Re: Una Para El Equipo (One Direction y Tu) ADAPTADA. ^Hot^ TERMINADA

por Invitado Vie 01 Mar 2013, 2:15 pm

Aajlakdjaldjaldjalsjslaajlajslajskahska
Liam... xD
Yo aceptaría :$
Solo con amigos como ellos baba

Siguela :)
Besos

por Invitado Vie 01 Mar 2013, 2:16 pm

¡Hey!
Pasé de página:3
Sube el cap. 2
:)

por **Jockie.** Vie 01 Mar 2013, 2:35 pm

Nueva Lectora y sabes?? amo esta novela*-* siguelaa y tienes qe subir cap q ha pasado pagina

por **Romi** Vie 01 Mar 2013, 6:18 pm

Una ära el equipo - Una Para El Equipo (One Direction y Tu) ADAPTADA. ^Hot^ TERMINADA - Página 2 Zarry

2 capitulo
Esa noche me había arrastrado a la cama sola, con una muy bienvenida borrachera
de cerveza para ayudarme a no pensar demasiado intensamente.

Me desperté con la cabeza despejada y cachonda.

La ruptura con Harry había sido brusca, y habíamos tenido buen sexo hasta el
último momento. De hecho, me había soltado la noticia a la mañana siguiente de una
noche bastante espectacular. Ése había sido su premio de consolación, dijo, dejarme
después de un buen polvo. Vale, sí, ahora ya sabía que era bastante gilipollas. Incluso
sabía, en mis ratos menos depresivos, que no teníamos mucho que hacer como
pareja. Creo que yo no era tan atenta, fuera de la cama, como a él le hubiera gustado.

Yo era de la opinión de que la mayor parte de la gente era perfectamente capaz de
vivir su vida sin necesidad de que yo se la monitorizara, así que podía resultar un
poco desapegada a veces. Por lo menos, eso me dijo Louis. En realidad dijo que podía
ser directamente temible, cosa que yo todavía no había llegado a entender.

Me puse boca arriba, dejando que la sábana verde oscuro cayera desde un lado de
la cama, mientras yo miraba al techo. No hacía suficiente calor como para encender el
aire, así que había dejado abierta la ventana de mi dormitorio. Una agradable brisa
matinal soplaba a través de las cortinas y sobre mi cuerpo desnudo de cintura para
abajo. Mi delgada camiseta, demasiado grande, estaba enroscada bajo mis pechos. El
reloj de la mesilla marcaba las 9:30. Realmente demasiado pronto para levantarse un
domingo, pero estaba despierta.

En otras palabras, la cabeza no me paraba y tenía el cuerpo acelerado.

¿Por qué no te acuestas con uno de nosotros?

Liam, el loco de los ordenadores. No hablaba mucho aparte de a un teclado, pero
cuando lo hacía te ponía las pilas. ¿Lo decía en serio? ¿Alguno de ellos lo hacía? Las
pocas mujeres con las que había tenido amistad, nunca me creían cuando les contaba
que jamás me había acostado con ninguno de mis cuatro amigos. Era difícil de creer,
teniendo en cuenta que no éramos ningunos angelitos y éramos todos adultos
conscientes, pero era lo que había. Éramos amigos. Hacíamos prácticamente
cualquier cosa los cinco juntos. Había escuchado sus historias lacrimógenas sobre sus
novias. Me hablaban del sexo que practicaban. No me siento orgullosa de ello, pero
me he reído de algunas de las tonterías que hacían algunas de las chicas de sus vidas.

Supongo que al principio hubo algunas intentonas por parte de Louis, pero
seguramente pasé de la idea porque prefería salir por ahí a organizarme con "una
relación". A partir de entonces probablemente se lo advirtió a Zayn y a Niall. Y hasta
ayer, ni siquiera hubiera pensado que Liam era consciente de que soy una chica.

Así que, sí. No podían hablar en serio. O si lo hacían, sólo se estarían comportando
como tíos. La creencia popular dice que los tíos se follarían cualquier cosa, ¿no?

Nunca me he clasificado en la categoría de "cualquier cosa", pero, joder, tenía
pechos. Tenía vagina. Tenía clítoris.

Uf. Gruñí. ¿He mencionado que estaba cachonda?

Me llevé una mano hacia abajo, para deslizarla sobre la piel rasurada de mi coño.
Cerré los ojos e intenté imaginar el sexo con cualquiera de mis amigos. Zayn. Liam.
Niall. Louis. Chicos guapos, cada uno con sus cosas. Cada uno con sus experiencias y
su sentido del humor.

Pero simplemente no funcionó. Debía de haberme entrenado para no mirarlos de
esa forma. Suspiré y dejé los dedos quietos. A lo mejor algo sí andaba mal en mí.

Tan sólo para probar lo contrario me estiré y del cajón de la cómoda saqué mi
vibrador y la pequeña botella de lubricante. Por lo menos el gilipollas de Harry me
había dejado mi juguete. Me lo regaló diciéndome que pensara en él cuando lo usara
en su ausencia. Resoplando, puse lubricante en el largo cilindro rosa, tapé el bote y lo
tiré en el colchón, junto a mí. Vale. Si se suponía que tenía que pensar en él, lo haría.

Coloqué el cacharro entre mis piernas y lo encendí al mínimo.

Por lo menos me había dejado cantidad de recuerdos para fantasear…

* * *
—Son tan bonitas —murmuró Harry contra mi escote.

Sus fuertes manos sujetaban mis pechos desnudos, estrujándolos juntos para
poder lamer ambos pezones a la vez. La crema batida, que había repartido por mi
sensible piel, se había derretido y los pegajosos restos cubrían los dos bultos y la
parte inferior de su cara.

Pero no parecía importarle.

Gemí, inclinando la cabeza a un lado. Estaba atrapada entre él y el mostrador de
su cocina. Me tenía de puntillas, con el culo precariamente apoyado contra el borde
de formica. Sentía que podía caerme en cualquier momento. Y probablemente lo
hubiera hecho, de no ser porque con los poderosos muslos hendía su pelvis contra la
mía, para mantenerme en alto.

—Harry —gemí, asiéndome a sus hombros en un vano intento de equilibrarme.

—Está bien, cariño —urgió, cambiando lengua por dedos en mis pezones—. Voy a
hacerte chillar mi nombre.

—Eso no es nuevo —me reí.

Lo hacía a menudo, así que no era una sorpresa. Harry se sentía fieramente
orgulloso cada vez que me llevaba al orgasmo. Lo veía como un logro personal. Y,
afortunadamente para mí, Harry estaba muy orgulloso de sus logros.

Sus ojos verdes se clavaron en los míos.

—Siempre es como la primera vez, pequeña. Te pruebo por primera vez cada vez
que follamos. Te huelo por primera vez.

Con un gruñido, me levantó por las caderas para sentarme en el mostrador. Siseé
al sentir el frío del mostrador bajo mi culo y mis muslos desnudos, pero él no pareció
darse cuenta.

Comenzó rodeando mi pecho izquierdo con la punta de la lengua.

—Cada vez que estoy dentro de ti es una experiencia nueva.

Me retorcí. Era tan increíblemente carnal. Adoraba hablar mientras me hacía cosas,
le encantaba explicarme lo que estaba ocurriendo. Incluso, algunas veces, lograba
persuadirme a mí para que lo hiciera.

Me separó más los muslos con las manos y comenzó a explorarme el coño con los
pulgares, separando los labios, esparciendo la humedad. Di un respingo contra él
cuando introdujo un grueso pulgar en mi húmedo agujero. Con el otro pulgar, me
frotaba firmemente el clítoris.

—¡Joder, Harry! ¡Cómo me gusta eso! —gemí, a sabiendas de que él quería oírlo.

—Sí, nena. —Más de lamerme el pezón. Más de toquetearme el clítoris—. ¿Me
deseas?

—Sí.

—¿Me quieres dentro de ti?

—Sí.

—Dime lo que quiero oír, nena.

Tomé ambos lados de su mandíbula cuadrada y le obligué a mirarme. Joder, era
guapo como un modelo. ¿Qué me estaba haciendo?

—Quiero que me folles bien fuerte, Harry.

Sonrió beatíficamente, con los labios hinchados por los besos.

—Esa es mi chica.

Encontró mi boca con la suya. Sus dejos dejaron mi coño para agarrar su dura e
impaciente polla. Con extraordinaria puntería, se lanzó profundamente en mi
interior.

Le rodeé el cuello con los brazos, llegando con las manos a mitad de camino de su
dura espalda. Deliberadamente clavé las uñas en su piel. Él gimió, empujando más
fuerte.

Bramamos como animales, gruñendo y arañando, empapándonos de saliva
mutuamente. El sudor nos hacía estar resbaladizos, pero no tan resbaladizos como
mis paredes internas.

—Hazlo, pequeña —me ordenó cuando empecé a temblar. Sujetó mi espalda con
sus fuertes manos, impidiéndome escapar mientras me retorcía contra él—.
Enciérrame en ese estrecho agarre y córrete para mí.

La fuerza de mis empujones casi nos desequilibra y nos tira al suelo. Tuvo que
equilibrarse, agarrándose al borde del mostrador y del fregadero. Me corrí gritando
su nombre y mientras yo comenzaba a bajar de vuelta a la tierra, él se dejó ir con
unos pocos empujones cortos.

* * *
Me corrí con ese recuerdo, apretando el vibrador tan fuerte que era difícil de
mover, pero no fue ni parecido a lo que había sido aquél día. Cabrón. No sirvió más
que para la lujuria momentánea. Pero aún había una tremenda hambre en mi
interior, que no iba a desaparecer próximamente. Había conseguido que me
enganchara, me había hecho adicta al sexo y luego me dejó tirada.

Otra vez lo digo, ¡cabrón!

Ahora, enfadada, me levanté de la cama. De camino al baño cogí del suelo los
pantalones cortos, del día anterior, y un sujetador del cajón de la ropa interior.

Apestaba a mujer y a cerveza y el olor no era, ni remotamente, atractivo para mí en
este momento.

Unas horas más tarde estaba perdiendo el día con un juego online, cuando oí que
llamaban a la puerta. Frunciendo el ceño, cogí el mando a distancia para quitar el
sonido a la peli, que estaba medio viendo en la tele, antes de gritar.

—¿Quién es?

—¡Yo!

—¿Zayn?

—Sí

—¿Qué quieres?

—Que abras la puerta.

Me puse de pie rezongando. A medio atravesar la habitación me hice un chequeo
visual rápido. Vale, sí, llevaba sujetador. La camiseta y los pantalones cortos estaban
usados, pero tapaban todo lo importante. No pensé mucho más sobre ello mientras
abría la puerta.

Me enseñó unas cuantas bolsas de comestibles.

—¿Desayunamos?

Eché un vistazo al reloj del DVD.

—Es mediodía.

Pasó a mi lado como una tromba, hacia mi cocinilla.

—Vale, pues un desayuno tardío. ¿Tienes hambre?

Me froté el estómago. Todo lo que me había molestado en preparar, esa mañana,
habían sido unas tostadas para tomar con un refresco de naranja.

—Bueno, ahora que lo mencionas…

Se rió.

—Eso pensaba. ¿Tortilla?

Me rugió el estómago. Zayn era un cocinero magnífico. Incluso entrenado.

Desafiando a sus padres "con pasta", había ido a la Escuela de Cocina en lugar de
aprender a jugar a la bolsa, como el bueno de papá. Sin embargo, le habían dado el
dinero para montar su propio restaurante; y ahora aceptaban su éxito a
regañadientes. No podían hacer otra cosa. Su primer negocio había funcionado lo
suficientemente bien, como para poder abrir otros dos en ciudades vecinas. Le iba
mejor que a su hermano, que sí había optado por el negocio familiar.

—Tomaré eso como un sí —dijo.

Ya había un paquete de mantequilla, junto al cartón de huevos, en mi minúsculo
mostrador.

Me apoyé en la pared de la entrada de la cocina a mirar. ¿Zayn levantado antes de
mediodía? Eso era nuevo. Zayn Jawaad Malik —no estoy bromeando, se llama así— no creía en las mañanas y hubiera estado encantado de no volver a ver las horas entre las cinco y las once de la mañana. El restaurante, donde continuaba trabajando como chef principal, abría a las tres de la tarde y funcionaba muy bien en las comidas tardías y la multitud de la cena. Así que tuve que
preguntarlo.

—¿Has venido a hacerme el desayuno?

—No —cogió mi único cuchillo afilado, del bloque de cuchillos del mostrador, y se
puso a trocear cebolla en juliana—. Estoy aquí para alimentarte y luego llevarte de
compras.

—Perdona, ¿qué?

Sonrió, dándose la vuelta para sacar una sartén. Su gran tamaño casi llenaba mi
minúscula cocina, pero parecía estar bastante cómodo mientras encendía uno de los
quemadores.

—De compras.

—¿He dicho yo que quiera ir de compras?

Ignoró la pregunta y desenvolvió la mantequilla.

—Vamos a dejarte hecha toda una muñequita, cielo. Vamos a hacer, como tú
dijiste, "que te sientas una mujer".

—¿Eso dije?

Se encogió de hombres.

—Algo así.

—Bueno, me da igual. No voy a ir de compras.

—Has estado lloriqueando por lo de ser más femenina. Supongo que vamos a salir
y darte a probar lo que a otras mujeres les encantaría hacer.

—No.

Me lanzó una mirada disgustada, mientras abría una bolsa de queso rallado. Chico
listo, sabía que yo no iba a tener rallador.

—¿Por qué no?

Cogí el cartón de zumo de naranja de la esquina del mostrador, donde él lo había
puesto.

—Zayn, anoche estaba deprimida —el armario de los vasos estaba justo a mi lado,
así que me estiré para coger dos—. Voy a seguir depre un tiempo todavía. No
necesito una excursión de compras para levantarme el ánimo.

—No, no lo necesitas, pero sería divertido.

—¿Para quién?

—A lo mejor más bien para mí —rió. Encontró la espátula y colocó el cartón de
huevos junto a la sartén, donde la mantequilla se iba derritiendo lentamente—.
Vamos, ____. Haremos las cosas que hacen las chicas normales.

Me reí, justo lo que él pretendía.

—Las chicas "normales" no van de compras con sus amigos varones.

Serví zumo en uno de los vasos.

—Lo hacen con sus novios.

Me sobresalté de tal manera, que por poco vierto zumo de naranja sobre el
mostrador. Miré hacia arriba, preguntándome si lo había visto. Quizá no. Sus ojos
estaban concentrados en la tarea de cascar los huevos en la sartén.

—Tú no eres mi novio.

Sonrió alegremente.

—Me ofrezco voluntario para ser tu novio por un día. Tu novio rico y mimosón.

Zayn jamás pronunciaba esa palabra: rico. No le gustaba regodearse en ello, aunque
lo disfrutaba al máximo. Que él dijera eso era que quería dejar algo claro.

Serví zumo en el otro vaso, preguntándome qué decir. ¿Tendría esto algo que ver
con la sugerencia que hizo Liam anoche?

Estudié a Zayn por el rabillo del ojo. Era un tío jodidamente aparente. De
metro ochenta, cabello negro bien cortado y una artística perillita. Parecía el capitán
de un equipo de fútbol —cosa que había sido— con la proverbial cuchara de plata en
la boca. Hombros anchos, brazos gruesos. Labios suaves. Ups, ¿de dónde ha salido eso?

—Vamos, ____ —intentó persuadirme sin ser consciente de mis fluctuantes
pensamientos—. Será divertido. Lo prometo.

—¿Tienen que ser cosas de chicas?

—Sí —dijo desafiante, estirándose para alcanzar un plato del armario que estaba a
su izquierda—. Quieres hacer cosas de chicas —deslizó expertamente la tortilla en el
plato y me lo tendió. Sus profundos ojos castaños chispearon desde sus marcos de
suaves y rizadas pestañas—. Eso es lo más importante.

Recuerdos de salidas de compras, mortalmente aburridas, con mi madre cuando
era más joven recorrieron mi mente. Siempre había odiado las compras y prefería
mirar videojuegos antes que ropa. Pero, que Dios me ayudara, de repente una salida
de compras de chicas sonaba divertido. ¿Qué coño?

Suspiré, moviéndome hacia el cajón de la cubertería.

—¿Me vas a comprar un juego de ordenador al final?

Él rió, cascando algunos huevos más.

—Solo si te portas bien.

* * *
Seguíamos riendo cuando volvimos a mi casa.

Yo llevaba puesto un vestido de flores terriblemente femenino, con falda larga y
escote bajo. Cosa insólita, la verdad es que la maldita cosa me gustaba. Era lo
suficientemente largo como para no tener que llevar pantis —agh, nunca he
entendido esas cosas— y conjuntaba muy bien con mis sandalias nuevas.

—Te digo que teníamos que haberlo hecho —dijo Zayn de nuevo, llevando las
bolsas a mi habitación.

Me reí más fuerte. Durante todo el día, Zayn había insistido en jugar a mi novio
baboso. Lo había llevado al extremo, insistiendo en tocarme con cada vestido que me
probaba, para gran diversión de los impresionados dependientes. Cuando me plantó
su gran mano en el culo por primera vez, por poco lo tumbo de un golpe, pero lo dejé
pasar. ¿Qué coño? Nos estábamos divirtiendo, ¿no? Y además, era agradable.

Cuando vio que le seguía el juego, fue aumentando la intensidad hasta que, en la
última tienda, quería seguirme al probador para ver cómo me probaba los ligueros y
medias, que insistía en que necesitaba.

—Hubiera estado fenomenal. Imagínate su reacción.

Dejé de reírme, pero aun estaba divertida. Hubiera sido gracioso, pero se lo había
impedido. Los vestidos eran una cosa. Los ligueros otra completamente distinta. No
creo que estuviera lista para ir tan lejos. Además, aunque me hubiera reído, fue algo
embarazoso ser observada así. Probablemente era normal para Zayn, pero yo no
estaba acostumbrada a ser el centro de atención, como había sido toda la tarde. ¡Era
agotador!

Llevamos las bolsas a mi habitación. A pesar de todo, la mitad de las compras las
hice yo. Aunque protestó, no había dejado que me comprara tantas cosas.

Dejó el plástico y el papel en el suelo junto al armario.

—¿Sabes, ____? Eso te sienta realmente bien.

Sonreí, examinando mi reflejo en el gran espejo que había encima de la cómoda,
alisando con las manos las rosas rojas y blancas emparejadas con ramas verdes,
deteniéndome justo unos segundos en mis pechos. El corte del cuello hacía
maravillas con mi escote y el nuevo sujetador "push-up" no hacía ningún daño.

—Gracias. La verdad es que, después de todo, los vestidos tienen algo. Algunas
veces. ¡Pero el maquillaje no!

Me estremecí dramáticamente, pasándome las manos por el pelo suelto para
echarlo hacia atrás.

—¿Por qué no? —se rió—. Me han dicho que puede hacer milagros por la
autoestima.

Fruncí el ceño.

—Sí, bueno, es desagradable. Además, cuesta mucho aprender a hacerlo bien.

Parte de mí envidiaba a las mujeres que podían hacerlo, pero es que simplemente
no era para mí.

Apareció dentro del reflejo del espejo, justo detrás de mí. Puso las manos en mis
caderas. Luego sus ojos encontraron los míos en el espejo.

Me quedé helada.

Él no.

—¿Querrías dejarme mostrarte cuánto aprecia un hombre una figura como esta?

Oh, tío. ¿Su voz siempre había sido tan sexy? Si era así, me lo había perdido.

¡Eh! ¡Espera!

—¿Qué es lo que estás ofreciéndome? —pregunté con una sonrisa tonta,
intentando quitarle importancia.

Comencé a apartarme de él.

No me dejó, manteniendo las manos firmemente sobre mis caderas, con los ojos
fijos en los míos a través del espejo.

—No estoy de broma, ____. Estás increíble.

Mi sonrisa murió.

—Zayn, para —dije, intentando sonar fría.

El temblor de mi voz arruinó el efecto.

—No puedo —presionó suavemente la carne de mi cintura con sus dedos,
haciéndome recordar que estaban allí. Como si necesitara un recordatorio—. Sé que
no piensas en mí como un novio. Sé que seríamos terribles como pareja, pero… —
deslizó una mano y la extendió sobre mi ombligo—. De verdad que me encantaría
hacerte el amor.

Ay, mierda, lo había dicho. Lo había dicho suavemente. No estaba de broma. No
había maldecido. No había hecho ninguna de las cosas que eran seguras entre un
hombre y una mujer que sólo eran amigos.

Y, joder, sus ojos y sus manos me quemaban. Comencé a sentir pajaritos en el
vientre cuando él me miró, pidiendo permiso para continuar.

—Somos amigos —le dije, sintiéndome como un ciervo deslumbrado por los faros
de un coche.

La tela del vestido era demasiado fina. Podía sentir el calor de la palma de su
mano a tan solo unos centímetros sobre mi sexo. Tenía que quitarla. Sí. Lo haría en
un minuto.

—Nada tiene por qué cambiar, amorcito —me aseguró suavemente, inclinándose
para depositar el más suave de los besos sobre mi hombro, casi donde se unía con el
cuello. Amorcito. Eso me sonaba. Así llamaba a sus chicas—. Seguiremos siendo
amigos —otro beso, un poco más de presión—. Pero podríamos pasar una tarde de
puta madre hoy.

El beso me gustó demasiado. Incliné la cabeza a un lado, dándole espacio para
depositar más besitos a lo largo de mi cuello. Tengo que confesar que alguna vez me
había preguntado cómo sería acostarme con este hombretón. Su pandilla de novias
parecía disfrutarlo, después de todo.

—Joder —musité cerrando los ojos.

Él soltó una risita, usando la mano que tenía sobre mi vientre para atraer mi parte
trasera hacía su parte delantera.

—Como la dama desee.

Y la dama no pudo evitar notar la evidencia de su interés, presionando contra su
culo desde detrás de la bragueta de los pantalones.

Con la otra mano rodeó uno de mis pechos, levantándolo, moldeándolo contra su
agarre. Me pellizcó un pezón con dos dedos a través del vestido y del sujetador,
haciéndome sisear. Mientras tanto continuaba recorriendo con los labios mi cuello
hasta la oreja, acariciándome el lóbulo, recientemente agujereado por duplicado, con
su lengua puntiaguda.

Caminó hacia atrás llevándome con él. Juntos llegamos a la cama, donde me lanzó.

Abrí los ojos y me encontré con los suyos, cálidos y marrones. Se rió.

—No me mires así.

—¿Cómo?

Yo presionaba y soltaba la firme carne de sus hombros. Los había tocado antes,
pero en una situación muy distinta.

Se inclinó para rozar mis labios con los suyos.

Oh, que agradable.

—Dilo y pararemos —otro roce de labios.

Separé los míos, respondiendo al suave barrido de su lengua sobre mi labio
inferior.

—Bueno…

Más que ver, sentí su sonrisa. Bueno, sí, porque parece ser que había cerrado los
ojos otra vez.

—¿Más? —su aliento pasó, como una brisa, sobre la humedad que había en mis
labios.

Me los lamí, encontrándome con su lengua en el camino.

—Sí.

Inclinó la cabeza y unió nuestras bocas, introduciendo oficialmente la lengua en la
mía. Tengo que decir que fue un encuentro bastante agradable. Cálido y con un vago
regusto al café de avellana que él había tomado de camino a casa.

Esto es bueno, me dije, entrelazando los brazos un poco más arriba en torno a su
cuello, esparciendo los dedos por la intrigante textura del ralo cabello que cubría su
cráneo. Puedo hacerlo. Contuve una risita ante el pensamiento. Harry había sido el
primero, así que estar en brazos de otro hombre era una experiencia nueva.

Interrumpiendo el beso, Zayn me hizo sentarme en la cama, pero no se unió a mí.
En lugar de eso, se arrodilló en la alfombra junto a mis rodillas. Galantemente me
desató las sandalias, levantándome el pie para besarme la planta después de retirar
cada uno de los zapatos. Qué tierno. A continuación me rodeó los tobillos con sus
manos y los separó. Depositó cálidos besos en mis desnudas rodillas,
expuestas por la falda que él había enrollado por mis muslos.

Oh, joder, ¿quién hubiera dicho que este chicarrón iba a tener este toque tan
suave?

Me separó más las piernas, haciendo sitio para su amplio pecho, entonces deslizó
las manos desde mis rodillas hacia arriba, por el exterior de los muslos. La falda se
subió aún más, mostrando mis nuevas bragas.

—Ojalá te hubieras comprado esos ligueros —murmuró, deslizando las manos
hasta mi culo para tirar firmemente de mí, hasta que quedé prácticamente colgando
del borde de la cama.

—Así que por eso estabas tan empeñado en ello —murmuré.

¡Jo, tío! El corazón me latía a mil por hora ante el pensamiento de la cara de un
hombre tan cerca de mis bragas.

Me miró con una sonrisita infantil.

—Uno puede tener esperanzas —fue lo que dijo antes de devolver la atención a mi
entrepierna.

Tiró de los laterales de las bragas y yo me elevé para que pudiera quitármelas.

Hubo un cierto lío con mis piernas, pero él las sujetó para colocarlas de nuevo donde
quería que estuvieran, abiertas a ambos lados de él. Entonces se quedó mirando.

Me entró la timidez. Creía que lo tenía bien. Harry me había acostumbrado a
afeitarme ahí abajo y a mí me gustaba la sensación, así que me había rasurado en la
ducha por la mañana. Sabía que algunos hombres, probablemente la mayoría,
encontraban un coño algo intimidatorio; y no es que los pudiera culpar exactamente.

Pasan muchas cosas ahí abajo, y no todo está claro, incluso sin el vello.

De todas formas, Zayn no parecía tener problemas. Cerró los ojos lentamente
mientras inspiraba profundamente.

—Miel —musitó lo suficientemente alto como para que pudiera oírlo, luego se
inclinó hacia delante.

Bueno, Harry era un cunilingüista entusiasta, así que esto no era una experiencia
nueva, pero era excitante tener a otro hombre tanteando con la lengua por ahí. Harry
era juguetón, trabajaba en los bordes antes de lanzarse al interior, pero Zayn fue
directo al grano y simplemente se dedicó a… disfrutarlo. Su objetivo era mi clítoris, y
aunque había empezado despacio, no se movía de ahí. Por mí estaba bien. Gemí,
inclinándome hacia atrás sobre los codos y levantando las caderas hacia él. A Harry le
encantaba hacerme ir tras él, frustrándome hasta que no podía soportarlo más. Zayn
estaba allí para darme placer desde el principio. Me recorría con los labios y la
lengua, chupaba suavemente. Con un gemido, me estiré para rodearle la parte de
atrás de la cabeza con las manos. Respondiendo a mi silenciosa plegaria, él enterró la
cara en mi entrepierna, raspando mi abertura con la barbilla. Su lengua nunca dejó
mi clítoris.

—Mierda —grité, cayendo para atrás sobre la cama.

Él gimió suavemente y tiró hacia arriba de mis piernas para que descansaran sobre
sus hombros.

Me corrí como si hubiera fuegos artificiales disparándose en mi vientre y subieran
por cada una de mis extremidades. Agarrándome a la cama deshecha, temblé y me
estremecí, apreciando la liberación en manos —bueno, en boca— de otro.

—¿Sabes? —dijo, poniéndose de pie cuando quedó claro que ya había
terminado—. No todas las mujeres pueden hacer eso.

Sonriendo ampliamente, con la cara húmeda de mis jugos, Zayn comenzó a
deshacerse de la ropa.

Lo miré con los párpados entrecerrados, sin moverme de donde estaba,
agudamente consciente de que aún tenía las piernas completamente separadas y de
que mi empapado coño vacío estaba expuesto.

—¿Hacer qué?

La camisa azul y amarilla cayó al suelo junto a él.

—Correrse así. Ha sido espectacular.

—Me ha gustado.

Sin prisa aparente se desabrochó los pantalones y se deshizo de ellos. Supongo
que junto con la ropa interior, porque una vez hecho eso estaba desnudo. Su polla era
justo tan grande como había pensado que sería, considerando su tamaño general.

Larga, curvada hacia arriba desde el nido de vello negro que casi tapaba los pesados testículos. Había oído que los morenos la tenían grande y bueno… sí.

—Lo digo en serio, ____ —dijo sacando un condón de la cartera que llevaba en los
pantalones y dejándolos caer de nuevo al suelo—. Muchas mujeres apenas llegan a
correrse.

Su polla se meneaba disfrutando de la libertad, con su radar sin mente buscando
un coño en la cercanía.

El mío.

—Ni siquiera he empezado.

Tiré del vestido y me retorcí, arreglándomelas para quitármelo de encima sin dejar
mi posición supina. Él aprovechó el tiempo para colocarse el látex, de manera que
para cuando yo estuve desnuda, él ya estaba listo para mí.

Me moví hasta el centro de la cama, extendiendo las piernas y estirando los brazos
hacia él.

—Ven aquí.

Se le iluminaron los ojos al dirigirse hacia mí.

—Sí, señora.

Se arrastró encima de mí. Yo le ayudé a introducirse en mi interior.

De nuevo me sorprendió lo delicado que era. Quizá debido a su tamaño. Pero
pronto le persuadí de que no había necesidad. Una vez se relajó no hubo quién
detuviera ese tren de mercancías que clavaba en mi interior. Solo pude aguantar y
disfrutar la cabalgada, cazando al vuelo los orgasmos cuando llegaban.

Zayn no se quedó conmigo esa noche. En tácito acuerdo, después hablamos muy
poco. Pero sí que sonrió un montón mientras se vestía y nos despedíamos. Con un
beso. Pero uno mucho más parecido a nuestro beso de amigos que a ninguno de los
que habíamos compartido recientemente.

por **Romi** Vie 01 Mar 2013, 6:19 pm

Saben como es la cosa, pasan de pag y subo el proximo capituloo ;) besoooooos

por **Jockie.** Sáb 02 Mar 2013, 5:42 am

Vpy a perarte la novela para pasar de pagina*-* muajajajajajaja

por **lulu&mimi** Sáb 02 Mar 2013, 5:47 am

HOOLAA!!!

aqui tienes una NEW fiel, sexy y alocada LECTORA!
me encaaaantaa este tipo de novelas!
Una ära el equipo - Una Para El Equipo (One Direction y Tu) ADAPTADA. ^Hot^ TERMINADA - Página 2 779977

AME y... VIOLE! los dos CAPS! Una ära el equipo - Una Para El Equipo (One Direction y Tu) ADAPTADA. ^Hot^ TERMINADA - Página 2 779977

lo siento por no comentar antes!:oops:

KiSS HeRMoSaa!! <3

por **ClauMalik** Sáb 02 Mar 2013, 8:45 am

AAAAAAAAAAA

ME ENCANTO

SIGUELA PRNOT POR FIS

SISSSSSSSSS

por **ClauMalik** Sáb 02 Mar 2013, 8:47 am

siguelaaaaaaaaaa

por Invitado Dom 03 Mar 2013, 2:05 pm

¡OMFG!
Tienes que seguirla ¡ya! baba

Me encanto el capítulo ñ.ñ
Akslaljalskslakhdlajalajdla

Besos xx

por **Maria-Directioner-Crazyº** Mar 05 Mar 2013, 3:51 pm

OMG! SIGUELAAAAAAAA XD

por **ClauMalik** Miér 06 Mar 2013, 5:17 pm

aaaaaaaaaaaa

sigue

ya kiero pasar la pagina es grande mi desesperacion jeje :)

por **lulu&mimi** Vie 08 Mar 2013, 11:25 am

OOh!! No puedo esperar a que se pase la página.
Quiero ver como sigue.¡Eres mala!
Nos dejas a todas con el deseo de leerla
Una ära el equipo - Una Para El Equipo (One Direction y Tu) ADAPTADA. ^Hot^ TERMINADA - Página 2 1755303498

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Aun así Te Quiero! <3

por **escarmona** Sáb 09 Mar 2013, 12:56 am

Hoooolaaa!!
Aqui tu nueva y fiel lectora :P
Soy Estefania pero puedes llamarme estefa...
Me encanta tu novee!!
Dejame decirte q con solo el prologo ya me tenias enganchada
Porfis siguelaaaa :roll:
No nos dejes morir!! :(
Besos

por **Manipulatively.** Sáb 09 Mar 2013, 1:57 am

Hola linda!
Cuantos capitulos son? 7 Solamente? :o
Te digo, así me gustan largos y la historia corta, porqué se que la van a terminar :(
Espero el proximo cap!

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