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"Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
Chicas por Fin termine el cap =D Aqui se los dejo y acomodare el epilogo q es corto
Capítulo Diez
A la tarde siguiente, ____ se metió un talón bancario en el bolsillo y se fue a los establos para buscar a Nick. Al atravesar la entrada se dio cuenta de que Lucky Hand parecía inquieto y se acercó a él para ver qué pasaba. Nick estaba allí.
—No entres, es peligroso —advirtió él.
—¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Las visitas lo ponen nervioso porque está pro¬tegiendo a un nuevo amigo.
—¿Un amigo? ¿Qué amigo?
—Mira.
Lucky Hand hundió cuidadosamente el hocico en el heno y Silver oyó un débil maullido. Algo se movió entre la paja y de repente apareció un pre¬cioso gatito pelirrojo recién nacido, obviamente disgustado porque lo hubieran despertado de la siesta.
—Pareces dispuesto a rescatarme de cualquier peligro, ¿eh? —bromeó ____.
—No me hubiera gustado ver cómo Lucky Hand coceaba tu precioso cuerpo.
—No me refiero e eso.
—¿A qué, entonces?
—Mi madre me lo ha contado todo.
—Yo no hice nada —dijo Nick, incómodo—. Solo un par de llamadas telefónicas a las personas ade¬cuadas. Eso es todo. Nada de importancia.
—Estoy segura de que es más fácil decirlo que hacerlo.
—Solo pretendía ayudar —contestó Nick enco¬giéndose de hombros—. No quería verte dilapidar la herencia de tu abuela si el tema podía arre¬glarse de otra manera. Ya te dije que tenía buenos contactos.
—Gracias —dijo ella con cierta distancia, el tem¬peramento de los Braybourne no toleraba bien la ayuda exterior, aunque supusiera la salvación frente a un desastre.
—No pareces muy convencida —comentó Nick con una sonrisa.
—Por favor, no me malinterpretes. Te agradezco enormemente lo que has hecho, pero...
—¿Pero?
—No esperaba que llegara un caballero andante sobre un caballo blanco para resolver todos mis problemas. En realidad estaba preparando un plan para resolverlos yo misma. Es una cuestión de orgullo familiar, ¿lo entiendes?
—Sí, lo entiendo, pero no tienes nada que re¬procharte, trabajas todos los días de la mañana a la noche y luchas denodadamente para que el ran¬cho salga adelante. Simplemente, has tenido un momento de mala suerte, eso le puede pasar a cualquiera, pero tu honor queda a salvo.
—Gracias, de todas maneras...
—Ya, te disgusta recibir ayuda ajena en cualquier caso, lo entiendo. ¿Quieres que te pida perdón? —preguntó él acariciándole la barbilla—. Las reglas de la buena educación se vuelven algo confusas en este punto, ¿no?
—Por tu forma de hablar, parezco una desagra¬decida, pero no se trata de eso, créeme. La cues¬tión es que tú...
—¿Qué quieres de mí, ___? —preguntó Nick muy en serio, pero con una expresión inescruta¬ble.
—Y tú... ¿qué quieres de mí? —contraatacó ella al no encontrar una respuesta que explicara clara¬mente sus sentimientos.
—Yo te lo he preguntado primero —dijo Nick, acariciando su rubia melena.
—Quiero que aceptes este talón bancario, dé¬jame compensarte por tu ayuda.
—Imposible. Te lo estás tomando demasiado en serio, ____, ya te he dicho que solo he hecho un par de llamadas, nada más. Solo he tenido que convencer a cierta gente de que el rancho tiene un gran potencial si lo diriges tú.
—¿Y... han invertido en nosotros sin más?
—Efectivamente.
—O están locos o les sobra el dinero.
—¿Eso importa?
—No, supongo que no. Pero todo depende de los términos del acuerdo. No quiero que unas per¬sonas desconocidas empiecen a tomar decisiones importantes sobre las actividades del rancho, deja¬ría de ser mío, dejaría de ser nuestro.
—No te preocupes, _____ el trato será generoso y justo. Ya te he dicho que saben que el futuro del rancho depende de lo que tú seas capaz de hacer con él. Y me han creído, sin complicaciones. Todo lo que necesitas es un crédito temporal, para salir adelante.
—No estoy segura —dijo ____—, parece demasiado fácil. ¿Y... John Tom? —preguntó de repente, no quería crearse un enemigo en el vecindario, aunque no pensaba casarse con él mientras estuviera ena¬morada de otro—. Mi padre me ha dicho esta ma¬ñana que John Tom le había propuesto comprar a Lucky Hand, al saber que nuestro asunto bancario estaba resuelto. Quiere atraparme por alguna parte.
—Pero no han firmado nada todavía, ¿no?
—Creo que no.
—Ya, bueno, pienso que lo mejor es que los dos volvamos al trabajo, ¿no crees?
—Sí, eso será lo mejor. Nick... te amo —le es¬petó sin más mientras recogía las riendas de Lucky Hand, antes de escrutar su rostro con disimulo y encontrar solo estupefacción, por lo que se apre¬suró a añadir—: Te amo y te respeto por haberme sacado de este atolladero. Todavía no sé cómo, pero buscaré la forma de compensarte debida¬mente. Muchas gracias.
—_____, insisto en que no ha sido nada del otro mundo —contestó él tras dudar durante unos se¬gundos.
—Yo creo que sí.
—Te aseguro que mi decisión no ha sido tan no¬ble como tú te imaginas —dijo Nick—. Lo he he¬cho por interés propio.
—No me lo creo.
—_____, escúchame, yo no soy lo que tú piensas que soy. Tengo que contarte un par de cosas sobre mi pasado, sobre por qué vine a Cecil.
—No me importa tu pasado.
—Te importaría si lo conocieras, créeme. Bus¬quemos un sitio tranquilo donde podamos char¬lar.
Acababan de entrar en la oficina cuando Tater irrumpió excitado.
—_____, ven ahora mismo, se ha roto el cercado de los potros jóvenes y han salido disparados en todas direcciones, tenemos que atraparlos y arre¬glar la valla.
—¿Dónde están Billy y Ed?
—Ed está enfermo y Billy se ha marchado a Cecil para comprar alambre de espino.
—De acuerdo, voy para allá. Hablaremos más tarde, ___, ¿vale?
—Claro, no te preocupes, no voy a desaparecer del mapa. Estaré por aquí con Lucky Hand. Y tú..., lo mejor es que te marches ya, antes de que los potros crucen la frontera de Tennessee —bro¬meó ella.
—Bien, nos vemos luego —dijo besándola abrup¬tamente.
Ella se quedó sentada en la oficina durante unos minutos, saboreando los sonidos y los olores del rancho, un rancho que atesoraba toda su his¬toria familiar y que había estado a punto de per¬der ese mismo día. No sabía cómo, pero NIck ha¬bía conseguido integrarse en el paisaje de los Braybourne en tan solo dos semanas. Ojalá fuera para siempre. Por alguna razón, el último beso de despedida le permitía soñar con un futuro en co¬mún. Sonó el teléfono.
—Diga —contestó _____.
—Hola, buenas tardes, quisiera hablar con Nick Jonas..., hum, digo con Nick Jerry, por favor.
—Lo siento, pero no está aquí. ¿Desea que le deje una nota?
—Sí, por favor. Dígale que llame a Joe, él co¬noce mi número de teléfono. Gracias.
_____ colgó el teléfono, confusa. ¿Quién era Nick Jonas? ¿Había cambiado de nombre Nick por alguna razón? ¿Habría cometido algún delito? Su cerebro luchaba por colocar la palabra Jonas en su lugar correspondiente, lo cual quería decir que la conocía de antemano. ¿Dónde había oído ella la palabra Jonas hacía poco? Se estrujó la mente. Eso era, no la había oído, la había leído en una re¬vista. Salió de la oficina a toda velocidad y cruzó los establos a la carrera. Cuando llegó a su casa, se coló en la sala de estar sin saludar a nadie y se puso a buscar como una loca un ejemplar reciente de la revista Estilo rural sofisticado. Encontró el artí¬culo que buscaba sobre la familia Jonas, unos em¬presarios multimillonarios que poseían negocios tan importantes como para cotizar en bolsa por todo el país. El reportaje se había realizado en el rancho WindRaven, la casa natal de la familia en Virginia. Allí estaban las magníficas fotos del ma¬trimonio Jonas posando con elegancia junto a la piscina de diseño. Y allí había también una foto de Nick. Atónita, se puso de pie y dejó que sus lágri¬mas se derramaran a raudales.
—Hijo de mala madre —lo insultó en voz alta—. ¿Qué has hecho conmigo? ¿Pasar un buen rato con una aldeana? ¿Es todo esto una broma monumental? ¿O quizá una apuesta de un niño rico, mi¬mado y aburrido?
Por supuesto que se trataba de una broma, ¿qué otra cosa podría ser?. «¿Cómo has podido dejarte engañar, ____? Eres idiota», se recriminó. Cerró los ojos un momento para aquietar el dolor de su cora¬zón y salió de la sala. Su madre bajaba las escaleras en ese momento y vio su expresión de sufrimiento.
—¿Qué pasa, ____?
—No te preocupes, lo voy a arreglar ahora mis¬mo —dijo _____ saliendo de la casa sin más explica¬ciones.
Buscó a NIck en los establos, pero no lo encon¬tró, debía estar todavía reuniendo a los potros y arreglando la valla. Descorazonada, pensó que al menos el descubrimiento de su verdadera identi¬dad explicaba todas las contradicciones de ese hombre del que se había enamorado. Sintió cómo su sangre hervía al imaginarlo charlando con sus amigos y presumiendo de su conquista: «Hicimos el amor en los establos varias veces, era una chica in¬genua, pero no carecía de atractivo», diría él. El do¬lor amenazaba con destruir su fortaleza, pero hizo un esfuerzo y lo convirtió en cólera. Con paso deci¬dido, entró en su habitación, sacó la vieja bolsa de viaje del armario y metió a trompicones todas las pertenencias de él, ahogando los sollozos. Cuando hubo terminado, soltó la maleta de Nick sobre el centro de la cama y se sentó en una silla a esperar.
Nick trabaja con impaciencia, quería terminar de una vez la conversación que había iniciado con _____. Cuando llegó de vuelta a los establos, miró en la oficina y luego en el compartimiento de Lucky Hand, pero no había ni rastro de ella. De¬seaba abrazarla y decirle lo mucho que la amaba, antes de explicarle el misterio de su auténtica identidad. Se había quedado estupefacto cuando ella le había dicho «te amo». Aunque luego había matizado su afirmación, Nick sabía que ella lo amaba y quería que supiera cuanto antes que era correspondida. Ya imaginaba un futuro de amor eterno lleno de hijos y de devoción por el trabajo en el rancho. Abrió con prisa la puerta de su habi¬tación para dirigirse al cuarto de baño y secarse el sudor de la frente con una toalla. Se detuvo al ver a ____ inmóvil, sentada sobre la única silla.
—¡_____! ¿Qué haces aquí? —preguntó asom¬brado.
Ella no dijo nada, pero lo miró con ojos som¬bríos y atormentados.
—Tater y yo hemos tenido que sacar a uno de los potros del arroyo, me he caído en el barro —dijo sacudiéndose los pantalones con las manos—. Al fi¬nal lo logramos. Tater y Billy están ahora arre¬glando la valla.
Ella le arrojó la revista contra el pecho y él la re¬cogió antes de que cayera al suelo.
—Página cuarenta y dos —dijo ella.
NIck miró la revista y su corazón dio un vuelco al reconocer el nombre de la publicación. Se ha¬bía olvidado de la existencia de ese artículo, en rea¬lidad la entrevista había sido idea de sus padres, aunque su madre le había comentado hacía meses que pensaba incluir una foto de él, el único heredero del emporio Jonas. Miró a ____, y vio que sus ojos lo miraban tan fríos como una noche po¬lar. Intentó decir algo, pero ella lo detuvo.
—Me he estado preguntando qué hace un chico como tú en un sitio como este. Y, ¿sabes lo que he pensado? Me parece imposible que un playboy multimillonario se deje caer de repente por Cecil, Kentucky, a no ser que se trate de una broma, con el fin de poderte reír a gusto de mí y de mi familia junto a tus amigotes en vuestras lujosas reuniones sociales. La típica travesura egoísta e intrascen¬dente de un ricachón mimado por la suerte.
—No era una broma —acertó a decir Nick—. Era una apuesta.
—Una apuesta —repitió _____ automáticamente mientras sus ojos verdes se tornaron grises como el acero y ella se llenaba de furia.
—Sí, una apuesta con mi primo Joe.
—¿Joe? ¿Es ese el primo que ha llamado a pri¬mera hora de la tarde preguntando si podía ha¬blar contigo, mejor dicho con Nick Jonas...?
«Lo mato», pensó Nick.
—Sí, es mi primo y, además, me está ayudando a hacer unas transacciones financieras.
—Pues gracias a él empecé a preguntarme dónde había oído ese nombre, el nombre de una familia multimillonaria procedente de Virginia, y recordé haber ojeado esa revista.
—_____, no quiero que me malinterpretes.
—No te malinterpreto, simplemente me he dado cuenta de que te has estado riendo de mí desde el primer día, de que he sido el objeto ino¬cente de una gran broma de la alta sociedad.
—Eso no es cierto. Estaba aburrido y me pro¬puse vivir como una persona normal durante una temporada para intentar encontrarme a mí mismo. Señalé a ciegas un punto sobre un mapa y correspondía a Cecil. Cuando llegué conocí a Tater y el resto de la historia la conoces tú mejor que nadie —Nick observó un destello del dolor que ____ pretendía ocultar por debajo de su enfado. Se acercó a ella y trató de abrazarla, pero ella le dio una sonora bofetada y se alejó de él.
—No te atrevas a tocarme —le advirtió colérica.
—_____, déjame explicarte, por favor. . —No hay nada que explicar. Te aburrías y saliste en busca de un poco de diversión, querías rebo¬zarte un poco en el barro como un niño pequeño y aprovechaste mi existencia para aderezar el juego con un par de orgasmos, que luego se con¬vertirán en materia de bromas y risas con los ami¬gos.
Nick se veía incapaz de arreglar las cosas, de¬seaba compartir sus sentimientos con ____, pero ella estaba cerrada en banda. Se sentía do¬lida y engañada y, sin duda, tenía razones para estarlo. Nick se merecía el trato que estaba reci¬biendo.
—He deseado contártelo muchas veces, ____, desde aquel primer día en el local de Loretta, pero... Maldita sea, ____, yo te amo, pero antes de declararme quería explicarte mi verdadera identidad.
—Tu primo Joe te ha ahorrado ese trabajo. Además, no pienses que vas a engañarme más con tus promesas de amor, ya no te creo, ahora sé que eres un mentiroso. Quiero que salgas de mi ran¬cho lo antes posible para perderte de vista para siempre —dijo ella acercándose a la cama para to¬mar su bolsa de viaje y dársela—. Vete.
—¿Qué te parece que construyamos un futuro juntos? —preguntó Nick disparando su último car¬tucho.
—Eso es un cuento chino con unos cimientos muy endebles.
—Dame una oportunidad.
—Prefiero seguir mi propio camino yo sola.
—Te amo, ____.
—Deshonras esas palabras —dijo ____ abriendo la puerta—. Por favor, márchate ya y no vuelvas.
Nick la miró y pensó en el amor que acababa de perder porque no había tenido el valor sufi¬ciente para confesarle la verdad cuando empezó a sentirse enamorado. Pensó explicarse de nuevo, pero ____ era tozuda y había recibido una impre¬sión muy fuerte. Lo mejor sería dejar que las cosas se calmaran un poco.
—Este asunto no se acaba aquí —afirmó Nick sa¬liendo de la habitación.
—Por supuesto que sí —contestó ella dándole un portazo en plena cara.
Nick recorrió los establos en silencio y se des¬pidió con un ademán de Lucky Hand y del gatito que le hacía compañía. Salió al patio y se montó en la destartalada camioneta cuando apareció Tater.
—¿Te marchas, muchacho? He estado escu¬chando a ____ desde los establos, siempre ha te¬nido mucho genio. Pero no te preocupes por mí, yo entiendo que en ciertas ocasiones un hombre necesita cambiar de vida.
—No pretendía herir los sentimientos de nadie, y mucho menos los de _____.
—Lo sé, muchacho. Pero es mejor que te vayas, antes de que ella salga y empiece a tirarte cosas a la cabeza.
Nick encendió el motor y sacó medio cuerpo por la ventana para estrecharle la mano a Tater.
—Por favor, despídeme de Aggie y Harden...
—Lo haré, no hay ningún problema.
—Y..., otra cosa, dile a ____ Braybourne que ni se le ocurra pensar que esto acaba aquí.
—Lo haré. Que tengas buena suerte.
—Volveremos a vernos pronto —prometió Nick.
—Demonios —dijo Tater soltando una carca¬jada—. No piensas dejarla escapar, ¿eh? Bien he¬cho, chico, cuento contigo.
Varias semanas más tarde, Nick estaba tum¬bado sobre un sofá de WindRaven y apagó el telé¬fono móvil, arrojándolo sin muchos miramientos sobre la mesa.
—¿Y bien?—preguntó su primo Joe.
—Maldita sea, esa mujer es más tozuda que un asno, se niega a hablar conmigo. Y, la verdad, no sé qué hago yo hablando contigo, eres el culpable de todo este desastre.
—No empieces con ese tema otra vez, no me equivoqué a propósito, solo quería hacerte una consulta sobre el asunto Braybourne.
—Lo sé, Joe, lo sé. En realidad la culpa es mía, debí contarle la verdad la primera vez que la to¬qué, pero... ¿cómo podía imaginarme que iba a enamorarme? Ni siquiera he sabido hasta ahora lo que es el amor. Estoy decidido a casarme con ella aunque sea la última cosa que haga en toda mi vida.
—Pues prepárate para dar la noticia a tus pa¬dres, creo que ya estaban pensando en otra novia para ti.
—Acataran mi decisión. No puedo esperar más, Joe, me marcho mañana a verla. Tater me ha confirmado que va a correr la Copa Rosemont y quiero estar presente.
—¿Piensas darle los papeles que atestiguan el pedigrí del caballo?
—Creo que los guardaré para darle una sorpresa cuando nos comprometamos. No deja de sorpren¬derme la coincidencia, en realidad estábamos ya unidos por un caballo antes de conocernos.
—Ha sido una suerte poder seguir su rastro. Al¬guien robó el caballo cuando murió su primer propietario y se perdieron sus papeles, el caballo cambió de nombre y finalmente de propietario en una partida de póquer. Pero ahí está, preparado para correr la Copa Rosemont. Buena suerte, primo —dijo Joe despidiéndose—. Dile a los Bray¬bourne que estaré encantado de conocerlos el día de la boda.
La noche anterior al día en que se iba a cele¬brar la Copa Rosemont se presentó fría y lluviosa en los establos del hipódromo de Kearney. Silver llevaba varias semanas ensimismada, pensando en lo que podría haber sido y nunca sería, pero agra¬deciendo de todo corazón la ayuda financiera prestada por Nick: sus padres parecían haber re¬juvenecido diez años.
—Maldito seas, Nick —dijo acariciando el ho¬cico de Lucky Hand con un tono que estaba a me¬dio camino entre el insulto y el afecto—, ¿Por qué no puedo olvidarte? Quiero olvidarte, de verdad —añadió, sintiendo cómo las lágrimas corrían de nuevo por su hermoso rostro—. Dios mío, cuánto te echo de menos, Nick.
—Yo también te he echado de menos, ____ —dijo Nick apareciendo entre las sombras.
Atónita, _____ lo miró mientras su pulso se ace¬leraba escandalosamente y sus ojos brillaban ena¬morados, incapaz de ocultar sus sentimientos al verse sorprendida por su inesperada presencia.
—¿Qué haces tú aquí? —susurró por fin.
—Por favor, concédeme unos minutos antes de decidir si quieres dejar de verme para siempre.
—De acuerdo —consintió ella, conteniéndose para no lanzarse a sus brazos y besarlo una y otra vez sin atender a razones de ningún tipo.
—Estoy enamorado de ti, ____, tú eres la única mujer que puede hacerme feliz, la única mujer a la que podré querer jamás. Mi corazón dio un vuelco la primera vez que te vi.
—El mío también —dijo ____.
—Y al conocerte mejor, he descubierto en mí va¬lores trascendentales que antes se me pasaban de¬sapercibidos, como el honor, el respeto, el es¬fuerzo y la vocación.
—¿De veras? —preguntó ella con una sonrisa.
—Créeme. Lo que más deseo en este mundo es es¬tar contigo para seguir aprendiendo a ser una per¬sona digna y merecedora del respeto de los demás durante el resto de mi vida —dijo rodeando su cin¬tura con los brazos—. Por favor, déjame demostrarte cuánto te amo, perdóname por haberme compor¬tado como un idiota. Dame otra oportunidad.
____ acababa de pasar la peor época de su vida, decidida a olvidarse del amor de aquel ve¬rano, pero sin conseguirlo. Amaba a Nick y lo sa¬bía, así que... ¿por qué no darle otra oportuni¬dad...? Pero deseaba hacerlo sufrir un poco más.
—Me asombra que seas capaz de portarte con tanta humildad, nunca creí que fueras capaz.
—No lo era, he tenido que comprarme un libro de autoayuda para aprender a tragarme el orgullo y suplicar perdón —explicó Nick con una sonrisa.
—Ya veo. ¿Y... no has pensado en arrodillarte?
—¿Arrodillarme?
—Sí, resulta más convincente cuando se trata de una súplica.
—Ni hablar —dijo Nick mirando a su alrede¬dor—. Estos pantalones me los acabo de comprar.
Ella rió y le echó los brazos al cuello.
—Ese es mi chico, sabía que la humildad no du¬raría mucho, se contradice con tu carácter.
—Te hago una apuesta.
—Dime.
—Si me arrodillo delante de ti, te voy a pedir dis¬culpas de una manera que no podrás olvidar jamás —dijo él apretando sus nalgas y atrayéndola hacia sí para que pudiera sentir su erección.
—Se te olvida un pequeño detalle —rió ella—. Si te entretienes pidiéndome disculpas ahí abajo, no te va a quedar tiempo libre para pedirme que me case contigo antes de que se dispute la Copa Rosemont.
—No te andas por las ramas, ____. ¿Es eso el re¬sultado de una esmerada educación sureña en una dama?
—Acostúmbrate. Cuando una dama del sur quiere algo, nada se interpone en su camino.
Saben estoy pensando en hacer otra adaptacion, en un momento pongo el epilogo
Capítulo Diez
A la tarde siguiente, ____ se metió un talón bancario en el bolsillo y se fue a los establos para buscar a Nick. Al atravesar la entrada se dio cuenta de que Lucky Hand parecía inquieto y se acercó a él para ver qué pasaba. Nick estaba allí.
—No entres, es peligroso —advirtió él.
—¿Por qué? ¿Qué pasa?
—Las visitas lo ponen nervioso porque está pro¬tegiendo a un nuevo amigo.
—¿Un amigo? ¿Qué amigo?
—Mira.
Lucky Hand hundió cuidadosamente el hocico en el heno y Silver oyó un débil maullido. Algo se movió entre la paja y de repente apareció un pre¬cioso gatito pelirrojo recién nacido, obviamente disgustado porque lo hubieran despertado de la siesta.
—Pareces dispuesto a rescatarme de cualquier peligro, ¿eh? —bromeó ____.
—No me hubiera gustado ver cómo Lucky Hand coceaba tu precioso cuerpo.
—No me refiero e eso.
—¿A qué, entonces?
—Mi madre me lo ha contado todo.
—Yo no hice nada —dijo Nick, incómodo—. Solo un par de llamadas telefónicas a las personas ade¬cuadas. Eso es todo. Nada de importancia.
—Estoy segura de que es más fácil decirlo que hacerlo.
—Solo pretendía ayudar —contestó Nick enco¬giéndose de hombros—. No quería verte dilapidar la herencia de tu abuela si el tema podía arre¬glarse de otra manera. Ya te dije que tenía buenos contactos.
—Gracias —dijo ella con cierta distancia, el tem¬peramento de los Braybourne no toleraba bien la ayuda exterior, aunque supusiera la salvación frente a un desastre.
—No pareces muy convencida —comentó Nick con una sonrisa.
—Por favor, no me malinterpretes. Te agradezco enormemente lo que has hecho, pero...
—¿Pero?
—No esperaba que llegara un caballero andante sobre un caballo blanco para resolver todos mis problemas. En realidad estaba preparando un plan para resolverlos yo misma. Es una cuestión de orgullo familiar, ¿lo entiendes?
—Sí, lo entiendo, pero no tienes nada que re¬procharte, trabajas todos los días de la mañana a la noche y luchas denodadamente para que el ran¬cho salga adelante. Simplemente, has tenido un momento de mala suerte, eso le puede pasar a cualquiera, pero tu honor queda a salvo.
—Gracias, de todas maneras...
—Ya, te disgusta recibir ayuda ajena en cualquier caso, lo entiendo. ¿Quieres que te pida perdón? —preguntó él acariciándole la barbilla—. Las reglas de la buena educación se vuelven algo confusas en este punto, ¿no?
—Por tu forma de hablar, parezco una desagra¬decida, pero no se trata de eso, créeme. La cues¬tión es que tú...
—¿Qué quieres de mí, ___? —preguntó Nick muy en serio, pero con una expresión inescruta¬ble.
—Y tú... ¿qué quieres de mí? —contraatacó ella al no encontrar una respuesta que explicara clara¬mente sus sentimientos.
—Yo te lo he preguntado primero —dijo Nick, acariciando su rubia melena.
—Quiero que aceptes este talón bancario, dé¬jame compensarte por tu ayuda.
—Imposible. Te lo estás tomando demasiado en serio, ____, ya te he dicho que solo he hecho un par de llamadas, nada más. Solo he tenido que convencer a cierta gente de que el rancho tiene un gran potencial si lo diriges tú.
—¿Y... han invertido en nosotros sin más?
—Efectivamente.
—O están locos o les sobra el dinero.
—¿Eso importa?
—No, supongo que no. Pero todo depende de los términos del acuerdo. No quiero que unas per¬sonas desconocidas empiecen a tomar decisiones importantes sobre las actividades del rancho, deja¬ría de ser mío, dejaría de ser nuestro.
—No te preocupes, _____ el trato será generoso y justo. Ya te he dicho que saben que el futuro del rancho depende de lo que tú seas capaz de hacer con él. Y me han creído, sin complicaciones. Todo lo que necesitas es un crédito temporal, para salir adelante.
—No estoy segura —dijo ____—, parece demasiado fácil. ¿Y... John Tom? —preguntó de repente, no quería crearse un enemigo en el vecindario, aunque no pensaba casarse con él mientras estuviera ena¬morada de otro—. Mi padre me ha dicho esta ma¬ñana que John Tom le había propuesto comprar a Lucky Hand, al saber que nuestro asunto bancario estaba resuelto. Quiere atraparme por alguna parte.
—Pero no han firmado nada todavía, ¿no?
—Creo que no.
—Ya, bueno, pienso que lo mejor es que los dos volvamos al trabajo, ¿no crees?
—Sí, eso será lo mejor. Nick... te amo —le es¬petó sin más mientras recogía las riendas de Lucky Hand, antes de escrutar su rostro con disimulo y encontrar solo estupefacción, por lo que se apre¬suró a añadir—: Te amo y te respeto por haberme sacado de este atolladero. Todavía no sé cómo, pero buscaré la forma de compensarte debida¬mente. Muchas gracias.
—_____, insisto en que no ha sido nada del otro mundo —contestó él tras dudar durante unos se¬gundos.
—Yo creo que sí.
—Te aseguro que mi decisión no ha sido tan no¬ble como tú te imaginas —dijo Nick—. Lo he he¬cho por interés propio.
—No me lo creo.
—_____, escúchame, yo no soy lo que tú piensas que soy. Tengo que contarte un par de cosas sobre mi pasado, sobre por qué vine a Cecil.
—No me importa tu pasado.
—Te importaría si lo conocieras, créeme. Bus¬quemos un sitio tranquilo donde podamos char¬lar.
Acababan de entrar en la oficina cuando Tater irrumpió excitado.
—_____, ven ahora mismo, se ha roto el cercado de los potros jóvenes y han salido disparados en todas direcciones, tenemos que atraparlos y arre¬glar la valla.
—¿Dónde están Billy y Ed?
—Ed está enfermo y Billy se ha marchado a Cecil para comprar alambre de espino.
—De acuerdo, voy para allá. Hablaremos más tarde, ___, ¿vale?
—Claro, no te preocupes, no voy a desaparecer del mapa. Estaré por aquí con Lucky Hand. Y tú..., lo mejor es que te marches ya, antes de que los potros crucen la frontera de Tennessee —bro¬meó ella.
—Bien, nos vemos luego —dijo besándola abrup¬tamente.
Ella se quedó sentada en la oficina durante unos minutos, saboreando los sonidos y los olores del rancho, un rancho que atesoraba toda su his¬toria familiar y que había estado a punto de per¬der ese mismo día. No sabía cómo, pero NIck ha¬bía conseguido integrarse en el paisaje de los Braybourne en tan solo dos semanas. Ojalá fuera para siempre. Por alguna razón, el último beso de despedida le permitía soñar con un futuro en co¬mún. Sonó el teléfono.
—Diga —contestó _____.
—Hola, buenas tardes, quisiera hablar con Nick Jonas..., hum, digo con Nick Jerry, por favor.
—Lo siento, pero no está aquí. ¿Desea que le deje una nota?
—Sí, por favor. Dígale que llame a Joe, él co¬noce mi número de teléfono. Gracias.
_____ colgó el teléfono, confusa. ¿Quién era Nick Jonas? ¿Había cambiado de nombre Nick por alguna razón? ¿Habría cometido algún delito? Su cerebro luchaba por colocar la palabra Jonas en su lugar correspondiente, lo cual quería decir que la conocía de antemano. ¿Dónde había oído ella la palabra Jonas hacía poco? Se estrujó la mente. Eso era, no la había oído, la había leído en una re¬vista. Salió de la oficina a toda velocidad y cruzó los establos a la carrera. Cuando llegó a su casa, se coló en la sala de estar sin saludar a nadie y se puso a buscar como una loca un ejemplar reciente de la revista Estilo rural sofisticado. Encontró el artí¬culo que buscaba sobre la familia Jonas, unos em¬presarios multimillonarios que poseían negocios tan importantes como para cotizar en bolsa por todo el país. El reportaje se había realizado en el rancho WindRaven, la casa natal de la familia en Virginia. Allí estaban las magníficas fotos del ma¬trimonio Jonas posando con elegancia junto a la piscina de diseño. Y allí había también una foto de Nick. Atónita, se puso de pie y dejó que sus lágri¬mas se derramaran a raudales.
—Hijo de mala madre —lo insultó en voz alta—. ¿Qué has hecho conmigo? ¿Pasar un buen rato con una aldeana? ¿Es todo esto una broma monumental? ¿O quizá una apuesta de un niño rico, mi¬mado y aburrido?
Por supuesto que se trataba de una broma, ¿qué otra cosa podría ser?. «¿Cómo has podido dejarte engañar, ____? Eres idiota», se recriminó. Cerró los ojos un momento para aquietar el dolor de su cora¬zón y salió de la sala. Su madre bajaba las escaleras en ese momento y vio su expresión de sufrimiento.
—¿Qué pasa, ____?
—No te preocupes, lo voy a arreglar ahora mis¬mo —dijo _____ saliendo de la casa sin más explica¬ciones.
Buscó a NIck en los establos, pero no lo encon¬tró, debía estar todavía reuniendo a los potros y arreglando la valla. Descorazonada, pensó que al menos el descubrimiento de su verdadera identi¬dad explicaba todas las contradicciones de ese hombre del que se había enamorado. Sintió cómo su sangre hervía al imaginarlo charlando con sus amigos y presumiendo de su conquista: «Hicimos el amor en los establos varias veces, era una chica in¬genua, pero no carecía de atractivo», diría él. El do¬lor amenazaba con destruir su fortaleza, pero hizo un esfuerzo y lo convirtió en cólera. Con paso deci¬dido, entró en su habitación, sacó la vieja bolsa de viaje del armario y metió a trompicones todas las pertenencias de él, ahogando los sollozos. Cuando hubo terminado, soltó la maleta de Nick sobre el centro de la cama y se sentó en una silla a esperar.
Nick trabaja con impaciencia, quería terminar de una vez la conversación que había iniciado con _____. Cuando llegó de vuelta a los establos, miró en la oficina y luego en el compartimiento de Lucky Hand, pero no había ni rastro de ella. De¬seaba abrazarla y decirle lo mucho que la amaba, antes de explicarle el misterio de su auténtica identidad. Se había quedado estupefacto cuando ella le había dicho «te amo». Aunque luego había matizado su afirmación, Nick sabía que ella lo amaba y quería que supiera cuanto antes que era correspondida. Ya imaginaba un futuro de amor eterno lleno de hijos y de devoción por el trabajo en el rancho. Abrió con prisa la puerta de su habi¬tación para dirigirse al cuarto de baño y secarse el sudor de la frente con una toalla. Se detuvo al ver a ____ inmóvil, sentada sobre la única silla.
—¡_____! ¿Qué haces aquí? —preguntó asom¬brado.
Ella no dijo nada, pero lo miró con ojos som¬bríos y atormentados.
—Tater y yo hemos tenido que sacar a uno de los potros del arroyo, me he caído en el barro —dijo sacudiéndose los pantalones con las manos—. Al fi¬nal lo logramos. Tater y Billy están ahora arre¬glando la valla.
Ella le arrojó la revista contra el pecho y él la re¬cogió antes de que cayera al suelo.
—Página cuarenta y dos —dijo ella.
NIck miró la revista y su corazón dio un vuelco al reconocer el nombre de la publicación. Se ha¬bía olvidado de la existencia de ese artículo, en rea¬lidad la entrevista había sido idea de sus padres, aunque su madre le había comentado hacía meses que pensaba incluir una foto de él, el único heredero del emporio Jonas. Miró a ____, y vio que sus ojos lo miraban tan fríos como una noche po¬lar. Intentó decir algo, pero ella lo detuvo.
—Me he estado preguntando qué hace un chico como tú en un sitio como este. Y, ¿sabes lo que he pensado? Me parece imposible que un playboy multimillonario se deje caer de repente por Cecil, Kentucky, a no ser que se trate de una broma, con el fin de poderte reír a gusto de mí y de mi familia junto a tus amigotes en vuestras lujosas reuniones sociales. La típica travesura egoísta e intrascen¬dente de un ricachón mimado por la suerte.
—No era una broma —acertó a decir Nick—. Era una apuesta.
—Una apuesta —repitió _____ automáticamente mientras sus ojos verdes se tornaron grises como el acero y ella se llenaba de furia.
—Sí, una apuesta con mi primo Joe.
—¿Joe? ¿Es ese el primo que ha llamado a pri¬mera hora de la tarde preguntando si podía ha¬blar contigo, mejor dicho con Nick Jonas...?
«Lo mato», pensó Nick.
—Sí, es mi primo y, además, me está ayudando a hacer unas transacciones financieras.
—Pues gracias a él empecé a preguntarme dónde había oído ese nombre, el nombre de una familia multimillonaria procedente de Virginia, y recordé haber ojeado esa revista.
—_____, no quiero que me malinterpretes.
—No te malinterpreto, simplemente me he dado cuenta de que te has estado riendo de mí desde el primer día, de que he sido el objeto ino¬cente de una gran broma de la alta sociedad.
—Eso no es cierto. Estaba aburrido y me pro¬puse vivir como una persona normal durante una temporada para intentar encontrarme a mí mismo. Señalé a ciegas un punto sobre un mapa y correspondía a Cecil. Cuando llegué conocí a Tater y el resto de la historia la conoces tú mejor que nadie —Nick observó un destello del dolor que ____ pretendía ocultar por debajo de su enfado. Se acercó a ella y trató de abrazarla, pero ella le dio una sonora bofetada y se alejó de él.
—No te atrevas a tocarme —le advirtió colérica.
—_____, déjame explicarte, por favor. . —No hay nada que explicar. Te aburrías y saliste en busca de un poco de diversión, querías rebo¬zarte un poco en el barro como un niño pequeño y aprovechaste mi existencia para aderezar el juego con un par de orgasmos, que luego se con¬vertirán en materia de bromas y risas con los ami¬gos.
Nick se veía incapaz de arreglar las cosas, de¬seaba compartir sus sentimientos con ____, pero ella estaba cerrada en banda. Se sentía do¬lida y engañada y, sin duda, tenía razones para estarlo. Nick se merecía el trato que estaba reci¬biendo.
—He deseado contártelo muchas veces, ____, desde aquel primer día en el local de Loretta, pero... Maldita sea, ____, yo te amo, pero antes de declararme quería explicarte mi verdadera identidad.
—Tu primo Joe te ha ahorrado ese trabajo. Además, no pienses que vas a engañarme más con tus promesas de amor, ya no te creo, ahora sé que eres un mentiroso. Quiero que salgas de mi ran¬cho lo antes posible para perderte de vista para siempre —dijo ella acercándose a la cama para to¬mar su bolsa de viaje y dársela—. Vete.
—¿Qué te parece que construyamos un futuro juntos? —preguntó Nick disparando su último car¬tucho.
—Eso es un cuento chino con unos cimientos muy endebles.
—Dame una oportunidad.
—Prefiero seguir mi propio camino yo sola.
—Te amo, ____.
—Deshonras esas palabras —dijo ____ abriendo la puerta—. Por favor, márchate ya y no vuelvas.
Nick la miró y pensó en el amor que acababa de perder porque no había tenido el valor sufi¬ciente para confesarle la verdad cuando empezó a sentirse enamorado. Pensó explicarse de nuevo, pero ____ era tozuda y había recibido una impre¬sión muy fuerte. Lo mejor sería dejar que las cosas se calmaran un poco.
—Este asunto no se acaba aquí —afirmó Nick sa¬liendo de la habitación.
—Por supuesto que sí —contestó ella dándole un portazo en plena cara.
Nick recorrió los establos en silencio y se des¬pidió con un ademán de Lucky Hand y del gatito que le hacía compañía. Salió al patio y se montó en la destartalada camioneta cuando apareció Tater.
—¿Te marchas, muchacho? He estado escu¬chando a ____ desde los establos, siempre ha te¬nido mucho genio. Pero no te preocupes por mí, yo entiendo que en ciertas ocasiones un hombre necesita cambiar de vida.
—No pretendía herir los sentimientos de nadie, y mucho menos los de _____.
—Lo sé, muchacho. Pero es mejor que te vayas, antes de que ella salga y empiece a tirarte cosas a la cabeza.
Nick encendió el motor y sacó medio cuerpo por la ventana para estrecharle la mano a Tater.
—Por favor, despídeme de Aggie y Harden...
—Lo haré, no hay ningún problema.
—Y..., otra cosa, dile a ____ Braybourne que ni se le ocurra pensar que esto acaba aquí.
—Lo haré. Que tengas buena suerte.
—Volveremos a vernos pronto —prometió Nick.
—Demonios —dijo Tater soltando una carca¬jada—. No piensas dejarla escapar, ¿eh? Bien he¬cho, chico, cuento contigo.
Varias semanas más tarde, Nick estaba tum¬bado sobre un sofá de WindRaven y apagó el telé¬fono móvil, arrojándolo sin muchos miramientos sobre la mesa.
—¿Y bien?—preguntó su primo Joe.
—Maldita sea, esa mujer es más tozuda que un asno, se niega a hablar conmigo. Y, la verdad, no sé qué hago yo hablando contigo, eres el culpable de todo este desastre.
—No empieces con ese tema otra vez, no me equivoqué a propósito, solo quería hacerte una consulta sobre el asunto Braybourne.
—Lo sé, Joe, lo sé. En realidad la culpa es mía, debí contarle la verdad la primera vez que la to¬qué, pero... ¿cómo podía imaginarme que iba a enamorarme? Ni siquiera he sabido hasta ahora lo que es el amor. Estoy decidido a casarme con ella aunque sea la última cosa que haga en toda mi vida.
—Pues prepárate para dar la noticia a tus pa¬dres, creo que ya estaban pensando en otra novia para ti.
—Acataran mi decisión. No puedo esperar más, Joe, me marcho mañana a verla. Tater me ha confirmado que va a correr la Copa Rosemont y quiero estar presente.
—¿Piensas darle los papeles que atestiguan el pedigrí del caballo?
—Creo que los guardaré para darle una sorpresa cuando nos comprometamos. No deja de sorpren¬derme la coincidencia, en realidad estábamos ya unidos por un caballo antes de conocernos.
—Ha sido una suerte poder seguir su rastro. Al¬guien robó el caballo cuando murió su primer propietario y se perdieron sus papeles, el caballo cambió de nombre y finalmente de propietario en una partida de póquer. Pero ahí está, preparado para correr la Copa Rosemont. Buena suerte, primo —dijo Joe despidiéndose—. Dile a los Bray¬bourne que estaré encantado de conocerlos el día de la boda.
La noche anterior al día en que se iba a cele¬brar la Copa Rosemont se presentó fría y lluviosa en los establos del hipódromo de Kearney. Silver llevaba varias semanas ensimismada, pensando en lo que podría haber sido y nunca sería, pero agra¬deciendo de todo corazón la ayuda financiera prestada por Nick: sus padres parecían haber re¬juvenecido diez años.
—Maldito seas, Nick —dijo acariciando el ho¬cico de Lucky Hand con un tono que estaba a me¬dio camino entre el insulto y el afecto—, ¿Por qué no puedo olvidarte? Quiero olvidarte, de verdad —añadió, sintiendo cómo las lágrimas corrían de nuevo por su hermoso rostro—. Dios mío, cuánto te echo de menos, Nick.
—Yo también te he echado de menos, ____ —dijo Nick apareciendo entre las sombras.
Atónita, _____ lo miró mientras su pulso se ace¬leraba escandalosamente y sus ojos brillaban ena¬morados, incapaz de ocultar sus sentimientos al verse sorprendida por su inesperada presencia.
—¿Qué haces tú aquí? —susurró por fin.
—Por favor, concédeme unos minutos antes de decidir si quieres dejar de verme para siempre.
—De acuerdo —consintió ella, conteniéndose para no lanzarse a sus brazos y besarlo una y otra vez sin atender a razones de ningún tipo.
—Estoy enamorado de ti, ____, tú eres la única mujer que puede hacerme feliz, la única mujer a la que podré querer jamás. Mi corazón dio un vuelco la primera vez que te vi.
—El mío también —dijo ____.
—Y al conocerte mejor, he descubierto en mí va¬lores trascendentales que antes se me pasaban de¬sapercibidos, como el honor, el respeto, el es¬fuerzo y la vocación.
—¿De veras? —preguntó ella con una sonrisa.
—Créeme. Lo que más deseo en este mundo es es¬tar contigo para seguir aprendiendo a ser una per¬sona digna y merecedora del respeto de los demás durante el resto de mi vida —dijo rodeando su cin¬tura con los brazos—. Por favor, déjame demostrarte cuánto te amo, perdóname por haberme compor¬tado como un idiota. Dame otra oportunidad.
____ acababa de pasar la peor época de su vida, decidida a olvidarse del amor de aquel ve¬rano, pero sin conseguirlo. Amaba a Nick y lo sa¬bía, así que... ¿por qué no darle otra oportuni¬dad...? Pero deseaba hacerlo sufrir un poco más.
—Me asombra que seas capaz de portarte con tanta humildad, nunca creí que fueras capaz.
—No lo era, he tenido que comprarme un libro de autoayuda para aprender a tragarme el orgullo y suplicar perdón —explicó Nick con una sonrisa.
—Ya veo. ¿Y... no has pensado en arrodillarte?
—¿Arrodillarme?
—Sí, resulta más convincente cuando se trata de una súplica.
—Ni hablar —dijo Nick mirando a su alrede¬dor—. Estos pantalones me los acabo de comprar.
Ella rió y le echó los brazos al cuello.
—Ese es mi chico, sabía que la humildad no du¬raría mucho, se contradice con tu carácter.
—Te hago una apuesta.
—Dime.
—Si me arrodillo delante de ti, te voy a pedir dis¬culpas de una manera que no podrás olvidar jamás —dijo él apretando sus nalgas y atrayéndola hacia sí para que pudiera sentir su erección.
—Se te olvida un pequeño detalle —rió ella—. Si te entretienes pidiéndome disculpas ahí abajo, no te va a quedar tiempo libre para pedirme que me case contigo antes de que se dispute la Copa Rosemont.
—No te andas por las ramas, ____. ¿Es eso el re¬sultado de una esmerada educación sureña en una dama?
—Acostúmbrate. Cuando una dama del sur quiere algo, nada se interpone en su camino.
Saben estoy pensando en hacer otra adaptacion, en un momento pongo el epilogo
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
Epílogo
____ no iba a montar a Lucky Hand, se ocupa¬ría de ello un jinete experto del rancho WindRaven, más ligero que su dueña.
Ella vigilaba el desarrollo de la carrera junto a Nick entre la multitud de espectadores porque estaba demasiado nerviosa como para esperar en los establos junto a sus padres y a Tater.
—Míralo, Nick, míralo —dijo _____ cuando Lucky Hand adelantó por la derecha al resto de los caballos en la primera curva.
—Creo que tu caballo va a ganar la carrera —con¬testó Nick.
—Por supuesto —exclamó ella sorprendida—. Es¬toy convencida.
Nick rió entre dientes.
—Y tú nunca te equivocas, ¿no?
—No. Mira, lo va a conseguir, lo va a conseguir. Oh, Dios mío, lo ha conseguido. Creo que voy a desmayarme.
—No te preocupes, cariño, si te desmayas lo ha¬rás en mis brazos.
—Siempre estaré en tus brazos —contestó ____ besándolo.
—Has ganado, _____, tu apuesta por sacar ade¬lante el rancho Braybourne era muy sólida.
—A los Braybourne nos gusta ganar.
—Ya los Jonas también. Dios se apiade de nues¬tros hijos.
—¿Hijos?
—Sí, quiero tener al menos cinco.
—¿Cinco? —preguntó ella anonadada—. Pues vas a tener que cambiar de sexo y tenerlos tú mismo, ya sabes, la medicina avanza a pasos agigantados —bromeó.
—Ya lo discutiremos más tarde, pero de mo¬mento me conformo con pasarlo bien mientras los hacemos.
—Yo también quiero pasarlo bien, en eso vamos a partes iguales.
—Interesante —dijo él—. Voy a tener una compa¬ñera, una amiga, una amante, una esposa y una socia... todo ello en un mismo paquete. Soy un hombre afortunado.
—Vayamos a ver a Lucky Hand —propuso ___ mirando el gentío que se agolpaba en torno a su caballo.
Cuando llegaron, Lucky Hand tenía una mi¬rada resplandeciente y ellos recibieron un mon¬tón de felicitaciones de amigos y conocidos.
Nick abrazó a _____ y acarició su melena rubio platino.
—Ahora nos toca a nosotros ganar una carrera, la carrera de la vida. ¿Qué te apuestas a que somos capaces de vivir felices para siempre?
—Prefiero no correr el riesgo, hoy día nada dura eternamente —contestó ____, precavida.
—Pues yo te apuesto lo que quieras. Palabra de Jonas.
FIN
Chicas me alegro que les haya gustado, grax por comentar
y les estare avisando si subo otra adapta =)
Faby ya tus amenazas no se haran realidad ok JUM!
____ no iba a montar a Lucky Hand, se ocupa¬ría de ello un jinete experto del rancho WindRaven, más ligero que su dueña.
Ella vigilaba el desarrollo de la carrera junto a Nick entre la multitud de espectadores porque estaba demasiado nerviosa como para esperar en los establos junto a sus padres y a Tater.
—Míralo, Nick, míralo —dijo _____ cuando Lucky Hand adelantó por la derecha al resto de los caballos en la primera curva.
—Creo que tu caballo va a ganar la carrera —con¬testó Nick.
—Por supuesto —exclamó ella sorprendida—. Es¬toy convencida.
Nick rió entre dientes.
—Y tú nunca te equivocas, ¿no?
—No. Mira, lo va a conseguir, lo va a conseguir. Oh, Dios mío, lo ha conseguido. Creo que voy a desmayarme.
—No te preocupes, cariño, si te desmayas lo ha¬rás en mis brazos.
—Siempre estaré en tus brazos —contestó ____ besándolo.
—Has ganado, _____, tu apuesta por sacar ade¬lante el rancho Braybourne era muy sólida.
—A los Braybourne nos gusta ganar.
—Ya los Jonas también. Dios se apiade de nues¬tros hijos.
—¿Hijos?
—Sí, quiero tener al menos cinco.
—¿Cinco? —preguntó ella anonadada—. Pues vas a tener que cambiar de sexo y tenerlos tú mismo, ya sabes, la medicina avanza a pasos agigantados —bromeó.
—Ya lo discutiremos más tarde, pero de mo¬mento me conformo con pasarlo bien mientras los hacemos.
—Yo también quiero pasarlo bien, en eso vamos a partes iguales.
—Interesante —dijo él—. Voy a tener una compa¬ñera, una amiga, una amante, una esposa y una socia... todo ello en un mismo paquete. Soy un hombre afortunado.
—Vayamos a ver a Lucky Hand —propuso ___ mirando el gentío que se agolpaba en torno a su caballo.
Cuando llegaron, Lucky Hand tenía una mi¬rada resplandeciente y ellos recibieron un mon¬tón de felicitaciones de amigos y conocidos.
Nick abrazó a _____ y acarició su melena rubio platino.
—Ahora nos toca a nosotros ganar una carrera, la carrera de la vida. ¿Qué te apuestas a que somos capaces de vivir felices para siempre?
—Prefiero no correr el riesgo, hoy día nada dura eternamente —contestó ____, precavida.
—Pues yo te apuesto lo que quieras. Palabra de Jonas.
FIN
Chicas me alegro que les haya gustado, grax por comentar
y les estare avisando si subo otra adapta =)
Faby ya tus amenazas no se haran realidad ok JUM!
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
hermosa novela !!!!!!
lastima q ya termino :( m enknto el ultimo cap y el epilogo !!!
stare sperando para leer tu proxima adaptacion ;)
lastima q ya termino :( m enknto el ultimo cap y el epilogo !!!
stare sperando para leer tu proxima adaptacion ;)
Ciin :)
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
Aaaaaaaqwwwwwwwww la ameeeeeeeee
Que lastima mis amenazas eran divertidas buee sera para otra vez
Quiero la otra y pronto
Tkm
Que lastima mis amenazas eran divertidas buee sera para otra vez
Quiero la otra y pronto
Tkm
Faby Evans Jonas
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
TOY CHILLANDO
SOY SENCIBLE CON LOS FINALES!!!!!!!!
SUBE OTRA ADAPTACION PORFAVOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ME ENCANTO!!!!!!!!
QUE SEA HOT SI NO TE MOLESTA!!!!!!!
GRACIAS POR SUBIR ESTA ADAPTACION!!!!!!
SOY SENCIBLE CON LOS FINALES!!!!!!!!
SUBE OTRA ADAPTACION PORFAVOR!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ME ENCANTO!!!!!!!!
QUE SEA HOT SI NO TE MOLESTA!!!!!!!
GRACIAS POR SUBIR ESTA ADAPTACION!!!!!!
Invitado
Invitado
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
Quue hermooosa lloro lloro!
no queria que terminara! esta dmc bueno el final :(
Gracoas por subirla *-*
no queria que terminara! esta dmc bueno el final :(
Gracoas por subirla *-*
BieberFeverJDBM
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
AHHH GRAAAACIAS POR SUBIRLAA! Me encanto el final :'D fue muy hermoso Por favor sube otra adaptacion! :D y gracias por tomar siempre algo de tu tiempo para adaptarla *.*
Beeeesos.
Beeeesos.
Invitado
Invitado
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
Chicas en el trancuso de esta semana, subire otra adapta y tbn sera hot :roll:
yo les dejo el link aqui =) y grax a uds por leerla :D
yo les dejo el link aqui =) y grax a uds por leerla :D
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
..:Nick.Tiff:.. escribió:Chicas en el trancuso de esta semana, subire otra adapta y tbn sera hot :roll:
yo les dejo el link aqui =) y grax a uds por leerla :D
ahhhh ok Gracias!!!!!
Espero la Otra Adptacion!!!!!!!! :bounce: :bounce: :bounce:
Invitado
Invitado
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
Hermosaa!
Espero muy pronto la proxima
adaptacion(:!
Espero muy pronto la proxima
adaptacion(:!
Invitado
Invitado
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
Hola chicas,
Este es el Link de la otra =)
https://onlywn.activoforo.com/solo-para-mayores-f8/anhelo-secreto-nick-y-tu-adaptacion-t3998.htm#270096
Espero q pasen =)
Este es el Link de la otra =)
https://onlywn.activoforo.com/solo-para-mayores-f8/anhelo-secreto-nick-y-tu-adaptacion-t3998.htm#270096
Espero q pasen =)
♥..:Tiff:..♥
Re: "Un millonario aburrido" (Nick y Tu) Adaptación.
OMG! Ame demasiado esta nove!
Es simplemente PRECIOSAAAAAAAAA!!
De verdad estos últimos caps... Dios!
Casi me arranco el cabello de la deseperacion!
Exc nove! Mil gracias por subirlaaa!! :love:
espero nos leamos pronto!
Bye! :D
xoxo
Es simplemente PRECIOSAAAAAAAAA!!
De verdad estos últimos caps... Dios!
Casi me arranco el cabello de la deseperacion!
Exc nove! Mil gracias por subirlaaa!! :love:
espero nos leamos pronto!
Bye! :D
xoxo
Dayi_JonasLove!*
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