto, por ahora estaba claro que no podría acercarse a su familia adoptiva hasta nuevas órdenes.

Anne suspiró, colocándose los abriculares en las orejas y mirando los ventanales que daban a la pista de aterrizaje. El sol se estaba poniendo, trazando líneas serpenteantes de colores cálidos, con tonos fríos en algunos lugares. La música, seguía estridente en sus oídos, donde lo había dejado por última vez. Antes de que comenzará aquella locura. Estaba en She's a killer de Guano Apes. El cargador reposaba en la bolsa negra, junto al misterioso contenido que todos desconocian menos Lara y Anne.

— Me esta agobiando toda esta gente —comentó Niall, dándole otro mosdisco a un trozo de pizza que había conseguido en la cafetería del aeropuerto.

Anne, había comprendido que el adolescente no dejaba de digerir comida a todas horas y que su apetito era molestamente infinito e insaciable. Louis soltó la cuerda, con sus dedos largos de pianista rojos, con finas estelas blancas donde la circulación se había detenido. El tio de Lara había desaparecido hacía unos minutos, diciendo que iba a comprar los billetes y ver como se iban a sentar aunque, Anne sabía que saldría a fumar un cigarillo de marca Wiston y tomar el aire. Ella le envidió. Daría lo que fuera para fumar y beber en ese instante.

— ¿Dónde diablos está Ted? —gruño Liam, mirando a ambos lados.

— Ese vocabulario, Payne —le regañó Lara con los ojos entrecerrados. Parecian chocolate fundido—. Ya le has oido. Iba a por los billetes de avión y a ver con quien nos tocaba —le dió un mosdico pequeño al trozo de pizza de Niall—. No seas impaciente.

— No sé como lo ves —dijo Anne quitándose los cascos con destreza y colocando los cables en su mano derecha—. Pero tu tio no se ha ido exactamente a ir a comprar billetes.

— ¿Entonces a que ha ido?

— Fumar un cigarrillo. Tiene los billetes en el bolsillo de su chaqueta —arrugó la nariz como un minino—. Y le agobian estos sitios. No soporta tanta gente.

— Mi tio no fuma. Además, ¿cómo lo sabes?

Anne examinó la pregunta, saboreando cada palabra empleada.

— Simplemente lo sé —se encogió de hombros con debilidad—. Y si no me crees, Lara, cuando vuelva, huelele el aliento.

Le regaló una sonrisa de autosuficiencia y se volvió a colocar los abriculares, cerrando los ojos. Lara la miró, después pasó la mirada hacía Louis, quien parecía perdido completamente. A Anne le dolía el estómago. Tal vez por la emoción o el hambre. No paraba de repetirse la pregunta de Lara y, aunque no lo quisiera reconocer, no conocía la respuesta. Desde pequeña, ella había sido diferente a el resto de las niñas. No tan sólo porque su padre había muerto inesperadamente de un cáncer mortifero o, porque su madre se había transformado en una drogada alcoholica que maltrataba a sus hijos si no, también porque experimentaba cosas. En los últimos trece, catorce años conocía todo lo que la gente escondía. Aquel sentido, era el que más probablemente había sido desarollado.

Sintió un ligero frío al percibir como la puerta se abría, aunque estuviera a unos cuantos metros de distancia. Se había cambiado de ropa, utilizando unos pantalones cortos de Lara y una camiseta que le quedaba un poco por encima del ombligo, de rayas blancas y amarillo fluorescente. Su cazadora, la seguía conservando y tenía pensado devolverle los pantalones a Harry en cuanto lo viera. Cuando reabrió los ojos, Ted se encontraba con ellos. Anne advirtió que olía a noche y calle.

— ¿Dónde has estado? —le espetó su sobrina menor, enarcando una ceja con desafio.

Ted pareció desconcertado durante unos momentos, hasta que recobró la cordura y la miró con serenidad.

— He ido a comprar los billetes —le regaló una sonrisa de lado y sacó del bolsillo de la cazadora los billetes.

— Hueles a tabaco —comentó Liam, mirándolo de arriba a abajo—. ¿Has estado fumando, Ted?

Todos se inclinaron hacía delante, con los ojos fijos en el hombre de cuarenta y tantos años.

— Yo... yo... —tartamudeó—. Sabeis que no fumo.

— En ese caso, no te importará que te olamos el aliento —comentó Lara.

Por un momento, Anne pudo ver el parecido entre ella y Louis. La posición de los hombros y la sonrisa maliciosa. Ted estaba apunto de hablar cuando, la megafonía anunció con un zumbido de fondo que el vuelo hacía Londres Centro estaba apunto de despegar y que, todos los pasajeros deberían de acudir.

— Tenemos que irnos —dijo Niall.

Todos se pusieron en pie y cogieron su equipaje.

— Te salvas por esta vez —murmuró Lara, derrotada.

Niall le pasó el brazo por el hombro, con una sonrisa cómplice y negó divertido.

— Adiós Lara —dijo Ted, dándole un abrazo y posando un beso en su sien.

A continuación, se despidió de Niall, Liam y Louis, el último con un apretón de manos formal. Le entregó los billetes. Ted miró a Anne, quien miraba la escena. Ella parecía ligeramente asustada, temerosa del contacto físico. Ted se acercó a grandes zancadas hacía ella, con los brazos alzados con la intención clara de abrazarla cuando, rápida y escurridiza Lara se interpuso.

— Tenemos que irnos —sus palabras se atropeyaban—. Te llamaré en cuanto lleguemos a Harmenlock.

Él asintió y todos se encaminaron a dejar el equipaje.

— Gracias —murmuró Anne, sintiendo todavía su corazón agitado y el miedo acariciando sus pómulos.

— No las des, cielo —le dedicó una sonrisa.

Anne no volvió a pronunciar palabra en el detector de metales, dejando el equipaje y sentándose en su asiento del avión. Por lástima, a Lara le había tocado otra compartimento, con Niall. Liam, quien odiaba las alturas se había encerrado en el baño unos momentos y Anne, había acabado sentándose en su sitio, con la ventana al lado. Le habían dejado subir con el reproductor de música, siempre y cuando lo apagará a la hora de despegar. Le pesaban los párpados y los bostezos se le escapaban de la boca, con facilidad. Había decidido cerrar los ojos y dormir todo el viaje, con las pocas horas que tenía de vuelo. Lara le había dicho que, lo más probable es que a Anne le tocará vivir con ella,hasta que encontrarán a alguien de su grado.

Los violines de Lost in paradise resonaban en la cabeza de la adolescente, junto al dulce piano y los truenos escondidos bajo la banda sonora. A la hora del estribillo, se escuchaba la guitarra y la batería. La canción le hizó caer en los brazos cálidos de Morfeo, con firmeza y suavidad hasta sintió como alguien se sentaba en el asiento libre. Como abrochaba su cinturón de seguridad. Anne percibió el hedor a su colonia. La calidez que emanaba con fuerza su cuerpo y el hilo eléctrico que tiraba de su cuerpo. Abrió los ojos, estrechándolos. Estaba apunto de decir algo cuando, la pantalla de la imagen de dos manos abrochándose los cinturones se iluminó.

Ella obedeció y apagó el aparato eléctrico, con el corazón desbocándosele. No sabía si hablar o no. Se sentía tan embriagada por su orgullo que temía que las palabras equivocadas se le escaparan. Que su tono de voz fuera tan duro y antipático que ahuyentará al joven de su derecha. Se limitó a callar, sintiéndose temerosa por sus ojos azules verdosos.

Se escuchó el primer aviso, anunciando que despegarian. Anne sabía que eso no era cierto. Que en cinco minutos, el piloto chequearía todos los botones brillantes. Que en diez minutos, las azafatas volverian a dar el segundo aviso y que, unos dos minutos después volarian.

— Anastasia...

La voz le sacó de sus pensamientos. Ella le miró. Sus ojos brillantes y sus cabellos revueltos dirian que acababa de despertarse de una larga siesta. Sus ojos la miraban.

— Dime —su voz era apenas un susurro.

Se sintió frustrada al hablar de esa manera. Al ver el poder que tenía él sobre ella.

— Yo... —suspiró, derrotado.

— Louis si vas a...

— No.

— ¿No pensabas pedirme disculpas? —su tono sonaba oxidado.

— Haber no...

— Si vas a decirme que no piensas pedirme disculpas, me parece bien. Es tu decisión, Tomlinson.

Louis la miró sorprendido.

— ¿En serio?

— Demasido orgullo —se encogió de hombros con una sonrisa—. Lo sé, yo también. Lo que quiero decir es que... no quiero. Tal vez no debería de haberme puesto en ese estado... Hay cosas, circunstancias en la que la lengua se me suelta y no reparo en lo que digo. Estaba demasiado enfadada y, no contigo, si no conmigo misma —soltó aire, arrugando el ceño—. Y supongo que no debería de haberlo pagado contigo. No conocía tu parte de la historia e hice mal en fuzgarte sin conocerte. Me limito a decir que lo siento y, si no quieres aceptar mi mierda disculpas, lo seguiré entendiendo.

Él la miraba con los ojos oscurecidos. Ella se temió que le dijera que no le volvería a hablar. Se preparaba psicologicamente para el desgarre cuando, una sonrisa se curvó en sus labios.

— Yo tampoco debería de haberme puesto así. Lo siento. Tendría que habertelo dicho.

Ella le devolvió la sonrisa.

— Entonces, en paz, ¿no?

Ella asintió y Louis le tendió la mano. Anne la estrechó y miró por la ventana. Predijo que serian las nueve de la noche, quizás y lo más seguro sería que llegarán a Londres en tres horas.

— Tienes cara de sueño —comentó Louis, mirando a Anne—. ¿No vas a dormir?

Despegó la vista de las ruedas del avión y observó detenidamente a el joven de su derecha.

— No puedo —musitó. Louis arrugó el ceño—. Las pesadillas. No puedo dormir porque tengo pesadillas.

Louis le sonrió.

— Cuando... —pareció desconcertado, como si las palabras no quisieran salir de su boca—. Seguramente dormirás bien. Hazme caso.

Anastasia arrugó el ceño.

— De acuerdo pero si empiezo a gritar, despiértame.

Louis asintió, rodeó con un brazo a Anne y la atrajó hacía él. Ella se puso tensa y nerviosa durante unos segundos, hasta que se tranquilizó completamente.

— Descansa.

Ella no llegó a contestar ya que tenía los ojos cerrados, la respiración regular y viajando hacía el reino de Morfeo.

por **Jockie.** Miér 26 Jun 2013, 7:16 am

No te puede haber dejado en Shock mi posdata si no es verdad:3 Lo que te puede dejar en estado pro-traumatico es encontrar por accidente en el cajon de tu hermano un paquete de condones D: Por cierto, YA HE SUBIDO EL MARATON Y ESPERO TU COMENTARIO :D Ouh, mas feo todavia! Por no decir que los colores claramente no combinan y no te quejes de nombre porque, nosotros eramos la penia el Descontrol y era en pla... TU ERES TONTA O QUE TE PASA? XD En ese tambien tarde (: MANDAMELAAAAAAA TeadoroLoquis<3

por **LaraB_96** Miér 26 Jun 2013, 7:55 am

Que Fuego tiene una enfermedad que va a acabar con su vida? No por favor O.o en serio creo qu me traumatice, pobre Zayn y pobre Cin. En serio Hazza es un poco tonto, estaba cantado que Cel se iba a enfadar :S y ame la parte en que ella y Cin hablan, al final acabaran siendo amigas lo se:) Asique mi tio fuma y yo no lo sabia, maldito!¿Que narices es lo de la bolsa? Ya quiero saberlo es demasiada la intriga:S Y con Lou no tiene pesadillas, seguro. Ame la maratón y amo a Nialler no se si lo sabias:P
En serio has encontrado eso? jajajajajjjajaj muerooop! No combinan nada, en serio es un asco, calla hay peñas con peores nombres, como por ejemplo la mosca gao, en serio, eso ya es muerte y destrucción. Te la mando cuando acabe de lavar aajajja que esta lleno de calimocho y huele a maria que tira para atrás :S TeAmoLoca!<3

JocelyneAdams escribió:No te puede haber dejado en Shock mi posdata si no es verdad:3 Lo que te puede dejar en estado pro-traumatico es encontrar por accidente en el cajon de tu hermano un paquete de condones D: Por cierto, YA HE SUBIDO EL MARATON Y ESPERO TU COMENTARIO :D Ouh, mas feo todavia! Por no decir que los colores claramente no combinan y no te quejes de nombre porque, nosotros eramos la penia el Descontrol y era en pla... TU ERES TONTA O QUE TE PASA? XD En ese tambien tarde (: MANDAMELAAAAAAA TeadoroLoquis<3

por **Jockie.** Miér 26 Jun 2013, 8:06 am

Fumaste Maria? -.- JAJAJA En Brunete habia una que se llamaba: Banana Mix y era estupenda! Lo mas probable es que acabe con su vida. Ya jajja Quien sabe! MALDITOS TODOS LOS MALDITOS (? Pronto lo descubrireis xD No tiene pesadillas. Eres demasiado lista. No ke qieda otra opcion que se cuestrarte para Brunete. Puedes llevarte a Carlos xD JAJAJAJA Si y fue mi cara epica y justamente Derek entraba y me miro con la cara roja y yo: "Emm.... todabia no quiero tener sobrinos" TeAmoMasLoca<3

por **LaraB_96** Miér 26 Jun 2013, 8:14 am

Si pero vamos que Alfonso no lo quito el filtro al porro y casi no sabia a nada. Banana Mix? Jajajaaj Lo se soy demasiado lista jajajaja, No en serio. A Carlos? Buena idea, le llevo para alla que el encantado. Se apunta a un bombardeo. Han echo un equipo de rugby y lo primero que se le ocurrió mientras estábamos vageando en el parque bebiendo calimocho fue placarme "con cariño" un cariño que tengo la rodilla llena de moratones y en una pierna un tajazo :S Jajajajjajajajaj eres durísima me encantas! TeAmoMas<3

por **Jockie.** Miér 26 Jun 2013, 9:22 am

Muuy mal eeh! Menudo ejemplo me estas dando, Gemela:3 xD Pero no hagais cosas guarrosas en la parte de atras que esta reservada para forrar libros con Liam. Yo le mataba, en serio. Tienes las rodillas de moratones y un rajazo? LE VOY A MATAR. PRIMERO LE MATO, DESPUES TRITURO SU CUERPO, LE REENCARNO Y OBLIGO A BEBER SU CUERPO ANTERIOR Y DESPYES LE MATO ATRAGANTANDOLO CON UN HUESO. JAJAJAJAJAJA Y desde encontes, despues de salir corriendo y descojonarme de la risa con mi mejor amiga, me viene diciendo que si se lo voy a contar a mama o a alguien y yo con cara de: "Me estas dejando un chantaje en bandeja, cielo" xD Y hemos quedado en que el 30 de agosto el convence a un amigo para que me lleve a ver la peli de This Is Us y yo no digo ni mu a nadie sobre el tema y su secreto. TeAmoMas<3

por **Zarek** Miér 26 Jun 2013, 4:58 pm

ME VOY A MORIR, SHEIIIIII. Soy como Sebastian el y yo somos la parej perecta, Valentine lo creo para mi.

Louis, me recuerdas a esa linda frase que dice, El Orgullo siempre antes de la Caída.

Zayn y Celeste a esa hermosa frase que me encanta, Ninguna buena acción queda sin castigo. (Así como Nemesis, la diosa de la venganza.)

Tienes que seguirla, amiga mortal. Me encanta tu novela.

Espero que hayas salido bien en tus notas, yo me llevo cuatro.

Bebe, nos leemos en tu próximo capitulo.

por **Jockie.** Jue 27 Jun 2013, 5:03 am

NO MUERAS CINDHY! Seguramente pero creo que en el 6 libro Sebastian muere:/ Una pena. Yo me siento identificada con esa frase. La enmarcare. La seguire pronto, amiga inmortal. Lo mas probable estanoche Me encanta que te encante la novela Me llevo dos pero injustamente:/ joder Cindhy jajaja esas me quedarin a mi en el segundi trimestre.

por **darkness.** Jue 27 Jun 2013, 2:57 pm

waaaaaaaaaaaaaa por dios ame esos super capitulones
espero que la siigas
HARRY ... ERES UN IDIOTA
CINDHY SERA MEJOR QUE CALMES TU FUEGO PROQUE LA PROXIMA LA QUEMADURA SERA MAS GRAVE
porfiiiiis la amo y siiiguela

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