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JOE joe y tu TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: JOE joe y tu TERMINADA
Se detuvo delante de Nick, con la barbilla inclinada hacia abajo, ojos abrasadores y me congelé.
-Joe -empezó Joe.
-¿Pusiste tus manos en una mujer en mi club? -preguntó Joe, su voz vibraba con que el mismo calor que irradiaba.
Yo debatía los méritos de desaparecer yéndome lentamente cuando Nick empezó de nuevo:
-Joe...
Eso fue todo lo que salió porque de repente, Nick no estaba sentando a mi lado. De repente, Nick estaba fuera de su asiento y volando a través de la tarima. Se estrelló contra la parte trasera de un par de chicos y chicas que se cayeron junto a él.
Salté de la silla.
La cabeza de Joe giró bruscamente así sus ojos podían fijarme al lugar lo que absolutamente hizo.
-No te muevas -gruñó.
Dejé de moverme.
Volvió a mirar a Nick y lo hice también para verlo levantarse, tres gorilas acercándose, la gente que cayó junto a él también levantándose lentamente y toda la pandilla del estrado VIP batiéndose en retirada.
-Lesson -cortó Joe a uno de los porteros, el portero asintió con la cabeza y puso las manos en un ahora pálido Nick y al instante lo arrastró a los escalones mientras otro de los guardias los siguió. Joe siguió hablando-: Encuentren a las amigas de ______________, escóltenlos hasta su auto. Y vales VIP. Ahora.
Guau, eso era agradable. Vales VIP en Slade. Todo el mundo sabía lo que eso significaba. Tu propio estrado para ti y tus amigos, tu camarera propia, tu propio gorila y si llevas la tarjeta de vales, bebías de forma gratuita.
Estaba pensando en esto por lo tanto, cuando la mano de Joe se cerró fuerte alrededor de la mía, arrugando mis dedos algo dolorosamente, vino como un shock.
No tenía tiempo para responder a esto porque ahora estaba siendo arrastrada a los escalones. Él no liberó la presión sobre mi mano y yo estaba trabajando duro para no caerme, así como mantenerme al paso con él, así que no dije ni pio mientras iba por las escaleras conmigo a cuestas. Entonces él iba por entre la multitud alrededor de la tarima, empujando a un lado sin dudar. Entonces luego en la parte posterior del club hacia una puerta. Un gorila de pie junto a él abrió antes de llegar, y vi que llevaba a unas escaleras iluminadas. Luego fuimos a través de él y yo estaba subiendo las escaleras, reclamando detrás de un Joe moviéndose rápidamente.
-Joe –espeté-. ¡Más despacio! No puedo seguir el ritmo.
Error. Sacudió mi mano mientras se volvía y me empecé a caer. Él me agarro, me balanceo en sus brazos mientras yo gritaba en shock y me agarraba como lo hizo la noche en que me llevó sobre los abrigos. Luego subimos las escaleras, él se sumergió, abrió una puerta y entramos. Entonces me dejó sobre mis pies, duro, el movimiento me sacudió y cerró la puerta. La música que se silenció cuando entramos en las escaleras desapareció por completo cuando se cerró la puerta y me encontré mirando hacia abajo a un serio enojado, en serio aterrador Joe Sebring en una oficina privada al ritmo de lo que sonaba a mis incultos oídos como Beethoven.
-¿Qué… mierda… es lo que pasa contigo? –preguntó lentamente, con la voz todavía vibrante, la furia todavía radiante y parpadee.
¿Qué?
¡Yo no hice nada!
Y pensé que él debería saber eso y no confundirse.
Así que lo grité, inclinándome hacia él y todo.
-¡Yo no he hecho nada!
Se acercó a mí, rápido. Me retire, no tan rápido. Golpee algo, fui en caída libre y mi trasero aterrizó de lado en una silla, de nuevo a un reposabrazos acolchado, una pierna sobre la otra. Joe se inclinó sobre mí, con una mano en la parte trasera superior de la silla con una mano en el asiento a mi lado, su cara a un centímetro de la mía.
Dios, Dios, Dios, él me asustaba demasiado.
¿Por qué estaba enojado? ¡Conmigo!
-Te pusiste ese vestido, ¿no? –susurró y era siniestro.
-¿Qué? –susurré de vuelta.
-Tú… no… sales de tu casa… vestida así… sin estar del brazo de un hombre como yo –gruñó entrecortado con aterradoras pausas.
-¿Un hombre como tú? –susurré.
-Joe -empezó Joe.
-¿Pusiste tus manos en una mujer en mi club? -preguntó Joe, su voz vibraba con que el mismo calor que irradiaba.
Yo debatía los méritos de desaparecer yéndome lentamente cuando Nick empezó de nuevo:
-Joe...
Eso fue todo lo que salió porque de repente, Nick no estaba sentando a mi lado. De repente, Nick estaba fuera de su asiento y volando a través de la tarima. Se estrelló contra la parte trasera de un par de chicos y chicas que se cayeron junto a él.
Salté de la silla.
La cabeza de Joe giró bruscamente así sus ojos podían fijarme al lugar lo que absolutamente hizo.
-No te muevas -gruñó.
Dejé de moverme.
Volvió a mirar a Nick y lo hice también para verlo levantarse, tres gorilas acercándose, la gente que cayó junto a él también levantándose lentamente y toda la pandilla del estrado VIP batiéndose en retirada.
-Lesson -cortó Joe a uno de los porteros, el portero asintió con la cabeza y puso las manos en un ahora pálido Nick y al instante lo arrastró a los escalones mientras otro de los guardias los siguió. Joe siguió hablando-: Encuentren a las amigas de ______________, escóltenlos hasta su auto. Y vales VIP. Ahora.
Guau, eso era agradable. Vales VIP en Slade. Todo el mundo sabía lo que eso significaba. Tu propio estrado para ti y tus amigos, tu camarera propia, tu propio gorila y si llevas la tarjeta de vales, bebías de forma gratuita.
Estaba pensando en esto por lo tanto, cuando la mano de Joe se cerró fuerte alrededor de la mía, arrugando mis dedos algo dolorosamente, vino como un shock.
No tenía tiempo para responder a esto porque ahora estaba siendo arrastrada a los escalones. Él no liberó la presión sobre mi mano y yo estaba trabajando duro para no caerme, así como mantenerme al paso con él, así que no dije ni pio mientras iba por las escaleras conmigo a cuestas. Entonces él iba por entre la multitud alrededor de la tarima, empujando a un lado sin dudar. Entonces luego en la parte posterior del club hacia una puerta. Un gorila de pie junto a él abrió antes de llegar, y vi que llevaba a unas escaleras iluminadas. Luego fuimos a través de él y yo estaba subiendo las escaleras, reclamando detrás de un Joe moviéndose rápidamente.
-Joe –espeté-. ¡Más despacio! No puedo seguir el ritmo.
Error. Sacudió mi mano mientras se volvía y me empecé a caer. Él me agarro, me balanceo en sus brazos mientras yo gritaba en shock y me agarraba como lo hizo la noche en que me llevó sobre los abrigos. Luego subimos las escaleras, él se sumergió, abrió una puerta y entramos. Entonces me dejó sobre mis pies, duro, el movimiento me sacudió y cerró la puerta. La música que se silenció cuando entramos en las escaleras desapareció por completo cuando se cerró la puerta y me encontré mirando hacia abajo a un serio enojado, en serio aterrador Joe Sebring en una oficina privada al ritmo de lo que sonaba a mis incultos oídos como Beethoven.
-¿Qué… mierda… es lo que pasa contigo? –preguntó lentamente, con la voz todavía vibrante, la furia todavía radiante y parpadee.
¿Qué?
¡Yo no hice nada!
Y pensé que él debería saber eso y no confundirse.
Así que lo grité, inclinándome hacia él y todo.
-¡Yo no he hecho nada!
Se acercó a mí, rápido. Me retire, no tan rápido. Golpee algo, fui en caída libre y mi trasero aterrizó de lado en una silla, de nuevo a un reposabrazos acolchado, una pierna sobre la otra. Joe se inclinó sobre mí, con una mano en la parte trasera superior de la silla con una mano en el asiento a mi lado, su cara a un centímetro de la mía.
Dios, Dios, Dios, él me asustaba demasiado.
¿Por qué estaba enojado? ¡Conmigo!
-Te pusiste ese vestido, ¿no? –susurró y era siniestro.
-¿Qué? –susurré de vuelta.
-Tú… no… sales de tu casa… vestida así… sin estar del brazo de un hombre como yo –gruñó entrecortado con aterradoras pausas.
-¿Un hombre como tú? –susurré.
jamileth
Re: JOE joe y tu TERMINADA
-Un hombre que dispararía a otro hombre en la cara si siquiera te mirara- Si, ____________________, un hombre… como… yo.
Se refería a eso. Se refería a eso. Cada palabra. Dios, quería decir cada palabra de eso.
-Joe, me estas asustando.
Sip, todavía susurrando.
-Bien –soltó, sus ojos se movieron sobre mi rostro por un tiempo y luego gruñó-: No me jodas. No me jodas. No me… jodas.
¿Y ahora qué?
No, no. No quería saber. No quería vales VIP a pesar de que podría venderlos en el Internet para la mitad del costo de abrir un spa refugio de montaña.
Yo solo quería irme.
Ahora.
-¿Puedes moverte para que pueda levantarme y salir de aquí? –solicite cautelosamente.
-Mañana, voy a llevarte a desayunar. Te paso a buscar a las nueve.
Parpadeé.
Entonces, si, todavía susurrando:
-¿Perdón?
-Me escuchaste.
Negué con la cabeza.
-No puedo.
-Mierda. Nueve. Dices que no otra vez y te voy a dar el desayuno de todos modos pero solo porque esta noche, toda la noche, hasta la mañana, estarás atada a mi cama.
Allí estaba. El cuerpo entero me temblaba no estaba segura de sí era bueno, como que en muy, muy bueno o malo como en muy, muy malo.
-Joe –suspiré.
-Nueve.
-Tengo un cliente a las once –solté y su cabeza se sacudió mientras su cejas se juntaban.
-¿Un cliente?
-Acrílicos. Uhm… uñas postizas. Cita permanente cada dos semanas. Su nombre es Shirley –le explique, aunque lo estaba sobre-informando porque me estaba enloqueciendo.
Me miró fijamente y sentí mi cuerpo entero calentarse desde el fuego enfurecido saliendo de sus ojos.
Luego dijo:
-Almuerzo, a la una.
Oh Dios.
-Joe… -repetí.
-Almuerzo, ____________________, a la una. Tú vienes a mí. A mi casa. No recibo tu llamada a la una, los chicos te encontraran y te traerán a mí.
Se refería a eso también. Dios, quería decir cada palabra.
-Me estas asustando –le dije en voz baja y con honestidad.
-Bueno, entonces vas a hacer lo que jodidamente te digo –mordió de nuevo-. Ahora, voy a irme, enviare un trago y lo vas a beber mientras esperas a que encuentre a un hombre en quien confié para que te lleve de regreso afuera así ningún hombre pondrá los ojos sobre ti mientras caminas a través de mi club. Va a poner tu trasero en un auto y llevarte a tu casa. Él te va a llevar hasta tu puerta. También va estar haciendo un recorrido por tu casa. Le das una mierda, el me lo va a decir y voy a castigarte. ¿Estas entendiéndome?
-No realmente –susurré.
-Lo harás –susurró el, empujó y caminó hacia la puerta.
Para el momento en que llego ahí, me había empujado hacia arriba en la silla, pero no había sido capaz de trepar fuera de ella antes de que él me clavara en el lugar con la mirada.
-Ese vestido, nena, si te lo pones de nuevo, es solo para mí.
Luego despareció por la puerta, oí que cerraba desde el otro lado y se iba.
Se refería a eso. Se refería a eso. Cada palabra. Dios, quería decir cada palabra de eso.
-Joe, me estas asustando.
Sip, todavía susurrando.
-Bien –soltó, sus ojos se movieron sobre mi rostro por un tiempo y luego gruñó-: No me jodas. No me jodas. No me… jodas.
¿Y ahora qué?
No, no. No quería saber. No quería vales VIP a pesar de que podría venderlos en el Internet para la mitad del costo de abrir un spa refugio de montaña.
Yo solo quería irme.
Ahora.
-¿Puedes moverte para que pueda levantarme y salir de aquí? –solicite cautelosamente.
-Mañana, voy a llevarte a desayunar. Te paso a buscar a las nueve.
Parpadeé.
Entonces, si, todavía susurrando:
-¿Perdón?
-Me escuchaste.
Negué con la cabeza.
-No puedo.
-Mierda. Nueve. Dices que no otra vez y te voy a dar el desayuno de todos modos pero solo porque esta noche, toda la noche, hasta la mañana, estarás atada a mi cama.
Allí estaba. El cuerpo entero me temblaba no estaba segura de sí era bueno, como que en muy, muy bueno o malo como en muy, muy malo.
-Joe –suspiré.
-Nueve.
-Tengo un cliente a las once –solté y su cabeza se sacudió mientras su cejas se juntaban.
-¿Un cliente?
-Acrílicos. Uhm… uñas postizas. Cita permanente cada dos semanas. Su nombre es Shirley –le explique, aunque lo estaba sobre-informando porque me estaba enloqueciendo.
Me miró fijamente y sentí mi cuerpo entero calentarse desde el fuego enfurecido saliendo de sus ojos.
Luego dijo:
-Almuerzo, a la una.
Oh Dios.
-Joe… -repetí.
-Almuerzo, ____________________, a la una. Tú vienes a mí. A mi casa. No recibo tu llamada a la una, los chicos te encontraran y te traerán a mí.
Se refería a eso también. Dios, quería decir cada palabra.
-Me estas asustando –le dije en voz baja y con honestidad.
-Bueno, entonces vas a hacer lo que jodidamente te digo –mordió de nuevo-. Ahora, voy a irme, enviare un trago y lo vas a beber mientras esperas a que encuentre a un hombre en quien confié para que te lleve de regreso afuera así ningún hombre pondrá los ojos sobre ti mientras caminas a través de mi club. Va a poner tu trasero en un auto y llevarte a tu casa. Él te va a llevar hasta tu puerta. También va estar haciendo un recorrido por tu casa. Le das una mierda, el me lo va a decir y voy a castigarte. ¿Estas entendiéndome?
-No realmente –susurré.
-Lo harás –susurró el, empujó y caminó hacia la puerta.
Para el momento en que llego ahí, me había empujado hacia arriba en la silla, pero no había sido capaz de trepar fuera de ella antes de que él me clavara en el lugar con la mirada.
-Ese vestido, nena, si te lo pones de nuevo, es solo para mí.
Luego despareció por la puerta, oí que cerraba desde el otro lado y se iba.
jamileth
Re: JOE joe y tu TERMINADA
5
LAS GUERRAS SE PELEAN POR UNA CARA COMO ÉSTA
Llámame loca, diablos, incluso pensé que estaba loca, pero al día siguiente, faltando quince minutos para la una, estaba en mi automóvil rumbo a la torre de apartamentos de Joe.
No llame a la policía.
No, no yo.
Pero sí llamé a Vivica y Sandrine y les di la actualización porque, si desaparecí, me imaginé que alguien debería saber por dónde empezar a buscar mi cuerpo.
Anoche, poco después de que Joe se fuera, una camarera llegó acompañada por n guardia que estaba allí, lo sabía, así que no intentaría escapar.
Traté de pedir un agua con gas de nuevo con la esperanza de que si Joe se puso tan molesto porque Nick puso sus manos sobre Sandrine, no ordenaría a un gorila quejarse conmigo por pedir agua.
No lo hizo. Ellos se retiraron y con el fin de tratar de calmar mi terror, mire a mí alrededor.
Las paredes eran de un rojo intenso y cálido, no como sangre, sino en la frontera de color vino. Un enorme escritorio de madera oscuro cubierto de cosas. Joe trabajaba, eso era obvio. Portátil, teléfono de múltiples líneas, documentos y carpetas esparcidas, dos, que podía ver, lapiceros de aspecto caro situados en la parte superior de papeles, sobre de manila grandes, etc. Había una silla giratoria con respaldo alto, de aspecto elegante detrás del escritorio, frente a ella, dos sillas de cuero suave color vino. En un rincón, otra mesa de madera oscura, rodeada con cinco sillas de cuero color vino. Un cofre largo y bajo contra la pared frente al sofá, en ello había botellas de licor. Sin licoreras sofisticadas. Solo una botella de Jack Daniels, una de Grey Goose, una de Tanqueray, una de tequila Patron. Una gran variedad de vasos de cristal pesados y cortados. Bajo las bebidas y los vasos, una pieza suave de madera de colores cálidos, intrincada, artística y curiosamente tallada en la forma del torso de una mujer voluptuosa desde el cuello hasta el muslo superior, con los brazos enrollados detrás de la espalda, la madera y las curvas de su figura todas en ondas, ondulándose con las fibras. Era fantástico, aunque no quería que lo fuera porque eso diría que Joe tenía un buen gusto, o mejor aún de lo que ya esperaba, y no quería pensar nada bueno acerca de él.
Pero había más pruebas de ellos en los grabados de la pared. Panoramas enormes de enmarcado negro, montado color crema, con tomas en blanco y negro de perfiles de edificios en Denver.
Había un aparador detrás del escritorio de Joe cubierto también con residuos de trabajo. Por un lado, había dos cajas estrechas con frentes de cristal que contenían una colección enorme de CDs. Montado en la pared había un reproductor de CD delgado pero alto que contenía diez CDs. Era una obra de arte, que había visto en la página web de donde él me compro mi teléfono y aunque no comprobé el precio, sabía que tenía que costar mucho más que mi teléfono. Encima de eso, había espectaculares parlantes puestos encima de estantes de madera curva en cada esquina de la habitación.
Después de que me sirvieron mi agua, tomé un sorbo y esperé. Hice esto mientras miraba el palpitante club a través de la gran ventana que sabía que era unidireccional que empezaba en mi cintura y se tomaba casi el resto de la pared. Y hice esto de observar los cuerpos bailando, las luces, el coqueteo, la risa todo extrañamente incongruente mientras los acordes de la suave música clásica derivaba a mi alrededor.
No imaginaria que Joe era un hombre de música clásica. Imaginaria que era un psicópata increíblemente guapo pero no uno que escuchaba a Beethoven (o quien sea).
Pero allí estaba.
Tuve unos diez minutos para sorber mi agua antes de que fuera llevada afuera por un guardia que no se presentó, no hablaba y se veía un poco como el Increíble Hulk, pero sin la piel verde. Pero a pesar de que no sabía su nombre, me acompaño a mi apartamento, camino a través de él entonces, por suerte, salió de él.
jamileth
Re: JOE joe y tu TERMINADA
No soñé con Joe anoche sobre todo porque no dormí ni un poco.
Lo que hice fue levantarme, prepararme cuidadosamente para mi enfrentamiento con él, llamar a mis amigas para compartir mi historia y organizar mis cosas para atender a mi cliente.
Dicho sea de paso, ni Vivica ni Sandrine estaban felices de que enfrentara a Joe Sebring por mi cuenta. Vivica que era lo suficientemente inteligente como para estar aterrorizada e igualmente lo suficientemente inteligente como para hacer lo correcto, como llamar a la policía. Sandrine porque tuvo una probada de los Sebring anoche, no le gustó mucho, eso traspasó la fortaleza de la princesita de papá detrás de la que vagaba por la vida y estaba aterrorizada por mí. Me gustó que esa fortaleza fuera traspasada y esperaba que tal vez ella despertara un poco, pero no estaba para nada satisfecha por como sucedió esto.
Nos gustaría ver.
Ahora llevaba mi mejor par de pantalones jeans. Y también mi mejor par de botas marrones de tacón alto (sí, loco, pero quería altura y la punta era puntiaguda por lo que si tuviera que darle una patada en la espinilla, lo pincharía). Emparejé esto con mi mejor suéter de cachemir, uno de color rosa pálido, otra compra en la tienda de segunda mano. Tenía una caída súper baja en la parte posterior. Pero cubrí la extensión de piel que mostraría con una camiseta de tiras con un tejido medio transparente de color crema. Claro, podrías ver los tirantes de color rosa de mi sostén y con frecuencia el suéter caía de un hombro, pero también tenía puesta mi chaqueta de cuero marrón elegante y bien hecha, (comprada después de dos temporadas en un almacén de descuentos de diseñador en las tiendas de venta en Castle Rock). No tenía la intención de quitarme la chaqueta así que el suéter no importaba de todos modos.
Cabello alisado. Suficiente maquillaje para ocultar que no había dormido, pero sutil. Un chorrito de perfume principalmente por costumbre. Aros de plata en las orejas también principalmente por costumbre. Y el resto, solo yo.
Por desgracia, le único lugar de estacionamiento que pude encontrar fue alrededor de la esquina y a media cuadra de su casa. Esto significaba que, después de alimentar al medidor para darme quince minutos preguntándome por qué en este vecindario no daban los domingos libres, cuando llegué a la entrada de su casa para ver el portero trabajaba los domingos, tenía siete minutos de retraso.
Si Joe estaba furioso, que se joda.
Esto iba a parar, ahora. Tanto él y su hermano. E iba a dejar ese punto claro. Personalmente.
Si eso no lo hacía, la próxima parada, la policía.
-Señorita Gage –me saludó el portero, sonriéndome, asustándome completamente el que supiera mi apellido y levantando el teléfono-, el Sr. Sebring dijo que vendría. Llamaré.
Entonces, antes de que pudiera decir una palabra, él tenía el teléfono en su oreja.
Tomé una respiración, le devolví la sonrisa, porque no era un idiota, solo uno –no, dos- de sus inquilinos lo eran y me preparé para esperar, mentalmente preparándome para la batalla.
Luego él puso el teléfono en el receptor, volvió a sonreírme y solicito:
-El Sr. Sebring dice que vaya directo hacia arriba.
Al parecer, después de que él expone al completo psicópata, se olvida de cómo ser un caballero.
Lo que sea.
Le lancé otra sonrisa al portero luego pisoteé hacia los ascensores tratando de no lucir como si estuviera pisoteando. Aunque, me golpeé el dedo con la fuerza que utilice para pinchar el botón del ascensor.
Las puertas de uno de los dos juegos se abrieron, entre y se cerraron sobre mí.
Lo que hice fue levantarme, prepararme cuidadosamente para mi enfrentamiento con él, llamar a mis amigas para compartir mi historia y organizar mis cosas para atender a mi cliente.
Dicho sea de paso, ni Vivica ni Sandrine estaban felices de que enfrentara a Joe Sebring por mi cuenta. Vivica que era lo suficientemente inteligente como para estar aterrorizada e igualmente lo suficientemente inteligente como para hacer lo correcto, como llamar a la policía. Sandrine porque tuvo una probada de los Sebring anoche, no le gustó mucho, eso traspasó la fortaleza de la princesita de papá detrás de la que vagaba por la vida y estaba aterrorizada por mí. Me gustó que esa fortaleza fuera traspasada y esperaba que tal vez ella despertara un poco, pero no estaba para nada satisfecha por como sucedió esto.
Nos gustaría ver.
Ahora llevaba mi mejor par de pantalones jeans. Y también mi mejor par de botas marrones de tacón alto (sí, loco, pero quería altura y la punta era puntiaguda por lo que si tuviera que darle una patada en la espinilla, lo pincharía). Emparejé esto con mi mejor suéter de cachemir, uno de color rosa pálido, otra compra en la tienda de segunda mano. Tenía una caída súper baja en la parte posterior. Pero cubrí la extensión de piel que mostraría con una camiseta de tiras con un tejido medio transparente de color crema. Claro, podrías ver los tirantes de color rosa de mi sostén y con frecuencia el suéter caía de un hombro, pero también tenía puesta mi chaqueta de cuero marrón elegante y bien hecha, (comprada después de dos temporadas en un almacén de descuentos de diseñador en las tiendas de venta en Castle Rock). No tenía la intención de quitarme la chaqueta así que el suéter no importaba de todos modos.
Cabello alisado. Suficiente maquillaje para ocultar que no había dormido, pero sutil. Un chorrito de perfume principalmente por costumbre. Aros de plata en las orejas también principalmente por costumbre. Y el resto, solo yo.
Por desgracia, le único lugar de estacionamiento que pude encontrar fue alrededor de la esquina y a media cuadra de su casa. Esto significaba que, después de alimentar al medidor para darme quince minutos preguntándome por qué en este vecindario no daban los domingos libres, cuando llegué a la entrada de su casa para ver el portero trabajaba los domingos, tenía siete minutos de retraso.
Si Joe estaba furioso, que se joda.
Esto iba a parar, ahora. Tanto él y su hermano. E iba a dejar ese punto claro. Personalmente.
Si eso no lo hacía, la próxima parada, la policía.
-Señorita Gage –me saludó el portero, sonriéndome, asustándome completamente el que supiera mi apellido y levantando el teléfono-, el Sr. Sebring dijo que vendría. Llamaré.
Entonces, antes de que pudiera decir una palabra, él tenía el teléfono en su oreja.
Tomé una respiración, le devolví la sonrisa, porque no era un idiota, solo uno –no, dos- de sus inquilinos lo eran y me preparé para esperar, mentalmente preparándome para la batalla.
Luego él puso el teléfono en el receptor, volvió a sonreírme y solicito:
-El Sr. Sebring dice que vaya directo hacia arriba.
Al parecer, después de que él expone al completo psicópata, se olvida de cómo ser un caballero.
Lo que sea.
Le lancé otra sonrisa al portero luego pisoteé hacia los ascensores tratando de no lucir como si estuviera pisoteando. Aunque, me golpeé el dedo con la fuerza que utilice para pinchar el botón del ascensor.
Las puertas de uno de los dos juegos se abrieron, entre y se cerraron sobre mí.
jamileth
Re: JOE joe y tu TERMINADA
Y como ellas lo hicieron, donde yo estaba, la confrontación inminente y con retraso, consideré que esta no podría ser la mejor idea.
Antes de que pudiera volver a pensarlo, las puertas se abrieron y casi fui derribada por dos hombres vestidos con pantalones azul marino, y camisas azul marino a juego y llevando cajas.
-¡Dios! ¡Lo siento! –exclamó uno de ellos.
Servicio de mudanzas. Un domingo. Raro.
-No hay problema –murmuré, rodeándolos, tomé aire y me dirigí a la puerta de Joe.
Bien, entrar, decir lo que tenía que decir y salir.
Cuando llegue allí, la puerta estaba abierta con una cuña triangular de madera.
Había música viniendo del interior, era suave, también era clásica, era todo de piano y ni siquiera tenía una idea de que era.
Estiré la mano, llamé a la puerta y grité:
-¿Joe?
-En la cocina. –Oí su voz profunda gritar en respuesta.
Sí, psicópata afuera, caballero desparecido.
Caminé por el pasillo y casi choco con otros dos hombres con pantalones azul marino y camisetas a juego que llevaban un colchón.
¿Era Joe el que se estaba mudando?
-Lo siento, lo siento –murmuré, presionándome contra la pared de la cocina y chupando mi estómago, (como si esto fuera a ayudar, aun así, lo hice), a medida que avanzaban pesadamente junto a mí.
Pasaron. Me enderecé, vi la sala de estar en toda su grandeza sin cuerpos, sin envases vacíos y decidí que apestaba que él no fuera impresionante e interesado en mí sino psicótico en interesado en mí y giré en la esquina de la cocina.
Entonces me detuvo y miré fijamente.
Sin traje. Camiseta negra, usada, ajustándose a él demasiado, demasiado, demasiado bien a través de los músculos de su espalda con, por lo que pude, con solo su torso parcialmente torcido para mí, una insignia de Metallica. Jeans desteñidos que también se ajustaban demasiado, demasiado, demasiado bien y como estaba a su espalda pude ver su trasero en ellos, así que lo sabía con certeza. Pies descalzos. Cabello grueso y negro ahora definitivamente necesitando un corte, despeinado y sucio. Manos dedicadas a desenvolver algo en papel blanco de carnicería. El rostro inexpresivo, pero no menos hermoso. Vibrantes ojos azules en mí.
Santa mierda.
¿Metallica?
-Nena, ven aquí.
Una orden.
Instantáneamente salí de mi ensimismamiento por el chico caliente que es Joe.
¡Idiota!
No fui allí.
En cambio, pregunté:
-¿Te estas mudando?
-Demonios, no –respondió-. Echando a Nick. Llegas tarde. Ven aquí.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
-En realidad, no. No tengo tiempo para ir allí. Solo tengo quince minutos en el parquímetro pero no tomará tanto tiempo decir lo que tengo que decirte.
bueno chicas aqui hay cinco cap :D
bueno cuidense :D
Antes de que pudiera volver a pensarlo, las puertas se abrieron y casi fui derribada por dos hombres vestidos con pantalones azul marino, y camisas azul marino a juego y llevando cajas.
-¡Dios! ¡Lo siento! –exclamó uno de ellos.
Servicio de mudanzas. Un domingo. Raro.
-No hay problema –murmuré, rodeándolos, tomé aire y me dirigí a la puerta de Joe.
Bien, entrar, decir lo que tenía que decir y salir.
Cuando llegue allí, la puerta estaba abierta con una cuña triangular de madera.
Había música viniendo del interior, era suave, también era clásica, era todo de piano y ni siquiera tenía una idea de que era.
Estiré la mano, llamé a la puerta y grité:
-¿Joe?
-En la cocina. –Oí su voz profunda gritar en respuesta.
Sí, psicópata afuera, caballero desparecido.
Caminé por el pasillo y casi choco con otros dos hombres con pantalones azul marino y camisetas a juego que llevaban un colchón.
¿Era Joe el que se estaba mudando?
-Lo siento, lo siento –murmuré, presionándome contra la pared de la cocina y chupando mi estómago, (como si esto fuera a ayudar, aun así, lo hice), a medida que avanzaban pesadamente junto a mí.
Pasaron. Me enderecé, vi la sala de estar en toda su grandeza sin cuerpos, sin envases vacíos y decidí que apestaba que él no fuera impresionante e interesado en mí sino psicótico en interesado en mí y giré en la esquina de la cocina.
Entonces me detuvo y miré fijamente.
Sin traje. Camiseta negra, usada, ajustándose a él demasiado, demasiado, demasiado bien a través de los músculos de su espalda con, por lo que pude, con solo su torso parcialmente torcido para mí, una insignia de Metallica. Jeans desteñidos que también se ajustaban demasiado, demasiado, demasiado bien y como estaba a su espalda pude ver su trasero en ellos, así que lo sabía con certeza. Pies descalzos. Cabello grueso y negro ahora definitivamente necesitando un corte, despeinado y sucio. Manos dedicadas a desenvolver algo en papel blanco de carnicería. El rostro inexpresivo, pero no menos hermoso. Vibrantes ojos azules en mí.
Santa mierda.
¿Metallica?
-Nena, ven aquí.
Una orden.
Instantáneamente salí de mi ensimismamiento por el chico caliente que es Joe.
¡Idiota!
No fui allí.
En cambio, pregunté:
-¿Te estas mudando?
-Demonios, no –respondió-. Echando a Nick. Llegas tarde. Ven aquí.
Crucé los brazos sobre mi pecho.
-En realidad, no. No tengo tiempo para ir allí. Solo tengo quince minutos en el parquímetro pero no tomará tanto tiempo decir lo que tengo que decirte.
bueno chicas aqui hay cinco cap :D
bueno cuidense :D
jamileth
Re: JOE joe y tu TERMINADA
:gasp: :OWO: joe es.... Es.... Da miedo pero Lugo hace que boom!!!!!!.... Cielos y solo esos hambres están en la compu!!!!!!....... Por queeeeeeee........ Porquereeeeee!!!!!
chelis
Re: JOE joe y tu TERMINADA
OH POR DIOS EN SERIO TIENES QUE SEGUIRLA POR FAVOR POR FAVOR!
AMO COMPLETAMENTE A JOE!!!!
AMO COMPLETAMENTE A JOE!!!!
fernanda
Página 8 de 29. • 1 ... 5 ... 7, 8, 9 ... 18 ... 29
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