Re: Una Para El Equipo (One Direction y Tu) ADAPTADA. ^Hot^ TERMINADA

por **alondra-styles** Mar 12 Mar 2013, 7:59 pm

hahahha me encanta hay que pasar de pagina :D

por **alondra-styles** Mar 12 Mar 2013, 8:00 pm

jajajaja sin darme cuanta pase pagina genial sube capitulo jajaja ntc cuando puedas sube :D

por **Romi** Miér 13 Mar 2013, 4:04 pm

ALELUYAAA!!! Ya les subo (:

por **Romi** Miér 13 Mar 2013, 4:16 pm

Una ära el equipo - Una Para El Equipo (One Direction y Tu) ADAPTADA. ^Hot^ TERMINADA - Página 4 30614931320750213902221

Capítulo 4

Así que estaba pasando por algo hormonal, ¿o qué? ¿Estaba soltando feromonas
"raritas"? Si era así, ¿las podía embotellar? ¡Las mujeres pagarían un pastón por tener
esta habilidad!

Dos días después, todavía no había llegado a ninguna conclusión sobre lo que
estaba pasando. Tampoco lo había comentado con nadie. No había visto a Zayn para
nada desde el domingo. Había visto a Liam, pero aparte de una sonrisa elocuente —
lo que no era para nada algo raro en él, puesto que siempre tenía extraños
pensamientos rulando por la cabeza— no había dicho o hecho nada que revelara lo
que había pasado. Por supuesto, habíamos estado con Louis todo el tiempo, así que
tampoco había mucho que decir. Normalmente cuando algo grande o extraño
sucedía en mi vida, hablaba con Louis sobre ello, pero no me sentía cómoda trayendo
el tema a colación. A él no le había gustado demasiado hablar sobre Harry —no le
había gustado Harry, punto— y no estaba segura de que disfrutara escuchando las
habilidades sexuales, de cualquiera de nuestros amigos, de alguien con experiencia
de primera mano.

Contesté mis llamadas de apoyo en el trabajo, pero no fueron una gran distracción.

Una vez colgaba, apenas recordaba rellenar mi informe y guardarlo. Mi mente seguía
regresando a... ellos.

Zayn había sido maravilloso. Gentil y amable y estupendamente apreciativo. Liam
había sido... sorprendente. Jamás me hubiera imaginado que tenía un hombre lobo
en su interior. Después de mucho analizarlo, decidí que no lamentaba ningún
episodio. No estaba tampoco muy segura de querer repetirlos, lo que creaba un
nuevo dilema. Había estado trabajando en un guión mental sobre lo que decirle a
Zayn o Liam cuando finalmente acabáramos hablándolo.

Hasta entonces, sólo tenía mis pensamientos.

—Hey.

Sobresaltándome, miré hacia arriba. Louis había deslizado su silla de su cubículo al
mío. Las líneas de su camisa verde y azul estaban típicamente arrugadas, haciendo
juego con su pelo, que estaba un poquito más largo de su look habitual justo-debajode-la-oreja. Iba más desaliñado de lo normal, pero en él quedaba bien, siempre. Así
que ¿cómo sería dormir con él?

¡Stop! Volví a bajar la cabeza, esperando no estar sonrojándome.

—¿Estás presente y lista para hoy?

—Estoy presente —me encogí de hombros, quitando un clip de papel
distraídamente—. No en este "hoy" —dije entre dientes, cogiendo una lata de Pepsi
de al lado de mi teclado, consternada por encontrarla caliente y medio vacía.

—¿Qué hay de nuevo?

Cuando no respondí, acercó más su silla. Sentí su mano en mi hombro y me negué
a dar crédito al ligero temblor en lo profundo de mi estómago. Caliente. Macho.
Fuerte. Lo quería en mi piel desnuda.

Venga, hombre, ¡contrólate!

—¿Quieres hacer un descanso? —Traducción: "¿Necesitas hablar?". Reconocí la
voz de puedes-decirme-lo-que-pasa. Normalmente la agradecía.

El problema en mi actual estado mental era que la traducción sonaba más como
"¿Quieres que follemos?" y estaba horrorizada al sentir la humedad acumulándose
entre mis muslos al pensar en ello. Así que, no. No para lo que imaginaba que había
oído y no para lo que en verdad había querido decir. ¿En serio quería tener la
discusión de "¿sabías que soy una guarra y no te imaginarías quién puede dar fe de
ello?" Todavía no.

Así que negué con mi cabeza y me recliné en la silla para que su mano resbalara.

—No. Estoy bien. Sólo... —sonó mi teléfono y sonreí a modo de disculpa antes de
tomar la llamada.

—¿Te hace una cerveza en el Bull? —preguntó más tarde ese día, mientras nos
dirigíamos a las escaleras que nos llevarían al aparcamiento.

—No, esta noche no. Estoy cansada.

—¿Y si voy a tu casa? Los "Padres" juegan con los "Mets" esta noche. —Oh, sí,
claro. Si venía a mi casa tenía la sensación de que mi recién desarrollado apetito
sexual no nos dejaría ver mucho del partido.

Negué con la cabeza, bajando las escaleras zigzagueantes. Dichas escaleras eran un
sitio cavernoso y con eco y no estábamos a solas, lo que dificultaba la conversación.
Así que se esperó hasta que cruzáramos la puerta anti-incendios del nivel inferior y
llegamos al pavimento rugoso y negro. De hecho, esperó hasta que abrí mi coche
antes de preguntarme:

—____, ¿estás bien?

—Estoy bien. —Mmmm, seguramente una respuesta demasiado corta. Un vistazo
hacia él confirmó que no se lo había tragado. Sonreí mientras me dejaba caer en el
asiento del conductor—. Deja de mirarme así. Estoy bien.

Él no me creyó, lo veía, pero sólo asintió.

—Llámame si me necesitas.

Sonreí.

—¿No lo hago siempre?

* * *
Salimos todos a jugar al billar la siguiente noche, y siguió sin pasar nada. Liam
me trató de forma normal y Zayn sólo me echó una mirada de cabo a rabo y me tocó
el culo cuando nadie estaba mirando. Se retiró en cuanto le miré fijamente y se
comportó correctamente el resto de la noche. Bueno, en verdad ninguno de estos
chicos se comportaba correctamente, pero las cosas eran como eran siempre.

* * *

Justo cuando pensaba que las cosas volvían a la normalidad, el jueves Niall me
dejó atónita.

Apareció por mi cubículo y dejó caer un sobre familiar.

Miré la cosa como si tuviera ántrax dentro.

—¿Qué es eso?

—Dos entradas para ver a los "Dodgers" y los "Giants".

Gemí. Mi equipo favorito jugando contra sus archienemigos cuando ambos
estaban en la lucha por los playoff. Este partido no era de perdérselo. Por si acaso, ya
lo tenía programado en TV.

—¿Dónde las conseguiste? —Mirando hacia arriba, vi a Niall sonriéndome de
oreja a oreja.

—Contactos. ¿Quieres ir?

Un movimiento por detrás de él captó mi atención. Louis estaba de pie con los
brazos sobre lo alto de la separación entre nuestros cubículos, escuchando.

Cautelosamente, cogí el sobre y saqué las entradas, necesitando verificar su
autenticidad. Gemí de nuevo al ver que eran buenas de verdad, de los asientos de
abajo.

—¡Mierda santa, tío! ¿De dónde has sacado estas?

Se hizo el interesante. Niall vivía para los deportes. Béisbol, baloncesto, fútbol,
tenis, golf… nómbralo y seguro que él estaba en ello. Apenas veía nada en televisión
que no fuera ESPN o Fox Sports, y era una fuente de estadísticas andante.

—No fue fácil, pero tengo un amigo —dijo Niall con una sonrisa de orgullo,
mirando a Louis.

Me mordí el labio inferior.

—Apuesto a que no.

—Así que, ¿quieres ir?

—¿Eh?

—¿Quieres ir?

—¿Tú y yo?

—Sip.

—¿Por qué?

—¿Eh? —cualquiera diría que le había dado un manotazo en la frente.

Detrás de él, Louis frunció el ceño.

—¿Por qué me lo estás pidiendo? ¿Qué hay de aquella chica de la cafetería? —
levanté el sobre hacia él, reacia a dejar pasar tal evento, pero recelosa de estar a solas
con otro de mis mejores amigos—. Deberías pedírselo a ella.

Niall parpadeó.

—Hum, no la conozco tan bien —miró a Louis, y luego a mi otra vez—. Además, a
nadie le gustan los Dodgers como a ti. Pensé que saltarías ante la oportunidad.

Cierto. Nacida en LA, me había trasladado por la universidad y me había quedado
aquí en la costa central por el trabajo y la compañía. Aunque añoraba mi Big Blue
Wrecking Crew y mis amigos lo sabían.

—¿Y por qué le pediría a una chica que casi no conoce hacer ese viaje? —Añadió
Louis—. ¿Y si se daba cuenta a medio camino que de no le gustaba la chica? Es otra
hora y media hasta allí y tres horas para volver después del partido —se encogió de
hombros.

Niall asintió.

—Seh. —Posó su esbelto culito embutido en tejanos en mi mesa, demasiado cerca
para mi paz mental últimamente, pero no más cerca de lo que solía—. Vengaaa, sabes
que quieres.

Miré el sobre, todavía estrujado entre mis dedos. Sonriendo, tomé las entradas de
nuevo.

—Tendremos que salir el viernes a mitad del trabajo.

—¿Y?

—¿Lo arreglas tú con Young? Es mañana.

—Sí, ¿y? Dirá que sí. Tienes tiempo extra que gastar. —Niall trabajaba en
contabilidad y salarios, no como Louis y yo que estábamos en soporte técnico. Así que
él sabía en serio si tenía tiempo extra. Sorprendiéndome, me dio golpecitos en el
hombro—. Pensé que te animaría.

Le miré a los ojos, de un bonito azul rodeado por espesas cejas marrones. Culpa.
Esto era culpa. Todavía se sentía mal por haberme presentado a Harry. ¡Diablos!

Conociendo a Niall, realmente me estaba intentando hacer sentir mejor. Yo estaba
viendo motivos ulteriores en un gesto puramente inocente.

—Bueno... —sonreí.

Louis resopló y se volvió a dejar caer en su lado del cubículo.

—Oh, venga, pero si vas a ir.

Resultó que tenía razón.

* * *

Salimos de la oficina a las doce del viernes. Vestida con mi jersey azul y blanco y
mi gastada gorra de los Dodgers en la cabeza, me subí al asiento de pasajeros del
enorme Explorer de Niall y partimos. Escuchamos otro partido en la radio por
satélite casi todo el camino, cambiando a la lista de música favorita de su ipod
cuando el partido se ponía realmente aburrido.

Era genial. Niall era Niall, lleno de deportes y de risas. Tenía esa exuberante
inocencia en él que le hacía parecer siempre joven y bullicioso, a pesar del hecho de
que tenía casi mi misma edad. A mí no me iban tanto los deportes como a él, pero
sabía lo suficiente de MLB para seguirle. El trayecto por la costa era bonito, y el aire
de finales de verano era lo suficientemente agradable como para que no encendiera el
aire acondicionado y abriera las ventanas. Miré las olas cuando pude. Fue algo
decepcionante llegar al Dome repleto de humo de LA, pero la anticipación del
partido compensaba. Los asientos eran tan fabulosos como pensábamos. El amigo de
Niall tenía entradas de temporada, tercera base justo en línea con la primera base.

Era una sección en la que, en mis muchos años de venir al estadio de los Dodgers,
todavía no me había sentado, así que fue divertido. Me metí en la excitación del
partido y me perdí en él durante el tiempo que duró. Lo pasé muy bien, aunque
ganaran los Giants.

Como fue un 2 a 1 cercano a shutout que casi se convirtió en dos lanzamientos
extras, la excitación mantuvo a todo el mundo en sus asientos hasta el mismísimo
final, así que el aparcamiento estaba hasta los topes. Tardamos casi una hora en
llegar a la I-5 y salir del tráfico, y para entonces era medianoche.

—Ey, tengo hambre —dijo Niall, la autopista estaba frente a nosotros—. ¿Tienes
hambre?

Estimé cómo estaban los perritos calientes y la cerveza de mi estómago. No había
dejado mi asiento desde el tercer lanzamiento, así que aquella triste excusa de
comida se había desvanecido hacía horas.

—Comería algo.

Condujo saliendo de la ciudad y encontramos un restaurante abierto toda la
noche. Pedí sándwich de pollo y Niall una hamburguesa y un BLT con ensalada.

¿Mencioné que es un atleta? Seh, bueno, también tiene ese genial metabolismo que le
permite comer como un toro y no ganar peso jamás. Bastardo.

Cuando acabé, él todavía estaba comiendo, así que me di un homenaje con un
helado con caramelo derretido. El agradable día y el partido animado me habían
puesto de buen humor. No me di cuenta hasta que estuve a mitad de cucharada de
que estaba murmurando hum-hum y que él me estaba observando. Finalmente noté
que no había movimiento al otro lado de mi mesa y levanté la vista, sacando la
cuchara de mis labios. Su mirada estaba en la cuchara, un trozo de carne, olvidada,
entre sus dedos.

Oh-oh. De golpe, fui bastante consciente de que él era un hombre y yo una mujer.
Era una de esas miradas. Maldición, me las había apañado para olvidarme del sexo
durante unas horas, y ahora volvía como un maremoto, haciéndome retorcerme un
poco en mi asiento.

—Harry es un maldito idiota —declaró Niall, levantando los ojos hasta encontrar
los míos—. ¿Cómo te pudo herir? —Un poco de su acento sureño nativo se dejó notar
en la frase. Desafortunadamente, eso lo encontré sexy.

Más seguro mirar el helado con caramelo que tenía frente a mí.

—No es culpa tuya, Niall.

—Pero yo lo siento. Cuando os presenté pensé que te trataría bien. —Ay,
maldición, ahí estaba otra vez el acento. "Bien" apenas tiene dos sílabas. Debía estar
cansado.

—Durante un tiempo lo hizo. —Levantando la cabeza para otra cucharada, le pillé
mirando de nuevo.

Meneando la cabeza, se recostó y empujó apartando el plato vacío y cogió su
servilleta.

—Es un maldito idiota.

Ay dios, ¡pero qué bonita mandíbula tenía! Incluso bajo la suave sombra de barba
que le había crecido, la graciosa línea de debajo de su oreja, donde el cuello se unía
con la cabeza, bajaba hasta su barbilla suavemente redondeada. Sin la barbita y el
corte de pelo masculino, Niall podría casi ser andrógino. De cara, por lo menos. Tal
vez no tanto de cuerpo. Tendría que perder un montón de tono muscular de su
cuerpo para parecer una mujer. Mmm, músculos bonitos, mostrados por sus ceñidas
mangas del jersey. Sus habituales pelos de punta rubios estaban apelmazados por
haber llevado y sudado una gorra todo el día. Creo que casi lo podría oler y,
desafortunadamente, el olor no me repelía.

A diferencia de con Zayn o Liam, el tema de salir en pareja había surgido entre
Niall y yo una vez, brevemente. Igual de rápido lo habíamos dejado estar de mutuo
acuerdo. No lo habíamos mencionado más. Y en verdad no debería mencionarlo de
nuevo.

Pero si era sólo sexo...

No, me dije firmemente, raspando el caramelo fundido del fondo de mi plato con
la cuchara.

Aún así, volví a cambiar de posición en mi asiento, las costuras de mis tejanos
presionando en un lugar delicado.

Levanté otra cucharada llena de helado y caramelo caliente hacia mis labios,
intentando no ser sugestiva. Pero un recuerdo repentino de Harry y su precioso
cuerpo duro y cómo solía extender chocolate por mis pechos y luego lamerlo, hizo
eso imposible. La fría cucharada acarició mi lengua, seguido por un caliente uouuou-uou chocolate y mis labios se cerraron sobre la cuchara asegurando que los
suculentos sabores no desaparecieran. Era demasiado tarde para suprimir el suspiro
que me salió por la nariz mientras devoraba la cucharada. Abriendo los ojos, le vi
observando de nuevo.

No estaba intentando seducirlo. De verdad. El helado era así de bueno.

Ya.

Con una sonrisita, Niall apartó aun más sus casi vacíos platos y llamó a la
camarera por la cuenta.

Salimos del restaurante y volvimos al Explorer. Niall encendió el coche y el dial
de deportes de la radio empezó a soltar una disertación sobre la carrera de un famoso
jugador del extremo del campo y la sospecha de drogas. Pero Niall no puso en
marcha el coche. Quedó sentado mirando por el parabrisas un buen rato, ambas
manos en el volante. Yo estaba callada. Me miró, y luego otra vez adelante.

Miré por el parabrisas también y casi gemí. Lo vi. Una enorme señal verde y
amarilla. Holiday Inn. "Libre" parpadeaba debajo de ella.

Sigue adelante. Pero tenía un presentimiento.

—Ey, ____ —empezó, con la voz profunda incluso aunque se esforzaba por no
tenerla—, estoy realmente muerto.

—Ha sido un día muy largo —concordé, con voz suave.

—¿Qué opinas de pasar la noche aquí y conducir mañana por la mañana? —Oh,
seeeh, el acento sureño era algo tangible en el coche, como una cálida manta bajo la
que acurrucarse.

—Nos perderemos el partido. —Sóftbol. Vida normal. Probablemente no debería
hacer esto. Olvidar el hecho de que ninguno de los dos había empaquetado una
maleta.

Él asintió lentamente. Sus manos regresaron al volante y se giró un poco hacia mí,
con un gran hombro apoyado contra el respaldo de su asiento.

—Es que creo que no puedo. A menos que... —podía ver la preciosa curva de sus
pestañas, pero las luces de los coches al pasar y las farolas hacían sus ojos mucho más
oscuros de lo que eran. El oscuro concordaba con el peso de su mirada—, tú puedas
conducir.

¡Claro! Nos tendría a los dos en casa en un abrir y cerrar de ojos. En vez de eso, me
lamí los labios y me incliné un poco hacia él.

—Tampoco creo que pueda.

Él me miró. Yo le miré. Los coches al pasar dieron luz a su cara, luego sombras. Un
anuncio de Budweiser reemplazó al informe de cotilleo, un gran camión hizo
retumbar el pavimento cuando nos pasó. Su cara se acercaba más. ¿Yo me estaba
inclinando otra vez, o era él? Tal vez ambos. No importaba. Su mano llegó, dedos
callosos rozando mi barbilla antes de subir hasta mi gorra y apartarla.

Nos estábamos besando.

Era extraño. Sólo se tocaban nuestros labios, nada más. Mis manos continuaron
plácidamente en mi regazo, mi codo en la consola entre nosotros. Ambos estábamos
en incómodos ángulos. Pero era agradable. Realmente agradable. Tenía unos labios
suaves y flexibles, y parecía un poco indeciso al usarlos, no tanto incitante como
dubitativo, lo que me hizo inclinarme más. Su boca se abrió ligeramente, pero no
había lengua, sólo un masajeo de labios, lo que era tanto agradable como frustrante.

Cuando mi costado empezó a darme punzadas por culpa del extraño ángulo, me
separé.

—Uau —susurró él.

—Seh. —Igual de susurrante.

Se lamió los labios.

—Dilo y conduciré a casa.

Mirándole los labios, meneé la cabeza.

—Es realmente tarde.

Niall condujo por la calle, aparcó, y salimos. No nos tomamos de la mano. No
soltamos risitas. No hicimos ninguna de esas cosas que harían los amantes. Intenté
no pensar demasiado en lo que estaba pasando porque si lo hacía, me acojonaría. Le
seguí a la brillantemente iluminada entrada hasta el mostrador de recepción y me
mantuve justo detrás de su brazo izquierdo mientras él saludaba al recepcionista.

—¿Tendría una habitación para pasar la noche? —dijo mientras metía la mano en
su bolsillo buscando la cartera.

—Por supuesto, señor —un vistazo educado hacia mí—. ¿Doble o con cama
matrimonial?

—Matrimonial.

Él sabe que vais a tener sexo. Tanto el recepcionista como el hombre barriendo el
suelo detrás de nosotros podían ver que no teníamos equipaje.

Uau.

Niall me estaba mirando.

—Habitación cuatro doce. —Él blandió la llave-tarjeta en su funda verde.

Asintiendo, giré y me encaminé hacia el ascensor. Había un hombre guapo en
quien confiaba siguiéndome a una habitación para pasar la noche. Mi curiosidad
estaba azuzada y cosas en la parte baja de mi cuerpo estaban empezando a caldearse
en respuesta.

—____.

Le observé mientras las puertas del ascensor se deslizaban hasta cerrarse. Cuando
él dio un paso hacia mí, le respondí con un paso a mi vez, levantando mis brazos
para rodearle el cuello mientras nos deshacíamos en otro beso. Le cogí la gorra de la
nuca antes de que cayera al suelo. Esta vez era menos dubitativo. Tal vez la
capacidad de usar su brazo para agarrarme le hacía ser más audaz. Aunque todavía
nada de lengua. No, espera, un dulce roce contra mi labio inferior...

Ding.

Se apartó de mis brazos, recolocándose la gorra en la cabeza y tomando mi mano
libre en la suya para sacarme del ascensor.

El vestíbulo estaba desierto mientras caminábamos, mirando adelante,
apretándonos los dedos el uno al otro.

Pasó la llave por la cerradura y mantuvo la puerta abierta para mí. Entré en
nuestro nido de amor y miré alrededor. Una cama matrimonial enorme cubierta por
uno de esos edredones de hotel horrorosos, verde y amarillo, debajo de una pintura
abstracta con más o menos los mismos colores. Una bonita ventana grande con el aire
acondicionado, justo debajo, ya en marcha. También había una butaca con una
otomana y un escritorio con aspecto poco sólido.

Le oí soltar la tarjeta-llave y lo que sonó como su cartera y llavero sobre el
escritorio. Fuertes manos cayeron sobre mis hombros, su cercanía calentando mi
espalda incluso aunque todavía no me había tocado.

—No tenemos por qué hacerlo. —Ese gruñido sexy llegó por detrás de mi oreja—.
Podemos sencillamente dormir. O hablar.

Asentí. Nada de hablar. Si empezaba a hablar, saldría con motivos para no hacer
esto.

—Podríamos. —Y podríamos. Ya habíamos tenido largas conversaciones en otras
ocasiones. Aunque nunca de noche, solos en una habitación de hotel con una cama
solitaria mirándonos. Girando mi cuello, coloqué mi rostro muy cerca del suyo.
Echándome hacia atrás, descansé algo de mi peso en su fuerte pecho—. ¿Es lo que
quieres?

Unos labios rozaron mi cuello. Hombre valiente. Tenía que estar cubierta del
polvo del estadio y de sudor, pero no pareció importarle.

—No. No realmente. —Un brazo se deslizó alrededor de mi cintura. Jesús, era
fuerte. Podía sentir el potencial de los músculos empaquetados que me rodeaban—.
Pero si estás incómoda...

Me giré entre sus brazos. Extendiendo mi mano sobre su corazón, miré arriba a
esos deseosos ojos azules.

—Si... hacemos esto... —para mí era importante dejar esto bien claro con Niall
antes de que sucediera nada—, esto es todo lo que será, ¿de acuerdo? Sólo sexo.

Él sonrió.

—Esto sí que es un cambio desde la última vez que hablamos sobre nosotros.
Aquella vez, había sido categórica sobre no hacer nada, ni siquiera besarnos. Esta
vez...

—Lo digo en serio.

Se rió.

—No te preocupes, ____. Tú y yo no tenemos futuro. Lo decidimos hace mucho
tiempo.

Sus palabras me hicieron sonreír y sacudieron de mis hombros la tensión que no
sabía que tenía.

—Bien.

Él asintió, acercando más mis caderas para que pudiera sentir la evidencia de su
excitación.

—¿Entonces? ¿Lo hacemos?

—¿Tienes protección?

Él se tensó un poco.

—Sí, pero no quiero que pienses...

Me reí. Tuve que hacerlo. Levantando la mano, cogí la gorra de su cabeza y la
lancé al escritorio, junto a su cartera, y luego le rodeé el cuello con los brazos. Él era
sólo un poco más alto que yo, así que fue fácil. Levantando mi cara hacia arriba,
sonreí.

—Mejor dejemos de pensar durante un ratito, ¿vale?

Una pequeña y sexy sonrisa reemplazó al, igualmente sexy, pequeño fruncido de
cejas, y sus manos se plantaron en mi espalda para mantenerme cerca.

—Suena como que tenemos un plan.

Su beso fue firme, más seguro que los anteriores —y ciertamente más cómodo—
pero todavía había una indecisión que era demasiado intrigante para ponerle
palabras. Como inocente, lo que era casi ridículo dado lo que estábamos a punto de
hacer. Para nada parecido a la pasión arrolladora de Harry o las caricias seductoras de
Zayn o las abrasadoras exigencias de Liam. Deslicé mis manos más arriba para
despeinarle el cabello, dejando que los cortos rizos cosquillearan entre mis dedos a la
vez que usaba el agarre para levantar un poco más su cabeza, abriendo mi boca bajo
la suya y empezando un poquito de exploración con la lengua por mi parte.

Él gimió suavemente, abriendo la boca y la lengua tomando la invitación enviada
por la mía para explorar. Cuando suspiró en el beso, alzó la cabeza para enfocar sus
entrecerrados ojos azules en mi rostro.

—¿Cómo pudo dejarte Harry?

Frunciendo el ceño, tiré un poco más de su cabello antes de apartarme de sus
brazos.

—Nada de hablar de Harry ahora. —O Zayn, o Liam pero tú no sabes lo de ellos.
Dando un paso atrás levanté el brazo y me quité la gorra, dejando caer el cabello
sobre mis hombros. Desde luego no estaba súper sedoso después de estar sujeto en
una gorra todo el día, pero la mirada apreciativa que me siguió a la cama me dijo que
todavía se veía bien. Me giré y me senté en el borde de la cama—. Harry no está aquí.
Tú sí.

Él me siguió, pero no demasiado cerca.

—Lo sé. Es sólo que no lo entiendo, eso es todo.

—No tienes que hacerlo. —Me senté y me eché atrás hasta que me apoyé en los
codos. La posición hacía sobresalir mis pechos, captando su atención. Sonriéndole,
me saqué una de mis zapatillas deportivas, dejándola caer en la moqueta—. ¿Te
importaría mostrarme lo que tienes ahí? —con mi pie con calcetín, señalé su
entrepierna.

Él miró hacia abajo al generoso bulto de sus tejanos y de hecho se lo agarró,
extendiendo sus dedos para cubrir todo lo que pudo de su longitud.

Sonriendo, rápidamente se sacó la camiseta por la cabeza. Un bonito mechón de
vello castaño claro sembraba su perfectamente adorable conjunto de pectorales y
abdominales. No tan marcados como Harry. No, Niall tenía músculos de su casi
constante actividad física. Su pecho entero y hombros tenían un precioso bronceado
marrón, que no obtienes de nada que no sea de estar al sol.

—Bonito —murmuré, sentándome mientras él se sacaba rápidamente los zapatos,
echándolos a un lado. Cuando sus manos fueron a la cremallera de sus tejanos,
alargué la mano—. Déjame hacer eso.

Él dio un paso hacia mí, su sonrisa calentándose hacia una conocedora mueca.

Empezó a inclinarse para besarme, pero eso no era lo que yo quería. Mis manos
sustituyeron a las suyas en la abertura de sus tejanos, y empecé a soltar la bestia que
sentía dentro.

—____ —jadeó, acariciándome el cabello.

Sus calzoncillos blancos estaban llenos, su verga atascada en lo que parecía una
posición de lo más incómoda. Le desabotoné y luego alargué la cinturilla para dejar
que la pobre cosa tuviera algo de aire.

—Ay dios mío —suspiré, dejándole oír mi admiración mientras rodeaba con mis
dedos la gruesa anchura y los dirigía hacia la firme cresta de la rosada cabeza. Una
forma diferente de las otras pollas con las que había intimado últimamente, la cabeza
era realmente grande. Intrigante. Apreté la hinchazón en la polla justo debajo de la
cabeza y observé el claro líquido salir por el pequeño ojo en la punta que me estaba
mirando. Inclinándome, besé dicho ojo, pasando la lengua sobre su salada lágrima.

Del pecho de Niall se escapó un gemido, y la cadera, debajo de mi otra mano,
tembló.

—Jesús, ____.

Qué sonido más bonito. Quería más, así que cerré mis labios sobre la cabeza y lamí
la suave piel, deslizando mi puño lentamente arriba y abajo por su polla. Él mantuvo
aquel precioso gemido, meciendo sus caderas un poquito hacia mí mientras sus
manos agarraban mi pelo. Disfrutando de mi tratamiento, tiré de sus tejanos y
calzoncillos un poco hacia abajo con mi mano libre para poder alcanzar la parte de
atrás y tomar un buen agarre de una firme y suave nalga. Se flexionó bajo mi palma y
apenas cedió cuando intenté clavar mis dedos en él. ¡Maldición, qué hot!
Bombeé y chupé y cosquilleé. Incluso mordisqué un poco. Él se agarró a mis
hombros y me acarició el cabello, haciendo ruiditos sexys. De mala gana solté mi
agarre de su culo y me las apañé para bajarle la ropa hasta las rodillas sin soltar mi
bocadito. Soltando con un plop la punta de mis labios, le di un lametón a lo largo de
su polla, deseándola preparada y húmeda. Le ahuequé los huevos con la mano y
apreté aquel punto justo detrás. Me imaginé que era mi nombre lo que repetía en una
letanía, pero era apenas reconocible excepto por los gruñidos, gemidos y suspiros.

Sintiéndome malvada, me humedecí el dedo corazón superficialmente y fui
serpenteando por detrás de sus bolas hasta la raja de su culo.

—¡Sooo, ____! —en su voz se oía sorpresa, pero nada me dijo que no lo hiciera.
Dejé que el dedo húmedo se contoneara por su fruncido agujero.

—Oh, tío.

Echando una miradita hacia arriba, vi que él tenía la cabeza echada hacia atrás, los
ojos cerrados y se lamía los labios. Le di golpecitos a su cadera con mi mano libre y él
me entendió, meneando el pie para librarse de sus tejanos para que pudiera abrirse
un poco más de piernas, dándome más espacio. Sonriendo alrededor de mi bocado,
le masajeé su agujero. Sus caderas dieron un tirón, y la cálida abertura aceptó un
poco más de mi dedo. Sólo un poco, apenas hasta la primera falange. Siempre llevaba
las uñas cortas, así que sabía que no le arañaría. Él gimió, un sonido que no habría
hecho si no le estuviera gustando.

—¡Ah! —gritó, empujando inconscientemente.

Casi me dan arcadas, sorprendida, cuando él golpeó el fondo de mi garganta.

Determinada, rodeé su verga con mi mano libre, usándola para evitar que fuera
demasiado profundamente.

—¡Mierda!

Mi dedo se introdujo más profundamente, su culo absorbiéndolo. ¡Ostras! ¡Pero
qué guay!

—____, para. Me voy a correr.

Mi respuesta fue chuparle más fuerte. Jamás quise que Harry se corriera en mi boca,
pero sí quería que lo hiciera Niall.

—¡____! ¡Aaaahh!

Una reacción de milésimas de segundo, que seguramente era instintiva, me hizo
relajar la garganta. Él empujó. Su polla se hinchó en mi puño. Entonces una ola de
algo caliente y salado se descargó en mi boca. Luché para tragarme el segundo
chorro cuando vino, y hubiera ido todo bien si no hubiera habido un tercero. Tenía la
boca llena. Semen caliente y denso de sabor salado y a macho me rezumaba de la
boca y caía por mi barbilla hasta gotear en mi camiseta. Su polla medio dura se
deslizó hacia fuera.

Miré hacia arriba y me reí cuando vi su expresión en blanco y como atontado. Me
reí incluso mientras me tragaba su esencia y me la limpiaba de los labios y barbilla.

—¿Qué pasa, Niall? ¿No te ha gustado?

—¿Que si me ha gustado? —gritó, sin aliento. Su cara y cuello estaban sonrojados,
sus ojos brillaban—. Por supuesto que me ha gustado, pero...

Estoy bastante segura de que la sonrisa que me salió habría enorgullecido al gato
de Cheshire.

—A mí también. —Canturreando en susurros, me incliné y le pasé la lengua
suavemente por aquel trocito sexy de piel que tienen los chicos musculosos al final
de sus caderas, el que hace que se forme un dulce triángulo que enmarca su
entrepierna. Hmmmm, ¿había sacado mi dedo de su culo? ¿Había sido eso lo que le
había hecho llegar al límite? ¿Le gustó? Tío, quería volvérselo a meter. ¿Y eso no era
extraño?

—Cariño, así no es como… —Oohhh, ¿el acento sureño se volvía más intenso con
el sexo? Aunque sus caderas se mecían hacia mí, me puso las manos en los hombros
para apartarme de él—. Quiero decir que yo quería... —maldijo cuando intentó
echarse atrás y casi se tropieza con sus tejanos y ropa interior todavía enganchados
en una de sus espinillas.

Riéndome, le agarré el brazo para equilibrarlo y luego le miré a los ojos mientras
me lamía de la barbilla lo último que quedaba de su crema.

—Tú quieres, ¿qué?

Él me miró fijamente mientras se movía de un pie al otro, saliéndose de sus
pantalones y calzoncillos. La mirada fija se veía un poco arruinada por el brillo
hambriento que dirigió hacia abajo, o tomando nota de mis pechos hinchados por
debajo del jersey, o por las gotas de semen sobre él.

—Bueno, no es correcto que yo me corra antes que tú.

Yo me reí.

—¿Ya hemos acabado?

Su expresión boquiabierta no tenía precio.

—¿Acabado?

Sonriendo, me levanté y me apreté contra él, incapaz de resistirme a deslizar las
manos por sus lisas caderas. Su vello corporal era casi dorado, así que le daba a su
piel una especie de brillo metálico.

—Porque no creo que debiéramos. —Deslicé una de las manos hasta acariciar su
polla, que se estaba volviendo a despertar mientras yo le besaba los labios
brevemente—. La mamada fue para hacerte sentir agradecido.

Hubo un ligero resoplido de sorpresa, pero luego rió. ¡Qué sonido más
maravilloso! Bajo, seguro y sexy como el infierno. Deslizó sus manos desde mis
hombros hasta mi cuello, finalmente me agarró de la barbilla.

—Oh, me siento agradecido. —Su beso fue ciertamente mucho más envolvente,
aunque siguió haciéndome perseguir su lengua.

Me eché atrás y, reacia, levanté las manos de su cálida y sedosa piel.

—Ve a la cama y échate de espaldas.

Él alargó la mano hacia mí.

—Pero quiero probarte, cariño. Es tu turno.

Yo agarré el borde de mi camiseta y di otro paso hacia atrás.

—Oh, pero sí tendré mi turno. No te preocupes por mí. Túmbate.

Pensé que iba a rebelarse y tuve una emocionante imagen mental de él
levantándome de golpe y echándome sobre la cama. Pero entonces él decidió
obedecer. Se tumbó sin más. El pequeño bate de béisbol que tenía por polla estaba
otra vez duro.

Tan rápido como pude, me quité la ropa, consciente de su mirada apreciativa. No
me sentí tan desnuda con él como con los otros. Qué raro.

—Espero que todavía estés hambriento. —Me encaramé a la cama junto a él. Creo
que estaba confundido, pero sólo hasta que me giré y me senté a horcajadas sobre su
cara.

—¡Ay dulce Jesús! —suspiró él, recliná
ndose y poniendo sus manos sobre mi
cintura para guiarme.

No tuve que darle más órdenes. Su boca encontró mis labios inferiores y empezó a
devorarme. Estaba horrorizada y emocionada por mi audacia mientras me ahuecaba los
pechos, cerrando los ojos y soltando a gran velocidad un montón de obscenidades
que Alex siempre tuvo que arrancarme una a una.

—Ay, joder, Niall —murmuré.

Soltándome los pechos, me incliné, mi cara cerniéndose sobre su entrepierna. Su
polla dio un tirón, inclinándose hacia sus abdominales duros como piedras.

Gimiendo, le rodeé la verga con los dedos, apoyándome sobre los codos.

—¡Oh, joder! —No lo vi venir. Antes de que me lo pudiera meter en la boca, me
golpeó con una tonelada de ladrillos. En un momento estaba en control y al otro estaba temblando, gritando, asfixiándolo con el movimiento de mis caderas. Las manos de Niall me rodeaban la cintura, los dedos se me clavaban en la piel mientras su lengua trasteaba furiosamente con mi clítoris.

Pasó, dejándome jadeando, desmadejada sobre Niall. Gemidos se escapaban de su
garganta mientras seguía dándose un festín con mi coño. Pensé que se moriría
ahogado.

El bate de béisbol volvió a dar señales de vida.

—Mmmmm —ronroneé, volviéndome a inclinar sobre mis codos. Cogí su polla y
la acaricié suavemente—. Eso ha sido bonito.

Él más o menos contestó, pero no pillé las palabras. Su boca seguía llena.

Nos tomamos un tiempo para acariciarnos las partes íntimas con movimientos
lánguidos y amorosos. Ausentemente le chupé la punta de la polla y él me lamió
lentamente del clítoris al culo y de vuelta otra vez. Toda la prisa nos había
abandonado por un momento. Ambos habíamos superado el primer pico, nos
sentíamos satisfechos con probar y dar.

Entonces sentí el dedo. Lo tenía dentro de mi coño, restregándolo por mi punto
caliente, pero entonces lo sacó y empezó a explorar por detrás. O, bueno, por arriba
en nuestra posición de aquel momento. Me tensé. Harry había intentado convencerme
de dejarle meter algo por ahí pero no se lo había permitido, la única cosa en la que
me mantuve firme.

—Lo que es justo es justo —dijo Niall con su acento sureño cuando me sintió
rígida. Su dedo me acarició y fue extrañamente relajante. O tal vez era su aliento
contra mi sexo húmedo e hinchado—. No te haré daño.

—Lo sé —dije, acariciando su verga.

Creo que le estaba chupando la polla buscando consuelo, como un bebé, mientras
toda mi atención estaba centrada en aquella invasión a mi entrada trasera. Mis jugos
proveyeron una buena lubricación, pero aún tenía que contonearlo para meterlo.
Casi se me fueron las ganas por completo. Lo sentía raro. Pero yo le había hecho lo
mismo a él y no le había dejado detenerme. Y, como había dicho, lo justo era justo.
Continuó chupándome el clítoris, lo que ayudó tremendamente. Intenté relajarme.
Intenté disfrutarlo. Intenté ignorarlo.

Me maravillé cuando sentí el gusanillo revoloteando por mi estómago. Uau, vale,
un dedo no estaba tan mal. Se sentía algo así como bien. Todavía raro, pero con mi
clítoris siendo chupado en sus labios, había algo agradable en ello.

Muy raro.

Humedeciendo brevemente mi dedo, le devolví el favor, probando suavemente su
tenso agujerito. Había algo en todo esto muy sucio, muy asqueroso, que me ponía
muy caliente. Mis cuidados en su polla se convirtieron en una auténtica mamada.

Cuando me llegó el siguiente orgasmo, mantuve la boca pegada a su polla,
chupándosela bien chupada. Le sentí arquearse debajo de mí como reacción,
metiendo su dedo en mi culo y haciendo círculos en mi clítoris con su boca mientras
yo gemía y le chupaba en mitad del terremoto que atravesaba mi cuerpo.

—Basta —me aparté de él, oyendo el pequeño chasquido de sus labios cuando,
reacio, me dejó ir. Agarré el bate de béisbol mientras me daba la media vuelta y me
sentaba a horcajadas sobre sus caderas. Justo a tiempo, me detuve—. ¿Dónde están
los condones?

Él se subió dándose impulso con los codos, lamiéndose sus ya húmedos labios.

—Iré a por los c...

—Tú quédate justo donde estás. —Me gustaba verlo totalmente extendido y
desnudo sobre la cama. Realmente debería mostrar más su cuerpo—. ¿Dónde?

—Cartera.

Asintiendo, me giré y en pocos pasos tenía la billetera abierta y encontré dos
pequeños paquetitos en medio de billetes gastados de veinte. Sonreí de oreja a oreja
mientras regresaba donde él, usando los dientes para abrir un paquete.

—¿Siempre llevas contigo un par de condones?

—Bueno, uno nunca sabe.

Me reí mientras él gemía, sus pensamientos desvanecidos cuando le apreté la
polla, agarrándola para ponerle el látex.

—Está bien, Niall. Deberías llevar siempre condones encima. —Le di un
apreciativo achuchón a su enfundada erección antes de volver a encaramarme a su
regazo—. Eres hot. Uno nunca sabe cuando una mujer podría querer montarte.

Se le abrió la boca.

—Hey, yo no...

—Lo sé. —Me concentré en su erección, agarrándola y dirigiéndola a la vez que
me elevaba sobre su regazo, mi mano libre apoyada en la dura planicie de su
pecho—. Pero probablemente deberías —me dejé caer. Oh, ¡sí! Sencillamente no hay
nada como aquel primer deslizamiento de una polla dentro de ti, antes de que tus
músculos se hayan acostumbrado y se agarren más fuerte.

Rugiendo, él se sentó y tiró de mí hacia sus brazos.

—Dulce madre de dios.

—Para nada —me reí tontamente, subiendo mis caderas y rodeándole el cuello
con mis brazos—. Soy sólo yo. ____.

Él descansó su frente en la mía y me agarró mientras yo me mecía en su regazo.
Creo que estábamos muy cerca de una de esas posiciones tántricas que una vez vi en
un libro. Moví mis piernas para rodearle la cintura con ellas. Finalmente entendí lo
de "moler". Antes siempre había pensado que era un término crudo para algo tan
maravilloso, pero ahora lo captaba. Nuestras caderas molían al unísono, haciendo
pequeños círculos y empujes. Si hubiera habido piedras entre nosotros, se habrían
convertido en polvo. Él me tenía como en un abrazo de oso, y su cuello estaba tan
envuelto por mis brazos que casi podía acariciar su mejilla derecha con mi mano
derecha. También nos follábamos las lenguas, y el sabor de mis propios fluidos en
sus labios y lengua me volvían salvaje.

Me corrí una vez con sus gemidos. Su polla, sin lugar a dónde escaparse, pareció
crecer en mi interior. O tal vez es que estaba hipersensible. Lo que fuera, ¡se sintió
increíble!

—Niall, se acerca un home run—murmuré, sintiendo el fuego en mi vientre.

—Batéalo, cariño.

Me moví rápidamente antes de que lo perdiera, empujando hasta que él estuvo de
espaldas y yo inclinada sobre él. Me agarré a las sábanas, levanté las caderas y golpeé
otra vez hacia abajo.

—¡Aaaaggg! —fue más o menos el sonido que hice cuando mis caderas volvieron
a la vida. Mis paredes internas se contrajeron y pude sentir cada milímetro suyo en
mi interior. Mi cuerpo entero se convulsionaba y empujaba, convulsionaba y
empujaba.

—Santa... —empezó a decir él, pero no pudo acabar cuando eché atrás la cabeza y
me corrí, estrangulando su polla. No creo que hubiera podido elegir no correrse
aunque lo hubiera intentado.

Duró una eternidad. Dolió. Mis músculos no podían permanecer de esa manera
por mucho tempo. Creo que empezó a formarse rigor mortis incluso aunque todo
dentro de mí ardía en llamas.

Me llevó un tiempo volver a respirar. Estaba estirada encima del pecho de Niall,
jadeando. Me caía sudor por las sienes, por encima de mis mejillas y barbilla, hasta
caer a su brillante pecho. Miré su pequeño pezón mientras intentaba recomponerme.

El latido de su corazón se fue haciendo más lento, al igual que el mío. Justo
cuando me regresaba el pensamiento coherente, sus manos empezaron a acariciarme
la espalda, las nalgas, los brazos.

Me levanté un poco para inclinarme sobre él.

Su rostro brillaba con placer saciado, sus hinchados labios laxos pero sonrientes.

—Eso ha sido una pasada, cariño.

—Mmmm. ¿Te apetece una segunda ronda?

* * *
Por la mañana, todo fue un poco raro. No había tenido una "mañana después" con
Zayn o Liam, y Harry casi nunca se había quedado a pasar la noche. Niall se despertó
antes que yo (un madrugador, el bastardo). Se las apañó para sacarme de la cama y
meterme en la ducha con la promesa del desayuno gratis que venía con la habitación.

No se me ocurrió hasta que estuve debajo del agua que no es que estuviéramos
terriblemente acaramelados. Excepto por el hecho de que estaba desnuda cuando me
obligó a ponerme de pie, jamás habrías pensado que habíamos tenido un sexo
fantástico la noche antes.

Odiaba vestirme otra vez con mis polvorientas ropas, pero no se podía evitar.

Refunfuñé y bostecé todo el camino hasta el desayuno y me las apañé para animarme
un gofre y un café.

Él estaba a mitad de su tercer plato cuando le pillé observándome.

—¿Qué?

—¿Estamos bien?

Difícil no saber a lo que se refería.

—Por mí lo estamos. ¿Y tú?

Él sonrió.

—Seh, sólo asegurándome. —Un tenedor lleno de huevos fue a su sonriente boca,
y masticó y tragó antes de añadir—: Podríamos probarlo otra vez.

Levanté una ceja por encima de mi zumo de naranja.

—Jesussss, ¿ahora mismo? —Eché un vistazo calmado alrededor del casi desértico
restaurante—. ¿Qué pensarían los vecinos?

—No ahora. Sino… en otra ocasión.

—Tal vez.

Su mirada cayó al plato.

—¿Alguna vez has pensado en... ya sabes... con alguno de los otros? ¿Louis? ¿Zayn?
¿Liam?

Me paralicé. Más que pensar. ¿Lo sabía? No podría saberlo. Ellos no se lo dirían.
Tal vez, sintiendo mi pánico, miró arriba.

—¿No?

Me tragué el zumo de golpe.

—No quiero hablar de eso.

Le vi sorprenderse. No se lo reprochaba. Joder, ¿podía actuar yo de forma más
culpable? Pero por mi vida, es que no sabía qué decirle.

—Ey, ____, que no pasa nada. Sé que ninguno de ellos...

—Por favor, ¿podríamos dejar de hablar de esto?

—Bueno, sí, pero...

—Sin "peros". ¿Por favor? —Por favor no me hagas hablar de esto.

—Seh, de acuerdo, lo siento.

Observé su plato. Todavía estaba medio lleno pero él había tenido ya bastante.

—¿Has acabado? ¿Nos podemos ir?

Él frunció el ceño, luego dejó caer el tenedor.

—Sip, claro. Vamos.

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 4:47 pm

hahahah dios me encanto siguela

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 4:48 pm

hay que cambiar de pagina jajajaj

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 5:10 pm

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 5:11 pm

encanta

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 5:11 pm

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 5:12 pm

novela :D

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 5:13 pm

:P jajajaj quiero cambiar pagina jajjaaja

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 6:30 pm

cambiando pagina jijiji :D :D

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 6:31 pm

por cierto soy nuevo en la pagina jajajaj

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 6:45 pm

jaajja quise decir nueva* jajaaj
bueno de los capitulos que llevas
me encanto el de zayn *.* jajajaja
el de liam fue algo como decirlo
salvaje?.... Jajaja y con niall fue algo
wooo o.o jajajaj como sera el de louis
jajajaj por que soy la unica que
comenta? Hehehhe quiero capitulos
comenten para cambiar pagina
ajjajajaj nose que mas pomer quiero
hacerlo largo hahaha isissisi
no encuentro el libro D: asi que
espero estoy capitulos para leerlos
jajajajaj bueno eso es todo si logro
cambiar de pagina publicaras a cual quier
hora? Por que si no... Ajajja no te creas jajja
solo bromeo jajajajajaj no ya en serio -.- espero
y no tardes en publicar heheheh jajajajaj
bueno ya por que esto ya es un rezo y cuanto
apuestan que no cambio de pagina jajajaj
adios :D

por **alondra-styles** Miér 13 Mar 2013, 6:47 pm

:lloro: ven no cambio hahahaha
desespera esto jajajja

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