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"En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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"En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Holas, sy maru, esta nove es algo hot en algunas partes esta muy buena, la nove no es mia es adaptada..
dejo el argumento y diganme si la sigo!
Nombre: En la Cama de su Ex-Marido
Autor: maru!!
Adaptación: si
Género: Drama, Romance y un poco hot
Advertencias: No
Otras Páginas: no que yo sepa :)
Argumento:
Al acceder a tomarse una última copa con Joseph Jonas, el hombre del que se había divorciado hacía ya cinco años, la vida de la abogada ____(tuapodo) Gresham cambió para siempre. Quizá su matrimonio estuviera acabado, pero desde luego el deseo que sentían el uno por el otro no lo estaba. Y tres meses después,______(tuapodo) le dio a Joseph la noticia de que estaba embarazada…
Como buen abogado, Joseph no tardó en idear un plan para asegurarse de que _____(tuapodo) volviera a vivir con él… y a acostarse con él. Pero al darse cuenta de que lo que realmente deseaba era que volviera a amarlo, Joseph se dio cuenta de que se enfrentaba a la mayor batalla de su vida.
La sigo??
byebye :D
dejo el argumento y diganme si la sigo!
Nombre: En la Cama de su Ex-Marido
Autor: maru!!
Adaptación: si
Género: Drama, Romance y un poco hot
Advertencias: No
Otras Páginas: no que yo sepa :)
Argumento:
Quería recuperarla… pero con sus condiciones
Al acceder a tomarse una última copa con Joseph Jonas, el hombre del que se había divorciado hacía ya cinco años, la vida de la abogada ____(tuapodo) Gresham cambió para siempre. Quizá su matrimonio estuviera acabado, pero desde luego el deseo que sentían el uno por el otro no lo estaba. Y tres meses después,______(tuapodo) le dio a Joseph la noticia de que estaba embarazada…
Como buen abogado, Joseph no tardó en idear un plan para asegurarse de que _____(tuapodo) volviera a vivir con él… y a acostarse con él. Pero al darse cuenta de que lo que realmente deseaba era que volviera a amarlo, Joseph se dio cuenta de que se enfrentaba a la mayor batalla de su vida.
La sigo??
byebye :D
Última edición por maru!! el Jue 26 Abr 2012, 4:32 pm, editado 2 veces
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
si me encanta
siguela plis
sube el primer capi
primera lectora :study:
siguela plis
sube el primer capi
primera lectora :study:
Invitado
Invitado
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
NUEVA LECTORA..
COMIENZALA
ESTOY ANSIOSA POR EL 1 CAP
COMIENZALA
ESTOY ANSIOSA POR EL 1 CAP
#Ale
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
MARHOT y clementina BIENVENIDAS
ya estoy adaptando esperenme un poquito que ya subo prologo! :D
ya estoy adaptando esperenme un poquito que ya subo prologo! :D
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Prólogo
Hotel Creston Tower, Sidney
Viernes, 13 de septiembre, 10:33 p.m.
Viernes, 13 de septiembre, 10:33 p.m.
—¡Señora Gresham! —una periodista se lanzó hacia ____(tuapodo), micrófono en mano en cuanto se abrieron las puertas del ascensor—. Cuéntenos cómo ha sido quedarse atrapada en un ascensor durante dos horas con su ex marido, Joseph Jonas.
—Sin comentarios —contestó Joseph por ella, tomando su brazo para sacarla del círculo de reporteros.
—¿Señora Gresham? —el micrófono de nuevo se dirigió hacia ___(tuapodo)—. ¿Es cierto que rompió su matrimonio con Joseph Jonas para proseguir su carrera como abogado?
—Por favor, deje de molestar —replicó Joseph, enfadado—. No tenemos nada que decir.
—La conferencia que ha dado esta tarde era muy interesante, señora Gresham —insistió la reportera—. ¿Tiene algo que añadir?
—Yo… —___(tuapodo) abrió la boca para contestar, pero Joseph tiraba de ella hacia la puerta que llevaba a la escalera—. ¿Dónde vamos?
—A mi habitación, a tomar esa copa que te prometí hace dos horas —contestó él—. Yo diría que nos hace falta. A los dos.
____(tnapodo) estaba de acuerdo, aunque no lo dijo en voz alta.
—Bonita suite —murmuró después, mirando la vista del puerto—. Los que viajamos en tercera clase no disfrutamos de tantas comodidades. Pero tú siempre has querido lo mejor, claro.
Joseph clavó en ella sus ojos azules.
—¿Te molesta?
—No, a menos que otra persona tenga que pagar por ello.
—La habitación está pagada.
—No me refería a eso y tú lo sabes.
—Mira, ____(tuapodo), vamos a dejar el tema feminista por un rato. Te he pedido que subieras a mi habitación para tomar una copa, no para dejar que intentes castrarme.
Ella hizo un gesto de indignación.
—¿Por qué cuando se trata del tema de la igualdad de sexos los hombres siempre piensan que las mujeres intentan castrarlos?
—Ya te he dicho que no quería hablar de eso.
—No, claro. En la cumbre se está demasiado cómodo y no te apetece hacer sitio para nadie más.
Joseph dejó escapar un suspiro.
—¿Qué quieres tomar? —preguntó, volviéndose hacia el bar.
De nuevo, ____(tuapodo) tuvo que hacer un esfuerzo para contener su indignación. Tratarla como si fuera una niña obstinada era algo que su ex marido había perfeccionado durante sus tres años de matrimonio. Y seguía sacándola de quicio.
—No quiero tomar nada.
—Muy bien. ¿Quieres ir al baño? Es esa puerta.
____(tuapodo) se dio la vuelta y entró en el cuarto de baño, intentando no mirar la cama que ocupaba la mitad de la suite.
Una vez allí, se tomó su tiempo, lavándose las manos y peinándose un poco el rizado pelo castaño. Pero, por mucho que lo intentase, no podía borrar el nerviosismo, la expresión agitada que reflejaba el espejo.
Quedarse atrapada en un ascensor con el hombre del que se había divorciado cinco años antes no era muy recomendable, pensó, irónica. Le había molestado saber que Joseph acudiría a la conferencia sobre derecho de familia, que estaría observándola, escuchándola… odiándola.
Respirando profundamente, salió del baño y volvió a enfrentarse con su ex marido.
—¿Has cambiado de opinión sobre la copa?
—Sí, tomaré un vaso de agua.
_____(tuapodo) lo observó sacar una botella de agua mineral de la nevera y echar hielos en un vaso.
Después, lo estudió por encima del vaso. No había cambiado mucho en esos cinco años. Las mismas facciones atractivas, el mismo pelo negro… aunque tenía algunas canas en las sienes.
A los treinta y tres años, seguía manteniéndose en forma: el estómago plano, los bíceps marcados. Estaba moreno, a pesar del frío invierno de Sidney. Su ropa era siempre de la mejor calidad y, con la camisa de seda italiana remangada hasta el codo, mostraba unos antebrazos fuertes y cubiertos de vello oscuro.
Era el epítome del hombre de éxito. El poder, el dinero y los privilegios eran algo que Joseph Jonas daba por sentado. Su reputación como abogado de familia era bien conocida en todos los círculos legales. Con Joseph Jonas de tu lado, no era necesario nada más. Era un experto y muchos de sus colegas se lo pensaban dos veces antes de actuar como contrarios.
______(tuapodo) lo miró y tuvo que tragar saliva. Había visto cada milímetro de ese cuerpo de metro noventa, lo había visto en momentos de pasión, en momentos de enfado, en momentos de ternura… Habían compartido tantas cosas, pero, al final, no fue suficiente.
—Siéntate. Y, por favor, deja de mirarme con esa cara de enfado.
—No estoy enfadada.
—Sí lo estás. Me miras con la cara de «todos los hombres son unos cerdos».
—No seas ridículo —replicó ella, dejándose caer en el sofá.
—¿Lo ves? Ya estás enfadada.
____(tuapodo) tuvo que sonreír.
—No hay quien te aguante.
Joseph la miró entonces, pensativo.
—Se me había olvidado lo guapa que eres cuando sonríes.
_____(tuapodo) apartó la mirada. No quería oír esas cosas…
—Mírame, _____(tuapodo).
Ella levantó la mirada y se le encogió el corazón al pensar que no volvería a ver esos ojos azules.
Joseph le había prometido que si tomaban una copa no volvería a ponerse en contacto con ella nunca más…
Aquél era el telón final para su turbulenta relación.
—Debería irme —murmuró, levantándose—. Habíamos dicho una copa y…
—No —la interrumpió Joseph.
—¿Cómo que no?
—Sé que es tarde, pero podrías cenar conmigo.
—¿Cenar?
—¿Tienes algo en contra?
—No, pero… cenar juntos seguramente no es buena idea —señaló ella—. Seguramente acabaríamos discutiendo y montando un espectáculo en el restaurante.
—No habrá espectáculo si cenamos aquí.
Debería haber imaginado que diría eso, pensó ____(tuapodo), irritada consigo misma por caer en la trampa.
—No tengo hambre.
—Estás muy delgada.
—Y tú eres muy arrogante.
—Y tú demasiado sensible.
—Y tú te estás portando como un idiota —replicó ____(tuapodo), intentando conservar la calma—. ¿Qué haces? —exclamó cuando Joseph dio un paso hacia ella.
—Si insistes en marcharte, yo insisto en un último beso.
____(tuapodo) se pasó la lengua por los labios de forma inconsciente.
—No voy a besarte —contestó. Pero a su tono le faltaba la convicción necesaria.
—¿Ésa es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?
—No te hagas el listo conmigo, Joseph. He venido sólo a tomar una copa y tú lo sabes muy bien.
—Un beso, _(tuapodo), por los viejos tiempos.
Ella conocía bien sus besos. Y sabía que con uno no sería suficiente. Y debía evitarlo por todos los medios.
—Tengo que irme —murmuró. Pero cuando iba a darse la vuelta, Joseph la tomó del brazo.
—¿De qué tienes miedo?
—Yo no tengo… —____(tuapodo) dejó escapar un suspiro, irritada—. Sencillamente, no creo que debamos repetir ciertas experiencias. Eso es todo.
En la habitación se hizo un silencio pesado.
Su corazón empezó a latir con una fuerza desmesurada y sus piernas la traicionaron. Vio que Joseph se acercaba, como a cámara lenta, pero no podía hacer nada para evitarlo…
Su ex marido la besó con tal suavidad que pensó que lo estaba imaginando, pero entonces lo hizo otra vez, con más firmeza, y ____(tuapodo) sintió que sus labios ardían, que se abrían sin que ella les diera permiso, buscando más…
Sintió las manos de su ex marido acariciando su pelo como lo había hecho cinco años atrás y sintió también su cuerpo, duro como una piedra, la erección masculina rozando su estómago, y respondió como si alguien hubiera pulsado un interruptor. Sintió el deseo brotar entre sus piernas y su decisión de resistir desapareció.
Le devolvió el beso con la desesperación de cinco años de soledad, deseándolo con tal intensidad que sabía que ya no habría marcha atrás.
Sus lenguas se enredaban, la de él repitiendo una acción que había hecho con otra parte de su cuerpo muchas veces en el pasado.
El beso enviaba llamas de deseo a todos sus lugares secretos, como si estuviera extendiendo un líquido inflamable dentro de ella. _____(tuapodo) no podía contenerse. El placer era irresistible. Nada la había preparado para aquella conflagración. Necesitaba sus manos, su boca, su deseo por ella, que le recordaba lo que habían compartido en el pasado, cuando se sentía segura entre sus brazos…
Joseph se apartó un poco y, aunque no dijo nada, la pregunta quedó colgada en el aire. ____(tuapodo) la vio en los ojos azules y contestó tomándolo por la cintura para deslizar después las manos hasta sus nalgas y apretarlo más contra ella.
Sin dejar de besarla, Joseph la tomó en brazos y la llevó a la cama. Ella lo observó quitarse la ropa a toda velocidad, su deseo aumentando al ver aquel cuerpo desnudo que conocía tan bien.
Él se tumbó a su lado y, en unos segundos, la ropa de ____(tuapodo) se reunió con la suya en el suelo. Sentir el cuerpo masculino deslizándose sobre el suyo era como una droga; lo deseaba tanto que apenas podía respirar.
Se negaba a pensar en el día siguiente y en cómo se sentiría después de aquel encuentro: lo deseaba con una desesperación que ni siquiera ella sabía que sintiera. Necesitaba que llenase el vacío que había en su interior y cuando sus muslos cubiertos de vello encerraron los suyos, supo que ya no había escapatoria.
Ni quería que la hubiera.
Joseph acariciaba sus pechos mientras hacía círculos con la lengua sobre sus pezones. Después se deslizó para besar su estómago, su ombligo, metiendo y sacando la lengua hasta que ____(tuapodo) empezó a revolverse, agitada. Y contuvo el aliento cuando siguió hacia abajo, la caricia de su aliento entre las piernas haciéndola sentir un frenesí de anticipación. ____(tuapodo) se agarró al embozo de la cama, anclándose allí para soportar la tormenta de sentimientos que su lengua provocaba. Cuando pensaba que no podría soportarlo más, Joseph subió para buscar su boca y, con un movimiento rápido, entró en ella, dejándola sin aire.
Había pasado tanto tiempo…
Enseguida empezó a marcar un ritmo rápido que la excitaba aún más porque demostraba que el deseo de él era tan fuerte como el suyo. Lo sentía duro y caliente dentro de ella y cuando la tocó íntimamente con los dedos para aumentar el placer, ____(tuapodo) se mordió los labios para no gritar. Joseph conocía tan bien su cuerpo, sabía tan bien lo que le gustaba…
Sintió el primer espasmo de placer como un golpe que lo convirtió todo en un caleidoscopio de colores fragmentados en su cerebro. Y el siguiente y el siguiente, hasta que apenas podía respirar. Lo sintió prepararse para el momento supremo, empujando con fuerza, estallando dentro de ella con un grito ahogado.
Poco a poco, su pesado cuerpo se fue relajando y ____(tuapodo) sintió su aliento en el cuello.
—¿Ha sido demasiado rápido? —preguntó él con voz ronca, apoyándose en un codo para mirarla.
—No deberíamos haberlo hecho —contestó ____(tuapodo), apartando la mirada.
—Probablemente, no —asintió Joseph, deslizando un dedo por su estómago—. Pero dadas las circunstancias era inevitable.
—No es buena idea que dos personas divorciadas vuelvan a… verse. Sólo causa confusión y dolor.
Joseph se tumbó, colocando las manos detrás de la nuca.
—Lo dices como si te lo hubieras aprendido de memoria. Sólo ha sido un revolcón, -----(tuapodo)… no pasa nada.
—Quizá para ti no, pero para mí sí.
Él se volvió para mirarla.
—¿Estás diciendo que sigues sintiendo algo por mí?
—No, claro que no. Tú mataste lo que sentía hace mucho tiempo.
Si esa respuesta lo había desilusionado, no lo demostró. Sencillamente, se quedó donde estaba, con las manos en la nuca y los ojos cerrados, como si no pasara nada.
___(tuapodo) apretó los dientes. Debería haberlo imaginado. Debería haber sabido cuando empezó a dar su conferencia sobre los obstáculos con los que se encuentran las mujeres jóvenes en el campo del derecho que él estaría sentado en la tercera fila, esperando para lanzarse sobre ella cuando llegase el momento de las preguntas.
La pública batalla de preguntas y respuestas sin duda había sido parte de un juego previo… para convencerla después de que tomaran una copa, algo que Joseph Jonas tenía bien planeado.
—Lo habías planeado todo, ¿verdad? —exclamó _(tuapodo), saltando de la cama.
—Sigues teniendo demasiada imaginación —contestó él.
—¿Crees que no te conozco? Todo esto estaba preparado y yo… yo he caído en la trampa como una tonta —murmuró ella, abrochándose la blusa a toda prisa, sin molestarse en buscar el sujetador—. Una copa por los viejos tiempos… ¿Crees que soy tan tonta como para creerme esa bobada?
—Aparentemente, así es —contestó él, irónico.
____(tuapodo) miró alrededor para buscar algo que pudiera tirarle a la cabeza. Pero aquella vez no había a mano ningún preciado jarrón de la familia Jonas.
—Yo que tú no lo haría. Ya sabes que destrozar una habitación de hotel es un delito.
—Eres un arrogante, un machista, un oportunista, calculador, vengativo, arrogante…
—Eso ya lo has dicho —la interrumpió él—. Por favor, si vas a insultarme, intenta ser original.
___(tuapodo) estaba tan furiosa que lo veía todo rojo.
—¡No quiero volver a verte en toda mi vida!
—En eso habíamos quedado. Una copa y prometí no volver a verte nunca.
—Nunca, jamás. No quiero volver a verte o a hablar contigo en lo que me queda de vida.
—Muy bien, como tú quieras —sonrió Joseph, tan irónico como siempre.
_____(tuapodo) lo habría abofeteado.
—¡Te odio!
—Ya me lo imagino. Por eso pediste el divorcio hace cinco años. Si no me odiaras, no habríamos tenido que perder tiempo y dinero en los tribunales.
Ella se dio la vuelta para que no pudiera ver las lágrimas en sus ojos.
—Ah, por favor, dame la carta del restaurante antes de irte. Tengo hambre.
_____(tuapodo) se volvió y, con una expresión muy poco elegante, le dijo lo que podía hacer con ella.
Joseph soltó una carcajada y, furiosa, ____(tuapodo) tomó la carta, la hizo pedacitos y los tiró sobre la cama como si fueran confeti.
—Bon appétit —dijo, a modo de despedida, antes de cerrar de un portazo que hizo vibrar los cuadros del pasillo.
Joseph escuchaba el repiqueteo de sus tacones, cada paso haciendo una nueva herida en su pecho…
Furioso, tomó los trocitos de papel que ella había tirado sobre la cama y, soltando una palabrota que haría enrojecer a un curtido marinero, los lanzó al suelo con rabia.
espero que les guste
mas tarde subo el primer cap
COMENTEN!!
byebye
:D
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
SIGUELA...
SIGUELA
SIGUELA...
SIGUELA
SIGUELA...PORFIS
SIGUELA
SIGUELA...
SIGUELA
SIGUELA...PORFIS
#Ale
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
hlaaaaaaaaaaaaa maruuuuuuuuu
NUEVA LECTORA soy Ivana
ah me encanta tu nueva nove
es geniallllllllll
subeeeeeeeee otro capiiiiiiii rapidooo porfissssssssssss
NUEVA LECTORA soy Ivana
ah me encanta tu nueva nove
es geniallllllllll
subeeeeeeeee otro capiiiiiiii rapidooo porfissssssssssss
ivana-ilove
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Capitulo 1
Tres meses después…
______(tuapodo) miraba el puntito rosa con expresión aterrorizada.
—¡Dios mío, no puede ser! —murmuró, agarrándose al lavabo.
Embarazada.
De Joseph.
Abrió los ojos para mirar la prueba de nuevo, pero allí estaba, el puntito rosa.
Consiguió llegar hasta su dormitorio como pudo, temblando, helada de frío.
Debía ser un error.
Tenía que ser un error.
Sólo habían estado juntos esa vez, en el hotel de Sidney en el que dio la conferencia. Y estaba segura de que era un momento seguro del mes… aunque, si era sincera consigo misma, ni había pensado en ello en aquel momento.
Rabiosa, golpeó la almohada con el puño, mordiéndose los labios.
Había salido de la habitación jurándose a sí misma que jamás volvería a verlo… sin imaginar que aquello podría pasar. Sin imaginar que un loco momento de pasión podría poner su vida patas arriba.
No se lo diría.
Pero, ¿y si se enteraba? Joseph era uno de los abogados más famosos de Sidney y estaba segura de que la demandaría si era necesario.
Muy bien, tendría que decírselo. Era su obligación decírselo.
Sí, como si él fuera a aceptar la noticia encantado…
—Dios mío —murmuró—. No puedo hacerlo, no puedo hacerlo.
De repente, las náuseas la obligaron a levantarse de la cama… y apenas tuvo tiempo de llegar al baño.
Cuando se miró al espejo, se quedó horrorizada al ver su palidez y la expresión de miedo que había en sus ojos de color caramelo.
______(tuapodo) tardó veintisiete días más en reunir coraje para hacer lo que tenía que hacer. Mientras subía al despacho de Joseph, se llevó una mano al abdomen, como para darse valor. No había llamado para decirle que iba a verlo porque sabía que le habría dado la noticia por teléfono. Pero no, tenía que hacerlo cara a cara.
—El señor Jonas está en el juzgado y no volverá hasta las cuatro —le dijo su secretaria.
Tres horas. No podía esperar allí tres horas. Pero si se marchaba quizá no encontraría valor para volver.
—¿Su nombre, por favor?
—______(tuapodo) Gresham —contestó ella.
—¿______(tuapodo) de ______(tn)? —preguntó la secretaria, levantando una ceja.
—No, _______(tuapodo)… no se preocupe, él sabe quién soy.
Joseph era la única persona que la llamaba _______(tuapodo) y tan sólo cambiando una letra había conseguido robarle la capa de sofisticación que con tanto ahínco ella había intentado mantener.
—¿Quiere tomar algo? El señor Jonas suele volver antes de lo previsto cuando las cosas le van bien en el juzgado. Puede que no tenga que esperar tanto, señorita Gresham.
A Joseph Jonas las cosas siempre le iban bien.
—No, gracias. Y es señora, no señorita.
—Ah, sí, claro, perdone.
Antes de que _______(tuapodo) pudiera preguntar qué significaba el «sí, claro», la secretaria se puso a teclear en el ordenador como una fiera.
Se preguntó entonces cuántas secretarias habría tenido Joseph en los últimos cinco años…
Aquélla era mayor y parecía más sensata que las otras. Y se preguntó el porqué del cambio.
Suspirando, tomó una revista. De vez en cuando miraba el reloj, pero el tiempo parecía estancado. El sofá era tan cómodo… y desde que estaba embarazada se quedaba dormida en cualquier sitio… ____(tuapodo) se prometió a sí misma que cerraría los ojos cinco minutos nada más…
—¿Desde cuándo está aquí? —preguntó Joseph en voz baja.
Elaine Johnson miró el reloj de la pared antes de contestar:
—Hace dos horas y media.
—Podría haber vuelto hace una hora, pero me quedé tomando una copa con un compañero…
—La pobre está muerta de sueño —dijo Elaine—. Estaba muy pálida cuando llegó. ¿La conoces?
—¿Que si la conozco? Estuve casado con ella.
Elaine lo miró con los ojos como platos.
—¿Es tu ex mujer?
—Desde luego que sí.
—¿Y para qué querrá verte?
—No creo que sea para pedirme el divorcio —contestó él, irónico—. Ya estamos divorciados.
—La verdad es que parecía nerviosa y asustada…
—¿Asustada? ____(tuapodo) es mucho más fuerte de lo que parece.
—Sí, bueno, mejor me voy. No quiero interrumpir una conversación personal —dijo la secretaria entonces, levantándose.
Joseph miró a _____(tuapodo) con gesto serio. Pensaba en lo que había ocurrido la última vez que se vieron, en el hotel. De hecho, no había pensado en otra cosa desde entonces…
En ese momento, como si hubiera intuido su presencia, _____(tuapodo) abrió los ojos.
—Vaya, vaya, vaya, mira quién está aquí.
—Tenía que verte —dijo ella, sin molestarse en explicar por qué lo había esperado. O por qué se había quedado dormida.
—Siento que hayas tenido que esperar. Ven, vamos a mi despacho.
No era un buen principio, pensó _______(tuapodo). Joseph no parecía de buen humor y lo que tenía que contarle no iba a alegrarle el día precisamente.
—Bueno, supongo que debe ser muy importante —empezó a decir él, cuando estuvieron sentados el uno frente al otro—. Pensé que no querías volver a verme en toda tu vida.
—Es muy importante, sí.
Silencio.
—¿Y bien?
Todo lo que había ensayado en su casa se fue por la ventana.
—Estoy embarazada.
Él no movió un músculo.
—No sé qué tiene eso que ver conmigo —dijo Joseph por fin—. ¿Quieres que te represente legalmente para conseguir que el padre te pase una pensión? ¿Quién es el padre, por cierto? ¿Lo conozco?
—Sí, lo conoces.
—¿Quién es?
—Pues… —______(tuapodo) vaciló. No era fácil dar esa noticia.
—Parece que tienes que pensártelo. ¿El campo está abierto a más de un nombre?
—No —contestó ella, enfadada.
—Me alegro. Los casos de paternidad están a la orden del día y son un aburrimiento. ¿Quién es?
—No te lo vas a creer.
—¿No?
—Tú.
Aquella vez, Joseph sí reaccionó. Y cómo.
—¿Yo? —exclamó, poniéndose de pie—. ¿Yo?
—Tú, sí.
—Lo dirás de broma —murmuró él, casi sin voz. No sabía por qué, pero sentía una extraña opresión en el pecho.
—Ojalá fuera una broma.
—¿Estás segura?
—Completamente.
—Dios mío…
—Ya he intentado pedir ayuda al cielo, pero no ha servido de nada —suspiró ______(tuapodo)—. Sigo embarazada.
—Tendremos que casarnos —dijo Joseph entonces, pasándose una mano por la cara—. Tendremos que casarnos inmediatamente.
—No.
—¿Cómo que no?
—No quiero casarme contigo.
—¡Tienes que hacerlo! —exclamó él.
—No tengo por qué.
—Pero… pero… —Joseph buscó desesperadamente una razón, pero no encontraba ninguna.
—No he venido a pedirte ayuda. Sólo he venido a decírtelo.
—No pienso consentir que tengas a mi hijo sin mí.
—Pues no pareces tener el menor escrúpulo en representar a hombres que piden la custodia de sus hijos en los tribunales. Para quitársela a sus mujeres, claro.
—Eso es diferente —intentó defenderse Joseph.
—¿Ah, sí?
—Tú sabes que sí. Soy abogado, ____(tuapodo). ¿Crees que voy a dejar que otro abogado me gane una partida?
—No te preocupes, yo no voy a darte ningún problema. Pero tenía que contártelo.
—¿Que no vas a darme problemas? Tú eres un problema de pies a cabeza, siempre lo has sido para mí.
_____(tuapodo) dejó escapar un suspiro.
—No deberíamos haber tomado esa copa… Pero yo quería saber…
Joseph miró el calendario.
—Veo que no te has dado ninguna prisa en contármelo —murmuró, calculando el tiempo—. ¿De cuánto estás, de cuatro meses?
Ella asintió.
—¿Y se te nota? —preguntó él. Su voz sonaba extrañamente ronca, pero _______(tuapodo) lo achacó a la sorpresa.
—Ya casi no puedo abrocharme los pantalones.
Joseph se pasó de nuevo una mano por la cara.
—¿Qué le voy a decir a mi familia?
—¿Eso es todo lo que te preocupa? ¿No te das cuenta de lo que esto significa para mí? Estoy embarazada, Joseph. No quería estarlo, pero por algún truco del destino… o de la naturaleza, me encuentro en esta situación… ¿Qué tiene tu familia que ver con esto? ¿Y mi carrera?
—Tendrás que dejarla durante un tiempo.
—¿Qué?
—No puedes seguir trabajando mientras estás embarazada.
—¿Perdona? Yo no pienso dejar mi trabajo. Millones de mujeres siguen trabajando hasta que dan a luz.
—¿Y luego qué?
—Tendré al niño… contrataré una niñera y seguiré trabajando.
—¿Y si el niño se pone enfermo?
—Ése es un problema que tienen millones de madres en el mundo. No voy a ser la primera.
—Una niñera cuesta mucho dinero.
—Muy bien, tú pagarás la niñera —replicó ella, cruzándose de brazos.
—No pienso hacerlo.
—¿Cómo que no? Es tu hijo.
—A mí me crió una niñera y jamás dejaré que un hijo mío pase por eso —contestó Joseph.
____(tuapodo) lo miró, boquiabierta. Eso era algo que no sabía, nunca se lo había contado. Siempre había imaginado que Joseph tuvo una infancia de cine…
—No lo sabía.
—No suelo hablar del tema —murmuró él, apartando la mirada.
—Ya, bueno… Mira, yo no voy a dejar mi trabajo te pongas como te pongas. ¿Por qué no dejas tú el tuyo y te dedicas a cuidar del niño?
—Lo dirás de broma.
—No, en absoluto.
—Me lo temía.
—¿Qué pasa, Joseph? ¿Esto te da miedo?
—No puedo dejar el bufete. Tú lo sabes.
—Y, sin embargo, esperas que yo deje mi trabajo.
Joseph tragó saliva. ______(tuapodo) iba a tener un hijo. Un hijo suyo.
—Por favor, vamos a ponernos serios. Yo gano diez veces más dinero que tú. ¿Por qué iba a dejar el bufete? Sería un suicidio profesional.
—Pues deja que te recuerde cuántas mujeres, esas mujeres de las que tú siempre hablas con desdén, se ven obligadas a trabajar y cuidar de sus hijos como pueden.
—Un embarazo es algo voluntario en nuestros días.
—Pero no lo ha sido en este caso, te lo aseguro.
Silencio.
—¿Seguro?
—¿Crees que me he quedado embarazada a propósito? —exclamó____(tuapodo).
—Muchas mujeres lo hacen. Así consiguen una pensión, si no del padre, de los Servicios Sociales. Claro que ahora es muy fácil determinar quién es el padre del niño.
_________(tuapodo) se levantó, indignada.
—¡No me lo puedo creer!
Iba a abrir la puerta del despacho, pero, de repente, el picaporte pareció desaparecer de su vista. Intentó agarrarlo de nuevo, pero sus manos no lograban tocar nada y, poco a poco, todo se volvió negro…
Cuando despertó, Joseph estaba mirándola con tal preocupación que casi estuvo a punto de creer que los últimos cinco años no habían pasado, que seguían juntos.
—¿Qué ha ocurrido? —murmuró.
—Te has desmayado —contestó él.
______(tuapodo) parpadeó, incrédula.
—¿Qué?
—He llamado a una ambulancia.
—Eso es completamente innecesario. No estoy enferma.
—Pues a mí me lo parece.
—Estoy nerviosa… es normal en estas circunstancias. Es estresante sentir que llevas el peso del mundo sobre tus hombros.
—No tienes que hacerlo sola, _____(tuapodo). Yo quiero ayudarte.
—Y ya imagino cómo. No te importa lo que cueste mientras no interrumpa tu rutina diaria, claro.
—Tengo muchos compromisos, sí, pero si me necesitas estaré ahí.
—Llegas cinco años tarde, amigo —replicó ella.
—Mejor tarde que nunca.
En ese momento oyeron el ruido de una camilla rodando por el pasillo.
—No quiero ir al hospital.
—Yo creo que sería lo mejor, ____(tuapodo). Quiero comprobar que… todo va bien.
—¿Que todo va bien? ¿Qué podría ir mal?
—No sé… podrían ser gemelos —intentó bromear Joseph.
______(tuapodo) levantó los ojos al cielo cuando entraron los enfermeros.
—¿Se encuentra bien, señora?
—Perfectamente.
—De eso nada —intervino Joseph.
_____(tuapodo) abrió la boca para replicar, pero una capa negra pareció descender sobre ella. En aquel estado, no podía discutir con nadie. Sólo quería dormir…
_______(tuapodo) despertó al oír murmullo de voces.
—¿Se va a poner bien? —oyó la voz de Joseph.
—Con un poco de descanso y la dieta adecuada, sí —contestó una voz femenina—. Tiene un poco de anemia, pero las pastillas de hierro que le he recetado arreglarán eso enseguida.
—¿Cuánto tiempo tendrá que estar en el hospital?
—Puede irse a casa por la mañana.
—Muy bien, estaré aquí a primera hora.
—Tranquilo, esto es más o menos normal —oyó que decía la doctora antes de cerrar la puerta.
Luego, silencio.
—Sé que no estás dormida —dijo su marido entonces.
________(tuapodo) abrió los ojos.
—¿Qué haces aquí?
—¿Qué hago aquí? Te has desmayado dos veces. No quiero tener tu muerte sobre mi conciencia. El embarazo es más que suficiente.
Ella parpadeó para contener las lágrimas. Sabía que la noticia no lo había emocionado precisamente, pero ¿tenía que hablar de ello con tal desdén?
Joseph la miró con el corazón encogido al ver su expresión…
—Perdona, no quería decir eso…
—Claro que querías. No puedes soportar que vaya a tener un hijo, lo sé.
—No es eso, es que… no me lo esperaba.
—Tampoco yo, te lo aseguro.
—Estamos divorciados, _______(tuapodo)…
—Y seguiremos divorciados, así que no empieces a imaginar cuentos de familias felices.
Él la miró, desafiante.
—Mi oferta de matrimonio fue… una reacción momentánea, por la sorpresa. Pero me retracto. No habrá boda.
_____(tuapodo) tuvo que cerrar los ojos.
¿Qué le pasaba?
Ella no quería volver con Joseph.
¿O sí?
—Pero creo que deberías vivir en mi casa durante el embarazo. Para que pueda vigilarte.
—No, gracias. No podría vivir contigo.
—Pero tampoco puedes vivir sola. La doctora acaba de decirme que tienes anemia…
—Estaré bien en un par de días, así que no tienes que hacer de enfermero. Además, no podría soportar tener que verte a todas horas.
Joseph apretó los dientes.
—______(tuapodo), tienes que venir a mi casa. Además, acabo de redecorarla, así que ya no te resultará tan repugnante.
—Supongo que volviste a decorarla para exorcizar mi presencia —replicó ella.
Joseph se maravilló de la respuesta porque… era verdad. Había tardado meses en borrar su perfume y, sin embargo, incluso ahora le parecía que, a veces, seguía en el aire, como un fantasma.
—Puedes tener tu propia habitación.
—¿No me digas? Qué generoso —replicó ella, sarcástica—. Pero no será necesario, gracias.
—Entonces, ¿quieres compartir la mía?
—No digas bobadas.
—Venga, _____(tuapodo), no vamos a discutir. Hay cosas más importantes…
—No quiero ser parte de tu vida.
—Eres parte de mi vida te guste o no —replicó él—. Y siendo tan obstinada no vas a conseguir nada. ¿No se te ha ocurrido pensar en el niño?
—Claro que he pensado en el niño. Pienso en él todo el tiempo.
—Pues no has estado cuidándote precisamente bien. ¿Cómo vas a criar a un niño si no comes?
—¿Hay algo más que quieras criticar, además de mi obstinación, mi figura y mi dieta?
—No, todo lo demás es perfecto.
_____(tuapodo) lo miró para ver si era una ironía, pero Joseph estaba sonriendo.
—No estoy llevando esto muy bien, ¿verdad?
—No —contestó ella, sin mirarlo.
—Mira, ___(tuapodo), de verdad quiero ser parte de la vida de ese niño. Quiero lo mejor para él.
—Yo también.
—Entonces, ¿te lo pensarás?
—Lo he pensado y la respuesta es no.
—Mira que eres cabezota —exclamó Joseph entonces—. Muy bien, entonces tendré que encontrar la forma de convencerte.
—No vas a convencerme, no te molestes. No pienso vivir contigo.
—No será para siempre, sólo hasta que nazca el niño. Luego ya veremos.
—No.
—Los dos sabemos que pocos matrimonios duran para siempre —insistió Joseph—. El nuestro no duró, desde luego, pero al menos esta vez al final no habrá un amargo divorcio. Piensa en el dinero que vamos a ahorrarnos —dijo, intentando bromear.
Pero _____(tuapodo) no sonrió siquiera.
—Tu familia se quedaría horrorizada si supiera que vivimos juntos. Aunque sea en habitaciones separadas.
—Yo creo que, en estas circunstancias, va a resultar difícil convencer a la gente de que no hay nada entre nosotros.
—¡Pero no hay nada entre nosotros!
—¿Estás absolutamente segura?
—Pues claro que sí. Estoy embarazada, pero no pienso tener una relación contigo.
—¿Ni siquiera una relación de amistad?
—Mira, Joseph, tú no eres alguien a quien elegiría como amigo. Y eso no va a cambiar en el futuro.
Él apretó los labios.
—No podemos criar a un niño sin tener algún tipo de relación.
—Quiero que tengamos el menor contacto posible.
—Muy bien —suspiró Joseph, dirigiéndose a la puerta—. Pues entonces prepárate para una pelea. Y no digas que no te lo he advertido.
—Esta vez no vas a ganar. No lo permitiré.
—¿Quieres apostar? —sonrió él, muy seguro de sí mismo.
_____(tuapodo) abrió la boca para contestar, pero antes de que pudiera hacerlo Joseph había desaparecido de la habitación.
—Muy bien, todopoderoso Joseph Jonas —murmuró, mirando al techo—si quieres pelea, la tendrás.
chicas este cap y el 2do los subo enteros
despues los subo x partes
Espero que les guste el cap
hoy o mañana la sigo
Valee`Jonas(: Y ivanita-jonas BIENVENIDAS :D
COMENTEN!!
byebye
:)
Tres meses después…
______(tuapodo) miraba el puntito rosa con expresión aterrorizada.
—¡Dios mío, no puede ser! —murmuró, agarrándose al lavabo.
Embarazada.
De Joseph.
Abrió los ojos para mirar la prueba de nuevo, pero allí estaba, el puntito rosa.
Consiguió llegar hasta su dormitorio como pudo, temblando, helada de frío.
Debía ser un error.
Tenía que ser un error.
Sólo habían estado juntos esa vez, en el hotel de Sidney en el que dio la conferencia. Y estaba segura de que era un momento seguro del mes… aunque, si era sincera consigo misma, ni había pensado en ello en aquel momento.
Rabiosa, golpeó la almohada con el puño, mordiéndose los labios.
Había salido de la habitación jurándose a sí misma que jamás volvería a verlo… sin imaginar que aquello podría pasar. Sin imaginar que un loco momento de pasión podría poner su vida patas arriba.
No se lo diría.
Pero, ¿y si se enteraba? Joseph era uno de los abogados más famosos de Sidney y estaba segura de que la demandaría si era necesario.
Muy bien, tendría que decírselo. Era su obligación decírselo.
Sí, como si él fuera a aceptar la noticia encantado…
—Dios mío —murmuró—. No puedo hacerlo, no puedo hacerlo.
De repente, las náuseas la obligaron a levantarse de la cama… y apenas tuvo tiempo de llegar al baño.
Cuando se miró al espejo, se quedó horrorizada al ver su palidez y la expresión de miedo que había en sus ojos de color caramelo.
______(tuapodo) tardó veintisiete días más en reunir coraje para hacer lo que tenía que hacer. Mientras subía al despacho de Joseph, se llevó una mano al abdomen, como para darse valor. No había llamado para decirle que iba a verlo porque sabía que le habría dado la noticia por teléfono. Pero no, tenía que hacerlo cara a cara.
—El señor Jonas está en el juzgado y no volverá hasta las cuatro —le dijo su secretaria.
Tres horas. No podía esperar allí tres horas. Pero si se marchaba quizá no encontraría valor para volver.
—¿Su nombre, por favor?
—______(tuapodo) Gresham —contestó ella.
—¿______(tuapodo) de ______(tn)? —preguntó la secretaria, levantando una ceja.
—No, _______(tuapodo)… no se preocupe, él sabe quién soy.
Joseph era la única persona que la llamaba _______(tuapodo) y tan sólo cambiando una letra había conseguido robarle la capa de sofisticación que con tanto ahínco ella había intentado mantener.
—¿Quiere tomar algo? El señor Jonas suele volver antes de lo previsto cuando las cosas le van bien en el juzgado. Puede que no tenga que esperar tanto, señorita Gresham.
A Joseph Jonas las cosas siempre le iban bien.
—No, gracias. Y es señora, no señorita.
—Ah, sí, claro, perdone.
Antes de que _______(tuapodo) pudiera preguntar qué significaba el «sí, claro», la secretaria se puso a teclear en el ordenador como una fiera.
Se preguntó entonces cuántas secretarias habría tenido Joseph en los últimos cinco años…
Aquélla era mayor y parecía más sensata que las otras. Y se preguntó el porqué del cambio.
Suspirando, tomó una revista. De vez en cuando miraba el reloj, pero el tiempo parecía estancado. El sofá era tan cómodo… y desde que estaba embarazada se quedaba dormida en cualquier sitio… ____(tuapodo) se prometió a sí misma que cerraría los ojos cinco minutos nada más…
—¿Desde cuándo está aquí? —preguntó Joseph en voz baja.
Elaine Johnson miró el reloj de la pared antes de contestar:
—Hace dos horas y media.
—Podría haber vuelto hace una hora, pero me quedé tomando una copa con un compañero…
—La pobre está muerta de sueño —dijo Elaine—. Estaba muy pálida cuando llegó. ¿La conoces?
—¿Que si la conozco? Estuve casado con ella.
Elaine lo miró con los ojos como platos.
—¿Es tu ex mujer?
—Desde luego que sí.
—¿Y para qué querrá verte?
—No creo que sea para pedirme el divorcio —contestó él, irónico—. Ya estamos divorciados.
—La verdad es que parecía nerviosa y asustada…
—¿Asustada? ____(tuapodo) es mucho más fuerte de lo que parece.
—Sí, bueno, mejor me voy. No quiero interrumpir una conversación personal —dijo la secretaria entonces, levantándose.
Joseph miró a _____(tuapodo) con gesto serio. Pensaba en lo que había ocurrido la última vez que se vieron, en el hotel. De hecho, no había pensado en otra cosa desde entonces…
En ese momento, como si hubiera intuido su presencia, _____(tuapodo) abrió los ojos.
—Vaya, vaya, vaya, mira quién está aquí.
—Tenía que verte —dijo ella, sin molestarse en explicar por qué lo había esperado. O por qué se había quedado dormida.
—Siento que hayas tenido que esperar. Ven, vamos a mi despacho.
No era un buen principio, pensó _______(tuapodo). Joseph no parecía de buen humor y lo que tenía que contarle no iba a alegrarle el día precisamente.
—Bueno, supongo que debe ser muy importante —empezó a decir él, cuando estuvieron sentados el uno frente al otro—. Pensé que no querías volver a verme en toda tu vida.
—Es muy importante, sí.
Silencio.
—¿Y bien?
Todo lo que había ensayado en su casa se fue por la ventana.
—Estoy embarazada.
Él no movió un músculo.
—No sé qué tiene eso que ver conmigo —dijo Joseph por fin—. ¿Quieres que te represente legalmente para conseguir que el padre te pase una pensión? ¿Quién es el padre, por cierto? ¿Lo conozco?
—Sí, lo conoces.
—¿Quién es?
—Pues… —______(tuapodo) vaciló. No era fácil dar esa noticia.
—Parece que tienes que pensártelo. ¿El campo está abierto a más de un nombre?
—No —contestó ella, enfadada.
—Me alegro. Los casos de paternidad están a la orden del día y son un aburrimiento. ¿Quién es?
—No te lo vas a creer.
—¿No?
—Tú.
Aquella vez, Joseph sí reaccionó. Y cómo.
—¿Yo? —exclamó, poniéndose de pie—. ¿Yo?
—Tú, sí.
—Lo dirás de broma —murmuró él, casi sin voz. No sabía por qué, pero sentía una extraña opresión en el pecho.
—Ojalá fuera una broma.
—¿Estás segura?
—Completamente.
—Dios mío…
—Ya he intentado pedir ayuda al cielo, pero no ha servido de nada —suspiró ______(tuapodo)—. Sigo embarazada.
—Tendremos que casarnos —dijo Joseph entonces, pasándose una mano por la cara—. Tendremos que casarnos inmediatamente.
—No.
—¿Cómo que no?
—No quiero casarme contigo.
—¡Tienes que hacerlo! —exclamó él.
—No tengo por qué.
—Pero… pero… —Joseph buscó desesperadamente una razón, pero no encontraba ninguna.
—No he venido a pedirte ayuda. Sólo he venido a decírtelo.
—No pienso consentir que tengas a mi hijo sin mí.
—Pues no pareces tener el menor escrúpulo en representar a hombres que piden la custodia de sus hijos en los tribunales. Para quitársela a sus mujeres, claro.
—Eso es diferente —intentó defenderse Joseph.
—¿Ah, sí?
—Tú sabes que sí. Soy abogado, ____(tuapodo). ¿Crees que voy a dejar que otro abogado me gane una partida?
—No te preocupes, yo no voy a darte ningún problema. Pero tenía que contártelo.
—¿Que no vas a darme problemas? Tú eres un problema de pies a cabeza, siempre lo has sido para mí.
_____(tuapodo) dejó escapar un suspiro.
—No deberíamos haber tomado esa copa… Pero yo quería saber…
Joseph miró el calendario.
—Veo que no te has dado ninguna prisa en contármelo —murmuró, calculando el tiempo—. ¿De cuánto estás, de cuatro meses?
Ella asintió.
—¿Y se te nota? —preguntó él. Su voz sonaba extrañamente ronca, pero _______(tuapodo) lo achacó a la sorpresa.
—Ya casi no puedo abrocharme los pantalones.
Joseph se pasó de nuevo una mano por la cara.
—¿Qué le voy a decir a mi familia?
—¿Eso es todo lo que te preocupa? ¿No te das cuenta de lo que esto significa para mí? Estoy embarazada, Joseph. No quería estarlo, pero por algún truco del destino… o de la naturaleza, me encuentro en esta situación… ¿Qué tiene tu familia que ver con esto? ¿Y mi carrera?
—Tendrás que dejarla durante un tiempo.
—¿Qué?
—No puedes seguir trabajando mientras estás embarazada.
—¿Perdona? Yo no pienso dejar mi trabajo. Millones de mujeres siguen trabajando hasta que dan a luz.
—¿Y luego qué?
—Tendré al niño… contrataré una niñera y seguiré trabajando.
—¿Y si el niño se pone enfermo?
—Ése es un problema que tienen millones de madres en el mundo. No voy a ser la primera.
—Una niñera cuesta mucho dinero.
—Muy bien, tú pagarás la niñera —replicó ella, cruzándose de brazos.
—No pienso hacerlo.
—¿Cómo que no? Es tu hijo.
—A mí me crió una niñera y jamás dejaré que un hijo mío pase por eso —contestó Joseph.
____(tuapodo) lo miró, boquiabierta. Eso era algo que no sabía, nunca se lo había contado. Siempre había imaginado que Joseph tuvo una infancia de cine…
—No lo sabía.
—No suelo hablar del tema —murmuró él, apartando la mirada.
—Ya, bueno… Mira, yo no voy a dejar mi trabajo te pongas como te pongas. ¿Por qué no dejas tú el tuyo y te dedicas a cuidar del niño?
—Lo dirás de broma.
—No, en absoluto.
—Me lo temía.
—¿Qué pasa, Joseph? ¿Esto te da miedo?
—No puedo dejar el bufete. Tú lo sabes.
—Y, sin embargo, esperas que yo deje mi trabajo.
Joseph tragó saliva. ______(tuapodo) iba a tener un hijo. Un hijo suyo.
—Por favor, vamos a ponernos serios. Yo gano diez veces más dinero que tú. ¿Por qué iba a dejar el bufete? Sería un suicidio profesional.
—Pues deja que te recuerde cuántas mujeres, esas mujeres de las que tú siempre hablas con desdén, se ven obligadas a trabajar y cuidar de sus hijos como pueden.
—Un embarazo es algo voluntario en nuestros días.
—Pero no lo ha sido en este caso, te lo aseguro.
Silencio.
—¿Seguro?
—¿Crees que me he quedado embarazada a propósito? —exclamó____(tuapodo).
—Muchas mujeres lo hacen. Así consiguen una pensión, si no del padre, de los Servicios Sociales. Claro que ahora es muy fácil determinar quién es el padre del niño.
_________(tuapodo) se levantó, indignada.
—¡No me lo puedo creer!
Iba a abrir la puerta del despacho, pero, de repente, el picaporte pareció desaparecer de su vista. Intentó agarrarlo de nuevo, pero sus manos no lograban tocar nada y, poco a poco, todo se volvió negro…
Cuando despertó, Joseph estaba mirándola con tal preocupación que casi estuvo a punto de creer que los últimos cinco años no habían pasado, que seguían juntos.
—¿Qué ha ocurrido? —murmuró.
—Te has desmayado —contestó él.
______(tuapodo) parpadeó, incrédula.
—¿Qué?
—He llamado a una ambulancia.
—Eso es completamente innecesario. No estoy enferma.
—Pues a mí me lo parece.
—Estoy nerviosa… es normal en estas circunstancias. Es estresante sentir que llevas el peso del mundo sobre tus hombros.
—No tienes que hacerlo sola, _____(tuapodo). Yo quiero ayudarte.
—Y ya imagino cómo. No te importa lo que cueste mientras no interrumpa tu rutina diaria, claro.
—Tengo muchos compromisos, sí, pero si me necesitas estaré ahí.
—Llegas cinco años tarde, amigo —replicó ella.
—Mejor tarde que nunca.
En ese momento oyeron el ruido de una camilla rodando por el pasillo.
—No quiero ir al hospital.
—Yo creo que sería lo mejor, ____(tuapodo). Quiero comprobar que… todo va bien.
—¿Que todo va bien? ¿Qué podría ir mal?
—No sé… podrían ser gemelos —intentó bromear Joseph.
______(tuapodo) levantó los ojos al cielo cuando entraron los enfermeros.
—¿Se encuentra bien, señora?
—Perfectamente.
—De eso nada —intervino Joseph.
_____(tuapodo) abrió la boca para replicar, pero una capa negra pareció descender sobre ella. En aquel estado, no podía discutir con nadie. Sólo quería dormir…
_______(tuapodo) despertó al oír murmullo de voces.
—¿Se va a poner bien? —oyó la voz de Joseph.
—Con un poco de descanso y la dieta adecuada, sí —contestó una voz femenina—. Tiene un poco de anemia, pero las pastillas de hierro que le he recetado arreglarán eso enseguida.
—¿Cuánto tiempo tendrá que estar en el hospital?
—Puede irse a casa por la mañana.
—Muy bien, estaré aquí a primera hora.
—Tranquilo, esto es más o menos normal —oyó que decía la doctora antes de cerrar la puerta.
Luego, silencio.
—Sé que no estás dormida —dijo su marido entonces.
________(tuapodo) abrió los ojos.
—¿Qué haces aquí?
—¿Qué hago aquí? Te has desmayado dos veces. No quiero tener tu muerte sobre mi conciencia. El embarazo es más que suficiente.
Ella parpadeó para contener las lágrimas. Sabía que la noticia no lo había emocionado precisamente, pero ¿tenía que hablar de ello con tal desdén?
Joseph la miró con el corazón encogido al ver su expresión…
—Perdona, no quería decir eso…
—Claro que querías. No puedes soportar que vaya a tener un hijo, lo sé.
—No es eso, es que… no me lo esperaba.
—Tampoco yo, te lo aseguro.
—Estamos divorciados, _______(tuapodo)…
—Y seguiremos divorciados, así que no empieces a imaginar cuentos de familias felices.
Él la miró, desafiante.
—Mi oferta de matrimonio fue… una reacción momentánea, por la sorpresa. Pero me retracto. No habrá boda.
_____(tuapodo) tuvo que cerrar los ojos.
¿Qué le pasaba?
Ella no quería volver con Joseph.
¿O sí?
—Pero creo que deberías vivir en mi casa durante el embarazo. Para que pueda vigilarte.
—No, gracias. No podría vivir contigo.
—Pero tampoco puedes vivir sola. La doctora acaba de decirme que tienes anemia…
—Estaré bien en un par de días, así que no tienes que hacer de enfermero. Además, no podría soportar tener que verte a todas horas.
Joseph apretó los dientes.
—______(tuapodo), tienes que venir a mi casa. Además, acabo de redecorarla, así que ya no te resultará tan repugnante.
—Supongo que volviste a decorarla para exorcizar mi presencia —replicó ella.
Joseph se maravilló de la respuesta porque… era verdad. Había tardado meses en borrar su perfume y, sin embargo, incluso ahora le parecía que, a veces, seguía en el aire, como un fantasma.
—Puedes tener tu propia habitación.
—¿No me digas? Qué generoso —replicó ella, sarcástica—. Pero no será necesario, gracias.
—Entonces, ¿quieres compartir la mía?
—No digas bobadas.
—Venga, _____(tuapodo), no vamos a discutir. Hay cosas más importantes…
—No quiero ser parte de tu vida.
—Eres parte de mi vida te guste o no —replicó él—. Y siendo tan obstinada no vas a conseguir nada. ¿No se te ha ocurrido pensar en el niño?
—Claro que he pensado en el niño. Pienso en él todo el tiempo.
—Pues no has estado cuidándote precisamente bien. ¿Cómo vas a criar a un niño si no comes?
—¿Hay algo más que quieras criticar, además de mi obstinación, mi figura y mi dieta?
—No, todo lo demás es perfecto.
_____(tuapodo) lo miró para ver si era una ironía, pero Joseph estaba sonriendo.
—No estoy llevando esto muy bien, ¿verdad?
—No —contestó ella, sin mirarlo.
—Mira, ___(tuapodo), de verdad quiero ser parte de la vida de ese niño. Quiero lo mejor para él.
—Yo también.
—Entonces, ¿te lo pensarás?
—Lo he pensado y la respuesta es no.
—Mira que eres cabezota —exclamó Joseph entonces—. Muy bien, entonces tendré que encontrar la forma de convencerte.
—No vas a convencerme, no te molestes. No pienso vivir contigo.
—No será para siempre, sólo hasta que nazca el niño. Luego ya veremos.
—No.
—Los dos sabemos que pocos matrimonios duran para siempre —insistió Joseph—. El nuestro no duró, desde luego, pero al menos esta vez al final no habrá un amargo divorcio. Piensa en el dinero que vamos a ahorrarnos —dijo, intentando bromear.
Pero _____(tuapodo) no sonrió siquiera.
—Tu familia se quedaría horrorizada si supiera que vivimos juntos. Aunque sea en habitaciones separadas.
—Yo creo que, en estas circunstancias, va a resultar difícil convencer a la gente de que no hay nada entre nosotros.
—¡Pero no hay nada entre nosotros!
—¿Estás absolutamente segura?
—Pues claro que sí. Estoy embarazada, pero no pienso tener una relación contigo.
—¿Ni siquiera una relación de amistad?
—Mira, Joseph, tú no eres alguien a quien elegiría como amigo. Y eso no va a cambiar en el futuro.
Él apretó los labios.
—No podemos criar a un niño sin tener algún tipo de relación.
—Quiero que tengamos el menor contacto posible.
—Muy bien —suspiró Joseph, dirigiéndose a la puerta—. Pues entonces prepárate para una pelea. Y no digas que no te lo he advertido.
—Esta vez no vas a ganar. No lo permitiré.
—¿Quieres apostar? —sonrió él, muy seguro de sí mismo.
_____(tuapodo) abrió la boca para contestar, pero antes de que pudiera hacerlo Joseph había desaparecido de la habitación.
—Muy bien, todopoderoso Joseph Jonas —murmuró, mirando al techo—si quieres pelea, la tendrás.
chicas este cap y el 2do los subo enteros
despues los subo x partes
Espero que les guste el cap
hoy o mañana la sigo
Valee`Jonas(: Y ivanita-jonas BIENVENIDAS :D
COMENTEN!!
byebye
:)
maru!!
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
está gnial la nOve!!!!
siguela!!!
siguela!!!
Invitado
Invitado
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
Hola! Soy Laura, de España y me encanta tu novela, enserio, espero que la sigas pronto(:
Invitado
Invitado
Re: "En la cama de su Ex-Marido" (Joe y tu) Adaptación.
NUEVA LECttHORAAAAAAAAAAAA..............!!!!!!!!!!1
Invitado
Invitado
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